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Al morir el General Gómez, Santiago Siso Ruiz, amigo de la familia Estrada y cuñado
del General Velasco Ibarra, quien era el Jefe Militar de la Plaza de Maracay, postuló a
Pedro Estrada como Jefe de la Policía de Maracay, cargo que asumió en enero de 1936
y que ejerció hasta 1937 cuando le nombraron Jefe de la Sección Político Social de la
Gobernación de la Policía de Caracas. En esos tiempos, Estrada organizó las primeras
redes de información sistemáticas que surgieron en Venezuela, las cuales reportaban
toda actividad comunista que se sopechase atentaran contra la integridad del Régimen.
En 1940 fue nombrado Segundo Comandante de la Policía de Caracas, cargo que ejerció
hasta diciembre de 1944. Hasta esa fecha fue el principal organizador de la Policía
uniformada de Caracas, que con los años se convirtió en la Policía Metropolitana.
Debido a la simpatía que tuvo con Estrada, el Teniente Coronel Carlos Delgado
Chalbaud, por la afiliación que había tenido con su padre, el General Román Delgado
Chalbaud, le nombró Agregado Especial en la Embajada de Venezuela en Washington
con la intención de establecer una red de espionaje entre los exilados
acciondemocratistas que conspiraban contra la Junta Militar de Gobierno liderada por
Chalbaud, Pérez Jiménez y Luis Llovera Páez.
Una vez acabada toda resistencia civil, algunos militares rebeldes iniciaron una
conspiración contra el Gobierno; la oposición fundó una Junta Patriótica conformada en
junio de 1957 con la fusión de los partidos políticos en la clandestinidad.
Las funciones de esta Junta Patriótica y de los militares fueron desconocidos para la
Seguridad Nacional que desconoció todo preparativo del fallido golpe militar del 1 de
enero de 1958. Estrada no llegó a saber de ningún miembro de la junta, cuyo máximo
líder era Fabricio Ojeda, un reportero del diario El Nacional, destacado en el mismo
Palacio de Gobierno de Miraflores.
Este servicio fue reorganizado en 1945, y a raíz del golpe militar del 18 de octubre de
ese año, la Junta Revolucionaria de Gobierno empezó a utilizarlo para ejercer una fuerte
represión contra la oposición política del país. Al ser derrocado el Presidente Rómulo
Gallegos en 1948, cambia la denominación para tecnificar al cuerpo y pasa a ser la
Dirección de Seguridad Nacional dependiente del Ministerio de Relaciones Interiores.
La Sección Político-Social responsable de las persecuciones políticas fue creada
mediante Decreto Ejecutivo n.º 162, de fecha 22 de junio de 1949.
Organización
La SN tuvo cuatro Directores:
Actuaciones
Durante su funcionamiento, su director Pedro Estrada junto a Miguel Silvio Sanz (el
negro) en la SN se encargaron de enviar a 822 venezolanos acusados de ser militantes
de Acción Democrática y a comunistas al campo de concentración de Guasina, en el
Delta del Orinoco, el cual funcionó hasta diciembre de 1952. Posteriormente deportó a
estas personas a las diferentes cárceles venezolanas. Según testimonios, incluyendo la
novela Se Llamaba SN de José Vicente Abreu, la organización realizó tortura y
desaparición como método sistemático de interrogatorio así como la detención y
allanamientos a domicilios sin necesidad de orden judicial, gran parte de estas
acusaciones nunca fueron probadas.
Las principales muertes que se le acusan a la Seguridad Nacional son las de Cástor
Nieves Ríos, Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevali, Antonio Pinto Salinas y Luis
Hurtado Higuera, el resto que suman unas 20 personas no pudieron ser probadas en los
juicios posteriores, pues algunos como el Teniente León Droz Blanco murió en
Colombia. La Dirección de Seguridad Nacional es considerado uno de los mejores
Cuerpo de Inteligencia Policial en Venezuela y se destacó durante años por los métodos
de interrogatorios a los presos.
Ubicación
El edificio de la SN estuvo ubicado desde 1949 hasta 1953 en la Segunda Avenida de
Los Samanes con cruce a la Avenida Principal de El Paraíso, fecha en la cual fue
mudado a la Avenida México donde está ubicado actualmente el Hotel Alba Caracas
(antiguo Hotel Hilton). Ambos edificios fueron demolidos con los años, actualmente
donde estuvo el primer edificio, se encuentra la Clínica Popular de El Paraíso. Donde se
encontraba el segundo edificio, se encuentra el Hotel Alba Caracas en la Plaza Morelos
cruce con Avenida México.
