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bibliográficas como hoja de ruta para todo el curso de la materia. Luego están también
las Guías de trabajos prácticos. La cátedra ha elaborado estas guías, que han hecho los
distintos miembros de la cátedra y han sido supervisadas y discutidas en reuniones de
cátedra. En el Campus tienen la Guía de trabajos prácticos 1, que es con la que ya van
a empezar a trabajar en el primer práctico la semana que viene. Va a haber varias guías
de trabajos prácticos, algunas más extensas que otras, y que se vinculan con todas las
unidades del programa que se van a ver en prácticos, porque es probable que al final
algunos temas se traten en teóricos pero no se traten en prácticos.
G. C.- Sí. Cualquier duda que tengan pueden acercarse y preguntar que
obviamente los vamos a ayudar.
Creo que eso es todo en cuanto a materiales. Les informo ahora algunas fechas
para que tengan en cuenta y se organicen. Vamos a tomar el primer parcial el martes 4
de octubre en la clase teórica de 17 a 19. El recuperatorio ustedes saben que es por
enfermedad, cuestiones de fuerza mayor que les impida asistir al parcial. Es decir, no es
un recuperatorio para mejorar la nota sino que es una instancia para aquellos que no
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L. B.- Bueno, los que ya tienen una cuenta en el Campus no tienen que crear otra
cuenta. Nos buscan entre las materias de letras. Para los que no tienen un usuario en el
Campus, tienen que primero crear un usuario. Es como en cualquier otra página, ponen
el nombre de usuario, una contraseña, el mail, les va a llegar un mail de confirmación y
a partir de ahí ya tienen su usuario creado. La página es campus.filo.uba.ar. La materia
figura como “Lingüística cat A Ciapuscio_2011”. La clave es ling2011. La inscripción
a prácticos comienza a partir de mañana, miércoles 10, a las diez de la mañana,
para que no se vayan ya todos corriendo a anotarse, y termina el domingo a las doce.
Les van a aparecer las distintas comisiones. Ustedes tildan la que eligen. Hay 35
personas por comisión, así que las 35 personas primeras van a ser los que van a entrar.
Va a aparecer publicada la lista de todos los que quedaron. Mientras la comisión no esté
llena se van a poder anotar, cuando esté completa ya no la van a poder siquiera cliquear.
En el Campus ya tienen colgada la guía 1, que es la que tienen que llevar al práctico
para trabajar, y tienen que leer la bibliografía que figura allí. Recuerden que los
prácticos comienzan la semana que viene. Los que van a los sábados comienzan el
sábado 20, no este sábado, que es sábado 13. Para el primer práctico tienen que leer
Sapir y los capítulos 1, 2 y 3 de Pinker.
A. A. [Andreína Adelstein]- Con respecto a los materiales, una cosa son las
unidades temáticas, que abarcan teóricos y prácticos. Lo que Ciapuscio mencionó como
Guías temáticas y bibliográficas tiene que ver con el despliegue del programa, que
abarca teóricos y prácticos. Aparte va a haber guías de trabajos prácticos. Estas guías,
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como su nombre lo indican, son para trabajar en los prácticos exclusivamente. Cada
guía de trabajos prácticos va a tener una serie de actividades: algunos ejercicios con
datos lingüísticos, pedidos de que busquen datos lingüísticos ustedes y actividades que
implican lectura bibliográfica. Entonces, cada guía de trabajos prácticos –que llevará
una o dos semanas, según la guía– va a tener una bibliografía señalada, que va a estar
también en la guía temática y bibliográfica. Esa bibliografía señalada en las guías de
trabajos prácticos a veces va a coincidir con la de teóricos y otras no. Para el primer
práctico, que empieza la semana que viene, lo ideal es que ustedes ya vayan con ese
material, la guía de prácticos 1, que va a llevar tres semanas aproximadamente. Al inicio
tienen indicada la bibliografía correspondiente. Lo ideal es que ustedes tengan entonces
ya para el primer práctico esa guía, la bibliografía que allí figura y si la tienen leída sería
lo mejor. La bibliografía no está colgada en el Campus, lo que está colgado son los
materiales que elaboró la cátedra. La bibliografía está en CEFyL. Resumiendo, los
materiales que ustedes necesitan son las Guías temáticas y bibliográficas, las guías de
trabajos prácticos, que por ahora sólo hay una, y la bibliografía de Sapir, que es el
capítulo 1, y los capítulos 1, 2 y 3 de Pinker.
G. C.- Bueno, después en cada práctico ustedes saben que se les seguirán dando
las respectivas especificaciones. Voy a hacer una aclaración que puede abundar en
muchos de ustedes pero tal vez no en otros. Una cosa son los prácticos y otra cosa son
los teóricos. Si bien vamos a coincidir en algunos temas, por ejemplo yo hoy voy a tocar
algunos temas del capítulo 1, 2 y 3 del libro de Pinker, hay temas que vamos a tratar en
teóricos para los cuales hay bibliografía que ustedes tienen que leer para los teóricos y
para los parciales pero que quizás no se ve en prácticos. Hay una idea que es la de que
para aprobar la materia basta con ir a los prácticos. Eso es válido para la asistencia, de
lo cual todavía no hablé. Esta materia requiere un 75% de asistencia a los prácticos y un
promedio un los parciales de 4 como mínimo. El requerimiento del práctico es asistir,
cumplir con las actividades propuestas, hacer las entregas en caso de que les pidan, etc.
Los teóricos son de asistencia libre, no son de asistencia obligatoria. Obviamente son
altamente recomendables. Es una experiencia confirmada que quienes siguen las clases
teóricas regularmente tiene un mejor rendimiento en la materia. Yo les aconsejo ir
leyendo la bibliografía, no dejarse estar, porque es una materia introductoria, crucial, es
larga, algunos temas tienen un grado de densidad importante, y entonces me parece que
es muy bueno que ustedes traten de ir leyendo paulatinamente junto con el desarrollo de
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los temas la bibliografía, y que aprovechen las instancias de clases teóricas y prácticas
para consultar dudas, si bien el número de personas que hay en las clases teóricas hace
difícil hacer la clase de un modo interactivo. A mí me gusta que me interrumpan, no me
molesta en lo absoluto que me pregunten. Lo mismo para mis compañeras de cátedra.
Les pido que no teman interrumpirme.
G. C.- No, de cuatro. Gramática y Lingüística es una tradición que tengan una
carga horaria mayor que el resto de las materias, porque tienen muchos contenidos para
poco tiempo. Lo que pasa es que la mayoría de los prácticos se reparten las cuatro horas
en dos días de dos horas. Otros, por el contrario, van a tener las cuatro horas
compactadas.
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“aquí en la tierra todos los animales, tengan alas, pelos, plumas o lo que sea, todos se
comunican”. Ahora, si el marciano es más avezado y logra empezar a distinguir mejor
esas formas de comunicarse, tal vez empiece a pensar que la especie humana se
comunica de una manera más sofisticada que las otras especies. Nuestra especie se
comunica de otro modo, tiene algo que se llama la Facultad Lingüística, que es lo que
nos permite básicamente transmitir información, expresar sentimiento. A partir de un
repertorio finito de medios podemos producir e interpretar un número infinito de
mensajes. Entonces, estas son preguntas que en el fondo también son respuestas
posibles.
Otra de las preguntas que nos hacemos los lingüistas está relacionada con la
anterior y es la pregunta respecto de cómo surgió el lenguaje, cómo surgió desde el
punto de vista evolutivo el lenguaje humano. Entonces, nos podemos responder distintas
cosas. Hay quienes como Pinker adscriben a la idea de que el lenguaje es producto de la
evolución en el marco de las teorías evolucionistas que tienen como referente primero a
Darwin. Pinker habla más bien de una adaptación evolutiva. Si ustedes recorren internet
verán que hay numerosos artículos de Pinker sobre esta cuestión, porque justamente en
la respuesta a esta pregunta discute con Chomsky, quien no está de acuerdo con la tesis
evolucionista y piensa que el lenguaje surgió no por adaptación ni por el mecanismo de
la selección natural sino en términos de lo que él llama exaptación, que es un término
quizás un poco extraño que significa que surgió bruscamente, por accidente, por una
adaptación fortuita de determinados órganos –por llamarlos de alguna manera– que
estaban diseñados para otra cosa y que sorpresivamente adquirieron otra función.
En esta línea de interrogantes es donde nos preguntamos si se puede hablar del
lenguaje como una propiedad específicamente humana, privativa de nuestra especie.
¿Qué compartimos con las otras especies? Yo dije que todas las especies vivientes
animales se comunican y nadie me lo objetó. ¿Qué es lo que compartimos con las
demás especies y qué es lo específicamente humano? Chomsky, Pinker y otros
responderán que justamente lo específicamente humano es ese mecanismo
computacional, esa capacidad de hacer cómputos que tenemos sobre la base de
repertorios finitos de elementos, ese mecanismo computacional que nos permite generar
a partir de procesos de combinación, conmutación, selección, etc., elementos de manera
de producir infinitos mensajes; tenemos mecanismos de recursión, de coordinación, etc.
Otra pregunta tiene que ver con la sorpresa que podrá tener el marciano al ver
que los humanos hablamos distintas lenguas. Evidentemente estamos hablando del
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Chomsky en las conferencias de Managua, es qué hay en la mente cerebro del hablante
del inglés, del francés, del español, etc. ¿Son distintos esos cerebros?, ¿piensan distinto?
Estas son preguntas relacionadas con las que hacíamos antes. Puntualmente la pregunta
de Chomsky es en qué consiste el sistema de conocimientos de una lengua dada. Los
términos estado interno, estado mental, lenguas como conocimientos, responden a
enfoques que en términos tradicionales llamaríamos absolutamente idealistas, son
propios de lo que se llaman teorías internistas.
Las teorías externistas, como la misma palabra lo dice, consideran que las
lenguas son hechos externos a los individuos. Un estructuralista clásico podría decir que
una lengua es un conjunto de enunciados, un conjunto de datos, un corpus que el
lingüista somete a análisis. Es decir, las lenguas existen independientemente de los
hablantes, son externas de los hablantes, independientemente de que los hablantes
obviamente las hablen, las interpreten. También otras teorías externistas conciben la
lengua como una práctica social, que se debe describir y explicar en su funcionamiento
social, en interacción, tomando como centro qué recursos usan los hablantes para lograr
determinados fines y viceversa, cuáles son los recursos léxicos, gramaticales,
morfológicos, etc., que son más efectivos para determinadas prácticas sociales.
Volviendo a términos más clásicos, teorías externistas e internistas del lenguaje
nos remiten a la vieja afirmación de Saussure de que el lenguaje es multiforme y
heteróclito.
Tomado en su conjunto el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo en diferentes
dominios, a la vez físico y social; no se deja clasificar en ninguna de las categorías de los
hechos humanos porque no se sabe cómo desembrollar su unidad. (Saussure; 1945: 51)
Fíjense que ahí Saussure ya decía que era físico, fisiológico y a la vez social. En
los escritos que se encontraron más actualmente de Saussure en su casa en Ginebra
hablaba de la inabarcabilidad del lenguaje, del hecho de que cualquiera sea la parte que
elijamos del objeto, nuestro estudio va a ser necesariamente parcial.
Lo que hemos elegido hacer, y sobre lo que ustedes van a trabajar
abundantemente en prácticos aunque yo lo voy a sobrevolar en teóricos, es contraponer
dos textos, un texto de Sapir y unos textos de Pinker. El texto de Sapir está incluido en
el único libro que publicó en vida, El lenguaje, una introducción al estudio del habla.
Sapir sostuvo una concepción más ligada a lo cultural a lo social. Elegimos a Sapir a
pesar de la distancia temporal (Sapir nació en 1884 y murió en 1939) porque es un
lingüista –considerado también un maestro de la antropología–, que a pesar de estar
muy alejado en el tiempo del texto de Pinker, lo elegimos por su valor, porque en él
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están muy bien representadas las teorías externistas y porque además usa términos y
conceptos en su argumentación que coinciden con términos que utiliza Pinker.
Permítanme una digresión respecto de los datos biográficos de Sapir. Sapir
nación en Alemania, emigró como muchos alemanes a Estados Unidos en tiempos
difíciles. Se lo suele considerar como un padre de la antropología. Lo que más me
interesa es que Sapir se dedicó a estudiar un número enorme de lenguas en peligro
correspondientes a las diversas familias lingüísticas originarias del territorio de Estados
Unidos y Canadá. Como ejemplo, Sapir estudió las lenguas esquimo-aleutiana
(esquimal), wakashana (nootka), siouan (catawba), hokano (hopi, yana), penutia
(wasco-wishram, chinook), uto-azteca (paiute del Sur, ute) y atabascana (sarcee, kato,
navajo, hupa, kutchin, ingalik, takelma, chasta costa). Una muy importante es el hopi,
que es la lengua sobre la que también trabajó Whorf, que es otro autor que van a leer.
Sapir trabajó entonces una gran cantidad de lenguas, produjo una gran cantidad de
gramáticas y diccionarios e hizo muchas observaciones etnológicas sobre esos pueblos
desconocidos cuyas lenguas peligraban, mostrando en sus trabajos lo que a Sapir más le
interesaba, que no era la forma lingüística aislada del significado sino esencialmente
cómo las distintas comunidades lingüísticas concebían significados a través de las
manifestaciones de las respectivas lenguas, y contribuyó no sólo al conocimiento de las
lenguas sino también fundamentalmente su trabajo estaba dirigido a contrarrestar otro
tipo de teorías muy vigentes en Europa y vinculadas al Darwinismo, que pregonaban la
evolución de lenguas, la selección de lenguas, la jerarquía de lenguas. Eran malas
interpretaciones del evolucionismo. Sapir fue con su trabajo un defensor del valor
intrínseco de cada lengua, independientemente del grado de desarrollo tecnológico y
cultural del pueblo que la hablaba. Ese es el perfil de Sapir, alguien que además, como
nota, escribía poesía, crítica literaria y componía música. Tenía un perfil bastante
interesante y complejo.
Dicho esto respecto de Sapir para ubicar un poco a la persona, en el ensayo que
ustedes van a leer, lo que van a ver es la argumentación de Sapir, que fundamentalmente
niega en este escrito el carácter instintivo de la capacidad del hablar. Sapir compara en
ese escrito la capacidad de hablar con la de caminar. Él dice que mientras que estamos
programados como especie a caminar, nadie nos lo enseña, tenemos una anatomía y una
musculatura ya diseñada para caminar por lo que caminar es una función privativa del
humano, el hablar en cambio no lo es. El hablar, para Sapir, es algo que se aprende, es
algo que logramos porque vivimos en sociedad, porque vivimos en un marco cultural
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que nos transmite entonces la lengua. ¿Les trae resonancias de alguien esta idea de
lengua como algo que recibimos por herencia, por tradición? Saussure dice esto, para él
la lengua es un tesoro depositado en lo social, etc.
También Sapir va a dar cuenta y estaba muy interesado en mostrar la variedad
lingüística, la cantidad de lenguas entre los distintos grupos sociales, y la diversidad se
explica para Sapir, lo cual es una respuesta para una de las preguntas que teníamos antes
–¿por qué hay diversidad?–, porque hay distintos grupos sociales, distintas culturas,
distintas metas, distintas ocupaciones, distintos intereses, etc. Sapir es un lingüista-
antropólogo cuyo afán es mostrar la diversidad, lo que es bastante diferente de lo que
vamos a ver en las argumentaciones de Pinker o en las de Chomsky, donde lo que
vamos a encontrar es el intento de encontrar lo común a esa diversidad, lo que hace que
podamos hablar de una gramática mental, de una lengua inicial, de una facultad, etc.
Entonces, la definición de Sapir, que van a trabajar mucho en prácticos, es que la
lengua es un método exclusivamente humano no instintivo de comunicar ideas,
emociones, deseos, por medio de símbolos de un sistema dice él como buen
estructuralista, producidos de manera deliberada. No hay para él una base instintiva
apreciable. No pasa por alto que hay argumentos que hablarían de una parte biológica,
pero para él no es tan importante, al menos para sus intereses de investigación.
La posición de Steven Pinker es muy distinta. Pinker es contemporáneo, nació en
1954. Es un intelectual muy renombrado, si lo googlean van a encontrar mucho sobre él,
da muchas conferencias por todo el mundo, es un intelectual muy influyente en el
escenario intelectual contemporáneo. Él se ha ocupado especialmente de estudiar la
adquisición de lenguas por parte de niños. Tiene una formación científica muy fuerte,
sobre todo en neurología. Trabaja de una manera muy experimental, y pertenece a un
movimiento que los invito a googlear, que se llama “la tercera cultura”, que a mí como
lingüista y como persona interesada en un objeto complejo biológico y cultural me
parece un movimiento muy interesante, que habla de la necesidad de no distinguir entre
la cultura de las ciencias duras y las ciencias humanas sino que hoy en día es preciso
contar con formación en ambas culturas. Pinker sostiene en éste libro El instinto del
lenguaje, que ya tiene sus años, porque la traducción es del 2001, y en sus libros
posteriores (La tabula rasa y Palabras, palabras, palabras por ejemplo), que el
lenguaje humano es básicamente un instinto. Es una idea que, como reconoce, no le
pertenece, sino que se puede remontar ya a Darwin. Darwin ya entonces, 1871, dice:
El arte de hablar difiere mucho de los demás artes porque el hombre tiene tendencia
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instintiva a hablar.
Espero que vean en Pinker lo mismo que yo, y es que tiene un modo de escribir
muy bueno (bueno, contamos con una traducción, pero la traducción está también muy
bien), usa muchísimos ejemplos para sostener sus argumentos, es alguien que me parece
uno de esos personajes que uno lee con mucho gusto, y justamente en ese capítulo 1,
que algunos de los que están aquí ya conocen, él hace un camino argumentativo muy
interesante. Él dice que del lenguaje hablamos todos, todo el mundo se siente con
derecho a opinar sobre el lenguaje, cualquiera habla del lenguaje, cualquiera se siente
experto para hablar de cuestiones lingüísticas. Tan sólo vean las cartas de lectores en los
diarios, los programas de radio y tv, etc. Él comienza su argumentación por ahí,
diciendo que todos creemos que sabemos sobre el lenguaje, que todos creemos que el
lenguaje es la invención cultural más importante que ha hecho el hombre, el lenguaje
moldea el pensamiento, nosotros pensamos como pensamos porque hablamos el español
y especialmente el español rioplatense y eso nos lleva a pensar de determinada manera,
a ver la realidad de determinada manera. Todos sabemos, dice Pinker que los niños
aprenden a hablar imitando a los adultos. También sabemos que el inglés (y también el
español, pero para el ejemplo concreto que él pone, que es la fonética, más el inglés que
el español) es caprichoso, que no siempre hay reglas para saber cómo se pronuncia una
vocal por ejemplo. Su libro está destinado a mostrar que todas estas ideas comunes
sobre las lenguas son falsas. Estas ideas están además a veces en distintas culturas, pero
él las va a refutar. Él hace enunciados como los siguientes:
• El lenguaje es una obra maestra de la ingeniería de la naturaleza.
• El lenguaje es una adaptación biológica para comunicar información.
• La complejidad del lenguaje es parte de nuestro patrimonio biológico.
Vamos a ver más adelante, en una de las próximas clases, que Chomsky para
construir su teoría dice que el lenguaje es un objeto natural, es un hecho biológico, un
hecho de la naturaleza, y por lo tanto debe estudiarse con los métodos de las ciencias
naturales, al menos en esta perspectiva del lenguaje como hecho biológico.
Tal vez una de las partes más citadas de este capítulo 1, que es muy
introductorio, sea esta cita que les traje, que condensa la concepción de Pinker, lo que él
en su libro sostiene como tesis en forma de afirmaciones que luego a lo largo del
capítulo 2 y del capítulo 3 va a mostrar sobre la base de ejemplos, de experimentos, de
argumentos. Claramente para Pinker el lenguaje no es un artefacto cultural. Al negar
que es un artefacto está negando que sea algo que la especie construye, sino que el
lenguaje es una habilidad compleja, muy especializada, que se desarrolla de manera
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espontánea en el niño. ¿Qué quiere decir esto? Que la desarrolla sin que nadie le enseñe,
sin esfuerzo consciente. La palabra consciente es muy importante, porque para aprender
la lengua hay cierto esfuerzo, de memorización, de atención, de replicación, etc. El
lenguaje lo desarrolla todo individuo que no tenga alguna patología especial, alguna
restricción neurológica, y la mayoría de los individuos poseen una lengua sin tener
conciencia de la lógica que hay detrás de la lengua. Nosotros aquí, en el ámbito de esta
carrera, de esta formación –ustedes ya han hecho gramática–, tenemos sensibilidad y
conocimiento de la lógica que hay por detrás de una lengua natural, sabemos de la
gramática, de las combinaciones, de la morfología, que ese modo computacional
complejo que opera con información de distinto tipo está detrás de nuestras prácticas, de
nuestros enunciados, de nuestra escritura, de nuestras conversaciones. Nosotros
sabemos lo que hay detrás de hablar y comprender una lengua, pero la mayoría de la
gente desconoce absolutamente la lógica que hay detrás de los sistemas lingüísticos,
porque el saber una lengua por parte de un individuo común no es otra cosa que un
saber operativo, un saber actuar, un saber usar.
Otra cosa importante, y muy democrática por cierto, es que el saber lingüístico
es cualitativamente similar en todos los individuos. Ustedes podrán objetarme con razón
que hay gente que tiene un léxico mucho más rico que otra. Muchos maestros se quejan
de que sus alumnos tienen un léxico reducido, y hay otras personas que por trabajar en
determinada especialización, como el químico, el físico, el tallerista, el ferretero –el
ferretero sí que tiene un conocimiento terminológico admirable [risas]–, adquieren un
vocabulario más extenso, pero en promedio, el conocimiento lingüístico es
cualitativamente similar en todos los individuos que pertenecen a una comunidad
lingüística, y esto es una prueba también acerca del aspecto biológico del lenguaje.
Otra cosa que dice Pinker en sus escritos y que es muy importante –y focalizo
desde ya para que tengan en cuenta cuando lean Chomsky– es que este conocimiento es
muy diferente de otras habilidades cognitivas generales que tenemos, como por ejemplo
las orientacionales de tipo izquierda-derecha/arriba-abajo, lógicas, etc. Ya vamos a ver
ese tipo de cosas, pero adelanto que la lingüística es una competencia muy específica y
diferente de otras habilidades. Por eso aparecen en Pinker una gran cantidad de términos
para definir qué es el lenguaje con los que él concuerda. Pinker tiene una perspectiva
internista, considera a las lenguas un tipo de conocimiento especial, que es algo interno,
mental. Hay autores que hablan de una facultad psicológica, otros, como Chomsky en
sus primeras etapas, hablan de un órgano mental, se habla también de un sistema neural,
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un módulo computacional. Son todas metáforas que usan los teóricos para explicar y
explicitar cómo conciben su objeto de estudio. Pinker utiliza una palabra que considera
más pintoresca, más elocuente y expresiva, que es la palabra instinto. Pinker compara a
los seres humanos con las arañas. Dice que así como las arañas tienen el instinto de tejer
telas sin necesidad de aprenderlo, es algo que directamente hacen de manera instintiva,
natural, de manera no aprendida, lo hacen porque son arañas, y el tejer telarañas las
define como arañas, al ser humano lo define el hablar, la competencia, la capacidad de
hablar lenguas. De aquí esta comparación con las arañas.
Entonces, una remisión a Chomsky, porque en la obra de Pinker hay una gran
deuda con Chomsky y él la hace explícita. Gran parte de las ideas de Pinker tienen su
base en el trabajo de Chomsky, a quien reconoce explícitamente como uno de los
intelectuales más influyentes. También se aparta en gran medida de Chomsky por
distintas razones. Una es por ejemplo, como dijimos antes, la forma en que los dos
conciben cómo se adquiere el lenguaje en términos evolutivos: por selección natural,
como opina Pinker, o por exaptación, como opina Chomsky. Esa es la diferencia de base
crucial entre los dos, pero además tienen una diferencia en la forma de comunicar, en la
forma de pensarse como intelectuales. Pinker pone gran parte de su esfuerzo en
comunicar sus ideas, en ser claro, en ser entretenido, en hacer amenos sus textos, en
preocuparse por el hablante de carne y hueso. Es decir, Pinker tiene preocupaciones más
allá del sistema lingüístico, por la educación, sus reflexiones están destinadas también a
cuestiones de orden social. Fundamentalmente considera muy abstrusas las
formalizaciones de Chomsky. Realmente muy poca gente logra leer a Chomsky en
original por lo abstruso de sus arbolitos, por sus reflexiones que muchas veces tienen un
grado de abstracción que dificultan la comprensión del público no especialista o no
practicante de su propio enfoque. Muchos lingüistas no pueden leer a Chomsky. Para
leer al Chomsky original yo diría casi que incluso hay que ser chomskyano. Si no, es
muy difícil o por lo menos uno tiene un umbral de llegada, un umbral de comprensión
limitado. Pinker piensa todo lo contrario (y esto tiene que ver con la ideología de la
tercera cultura), que todo conocimiento debe ser comunicado de manera efectiva, de
manera comprensible, y si es posible, de manera amena.
Entonces, dos son las observaciones que destaca Pinker, y con esto termino. Hay
dos observaciones de Chomsky que Pinker rescata como las que revolucionaron la
lingüística actual y que explican los importantísimos hallazgos desde la labor de
Chomsky. La primera observación se vincula con la adquisición lingüística.
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Prácticamente todas las oraciones que pronunciamos o interpretamos a lo largo del día
están formadas por combinaciones inéditas de palabras, combinaciones nuevas. No
hablamos con mensajes repetidos, como autómatas o robots, con determinadas palabras
o combinaciones fijas. Permanentemente estamos variando de acuerdo con la situación,
con la intención, con lo que queremos transmitir y un montón de factores que iremos
viendo. Esta creatividad que hay, tanto en la producción como en la interpretación, es
una muestra cabal de que una lengua no es algo que puede conceptualizarse en términos
de un repertorio que aprendemos de memoria. No aprendemos listas de palabras, listas
de oraciones a las que recurrimos para comunicarnos. No, no podemos explicar las
lenguas en estos términos. Esto es una prueba esencial de que hay algo en la cabeza
nuestra que podemos llamar módulo mental. Puede estar distribuido, no ser un lugar
localizado sino que pueden ser conexiones, Pinker habla de circuitería, de un conjunto
de circuitos interconectados, distribuidos. Es evidente que hay algo en la cabeza de las
hablantes que nos permite esta actividad absolutamente creativa del comunicarnos. Esta
afirmación es de Chomsky. Por supuesto que hay tradición detrás de esta afirmación,
podemos remitirla a Humboldt. Recuerden que nunca estamos hablando de que algo sea
nuevo en términos absolutos.
Por último, la segunda observación de Chomsky que rescata Pinker tiene que ver
con la adquisición y la velocidad de la adquisición de la lengua por parte de los chicos
en un término muy corto de tiempo. En un rango muy corto de años los chicos aprenden
rapidísimamente la lengua, son capaces de entender oraciones nuevas, con palabras
puestas en otras posiciones, con otras construcciones. Lo que afirma Chomsky y a lo
que Pinker adscribe es que los niños traen algo, que se puede llamar Gramática
Universal, hoy Chomsky habla más de una Facultad Lingüística Específica y no tanto
de una gramática, que les permite a los chicos destilar –me encanta esa palabra– a partir
de lo que oyen, de los estímulos externos, de los datos, de lo que dicen los padres,
destilan de ese insumo de datos aquello que es relevante para fijar su gramática. Esta
capacidad de absorber destilando, filtrando lo que es significativo, relevante,
sistemático, etc., eso es lo que traemos.
Bien. Estas son las dos observaciones de Chomsky que Pinker destaca como las
más revolucionarias. Para cerrar la conclusión y seguimos el jueves, el lenguaje es
concebido por Pinker como una adaptación evolutiva del mismo modo –y esto puede ser
un poco fuerte– que un órgano tan concreto como el ojo humano, cuyas partes fueron
diseñadas a lo largo de la evolución para desempeñar la función de la visión.
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El jueves seguimos con los capítulos que siguen de Pinker. Anótense en las
comisiones y cualquier problema que tengan se pueden comunicar con nosotros vía
Campus virtual.
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¿Se están inscribiendo a prácticos ya? Reitero que la inscripción es vía campus
virtual, en la página de la facultad. La inscripción está abierta allí. Tienen que
seleccionar el práctico. Ya vimos que varios están cerrados; quedan lugares pero no en
todos, así que traten de hacerlo hoy mismo. Hay tiempo hasta el domingo a las doce de
la noche. ¿Hay alguna cuestión formal más sobre la que necesiten alguna explicación?
¿Consiguieron los materiales?
L. B.- Ling2011.
Estudiante- ¿Hay algunas de las posiciones que sea más predominante que la
otra?
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Teórico Nº 2
etc., sino que estudian mucho más el impacto, las funciones de las lenguas, del hecho
lingüístico en contexto. ¿Se entiende?
Entonces, esta manera dicotómica de presentar estas distintas preguntas y
respuestas sobre qué es el lenguaje no es para instalar en ustedes que una es verdadera y
otra esa falsa o viceversa; sino que son posiciones complementarias. Si uno lee trabajos
en una u otra dirección va a encontrar en muchos de ellos, sobre todo los más rigurosos
y serios, admisiones en este sentido. Ustedes tienen en la bibliografía complementaria
(no obligatoria) un paper muy útil, muy claro de Victoria Camacho Taboada que se
llama –bueno, el título no los va a seducir mucho por su simplicidad- Nueva
aproximación minimalista a la filogénesis del lenguaje. Pero, para decirlo más sencillo,
es alguien que trabaja desde la perspectiva chomskiana, biológica, etc. y explica muy
bien las posiciones de Pinker y Chomsky respecto de cómo ha surgido el lenguaje: si es
un hecho de evolución natural –cómo hablábamos el martes y como sostiene Pinker– o
se produjo por un cambio brusco, por exaptación –como vimos que sostiene Chomsky–.
Y toca temas –que yo también he tocado el martes- como si hay genes específicos del
lenguaje. Es decir, ¿hay genes especializados que darían un elemento rotundo para
afirmar que el lenguaje es algo que traemos en nuestra biología, en nuestro genoma,
etc.? Sin embargo, en este tipo de trabajo hay una admisión –como lo hay en Chomsky,
en los trabajos que van a leer de él en Las conferencias de Managua, y hasta la
actualidad- de la importancia del entorno lingüístico, de los datos que recibimos para
poder fijar una gramática de una lengua particular. Es decir, la importancia del contexto
y el entorno socio-cultural. La exposición a determinada lengua es, naturalmente, lo que
hace que nos convirtamos en hablantes de francés, español o inglés.
De ninguna manera quiero transmitir entonces dicotomías y partidos tipo Boca -
River o buenos y malos. Todo lo contrario. Lo que tratamos de mostrarles con el
programa de la materia es la complejidad de nuestro objeto de estudio y los distintos
modos de abordarlo. Ustedes van a juzgar. Naturalmente, uno puede tener más simpatía
por uno u otro enfoque o, también puede suceder –confieso que es mi caso- que una
síntesis de ambas perspectivas me parece lo más inteligente. Uno elige qué estudia, con
qué trabaja. Ustedes van a leer la bibliografía. Naturalmente, nuestras simpatías se van a
reflejar en algunas selecciones, pero hemos tratado de mostrar, con la literatura que
seleccionamos, cierta diversidad. Respecto de algunas preguntas, nos parecen algunas
respuestas más interesantes que otras. Por ejemplo preguntarse por la naturaleza del
lenguaje, qué es el lenguaje, cómo explicar la adquisición lingüística, qué tenemos en la
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cabeza que nos permite adquirir en ese período crítico –cuando somos pequeños, muy
pequeños-, una lengua de manera tan rápida, y con experiencia que resulta de ser
expuestos a datos que son incompletos –como ya van a ver, o pueden pensar con su
propia introspección-. Los niños están expuestos a producciones lingüísticas de mamá,
papá o la persona que los cuida que, justamente, hablan, cuando se dirigen a ellos, con
una modalidad de habla que ha llamado maternés: un habla simplificada, con una
acentuación exagerada, tratando de no variar demasiado las palabras para que el niño
aprenda más rápido. El estímulo que reciben los niños –y me atrevo a decir, los bebés
desde la etapa de los gorjeos- es muy reducido, muy incompleto. Bueno, todo esto está
muy estudiado y, sin embargo, hay un período crítico en donde los niños adquieren la
gramática completa, aun habiendo recibido ese estímulo restringido, imperfecto,
incluso, a veces, pleno de errores, etc., etc.
