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La Biblia enseña el Purgatorio

29 de marzo de 2019
Hno. Pedro Dimond
Capítulo 8 del libro: La Biblia prueba las enseñanzas de la
Iglesia Católica
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En la Biblia hallamos prueba para el purgatorio. Esta se


encuentra en 1 Corintios, capítulo 3, versículo 15.
Examinemos esta prueba bíblica del purgatorio. [Casi
todas las citas de esta sección en español están
sacadas de la versión de la Biblia Reina Valera de
1569, una famosa traducción protestante.]
1 CORINTIOS 3, 15 ES PRUEBA IRREFUTABLE
PARA EL PURGATORIO
1 Corintios 3, 11-15: “Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este
fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca; la obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará; porque por el
fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el
fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno
que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de
alguno fuere quemada, sufrirá pérdida; si bien él
mismo será salvo, aunque así como por fuego”.
Ahora miremos de nuevo la última parte de este
pasaje. En 1 Corintios 3,15 vemos: “Si la obra de alguno
fuere quemada, sufrirá pérdida; si bien él mismo será salvo;
aunque así como por fuego”. Entonces, tenemos un
hombre cuyas obras han sido juzgadas. Sus obras son,
de hecho, quemadas; y él sufre pérdida; pero él es
salvo, aunque por el fuego. El sufrirá pérdida, pero es
salvado por el fuego.
¿QUÉ SIGNIFICA “SUFRIRÁ PÉRDIDA” EN ESTE
PASAJE?
La palabra griega que está traducida como “sufrirá
pérdida”, es zemiothesetai. Esta deriva de la palabra
griega zemioo. Formas de esta palabra griega, zemioo –
que se traduce como “sufrirá pérdida” en 1 Cor. 3, 15–
se encuentran en otros pasajes en la Biblia. La palabra
se utiliza para referirse al castigo. En Éxodo 21, 22,
Proverbios 17, 26, Proverbios 19, 19 y en otras partes,
esta misma palabra griega zemioo se usa para referirse
al castigo. Esto quiere decir que zemioothesetai, la
palabra traducida como “sufrirá pérdida” en 1 Cor. 3,
15, puede significar castigo.
Entonces, el hombre que sufre pérdida y es salvado por
el fuego puede significar: un hombre que es castigado
y es salvado por el fuego. ¿Acaso no suena esto
justamente como el purgatorio? Sí, esto suena
exactamente al purgatorio porque a eso es a lo que se
está refiriendo. Pero hay más del contexto de 1 Cor. 3,
15 para demostrar el punto. ¿Quién es este hombre, y
por qué está sufriendo pérdida o castigo y siendo
salvado por el fuego?
EL CONTEXTO DE 1 CORINTIOS 3 TIENE QUE VER
CON LOS CRISTIANOS Y CIERTOS PECADOS O
MALAS OBRAS
El contexto de 1 Corintios 3 trata sobre los miembros
de la Iglesia de Cristo; trata sobre los creyentes
cristianos de Corinto. 1 Corintios 3, 3 nos dice que
algunos de estos cristianos estaban cayendo en
imperfecciones pecaminosas y ofensas contra Dios.
Algunas de estas malas obras o pecados son
identificadas en 1 Corintios 3, 3 como celos,
contiendas y divisiones.
1 Corintios 3, 3: “… pues habiendo entre vosotros
celos, y contiendas, y divisiones, ¿no sois carnales, y
andáis como hombres?”.
Así que, el contexto de 1 Corintios 3 trata sobre los
diferentes tipos de obras o creyentes; algunos de los
cuales no son tan buenos. Estos diferentes tipos de
obras (buenas y malas) son descritas en 1 Corintios 3,
12.
1 Corintios 3, 12-13: “Y si alguno edificare sobre este
fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca; la obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará; porque por el
fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el
fuego la probará”.
Hay buenas obras, que son llamadas: oro, plata y
piedras preciosas. Estos significan una mejor o más
perfecta adherencia al Evangelio de Cristo. Luego, hay
otras obras que no son tan buenas. Estas malas obras
o pecados incluían conflictos, contiendas, celos y
divisiones innecesarias (como se mencionó arriba).
Tales obras son descritas como: madera, heno y
