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PRESENCIA DE LA IGLESIA EN LA INDEPENDENCIA DE ANTIOQUIA

Para la época de la Independencia la Provincia de Antioquia contaba con


unos cien mil habitantes. Medellín y sus alrededores tenia unos 10.000
habitantes, Rionegro se aproximaba al mismo número de Medellín, Marinilla
unas 6.000 almas, Santa Fe de Antioquia, Capital de Provincia, no alcanzaba los
6.000 habitantes y estaba en franca decadencia, decadencia en la que la
acompañan los centros mineros de Zaragoza, Cáceres y Remedios. Los indígenas
ascendían a unos 4.000.
Al terminar el siglo XVIII, por la época de la Independencia, la población
Antioqueña se había desplazado de los insalubres valles calentanos hacia el
templado Valle de Aburrá y hacia las frías altiplanicies de Marinilla, Rionegro y
el Valle de los Osos.
La concentración de la gente en el Valle de Aburra fomentó el nacimiento
de las pequeñas y grandes parcelas, donde nacieron los hatos ganaderos, como
aconteció con Hato Viejo, hoy Bello, donde Don Gaspar de Rodas tenía sus
ganados pastando. Copacabana se inició como un saladero de carnes en el sitio de
la Tasajera. Envigado apareció como una Aldea en 1766 y la estrella tuvo origen
en un resguardo indígena por el año de 1685.
Las migraciones de las gentes de la capital no solo se realizan a Medellín y
sus alrededores. A fines del siglo XVIII emigrantes de Santa Fe de Antioquia
obtienen las ricas tierras de Urrao, que se convierte en Distrito en 1834. Del
Poblado de Marinilla y de la ciudad de Rionegro se desprende la colonización el
oriente antioqueño y del sur de Antioquia hoy el viejo Caldas. Vecinos de estas
tierras dieron nacimiento a Sansón y Abejorral, de donde salieron para Salamina
y Manizales.
San Nicolás el Magno de Rionegro es caserío desde 1542, y aparece como
distrito a comienzos del siglo XVIII, 1702 y recibe el titulo de ciudad en 1783.
Rionegro a finales de la colonia es un importante centro comercial, pues es punto
obligado de cruces de caminos. La gente de Rionegro viene de Santiago de
Arma, Santa Fe de Antioquia, del Valle de Aburrá, por eso su idiosincrasia
abierta y amplia del Rionegrero, diferente a la del Marinillo, que son más
introvertidos.
Rionegro tiende sus radios de acción a Guarne, San Vicente, la Ceja, el
Retiro y Concepción. San Vicente y el Retiro se convierten en Distritos en 1814,
la Ceja es Municipio en 1818.
Marinilla es la ciudad madre del lejano oriente. Marinilla es declarada
Villa en 1787 y ciudad en 1813. De Marinilla emigran sus pobladores a el Peñol
reguardo indígena en 1714 y Municipio en 1774, el Carmen es Municipio en
1814, Guatapé es Distrito en 1822, San Carlos, erigido en 1786 se convierte en
Distrito en 1830, el Santuario en 1838, San Luis en 1882, y San Rafael en 1871.
Manuel Uribe Ángel, en su Geografía General de Antioquia dice: “a
principios del siglo XVIII, algunos habitantes del Valle de Aburrá (Medellín)
tiraron para el lado de hasta entonces solitaria Comarca del Valle de los Osos,
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con el fin de buscar oro. Lo primero en que se ocuparon fue de explorar el


territorio de San Pedro, pasaron por los lados de Belmira, y contrajeron por
ultimo su trabajo a beneficiar los lechos y playones del Río Chico y del Río
grande. Esta explotación fue de admirable riqueza en un principio, sobre todo en
Quebraditas, San Andrés, San Jacinto, San Pedro, Entrrerios y lo que hoy es
Azuero…siguieron recorriendo hasta lo que hoy es Santa Rosas de Osos”.
A comienzos del siglo XIX la despoblada y decadente Santa Fe de
Antioquia seguía siendo la capital de la Provincia. Le superaban en importancia
Medellín y Rionegro, ambas querían ser la capital, Santa Rosa de Osos también
estaba en la lista.
