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El objetivo de este texto es poner en crisis algunas afirmaciones que suelen unirse al
género infográfico, y que a mi entender lo alejan de la posibilidad de ser socialmente
reconocido.
La denominación infografía, proviene de los años 80, tal como lo expresa Alberto Cairo
(2008) en su libro Infografía 2.0.
Este origen tan fuertemente arraigado a una tecnología determinada y a los medios de
comunicación, es eje de otro preconcepto, donde se relaciona el origen del género
infográfico con los medios de comunicación y la informática.
Si nos guiamos por su denominación, podemos pensar que el género infográfico surge
o se consolida socialmente conjuntamente con la informatización de los medios de
comunicación. Como también podríamos inferir que es necesaria cierta tecnología,
relacionada a la informática, para producir una pieza infográfica. Ambos preconceptos
son erróneos, y podemos comprobarlo con cierta facilidad.
A continuación realizaré un breve recorrido histórico a fin de apreciar la presencia y
utilidad del género infográfico en diferentes sociedades.
Cabe aclarar que no se ambiciona la realización de una historización, sino que los
hechos seleccionados responden a casos emblemáticos que permiten comprobar la
presencia histórica del género infográfico.
En sus notas, Leonardo no deja ver sólo “lo visible”, sino también aquellos hechos y
elementos que han sido producto de su observación. Se trata de la materialización de
la observación uniendo texto e imagen, generando un recorrido que muestra su forma
de pensamiento. Precisamente, por estas características las notas del artista son
consideradas antecedentes del diseño de información.
Figura 9: Leonardo Da Vinci. Estudios de anatomía (laringe y pierna).
Plumilla, tinta marrón y aguada con carboncillo sobre papel. (1510).
L'Encyclopédie francesa del s. XVIII surge casi de forma anecdótica, al aceptar Diderot
la traducción del diccionario de Chambers, Cyclopaedia o Universal Dictionary of Art
and Sciences (1728). Esta obra había sido, inicialmente, confiada a otros, hasta que
Diderot comenzó a transformarla y reconstruirla, más que, a traducirla. Luego, los
editores aceptaron la sugerencia de publicar una obra original y así, en 1750, nació el
proyecto o prospecto de L’Encyclopédie.
Oficios e instrumentos
Nos centraremos en las láminas que muestran oficios, los cuales constituían la vida
diaria de la época. Un recorrido por las planches de Le Enciclopédie nos brinda una
noción sobre esa forma de vida.
Aquí, nos encontramos frente a un grupo de seis mujeres que trabajan en total
armonía, en un amplio lugar con grandes aberturas y mesas anchas donde desarrollan
cómodamente su labor. No llegan a distinguirse las herramientas, maquinarias, ni la
forma de uso.
La entrada a la pieza se realiza por dos puntos de tensión construidos por las dos
imágenes principales. La imagen superior satura el campo, dejando ver una mancha
más oscura que compite con el peso de la imagen inferior, rodeada por el blanco de la
página.
La ilustración principal nos describe la forma de trabajo propia de una época industrial.
Cada trabajador desarrolla una tarea y no se percibe una interacción entre ellos. Esto
resulta paradójico, ya que se trata de un proceso, y, precisamente, sus partes
deberían presentar alguna relación.
Si bien existían dos formatos de Le Enciclopédie, éste no era un libro que estuviera al
alcance de los obreros. «El formato en folio será para los grandes señores y las
bibliotecas, mientras que el formato en cuarto estará al alcance de la gente de letras y
los aficionados cuya fortuna es menos considerable.» (Darnton, 2006, p. 271). Esta
divulgación del conocimiento llegaba hasta la burguesía, estrato social que adquiría
cada vez mejor posición.
Comparando estas infografías con las realizadas por Leonardo, encontramos
diferencias en cuanto al manejo de la información, o, mejor dicho, al valor de la
información.
Figuras 25: Leonardo da Vinci (Vinci 1452-Amboise 1519), estudio de anatomía. Figura 26: Le
Encyclopédie, lámina sobre la imprenta, caracteres tipográficos.
Esta idea de catálogo parece más aséptica en relación a una toma de postura ante la
información contenida. Por el contrario, considerando a la infografía como un tipo de
información, se presupone siempre un recorte de datos y, por ende, una toma de
posición al respecto.
Aquí es donde emerge otro de los supuestos en relación a este género, la objetividad
de la información. Estas piezas gráficas parecen alejarse de sus hacedores y de sus
contextos. Llegando a constituir unidades autónomas, en las cuales se abstrae la
información contenida en la infografía del contexto y del emisor; configurándola como
una unidad cerrada.
El emisor
En los últimos años, las problemáticas sociales mundiales en relación a los medios de
comunicación nos han dejado en claro, la inexistencia de la objetividad. En cada
información visualizamos un recorte de datos seleccionados y jeraquizados en
relación a un conexto y a un conjunto de intereses.
Por otra parte la mayoría de las expresiones de información de cualquier índole han
soportado férreas discusiones en relación al concepto de objetividad. Tomaremos
como ejemplo la fotografía, expresión visual que suele compartir espacio con el género
infográfico y que tiene una amplia trayectoria histórica que podemos nombrar desde
las primeras cámaras fabricadas en Francia e Inglaterra a principios de 1840.
Teniendo en cuenta que la fotografía es bastante más joven que la infografía nos toca
preguntarnos sobre los escasos cuestionamientos y por tanto las escasas
observaciones que ha recibido ésta. Aún cuando actualmente en casos relevantes, los
medios publican, numerosas infografías sobre el mismo fenómeno, no surge el planteo
sobre el recorte de datos y el rol del emisor. Parecería que estos temas son
secundarios, que se desmaterializan en la información contenida en la pieza.
El no observar al emisor, plantea una falta de reconocimiento, que nos acerca a una
naturalización del género.
Conclusiones
Por otra parte el reconocimiento se relaciona con observar la naturaleza, el origen del
elemento con el fin de establecer su identidad. La naturaleza del género infográfico
está íntimamente ligado a las formas básicas de expresión del ser humano. Esta
coincidencia parecería naturalizar a la infografía y nuevamente alejarla de las
observaciones.