hojarasca. Estas son las obras que se queman en 1
Corintios 3, 15, por las cuales el hombre sufre pérdida
o castigo; pero será salvo; aunque así como por fuego.
Este contexto encaja perfectamente con la enseñanza
católica sobre el purgatorio. El Concilio católico de
Lyon II definió el purgatorio así:
Papa Gregorio X, Concilio de Lyon II, 1274: “Porque si
ellos mueren verdaderamente arrepentidos en
caridad antes de que ellos hayan hecho satisfacción
con frutos dignos de penitencia por los pecados
cometidos y omitidos, sus almas son purificadas
después de la muerte con penas purgatorias o
purificadoras…” (Denzinger 464).
El purgatorio no es para aquellos que han muerto en
estado de pecado grave (es decir, mortal). Todas esas
personas van al infierno, como queda claro en Gálatas
5, 19-21, 1 Cor. 6, 9, y Efesios 5, 5-8. El purgatorio es
para aquellos con la verdadera fe, quienes han sido
perdonados por sus pecados, pero aún tienen que
hacer plena satisfacción por los pecados que han
cometido (más sobre esto abajo).
Por consiguiente, en Corintios 3, 12, la madera, el heno
y el rastrojo (que son quemados), significan las obras
de un hombre que ha muerto en el estado de
justificación y ha sido perdonado de cualesquiera
pecados mortales que pudo haber cometido. Él está,
por ende, salvado en última instancia, pero él no ha
hecho satisfacción por los pecados cometidos después
del bautismo.
EL CASO DEL REY DAVID ES UN EXCELENTE
EJEMPLO DE UN HOMBRE CUYO PECADO HA
SIDO PERDONADO, PERO QUE NO HA HECHO
PLENA SATISFACCIÓN POR ÉL
Un gran ejemplo de un hombre que ha sido perdonado
de su pecado grave, pero no ha hecho satisfacción por
él, se haya en el caso de David. En 2 Samuel 11 (2
Reyes 11 en la Biblia católica), leemos que el rey David
cometió adulterio con Betsabé. También hizo matar el
marido de ella. Estos son pecados mortales. Si David
hubiera muerto en ese estado, él hubiera ido al
infierno. 1 Cor. 6, 9 nos expone que ni los adúlteros ni
los asesinos entrarán en el Cielo. Pero David se
arrepintió de sus pecados cuando fue declarado
culpable por Natán en 2 Samuel 12.
2 Samuel 12, 13: “Entonces dijo David a Natán: Pequé
contra el Señor. Y Natán dijo a David: También el Señor
ha remitido tu pecado; no morirás”.
El Señor quitó el pecado de David, y Natán le dijo que
no moriría. Esto quiere decir que él no moriría
eternamente. La culpa del pecado fue perdonada
porque David verdaderamente se arrepintió y se
convirtió de su pecado, ¿pero esto era el fin? No, la
plena satisfacción por su pecado mortal aún no había
sido hecha. Leemos en 2 Samuel 12, 14-15 que David
tenía que sufrir la pérdida de su hijo para hacer
satisfacción por su pecado. Un pecado que ya había
sido perdonado.
2 Samuel 12, 14-15: “… por cuanto con este asunto
hiciste blasfemar a los enemigos del Señor, el hijo
que te ha nacido morirá ciertamente. Y Natán se
volvió a su casa. Y el Señor hirió al niño que la esposa
de Urías había dado a luz de David, y enfermó
gravemente”.
Esto proporciona una prueba innegable de que la culpa
del pecado de un creyente puede ser perdonada sin
que todo el castigo haya sido quitado. El Concilio de
Trento lo explica de esta forma:
Papa Julio III, Concilio de Trento, sobre el Sacramento
de la Penitencia, sesión 14, cap. 8, 25 de noviembre de
1551: “… es del todo falso y contrario a la palabra
divina, afirmar que nunca perdona Dios la culpa [de
un pecado] sin que perdone al mismo tiempo toda la
pena. Ejemplos claros e ilustrativos se encuentran en
las Sagradas Escrituras [cf. Gen 3,16 ss.; Num. 12,14;
Num. 20,11; II Reyes 12,13 ss.; etc.]” (Denzinger 904).
En esta cita del Concilio de Trento, vemos referencias
en varios lugares de la Escritura en donde un pecado
es perdonado, sin que se perdone al mismo tiempo
toda la pena. El ejemplo de Números 20 debe ser
citado.
Números 20, 11-12: “Entonces alzó Moisés su mano, e
hirió la roca con su vara dos veces: y salieron muchas
aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. Y el