Restrepo Eusse, en su historia de Antioquia describe la provincia así:1
1. Santa Fe de Antioquia, capital, con jurisdicción en:
Amagá, Titiribí, San Jerónimo, Sopetrán, Anzá,
Cañasgordas, Petacas (Belmira), San Pedro, Donmatías,
Santa Rosa, Sabanalarga, San Andrés, Carolina,
Yarumal, Rionegro (que desde 1777 había asumido el
titulo y jurisdicción de la antigua ciudad de Santiago de
Arma Viejo), Sabaletas, Concepción, Guarne, Santo
Domingo, San Vicente y Sansón.
2. La Villa de Medellín, cuya jurisdicción de extendía por
el Valle del Aburrá (Barbosa-Hato Grande, Bello-Hato
Viejo, Copacabana, Envigado y la Estrella.
3. La Villa de Marinilla con El Peñol, San Carlos,
Santuario, Vahos (Granada), Cáceres (centro ya
abandonado, pero con sus títulos), Zaragoza, también
acabada pero con jurisdicción en Nechí, Remedios
Cancán y Yolombó.
La mayor riqueza de la Provincia estaba en el oro. Mon y Velarde funda
varias poblaciones: San Luis de Góngora (Yarumal), Carolina del Príncipe, San
Antonio del Infante (Donmatias), San Pedro y Santa Bárbara. Colaboró también
con la fundación del pueblo de las peras, Amagá.
Religiosamente se encontraba así la Provincia de Antioquia al momento
del grito y de la acción independista:
No hace mucho se ha creado la Diócesis de Antioquia, segregándola de
Popayán, Cartagena y Santa Fe de Bogotá (1804), ha fallecido el Obispo de
Popayán (1809) pero la llegada del obispo se hará muchos años después, con
Mons. Garnica en 1828. En 1599 se había pretendido crear la diócesis son cinco
parroquias: Antioquia, Arma, Zaragoza, Remedios y San Juan de Rodas. Mons.
Velarde precisa que, pocos años antes de la creación de la Diócesis, Cáceres

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“La Intrahistoria de la Independencia”, en Repertorio Histórico de la Academia Antioqueña
de Historia, Medellín, Vol. XXIV, No. 206-1969.
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pertenecía a Cartagena, Yolombó, Cancán, Remedios, Zaragoza y San Bartolomé


a Bogotá, las demás a Popayán.
Al grito de la Independencia de Antioquia (11 de Agosto de 1813) las
parroquias de la Provincia eran: Creadas en el siglo XVI: Arma (1543),
Antioquia (1547), Remedios (1562), Cáceres (1576), Zaragoza (1581).
Creadas en el siglo XVII: Yolombó, Medellín (1616), Buriticá (1616), San
Jerónimo (1616), Sopetrán (1616), Rionegro (1630?), Santa Rosa (1659),
Copacabana (1659), Cancán, Sabanalarga (1673), la Estrella (1690), Granada
(1813??)
Creadas en el siglo XVIII: San Pedro (1758), Marinilla (1751), San
Andrés (1762), San Cristóbal (1771), Concepción (1772), Sabaletas (17?) Anzá
(1773), Sacaojal (1773), El Peñol (1773), Bello (1773), Envigado (1773), Santa
Bárbara (1773), San Vicente (1778), Cañasgordas (1781), San Carlos (1787),
Yarumal (1790), Carolina (1801), Urrao (1801), el Carmen (1807), Amaga
(1808), Sansón (1809), Abejorral (1812), Titiribí (1813), Guarne (1813).
En la Independencia: Belén (1814), Belmira (1814), el Retiro (1814), la
Ceja (1814).
“La emancipación de Hispanoamérica (dice el Pbro. Carlos E. Mesa)
constituye el acontecimiento mas importante del siglo XIX: supone la disolución
de un imperio y el nacimiento de un grupo de naciones con un destino y un
quehacer de trascendencia en la historia universal”. Y en este acontecimiento tan
trascendental tuvo gran responsabilidad la iglesia, sobre todo clérigos, que en
medio de la influencia española quieren crear una nueva libertad. Claro, y es
necesario dejarlo claro, también hubo eclesiásticos que podemos llamar realistas,
que fueron fieles al Rey y al Gobierno Español y a su patria.
