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Henry E. Dudeney
Los Gatos
del Hechicero
y nuevas diversiones matemáticas
I.S.B.N.: 84-605-2108-7
Depósito Legal: M-955-1955
―4―
NOTA
―5―
PREFACIO
―6―
vaya mundo que tendríamos. Todos seríamos igualmente omniscientes, y
la plática sería inútil y ociosa.
Algunos matemáticos excesivamente rigurosos ―que en su ciencia fa-
vorita se impacientan con toda terminología que no sea la académica, y
que se oponen a que las elusivas x e y aparezcan con cualquier otro nom-
bre― desearían quizá que algunos problemas se presen
taran con un ropaje menos popular y se introdujeran con menos desen-
fado. Sólo puedo remitirlos a la primera palabra de mi título y recordarles
que aquí nos proponemos ante todo divertimos, aunque no, por cierto, sin
la esperanza de recoger algunos conocimientos sobre la marcha. Si el es-
tilo es ligero, sólo puedo repetir aquellas palabras de Touchstone: “un
asunto aciago, pero mío; un capricho mío por el que pido excusas”.
En cuanto a las dificultades, algunos de los acertijos, especialmente en
la sección Problemas aritméticos y algebraicos, son bastante fáciles.
Pero aun los ejemplos que lucen más sencillos se deben abordar juiciosa-
mente, pues una y otra vez el lector descubrirá escollos o trampas más o
menos sutiles. Es buen ejercicio cultivar el hábito de ser muy cautos al
leer un acertijo. Nos enseña precisión y cautela. Pero algunos problemas
son huesos duros de roer, y no son indignos de la atención del matemático
avezado. Los lectores sin duda seleccionarán de acuerdo con sus predi-
lecciones.
En muchos casos sólo brindamos la respuesta. Esto deja al principiante
algo que hacer por su cuenta al elaborar el método de solución, y ahorra
espacio que se desperdiciaría desde la perspectiva del estudiante avan-
zado. Por otra parte, en ciertos casos que considero de particular interés,
presento soluciones extensas y trato los problemas de manera general. El
lector comprobará que las notas sobre un problema a menudo sirven para
elucidar muchos otros del libro, de manera que las dificultades se despe-
jarán a medida que avance. Donde es posible decir algo de manera que lo
entienda “el común de las gentes”, prefiero usar frases sencillas, y así
ganarme la atención y el interés de un público más amplio. En tales casos,
el matemático no tendrá dificultad para expresar el asunto de marras con
sus familiares símbolos.
He leído las pruebas con muchísimo cuidado, confiando en que se ha-
yan deslizado muy pocos errores. Si tal fuera el caso, sólo puedo alegar,
―7―
en palabras de Horacio, que “el buen Homero a veces se adormila”, o,
como dijo el obispo, “Ni siquiera el cura más joven de mi diócesis es
infalible”.
Debo expresar mi particular agradecimiento a los propietarios de The
Strand Magazine, Cassell’s Magazine, The Queen, Tid-Bits y The Weekly
Dispatch por la cortesía de permitirme reeditar algunos de los acertijos
que se han publicado en las páginas de esas revistas.
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PROBLEMAS ARITMÉTICOS Y ALGEBRAICOS
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ACERTIJOS CON DINERO
1. Extraña coincidencia
Siete hombres, que se llamaban Adams, Baker, Cárter, Dobson, Ed-
wards, Francis y Gudgeon, se habían embarcado recientemente en una
partida de un juego cuyo nombre no tiene relevancia. Habían convenido
en que cada vez que un jugador perdiera una partida duplicaría el dinero
de cada uno de los demás jugadores, es decir, debía dar a los jugadores
tanto dinero como ellos ya tenían en el bolsillo. Jugaron siete partidas y,
por extraño que resulte, cada cual perdió una partida, en el orden en que
se presentan sus nombres. Pero la coincidencia más curiosa es la si-
guiente: cuando terminaron de jugar cada uno de los siete tenía exacta-
mente la misma cantidad -ciento veintiocho peniques- en el bolsillo. El
acertijo consiste en averiguar cuánto dinero tenía consigo cada cual antes
de sentarse a jugar.
Solución
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El propietario de un pequeño café londinense me ha dado unas cifras
interesantes. Declara que las damas que acuden solas a ese sitio a consu-
mir un refrigerio pagan un promedio de dieciocho peniques, que los hom-
bres sin compañía gastan treinta peniques, y que cuando un caballero
acude con una dama gasta 126 peniques. En Noche Vieja dio de cenar a
veinticinco personas, y recibió un total de 1.200 peniques. Ahora bien,
suponiendo que sus estimaciones hayan sido atinadas en cada caso,
¿cómo estaba compuesta su clientela en esa ocasión? Desde luego, hemos
de suponer que sólo había presentes caballeros solos, damas solas y pare-
jas (una dama y un caballero), pues no tenemos en cuenta los grupos más
numerosos.
Solución
4. Carne y salchichas
—Una vecina mía ―dijo la tía Jane― compró cierta cantidad de carne
a 24 peniques la libra, y la misma cantidad de salchichas a 18 peniques la
libra. Le señalé que si hubiera dividido equitativamente el mismo dinero
entre la carne y las salchichas habría ganado dos libras en el peso total.
¿Puedes decirme exactamente cuánto gastó?
—Por cierto, no es cosa mía ―respondió la señora Sunniborne―, pero
una mujer que paga semejantes precios no debe tener mucha experiencia
en economía doméstica.
—Estoy de acuerdo contigo, querida —replicó la tía Jane—, pero aquí
no nos interesa ese problema, como tampoco el nombre ni la moral del
comerciante.
Solución
5. Dando cambio
Todos conocemos las dificultades que a menudo se presentan con el
cambio, y sabemos que a veces la asistencia de un tercero con algunas
monedas en el bolsillo nos ayuda a resolver el problema. He aquí un ejem-
plo. Un inglés entró en una tienda de Nueva York y compró mercancías
a un coste de treinta y cuatro céntimos de dólar. El único dinero que tenía
― 11 ―
era un dólar, una moneda de tres céntimos y una de dos céntimos. El co-
merciante tenía sólo medio dólar y un cuarto de dólar. Pero había otro
cliente allí, y cuando le pidieron ayuda extrajo dos monedas de diez cén-
timos, una de cinco, una de dos y una de uno. ¿Cómo se las apañó el
comerciante para dar cambio? Recordemos que un dólar contiene cien
céntimos. Un acertijo de esta naturaleza no debería causar ninguna difi-
cultad si se aborda de la manera adecuada.
Solución
7. Comprando higos
Aunque el siguiente acertijo trata sobre la compra de higos, nadie po-
drá decir que le importa dos higas, pues su rara solución es muy intere-
sante. Aunque a primera vista parece disparatado, todo funciona si lo exa-
minamos correctamente.
Un hombre fue a una tienda a comprar higos. Dijo que quería un pe-
nique de higos, y le dieron cinco higos.
—No es suficiente —señaló—. Falta un sexto.
—Pero si le doy un higo más —respondió el comerciante—, tendrá
usted cinco de sobra.
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Lo más raro es que ambos tenían razón. ¿Cuántos higos debería recibir
el comprador por 30 peniques?
Solución
8. Ladrón de bicicletas
He aquí un pequeño intríngulis que siempre se presenta con diversos
disfraces. Un ciclista compró una bicicleta por 15 libras y pagó con un
cheque de 25 libras. El vendedor fue a una tienda vecina y logró cambiar
el cheque. El ciclista, tras recibir el cambio de 10 libras, montó en la bi-
cicleta y desapareció. Resultó ser que el cheque no tenía fondos, y el ten-
dero vecino pidió al vendedor que le reintegrara la suma que le había
dado. El vendedor tuvo que pedir prestadas las 25 libras a un amigo, pues
el ciclista no había dejado su domicilio y se desconocía su paradero.
Ahora bien, teniendo en cuenta que la bicicleta le había costado 11 libras
al vendedor, ¿cuánto dinero perdió en total?
Solución
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ACERTIJOS DE EDAD Y PARENTESCO
9. La edad de ambos
—La edad de mi esposo —señaló el otro día una dama— se representa
invirtiendo los números de mi propia edad. Él es mayor que yo, y la dife-
rencia entre nuestras edades equivale a una undécima parte de la suma de
ambas.
Solución
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10. La edad de la señora Timpkins
EDWIN: ¿Sabes que cuando los Timpkins se casaron hace dieciocho
años, el señor Timpkins tenía el triple de la edad de su esposa, y hoy tiene
el doble de la edad de ella?
ANGELINA: ¿Entonces qué edad tenía la señora Timpkins el día de la
boda?
¿Puede usted responder a la pregunta de Angelina? I
Solución
12. Vecinos
Había dos familias de vecinos, los Jupp y los Simkin. La edad sumada
de los cuatro integrantes de la familia Jupp totalizaba cien años, y la edad
sumada de los Simkins totalizaba lo mismo. Se descubrió que en cada
familia, la cantidad obtenida sumando el cuadrado de la edad de cada hijo
al cuadrado de la edad de la madre era equivalente al cuadrado de la edad
del padre. Sin embargo, en el caso de los Jupp, Julia era un año mayor
― 15 ―
que su hermano Joe, mientras que Sophy Simkin era dos años mayor que
su hermano Sammy. ¿Qué edad tenía cada uno de los ocho individuos?
Solución
― 16 ―
ACERTIJOS CON RELOJES
“¡Mirad el reloj!”
Leyendas de Ingoldsby
― 17 ―
y se comprendan con claridad, y la respuesta estará en conformidad con
estas condiciones.
15. El aldeano
Un individuo jocoso que daba un paseo por la campiña se encontró
con un rústico sentado en un portón. Como el caballero no conocía bien
el rumbo, pensó en hacer preguntas al lugareño, pero a primera vista llegó
apresuradamente a la conclusión de que el hombre era el idiota de la al-
dea. Por tanto decidió poner a prueba la inteligencia del sujeto haciéndole
la pregunta más simple que se le ocurrió.
—¿Qué día de la semana es hoy, mi buen hombre? —preguntó.
He aquí la ingeniosa respuesta que recibió:
—Cuando pasado mañana sea ayer, hoy estará tan lejos del domingo
como hoy lo estaba del domingo cuando anteayer era mañana.
¿Puede el lector decir qué día de la semana era? Es evidente que este
campesino no era tan tonto como parecía. El caballero continuó la mar-
cha, confundido pero más sabio.
Solución
― 18 ―
estar exactamente a medio camino entre el minutero y la manecilla hora-
ria. ¿Sabe usted la respuesta?
Solución
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ACERTIJOS DE LOCOMOCIÓN Y VELOCIDAD
― 20 ―
En la ilustración tenemos un dibujo de sir Edwyn de Tudor acudiendo
al rescate de su amada, la bella Isabella, a quien un malvado barón tenía
cautiva. Sir Edwyn calculó que si viajaba a quince millas por hora llegaría
al castillo con una hora de antelación, mientras que si viajaba a diez millas
por hora llegaría con una hora de retraso. Era de suma importancia llegar
a la hora convenida exacta para que el rescate planeado tuviera éxito, y la
hora de la cita era las cinco, cuando la dama cautiva tomaría su té de la
tarde. El acertijo consiste en descubrir cuánta distancia debía recorrer sir
Edwyn de Tudor.
Solución
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ACERTIJOS DIGITALES
Presento estos acertijos que tratan sobre los nueve dígitos (una clase
en sí mismos) porque siempre he pensado que merecen más consideración
de la que habitualmente reciben. Además del mero truco de “la prueba del
nueve”, muy poco se sabe en general acerca de las leyes relacionadas con
estos problemas, aunque cierto conocimiento de las propiedades de los
dígitos a menudo ofrece, entre otras cosas, verificaciones aritméticas que
son realmente útiles para ahorrar trabajo. Daré un ejemplo, el primero que
se me ocurre.
Si pidiéramos al lector que determinara si 15.763.530.163.289 es el
cuadrado de un número, ¿cómo procedería? Si el número hubiera termi-
nado en 2, 3, 7 u 8, sabría que no puede ser un cuadrado, pero nada en su
forma aparente le impide a éste serlo. Sospecho que en tal caso el lector
emprendería, con un suspiro o un gruñido, ante la ímproba tarea de extraer
la raíz cuadrada. Pero si prestara cierta atención al estudio de las propie-
dades digitales de los números, zanjaría la cuestión de este modo sencillo.
La suma de los dígitos es 59, cuya suma es 14, cuya suma es 5 (al cual
denominaré “raíz digital”) y por tanto sé que el número no puede ser un
cuadrado, y por esta razón. La raíz digital de sucesivos cuadrados de 1
hacia arriba es siempre 1, 4, 7 o 9, y nunca puede ser otra cosa. De hecho,
la serie 1, 4, 9, 7, 7, 9, 4, 1, 9 se repite hasta el infinito. La serie análoga
para números triangulares es 1, 3, 6, 1, 6, 3, 1, 9, 9. Así que tenemos una
verificación negativa, pues un número no puede ser triangular (es decir n2
+ n)/2 si su raíz digital es 2, 4, 5, 7 u 8.
― 22 ―
permite considerar el cero como un dígito, y no se prohíbe usarlo como
número, el empleado tenía la opción de omitir cualquiera de los diez dí-
gitos de cada aparador.
Tengo nueve fichas, cada cual con uno de los nueve dígitos, 1, 2, 3, 4,
5, 6, 7, 8, 9. Las he dispuesto sobre la mesa en dos grupos, como se mues-
tra en la ilustración, para formar dos multiplicaciones. Usted descubrirá
que 158 por 23 es 3.634 y que 79 por 46 también da 3.634. Ahora bien,
el acertijo que propongo consiste en reordenar los fichas para obtener el
mayor producto posible. ¿Cuál es el mejor modo de ordenarlas? Recuerde
― 23 ―
que ambos grupos deben arrojar el mismo resultado al multiplicarse, y
que debe haber tres fichas multiplicadas por dos en un caso, y dos multi-
plicadas por dos en el otro caso, como en nuestro ejemplo.
Solución
― 24 ―
era interesante, así que se propuso la siguiente pregunta: ¿cuáles dos nú-
meros, que en conjunto contengan los nueve dígitos, producirán, cuando
se los multiplique entre sí, otro número (el mayor posible) que también
contenga los nueve dígitos? No se permite la inclusión del cero.
Solución
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PROBLEMAS ARITMÉTICOS Y ALGEBRAICOS VARIOS
― 26 ―
octavos de ellos, y Charlie atinó a coger tres décimos. Entonces el joven
David entró en escena, y capturó todo lo que Andrew había dejado, ex-
cepto un séptimo, del cual Edgar arteramente se apoderó mediante una
triquiñuela. Ahora comenzó la verdadera diversión, pues Andrew y Char-
lie se unieron contra Bob, quien tropezó con el guardafuegos y soltó la
mitad de lo que tenía, lo cual fue recogido en partes iguales por David y
Edgar, quienes se habían agazapado bajo la mesa y estaban al acecho. A
continuación, Bob saltó sobre Charlie desde una silla y desparramó en el
piso todo lo que Charlie había juntado. De esto, Andrew obtuvo sólo un
cuarto, Bob un tercio, David dos séptimos, mientras que Charlie y Edgar
se dividieron por partes iguales lo que quedaba.
Pensaban que la refriega había terminado cuando David de pronto
atacó en dos direcciones al mismo tiempo, desparramando tres cuartos de
lo que Bob y Andrew acababan de adquirir. Los dos últimos, con gran
dificultad, recobraron cinco octavos en partes iguales, pero los otros tres
se llevaron cada cual un quinto de lo mismo. Ahora contaron cada golo-
sina, convocaron a una tregua y dividieron por partes iguales entre todos
el resto del paquete. ¿Cuál es el número más pequeño de confites que
pudo haber habido al principio, y qué proporción obtuvo cada niño?
Solución
― 27 ―
Aquí el presidente del jurado pidió unos minutos para hacer cuentas.
¿Puede usted decir cuántos pasos necesitó el agente de policía para cap-
turar al ladrón?
Solución
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32. El avaro redimido
El señor Jasper Bullyon fue uno de los pocos avaros que lograron com-
prender su obligación hacia sus congéneres menos afortunados. Una me-
morable noche contaba sus riquezas acumuladas y resolvió distribuirlas
entre los menesterosos.
Descubrió que si donaba la misma cantidad de libras cada día del año,
podía distribuirlas exactamente durante un año sin que quedara nada; pero
si descansaba los domingos, y sólo donaba una cantidad fija de libras cada
día laboral, aún le quedaría una libra en Noche Vieja. Ahora bien, redu-
ciéndola al mínimo posible, ¿cuál es la cantidad exacta de libras que tenía
para distribuir?
¿Acaso existe una pregunta más simple? Una cantidad de libras divi-
dida por un número de días no deja resto, pero si se divide por otro nú-
mero de días deja un resto de una esterlina. Eso es todo, pero pronto verá
que nuestra pequeña pregunta no deja de ser desconcertante.
Solución
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números diametralmente opuestos. Los cuatro números que hemos puesto
como ejemplos deben permanecer tal como están. El cuadrado de 16 es
256, y el cuadrado de 2 es 4. Si los sumamos, obtenemos 260. Además,
el cuadrado de 14 es 196, y el cuadrado de 8 es 64. Sumados también dan
260. Ahora bien, exactamente del mismo modo, B y C deberían ser igua-
les a G y H (la suma no será necesariamente 260), A y K a F y E, H e I a
C y D, y así sucesivamente, con cualesquiera dos cuadrados contiguos del
círculo.
Sólo falta insertar los seis números restantes. No se permiten fraccio-
nes, y demostraré que no es preciso que ningún número contenga más de
dos cifras.
Solución
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36. Un problema con cuadrados
Tenemos tres tableros cuadrangulares. La superficie del primero con-
tiene cinco pies cuadrados más que la segunda, y la segunda contiene
cinco pies cuadrados más que la tercera. ¿Puede usted dar las medidas
exactas de los lados de los tableros? Si puede resolver este pequeño acer-
tijo, trate de hallar tres cuadrados en progresión aritmética, con una dife-
rencia común de 7 y también de 13.
Solución
― 31 ―
nido doce veces su parte, Benito tres veces su parte, Carlos la misma can-
tidad, Diego la mitad de su parte y Esteban un tercio de su parte, igual
habrían totalizado 200 doblones. ¿Cuántos doblones tenía cada uno?
Hay muchas respuestas correctas para esta pregunta. He aquí una de
ellas:
A 6 × 12 = 72
B 12 × 3 = 36
C 17 × 1 = 17
D 120 × ½ = 60
E 45 × ⅓ = 15
200 200
― 32 ―
sucesivamente. De hecho, la suma de cualquier número de cubos conse-
cutivos, comenzando siempre por 1, es en todos los casos un número cua-
drado.
Un día un caballero entró en el patio del cantero y le ofreció determi-
nado precio si le suministraba un número consecutivo de estas pilas cúbi-
cas que contuviera en total una cantidad de bloques que se pudiera dispo-
ner en forma de cuadrado, pero el comprador insistió en que fueran más
de tres pilas y rehusó aceptar el cubo único porque contenía un defecto.
¿Cuál era la cantidad más pequeña posible de bloques de piedra que el
cantero debía suministrarle?
Solución
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Tres holandeses, llamados Hendrick, Elas y Cornelius, y sus esposas
Gurtrün, Katrün y Anna, compran cerdos. Cada cual compra tantos como
chelines puede dar por cada uno. Cada esposo paga en total 63 chelines
más que su esposa. Hendrick compra 23 cerdos más que Katrün, y Elas
11 más que Gurtrün. Pues bien, ¿cuál era el nombre de la esposa de cada
cual?
Solución
― 34 ―
PROBLEMAS GEOMETRICOS
― 35 ―
42. El pentágono y el cuadrado
Me pregunto cuántos lectores, entre quienes no han prestado gran
atención a los elementos de la geometría, podrían dibujar un pentágono
regular (es decir, una figura de cinco lados), si se les requiriese
de pronto. Un hexágono regular (seis lados) es bastante fácil, pues to-
dos sabemos que hay que describir un círculo y, tomando el radio como
longitud de uno de los lados, marcar seis puntos en la circunferencia. Pero
un pentágono es otra cosa. Como mi acertijo, pues, se relaciona con el
corte de un pentágono, tal vez deba indicar a mis lectores menos experi-
mentados cómo dibujar correctamente esta figura. Describa un círculo y
dibuje las dos líneas HB y DG, en el diagrama, a través del centro y en
ángulo recto. Ahora encuentre el punto A, a medio camino entre C y B.
A continuación apoye la punta del compás en A y con la distancia AD
describa el arco, cortando a HB en E. Luego apoye la punta del compás
en D y con la distancia DE describa el arco cortando la circunferencia en
F. Ahora bien, DF es uno de los lados del pentágono, y usted sólo tiene
que marcar los otros lados alrededor del círculo. Muy simple ahora que
usted lo sabe, pero de lo contrario es un poco engorroso.
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43. Disección de un triángulo
Veamos el interesante acertijo que el caballero de la ilustración mues-
tra a sus amigos. Ha recortado un triángulo equilátero —es decir, un trián-
gulo cuyos tres lados tienen la misma longitud— de un papel. Propone
cortarlo en cinco fragmentos, de tal modo que permitan formar tanto dos
como tres triángulos equiláteros más pequeños, usando todo el material
en cada caso. ¿Puede usted descubrir cómo?
Recuerde que cuando haya recortado los cinco fragmentos, debe po-
der, tal como se pide, unirlos de manera que formen o bien el triángulo
original o bien dos o tres triángulos, todos equiláteros.
Solución
― 37 ―
Solución
― 38 ―
Solución
47. Tangrams
Muchos pasatiempos de la antigüedad, tales como el ajedrez, han su-
frido tantos cambios con el correr de los siglos que sus inventores no los
reconocerían. No ocurre así con los tangrams chinos, una recreación que
parece contar con no menos de cuatro mil años, que al parecer nunca dejó
de despertar interés y que no ha sufrido alteraciones ni “mejoras” desde
que el legendario Tan elaboró las piezas que muestra el Diagrama 1. Si
marcamos el punto B, a medio camino entre A y C, en un lado de un
cuadrado de cualquier tamaño, y D, a medio camino entre C y B, en un
lado contiguo, la dirección de los cortes es demasiado obvia para requerir
más explicaciones. Todos los dibujos de este apartado están integrados
por esas siete piezas de cartón negro. Enseguida se comprenderá que las
combinaciones posibles son infinitas.
