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LAS TIRANÍAS EN LA ANTIGUA GRECIA.

ATENAS: SOLÓN Y
PISÍSTRATO.

Entre el siglo IX y principios del VIII a.C., las monarquías griegas habían ido
sustituyéndose poco a poco por oligarquías aristocráticas formadas por familias nobles
que obtenían su poder con la compra y posesión de las tierras, convirtiéndose en los
nuevos basileus[1]. Sin embargo, la situación política volvió a cambiar
aproximadamente entre los años 670 y 500 a.C. al producirse un cambio en
prácticamente todas las polis griegas[2], cuando aparece la figura del
týrannos[3] (tirano)[4]. Estos tiranos provenían, al igual que sus predecesores
oligarcas, de las clases aristocráticas, aunque algunos tenían unos orígenes menos
grandiosos que otros. Todas estas tiranías tienen rasgos comunes entre ellas, por
ejemplo, aparecieron cuando en la polis se estaba dando una situación de stasis en la
cual varias familias aristocráticas luchaban por conseguir honores. tuvieron una corta
duración. Los tiranos intentaron crear una especie de dinastías hereditarias, sin
embargo, las más duraderas se mantuvieron en el poder únicamente durante tres
generaciones. La primera generación solía contar con el apoyo del pueblo y, en
ocasiones, de otros tiranos vecinos[5]; pero las siguientes se tenían que enfrentar al
descontento popular e intentaban mantener en el poder de manera violenta. Este
apoyo recibido se explica por que el pueblo llano veía a los tiranos como unos adalides
del demos frente a las oligarquías ricas y opresoras. Éstos, por su parte, al conseguir el
poder, tomaron medidas en contra de los ricos: promulgando leyes con el fin de limitar
el poder y los privilegios de la aristocracia[6], algunos expropiaron sus tierras e incluso
llegaron a matar a miembros de estas familias.
Estos regímenes tiránicos, por lo general, conllevaron a la mejora de las polis, que
progresaron gracias a los programas de embellecimiento y construcciones públicas
como templos, fortificaciones, etc. Y fomentaron el comercio exterior gracias, entre
otras cosas[7] a la construcción de puertos y calzadas de piedra. Gracia también
experimentó durante la época arcaica un periodo de gran creación artística[8],
filosófica, con algunos personajes muy importantes como Pitágoras o Jenófanes de
Colofón, y literaria, con autores como Safo o Alceo, de la isla de Lesbos.
El resultado del periodo arcaico fue que hacia el año 750 a.C., los griegos constituían
un pueblo aislado y atrasado que estaba organizado en pequeñas ciudades controladas
por caudillos y a finales del siglo VI ya tenían una sociedad avanzada que se extendía
por el mediterráneo, ejerciendo el dominio del comercio por el mar y con unas polis ya
definidas como la ciudades-estado que serán la base de la Grecia antigua.
En el caso de Atenas, también se dio un periodo de tiranía protagonizado por
Pisístrato.
Solón (c. 640 – 558 a.C.) fue un poeta[9] y comerciante[10] que gobernó en Atenas
antes del ascenso al poder de Pisístrato. Es considerado uno de los Siete Sabios de
Grecia y alcanzó un gran prestigio por su participación en la conquista de Salamina[11].
Pertenecía a la familia de los Medóntidas y había conseguido fama de moderador en
una época marcada por los conflictos entre un bando popular y la aristocracia
antigua[12], por lo que fue nombrado arconte[13] en el 594 a.C. y se le concedieron
poderes extraordinarios[14] para que pudiera crear leyes[15] que resolvieran el
conflicto. Una de sus leyes fue la Seisáctheia con la que se abolía la esclavitud por
deudas, lo que impedía usar hombres libres como garantía de deuda y la cancelación
de deudas o reducción de intereses y del capital no pagado. Otras reformas que realizó
fue otorgar la decisión de la herencia al testador que no tuviera hijos, medidas
proteccionistas como la prohibición de exportaciones agrícolas (salvo aceite) a otras
polis, estimuló el comercio y los oficios artesanales y concedió la ciudadanía a las