El Historiador Ramón Correa (de Boyacá) decía que “suponiendo que los
sacerdotes, con la influencia que tenían, se hubiesen propuesto improbar la
emancipación, hubiesen manifestado hostilidad a la causa contraria al Rey y
prohibido prestarle toda clase de servicios, ¿habría Antioquia con el nombre de
sus hijos ilustres puesto el suyo tan alto en la república?”
En noviembre de 1768 el Cabildo de Santa Fe de Bogotá recibe Cédula
Real por la cual se prohíbe, bajo las penas más graves, a los sacerdotes (clérigos
y religiosos) de las indias hablar contra el Rey y el Príncipe. Es decir, que el clero
estaba ya avisado y como obediente que era, asegurado para mantener el orden y
el sistema.
Pero empieza el proceso de la emancipación y los gestores, iniciadores,
predicadores y grandes héroes de la patria, son los sacerdotes, no solo de
Colombia sino de todas las colonias españolas.
Esto fue palpable, pues el mismo Jorge Tadeo Lozano, en la apertura del
colegio electoral de 1813 dice: “Vosotros habéis sido testigos del entusiasmo con
que el clero promovía y preparaba la memorable revolución del 20 de julio.
Públicamente fueron condenados por esto a las prisiones los Rosillos, los Gómez,
los Azueros, Estevez, atropellada su casa a media noche, confió su salud a la
fuga. La Junta Suprema que se instaló y que, arrojando a las autoridades con el
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desconocimiento de la regencia pronunció nuestra perpetua emancipación, se


componía de muchos miembros eclesiásticos de la primera jerarquía. En la
excarcelación del Señor Rosillo le acompañaba un cortejo de más de doscientos
sacerdotes. Sacerdotes fueron los que capitanearon a las gentes de Bosa y
Choachí, y sacerdotes eran los que dirigían el impulso del pueblo en todas sus
operaciones, no solo en esta capital sino en el Socorro, Pamplona y el reino
entero. En una palabra, hasta la mas remota posteridad se recordara con gratitud
que la revolución que nos emancipó fue una revolución clerical”.
El general Antonio Nariño, al dar parte de la acción de Palacé, decía el 14
de febrero de 1814: “Apenas aparecía el sol, retirados de la formación, se
convirtió el campo en un templo, en un lugar de penitencia. Las piedras, los
fardos de las tiendas, los troncos de los arboles servían de confesionario; y
tomando luego la voz cada capellán en su batallón, exhortaba a los oficiales y
soldados a la penitencia y al valor. Se repartían las absoluciones a todo el ejército
y se concluyó esta augusta ceremonia con un grito universal de ¡Viva la
Libertad¡”.
Son llamativas las donaciones que diócesis, parroquias y sacerdotes
hicieron a la causa de la Independencia. El Mismo Santander mandaba publicar
en la Gaceta Oficial del 1 de octubre de 1820 los diezmos recibidos en 1818: “La
tesorería general de la capital ha recibido de la de diezmos 11.451 pesos,
producto de los nuevos beneficiales que por el año 1818 pertenecen a los
venerables curas de la diócesis de Bogotá, cuya cantidad ha sido cedida al
gobierno por sus participes. Este rasgo de generosidad y patriotismo del clero de
Bogotá realza su merito, demasiado demostrado en cuantas contribuciones,
donativos…”.
Don Miguel Antonio Caro decía: “El clero era numeroso, y en su mayor
parte criollo, y formaba con los naturales un mismo principio de nacionalidad.
Un siglo después el Pacificador Morillo se quejaba de que el clero de la Nueva
Granada era hostil a la causa realista y favorecía la independencia”.
La participación del clero fue pues muy activa en la independencia:
escritos, manifiestos, sermones, oraciones públicas, periódicos, boletines.
