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Caracas, veinte (20) de marzo de 2013

EXPEDIENTE: 561-10
SOLICITUD DE DECAIMIENTO DE LA MEDIDA (PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD).
CIUDADANOS:
JUEZ 10 DE PRIMERA INSTANCIA EN FUNCIÓN DE JUICIO
DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ÁREA METROPOLITANA 
DE CARACAS.
SU DESPACHO.-
Quien suscribe, RAFAEL JACQUES INDRIAGO HERNANDEZ, actuando en mi
carácter de Defensor del ciudadano: VICTOR, titular de la cédula de identidad
N° V-, ampliamente identificado según actuaciones signadas con N° 561-10,
nomenclatura interna de ese Juzgado, muy respetuosamente me dirijo a
Ustedes, a los fines de exponer: De conformidad con lo preceptuado en el
artículo 230 del Código Orgánico Procesal Penal, solicito muy respetuosamente
EL DECAIMIENTO DE LA MEDIDA CAUTELAR, por cuanto que el legislador
estableció como límite máximo de toda medida de coerción personal,
independientemente de su naturaleza, LA DURACIÓN DE DOS (2) AÑOS ya
que de la revisión de las actas procesales se determina que el acusado
VICTOR, fue presentado ante el Juzgado Trigésimo Noveno de Primera
Instancia en el veinticuatro (24) de abril de dos mil diez (2010), permaneciendo
privado de su libertad, hasta la presente fecha, lo cual indica que ha
permanecido privado de su libertad por un lapso superior a DOS AÑOS, con
exactitud Dos (2) años, Diez (10) meses y veintiocho (28) días.
En este sentido cabe destacar , que corresponde a los jueces hacer cumplir la
norma contenida en el artículo 230 primer aparte del Código Orgánico Procesal
Penal, por cuanto son los directores del proceso y el deber de ser garantitas
con fundamento en el artículo 334 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, en relación con el artículo 19 del Código Orgánico
Procesal Penal, de modo pues, que cuando la Constitución, en su condición de
Norma Suprema y fundamento del ordenamiento jurídico, le exige al juez que
sea el principal garante de la actuación circunstanciada de la ley y de los
propios mandatos normativos, le está imponiendo el deber constitucional de
hacer valer, permanentemente, los principios asociados al valor justicia,
indistintamente del proceso de que se trate.
Por lo tanto, en aquellos supuestos, en que una medida coercitiva exceda el
límite en cuanto al máximo legal, esto es, el lapso de dos (2) años, SIN QUE
EL FISCAL DEL MINISTERIO PÚBLICO HAYA SOLICITADO SU PRORROGA
tal como lo establece en su artículo 230 del Código Orgánico Procesal Penal, y
por cuanto de la revisión de las actas procesales de la presente causa se
puede observa que el retardo procesal no es imputable al acusado, el Tribunal
le garantiza su derecho a comparecer al juicio oral y público en libertad, con
fundamento en el contenido de los artículos 44, 49.2 y 49.8 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, artículo 7.5 de la Convención
Americana Sobre Derechos conocido como Pacto de San José de Costa Rica,
artículo 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aplicables
por mandato expreso del artículo 23 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela en relación a la supremacía en el orden interno,
sobre los derechos humanos, en concordancia con los artículos 8, 9, 229 y 230
del Código Orgánico Procesal Penal.
Por su parte, y sobre el tema que nos ocupa la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, mediante decisión de fecha 27 de noviembre del año
2001, con ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta, dejó claramente
establecido lo siguiente:
“… Ahora bien, una vez que las restricciones ordenadas al procesado hayan
sido definidas por el Juez de Control, si es que así fue estimado… nos
encontramos ante una segunda posibilidad, esto es la revisión o modificación
de la situación del procesado en etapas posteriores del proceso, que se
encuentren bajo la dirección de los restantes tribunales, hasta la resolución
definitivamente firme de la causa, bien respecto de las medidas dictadas por el
Juez de Control, bien obedeciendo supuestos fácticos que las hagan
necesarias y que se verifiquen por vez primera. 
… “En todo caso el Juez deberá examinar la necesidad del mantenimiento de
las medidas cautelares cada tres meses, y cuando lo estime prudente las
sustituirá por otras menos gravosas”. Ahora, se entiende que esta previsión
regula exactamente dos supuestos: a) El irrestricto derecho del imputado a
obtener un pronunciamiento judicial respecto de la necesidad de sostener o
mantener la medida precautelativa de la que ha sido objeto con anterioridad,
esto es, de incoar el examen de la vigencia de los supuestos de la medida; b)
La obligación para el juez de examinar la necesidad de mantenimiento de las
medidas cautelares, de oficio, cada tres meses y “cuando lo estime prudente
las sustituirá por otras menos gravosas”, obligación que de acuerdo al principio
pro libertatis, debe entenderse que consagra la posibilidad de sustituir y aun de
revocar la medida precautelativa en cualquier momento en que los supuestos
que la fundan hayan cesado de manera alguna, absoluta o parcialmente…”
Ahora bien, la privación preventiva de libertad o detención preventiva, en la
forma como está regulada en la mayoría de los ordenamientos jurídicos,
incluyendo el nuestro, es una medida excepcional para lograr los fines del
proceso; que no ha de ser vista como la aplicación de una pena anticipada sino
como una necesaria medida cautelar que ha de adoptarse contra un imputado
sobre quien pesan fundados elementos de convicción de haber cometido un
delito, que colocan gravemente en entredicho su presunción de inocencia más
sin embargo, ninguna medida Cautelar, debe ser prolongada en demasía en el
tiempo para su ejecución, pues debe prevalecer la libertad, de lo contrario,
constituye una flagrante violación a la Tutela Judicial efectiva, contenida en el
artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al
Debido Proceso, a los Derechos y Garantías del Acusado así las cosas, lo más
procedente y ajustado a derecho en aras de la aplicación de la justa, recta,
sana y oportuna administración de Justicia, es DECRETAR EL DECAIMIENTO
DE LA MEDIDA PRIVATIVA DE LIBERTAD que le fue decretada en fecha
quince (15) de octubre de dos mil diez (2010) a mí defendido ciudadano
VICTOR ut supra identificado y con anterioridad a la fecha ya se encontraba
privado de su libertad.
Solicitud que hago a Ustedes con sustento en la Sentencia vinculante emanada
el 27-11-2001., de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
expediente Nº 01-0897, con ponencia del Magistrado IVAN RINCÓN
URDANETA.
En el mismo orden de ideas, la sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia en sentencia N° 371 de fecha 6 de marzo de 2.002 con ponencia del
magistrado Antonio García García, señala:
“… los tribunales penales están facultados para acordar, en caso que sea
procedente, una medida cautelar sustitutiva de la privación de libertad referida
a la presentación de una caución pero a tales fines, deben tomar en cuenta que
esa medida deberá ser de posible cumplimiento por el propio imputado o por
otra persona, atendiendo al principio de proporcionalidad…”
Por lo antes expuesto es que se solicito muy respetuosamente al Tribunal
DECRETE el decaimiento de la medida preventiva de privación de libertad y le
sea impuesta una medida cautelar menos gravosa a mi defendido con el fin de
que el mismo imponga una medida que pueda cumplir.-
Solicitud que se le hace a los fines legales consiguientes.
EL DEFENSOR,
_________________________________
RAFAEL JACQUES INDRIAGO
ABOGADO

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