Bueno, esto fue tu pregunta. Seguimos, entonces. La clase pasada vimos la
posición de Sapir, que es, justamente, uno de los lingüistas que subraya el carácter
cultural y social del lenguaje y que destaca su carácter no instintivo sino aprendido,
cultural, transmitido, etc. Y luego vimos la posición de Pinker, en una comparación algo
injusta, en el sentido de que estamos comparando estudiosos de muy diferente época
pero, sin embargo, representan de manera paradigmática las posiciones que estamos
comentando. Pinker, por el contrario, sostiene -como vimos- que el lenguaje es un
instinto. Pinker es un representante de la tercera cultura, un movimiento muy
influyente hoy en día, y sostiene, es un convencido y durante todo su libro nos va a dar
muchos, muchos argumentos para sostener su posición, que nosotros venimos
preparados como especie para hablar lenguas. Del mismo modo –dice él completando la
metáfora o analogía- que las arañas son arañas porque tejen telas, vienen para tejer telas,
de alguna manera, la especie humana venimos para hablar. Somos habladores y ese es el
programa que tenemos en la cabeza. Venimos con unas condiciones de entrada que él,
en su libro, va a describir como un instinto pero luego, como vamos a ver en la clase de
hoy, va a ir desmenuzando en forma de argumentos y pruebas experimentales. Venimos
capacitados para hablar lenguas. Pinker también pone el acento en lo que es la
experiencia, los estímulos, el entorno –esto es decisivo- pero, lo más interesante para él
es desentrañar qué es esto que traemos y cómo demostrar que tenemos este instinto
natural para hablar, para comunicarnos a través del lenguaje.
Los argumentos para sostener su posición los van a encontrar en el capítulo 2 de
este libro -que se llama El instinto del lenguaje-, capítulo que está titulado
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“Charlatanes”. Los títulos de los capítulos son, como lo es en general la escritura de esta
gente que se identifica con la tercera cultura, títulos “gancho”, títulos que nos evocan,
tal vez, más ámbitos periodísticos que académicos. Y, en ese capítulo, vamos a ver
varios argumentos para sostener la tesis de que el lenguaje es un instinto que yo he
intentado –en las transparencias y para el desarrollo de esta clase- sistematizar.
Naturalmente, no tendré tiempo de ir a la letra menuda de los ejemplos, tal vez sí de
algunos pero no de todos. Simplemente, voy a tratar de puntualizar, bajo la forma de
enunciados clave, esos argumentos.
Dice Pinker:
Podríamos decir que el lenguaje es un instinto para el cual la especie humana viene
preparada, planificada, dotada.
Lo que tienen aquí es la universalidad y complejidad de las lenguas. Esto es,
desde el punto de vista gramatical, un sintagma nominal con dos núcleos nominales que
son “universalidad” y “complejidad”. ¿A qué nos remite “universalidad”?
Sintéticamente, no hay pueblo que no tenga lengua. Nadie ha podido, al momento,
encontrar un pueblo que esté privado de la capacidad de hablar, de tener una lengua, de
comunicarse mediante la lengua. Van a encontrar en el texto de Pinker, por ejemplo,
para iniciar el capítulo, que es una anécdota de un encuentro que tiene una serie de
personas involucradas: una expedición inglesa que llega a una isla de Nueva Guinea,
isla de la cual se conocen los pueblos que habitan en las costas. La isla está rodeada de
cadenas montañosas y nadie ha ido detrás de esas cadenas montañosas. Resulta que,
entre esas dos cadenas montañosas que están en la costa, hay una gran planicie y,
sorpresivamente, una noche oyen gente comunicándose. Encuentran un pueblo que
había estado aislado completamente –estoy hablando de finales del siglo XIX- y la
descripción del encuentro entre los ingleses y este pueblo aborigen es una descripción
que, como bien lo dice Pinker, se ha producido muchas veces a lo largo de la historia de
la humanidad. Un pueblo altamente civilizado que se encuentra con gente que ha estado
desconectada del resto del mundo a la cual describe como puede, y parte de esa
descripción es observar que esa gente “masculla”, “algo masculla para comunicarse”.
Ésta es la impresión del colonizador, del conquistador cuando se encuentra con un
pueblo primitivo y oye algo distinto, una lengua que nunca ha escuchado. Del mismo
modo, hay descripciones del encuentro entre los españoles y los aborígenes americanos.
Hay un libro muy interesante que recoge descripciones de esos encuentros entre los
españoles y los pueblos originarios americanos en que predominan los gestos para la
comunicación y en los que la extrañeza se refleja, justamente, en la elección de palabras
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‘nosotros’, sino que, además, tiene ‘otra persona y yo’ –es decir que tiene una forma
específica de decir: ‘ella y yo’ o ‘el y yo’-, ‘algunas personas y yo’ –es decir, marca el
plural-. Hay, entonces, determinaciones, especificaciones formales en el sistema de
pronombres que, naturalmente, muestran una especificación del significado mayor que
en el inglés y el español.
Del mismo modo, Pinker dedica un largo sector de este capítulo a discutir
opiniones generales -y, podríamos decir, opiniones estereotipadas y corrientes que a
diario podemos escuchar nosotros también en nuestros ámbitos- referidas a valoraciones
de dialectos o de sociolectos; valoraciones negativas o despreciativas respecto a usos
cotidianos, coloquiales o específicos de grupos sociales, por ejemplo: el lenguaje de los
jóvenes, de los “rockeros”, etc. Pinker discute con mucha solidez la aparente “pobreza”
de los usos coloquiales. En los usos coloquiales, cuando son estudiados a fondo,
examinados con los instrumentos de la lingüística, se puede ver que las aparentes
carencias, en muchos casos, se suplen con otras formas, de otras maneras, con otros
giros, con otras construcciones que es preciso estudiar. Lo que Pinker sostiene es que el
lenguaje, aun el lenguaje como lenguaje de los futbolistas, o de los rockeros, o de
quienes se les ocurra, es un paradigma de precisión ingenieril. Muchos lingüistas
pensamos que, en rigor, no hay más que dialectos; que la idea de lengua standard es una
abstracción, es una construcción. En realidad, todos hablamos dialectos, sociolectos, es
decir, variantes de la lengua adaptadas al grupo geográfico, al grupo social, etc.
Nosotros hablamos dialecto rioplatense, no hablamos un “español standard”. No existe
un “español neutro”, no hay nadie que hable un “español neutro”. Entonces, todas las
variedades lingüísticas son complejas, exhiben la complejidad de la gramática, exhiben
la complejidad morfológica, léxica, etc.
Volviendo al primer tipo de argumento, el lenguaje es universal, se presenta en
toda comunidad de personas, y todas las variedades lingüísticas exhiben la complejidad
ingenieril que implica todo sistema lingüístico, independientemente del grado de
desarrollo tecnológico o cultural de las comunidades que las hablen o
independientemente del nivel lingüístico –es decir, si se trata de una lengua culta,
académica, escrita, oral, no importa-. La complejidad no va en relación con el nivel de
uso de la lengua; está en todos los niveles de uso lingüístico. Y esto es un argumento
importante.
Como van a ver ustedes, no hay pruebas absolutamente contundentes para
demostrar que el lenguaje es un instinto. Se trata de una suma de argumentos que
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desarrolla a lo largo del capítulo que tienden, al menos a mí, a convencer de que,
realmente, hay algo que es instintivo y que traemos puesto para poder ser hablantes.
La segunda línea de la argumentación es la pregunta sobre cómo surgen las
lenguas; cómo se originan las lenguas. Esta es una pregunta que ha ocupado desde la
antigüedad, desde los griegos, desde el nacimiento específico de la lingüística en el
siglo XIX:
¿Cuál es la lengua originaria?
¿Cómo surgió el lenguaje?
¿Cuál fue la primera comunidad?
¿Es el lenguaje algo inventado?
¿Apareció por invención o es un don divino, otorgado por una entidad superior?
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los datos que estos chicos tienen, como les decía, son precarios, son exiguos. Entonces,
estas lenguas criollas creadas por los niños son un insumo riquísimo para estudiar esa
gramática universal, esa gramática inicial que traemos puesta. ¿Se entiende? Porque
muestra la creación, prácticamente ex nihilo, de la nada, sólo a partir de insumo léxico.
Podríamos decir que muestra lo que los niños crean para desarrollar, al menos, una
gramática rudimentaria.
G. C.- Claro, claro. La idea es esa: sólo han estado expuestos a la lengua de sus
padres. Esto, en el caso más paradigmático. Obviamente, en la realidad se dan distintos
tipos de situaciones. En comunidades bilingües o multilingües podemos imaginar
situaciones mixtas también. Pero los casos que son más interesantes para ver esto son
los casos donde están aislados por sus progenitores, por su comunidad.
Estudiante- ¿Y esos niños también desarrollarían todo ese potencial para, si están
expuestos a las demás lenguas, absorberlas también y adquirirlas?
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niños, los más jóvenes, al tener estas oportunidades de estar juntos en distintas
instancias de la vida cotidiana –en los recreos, en el colectivo, durante la comida-, por el
hecho de estar juntos –y aquí viene lo social, la importancia de lo social que, tal vez, no
está tan destacada en el texto de Pinker- empezaron a desarrollar una propia lengua de
sordos, una lengua que se llamó lengua de signos nicaragüense que es una especie de
dialecto macarrónico, esto es: no es una lengua de señas completa, con gramática, con
combinación de formas y significado, con la combinación propia de este mecanismo
computacional. Pero, claro, aquí viene el tema de la edad. La lengua de signos
nicaragüense fue inventada por niños en la edad de diez a diecisiete años. Estos niños ya
habían pasado el período crítico. Es decir, ese período tan rico que va de los dos a los
nueve años tiene un umbral y luego decae nuestra capacidad de adquirir lenguas.
Entonces, lo que estos niños logran desarrollar es un dialecto macarrónico. Sin
embargo, van a encontrar a continuación el caso de esta chica, Mayela, que ingresó
posteriormente, junto con otros niños, a una edad temprana a la escuela y este grupo de
niños, cuyo caso paradigmático es Mayela, que entró en la edad propicia para el
desarrollo de gramáticas y la adquisición de lenguas, creó una lengua criolla; en este
caso un idioma de signos. Aquí ya encontramos un estadio avanzado por determinados
dispositivos gramaticales. Si tienen curiosidad van a poder leer en el texto de Pinker
cómo lo gestual, determinados movimientos de las manos, son mecanismos que sirven a
la expresión de relaciones y dependencias gramaticales.
Hay muchos otros casos. El caso de Simón es otro caso que van a poder ver con
detenimiento. Allí, nuevamente, la situación es similar a lo que venimos viendo pero
para un niño individual. Ya no un grupo de chicos sino un chico sordo, hijo de padres
sordos, cuyos progenitores aprendieron la lengua de sordos a una edad tardía –quince,
dieciséis años- y, por lo tanto, hablaban una lengua deficitaria, restringida; lo que
llamamos un dialecto macarrónico. Este chico, Simón, aunque había estado sólo en
contacto con esta lengua macarrónica, desarrolla por sí solo una lengua criolla. Es decir,
enriquece el dialecto macarrónico de sus padres y lo convierte en una lengua criolla.
Estos que estamos nombrando son todos estudios experimentales llevados a cabo por
investigadores; no son anécdotas aunque pueda sonar así. Son estudios experimentales,
controlados, etc.
Un cuarto punto de argumentación es la adquisición normal de la lengua por
parte de hablantes como nosotros que nacemos en el seno de una comunidad lingüística
que tiene una lengua rica, completa, totalmente desarrollada. Pinker sostiene que en
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cada niño, en cada niña que aprende su propia lengua materna tenemos un genio
lingüístico. Pinker insiste en este apartado sobre algo que hablábamos el martes: el
hecho de que la lengua no es algo que se enseñe, no es algo que se transmita. No
necesitamos ir a la escuela para aprender nuestra lengua. ¿Por qué? Porque se puede
demostrar que los chicos saben cosas de la lengua que nadie les enseña. Uno de los
ejemplos más comentados es el caso de las interrogativas. ¿Cómo hacemos preguntas en
español? Esta es una prueba que propone Chomsky en distintos escritos. Si nosotros
tenemos una oración declarativa:
1) El gato está en el techo.
2) ¿Está el gato en el techo?
Para construir la pregunta, ¿qué hacemos? Movemos el verbo “está” a la primera
posición y, por supuesto, agregamos la entonación interrogativa. No estoy diciendo –
nadie dice- que es la única forma de interrogar esa oración declarativa, podría haber
otras pero ésta es la forma clásica de hacer interrogativas. Ahora si complejizamos el
ejemplo:
3) El gato que está maullando está en el techo.
En esta oración incrusté una subordinada, una relativa: “que está maullando”. Entonces,
si el camino por el cual el chico aprende a preguntar fuera simplemente una estrategia
lineal, es decir que el chico simplemente escucha los datos lingüísticos y dice: “¡Ah! El
verbo que está en segundo lugar es el que va adelante para preguntar.” O, “el primer
verbo que encuentro en la cadena lo muevo adelante, muevo hacia la izquierda –mueve
alfa, como dicen los chomskianos- y hago: ‘¿Está el gato en el techo?’”. Si esa fuera la
estrategia de los chicos, harían preguntas como:
4) *¿Está el gato que maullando está en el techo?
Esto, como ustedes ven, es agramatical. Yo no puedo decir eso. Entonces,
evidentemente, no es así como proceden los chicos al aprender a hacer preguntas.
¿Cómo hacen los chicos para construir la pregunta correcta? La pregunta, como ustedes
saben, es la siguiente:
5) ¿Está el gato que está maullando en el techo?
No proceden linealmente, no van palabra por palabra, sino que hay algo que el niño
sabe, algo que llamaremos el principio de la dependencia estructural, un principio
innato que traemos y que nadie nos enseña. Sabemos que hay estructura en las lenguas.
Sabemos que hay relaciones de dependencia. Sabemos que “El gato que está
maullando” es todo el sujeto de la oración. Y, si no sé que es el sujeto, sé que es un
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bloque que no puedo separar, que si yo separo esa oración tengo que separar: “[el gato
que está maullando] [está en el techo]” No puedo partir esto como lo hice
anteriormente –en (4)- ya que hay un conocimiento de la dependencia estructural, de
que hay núcleos, de que hay jerarquía, y esto no se lo enseña nadie a los chicos. Hay,
como van a ver en el texto, estudios experimentales con distintos tipos de preguntas,
distintos tipos de juegos en donde se les pide a los niños que hagan preguntas y nunca
registran oraciones agramaticales. Incluso, como van a ver, en el caso del inglés, que,
como en otras lenguas, el sujeto tiene que estar expresado –a veces incluso tenemos que
poner una palabra pronominal para que ocupe la posición del sujeto sin que tenga un
papel semántico- incluso allí, los niños no se equivocan; formulan las preguntas
coherentemente, gramaticalmente. Entonces, lo que concluye Pinker es que,
naturalmente, en la adquisición lingüística normal también se revela la parte innata, lo
que traemos, lo que él llama el plan universal, que subyace a todas las lenguas y que
tiene sus reglas, sus principios, sus categorías. Es decir, por ejemplo, todas las palabras,
en todas las lenguas, se agrupan en categorías. Esto no quiere decir que todas las
lenguas tengan exactamente las mismas categorías pero sí que existe este primitivo
lingüístico a través del cual agrupamos las palabras de los diccionarios, de los léxicos,
en categorías –por ejemplo: nombres, verbos, adjetivos, adverbios, etc.-. También
prueba que traemos nociones formales de orden sintáctico, de posiciones sintácticas, así
como que traemos la predisposición para entender, interpretar relaciones de
concordancia, relaciones de subordinación. Es decir, que hay un conjunto de
conocimientos en el cerebro de los hablantes, independientemente de la lengua que
hablen, que es común; hay algo común detrás de la variación lingüística.
Un último tipo de prueba –estoy, en realidad, agrupando casos- es la que tiene
que ver con la cuestión neurológica, genética. Argumenta Pinker del siguiente modo:
si el lenguaje es un instinto, como yo supongo, entonces el lenguaje, la capacidad del
lenguaje, debería estar ubicada en algún lugar específico del cerebro. Incluso, como les
decía hace un rato, uno podría pensar que hay un conjunto determinado de genes que
están especializados en que se desarrolle esta capacidad lingüística. Entonces, si este
lugar en el cerebro, o estos genes, se vieran afectados por una causa cualquiera -un
ACV, un golpe, distintos tipos de circunstancias- uno esperaría que, si la capacidad
lingüística es algo específico, entonces el resto de las capacidades intelectuales no
resultara dañado, sino solamente lo lingüístico. Si, por el contrario, nos encontráramos
ante la situación de que estos genes, esta zona estuviera sin daño, estuviera sana, y el
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Entonces, para recrear un poco y salir un poco de los ejemplos de Pinker, desde
la intuición uno se puede poner a pensar qué grado de plausibilidad puede tener el
pensar que es la lengua la que nos condiciona los modos del pensar. Es decir que es la
lengua que hablamos, el español, la que posibilita el pensamiento, los límites y los
alcances de lo que podemos pensar. Les traje ahí un fragmento de José Donoso, de la
novela Este Domingo, en donde un protagonista dice:
Estoy pensando en alguien, alguien que conozco poco y me desagrada, pero que ha estado
aquí en mi casa y que tiene un lugar como la saltadura de la tetera en la arista del labio.
Alguien..., quién será: en fin, no importa. Lo que importa es que a veces los nombres se me
quedan atascados en los repliegues del cerebro.
Se han encontrado ustedes, seguramente, en la situación de tener que escribir,
hablar y quedarse, a veces, buscando una expresión, teniendo dificultades, a veces, para
encontrar la palabra precisa, haciendo ese trabajo cognitivo que implica el “poner en
lengua” –y estoy usando una metáfora: “poner en lengua”- contenido cognitivo. Se
habrán encontrado ustedes muchas veces diciendo: “No es exactamente eso lo que
quiero decir”. O, en situación de examen se escucha muchas veces: “Yo lo sé pero no sé
cómo decirlo”. Y es verdad que esto ocurre. Es decir, en el trabajo de formular, de
buscar expresiones se ven estas asimetrías entre lo que es pensamiento y lo que es
lenguaje.
Otro ejemplo. Este es un ejemplo sacado de un periódico, de un diario.
Ernesto Sábato dudó unos segundos mientras buscaba el adjetivo preciso para expresar
mejor lo que quería decir.
¿Qué es lo que muestra este ejemplo? ¿Qué es lo que tematiza, lo que “pone en
lengua”? Lo que estoy tratando de argumentar: que hay una forma, hay un… bueno, voy
a llegar a la conclusión de Pinker, que hay un mentalés, hay un lenguaje del
pensamiento, algo previo a la realización lingüística.
Otro argumento, que también menciona Pinker, es lo que les traje allí del
diccionario de argentinismos que compuso, entre otras, una profesora de la cátedra –
Andreína Adelstein-. Es un diccionario de argentinismos, de neologías. El insumo es la
prensa escrita argentina. Vemos algunas entradas:
Sidieguismo: tendencia a dar siempre la razón a Diego Maradona.
Morcillear: improvisar durante una actuación e introducir frases no previstas en el texto
original.
Telonear: en un recital de música, actuar antes que el grupo o cantante principal.
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clase pasada- el hecho de que todas las lenguas, y específicamente las lenguas de los
aborígenes de América, exhiben la misma complejidad que el resto de las lenguas. Y lo
que Sapir observó en sus trabajos, en sus descripciones es algo que es innegable y es
que las distintas lenguas, las distintas comunidades lingüísticas, evidentemente, prestan
mayor o menor atención a distintos aspectos de la realidad. Una comunidad de
agricultores, por ejemplo, si uno va a medios rurales y se pone al lado de un hombre de
campo, se encuentra con una buena cantidad de vocabulario que uno desconoce porque
de la interacción de esa persona con su trabajo, con su medio, devienen especificidades
conceptuales que necesitan ser nombradas. Este es un caso. Lo que Sapir observó son
cosas más generales y que ustedes conocen ya del estudio en gramática: el hecho de que
hay diferencias entre las lenguas en, por ejemplo, las categorías morfológicas. Ustedes
estudiaron, seguramente en gramática, cómo, por ejemplo, la categoría de número se
expresa de distintos modos de lengua a lengua. Los profesores de gramática siempre
damos el caso del número porque es un caso bien acotado y que nos es familiar: en
español distinguimos singular/plural, mientras que el griego o el sánscrito tienen dual,
es decir, distinguen singular/dual/plural. Lo mismo sucede con el género y la existencia
del neutro en algunas lenguas que mayormente se conocen como el alemán, por
ejemplo.
En síntesis, lo que mostró Sapir es que hay, evidentemente, una distinción, una
consideración especial de aspectos de la realidad diferente de lengua a lengua. Sin
embargo Whorf –van a leer bastante de él en este capítulo- que fue alumno de Sapir, sin
una formación lingüística sistemática (él era inspector de una compañía de seguros de
accidente, algo así), era un aficionado a la lingüística y, según se dice, tenía algunos
rasgos bastante místicos, se entusiasmó muchísimo con estas peculiaridades, o
curiosidades o diferencias entre las lenguas, lo que lo llevó a hacer –y escribir- algunas
observaciones muy apresuradas que, por motivos diferentes, tuvieron mucho éxito,
sobre todo –dice Pinker-, en la comunidad académica. Whorf llega a escribir lo
siguiente (esta es una cita que me parece que lo pinta de cuerpo entero):
Diseccionamos la naturaleza según los criterios que nos dicta nuestra lengua materna.
[Es decir, vemos a la naturaleza, vemos a la realidad con las categorías que traemos de
nuestra lengua]. Las clases y categorías que extraemos del mundo fenoménico no se
imponen inmediatamente al observador, antes bien, el mundo se nos hace presente cual
flujo caleidoscópico de impresiones que espera ser organizado por nuestra lengua.
Hay muchos ejemplos de estas ideas extremas de Whorf. Uno de ellos, muy cómico, es
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etc. Usando esa palabra puede hacer esos actos, y seguramente la pronuncia con una
forma fonológica no consistente, una forma fonológica que interpretan los adultos que
están cerca de él y que muchas veces los chicos repiten de la misma forma. Después de
esto pasan a lo que se llama la etapa de oraciones de dos palabras, donde en general ya
hay un verbo, y éste es el puntapié inicial para el desarrollo de la sintaxis más completa.
P. M.- No. Cuando se habla de maternés se refiere al habla de los adultos a los
niños.
P. M.- No, los chicos no repiten. Cuando los chicos dicen oraciones de una sola
palabra no es porque imitan a los adultos que no les hablan con oraciones de una sola
palabra; nadie les habla así, por lo tanto no hay repetición.
Estudiante- Pero la madre usa “tutú” para referirse al ‘auto’ y el nene lo repite.
P. M.- En general el chico usa el “tutú” y la madre, depende de qué madre –yo
no lo hubiera dicho jamás– lo repite, pero es una convención entre ellos, nada más. Hay
muchos que nunca usan esa media lengua de los chicos o esas formas fonológicas no
consistentes. Las formas fonológicas no consistentes son formas fonológicas que se
acercan a las formas fonológicas de la lengua que el chico está adquiriendo, pero que no
tienen la forma exacta. El maternés, en cambio, es el habla de los adultos, teóricamente
simplificada, para dirigirse a los chicos, no el habla de los chicos.
El objeto de estudio de cualquier teoría de adquisición del lenguaje son los
procesos lingüísticos y cognitivos que están implicados en el desarrollo del lenguaje.
Fíjense que estamos suponiendo que hay una relación entre desarrollo cognitivo de
algún tipo y desarrollo lingüístico. Gran parte del problema es cuál es esa relación entre
el desarrollo cognitivo y el desarrollo lingüístico. Cualquier teoría de la adquisición del
lenguaje se va a ocupar de las características del sujeto, de las características del objeto
que se conoce / del objeto del conocimiento, y de las características del proceso.
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desarrollen el lenguaje o no. ¿Hay alguna relación especial entre adultos y niños que
interviene en el desarrollo del lenguaje o simplemente en un momento determinado un
estado cognitivo de los chicos al recibir lenguaje que escuchan en el contexto que los
rodea empieza a desarrollar otros estados cognitivos lingüísticos? O sea, la pregunta
central es si los adultos son absolutamente indispensables para que los chicos adquieran
el lenguaje o no, si hay algún tipo de relación especial que los chicos tienen que
mantener con los adultos o no. Acá también hay líneas que se oponen en cuanto al papel
del medio.
Finalmente, en relación con el proceso de adquisición en especial, la pregunta es
respecto a cuál es la naturaleza de ese proceso. Por una parte, está esta palabra
“adquisición”, que es bastante neutra. Hay quien hablaría del aprendizaje. Si el papel del
adulto es muy importante no va a haber desarrollo, sino que va a haber aprendizaje, por
ejemplo. Si el desarrollo de la inteligencia es una condición sine qua non para aprender
el lenguaje no vamos a hablar de adquisición sino de desarrollo, porque va a haber una
sucesión a entre estados cognitivos. Entonces, en este sentido, uno puede más o menos
adivinar cuál es la teoría si se habla de desarrollo, de aprendizaje, de crecimiento del
lenguaje. También en este sentido las teorías se diferencian en la concepción sobre el
estado inicial, qué es lo que sabe un chico cuando empieza a adquirir el lenguaje y qué
es lo que sabe un chico cuando termina, es decir, cuando ya habla igual que los adultos.
Se supone que hay un determinado momento en el que lo que nosotros hacemos es
seguir incorporando vocabulario, pero las estructuras sintácticas son exactamente
iguales a las de los adultos.
La otra pregunta, en relación con el proceso es cómo se pasa del estado inicial al
estado final. ¿Es una sola línea o es una línea discontinua? Las teorías no concuerdan en
esto. Si es una línea continua, ¿cómo se va pasando de un estado a otro? Esta es otra
pregunta que las teorías de adquisición del lenguaje se hacen.
Antes habíamos visto que había un proceso, un sujeto y un objeto. Ahora
podemos decir también que hay un estado inicial, un estado final y un proceso.
En relación con el estado inicial hay dos posturas extremas que ustedes vieron
un poco en el texto de Pinker. Por un lado el racionalismo y por otro el empirismo. La
versión más extrema del empirismo es la de la tabula rasa, según la cual los chicos
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nacerían con una mente en la cual no hay absolutamente nada y a partir de un proceso
de estímulo y respuesta y de refuerzo de la respuesta los chicos irían sumando lenguaje.
Esta es una postura que hoy ya nadie sustenta. Si pensamos que la mente está totalmente
vacía al nacer, es difícil de explicar cómo en tan poco tiempo se llena de algo tan
complicado desde el punto de vista estructural como lo es una lengua. Lo que sí perdura
es la idea de que es la experiencia lo que estructura los contenidos de la adquisición del
lenguaje. En este sentido, si es la experiencia la que estructura, el mecanismo por el cual
se sale de ese estado inicial sería un mecanismo inductivo a partir de la realidad. Hoy
justamente vamos a discutir esta idea.
El racionalismo, en cambio, postula, con Chomsky a la cabeza, exactamente lo
contrario. Postula que nosotros a través de los sentidos tenemos percepción –en el caso
de la lingüística tenemos percepción de sonidos– y que esos sentidos activan ideas y
principios innatos, y esto es lo que se conoce como el problema de Platón, lo que quiere
decir que ese estado inicial no sería vacío sino que ya tendría un contenido determinado
que luego vamos a ver cuál es.
Como les dije antes en relación con el estado final, hay dos grandes líneas. Una
línea postula que ese estado final es lo que ustedes ya vieron como Lengua I –o Lengua
Interna–, que a veces podrán ver como competencia lingüística. Otra línea de
pensamiento en relación con la adquisición del lenguaje dirá que esto no es suficiente,
que además es preciso un saber hacer con eso. En esos casos se habla no sólo de una
competencia lingüística, sino también de la adquisición de una competencia
comunicativa.
En relación con el proceso hay dos grandes preguntas. ¿El proceso es
autónomo?, ¿es un proceso que está llevado a cabo por capacidades específicamente
lingüísticas (lo cual llevaría a pensar que entonces hay una capacidad mental
específicamente lingüística)?, ¿o este proceso no es autónomo, las capacidades
cognitivas son generales y el lenguaje, si bien tiene cierta especificidad, comparte los
mecanismos de conocimiento de otros objetos de conocimiento y depende del desarrollo
general de la inteligencia? Alguien a quien ustedes seguramente escucharon nombrar,
que es Jean Piaget, postulaba esta idea de que no había un mecanismo de conocimiento
específico del lenguaje, sino que la manera de desarrollar el lenguaje era similar a la
manera en que se desarrollaba el conocimiento de otros objetos de conocimiento.
Vamos a centrarnos ahora en la Teoría Generativa de la Adquisición del
Lenguaje, que está básicamente desarrollada en la conferencia 2 de las conferencias de
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Managua y vamos a ver cómo entre estas opciones que fuimos marcando recién siempre
hay una que corresponde a esta teoría.
Fíjense esta cita de Chomsky de Reflexiones sobre el lenguaje, quizás el libro
más epistemológico de Chomsky, que recomiendo a quien se interese por estos temas:
“El lenguaje es un espejo de la mente en un sentido profundo y significativo: es un
producto de la inteligencia humana, creado de nuevo en cada individuo mediante
operaciones que se encuentran más allá del alcance de la voluntad o la conciencia.”
Hay varias cosas interesantes para nosotros acá. Cuando está hablando del
lenguaje se refiere al estado final, de lo que cada ser humano tiene de una manera
distinta. Lo que dice esta cita es que nosotros no tenemos una conciencia explícita de las
operaciones mentales que llevamos a cabo en relación con el lenguaje. Además, lo que
dice es que el lenguaje es un producto psicológico, es un espejo de la mente. El lenguaje
es un estado mental: cuando somos adultos y también cuando venimos al mundo, sólo
que el contenido de ambos estados mentales no es el mismo. Lo que media entre un
estado mental y otro es justamente el proceso de adquisición del lenguaje.
La pregunta que guía las investigaciones de los chomskyanos en el campo de
adquisición del lenguaje (que está relacionada con lo que llamábamos el problema de
Platón) es la siguiente: ¿cómo es posible que un chico que aprende un idioma, que
aprende la lengua materna, llegue a poseer en tan poco tiempo –los chicos ya empiezan
a hablar al año con esas oraciones de una sola palabra y entre los tres y los cinco años
poseen la misma gramática nuclear que un hablante adulto– un conocimiento tan
complejo como el conocimiento lingüístico, que es un conocimiento muy estructurado,
con experiencia lingüísticas muy limitadas, experiencias lingüísticas confusas y en
algunos casos inexistentes, porque no es que los chicos repitan lo que escuchan sino que
los chicos muchas veces dicen cosas que no oyeron nunca? Esta es la pregunta base que
la teoría de adquisición del lenguaje desde el punto de vista generativo formula. Esta
pregunta tiene un alto contenido teórico, porque justamente las explicaciones que se den
a la adquisición tienen que poder responder a este punto de partida: ¿cómo puede ser
que con una experiencia tan restringida y en tan poco tiempo los chicos logren un
conocimiento tan estructurado como es el conocimiento lingüístico?
Volvamos entonces a nuestro estado inicial, al estado final y al proceso. La teoría
generativa considera que el estado inicial es un estado cognitivo al que denomina
Gramática Universal. El estado inicial de la facultad del lenguaje es la Gramática
Universal. El estado final de la facultad del lenguaje es la Lengua I o gramática de una
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lengua. El proceso que permite el pasaje de este estado inicial al estado final es lo que se
llama la fijación paramétrica. Ahora vamos a ir viendo cada uno.
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son ondas sonoras. Esas ondas sonoras se procesan y lo que nosotros construimos es
lenguaje, que no es meramente esas ondas sonoras.
Una de esas facultades de la mente es entonces la Facultad del Lenguaje. Esta
Facultad del Lenguaje en su estado inicial es la Gramática Universal. Fíjense que a
partir de lo que acabo de decir en relación con estas facultades, el lenguaje queda
asimilado a un órgano mental. En la mente habría otros órganos, como el órgano de la
visión, y una característica de estos órganos mentales es que son sistemas específicos de
dominio, lo que quiere decir que cada uno procesa un determinado estímulo perceptivo.
Este procesamiento es un procesamiento computacional, lo que significa que el input (el
insumo), no es lo mismo que el producto, el output. Estos sistemas están premoldeados
de manera innata, están determinados genéticamente y tienen pautas de desarrollo y
propiedades específicas.
Al mismo tiempo, el órgano mental del lenguaje, la facultad del lenguaje, tiene
un estatus doblemente modular. Por una parte es modular en relación con los otros
módulos de la mente, es decir que no tiene contacto con los otros módulos de la mente y
a la vez tiene una arquitectura interna que es modular. Esto lo van a trabajar
específicamente cuando trabajen las características de la Lengua I o gramática de una
lengua. La idea es que tiene subsistemas internos.
¿Cuáles son las características de la Gramática Universal? O habría que
preguntarse qué es la Gramática Universal. Ya dijimos que es un estado cognitivo y
dijimos también que es un estado cognitivo determinado genéticamente para el
procesamiento lingüístico. ¿Qué quiere decir esto? Que si un chico nace y no tiene
ninguna barrera, no es sordo por ejemplo, ese chico va a recibir estímulos lingüísticos y
va a desencadenar justamente el proceso de adquisición del lenguaje. ¿Cuál es el
contenido de esta Gramática Universal? Esta Gramática Universal tiene Principios y
Parámetros. Los principios gramaticales son reglas lo suficientemente generales y
abstractas como para ser compatibles con todas las lenguas naturales. Esto quiere decir
que un niño que nace en la Argentina, uno que nace en Japón y otro que nace en Alaska
tienen el mismo contenido mental, podrían adquirir cualquier lengua. La Gramática
Universal es lo suficientemente general como para que cualquier chico pueda adquirir
cualquier lengua. Ahora bien, el chico nace en un determinado medio lingüístico, y la
Gramática Universal tiene también las restricciones que van a hacer posible que el chico
adquiera la lengua del medio lingüístico en que nace. La Gramática contiene ambas
propiedades: es lo suficientemente abierta como para generar cualquier lengua y
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Lingüística “A”
Teórico Nº 3
contiene las restricciones que permiten adquirir una lengua en base a evidencia limitada.
