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La polis monárquica y la polis aristocrática

En sus inicios, cada polis estaba dominada por un caudillo militar, el basileos (βασιλεύς, traducido
habitualmente como «rey»). En muchos casos ejercían el poder religioso y judicial. A mediados del
siglo VII a. C., estos gobiernos de tipo monárquico («gobierno de uno») fueron sustituidos por
oligarquías (ὀλιγαρχία, «gobierno de unos pocos»), en las que el poder político pasó a manos de
asambleas formadas por representantes de las familias locales más influyentes y ricas: los
eupátridas (εὐπατρίδαι, «de buenos padres»).

Estas asambleas cada año elegían de entre los eupátridas a un número determinado de
magistrados (arcontes, ἄρχοντες, «los que mandan»), que se encargaban de dirigir el ejército
(strategos, στρατηγός), la marina (navarco, ναύαρχος) y llevar los asuntos religiosos (arconte
basileo, ἄρχων βασιλεύς), entre otras funciones (tesmótetas, polemarca, proboulos, kolakretai,
apodektai, etc.) El arconte epónimo (ἄρχων ἐπώνυμος) daba nombre al año en que ejercía su
cargo.

Los miembros de esta clase dirigente, denominados aristoi (ἄριστοι, «los mejores», «excelentes» o
«virtuosos»; esta última acepción derivada de areté, ἀρετή) ejercían el poder político (aristocracia,
ἀριστοκρατία, «gobierno de los mejores») al tiempo que dominaban la economía de la polis a
través de su control de la propiedad de la mayor parte de las tierras (aristocracia como timocracia,
«gobierno de los que tienen honor» identificada con la plutocracia, «gobierno de los ricos»). Eran
los únicos que podían hacer frente al alto coste que suponía la adquisición y el mantenimiento del
equipo bélico que permitía entrar en batalla como los campeones homéricos que se representan
en la Ilíada (caballos y carro de guerra, armas y armaduras de metal: primero de bronce y luego de
hierro). El pueblo gobernado (δῆμος, demos) solamente participaba en la vida pública cuando así
era requerido por la asamblea aristocrática.

Este sistema revela la existencia de círculos de parentesco con rangos hereditarios. Desde su
nacimiento cada persona, ya fuera un terrateniente o un campesino, quedaba integrada en su
correspondiente tribu (φυλαι, phylai); y dentro de ésta en una concreta «hermandad» (φρατρία,
fratría) compuesta por los pretendidos descendientes de un héroe o dios ancestral. La rígida
estructura social justificó el predominio y capacidad de liderazgo de la aristocracia griega durante
mucho tiempo.

Desestabilización de la aristocracía
Crátera de Eufronio, ca. 515 a. C. Representa a un grupo de jóvenes atenienses armándose con el
equipo militar propio de los hoplitas.

Diferentes factores hicieron que, con el tiempo, la aristocracia viera desestabilizado el orden
político y social que garantizaba su supremacía:

Consolidación del comercio y de la artesanía como actividades generadoras de riqueza:


Ciudadanos que no provenían de las grandes familias prosperaron gradualmente hasta lograr una
cierta riqueza, pero seguían careciendo de derechos políticos.

Conflictividad social y revueltas o enfrentamientos civiles dentro de las polis (στάσις, stasis): El
empobrecimiento de los campesinos les hacía endeudarse y no poder hacer frente a tales deudas.
En tal situación se recurría a la esclavitud por deudas, lo que provocó una gran tensión social con
el consecuente estallido de revueltas.

Necesidad de mayores ejércitos: La necesidad de tener más cantidad de soldados requería que
fueran reclutados entre el pueblo, con lo que se creó la falange hoplítica. Al ser ciudadanos no
aristocráticos los que defendían ahora la polis, acabaron pidiendo un reconocimiento de sus
derechos políticos.

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