Disolución
Después del 10 de enero, fecha en que fue destituido Pedro Estrada del cargo de
Director, el nuevo encargado fue el Coronel Teófilo Velasco, quien ordenó la salida de
la mayoría de los presos "privilegiados", entre ellos los sacerdotes, militares y algunos
escritores. El día 22 de enero, el General Luis Llovera Páez ordenó el nombramiento del
Sr. Régulo Fermín Bermúdez quien no pudo asumir el cargo por cuestiones de tiempo,
en vista de que en menos de 24 horas derrocaron el Régimen.
Después de la liberación
De inmediato se inició la captura de los principales responsables de torturas y crímenes,
quienes fueron llevados a juicio al año siguiente y condenados a diversas penas de
prisión. Los tribunales venezolanos abrieron un juicio a 23 exfuncionarios de ese cuerpo
policial. Este juicio duró desde mediados de 1958 y dictó sentencia el 1 de abril de
1963.
Sentencias
Miguel Silvio Sanz Áñez (alias "El Negro Sanz"): exjefe de la Sección Político
Social, dieciséis años de presidio por el asesinato de Luis Hurtado Higuera,
Genaro Salinas y torturas a infinidad de detenidos.
Asunción Cabrita Rojas: siete años, dos meses y doce días de presidio como
cómplice en el homicidio de Luis Hurtado Higuera.
Braulio Barreto Pacheco: recibió una pena de 20 años por el homicidio de
Antonio Pinto Salinas y posteriormente otra de 18 años por el homicidio del
Teniente León Droz Blanco, más un año por bigamia. Salió luego de 23 años en
presidio.
Manuel Delgado Díaz (alias "El mocho"): cuatro años, cuatro meses y quince
días de presidio por el homicidio de Ramón Alirio García.
Gregorio González Gómez (alías "el Alcatraz"): catorce años, cuatro meses y
veinticuatro días de presidio por su participación en el homicidio de Luis
Hurtado Higuera.
José Manuel Hernández Sandoval (alías "el Loco"): cuatro años de prisión por
lesiones a un detenido.
José Manuel Polachini: seis años, nueve meses y dos días de presidio por
complicidad en el homicidio del Capitán Wilfrido Omaña y lesiones y detención
ilegal de activistas políticos.
Miguel Antonio Soto: nueve años, dos meses y doce días de presidio como
cómplice en el homicidio del Capitán Wilfrido Omaña y por el homicidio de
Rafael Simón Urbina.
Andrés Melciades Ayala: exsecretario de Miguel Silvio Sanz Añez (alias "el
Negro Sanz"), una pena de seis años, once meses y 6 días por lesiones a varios
detenidos
Ramón Norato Useche: seis años de presidio por el homicidio de Rafael Simón
Urbina.
Jesús Alberto Piñero: cuatro años, nueve meses y 18 días como cómplice del
homicidio del Capitán Wilfrido Omaña.
José Inés Alcalá (alias "El rayao"): cuatro años, nueve meses y 18 días de
presidio como cómplice del homicidio del Capitán Wilfrido Omaña.
Luis Antonio Díaz Torrealba (alias "El viejo"): cuatro años, nueve meses y 18
días de presidio como cómplice del homicidio del Capitán Wilfrido Omaña.
Jesús Manuel González Pacheco (alias "Pachequito"): interrogador quien fue
inmortalizado en la novela Se llamaba SN de José Vicente Abreu. Cuatro años,
nueve meses y 18 días de presidio como cómplice del homicidio del Capitán
Wilfrido Omaña.
Salvador Graffe: cuatro años, nueve meses y 18 días de presidio como cómplice
en el homicidio del Capitán Wilfrido Omaña.
Ramón Emilio Solorzano: cuatro años, nueve meses y 18 días de presidio como
cómplice del homicidio del Capitán Wilfrido Omaña.
Vicente Ferrer Borges (alias "El indio"), siete años, un mes y 18 días por el
homicidio de Ramón Alirio García y complicidad en el homicidio del Capitán
Wilfrido Omaña.
Luis Enrique Torres (alias "Torrecito"): cuatro años de prisión por lesiones a un
detenido.
Capitán Luis Tirado Alcalá: oficial del Ejército que había sido espía de la SN y
entregó al Capitán Wilfrido Omaña la noche de su asesinato, cuatro años, nueve
meses y 18 días de presidio como cómplice de ese homicidio.
