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EL GOBIERNO DE LUIS HERRERA CAMPÍNS (1979-1984

En la actual crisis que vive Venezuela, la importancia de las fuerzas policiales se ha hecho más evidente
que nunca al encontrarse éstas en el centro de la violencia, el crimen y el conflicto político que se está
viviendo. La pregunta es ¿cómo llegaron a la situación de desorden que percibimos en ellas y de qué
manera esta situación la afecta en su desempeño institucional? En este artículo se sostiene que el
control que sobre las policías ejerce el Poder Ejecutivo, la existencia de fuerzas policiales paralelas, la
falta de políticas de combate al crimen, la poca voluntad política de los poderes Legislativo y Judicial
para ejercer sus poderes policiales, la alta tasa de criminalidad, la incapacidad institucional del Estado,
los conflictos políticos, los intereses opuestos de las facciones políticas, las opiniones y conflictos
sociales, y la militarización de la policía han resultado en una politicización extraordinaria de las policía
venezolana y un colapso de la seguridad ciudadana. Todos estos procesos no comenzaron bajo los
cuatro años del gobierno de Hugo Chávez, sino desde la transición a la democracia en los años 50, y,
más atrás, en la época colonial.

el gobierno de Luis Herrera Campíns (1979-1984) implementó el “Plan Unión” –luego institucionalizado
como “Acto Seguridad 84” por el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989)– para coordinar tales
operaciones. El foco del plan no fue el crimen organizado, ni tampoco atacar las causas de no crimen,
sino hacer la mayor cantidad de detenciones posibles. El informe del Plan de 1981, por ejemplo,
concluyó que tenía resultados satisfactorios pues había realizado 31.714 detenciones (Policía
Metropolitana, 1981, 1). Pero el crimen llegó a un nivel más alto que en otros países, y cada vez era
mayor el número de denuncias de violaciones a la ley por parte de las policías.
La respuesta principal de Estado por esta época fue hacer esfuerzos para mejorar la cooperación,
principalmente entre los Comandos Policiales Unificados en el Ministerio del Interior y los gobernadores.
Entre 1977 y 1990, se introdujeron anteproyectos de ley en el Congreso para dar “más coherencia” a la
“organización, funcionamiento y coordinación” (Anteproyecto de Ley Orgánica de Policía, 1986, 2) de
las fuerzas policiales, confiriéndoles, entre otras cosas, una estructura militar y más funciones policiales
a la GN. La competencia de las agencias policiales y los nuevos poderes de los municipios mataron la
mayoría de estas propuestas, pero sí se llegaron a aprobar algunas reformas de coordinación, como el
Sistema Nacional de Coordinación de Servicios Policiales, la Comisión Policial Nacional del Ministerio
Interior, y comisiones de coordinación regionales (Copre, 1994, 112). Sin embargo, el cambio más
significativo fue la creación de policías por parte de los municipios gracias a la Ley Orgánica de
Descentralización de 1989 (Loddt). Aunque mejoraron los servicios policiales a escala local, se han
ampliado los problemas de coordinación, conflicto y desigualdad de los servicios policiales en el país.

INSTITUTO UNIVERSITARIO DE LA POLICÍA METROPOLITANA (I.U.P.M.)

En el sistema educativo de la Institución policial se inicia el 10 de mayo de 1938, con la creación de la


Escuela Municipal de la Policía Montada.
Posteriormente en 1958, la Escuela Municipal de Policía, fue trasladada al Km. 23, el Junquito y en
1956, cambia su denominación por Centro de Instrucción Policial, según Gaceta Municipal Nº 11.740 de
fecha 08 de noviembre del mismo año.
En enero de 1981, se constituye en Comando de Instrucción Policial y el 9 de Octubre del mismo año
según Decreto Presidencial 1232 eleva su categoría a Instituto Universitario de la Policía Metropolitana,
ofreciendo la carrera de Técnico Superior Policial y el 17 de marzo de 1987, según resolución Nº 184 del
Ministerio de Educación es autorizado para impartir la Carrera de Licenciado en Tecnología Policial en
las menciones Administración Policial y sistemas de Seguridad.
En 1985 se inicio el proceso de nivelación de los Oficiales de Policía a Técnico Superior Policial.
En 1993 por autorización del Ministerio de Educación mediante un oficio Nº 00001683, se inicia la
administración de Licenciatura en Tecnología a los Oficiales de Carrera activos y jubilados de la Policía
Metropolitana.
En 1.996 se aprueba el rediseño del Plan de Estudios de la Licenciatura en tecnología Policial y su
cambio de denominación por Ciencias Policiales mención: Seguridad y Orden Público.
El 18 de septiembre de 1.996, mediante oficio Nº. 00003967 emanado de la Dirección Sectorial de
Educación Superior se autoriza al Instituto Universitario de la Policía Metropolitana para la “implantación
del diseño curricular modificado de la carrera, que de acuerdo a lo planteado en el informe se cambia su
denominación y orden público”, a partir del año lectivo 1.996 –1.997.
El 18 de Septiembre de 1.996 mediante oficio Nº. 00003966 de la Dirección Sectorial de Educación
Superior se autoriza la Administración del Plan de Estudio la Licenciatura de Ciencias Policiales
Mención: Seguridad y Orden Público a los Oficiales Profesionales de Carrera adscritos a las Policías
Estadales. Este programa se inicia con los Oficiales de la Policía de Falcón, el 04 de Noviembre y el 05
de Mayo de 1.997 se inicia en el Estado Mérida
En 1.997 se inicia la Administración del Técnico Superior Universitario en Policía Preventiva, dirigido al
personal en la categoría de agentes y a los bachilleres aspirantes a la jerarquía de agentes policiales
que se forman en la escuela de formación de agentes en Camuri chico, Estado Vargas.
Logros alcanzados en el Instituto Universitario de la Policía Metropolitana,desde el Año de 1981 hasta
1998.