― 39 ―
El difunto Sam Loyd de Nueva York, quien publicó un pequeño volu-
men con ingeniosos diseños, poseía los manuscritos del difunto Cha-
llenor, quien realizó un largo y detallado estudio de los tangrams. Se dice
que este caballero consigna que originalmente había siete libros de tan-
grams, compilados en China dos mil años antes de la era cristiana. Estos
libros son tan raros que, al cabo de cuarenta años de residencia en el país,
sólo logró ver copias perfectas del primero y séptimo volúmenes con frag-
mentos del segundo. En Pequín un soldado inglés encontró fragmentos de
uno de los libros, impreso en pan de oro sobre pergamino, y los vendió
por trescientas libras.
Hace unos años llegó a mis manos un libro de la biblioteca del difunto
Lewis Carroll, titulado The Fashionable Chínese Puzzle. Contiene tres-
cientos veintitrés diseños con tangrams, la mayoría simples figuras geo-
métricas, a construir con las siete piezas. No tiene fecha, pero este comen-
tario nos sitúa en la época: “Este ingenioso invento ha constituido recien-
temente el pasatiempo favorito del ex emperador Napoleón, quien, ha-
llándose muy debilitado y viviendo muy recluido, pasa muchas horas del
día ejercitando así su paciencia y su ingenio”. El lector descubrirá, al igual
que el emperador desterrado, que formar los diseños de otros puede re-
presentar un entretenimiento no desprovisto de instrucción. Muchas ilus-
traciones de este artículo son fáciles de reconstruir, y otras más dificulto-
sas. Cada imagen, pues, se puede considerar un acertijo.
Pero es muy distinto crear diseños pictóricos nuevos y originales, y los
tangrams permiten formar una asombrosa cantidad de imágenes, angulo-
sas y a veces grotescas, sí, pero llenas de carácter. Doy un ejemplo de una
figura sentada (2) que es particularmente grácil, y sólo necesita una ligera
reducción de sus angulosidades para producir un perfil totalmente satis-
factorio.
Ya que he mencionado al autor de Alicia en el País de las Maravillas,
presento mis diseños de la Liebre de Marzo y el Sombrerero Loco (3 y 4),
― 40 ―
y un precario Napoleón (5), así como un excelente piel roja con su squaw,
obra del señor Loyd (6 y 7).
― 41 ―
dialecto cantonés. Se ha sugerido que algún americano o inglés que sabía
un poco de chino o cantonés, buscando un nombre para el acertijo, ela-
boró una denominación a partir de una de esas palabras y el sufijo europeo
gram (es decir, “grama”, como en crucigrama o anagrama). Debo añadir
que el nombre tangram tal vez fue inventado por un americano poco antes
de 1864 y después de 1847, pero no lo encuentro en letras de molde antes
de la edición de 1864 del diccionario Webster. Por tanto he debido ser
muy breve en mi referencia a ese término en el diccionario, diciendo a
qué se aplica y qué conjeturas se han hecho respecto de su origen, y dando
algunas citas de su propio artículo, el cual me ha permitido explayarme
un poco más sobre el tema.”
Varios lectores me han escrito para informarme que poseían o habían
poseído ejemplares de los viejos libros chinos. Un caballero de los Esta-
dos Unidos me escribió: “Tengo en mi poder un libro hecho de papel tisú,
impreso en negro (con una inscripción china en la portada), el cual con-
tiene más de trescientos diseños y pertenece a una caja de tangrams, que
también poseo. Se trata de siete libros de bruñida madreperla, con finos
grabados en ambos lados. Vienen dentro de una caja cuadrada de palisan-
dro, de 2½ pulgadas. Mi tío abuelo fue uno de los primeros misioneros
que visitó la China. Esta caja y el libro, junto con una colección de otras
reliquias, fueron enviados a mi abuelo, quien me los legó.”
― 42 ―
la inscripción es japonesa. Los nativos del Japón, en cambio, insisten en
que es china. ¿Acaso existe algún elemento ocultista y esotérico en los
tangrams, que tan difícil resulta rasgar el velo? Tal vez esta página llegue
a algún lector familiarizado con el idioma chino que desee ofrecemos una
traducción, arrojando cierta luz sobre este curioso interrogante.
― 43 ―
un mástil completo. Si usted une sus tangrams sobre papel blanco, evi-
tando que las piezas se toquen, notará que en algunos casos las líneas
blancas realzan el efecto, aunque en otros lo destruyen.
Por último, presento a dos individuos de gran prestancia (15 y 16) que
parecen ser exactamente iguales, salvo que uno tiene pie y el otro no.
Ambas figuras están hechas con los mismos siete tangrams. ¿De dónde
obtiene el pie el segundo hombre?
Solución
― 44 ―
Solución
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ACERTIJOS CON RETAZOS
Una dama tenía un retazo cuadrado de estameña con dos leones, re-
producido con exactitud en la ilustración. Deseaba cortar la tela en partes
para unirlas y formar dos estandartes cuadrangulares con un león en cada
uno. Descubrió que se podía hacer en sólo cuatro partes. ¿Cómo se las
ingenió? Desde luego, cortar el León Británico sería una ofensa imperdo-
nable, así que hay que cuidar de que ningún corte pase a través de ninguno
de ambos. Informamos a las damas que no se permiten dobleces y que no
se puede desperdiciar material. Es un acertijo de disección bastante sen-
cillo si se lo encara de la manera adecuada. Recuerde que los estandartes
deben ser cuadrados perfectos, aunque no es preciso que sean del mismo
tamaño.
Solución
― 46 ―
50. La colcha de la señora Perkins
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ACERTIJOS GEOMETRICOS VARIOS
― 48 ―
finca había un ojo de agua, indicado por la mancha oscura, y Benjamín,
Charles y David alegaron que la división no era “equitativa”, pues Alfred
tenía acceso al ojo de agua, mientras que ellos no podían hacerlo sin atra-
vesar tierras ajenas. El acertijo consiste en mostrar cómo dividir la finca
para que cada hijo posea tierras de la misma forma y superficie, y cada
cual tenga acceso al ojo de agua sin salir de sus tierras.
Solución
En una celebración del festival nacional del Día de San Jorge yo con-
templaba el estandarte del santo patrono de Inglaterra. Todos conocemos
la cruz roja sobre fondo blanco que se muestra en la ilustración. Es el
― 49 ―
estandarte de San Jorge. El estandarte de San Andrés (Escocia) es una
“Cruz de San Andrés” blanca sobre fondo azul. El de San Patricio (Ir-
landa) es una cruz similar, roja sobre fondo blanco. Las tres se unen para
formar la bandera británica.
Ahora bien, al mirar el estandarte de San Jorge pensé que la siguiente
pregunta constituiría un bonito acertijo. Suponiendo que la bandera mide
cuatro pies por tres pies, ¿qué anchura debe tener el brazo de la cruz si se
requiere que usemos la misma cantidad de estameña roja y blanca?
Solución
― 50 ―
Trace una línea desde el taburete hasta el río, y desde allí hasta la
puerta del cobertizo, la que deberá indicar el trayecto más breve posible
para la lechera. Eso es todo. Es muy fácil identificar el lugar exacto de la
ribera hacia donde ella se dirige si desea caminar lo menos posible.
¿Puede usted hallar ese lugar?
Solución
― 51 ―
Un dueño de propiedades campestres tiene un campo circular donde
ha edificado cuatro casas, como indica la ilustración. El campo está ro-
deado por una pared de ladrillo, y el propietario decidió construir otras
tres paredes de ladrillo para que los vecinos no puedan espiarse, pero los
cuatro inquilinos insisten en que no debe haber favoritismos, y que cada
cual debe tener la misma longitud de espacio de pared para dar sombra a
sus árboles frutales. El acertijo consiste en mostrar cómo se pueden cons-
truir las tres paredes para que cada inquilino tenga la misma superficie de
terreno, y precisamente la misma longitud de pared.
Desde luego, cada jardín debe estar totalmente cercado por sus pare-
des, y debe ser posible probar que cada jardín tiene exactamente la misma
longitud de pared. Si el acertijo se resuelve adecuadamente, no se necesi-
tan cifras.
Solución
― 52 ―
Nuestro amigo de la ilustración tiene una gran lámina de cinc, la cual
mide (antes de los cortes) ocho pies por tres; ha recortado piezas cuadra-
das (todas del mismo tamaño) de las cuatro esquinas y ahora se propone
plegar los lados, soldar los bordes y hacer una cisterna. Pero hay algo que
lo desconcierta: ¿ha cortado esos cuadrados del tamaño indicado para que
la cisterna contenga la mayor cantidad posible de agua? Si se cortan muy
pequeños, la cisterna tiene poca profundidad; si se cortan grandes, se ob-
tiene una cisterna alta y delgada. Se trata de hallar el modo de cortar esos
cuadrados del modo correcto. ¿Cómo evitar que sean demasiado peque-
ños o demasiado grandes?
Solución
Ahora bien, uno de estos tramos fue robado, y el granjero quería en-
cerrar seis corrales de igual tamaño con los doce restantes. ¿Cómo ha-
cerlo? Se deben usar correctamente las doce cerillas, y no puede haber
cerillas superpuestas ni cabos sueltos.
Solución
― 53 ―
PROBLEMAS CON FICHAS MÓVILES
Los acertijos de esta clase, salvo cuando están relacionados con juegos
como el ajedrez, parecen una novedad relativamente moderna. Los mate-
máticos de tiempos recientes, principalmente Vandermonde y Reiss, les
han dedicado atención, pero los viejos autores no los tienen en cuenta. En
lo que concierne a los juegos con fichas, quizás el más antiguo y conocido
en los viejos tiempos sea el Nine Men’s Morris o Juego del Molino (tam-
bién conocido con muchos otros nombres), a menos que sea más antiguo
ese juego más sencillo, mencionado en las obras de Ovidio (“El juego de
Ovidio”, N° 106 de Los acertijos de Canterbury), del cual parece derivar
el tres en raya.
En Francia el juego se llama Marelle, en Polonia Siegen Wulf Myll
(“molino, o riña, de la cabra y el lobo”), en Alemania y Austria se deno-
mina Muhle (“el molino”), en Islandia Mylla; se dice que los bogas (o
barqueros nativos) de América del Sur lo practican, y en el Amazonas se
llama Trique y se sostiene que es de origen indio. En Gran Bretaña tiene
varios nombres en varios distritos, tales como Meg Merrylegs, Peg
Meiyll, Nine Peg o’Merryal, Nine-Pin Miracle, Merry Peg y Merry Hole.
Shakespeare lo menciona en Sueño de una noche de verano (ii, 1):
― 54 ―
Se lo halló en un viejo mosaico romano descubierto durante las exca-
vaciones en Silchester, y tallado en la escalinata de la Acrópolis de Ate-
nas. Hace años, cuando yo visitaba el Museo Christiania, me mostraron
la gran nave vikinga que descubrieron en Gokstad en 1880. En las plan-
chas de roble que formaban la cubierta del navío se hallaron orificios y
líneas que marcaban el juego, y los orificios estaban hechos para recibir
tarugos. Mientras inspeccionaba el antiguo mobiliario de roble en el Mu-
seo Rijks de Amsterdam me interesé en el escaño de un viejo catecúmeno,
y me sorprendí al hallar el diagrama del juego en el centro del asiento
(muy cómodo para partidas subrepticias). Se lo ha descubierto tallado en
la sillería de varias catedrales inglesas. Hacia 1880 se lo halló tallado en
una piedra empotrada en una pared (probablemente alrededor del 1200),
durante la restauración de una iglesia Hargrave en Northamptonshire. La
piedra se encuentra ahora en el Museo de Northampton. Una piedra simi-
lar se halló luego en Sempringham, Lincolnshire. Se la ve en una antigua
lápida de la Isla de Man, y pintada sobre viejos mosaicos holandeses. Y
en 1901 se exhumó una piedra de una cantera cerca de Oswestry, que
llevaba un inequívoco diagrama del juego.
Se lo ha jugado con diversas reglas en diversos períodos y lugares.
Presento una copia del tablero. A veces se omiten las diagonales, pero
evidentemente esto no estaba destinado a afectar el juego; sólo significaba
que los ángulos bastaban para indicar los puntos.
― 55 ―
antagonista coloque tres piezas como para formar una fila de tres, sin la
intervención de una pieza del contrario. Si se forma una fila, el que lo
consiguió está en libertad de sacar una de las piezas del competidor de
cualquier parte que le parezca más ventajosa, excepto que éste haya for-
mado una fila, la cual no se debe tocar si tiene otra pieza en el tablero que
no forme parte de dicha fila. Cuando todas las piezas están en posición,
se las desplaza hacia atrás y hacia adelante, en cualquier dirección que
sigan las líneas, pero sólo se pueden mover de un punto al otro (próximo)
por vez. Quien coge todas las piezas del antagonista es el vencedor”.
Seis ranas han aprendido una treta interesante. Cuando se posan sobre
vasos de vidrio, como los que vemos en la ilustración, cambian de lugar
de tal modo que las tres ranas negras quedan a la izquierda y las blancas
a la derecha, dejando desocupado el vaso del otro extremo (es decir, el
número 7 en vez del 1). Pueden saltar al número contiguo, si está desocu-
pado, o saltarse una o dos ranas hasta llegar a un vaso desocupado. Los
saltos se pueden efectuar en cualquiera de ambas direcciones, y una rana
puede saltar sobre su color, el color opuesto o ambos colores. Este ejem-
plo de cuatro saltos sucesivos lo aclara todo: 4 a 1, 5 a 4, 3 a 5, 6 a 3.
¿Puede mostrar cómo lo consiguen en diez saltos?
Solución
― 56 ―
Iba sentado frente a una dama en un tren, durante el Jubileo de Dia-
mante de la reina Victoria, cuando me llamó la atención el broche que
usaba. Tenía forma de Cruz de Malta o Cruz de la Victoria, y llevaba las
letras de la palabra VICTORIA. El número y disposición de las letras me
sugirió de inmediato este acertijo.
El diagrama, como se ve, está integrado por nueve divisiones. El acer-
tijo consiste en colocar ocho fichas, que lleven las letras de la palabra
VICTORIA, tal como se muestra, y luego deslizar una letra por vez, de
negro a blanco y de blanco a negro alternativamente, hasta que la palabra
se lea en la misma dirección, pero con la V inicial en uno de los brazos
negros de la cruz. En ningún momento puede haber dos letras en la misma
casilla, y se requiere utilizar el método más breve.
Por cierto, no pueden saltarse casillas. El primer movimiento, obvia-
mente, se debe realizar con la A, la I, la T o la R. Suponiendo que usted
mueva la T hacia el centro, la siguiente ficha será la O o la C, pues no se
puede mover la I ni la R. Luego señalaré una característica llamativa de
este acertijo.
Solución
― 57 ―
puede moverse. ¿Cómo lograrlo? ¿Y cuál locomotora permanece inmóvil
durante toda la jugada?
Solución
― 58 ―
El siguiente ejemplo lo aclarará todo. Haga saltar el 4 sobre el 1, el 5
sobre el 9, el 3 sobre el 6, el 5 sobre el 3, el 7 sobre el 5 y 2, el 4 sobre el
7, el 8 sobre el 4. Pero 8 no queda en el cuadrado central, como debería.
Acuérdese de eliminar las almendras sobre las cuales saltó. Todos los sal-
tos consecutivos realizados con la misma almendra valen por un solo mo-
vimiento.
Solución
― 59 ―
Sólo se han de eliminar seis monedas, y cuando éstas estén situadas
allí debería haber dos monedas en cada uno de seis platos y seis platos
vacíos. Es importante ir en derredor de la mesa la menor cantidad posible
de veces. No importa si las dos monedas que se mueven están en uno o
dos platos, ni por encima de cuántos platos vacíos se pasa la moneda. Pero
siempre se debe ir en la misma dirección alrededor de la mesa y terminar
en el punto de donde se partió. Es decir, la mano sigue siempre hacia
adelante en una dirección, sin retroceder nunca.
Solución
64. Torpedeo
― 60 ―
interesante ejercicio de guerra naval, y muy práctico, siempre que el
enemigo nos permita disponer su flota a nuestra conveniencia y prometa
quedarse quieto sin hacer nada.
Solución
― 61 ―
66. Ordenando frascos
Vi a una niña que ordenaba frascos de mermelada en la alacena, colo-
cándolos en los estantes según la clase de dulce. Noté que tomaba un
frasco de damasco en una mano y un frasco de grosella en la otra y los
cambiaba de lugar; luego cambió uno de fresas con uno de frambuesa, y
así sucesivamente. Observé que se tomaba muchas molestias innecesa-
rias, haciendo más cambios de los que hacían falta, y pensé que era buen
tema para un acertijo.
― 62 ―
PROBLEMAS DE RECORRIDO
― 63 ―
68. El acertijo del inspector del metro
El hombre de nuestra ilustración afronta un pequeño dilema. Lo aca-
ban de designar inspector de un sistema de ferrocarril subterráneo y tiene
el deber de inspeccionar regularmente, dentro de un período establecido,
las diecisiete líneas de la compañía, que unen doce estaciones, como se
muestra en el plano que él contempla. Ahora quiere arreglar su ruta de
modo que lo lleve por todas las líneas en la menor cantidad posible de
viajes. Debe comenzar donde escoja y terminar donde escoja. ¿Cuál es la
ruta más corta?
¿Algo podría ser más simple? Pero el lector pronto descubrirá que, sea
cual fuere el procedimiento, el inspector debe pasar más de una vez por
ciertas líneas. En otras palabras, si decimos que las estaciones están a una
milla de distancia, tendrá que viajar más de diecisiete millas para inspec-
cionar todas las líneas. Allí está la pequeña dificultad. ¿Qué distancia está
obligado a recorrer, y qué ruta recomienda usted?
Solución
― 64 ―
equiláteros similares. Un trozo de cartulina de la forma que mostramos en
el diagrama más pequeño se pliega a lo largo de las líneas punteadas for-
mando un icosaedro perfecto.
Ahora bien, cuerpo platónico no significa cuerpo celeste, pero para
nuestro acertijo daremos en suponer que existe un planeta habitable con
esta forma. También supondremos que, a causa de una súper fluidez del
agua, las únicas tierras secas están a lo largo de las aristas, y que los ha-
bitantes desconocen la navegación.
― 65 ―
diga: “Si hay treinta y un túneles, cada cual de una milla de longitud,
tendrá que recorrer sólo treinta y una millas”. Pero ello equivale a suponer
que nunca deberá recorrer un túnel más de una vez, y no ocurre así.
― 66 ―
luego pasando a lo largo de las líneas de letra en letra? Puede ir en cual-
quier dirección, hacia adelante o hacia atrás. Claro que no se le permite
saltarse letras, es decir, debe usar una letra cada vez que llegue a ella.
Solución
― 67 ―
su travesía en el punto de partida. Pero siempre postergaba todo lo posible
su visita a C, por razones comerciales sobre las cuales no es preciso ex-
playarse. El acertijo consiste en descubrir su ruta exacta, y esto se puede
hacer con certeza. Coja un lápiz y, comenzando en A, trate de deducirla.
Si anota las islas por orden de visita —por ejemplo, A, I, O, L, G, etc.—
pronto verá si ha visitado una isla dos veces o si ha omitido alguna. Por
cierto, los cruces de las líneas se deben pasar por alto, es decir, usted debe
continuar la ruta directamente, y no puede coger un cruce para cambiar
de rumbo. No hay trucos de esta especie en el acertijo. El marinero cono-
cía la mejor ruta. ¿Puede usted encontrarla?
Solución
― 68 ―
74. El monje y los puentes
Doy un esquema de un río con una isla y cinco puentes. En un lado del
río hay un monasterio, y en el otro se ve un monje en primer plano. Ahora
bien, de regreso al monasterio el monje ha decidido cruzar cada puente
una vez, y sólo una vez. Esto es, por supuesto, bastante fácil, pero en el
camino piensa para sí: ‘Me pregunto cuántas rutas diferentes tengo para
elegir.’ ¿Podría usted decírselo?
Tome su lápiz y trace una ruta que lo lleve una vez por los cinco puen-
tes. Luego trace una segunda, luego una tercera, y vea si puede determinar
todas las variantes. Verá que la dificultad es doble: por un lado debe evitar
olvidar rutas; por el otro, debe evitar repetirlas.
Solución
― 69 ―
PROBLEMAS DE COMBINACIÓN Y AGRUPAMIENTO
― 70 ―
—Me han dado a entender —añadió— que algunos de ustedes son
amantes del remo, así que en esta ocasión me propongo brindarles esa
recreación, y al mismo tiempo darles un pequeño acertijo para resolver.
Durante los siete días que pasarán en Heme Bay, todos deben salir todos
los días a la misma hora a remar, pero siempre debe haber tres hombres
en un bote y no más de tres. Dos hombres no pueden salir en bote juntos
más de una vez, y nadie puede salir dos veces en el mismo bote. Si se las
apañan para hacerlo, y usan la menor cantidad posible de botes, la em-
presa se hará cargo de los gastos.
Uno de esos hombres me contó que la experiencia que tenía en dichos
asuntos pronto le permitió hallar la respuesta para total satisfacción de los
empleados y del empleador. Pero lo más pintoresco del asunto es que ja-
más resolvieron de veras el pequeño misterio. El método que utilizaron
era incorrecto, y creo que mis lectores se divertirán descubriendo el modo
en que los hombres debieron ocupar los botes. Como da la casualidad de
que se llaman Andrews, Baker, Cárter, Danby, Edwards, Frith, Gay, Hart,
Isaacs, Jackson, Kent, Lang, Masón, Napper y Onslow, desde ahora po-
demos llamarlos por sus iniciales y anotar los cinco grupos correspon-
dientes a cada uno de los siete días de esta manera sencilla:
1 2 3 4 5
Primer día: (ABC) (DEF) (GHI) (JKL) (MNO).
― 71 ―
camina nunca al lado de otro más de una vez. ¿Cómo puede usted agru-
parlos?
Si los representamos con las primeras nueve letras del alfabeto, el pri-
mer día podemos agruparlos de este modo:
A B C
D E F
G H I
― 72 ―
Y así sucesivamente. Suponiendo que usted empiece en 18, llamando
a esa tarjeta “uno”, su primera “presa” será el 19. Elimine el 19 y su pró-
xima presa será el 10. Elimine el 10 y la próxima presa será el 1. Elimine
el 1, y si cuenta hasta 21 (nunca debe pasar esa cifra), no puede pillar otra
presa. Lo ideal es coger a los veintiún ratones, pero esto no es posible
aquí, y si lo fuera sólo se requerirían veintiún intentos, a lo sumo, para
lograrlo. Pero el lector debe hacer que dos tarjetas cualesquiera cambien
de lugar antes de empezar. Así, usted puede cambiar el 6 con el 2, o el 7
con el 11, o cualquier otro par. Esto se puede hacer de varias maneras
para permitirle cazar los veintiún ratones, si luego usted empieza en el
sitio atinado. Nunca debe pasar por alto una presa; siempre debe eliminar
la tarjeta y comenzar de nuevo.