Daniel Augusto Colmenares (alias "Suela Espuma"): diez años, tres meses y 20
días de presidio por cómplice del homicidio de Leonardo Ruiz Pineda
Algunos de los principales responsables de delitos habían escapado del país, como Luis
Llovera Páez, Laureano Vallenilla Lanz, Pedro Estrada. Domingo Ruano, quien había
regresado a España a principios de enero de 1958. Ulises Ortega había sido nombrado
Cónsul de Venezuela en Vigo desde 1955 y no regresó hasta muchos años después sin
haber tenido problemas con la justicia a pesar de la gran cantidad de acusaciones por
maltratos y su responsabilidad en el asesinato de Wilfrido Omaña y del Inspector
Manuel Vicente Omaña. El ex Inspector de los Servicios de la SN, Luis Rafael Castro
(alias "El bachiller"), se suicidó en prisión ingiriendo barbitúricos el 15 de febrero de
1958.
Referencias
1.
«El miedo que nos enseñó la Seguridad Nacional. 23 de enero». Fundación CIEV.
22 de enero de 2017. Consultado el 14 de septiembre de 2018.
«#MemoriaFotográfica: A la caza de la Seguridad Nacional - El Impulso». El
Impulso. 4 de diciembre de 2016. Consultado el 14 de septiembre de 2018.
Bibliografía Esta página se editó por última vez el 5 oct 2020 a las 10:41.
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https://es.wikipedia.org/wiki/Direcci
%C3%B3n_de_Seguridad_Nacional
Artículo sobre los crímenes de la Seguridad Nacional. El Universal, periódico de
Venezuela, consultada la fecha 2 de abril de 1963, Caracas.
Pedro Estrada
En 1915 surge un aparato policial embrionario conocido como “La Sagrada” una policía
secreta, centralizada, politizada, consagrada al mantenimiento y la supervivencia del
gobierno gomecista y que escapaba al proceso de burocratización del Estado. A través
de la información recaudada por los agentes de “La Sagrada”, se lograba un control más
amplio a través del cual era posible detectar y reprimir a los enemigos políticos que
pudieran amenazar con alterar el orden.
Con la muerte de Gómez desaparece “La Sagrada”, los cuerpos policiales de algunos
estados y del Distrito Federal se abocaron al resguardo del orden público.
El 10 de mayo de 1938 Se inicia con la creación de la Escuela Municipal de la Policía
Montada.
Surge la Seguridad Nacional, que como aparato policial se distinguirá aún más por su
estructura piramidal, altos niveles de burocratización y escasa flexibilidad y
permeabilidad ante las exigencias sociales.
Desde este punto de vista, el ejercicio de toda función policial se debate naturalmente
entre motivaciones políticas y sociales, pero será la ruptura de este equilibrio en
beneficio de la lógica política, orientada principalmente hacia la protección de las
instituciones y autoridades políticas establecidas, lo que, como se tratará más adelante,
definirá y consolidará el desarrollo del aparato policial en Venezuela.
Dicho programa se denomino “Alianza para el Progreso” y ya para el año 1961 llego a
nuestro país una misión de Carabineros de Chile, con la misión de brindar asesoría a la
policía de aquel entonces. Dicho programa y la misión de Carabineros de Chile que se
encontraban en nuestro país, genero un detallado estudio de la situación del cuerpo de
seguridad y solicitaron al gobierno que se dictara una ley u ordenanzas, que hasta los
momentos no existía, que fuera base legal de la policía.
Para el año 1964 la Policía cuenta con una ordenanza en la que se especifican las
jerarquías del personal, planes de vigilancia, estructuración del batallón, reglamento
sobre funcionamiento, entre otras materias relacionadas con la misión del cuerpo de
seguridad todo esto va dándole otra forma y estructura a la Policía de entonces.
La policía en la ciudad de Caracas fue evolucionando como una policía municipal, que
transitó por los pasajes de la dictadura, pero en definitiva, durante el periodo
democrático, y más específicamente a partir de 1969, durante el primer mandato
gubernamental del doctor Rafael Caldera, es cuando comienza a sentarse las bases de la
Policía Metropolitana que hoy tenemos.
En 1969, durante la primera gestión del doctor Rafael Caldera, se crea formalmente la
Policía Metropolitana, el acto se llevó a cabo el 21 de diciembre, en esta oportunidad se
firma un convenio Constitutivo entre los Gobernadores del Distrito Federal, del Estado
Miranda y la Policía Municipal, para ejercer con mayor eficiencia las funciones y
ampliar su radio de acción.
Siglo XX