JAIME LUSINCHI (1984-1989)

Dedicaremos una primera parte a caracterizar los principales rasgos de las políticas de ajuste implementadas
por los gobiernos venezolanos desde el mandato de Jaime Lusinchi (1984-1989). Aunque el gobierno previo
de Luis Herrera Campíns tuvo también algunas orientaciones neoliberales, la convergencia del segundo boom
de precios petroleros (1979-81) con la fuerza de las rutinas e inercia del petro-Estado venezolano conspiraron
en contra de la implementación de éstas, y en rigor no se aplicó durante ese gobierno un programa de ajuste.
Más bien, el gobierno de Luis Herrera terminó actuando en la forma que había criticado a sus antecesores
(López Maya y otros, 1989: pp. 54). Sin embargo, ese período gubernamental terminaría con una devaluación
de la moneda a partir de la cual el gobierno de Jaime Lusinchi intentaría la implementación de una primera
política de ajuste de naturaleza heterodoxa. Sobre este programa de ajuste, así como los sucesivos de los dos
gobiernos siguientes de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) y Rafael Caldera (1994-1998), nos detendremos
con algún detalle. La segunda parte estará centrada en la revisión de los indicadores socioeconómicos más
representativos de los costos que la población venezolana ha tenido que pagar, tanto por el declive como por
el ajuste. En la última y tercera parte nos detendremos a presentar la resistencia del pueblo venezolano a estas
políticas, mostrando las motivaciones y los actores de la protesta popular durante los tres períodos
gubernamentales para esbozar lo que podríamos denominar la agenda de los pobres para el inicio de siglo.

Las medidas fundamentales de este paquete, que se anunciaron en febrero de 1984, fueron: a) nueva
devaluación del bolívar y establecimiento de un sistema cambiario con cuatro tipos de cambio diferenciales;
b) medidas compensatorias no salariales para aminorar el impacto del ajuste en la remuneración de los
trabajadores en sustitución de los tradicionales aumentos generales de sueldos/salarios que anteriormente
decretaban los gobiernos (en esta materia se anunciaron un bono de transporte para los asalariados que
devengaban menos de Bs. 3.000 al mes por un período de dos años, y el establecimiento decomedores
industriales); c) continuación y profundización del sistema administrado de precios que venía
desenvolviéndose en el gobierno anterior, y que en la práctica significaría en los meses siguientes una
liberalización de precios de bienes y servicios; d) aumentos de la gasolina y otros derivados de hidrocarburos;
e) voluntad de no aumentar la burocracia y reducir los gastos de funcionamiento del Estado (Lusinchi, 1984:
pp. 141-155). Junto a estas medidas de corte neoliberal, se anunciaron otras no consonantes con esa doctrina,
como: algunas tendientes a estimular el desarrollo agropecuario, una baja de las tasas de interés, medidas de
estímulo a la generación de nuevos empleos como el incremento en un 10% de nómina de las empresas el
siguiente semestre, y el pago de las deudas internas del Estado, sobre todo aquellas contraídas con los
agricultores y pequeños y medianos empresarios