También esta Gramática Universal da cuenta de que la adquisición se da de un modo
muy rápido y de manera uniforme cualquiera sea la lengua que se adquiera.
Entonces, dijimos que la gramática universal tiene por un lado estos principios
muy abstractos y generales que permiten la generación de cualquier lengua, que son
válidos para todas las lenguas, son universales lingüísticos y por otro lado las
restricciones a estos principios, que son los parámetros. Ustedes recordarán que el
nombre que le habíamos dado al proceso que permite el pasaje del estado inicial al
estado final era el de fijación paramétrica de los principios de la Gramática Universal.
¿Qué son los parámetros? Opciones binarias para cada principio. Esto que les
estoy diciendo es un reduccionismo, después se complica, pero en principio sirve para
entender el proceso. Quiere decir que si nosotros tenemos el principio A, el principio B
y el principio C, en español e inglés supongamos que los valores van a ser + para A, -
para el B y – para el C en español y + para A, + para el B y + para el C. Ya vamos a ver
algún ejemplo.
Español Inglés
Principio A + +
Principio B - +
Principio C - +
De esta manera esta predisposición que tenían los chicos para adquirir cualquier
lengua va a hacer que vayan armando la gramática de sus lenguas. Con el conjunto de
los parámetros fijados se establece una lengua en particular.
Veamos un ejemplo: un principio de la Gramática Universal establece que todas
las lenguas tienen sujeto. Esto ustedes lo han visto en gramática. Ahora bien, ese sujeto
puede estar explícito o no en algunas lenguas y debe estar explícito obligatoriamente en
otras.
En español nosotros decimos “Juan lee un libro”, en francés, “Jean lit un livre”;
en español “él lee un libro”, con el sujeto pronominal, en francés “il lit un livre”; en
español podemos decir “lee un libro” y sabemos perfectamente que nos estamos
refiriendo a una tercera persona del singular, en francés, sin embargo, *“lit un livre" es
una opción que está prohibida. Ambas son lenguas románicas, tienen la misma raíz –
porque esto mismo del francés pasa en inglés, pero se trata de una lengua de una raíz
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distinta si las comparamos con el español– y sin embargo esta opción de no explicitar el
sujeto está prohibida en francés.
Español Francés
Sujeto nominal Juan lee un libro Jean lit un livre
Sujeto pronominal Él lee un libro Il lit un libre
Sujeto no explícito
en el léxico Lee un libro *lit un libre
Entonces, este principio: “todas las oraciones tienen sujeto”, tiene dos
parámetros. Un parámetro es que el sujeto puede o no estar explícito, supongamos que
es menos; el otro es que el sujeto debe estar obligatoriamente explícito, ya sea con una
forma pronominal, nominal o proposición subordinada. Un niño que escucha en su
lengua la opción de no explicitar el sujeto va a fijar el parámetro de lo que se conoce
como lenguas pro drop. Hay un conjunto de lenguas, como el italiano y el español, por
ejemplo, que permiten esta falta de manifestación léxica del sujeto. Un niño que
escuche francés nunca va a escuchar esto y por lo tanto su lengua no es pro drop.
Estamos hablando de un conocimiento no explícito, pero podríamos pensar que la
mente, como tiene estos contenidos, “sabe” que las oraciones deben tener sujeto y
“sabe” que ese sujeto puede estar explícito o no, de manera que la lengua de entrada
dispara la fijación de un parámetro. La función de la lengua es esa, disparar la fijación
de un parámetro. Entonces, el niño sabe en relación con este principio cuál es su lengua,
tiene un estado cognitivo en el que fija esta situación.
Estudiante- ¿El estado inicial sería un estado que el chico ya trae consigo
mismo?
P. M.- Los chicos tienen que estar en un contexto. Más allá de los chicos que
reciben más de una lengua y desarrollan bilingüismo, que ya es una cuestión aparte, la
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Estudiante- No me queda claro por qué no se derivan de los datos los principios
y las restricciones.
P. M.- Los principios y las restricciones, que son los parámetros, forman parte de
la dotación genética; son la Gramática Universal. Esa es la dotación genética. Si forman
parte de la dotación genética no se pueden derivar de los datos, porque es lo que te
habilita a aprender el español, lo que te habilita a aprender el inglés, etc.
P. M,- No, no son intuitivos. Vos tenés que pensar que es como aprender a
caminar. ¿Cuándo sale caminando el chico? Cuando está desarrollada su columna
vertebral, su motricidad, etc. Un día se levanta y camina. No es que sea intuitivo; es un
conocimiento que el niño tiene. No es una intuición sino un conocimiento, un
conocimiento implícito, que no puede explicitar. Del mismo modo, nosotros como
adultos tenemos el conocimiento de la gramática de nuestra lengua pero salvo que
hagamos sobre ese conocimiento un estudio formal no vamos a tener plena conciencia
de él. La gente, por así decirlo, habla bien, es decir, hace oraciones gramaticales y
reconoce oraciones agramaticales, pero esto no quiere decir que puede establecer juicios
de valor sobre eso o que podría explicar por qué las cosas son así. Ahí no interviene
para nada la intuición.
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Hay datos que son procesados por la facultad del lenguaje en el estado inicial.
Esta interacción produce una lengua determinada –y cuando Chomsky se refiere a una
lengua se refiere a la gramática de una lengua con sus distintos componentes -sintáctico,
semántico y fonológico– y esa lengua permite las expresiones estructuradas.
Me gustaría mostrarles otro ejemplo de fijación paramétrica. Hay un principio
muy importante en la teoría de Principios y Parámetros que se llama la teoría de X con
barra. Quizás algunos ya la vieron en gramática. ¿Qué dice la teoría de X con barra? Es
la teoría que determina cómo se organizan las palabras en los sintagmas y en las
proposiciones. Ustedes saben que los sintagmas –el sintagma nominal, verbal, adjetival,
etc.– tienen un núcleo y complementos. Lo que la teoría de X con barra dice es que
justamente todos los sintagmas tienen esta estructura: un núcleo y sus complementos.
¿Qué quiere decir? Que en cualquier lengua los sintagmas tienen esta estructura. Este es
el principio; este es uno de los contenidos con los que la mente del niño viene al mundo,
uno de los contenidos de la Gramática Universal. Ahora bien, el núcleo –y este también
es un contenido innato– puede estar ubicado antes de sus complementos como en
español en general (ejemplo: “compré una casa”) o después de sus complementos
(ejemplo: “una casa compré”), como en japonés. Esto determina dos lenguas distintas.
Para este principio la fijación paramétrica está relacionada con el lugar del núcleo en
relación con sus complementos.
Volvamos al esquema de Chomsky. Hemos hablado de la facultad del lenguaje,
hemos hablado un poco –porque esto van a trabajarlo la clase que viene– de la lengua,
pero no hemos hablado mucho de los datos. Si volvemos a la pregunta inicial que
disparaba estas investigaciones, los datos tenían un rol importante, porque justamente la
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pregunta era cómo es posible explicar que en tan poco tiempo los chicos aprendan algo
tan complicado con experiencias restringidas, limitadas, insuficientes, no completas.
Esa experiencia son los datos que reciben los niños. Y , por sus características, la teoría
refiere a la pobreza del estímulo. Los estímulos son insuficientes en relación con lo que
los chicos hacen con ellos. El argumento de la pobreza del estímulo, además de la teoría
de la arquitectura de la mente, es uno de los argumentos más fuertes para postular un
mecanismo innato y autónomo de la adquisición de la lengua. Estos datos constituyen la
información necesaria para estimular el proceso y la facultad; es lo que hace que el
proceso se realice.
Fíjense cuál es la característica del estímulo.
• Es finito, los niños no escuchan todo lo que se podría escuchar.
• Es idiosincrático. Con esto quiero decir que los niños escuchan distintas
variedades lingüísticas y lo que desarrollan es una sola lengua.
• Es incompleto. Gran parte de nuestras emisiones son incompletas. Llama
la atención cuando uno desgraba lenguaje, interacciones lingüísticas, que
no terminamos muchas veces las oraciones. Esto pasa permanentemente.
Lo que los chicos escuchan son estas emisiones incompletas; no
escuchan conferencias sino que escuchan el lenguaje de todos los días.
• En cierto sentido es degenerado también este estímulo. Con esto quiero
decir que no son oraciones que nosotros usaríamos de ejemplo para
estudiar gramática por ejemplo.
• No existe ninguna recompensa. A los niños no se los recompensa porque
hablen, y más allá de que al principio uno se ponga contento cuando
aparece una palabra nueva, eso decae rápidamente. Además, una vez que
los chicos empiezan a hablar el crecimiento es exponencial.
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es que en las interacciones cotidianas con los niños eso no sucede. Lo que sucede es que
logran o no sus objetivos pragmáticos pero eso no tiene nada que ver con la
construcción de la gramática.
P. M.- Sí, por supuesto. Idiosincrático significa que hay distintas variedades.
Nuestra variedad es el español rioplatense, pero hacés unos kilómetros y
fonológicamente el chico va a recibir otra cosa, pero esto no tiene ninguna influencia en
la adquisición de su gramática.
• Finalmente, carece de especificaciones negativas. Esto quiere decir que
no se los corrige. No se los corrige ni en sus formas fonológicas, se
supone que los chicos no cometen errores gramaticales, pero incluso
cuando los chicos cometen errores de sobregeneralización, por ejemplo
cuando con los verbos irregulares el chico dice “poní” en vez de “puso”,
algunas veces se lo corrige y otras no, pero eso no es lo que funciona
como un mecanismo de interacción. Entonces, tampoco hay
especificaciones negativas.
Aparte –y ustedes esto lo vieron en Pinker– hay datos empíricos que apoyan la
idea de la pobreza del estímulo. Estos datos tienen que ver por ejemplo con la creación
de lenguas criollas a partir del pidgin en los chicos y de los niños sordos criados por
padres hablantes. Los niños sordos criados por padres hablantes no reciben una lengua
de señas bien estructurada, y sin embargo la crean. Es decir, no tienen prácticamente
estímulo y sin embargo crean una propia lengua de señas –como ustedes saben, las
lenguas de señas tienen estructuras gramaticales similares a las lenguas con expresión
fonológica–.
P. M.- Sí, son las dos evidencias empíricas a favor de este argumento de la
pobreza del estímulo, de que el estímulo es excesivamente pobre para generar la
gramática de una lengua.
Benítez Burraco (2009), en un texto muy interesante que ustedes tienen de
bibliografía optativa dice:
“El individuo alcanza determinados conocimientos sobre la estructura de su lengua
(establece determinados principios o reglas gramaticales) para los que no existen evidencia
en los datos que recibe durante el proceso de adquisición.”
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Estudiantes- Sí.
P. M.- Bien. En cambio en (9), “le” nunca puede referir al mismo individuo que
“Juan”. Por eso “Juan” está marcado con i y “le” está marcado con j, tienen entonces dos
referentes distintos. Yo no puedo decir, como en (10), que en “Juan le lava la cara”
“Juan” y “le” es la misma persona y tampoco puedo decir que “Juan se lava la cara”,
“Juan” y “se” no son la misma persona. Tampoco puedo decir (11) y pensar que el
primer “Pedro” y el segundo son la misma persona. Por eso (10) y (11) están marcadas
como agramaticales. Lo que estamos diciendo entonces es que estos pronombres “se” y
“le” tienen una distribución complementaria. ¿Qué quiere decir esto? Que uno ocupa un
lugar que el otro no puede ocupar. Esta es una parte importante de la teoría que se llama
Principios de Ligamiento. Es uno de los principios de la Gramática Universal.
Formulado de un modo más formal:
A. Una anáfora –“se” es una anáfora– está A-ligada en su categoría de rección.
(12) Juan i se i lava la cara.
B. Un pronombre –“le”– es A-libre en su categoría de rección.
(13) Juani lej lava la cara.
C. Una expresión referencial es libre.
(14) Pedro lava la ropa
Este es un principio. Si los principios forman parte de la Gramática Universal,
los principios de ligamiento también lo hacen. ¿Cuál es la conclusión en relación con la
adquisición? ¿Los niños deberían poder equivocarse anáforas con pronombres?
Estudiante- No.
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dicen, en relación con el ejemplo que vimos antes, que si un niño interpreta mal la
correferencia de un pronombre es porque el principio todavía no maduró, está latente;
en cuanto madure el principio se parametrizará según la gramática de su lengua.
Como les dije antes, estas son preguntas lógicas dentro de una teoría que se
sigue construyendo y que se van contestando a partir de los trabajos de investigación y
con los trabajos empíricos. Muy bien, muchas gracias.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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generativa. Contra los críticos de Chomsky, que ponen en tela de juicio el hecho de que
esta teoría esté en permanente cambio y evolución, y que argumentan que, entonces,
podría hablarse de distintas teorías (desde la crítica, los distintos modelos que se
presentan en el marco de la lingüística generativa podrían verse como invalidando
modelos anteriores), la tesis de estos autores –demostrada con mucha solvencia, a mi
juicio– es que, por el contrario, se puede observar una fuerte coherencia en los distintos
modelos que se proponen desde la gramática generativa. Esto es, que hay una
coherencia profunda en las ideas de base que acompañan los sucesivos modelos.
Para empezar vamos a hacer –como nos gusta en esta cátedra– una presentación
del autor. Esta presentación está extraída del google, de wikipedia, consultado hoy con
el nombre de Avram Noam Chomsky. Saltan once millones trescientas mil entradas para
su nombre. Como tienen allí, es un lingüista norteamericano, estadounidense. Y miren
con cuántos epítetos aparece: lingüista, científico computacional, filósofo, científico
cognitivo, y activista. Es profesor de instituto, profesor emérito en el departamento de
lingüística y filosofía en el renombrado MIT (Instituto de Tecnología de
Massachussets). Y aquí encontramos una descripción de Chomsky como “el padre de la
lingüística moderna” que es una descripción que en lingüística se consideraba privativa
de Saussure. Tal vez el adjetivo “moderna” sea la distinción entre Chomsky y Saussure.
También aparece como figura mayor de la filosofía analítica. Hay algunos datos que van
más allá de su actividad como lingüista y que quería traerles hoy por el hecho de que yo
la primera clase mencioné a Pinker y a Chomsky, diferenciando a Pinker por su
adscripción a la tercera cultura y su dedicación a la comunicación de ideas científicas:
su trabajo como divulgador, sus preocupaciones en terrenos como la educación, la
formación educativa de los niños, pero sobre todo por su preocupación social. Y me
parece que quedó como en dicotomía la posición de Chomsky, como si sólo se ocupara
de arbolitos, y Chomsky es mucho más conocido, seguramente, en el mundo por su
actividad política desde su ferviente oposición a la guerra de Vietnam. Ha escrito
numerosos libros en el campo de la política. Por lo tanto, no quería dejar esa falsa
impresión de que Chomsky fuera un lingüista de laboratorio o de torre de marfil. Esas
dos actividades son bien diferentes pero es una personalidad muy compleja, muy rica y
muy creativa. Otra cosa que menciona Pinker en el capítulo I, y que aparece también en
la wikipedia, es el alto número de citas ha recibido. Lo que la wikipedia pone de relieve
es que, de acuerdo con el index de citas de artes y humanidades, Chomsky fue citado
como fuente más seguido que cualquier otro estudioso desde los años 1980 – 1992.
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Está, además, entre las ocho personas más citadas de nuestro tiempo, y es el autor
viviente más citado del presente. Ahora, recuerdan ustedes, seguramente, que Pinker
comentaba que ser el más citado no significa el más leído. Especialmente, los escritos
sobre lingüística de Chomsky son muy citados pero son de difícil acceso (no así sus
libros sobre política).
Como suele ocurrir con los científicos, independientemente de la disciplina a la
que pertenezcan, a veces el valor de la teoría se ve especialmente, o de manera más
nítida y cristalina, en el tipo de preguntas que se hace el investigador. Chomsky produce
un cambio fundamental en los estudios lingüísticos a partir de las preguntas, justamente,
que formula, cambiando por completo, de manera revolucionaria, el modo de pensar en
la lingüística. En las Conferencias de Managua, en la primera conferencia –que ustedes
leyeron o están leyendo– comienza, justamente, con el tratamiento de las preguntas que,
para él, debe hacerse la ciencia del lenguaje.
En ese texto, Chomsky parte de una reflexión, que ustedes ya conocen, que es que
una persona que habla una lengua natural cualquiera ha desarrollado un cierto sistema
de conocimiento, un tipo de conocimiento, que está representado en la mente. En la
mente –dice él– y, en última instancia, en el cerebro del hablante. Es decir, desde el
primer momento, en esa conferencia aparecen estos dos términos –de los cuales ya les
habló la profesora Mahler el martes–: mente y cerebro. “Mente” como entidad abstracta,
noción que supone una abstracción. “Cerebro” como el sustrato neurológico que
podemos estudiar hoy, cada vez con mayor fineza a partir de los avances tecnológicos. A
lo largo de la conferencia I, y también en la II, van a ver que, permanentemente,
Chomsky sortea esta difícil discusión entre “mente” y “cerebro” haciendo una
yuxtaposición. Es decir, a lo largo de las conferencias van a encontrar: “mente-cerebro”.
Y este es un indicador, para algún lector atento, de que hay alguna dificultad, alguna
zona de imprecisión, en este par de conceptos. Y Chomsky lo admite en distintos
lugares de las conferencias, en el sentido de que sabemos muy poco todavía y que, por
lo tanto, el conocimiento que tenemos de estas nociones es un conocimiento
especulativo –aunque cada vez menos especulativo en lo que hace al soporte fisiológico,
pero en gran parte, sobre todo en lo que hace a la primera parte de esa yuxtaposición, es
de orden especulativo–.
Vamos a las preguntas de las conferencias, que no son preguntas de las conferencias
solamente sino que son recurrentes a lo largo de los escritos de Chomsky y son, de
algún modo, anclajes que muestran esa continuidad en la evolución de la teoría
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chomskiana.
a) La primera pregunta es, justamente: ¿Cuál es este conocimiento que poseemos
los hablantes de una lengua nativa? ¿Qué es lo que hay en la mente – cerebro del
hablante en una lengua natural?
b) La segunda pregunta es la que trataron con la profesora Mahler el martes:
¿Cómo surge este conocimiento? Fíjense en la idea el conocimiento que surge.
Chomsky dirá, en otros lugares, que es un conocimiento que crece, se desarrolla
en la mente del individuo.
c) La tercera pregunta es: ¿Cómo funciona este conocimiento? ¿Cómo se pone en
acción? Es decir, ¿cómo hablamos, cómo producimos expresiones lingüísticas y
cómo las interpretamos?
d) La cuarta y última pregunta es la pregunta acerca de ¿cuáles son los
mecanismos físicos que permiten que desarrollemos este conocimiento especial
y el uso del conocimiento?
Vuelvo atrás: fíjense que la primera pregunta es una pregunta que nos está llevando
a la esencia de lo que, vamos a ver, es el órgano del lenguaje. Esta es una pregunta
acerca de la naturaleza del objeto y de cómo está constituido que se podría hacer
cualquier otra disciplina pero, en el caso de la lingüística –lógicamente–, esta pregunta
es vital y atañe al hecho lingüístico, al lenguaje en sí. La segunda pregunta es lo que
ustedes ya conocen como: “El problema de Platón”, sobre el que ya habló la profesora
Mahler y sobre el cual yo voy a tratar de no decir más cosas. La tercera pregunta es una
pregunta complicadísima, en términos de Chomsky es muy difícil de resolver. Nos
atañe, nos compete como disciplina pero, tal vez, no sea una pregunta que la lingüística
chomskiana pueda desarrollar ahora con prioridad, dado el estado actual de las
investigaciones. La cuarta pregunta, la que refiere a los mecanismos típicos, no es una
pregunta que caiga dentro de nuestro dominio sino que es una pregunta de la que se
tienen que ocupar otras disciplinas; hoy en día, la neurobiología, la neurología, etc.
Volviendo a la idea inicial con la que empecé la clase de hoy, vamos a ver la idea
de que en el programa chomskiano –“programa” es un concepto que quiere aludir a los
sucesivos enfoques y modelos que se han desarrollado en el marco de esta teoría– hay lo
que se llama un “centro firme”, es decir un núcleo de ideas…
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computadores, hagan como si fueran parlantes, pero no tienen esta capacidad creativa,
están programadas para responder o para “hablar” oraciones pautadas, o respuestas
pautadas. Ahora estaba corrigiendo una monografía de un alumno que hizo un trabajo
muy interesante sobre las consultas telefónicas a las compañías de servicios –AySA,
Telecom, Metrogas, etc.– y trabajó sobre estas conversaciones automáticas en donde los
hablantes seleccionan opciones. Él trabajó sobre la parte automatizada y la parte libre,
¿no? Y allí es muy interesante estudiar el diseño que hay detrás de esos productos
automáticos. Pero, evidentemente, estas cuestiones, lo que hacen las máquinas
parlantes, los programas estos, o los loros y los monos, no tiene nada que ver con la
creatividad que tenemos los hablantes de cualquier lengua, de cualquier formación, de
cualquier estrato social. Éste es el sentido primario de la creatividad y es el sentido que
Chomsky considera que una teoría naturalista podría estudiar.
Pero creatividad se suele entender, también en distintos lugares de la obra de
Chomsky, en otros dos sentidos: nosotros, los hablantes, tenemos la creatividad de ser
originales ante situaciones comunicativas nuevas, es decir, como hablantes estamos
permanentemente transitando por diversos tipos de situaciones que nos producen
determinados estímulos a los que reaccionamos de manera creativa. Incluso, si los
piensan en términos extremos –para que sea más claro– si viviéramos la misma
situación día tras día, en cada situación, cambiamos la reacción lingüística. No somos
rutinarios, autómatas, en nuestro modo de reaccionar. Incluso ante situaciones
ritualizadas en exceso, como el saludo, somos capaces de adaptarnos a distintos
estímulos y reaccionar de distinto modo. Y, por otro lado, reaccionamos de manera
apropiada a las situaciones. Es decir, tenemos elasticidad, en términos de creatividad, de
ser coherentes –cuando queremos, claro está; también podemos ser deliberadamente
incoherentes en nuestras respuestas–.
Se darán cuenta ustedes de que estos últimos aspectos de nuestra creatividad
tienen mucho más que ver con el uso de la lengua que con el conocimiento, en el
sentido de que es dependiente del contexto, dependiente de la situación. Por lo tanto,
una teoría como la chomskiana pone límites y dice que se puede ocupar, que puede dar
respuesta, a la creatividad entendida en el sentido primero: esta capacidad que depende
exclusivamente del conocimiento lingüístico que es la capacidad de entender y producir
un conjunto potencialmente infinito de oraciones. Es interesante que los dos últimos
conceptos de creatividad, según Chomsky, constituyan “misterios” –miren qué lenguaje
místico–.
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[En este punto la clase es interrumpida por una infundada alarma de bomba]
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adverbio, o sea, las categorías de palabras; las nociones abstractas son por ejemplo las
nociones funcionales como sujeto y predicado, nociones sintácticas, nociones
semánticas, etc. Todo esto configura un aparato teórico, un conjunto de nociones que
describen unidades u operaciones, y que son de naturaleza abstracta. Las ciencias
naturales también recurren a idealizaciones, a procesos de idealización. Esto es muy
importante también para comprender la teoría chomskyana. Son dos las idealizaciones
que postula Chomsky, que han sido fuertemente criticadas, y que vamos a analizar
enseguida. En primer lugar, Chomsky postula la existencia de un hablante-oyente ideal.
Fíjense que al postular un hablante-oyente ideal está haciendo una abstracción, no se
está ocupando de oyentes y hablantes de carne y hueso, hablando en situaciones
concretas, sujetos a cuestiones de tiempo, nervios, emociones, etc., que es lo común en
casos de comunicación reales, sino que está postulando una idealización que es
metodológica.
La segunda idealización, también muy poco comprendida por los enemigos de
Chomsky, es la suposición de la que les habló también la profesora Mahler, de que la
adquisición lingüística se produce de una vez. Es decir, la adquisición de la lengua
materna se piensa como si se produjera de manera instantánea.
El último rasgo de una lógica de investigación propia de las ciencias naturales es
la búsqueda de simplicidad. Este es tal vez el esfuerzo por lograr teorías o modelos que
sean cada vez más simples, menos redundantes, menos complejos, más elegantes.
Respecto de las idealizaciones, la primera, les decía, es la postulación de un
hablante-oyente ideal, se trata de una idealización contrafáctica. ¿Qué significa esto?
Una idealización contrafáctica se enuncia en estos términos –en estos términos escribe
Chomsky–: “Si existiera un hablante-oyente ideal ¿qué propiedades tendría su gramática
mental?”; o con respecto a la segunda idealización: “Si fuera de manera instantánea,
¿cómo se adquiriría una lengua materna?” Justamente lo contrafáctico estaría aquí, en el
tipo de recursos gramaticales que utiliza para formular esta generalización. No está
afirmando la existencia de un hablante-oyente ideal, está haciendo una hipótesis
contrafáctica, en el sentido de “si existiera / si se diera el caso que…., entonces qué
ocurriría”. Esto es una idealización, esto es limitar, en última instancia recortar el objeto
a estudiar, para tratar, como dice Chomsky, de explicar a fondo los problemas de fondo.
Por esta idealización contrafáctica, cuyo carácter contrafáctico es pasado por alto
por muchos de sus opositores, se ha dicho que la teoría chomskyana se desentiende de
los individuos concretos, que no le importan las variedades lingüísticas, que no le
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interesan los dialectos, cómo realmente la gente habla y se comunica. Es decir, esta
idealización ha llevado a críticas en este sentido. Chomsky contesta justamente que
porque quiere explicar la variación y quiere explicar cómo la gente habla y entiende,
cómo produce infinitas oraciones e interpreta oraciones que nunca antes ha oído,
justamente por eso, tiene que poder explicar en qué consiste ese conocimiento base que
tiene todo individuo independientemente de su experiencia cultural, su ocupación, su
edad. Estamos pensando en adultos con la lengua ya adquirida.
Esto se une con lo que vamos a ver del problema de la simplicidad. Cuando uno
quiere estudiar todo finalmente termina estudiando nada. La idealización es un
mecanismo típico de las ciencias naturales y no significa quitarle la naturaleza a los
objetos que estudia, sino que se trata de focalizar, de deslindar, lo que se considera
central, se trata, en última instancia, de delimitar, establecer límites para poder explicar
lo que se quiere explicar.
Aquí lo tienen formulado de manera más elegante:
En ciencias naturales lo que se hace cuando se idealiza es prescindir de algunas variables
del objeto para poder estudiarlo en mayor profundidad.
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lingüística está separada de otras capacidades intelectuales, daños cerebrales que afectan
al lenguaje y que no afectan a otras capacidades. En el texto de Eguren y Soriano
aparecen otros ejemplos peculiares de estas disociaciones dobles. Por ejemplo, el caso
de Christopher, otra vez un nombre ficticio, para un savant, un sabio lingüístico.
Christopher fue estudiado a lo largo de muchos años. Él tiene un retraso intelectual
grave por lo que vive internado, ya que no puede cuidarse por sí mismo. Tiene hasta las
habilidades motoras complicadas: no puede prenderse los botones por ejemplo, hay que
vestirlo. Imagínense el grado de dependencia que tiene. Tiene un coeficiente intelectual
claramente debajo de la media y sin embargo Christopher lee y se comunica en quince
lenguas: escribe cartas, tiene comunicación con distintas personas y traduce de esas
lenguas al inglés a una velocidad comparable con la velocidad en que uno lee en voz
alta. Este es un caso que muestra mejor que otros casos que se utilizan en la literatura,
como casos de chicos aislados, niños que no tienen estímulos lingüísticos. El caso de
personas con discapacidades mentales serias pero que por otro lado son sabios
lingüísticos, que son casos bastante usuales, muestran con mucha claridad esta
especificidad de dominio del conocimiento lingüístico, de las habilidades lingüísticas.
Ahora bien, Chomsky sostiene que el hecho de que sea específico de dominio,
que sea un módulo, no quiere decir que no tenga conexiones con otros módulos
mentales. De hecho, si ustedes piensan es claro que el lenguaje es un sistema de entrada
y de salida. El lenguaje, ese sistema combinatorio, es más una interfaz que conecta
datos de entrada con datos de salida. O sea, lo que quiero decir es que no es un módulo
que esté aislado de otros módulos.
El otro punto es la distinción entre competencia y actuación, que está tratada en
los dos textos que estoy comentando, que son las conferencias de Managua de Chomsky
y el texto de Eguren y Soriano. Hay una diferencia básica, dice Chomsky, entre saber
una lengua y usar una lengua. Saber y usar se corresponden justamente con competencia
y actuación.
Hay un mecanismo, un principio combinatorio, que es justamente uno de los
principios que nos permite describir esa creatividad que es propia del conocimiento
lingüístico, que es el principio de la recursividad. Todos hicieron gramática, así que
todos saben a qué me refiero, ¿verdad?
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Estudiante- “El periodista dijo que el político dijo que llueven críticas”.
G. C.- Sí, esa sería otra posibilidad. También podría incrustar hacia la izquierda y
decir “en el diario dicen que el periodista dijo que el político dijo que llueven críticos”.
Yo podría seguir construyendo incrustaciones, incluso también a la derecha: “el
periodista dijo que el político dijo que llueven críticas que dañan la imagen de X”, etc.
Es decir, en principio la posibilidad de recursión desde el punto de vista del sistema
lingüístico no tiene límites. ¿Cuál es el límite a la recursión?
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importante es que entiendan la idea general. La idea general creo que no es complicada.
Piensen en términos de un sistema matemático. Estoy haciendo una simplificación, pero
piensen un conjunto de números del 1 al 200 y un conjunto de operaciones. Estoy
haciendo una analogía con la matemática, que no es la mejor, pero quizás puede
esclarecer. Tengo entonces los números del 1 al 200 y cuatro operaciones: suma, resta,
división y multiplicación. Con todo eso puedo generar un número enorme de
combinaciones. ¿Por qué digo que la analogía no es correcta con las lenguas? Porque las
lenguas operan sobre la base de un número reducido de unidades. Supongamos
palabras, supongamos morfemas, supongamos los elementos más sencillos: fonemas. La
idea es esta: un conjunto de algoritmos entendidos en términos de operaciones, modos
de ordenar, modos de seleccionar, disponer elementos (de los distintos niveles de
representación), y entonces, sobre la base de este repertorio generamos infinitos
elementos que son esencialmente diferentes, más complejos: las cadenas de palabras,
oraciones, etc.
Voy al último punto, a la autonomía de la sintaxis, que era la última
característica de la que quería hablarles. En su primer libro, que es Estructuras
sintácticas, del año ’57, Chomsky hizo este enunciado que dio lugar a muchísima
polémica. El enunciado es: “La sintaxis es autónoma e independiente del significado”.
Les dije en qué libro, de qué año y les leí la cita. ¿Por qué hice esto? Porque toda
afirmación, toda proposición de una teoría hay que situarla en tiempo y espacio y en
este caso hay que situarla en el contexto intelectual de la época. Un ejemplo archicitado
y por eso no quería dejar de citarlo cuando hablo de la autonomía de la sintaxis hoy es el
siguiente: “Las ideas verdes incoloras duermen furiosamente”. Este ejemplo nos
muestra que podemos formar una oración perfectamente gramatical que sigue las reglas
de la gramática del español y que no tiene ningún sentido, que combina cosas
incombinables: las ideas no son verdes, algo no puede ser verde e incoloro al mismo
tiempo, las ideas no pueden dormir, y si durmieran no pueden hacerlo furiosamente, a
menos que lo interpretemos en términos metafóricos.
¿Por qué esta necesidad de Chomsky de reivindicar la autonomía de la sintaxis
con ejemplos de este tipo? Justamente porque en el contexto intelectual de la época se
solían confundir con demasiada facilidad cuestiones de orden formal con cuestiones de
orden semántico. Por ejemplo, cuando se trataba de definir el sujeto de una oración y se
decía que el sujeto sintáctico de una oración era el agente de la acción, definiciones que
todavía podemos encontrar en algunas gramáticas. Nos encontramos sin embargo con
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oraciones del tipo “las noticias impresionaron a Juan”, donde el sujeto es “noticias” y de
ninguna manera podemos considerar que “noticias” es el agente de la oración. O “María
fue golpeada por Pedro”, una pasiva, “María” es el sujeto pero no es el agente de la
acción sino todo lo contrario, es el paciente.