Señor dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no me
creísteis, para santificarme delante de los hijos de
Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en
la tierra que les he dado”.
Cuando Moisés, en obediencia al mandato de Dios,
golpeó la roca para hacer salir milagrosamente de ella
agua, había cierto grado de duda en el acto o en la
manera en la cual él y Aarón lo presentaron a la
congregación. Un comentario católico lo explica: “La
falta de Moisés y Aarón, en esta ocasión, fue una cierta
inseguridad y debilidad en la fe; no una duda en el
poder o en la veracidad de Dios; sino que detenidos por
la indignidad de aquella gente rebelde e incrédula, y
por tanto, hablaron con cierta ambigüedad”
(Comentario en la Biblia católica inglesa Douay-Reims).
Como resultado, Dios les dijo a Moisés y a Aarón que
ellos no serían los que llevarían a la congregación a
entrar en la tierra prometida. Este fue su castigo, a
pesar de que se mantuvieron a favor de Dios. Este
castigo fue cumplido. Fueron Josué y Caleb quienes
llevaron a la gente a la tierra prometida.
NADA IMPURO ENTRARÁ AL CIELO
Esta clase de satisfacción por la pena restante debido
a los pecados perdonados a menudo es realizada en la
Tierra a través de las buenas obras u oraciones,
sufriendo pruebas y tribulaciones, y con una fidelidad
más perfecta a la verdadera fe. Si tal satisfacción no
se hace en la Tierra, esta se hace, y debe hacerse, en
el Purgatorio – suponiendo que la persona muere en el
estado de gracia (justificación). La satisfacción debe
ser hecha porque el Apocalipsis deja claro que nada
impuro entrará en el Cielo.
Apocalipsis 21, 27: “Y no entrará en ella ninguna cosa
inmunda, o que hace abominación o mentira; sino sólo
aquellos que están escritos en el libro de la vida del
Cordero”.
Vemos lo mismo en el libro de Hebreos.
Hebreos 12,14: “Seguid la paz con todos, y la santidad,
sin la cual nadie verá al Señor”.
Ahora, se debe hacer hincapié que el purgatorio no es
para aquellos que mueren en pecado mortal o que
mueren fuera de la verdadera fe. Este es solamente
para aquellos que murieron en el estado de gracia, que
también se conoce como el estado de justificación.
Este es para aquellos que murieron en gracia, pero no
han satisfecho por la pena temporal debida a sus
perdonados pecados mortales o veniales, que fueron
cometidos después del bautismo.
LA BIBLIA ENSEÑA QUE HAY PECADOS
MORTALES Y PECADOS MENORES (VENIALES)
Los pecados mortales destruyen el estado de
justificación. Es por eso que Gálatas 5, 19-21, 1
Corintios 6, 9 y Efesios 5, 5-8 enseñan que las
personas que cometen tales pecados mortales pierden
“su herencia” en el Cielo (la justificación). Ejemplos de
pecados mortales son: la fornicación, el asesinato, la
embriaguez, mentir, engañar, robar, el fraude, la
masturbación, mirar pornografía, dar pleno
consentimiento a pensamientos impuros, la
homosexualidad, la herejía, la idolatría, violar los
mandamientos, etc. Si las personas mueren en el
estado de pecado mortal, serán condenados. 1 Juan 5,
16-17 hace distinción entre los pecados que llevan a la
muerte y los que no.
1 Juan 5, 16-17: “Si alguno viere a su hermano cometer
pecado no de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; digo
a los que pecan no de muerte. Hay pecado de muerte,
por el cual yo no digo que se pida. Toda maldad es
pecado; mas hay pecado no de muerte”.
En sus conciencias, las personas saben que hay una
gran diferencia entre asesinar y cosas tales como
arrebatos injustificables de enojo o impaciencia. Lo
primero es claramente un pecado mortal, mientras que
lo segundo es pecado venial. (El enojo puede ser
también justificable, dicho sea de paso).
Los pecados veniales (p. ej., ofensas menores contra
Dios) debilitan al alma, y la hacen más vulnerable al
pecado mortal. Los pecados mortales destruyen el
estado de justificación y ponen al alma en estado de
condenación. Es por eso que, inmediatamente después
del versículo que prueba el purgatorio (1 Cor. 3, 15),