Carmen Alejos Grau tiene un artículo que lo titula “los teólogos de la
independencia”, donde analiza los 6 grandes personajes de la independencia: El
Agustino Diego Padilla (1754-1829), que defiende la independencia desde los
primeros días, lo que le valió cárcel en Colombia, Venezuela, España. Funda el
periódico “Aviso Público” donde vierte sus ideas; Ignacio Mariño (1775?-1821)
el famoso “feroz cura Mariño”, capellán del ejercito de Bolívar; Fernando
Caicedo y Flores (1756-1832), Rector del Colegio del Rosario, con su obra “El
Manifiesto” que dirige al clero de la arquidiócesis de Bogotá; Juan Fernández de
Sotomayor (1777-1849) conocido popularmente como el “Cura de Mompox”,
obispo de Cartagena desde 1834 hasta su muerte. Su obra “El catecismo o
instrucción popular” manifestaba sus ideas. El obispo de Cartagena lo
excomulga, fue declarado, por el obispo: “Reo de alta traición, perturbador de la
tranquilidad pública, trastornador del orden, enemigo declarado de nuestro
legítimo soberano el señor Don Fernando VII, y como tal se le desafuera, para
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que la autoridad real y ordinaria lo castigue, según mandan las leyes, si llega a
aprehenderlo”. Su obra fue quemada en 1815.
De los 53 firmantes del Acta de la Independencia del 20 de julio, 15 eran
sacerdotes (diocesanos y religiosos).
Entre nosotros….en la Provincia de Antioquia, 1810. Agosto 10: El
Cabildo de Antioquia invitó a sus pares de Rionegro, Medellín y Marinilla a que
se reunieran en Congreso provincial. Estos son los nombres de los que estuvieron
en Antioquia en Cabildo: Delegados
Francisco Ayala, Gobernador de Antioquia
Dr. Manuel Martínez, Santa Fe de Antioquia
José María Ortiz, Santa Fe de Antioquia
Pbro. Lucio de Villa, Medellín
Dr. Juan Elías López, Medellín
Dr. Pbro. José Miguel de la Calle, Rionegro
Dr. José María Montoya, Rionegro
Dr. José María Restrepo, Marinilla
Nicolás de Hoyos, Marinilla
Rionegro escoge sus dos diputados, el Doctor José María Montoya y el Sr.
Pbro. José Miguel de la Calle. Este congreso fue del 30 de agosto al 7 de
septiembre, donde se organizó la provincia y se creó una Junta Superior
Provincial, junta en la que fue elegido el Padre de La Calle. La Junta secciona
hasta mediados de noviembre en Antioquia. El 30 de Octubre de 1811 se renueva
el gobierno de la Provincia y elegido Presidente del Colegio Constituyente el
Pbro. José Miguel de la Calle. “Congregados los señores que componen la
corporación del Supremo Poder Legislativo en su Cámara, acordaron proceder a
la Elección de Presidente que debía cuidar del buen orden y policía interior del
cuerpo…habiendo resultado de la votación con unanimidad de Sufragios electo el
señor Vocal Representante de la Ciudad de Rionegro Pbro. D. José Miguel de la
Calle, tomando posesión de su empleo, se puso a la cabeza de la Corporación”.
Ya en estas el Padre de la Calle renuncia a la Parroquia de Rionegro,
aunque en 1812 de nuevo está laborando allá. Con la muerte del Dictador Juan
del Corral fue elegido Presidente del Estado de Antioquia el Padre de la Calle el
18 de marzo de 1814, y fue el que firmó la famosa ley de abolición de la
esclavitud de Antioquia, el 20 de abril de 1814. Y en nuestra historia es el único
eclesiástico que nos gobernó en Antioquia.
Llega el tiempo de la reconquista sangrienta con Francisco Warleta y José
Miguel de la Calle huye hacia el sur durante 24 días (abril 1816). Warleta manda
embargar los bienes de los patriotas, entre ellos de del Padre de la Calle. (una
casa en Rionegro avaluada en 1.800 pesos, una casa de paja en 400, ganado y
propiedad en Santa Ana 1000 pesos. Es decir que no era un clérigo rico. Su
riqueza estaba en la biblioteca, pues en el inventario de los libros ascendía a 470
ejemplares.
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Pero pronto sus bienes le son devueltos. El Doctor Alberto María de la


Calle, tío suyo, era el Vicario Superintendente y conocido amigo de los
Españoles.
Después de pasar por pequeños pueblos es nombrado por el General
Santander, Vicario Superintendente de la Provincia, a los que El Obispo Salvador
Jiménez no se opuso. La Diócesis de Antioquia le debe sus buenos oficios para la
llegada del primer obispo de ella. En la nueva diócesis fue canónigo, luego
Vicario General y Vicario Capitular, Deán del Capítulo.