Solución
― 73 ―
Recuerde que las inversiones y reflejos no cuentan como diferentes.
Es decir, si usted hace girar la página obtendrá cuatro ordenamientos para
la cruz griega, y si la hace girar frente a un espejo obtendrá cuatro más.
Pero se considera que estas ocho configuraciones son una y la misma.
Pues bien, ¿cuántos modos existen en cada caso?
Solución
― 74 ―
¿De cuántas maneras es posible recortar esos cuatro sellos? Podemos
darle 1, 2, 3, 4, o bien 2, 3, 6, 7, o bien 1, 2, 3, 6, o bien 1, 2, 3, 7, o bien
2, 3, 4, 8, y así sucesivamente. ¿Puede usted contar cuántas maneras hay
de entregar los cuatro sellos? No hay muchas más de cincuenta, así que
no es una cuenta grande. ¿Puede averiguar el número exacto?
Solución
― 75 ―
PROBLEMAS AJEDRECÍSTICOS
EL TABLERO DE AJEDREZ
― 76 ―
Es obvio que un tablero de cuatro cuadrados sólo se puede dividir de
una manera —mediante un corte recto por el centro— porque no conta-
remos las inversiones ni reflejos como diferentes. En el caso de un tablero
de dieciséis cuadrados —cuatro por cuatro— hay seis modos. Los he pre-
sentado en el diagrama, y el lector no encontrará más.
― 77 ―
El monje cabeceó.
—¿Y no te he dicho a menudo que, habiendo nacido en tal fecha, no
siento amor por las cosas impares? ¡Mira allá!
El abad señaló la gran ventana del dormitorio, de la cual presento un
bosquejo. El monje miró, y quedó estupefacto.
—¿Acaso no ves que las sesenta y cuatro claraboyas suman un número
par vertical y horizontalmente, pero que todas las líneas diagonales, ex-
cepto catorce, son de un número impar? ¿A qué se debe?
—A decir verdad, monseñor abad, está en la naturaleza misma de las
cosas, y no se puede modificar.
—¿Conque no? Pues será modificado. Te ordeno que algunas de esas
claraboyas se cierren hoy, para que todas las líneas den un número par de
claraboyas. Procura que esto se haga sin demoras, pues de lo contrario la
bodega permanecerá cerrada por un mes y te acontecerán otras desgracias.
El padre John se devanó los sesos pero, tras consultar con alguien que
era versado en extraños misterios, halló un modo de satisfacer el capricho
del abad. ¿Cuáles claraboyas se cerraron, de modo tal que las que perma-
necieron abiertas sumaran un número par en cada línea horizontal, verti-
cal y diagonal, con la menor obstrucción posible para la luz?
Solución
― 78 ―
85. Ajedrez chino
¿En cuántas piezas se puede dividir un tablero de ajedrez (haciendo
cortes sólo a lo largo de las líneas) sin que dos piezas sean exactamente
iguales? Recuerde que la disposición en blanco y negro constituye una
diferencia. Así, un cuadrado negro se considera diferente de un cuadrado
blanco, una fila de tres que contenga dos cuadrados negros difiere de una
fila de tres que contenga dos cuadrados blancos, etc. Si dos piezas no se
pueden apoyar sobre la mesa luciendo exactamente iguales, se consideran
diferentes. Y como el dorso del tablero es liso, las piezas no se pueden
invertir.
Solución
― 79 ―
ACERTIJOS AJEDRECÍSTICOS ESTÁTICOS
― 80 ―
palo o del mismo valor. Esto es bastante fácil, pero un objetivo del acertijo
consiste en encontrar de cuántas maneras se puede hacer. El eminente
matemático francés A. Labosne, en su edición moderna de Bachet, da una
respuesta incorrecta. Y sin embargo el acertijo es bastante fácil. Cualquier
configuración genera siete más cuando el cuadrado se invierte o se refleja
en un espejo. Bachet las considera soluciones diferentes.
Nótese que se habla de líneas de cuatro naipes, de modo que las únicas
diagonales que tenemos en cuenta son las dos largas.
Solución
― 81 ―
89. El gentil arte de lamer sellos postales
La Ley de Sellos es una prolífica fuente de amenos acertijos (particu-
larmente amenos si uno se encuentra entre los exentos). La iniciación en
el gentil arte de lamer sellos postales sugiere el siguiente problemita: si
tenemos una tarjeta dividida en dieciséis espacios (4 × 4) y nos dan mu-
chos sellos con valores de 1, 2, 3, 4 y 5 peniques, ¿cuál es el mayor valor
que se puede pegar en la tarjeta si la ley prohíbe colocar cada sello en
línea recta (horizontal, vertical o diagonal) con otro sello de valor similar?
Desde luego, sólo se puede pegar un sello en cada espacio. Probablemente
el lector descubra, cuando vea la solución, que le faltan dos peniques para
llegar al máximo. Un amigo preguntó en la Oficina de Correos cómo ha-
cerlo; pero lo enviaron al funcionario de aduanas y recaudación interna,
quien lo envió a la Comisión de Seguros, quien lo envió a una entidad
aprobada, que lo envió procazmente a... pero esto no tiene importancia.
Solución
¿De cuántos modos podía situar esas ovejas, cada cual en un corral,
para que cada corral estuviera ocupado o en línea (horizontal, vertical o
diagonal) con por lo menos una oveja? Presento un ejemplo que satisface
estas condiciones. ¿Cuántos otros puede usted encontrar? Las meras in-
versiones y reflejos no cuentan. El lector puede considerar las ovejas
― 82 ―
como damas de ajedrez. El problema consiste pues en situar las tres damas
para que cada cuadrado esté ocupado o atacado por cuando menos una
dama, en la cantidad máxima de modos diferentes posibles.
Solución
― 83 ―
El acertijo consiste en desplazar a los cinco perros para descubrir de
cuántas maneras posibles los podemos colocar en cinco perreras en línea
recta, de tal modo que cada una de las sesenta y cuatro perreras siempre
esté en línea con por lo menos un perro. Aquí las inversiones y reflejos
cuentan como diferentes.
Solución
Solución
― 84 ―
93. Acertijo con peones
Coloque dos peones en medio del tablero, uno en “d4” y el otro en
“e5”. Ahora coloque los catorce peones restantes (suman dieciséis en to-
tal) de tal modo que no queden tres en línea recta en ninguna dirección.
Nótese que no hablo de damas porque al decir “ninguna dirección” no
sólo me refiero a las diagonales de 45 grados, sino también a cualquier
otra diagonal. Los peones se deben considerar como meros puntos en el
espacio.
Solución
― 85 ―
Donde n es impar hay 21(n – l)/2 disposiciones, cada cual dando 4 por
inversiones y reflejos, y 2n – 3 – 2(n–3)/2 dando 8.
Donde n es par hay 2(n–2)/2, dando cada cual 4 con inversiones y refle-
jos, y 2n – 3 – 2(n–4)/2, cada cual dando 8.
Podemos situar (n2 + l)/2 caballos en un tablero n2 sin ataque, cuando
n es impar, de 1 modo fundamental; y n2/2 caballos en un tablero n2,
cuando n es par, de un modo fundamental. En el primer caso situamos
todos los caballos en el mismo color que en el cuadrado central; en el
segundo caso los ponemos todos sobre cuadrados negros o sobre cuadra-
dos blancos.
― 86 ―
ACERTIJOS AJEDRECÍSTICOS DINAMICOS
El hombre visitó cada celda una vez y sólo una vez en la menor canti-
dad posible de líneas rectas hasta llegar a la celda del león. El león, curio-
samente, también visitó cada celda una vez y sólo una vez en la menor
cantidad posible de líneas rectas hasta que al fin llegó a la celda del hom-
― 87 ―
bre. Comenzaron juntos y fueron a la misma velocidad; no obstante, aun-
que en ocasiones se entrevieron, jamás se encontraron. El acertijo consiste
en mostrar qué ruta siguió cada cual.
Solución
Para bien o para mal, la expedición que debe emprender esta torre es
un viaje sin retomo. Realizará veintiún movimientos, visitando todas las
casillas del tablero una vez y sólo una vez, parando en la casilla que de-
nominamos 10 al final de su décimo movimiento, y terminando en la ca-
silla denominada 21. No se pueden realizar dos movimientos consecuti-
vos en la misma dirección, es decir, hay que girar después de cada jugada.
Solución
― 88 ―
Solución
97. La regata
¡Marineros de agua dulce, izad los escotines del foque, desplegad la
vela mayor, inflad ese foque balón, alistad la mesana!
Nuestra regata consiste en partir desde el punto donde mostramos el
yate en la ilustración y tocar cada una de las sesenta y cuatro boyas en
catorce líneas rectas, regresando en la maniobra final hasta la boya donde
comenzamos. El séptimo tramo debe terminar en la boya donde flamea
una bandera.
Este acertijo exige gran pericia naval, pues a menudo hay que manio-
brar en ángulo cerrado. La punta de un lápiz y un buen ojo náutico son
todos los elementos que necesitamos.
― 89 ―
Esto es difícil a causa de la condición concerniente a la boya con la
bandera, y porque es una gira donde se regresa al punto de partida. Pero
de nuevo se permite recurrir a esas líneas oblicuas.
Solución
― 90 ―
una vez en una serie de jugadas de caballo de ajedrez, terminando en la
esquina inferior derecha, que está abierta al mundo.
― 91 ―
una cantidad impar de casillas, un color tiene por fuerza una casilla de
más, así que la senda debe comenzar en una casilla del color que tiene
más, y terminar en un color similar; como es imposible desplazar el ca-
ballo entre casillas del mismo color, la senda no tiene reingreso. Pero se
puede realizar una gira perfecta en un tablero rectangular de cualquier
dimensión siempre que la cantidad de casillas sea par, y que la cantidad
de casillas de un lado no sea inferior a 6 y del otro no sea inferior a 5. En
otras palabras, el tablero rectangular más pequeño donde es posible efec-
tuar una gira con reingreso es de 6 × 5.
No es posible que un caballo siga una senda que recorra (sin reingreso)
todas las casillas de un tablero si sólo hay dos casillas en un lado; tampoco
es posible en un tablero cuadrado de dimensiones inferiores a 5 × 5. En
un tablero de 4 × 4 un caballo no puede efectuar una gira ni un recorrido
completo; debemos dejar una casilla sin visitar. Pero en un tablero de 4 ×
3 (que tiene cuatro casillas menos) es posible trazar un recorrido completo
de dieciséis maneras diferentes. Tal vez al lector le interese descubrirlas.
Cada sendero que comience y termine en diferentes casillas cuenta con
una solución diferente, y también las rutas inversas.
Solución
― 92 ―
veinte perros de tal modo que formen una secuencia de caballos de aje-
drez del perro N° 1 al perro N° 20, y la fila inferior de cinco perreras debe
quedar desocupada, como ahora. Esto se debe hacer moviendo un perro
por vez hacia una perrera vacía. Los perros están bien adiestrados para
obedecer, y se puede confiar en que permanecerán en las perreras donde
los ponemos, excepto que si dos se alojan en la misma perrera luchan a
muerte.
― 93 ―
Solución
― 94 ―
ACERTIJOS AJEDRECÍSTICOS VARIOS
Las torres blancas no pueden salir del pequeño cuadrado donde están
encerradas excepto en la jugada final, al dar jaque mate. El acertijo con-
siste en dar jaque mate a las negras con la menor cantidad posible de mo-
vimientos con la torre NQ 8, dejando las otras torres en orden numérico
alrededor de los lados del cuadrado, con la brecha entre 1 y 7.
Solución
104. Ahogado
Hace unos años se propuso el acertijo de construir una partida imagi-
naria de ajedrez donde las blancas queden ahogadas con la menor canti-
dad posible de movimientos, dejando todas las piezas (treinta y dos) sobre
― 95 ―
el tablero. ¿Puede usted llegar a esa posición en menos de veinte movi-
mientos?
Solución
¿En qué casilla dejó el señor Negro a su rey? Las otras piezas están en
sus posiciones apropiadas en el diagrama. Blanco puede dar jaque a Ne-
gro cuantas veces quiera, pero en balde, pues nunca llega a una posición
de jaque mate.
Solución
― 96 ―
106. Los seis peones
¿De cuántos modos puedo poner seis peones en el tablero para que
haya una cantidad par de casillas desocupadas en cada fila y columna?
Aquí no tenemos en cuenta las diagonales, y cada conjunto
de seis casillas ocupadas constituye una solución diferente, así que no
es preciso excluir inversiones ni reflejos.
Solución
Es evidente que las blancas han dado mate a las negras. ¿Pero cómo?
He ahí el acertijo.
Solución
108. Monstruosidad
Una Nochebuena yo viajaba en tren al sur de Inglaterra. El comparti-
miento estaba atestado, y los pasajeros estábamos muy apiñados. Mi com-
― 97 ―
pañero de asiento estudiaba sesudamente una posición en uno de esos ta-
bleros plegables que se pueden guardar cómodamente en el bolsillo, y no
pude evitar mirarlo (la posición se muestra en la página siguiente, y como
está un poco borrosa diremos que la pieza de “c7” es el rey blanco).
Mi compañero de viaje volvió repentinamente la cabeza y sorprendió
mi expresión de desconcierto.
—¿Juega usted al ajedrez? —preguntó.
—Sí, un poco. ¿Qué es eso? ¿Un problema?
—Problema? No, una partida.
—¡Imposible! —exclamé con cierta rudeza— ¡Esa posición es una
monstruosidad!
― 98 ―
Lanzó una carcajada.
—Tiene usted mucho que aprender. Mi amigo y yo no jugamos en
busca de esos anticuados desenlaces. Vemos en el ajedrez lo maravilloso,
lo estrambótico, lo extravagante. ¿Alguna vez vio una posición como
ésta?
Por suerte no, pensé para mis adentros.
—Esa posición, amigo mío, materializa las sinuosas evoluciones y las
sincréticas, sintéticas y sincrónicas concatenaciones de dos cerebros per-
sonalísimos. Es el producto de un hiperbólico e hipertrófico intercambio
de...
—¿Ha leído usted el periódico vespertino? —interrumpió el pasajero
de enfrente, alcanzándome un periódico. Noté que en el margen, junto a
su pulgar, había garrapateado una nota. Agradeciéndole, cogí el periódico
y leí: “Lunático, pero totalmente inofensivo. Está a mi cargo”.
Después de eso dejé que el pobre sujeto delirase a gusto hasta que
ambos nos apeamos en la siguiente estación.
Pero esa extraña posición se me grabó en la mente, siendo el último
movimiento de las negras 43. lg1; y poco después descubrí que en efecto
era posible llegar a ella en cuarenta y tres movimientos. ¿Podrá el lector
reconstruir esa secuencia? ¿Cómo lograron las blancas poner sus torres y
el alfil del rey en su posición actual, teniendo en cuenta que nunca pudie-
ron haber movido el alfil del rey? No se dieron ventajas, y cada movi-
miento era totalmente legítimo.
Solución
― 99 ―
ACERTIJOS DE MEDIDA, PESO Y EMPAQUETADO
― 100 ―
109. El acertijo del tonel
Los hombres de la ilustración disputan por el contenido líquido de un
tonel. Un hombre sostiene que el tonel está más que medio lleno, el otro
insiste que ni siquiera está medio lleno.
― 101 ―
de cinco cuartos y una medida de cuatro cuartos. Quiere poner exacta-
mente tres cuartos en cada una de las dos medidas. ¿Cómo lo conseguirá?
¿Y cuántas manipulaciones (pases de un recipiente al otro) se requieren?
No se permite derrochar, volcar ni otros trucos.
Solución
111. Mezclando el té
—Esta mañana llamó la señora Quejumbre —le dijo el honesto ten-
dero a su asistente—. Quiere 20 libras de té a 28½ peniques la libra. Desde
luego tenemos un buen té de 30 peniques, un té un poco inferior de 27
peniques y un té indio barato de 21 peniques, pero ella siempre se fija
mucho en el precio.
—¿Qué piensa hacer? —preguntó el cándido asistente.
—¿Hacer? —exclamó el tendero— Pues simplemente mezclaremos
las tres clases de té en proporciones diferentes para que las veinte libras
le permitan efectuar su compra. Pero no pongas más cantidad del mejor
té de la que sea necesaria, y usa sólo nuestros paquetes completos de libra.
No peses el té.
¿Cómo haría el pobre asistente para mezclar las tres clases de té? ¿Ha-
bría usted podido indicarle?
Solución
― 102 ―
PROBLEMAS DE CRUCE DEL RÍO
― 103 ―
Hace muchos años, en los tiempos de ese contrabandista conocido
como “Rob Roy del Oeste”, una banda de piratas sepultó en la costa del
sur de Devon ciertos tesoros que, por cierto, abandonaron de ese modo
habitual e inexplicable. Tiempo después tres campesinos descubrieron el
paradero del tesoro, visitaron el lugar una noche y se repartieron el botín.
Giles se llevó tesoros por valor de 800 libras, Jasper por valor de 500 y
Timothy por valor de 300. Al regresar tenían que cruzar el río Axe en un
punto donde habían dejado preparada una pequeña embarcación. Sin em-
bargo, aquí se toparon con una dificultad que no habían previsto. El bote
sólo podía llevar a dos hombres, o un hombre y un saco, y se tenían tan
poca confianza mutua que ninguna persona podía quedar a solas en tierra
o en el bote con más de su parte del botín, aunque dos personas (que se
vigilarían entre sí) podían quedarse con más de lo que les correspondía.
El acertijo consiste en mostrar cómo atravesaron el río con la menor can-
tidad posible de cruces, llevando consigo su tesoro. No se pueden emplear
trucos tales como cuerdas, “puentes volantes”, corrientes, cruces a nado
u otras triquiñuelas.
Solución
― 104 ―
aguardaban vehículos para emprender la fuga. Pero, ay, a orillas del agua
comenzaron sus dificultades.
Los mozos eran tan celosos que no permitían que sus futuras prometi-
das permanecieran en ningún momento en compañía de uno o más hom-
bres a menos que también ellos estuvieran presentes. El bote sólo podía
transportar dos personas, aunque una sola de ellas bastaba para empuñar
los remos, y parecía imposible que las cuatro parejas pudieran cruzar.
Pero en medio del río había un islote, el cual parecía ofrecer una solución
para esta dificultad, porque una o más personas podían quedarse allí
mientras el bote iba a la orilla opuesta. Si hubieran previsto esta dificul-
tad, habrían elaborado fácilmente una solución para este escollo en otra
oportunidad. Pero estaban tan apresurados y alborotados con la fuga que
pronto fueron presa de una divertida confusión. Al menos, hubiera sido
divertida para cualquier espectador.
En consecuencia, tardaron el doble y cruzaron el río el doble de veces
de las necesarias. Entretanto el coronel, que tenía el sueño muy liviano,
creyó oír un chapoteo de remos. Pronto dio la alarma a la servidumbre, y
se descubrió que las jóvenes estaban ausentes. Alguien fue a avisar a la
policía, y varios agentes pronto contribuyeron a buscar a los fugitivos,
quienes, a causa de la demora en el cruce del río, fueron capturados al
poco tiempo. Las cuatro jóvenes regresaron afligidas a su hogar, y luego
rompieron su compromiso con enfado.
Durante mucho tiempo fue un misterio que esa partida de ocho hubiera
logrado cruzar el río en ese pequeño bote sin que ninguna muchacha que-
dara jamás con un hombre, a menos que su prometido también estuviera
presente. El método favorito consiste en coger ocho fichas o piezas de
cartulina y denominarlas A, B, C, D, a, b, c, d, para representar a los cua-
tro hombres y sus futuras esposas, y llevarlas de un lado de una mesa al
otro en una caja de cerillas (el bote), con una moneda en medio de la mesa
para representar el islote.
Ahora pedimos a los lectores que hallen el método más rápido para
que la partida cruce el río. ¿Cuántos viajes de un paraje al otro se necesi-
tan? Por “paraje” aquí entendemos la costa o el islote. Aunque el bote no
necesariamente se detendría en el islote en cada cruce, se debe tener en
cuenta esta posibilidad. Por ejemplo, no vale que un hombre quede a solas
― 105 ―
en el bote (aunque se entendiera que sólo se proponía cruzar de una orilla
a la otra) si hubiera una muchacha a solas en la isla aparte de aquella con
quien estaba comprometido.
Solución
― 106 ―
PROBLEMAS CON JUEGOS
― 107 ―
116. El acertijo de los naipes en T
Un ameno acertijo con naipes consiste en coger las nueve cartas de un
palo, del as hasta el nueve inclusive, y ordenarlas en forma de letra T,
como se muestra en la ilustración, para que los signos de la línea horizon-
tal sumen lo mismo que los de la columna. En el ejemplo, suman 23 en
ambos sentidos. Es muy fácil hacer un ordenamiento correcto.
― 108 ―
que, como abstemios, va contra nuestros principios metemos con una be-
bida que causa embriaguez. Por tanto, no pediré excusas al introducir un
acertijo que se relaciona con las apuestas.
Tres caballos —Acido, Bellota y Cápsula— inician una carrera. Las
probabilidades son 4 a 1 para Acido; 3 a 1 para Bellota y 2 a 1 para Cáp-
sula. ¿Cuánto debo invertir en cada caballo para ganar 13 libras, sin im-
portar cuál caballo llegue primero? Supongamos, por ejemplo, que aposté
5 libras a cada caballo. Si ganara Acido, yo recibiría 20 libras (4 veces 5),
y tendría que pagar 5 libras por cada uno de los otros dos caballos, ga-
nando así 10 libras. Pero se descubrirá que si Bellota llegara primero sólo
ganaría 5 libras, y si venciera Cápsula no ganaría ni perdería nada. Esto
aclarará la pregunta para el no iniciado que, al igual que yo, no siente
vocación por sumarse a la cofradía de quienes aducen estar consagrados
a la noble tarea de “mejorar la raza equina”.