leemos lo siguiente:
1 Corintios 3, 17: “Si alguno destruye el templo de Dios,
Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual
sois vosotros, santo es”.
Este pasaje habla de aquellos que mueren en pecado
mortal: los no justificados. Ellos estarán perdidos. El
pecado mortal solamente puede ser perdonado en la
confesión con un sacerdote válidamente ordenado,
como se prueba en Juan 20, 23. También puede ser
perdonado mediante la contrición perfecta con la
intención de ir a confesarse.
1 Corintios 3, 17 es muy significativo para esta
discusión, pues demuestra que el contexto de 1
Corintios 3 trata sobre los pecados. Esto es
importante. Si 1 Cor. 3, 15, en efecto, se refiere a un
hombre que está sufriendo pérdida (castigo) por sus
pecados y que es salvado por el fuego (como lo está
siendo ahora), entonces no cabe duda de que se está
refiriendo al purgatorio.
En un intento de escapar de esa conclusión, algunos
no católicos que niegan el purgatorio argumentan que
el contexto de 1 Cor. 3 no trata sobre los pecados, sino
solamente sobre malas obras. Ellos construyen una
(falsa) dicotomía entre pecados y malas obras, como si
estuvieran en dos categorías distintas. Ellos dicen que
hay malas obras que no son pecados. Pero su intento
falla miserablemente a la luz de 1 Cor. 3, 17 (citado
arriba). 1 Cor. 3, 17 demuestra que el contexto trata
sobre los pecados por los cuales algunos hombres están
siendo destruidos (condenados). Más allá de esto, el
Nuevo Testamento no enseña que haya diferencia entre
pecados y malas obras.
Todo esto establece que los pecados menores o las
satisfacciones o imperfecciones que le quedan a
alguno y que son quemadas –como lo leemos en 1
Corintios 3, 15– son, de hecho, castigos por los
pecados en el purgatorio.
OTRAS PRUEBAS INDIRECTAS DEL PURGATORIO:
MATEO 5, 25 Y MATEO 12, 32
Otras pruebas indirectas del purgatorio se encuentran
en otras partes del Nuevo Testamento. La siguiente
parábola de Jesús es un ejemplo.
Mateo 5, 25-26: “Ponte de acuerdo pronto con tu
adversario, mientras estás con él en el camino, no sea
que el adversario te entregue al juez, y el juez te
entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel. De
cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que
pagues el último cuadrante”.
Vemos que Jesús cuenta en la parábola sobre un
hombre que, por sus faltas, es echado a la cárcel hasta
que pague o satisfaga su deuda. Eso es exactamente el
purgatorio.
Mateo 12, 32 también es muy relevante en esta
cuestión.
Mateo 12, 32: “Y a cualquiera que dijere palabra contra
el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero a
cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le
será perdonado, ni en este mundo, ni en el
venidero”.
¿Por qué diría Jesús que el pecado contra el Espíritu
Santo no será perdonado en este mundo ni en el mundo
venidero? Un padre de la Iglesia, tal como el Papa San
Gregorio Magno, entendió estas palabras de Jesús
para indicar que ciertos pecados serán perdonados o
satisfechos en el mundo venidero: en el purgatorio.
Papa San Gregorio Magno, Diálogos (4, 40), 593 d.C.:
“Cada quien es presentado en el juicio tal cual es
cuando marcha de esta vida. No obstante, debe
creerse que hay, por causa de ciertas faltas menores,
un fuego purgatorial antes del juicio, en vista del
hecho de que la Verdad [Jesús] dice que, si alguien
blasfema contra el Espíritu Santo, no será perdonado
ni en este mundo ni en el venidero [Mateo 12, 32]. En
esta declaración se nos da a entender que algunas
faltas pueden ser perdonadas en este mundo, y otras
en el mundo venidero. Porque si alguna cosa se le
niega a alguno en particular, el intelecto lógicamente
infiere que esta misma cosa se le garantiza a otros.
Pero, como dije antes, debe creerse como si fuera una
posible disposición para los pecados menores y
pequeños” (William Jurgens, The Faith of the Early
Fathers [La fe de los primeros padres], vol. 3: 2321).
JUAN 15, 2 Y 1 PEDRO 1, 7: DIOS USA EL FUEGO