Con estos casos que hoy nos parecen sencillos y que conocemos muy bien, lo
que Chomsky quería refutar es que hubiera una correspondencia entre significado y
sintaxis. De ninguna manera Chomsky negó la importancia o la relación que hay entre
sintaxis y significado, pero lo que él quería justamente resaltar es que la gramática
esencialmente, este mecanismo computacional que explica la creatividad, tiene unos
primitivos, es decir, unas operaciones de base, que son puramente formales,
absolutamente desprovistas de significado, que son por ejemplo esos primitivos los que
explican la posibilidad de oraciones como “las ideas verdes incoloras duermen
furiosamente”. Ahí tengo una oración gramatical, tengo sintaxis, tengo concordancia,
tengo sujeto y predicado, tengo relaciones de dependencia. Son todas esas relaciones
sintácticas que están allí y hacen de esta una oración gramatical aunque sin sentido.
Ahora quería pasar a decirles algo de las teorías externistas, es decir, hacerles
simplemente una mención muy escueta a otros modos de ver las cosas, para que algo
quede dicho al cierre de esta primera unidad sobre aspectos epistemológicos desde el
punto de vista de otras posiciones que ven al lenguaje como un objeto sociocultural, lo
que en el escenario de la lingüística contemporánea se suele caracterizar con el sintagma
de enfoques funcionalistas, vs. los enfoques formalistas, representados de manera
paradigmática pero no exclusiva por el generativismo. Les he puesto ahí [en las
transparencias] “el lenguaje como objeto sociocultural, enfoques funcionales o las
teorías externistas”. De este último modo es como aparecen mencionadas en la obra de
Chomsky, como ya hemos tenido oportunidad de ver.
Las teorías externistas, ¿qué sostienen? Básicamente sostienen que las lenguas
existen fuera de los hablantes. Lo hacen de dos maneras, sostienen Eguren y Soriano –
en algún punto voy a seguir ese capítulo, en otro no–: por un lado como un conjunto de
enunciados; por otro lado como una práctica social.
Si hablamos de un conjunto de enunciados podríamos pensar por ejemplo en
nuestra lengua española. Ustedes saben que ahora tenemos muchos instrumentos
computacionales, muchas bases de datos para estudiar las lenguas, los cambios
tecnológicos han repercutido de una manera impresionante también en nuestro modo de
estudiar y en nuestras posibilidades de estudiar las lenguas. Uno de los instrumentos con
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los que contamos actualmente, que hasta hace poco no existía, son los corpus
digitalizados. Si ustedes van al sitio de la Real Academia Española van a encontrar
distintos tipos de corpus. Uno es el CREA. La siguiente es la definición que hace la
Real Academia Española del corpus:
Un corpus de referencia es aquel que está diseñado para proporcionar información
exhaustiva acerca de una lengua en un momento determinado de su historia y, por tanto, ha
de ser lo suficientemente extenso para representar todas las variedades relevantes de la
lengua en cuestión.
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G. C.- Bien, ese es un buen ejemplo que no conocía. Conozco el caso del
alemán y el holandés. Si hablan el Hochdeutsch –la variedad culta del alemán– se
entienden con los holandeses. La Yugoslavia actual –este es un ejemplo que traen
Eguren y Soriano– al dividirse con la guerra civil produce que lo que antes eran
dialectos ahora sean lenguas distintas: el serbio, el croata. ¿Esto por qué ocurre?,
¿porque las lenguas se han separado en un período tan corto de tiempo? No.
Simplemente porque ahora cada uno es una nación, Serbia es una nación, Croacia es una
nación. Entonces esta cuestión de que un dialecto se convierte en lengua cuando tiene
un dialecto o una armada es algo cierto para lo cual hay muchos ejemplos.
Estudiar las lenguas públicas, las lenguas entendidas como fenómenos externos
políticos y culturales es sumamente interesante y es algo que debe hacerse desde otras
perspectivas, viendo a la lengua como un objeto social, cultural, político.
Una línea de investigación que me parece sumamente interesante,
contemporánea y que estudia las lenguas en sí, las lenguas como hechos lingüísticos,
pero que sin embargo pone en foco la cuestión funcional, son los estudios tipológicos,
las tipologías de lenguas. Los estudios tipológicos empezaron en el siglo XIX, con
antecedentes en el siglo XVIII, pero actualmente configuran una línea de investigación
muy fuerte que en nuestro país está representada por la gente que estudia las lenguas
indígenas, las lenguas de los pueblos originarios, por mucho tiempo postergadas y poco
estudiadas. Son enfoques translingüísticos que se ocupan de ver rasgos lingüísticos y
comparación de estructuras de distintas lenguas apelando a la noción de función
lingüística, es decir, apelando a la pregunta de cómo se hace X en la lengua 1, 2, 3, 4, 5,
6. Por ejemplo, cómo se realiza y se expresa la modalidad deóntica (la modalidad
deóntica es la del deber, de la obligación, la que en español hacemos con el modo
imperativo o con perífrasis verbales como “tener que + infinitivo”) en distintas lenguas.
Una respuesta parcial que extraigo de un libro de Bybee, Pagliuca y otros, que
examinaron una cantidad impresionante de lenguas, de la cual saqué sólo dos: el danés
distingue entre lo que es una obligación fuerte y la obligación débil –cosa que nosotros
no hacemos– y lo expresa con auxiliares verbales; el griego moderno, en cambio, no
distingue fuerza de la modalidad deóntica y la expresa a través de partículas. Esto es un
ejemplo simplificado para darles una idea del tipo de preguntas y el tipo de respuesta
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¿Se dan cuenta del contraste brutal que hay entre esta afirmación y lo que
veníamos viendo antes de Chomsky? Son los usos, dice Halliday, las producciones de
los hablantes en los contextos particulares, en los textos, en los discursos, los que a lo
largo de la historia crean el sistema o la gramática de la lengua. ¿Entienden el cambio
de perspectiva? Por supuesto que Halliday no admitirá que hay un módulo mental
específico del lenguaje, que venimos diseñados con una gramática universal. Para él la
gramática emerge de los usos lingüísticos.
.
Este es un enfoque gramatical, hemos visto un enfoque tipológico, la gramática
funcional, hemos hablado, en suma, de posiciones externistas, como también serían
clasificables la sociolingüística, la lingüística variacional, la dialectología, el análisis del
discurso. En estas corrientes se privilegia otra cara del lenguaje, un aspecto diferente
que exige otros métodos, otras perspectivas, otro tipo de enfoques de investigación.
Sobre esto vamos a trabajar en unas pocas clases más.
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of Linguistics y es del 2003. Es una enciclopedia muy buena que tiene capítulos que
cubren las distintas áreas de interés de la lingüística. Este capítulo sobre el panorama
histórico de la lingüística me parece muy bien hecho, muy bien sintetizado y creo que
vale la pena para quienes estén interesados en profundizar.
Bueno quisiera empezar esta clase de hoy sobre el panorama de la lingüística
desde una perspectiva histórica justificando por qué incluir una guía que les dé a ustedes
un background histórico sobre la disciplina. Si uno mira el escenario de la lingüística
actual, y lo analiza, podría pensar que esa gran diversidad con la que uno se encuentra,
esa diversidad de enfoques, escuelas métodos, constituye un universo tan
desmesuradamente amplio que uno podría perderse entre las líneas, enfoques, escuelas,
etc.
Por otro lado, cuando uno lee textos de lingüística actual, algunos enfoques,
algunas teorías, con cierta ingenuidad podría encontrar muchas de las afirmaciones de
teorías actuales muy novedosas, originales, revolucionarias. Y, en rigor, como dice
Coseriu, la novedad es, más vale, poca si uno examina desde el punto de vista histórico.
Si uno se retrotrae hasta el momento inicial en que el hombre y la mujer empezaron a
hacerse preguntas respecto del lenguaje –al menos lo que podemos llegar a conocer
desde el hoy de ese momento-, encontramos que muchas de las preguntas actuales,
muchos de los problemas actuales, los centrales, se pueden encontrar ya en las primeras
obras “lingüísticas” –en ese entonces no se hablaba de lingüística-. Muchas de las
preguntas que se plantea la disciplina son preguntas muy viejas y reaparecen en
distintos momentos de la historia de la disciplina con mayor temperatura –por decirlo
con alguna metáfora-, es decir, algunas cuestiones se vuelven candentes en determinado
momento histórico, pierden su interés y lo recuperan siglos después. Entonces, uno
puede trazar líneas de continuidades y discontinuidades a lo largo de la disciplina. Y esa
es un poco la idea de hacer este recorrido histórico y que ustedes puedan ver cuáles son
estas preguntas recurrentes, las líneas de debate y tensión a lo largo de la disciplina.
Naturalmente, otra justificación es que uno no puede valorar el estado de una
disciplina, su grado de avance, su grado de consistencia, si no conoce lo que se ha hecho
antes; si no conoce su derrotero histórico. Lo que quiero decir es que la lingüística,
como la mayoría de las disciplinas se construye sobre el pasado. Se construye sobre el
pasado en dos sentidos: un sentido negativo y otro positivo. En un sentido negativo
porque, naturalmente, discute con el pasado. Toda teoría lingüística nueva, que surge,
que nace, es una respuesta a una insatisfacción por desarrollos anteriores. Pero también,
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Estudiante1-Arte, es un arte.
Estudiante2- Humanidades.
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estudios deben ser los textos literarios, los “buenos textos”, los textos de los autores
consagrados (como se creyó por mucho tiempo, por ejemplo, en el período alejandrino),
o si los lingüistas nos debemos ocupar de todo tipo de textos: literarios, no literarios,
escritos, orales, independientemente de quién sea el autor, el destinatario, etc.
Bien. Ésta en una mención somera de algunas de las cuestiones que vamos a ver
hoy en este brevísimo panorama de la historia de la lingüística que empieza hace mucho
tiempo porque las preocupaciones sobre el lenguaje aparecen ligadas muy fuertemente a
problemáticas religiosas, en la antigüedad, y también referidas al problema, o los
problemas que conlleva el cambio lingüístico: el hecho de que las lenguas cambien, se
modifiquen. Estas dos cuestiones están vinculadas y, en seguida, vamos a ver por qué.
Por ejemplo, en lo más antiguo a donde nos podemos ir, a la antigua Babilonia,
tenemos el sumerio era la lengua de los textos, no sólo religiosos, sino también los
textos legales. En determinado momento surge el problema de que el sumerio fue
reemplazado por la lengua acadia y entonces comenzó la cuestión, de alta relevancia
social –podemos imaginar-, cultural y económica, de que las nuevas generaciones no
podían leer los viejos textos que todavía eran usados especialmente para las prácticas
religiosas. De este modo surge el trabajo gramatical, el trabajo léxico dirigido a estudiar
los textos en sumerio, a confeccionar glosarios, vocabularios bilingües, a conformar
paradigmas gramaticales. Para poder leer hay que poder explicar cómo son los verbos,
cómo se conjugan, cómo son los paradigmas morfológicos, etc. Entonces, la
preocupación lingüística surge absolutamente ligada a cuestiones prácticas –lo que no
quiere decir “no importantes”-. En la tradición india pasa algo parecido y distinto: los
vedas eran los textos religiosos de la India y estaban escritos, naturalmente, en
sánscrito. Y, otra vez, el problema es que el sánscrito, si bien no se cambió por otra
lengua, a lo largo de décadas –como sucede con todas las lenguas- se fue modificando.
Entonces, el gran problema era que el ritual religioso exigía que las oraciones o los
signos religiosos fuesen reproducidos de manera idéntica, desde el punto de vista de la
fonética.
Cuando uno habla de la gramática de la India inevitablemente cita a Panini que
es un gramático de la India que compuso una serie de obras gramaticales muy, muy
serias, con un alto grado de formalización, compuestas de reglas. La fecha de la
gramática de Panini difiere según los libros: algunos hablan del 500 a.C., otros hablan
del 400 a.C. Vamos a ver cómo esta tradición gramatical de la India tenía un desarrollo
teórico y metodológico altísimo; mucho mayor que la gramática griega. Toda ésta
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tradición, el conocimiento del sánscrito y de las gramáticas escritas por Panini y sus
colegas, influyó decisivamente en el siglo XIX en Europa, para la conformación de lo
que se llama la “lingüística moderna”. En la India, la gramática era considerada la
ciencia más importante, más elevada. Los estudios fonéticos, el conocimiento de los
sonidos, la descripción rigurosa y sistemática del sistema fonético (pues la obligación,
como les decía, era la reproducción exacta de la pronunciación). Por todo esto, son
absolutamente pioneros en estos estudios en comparación con el resto de las tradiciones
gramaticales.
¿Qué pasó en Grecia? La tradición gramatical griega, que estuvo siempre unida
a preocupaciones filosóficas, también surge por la necesidad de leer los poemas
homéricos (La Ilíada y La Odisea). Los poemas homéricos eran de enseñanza
obligatoria en la educación básica. Los niños griegos eran educados leyendo estas obras.
Y otra vez lo mismo: el griego con que se habían escrito las distintas versiones de los
poemas homéricos no era el griego que se hablaba en Grecia en el siglo V a.C. Era un
griego diferente y, por lo tanto, los maestros tenían una tarea doble que incluía describir
y sistematizar los cambios que habían ocurrido en el paso del griego de los poemas
homéricos (aproximadamente 850 a.C.) hasta los tiempos de Platón, Aristóteles, etc.
La tradición árabe, por otra parte, también se vio motivada por cuestiones
fuertemente religiosas. Para los gramáticos árabes la lengua árabe era sagrada,
inmutable, y se encontraba en el Corán. Por lo tanto, la meta que se habían auto-
impuesto los gramáticos árabes era explicar la razón de la perfección del árabe. Y no
sólo explicar, justificar, fundamentar sino también preservar. Esto es algo que también
se da con el latín y el griego en la Edad Media, en la escuela de Alejandría, etc., el
propósito es preservar la pureza de las lenguas clásicas que se consideran “perfectas”.
En la tradición hebrea también uno ve que la motivación esencial era
determinar el texto hebreo del verdadero Viejo Testamento. Los gramáticos hebreos
tomaron prestada de la tradición árabe muchos métodos, que los árabes habían tomado a
su vez, en parte, de los griegos. Pero el aporte mayúsculo de los gramáticos hebreos,
más cercanos en el tiempo (como ustedes ven el período de mayor producción se
encuentra entre el año 900 y 1550), es el desarrollo de un método de análisis
morfológico, naturalmente motivado en la misma idiosincrasia de la lengua, que
describía con rigurosidad la composición interna de las palabras, especialmente, la
estructura del verbo entendido en término de raíces y afijos. Todo esto fue exportado a
Europa y aprovechado por los lingüistas europeos a partir del siglo XVI y XVII.
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Con esta mini síntesis de las tradiciones más antiguas respecto de las
preocupaciones lingüísticas, lo que vemos es que, en rigor, las preguntas, los trabajos
están motivados esencialmente en problemas de cambios lingüísticos que dificultan el
acceso a los viejos textos (textos clásicos, sagrados). Entonces es casi una labor
filológica de esclarecimiento de textos que obliga a la reflexión gramatical, obliga a
estudiar las lenguas, obliga a estudiar morfología. En el caso de la India es un caso
peculiar por este énfasis en la fonética que tiene que ver con la elocución oral estricta de
oraciones religiosas. No hay, en general, una preocupación (al menos en lo que recogen
los historiadores de la lingüística) estrictamente filosófica, epistemológica sino que
parece haber unas finalidades ligadas a prácticas sociales, a usos sociales que,
naturalmente, tenían su peso político, su peso ideológico, su peso cultural.
El texto de Lyons, ese capítulo que ustedes tienen que leer, discrimina tres
grandes períodos en la historia de la lingüística, de muy distinto espesor o grosor desde
el punto de vista de la cantidad de tiempo que ocupó cada uno:
• La gramática Tradicional: es un enorme período que se considera que
va desde el siglo V a.C. hasta el siglo XVIII. Como vamos a ver en el
racconto que viene después, algunas transiciones no son muy nítidas.
Sobre todo, los siglos XVII, XVIII uno podría cuestionarse si pertenecen
tanto a la gramática tradicional o si no pueden considerarse, al menos
parcialmente, como lo que viene después y que Lyons nombra como
“filología comparativa”.
• La filología comparativa: cubre todo el siglo XIX y la mayoría de los
autores coincide en identificar este período como el nacimiento de la
lingüística “científica” (esto lo voy a retomar luego).
• La lingüística moderna: es el período que va desde la obra de Saussure
en adelante.
El manual de Lyons, hay que decirlo, a esta altura del partido ya debería ser
considerado histórico por nosotros. Su primera edición es del año ’68. Está actualizado,
la versión que yo manejo es del año ’91, pero mucho tiempo ha pasado y algunos
enunciados, a veces, ya suenan como tiempo pasado. Por eso, me interesaba que
tuvieran un texto más contemporáneo. De todos modos, el capítulo de Lyons está muy
bien, es muy completo y con alta densidad informativa. Yo voy a tratar de guiarlos a
ustedes en la lectura de este capítulo. Es decir, en esta clase voy a poner la lupa en
algunos aspectos para que les sea más fácil la lectura del texto.
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Estudiante- A Hermes.
G. C.- ¿De los ladrones? ¡No! Bueno, era, en parte, de los vivos, de los
vivillos…
G. C.- Del comercio, exactamente. Era el Dios que representaba la riqueza, los
bienes materiales, el comercio y, posiblemente, algo que tenga que ver con los ladrones.
Es verdad que era venerado por los ladrones. Y, ¿qué es “genes”? Bueno, “del linaje, de
la procedencia de…”, es decir, de los genes de Hermes. O sea, el nombre del personaje
tiene un significado, es decir, la etimología, lo que los griegos gustaban tanto de hacer y
de lo que tanto se ocuparon.
Bien, entonces, volviendo al diálogo, el problema es que el personaje era pobre.
Entonces, Sócrates descifra el enigma de por qué le cuestionan el nombre; esto es,
porque no corresponde que una persona pobre porte un nombre que tiene que ver con
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alguien que tiene riquezas. Entonces, no hay vínculo natural, no hay una relación
motivada entre el nombre ‘Hermógenes’ y el personaje. Crátilo, autor del juego de
palabras que inicia el diálogo, va a representar la posición del naturalismo, mientras que
Hermógenes, defiende la posición convencional; es decir, a uno le ponen un nombre y
eso es un acto consensuado, único, arbitrario que no se puede modificar. Es un hábito.
Sócrates explica la etimología del nombre Hermógenes, la relación natural presupuesta,
y descifra el enigma. Este tipo de discusiones son características de la práctica de la
etimología, muy en auge en ese tiempo. La actividad del filósofo, del filósofo lingüista,
era, entonces, descifrar la verdad que había detrás de las palabras, descifrar el vínculo
natural que podía encontrarse entre la forma y la cosa. Entonces, muchos argumentos se
esgrimen a favor de esta naturalidad entre la forma y el significado (que ustedes
encontrarán expuestos en Lyons).
Una cuestión que siempre se menciona en este aspecto es la existencia en todas
las lenguas de determinados lexemas o palabras que, en sí mismos, en su fonética, de
alguna manera evocan significado. Hay como cierta relación entre el sonido y lo que esa
forma fónica representa como significado, por ejemplo: ‘gruñir’, o ‘zumbido’. Esta
iconicidad del sonido con el significado. Esto, que se ha llamado “simbolismo
fonético” es algo que existe en las distintas lenguas pero, naturalmente, cubre un
espectro bastante reducido de formas. Otro campo es el campo de las onomatopeyas, es
decir, formas como: ‘tic tac’, ‘guau’, ‘chan chan’, para el reloj, el perro, el fin de una
orquesta, y otras formas que reproducen, imitan la fuente del sonido. Los estoicos
decían que todas estas formas, onomatopéyicas, simbólicas desde el punto de vista
fonético, formaban parte del núcleo central de los vocabularios de las lenguas; eran las
palabras originales que, por lo tanto, en su origen tenían un vínculo natural con las cosas
a las que se referían. ¿Qué pasa con las metáforas? Si yo digo: “cuello de botella”,
“cabeza de la empresa”, o “nariz de escalón” (es decir se toma la parte que resalta de la
cara humana metafóricamente, para designar algo que no tiene nombre y entonces se
usa una metáfora). Aquí también tendríamos lazos naturales, de alguna manera. Por
ejemplo si yo digo que en una calle se formó un “cuello de botella” se ve icónicamente
la relación entre la forma que uso, que elijo, y aquello que denoto con esa forma. De
todas estas cosas se ocupaban los estoicos.
La segunda línea de preocupación a partir del siglo II a.C. es esta cuestión del
peso de la anomalía y la analogía. “Analogía” hay que entenderlo como paradigma,
como modelo, como proporción. La forma de plural en español, por ejemplo: [[zapato]
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s], [[mesa] s], [[chico]s], etc. De este ejemplo yo puedo deducir, rápidamente, que los
plurales en español, masculinos o femeninos, se forman con el agregado de ‘s’. Eso es
un modelo, un paradigma, es decir, algo que siempre ocurrirá excepto algunas
excepciones, como ‘crisis’, ustedes tendrán ejemplos más novedosos. Entonces, aquí
hay anomalía. También hay anomalía en el género, por ejemplo: ‘alumno/ alumna’ pero
‘estudiante/ estudiante’. En el último caso no tengo flexión de género. También hay
cuestiones que ocupaban mucho a los anomalistas, es decir, a los que se ocupaban de las
excepciones. Por ejemplo, la noción de género. El género, en alemán es femenino,
masculino y neutro. Entonces nos encontramos con ejemplos como: ‘la mujer’ (Die
Frau), ‘el hombre’ (Der Mann), donde tenemos el artículo femenino con una entidad de
sexo femenino, y el artículo masculino con una entidad de sexo masculino. Pero el
problema se me presenta con ‘das Mädchen’, ‘Mädchen’ significa “chica”, “mujer
joven”, “adolescente”. Sin embargo, ‘das’ es el artículo neutro. Entonces ahí hay un
ruido. Otro caso de anomalía son los nombres de ciudades, por ejemplo: Atenas, Buenos
Aires, ciudades que tienen un nombre propio que está en plural si bien denotan
entidades individuales. Hay, por lo tanto, una incompatibilidad. Entonces, en suma, los
analogistas son los que sostienen que las lenguas son sistemáticas y regulares. Esto no
quiere decir que ignoraran las anomalías. De este modo, justificaban su posición
respecto de la otra cuestión: si la lengua fuera fruto exclusivo de la convención, de un
acto de convención, no sería esperable que se encontraran anomalías.
Bien, voy a pasar rápidamente por lo que nos queda de la clase de hoy, pero
ustedes pueden leerlo después con más detenimiento. El período alejandrino es otro
período que merece atención. Como ustedes saben, la fundación de la biblioteca de
Alejandría, colonia griega entonces, a principios del siglo III a.C., significó que la
ciudad se convirtiera en un foco cultural muy importante y un foco de producción y de
investigación, y, sobre todo, de gran actividad lingüística, de gran actividad filológica y
gramatical. Allí se estudiaron con fervor los poemas homéricos, se cotejaban
manuscritos, se comparaban versiones, se trabajaba en restaurar el texto original. Por lo
tanto, imagínense ustedes, esta actividad determinó una proliferación de trabajos que
comentaban los textos originales, es decir, una producción enorme de trabajos críticos.
Esto, naturalmente, motivado en el cambio, en la evolución lingüística. La convicción
de los gramáticos alejandrinos era que la lengua de los poemas homéricos era la lengua
más pura. Entonces, la gramática se componía con un doble propósito: por un lado,
facilitar la lectura de los poemas para los lectores, que ya no hablaban ni escribían ese
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griego en que estaban escritos los poemas homéricos, y, por otro lado, las gramáticas
tenían el propósito de preservar la lengua culta, la lengua considerada modelo de la
época. Según Lyons, en este momento se consolida lo que él llama la falacia clásica en
el estudio del lenguaje. La falacia clásica tiene dos aristas, o se compone de dos
creencias:
• la primera está vinculada con la relación escritura-oralidad. Para los
gramáticos alejandrinos, y para gran parte de la tradición gramatical, la
lengua escrita tenía prioridad por sobre las formas orales. La forma oral
era algo así como una “degeneración” de la escritura.
• La segunda parte de esta falacia que influirá y reinará por muchos siglos
en los estudios sobre el lenguaje, es la idea de que el cambio lingüístico
representa la corrupción de la lengua. Se imaginan ustedes que si el
modelo, las lenguas puras, las lenguas copiadas, preservadas, son las
lenguas clásicas, toda modificación implica corrupción, pérdida de la
riqueza original. Por lo tanto, imaginarán ustedes que las lenguas
modernas, para ese entonces, las lenguas que se generan a partir del latín,
las distintas variedades del latín vulgar y el griego que después se
transformará en griego moderno, son lenguas de menor valía, son
lenguas que nacen signadas con una valoración negativa puesto que se
consideran versiones corruptas de esas lenguas ejemplares. Pasará mucho
tiempo para que estas ideas se modifiquen en el campo de los estudios
lingüísticos.
En la Edad Media el latín es el idioma que reina, el latín clásico. Para ser un
ciudadano con todos los derechos es preciso dominar el latín, puesto que el latín es la
lengua del comercio, de la escuela, de la diplomacia, etc. Entonces, en el período
medieval se llevan a cabo numerosos trabajos para componer manuales que enseñen a
desempeñarse efectivamente en latín. Sin embargo, lo que destaca Lyons, y otros
autores también, es que lo más interesante en ese período no es tanto el trabajo
gramatical en sí, puesto que domina la idea de que el latín es la lengua ejemplar y son
muy abundantes los textos didácticos orientados a mejorar su dominio y su empleo, sino
que lo más interesante son las presuposiciones filosóficas que están detrás del estudio
del lenguaje. La idea que domina es que el lenguaje, la lengua, es un espejo de la
realidad. Por eso, se habla de ese período como el período de la ‘gramática
especulativa’. Pero ‘especulativa’ no en el sentido en que hoy lo entendemos nosotros,
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Lingüística “A”
Teórico Nº 6
sino en el sentido del lenguaje como reflejo de la realidad. La idea del espejo
(“espéculo” del latín). La idea, entonces, de que las lenguas representan la realidad. No
es la idea de que la lengua sea una representación directa de la realidad sino que las
lenguas presentan la realidad como existente de algún modo. De este tiempo son típicas
las caracterizaciones de las clases de palabras como:
• Sustantivos: entidades
• Adjetivos: cualidades.
• Verbos: acciones.
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Lingüística “A”
Teórico Nº 6
curiosidad por las lenguas modernas. El interés por contar con conocimientos
sistemáticos de las lenguas que se hablaban.
Un punto importantísimo, y que nuevamente nos lleva a Chomsky, es que en el
siglo XVII se da una suba de temperatura, un interés en la gramática especulativa, una
vuelta a la tradición racionalista. En 1660 se publica la Gramática de Port Royal que es
una gramática que se titula: “gramática general y razonada”. Es una gramática
especulativa, muy influyente, en la que sus autores sostienen que la gramática es un
producto de la razón. Esto les recordará fuertemente a Chomsky, aunque con sus
matices. La gramática es producto de la razón humana, es esencialmente una. Es decir,
las distintas gramáticas, las distintas lenguas no son más que variaciones de un sistema
racional único, lógico y mucho más general. Chomsky tiene un libro, que se llama
Lingüística cartesiana, en donde expone con toda minuciosidad sus fuentes y remite a
este siglo con mucho énfasis. Esto es, como ustedes ven, una reaparición dentro de este
panorama histórico. Ven, como les decía antes, cómo se vuelve, cómo hay una
recurrencia de ideas, que reaparecen con otra impronta, con otra profundidad, con otros
instrumentos, pero, en el fondo, aparece esta perspectiva generalista, racionalista, que
sostiene la universalidad de la gramática y del lenguaje.
Llegamos así, y no creo que pueda terminar con esto hoy, al segundo período,
más cercano, que es el período de la filología comparativa. Otros hablan del método
comparativo como concepto descriptivo del siglo XIX, la emergencia del método
comparativo que no existía previamente. Ven ustedes que hasta ahora venimos hablando
del estudio de lenguas clásicas, de lenguas vernáculas, pero de lenguas individuales, o
estudios que intentan preservar estados de lenguas anteriores. Comparar lenguas entre sí
es algo que se inicia con todo vigor en el siglo XIX. En verdad comienza un poco antes,
en el siglo XVIII, no son tan claras las fronteras. La actividad del viajar, comerciar,
descubrir otros mundos, el proceso de conquista, colonización de Asia, África, América
llevó a que se conociera una enorme cantidad de lenguas y que se produjera una
necesidad práctica de creación de glosarios, vocabularios, textos religiosos y que los
distintos estudiosos comenzaran a interesarse por entender las diferencias lingüísticas,
que se empezaran a ver las convergencias y divergencias, los parecidos.
¿Cómo se interpretaba en esos momentos, cuál era la versión respecto de la
historia de las lenguas? ¿Cómo se respondía la pregunta acerca de cuál fue la primera
lengua? Por un lado tenemos el debate que ya mencionamos entre naturaleza y
convención pero, por otro lado, estaba la creencia de que el hebreo era la lengua
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Lingüística “A”
Teórico Nº 6
original, la lengua del Viejo Testamento, que en principio había una sola lengua, la
lengua de Adán o la lengua del paraíso, y que luego, debido a la confusión de lenguas,
la torre de Babel, se habían producido las diferentes lenguas naturales. Pero a partir de
estos viajes, surge con mayor ímpetu académico, y no religioso, la preocupación por el
origen común de las lenguas. ¿Qué tenían en común? ¿Por qué había rasgos en
común? Y, entonces, entre los estudiosos europeos, especialmente, comenzó esta
preocupación acerca del origen. Y cuando digo “estudiosos europeos” no me estoy
refiriendo solamente a lingüistas porque uno de los más citados en los distintos
manuales de lingüística, William Jones, citado y recitado como el primero que puso de
manifiesto este descubrimiento del posible origen común del griego, el latín, el
germánico y el sánscrito, no era lingüista. Estas personas eran, en general, comerciantes,
como William Jones, pero también curiosos, eran perfiles más bien complejos:
comerciantes, personas ricas que podían viajar pero que, al mismo tiempo, tenían
intereses culturales, sociales, históricos. Es decir que, cuando relevaban datos
lingüísticos o comparaban datos lingüísticos, unían intereses de diverso tipo. La
creencia generalizada en el ambiente intelectual de Europa era que había una lengua
común, y esto venía de los tratados históricos, de los textos de Heródoto, etc., una
lengua indoeuropea que se habría originado en alguna región cercana en el límite del
mar negro, entre Europa y Asia. Y, entonces, lo que se descubre, lo que se puede llegar a
afirmar como motivo de estos intercambios es que hay tantos parecidos entre el
sánscrito y las lenguas germánicas, como entre estas y el latín y el griego que, como
dice Jones, ningún filólogo podría contemplar estas semejanzas sin pensar que estas
lenguas, tan disímiles en un punto pero con rasgos en común, podrían tener un origen,
un tronco común.
Algunos factores que voy a enumerar, de algún modo, explican el nacimiento de
la lingüística como ciencia, la lingüística “científica” –lo pongo entre comillas de
acuerdo a cómo se entendía “científico” en esos momentos-. Uno de los movimientos
que influyó muchísimo en la actividad filológica y lingüística del siglo XIX es el
surgimiento del romanticismo. Uno de sus protagonistas, el alemán Herder, postuló, por
ejemplo, la relación indisoluble que existe, según él, entre lengua y nación. También hay
que mencionar aquí, muy especialmente, a W. von Humboldt quien postuló que cada
lengua tiene su propia estructura distintiva que refleja y condiciona el pensamiento y la
expresión del pueblo que la utiliza. ¿A quién les hace acordar esta cita?
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Teórico Nº 6
Estudiante- Sapir.
G.C.- Exactamente. Sapir toma estas ideas filosóficas del siglo XIX, de hecho, la
tesis doctoral de Sapir es un análisis de la obra de Herder, justamente. Entonces, esta
creencia de la relación, del vínculo entre la lengua nacional y el carácter de un pueblo,
naturalmente, hace que se intensifiquen de manera sustantiva las investigaciones sobre
la propia lengua, por ejemplo, sobre el alemán en donde ese movimiento romántico tuvo
una fuerza muy importante. Naturalmente, estas ideas hacen que se produzca una gran
predisposición para estudiar diferentes lenguas: las lenguas importantes pero también
lenguas más desconocidas, las lenguas no solo europeas, sino también lenguas eslavas,
lenguas altaicas, etc.
Por otro lado, otro dato a mencionar para explicar el siglo XIX en el campo de la
lingüística es que en el escenario de las ciencias en general se produce una fuerte
reacción en contra de lo que son las especulaciones filosóficas, el tipo de trabajo
intelectual que no utiliza datos sino solamente operaciones racionales, lógica,
especulación, etc. Hay una vuelta, o un fuerte ímpetu en las distintas ciencias por
estudiar los hechos, por volcarse a la empiria, a los datos, a la observación. Recuerden
que hace un ratito hablé de filología comparativa o un método comparativo. Esto es una
fuerte influencia, que llega a la lingüística también, por volver más científica a las
disciplinas, dejar la especulación, la teoría y, ante la enorme oferta de datos dada por los
factores que mencioné anteriormente como el conocimiento de otras lenguas, se da un
énfasis por estudiar esos datos, observarlos, compararlos. Por otro lado, hay que
mencionar el fuerte auge de la biología en el siglo XIX y, a partir de 1857,
naturalmente, el influyente trabajo de Darwin. Vamos a ver que es típico de la
lingüística del siglo XIX el foco por el aspecto histórico, por la evolución de lenguas.