José Miguel de la Calle fue uno de los grandes adalides de la causa de la
independencia, es recordada en Envigado el gesto de entregar las joyas de los
templos para el movimiento de la independencia, toda una fortuna para la Patria.
Y de su propio pecunio aportó a la gesta emancipadora más de 2.000 pesos.
Pero Junto a José Miguel de la Calle esta su paisano el Pbro. Silvestre
Vélez de la Calle (tío del historiador Restrepo), que también fue miembro y
secretario de la Junta Superior de Gobierno de Antioquia en 1811. Donó para la
causa de la independencia 25.000 pesos, quien fue desterrado por el Gobernador
Vicente Sánchez de Lima y de quien Mariano Ospina Rodríguez dijo que era el
“mas patriota y entusiasta revolucionario de los tiempos de nuestra
independencia”, y en cuya casa, dice Roberto Jaramillo Arango, se reunían
Caldas, Tejada, los del Corral…y otros patriotas.
En Santa Fe de Antioquia se tendrá que hacer memoria siempre de Srs.
Pbros: Vicente Mauricio de Lora (+1830), uno de los abanderados de la creación
de la Diócesis pero también, como dice el Pbro. Uribe Villegas “un decidido
partidario de la causa de la independencia, y su entusiasmo era tal que ayudaba
personalmente a formar y a disciplinar las milicias, para lo cual contaba con las
magnificas disposiciones que tenia para la esgrima y para hacer movimientos
militares, de las que se aprovechaba para enseñar el ejercicio militar a los
iniciados”. Junto al Padre Lora está el Pbro. Pedro María Gómez que fue
ordenado el Popayán por Mons. Ángel Velarde Bustamante, día en que se
firmaba el decreto de creación de la Diócesis. La mayor parte de su vida la pasa
en Antioquia. De el dice el historiador Uribe Villegas: “la revolución del 20 de
julio de 1810 hayó eco en su corazón de patriota y lo hizo un soldado convencido
de la causa. Nadie más entusiasta que el Pbro. Gómez y nadie que hubiera
luchado con más decisión y actividad por la organización de las milicias y por el
cambio del gobierno. Fue un apóstol de la libertad y un mártir por las penalidades
que sufrió durante la persecución de 1816”.
También es justo recordar al Pbro. José Aguirre, Hijo de Francisco José
Aguirre y Claudia Salazar. Hace sus estudios junto al Pbro. José Antonio Santana
y es ordenado en Popayán el 24 de abril de 1809 por Mons. Ángel Velarde y
Bustamante. “Fue el Pbro. José Aguirre un patriota número uno y un
revolucionario tremendo, violento y valeroso. Desde el principio de la revolución
aceptó sus ideas y no fue solamente para llevar el título de patriota; fue para
trabajar día y noche, averiguando los proyectos de los realistas, lo que decían, lo
que hacían y por todas partes el distinguido e inteligente sacerdote los espiaba. El
estaba encargado en la ciudad de Antioquia y en los pueblos vecinos de levantar
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el entusiasmo y de hacer las colectas voluntarias de los ciudadanos para favorecer


las familias de los patriotas. Los servicios que prestó a la causa de la libertad lo
hacen merecedor del título de Prócer. Esto sin contar las amarguras y las
persecuciones de que fue víctima después de haberse adueñado los peninsulares
de la provincia en 1816. Tres años vivió en las selvas de Anzá, alimentándose
con frutas y sufriendo grandes penalidades porque el Jefe Militar de Antioquia,
tenía orden de Santafé de fusilarlo tan pronto como lo capturarse. Fue coadjutor
de la ciudad de Antioquia, desde el triunfo de Boyacá hasta 1831.”