Solución
― 109 ―
JUEGOS CON ACERTIJOS
Se puede decir que un juego consiste en una lucha de destreza para dos
o más personas, en la cual participamos por diversión o para ganar un
premio. En cambio, resolver acertijos es una tarea individual. Si nos fuera
posible dominar las complejidades del juego de ajedrez de modo de tener
la certeza de ganar siempre con la primera o segunda jugada, o de empatar
siempre, dejaría de ser un juego para transformarse en un acertijo. Desde
luego, entre los jóvenes y mal informados, cuando no se entiende correc-
tamente el juego, un acertijo puede constituir un excelente juego. Sin duda
los niños continuarán jugando al tres en raya, aunque he demostrado (N°
105, Los acertijos de Canterbury) que entre dos jugadores que entienden
cabalmente el juego siempre tiene que haber empate. Ninguno de ambos
jugadores puede ganar salvo gracias a los errores del oponente. Pero es-
cribo desde el punto de vista del estudioso de estos temas.
Los ejemplos que incluyo en esta clase son aparentemente juegos,
pero, como muestro en cada caso cómo podría ganar un jugador si jugara
correctamente, se trata en realidad de acertijos. El interés consiste pues
en tratar de descubrir el método atinado para jugar.
― 110 ―
119. Juego de las cuatro esquinas
También aquí juegan dos personas. Una pone una ficha en el N° 6, y
la otra pone una en el N° 55, y ambas juegan alternativamente, despla-
zando la ficha a cualquier otro número de una línea. Si nuestro oponente
se desplaza en cualquier momento a una de las líneas que ocupamos, o
cruza una de nuestras líneas, inmediatamente lo capturamos y ganamos.
Veamos un ejemplo.
― 111 ―
El señor Stubbs puso una mesilla entre él y su amigo, el señor Wilson,
y cogió una caja de cerillas, de donde extrajo treinta.
—He aquí treinta cerillas —dijo—. Las divido en tres montones de-
siguales. Veamos. Tenemos 14, 11 y 5. Ahora bien, los dos jugadores
extraen alternativamente la cantidad que deseen de cualquier montón, y
quien extrae la última cerilla pierde el juego. ¡Eso es todo! Jugaré con
usted, Wilson. Yo he formado los montoncitos, así que usted extrae pri-
mero.
—Como puedo extraer la cantidad que guste —respondió Wilson—,
supongo que exhibiré mi moderación habitual y cogeré la totalidad de la
pila de 14.
—Es la peor decisión, pues pierde directamente. Yo cojo 6 de la de
11, dejando dos montones iguales de 5, y dejar dos montones iguales es
un modo seguro de ganar (con la única excepción de 1, 1) porque lo que
el contrincante haga en un montón yo puedo repetirlo en el otro. Si usted
deja 4 en un montón, yo dejo 4 en el otro. Si usted deja sólo 1 en un
montón, yo cojo todo el otro montón. Si usted coge un montón entero,
cojo todas las cerillas del otro menos una. No, nunca debe usted dejar dos
montones, a menos que sean iguales y superiores a 1, 1. Comencemos de
nuevo.
—Muy bien —dijo Wilson— Cogeré 6 del montón de 14, y le dejaré
8, 11, 5.
Luego Stubbs dejó 8, 11, 3; Wilson dejó 8, 5, 3; Stubbs, 6, 5, 3; Wil-
son, 4, 5, 3; Stubbs, 4, 5, 1; Wilson, 4, 3, 1, Stubbs, 2, 3, 1; Wilson, 2, 1,
1; lo cual Stubbs redujo a 1, 1, 1.
—Ahora es evidente que debo ganar —dijo Stubbs—, pues usted debe
coger 1, y luego yo cogeré 1, dejándole la última cerilla. Usted no tenía
modo de ganar. Hay justo trece maneras en que se pueden agrupar las
cerillas al comienzo para asegurar el triunfo. De hecho, los grupos selec-
cionados, 14, 11, 5, me daban la victoria segura, porque haga lo que hi-
ciere el oponente hay siempre una respuesta ganadora, y así hasta llegar
a la última cerilla.
Solución
― 112 ―
121. El acertijo de los cigarros
Una vez propuse el siguiente acertijo en un club londinense, y durante
largo tiempo atrajo la atención de los presentes. No pudieron desentra-
ñarlo, y lo consideraron imposible de resolver. Sin embargo, como ahora
demostraré, la respuesta es muy sencilla.
Dos hombres están sentados ante una mesa cuadrangular. Uno pone
un cigarro común (romo en una punta, puntiagudo en la otra) sobre la
mesa, y el otro hace lo mismo, y así alternativamente, siendo una condi-
ción que ningún cigarro toque al otro. ¿Cuál jugador logrará poner el úl-
timo cigarro, suponiendo que ambos jueguen del mejor modo posible? El
tamaño de la mesa y el tamaño del cigarro no se aclaran, pero para excluir
la ridícula respuesta de que la mesa podría ser tan ínfima que sólo cupiera
un solo cigarro, diremos que la mesa no debe ser inferior a 2 pies cuadra-
dos y el cigarro no debe tener menos de 4½ pulgadas de longitud. Con
esas restricciones, el lector puede optar por cualquier dimensión que
guste. Desde luego, entendemos que todos los cigarros son exactamente
iguales en todo sentido. ¿Debería ganar el primer jugador o el segundo?
Solución
― 113 ―
PROBLEMAS VARIOS
― 114 ―
El acertijo consiste en un simple gancho de alambre fijado en un
mango que se debe empuñar con la mano izquierda, y varios anillos suje-
tados por alambres que atraviesan los orificios de la barra y se mantienen
allí gracias a sus extremos romos. Los alambres se mueven libremente en
la barra, pero no pueden desprenderse de ella, y los alambres no se pueden
sacar de los anillos. El acertijo consiste en separar totalmente el gancho
de todos los anillos, y luego ponerlos todos de nuevo.
Ahora bien, se verá a simple vista que el primer anillo (a la derecha)
se puede quitar en cualquier momento, deslizándolo por encima del ex-
tremo y sacándolo del gancho; y se puede poner realizando la operación
inversa. Con esta excepción, el único anillo que se puede quitar es el se-
gundo contiguo en el gancho, del extremo derecho. Así, con todos los
anillos puestos, el segundo se puede sacar de inmediato; con el primero
abajo, no se puede sacar el segundo, pero sí el tercero; con los tres prime-
ros anillos abajo, no se puede sacar el cuarto, pero sí el quinto; y así su-
cesivamente. Se verá que el primer y segundo anillos se pueden sacar
juntos o poner juntos; pero para impedir confusiones quitaremos validez
a este doble movimiento, y diremos que sólo se puede poner o quitar un
anillo cada vez.
Así podemos sacar un anillo en 1 movimiento; dos anillos en 2 movi-
mientos; tres anillos en 5 movimientos; cuatro anillos en 10 movimientos;
cinco anillos en 21 movimientos; y si continuamos duplicando (y aña-
diendo uno donde el número de anillos es impar) podemos llegar fácil-
mente a la cantidad de movimientos necesarios para sacar totalmente
cualquier número de anillos. Para sacar los siete anillos se requieren 85
movimientos. Examinemos los cinco movimientos realizados para sacar
los primeros tres anillos: los círculos por encima de la línea representan
los anillos que quedan en el gancho y los de abajo los anillos que están
fuera del gancho.
Saquemos el primer anillo; saquemos el tercero; pongamos el primero;
saquemos el segundo; y saquemos el primero: 5 movimientos, como lo
muestran claramente los diagramas. Los círculos oscuros muestran en
cada etapa, desde la posición inicial hasta la final, qué anillos es posible
sacar. Después del movimiento 2, se notará que ningún anillo se puede
sacar hasta que uno se haya puesto, porque el primero y segundo anillos
― 115 ―
de la derecha, que ahora están en
el gancho, no están juntos. Des-
pués del quinto movimiento, si
deseamos sacar los siete anillos
debemos sacar el quinto. Pero an-
tes de poder sacar el cuarto es pre-
ciso poner los tres primeros y sa-
car los dos primeros. Entonces
tendremos el 7, 6, 4 y 3 en el gan-
cho, y así podemos sacar el
cuarto. Cuando hayamos puesto 2
y 1 y sacado 3, 2, 1, podremos
soltar el séptimo anillo. La pró-
xima operación consistirá en po-
ner 6, 5, 4, 3, 2, 1 en el gancho y
sacar 4, 3, 2, 1 con lo que saldrá
el 6; luego poner 5, 4, 3, 2, 1 en el
gancho, y sacar 3, 2, 1 con lo que
saldrá el 5; luego poner 4, 3, 2, 1
y sacar 2, 1 soltando el 4; luego
poner 3, 2, 1 y sacar 1 soltando el
3; luego poner 2, 1 soltando el 2;
y el 1 se soltará con el movi-
miento 85, dejando el gancho libre. El lector ahora puede comprender este
acertijo, lo tenga o no en las manos en forma práctica.
El problema que propongo es simplemente éste. Supongamos que hay
catorce anillos y procedemos a sacarlos del modo correcto para no des-
perdiciar ningún movimiento. ¿Cuál será la posición de los anillos una
vez efectuado el movimiento 9.999?
Solución
― 116 ―
asombró a su familia. Uno debe comenzar abajo y pisar dos veces el piso
superior (deteniéndose allí al finalizar), tras haber regresado una vez a la
planta baja. Pero hay que tener cuidado de usar cada escalón la misma
cantidad de veces. ¿Cuál es la cantidad mínima de pasos para efectuar el
ascenso? Parece muy sencillo, pero es muy probable que en su primer
intento usted dé muchos más pasos de los necesarios. Desde luego, no
debe subir más de un escalón por vez.
Tomasito conoce el truco, y lo ha mostrado a su padre, quien mani-
fiesta desdén por esas cosas; pero cuando sus hijos duermen, el padre a
menudo lleva a los amigos a la sala y se divierte desconcertándolos. Y sin
embargo, es sencillísimo cuando sabemos cómo se hace.
Solución
― 117 ―
Ponga la primera donde usted guste, luego ponga la segunda exacta-
mente a una pulgada de la primera, la tercera a una pulgada de la segunda,
y así sucesivamente. Ninguna moneda puede tocar otra ni cruzar el límite.
Nuestra ilustración aclara este asunto. La moneda N° 2 está a una pulgada
de la N° 1; la N° 3 está a una pulgada de la N° 2; la N° 4 a una pulgada
de la N° 3; pero después de colocar la N°10 no podemos continuar con
este criterio. Sin embargo, se han metido algunas monedas más. ¿Cuántas
puede colocar el lector?
Solución
― 118 ―
SOLUCIONES
1. Extraña coincidencia
Los viejos libros suelen resolver los acertijos de esta clase mediante el
tedioso proceso de “deducir retrospectivamente”. Pero he aquí una senci-
lla solución general: Si hay n jugadores, la cantidad que tenga cada juga-
dor al final será m(2n), por lo que el último perdedor debía tener m(n + 1)
al principio, el siguiente m(2n + 1), el siguiente m(4n + 1), el siguiente
m(8n + 1) y así hasta llegar al primer jugador, que debía tener m(2n–1 n +
1).
Así, en este caso, n = 7, y la cantidad que tema cada jugador al final
era de 128 peniques. Por tanto m = 1, y G empezó con 8 peniques, F con
15, E con 29, D con 57, C con 113, B con 225, y A con 449.
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― 119 ―
2. Una solicitud caritativa
Hay siete modos de distribuir el dinero: 5 mujeres y 19 hombres, 10
mujeres y 16 hombres, 15 mujeres y 13 hombres, 20 mujeres y 10 hom-
bres, 25 mujeres y 7 hombres, 30 mujeres y 4 hombres, y 35 mujeres y 1
hombre. Pero el último caso no debe contarse, porque la condición era
que hubiera “hombres”, en plural. En consecuencia la respuesta es seis
años.
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― 120 ―
3. Las cenas de Noche Vieja
Los comensales presentes en la ocasión sumaban siete parejas, diez
hombres solos y una dama sola. Así, había veinticinco personas en total,
y por los precios fijados pagaron 1.200 peniques en total.
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― 121 ―
4. Carne y salchichas
La dama compró 48 libras de carne a 24 peniques, y la misma cantidad
de salchichas a 18 peniques, gastando así 2.016 peniques. Si hubiera com-
prado 42 libras de carne y 56 libras de salchichas, habría gastado 1.008
peniques en cada artículo, y habría obtenido 98 libras en vez de 96, ga-
nando 2 libras de peso.
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― 122 ―
5. Dando cambio
El modo de ayudar al comerciante americano es el siguiente. Nom-
brando las monedas por la cantidad de céntimos que representan, el co-
merciante pone sobre el mostrador 50 y 25; el comprador pone 100, 3 y
2; el extraño añade 10, 10, 5, 2 y 1. Ahora bien, considerando que el coste
de la compra sumaba 34 céntimos, es claro que de todo el dinero que se
ha juntado el comerciante debe recibir 109, el comprador 71 y el extraño
28 céntimos. Por ende, es obvio que la pieza de 100 debe ir al comer-
ciante, y luego se sigue que la de 50 debe ir para el comprador, y la de 25
sólo puede ir para el extraño. Ahora bien, las dos monedas de 10 céntimos
deben ser para el comprador, ya que el comerciante sólo requiere 9 cénti-
mos y el extraño 3 céntimos. Entonces es manifiesto que el comprador
debe tomar la de 1 céntimo, que el extraño debe tomar la de 3 céntimos y
el comerciante las de 5, 2 y 2. Resumiendo, el comerciante lleva 100, 5,
2 y 2; el comprador, 50, 10, 10 y 1; el extraño, 25 y 3. Nótese que ninguna
de las tres personas retiene ninguna de sus propias monedas.
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― 123 ―
6. El tendero y los asistentes
El joven de los comestibles fue demorado medio minuto y el joven de
las telas ocho minutos y medio (diecisiete veces el tiempo del anterior),
lo cual totaliza nueve minutos. El joven de los comestibles tardó veinti-
cuatro minutos en pesar el azúcar y, contando ese medio minuto de de-
mora, pasó 24 minutos y 30 segundos en la tarea; pero el joven de las telas
sólo efectuó cuarenta y siete cortes para dividir el rollo de tela, que con-
tenía cuarenta y ocho yardas, en piezas de una yarda. Esto le llevó 15
minutos y 40 segundos, y cuando sumamos los ocho minutos y medio de
demora obtenemos 24 minutos y 10 segundos, con lo cual es evidente que
el vendedor de telas ganó la carrera por veinte segundos. Muchos intentan
resolverlo cometiendo el desliz de calcular cuarenta y ocho cortes para
dividir el rollo en cuarenta y ocho piezas.
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― 124 ―
7. Comprando higos
Para la resolución de este acertijo nos interesa la interpretación exacta
de las palabras utilizadas por el comprador y el vendedor. Presentaré la
pregunta de nuevo, esta vez añadiendo unas palabras para aclarar más el
asunto. Las palabras añadidas figuran en bastardilla.
Un hombre fue a una tienda a comprar higos. Dijo que quería un pe-
nique de higos, y le dieron cinco higos.
—No es suficiente —señaló—. Falta un sexto.
—Pero si le doy un higo más —respondió el comerciante—, tendrá
usted cinco sextos de sobra.
Lo más raro es que ambos tenían razón. ¿Cuántos higos debería recibir
el comprador por 30 peniques?
La respuesta es que por 30 peniques debería recibir 155 higos. Divi-
damos este número por 30 y descubriremos que el comprador tenía dere-
cho a 5⅙ por cada penique. Por tanto tenía razón al decir, cuando sólo
recibió cinco, que aún le correspondía un sexto. Y el vendedor también
tenía razón al decir que si le daba un higo más (es decir, seis en total), le
estaría dando cinco sextos de higo de sobra.
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― 125 ―
8. Ladrón de bicicletas
Se dan muchas respuestas absurdas a esta pregunta, y sin embargo es
muy sencilla si uno tiene en cuenta que el vendedor no puede haber per-
dido más de lo que el ciclista robó. Este se fue con una bicicleta que le
costó al vendedor once libras, y el “cambio” de diez libras, por lo que
obtuvo veintiún libras a cambio de un papel inservible. Este es el monto
exacto de la pérdida del vendedor, y las demás operaciones (cambiar el
cheque, pedir un préstamo a un amigo) no afectan en absoluto la cuestión.
La pérdida de una posible ganancia sobre la venta de la bicicleta no re-
presenta un desembolso de dinero.
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― 126 ―
9. La edad de ambos
La edad del caballero era 54 años y la de su esposa 45 años.
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― 127 ―
10. La edad de la señora Timpkins
Si en el momento de las nupcias la persona mayor tenía tres veces la
edad de la menor, la edad de esta última debe ser igual a la cantidad de
años que faltan para que la persona mayor la duplique en edad. En nuestro
caso fue dieciocho años después; en consecuencia la señora Timpkins te-
nía dieciocho años el día de la boda, y su esposo cincuenta y cuatro.
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― 128 ―
11. La edad de Tomasito
La edad de Tomasito era 9 años y tres quintos. La edad de Ann era 16
y cuatro quintos, la edad de la madre 38 y dos quintos, y la del padre 50
y dos quintos.
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― 129 ―
12. Vecinos
El señor Jupp, 39; la señora Jupp, 34, Julia, 14 y Joe 13; el señor Sim-
kin, 42, la señora Simkin, 40; Sophy, 10 y Sammy, 8.
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― 130 ―
13. Fiesta familiar
En la fiesta se encontraban dos niñas y un niño, la madre y el padre de
ellos, y el padre y la madre de este último.
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― 131 ―
14. El reloj desconcertante
Si los 65 minutos se cuentan sobre la esfera del mismo reloj, el pro-
blema sería imposible, pues las manecillas deben coincidir cada 65 5/11
minutos (según lo muestra la esfera), y no importa si adelanta o atrasa;
pero si se mide por el tiempo real, adelanta 5/11 de minuto en 65 minutos,
o 60/143 de minuto por hora.
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― 132 ―
15. El aldeano
El día de la semana en que se entabló la conversación era domingo.
Pues cuando pasado mañana (martes) sea “ayer”, “hoy” será miércoles; y
cuando anteayer (viernes) era “mañana”, “hoy” era jueves. Hay dos días
entre el jueves y el domingo, y entre el domingo y el miércoles.
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― 133 ―
16. El reloj del club
La posición de las manecillas en la ilustración sólo puede indicar que
el reloj se detuvo 44 minutos 51 1143/1427 segundos después de las once. El
segundero estaría entonces “exactamente a medio camino” entre las otras
dos manecillas a los 45 minutos 52 496/1427 segundos después de las once.
Si se tratara de los puntos del círculo a los cuales apuntan las tres mane-
cillas, la respuesta sería entonces 45 minutos 22 106/1427 segundos después
de las once; pero la pregunta aludía a las manecillas, y el segundero no
estaría entre ellas en ese momento, sino fuera de ellas.
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― 134 ―
17. Cobrando la pensión
La distancia es de 6 ¾ millas.
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― 135 ―
18. Sir Edwyn de Tudor
La distancia era de 60 millas. Si sir Edwyn partía al mediodía y recoma
15 millas por hora, llegaría a las cuatro, con una hora de antelación. Si
viajaba a 10 millas por hora, llegaría a las seis, con una hora de retraso.
Pero si viajaba a 12 millas por hora, llegaría al castillo del malvado barón
exactamente a las cinco, la hora convenida.
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― 136 ―
19. El cesto de patatas
Multiplique la cantidad de patatas por ese número menos uno y por el
doble del número menos uno; luego divida por 3. Así, 50 × 49 × 99 da
242.550, lo que, dividido por 3, da 80.850 yardas como respuesta co-
rrecta. El niño tendría pues que caminar más de 70 kilómetros, una grata
recreación después de un día de trabajo.
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20. El acertijo de los aparadores
El total más pequeño posible es 356 = 107 + 249, y el mayor posible
es 981 = 235 + 746, o 657 + 324. La suma intermedia puede ser 720 =
134 + 586, o bien 702 = 134 + 568, o bien 407 = 138 + 269. En este caso
el total debe estar constituido por tres de los dígitos 0, 2, 4 o 7, pero no se
puede obtener ninguna suma salvo las tres dadas. En consecuencia no te-
nemos opción en el caso de la primera puerta, hay una alternativa en el
caso de la tercera, y una de tres posibilidades en el caso de la puerta in-
termedia. He aquí una solución:
Desde luego, en cada caso los números de las primeras dos líneas se
pueden intercambiar entre sí sin alterar el total, y en consecuencia hay
exactamente 3.072 modos en que se pueden poner los números en la
puerta de los armarios. Deseo mostrar un pequeño principio implicado en
este acertijo. La suma de los dígitos del total siempre está regida por el
dígito omitido según el esquema:
9 7 5 3 1 8 6 4 2 0
– – – – – – – – –
9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
Cualquiera sea el dígito que omitamos en nuestra línea superior, la
suma de los dígitos del total aparecerá debajo. Así, en el caso del armario
A omitimos el 8, y los números del total suman 14. En consecuencia, si
deseamos obtener 356, podemos saber de inmediato con certeza que sólo
se puede obtener (si se puede) eliminando el 8.
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― 138 ―
21. Las nueve fichas
En este caso es inevitable cierto grado de mero “ensayo”. Pero hay dos
clases de “ensayo”: los fortuitos y los metódicos. El verdadero amante de
acertijos no se satisface con ensayos fortuitos. El lector hallará que con
sólo invertir los dígitos de 23 y 46 (transformando los multiplicadores en
32 y 64) ambos productos dan 5.056. Esto es una mejora, pero no es la
respuesta correcta. Podemos obtener un producto tan grande como 5.568
si multiplicamos 174 por 32 y 96 por 58, pero esta solución no se hallará
sin recurrir a alguna reflexión y mucha paciencia.
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― 139 ―
22. Las diez fichas
Como he señalado, es muy fácil disponer las fichas de tal modo que
formen un par de simples multiplicaciones, cada una de las cuales dará el
mismo producto. Cualquiera puede hacerlo en cinco minutos con un poco
de paciencia. Pero es diferente hallar el par que dé el mayor producto y el
que dé el menor producto.
Para llegar al producto menor, es preciso seleccionar como multipli-
cadores los dos números más pequeños que sea posible. En consecuencia,
si usamos 1 y 2 como multiplicadores, sólo tenemos que disponer las ocho
fichas restantes de tal modo que formen dos números, uno de los cuales
sea el doble del otro; y al hacer esto debemos, por cierto, tratar de que el
número más bajo sea el menor posible. El número más bajo que podría-
mos obtener así sería 3.045, pero esto no funciona, como tampoco 3.405,
3.450, etc.; por lo que 3.485 es el menor posible. Una de las respuestas
requeridas es 3.485 × 2 = 6.970, y 6.970 × 1 = 6.970.