No sólo la comparación sino también la reconstrucción de la lengua originaria de
donde derivan las lenguas actuales. Es decir, comparación para encontrar lo común y
postular la lengua anterior de la cual no tenían datos. Este es un tipo de trabajo muy
importante de los neo-gramáticos, por ejemplo, que vamos a ver enseguida. La idea es
comparar leguas para reconstruir estados anteriores de lenguas y así poder llegar a
conocer la lengua original.
Les decía entonces que la biología evolucionista hizo que, por ejemplo, las
lenguas se consideraran organismos vivos que, al igual que las plantas o las especies,
nacen, se desarrollan, y mueren. Entonces, la gramática comparativa se ocupó,
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*p f pied foot
*t th trios three
*k h coeur heart
*d t dent thooth
*g k grain corn
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Teórico Nº 6
Vean que el francés no sufre este cambio fonético porque no es una lengua
germánica como sí lo es el inglés. El inglés es un representante de la lengua germánica
junto con el alemán. Lo que tienen con el asterisco quiere decir que está postulado,
reconstruido. Es decir, es un sonido reconstruido teóricamente pero del que no se tiene
testimonios comprobables. Entonces habíamos dicho que la bilabial sorda se
transformaba es aspirada labiodental. Esto en francés no ocurre, porque al francés no le
ocurre lo que le ocurre al germánico, pero sí al inglés y entonces tenemos: ‘foot’. Lo
mismo pasa con la ‘t’, la dental sorda donde en inglés la aspira y tenemos ‘three’, pero
en francés no pasa nada. Lo mismo pueden ver en la siguiente serie. La ‘k’ queda igual
en francés, pero se convierte en inglés.
Es decir, esta ley de Grimm formula una correspondencia sistemática que le
permite, entonces, formular una ley. Para los neo-gramáticos, que es un movimiento de
lingüistas muy importante de segunda mitad del siglo XIX, el cambio fonético es
regular, por lo tanto, se formula en términos de leyes, sin excepciones. Los neo-
gramáticos, influidos por el ambiente en su época, quieren hacer de la lingüística una
ciencia exacta; una ciencia similar a la física, que pueda predecir cómo evolucionan las
lenguas y además reconstruir la historia de las lenguas hasta llegar a la lengua común o
el tronco común de la familia lingüística.
Bueno, el martes cerramos esta parte y ya vamos a empezar con estructuralismo.
Les pido que vayan leyendo la bibliografía para que no se les vaya acumulando. Nos
vemos el martes.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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Vamos a empezar. Quiero hacer una aclaración de la clase pasada. Cuando hablé
del Crátilo de Platón la clase pasada quedó dicho que Sócrates defiende la tesis
naturalista. En realidad lo que hace Sócrates es explicar el ejemplo de Hermógenes, y su
tesis, en el diálogo, finalmente es negativa con respecto al naturalismo. Es decir, la
conclusión que deja como cierre de ese diálogo es que la investigación, la búsqueda de
conocimiento, no debe buscarse en la etimología, que en ese momento era una práctica
frecuente, sino que debe buscarse en las cosas y en la naturaleza. Sócrates explica la
etimología pero no defiende la tesis naturalista.
Vamos a seguir ahora con el siglo XIX. Vamos a redondear en la clase de hoy lo
que quedó pendiente del siglo XIX, quiero redondear algunas ideas, y quiero exponer el
aparato conceptual del estructuralismo, lo que se considera el nacimiento de la
lingüística moderna.
El jueves pasado habíamos comenzado con este segundo período que expone
Lyons, que es el de la filología comparativa, también llamada lingüística comparativa,
período motivado por una serie de factores, algunos de orden filosófico –como es el
surgimiento del romanticismo–, otros factores muy importantes –como decíamos el
jueves– fue el descubrimiento de nuevos mundos, los viajes, las transacciones. Todo eso
hace que Europa entre en contacto con civilizaciones y pueblos hasta entonces
desconocidos, que entre en contacto con una variedad de lenguas y tenga necesidad –
para comerciar, estudiar, comunicarse con esos pueblos y hacer su historia– de
investigar esas lenguas o al menos poder decodificarlas. Entonces surge, como reacción,
la tendencia humana al contraste y a la comparación. En este caso la comparación entre
lenguas se suma a la actividad de buscar la lengua original, la primera lengua, que en el
espacio europeo se conocía como el indoeuropeo, aunque la creencia popular era que la
lengua original había sido el hebreo y que la construcción de la torre de Babel había
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Teórico Nº 7
ocasionado la diversidad de lenguas. También vimos que con los viajes a la India los
europeos descubrieron el sánscrito. El conocimiento de los trabajos gramaticales de
Panini y de muchos gramáticos de la India, el acceso a estos datos, hizo que los
estudiosos europeos hubieran postulado ya a finales del siglo XVIII el parentesco a
partir de las similitudes léxicas y fónicas entre el sánscrito y las lenguas que ellos
conocían, como el griego, el latín y las lenguas germánicas. Esos conocimientos,
sumados al surgimiento del romanticismo y esa creencia de que cada pueblo tiene su
lengua, que hay un correlato entre lengua y nación, el conocimiento de lenguas
vernáculas y lenguas extrañas para entonces, y además el escenario epistemológico en
otras disciplinas, en la biología, en las ciencias llamadas duras, genera un cambio en el
interés, una mayor tendencia a tratar de explicar el cambio, la evolución. Todo esto
impacta en nuestra disciplina y entonces se produce como reacción intelectual general
un rechazo a la filología o la lingüística que se venía practicando hasta ese momento,
que era, como ya habíamos visto, una gramática de orden especulativa, de orden
abstracto, que trabajaba más con las operaciones de la lógica, del razonamiento, y no de
datos reales. El siglo XIX implica un regreso a los datos en ciencia en general. Esto se
ve en el estudio de las especies en biología por ejemplo, y esto impacta en la lingüística
provocando un interés nuevo por trabajar con hechos lingüísticos, por documentar los
análisis lingüísticos.
Entonces, el interés por la evolución y la comparación de lenguas es lo que
marca fuertemente el siglo XIX, que es, como ya les he dicho, el siglo en que se
considera que comenzó la lingüística científica –científica entendida según los
parámetros de la época–, una lingüística que se acerca a las ciencias naturales,
especialmente a la botánica, la física, y luego a la biología evolucionista. Junto con esta,
surgen se fortalecen también hacia finales del siglo otras corrientes de opinión que
vamos a ver y que persisten, que ubican a la lingüística más en el panorama de las
humanidades, con la sociología y la historia.
Habíamos visto el jueves algunos desarrollos que son hitos ineludibles cuando
uno estudia la lingüística del siglo XIX. Un hito que no se puede dejar de mencionar es
la ley de Grimm. La ley de Grimm, formulada en el año 1822, da cuenta de algo que es
un hecho objetivo para establecer el parentesco de lenguas, y es una correspondencia
sistemática entre los sonidos, correspondencia que permite entonces postular un origen
común, una lengua común, que es el protoindoeuropeo, del cual habrían evolucionado
las lenguas indoeuropeas. Habíamos examinado algunas correspondencias que establece
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Grimm con su famosa ley, y habíamos ejemplificado cómo esa ley muestra una
derivación hipotética del protoindoeuropeo reconstruido hacia las lenguas germánicas o
protogermánicas. Habíamos visto un caso que no lo repongo porque se haría muy largo.
En ese ejemplo esa correspondencia sistemática en el cambio fonético se daba del
protoindoeuropeo al protogermánico, pero no se daba en el francés, que es una lengua
romance, que deriva del latín, que no habría sufrido el cambio del mismo modo que el
protogermánico. Grimm es un representante de una escuela lingüística muy importante
que se autodenominó los Neogramáticos. Esta escuela lingüística se configuró alrededor
de un lingüista y filólogo gramático muy famoso llamado Curtius. Este grupo de
lingüistas se llamó Junggramatiker, en castellano sería literalmente ‘los jóvenes
gramáticos’ pero se los conoce como los Neogramáticos, y fue un grupo rebelde que
reaccionó contra una lingüística conservadora que representaba su maestro y que
postularon que los cambios fonéticos se podían comprender en términos de leyes,
emulando las leyes de la física, disciplina a la que querían aproximar la lingüística.
Ellos consideraban que el cambio lingüístico era sistemático y regular, sin excepción.
Por eso hablaban de leyes. Formular las leyes del cambio lingüístico, encontrar las leyes
a partir de los datos empíricos, era poder explicar la evolución de lenguas y reconstruir
las lenguas primeras.
Los Neogramáticos, la escuela tal vez más famosa del siglo XIX, querían aplicar
a la lingüística para la comparación y el parentesco de lenguas, métodos propios de las
ciencias que gozaban de mayor prestigio en ese momento, especialmente las ciencias
físicas. El modo de trabajo era examinar los hechos, establecer hipótesis inductivas y
construir así leyes que pudieran capturar generalizaciones y que explicaran las
correspondencias entre lenguas.
Otra idea que surge de la escuela de los Neogramáticos es la idea de que el
parentesco entre lenguas y el origen común entre lenguas podría representarse en
términos de árboles con la figura del árbol que se usa para dar cuenta de la evolución de
las generaciones, el árbol genealógico. La figura del árbol podía entonces representar
ancestros, lenguas derivadas, lenguas hermanas, lenguas emparentadas. El autor de esta
idea de las familias de lenguas como árboles es Schleicher, que era un botánico
devenido lingüista. De formación primera él era botánico, y para él no hay ninguna duda
de que la lingüística es una ciencia natural, no una ciencia social ni una ciencia humana.
Él pergeñó una metáfora muy potente y es que las lenguas son organismos naturales, y
entonces, como el resto de los organismos naturales, las lenguas nacen, evolucionan,
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huevos’. Lo que hay en estas lenguas aislantes es un orden de palabras muy rígido. Si
cambiáramos el orden de palabras, la oración tendría seguramente otro significado muy
distinto. Esta entonces es una lengua aislante o analítica.
Vamos ahora a una lengua aglutinante. Ejemplos son el turco y el guaraní.
Tienen aquí un ejemplo del turco:
nominativo acusativo locativo ablativo genitivo
evim evimi evimde evinden evimin
Mi casa Mi casa En mi casa De(sde) mi casa De mi casa
evin evini evinde evinden Evinin
Tu casa Tu casa En tu casa De tu casa De tu casa
Evimiz Evimizi evimizde evimizden Evimizin
Nuestra casa Nuestra casa En nuestra casa De nuestra casa De nuestra casa
En la línea de arriba tienen casos. De ustedes los que hayan hecho latín o griego
saben que hay lenguas que tienen declinaciones, es decir, marcan las posiciones
sintácticas con determinados afijos. Para simplificar, el nominativo es el caso que marca
el sujeto, el acusativo el objeto directo, el locativo marca el lugar, el ablativo es el ‘lugar
de’ y genitivo indica posesión. Fíjense que “evim” es ‘casa’ en posición de sujeto,
“evimi” en posición de objeto directo, “evimde” en posición de circunstancial de lugar y
así sucesivamente. Un elemento marca entonces información de caso. Vean la
traducción de “evimiz”, “nuestra casa”. Si segmentamos estas cadenas poniéndonos los
anteojos estructuralistas, y las contrastamos unas con otras para descubrir elementos
significantes, morfemas, elementos que opongan una secuencia fonológica con otra,
vemos por ejemplo que la “-i” final marca el acusativo. ¿Cuál es el formante de plural?
Estudiantes- “-iz”
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G. C.- Justamente, como marca de función esa “a” nos marca el objeto directo.
Ahora, el alemán, ¿dónde pone esa marca de objeto directo? Quizás no resulte obvio,
pero si les muestro esta oración, dada vuelta, ¿qué les parece?
Eine Frau hat diesen Mann geschlagen
Diese Frau hat ihren Mann mit einem grossen Stock geschlagen
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G. C.- O sea que la “-en” está marcando caso acusativo. En alemán los casos se
marcan con la flexión, no tanto en el sustantivo sino en el adjetivo y en el artículo. Aquí
lo muestra el pronombre demostrativo.
Entonces, tenemos dos lenguas. Cada una me transmite un significado común
pero lo hace de distinto modo. El alemán parcialmente con información morfológica
que coloca en los adjetivos. En español, esa información, como no tenemos
declinaciones, la marcamos con preposiciones como marca funcional. Entonces, las
lenguas flexivas, como ustedes pueden ver, pone la información en los afijos,
información de distinto tipo, y esas lenguas flexivas, que eran en general las
indoeuropeas, que eran en parte aglutinantes, como el alemán, eran consideradas
civilizadas.
Seguimos. Vamos entonces a una síntesis que sí está en Lyons, de cuáles son los
principales aportes de la lingüística del siglo XIX, de la lingüística comparativa, a la
lingüística como disciplina en general. En primer lugar la lingüística del siglo XIX es
una ciencia explicativa, no una disciplina especulativa. Se vuelve una ciencia que
describe hechos, datos, que los explica, siguiendo unos métodos más sistemáticos,
guiados básicamente por la inducción, el contraste. Fundamentalmente, la lingüística
comparativa implica como logro aceptar que las lenguas cambian, que el cambio
lingüístico es algo que afecta a todas las lenguas. No hay lenguas puras, lenguas que hay
que preservar de la corrupción. Esos cambios que sufren las lenguas se pueden explicar
mediante la observación, el contraste y la formulación de hipótesis inductivas, que
naturalmente, como toda hipótesis, son susceptibles de revisión, de mejora.
Por supuesto, un movimiento filosófico que afectó y determinó a la lingüística
del siglo XIX es el positivismo. Hemos hablado de la idea de evolución, de la influencia
del romanticismo, de la biología evolucionista. Todo esto hizo que la lingüística pudiera
adoptar el marco del método positivista, que fundamentalmente postula que el
conocimiento debe ser científico, y eso significa que la actividad de investigar, la
actividad de producir conocimiento nuevo se desarrolla necesariamente a partir del
trabajo con los datos, a partir del análisis de los hechos, y que todo enunciado, toda
conclusión científica, debe ser verificada por la experiencia. Si aparece un
contraejemplo, un hecho que no se corresponde con la regularidad que he enunciado,
tengo que revisar el procedimiento y volver a empezar. Por eso se dice que el siglo XIX
implica el nacimiento de la lingüística científica. La lingüística positivista, como hemos
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visto, se vio favorecida por muchos factores externos, y uno de sus logros principales es
el de haber asumido el cambio lingüístico.
Por otra parte, vinculado con el cambio lingüístico, otro logro de los lingüistas
del siglo XIX fue el haberse dado cuenta de que el estudio de los testimonios escritos,
los cambios que ellos encontraban atestiguados en documentos, se habían producido
originalmente en la lengua oral. O sea que el cambio atestiguado era una huella de un
cambio que se había dado con anterioridad necesariamente en la lengua hablada. Esa
revalorización de lo oral se vincula con el conocimiento más profundo de la fonética,
que, como vimos la clase pasada, fue especialmente incorporada al escenario intelectual
europeo a partir del conocimiento del sánscrito y de los trabajos de los gramáticos
indios. Se hizo clara entonces la diferencia entre la letra y el sonido. Se hizo claro que la
letra no es sino un modo simbólico de representar el habla oral.
Por otra parte, los estudios empíricos, el estudio con otras lenguas y con otras
variedades de lenguas hizo que se llegara a una mucho mejor comprensión de la
relación entre lengua y dialecto. Hizo que se dejara de subestimar el valor de los
dialectos, entendidos hasta poco antes como variaciones descuidadas de lenguas
superiores. Los dialectos ya no se entenderán más como lenguas imperfectas o lenguas
torcidas, con esa metáfora de lo que es derecho y lo que está torcido. Se llegó al
conocimiento claro de que las lenguas estándar son aquellas que han logrado un poder
ideológico, político, social, que las convierte por estos factores de orden externo a los
sistemas lingüísticos en sí, en lenguas de prestigio o lenguas estandarizadas. La
distinción entre dialecto y lengua se entendió con claridad como una distinción que es
una distinción política o cultural, pero que no es una distinción que tenga que ver con
las lenguas en sí. Todas las lenguas, todos los dialectos tienen estructura; todas las
lenguas, todos los dialectos tienen valor intrínseco como sistemas lingüísticos en sí. Si
el cambio lingüístico es constante y afecta a todas las lenguas, claro está que se entendió
que el griego y el latín clásico no eran sino estados de lengua. Eran nomás una etapa en
un sistema que estaba en constante evolución. Esto tiene unas consecuencias
importantísimas para las valoraciones vinculadas con el purismo, la corrección, la
prescripción. Entonces, este es el escenario previo a la entrada al siguiente estadio que
reconoce Lyons, que es el de la lingüística moderna, y que en el texto de Lyons está
prácticamente focalizado en la sola figura de Ferdinand de Saussure, pero que en rigor
no es del todo justo con la historia, puesto que siempre hay un espíritu de época.
Nosotros con respecto al siglo XIX mencionamos unos pocos nombres pero en realidad
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deberíamos mencionar muchísimos más. Los orígenes de las ideas novedosas son
difíciles de identificar en general en su ontogenia primera. Lo cierto es que el conjunto
de ideas que aparecen en el Curso de lingüística general de Saussure, Coseriu, que es
un lingüista que vamos a pasar a revisar en un rato, lo describe con mucha claridad no
sólo como un punto de partida sino también como un punto de llegada, porque el Curso
de lingüística general recoge en realidad ideas, hallazgos, que estaban ya en lingüistas
anteriores del siglo XIX. Lo que ocurre es que el Curso de lingüística general tiene la
gran virtud de condensar y presentar esas ideas y haber tenido una influencia enorme en
la lingüística de su tiempo y en la lingüística posterior.
Habría que mencionar, para ser justos entonces, como generadores de las nuevas
ideas de la lingüística moderna a distintos espacios geográficos: Suiza con Saussure,
Rusia con Courtenay, que es un polaco de origen francés que trabajó en Kazan, y
Norteamérica con la obra de Franz Boas.
La lingüística moderna supone, para decirlo en términos generales, el abandono
de la perspectiva historicista, evolucionista, el poner en foco el interés mayor en la
historia de lenguas, para concentrarse en el estudio de las lenguas vivas. Vamos a ver
que cambiamos de metáfora con Saussure; nuevamente hay un cambio de paradigma,
cambio de metáfora, cambio de filiación para la lingüística. Saussure en sus clases
muestra de manera explícita la influencia que sobre él desempeñaron los trabajos de
Durkheim, y la influencia de la sociología en él es muy fuerte. Ya la idea de lengua
como sistema social y compartido presenta esa influencia. La lengua es un capital que
compartimos los miembros de una comunidad. Saussure dice que no está completa en
ningún cerebro de ningún hablante individual, sino que, dice en un lugar, el carácter de
totalidad es la consciencia colectiva que todos compartimos. Más allá de eso, en el texto
de Lyons se destacan algunos puntos que caracterizan a la lingüística moderna frente a
la lingüística anterior. De hecho, venimos hablando, la prioridad del lenguaje hablado
sobre la lengua escrita es un enunciado de la lingüística moderna. ¿Qué significa esto?
Cómo mostrar esa prioridad que implica revertir el pensamiento clásico, medieval,
respecto de qué está primero. Decir esto es decir que el habla, la actividad del hablar
oral es más antigua que la escritura. Esto, dice Lyons, que hay que probarlo. Tenemos
registros de lenguas escritas. Las lenguas escritas más antiguas implican irse seis o siete
mil años atrás. Naturalmente no tenemos testimonios del habla ni los tendremos, pero sí
tenemos un dato muy fuerte, que es el hecho de que numerosas lenguas contemporáneas
no tienen escrituras. Es decir que nos encontramos con comunidades lingüísticas que
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tienen habla pero no escritura. Otra prueba de la prioridad de lo oral sobre lo escrito es
que todos los sistemas de escritura están basados en la oralidad. Nuestro sistema
alfabético obviamente representa sonidos, lo que hacemos con nuestro sistema
alfabético es representar de manera bastante fiel los sonidos que usamos. Hay otros
sistemas de escritura que son silábicos, se basan en la sílaba, hay otros ideográficos, que
se basan en palabras. Esto es un dato más que habla de la prioridad de lo hablado a lo
escrito.
Otra prueba interesante es que los sistemas de escritura pueden ser reformados.
De hecho, con recurrencia en la historia de las lenguas ha habido intentos de reformar la
escritura. Un caso moderno es el del turco, lengua de la que hablábamos recién respecto
de su carácter aglutinante, que en algún momento de su historia que creo es a principios
del siglo XX decidió sustituir su sistema de escritura arábiga por el sistema de escritura
románico, el que tenemos nosotros. Hubo un cambio en la escritura pero no hubo un
cambio en la lengua turca. Esto muestra que la escritura es una representación de la
oralidad. Naturalmente, con esto no se quiere decir que las cosas sean tan claras, que no
existan ambigüedades en el habla que la escritura resuelve, y una serie de datos menores
que complejizan tal vez el panorama, muestran que cada modalidad de la lengua tiene
su propia esencia, su modo de ser, ventajas y límites. Aún así, nada impide darle
veracidad a esta prioridad del habla sobre la lengua escrita.
El segundo rasgo que selecciona Lyons como característico de la lingüística
moderna, y que es realmente muy importante, es que la lingüística moderna es
descriptiva y ya no es prescriptiva. Eso seguramente lo recuerdan del Curso de
Saussure. Recuerden ustedes que el gramático tradicional no sólo sostenía que la lengua
escrita era fundamental y estaba primero que la hablada, sino que también sostenía que
había una forma de lengua escrita, la de los autores consagrados, que era la forma más
pura y más correcta, y que el gramático debía enseñar a hablar y escribir de este modo.
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deba hacer, pero el lingüista como científico investiga, describe y explica hechos. Luego
pueden usarse esos datos para hacer prescripción, pero no es esa la finalidad de la
ciencia lingüística.
En tercer lugar, el lingüista se interesa por todas las lenguas. Esto está también
en el libro de Saussure. No hay lenguas mejores y peores. Hemos hablado ya de la
valoración de los dialectos. La lingüística moderna pone su prioridad en la descripción
sincrónica, justamente como un cambio de eje respecto de la lingüística anterior. Es
decir, se ocupa del estado de lenguas, de tomar una lengua en un momento determinado
y estudiarla tal cual es. Fíjense que hablo de estudiar una lengua en un momento
determinado. Eso, por ejemplo, no excluye estudiar el español del siglo XVI. Eso sería
un estudio sincrónico de un estado de lengua. Sincronía implica un corte en el tiempo y
no un estudio a lo largo del tiempo, que intenta capturar los desplazamientos y los
cambios a lo largo del tiempo.
Otro rasgo fundamental y que da nombre a uno de los grandes movimientos de
la lingüística moderna es la noción de estructura. Esto es algo que Saussure sostiene
pero que ya está en desarrollos anteriores: las lenguas son sistemas de elementos que
están en relaciones de oposición entre sí, que contraen valor a partir de esas relaciones
de oposición y contraste.
La lingüística moderna distingue entre lengua y habla. En términos saussureanos
langue y parole. Es lo que en nuestras clases anteriores, cuando recorríamos el modelo
chomskiano se corresponde de manera aproximada pero en absoluto exacta entre
competencia y actuación. Es decir, en Saussure, lo que es regular, lo que es compartido,
lo que es social, lo que no es ocasional, vs. el habla, que es la ejecución individual, ese
acto de voluntad e inteligencia, variable de individuo a individuo y en el individuo
mismo de situación a situación.
Nos vamos ahora al estructuralismo. El estructuralismo nos va a ocupar hoy y el
jueves. Yo sólo voy a recordar conceptos que ustedes ya conocen de la teoría
saussureana, muy rápidamente, pero, como les había adelantado en la primera clase, en
este curso nos vamos a concentrar en una escuela estructuralista en particular, que es la
escuela estructuralista de Praga. Esta fue muy influyente, tiene un período preguerra y
un período postguerra. Es una escuela que tiene fuertes influencias en la lingüística
contemporánea, por otra parte.
Entonces, para presentarles este recuerdo del estructuralismo me voy a basar en
el texto de Coseriu que tiene como bibliografía optativa y en el Curso de lingüística
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general, del que ustedes tienen algunos capítulos de lectura obligatoria. ¿Cómo se
define la lingüística estructuralista? Coseriu propone esta definición un poco circular:
“Por lingüística estructural entenderemos toda forma de lingüística de las lenguas que se
refiera a la noción de estructura”. Un lexicógrafo lo mataría (risas), pero bueno, es así.
Toda lingüística estructural es la lingüística que considera que las lenguas son sistemas.
De sistemas hablé recién.
Luego hay una idea que ya les había anunciado, la idea de que el Curso de
lingüística general es un punto de entrada y un punto de salida. Es un punto de
encuentro, dice Coseriu, de tesis e intuiciones anteriores, ya que sintetiza intuiciones,
tesis, y las presenta de manera ordenada y es al mismo tiempo un disparador de nuevos
problemas y de nuevos campos de interés es que tiene el valor que tiene.
Ustedes recordarán varios datos. Contamos con distintas ediciones del Curso de
lingüística general, la base, algunas fuentes manuscritas que debemos al trabajo de
Godel, alguna edición crítica de finales de los sesenta.
G. C.- No. Ese es Gödel, Kurt Gödel. Este es el investigador francés de los años
sesenta. Trabajó con los libros de Saussure y su trabajo está reunido en un libro, junto
con muchos clásicos franceses que trabajaron con la obra de Saussure.
¿Conocen estos escritos que se encontraron ahora en la mansión de Ginebra de
Saussure? En estos viejos textos se muestra que esas dicotomías que se suelen presentar
en el Curso de lingüística general de manera tan tajante en los textos de Saussure no se
muestran de manera tan tajante.
¿Cuáles son las principales ideas del curso que ustedes tendrán que repasar? En
primer lugar la del recorte del objeto de estudio de la lingüística: la lengua frente al
habla. La noción de signo lingüístico, la noción de sistema y valor, las relaciones entre
signos sintagmáticas y paradigmáticas, que son esenciales para entender los sistemas,
las gramáticas de las lenguas. La dicotomía sincronía y diacronía. Recordarán que
cuando delimita el objeto de estudio se apoya en algunas dimensiones. La lengua para
Saussure es una entidad mental, porque recordarán ustedes que para él la lengua se da
en ese lugar del cerebro del hablante o del receptor en que se encuentran el concepto y
la imagen acústica. La lengua, como lo venimos diciendo, es social. La lengua se
caracteriza desde el punto de vista temporal, en el sentido de que la lengua cambia, dice
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Saussure, un sistema reemplaza a otro. En cuanto a la unidad del signo mismo dirá que
es mutable e inmutable. La lengua se caracteriza desde un punto de vista
intralingüístico. Procede por contraste, como bien recordarán. La lengua se encuentra en
el cerebro del hablante-oyente; es una entidad mental. El habla, por el contrario, es un
mecanismo psicofísico, que incluye la fonación. El habla sería algo así como la suma de
lo que las gentes dicen. Fíjense que esto nos recuerda a las definiciones externistas.
Todo lo que es exterior, lo que sale del individuo como producto. La lengua, si bien es
mental, al mismo tiempo es social. El individuo ante la lengua está inerme, en términos
de Saussure no puede modificarla, no puede crearla. El individuo frente a la lengua es
pasivo. Recordarán algunos pasajes del curso en que se dice que la lengua es algo que
los sujetos reciben, como un tesoro depositado en la masa hablante. El habla, en
cambio, es un acto de voluntad e inteligencia donde aparece creatividad no en sentido
estrictamente chomskiano. En el habla aparece la variación pero también aparece el
accidente, en el sentido de las perturbaciones, las vacilaciones, los errores. La lengua
entonces es una herencia de una época precedente, y desde este punto de vista temporal,
en cambio, el habla es momentánea.
Desde el punto de vista intralingüístico sabemos que la lengua es un código en el
sentido de que es un sistema de signos que expresan ideas. En ese código, en ese
sistema, lo esencial es la unión entre sentido y la imagen acústica. Ya dijimos que el
valor de los signos depende de la posición de los signos en el sistema, de sus relaciones
con otros signos. En la lengua, dice Saussure en un pasaje muy citado en los libros de
lingüística, todo son diferencias, todo es oposición. Por lo tanto, en la lengua lo que
importa es la forma. La forma en el sentido de las oposiciones funcionales, el carácter
diferencial que emana de las relaciones entre los signos, que como veremos, y en esto
avanza mucho la Escuela de Praga, corresponden a distintos subsistemas de la lengua.
La lengua entonces es un conjunto de subsistemas en los que hay signos de diferente
orden. En cambio, el habla no es otra cosa que el uso de ese sistema. El sistema es
virtual, podemos añadir. Sobre este punto trabajan herederos de Saussure como Coseriu:
la diferencia entre lo que es el sistema virtual, el sistema como posibilidades, y su
realización, eso es, el habla. Sin embargo la relación entre estos dos opuestos que se
presentan de manera tan dicotómica son interdependientes: no se puede hablar de lengua
sin habla ni de habla sin lengua. Lo que está en el Curso de lingüística de Saussure
reunido y redactado por sus discípulos es que el objeto de la lingüística es la lengua, que
es lo único que puede ser definido de manera autónoma. Aquí, como sabemos, entra
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-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Estudiante- Pez.
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Nota de desgrabación: Las comillas simples se utilizan para hacer referencia al signo como unidad dual,
mientras que las comillas dobles refieren al significado de la unidad léxica mencionada.
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“casas” y lo tengo que traducir al esquimal, ¿qué pasa? Tengo problemas. ¿Por qué
tengo problemas? Porque en español no diferenciamos. Para nosotros el plural es: “más
de uno”. En cambio, para traducir al esquimal tenemos que averiguar, según el contexto,
si en esquimal tenemos que decir: ‘igluk’ o ‘iglut’, que no es lo mismo, es una
diferencia no menor que está en el sistema del esquimal y que, para el esquimal, es
importante. Habíamos visto también cuestiones de léxico, como en el alemán así como
cuestiones de fonética y fonología en perspectiva, también, contrastiva. Fíjense un
ejemplo de valor en el plano del significante para el caso de nuestra lengua, del español.
Recordarán ustedes, del Curso de lingüística general, que Saussure prevé la posibilidad
de que cambie el valor del significante, es decir que el valor cambie en un plano del
signo y no en el otro, así como que pueda tener consecuencias o no ese cambio en el
significante. En la gramática de Nebrija –ustedes saben que es la primera gramática
oficial de la lengua española que se escribió en el mismo año de la conquista, en 1492-,
él describe el sistema gramatical de ese tiempo, es una gramática sincrónica, y para el
caso del sistema pronominal del plural, ¿cuál es la forma que usa el español de España
para la segunda persona del plural?
Estudiantes- ‘Vosotros’.
Estudiante- Formal.
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La forma pronominal para la primera persona del plural cuando está en caso
objetivo era: ‘vos’, en la época de Nebrija. Entonces, una oración como: “Ellos nos
ven”, se decía, para la segunda persona: “Ellos vos ven”. En nuestros días, en el español
peninsular para la primera persona tenemos: nos, y en la segunda, nada, cero. “Ellos os
ven” dicen los españoles. Entonces, ¿qué ha pasado? Ha habido un cambio diacrónico
dentro del español, dentro de esta zona del español, en el sistema pronominal por el cual
se ha perdido un elemento de significante. Es decir, ha variado el significante, pero la
distinción de significado, conceptual, persiste. No hay un cambio en el plano del
significado. Entonces, en este caso tenemos un ejemplo de valor diferencial entre dos
sistemas en lo que concierne al significante: hoy es el cero, en el sistema actual, pero la
ausencia no invalida que siga estando el significado de segunda persona. Entonces, en
conclusión, en el primer sistema que presenta Nebrija en su gramática están marcadas
ambas personas: “nos” y “vos”. En la segunda, sólo tenemos una marcada: “nos”,
mientras que “os” es ausencia pero tiene el valor de significado que tenía. Lo que esto
significa, en términos de Saussure, es que el valor permanece, que el valor no estaba en
la forma material sino que el valor distintivo está en la oposición de “nos” frente a “os”.
Entonces, recordarán ustedes que Saussure en su Curso de lingüística general, o en su
clase mejor dicho, sostiene que el significado y el significante, es decir los dos planos
del signo, tomados de manera aislada son puramente negativos y diferenciales pero que
el signo en su conjunto, tomado como totalidad, es una entidad positiva, es un hecho
positivo. En cambio, si considero el signo en relación con otros signos, en el nivel que
yo me mueva, en el nivel que yo considere, se trata de oposición, por eso, la frase que
ya cité el martes: “en el sistema no hay más que diferencias”. El valor es, justamente,
esa diferencia que se da en las oposiciones.
