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ALFOLI

alfolí n. m. Lugar destinado a guardar el grano de los cereales o la sal. ■ OBS El plural es
alfolíes.
Malaquías 3

3:1 He aquí, yo envío. En contraste con el momento de silencio que el pueblo


experimentaba, vendría el día cuando Dios se demostraría visiblemente en medio de su
pueblo. mi mensajero. Malaquías predice la venida de Juan el Bautista en el espíritu de
Elías (cp. 4:5; Mt 11:7–10), ministerio asociado con la primera venida de Cristo. vendrá de
repente a su templo el Señor. El pueblo quería que el Señor viniera con bendición. A
causa de su incredulidad, El vendrá con juicio en su segunda venida. el mensajero del
pacto. Lo más probable es que este mensajero sea el Señor mismo.
3:2 quién podrá soportar. El día del SEÑOR será día de juicio y de muerte (cp. Is 2:12;
Jer 3:11–16; Am 5:18–20; Zac 1:14–18).
3:4 la ofrenda…como en los días de antaño. La bendición sólo podría venir después
de haber echado de Israel a los pecadores. Dios se complace de los sacrificios sólo cuando
vienen de un pueblo obediente (Is 1:13–18).
3:5 los hechiceros…que niegan el derecho. En la ley mosaica se prohibían todos estos
pecados (Ex 20:16; 22:18; Lv 19:12; Dt 18:10–12; 19:16–20; Mal 2:16).
3:7-12 Una condenación general de la desobediencia de Israel a Dios.
3:8 diezmos y…ofrendas. Debieran ser para el sustento de los levitas y el sistema de la
adoración (cp. Nm 18:21–24; Dt 14:22–27). La negligencia en este aspecto de la ley
resultaba en robar a Dios la adoración que merecía y en dejar de reconocer su posesión de
todo (cp. Hag 2:8).
3:10 todo el diezmo al alfolí. La adoración en Israel se centraba en el sacerdocio
levítico y en el templo en Jerusalén. Con este fin Ezequías preparó cámaras en el templo y
nombró a levitas especiales para que supervisaran la colecta y el depósito de los diezmos
(cp. 2 Cr 31:11–21). En parte, Israel experimentaba el juicio de Dios por la desobediencia a
la ley de Dios sobre el diezmo.
3:13–15 De nuevo el pueblo habla arrogantemente en contra de Dios. Este último
sermón es muy semejante al cuarto (2:17–3:6), donde el pueblo dudó de la justicia de Dios.
3:14 En vano es servir a Dios. Normalmente el servicio a Dios resultaba en bendición
(cp. Pr 3:1–12), no como premio o pago por el esfuerzo, sino como un don gratuito de su
gracia. Aquí el pueblo demanda que Dios les bendiga como un derecho.
3:16-4:6 Las últimas palabras de Malaquías se dirigen a la minoría devota entre la
comunidad judía: Los que temían al SEÑOR serán protegidos cuando El purifique a su
pueblo.
3:18 distinguir entre el justo y el impío. En contraste con las cortes corruptas, Dios
ejecutará juicio justo.
4:1 viene el día. El día del Señor (cp. Hag 2:23 y Zac 12:3) será día de juicio para los
impíos pero día de bendición para los que reverencian el nombre del Señor.

obsOBS observación
Una deuda que siempre tendremos con Dios es la del diezmo. (Mal. 3:6–12). El diezmo no
es algo que le damos a Dios voluntariamente, sino que le pertenece a Él. En Levítico 27:30
leemos: “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los
árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová”. Dios es dueño de los diezmos. No
traerlos al “alfolí” es robarle a Dios.

Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus
graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.
PROVERBIOS 3.9–10

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro


regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
LUCAS 6.38

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