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IDENTIFICACIÓN DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS, CLASES ARGUMENTOS,

ESTRUCTURA DE LOS DISTINTOS TIPOS DE ARGUMENTOS EN


DIVERSIDAD DE TEXTOS.

Un TEXTO ARGUMENTATIVO es aquel que intenta convencer o persuadir, modificar o, en


ocasiones, reforzar la opinión del receptor, del destinatario del texto, mediante razones que
sean aceptables, fuertes y capaces de resistir las razones en contra (contraargumentos).

 ARGUMENTO DEDUCTIVO: Tiene básicamente una base lógica. En este caso las


premisas son verdaderas, en consecuencia también la conclusión lo es. Parte siempre
de una hipótesis para luego intentar afirmar o refutar la misma y arribar a una
conclusión. No necesariamente los argumentos deductivos tienen que ser verdaderos
pero estos se presentan con argumentos más convincentes que hacen dudar al lector
guiándolo hacia respuestas no siempre acertadas, aunque sus partes (premisas) sean
lógicas. Es el tipo de razonamiento que puede llevar a prácticas discriminatorias o
falsas conclusiones sobre una persona. El argumento deductivo parte de lo general
hacia lo particular.

 ARGUMENTO INDUCTIVO: es un tipo de razonamiento que consiste en extraer


conclusiones generales partiendo de datos o premisas individuales. En los argumentos
inductivos, si las premisas son verdaderas, se deduce que la conclusión también lo es
por extensión. Los argumentos inductivos no tienen una base lógica, por lo que las
conclusiones a las que le arriba la persona, pueden ser o no verdaderas pero no
alcanza con la mera inducción. El argumento inductivo parte de lo individual y luego se
generaliza hasta la conclusión.

Un argumento sea deductivo o inductivo depende del tipo de relación que el


argumentador pretende que existe entre sus premisas y la conclusión. En algunos casos, la
persona que presenta un argumento da a entender que, si las premisas de su argumento son
verdaderas, entonces es absolutamente necesario que la conclusión sea verdadera también. O,
dicho con otras palabras, el autor del argumento cree que la conclusión tiene que ser
verdadera, siempre que las premisas también lo sean. Los argumentos de este tipo se llaman
deductivos. El siguiente párrafo contiene un argumento deductivo:

Ejemplo 1: Hay más colombianos que venezolanos. Y hay más venezolanos que
ecuatorianos. Por lo tanto, tiene que haber más colombianos que ecuatorianos.

Con otros argumentos, en cambio, sería irracional que el autor pretendiese que la
verdad de las premisas hace necesario que la conclusión sea verdadera también. En su lugar, el
autor puede pretender que la verdad de las premisas indica que la conclusión es
probablemente verdadera. Los argumentos de este tipo se conocen como inductivos. Léase el
siguiente párrafo:

1
Ejemplo 2: Un estudio de los fósiles de trilobites (una forma muy antigua de marisco)
muestra que más del 70% de aquellos que tenían cicatrices hechas por depredadores las
tenían en su lado izquierdo. De aquí parece razonable concluir que los trilobites se volvían
naturalmente hacia la derecha cuando huían de sus depredadores. Lo que es más interesante,
sin embargo, es que esto constituye una prueba de que los trilobites tenían una preferencia
por hacer las cosas asimétricamente. En otras palabras, los trilobites ya mostraban ciertas
señales de ser diestros.

Ya que la evidencia que el autor de este párrafo ofrece en apoyo de su conclusión no


pretende constituirse prueba definitiva de la conclusión, el argumento es inductivo. Así como
hay palabras y frases que ayudan a señalar premisas y conclusiones, hay ciertas palabras y
frases que nos ayudan a determinar si un argumento es inductivo o deductivo. Aquellas que
suelen indicar que un argumento es deductivo: se sigue necesariamente que, debe ser el caso
que, sin duda alguna que, queda demostrado que, etc. Por su parte, es probable que, es casi
seguro que, se sigue que probablemente, etc., son expresiones que suelen indicar que el
argumento es inductivo. Cuando un argumento se presenta sin matizaciones, por lo general es
porque es deductivo.

Evaluando argumentos deductivos

Los argumentos deductivos se evalúan sobre la base de la verdad de sus premisas y la


fuerza de la relación lógica entre las premisas y la conclusión. Cuando un argumento deductivo
es válido (esto es, cuando la presencia de premisas verdaderas realmente garantiza una
conclusión verdadera), y cuando sus premisas son verdaderas, entonces decimos que es
sólido.

Validez: Un argumento válido es un argumento deductivo correcto: aquel que está


estructurado de tal manera que, si las premisas son verdaderas, es imposible que la conclusión
sea falsa. Para saber si un argumento es válido, debemos empezar por suponer que todas las
premisas son verdaderas, aunque crea que no lo sean. Si, al suponer que las premisas son
verdaderas, la conclusión también tiene que serlo (so pena de cometer una contradicción),
entonces estamos frente a un argumento válido. Si, en cambio, es posible imaginar que todas
las premisas son verdaderas mientras que la conclusión es falsa, entonces el argumento es
inválido.

Por ejemplo, considere los siguientes argumentos deductivos:

Ejemplo 3: El reglamento de la universidad dice que si el promedio de un estudiante


becado baja a menos de 8 puntos, no podrá beneficiarse de la beca. Juan es un estudiante
becado en esta universidad. El promedio de Juan bajó a 6,84 en este semestre. Por lo tanto,
Juan no podrá beneficiarse de la beca en esta universidad.