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Quisiera pasar a otro tema que nos será útil para unidades próximas que es el
modo en que Saussure concibe las relaciones entre los signos del sistema. Los modos
son básicamente dos; él considera que los signos se relacionan de acuerdo con dos
formas típicas de actividad mental:
• La linealidad: es decir, los signos se dan en cadena, se dan en sucesión, uno
detrás del otro. Y el valor de cada signo, entonces, se da según su posición en la
cadena. Estas relaciones sintagmáticas se dan en los distintos niveles de
estructuración lingüística. Las tenemos en el nivel fonológico, en la
estructuración de las sílabas, por ejemplo. En el nivel morfológico, ya que los
morfemas se disponen en secuencia a lo largo de la palabra de acuerdo con la
combinatoria propia de cada lengua. Por ejemplo, sabemos que, para trabajar
con la morfología, si tenemos un adjetivo ‘útil’ y queremos negar ese adjetivo,
¿qué podemos hacer? Podemos poner un prefijo de negación: [in [útil]]. Este
prefijo necesariamente va en primera posición. Y ¿qué más puedo hacer?
Estudiante- Mente.
G. C.- Su cerebro. Y podría seguir jugando… ‘Su masa’, para sacarlo de las
partes del cuerpo, y podría seguir… ¿Qué es esto? Esto es un paradigma
asociativo. Esto es un paradigma que yo armo por asociación. Pero, si está
‘rostro’ no puede estar ‘cara’. Si elijo uno, no puede estar el otro. Si quiero armar
paradigma con ‘endureció’, puedo cambiar: ‘iluminó’, ‘enfureció’… en fin, todo
lo que es compatible en el contexto de la oración.
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Su rostro se endureció
… … … …
Estudiante- ¿La relación de todo con todo? Por ejemplo: “casa – libro”. ¿O tiene
que ser algo más…?
G. C.- No. El sistema está estructurado. Esta estructura está dada por las
restricciones y las posibilidades en cada nivel. O sea, asocio si hay relaciones
fonológicas, morfológicas, sintácticas, etc. Se trata de asociaciones, de qué te evoca
determinada unidad. Una unidad te evoca un paradigma, un conjunto de términos unido
por relaciones de distinto tipo que descansan en factores de distinto tipo: similitud
fonética, semántica, etc. No es caótico el sistema. Justamente, tiene estructura. Los
elementos del sistema están interrelacionados por ese conjunto de valores. Vamos a ver
que Praga sí que profundiza en los distintos niveles lingüísticos y complejiza la entidad
‘signo’ que para Saussure es como una hoja de papel, un anverso y un reverso. En Praga
agregan ciertas complicaciones al modelo de Saussure.
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Estudiante- Del tratamiento que se le daba a los reyes, con el ‘vuestra merced’.
G. C.- Exactamente. Proviene de una forma antigua que era: ‘vuestra merced’.
Luego va cambiando a lo largo del tiempo, hasta llegar a nuestro: ‘usted’:
Vuestra merced → vuesa merced → vuesarçed/vuesançed → vuset → voacé → vucé
→ vuced → vusted → usted
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G. C.- Jakobson trabajó en el marco del formalismo ruso, sí, es uno de los
ideólogos. Pero yo no me refería solamente a eso sino también a obras más
estrictamente lingüísticas y no tan vinculadas con la teoría literaria y la literatura.
La escuela lingüística de Praga tuvo dos épocas. La época de la pre-guerra (de
1936 a 1939) y la época de la posguerra, lo que se suele llamar “el período clásico” y
“el período de la posguerra”. Tienen ustedes unos nombres: lo tienen a Jakobson, y
unos otros que van a encontrar en la literatura como Havránek, Mathesius, Vachek,
Trubetzkoy –una figura sumamente importante para la fonología- Karcevski –lo mismo-
. Karcevski trabajó en Praga y estudió en Ginebra. Tuvo mucha influencia de la escuela
de Ginebra, entonces ahí también se da el intercambio de ideas.
Vamos a ver, hacia el final de la clase de hoy, un poco más sobre la escuela de
Praga, de su orientación estructuralista, y de uno de los puntos sobresalientes de esta
escuela que es su posición funcionalista. Este es un viraje importante. Antes de esto, les
voy a decir algunas pocas cosas de las otras escuelas estructuralistas.
La escuela de Ginebra es la más fiel a Saussure. Allí trabajaron sus discípulos,
continuaron su obra sus discípulos, como Bally. Bally, además, es un lingüista con una
entidad propia que publicó libros muy influyentes como El lenguaje y la vida o La
subjetividad en el lenguaje. Pero Bally tal vez sea el miembro más creativo de la escuela
de Ginebra. Esta se ocupó intensamente de hacer accesible la obra de Saussure, bajo la
forma del Curso…, a interpretar y discutir las dicotomías saussureanas pero con el
ánimo de defenderlas. Defendieron, entonces, esa distinción tajante entre sincronía y
diacronía, por ejemplo, así como la necesidad de concentrarse en el estudio del signo y
de los estados, de los sistemas, de la “lingüística estática”. En la escuela de Ginebra
tenemos que ubicar también a uno de los autores que ustedes van a leer que es
Benveniste, formado en Ginebra y un lingüista también sobresaliente, pionero de los
estudios del discurso. El texto que ustedes van a leer de él es una crítica a la noción de
arbitrariedad entre los planos del signo.
La escuela danesa está representada de manera paradigmática por Louis
Hjemslev, y es la escuela más formalista. La teoría de la glosemática desarrollada por
Hjemslev, inspirada en la matemática y en la lógica, profundiza la distinción entre
lengua y habla de manera tal que postula una teoría de la lengua en la que sólo hay
forma pura. Es decir, Saussure, en el curso, había enunciado esa frase que ha persistido
a lo largo del tiempo: “La lengua es forma, no sustancia”. La escuela danesa profundiza
esta idea de la lengua como forma pura y hace distinciones adicionales, sobre las que no
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tengo tiempo de entrar aquí, que permiten construir un sistema, una teoría muy
sofisticada, muy precisa de signos y del sistema en su totalidad. La lengua es, para esta
escuela, un sistema de dependencias internas. No hay relaciones externas: no hay
relaciones con el contexto, no hay relaciones con la sustancia, con la realización. Es
absolutamente un sistema abstracto de relaciones.
Rápidamente, una ojeada al estructuralismo inglés: les decía que no tiene una
filiación con Saussure, son escuelas que surgen paralelamente, en simultaneidad, pero
sin que se lean unos a otros. La referencia es Firth que es su principal figura. El
estructuralismo inglés es importante porque, además de defender las ideas de estructura
y sistema, fue muy influido por el contextualismo. Es decir, para el estructuralismo
inglés -en contraste con lo que acabamos de ver de la escuela danesa- el contexto de
situación, los condicionantes externos son sumamente importantes para entender el
funcionamiento de la lengua y el lenguaje. Es decir, hay estructura en el sentido de
relaciones sintagmáticas, de estructuras secuenciales, mientras que el sistema es
paradigma, es su realización paradigmática. Relaciones-y, Relaciones-o, pero el sistema
lingüístico, la lengua, funciona en contexto de situación. Esto es muy importante porque
van a desarrollar una teoría del contexto y van a dar lugar a modelos lingüísticos que
hoy tienen alta popularidad aun en nuestros confines como la Lingüística sistémico-
funcional desarrollada por Halliday y sus discípulos, que es una teoría funcionalista
que incluye el contexto como el nivel superior de la lengua. Es decir, el contexto está
dentro de la lengua y condiciona las realizaciones, para decirlo muy sintéticamente.
El estructuralismo norteamericano, en sus dos vertientes, desde el punto de
vista metodológico, trabaja fuertemente con datos, parte de la empiria. Es una teoría
externista, como decía Chomsky. Una teoría externista que, justamente, es causa y
fuente de la reacción de Chomsky ya que esta es la escuela lingüística en la cual se
forma Chomsky. Estos estructuralistas norteamericanos hablaban de dos modos de
considerar la estructura lingüística, tomaban partido. Hubo así como una división en la
que algunos pensaban que los datos estaban allí para que fuera el lingüista a poner
orden, a sistematizar, clasificar –la palabra clasificación es central en el estructuralismo
norteamericano-. Ese orden que pone el lingüista es la estructura, justamente. Esta es la
idea de Hocus Pocus. Por el contrario, otros consideraban que la estructura estaba en las
lenguas y que el lingüista lo que hacía era descubrirla, la posición “God´s Truth” o
“verdad divina”.
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corresponde con el título de adentro. Pero las traducciones están allí. Como les decía
antes, hubo dos períodos: la pre-guerra y pos-guerra. Nosotros hemos elegido dos
textos: uno que corresponde al período clásico, o de pre-guerra, que son las Tesis, y otro
que corresponde al segundo período, un trabajo de Bohumil Trnka.
El primer texto que vamos a ver son las Tesis. Pero antes de eso, quisiera
mencionar, a modo de anticipo, para que ustedes puedan ir ordenando las ideas en las
lecturas, cuáles son los principales aportes de la escuela lingüística de Praga a la
lingüística posterior, a la lingüística actual, y después entrar más en detalle a las Tesis y
trataré de decir algo sobre el artículo de Trnka también.
Uno de los logros mayores de la escuela lingüística de Praga es el haber
distinguido de manera explícita entre el sonido concreto –los sonidos desde el punto de
vista físico, acústico- y los sonidos como unidades o señales significativas. Dicho en un
idioma común ya, para nosotros, la escuela lingüística de Praga distinguió con claridad
los territorios de la fonética y la fonología, y aportó de manera sustancial a los
estudios de la fonología especialmente a través de Jakobson y Trubetzkoy con su libro
fundacional Principios de Fonología estructural. Sus aportes a la fonología consisten,
especialmente, en haber incorporado la idea de oposiciones sistemáticas para estudiar la
estructura fonológica de las lenguas.
Un segundo aporte, fundamental, y que hace que la escuela lingüística de Praga
tenga que ser considerada como el antecedente de todas las escuelas funcionalistas hoy,
es la perspectiva funcional de la lengua. Las lenguas, para los lingüistas de Praga, son
sistemas destinados a determinados fines, diseñados para cumplir determinadas
funciones.
Por otro lado, Praga se opone a la distinción estricta entre sincronía y
diacronía y considera que todo en la lengua es dinamismo, que no puede hablarse del
sistema, de la sincronía, en términos absolutamente estáticos ni de diacronía sin
considerar su repercusión en la sincronía. Es decir, esta dicotomía que era tajante en
Saussure se reformula de manera sustantiva en Praga.
Otro aporte, que van a ver muy bien expuesto en el artículo de Trnka, es la
elaboración de los sistemas lingüísticos, de los niveles lingüísticos. La lengua, para los
lingüistas de Praga, es un sistema de subsistemas. Es decir, no es una entidad simple de
sistemas sino que hay que distinguir entre un nivel fonológico, un nivel morfológico, un
nivel sintáctico, y un nivel supra-sintáctico que llamaremos “comunicativo – funcional”.
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Cada uno de estos subsistemas con sus propias unidades y sus propios mecanismos de
combinación.
Hay otros aportes que nos llevan a territorios más allá de la lingüística: al
discurso y a la literatura. Justamente, a raíz de su convicción de que la lengua es un
sistema diseñado para cumplir determinadas funciones, los lingüistas de Praga son los
primeros en distinguir lo que se llaman registros funcionales –que aún hoy se usa como
concepto en la lingüística-. Es decir, la lengua de acuerdo con la situación, de acuerdo
con las tareas, los objetivos, de acuerdo, incluso, con el interlocutor, desarrolla sus
propios estilos funcionales. Así, tenemos el lenguaje académico, el lenguaje informal,
etc. Hay distintos trabajos de varios lingüistas de Praga sobre los registros funcionales y
este es un aporte muy importante para la moderna teoría lingüística. Por otro lado, como
ya anuncié, en Praga se trabaja la lingüística y la literatura. Es decir, se considera que la
lingüística anterior descuidó por completo la literatura cuando la literatura debe ser un
campo de trabajo central para los lingüistas, así como la literatura y la crítica literaria
deben hacer uso de los conocimientos de la ciencia lingüística.
Cuando introduje el panorama histórico, les había hablado de algunas de las
líneas de tensión que atraviesan la historia de la lingüística, y esta es una que les había
anticipado, y que vimos en la gramática tradicional con ese apego a la literatura. Ese
apego a la literatura después se perdió, y con Praga hay una vuelta a lo literario, una
vuelta a ocuparse de la literatura y muy especialmente de la poesía. Por lo tanto, por
todos esos aportes que simplemente he listado, por ahora, y que ustedes podrán leer
especialmente en las Tesis, la lingüística de Praga es un antecedente fundamental de
distintas disciplinas de la actualidad como: la pragmática, la lingüística del texto, todo
lo que es el campo de la lingüística del habla –también llamada lingüística de la parole-.
G. C.- La lingüística del habla es un término muy amplio en el que podrían entrar
parte de la pragmática, parte de la lingüística del discurso, parte de la lingüística
textual. Es decir, la lingüística del habla es un término que acuñó ya Saussure, que
retomó Coseriu, y que señala, de algún modo, el campo de los enfoques lingüísticos que
se ocupan de la lengua en situación y no del sistema al modo chomskiano, por ejemplo.
Se ocupa de la lengua en sociedad, lo que vamos a llamar: enfoque funcionalista. Es una
etiqueta amplia, digamos. Más amplia que las otras que aparecen allí.
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Bien. Vamos a las Tesis. Vamos a entrar al texto. Este texto, como ustedes van a
ver, es una especie de programa, una especie de manifiesto. Es un texto conjunto,
elaborado por los primeros miembros de la escuela lingüística de Praga, se presentó en
un congreso de filólogos eslavos en 1929 y es un texto que aborda distintos temas,
algunos de los cuales hemos anticipado. Nosotros en el curso no vamos a ver el texto
completo sino que hemos traducido las partes más significativas y yo voy a hacer foco,
aquí en el teórico, en algunas cuestiones que me parecen más importantes.
Estas Tesis recorren distintos aspectos de la lengua, de las relaciones entre
historia y sincronía, de la relación entre lingüística y literatura, lingüística y poéticas,
estilos funcionales, etc. Van recorriendo esos distintos temas, y van tomando, estos
lingüistas, posición. Y, por otro lado, suelen señalar en algunos de los apartados las
tareas por realizar. Porque, de algún modo, este es un texto constituyente –hoy se habla
más de los textos destituyentes-. Es constituyente de un movimiento, de un círculo de
lingüistas que a partir de ese año empiezan a ser conocidos con ese nombre: círculo
lingüístico de Praga o escuela lingüística de Praga. Es un texto fundacional,
constituyente o instituyente, podríamos decir. Entonces, estas Tesis comienzan con la
enunciación de la concepción de lengua que van a sostener los lingüistas de Praga. Ellos
incluyen la lengua dentro de las actividades humanas. En tanto producto de la actividad
humana, la lengua comparte con las otras actividades el carácter de finalidad.
En el análisis lingüístico –dicen los praguenses- es indispensable tomar en cuenta la
función. El hablante usa la lengua para determinados fines. (…) Por eso la lengua –dice en
la segunda parte- es un sistema de medios de expresión apropiados para un fin.
Fíjense que esta idea de ‘función’, esta perspectiva funcional, es externa e
interna. Por un lado, se habla de lengua para conseguir determinados fines y, en ese
sentido, por ejemplo: fines estéticos con la poesía, fines prácticos, etc. Están pensando,
ellos, en un concepto de función externa a la lengua, ¿se entiende? La lengua para
fines externos al sistema. Pero, al mismo tiempo, encontramos en estos escritos y en
esta misma formulación, el concepto de función interna al sistema. Fíjense lo que dice
en la última parte de la cita del manifiesto:
No se puede comprender ningún hecho lingüístico sin tomar en cuenta el sistema al que
pertenece.
¿Se entiende? No puedo analizar, para volver a nuestro ejemplo, no puedo
describir y explicar la forma ‘usted’ sin apelar al términos relacionado, al ‘vos’. ‘Usted’
es lo que no es ‘vos’. ¿Cuál es la función fuera del subsistema pronominal? La función
es llamar la atención del otro, el dirigirse al otro, el tomar contacto con el otro.
Entonces, la lengua en cuanto sistema, en cuanto conjunto, en cuanto estructura debe
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estudiarse como totalidad y cada elemento en dependencia del resto de los elementos y
de la función que cumple en el sistema o subsistema, como vamos a ver.
La segunda tesis enfrenta la cuestión, crucial para estos lingüistas, de la relación
entre sincronía y diacronía. Allí se ve con toda claridad la crítica a Saussure. Ellos
dicen: para conocer una lengua, para estudiar una lengua, no hay nada más atinado que
estudiar el estado sincrónico, es decir, un estado de lengua actual. Estudiar la sincronía
de un sistema, el estado sincrónico de un sistema, me permite estudiar la totalidad de los
hechos relevantes y además, fíjense, hay una motivación de orden metodológico muy
importante: estudiar la sincronía, el estado actual de lengua, es la manera de tener un
acceso directo al material, a todo el material. Sin embargo, dicen los praguenses, lo
funcional se da también en la diacronía. Las distinciones funcionales deben considerarse
cuando uno estudia estados pasados de lenguas porque, justamente, por un lado, los
hechos diacrónicos repercuten en la sincronía y en la sincronía vive la diacronía. Voy a
dar algún ejemplo para que esto sea más claro. Tienen subrayada allí una frase que es
elocuente respecto de la posición: No es posible establecer, -como lo hacía Saussure y lo
hace la escuela de Ginebra-, límites infranqueables, cortes de navaja, entre lo sincrónico
y lo diacrónico.
Si nosotros analizamos el estado de lengua hoy en cuanto al vocabulario, ¿qué
vamos a encontrar? Por supuesto que vamos a encontrar arcaísmos –palabras que están
dejando de usarse-, también distinciones funcionales que están dejando de usarse. Hace
un rato, por ejemplo, hablábamos de la distinción entre ‘pez’ y ‘pescado’ y
comentábamos que percibimos, algunos, no sé si todos, cierta tendencia a la
neutralización de esa oposición o, por lo menos, pérdida de conciencia de la distinción
que es un posible preanuncio de una neutralización. Es decir, la lengua está en
permanente dinamismo. La lengua actual, que hablamos, tiene hechos del pasado, por
ejemplo palabras que caen en desuso, expresiones de categorías, por ejemplo, si yo les
digo: “si hubiere amenaza de bomba”, esa forma de futuro del subjuntivo está
prácticamente en absoluta declinación y desaparición. La encontramos en textos de fines
del siglo pasado, y también si leemos textos legales de hoy --es una forma típica de los
textos del ámbito jurídico- la encontraremos. Pero, evidentemente, es una forma arcaica.
Por otro lado, también tenemos neologismos, creamos palabras nuevas y eso es una
muestra muy simple de que en sincronía hay dinamismo.Es importante considerar que,
como contracara, la diacronía tiende a tener consecuencias en los estados sincrónicos de
lengua. Podemos, por ejemplo, estudiar nuevamente nuestra lengua en diacronía, como
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lo hace Fontanella de Weinberg, que era una lingüista argentina que estudió la evolución
del español bonaerense; cómo fue evolucionando el español bonaerense a lo largo de
cuatro siglos, o sea, del siglo XVI al siglo XX. Ella encontró muchas cosas interesantes,
es un libro recomendable para leer. Pero, una de las cosas que ella registra y presenta
son los cambios del sistema palatal, los cambios en el nivel fonológico que se
produjeron en nuestra lengua, aproximadamente, a finales del siglo XVIII y principios
del siglo XIX y, especialmente, con el auge del romanticismo y la introducción del
francés en la literatura así como en la política de modo tal que nuestro vocabulario
incorporara muchos préstamos del francés, que conservamos, algunos, hoy en día. ¿Se
les ocurre alguna palabra? Como Chofer, Cheff…
Estudiante- Garage.
Estudiante- Chalet.
empiecen los teóricos de lingüística sistemática con el signo: , que es: shhhh; una
sorda, fricativa, y desde el punto de vista de la articulación es palatal. Bueno, ese sonido
no existía. Pero, ¿qué ocurre? Se incorpora una masa de vocabulario con ese sonido y
eso hace que se incorpore ese fonema y eso ocasiona movimientos en la zona de
palatales del español bonearense. La incorporación de ese fonema determina cambios,
entonces, en el sistema palatal. La idea es, para concluir, que los cambios fonéticos, en
este caso la introducción de un sonido a través de una masa importante de vocabulario,
producen cambios en el sistema sincrónico, producen inestabilidad y cambios. Y eso es
lo que los lingüistas de Praga vienen a afirmar con sus investigaciones.
Vamos entonces a la cuestión de fonética y fonología de la que ya habíamos
hablado que es la segunda parte de estas Tesis y es una parte central de ellas. Es el
apartado dos, que se titula “Tareas que debe abordar el estudio de un sistema lingüístico
y del sistema eslavo en particular”. Entonces, en este apartado vamos a encontrar una
enumeración, una caracterización de los distintos niveles lingüísticos por estudiar. En la
primera parte, entonces, encontramos la distinción entre el sonido, lo que nosotros
llamamos ‘fonos’, la sustancia fónica, los sonidos tal cual los percibimos, de lo que son
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Vamos a comenzar con una parte del texto de Trnka sobre el que quiero hacer
énfasis por cómo vamos a seguir en la materia. El texto de Trnka nos lleva directamente
a la guía 3, la guía de lingüística sistemática. Después, en el último tramo de la clase
vamos a hablar de los campos de la lingüística actual, un poco de las diferentes
subdisciplinas que ocupan a la lingüística, y vamos a repasar un poco cuestiones
relativas a los paradigmas predominantes, formalismo vs funcionalismo, a modo
resumido porque de este tema venimos hablando desde la primera clase prácticamente.
Estábamos la clase pasada en la segunda parte de las tesis, en el parágrafo 2,
recordarán ustedes, en donde comienza la exposición sobre los niveles lingüísticos y las
tareas que tiene que llevar a cabo la lingüística y especialmente la lingüística eslava.
Uno de los aportes fundamentales de la escuela lingüística de Praga es haber
diferenciado el campo de los sonidos físicos de la parte que corresponde al estudio
sistemático y al estudio funcional, que es la fonología. La fonología es el campo de las
distinciones significativas que pueden hacer los fonemas. Praga, especialmente a través
de Trubetzkoy y Jakobson, desarrolla una teoría fonológica –la escuela lingüística de
Praga es especialmente conocida por sus desarrollos en el campo de la fonología– que
distingue con nitidez lo que es el campo de la fonética, es decir, de los sonidos tal cual
los percibimos como objetos físicos, de la fonología, que es la disciplina que se va a
ocupar de las correlaciones, de las diferencias y que se formula en términos de
correlaciones fonológicas.
Para los praguenses es una tarea primordial de la lingüística eslava y general
caracterizar el sistema fonológico de las lenguas a partir de estas oposiciones que
Trubetzkoy se encargará de tipificar en su libro muy famoso, Principios de fonología.
Sabemos que los fonemas de un sistema lingüístico conforman subsistemas cuyos
elementos están estructurados por relaciones de oposición que contraen entre sí.
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G. C.- Sí, hay morfemas libres que pueden funcionar como palabras
naturalmente; estoy dejando de lado esos casos. Estamos pensando en morfemas en
tanto constituyente de palabras y palabras complejas.
Respecto de la sintaxis, la definición en las tesis es que la sintaxis se ocupa del
agrupamiento de palabras. En primer lugar, cómo se agrupan las palabras en oraciones
es algo peculiar a cada sistema lingüístico. Cada sistema lingüístico tiene sus propias
reglas combinatorias en la sintaxis y específicamente, la propiedad más ligada con la
sintagmática es el orden de palabras. Como vimos ya en una clase anterior, el orden de
palabras es más o menos rígido según la lengua y el tipo de lengua. Hay lenguas con
orden fijo y hay lenguas con orden mucho más libre.
Para los praguenses –y este es un enunciado que creo que no tiene discusión en
ninguna escuela lingüística– el acto sintagmático fundamental es la predicación. Cuando
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En segundo lugar, otra distinción de Praga que es muy importante para diversos
campos de la lingüística es la diferencia que ellos hacen entre lenguaje intelectual y
lenguaje emotivo. Es lo que tiene que ver con aspectos más cognitivos en el uso del
lenguaje vs. aspectos más afectivos, emotivos. Son los dos índices, la intelectualidad vs
la afectividad, más importantes del lenguaje, y se interpenetran entre sí.
G. C.- Siete menos diez por favor. [Chica de un partido político se va] Es difícil
discriminar en un hecho comunicativo de manera estricta con un corte de navaja qué es
afectivo y qué es cognitivo o intelectual. En este acto de habla que yo acabo de hacer al
responder a las personas que querían entrar, no sé si habrán visto el tono y la gestualidad
que traté de expresar de manera de hacer más amigable y menos antipático el rechazo al
pedido. En este caso, lo gestual y la entonación son los indicios que corresponden al
aspecto más afectivo u emotivo de mi acto de habla anterior; hay también aspectos
estrictamente lingüísticos que manifiestan afectividad (los diminutivos, determinadas
zonas del vocabulario, etc.)
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es que para los praguenses, la definición de lengua literaria es propia del contexto
histórico cultural. Ellos entienden como lengua literaria la lengua que expresa la vida de
una cultura y una civilización, y entienden dentro de ella al pensamiento científico,
filosófico y religioso. El acervo cultural de una sociedad, de una cultura, sin restricción
a lo estrictamente ficcional sino todo lo contrario: ciencia, filosofía, derecho, religión,
política. Por eso la oposición es con la lengua popular. Lengua popular es la que se
emplea en una relación directa con la vida real, con la vida cotidiana, con el desempeño
familiar y cotidiano de las personas.
La lengua literaria definida entonces por oposición a la lengua popular tiene
unas características que se refieren a una tendencia relativamente conservadora de los
usos del sistema gramatical pero perpetuamente creadora en lo que hace al sistema
léxico, al vocabulario. La actividad creadora demanda la creación de conceptos, de
nuevas nociones, y por lo tanto el vocabulario es expansivo. Hay en la lengua literaria,
dicen los praguenses, una actitud más exigente respecto de la lengua, más reglada, más
normativa, cierta densidad expresiva, mayor lexicalización de grupos de palabras,
sintagmas, etc. La lengua literaria acusa una doble característica. Por un lado tiene
tendencia a la expansión, esto es, a ocupar un lugar de koiné en la sociedad, a tener un
lugar común. Por otro lado, también tiene la tendencia a convertirse en monopolio de
las clases dominantes, justamente por estas exigencias que veíamos antes.
La literatura debe ser examinada por los métodos rigurosos de la lingüística, y la
literatura debe ser por las características que mencionaba anteriormente, objeto de
estudio de la lingüística. Praga propugna, por la influencia de Jakobson especialmente,
un mayor acercamiento de la lingüística y de la literatura. Especialmente, el capítulo
final dedicado a la función poética especifica de manera detallada qué tiene que decir
una lingüística estructural funcional cuando se trata de analizar el hecho poético.
En la lengua poética también tienen importancia todos los niveles lingüísticos.
Es necesario, dicen los praguenses, elaborar principios de descripción sincrónica de la
lengua poética evitando la confusión tan común de confundir lengua poética con la
lengua de la comunicación. Lengua poética, para los praguenses, tiene una entidad
propia que tiene que ser por lo tanto estudiada de manera separada.
Desde el punto de vista de la sincronía, la poesía tiene la forma del habla en el
sentido saussureano porque la poesía es un acto creador individual. Ustedes recuerdan la
definición de habla de Saussure. La poesía es un acto creativo e individual. Por un lado
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tiene como fondo la tradición poética misma pero por otro lado la lengua comunicativa
contemporánea al acto creativo. Es decir, hay pasado y presente.
La obra poética es una estructura. Le cabe, como a todo ámbito de la lengua, la
noción de estructura funcional. Los distintos elementos deben ser estudiados en su
relación con el todo, no pueden ser comprendidos por fuera de la totalidad.
Sólo algunos ejemplos. Hay que encontrar, dicen los praguenses, los principios
de la estructura fónica. En la poesía es fundamental estudiar cómo se agrupan los
fonemas, cómo se compone el ritmo, cómo se logra una estructura melódica. El
paralelismo sería otro aspecto fundamental a estudiar con las herramientas de la
lingüística. El paralelismo se logra con distintos recursos de los distintos niveles: a
partir de la repetición de elementos morfológicos, la repetición de estructuras
sintácticas, la rima, que es un hecho fonológico. La rima también está ligada de manera
fundamental con la morfología y la sintaxis. Hay elementos de la sintaxis que se pueden
poner de relieve, se pueden enfatizar en un poema y colocarse uno frente a otro para
lograr los efectos de rima.
Es decir, las estructuras sintácticas y las rítmicas están en una relación muy
estrecha entre sí, ya que sus límites, los límites de las estructuras, pueden coincidir o no,
cuando se da el encabalgamiento por ejemplo, además de las cuestiones de acento, etc.
El vocabulario de la poesía es otro nivel de análisis de interés. El vocabulario de
la poesía, dicen los praguenses, es novedoso, poco usual. En general encontramos
neologismos, palabras nuevas. Es decir, el buen poeta aprovecha las estructuras
morfológicas de la lengua, los procedimientos de composición y formación de palabras,
para lograr nuevas palabras que además de ser interesantes por la forma lo sean también
por su contenido, por su significado, por su efecto fónico.
La variedad semántica, la variedad de significados, la inesperabilidad de
significados, la variación estilística, están dadas por todos estos elementos en conjunto.
El orden de palabras es otro de los factores sobre los cuales la lingüística puede decir
mucho y por eso resulta un instrumento indispensable para el análisis del estudio de la
lengua poética.
La escuela de Praga, con las funciones del lenguaje y los registros funcionales,
me parece que es un punto de encuentro entre la lingüística y la literatura y por eso para
los estudiantes de letras sus aportes son dignos a tener en cuenta, ya sea que se dediquen
a una disciplina o la otra.
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Me voy al segundo período. Sólo voy a comentar un aspecto parcial del texto de
Trnka, que ustedes van a trabajar en profundidad en los prácticos, pero quería resaltar
algunas cosas. Como les dije el jueves pasado, el texto de Trnka corresponde a la
segunda etapa de la escuela de Praga, la etapa de la posguerra. Ya estamos en los años
sesenta. Si uno lee los trabajos de la segunda época, lo que advierte es un mayor énfasis
en los estudios gramaticales, mayor énfasis en la gramática que en la fonología. Sin
embargo los principales postulados de la escuela lingüística de Praga se mantienen en el
segundo período y por ejemplo, es central esta idea de que la realidad lingüística es un
sistema de signos; las lenguas son sistemas de signos que apuntan a la realidad
extralingüística. En Praga, con el concepto de función, no hay una visión de la lengua
como algo inherente, como algo separado de su uso social, de su uso en situaciones,
como acabamos de ver recién con la diferenciación de usos o de registros funcionales.
Siempre está ese vínculo entre realidad lingüística y extralingüística. La idea es que el
análisis de las estructuras de los sistemas lingüísticos debe conducir a la posibilidad de
formular leyes –atiendan a la palabra “leyes”– que permitan organizar los datos, los
hechos. Sin embargo, el concepto de ley no es el concepto de ley mecánica, de las leyes
de las ciencias naturales, sino que se trata de leyes con un nombre raro, las leyes
normotéticas. Las leyes normotéticas son leyes que tienen un ámbito de validez
restringido. No son leyes válidas para todos los tiempos ni para todos los casos, sino que
son válidas y verificables dentro de determinado límite temporal y dentro de un corpus
dado. Yo puedo hacer afirmaciones en términos de leyes si hago el estudio de un estado
sincrónico del sistema a partir de un corpus del español. Mis leyes serán leyes en estos
términos, limitadas al tiempo y al corpus. Para que las leyes sean interesantes, ese
corpus tendrá que estar elegido a partir de criterios metodológicos claros.
Lo que se observa es que se conserva el concepto de signo de Saussure, en el
sentido de que es una entidad biplánica, y el carácter social del signo. Lo que
encuentran y van a discutir en prácticos es en primer lugar esta noción de signo
lingüístico, que va a partir de esta formulación en latín aliquid stat pro aliquo, ‘algo que
está en lugar de otra cosa’, ‘estar en lugar de’, ‘actuar por’. A partir de esta definición
troncal de signo en general, Trnka discute en su artículo distintos tipos de signos,
discusión en la que yo no voy a entrar. Esta discusión trata de encontrar la especificidad
del signo lingüístico, frente a otros signos, por ejemplo los signos operativos, que son
los signos de la lógica y de la matemática, los signos que llama síntomas, como el de las
nubes (negras), los nubarrones, como síntoma de lluvia. Síntoma implica cierta relación
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causal en la que algo está por otra cosa. La noción de símbolo, en donde podemos usar
distintos ejemplos. Por ejemplo, la media luna es el símbolo del islam, o la cruz es el
símbolo de la cristiandad.
G. C.- El pensamiento es una flor que se usa mucho en Francia, se usa mucho en
las calles, y que es símbolo de un movimiento intelectual, el pensamiento libre, y
entonces, la flor se usa como símbolo de ese movimiento cultural donde hay agnósticos,
ateos, etc.