Y LA DISCIPLINA PARA PURGAR A SUS HIJOS –
ESTO CORRESPONDE AL PURGATORIO
La Biblia también enseña que Dios usa el fuego y la
disciplina para reformar y purgar a sus hijos.
Juan 15, 2: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo
quita; y todo aquel que lleva fruto, lo limpia, para que
lleve más fruto”.
1 Pedro 1,6-7: “En lo cual vosotros mucho os alegráis,
aunque al presente por un poco de tiempo, si es
necesario, estéis afligidos por diversas pruebas, para
que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que
el oro que perece, aunque sea probado con fuego, sea
hallada en alabanza, gloria y honra, en la
manifestación de Jesucristo”.
Jesús disciplina a sus hijos, para hacerlos más
perfectos y para que lleven más fruto. Si no se hace así
la satisfacción en la Tierra, se deberá hacer en el
purgatorio.
¿PERO ACASO LOS SUFRIMIENTOS DE JESÚS EN
LA CRUZ NO COMPENSARON TODO?
A algunos no católicos les gusta pensar que la pasión
y muerte de Jesucristo compensaron todo, incluyendo
la pena debida por los pecados futuros. Dicen ellos: no
hay que preocuparse por cosas tales como el
purgatorio, porque Jesucristo pagó el precio por todo.
Este argumento es falso por varias razones.
En primer lugar, Colosenses 1, 24 prueba que esto es
falso.
Colosenses 1, 24: “Que ahora me regocijo en lo que
padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que
falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que
es la iglesia”.
Este versículo podría impactar a aquellos que no estén
familiarizados con él. Pablo dice que el cumple para la
Iglesia, esas cosas que faltan de las aflicciones de
Cristo. El sufrimiento de Cristo fue perfecto y de valor
infinito; entonces, ¿qué significa este versículo?
Lo que San Pablo quiere decir es que todavía faltan
muchos sufrimientos y son necesarios para que los
miembros de la Iglesia trabajen en su salvación, la
cual fue toda hecha posible por el sacrificio de Cristo.
Este versículo prueba que el sacrificio de Cristo no
suprimió todas las preocupaciones acerca de la
posibilidad de un castigo futuro debido a los pecados
de alguno. Si hubiera sido así, entonces Pablo nunca
hubiera dicho que sus sufrimientos cumplen para los
miembros de la Iglesia lo que falta en el sacrificio de
Cristo, ni tampoco hubiera hablado Jesús de los
castigos por los pecados, cosa que Él hace
reiteradamente. Este versículo (Colosenses 1, 24)
también prueba la doctrina católica de la comunión de
los santos, y el efecto de la oración y el sacrificio
intercesor.
En segundo lugar, el susodicho argumento protestante
se refuta por lo siguiente: si fuera verdad que el
sacrificio de Jesús compensó todo, incluyendo la pena
debida por los pecados futuros de todo hombre,
entonces nadie tendría que creer o hacer nada para
salvarse. El sacrificio de Jesús habría pagado el precio
por todo esto. Pero incluso los mismos no católicos,
que sostienen que Jesús compensó todo, admiten que
no todos los hombres se salvan. Ellos admiten que las
personas deben hacer algo para ser salvos. Con tal
admisión, ellos se contradicen y desacreditan su
argumento de que los sufrimientos de Cristo se
ocuparon de todo.
En tercer lugar, este argumento se basa en una grave
incomprensión sobre la redención de Cristo. ¿Cuál es
el significado de la pasión y muerte de Jesucristo?
Jesucristo redimió al mundo y destruyó los pecados de
los hombres, como lo definió el Concilio católico de
Florencia.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, bula “Cantate
Domino” 1441, ex cathedra: “La Sacrosanta Iglesia
Romana firmemente cree, profesa y enseña que nadie
concebido de hombre y de mujer fue jamás librado del
dominio del diablo sino por merecimiento del que es
mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor
nuestro; quien, concebido sin pecado, nacido y
muerto AL BORRAR NUESTROS PECADOS, ÉL SOLO
POR SU MUERTE DERRIBÓ AL ENEMIGO DEL GÉNERO
HUMANO y abrió la entrada del reino celeste,que el
primer hombre por su propio pecado con toda su