Sin embargo, la parte realmente engorrosa del acertijo es la segunda
(hallar el par con el producto más elevado), pues no resulta fácil descubrir
si debemos permitir que el multiplicador tenga una o dos cifras, aunque
es claro que debemos mantener, en lo posible, las cifras más altas a la
izquierda en el multiplicador y el multiplicando. Se verá que es posible
obtener un producto tan elevado como 58.560. Así, 915 × 64 = 58.560, y
732 × 80 = 58.560.
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― 140 ―
23. Números de taxi
Creo que el producto más elevado se obtiene multiplicando 8.745.231
por 96, a saber, 839.542.176.
El problema general es que con tres dígitos sólo hay dos soluciones
posibles, y con cuatro dígitos sólo seis soluciones posibles. Con cinco
dígitos hay sólo veintidós soluciones, a saber:
3 × 4128 = 12384
3 × 4281 = 12843
3 × 7125 = 21375
3 × 7251 = 21753
2541 × 6 = 15246
651 × 24 = 15624
678 × 42 = 28476
246 × 51 = 12546
57 × 834 = 47538
75 × 231 = 17325
624 × 78 = 48672
435 × 87 = 37845
9 × 7461 = 67149
72 × 936 = 67392
2 × 8714 = 17428
2 × 8741 = 17482
65 × 281 = 18265
65 × 983 = 63895
4973 × 8 = 39784
6521 × 8 = 52168
14 × 926 = 12964
86 × 251 = 21586
― 141 ―
los resultados requeridos. Si sumamos los dígitos de cualquier número y
luego, todas las veces que sea necesario volvemos a sumar los dígitos del
resultado, debemos llegar al fin a un número compuesto por una sola ci-
fra. Llamaremos “raíz digital” a este número.
En cada solución de nuestro problema es necesario que la raíz de la
suma de las raíces digitales de nuestros multiplicandos sea la misma que
la raíz de su producto. Hay sólo cuatro modos en que esto puede suceder:
cuando las raíces digitales de los multiplicandos son 3 y 6, o 9 y 9, o 2 y
2, o 5 y 8. He dividido las veintidós respuestas que mostramos arriba en
estos cuatro grupos. Así es evidente que la raíz digital de cualquier pro-
ducto de los dos primeros grupos debe ser 9, y de los segundos dos grupos
4.
Dado que ninguna cifra de cinco dígitos puede tener una suma digital
inferior a 15 o superior a 35, vemos que los números de nuestro producto
deben sumar 18 o 27 para producir la raíz 9, y 22 o 31 para producir la
raíz 4. Hay tres modos de seleccionar cinco números que sumen 18, once
modos de seleccionar cinco números que sumen 27, nueve modos de se-
leccionar cinco números que sumen 22, y cinco modos de seleccionar
cinco números que sumen 31. En consecuencia, hay 26 grupos, y no más,
a partir de los cuales se puede formar un producto.
A continuación escribimos en una columna estos 28 conjuntos de
cinco números, y procedemos a tabular los posibles factores, o multipli-
candos, en que se pueden descomponer. Parece haber unos 2.000 casos
posibles para probar, en vez de los 30.240 que mencionamos antes, pero
ahora comienza el proceso de eliminación, y si el lector tiene vista aguda
y mente despejada pronto podrá eliminar la mayoría de estos casos y las
multiplicaciones de prueba necesarias serán relativamente pocas. Se re-
queriría mucho espacio para explicar mi método en detalle, pero tomaré
el primer conjunto de números de mi tabla y mostraré que es muy fácil
con ayuda de algunos trucos y atajos que se le ocurrirán a cualquiera a
medida que continúe.
Mi primer grupo de cinco números es 84.321. Aquí, como hemos
visto, la raíz de cada factor debe ser 3 o un múltiplo de 3. Como no hay 6
ni 9, el único multiplicando posible es 3. Ahora bien, los cuatro números
― 142 ―
restantes se pueden combinar de 24 modos diferentes, pero no hay nece-
sidad de hacer 24 multiplicaciones.
Vemos a primera vista que, para obtener un producto de cinco núme-
ros, el 8 o bien el 4 debe ser el primer número de la izquierda. Pero a
menos que el 2 esté precedido a la derecha por el 8, producirá un 5 o un
7 al ser multiplicado, algo que no debe ocurrir. Por tanto, de inmediato
quedamos limitados a dos casos, 3 × 4.128 y 3 × 4.281, ambos de los
cuales dan soluciones correctas. Probemos a continuación con 21, un fac-
tor de dos cifras. Si el número a ser multiplicado está por debajo de 500,
el producto tendrá sólo cuatro números o comenzará con 10. Por tanto
sólo tenemos que examinar los casos 21 × 843 y 21 × 834.
Pero sabemos que la primera cifra se repetirá, y que la segunda cifra
será dos veces el primer número sumado al segundo. En consecuencia,
como dos veces 3 sumado a 4 produce un cero en nuestro producto, el
primer caso se rechaza de inmediato. Sólo queda por tratar el caso restante
por multiplicación, que descubrimos que no da una respuesta correcta. Si
a continuación probamos con el factor 12, vemos desde el principio que
ni el 8 ni el 3 pueden figurar en el lugar de las unidades, porque produci-
rían un 6, y así sucesivamente. Un ojo atento y una mente lúcida nos per-
miten recorrer nuestra tabla en tiempo mucho más breve de lo esperado.
A mí el proceso me llevó poco más de tres horas.
No he intentado enumerar las soluciones en los casos de seis, siete,
ocho y nueve dígitos, pero he registrado casi cincuenta ejemplos con los
nueve dígitos nada más.
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― 143 ―
24. Acertijo centenario
El problema de expresar el número 100 como un número mixto o frac-
ción, usando los nueve dígitos una vez, y sólo una vez, tiene su lado fas-
cinante, al igual que todos estos acertijos digitales. Un novato puede ob-
tener resultados correctos con paciencia, y hay un placer singular en des-
cubrir y registrar cada nueva combinación, similar al deleite del botánico
que encuentra una planta largamente buscada. Sólo se trata de disponer
estas nueve números correctamente, y sin embargo con los miles de com-
binaciones posibles que afrontamos la tarea no es tan fácil como puede
parecer a primera vista, si hemos de obtener una cantidad considerable de
resultados. Hay once respuestas, incluida la que di como ejemplo:
― 144 ―
tales como 90 y 80, ni tampoco puede el entero terminar en 9, como en
89 y 79, porque la fracción, igual a 11 o 21, tendrá 1 en el último lugar, y
en consecuencia repetirá un número. Los números enteros que repiten una
cifra, como 88 y 77, también son manifiestamente inútiles. Estos casos,
como he dicho, resultarán obvios para cualquier lector. Pero cuando de-
claro que las combinaciones tales como 98 + 2, 92 + 8, 86 + 14, 83 + 17,
74 + 26, etc., se deben desechar al instante como imposibles, la razón no
es tan evidente, y lamentablemente no dispongo de espacio para expli-
carlo.
Cuando se han eliminado todas las combinaciones manifiestamente
imposibles, ello no significa que todas las restantes “formas posibles”
sean viables. La forma elemental puede ser correcta, pero hay otras con-
sideraciones más profundas a tener en cuenta. Por ejemplo, 98 + 2 es una
combinación imposible, porque de inmediato distinguimos que no existe
una forma posible para las raíces digitales de la fracción igual a 2. Pero
en el caso de 97 + 3 hay una forma posible para las raíces digitales de la
fracción, a saber, 6 y 5, y sólo al continuar nuestra investigación podemos
determinar que en la práctica esta forma no puede obtenerse, debido a
curiosas consideraciones. La deducción se simplifica bastante mediante
un proceso de eliminación, basado en consideraciones tales como que
ciertas multiplicaciones generan una repetición de cifras, y que el número
entero no puede ser de 12 a 23 inclusive, pues en estos casos no se obtie-
nen denominadores suficientemente pequeños para formar la fracción.
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― 145 ―
25. El místico once
La mayoría de la gente sabe que si la suma de los dígitos de los lugares
impares de cualquier número es igual a la suma de los dígitos de los lu-
gares pares, entonces el número es divisible por 11 sin resto. Así en
896743012 los dígitos impares, 86402, suman 20, y los dígitos pares,
9731, también suman 20. En consecuencia el número se puede dividir por
11. Pero pocos saben que si la diferencia entre la suma de los dígitos im-
pares y pares es 11, o un múltiplo de 11, la regla también se aplica. Esta
ley nos permite descubrir, con muy pocas operaciones, que el menor nú-
mero que contiene nueve de los diez dígitos (considerando el cero un dí-
gito) y resulta divisible por 11 es 102.347.586, y el mayor es 987.652.413.
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― 146 ―
26. Cortesías académicas
Había diez varones y veinte niñas. La cantidad de reverencias de niña
a niña era, pues, 380; de niño a niño 90; de niña a niño 400, y de niños de
ambos sexos ante el profesor 30, dando el total de 900. Se recordará que
nunca se mencionó que el profesor retribuyera las reverencias de los
alumnos.
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27. Los fardos de heno
Sumemos los diez pesos y dividamos por 4, y así obtenemos 289 libras
como el peso conjunto de los cinco fardos. Si llamamos a los cinco fardos
A, B, C, D y E, por orden de peso, siendo A el más liviano y E el más
pesado, entonces 110 libras, el peso menor, debe ser el peso de A y B; y
el peso menor más próximo, 112 libras, debe ser el peso de A y C. Así los
dos más pesados, D y E, deben pesar 121 libras, y C y E deben pesar 120
libras. Sabemos que A, B, D y E pesan conjuntamente 231 libras, lo cual,
deducido de 289 libras (el peso de los cinco fardos), nos da el peso de C,
58 libras. Ahora bien, por mera sustracción, hallamos que el peso de los
cinco fardos es 54, 56, 58, 59 y 62 libras respectivamente.
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― 148 ―
28. El gran revoltijo
La cantidad más pequeña de confites que cumple las condiciones es
26.880. Los cinco chicos obtuvieron respectivamente: Andrew, 2.863;
Bob, 6.335; Charlie, 2.438; David, 10.294; Edgar, 4.950. Hay una pe-
queña trampa en las palabras cercanas al final, “un quinto de lo mismo”,
que al principio parece modificar toda la cuenta. Pero un poco de refle-
xión nos indica que las palabras sólo podían significar “un quinto de cinco
octavos”, la última fracción mencionada, es decir, un octavo de los tres
cuartos que Bob y Andrew habían adquirido la última vez.
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― 149 ―
29. Capturando al ladrón
El agente dio treinta pasos. En el mismo tiempo el ladrón daba cua-
renta y ocho, lo cual, sumado a su ventaja inicial de veintisiete, lo trasladó
setenta y cinco pasos. Esta distancia equivaldría a treinta pasos del agente
de policía.
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― 150 ―
30. El número rasgado
El otro número que satisface todos los requerimientos del acertijo es
9.801. Si lo dividimos por la mitad, generando dos números, y los suma-
mos, obtenemos 99, el cual multiplicado por sí mismo da 9.801. Es verdad
que 2.025 tiene iguales características, pero este número queda excluido
por el requisito de que no debe haber dos cifras iguales.
La solución general es curiosa. Llamemos n a la cantidad de cifras de
cada lado de la etiqueta rasgada. Luego, si añadimos 1 a cada uno de los
exponentes de los factores primos (que no sean 3) de 10n – 1 (conside-
rando a 1 como un factor con el exponente constante 1), su producto será
la cantidad de soluciones. Así, para una etiqueta de seis cifras, n = 3. Los
factores de 103 – 1 son l1 × 371 (sin tener en cuenta el 33) y el producto de
2 × 2 = 4, la cantidad de soluciones. Esto siempre incluye los casos espe-
ciales 98—01, 00—01, 998—001, 000—001, etc. Las soluciones se ob-
tienen del siguiente modo: factorice 103 – 1 de todos los modos posibles,
siempre manteniendo juntas las potencias de 3, así 37 × 27, 999 × 1.
Luego resuelva la ecuación 37x = 27y + 1. Aquí x = 19 e y = 26. Entonces,
19 × 37 = 703, cuyo cuadrado da una etiqueta, 494.209. Una solución
complementaria (mediante 27x = 37y + 1) se puede encontrar de inme-
diato por 10n —703 = 297, cuyo cuadrado da 088.208 para la segunda
etiqueta. (Esos ceros de la izquierda se deben incluir, aunque conduzcan
a casos raros como 00238—04641 = 48792, donde 0238—4641 no fun-
cionaría.) El caso especial 999 × 1 se puede escribir de inmediato
998.001, de acuerdo con la ley que hemos mostrado, añadiendo nueves a
una mitad y ceros a la otra, y su complementario será 1 precedido por
cinco ceros, o 000001. Así obtenemos los cuadrados de 999 y 1. Estas son
las cuatro soluciones.
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― 151 ―
31. Números extraños
Los tres números más pequeños, además de 48, son 1.680, 57.120 y
1.940.448. Se verá que 1.681 y 841, 57.121 y 28.561, 1.940.449 y
970.225, son respectivamente los cuadrados de 41 y 29, 239 y 169, 1.393
y 985.
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32. El avaro redimido
Como no nos dicen en qué año Jasper Bullyon realizó esta generosa
distribución de su fortuna, sino que debemos hallar la menor cantidad po-
sible, es claro que debemos buscar un año que tenga la forma más favo-
rable.
Hay cuatro casos a tener en cuenta: un año común con cincuenta y dos
domingos y con cincuenta y tres domingos, y un año bisiesto con cin-
cuenta y dos y cincuenta y tres domingos respectivamente. He aquí las
cantidades más bajas posibles en cada caso:
― 153 ―
33. Los cuadrados del círculo
Aunque este problema puede resultar dificultoso para el no iniciado,
es bastante sencillo y se facilita aún más si se insertan cuatro de los diez
números.
Primero, se notará que los cuadrados que son diametralmente opuestos
tienen una diferencia común. Por ejemplo, la diferencia entre el cuadrado
de 14 y el cuadrado de 2, en el diagrama, es 192; y la diferencia entre el
cuadrado de 16 y el cuadrado de 8 también es 192. Así debe ocurrir en
cada caso.
Entonces debemos recordar que la diferencia entre los cuadrados de
dos números consecutivos es siempre el doble del número menor más 1,
y que la diferencia entre los cuadrados de dos números cualesquiera siem-
pre se puede expresar como la diferencia de los números multiplicada por
su suma. Así el cuadrado de 5 (25) menos el cuadrado de 4 (16) equivale
(5 + 4) × 1, es decir 9; además, el cuadrado de 7 (49) menos el cuadrado
de 3 (9) equivale a (7 + 3) × (7 – 3), es decir 40.
Ahora bien, el número 192, al que hemos aludido, se puede dividir en
cinco pares de factores pares: 2 × 96, 4 × 48, 6 × 32, 8 × 24 y 12 × 16, y
éstos divididos por 2 nos dan 1 × 48, 2 × 24, 3 × 16, 4 × 12 y 6 × 8. La
diferencia y la suma respectivas de cada uno de estos pares a la vez pro-
ducen 47 y 49; 22 y 26; 13 y 19; 8 y 26; 2 y 14. Estos son los números
requeridos, cuatro de los cuales ya están colocados. Los seis números que
se deben añadir se pueden colocar de seis maneras diferentes, y una de
ellas es, leyendo el círculo hacia la derecha del lector, 16, 2, 49, 22, 19,
8, 14, 47, 26, 13.
Deseo llamar la atención del lector sobre otro detalle. En todos los
círculos de esta clase, la diferencia entre los números diametralmente
opuestos aumenta en determinada proporción, siendo los primeros núme-
ros (con la excepción de un círculo de 6) 4 y 6, y formándose los otros
mediante la duplicación del inmediatamente anterior menos uno. Así, en
el caso citado, la primera diferencia es dos, y luego los números aumentan
por 4, 6, 8 y 12. Desde luego, puede hallarse una solución infinita de so-
luciones si admitimos fracciones. La cantidad de cuadrados de un círculo
― 154 ―
de este tipo, sin embargo, debe tener la forma 4n + 6; es decir, debe ser
un número compuesto por 6 más un múltiplo de 4.
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― 155 ―
34. Un contratiempo legal
La evidente intención del finado era legar al hijo varón el doble que a
la madre, o a la hija la mitad que a la madre. Por tanto la división más
equitativa sería que la madre se llevara dos séptimos, el hijo varón cuatro
séptimos y la hija un séptimo.
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― 156 ―
35. Las vacaciones de los mineros
Bill Harris gastó 162 peniques, lo cual representaría 36 peniques más
que el promedio de los siete hombres (126 peniques).
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― 157 ―
36. Un problema con cuadrados
Los lados de los tres cuadrados miden 31, 41 y 49 pulgadas respecti-
vamente. La diferencia común en superficie es exactamente de 720 pul-
gadas cuadradas. Tres números cuyos cuadrados están en progresión arit-
mética, con una diferencia común de 7, son 113/120, 337/120 y 463/120; y con
una diferencia común de trece 80929/19380, 106921/19380 y 127729/19380, En el caso
de números cuadrados enteros, la diferencia siempre será divisible por 24,
así que es obvio que nuestros cuadrados deben ser fracciónales. Ahora el
lector debería tratar de resolver el caso donde la diferencia común es 23.
Es un hueso duro de roer.
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― 158 ―
37. El avaro español
Había 386 doblones en un cofre, 8.450 en otro, y 16.514 en el tercero,
ya que 386 es el menor número posible. Si yo hubiera pedido la menor
suma posible de monedas, la respuesta habría sido 482, 3.362 y 6.242. Se
verá que en cualquiera de ambos casos, si se combina el contenido de dos
cajas cualesquiera de las tres, forman un número cuadrado de monedas.
Es una curiosa coincidencia (y nada más, pues no ocurre siempre) que en
la primera solución los dígitos de los tres números sumen 17 en todos los
casos, y que en la segunda solución sumen 14. Nótese que el número que
está en medio de los tres es siempre la mitad de un número cuadrado.
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― 159 ―
38. Los cinco salteadores
La suma de 200 doblones podría haber sido alcanzada por los cinco
salteadores de 6.627 maneras diferentes. Alfonso pudo haber alcanzado
cualquier cifra de 1 a 11. Si tenía 1 doblón, hay 1.005 maneras de distri-
buir el resto; con 2 doblones, hay 985 maneras; con 3 doblones, hay 977
maneras; con 4 doblones, hay 903 maneras; con 5 doblones, 832 maneras;
con 6 doblones, 704 maneras; con 7 doblones, 570 maneras; con 8 doblo-
nes, 388 maneras; con 9 doblones, 200 maneras; con 10 doblones, 60 ma-
neras; y si Alfonso se quedaba con 11 doblones, el resto se distribuiría de
3 maneras. No podía tener más de 11 doblones. Nadie esperará que des-
criba detalladamente las 6.627 maneras, pero mi propósito es capacitar al
lector, si él lo desea, para describir todas las respuestas donde Alfonso
tiene una misma cantidad. Tomemos los casos en que Alfonso tiene 6
doblones, y veamos cómo podemos obtener las 704 maneras que se indi-
can arriba. He aquí dos tablas que servirán como claves para las respues-
tas.
Tabla I Tabla II
A=6 A=6
B=n B=n
C = (63 – 5n) + m C=1+m
D = (128 + 4n) – 4m D = (376 + 16n) – 4m
E = 3 + 3m E = (15n – 183) + 3 m
― 160 ―
Tomemos la Tabla I, y digamos que n = 5 y m = 2; en la Tabla II
digamos que n = 13 y m = 0. De inmediato obtenemos estas dos respues-
tas:
A= 6 A= 6
B= 5 B = 13
C = 40 C= 1
D = 140 D = 168
E= 9 E= 12
200 doblones 200 doblones
― 161 ―
39. El problema del cantero
El acertijo consiste en esto. Busque el número cuadrado más pequeño
que se pueda expresar como la suma de más de tres cubos consecutivos,
quedando eliminado el cubo 1. Como se debían suministrar más de tres
pilas, esta condición excluye la que de otra manera sería la solución más
pequeña, 233 + 243 + 253 = 2042. Pero admite la respuesta 253 + 263 + 273
+ 283 + 293 = 3152. Sin embargo, la respuesta correcta requiere más pilas,
aunque una suma menor de bloques. Hela aquí: 143 + 153 + hasta 253
inclusive, o doce pilas en total, lo cual, sumado, da 97.344 bloques de
piedra que se pueden extender para formar un cuadrado de 312 × 312.
Sólo señalaré que una clave de la solución radica en los llamados “núme-
ros triangulares”.
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― 162 ―
40. Las esposas holandesas
El dinero pagado en cada caso fue un número cuadrado de chelines,
porque compraron un cerdo a 1 chelín, dos cerdos a 2 chelines cada uno,
tres cerdos a 3 chelines cada uno y así. Pero cada esposo paga en total 63
chelines más que la esposa, y debemos averiguar de cuántas maneras 63
puede ser la diferencia entre dos números cuadrados. Estas tres son las
únicas maneras posibles: el cuadrado de 8 menos el cuadrado de 1, el
cuadrado de 12 menos el cuadrado de 9, y el cuadrado de 32 menos el
cuadrado de 31. Aquí 1, 9 y 31 representan el número de cerdos compra-
dos y la cantidad de chelines por cerdo pagado por cada mujer, y 8, 12 y
32 lo mismo en cuanto a sus respectivos esposos. A partir de la nueva
información suministrada sobre sus compras, ahora podemos presentarlos
en pares: Cornelius y Gurtrün compraron 8 y 1; Elas y Katrün compraron
12 y 9; Hendrick y Anna compraron 32 y 31. Y estos pares representan
correctamente las tres parejas.
Tal vez el lector desee saber cómo podemos determinar el número má-
ximo de modos en que un número se puede expresar como la diferencia
entre dos cuadrados, y cómo hallar los cuadrados. Todo entero excepto 1,
4 y el doble de cualquier número primo, se puede expresar como la dife-
rencia de dos cuadrados enteros en tantos modos como se pueda dividir
en pares de factores, contando al 1 como factor. Supongamos que el nú-
mero es 5.940. Los factores son 22 × 33 × 5 × 11. Aquí los exponentes son
2, 3, 1, 1. Una forma rápida de hacer el cálculo es restar 1 de los expo-
nentes de 2 y sumar 1 a todos los demás exponentes. Obtenemos entonces
1, 4, 2, 2 y la mitad del producto de estos cuatro números será el número
requerido de maneras en que 5.940 puede ser la diferencia de dos cuadra-
dos, es decir, 8. Para hallar estos ocho cuadrados, como se trata de un
número par, primero debemos dividir 5.948 por 4 y obtenemos 1.485,
cuyos ocho pares de factores son 1 × 1.485, 3 × 495, 5 × 297, 9 × 165, 11
× 135, 15 × 99, 27 × 55 y 33 × 45. La suma y diferencia de los miembros
de cualquiera de estos pares dará los números requeridos. Así, el cuadrado
de 1.486 menos el cuadrado de 1.484 es 5.940, el cuadrado de 498 menos
el cuadrado de 492 es el mismo, y así sucesivamente. En el caso de 63, el
― 163 ―
número es impar, así que factoreamos 1 × 63, 3 × 21, 7 × 9. Luego halla-
mos que la mitad de la suma y diferencia nos da los números 32 y 31, 12
y 9, y 8 y 1, como se muestra en la solución del acertijo.