LA MASACRE DE CANTAURA 
fue el resultado de una operación militar llevada a cabo el 4 de octubre de 1982 por diferentes
fuerzas de seguridad del gobierno de Luis Herrera Campins contra un grupo de guerrilleros del
Frente Guerrillero "Américo Silva" del partido Bandera Roja en las cercanías de la ciudad
de Cantaura en el Estado Anzoátegui, Venezuela. En esta operación, considerada una
masacre por los sectores de izquierda venezolana, fue bombardeado un campamento del
Frente Guerrillero "Américo Silva" en armas, compuesto por cerca de 41 guerrilleros, de los
que fallecieron 23. Dentro de ese grupo hubo sobrevivientes como Alejandro Velásquez
Guerra, que más tarde narraría lo sucedido en el sitio. A principios de 1982, el Frente
Guerrillero "Américo Silva" se encontraba en una situación de euforia, después de obtener
varias victorias militares, como la toma de San Antonio de Maturín, San Félix de Caicara, la
Alcabala de Santa María de Ipire (diciembre de 1981). En esa época el Frente Americo Silva
(FAS) imprimió a la lucha armada un carácter muy violento. Por ejemplo, en el enfrentamiento
de Barbacoas, donde causó varias bajas al Ejército entre muertos y heridos y un agente de
la DISIP que fue capturado y posteriormente liberado. La toma de los pueblos de Santa Inés y
Bergantín daba muestra de la disposición de lucha de ese grupo. 4
A finales del mes de septiembre de 1982, la guerrilla se estableció en el campamento donde
se produjo posteriormente el enfrentamiento, fue el mismo sitio utilizado años atrás (1977)
como refugio de los fugados de la cárcel de La Pica. El gobierno del presidente Luis Herrera
Campins ordena una operación conjunta para someter a los insurrectos en la cual participaron
el Ejército Nacional de Venezuela, la Fuerza Aérea de Venezuela, la Guardia Nacional, el
Cuerpo Técnico de Policía Judicial (CTPJ) (hoy conocido como, Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC)), la Dirección de los Servicios de Inteligencia y
Prevención (DISIP) (hoy conocido como Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN))
y la Dirección General de Inteligencia Militar (DIM) (hoy conocida como Dirección General de
Contrainteligencia Militar (DGCIM)), entre otros organismos de seguridad del estado
venezolano
La acción comenzó a las 5:45 de la madrugada del 4 de octubre de 1982. Las Fuerzas de
Seguridad del Estado hicieron un clásico operativo de cerco en acción combinada por tierra y
aire. Una vez ubicado el foco guerrillero colocan en los sitios estratégicos de los alrededores,
emboscadas distribuidas en forma de semi-luna, formando varios anillos, luego se inició el
ataque con la fuerza área bombardeando con aviones Canberra y ametrallando con aviones
de observación Bronco OV-10 de forma intensa. En este primer asalto, el FAS sufre seis
heridos sin haber muerto ningún combatiente.
Durante dos días de combate la guerrilla cae en diez emboscadas, con un saldo de 23
muertos y varios heridos leves y queda fraccionada definitivamente en tres grupos, cada uno
de los cuales trata de romper el cerco por vías distintas. El grupo que rompe primero el cerco
es liderado por Alirio Quintero Paredes y otro grupo liderado por Alejandro Velásquez Guerra
lo consigue más tarde.
Lograron escapar cerca de una veintena de guerrilleros, de los cuales muy pocos quisieron
reconstituir el FAS posteriormente. Todo el grueso de la Comandancia del Frente había
muerto en el enfrentamiento. Dentro de ese grupo hubo sobrevivientes como Alejandro
Velásquez Guerra, que más tarde narrarían lo sucedido en el sitio. De acuerdo con sus
declaraciones algunos de los capturados fueron asesinados a quema ropa, a las mujeres les
mutilaron los senos a otros los descuartizaron o fueron rematados por los organismos de
seguridad del Estado Venezolano.

LA MASACRE DE YUMARE 

El 08.05.86 fueron asesinadas 9 personas por un comando de la Dirección de


los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), en la población de Yumare
del Distrito Bolívar, Edo. Yaracuy.

Provea asistió jurídicamente a los familiares de las víctimas para lograr


desclasificar el expediente del caso, el cual era considerado secreto por el
Ministerio de la Defensa (MD).

Las autoridades policiales indicaron que se trató de un enfrentamiento armado


de un grupo de la Disip, con un grupo guerrillero con el saldo de 9 guerrilleros
muertos y un funcionario de la Disip herido. Sin embargo, testigos afirman
que esas personas fueron detenidas, torturadas y, posteriormente, ejecutadas -
les colocaron ropas militares encima de su ropa civil- por funcionarios de ese
organismo policial.