sucesión había perdido…”.
Esto quiere decir que todo pecado que es perdonado,
es perdonado por Jesucristo, y específicamente por
el mérito de su pasión y muerte. Este perdón se
garantiza solamente para aquellos que lo siguen y
hacen lo que Él dice que hagan (Juan 2, 5), lo que les
permite beneficiarse de su redención. Esto no significa
que Dios no castigará a los hombres por sus futuros
pecados. Tampoco significa que la pena por todos los
pecados del mundo entero ha sido eliminada.
EL (VERDADERO) ANTIGUO TESTAMENTO
PRUEBA EL PURGATORIO – 2 MACABEOS 12,
46
Hay otra prueba para el purgatorio. Esta proviene del
segundo libro de los Macabeos. Algunos no católicos
inmediatamente pensarán: ese libro no está en mi
Biblia. Es verdad que los libros de los Macabeos no
están en la Biblia protestante. Y no están ahí porque
Martín Lutero, el primer protestante, los eliminó
cuando se separó de la Iglesia católica. También
agregó la palabra ‘sola’ a Romanos 3, 28 y criticó otros
libros que permanecieron en la Biblia protestante,
como el libro de Santiago.
En total, faltan siete libros del Antiguo Testamento en
la Biblia protestante. Esos libros fueros suprimidos
porque contienen cosas que el catolicismo enseña y el
protestantismo rechaza. A pesar de que estos libros
fueron parte del canon o colección de la Escritura
desde el tiempo de la Iglesia primitiva, la Biblia
protestante los rechaza. El hecho de que los libros que
el protestantismo rechaza (tales como los libros de los
Macabeos) son verdaderamente parte de la Escritura
se puede probar con la Biblia misma.
LA SEPTUAGINTA
Existe algo llamado la Septuaginta. La Septuaginta fue
la famosa traducción griega del Antiguo Testamento
que fue hecha por setenta eruditos unos siglos antes
del nacimiento de Jesucristo. Usted puede leer mucho
sobre la Septuaginta en internet. Esta famosa
traducción del Antiguo Testamento del hebreo al griego
contiene los siete libros que la Biblia protestante
rechaza.
Ahora bien, aquí está lo interesante. Hay
aproximadamente 350 citas del Antiguo Testamento en
el Nuevo Testamento que han llegado hasta nosotros.
Pues bien, alrededor de 300 de esas citas son de la
versión de la Septuaginta del Antiguo Testamento. En
otras palabras, el Nuevo Testamento –que incluso los
mismos protestantes tienen– cita la versión del
Antiguo Testamento que acepta los libros católicos de
la Biblia. Esto significa que los autores del Nuevo
Testamento aceptaron la versión de la Septuaginta, y
por consiguiente, los siete libros que los
protestantes rechazan. Pero aún hay más. En Hebreos
11, 35 de las Biblias católica y protestante, vemos una
referencia a un evento que es registrado únicamente
en el segundo libro de los Macabeos, capítulo 7.
Hebreos 11, 35: “Las mujeres recibieron sus muertos
levantados de nuevo a la vida: y otros fueron
torturados, no aceptando su liberación para obtener
una mejor resurrección…”.
Esta referencia se halla en un solo lugar en la Biblia.
Está en 2 Macabeos 7, en donde cuenta la historia de
una madre y sus siete hijos. Esta madre y sus siete
hijos se negaron a ser liberados de su tortura para
poder recibir la resurrección de los justos. Entonces,
en Hebreos 11, 35 San Pablo está haciendo referencia
al segundo libro de los Macabeos. Esto demuestra que
2 Macabeos, cuyo libro las Biblias protestantes no
tienen, es en verdad parte del Antiguo Testamento.
2 Macabeos capítulo 12 claramente enseña la oración
por los difuntos y, por ende, el purgatorio.
2 Macabeos 12, 46: “Es pues un pensamiento santo y
saludable el rogar por los difuntos, a fin de que sean
libres de sus pecados.”
Este versículo enseña el purgatorio. Dice que es un
pensamiento santo y saludable el rogar por los
difuntos, a fin de que sean libres de sus pecados. Por
lo tanto, la Biblia enseña que hay un lugar después de
la muerte, en donde algunos de los fieles que se salvan
son retenidos, y en donde pueden ser socorridos por
las oraciones. Esto corresponde a la enseñanza de 1