El signo lingüístico comparte esto de ‘estar en lugar de’, pero la relación entre el
significado y el significante no es tan sencillo como para poder ser capturado por esta
fórmula. El dualismo entre significado y significante, decir simplemente que hay dos
planos en el signo, no da cuenta, dice Trnka, de la complejidad de los sistemas
lingüísticos ni de la relación entre forma y significado. Entonces, para dar cuenta de esta
complejidad es necesario tomar en cuenta la complejidad existente en esta relación en el
sistema lingüístico, la necesidad de postular niveles de análisis, planos entre significado
y significante. Tendremos entonces subplanos. La esquematización estructuralista más
común es algo así.
Semántica
Oraciones
Niveles de Sintaxis Sintagmas
estudio de Lexemas
la Lengua Morfología Morfemas
Fonología fonemas (sonidos distintivos de una lengua)
Fonética fonos (sonidos materiales)
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entre sí. Las cadenas fonemáticas me sirven para conformar morfemas, que a su vez se
combinan a partir de las reglas combinatorias de la lengua y de las posibilidades de
formación de palabras, en palabras. Ya sé que hay morfemas libres que no necesitan
combinarse pero en general podemos decir que los morfemas se combinan formando
palabras, las palabras se combinan formando sintagmas y formando oraciones también
de acuerdo a determinadas reglas. La semántica concierne a los significados no sólo de
las unidades, de las palabras sino también de las construcciones gramaticales, de los
significados de las relaciones sintácticas, etc. La complejidad del signo lingüístico
consiste en esta estructura, que en realidad es un sistema de subsistemas. Tenemos el
sistema total y cada nivel es a su vez un subsistema con sus propias unidades y sus
reglas combinatorias.
La lengua para Trnka es un sistema de niveles múltiples con cuatro planos. Él no
habla de semántica sino que habla de sintaxis y suprasintaxis.
Estudiante- Las expresiones serían unidades del nivel suprasintáctico. ¿El evento
extralingüístico dónde estaría?
Estudiante- ¿Tiene que ver con unir la expresión con la gestualidad y eso?
Estudiante- Es un enunciado.
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de trabajo sintagmático.
Bien. Si no hay preguntas pasamos a otra cosa. Cambiamos de tema, dejamos
Praga y nos vamos al último punto de la unidad, que es presentar a grandes rasgos (una
vez que hemos hecho un recorrido histórico parcial de la disciplina y hemos llegado a
profundizar en una escuela estructuralista, que es sobre la que van a trabajar) algunas
líneas y campos de trabajo en lingüística. Algunas cosas de lo que vamos a hacer es sólo
sistematizar cosas que ya hemos ido desgranando a lo largo de estas clases. Si uno
analiza el campo de la lingüística actual a grandes líneas, encuentra distintos modos de
definir la ocupación, el modo de trabajar en lingüística. Una línea que suele trazar
límites entre lingüistas, entre teorías, etc., es la que se establece entre lingüística teórica
y lingüística aplicada. Creo que es claro lo que estos términos significan. Lingüística
teórica señala una línea de trabajo que se ocupa de la lengua, del lenguaje en sí, sin
considerar esencialmente lo social, lo funcional, el para qué. Es decir, es una lingüística
que hace investigación básica. Lingüística teórica hoy claramente describe el modo de
trabajo de la lingüística generativa, que es la corriente que ustedes ya conocen, y otras
líneas que no hemos visto aún. Por otro lado tenemos la lingüística aplicada que señala
un campo enorme de trabajo de los lingüistas, que es el llevar los resultados de la
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G. C.- Hay también pragmática teórica. Es decir, es una línea de corte que puede
aparecer dentro de las disciplinas que forman parte de la lingüística. Yo puedo tener
pragmática teórica o formal y pragmática aplicada. Yo puedo estudiar por ejemplo
gramática teórica estudiando las construcciones causativas en determinadas lenguas y
también puedo hacer gramática aplicada analizando cómo puedo enseñar esas
construcciones a estudiantes de lengua extranjera.
La otra división, lingüística sincrónica vs. lingüística diacrónica la conocen
bien así que no me voy a extender.
Otra división es lo que se conoce como microlingüística y la macrolingüística.
La microlingüística refiere al estudio de la lengua dentro de los límites estrictos del
sistema. La macrolingüística, por el contrario, une una gran cantidad de enfoques, de
disciplinas, que toman la lengua en su vinculación con lo social. Si pensamos en
microlingüística, sabemos que el sistema opera por unidades diversas que vimos recién
a propósito de Trnka; opera con unidades que son sonidos, morfemas, palabras,
oraciones, y también textos, que son unidades más complejas que la oración. Lo cierto
es que los dos primeros tipos de unidades, o los dos primeros niveles, de la fonética y la
morfología, consisten en un repertorio acotado de elementos que sobre la base de reglas
combinatorias me permiten construir un número mayor de unidades más complejas.
Fíjense que el número de palabras puede ser enorme. Uno podría contar el número de
palabras en un diccionario de español (un diccionario recoge un estado de lengua, por
supuesto que ningún diccionario es perfecto) y eso nos daría una noción de cuántas
palabras tenemos en español. Si bien son muchas, sigue siendo un repertorio reducido,
un conjunto definido. En cambio, si vamos a las oraciones y a los textos, allí vemos con
toda claridad que se da el principio de recursividad, ese módulo computacional se da ya
en el nivel de oraciones, porque el número de oraciones es infinito, del mismo modo
que los textos. Si pensamos en el nivel de palabra y pensamos en las reglas de
formación de palabras, en rigor el número de palabras posibles es potencialmente
infinito también, pero el número de palabras reales sí es finito.
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Estudiante- La pragmática dice que cada vez que yo digo algo es porque quiero
decir algo. Si yo no digo nada, ¿también es porque no quiero decir nada o porque hay un
sentido en no decir nada?
G. C.- El silencio también puede ser intencional. Hay estudios sobre el silencio
en pragmática, cuándo dentro de una conversación o en algún tipo de comunicación
hago silencio. El análisis de la conversación obviamente reposa en los estudios de
pragmática. Pero sí, el silencio es funcional, lo mismo que la risa, que también puede
ser funcional.
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lingüística textual son mucho más débiles en algún sentido porque trabajan con datos en
contexto, con hablantes, y entonces no pueden enunciar reglas sino tendencias,
probabilidades. Conviven en la lingüística en general entonces distintos métodos,
distintas perspectivas y distintas posibilidades de enunciar resultados absolutamente
confiables versus tendenciales o prototípicos –que es una palabra que está muy de moda
últimamente en lingüística–.
Nos vemos el jueves. El jueves vamos a empezar con cuestiones generales de
fonética, fonología y morfología y con el modelo de Principios y Parámetros de
Chomsky.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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agregado para que ustedes tengan como opción, no como obligación, pero que me
parece importante para clarificar.
Vamos a comenzar con el primer tema de la clase: Formalismo y
funcionalismo. Estos dos grandes términos, están asociados con dos maneras muy
diferentes de comprender la naturaleza del lenguaje. Es decir, la pregunta sobre qué es
el lenguaje. Estoy segura de que si yo ahora les preguntara a ustedes con qué asocian
formalismo y funcionalismo me lo podrían decir muy bien.
Recordarán ustedes que Chomsky, por ejemplo, como un representante
paradigmático de las posturas formalistas, ve al lenguaje primariamente como un
fenómeno mental. Y no sólo Chomsky. Se suele mencionar a Chomsky porque es el
paradigma formal más influyente, el de la gramática generativa, pero me gustaría que
ustedes tengan en claro que dentro de la lingüística formal hay otros modelos formales
no generativistas, por ejemplo, el modelo de la gramática categorial; es decir otros
modelos de la gramática, gramáticas libres de contexto, otras alternativas formales, otras
alternativas de gramática. Chomsky es el más famoso y el más difundido mundialmente
pero hay otros desarrollos formales.
Los funcionalistas, y allí verán que el texto de Leech remite a Halliday, por el
contrario subrayan el carácter social del lenguaje. Subrayan en el objeto el aspecto
social y, por lo tanto, su respuesta a las distintas preguntas –más allá de qué es el
lenguaje y cuál es la naturaleza del lenguaje- también van a diferir de manera muy
fuerte en las respuestas.
Por ejemplo, recuerden cuando hablábamos de los universales lingüísticos, esta
línea que atraviesa también desde el punto de vista histórico, épocas, enfoques,
tendencias que tienden a subrayar el carácter universal del lenguaje y las características
que las distintas lenguas tienen en común, y, por el contrario, épocas que tienden a
enfatizar la diferencia entre lenguas. Naturalmente, tanto formalistas como
funcionalistas no niegan que existan universales en el lenguaje, incluso los
funcionalistas (los formalistas, desde ya que focalizan su interés en la existencia de los
universales) también son conscientes de rasgos comunes, de fenómenos comunes entre
las distintas lenguas. Los formalistas, como Chomsky, consideran que la universalidad
se debe explicar a partir del hecho de que el lenguaje está codificado genéticamente y de
que es un órgano mental y natural. Justamente, por estar codificado en la especie, se
explica que sea universal y que haya principios y parámetros universales, que vamos a
trabajar en la segunda parte de la clase. Los funcionalistas explican la existencia de
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autónomos. No es, como vamos a ver, una autonomía total sino que hay algunas
diferencias que hacer respecto a la interacción y respecto al sistema de entrada y salida
que hace, entonces, que la autonomía no sea total. Mientras que, naturalmente, los
funcionalistas estudian los sistemas lingüísticos en relación con lo social. Es más,
algunas teorías funcionalistas extremas opinan que son las funciones lingüísticas, el
papel de la lengua en la interacción, las que inciden en la creación de categorías para el
sistema. Es decir que el sistema se explicaría en términos de necesidades externas que el
sistema viene a solucionar, con sus estructuras y unidades, etc. Por lo tanto, el sistema
lingüístico de ninguna manera es autónomo sino todo lo contrario: es dependiente, hay
una cierta relación de no arbitrariedad, de motivación entre estructuras lingüísticas y
propósitos comunicativos, necesidades comunicativas.
Después de presentar este cuadro dicotómico, Leech dice algo muy razonable y
es que toda explicación del lenguaje debe prestar atención a los dos aspectos. Es decir,
sería absolutamente necio negar que el lenguaje tiene una naturaleza mental, del mismo
modo que lo sería negar que tiene un aspecto socio-cultural. En todo caso, estas
diferencias entre las teorías, tratan de énfasis, de intereses de investigación, de la
decisión de qué parte del objeto interesa analizar, describir, explicar. Es decir, con qué
metas me dirijo al objeto de estudio. Entonces, como ya había dicho Saussure, es el
punto de vista el que define el objeto, en el sentido de que define objetivos,
metodologías, etc.
Un enfoque correcto –y esta es una traducción literal del inglés- es, dice Leech,
tanto formalista como funcionalista. Podríamos parafrasear y decir que un enfoque
comprehensivo, global, que tenga pretensiones de representar, de algún modo, la
complejidad del objeto, debería ser tanto formal como funcional. Podríamos decir,
entonces, que en realidad en lingüística, para describir y explicar nuestro objeto de
estudio, para llegar a resultados totales, tenemos que contar con trabajos, con
investigaciones de uno y otro enfoque. Esta dicotomía que siempre se plantea responde
a algo que tan bien ha perdurado en los distintos textos de Saussure, que es el carácter
inabarcable del lenguaje y, por lo tanto, de la necesidad de parcializar el objeto.
Un punto importante respecto de los enfoques formalistas y funcionalistas es
que, al tomar aspectos tan disímiles del objeto, naturalmente, las explicaciones que
pueden surgir en el seno de uno u otro enfoque son totalmente diferentes. Las
explicaciones formalistas son explicaciones que pueden formularse en términos de
reglas, de predicciones, es decir que son explicaciones de tipo formal. Las explicaciones
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de laboratorio, in vitro, que puedo aislar y analizar con una metodología formal- no
puedo trabajar con una perspectiva teórica del tipo de una teoría formal porque estoy
tratando con objetos que no son susceptibles de ser reducidos a reglas.
Si trabajamos con la unidad texto, un texto escrito u oral, eso no importa, ¿le
cabrá un juicio de valor de tipo gramatical o agramatical? A mi discurso, por ejemplo.
No, ¿verdad? Porque cuando nos comunicamos, cuando usamos enunciados y textos
reales, nos “perdonamos” interrupciones, falsos comienzos, contradicciones, a veces yo
me equivoco, digo una palabra por otra y ustedes me dejan seguir. Yo estoy segura de
que se dan cuenta pero que pueden reponer y darse cuenta de que ha sido un problema
de velocidad, o vejez, o lo que quieran. Pero, de alguna manera, en el discurso ponemos
mucho más que el sistema. Ponemos intenciones, situaciones, comprensión, etc.
Valoramos, entonces, los discursos en términos graduales. Ustedes pueden decir que la
clase fue más o menos clara, o que estuvo confusa, o más clara que otras veces. Es
decir, cuando trabajamos con unidades funcionales, con unidades que no son de
laboratorio, los enunciados, los discursos, no son unidades susceptibles de ser
analizadas en términos de verdadero/ falso, gramatical/agramatical sino que son
evaluados en términos de gradualidad. Esto es porque son objetos sensibles al
contexto, están condicionados por el contexto, por la situación y condicionan, al mismo
tiempo, la situación. Entonces, las explicaciones funcionales que atañen a textos,
discursos, enunciados realmente producidos en situación son explicaciones de orden
más “débil”, en algún sentido. Hay ciertas fronteras dentro de un texto: un texto tiene
que ser bastante cohesivo porque si es caótico no puedo entender al otro. Hay fronteras,
¿verdad? Pero, en términos generales, la cohesión y la coherencia de un texto los
evaluamos en términos tendenciales. Es decir, más o menos coherente, bastante
coherente, poco cohesivo. Pero no podemos decir que algo es “poco gramatical”. O es
gramatical o no lo es. ¿Se entiende? Entonces esto es dónde queremos llegar con la
debilidad de las explicaciones en los paradigmas funcionalistas.
G. C.- Hay términos grises, hay términos dudosos. Por supuesto. Enseguida
vamos a ver distintas maneras de marcar casos intermedios, casos en donde hay
opiniones encontradas –en gramática trabajamos también con ese tipo de fenómenos-.
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Estos problemas acerca de cómo funciona esta relación tan fundamental entre
lenguaje e ideología, lenguaje y discursos dominantes. Análisis del discurso político y
análisis crítico del discurso son algunas de las disciplinas que vinculamos con estas
facetas.
Unas utilidades de la lingüística que son tradicionales y que siempre conservan
su carácter relevante:
• Ayudar a la gente a aprender su lengua.
• Ayudar a la gente a aprender lenguas extranjeras.
• Mejorar las prácticas de lectura y escritura.
• Traducción e interpretación.
• Escribir gramáticas.
Algo que vamos a estudiar en este curso:
• Disciplinas aplicadas del léxico.
Y nos encontramos aquí con la lexicografía, la tarea de construir diccionarios de
calidad de acuerdo con los distintos perfiles de usuarios.
• Relación entre lenguaje y cerebro.
En la orientación de lingüística tiene una materia, neurolingüística, en la que se
estudian temáticas vinculadas con patologías del lenguaje. Temas a los que ustedes han
tenido un acceso primero a través de los capítulos que han leído de Pinker. ¿Cómo tratar
patologías del lenguaje?
También:
• Lingüística y computación.
La lingüística, naturalmente, tiene muchísimo que ver con la revolución digital,
de la máquina, de la computadora, ya que los insumos de la lingüística han sido
indispensables para diseñar los programas; y son aún indispensables. Se trabaja
muchísimo en esto, especialmente en el primer mundo. Los lingüistas computacionales
se ocupan, por ejemplo, de diseñar programas de redacción asistida, de traducción
asistida, bancos de datos textuales, recuperación de información. Todo eso también es
un campo para los lingüistas , especialistas, claro, en esas áreas.
Hay otro campo muy importante:
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• Lingüística forense
Esto es, la lingüística como disciplina auxiliar para colaborar en la resolución de
disputas que tienen que ver con la interpretación de textos, el plagio, la desambiguación.
Este listado me interesa compartirlo con los estudiantes de esta materia porque
siempre es bueno tener un panorama general de cuáles son los campos en los que puede
ser útil la tarea del lingüista, cuáles son las actividades de los lingüistas.
Ahora, dejamos las generalidades y vamos a hacer el paso a la unidad III de la
guía temática III, en donde nos vamos a ocupar de lleno en cuestiones de sistema
lingüístico, lo que es la lingüística sistemática. Para esto, ustedes van a trabajar en las
comisiones de trabajos prácticos con la guía de trabajos prácticos III, que tiene tres
partes: a, b y c. Esas tres partes tratan, respectivamente, temas de fonética y fonología,
temas de morfología, y temas del modelo de sintaxis de principios y parámetros. Para
los temas de fonología y morfología, como nosotros ya sabemos que ustedes saben
mucho de esto de gramática, y nos molesta profundamente repetirnos, solamente van a
trabajar en los prácticos. Yo solamente voy a hacer un recordatorio muy rápido de
nociones generales de fonética y morfología dentro de lo que se puede considerar un
modelo clásico más estructuralista, para trabajar con las técnicas, justamente con esos
métodos de los que hablábamos: segmentación, reconocimiento de unidades,
sustitución, contrastación, etc. La novedad será que vamos a trabajar con variados
ejemplos de lenguas indígenas (la guía ha sido confeccionada por una especialista en
lenguas indígenas de la Argentina), lo cual me parece que es bueno como experiencia de
trabajar con datos de lenguas que no se conocen y poner a prueba estas técnicas de
descubrimiento del sistema en los datos. Como sucedía con el estructuralismo clásico:
me enfrento con un corpus de datos extraños y, simplemente, aplico… en realidad nada
“simplemente”, con gran inteligencia aplico estos métodos y estoy en condiciones,
entonces, de resolver cuáles son las unidades distintivas, cuáles no, cuáles son sólo
combinatorias, etc.
De la parte de sintaxis, del modelo sintáctico, me voy más yo en las clases
teóricas, en realidad del modelo de gramática. Lo van a trabajar, por supuesto, también
en prácticos. Pero quería anticiparles que yo me voy a concentrar más en la parte
sintáctica, la parte del modelo de principios y parámetros, que en la parte de fonética,
fonología y morfología.
Entonces, nuestro ingreso a la lingüística sistemática lo quiero hacer recordando
el concepto de gramática como sistema discreto combinatorio. Me gustaría que lean el
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capítulo IV de Pinker, que, aunque no aparece en las guías como bibliografía obligatoria
ni optativa, debe estar del cuatrimestre pasado tanto en SIM como en CEFyL. Esto es
simplemente para que lean las primeras páginas que trata justamente este concepto de
gramática como sistema de combinación discreto en contraposición con otros tipos de
sistema en la naturaleza. Sobre esa base, quisiera recordar la noción de doble
articulación. ¿La conocen? ¿La han visto en gramática?
G. C.- Bueno, esa es una noción que la tienen en el texto de Martínez Celdrán,
así que la van a ver en los prácticos con detenimiento pero es, justamente, la noción
clave para trabajar con estos temas de fonología y morfología.
Vamos al capítulo IV del libro de Pinker, para entrar ya en la materia; el título es:
“Cómo funciona el lenguaje”. Ese capítulo comienza con un comentario muy frecuente
que realizan, dice Pinker, los periodistas. Estos suelen decir que una oración como: “Un
perro muerde a un hombre” no es noticia, mientras que una oración como: “Un hombre
muerde a un perro” es noticia. Merece una noticia periodística por la no habitualidad de
la información que estamos transmitiendo. Preguntarse cómo funciona el lenguaje, o la
lengua, es hacerse estas preguntas tan elementales como la que figura en ese ejemplo.
En realidad, un hecho tan cotidiano, tan inherente a nuestro ser, a nuestra especie, como
el hecho de que podamos transmitir tanta información mediante el lenguaje, tan solo
cambiando la ordenación como en el ejemplo, es decir, a través de la combinatoria, es
una pregunta que debemos poder contestar y que se puede contestar, también, a partir de
formular la siguiente pregunta: ¿cuáles son los trucos que están atrás de esta maquinaria
del lenguaje que nos permite este hecho increíble de poder comunicar una cantidad de
información y una diversidad de información a través de la lengua?
Pinker contesta que, en realidad, se trata de dos trucos, que hay dos trucos detrás
de los sistemas lingüísticos, dos enunciados que tienen propiedad intelectual: un truco
es la arbitrariedad del signo lingüístico (enunciada por Saussure), es decir la relación
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convencional que existe entre sonidos y significados. Ustedes ya han discutido todo este
tema complejo de la arbitrariedad, del carácter o no motivado, el papel del referente o
no en la definición de Saussure. Pero, realmente, es una maravilla, si uno se pone a
pensar, que cuando yo digo: “Un hombre mordió a un perro”, no hay nada en la palabra
“perro” que se parezca al objeto, al perro. No hay ninguna relación de iconicidad, de
motivación, de nada absolutamente. Eso, replicado en todo el vocabulario de nuestra
lengua, hace que se reproduzca ese hecho maravilloso de que, en esta circunstancia de
interacción, por ejemplo, mientras yo hablo, ustedes estén interpretando una gran
cantidad de información. Esto es gracias a que hemos aprendido un léxico común, el
hecho de compartir una comunidad ha hecho que compartamos el código, que
compartamos estas asociaciones arbitrarias entre forma y significado.
El segundo gran truco que se encuentre detrás de las lenguas naturales se lo
debemos a Humboldt, ese lingüista del siglo XIX del que ya hemos hablado,
antecedente fundamental de Chomsky. Humboldt dijo: el lenguaje hace un uso infinito
de medios finitos. De esto también hemos hablado mucho. Este truco se ve con toda
claridad en este ejemplo que acabamos de recordar: “Un perro muerde a un hombre”/
“Un hombre muerde a un perro”. Lo que he hecho es, simplemente, con las mismas
unidades léxicas, simplemente con un cambio de orden de palabras, he construido unas
relaciones gramaticales y de significado absolutamente diferentes con las mismas
unidades.
Lo interesante que tiene este hecho es que, cuando uno compara las lenguas
naturales con otros sistemas de la naturaleza, solo hay otro sistema de la naturaleza que
tiene esta propiedad de la infinitud discreta, de producir lo infinito a partir de lo finito,
esta capacidad de combinar unidades que son discretas (por eso hablamos de “sistema
combinatorio discreto”), y ese otro sistema es el código genético, el código de la vida.
Así como en las lenguas con un número finito de palabras, mediante operaciones de
selección, combinación, permutación de orden –como recién-, formamos distintas
estructuras y distintos significados, también en la vida, en el código genético se da esta
combinatoria. Ustedes seguramente saben que el ADN funciona sobre la base de cuatro
clases de nucleótidos que se combinan y formas sesenta y cuatro tipos de cordones –
unidades más complejas-, que, a su vez, se pueden combinar en un número infinito de
genes. Es un sistema combinatorio que produce infinita diversidad genética y así se
entiende la diversidad de especies. Por esto se explica que los biólogos hayan usado la
metáfora de la lengua como sistema de combinación discreto y esa metáfora haya
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servido, incluso, para hacer investigación en genética. Ustedes saben que en genética se
habla de código, de sistemas de transcripción, traducción, secuencias de genes carentes
de significado, secuencias sinónimas. Es decir, el uso de esta metáfora se fundamenta
porque estos dos sistemas son sistemas de combinaciones discretas. Lo que nos trae
Pinker es la comparación con la mayoría de los demás sistemas de la naturaleza que no
son sistemas de combinación discreta sino sistemas de fusión, esto es, sistemas en los
que, al combinar unidades o elementos, lo que se logra como resultado es una mezcla de
ambos. Por ejemplo, el caso más claro, me parece a mí: si uno mezcla pintura blanca
con roja, obtiene pintura rosa. Los resultados de las combinaciones de sistemas de
fusión, como son, por ejemplo, la geología, el campo del sonido, de la luz, son entidades
que significan la mezcla de los dos elementos o sustancias y, por lo tanto, obtengo
combinaciones reducidas en número. No tengo la propiedad de la infinitud, de
multiplicar al infinito las unidades. Es interesante, entonces, pensar que son sólo estos
dos sistemas, el sistema lingüístico (Pinker habla del “sistema de la mente”) y el sistema
de la vida, sean, ambos, sistemas discretos. O sea, en su conclusión, Pinker homologa
lengua, o lenguaje, con mente.
Esta característica de ser un sistema de combinación discreta, se ha explicado en
lingüística, ya hace tiempo, a través del concepto de doble articulación. Este es un
concepto que ya está en Jakobson, pero quien lo acuñó y difundió fue un lingüista
estructuralista francés que se llama André Martinet. Él sostuvo que el lenguaje está
doblemente articulado. Hay dos articulaciones: la primera articulación del lenguaje se
da por la combinación de un significado con un significante. Es decir, la tenemos en el
signo lingüístico Saussureano. Les presento una oración sacada del diario de ayer:
Los brasileños condenaron la corrupción.
Si yo pienso en términos de la primera articulación, pienso en términos de la
combinación entre significado y significante. Y, entonces, tomo una palabra de esta
oración, brasileños, la analizo desde el punto de vista de la primera articulación, es
decir, me pregunto qué significados hay en esa palabra y, de ese modo, me encuentro
con los morfemas. Me encuentro con cuatro morfemas ([[[[brasil] eñ] o] s]). Sabemos
que tenemos morfemas de orden léxico y morfemas gramaticales. Es decir, morfemas
que asociamos con las raíces y que tienen un significado léxico y, por lo tanto, también
se llaman, desde el punto de vista del vocabulario: lexemas. Allí tengo el radical, el
morfema léxico. Y también tengo sufijos. Tengo el morfema derivativo (-eño). Ustedes
saben que la morfología derivativa está a mitad de camino entre la morfología léxica y
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la flexional, son como una fase intermedia de transición. Lo que tenemos aquí es un
gentilicio. Hay un cierto significado que no es estrictamente gramatical. Y tenemos
sufijos flexionales, que portan información gramatical, son morfemas gramaticales que
traen significados relacionales, en este caso: género y número. Entonces yo he
segmentado esta palabra en términos de la primera articulación. He identificado
morfemas léxicos, derivativos, flexionales. A cada parte, a cada cadena significante,
entonces, le corresponde o se asocia un significado.
Ahora bien, yo podría trabajar desde este punto de vista con relaciones
asociativas, como lo hacíamos el otro martes, y ver posibilidades de sustitución que me
brinda el paradigma de los gentilicios: por ejemplo, argentinos, uruguayos, chilenos, etc.
Entonces, en la primera articulación tengo los paradigmas. Los miembros del mismo
paradigma están en relación de sustitución. Yo puedo conmutar uno por otro, una de las
operaciones fundamentales que vamos utilizar cuando analicemos desde el punto de
vista sistemático palabras y fonemas, puedo sustituir, etc. También puedo hacer otras
sustituciones si pensara en los morfemas gramaticales, podría decir, por ejemplo: las
brasileñas, cambiando el género, etc.
Ahora bien, sabemos también que tenemos, además, cualquiera sea la unidad de
esa oración que yo elija, que la lengua tiene una segunda articulación. Mediante la
primera articulación lo que hago es analizar de manera exhaustiva una unidad hasta
llegar a la unidad mínima portadora de significado, que es lo que hice con ‘brasileños’.
Yo ya no puedo partir, segmentar, por ejemplo, ‘brasil’ en unidades más pequeñas que
conserven significado. Allí termina mi análisis de la primera articulación, allí termina
mi análisis morfológico, yo ya no puedo encontrar unidades menores portadoras de
significado. Sin embargo, independientemente del significado, puedo segmentar otro
tipo de unidades de otra naturaleza que son las unidades de la segunda articulación. Si
yo quiero descomponer, desde el punto de vista de la segunda articulación, ‘los’
encuentro unidades que reconozco como elementos diferentes porque puedo contrastar,
como por ejemplo: ‘tos’, ‘sos’, ‘vos, etc. Lo que estoy haciendo es conmutar, sustituir,
elementos que, en sí mismos, no tienen significado pero cuyo contraste permite
contrastar significados y en esto consiste la segunda articulación. Entonces, en la
segunda articulación nos encontramos con unidades carentes de significado pero que
tienen una función distintiva. Son, justamente, lo que llamamos fonemas que son
unidades abstractas, que permiten contrastar significados, que no puedo dividirlas en
unidades menores que conserven esta capacidad de contrastar significados. Es decir, son
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es entender las propiedades de la mente. Recién mencionaba ese deslizamiento que hay
en el texto de Pinker sobre el sistema de combinación discreto que es una característica
común entre la vida y la mente, como; lengua – mente.
También habíamos hablado de que lo que es central, lo que es privativo,
distintivo del lenguaje humano es el sistema computacional; es lo que, en los primeros
modelos de Chomsky, se mencionaba como la sintaxis. Es en este módulo
computacional donde se da la propiedad de la infinitud discreta; esta capacidad que
distingue al lenguaje humano de otras formas comunicativas de otras especies y nos
permite, a través de operaciones como la recursión y la conjunción, producir infinitas
unidades a partir de conjuntos limitados de elementos. Entonces, la gramática mental
consiste en un conjunto de algoritmos, de operaciones, que realizan cómputos sobre un
número finito de unidades lingüísticas, para producir un número infinito de expresiones
lingüísticas. Llegar a determinar cómo es este sistema computacional, cómo funcionan,
cómo se puede representar de la manera más simple, más elegante, es el propósito de la
gramática generativa.
Fíjense, los algoritmos, estos sistemas de combinación, pueden ser reglas,
operaciones o condiciones de buena formación. Estos algoritmos, entonces, operan
sobre representaciones mentales, es decir, sobre símbolos, unidades portadoras de
información no necesariamente restringidas a un nivel, es decir, no necesariamente
fonéticas o morfológicas sino que son de distinto tipo de nivel o complejidad pero son
símbolos que portan información. Esto es, fíjense, una formulación muy sencilla de un
sistema computacional: algoritmos que funcionan sobre la base de representaciones.
En Eguren y Soriano tenemos un claro panorama histórico de la evolución del
planteamiento chomskiano que está en función de mostrar la persistencia de ese núcleo
duro que se puede encontrar en los distintos modelos generativos. Eguren y Soriano
sostienen que se puede hablar de dos teorías en el desarrollo del paradigma generativo.
Dos teorías en el sentido de sistemas que se ofrecen como sistemas completos de
descripción y explicación del lenguaje. Por un lado, la teoría estándar, que la ubican en
el año ’65, año de publicación de Aspectos de la teoría de la sintaxis, y la teoría de los
principios y los parámetros, que se comienza a formular a finales de los años ’70 y
principios de los ’80 y que está presentada de manera completa en un libro de Chomsky
del ’81 que se llama Lectures on Government and Binding. Después ese nombre
“Rección y Ligamiento” es desestimado y se elije el nombre más apropiado de teoría de
los principios y parámetros. Dentro de cada una de estas dos épocas hay una fase de
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G. C.- A los principios –con los parámetros asociados– los traemos con nuestra
Gramática Universal. Al tener contacto con la experiencia, el niño fija los valores de los
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también con registros, porque hay oralidad y escritura, lo que permite una gran
variabilidad de fenómenos lingüísticos.
Por otro lado, un modo de trabajo importante es el que tiene que ver con las
propias intuiciones, es decir, con el mismo conocimiento gramatical que tienen los
hablantes. Yo les puedo pedir a los hablantes que opinen respecto de muestras, respecto
de hechos lingüísticos. En este sentido les voy a pedir que hagan juicios de
gramaticalidad y aceptabilidad –que son dos nociones distintas que tenemos que
definir–. También, hay muchos lingüistas que desde estas perspectivas formalistas hacen
lo que se llama lingüística de sillón, y trabajan con su propio conocimiento lingüístico,
argumentar, contraargumentar, dar ejemplos y contraejemplos, etc., sin preguntarle a
nadie. Todo depende obviamente de lo que se esté estudiando. Según qué estudiemos,
esta metodología va a ser más o menos confiable.
Entonces, ¿cómo se trabaja en este tipo de perspectiva? Hay un esquema que me
parece muy ilustrativo en este texto de Fernández Lagunilla y Rebollo en la página 54,
que me parece interesante para que ustedes vean cómo se procede en este tipo de marco
epistemológico formalista.
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verificación. Eso es confrontar las hipótesis con datos y con juicios de gramaticalidad.
Naturalmente los datos de los dos tipos que acabo de mencionar tienen que ser lo más
abundantes posibles, que cubran el campo más amplio posible de puentes.
Entonces, el resultado de esa parte de verificar las hipótesis me va a dar
elementos para refinar mis hipótesis, para precisarlas, o para postular nuevas hipótesis.
Entonces, sobre la base del testeo con los datos, de mis hipótesis preliminares, postulo
nuevas hipótesis. Luego vendrán fases recursivas de idas y vueltas, de refutación, de
nuevos ajustes, para una posterior evaluación que, como siempre en ciencia, brindarán
conclusiones siempre provisorias, preliminares, hasta que nuevo conocimiento ajuste los
resultados del trabajo.