Indicaron que los mismos eran luchadores sociales y promotores del ideal
bolivariano. Los ciudadanos presuntamente ejecutados extrajudicialmente
fueron: Rafael Ramón Quevedo Infante, Ronald José Morao Salgado, Nelsón
Martín Castellano Díaz, Dilia Antonia Rojas, Luis Rafael Guzmán Green, José
Rosendo Silva Medina, Pedro Pablo Jimenes García, Simón José Romero
Madriz y Alfredo Caicedo Castillo.

En relación con este caso Provea solicitó al General Raúl Salazar, titular del
MD, que autorizara a la Dirección de Justicia Militar conceder copia del
expediente Nº 471 procesado por el Tribunal Militar de Primera Instancia de la
Jurisdicción del Edo. Lara. Sin embargo, dicha autoridad no emitió respuesta
alguna.

Por esta razón Provea interpuso un amparo constitucional ante la Sala Político
Administrativa de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) contra el Ministro de la
Defensa, General Raúl Salazar, por haber violado el derecho a una respuesta
oportuna al peticionario. Esta acción fue ratificada en una audiencia
constitucional ante el mismo organismo, el 05.08.99. La CSJ no llegó a
sentenciar y en su lugar, declinó la competencia una vez transformada la Corte
en Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

Se convocó una nueva audiencia constitucional, esta vez ante la Sala


Constitucional del TSJ. La audiencia se realizó el 21.06.00, y ese mismo día,
el MD consignó una copia certificada del expediente del Caso Yumare.
Consignada la copia, la Sala Constitucional del TSJ consideró que no había
materia sobre la cual decidir. Al respecto, cabe mencionar que el Amparo
cumplió el objetivo de desclasificar el expediente de este caso, el cual venía
siendo considerado secreto por el MD.

Hoy en día, el expediente del Caso Yumare, Nº 001105, puede ser consultado
por cualquier persona en la Sala Constitucional del TSJ. De ese expediente
conviene destacar el voto salvado del entonces Teniente Coronel Aviación,
Germán Rafael Blasco Acevedo, quien actuaba como Canciller en el Consejo
de Guerra Permanente de Maracay (Edo. Aragua). En dicho voto salvado se
exponen argumentos que apuntan a señalar que, en Yumare, la DISIP cometió
una masacre.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ

El segundo paquete ensayado en Venezuela sería el anunciado por Carlos Andrés Pérez a pocos días de su
segunda toma de posesión como Presidente de la República. Los principales indicadores macroeconómicos
con los cuales terminaba la gestión de Lusinchi fueron tan alarmantes, que hacían inevitable la necesidad de
introducir cambios sustanciales en la orientación económica del gobierno. La inflación llegó a alcanzar cifras
históricas de 28,08% y 29,46% en 1987 y 1988 respectivamente (IESA, 1999); las reservas internacionales
cayeron a 6.555 millones de dólares al cierre del año 1988 (IESA, 1999); y el déficit fiscal global en el
momento del cambio de gobierno representaba el 15,1% del PIB (Cordiplan, 1984: pp. 160-161).
La nueva orientación por la cual opta el gobierno sí puede catalogarse como un programa de ajuste de
naturaleza ortodoxa. Es resultado de un compromiso formal con el Fondo Monetario Internacional, y cumple
con todos sus requerimientos. El programa de ajuste macroeconómico del gobierno de Pérez se resume
fundamentalmente en la Carta de Intención firmada por éste con el FMI en Washington, el 28 de febrero de
1989. Los contenidos principales de estas políticas fueron1:
a) restricción del gasto fiscal; b) restricción de los niveles salariales; c) unificación del régimen
cambiario con paridad unitaria y flotante; d) tasas de interés flexibles y aumento inmediato de los
niveles de las tasas de interés reguladas, eliminación de los créditos a tasas preferenciales para la
agricultura, establecimiento de las tasas de interés por el mercado tan pronto como fuera posible; e)
reducción de los controles de precios; f) postergación de programas de inversión de baja prioridad; g)
reducción de los subsidios; h) introducción de un impuesto sobre la venta; i) ajuste de las tarifas de
los bienes y servicios provistos por empresas estatales, incluyendo los precios de los productos
petroleros en el mercado interno; j) reforma en el régimen comercial, incluyendo la eliminación de la
mayor parte de las excepciones en las tarifas y liberalización de las importaciones; k) levantamiento
de las restricciones de las transacciones internacionales, incluyendo la inversión extranjera y la
repatriación de dividendos. Adicionalmente, y para compensar los efectos negativos sobre los
sectores populares, fueron anunciadas como políticas sociales: a) política de subsidios directos a los
componentes de la canasta básica; b) programa de becas alimentarias; En contraste con la
experiencia vivida durante el gobierno de Lusinchi, durante el gobierno de Pérez hubo armonía entre
las medidas de ajuste macroeconómico contenidas en la Carta de Intención, y las políticas tendientes
a la búsqueda de una reestructuración de la economía concretadas en los seis “Lineamientos” del
VIII Plan de la Nación, llamado también “El Gran Viraje”. En este último se estableció un
“hexágono estratégico” constituido por: a) crecimiento sin inflación; b) competitividad internacional;
c) conservación de los recursos naturales; d) cambio institucional; e) capitalización de los recursos
humanos; f) compromiso social. A través de estas orientaciones se persiguieron los siguientes
objetivos: la disminución de la intervención estatal y del peso del Estado en la economía; aminorar la
dependencia de la economía venezolana del petróleo; lograr un crecimiento económico sostenido sin
inflación; privilegiar la industrialización para la exportación; aumentar la productividad del trabajo;
aumentar el gasto social y erradicar la pobreza extrema; mejorar la distribución de la riqueza;
democratizar la propiedad y la gerencia; transferir propiedades a formas asociativas laborales;
profundizar el sistema democrático. Este paquete desencadenó la más vasta, enconada, en muchos
momentos violenta, resistencia de la población venezolana. Entre los episodios más destacados del
rechazo a estas políticas de ajuste estuvieron el Sacudón o Caracazo de febrero y marzo de 1989, y
los fracasados golpes militares de estado del año 1992, detonantes de una crisis política que
culminaría con la destitución del presidente Pérez y el establecimiento de un gobierno de emergencia
para finalizar el período gubernamental. Con los golpes de estado, las políticas de ajuste y
reestructuración económica perdieron su empuje y coherencia a partir de 1992. Fueron políticamente
derrotadas.
RAFAEL CALDERA
En diciembre de 1993, luego de una campaña electoral montada sobre la crítica a las políticas de
reestructuración y ajuste macroeconómicas de orientación neoliberal implementadas por el gobierno de Pérez,
triunfa en las elecciones presidenciales Rafael Caldera. Durante sus primeros dos años, el nuevo gobierno
buscó afanosamente armar una propuesta coherente de política económica para superar la crisis no ceñida al
paradigma neoliberal. Un contexto internacional fuertemente adverso a ensayos no apegados a las
orientaciones del Consenso de Washington, junto con la más dramática crisis financiero-bancaria del siglo,
forzó al gobierno, en 1996, a buscar el auxilio del FMI, con lo cual se vio obligado a aplicar el tercer paquete
de ajuste, bautizado en esta oportunidad con el nombre de Agenda Venezuela2.
En el mes de abril, en un contexto político muy diferente al existente en el momento de la presentación del
paquete de ajuste de Pérez, dado que importantes sectores de la vida nacional venían clamando por la
definición de un programa económico, el presidente Caldera presentó a la nación el tercer programa de ajuste.
Al igual que el de Pérez, éste puede caracterizarse como de naturaleza or - todoxa. La Agenda Venezuela
buscó superar, como lo hizo el paquete de Pérez en su momento, una crisis coyuntural, en este caso bancario-
financiera, y comenzar a echar las bases de una economía abierta de mercado. Si bien las políticas sociales
contenidas en la Agenda se presentan de manera más elaborada y cuidada que en el Gran Viraje de Pérez,
dándoseles más relevancia que en él, la implementación de ambos significó para el país la aplicación previa
de un programa de ajuste macroeconómico bastante similar. Las medidas tomadas a partir del mes de abril de
1996 fueron: a) aumento del precio de la gasolina y demás derivados de los hidrocarburos en el mercado
interno; b) liberación de las tarifas de los servicios públicos; c) liberación plena del sistema de control de
cambios, con la consiguiente devaluación del bolívar; d) incremento de las tasas de interés; e) aumento del
porcentaje a pagar por el impuesto a las ventas; f) plan de privatización de empresas públicas; g) liberación de
todos los controles de precios, quedando sólo controlados los precios de cinco artículos esenciales de la dieta
del venezolano; i) creación de un fondo para la protección del sistema bancario; j) inicio de la discusión para
la reforma del sistema de prestaciones sociales; k) programas sociales focalizados para proteger a los sectores
más vulnerables de la población

ARTÍCULO 332 El Ejecutivo Nacional, para mantener y restablecer el orden público,


proteger a los ciudadanos y ciudadanas, hogares y familias, apoyar las decisiones de las
autoridades competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos
constitucionales, de conformidad con la ley, organizará:

1. Un cuerpo uniformado de policía nacional.

2. Un cuerpo de investigaciones...

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