Este argumento es válido, porque la conclusión se deriva lógicamente de las premisas.


En otras palabras: tienen que ser verdaderas, si es que todas las premisas también lo son.

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En contraste, los siguientes argumentos son inválidos, porque sus conclusiones
podrían ser falsas incluso si sus premisas fueran verdaderas.

Ejemplo 4: Si la capa de ozono disminuye, entonces aumentarán los casos de cáncer a


la piel. El número de casos de cáncer a la piel ha aumentado. Por lo tanto, la capa de ozono
tiene que haber disminuido.

Ejemplo 5: Algunos usuarios de drogas intravenosas tienen Sida. Algunos hemofílicos


tienen sida. Por lo tanto, algunos hemofílicos son usuarios de drogas intravenosas.

La razón por la cual el argumento del ozono es inválido es que es lógicamente posible
que aumente el número de casos de cáncer a la piel, y que al mismo tiempo sea falso que esté
disminuyendo la capa de ozono. Puede haber otras causas que provoquen un aumento en el
número de casos de cáncer a la piel, y que no sea la disminución de la capa de ozono, como
por ejemplo que la gente esté pasando más tiempo bajo el sol, o que tal vez no estén tomando
suficiente vitamina A.

Por la misma razón el argumento sobre el sida también es inválido, aunque en este
caso tanto las premisas como la conclusión son verdaderas. Es posible imaginar que existan
usuarios de drogas intravenosas que tienen sida y que, simultáneamente existan hemofílicos
que tienen sida, pero no se sigue necesariamente de estas dos afirmaciones que algunos
hemofílicos sean usuarios de drogas intravenosas.

La validez de un argumento depende completamente de la naturaleza de la unión


entre la verdad de las premisas y la verdad de la conclusión. Cuando un argumento es válido, la
existencia de premisas verdaderas garantiza la de una conclusión verdadera. Cuando un
argumento es inválido, el hecho de que las premisas sean verdaderas no garantiza que la
conclusión lo sea: esta puede ser verdadera o falsa.

Solidez: Una vez que un argumento deductivo ha sido establecido como válido, el
siguiente paso en su evaluación es observar si todas las premisas necesarias para apoyar la
conclusión son verdaderas. Si las premisas son verdaderas, y el argumento es válido, tenemos
un argumento sólido. Si al menos una de las premisas es falsa, tenemos un argumento no
sólido que debe ser rechazado. Las conclusiones de los argumentos sólidos deben ser
aceptadas, ya que se ha ofrecido evidencia concluyente que demuestra que son verdaderas. En
cambio, las conclusiones de los argumentos no sólidos pueden ser verdaderos o falsos.

Evaluando argumentos inductivos

Los argumentos inductivos se evalúan con un criterio diferente del empleado para
evaluar argumentos deductivos, ya que los argumentos inductivos no pretenden que sus
conclusiones sean necesariamente verdaderas. Un buen argumento inductivo es fuerte y
cogente.

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Fuerza: Decimos que un argumento inductivo es fuerte cuando la probabilidad de que
su conclusión sea verdadera es alta si las premisas son verdaderas. El siguiente argumento es
un argumento inductivo débil:

Ejemplo 6: El tocadiscos de Lisa ha sido robado. Ya que su vecino, el Sr. Cortez,


siempre ha querido tener un tocadiscos como el de Lisa, probablemente él se lo robó.

Supongamos que es verdad que el tocadiscos de Lisa fue robado. Y digamos que
también es verdad que el Sr. Cortez se muere de ganas por tener un tocadiscos como el de
ella. Aun así, las pruebas no son suficientes para incriminar al Sr. Cortez, y de hecho, lo más
probable es que el Sr. Cortez no sea culpable.

Si ciertos hechos se agregaran al argumento, sin embargo, éste podría fortalecerse. Por
ejemplo, supongamos que el argumento incluyera los hechos de que el Sr. Cortez tiene un
largo historial delictivo, que es conocido por robar todo aquello que desea y que además fue
visto saliendo del departamento de Lisa disfrazado y llevando en sus brazos un tocadiscos
idéntico al aparato robado. Estos hechos fortalecen el argumento porque aumentan la
probabilidad de que su conclusión sea verdadera.

Algunos argumentos inductivos, por supuesto, no pueden clasificarse ni como fuertes


ni como débiles; son simplemente plausibles, pero tal vez no lo bastante probables como para
que pongamos nuestra fe en ellos. La mejor apuesta en estos casos es suspender el juicio y
buscar más apoyo para la conclusión antes de aceptarla como probablemente verdadera.

Cogencia: El último paso en la evaluación de un argumento inductivo es similar al


último paso en la evaluación de argumentos deductivos: determinar si las premisas son
verdaderas. Si las premisas son verdaderas y el argumento es fuerte decimos que el
argumento es cogente. Es razonable creer que la conclusión de un argumento cogente será
verdadera en la mayoría de los casos. Sin embargo, si por lo menos una de las premisas no es
verdadera, entonces el argumento no es cogente. En tal caso el argumento debería ser
rechazado como una razón para creer en la conclusión, la cual puede ser verdadera o falsa.

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