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El lobo con piel de oveja

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su


comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño,
despistando totalmente al pastor. 

Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un


encierro, quedando la puerta asegurada.

Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente,


tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante. 

Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

La cigarra y la hormiga

Una vez, al llegar el invierno, una cigarra que estaba muerta de hambre se acercó
a la puerta de un hormiguero pidiendo comida. A su pedido respondieron las
hormigas, haciendo la siguiente pregunta:

-¿Por qué durante el verano no hiciste tu reserva de alimentos como lo hicimos


nosotras?

La cigarra respondió:

- Estuve cantando alegremente todo el tiempo, y disfrutando el verano plenamente


¡Si hubiera sabido lo duro que es el invierno...!

Las hormigas le dijeron:

-Mientras nosotras trabajamos duro durante el verano para tener las provisiones y
poder pasar el invierno, tú disfrutabas y perdías el tiempo. Así que ahora...¡sigue
bailando!
Pero las hormigas sintieron pena por la situación y entendieron que la cigarra
había aprendido la lección, entonces finalmente compartieron con ella su alimento.

Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar
el tiempo.

El niño y los dulces

Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo,
pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo. 

Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su


desilusión. 

Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás
sacar la mano con los dulces-.

Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

Leyendas

2. El molino de sal
Está leyenda nórdica cuenta que hace muchos años existía un gigante
que tenía un molino mágico. El molino era pequeño y podía producir
sal. Un día, el gigante se lo regala a una mujer viuda y a su pequeña hija.
Ambas trabajan con el molino y obtienen tanta sal que pueden venderla
al pueblo. Desafortunadamente un duende, celoso del molino, lo roba y lo
arroja al mar. Y por está razón el agua del mar es tan salada.

3. Robin Hood
También conocido como el “príncipe de los ladrones”, Robin Hood es de
los personajes ingleses más conocidos en las leyendas de la cultura
occidental. Su historia se ha inspirado en distintos personajes, aunque
uno de los más mencionados es Ghino di Tacco, héroe italiano de siglo
XIII. Los registros escritos sobre Robin Hood se han ubicado desde
el siglo XIII, aunque ganó popularidad a partir del siglo XV.

Se trata de un hombre que se enfrentaba con los ricos para defender a


los pobres. Sin que se dieran cuenta, le quitaba pertenencias a los
primeros para dárselas a quienes las necesitaban más; siempre en
compañía de su traje verde, su arco y sus flechas.

4. La Llorona
La Llorona es una leyenda de origen latinoamericano, especialmente
popular en México. La versión más difundida cuenta la historia de una
mujer que había sufrido el rechazo de su marido, y ella, en señal de
despecho, asesinó a sus hijos. La culpa la hace regresar por las
madrugadas en la forma de un fantasma que grita “¡Ay mis hijos!”.

Otras versiones cuentan que se trata de una representación de La


Malinche, mujer que ejerció como traductora e intérprete de Hernán
Cortés durante “la conquista” de América. En este caso, el grito de
sufrimiento tiene que ver con que algunas versiones del proceso de
colonización, han atribuido injustamente a la Malinche la responsabilidad
sobre lo ocurrido.
El árbol mágico

Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro

encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado,  si

dices las palabras mágicas, lo verás.

El niño trató de acertar el hechizo, y probó

con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas

otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor,

arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo

estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia".

Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del

árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de

juguetes y chocolate.

El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la

mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y

"gracias", son las palabras mágicas


La princesa de fuego

Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de

pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus

riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más

valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de

todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas

enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una

piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la

había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida

cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar,

princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y

es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será

más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y

atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas

partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su

corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada,

terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la

arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro.

Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y

transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.


Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y

como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a

separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los

excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban

con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola

prensencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía,

que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".

Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del

joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que

hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días

Los juguetes ordenados

Érase una vez un niño que cambió de casa y al llegar a su nueva habitación

vió que estaba llena de juguetes, cuentos, libros, lápices... todos

perfectamente ordenados. Ese día jugó todo lo que quiso, pero se

acostó sin haberlos recogido.

Misteriosamente, a la mañana siguiente todos los juguetes aparecieron

ordenados y en sus sitios correspondientes. Estaba seguro de que nadie

había entrado en su habitación, aunque el niño no le dio importancia. Y

ocurrió lo mismo ese día y al otro, pero al cuarto día, cuando se disponía a

coger el primer juguete, éste saltó de su alcance y dijo "¡No quiero jugar

contigo!". El niño creía estar alucinado, pero pasó lo mismo con cada

juguete que intentó tocar, hasta que finalmente uno de los juguetes, un
viejo osito de peluche, dijo: "¿Por qué te sorprende que no queramos jugar

contigo? Siempre nos dejas muy lejos de nuestro sitio especial, que es

donde estamos más cómodos y más a gustito ¿sabes lo difícil que es para

los libros subir a las estanterías, o para los lápices saltar al bote? ¡Y no

tienes ni idea de lo incómodo y frío que es el suelo! No jugaremos contigo

hasta que prometas dejarnos en nuestras casitas antes de dormir"

El niño recordó lo a gustito que se estaba en su camita, y lo incómodo que


había estado una vez que se quedó dormido en una silla. Entonces se dio
cuenta de lo mal que había tratado a sus amigos los juguetes, así que les pidió
perdón y desde aquel día siempre acostó a sus juguetes en sus sitios favoritos
antes de dormir.

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