personas desterradas de otras polis que se asentaran en el territorio ático de manera
permanente y ejercieran un oficio. Por último, agrupó a los ciudadanos en 4 categorías
en función de la riqueza, creando una especie de estado timocrático.
Estas medidas, aunque fueron muy valoradas posteriormente, especialmente durante
el siglo V a.C. y, ciertamente, el nuevo orden favoreció el crecimiento económico y
potenció la relación directa del ciudadano con el estado, pero no consiguió acabar con
los desórdenes sociales. No sólo no fueron suficientes para solucionar el problema
social, sino que además produjeron un recrudecimiento de la situación de stásis, ya
que fueron poco satisfactorias para la clase más pobre.
Este estado timocrático fue, en gran parte, lo que favoreció en mayor medida el
ascenso al poder del tirano Pisístrato.
Según Heródoto, tras el gobierno de Solón existían tres tendencias entre la rivalidad de
los nobles: la costa o paralios, que representaba a los artesanos y comerciantes, tenía
como máximo representante a Megacles. Las llanuras o pelieus, constituían los
intereses de la aristocracia tradicional su representante era licurgo. Por último, el
grupo de las colinas o hiperacrios, en el que se encontraban los agricultores pobres y
descontentos por el sistema heredado de Solón, estaba representado por
Pisístrato[16].
Pisístrato era pariente lejano de Solón y, apoyado por el pueblo, recurrió a
artimañas[17] para conquistar el poder de manera ilícita. Al cavo de cinco años sus
rivales se aliaron para derrocarlo pero, tras varios enfrentamientos entre ellos,
Megacles se alió con Pisístrato y le restableció en el poder tras acordar que éste es
casaría con su hija. Pero Pisístrato no cumplió el acuerdo y una segunda unión de sus
enemigos lo derrocó por segunda vez exiliándolo ente los años 555 y 546 a.C.
Finalmente volvió a conseguir el poder gracias a la ayuda de otros tiranos griegos y se
mantuvo en el hasta su muerte en el año 528/7 a.C.
El gobierno de Pisístrato, estuvo marcado por su carácter antitimocrático y su ayuda a
las clases más populares. Entre las medidas tomadas está la concesión de créditos a los
ciudadanos mas necesitados con facilidades para su devolución para así eliminar la
dependencia hacia las familias nobles más ricas; siguiendo la línea de Solón, potenció
el cultivo de olivo y el comercio, y aumentaron las exportaciones de cerámica; creó
tribunales en distintas localidades del Ática para evitar los desplazamientos de los
campesinos; creó un programa de obras públicas con el que logró dar trabajo a muchas
personas que lo necesitaban y haciendo público el patrocinio de dichas obras.
Tras la muerte de Pisístrato, tomaron el relevo de la tiranía sus hijos Hipias e
Hiparco[18]. Tras el asesinato de este último en el 514 a.C. por un grupo de
opositores[19], la tiranía de Hipias se convirtió en una dictadura opresiva. Sin embargo
esta dictadura duró solo cuatro años, ya que en 510 a.C. los Alcmeónidas[20],
ayudados por Delfos y Esparta[21], lograron derrocar y desterrar a Hipias junto con su
familia y se les quitó la ciudadanía. Así acaba el periodo tiránico en Atenas.
Tras este periodo, llegó al poder Clístenes, no sin tener antes algunos enfrentamientos
políticos[22]. Toda la situación política pasada llevó a Clístenes a realizar reformas que
marcarían las bases esenciales de la democracia participativa ateniense.
En resumen: tras las reformas de Solón, que no fueron del todo satisfactorias con el
pueblo y que instauraron una timocracia, la tiranía de Pisístrato supuso un respiro para
los pobres y un avance social, político y cultural (sin olvidarnos de que estaba apoyado
en las reformas de Solón). Este avance se vio frenado por la estuación de los hijos del
tirano que dieron como resultado la derogación de la tiranía y el ascenso al poder de
Clístenes que pondrá las bases de la democracia en Atenas.

