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SEMINARIO MAYOR DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

DIÓCESIS DE SAN JUAN DE LOS LAGOS


FACULTAD DE FILOSOFÍA

TRABAJO QUE PRESENTA:


JUAN CLEOFAS VILLARRUEL SALCIDO

PARA LA ASIGNATURA:
FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA

CON LA ASESORÍA DE:


PROFR. LIC. ELIO AMADOR MACÍAS PLASCENCIA

“LA MUTABILIDAD DEL SER CORPÓREO”

SAN JUAN DE LOS LAGOS, JALISCO. A 17 DE DICIEMBRE DE 2015


La filosofía estudia toda realidad para poder confrontarlo a la luz de la razón
y, en este sentido, busca dar las explicaciones más radicales que puedan darse de
la realidad y llegar, finalmente, al conocimiento de la verdad con fundamentos
objetivos. La filosofía pues, estudia a toda realidad a la luz de sus causas últimas y
se pregunta por el ser de la realidad y de los principios del mundo físico material.
De manera específica, en una de las ramificaciones de la filosofía, encontramos a
la filosofía de la naturaleza, en la que se reflexiona de manera metafísica acerca
del mundo corpóreo en el que el hombre se encuentra sumergido y que
necesariamente tiene que estar en relación con él, estudiando así pues, las
últimas causas y primeros principios del mundo físico.

Considero de gran valor las aportaciones que nos ofrece el estudio de la


filosofía de la naturaleza, ya que nos permite darnos cuenta de la esencia de los
seres, a lo más profundo de ellos. De manera particular, me llamó fuertemente la
atención el problema del devenir, ya que es de donde parte la filosofía de la
naturaleza para un primer análisis del movimiento de los cuerpos. Es sobre este
tema sobre el cual abordaré en el presente escrito en el que explicaré cuál es el
motivo por lo que se considera como un problema de la filosofía y cuál es la
manera en que se resuelve a través de las aportaciones de grandes filósofos.

Como es evidente, el mundo material está en constante cambio pues es


esencialmente mudable y ninguna de las cosas de este mundo permanece
siempre igual al verse afectado por la temporalidad, el movimiento, la
transformación, etc. De hecho, es imposible pensar en alguna realidad material
que jamás tenga en sí un cambio, modificación o movimiento. En este sentido,
encontramos un término que nos da a conocer una característica propia del
mundo material: la mutabilidad, que es la falta de estabilidad o de reposo en el
ente corpóreo.

Las consideraciones anteriores dan pie a al problema filosófico de la


mutabilidad porque opone al ser y el devenir, es decir, de acuerdo al problema
filosófico de que lo que es, en medida de lo que es, no cambia y lo que se
transforma mientras se transforma no es, nos da a dudar acerca de la posibilidad
de hablar verdaderamente de entes materiales o de cosas y más bien nos
permitiría hablar de procesos y de puro devenir, mas no de entes.

Ya Heráclito, desde hacía mucho tiempo, había hablado precisamente del


devenir, en el que caía en una afirmación que pareciera ser un tanto absurda pero
que logra conciliar en cierto sentido el ser con el devenir al considerar que las
cosas son y no son a la vez, he aquí un fragmento:

“Nada permanece fijo ni estable. Todo fluye. Todo cambia y se está


haciendo siempre, y en este hacerse (γίγνεσθαι), en la continua
transformación, consiste la esencia de las cosas, las cuales son y no son a
la vez”1.

Sin embargo, el ser de las cosas es lo que permanece ante cualquier otra
cosa que pudiera alterar las características físicas de una entidad corpórea, dado
que en la esencia de eso se le da consistencia a lo que es a pesar de su
vulnerabilidad al cambio o la transformación física. En base a esto, Aristóteles
exige muy bien el estudio de los modos de ser para darle una explicación de lo
esencial del ente:

“El ente es lo que es… Lo que es consiste en dos partes: ´lo que´ (id quod)
y ´es´ (est). Mientras que ´lo que´ se refiere al modo de ser, es decir al
contenido esencial del ente, ´es´ se refiere se refiere simplemente a su acto
de existencia. De ahí tenemos dos aspectos fundamentales del ´ente en
cuanto ente´: esencia (´lo que´) y existencia (´es´)”.2

Por lo tanto las cosas, los objetos, los entes siempre son en cuanto a la
existencia y modos de ser específicos y no es que sean y no sean a la vez. Para
ello también es conveniente que se considere el tipo de cambio en un ente: 1)
cambio substancial, que se refiere a que una substancia deja de ser lo que era y
se transforma en otra totalmente distinta y, 2) cambio accidental, en el que se da
que una substancia, permaneciendo en ella misma, sufre ciertos cambios o
modificaciones.

Así pues, el problema del devenir manifiesta la realidad cambiante de


nuestro entorno físico-material que esencialmente es mudable. Lo importante de
todo esto es ver la realidad del ser y recurrir a las aportaciones valiosas que nos
ofrece la filosofía de la naturaleza y la física como ciencias que se empeñan en
explicar toda realidad físico-material.

Bibliografía:

1
Fraile, Guillermo, Historia de la Filosofía I Grecia y Roma, Biblioteca de
Autores Cristiano, Madrid, 1997, pág. 171.

2
Estermann, Josef, Historia de la filosofía Primera parte, Abya-Yala,
Ecuador, 2001, Pág. 43

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