El, problema inverso, encontrar los factores de un número cuando lo
hemos expresado como la diferencia entre dos cuadrados, es obvio. Por
ejemplo, la suma y diferencia de cualquier par de números en la última
oración del párrafo anterior nos darán los factores de 63. Cada número
primo (excepto 1 y 2) se puede expresar como la diferencia entre dos cua-
drados de una manera, y sólo de una manera. Si un número se puede ex-
presar como la diferencia entre dos cuadrados en más de una manera, es
compuesto; y habiéndolo expresado así, de inmediato podemos obtener
los factores, como hemos visto. Fermat mostró en una carta a Mersenne
o Frénicle, en 1643, cómo descubrir si un número se puede expresar como
la diferencia de dos cuadrados en más de un modo, o demostrar que es
primo. Pero el método, cuando se trata de números grandes, es por fuerza
tedioso, aunque en la práctica se puede abreviar considerablemente. En
algunos casos es el método más breve conocido para factorizar números
grandes, y siempre he sostenido que Fermat lo utilizó para realizar cierta
hazaña de factorización que es histórica y está envuelta en el misterio.
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― 164 ―
PROBLEMAS GEOMÉTRICOS
― 165 ―
42. El pentágono y el cuadrado
Un pentágono regular se puede dividir en seis partes que encajan a la
perfección para formar un cuadrado, como ahora demostraré. Hasta ahora
la mejor solución daba siete partes: la solución propuesta hace unos años
por el matemático Paul Busschop. Primero formamos un paralelogramo,
y a partir de allí el cuadrado. El proceso se ve en nuestro siguiente dia-
grama.
― 166 ―
tengo noticias de que antes se haya reparado en esta curiosa aproxima-
ción.
Otro lector hizo el lado de su cuadrado 1¼ del lado del pentágono. En
realidad, la proporción es irracional. Calculo que si el lado del pentágono
es 1 (en pulgadas, pies o cualquier otra medida) el lado del cuadrado de
igual superficie es aproximadamente 1,3117, es decir, alrededor de 1 3/10.
En consecuencia, sólo podemos aspirar a resolver el acertijo mediante
métodos geométricos.
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― 167 ―
43. Disección de un triángulo
― 168 ―
44. Cuadrados de chocolate
― 169 ―
45. El acertijo de Betsy Ross
Pliegue el trozo circular de papel al medio, siguiendo la línea de pun-
tos de la figura 1 (ver página siguiente), y divida la mitad superior en
cinco partes iguales como se indica. Ahora pliegue el papel por las líneas,
con lo que obtendrá la figura 2. Si desea una estrella como la de la figura
3, corte de A a B; si desea una como la de la figura 4, corte de A a C. De
esta manera, cuanto más cerca del extremo inferior corte más largas serán
las puntas de la estrella, y cuanto más lejos del extremo corte, más cortas
serán.
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― 170 ―
46. Las cercas del terrateniente
Sólo se necesitan cuatro cercas, como muestra la ilustración:
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― 171 ―
47. Tangrams
La ilustración muestra como están construidas las figuras, cada una
con los siete tangrams. Se verá que en ambos casos la cabeza, sombrero
y brazo son exactamente iguales, y los anchos de las bases de los cuerpos
son semejantes. Pero estos cuerpos tienen cuatro piezas en el primer caso
y sólo tres en el segundo. El primero es mayor que el segundo por exac-
tamente la angosta franja indicada por la línea de puntos entre A y B. La
franja es, por lo tanto, igual al área de la pieza que forma el pie en el
segundo diseño, aunque cuando se la distribuye sobre el cuerpo como en
el presente caso, el ojo no capta fácilmente la diferencia de tamaño.
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― 172 ―
48. Los gatos del hechicero
La ilustración no requiere explicación: muestra claramente como pue-
den dibujarse los tres círculos para que cada gato tenga su propio recinto
y no pueda llegar hasta otro gato sin cruzar una línea.
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― 173 ―
49. El acertijo del estandarte
― 174 ―
50. La colcha de la señora Perkins
El diagrama muestra cómo se debería confeccionar la colcha.
― 175 ―
51. El acertijo del compás
En el siguiente diagrama, sea AB la línea recta dada. Con los centros
A y B y con el radio AB trace los dos círculos. Tome DE y EF iguales a
AD. Con los centros A y F y el radio DF trace arcos que hagan intersec-
ción en G. Con los centros A y B y la distancia BG trace los arcos GHK
y N. Marque HK igual a AB y HL igual a HB. Luego, con los centros K
y L y el radio AB trace arcos que hagan intersección en I. Marque BM
igual a BI. Por último, con el centro M y el radio MB corte la línea en C,
y el punto C es el medio requerido de la línea AB. Para mayor exactitud
puede marcar R con centro en A (como hizo con M respecto de B) y desde
R trazar otro arco en C. Esto también resuelve el problema: hallar un
punto a medio camino entre dos puntos dados sin la línea recta.
― 176 ―
Soy consciente de que esta solución no es la más sencilla que se pueda
hallar.
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― 177 ―
52. Los cuatro hijos
El diagrama muestra la división más equitativa que es posible realizar,
“para que cada cual recibiera tierras de exactamente la misma superficie
y exactamente similares en tamaño”, y para que cada cual tenga acceso al
ojo de agua del centro sin invadir tierras ajenas.
Las condiciones no exigen que las tierras de cada hijo queden en una
pieza única, pero es necesario que las dos porciones asignadas a un indi-
viduo se mantengan aparte, o dos porciones contiguas podrían conside-
rarse una pieza, en cuyo caso habría que romper la condición relativa a la
forma.
Ahora bien, hay una sola forma para cada parcela de tierra: medio cua-
drado dividido en diagonal. A, B, C y D pueden llegar a sus tierras desde
el exterior, y cada cual tiene igual acceso al ojo de agua del centro.
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― 178 ―
53. El estandarte de San Jorge
Como la bandera mide 4 pies por 3, la longitud de la diagonal (de es-
quina a esquina) es de 5 pies. Sólo hay que restar la mitad de la longitud
de esta diagonal (2½ pies) a un cuarto del perímetro de la bandera. Como
el perímetro es de 14 pies, un cuarto es 3½ pies, y la diferencia (1 pie) es
el ancho requerido para el brazo de la cruz roja. La superficie de la cruz
será entonces igual a la del fondo blanco.
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― 179 ―
54. El acertijo de la lechera
Trace una línea recta, como se muestra en el diagrama, desde el tabu-
rete, perpendicular a la margen del río, y continúe hasta el punto A, que
está a la misma distancia de esa ribera que el taburete. Si ahora dibuja la
línea recta de A a la puerta del cobertizo, cortará el río en B. Entonces el
camino más corto será desde el taburete hasta B y desde allí a la puerta.
― 180 ―
55. El corral de ovejas
Esta es la respuesta que siempre se da como correcta: serán necesarias
dos secciones más, ya que el corral tiene 24 secciones en un lado y una
en el otro (como se muestra en la figura A de la página siguiente), y mo-
viendo uno de los lados y colocando una sección extra en cada extremo
(como en la figura B), se duplicará el área (los dibujos no están en escala).
Ahora bien, el acertijo no obliga a que el corral sea de una forma de-
terminada. Pero aún en el caso en que aceptemos que el corral era de
veinticuatro por uno, la respuesta falla miserablemente, ya que las dos
secciones extras no son verdaderamente necesarias. Por ejemplo, si dis-
pongo las cincuenta secciones como se muestra en la figura C, como el
área aumenta de 24 “secciones cuadradas” a 156, hay ahora lugar para
650 ovejas. Si se mantiene que el área debe ser exactamente el doble de
la original, entonces la construyo (figura D) sólo con veintiocho seccio-
nes, y guardo veintidós para usar en otra parte de la granja. Aún si se
insiste en que todas las secciones originales deben ser usadas, entonces
construiría el corral de la figura E, donde obtengo el área tan exactamente
― 181 ―
como cualquier granjero exigiría, aunque debemos admitir que las ovejas
no podrán rumiar en los extremos.
Vemos entonces que, desde cualquier punto de vista, la respuesta
aceptada de este pequeño acertijo no se mantiene. Y sin embargo jamás
se prestó atención a este absurdo.
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― 182 ―
56. Las paredes del jardín
El acertijo consistía en dividir el campo circular en cuatro partes igua-
les mediante tres paredes, siendo cada pared de la misma longitud. Este
problema presenta dos dificultades esenciales. Estas son: (1) el grosor de
las paredes, y (2) la condición de que el número de paredes sea tres. En
cuanto al primer punto, como nos dicen que las paredes son de ladrillo,
no podemos pasar por alto el grosor, y debemos hallar una solución que
funcione sin importar si el grosor de las paredes es de uno, dos, tres o más
ladrillos.
― 183 ―
y la Gran Muralla China es un buen ejemplo de una pared con muchos
ángulos. Ahora bien, si miramos los Diagramas 1, 2 y 3, tendremos difi-
cultades para discernir si en cada caso hay dos o cuatro paredes nuevas;
pero no podemos hablar de tres, como lo requiere nuestro acertijo. O bien
la intersección afecta a la cuestión, o bien no la afecta.
― 184 ―
57. Cómo hacer cisternas
He aquí una fórmula general para resolver este problema. Llamemos
a y b a los dos lados del rectángulo. Entonces
𝑎 + 𝑏 − √𝑎2 + 𝑏 2 − 𝑎𝑏
6
equivale al lado de los pequeños cuadrados que se deben recortar. Las
medidas dadas eran 8 pies por 3 pies, y la regla citada nos da ⅔ como el
lado de los cuadrados que se deben recortar. Por cierto, esto no siempre
resultará exacto como en este caso, (a causa de esa raíz cuadrada), pero
siempre podemos aproximamos mediante decimales.
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― 185 ―
58. Los seis corrales
― 186 ―
PROBLEMAS CON FICHAS MÓVILES
― 187 ―
60. El acertijo de la Cruz de la Victoria
Para resolver este acertijo se debían conseguir dos cosas: primero, ma-
nipular las fichas de modo tal que la palabra VICTORIA se leyera en tomo
de la cruz en la misma dirección, sólo que con la V en uno de los brazos
oscuros; en segundo lugar, lograrlo en la menor cantidad posible de mo-
vimientos. A decir verdad, sería imposible realizar la primera parte si to-
das las letras de la palabra fueran distintas; pero como la I se repite, es
posible lograrlo cambiándolas de lugar; es decir, la primera I pasa del 2°
al 7° lugar, y la segunda I del 7° al 2° lugar. La característica llamativa a
la cual me refería es que se puede obtener una solución en veintidós mo-
vimientos moviendo las letras en el orden de las siguientes palabras: A
VICTOR! A VICTOR! A VICTOR I! (“Un vencedor, un vencedor, un ven-
cedor yo”).
Sin embargo, hay sólo seis soluciones en dieciocho movimientos, y la
siguiente es una de ellas: I, V, A, I2, R, O, T, I1, I2, A, V, I2, I1, C, I2, V,
A, I1, donde la primera y segunda letra I del nombre están identificadas
mediante un subíndice.
Puede verse que en la primera solución de arriba una de las íes no se
mueve, aunque el movimiento de las otras letras hace que cambie su po-
sición relativa. Hay otra peculiaridad que me gustaría indicar: hay una
solución en veintiocho movidas que no requiere que ninguna letra, ex-
cepto las íes, sea movida al espacio central. Debo mencionar también que
en todas de las soluciones en dieciocho movidas las letras C, T, O y R
sólo se mueven una vez, mientras que la segunda I se mueve cuatro veces
y la V siempre se transfiere al brazo derecho de la cruz.
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― 188 ―
61. Las ocho locomotoras
La solución es la siguiente: la locomotora que tiene la caldera apagada
y no puede desplazarse es la número 5. Mueva las demás locomotoras en
el siguiente orden: 7, 6, 3, 7, 6, 1, 2, 4, 1, 3, 8, 1, 3, 2, 4, 3, 2. Diecisiete
movimientos en total, dejando las ocho máquinas en el orden requerido.
Hay otras dos soluciones ligeramente distintas.
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― 189 ―
62. Las nueve almendras
Este acertijo se puede resolver en sólo cuatro jugadas, de esta manera:
mueva 5 sobre 8, 9, 3, 1. Mueva 7 sobre 4. Mueva 6 sobre 2 y 7. Mueva
5 sobre 6, y todas las almendras quedan afuera excepto 5, que queda en
el cuadrado central que ocupaba originalmente.
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― 190 ―
63. Platos y monedas
Numere los platos de 1 a 12 en el orden que avanza el niño en la ilus-
tración. A partir de 1, proceda del siguiente modo (“1 a 4” significa que
coge la moneda del plato N° 1 y la transfiere al plato N° 4): 1 a 4, 5 a 8,
9 a 12, 3 a 6, 7 a 10, 11 a 2, y complete la última vuelta hasta 1, haciendo
tres vueltas en total. También puede proceder de este modo: 4 a 7, 8 a 11,
12 a 3, 2 a 5, 6 a 9, 10 a 1. Es fácil resolverlo en cuatro vueltas, pero las
soluciones con tres son más difíciles de descubrir.
Se trata de “La adivinanza del estanque de peces” (N° 39 de Los acer-
tijos de Canterbury) bajo otro ropaje.
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― 191 ―
64. Torpedeo
― 192 ―
65. Chicos y chicas
Hay muchas soluciones para este acertijo. Cualquier par contiguo, ex-
cepto el 7—8, se puede desplazar primero, y después del primer movi-
miento hay variaciones. La siguiente solución muestra la posición desde
el comienzo, con cada movimiento sucesivo hasta el final:
. . 1 2 3 4 5 6 7 8 4 3 1 2 7 . . 5 6 8
4 3 1 2 . . 5 6 7 8 4 . . 2 7 1 3 5 6 8
4 3 1 2 7 6 5 . . 8 4 8 6 2 7 1 3 5 . .
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― 193 ―
66. Ordenando frascos
Dos frascos, el 13 y el 19, estaban en los sitios adecuados. Como cada
cambio puede derivar en que un frasco quede en su sitio, es evidente que
veintidós cambios los pondrán todos en orden. Pero esta cantidad de mo-
vimientos no es la menor posible, y la respuesta correcta es diecisiete.
Intercambie los siguientes pares:
(3—1, 2—3),
(15—4, 16—15),
(17—7, 20—17),
(24—10, 11—24, 12—11),
(8—5, 6—8, 21—6, 23—21, 22—23, 14—22, 9—14, 18—9).
Cuando se ha efectuado el intercambio dentro de cada par de parénte-
sis, todos los números que están entre esos paréntesis quedan en sus lu-
gares. Hay cinco pares de paréntesis, y sustrayendo 5 de 22 obtenemos la
cantidad de cambios requeridos: 17.
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― 194 ―
PROBLEMAS DE RECORRIDO
Hay sólo dieciséis puntos (todos externos) donde podemos decir que
se unen tres caminos. Los matemáticos los llaman “nodos impares”. Hay
una regla que nos indica que, en el caso de un dibujo como el presente,
donde hay dieciséis nodos impares, se requieren ocho trazos o rutas (es
decir, la mitad de los nodos impares) para completarlo. Como tenemos
que recorrer la mayor cantidad posible con sólo uno de estos ocho trazos,
es necesario lograr que los otros siete trazos de un nodo al otro sean lo
más breves que sea posible. Comience en A y termine en B, o vaya en
sentido inverso.
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― 195 ―
68. El acertijo del inspector del metro
El inspector sólo debe viajar diecinueve millas si comienza en B y
sigue la siguiente ruta: BADGDEFIFCBEHKLIHGJK. Así, los únicos tra-
mos que recorre dos veces son las secciones D a G y F a I. Desde luego,
la ruta se puede variar, pero no se puede acortar.
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― 196 ―
69. El acertijo del icosaedro
Hay treinta aristas, de las cuales dieciocho son visibles en la ilustra-
ción original, representada en el siguiente diagrama mediante el hexágono
NAESGD. Mediante esta proyección de lo sólido obtenemos una vista
imaginaria de las doce aristas restantes, y podemos ver de inmediato su
dirección y los doce puntos donde se encuentran todas las aristas. La di-
ferencia en la longitud de las líneas carece de importancia; sólo deseamos
presentar su dirección de manera gráfica. Pero en caso de que el lego se
asombrara de hallar sólo diecinueve triángulos en vez de los veinte reque-
ridos, señalaré que el triángulo aparentemente faltante es el contorno
HIK.
En este caso hay doce nodos impares; por tanto se necesitarán seis
rutas distintas y no conectadas si no debemos pasar dos veces sobre nin-
guna línea. Hallemos pues la mayor distancia que podemos recorrer en
una ruta.
Se notará que he tachado con trazos cruzados cinco líneas o aristas del
diagrama. Estas cinco líneas se pueden marcar en cualquier parte mientras
no se unan entre sí, y mientras una de ellas no se conecte con N, el Polo
Norte, desde donde hemos de comenzar. Se verá que el resultado de ta-
char estas cinco líneas es que todos los nodos son ahora pares excepto N
y S. En consecuencia, si comenzamos en N y nos detenemos en S pode-
mos recorrer todas las líneas, excepto las cinco marcadas, sin atravesar
― 197 ―
dos veces ninguna línea. Hay muchas maneras de hacerlo. He aquí una
ruta: N a H, I, K, S, I, E, S, G, K, D, H, A, N, B, A, E, F, B, C, G, D, N,
C, F, S. Haciendo cinco rutas tan cortas como es posible ―simplemente
de un nodo al próximo― podemos obtener la mayor longitud posible para
nuestra sexta línea. No es posible obtener una distancia mayor en una ruta
sin pasar por el mismo terreno dos veces.
Ahora es manifiesto que las cinco líneas tachadas se deben recorrer
dos veces, y que podemos “cogerlas”, como quien dice, en cualquier
punto de nuestra ruta. Así, cuando el viajero está en I, puede ir hasta A y
retroceder antes de continuar su camino, o puede aguardar hasta estar en
A y luego pasar a I y retroceder a A. Y así con las otras líneas que hay
que recorrer dos veces. Es claro, pues, que puede recorrer 25 de las líneas
una vez sola (25 × 10.000 millas = 250.000 millas) y 5 de las líneas dos
veces (5 × 20.000 millas = 100.000 millas), siendo el total, 350.000 mi-
llas, la longitud de su travesía y la distancia más corta que es posible para
visitar el cuerpo entero.
Se notará que le hice terminar sus viajes en S, el Polo Sur, pero esto
no es imperativo. También pude hacerle terminar en cualquiera de los
otros nodos, excepto aquel donde comenzó. Supongamos que se hubiera
requerido hacerlo regresar a N al final de su recorrido. Entonces, en vez
de tachar la línea AI, la hubiéramos dejado abierta y habríamos cerrado
IS. Esto le hubiera permitido completar su gira de 350.000 millas en A, y
otras 10.000 millas lo hubieran llevado a su propio hogar. Hay gran can-
tidad de rutas, pero como las longitudes de los bordes son iguales, una es
tan buena como la otra. Para que la travesía completa de 350.000 millas
de N a S quede bien clara para todos, la transcribiré entera: N a H, I, A, I,
K, H, K, S, I, E, S, G, F, G, K, D, C, D, H, A, N, B, E, B, A, E, F, B, C,
G, D, N, C, F, S. Es decir, treinta y cinco líneas de 10.000 millas cada
una.
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― 198 ―
70. Inspeccionando una mina
Comenzando desde A, el inspector sólo debe recorrer 36 millas si coge
la siguiente ruta: A a B, G, H, C, D, I, H, M, N, I, J, O, N, S, R, M, L, G,
F, K, L, Q, R, S, T, O, J, E, D, C, B, A, F, K, P, Q. Así pasa entre A y B
dos veces, entre C y D dos veces, entre F y K dos veces, entre J y O dos
veces, y entre R y S dos veces, cinco repeticiones. En consecuencia, 31
túneles más 5 túneles repetidos equivalen a 36 millas. El pequeño incon-
veniente de este acertijo es que comenzamos desde un nodo par. De lo
contrario sólo deberíamos viajar 35 millas.
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― 199 ―
71. Un acertijo con nivel
Limitemos nuestra atención a la L de la esquina superior izquierda.
Supongamos que vamos por la E, a la derecha: entonces debemos seguir
derecho hasta la V, desde la cual la palabra se puede completar de cuatro
maneras, pues hay cuatro E disponibles por las cuales podemos llegar a
una L. Hay pues cuatro maneras de leer a partir de la E de la derecha.
También es evidente que debe haber la misma cantidad de maneras a par-
tir de la E que está inmediatamente debajo del punto de partida. Eso tota-
liza ocho. Empero, si tomamos la tercera ruta por la E de la diagonal,
tenemos la opción de cualquiera de las tres letras V, por medio de las
cuales podemos completar la palabra de cuatro maneras. En consecuencia
podemos deletrear LEVEL de doce maneras a través de la E de la diagonal.
Doce más ocho da veinte lecturas, y todas parten de la L de la esquina
superior izquierda; y como las cuatro esquinas son iguales, la respuesta
es cuatro por veinte, es decir, ochenta maneras.
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― 200 ―
72. El acertijo del marinero
AIPTLOEHRQDCFUGNSKMBA
AIPTSNGLOEUFCDKMBQRHA
ABMKSNGLTPIOEUFCDQRHA
AIPTLOEUGNSKMBQDCFRHA
― 201 ―
derecha. Esta ruta se muestra en las líneas oscuras del diagrama y es la
respuesta correcta al acertijo.
El mapa puede simplificarse muchísimo mediante el método de “hilos
y botones” que explico en la solución del acertijo 102, “Las cuatro ranas”.
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― 202 ―
73. El acertijo de los votantes
El número de lecturas es aquí 63.504, como en el caso de ‘Was it a rat
I saw’ (¿Es una rata lo que vi?, número 29 de Los Acertijos de Canter-
bury). La fórmula general es que para las oraciones palindrómicas que
contienen 2n + 1 letras hay [4(2n – 1)]2 lecturas.