Corintios 3, 15, en la cual ya vimos que algunas
personas son salvadas, mientras sufren pérdida (o
castigo), pero por el fuego. Ese lugar es el purgatorio, y
este versículo claramente lo prueba. Es por eso que
este libro fue suprimido de la Biblia por aquellos que
quisieron inventar una nueva versión del cristianismo –
una versión que no está conforme ni a la Tradición ni a
la enseñanza bíblica.
LOS PADRES DE LA IGLESIA CREÍAN EN EL
PURGATORIO Y EN LAS ORACIONES POR LOS
DIFUNTOS
Además de todas estas pruebas bíblicas, el purgatorio
se prueba por el hecho de que los padres de la Iglesia
cristiana creían en él y en las oraciones por los
difuntos. San Agustín es un famoso padre de la Iglesia.
San Agustín es respetado con honor por los católicos, y
generalmente por los no católicos que reclaman ser
cristianos. Él claramente enseñó el purgatorio.
San Agustín de Hipona, Sermones, 411 d.C.: “… no hay
duda que los difuntos son socorridos, que el Señor les
hará más misericordia de lo que sus pecados
merecerían. Toda la Iglesia observa esta práctica que
fue dictada por los Padres: que la Iglesia ora por
aquellos que han muerto en la comunión del cuerpo y
la sangre de Cristo…” (William Jurgens, The Faith of the
Early Fathers, vol. 3:1516).
Nótese que San Agustín dice que toda la Iglesia
cristiana ora por los fieles difuntos: aquellos que
murieron en verdadera comunión con la verdadera
Iglesia.
San Agustín, Manual de fe, esperanza y caridad, 421 d.C.:
“No es increíble que algo semejante suceda después
de esta vida, y puede investigarse si es manifiesto o no
que algunos fieles se salven a través de un cierto
fuego purificador [purgatorial], tanto más tarde o más
pronto cuanto más o menos amaron las cosas
perecederas…” (William Jurgens, The Faith of the Early
Fathers, vol. 3:1920
o https://www.augustinus.it/spagnolo/enchiridion/index
2.htm No. 69).
San Agustín, Manual de fe, esperanza y caridad, 421 d.C.:
“No se puede negar que las almas de los difuntos son
aliviadas por la piedad de sus parientes vivos, cuando
se ofrece por ellas el sacrificio del Mediador o cuando
se hacen limosnas en la Iglesia”. (William Jurgens, The
Faith of the Early Fathers, vol 3:1930
o https://www.augustinus.it/spagnolo/enchiridion/index
2.htm No. 110).
Muchos otros Padres pueden citarse, aquí solamente
cito algunos pocos:
San Gregorio de Nisa, Sermón sobre la muerte, 383 d.C.:
“[Un hombre]… encuentra que no es capaz de ser
partícipe de la divinidad hasta que haya sido purgado
del inmundo contagio de su alma por el fuego
purificador”.
Tertuliano, Monogamia, 213 d.C.: “Una mujer, después
de la muerte de su marido, ora por su alma y pide que
él pueda, mientras espera, encontrar descanso; y que
pueda participar en la primera resurrección. Y cada
año, en el aniversario de su muerte, ella ofrece el
sacrificio”.
Esto prueba que, inclusive en el siglo III, la práctica de
la Iglesia era orar por los fieles difuntos: aquellos que
murieron con la verdadera fe y aparentemente libres
de pecado mortal.
San Cirilo de Jerusalén, Lecturas catequéticas, 350 d.C.:
“Ahora hacemos mención también de aquellos que ya
han caído dormidos… porque nosotros creemos que
esto será de gran beneficio para las almas de aquellos
a quienes nuestra petición es llevada…”.
San Juan Crisóstomo, Homilías sobre 1 Corintios, 392
d.C.: “Permítasenos ayudarlos y conmemorarlos. Si los
hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su
padre (Job 1, 5), ¿por qué dudaríamos que nuestras
ofrendas por los muertos no les traiga algún
consuelo? No dudemos en ayudar a aquellos que han
muerto y ofrezcamos nuestras oraciones por ellos”.
Podemos ver que el purgatorio fue enseñado en la
Sagrada Escritura y fue creído por los primeros
cristianos. ¿Por qué los cristianos primitivos creyeron
en el purgatorio y en la oración por los muertos?
Obviamente no es porque esta fuera una doctrina
hecha por el hombre, sino porque vieron claramente
que fue enseñada en la Biblia y que era parte de la
Tradición recibida de los Apóstoles.