Roberto Jaramillo, en “El clero en la independencia” presenta infinidad de
sacerdotes que prestaron servicios invaluables a las gestas emancipadoras de
nuestra nación y entre esos figuran muchos antioqueños, seculares y religiosos,
que con la palabra, el testimonio y sus ofrendas lucharon hombro a hombro con
las huestes libertadoras. Claro que de nuevo hay que nacer notar que muchos
fueron realistas hasta su muerte y no cambiaron de posición como Lasso de la
Vega o Jiménez de Enciso. Para gloria de Antioquia están los nombres de los
sacerdotes: Esteban Antonio Abad (1790-1861), Antonio Bernal (1875-1964),
José Ignacio Bernal, diputado del Colegio Constituyente en el 1812 y signatario
del Acta de la Independencia (1770-1822), Modesto Bernal (1780-), Franciscano,
que se viene de la comunidad (Bogotá) con el pretexto de estar con la familia,
pero el verdadero fin era dar calor al movimiento…a los reclamos de sus
superiores siempre contestaba con excusas; Fray Juan Cancio Botero (1777-
1848), capellán de las tropas de Bolívar; Francisco Javier Gómez (1780-1857),
de Medellín y como patriota se dedicó a sustentar y mantener las familias pobres
cuyos hijos iban a la guerra y en la época del terror fue desterrado a la costa
atlántica; José Félix Mejía (1748-1830) de Rionegro. De el dice Scarpetta y
Vergara: “fue patriota decidido desde que principio la transformación política, la
sostuvo con su influjo, con su palabra y con sus costumbres evangélicas, tanto en
la terrible época de 1810 a 1816, al lado del gran Corral y sus sucesores en la
labor republicana”; José Ramón Posada y Mauriz (1750-1835), de Medellín, el
primero que establece la caña de azúcar en la región de Cocorná. Fue Diputado
del Serenísimo Colegio Constituyente y Electoral reunido en 1812 y contribuyó a
redactar la Constituyente proclamada al mismo, en la que firma como
Vicepresidente. Por comisión del Doctor Corral recorría el doctor Posada los
pueblos, levantaba los ánimos, hacia leva de tropas, procuraba recursos y hacía
principalmente amable la causa de la libertad, motivo por el cual fue muy valioso
el contingente de Antioquia a favor de la magna guerra. Fue 48 años párroco de
Marinilla.
El Padre Alfonso Zawadzki hace un gran inventario del clero realista de
Antioquia, basado en los informes secretos del Obispo de Popayán al Rey, donde
son varios los eclesiásticos que menciona el Obispo realista y después
republicano Salvador Jiménez de Enciso. Entre los Antioqueños menciona a:
Francisco Antonio Saldarriaga, clérigo suelto; Salvador Tirado, cura interino de
la Villa de Medellín; Manuel Rojas, Cura de San Cristóbal; Alberto María de la
Calle, Vicario de Medellín, que recibe medalla de Oro de Pablo Morillo y el
obispo propone concederle la Cruz chica de Isabel la Católica; Carlos Cadavid,
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cura de Copacabana; José María Calle, Cura de Santa Isabel; Manuel López de la
Peña; Casimiro Montoya y José Antonio Naranjo.
El Padre Faustino Martínez también presenta una lista de sacerdotes
realistas (José María Herrera, de Sacaojal, Félix Díaz y José María Restrepo
interino y propietario de Sopetrán y del valle de San Andrés, los que no tienen
nota alguna ni se mezclaron en los negocios de los rebeldes y sugiere al obispo
que los ascienda; y también presenta una lista de los que son amigos de los
rebeldes (al Obispo de Popayán el 24 de enero de 1819), entre los que están:
Francisco Javier García, Vicente Ibarra (cura de indios), que se ofreció a ser
capellán de las tropas pero se aburrió, estaba en Sabanalarga; Gregorio Robledo,
que disfrutó de todas las consideraciones de los rebeldes; Gabriel García, Gabriel
Herrán, José Ignacio Cardona, Sinforoso de Upegui, que tuvo el empleo de
Presidente de la Junta de Seguridad y Vigilancia en Santa Rosa y cuyo curato se
le proveyó por los insurgentes y José Manuel de Villa, que “no hizo mas que
conformarse con el tiempo; No es a propósito y útil para algún beneficio, el es
demasiado perezoso y los curatos que hasta ahora ha administrado en interim, los
ha desempeñado con bastante notas por su falta de administración…conviene al
servicio de Dios que a este eclesiástico…le quitase las demás licencias y solo le
dejase la de decir misa, pero ceñida a que no pudiera celebrarla en otra parte”,
Termino esta reflexión con Lucio de Villa, de Medellín, ordenado por
Mons. Velarde en 1802, provisor y vicario interino de la Provincia de Antioquia,
Provisor y Vicario capitular de la Santa Iglesia Catedral de Medellín, de el decía
el Dictador Juan del Corral: “El venerable clero de le república, guiado por el
genio luminoso de su ilustre vicario, no ha sido menos importante a los designios
del gobierno con su predicación; y sobre la cátedra sagrada se han visto
anatematizados los tiranos y solemnizado el triunfo de los derechos del hombre
con autoridad inefable del cielo. Así que la ignorancia y el error, que
comenzaban a encender el fuego de la discordia, no han podido hacer los
progresos terribles que eran de esperarse…Eclesiástico virtuoso, ilustrado, que
trabaja en la paz y en la alegría de los pueblos, ofreciendo al Gobierno y a la
República los frutos mas sazonados y abundantes de su ministerio”…Tulio
Ospina, en Repertorio Histórico dice: “El clero y los feligreses de las parroquia
se desprendían voluntariamente de aquello que consideraban mas sagrado, las
alhajas destinadas al culto, y el vicario general de la diócesis, entregó al gobierno
mas de cien mil pesos de su procedencia”.