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― 203 ―
74. El monje y los puentes
El problema de los puentes puede ser reducido al simple diagrama de
la ilustración.
abecd bcdae
abedc bcead
acdbe bdcae
acebd bdeac
adcbe ecabd
adebc ecbad
baecd edabc
baedc edbac
― 204 ―
Si el lector traslada las letras que identifican los puentes desde el dia-
grama a la ilustración original, todo se volverá evidente.
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― 205 ―
PROBLEMAS DE COMBINACIÓN Y AGRUPAMIENTO
― 206 ―
76. Jugadores de bridge
En la siguiente solución cada una de las once líneas representa una
sesión, cada columna una mesa, y cada par de letras un par de jugadores.
AB — EL EJ — GK FH — CD
AC — JB FK — HL GI — DE
AD — KC GL — IB HJ — EF
AE — LD HB — JC IK — FG
AF — BE IC — KD JL — GH
AG — CF JD — LE KB — HI
AH — DG KE — BF LC — IJ
AI — EH LF — CG BD — JK
AJ — FI BG — DH CE — KL
AK — GJ CH — El DF — LB
AL — HK DI — FJ EG — BC
― 207 ―
77. Tres hombres en un bote
Si no hubiera ningún requisito, excepto que los hombres salieran jun-
tos de a tres, podrían salir a remar en una inmensa cantidad de combina-
ciones diversas. Si el lector desea saber cuántas, el número es 4557. Con
la condición de que dos de ellos no puedan remar juntos más de una vez,
no hay menos de 15.567.552.000 soluciones, es decir, diversas maneras
de combinarlos. Con una solución a la vista, el lector comprenderá por
qué ello es así, pues aunque, por ejemplo, A debe salir una vez con B y
una vez con C, no necesariamente se sigue que debe salir con C en la
misma ocasión en que sale con B. Podría salir con cualquier otra letra,
aunque si sale con alguien que no sea B ello surte un efecto sobre la con-
figuración de los otros tercetos.
Sólo existe un determinado número de configuraciones cuando se im-
pone la condición de usar la menor cantidad posible de botes. En rigor
sólo debemos valemos de diez botes. He aquí uno de los arreglos:
1 2 3 4 5
Día: 1° (ABC) (DEF) (GHI) (JKL) (MNO).
8 6 7 9 10
Día: 2° (ADG) (BKN) (COL) (JED (MHF).
3 5 4 1 2
Día: 3° (AJM) (BEH) (CFI) (DKO) (GNL)
7 6 8 9 1
Día: 4° (AEK) (CGM) (BOI) (DHL) (JNF).
4 5 3 10 2
Día: 5° (AHN) (CDJ) (BFL) (GEO) (MKI).
6 7 8 10 1
Día: 6° (AFO) (BGJ) (CKH) (DN1) (MEL).
5 4 3 9 2
Día: 7° (AIL) (BDM) (CEN) (GKF) (JHO).
― 208 ―
Nótese que dos hombres nunca salen juntos dos veces, y que ninguno
sale dos veces en el mismo bote.
Esta es una extensión del célebre problema de las “quince escolares”
de Kirkman. Los requisitos originales imponían que las quince niñas sa-
lieran siete días en tercetos sin que ninguna saliera dos veces con otra en
el mismo terceto. La búsqueda de una solución general para este acertijo
ha aguzado el ingenio de los matemáticos desde 1850, cuando se planteó
la cuestión por primera vez. En 1908 y los dos años siguientes indiqué
que todos los problemas surgían de nuestra incapacidad para descubrir
que el 15 es un caso especial (demasiado pequeño para entrar en la ley
general que comprende a todas las cantidades más grandes de niñas, de la
forma 6n + 3, y demostré cuál es la ley general y cómo se deben plantear
los grupos para cualquier número de niñas. Presenté combinaciones para
ciertos números que previamente habían frustrado todos los intentos de
manipulación, y ahora se puede considerar que el problema general está
resuelto. Los lectores hallarán una excelente versión completa del acertijo
en Mathematical Recreations de W. W. Rouse Ball.
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― 209 ―
78. Los nueve alumnos
Los alumnos pueden salir de esta manera:
Así cada alumno habrá salido al lado de cada uno de los demás niños
una vez, y sólo una vez.
Tratando el problema de modo general, 12n + 9 alumnos pueden salir
en tercetos según estas condiciones en 9n + 6 días, donde n puede ser cero
o cualquier entero. Cada par posible se producirá una vez. Llamemos m
al número de niños. Entonces cada niño integrará un par m – 1 veces, de
las cuales (m – l)/4 veces estará en medio de un terceto y (m – l)/2 veces
en un costado. Así, si nos remitimos a nuestra solución, vemos que cada
niño está en el medio dos veces (integrando 4 pares) y cuatro veces en los
costados (integrando los restantes 4 pares de sus 8). El lector quizá desee
tratar de resolver los dos siguientes casos de 21 niños en 14 días, y 33
niños en 24 días. Quizá resulte interesante observar que una escuela de
489 alumnos podría salir así todos los días en un año bisiesto, pero se
necesitarían 731 “alumnas” (como en la solución del N° 77) para lograr
esto en una salida diaria en un año de 365 días.
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― 210 ―
79. El acertijo de la ratonera
Si intercambiamos las tarjetas 6 y 13 y comenzamos nuestra cuenta en
14, podemos coger las 21 tarjetas -es decir, 21 “presas”- en el siguiente
orden: 6, 8, 13, 2, 10, 1, 11, 4, 14, 3, 5, 7, 21, 12, 15, 20, 9, 16, 18, 17, 19.
También podemos intercambiar 10 y 14 y comenzar en 16, o intercambiar
6 y 8 y comenzar en 19.
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― 211 ―
80. Cruces con fichas
Veamos primero la cruz griega. Hay sólo dieciocho formas en que se
pueden disponer los números para los dos brazos. Helas aquí.
― 212 ―
la mitad de las inversiones y reflejos al reservar siempre un número para
el brazo vertical y otro para el horizontal.
En el caso de la cruz latina, es evidente que debemos vérnoslas con las
mismas 18 formas de ordenamiento. La cantidad total de maneras de este
caso es el número completo, 18 × 576. Como los brazos superior e inferior
son de longitud desigual, las permutaciones se repiten por reflejo, pero no
por inversión, pues no podemos invertir. Por tanto este factor implica una
división por 2. Pero en cada par debemos intercambiar las cifras del brazo
vertical con las del horizontal (cosa que no podíamos hacer en la cruz
griega, pues allí los dos brazos son iguales); en consecuencia debemos
multiplicar por 2. La multiplicación por 2 y la división por 2 se cancelan
recíprocamente. En consecuencia, la respuesta correcta es 10.368.
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― 213 ―
81. La cadena del anticuario
― 214 ―
blancos quedarían hacia arriba como en A, entonces la respuesta sería
564.480, como hemos dicho, ignorando por el momento todas las inver-
siones de la cadena concluida. Sin embargo, si se permitiera que el primer
eslabón mostrara hacia arriba cualquiera de ambos lados, entonces po-
dríamos tener A o B, y la respuesta sería 2 × 564.480 = 1.128.960; si dos
eslabones se pudieran poner con cualquiera de ambos lados hacia arriba,
la respuesta sería 4 × 564.480; si tres eslabones, entonces 8 × 564.480, y
así sucesivamente. Por tanto, como cada eslabón se puede poner con cual-
quiera de ambos lados hacia arriba, el número será 564.480 multiplicado
por 29, o 512. Esto eleva nuestro total a 289.013.760.
Pero aún debemos considerar otro pormenor. Aún no hemos tenido en
cuenta que con cualquier combinación dada tres de las otras combinacio-
nes se pueden obtener con sólo voltear la cadena a lo largo e invirtiendo
los extremos. Así C es en realidad lo mismo que A, y si ponemos esta
página cabeza abajo, A y C dan otras dos combinaciones que en verdad
son idénticas. Así, para llegar a la respuesta correcta del acertijo, debemos
dividir nuestro último total por 4, y descubrimos que hay exactamente
72.253.440 maneras en que el herrero pudo unir esos eslabones. En otras
palabras, si los nueve eslabones originalmente hubieran formado un
tramo de cadena, y se hubiera sabido que los dos eslabones circulares es-
taban separados, habría 72.253.439 probabilidades contra 1 de que el he-
rrero no hubiera unido los eslabones tal como estaban antes.
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― 215 ―
82. Los cuatro sellos postales
Partiendo del diagrama original, los cuatro sellos se pueden dar en un
bloque formado por 1, 2, 3, 4 de tres maneras; formado por 1, 2, 5, 6 de
seis maneras; formado por 1, 2, 3, 5, o bien 1, 2, 3, 7, o bien 1, 5, 6, 7, o
bien 3, 5, 6, 7, de veintiocho maneras; formado por 1, 2, 3, 6, o bien 2, 5,
6, 7, de catorce maneras; formado por 1, 2, 6, 7, o bien 2, 3, 5, 6, o bien
1, 5, 6, 10, o bien 2, 5, 6, 9, de catorce maneras. Hay, pues, sesenta y cinco
maneras en total.
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― 216 ―
PROBLEMAS AJEDRECÍSTICOS
― 217 ―
Hay 255 modos de dividir el tablero en dos partes de la misma forma
y tamaño. Cada modo debe involucrar uno de los cinco cortes que mos-
tramos en los Diagramas A, B, C, D y E. Para evitar repeticiones por in-
versión y reflexión, sólo necesitamos tener en cuenta cortes que entren
por los puntos a, b y c. Pero la salida siempre debe estar en un punto en
línea recta a partir del ingreso y a través del centro. Esta condición es la
más importante a tener en cuenta. En el caso B no se puede entrar por a,
pues de lo contrario se obtiene el corte presentado en E. Análogamente,
en C o D, no se debe llegar a la línea clave en la misma dirección de ésta,
pues de lo contrario se obtiene A o B. Si estamos trabajando con A o C y
entramos en a, debemos buscar empalmes en un solo extremo de la línea
clave, u obtendremos repeticiones. En otros casos debemos buscar em-
palmes en ambos lados de la línea; pero después de dejar a en el caso D,
siempre hay que girar hacia la derecha o la izquierda (use una dirección
únicamente). Las Figs. 1 y 2 son ejemplos de A; 3 y 4 son ejemplos de B;
5 y 6 son ejemplos de C; y 7 es un bonito ejemplo de D. Desde luego, E
es un tipo peculiar, y obviamente admite un solo modo de cortar, pues no
se puede entrar por b ni por c.
He aquí una tabla de los resultados:
a b c Modos
A = 8 + 17 + 21 = 46
B = 0 + 17 + 21 = 38
C = 15 + 31 + 39 = 85
D = 17 + 29 + 39 = 85
D = 1 + 0 + 0 = 1
41 94 120 255
― 218 ―
84. La ventana del abad
El hombre que era “versado en extraños misterios” señaló al padre
John que las órdenes del abad de St. Edmondsbury eran fáciles de ejecutar
tapando doce de las claraboyas de la ventana, como se muestra en los
cuadrados oscuros del boceto de la página siguiente.
El padre John sostenía que también era preciso oscurecer las clarabo-
yas de las cuatro esquinas, pero el sabio explicó que no se deseaba tapar
más luz de la absolutamente necesaria y dijo, anticipándose a lord Dun-
dreary:
—Un solo panel no puede estar en línea consigo mismo, así como un
ave solitaria no puede ir en bandada. La condición del abad era que nin-
guna línea diagonal contuviera un número impar de claraboyas”.
Ahora bien, cuando el hombre santo vio lo que se había hecho quedó
complacido, y dijo:
—En verdad, padre John, eres hombre de honda sabiduría, pues has
logrado lo que parecía imposible, y para colmo has adornado nuestra ven-
tana con un diseño de la cruz de San Andrés, cuyo nombre recibí de mis
padrinos.
― 219 ―
85. Ajedrez chino
― 220 ―
86. Los cuatro leones
Hay sólo siete maneras bajo estas condiciones. Son las siguientes:
1234, 1243, 1324, 1342, 1432, 2143, 2413. Tomando el último ejemplo,
esta notación significa que ponemos un león en el segundo cuadrado de
la primera fila, en el cuarto cuadrado de la segunda fila, en el primer cua-
drado de la tercera fila, y en el tercer cuadrado de la cuarta fila. El primer
ejemplo es, por cierto, el que dimos al proponer el acertijo.
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― 221 ―
87. El cuadrado de Bachet
― 222 ―
tintos. Dicho de otro modo, los pares de la hilera superior se pueden ex-
presar de 16 × 9 × 4 × 2 = 576 maneras, y el cuadrado luego se puede
completar de 2 maneras, con lo cual hay 1.152 maneras en total.
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― 223 ―
88. Convocatoria de alfiles
Los catorce alfiles se pueden colocar de 256 maneras. Pero cada alfil
siempre debe estar colocado en uno de los lados del tablero, es decir, en
una fila del borde. El acertijo, pues, consiste en contar la cantidad de mo-
dos en que podemos combinar los catorce alfiles en el borde sin ataque.
Esto no es dificultoso. En un tablero de n2 cuadrados, (2n – 2) alfiles (la
cantidad máxima) siempre se pueden colocar de 2n maneras sin ataque.
En un tablero común n sería 8; por tanto se pueden colocar 14 obispos de
256 maneras. Es curioso que el resultado general cobre una forma tan
simple.
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― 224 ―
89. El gentil arte de lamer sellos postales
La siguiente disposición muestra cómo se pueden pegar dieciséis se-
llos en la tarjeta, según las condiciones establecidas, con un valor total de
50 peniques:
― 225 ―
90. Las tres ovejas
La cantidad de modos en que se pueden poner las tres ovejas para que
cada corral esté ocupado o en línea con por lo menos una oveja es 47.
La siguiente tabla, si se utiliza con la clave del Diagrama 1, permitirá
al lector situarlas de todas estas maneras:
Esto significa, desde luego, que si ponemos ovejas en los corrales se-
ñalados como A y B, habrá siete corrales donde podemos poner la tercera
oveja, dando siete soluciones diferentes. Se entiende que las inversiones
y reflexiones no cuentan como diferentes.
Si por lo menos un corral no debiera estar en línea con una oveja, ha-
bría treinta soluciones para ese problema. Si contáramos todas las inver-
siones y reflexiones de estos 47 y 30 casos respectivamente como distin-
tos, el total sería de 560, lo cual es el número de modos en que se pueden
poner las ovejas en tres corrales sin ninguna condición. Señalaré que hay
tres modos en que las ovejas se pueden guardar para que cada corral esté
ocupado o en línea, como en los Diagramas 2, 3 y 4, pero en cada caso
― 226 ―
cada oveja está en línea con su compañera. Hay sólo dos modos en que
se pueden poner tres ovejas de manera que cada corral esté ocupado o en
línea con uno ocupado, pero ninguna oveja en línea con otra (ver Diagra-
mas 5 y 6).
Por último, hay un solo modo en que tres ovejas se pueden guardar de
modo que al menos un corral no esté en línea con una oveja y sin embargo
ninguna oveja esté en línea con otra. Ponga las ovejas en C, E, L. Esto es
prácticamente todo lo que se puede decir de este grato acertijo pastoral.
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― 227 ―
91. El acertijo de los cinco perros
― 228 ―
92. El acertijo del perchero
― 229 ―
haberse movido una casilla más hacia la izquierda. Creo que ésta es la
única solución del acertijo.
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― 230 ―
93. Acertijo con peones
― 231 ―
94. El león y el hombre
Ante todo, la menor cantidad posible de líneas rectas en cada caso son
veintidós, y para que ninguna celda se visite dos veces es absolutamente
necesario que cada cual entre en una celda y luego “visite” inmediata-
mente aquella de donde salió, avanzando luego por la segunda celda dis-
ponible. En el siguiente diagrama se indica la ruta del hombre con líneas
enteras, y la del león con líneas punteadas.
Si se siguen las dos rutas celda por celda con dos lápices, se notará que
el león y el hombre jamás se encuentran. Pero hay un detalle que no de-
bemos pasar por alto: “en ocasiones se entrevieron”. Ahora bien, si toma-
mos una ruta para el hombre y simplemente la invertimos para el león,
invariablemente descubrimos que, yendo a la misma velocidad, nunca ati-
nan a verse.
― 232 ―
95. El viaje de la torre
Muestro el itinerario en el diagrama.
― 233 ―
96. Acertijo con alfiles
Haga las siguientes jugadas, usando la notación indicada por los cua-
drados numerados del diagrama A:
― 234 ―
97. La regata
― 235 ―
98. Cuarenta y nueve estrellas
La ilustración muestra cómo se puede pasar por todas las estrellas en
doce trazos rectos, comenzando y terminando en una estrella negra.
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― 236 ―
99. El acertijo del sabueso
― 237 ―
Ahora bien, hay ocho semisecuencias primeras, y en consecuencia
ocho semisecuencias segundas. Veremos que se combinan para formar
doce secuencias completas, que es el número total que existe y la solución
correcta de nuestro acertijo. No me propongo presentar detalladamente
todas las rutas, pero las indicaré de tal modo que si el lector ha abando-
nado alguna podrá descubrir cuál es y deducirla por su cuenta sin ninguna
dificultad. Los siguientes números se aplican a las del diagrama.
Las ocho primeras semisecuencias son las que van de 1 a 6 (2 rutas);
1 a 8 (1 ruta); 1 a 10 (3 rutas); 1 a 12 (1 ruta); y 1 a 14 (1 ruta). Las ocho
segundas semisecuencias son: 7 a 20 (1 ruta); 9 a 20 (1 ruta); 11 a 20 (3
rutas); 13 a 20 (1 ruta); y 15 a 20 (2 rutas). Cada modo en que se puede
eslabonar una semisecuencia con otra da una solución diferente. Estos
eslabonamientos son los siguientes: 6 a 13 (2 casos); 10 a 13 (3 casos); 8
a 11 (3 casos); 8 a 15 (2 casos); 12 a 9 (1 caso); 14 a 7 (1 caso). En con-
secuencia, hay doce eslabonamientos y doce respuestas al acertijo. La ruta
presentada en la ilustración consiste de una de los tres semisecuencias 1
a 10, eslabonada con la semisecuencia 13 a 20. Nótese que diez de las
soluciones se producen mediante cinco rutas inequívocas y sus inversio-
nes; es decir, si indicamos estas cinco rutas mediante líneas y luego in-
vertimos los diagramas obtenemos las otras cinco rutas. Las dos solucio-
nes restantes son simétricas (los casos donde 12 a 9 y 14 a 7 son los esla-
bones), y en consecuencia no producen soluciones nuevas mediante in-
versión.
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― 238 ―
100. Tablero dividido
Al tratar de resolver este problema primero es necesario tomar dos
compartimientos de veinte y doce casillas respectivamente y analizarlos
con miras a determinar dónde se encuentran los necesarios puntos de in-
greso y egreso. En el caso del compartimiento más grande, debemos co-
menzar y terminar en dos de las casillas externas de los lados largos. Pero
aunque usted pueda comenzar por cualquiera de estas diez casillas, está
limitado a aquellas donde puede terminar, o (lo que es lo mismo) puede
terminar en las que prefiera, siempre que comience su itinerario en deter-
minadas casillas. En el caso del compartimiento más pequeño, está obli-
gado a comenzar y terminar en una de las seis casillas que se encuentran
en los dos lados cortos de los compartimientos, con iguales restricciones
que en el otro caso. Un poco de reflexión indicará que en el caso de los
dos compartimientos pequeños debe comenzar y terminar en los lados
cortos, y de ello se sigue que los itinerarios por los compartimientos más
grandes también deben comenzar y terminar en los lados contiguos.
― 239 ―
ingreso o egreso, pero la ley de las inversiones nos deja la opción de rea-
lizar las otras conexiones tanto en los diamantes como en los círculos. En
la solución presentada se usan los diamantes, pero hay otras variaciones
donde se emplean las casillas con círculos.
Creo que estos comentarios explican los puntos esenciales del acertijo,
que es sumamente instructivo e interesante.
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― 240 ―
101. El acertijo de las perreras
― 241 ―
102. Las cuatro ranas
La menor cantidad posible de movimientos, contando cada movi-
miento por separado, suma dieciséis. Pero el acertijo se puede resolver en
siete jugadas, de la manera siguiente, si cualquier cantidad de desplaza-
mientos sucesivos de la misma rana cuenta como una sola jugada. Todos
los movimientos contenidos dentro de un paréntesis constituyen una sola
jugada; los números se refieren a los hongos: (1—5), (3—7, 7—1), 8—4,
4—3, 3—7), (6—2, 2—8, 8—4, 4—3), (5—6, 6—2, 2—8), (1—5, 5—
6), (7—1).
― 242 ―
B. Al desenredar estos hilos podemos presentar el diagrama en la forma
que aparece en el Diagrama C, donde la relación entre los botones es
exactamente igual que en B. Cualquier solución para C será aplicable a B
y a A. Coloque los caballos blancos en 1 y 3 y los caballos negros en 6 y
8 en el Diagrama C, y la simplicidad de la solución será manifiesta. Sólo
hay que desplazar los caballos en tomo del círculo en una u otra dirección.
Re
pita las jugadas que presentamos arriba, y verá que se han eliminado
las dificultades.
En el Diagrama D presento otro conocido acertijo que apareció por
primera vez en un libro publicado en Bruselas en 1789, Les Petites Aven-
tures de Jerome Sharp. Coloque siete fichas sobre siete de los ocho pun-
tos de la siguiente manera: ponga una ficha en un punto desocupado,
luego desplácela en línea recta desde ese punto hasta el próximo punto
desocupado (en cualquiera de ambas direcciones), donde la depositará.
Proceda de la misma manera hasta que todas las fichas están colocadas.
Recuerde que siempre comienza en un lugar desocupado y desliza la ficha
desde allí hasta el próximo lugar, que también debe estar desocupado.
Ahora, mediante el método “hilos y botones”, simplificamos transfor-
mando el diagrama en el de B. Entonces la solución se vuelve obvia: “mo-
ver siempre hacia el punto desde el cual se movió la última vez”. No es
el único modo de colocar las fichas, por cierto, pero es la solución más
sencilla.
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― 243 ―
103. Las torres encerradas
La respuesta supone que en la posición final las torres numeradas tie-
nen que estar en orden numérico en dirección contraria a la que ocupan
en el diagrama original, pues de lo contrario no hay solución. Mueva las
torres en el siguiente orden de sus números. Como nunca hay más de un
cuadrado al cual se puede mover una torre (excepto en la jugada final), la
notación es obvia: 5, 6, 7, 5, 6, 4, 3, 6, 4, 7, 5, 4, 7, 3, 6, 7, 3, 5, 4, 3, 1, 8,
3, 4, 5, 6, 7, 1, 8, 2, 1 y torre toma alfil, jaque mate. Esta es la cantidad
mínima de jugadas: treinta y dos. Los movimientos del rey negro son to-
dos obligados, y no es preciso detallarlos.