LOS LIBROS QUE LAS SECTAS


ELIMINARON
NO SE DEJE ENGAÑAR POR LAS SECTAS YA QUE LAS BIBLIAS PROTESTANTES ESTÁN
ADULTERADAS POR QUE LE FALTAN LIBROS

En el 1534, Martín Lutero tradujo la Biblia al alemán. Pero rechazó los últimos siete
libros del A.T. porque estos contradecían sus nuevas doctrinas. Por ejemplo, al
quitar los libros de Macabeos, le fue mas fácil negar el purgatorio ya que 2
Macabeos 12, 43-46 da por supuesto que existe una purificación después de la
muerte. Lutero dice que Macabeos no pertenece a la Biblia. Sin embargo Hebreos
11,35 (Nuevo Testamento) hace referencia a 2 Macabeos: "Unos fueron torturados,
rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor". Los únicos en el
Antiguo Testamento a quienes se aplica este pasaje es a los mártires macabeos,
que fueron torturados por conseguir la resurrección (2 Mac. 7:11, 14, 23, 29, 36).

¡Lutero consideró conveniente optar por el canon de Jamnia que los judíos habían
establecido para distanciarse del cristianismo!. Lo prefirió a pesar que le faltaban
libros que Jesús, los Apóstoles y la Iglesia desde el principio habían reconocido (ver
imágen). Agrupó los libros que quitó de la Biblia bajo el título de "apócrifos",
señalando: "estos son libros que no se tienen por iguales a las Sagradas Escrituras
y sin embargo son útiles y buenos para leer".

Lamentablemente Lutero propagó sus errores junto con su rebelión. Por esa razón
a la Biblia Protestante le faltan 7 libros del AT. Los consideran libros que ellos
llaman "apócrifos".
Tobías
Judit
Ester (protocanónico con partes deuterocanónicas)
Daniel (protocanónico con partes deuterocanónicas)
I Macabeos
II Macabeos
Sabiduría
Eclesiástico (también llamado "Sirac")
Baruc

Lutero no solo eliminó libros del Antiguo Testamento sino que quiso eliminar
algunos del Nuevo Testamento e hizo cambios en el Nuevo Testamento para
adaptarlo a su doctrina.

Martín Lutero había declarado que la persona se salva sólo por la fe (entendiendo
la fe como una declaración legal), sin necesidad de poner la fe en práctica por
medio de obras. Según él todas las doctrinas deben basarse solo en la Biblia, pero
la Biblia según la acomoda e interpreta él. Por eso llegó incluso a añadir la palabra
"solamente" después de la palabra "justificado" en su traducción alemana de
Romanos 3, 28. También se refirió a la epístola de Santiago como epístola "de
paja" porque esta enseña explícitamente: "Veis que por las obras se justifica el
hombre y no sólo por la fe".

Lutero además se tomó la libertad de separar los libros del Nuevo Testamento de
la siguiente manera:

Libros sobre la obra de Dios para la salvación: Juan, Romanos, Gálatas, Efesios, I
Pedro y I Juan
Otros libros canónicos: Mateo, Marcos, Lucas, Hechos, el resto de las cartas de
Pablo, II Pedro y II de Juan
Los libros no canónicos: Hebreos, Santiago, Judas, Apocalipsis y libros del Antiguo
Testamento.

Gracias a Dios, los Protestantes y Evangélicos tienen los mismos libros que los
católicos en el Nuevo Testamento porque no aceptaron los cambios de Lutero
para esta parte del canon. Pero se encuentran en una posición contradictoria:
Reconocen el canon establecido por la Iglesia Católica para el Nuevo Testamento
(los 27 libros que ellos tienen) pero no reconocen esa misma autoridad para el
canon del A.T.

Es interesante notar que la Biblia Gutenberg, la primera Biblia impresa, es la Biblia


latina (Vulgata), por lo tanto, contenía los 46 libros del canon alejandrino.

El reformador español, Casiodoro de Reina, respetó el canon católico de la Biblia


en su traducción, la cual es considerada una joya de literatura. Pero luego Cipriano
de Valera quitó los deuterocanónicos en su versión conocida como Reina-Valera.

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