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[1] Es el caso, por ejemplo, de Solón (c. 640 – 558 a.C.), un comerciante de origen
aristocrático que se convirtió en el legislador de Atenas, promoviendo muchas
reformas que perduraron durante mucho tiempo.

[2] En algunas polis como Egina u otras con una fuerte organización tribal como
Arcadia y parte de la Grecia central o las controladas por poderosos terratenientes
como Esparta, Tesalia o Beocia, no hubo tiranias.
[3] El término griego týrannos no implica las connotaciones despectivas que se le
podrían atribuir en la actualidad, simplemente se refiere al que toma el poder y se
mantiene en el sin ninguna legitimización. Esta significación se le asignará
posteriormente motivada, en parte, por la propaganda de desacreditación de los
aristócratas contrarios a los tiranos.
[4] El filósofo Platón, en su libro La República, habla de las formas de gobierno y como
se suceden unas a otras como pasa con Atenas en estos siglos. Primero está la
monarquía que para Platón será el mejor sistema de gobierno, junto con la oligarquía o
el gobierno de unos pocos (que son los mejores). Sin embargo, según el filósofo estos
sistemas tienden a degenerar en la tiranía, que es el peor de todos: [(…) la injusticia
extrema, que es la que hace más feliz al injusto y más desdichados a los que padecen la
injusticia y no quieren cometerla. Ella es la tiranía que arrebata lo ajeno, sea sagrado o
profano, privado o público, por dolo o por fuerza, no ya en pequeñas partes, sino en
masa.] PLATÓN, La República, 344a-b.
[5] En el intento de golpe de estado fallido de Cilón, éste recibió ayuda militar del
tirano de Mégara, Teágenes, que era su suegro, sin embargo el apoyo no fue suficiente
y Cilón fue asesinado por Megacles, de la familia de los Alcmeónidas, y sus seguidores.
Los seguidores de Cilón, que estaban unidos por una cuerda a la estatua de la diosa
Atenea, fueron asesinados por lo que se consideró a los Alcmeónidas como una familia
maldita. En otros casos (principalmente los jonios), los tiranos llegaron incluso a recibir
ayuda de los persas.
[6] Se promulgaron, por ejemplo, las leyes suntuarias, que limitaban el lujo y la
ostentación a las clases aristocráticas.
[7] Fidón creo un sistema estándar de pesos y medidas para la península del
Peloponeso, lo que sirvió para podre realizar intercambios con mayor precisión y
velocidad.
[8] Durante esta época se crean algunos de los santuarios panhelénicos, como los de
Apolo en Delfos y Zeus en Olimpia, donde los distintos tiranos realizan grandes
ofrendas votivas para exhibir su poder, y se fomentan nuevos cultos populares, al
tiempo que surgen mitos relacionados con dioses y héroes locales, lo que incrementa
las identidades políticas de las distintas polis, que necesitan sentirse independientes y
destacar sobre el resto.
[9] Únicamente conocemos una pequeña parte de los poemas de Solón
(aproximadamente el 6%) y todos ellos en estado fragmentario. Su obra elegante y
moralizadora, destacando sus elegías de carácter didáctico, como la de Salamina,
donde exhorta a sus conciudadanos a la conquista de la isla.
[10] Según Plutarco [Vidas Paralelas, Volumen II] la actividad comercial llevada a cavo
por Solón, respondía más a un afán de aventuras y conocimiento que a la intención de
lucrarse con esa actividad. Sin embargo no podemos demostrar que esta afirmación
sea cierta, sobre todo teniendo en cuenta la tendencia por parte de autores como
Plutarco o Aristóteles por ensalzar la figura de Solón por encima de la realidad. Lo que
si sabemos es que con sus viajes consiguió una fortuna y mucha cultura.
[11] A finales del siglo VII, Megara conquista Salamina y Atenas renuncia a ella
promulgando una ley que prohíbe plantear su conquista. Sin embargo, Solón
reintroduce la cuestión en el debate político e incita a la lucha lo que supuso la
reconquista de la isla.
[12] Tuvo relación con la expulsión de Atenas de la familia de los Alcmeónidas (nota 7),
lo que le benefició políticamente.
[13] El arcontado era el cargo público más importante de la polis. Entre los años 753 y
683 a.C., su duración era de diez años, a partir del 683 pasó a ser un cargo anual. Había
tres arcontes: El arconte epónimo, cuyas funciones consistían en encargarse de la
administración civil y la jurisdicción pública, además de ser el tutor de las viudas y los
huérfanos y ocuparse del teatro nombrando mecenas y ganadores de tetralogías. El
arconte basileus asumía las funciones religiosas. El arconte polemarco, cuya función
era dirigir el ejército, era el titulo de mayor transcendencia y el que ocasionaba las
mayores disputas de poder.
[14] [(…) a Solón le hicieron de común acuerdo mediador y arconte y le confiaron la
constitución.] Aristóteles Ath. Pol. 5.2
[15] La autenticidad de estas leyes no está demasiado clara. Esto es así por varias
razones: no tenemos un texto original que agrupe todas las leyes de Solón, estas leyes
tuvieron vigencia durante casi dos siglos, por lo que seguramente se añadieran leyes
posteriores que se atribuyeran a Solón, por ese afán de ensalzar su figura (nota 12).
[16] C. Mossé no le da demasiada credibilidad a estas afirmaciones: [Es un espejismo
puesto que tales categorías sociales no existían aún en la Atenas del siglo VI, donde el
artesanado comenzaba tímidamente a desarrollase y donde el comercio estaba aún en
manos de extranjeros] Historia de una democracia: Atenas, Madrid, 1981, p. 20
[17] Según Heródoto, se hirió a sí mismo y a unas mulas que llevaba y se dirigió hacia el
ágora diciendo que sus adversarios políticos (paralios y pelieus, haciendo caso a
Heródoto) le habían intentado asesinar, por lo que pidió al pueblo que se le asignara
una guardia personal. Con ayuda de ésta, se apoderó de la acrópolis y del poder
político.
[18] Tucídides piensa que el control de Atenas lo ejerció únicamente Hipias, pero
algunos autores opinan que Hiparco fue su socio en el gobierno. Esto no lo sabemos
con seguridad.
[19] Esta conjuración se produjo por que Hiparco, al no poder obtener los favores de
un joven llamado Harmodio, ofendió a la hermana de éste negándole el llevar una
cesta en la procesión de las panateneas. Harmodio, junto con un amante y algunas
personas más, planearon el asesinato y derogación de los dos hermanos en la misma
festividad. Sin embargo, la cosa se torció cuando, al ver que uno de los conjurados
hablaba con Hipias y creyendo ser descubiertos, mataron apresuradamente a Hiparco.
[20] Ver notas 7 y 14.
[21] Esta ayuda tuvo que ser pagada por Atenas con su unión a la liga del Peloponeso,
lo que tendrá gran importancia en épocas posteriores.
[22] Su rival, el aristócrata Iságoras, impulsó el abandono de Clístenes temporalmente
de Atenas por pertenecer éste a la familia de los Alcmeónidas, que estaban “malditos”
(nota 7)

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