En el Acta de la Independencia de Antioquia aparece que: “ En
consecuencia, decreta: que a virtud de esta abjuración se haga por toda la República el
juramento de absoluta independencia, a que ha venido por esta saludable y santa
alteración; y manda a los tribunales, corporaciones de todas clases, jueces y demás
ciudadanos de ellas que pasen a prestarlo el próximo día veinticuatro en los lugares y
ante quienes se dirá por reglamento separado, bajo pena de ser desterrados los que se
negaron a este acto, y condenados a muerte los que desaprobándolo trastornasen el
orden social. Publíquese por bando en todos los Cantones del Estado, y en ellos fíjese en
los lugares acostumbrados. Dado en el Palacio del Supremo Gobierno de Antioquia, a
once de agosto de mil ochocientos trece. JUAN DEL CORRAL, Presidente Dictador.
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José María Hortiz, Secretario de Guerra y Hacienda. José Manuel Restrepo, Secretario
de Gracia y justicia”.
Y en el programa para la proclamación de la independencia de Antioquia se
decreta: “Artículo 7º - En consecuencia, se celebrará en todas las parroquias, al día
siguiente, y a la hora acostumbrada, una Misa solemne con asistencia general, y se
cantará el Te Deum en acción de gracias al Todo Poderoso por tan fausto
acontecimiento, por la consolidación de la República, por sus aumentos, por el acierto
de su gobierno, por la conservación de la fe católica que profesan, y por la conservación
de una paz general y duradera, cuyos ruegos se sustituirán en la colecta de la Misa para
lo sucesivo. Artículo 8º - Por último, para ayudar al culto, y celebración de cuanto se ha
dispuesto, decreta el gobierno luminarias públicas en las tres noches siguientes,
contadas desde el día de la publicación, permitiendo al pueblo aquellas diversiones y
regocijos que la Religión y el bien común de la sociedad no han proscrito. Circúlese y
publíquese el presente Decreto Reglamentario a quienes y como corresponde para su
cumplimiento. Dado en el Palacio del Supremo Gobierno de Antioquia, a doce de
Agosto de mil ochocientos trece. Juan del Corral, Presidente Dictador. José Manuel
Restrepo, Secretario. José María Hortiz, Secretario”. Decreto que se cumplió en todas
las parroquias de Antioquia.
Recordando este acontecimiento religioso, de nuevo agradecemos a Dios por el
don de la Libertad, sabiendo que el verdadero libertador es Jesucristo, que nos libera del
pecado, y por eso nos congregaremos el 10 de Agosto del presente año en la Ciudad de
Antioquia para celebrar a Dios con las imágenes de los santos patronos de las parroquias
cercanas, entre otras: La Virgen Morena de Sopetrán, San Francisco de Asís de Anzá,
San Lorenzo de Liborina, San Isidro de Giraldo, El Santo Cristo de Cañasgordas, San
Jerónimo, de San Jerónimo, Nuestra Señora de las Nieves, de Olaya, junto a la bella
imaginería que tiene la Ciudad Madre.
En las horas de la tarde, por las calles de nuestra ciudad peregrinaremos con
estas imágenes, terminando con una Solemne Eucaristía de acción de Gracias, que
preside el Señor Arzobispo de Santa Fe de Antioquia, Mons. Orlando Antonio Corrales
García.
Pbro. Genaro de J. Moreno Piedrahíta

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