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― 244 ―
104. Ahogado
Trabajando en forma independiente, S. Loyd, E. N. Frankenstein, W.
H. Thompson y yo hemos llegado a la misma solución. La siguiente se
puede aceptar como la mejor solución posible para este curioso problema:
Blancas Negras
1. d4 e5
2. qd3 wh4
3. qg3 nb4+
4. hd2 a5
5. a4 d6
6. h3 ne6
7. ra3 f5
8. qh2 c5
9. rg3 nb3
10. c4 f4
11. f3 e4
12. d5 e3
Y las blancas quedan ahogadas.
― 245 ―
105. Un dilema asombroso
El señor Negro dejó su rey en “b2”, y sea cual fuere la pieza que
Blanco elija para su peón, no puede hacerle jaque mate. Como dijimos, el
rey negro no es afectado por los jaques y nunca se mueve. Blanco puede
coronar el peón con dama, capturar la torre negra y unir sus tres piezas en
el ataque, pero el mate es imposible. El rey negro no puede quedar en
cualquier otro cuadrado sin que sea posible un jaque mate.
El difunto Sam Loyd fue el primero en señalar la peculiaridad en que
se basa este acertijo.
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― 246 ―
106. Los seis peones
La fórmula general para seis peones en todos los cuadrados mayores
de 22 es ésta: seis veces el cuadrado del número de combinaciones de n
cosas tomadas de tres en tres, donde n representa el número de cuadrados
del lado del tablero. Desde luego, cuando n es par las casillas desocupadas
de las filas y columnas serán pares, y cuando n es impar el número de
casillas será impar. Aquí n es 8, así que la respuesta es 18.816 maneras.
Se trata de “El acertijo del tintorero” (Los acertijos de Canterbury, N°
26) con otra forma. Lo repito aquí para explicar un método de resolución
que el lego captará de inmediato. Ante todo, es evidente que si ponemos
un peón en cualquier línea, debemos poner un segundo en esa línea para
que el resto pueda ser un número par. No podemos poner cuatro o seis en
ninguna fila sin imposibilitar la obtención de un número par en todas las
columnas con que interferimos. Tenemos, pues, que poner dos peones en
cada una de las tres filas y en cada una de las tres columnas. Ahora bien,
hay sólo seis combinaciones que cumplen estas condiciones, y se mues-
tran en los Diagramas A a F inclusive.
― 247 ―
las tres primeras filas, como en G, entonces, con los pares a y b situados
en la primera y segunda columnas, el par c se puede desplegar en cual-
quiera de las seis columnas restantes, y así brindar seis soluciones. Ahora
deslicemos el par b a la tercera columna, y habrá cinco posiciones posi-
bles para c. Deslicemos b hacia la cuarta columna, y c puede producir
cuatro soluciones nuevas. Y así sucesivamente, hasta que (todavía con a
en la primera columna) tengamos b en la séptima columna, y haya un solo
sitio para c, en la octava columna. Luego podemos poner a en la segunda
columna, b en la tercera y c en la cuarta, y comenzar a deslizar c y b como
antes para otra serie de soluciones.
Así encontramos que, al usar la forma A sola y limitar nuestras opera-
ciones a las tres filas superiores, obtenemos tantas respuestas como exis-
ten combinaciones de 8 cosas tomadas de 3 en 3. Esto es:
8×7×6
= 56.
1×2×3
El lector comprenderá que si hay 56 modos de seleccionar las colum-
nas, debe haber, para cada uno de éstos, 56 modos de seleccionar las filas,
pues podemos efectuar simultáneamente ese “deslizamiento” hacia abajo
hasta el fondo, exactamente tal como hemos trabajado de izquierda a de-
recha. El número total de maneras de aplicar A, pues, es 56 × 56 = 3.136.
Pero, como hemos visto, hay seis combinaciones, y sólo hemos abordado
una de ellas, A. Debemos multiplicar este resultado por 6, lo cual nos da
3.136 × 6 = 18.816, que es el número total de maneras, como ya hemos
dicho.
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― 248 ―
107. Jaque mate
Desplace el peón blanco de “f6” a “e4” y ponga un peón negro en “f7”.
Ahora, las blancas mueven e5+, y las negras deben mover f5. Luego, las
blancas juegan exf6 a.p.+, tomando al paso el peón de “f5”, y dando jaque
mate. Esta fue pues la última jugada de las blancas, y deja la posición
dada. Es la única solución posible.
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― 249 ―
108. Monstruosidad
Blancas Negras
1. f4 c6
2. kf2 wa5
3. ke3 ld8
4. f5 lc7
5. qe1 lb6
6. qg3 ja6
7. qb8 h5
8. hf3 th6
9. he5 tg6
10. qxc8 tg3+
11. hxg3 lb5
12. rh4 f6
13. rd4 fxe5
14. b4 exd4+
15. kf4 h4
16. qe8 h3
17. hc3+ dxc3
18. ba3 h2
19. rb 1 h1=w
20. rb2 cxb2
21. kg5 wgi
22. qh5 la4
23. b5 tc8
24. b6 tc7
25. bxc7 b1 =n
26. c8=r wc7
27. bd6 jb4
28. kg6 la3
29. ra8 lb2
30. a4 wgb6
― 250 ―
31. a5 lc1
32. axb6 ld1
33. bxc7 le1
34. kf7 jh6+
35. ke8 na2
36. f6 ng8
37. f7 lxf1
38. c8=b jd5
39. 4b8 jf6+
40. kd8 je8
41. fxe8=r jf7+
42. kc7 jd8
43. qf7+ lg1
y se llega a la posición dada.
― 251 ―
ACERTIJOS DE MEDIDA, PESO Y EMPAQUETADO
― 252 ―
110. Acertijo con líquidos
La siguiente solución en once manipulaciones muestra el contenido de
cada recipiente al principio y después de cada manipulación:
― 253 ―
111. Mezclando té
Hay tres maneras de mezclar las clases de té. Por orden de calidad
―30 peniques, 27 peniques, 21 peniques― mézclese en estas proporcio-
nes: 16 libras, 1 libra, 3 libras; o bien 14 libras, 4 libras, 2 libras; o bien
12 libras, 7 libras, 1 libra. En cada caso la mezcla de veinte libras debe
valer 28½ peniques por libra; pero el último caso requiere la menor can-
tidad del mejor té, de modo que es la respuesta correcta.
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― 254 ―
112. Un acertijo de empaquetado
En el lado de la caja de 14 por 22 ⅘ podemos disponer 13 filas que
contengan alternativamente 7 y 6 pelotas: 85 en total. Encima podemos
poner otra capa que consista de 12 filas de 7 y 6 alternativamente: 78 en
total. A lo largo de 24 9/10 pulgadas se pueden poner 15 de estas capas,
que contendrían alternativamente 85 y 78 pelotas. Así 8 veces 85 sumado
a 7 veces 78 nos da 1.226, el contenido total de la caja.
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― 255 ―
PROBLEMAS DE CRUCE DEL RÍO
{ J )5 G T 8 3
5 ( J } G T 8 3
5 3 { G 3 ) J T 8
5 3 ( G } J T 8
5 { J T ) G 8
J 5 ( T 3 } G 8
J 5 { G 8 ) T 3
G 8 ( J 5 } T 3
G 8 { J T ) 5 3
J 8 ( G } 5 3
J T 8 { G 3 ) 5
G T 8 3 ( J } 5
G T 8 3 { J 5 )
― 256 ―
114. Fuga por partida cuádruple
Si hubiera habido sólo tres parejas, la isla no habría sido necesaria,
pero con cuatro o más parejas es imprescindible para cruzar según las
condiciones estipuladas. Se puede hacer en diecisiete cruces de una mar-
gen a otra (aunque ciertos matemáticos franceses han declarado en sus
libros que en tales circunstancias se necesitan veinticuatro) y no se puede
hacer en menos. Presentaré un modo (ver diagrama en la página si-
guiente). A, B, C y D son los jóvenes pretendientes, y a, b, c y d son las
muchachas con quienes están respectivamente comprometidos. Las tres
columnas muestran las posiciones de los diversos individuos en el parque,
la isla y la margen opuesta antes de comenzar y después de cada cruce,
mientras que el asterisco indica la posición del bote en cada ocasión.
― 257 ―
Tras haber descubierto la menor cantidad posible de cruces, debería-
mos tener en cuenta otros dos detalles al decidimos por el “método más
rápido”: ¿qué personas eran las más expertas para empuñar los remos, y
qué método supone la menor cantidad posible de demoras para abordar y
abandonar el bote? No tenemos datos que nos permitan decidir el primer
punto, aunque es probable que las muchachas fueran remeras expertas,
pues el bote pertenecía a su propiedad. Sin embargo, el otro punto es im-
portante, y en la solución que he dado (donde las muchachas realizan ocho
treceavos de la tarea de remar y A y D no reman en absoluto) hay sólo
dieciséis abordajes y dieciséis descensos. Jamás hay un hombre y una
muchacha juntos en un bote, y ningún hombre desciende nunca en la isla.
Hay otros métodos que requieren más intercambios de lugares.
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― 258 ―
PROBLEMAS CON JUEGOS
La ilustración es una solución. Se verá que los cuatro lados del marco
suman 44. La suma de los puntos de todas las fichas es 168, y si deseamos
lograr que los lados sumen 44, debemos cuidamos de que las cuatro es-
quinas sumen 8, porque estas esquinas se cuentan dos veces, y 168 su-
mado a 8 equivale a 4 veces 44, lo cual es necesario. Hay muchas solu-
ciones diferentes. Aun en el ejemplo dado es posible realizar algunos in-
tercambios para producir diversas combinaciones. Por ejemplo, en el lado
izquierdo la serie de fichas de 2—2 a 3—2 se puede invertir, o de 2—6 a
3—2, o de 3—0 a 5—3. En el lado derecho podemos invertir de 4—3 a
1—4. Estos cambios no afectan la corrección de la solución.
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― 259 ―
116. El acertijo de los naipes en T
Si quitamos el as, los naipes restantes se pueden dividir en dos grupos
(cada cual dando la misma suma) de cuatro maneras; si eliminamos el 3,
hay tres maneras; si eliminamos el 5, hay cuatro maneras; si eliminamos
el 7, hay tres maneras; si eliminamos el 9, hay cuatro maneras de consti-
tuir dos grupos iguales. Así, hay dieciocho maneras de agruparlos, y si
tomamos cualquiera de ellas y mantenemos la carta impar (la “elimi-
nada”) en la cabeza de la columna, el orden de un conjunto de números
se puede variar de veinticuatro maneras en la columna y de otras veinti-
cuatro maneras en la horizontal, es decir, en conjunto se pueden variar en
24 × 24 = 576 maneras. Y como hay dieciocho casos, multiplicamos este
número por 18 y obtenemos 10.368, el número correcto de maneras de
colocar los naipes. Como este número incluye las reflexiones, debemos
dividir por 2, pero también debemos recordar que cada fila horizontal
puede cambiar lugares con una fila vertical, con lo cual es preciso multi-
plicar por 2; así que una operación cancela la otra.
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― 260 ―
117. El acertijo de la carrera de caballos
La respuesta es: debo invertir 12 libras en Acido, 15 en Bellota, 20 en
Cápsula.
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― 261 ―
JUEGOS CON ACERTIJOS
― 262 ―
119. Juego de las cuatro esquinas
Sin importar si juega primero o segundo, el jugador A, que comienza
la partida en 55, debe ganar. Suponiendo que B adopte la mejor estrategia
de juego para prolongar su existencia el mayor tiempo posible, A, si tiene
la primera jugada, siempre puede capturar a B en la jugada NQ 12; y si
tiene la segunda jugada, siempre puede capturarlo en la jugada Ne 14. Lo
que debe hacer es ponerse siempre diagonalmente en línea con su opo-
nente, y al ir a 33, si tiene la primera jugada, impide que B se ponga dia-
gonalmente en línea con él. He aquí dos buenas partidas. El número que
va delante del guión es siempre la jugada de A; el que va después del
guión es la jugada de B: 33-8, 32-15, 31-22, 30-21, 29-14, 22-7, 15-6, 14-
2, 7-3, 6-4, 11- , y A captura en su próxima jugada (12a); -13, 54-20, 53-
27, 52-34, 51-41, 50-34, 42-27, 35-20, 28-13, 21-6, 14-2, 7-3, 6-4, 11-, y
A captura en su próxima jugada (14a).
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― 263 ―
120. El misterio de las cerillas
Si formamos los tres montones (y así somos los segundos en tomar),
cualquiera de los trece agrupamientos siguientes nos dará la victoria si
jugamos correctamente: 15-14-1; 15-13-2; 15-12-3; 15-11-4; 15-10-5;
15-9-6; 15-8-7; 14-13-3; 14-11-5; 14-9-7; 13-11-6; 13-10-7; 12-11-7.
La bonita solución general de este problema es la siguiente. Exprese
el número de cada montón en potencias de 2, evitando repeticiones y re-
cordando que 20 = 1. Luego, si dejamos las cerillas al oponente de modo
que quede un número par de cada potencia, podemos ganar. Y si al prin-
cipio dejamos las potencias pares, podemos continuar haciéndolo durante
la partida. Como ejemplo, tomemos el último grupo que mencionamos,
12-11-7. Expresado en potencias de dos tenemos:
12 = 8 4 – –
11 = 8 – 2 1
7 = – 4 2 1
2 2 2 2
Como así hay dos de cada potencia, debemos ganar. Digamos que
nuestro oponente coge 7 de la pila de 12. Entonces deja:
5 = – 4 – 1
11 = 8 – 2 1
7 = – 4 2 1
1 2 2 3
5 = – 4 – 1
2 = – – 2 –
7 = – 4 2 1
– 2 2 2
― 264 ―
Y así hasta el final. Esta solución es muy general, y se aplica a cual-
quier número de cerillas y cualquier número de montones. Un lector me
ha escrito informándome que el primero en proponer este acertijo fue W.
M. F. Mellor, pero no he podido corroborar cuándo ni dónde se publicó.
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― 265 ―
121. El acertijo de los cigarros
Ni un solo miembro del club desentrañó este acertijo, y sin embargo
demostraré que es tan sencillo que aun un niño puede comprender la so-
lución, una vez que se le explica. La gran mayoría de mis amigos mani-
festaron un total desconcierto. Muchos consideraban que “el resultado
teórico, en todo caso, está determinado por la relación entre la mesa y los
cigarros”; otros, considerándolo un problema en teoría de probabilidades,
llegaron a la conclusión de que las oportunidades favorecen ligeramente
al primero o segundo jugador, según el caso. Un hombre cogió una mesa
y un cigarro de dimensiones particulares, dividió la mesa en secciones
iguales, y procedió a hacer que los dos jugadores llenaran estas secciones
de modo que ganara el segundo jugador. ¿Pero por qué el primer jugador
debería ser tan complaciente? En cualquier etapa sólo tiene que poner un
cigarro oblicuamente en cualquiera de estas secciones para desbaratar los
cálculos del segundo jugador. Tenemos que suponer que cada jugador se
esfuerza por ganar, y no que facilita las cosas al oponente.
Las teorías de otros amigos serían muy sensatas si la forma del cigarro
fuera la de un torpedo, totalmente simétrica y con ambos extremos pun-
tiagudos.
Demostraré que el primer jugador debe ganar infaliblemente si siem-
pre juega del mejor modo posible. Examinemos con cuidado el siguiente
diagrama, el N° 1, y todo quedará claro.
― 266 ―
hiciere el segundo jugador en toda la partida, el primer jugador debe re-
petir lo mismo en posición diametralmente opuesta. Así, si el segundo
jugador pone un cigarro en A, yo pongo uno en AA; si él pone uno en B,
yo pongo uno en BB; él pone uno en C, yo pongo uno en CC; él pone uno
en D, yo pongo uno en DD; él pone uno en E, yo pongo uno en EE; y así
sucesivamente hasta que no se puedan poner más cigarros sin que se to-
quen. Como presuntamente los cigarros son similares en todo sentido, es
claro que por cada jugada que escoja el segundo jugador, es posible repe-
tirla en una línea trazada a través del centro de la mesa. El segundo juga-
dor siempre puede reproducir la maniobra del primero, dondequiera éste
ponga un cigarro, y sin importar si decide apoyarlo de punta o de lado.
Como los cigarros son similares en todo sentido, uno obviamente hará
equilibrio sobre el borde de la mesa en precisamente el mismo punto que
otro. Desde luego, como se supone que cada jugador juega del mejor
modo posible, esto es una cuestión teórica. No es objeción válida decir
que en la práctica uno no actuaría con exactitud suficiente como para estar
seguro de vencer. Si siendo el primer jugador no logró ganar, será conse-
cuencia de que no ha jugado del mejor modo posible.
El segundo diagrama sirve para mostrar por qué el primer cigarro debe
estar puesto de punta. (Y aquí diré que pude apoyar de punta el primer
cigarro que escogí de una caja, y es válido suponer que todos los demás
cigarros harían lo mismo.) Si el primer cigarro estuviera apoyado de lado,
como en F, el segundo jugador podría poner un cigarro en G, por ejemplo:
lo más cerca posible, pero sin tocar F. Ahora, en esta posición yo no puedo
repetir la jugada del lado opuesto, porque los dos extremos del cigarro no
son iguales. Se verá que GG, cuando se sitúa en el lado opuesto en la
misma relación con el centro, está en intersección con F, o superpuesto,
y no se permite que los cigarros se toquen. Por tanto hay que poner el
cigarro más lejos del centro, lo cual no nos dejará espacio suficiente entre
el centro y la esquina inferior izquierda para repetir todo lo que el otro
jugador haga entre G y la esquina superior derecha. En tal caso el resul-
tado no sería una victoria segura para el primer jugador.
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PROBLEMAS VARIOS
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123. Los anillos de hierro
Daré mi elaboración completa de la solución, para que los lectores
vean cuán fácil es cuando uno sabe cómo proceder. Y primero de todo,
como hay un número par de anillos, diré que todos se pueden sacar en un
tercio de (2n+1 – 2) movimientos; y como n en nuestro caso es 14, todos
los anillos se pueden sacar en 10.922 movimientos. Luego calculo 10.922
– 9.999 = 923, y procedo a hallar la posición donde sólo quedan por rea-
lizar 923 de los 10.922 movimientos. He aquí el curioso método para ha-
cerlo. Se basa en el método de escala binaria utilizado por Monsieur L.
Gros, según explica W. W. Rouse Ball en sus Recreaciones matemáticas.
Divido 923 por 2 y obtengo 461 y un resto de 1; divido 461 por 2 y
obtengo 230 y un resto de 1; divido 230 por 2, y obtengo 115 y un resto
de cero. Continúo dividiendo por 2 de esta manera mientras sea posible,
y descubro que todos los restos son 1, 1, 1, 0, 0, 1, 1, 0, 1, 1, con el último
resto a la izquierda y el primer resto a la derecha. Como hay catorce ani-
llos y sólo diez cifras, ponemos la diferencia, expresada en la forma de
cuatro ceros, entre paréntesis a la izquierda, y ponemos entre paréntesis
todas las cifras que repitan una cifra de la izquierda. Entonces obtenemos
la siguiente formulación: (0 0 0 0) 1 (1 1) 0 (0) 1 (1) 0 1 (1). Esta es la
respuesta correcta del acertijo, pues si ahora ponemos anillos debajo de
la línea para representar las cifras entre paréntesis y los anillos por encima
de la línea para las demás cifras, obtenemos la solución requerida:
― 269 ―
Cuando el número total de anillos es impar, la cantidad de movimientos
requeridos para sacarlos todos es un tercio de (2n+1 – l).
Con n anillos (donde n es impar) hay 2n posiciones, contando todas
aquellas donde los anillos están dentro o fuera. En ⅓(2n+1 + 2) posiciones
están todos fuera. El número de posiciones no usadas es ⅓(2n – 2).
Con n anillos (donde n es par) hay 2n posiciones, contando dentro y
fuera. En ⅓(2n+1 + l) posiciones todos están fuera. La cantidad de posicio-
nes no usadas es ⅓(2n – 1).
Será conveniente tabular algunos casos.
2 4 3 1
4 16 11 5
6 64 43 21
8 256 171 85
10 1024 683 341
― 270 ―
para lo cual primero hay que sacar 3 anillos, para lo cual hay que sacar
ese primer anillo. Para sacar 6, primero sacamos 2 y luego 4 anillos.
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124. Un duro ascenso
Numere los escalones en orden regular hacia arriba, 1 a 8. Luego pro-
ceda de este modo: 1, (regreso al piso), 1, 2, 3, (2), 3, 4, 5, (4), 5, 6, 7, (6),
7, 8, rellano, (8), rellano. Los escalones entre paréntesis se recorren en
dirección contraria. Se verá pues que al regresar al piso después del pri-
mer paso, y siempre avanzando tres escalones por cada escalón que retro-
cedemos, realizamos la tarea requerida en diecinueve pasos.
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125. El acertijo del sábado
El modo en que el autor de este viejo acertijo proponía resolver la di-
ficultad era el siguiente: Desde la morada del judío, el cristiano y el turco
emprendían un viaje alrededor del globo, el cristiano yendo hacia el este
y el turco hacia el oeste. Los lectores del cuento “Tres domingos en una
semana” de Edgar Allan Poe y de la novela La vuelta al mundo en ochenta
días de Jules Verne sabrán que de ese modo el cristiano gana un día y el
turco pierde un día, de modo que cuando se encuentren de nuevo en la
casa del judío sus cálculos coincidirán con los de éste, y los tres podrán
celebrar el sábado el mismo día. Esta respuesta depende de la noción po-
pular para la definición de un día: la duración media entre sucesivos ama-
neceres. Es un viejo equívoco, y bastante aceptable para un acertijo. En
rigor, los dos viajeros deberían modificar sus cálculos al atravesar el me-
ridiano 180, de lo contrario tendremos que admitir que en el Polo Norte o
Sur habría un sólo sábado en siete años.
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126. Poniendo monedas
Se pueden poner trece monedas, como muestra la ilustración.
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INDICE
Henry E. Dudeney
Nota
Prefacio
Problemas aritméticos y algebraicos
Acertijos con dinero
Acertijos de edad y parentesco
Acertijos con relojes
Acertijos de locomoción y velocidad
Acertijos digitales
Problemas aritméticos y algebraicos varios
Problemas geométricos
Acertijos con retazos
Acertijos geométricos varios
EN PREPARACION
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