¿Cómo se evalúan los datos?, ¿cómo se evalúan las hipótesis?, ¿cuáles son las
condiciones o las convenciones que existen para ver en qué medida mis datos valen, son
buenos, son consistentes, etc.? Aquí vienen las dos nociones que quería definir o revisar
con ustedes, y que son las nociones de gramaticalidad y aceptabilidad. Son dos
medidas para evaluar. La gramaticalidad es una noción ligada a una teoría, por eso
decimos que es una noción teórica. Está vinculada a un modelo de gramática
determinado. Está ligada a la noción de competencia. ¿Quién puede hacer juicios de
gramaticalidad? La persona que tiene competencia de hablante nativo en una lengua
dada. Gramatical es entonces en este modelo generativo toda entidad lingüística,
elementos o construcción independientemente de su grado de complejidad, que está de
acuerdo con los principios que rigen la gramática propuesta para esa lengua
determinada. Eso es algo muy sencillo de ilustrar, pero a veces no está de más hacerlo.
(1) Mí sin
¿Por qué le puse el asterisco de agramaticalidad a esa oración?
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oraciones, que ocupan posiciones requeridas, deben recibir caso. Es decir, si tengo un
nominal en una posición argumental, tiene caso. Si no lo tiene estoy infringiendo ese
principio.
(9) La destrucción de la ciudad.
En (9) tenemos una nominalización por derivación del verbo destruir. En “de la
ciudad”, “la ciudad” es un sintagma nominal que tiene una posición argumental.
Sabemos que las nominalizaciones heredan los argumentos del verbo del que derivan.
¿y qué papel temático cumple “la ciudad” aquí? Es tema. “la ciudad” en “ellos
destruyeron la ciudad” es un objeto directo con papel temático de tema. En castellano
construimos la nominalización como en (9), y esa preposición “de”, ¿cómo la
analizaban ustedes? Encabeza un complemento preposicional, pero desde el punto de
vista sintáctico, ¿para qué está? Está para marcar caso. Está para marcar que “la ciudad”
tiene caso objetivo. Ahora, veamos esta nominalización en alemán:
(10) Die Zerstörung der Stadt.
Les he subrayado “der”, que es el artículo definido de femenino (Stadt es
femenino) en caso genitivo. Eso marca que la función sintáctica de “der Stadt” es ser el
paciente. Eso se marca morfológicamente en las lenguas que tienen declinación, y
entonces marcan en las terminaciones flexionales el caso. En español lo hacemos a
través de preposiciones. Entonces, todo elemento nominal en papel argumental debe
tener caso, y eso ocurre también con otros ejemplos de la gramática, como con las
pasivas. Si nosotros derivamos de una activa como (11) a (12)
(11) La policía encontró a los asesinos.
(12) *Han sido encontrados a los asesinos por la policía.
(13) Los asesinos fueron encontrados por la policía.
La oración (11) es perfectamente gramatical. ¿Qué pasa con (12)? Fíjense que es
agramatical. La agramaticalidad allí consiste en que esa preposición “a” sobra, porque
cuando tengo un verbo en pasiva el sintagma nominal no necesita la marca de caso. Lo
que quería demostrar acá con la pasiva también es que lo otro que está involucrado es
que el sistema computacional realiza otra operación, que es la operación que vamos a
llamar muévase α. Si ustedes miran el ejemplo (13) van a ver que en relación con (11)
hay un movimiento del sintagma “los asesinos” a posición inicial, se mantienen los
casos, es decir, lo que es agente en (11) sigue siendo agente en (13), que es “la policía”,
y entonces, lo que quiero mostrar es que en la pasiva hay varios principios y teorías de
la teoría de Principios y Parámetros como son la operación de movimiento, la teoría del
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caso y el filtro de caso –ya lo vamos a ver–. Lo que vengo ahora a concluir es que los
principios se agrupan, trabajan conjuntamente en subsistemas que se llaman módulos.
De este modo, sobre una misma estructura sintáctica, como el caso de una conversión de
activa a pasiva, lo que vemos es que operan simultáneamente distintos subconjuntos de
principios.
Vamos ahora a las diferencias entre lenguas, porque estos principios que
acabamos de ver de dependencia estructural y filtro de caso son comunes a las lenguas,
que las marcan, como vemos, de distinto modo: en el ejemplo que vimos el caso se
manifestaba morfológicamente en alemán y sintácticamente en español.
G. C.- Sí, claro. El pronombre es la única categoría que tenemos en donde hay
caso. Lo que estaba diciendo es que no se marca el caso en los sintagmas nominales y
entonces tenemos que poner preposiciones.
Vamos a las especificaciones de valores de parámetros, que son los que nos van
a permitir describir y explicar la variación interlingüística.
Los parámetros son también generales, forman parte de la facultad de la
gramática universal, son opciones que también traemos, opciones disponibles que se
especifican en determinado valor de acuerdo con el insumo, es decir, la experiencia
lingüística a la que somos confrontados. Entonces, en contacto con la lengua particular
el niño especifica las opciones de ese sistema virtual de opciones que son los
parámetros. Acá aparece entonces, como sucede en casi todos los textos que explican
esta teoría, la metáfora del conmutador. Bajar o subir la llave del parámetro es
especificar su valor.
Un ejemplo que usó ya la profesora Mahler y que recuerdo para ampliar es el
parámetro del núcleo. Sabemos que el núcleo es aquel elemento regidor de una
construcción que selecciona sus complementos, selecciona qué y cuántos
complementos. Por ejemplo, un verbo transitivo sabemos que selecciona mínimamente
un objeto directo, los ditransitivos un objeto directo y uno indirecto. Y además sabemos
que de acuerdo a la categoría del núcleo también exige papeles temáticos que tienen que
cumplir sus complementos. Sabemos también que el núcleo se expande para formar
sintagmas. Al sintagma lo definimos como la expansión de un núcleo dado.
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X se usa de manera arbitraria para simbolizar cualquier categoría que pueda ser
núcleo: nombre, verbo, adverbio, etc. Entonces, un núcleo nominal se expande en un
sintagma nominal, un núcleo verbal se expande en un sintagma verbal, etc.
Nuestra lengua es una lengua de núcleo inicial o núcleo a la izquierda. Estos
ejemplos los tienen en Eguren y Soriano y contrastan al español con el vasco. Entonces,
en español decimos:
(14) Tirar la piedra.
Como ven, en (14) tenemos el núcleo y el complemento a la derecha. Sería
agramatical si invirtiéramos el orden y dijéramos “la piedra tirar”, salvo en casos muy
específicos.
Decimos también, (15), donde tenemos el núcleo y el complemento.
(15) La traducción del libro
No podemos decir “del libro la traducción” o “del libro traducción la”.
Ahora, vean que el vasco es al revés:
(16) Harri-a bota (‘piedra-la tirar’)
(17) Liburu-a-ren itzulpen-a (‘libro-el-gen. traducción-la’)
Es decir, el vasco es una lengua como el chino y como el japonés que fija el
parámetro del núcleo al final. Lo interesante de este pequeño corpus que ustedes tienen
ahí es la potencia de generalización que tiene esto en la arquitectura del sistema.
Parámetro de núcleo inicial implica que todas las construcciones verbales o deverbales
van a tener este orden en esta lengua. Además hay otras consecuencias sintácticas sobre
las que por ahora no vamos a entrar. Esta fijación del parámetro tiene consecuencias en
otros aspectos de la gramática de la lengua. Este parámetro de núcleo inicial o núcleo
final me permite capturar de manera sumamente productiva una enorme variación entre
lenguas que me permite distinciones muy generalizadoras.
Otro parámetro que me permite capturar diferencias entre lenguas es el
parámetro pro-drop o de caída del pronombre, también llamado “de sujeto nulo”. Las
lenguas varían respecto de cómo especifican este valor de parámetro. Sabemos que en
español y en italiano el sujeto de la oración puede estar, como lo llamábamos en
gramática tradicional, tácito, es decir, no realizándolo fonéticamente, quedando sólo
legible en la desinencia verbal. Nosotros podemos decir (18) sin que esté el sujeto
explícito de manera léxica. El inglés, el alemán y el francés no lo permiten sino que
exigen un elemento fonético, exigen que haya una cadena representando un pronombre
“he” en inglés, “er” en alemán, que funcione como sujeto realizado en el nivel fonético.
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operaciones que enseguida vamos a especificar en términos más generales. Por otro
lado, además del módulo computacional tenemos dos componentes de interfaz. Por un
lado, uno es la forma fonética, donde se encuentra el conocimiento sobre las
representaciones mentales fonéticas por un lado y las reglas que me van a permitir
realizar mediante la conexión con el sistema articulatorio perceptivo esas
representaciones mentales fonéticas en sonido. Por el otro lado está la forma lógica, que
tiene que ver con el significado, con la interfaz conceptual intencional. Son interfaces
porque conectan el módulo computacional, que ya ha operado con el léxico, con los
sistemas de salida y entrada articulatorio-perceptivo e intencional-conceptual. En la
forma lógica tenemos, para decirlo en términos caseros y provisorios, nociones de
significado, semántica, del tipo de predicado, argumento, cuantificadores lógicos del
tipo de todo (∀), alguno (∃), ninguno (¬∃). Entonces, las interfaces nos permiten asignar
representación fonética y representación semántica por otro a las estructuras que nos da
la sintaxis y que al mismo tiempo se conectan con los sistemas externos a la lengua I.
En el módulo computacional tenemos además, que vamos a ver enseguida en las
transparencias, otros componentes que son la estructura p y la estructura s, que son
distintos niveles de representación que se originan a partir de dos operaciones básicas de
la sintaxis o del modo computacional, que son las operaciones satisfacer –en el texto de
Lagunilla y Rebollo van a encontrar proyección–. La idea es que las unidades del léxico
se proyectan en la estructura p, que es un nivel de representación. Se proyectan o
satisfacen, entiéndanlos como sinónimos. Ya vamos a ver ejemplos. Ahí ya hay una
acción, seleccionar unidades del léxico y disponerlas en una estructura lineal con cierto
grado de información sintáctica e información semántica, de papel temático. Lo estoy
explicando a grandes rasgos y después lo voy a explicar de manera más específica.
A esta estructura p –que resulta de aplicar la operación satisfacer o proyectar a
las unidades seleccionadas del léxico– se le aplica otra operación computacional, que es
el movimiento o muévase α. Esto es mover los constituyentes a distintos lugares para
ponerlos en la sucesión lineal adecuada, para que puedan ser interpretados
adecuadamente, dando lugar a la estructura s. Aquí tenemos las estructuras sintácticas
con toda la información necesaria de manera que puedan ser interpretadas por los
sistemas de interfaz, es decir que puedan recibir una interpretación en forma fonética y
forma lógica. Piensen ustedes que esto es un intento de representar ese conocimiento
lingüístico que tenemos en nuestro cerebro. Ese conocimiento lingüístico está
conformado por dos componentes de base que son el léxico y el componente
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computacional, que nos dan las operaciones, las combinaciones, los movimientos, las
asignaciones de caso, etc., y eso nos da como resultado estructuras que son las de la
estructura s, que son las estructuras que pueden interpretar las dos interfaces de manera
de conformar expresiones con sentido.
Voy a profundizar y espero ser un poco más clara con lo que acabo de explicar.
Sintetizando tenemos que la gramática de una lengua particular se compone de cuatro
componentes: el léxico, la sintaxis (que es el módulo computacional que combina y
forma oraciones) y tenemos dos componentes que interpretan esas estructuras
sintácticas, la forma fonética y la forma lógica, donde tenemos expresadas las
propiedades fonéticas y semánticas de las unidades que nos da como producto de salida
el componente computacional.
Vemos en el esquema que el componente computacional tiene dos mecanismos
distintos, dos operaciones que se llaman satisfacer y muévase α. Estas dos operaciones –
ahora vamos a entrar en un territorio más específico– permiten dos cosas
fundamentales, por un lado la operación satisfacer me permite formar frases. Piensen
que en el léxico tenemos una lista de palabras, morfemas, etc., que no están ordenadas
linealmente ni previamente combinadas. Lo que hace satisfacer o proyectar es disponer
jerárquicamente esas unidades, formar sintagmas que ya tienen información sintáctica y
semántica. Formo entonces sintagmas que tienen información categorial, papeles
temáticos, etc. Luego tengo la segunda operación que es mover estructuras, poner en
orden esos sintagmas que tenía en la estructura p. Al aplicar movimiento obtengo
sintagmas ordenados linealmente de manera que pueda ser interpretado correctamente
por la forma fonética y la forma lógica.
Lo que voy a hacer es adelantarme para mostrarles un ejemplo de lo que acabo
de decir y después volvemos para atrás. Un ejemplo que está sacado del texto de Eguren
y Fernández Soriano –lo bueno de ese texto es que tienen muchos ejemplos presentados
con abundante información–. En (21.1) lo que tenemos es un primer sintagma obtenido
a partir de la operación satisfacer aplicada al léxico.
(21.1) [[Nicolás]SN [[-ba]F [caza- qué]SV]F1]SF E-P
Lo que hago en satisfacer es traer un bloque de unidades del léxico y disponerlas
jerárquicamente. Fíjense que ya las dispongo de manera organizada. Ya ven ustedes allí
que los corchetes demuestran relaciones jerárquicas. Tenemos un sintagma flexional,
porque en el modelo de Principios y Parámetros el núcleo de la oración es la flexión.
Por eso tenemos un sintagma flexional del que “-ba”, que es la flexión, es el núcleo. El
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gramatical, el núcleo de ese sintagma es “dijo”, del verbo decir. DECIR es una pieza
léxica que tiene determinadas características intrínsecas. ¿Cuáles son? ¿Qué exige el
verbo DECIR para proyectarse en la sintaxis, para proyectar una oración? Bueno, por
ejemplo exige un complemento y exige que ese complemento cumpla con determinada
función sintáctica y que tenga determinado papel temático. En este caso diríamos de
DECIR requiere un objeto directo con un papel temático de tema.
Esta construcción, tanto “dijo que vendría” como “dijo pavadas” son
construcciones que respetan las condiciones de buena formación que exige el ítem
léxico y que el léxico proyecta en la sintaxis. Algo que incumpliría las condiciones de
buena formación sería si yo dijera algo como “él dijo” o “dijo”. Estoy violando lo que la
pieza léxica, las descripciones del léxico, me exigen. Por eso esta idea de satisfacer. La
idea es satisfacer mediante la sintaxis los requerimientos del léxico. Con esto quería
explicar qué son estas condiciones de buena formación, porque entonces las
representaciones en cada nivel están sujetas a condiciones de buena formación. Aquí
ejemplifiqué con un nivel de representación en la estructura sintáctica.
G. C.- No, no se agrega nada. Esto que acabo de representar de que DECIR exige
determinado complemento ya está en el léxico. Satisfacer, es una operación que a partir
de esa información proyecta el léxico en la sintaxis. Yo tengo en el léxico el verbo
DECIR, que lo tengo almacenado junto con información del contexto en que puede
aparecer. Yo selecciono este verbo, selecciono “pavadas”, tercera persona del singular y
tiempo presente –es decir, cuando hablamos de léxico estoy hablando no sólo de raíces
léxicas sino también de categorías morfológicas, etc.–. En el léxico yo selecciono todo
eso. Yo quiero formar una oración y tomo entonces en bloque todas esas piezas léxicas.
Ahora las tengo que disponer en un orden y en unas relaciones jerárquicas, para que
finalmente, después de pasar todo ese procesamiento pueda salir una secuencia con
sentido que pueda ser interpretada por ustedes desde el punto de vista fonético y
semántico. Lo que estoy tratando de hacer es bajar a tierra algo que parece muy
abstracto. Esta operación satisfacer opera justamente proyectando esas unidades léxicas
en una estructura p que ya tiene informaciones extras. Por ejemplo, ya sé que habrá un
núcleo flexional “-o” y el verbo DECIR, y ya tendré un complemento “pavadas”. Es
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mover y qué estructura está sellada y no me permite mover sus elementos. También se
postula una teoría del ligamiento, que se ocupa de las relaciones referenciales o
correferenciales por ejemplo entre un sintagma nominal y un pronombre. Por último, la
teoría del control, que se ocupa de las relaciones del sujeto que no se realiza
fonéticamente de una oración sin tiempo. No nos van a importar estas tres últimas.
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-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
G. C.- Desde el punto de vista de las clases teóricas, va a entrar hasta lo que vean
en la clase teórica del 22 de septiembre que es la segunda clase de semántica. De
prácticos, va a entrar hasta la guía de trabajos prácticos número tres sobre lingüística
sistemática. Hasta ahí los contenidos del parcial que se toma el 4 de octubre en horario
de teóricos.
Entonces, entrando en tema, habíamos visto el martes el modelo ‘T’ de esos
cuatro componentes que prevé principios y parámetros. Y, dentro del componente
computacional, habíamos mencionado, se disponen una suerte de teorías y sub-teorías
que van regulando las distintas condiciones de buena formación en cada nivel de
representación: en la estructura-p, estructura-s y en la forma fonética y forma lógica.
La teoría X’ es, justamente, la encargada de establecer las condiciones de buena
formación de las estructuras sintagmáticas. Ya les había comentado que uno de los
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¿Por qué la llamamos “X con barra”? Bueno la barra la podemos representar con
una barra encima, una barra al costado o simplemente numeritos, superíndices: X, X’,
X1, y, justamente, es parte de la estructuración de los sintagmas. Este, que tienen a
continuación, es el esquema mínimo que propone principios y parámetros para la
conformación de las estructuras sintagmáticas:
¿Qué quiere decir este esquema? Fíjense que lo que tengo es cualquier tipo de
sintagma, no nos importa el tipo de sintagma. Tenemos un núcleo, de cualquier
categoría, que se genera, o se escribe o se especifica en términos de un sintagma y el
núcleo. ¿Qué quiere decir la barra, o la comita? Quiere decir que todavía hay una
estructura por especificar. ¿Se entiende? No estoy en el nivel de la palabra individual,
sola, sino que cuando tengo una barrita, una comita lo que estoy representando es que
ahí hay una estructura, una complejidad estructural que necesita ser ampliada,
especificada o rescrita. Lo que se rescribe aquí es que el núcleo, a su vez, tiene un
sintagma que lo modifica directamente. ¿Se entiende? Vamos a ejemplificar: tenemos,
por ejemplo, un sintagma como: “el diseñador de ropa”. El núcleo es, obviamente,
diseñador, de ropa es un complemento preposicional, y el es un determinante. Tengo
dos posibilidades de descripción con los arbolitos: la primera descripción es una
descripción plana, es decir que el núcleo está en el mismo nivel que el determinante y
en el mismo nivel que el… ¿complemento o adjunto?
Estudiante- Complemento.
Estudiante- Es necesario.
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Como ustedes ven, el nivel de una barra, el X’, puede ser recursivo. Es decir, si
partimos de abajo hacia arriba, “el diseñador de moda”, en el sentido de “el diseñador
que diseña moda” lo tengo bien representado dado que depende de un núcleo de una
barra. Para decir: “el diseñador de moda que está de moda”, es decir, cuando estoy
incorporando un modificador que no es un complemento sino que es un adjunto, que no
está en el mismo nivel de dependencia del núcleo nominal, entonces tengo la
posibilidad de repetir la barra y agregar un brazo. Y, fíjense, que si yo digo: “El
diseñador de moda de Madrid” tampoco este último está requerido por el núcleo,
tampoco está debajo de núcleo, es decir, también es adjunto. Entonces tengo que
agregar otra N’ y de allí sacar ese adjunto. El determinante, la posición de determinante,
siempre depende de la posición mayor. Es decir, la teoría X’ estudia, entonces, las
proyecciones de los núcleos. La proyección mayor, que se llama “doble barra” en
general y se simboliza: X’’, e implica el nodo más alto, el nodo máximo, la complejidad
estructural máxima del sintagma. Y luego, un conjunto de proyecciones intermedias con
una X’, que es una categoría recursiva, en el sentido de que se puede repetir en la
medida que necesito ir explicando otras estructuras antes de llegar a la estructura de
núcleo + complemento, en donde llego, sí, al nivel de la X, así, sin barra, con la
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estructura que el núcleo rige, selecciona. Puesto en términos más abstractos y más
simples, tienen el siguiente esquema en donde tienen la proyección intermedia,
recordando que es potencialmente recursiva, y llegan al nivel de la X simple, la X sin
barra.
Voy a volver al esquema universal mínimo de los sintagmas que ahora se puede
entender mejor:
Estudiante- (Inaudible)
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G. C.-Claro, lo que pasa es que, como yo les comenté el martes pasado, para esta
teoría, para la teoría de principios y parámetros, la oración es una proyección del núcleo
flexional. Es decir, el núcleo de la oración es la categoría “flexión”. Siempre parto del
núcleo que es la flexión y después empezarían las bifurcaciones en dos, porque ese es
otro axioma de la X’ al que vamos a llegar.
ii. Axioma de la maximidad: toda categoría léxica debe proyectar un
sintagma.
Estudiante- ¿Y qué pasa cuando hay, entonces, dos núcleos? Como: “Los niños
juegan y corren”.
Aquí, como ven, me quedan dos ramas de cada nodo, lo cual no quiere decir que
el complemento, en este caso, sea algo simple. De hecho, tengo una estructura compleja
dentro de la cual voy a tener que encontrar el principio organizador dentro de la teoría
X’. ¿Cuál es? Tengo un sintagma preposicional que, a su vez, tiene su propio nivel de
complejidad, vuelvo a proyectar la estructura de X’ pero ahora no es nominal sino
preposicional. Es decir, el núcleo del sintagma es una preposición:
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G. C.- Sí, es decir, son X en tanto son núcleos de sus sintagmas, pero yo tengo
que distinguirlos de alguna manera, tengo que marcar que son diferentes categorías y
que están en diferente nivel estructural. X es una instancia abstracta. Cuando yo hago las
derivaciones, como la que está aquí arriba, no pongo X, sino la categoría. Y siempre voy
desplegando binariamente y se va armando una estructura de dependencias
estructurales.
De todos modos, nosotros no nos vamos a detener con estos arbolitos y dibujitos.
Lo que nos interesa que vean es cómo con esta representación se pueden capturar
distintos niveles de dependencia de complementos y de modificadores. No van a tener
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que hacer arbolitos. Entonces, ustedes deben retener la idea general de que la teoría de
la X’ es la teoría que explica, representa, cómo se conforman los sintagmas, los niveles
de organización que puede capturar ese mecanismo de representación.
Ahora vamos a pasar al léxico en la teoría de principios y parámetros, que nos
va a permitir terminar de redondear las cuestiones abstractas que vimos el martes.
Recuerdan que el modelo de lengua I para Chomsky tenía esos dos componentes: el
léxico y el sistema computacional. Ahora nos vamos a ocupar del léxico. Habíamos
dicho que el léxico hay que entenderlo en términos de un diccionario que tenemos los
hablantes de una lengua, el repertorio de unidades léxicas, sean piezas o partes, como
vamos a ver:
• Palabras: nombres (tío), verbos (correr), adverbios (felizmente), adjetivos
(feliz), etc.
• Afijos: que pueden ser prefijos (-in), sufijos (-mente), infijos, etc. Por ejemplo si
tienen “-o” esto puede ser género, adjuntado a un nombre, pero también puede
transmitir información de tiempo, aspecto, modo, número y persona de un verbo
(“yo como”).
• Clíticos: palabras que tampoco son libres, es decir que aparecen ligadas:
“démosle un regalo”, en donde el elemento le debe apoyarse fonéticamente, y se
une, de hecho, a la palabra.
Es decir, el léxico, el vocabulario, también llamado lexicón, es un componente
independiente de la gramática. Es el insumo fundamental del sistema computacional y
es imposible argumentar en contra de su existencia porque es algo muy básico y propio
de nuestra capacidad lingüística el hecho de que tenemos un repertorio, listas, de
palabras, de elementos con valor significativo que combinamos mediante distinto tipo
de operaciones. Vimos el martes que, fundamentalmente el léxico entra en la sintaxis
por esa operación que se llama satisfacer, o principio de proyección, en el texto de
Lagunilla y Rebollo. Entonces, los elementos del léxico son los primitivos, las unidades
básicas con las que opera la sintaxis. A diferencia del componente computacional que,
como dijimos, pertenece a nuestra gramática universal –habíamos dicho que los
principios y los parámetros los traemos como parte de nuestra facultad lingüística por
pertenecer a la especie-, el léxico lo aprendemos. Esto no significa que no podamos
encontrar en el léxico regularidades, estructura, paradigmas que se deban a
generalizaciones que derivan de los principios universales de la gramática inicial.
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G. C.- Los pronombres son una clase de palabra que tiene esa información de
manera intrínseca. Por ejemplo, si digo: yo, él, en las mismas formas pronominales
tengo información de persona, número, género (en algunos casos), etc. En cambio, el
nombre, el verbo, el adjetivo, manifiestan esas categorías en su linealidad sintáctica, en
las conexiones sintácticas que establecen.
Esos rasgos morfológicos se llaman, en la teoría de principios y parámetros,
rasgos φ, y no afectan solo a clases léxicas sino que también afectan a clases
funcionales. Por ejemplo en la flexión verbal, que para la gramática generativa es el
núcleo de la oración, tenemos gran cantidad de información de tipo φ. ¿Qué tenemos,
por ejemplo, en la flexión verbal? Tiempo, aspecto, modo, persona, número. Y, si
tenemos ‘persona’, esta información morfológica se especifica a su vez en: primera,
segunda, tercera. Si tenemos tiempo: presente, pasado, futuro. Y seguimos. Toda esta es
información de orden sintáctico que está en los ítems léxicos.
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G. C.- Es una buena pregunta. Lo que estamos viendo ahora es cómo la entrada
léxica verbal, como núcleo de un sintagma verbal, necesita un modificador para
proyectarse como sintagma. Pero vos tenés toda la razón del mundo. Cuando veamos la
estructura argumental completa aparecerá la necesidad de un agente para el verbo
romper. Lo que pasa es que en esta teoría el sujeto es un argumento externo al sintagma
verbal, y aquí estamos hablando de argumentos internos a los sintagmas, es decir, lo que
selecciona el núcleo.
Llegamos ahora a la información semántica. También vamos a tener que
distinguir distintos niveles de información semántica. Básicamente tenemos dos tipos de
información: por un lado lo que se llaman las “propiedades temáticas”, es decir,
propiedades semánticas, de papeles semánticos que el ítem léxico le exige a los
participantes, a aquellos que lo acompañan. Es decir que, por ejemplo, el verbo romper
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exige, desde el punto de vista de su estructura argumental, para construir una oración,
dos argumentos: “alguien rompe algo”. Los vamos a llamar argumentos porque son
requeridos por el verbo. Pero, además, romper exige que esos argumentos desempeñen
un papel temático específico: agente y tema.
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niño juega a las damas su hermana? ¿Por qué ahí no hay buena formación? Vean que “a
su hermana” no representa ningún papel, es decir, es algo que no es requerido por el
verbo “jugar”. Vos estás pensando en: “juega a las damas”, o “juegas a las cartas” que
sería una especificación del verbo jugar. Pero “a su hermana” no le podemos asignar
ningún papel, por lo tanto, está mal formado.
Las propiedades de selección semántica son aquello que la pieza léxica exige de
sus argumentos en forma de determinados rasgos:
• Asesinó a su padre / *Asesinó a la mesa
• Comí un pastel/ *Comí un tornillo
• Pregunté la hora/ *Pregunté un libro
Yo puedo decir: “asesinó a su padre”, pero no puedo decir: “asesinó a la mesa”.
Aquí veo claramente un rasgo de selección semántica. Asesinar exige que su objeto sea
[+humano]. Lo mismo sucede si yo digo: “comí un pastel”/ “comí un tornillo”. En el
segundo caso hay una incompatibilidad de rasgos semánticos. Lo mismo me pasa en el
siguiente par: “preguntó la hora” está perfecto porque el verbo preguntar exige algo
preguntable, pero “preguntó un libro” es imposible, ¿verdad?
Entonces, lo que vemos aquí es que las piezas léxicas se organizan en
estructuras, argumentos, papeles temáticos que deben cumplir esos argumentos, y rasgos
de selección semántica que esos argumentos deben tener, rasgos que hagan posible la
combinación.
Entonces tenemos:
• Colocar <1,2,3> ([agente], [tema/paciente], [locativo])
Esto es, “colocar” pide tres argumentos, y esos tres argumentos deben pedir los
siguientes papeles temáticos: agente, tema y locativo. Es decir, “alguien coloca algo en
algún lugar”. Estos papeles temáticos, en la teoría de los principios y parámetros se
denominan papeles - θ. Para completar la información del verbo "colocar" necesito
agregar el marco de sub-categorización. Entonces tenemos: número de argumentos,
papeles - θ, marco de sub-categorización, red temática. Es decir, de algún modo se
repite la información.
La estructura argumental y las exigencias semánticas no son privativas del
verbo. Esto es algo interesante. Otros tipos de palabras como: adjetivos,
nominalizaciones que heredan las propiedades argumentales y requerimientos
semánticos de los verbos de los cuales derivan, y también algunas preposiciones,
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seleccionan una estructura argumental a la que exigen determinados roles. Habrán visto
ustedes que algunos adjetivos se consideran “transitivos”. Por ejemplo, si yo digo:
“Juan está deseoso”, es un poco extraño. O “Juan es apropiado”. Esto es porque son
adjetivos que necesitan de un complemento para completar su significación: “está
deseoso de vacaciones”, “es apropiado para el cargo”, etc. Nominalizaciones ya hemos
visto varias. Las preposiciones espaciales, como: desde, hasta, exigen determinados
complementos a los cuales, además, les imponen determinadas restricciones: “desde”
exige una procedencia, origen, mientras que “hasta” exige destino.
Bien, hasta ahora hemos estado hablando de papeles temáticos de manera
intuitiva, pero existen distintas tipologías de papeles temáticos. En general, hay
algunos papeles temáticos que están bastante consensuados en la bibliografía y hay
otros que son considerados o no según la teoría. Además, hay algunas divisiones,
especificaciones, dentro de los distintos papeles temáticos. Los principales ustedes los
tienen recogidos en el capítulo de Lagunilla y Rebollo y van a practicar con ellos en las
comisiones de trabajos prácticos. Vamos a ver algunos de los más reconocidos por la
literatura:
• Agente: la entidad que voluntariamente –carácter deliberado, esto juega
un papel crucial en la definición- causa y realiza la acción expresada por
el predicado. Ej.: “Juan rompió el vidrio”.
• Tema: Otro papel temático muy importante que está en todos los verbos
transitivos. Es el papel que cumple la entidad que acompaña al verbo,
que está a su derecha, y desde el punto de vista semántico es la entidad
afectada por la acción que expresa el predicado o la entidad que se
mueve o cuya locación se define. Es decir, con los verbos de
movimiento: ir, venir de, etc., la entidad que sufre el cambio que expresa
el verbo es definido como el tema.
• Experimentante: entidad que experimenta algún estado, en general
psicológico, que expresa el verbo. Por ejemplo en: “Yo estoy contenta de
que empezó la primavera”, yo es el experimentante. El papel temático del
sujeto de estar feliz, triste, contento, nervioso, enojado, es siempre
experimentante ya que es el que experimenta un estado determinado.
• Benefactivo: Entidad que se beneficia por la acción indicada por el
predicado. Caso de verbos como entregar, por ejemplo.
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• Fuente.
• Locación: verbos como colocar, poner, estar en.
No voy a abundar en este tema porque lo van a ver con detalle en los prácticos.
Pero algunos papeles temáticos se suelen subdividir. Por ejemplo, el agente se suele
subdividir entre: agente y causa. Esto es porque definimos el agente como: “la entidad
que deliberadamente lleva a cabo la acción que expresa el verbo”. No podríamos decir
esto de: “el rayo partió el árbol”. En estos casos, cuando no hay un agente humano que
actúe voluntariamente, se habla de causa. El agente se reserva para sintagmas
nominales con el rasgo [+humano]. El tema se suele subdividir entre: tema y paciente.
Por ejemplo: en “Juan es golpeado por su esposa”, “Juan” es [+ humano] y sufre la
acción del verbo, entonces es paciente. También podemos encontrarnos con un papel
temático como instrumento: por ejemplo: “cortó la madera con el machete”, donde “con
el machete” es instrumento.
Un aspecto en el que no vamos a profundizar pero nos será útil más adelante es
el hecho de que los papeles temáticos, en rigor, no son primitivos sino que tendrían un
carácter derivado. Es decir, se habla hace ya mucho tiempo, en el marco de esta teoría y
de otras, de una estructura conceptual previa a estos papeles temáticos. Porque, en
realidad, si ustedes analizan el caso del verbo colocar, es decir, “colocar algo en algún
lugar”, uno podría hacer un análisis más profundo, distinguir otro nivel, el nivel de los
conceptos. Recuerden lo que decía Chomsky en las Conferencias de Managua, cuando
explicaba el aprendizaje tan rápido del léxico –porque el léxico lo aprendemos, pero es
muy rápido, muy veloz- y decía que esto es ya que no venimos como una tabula rasa
desde el punto de vista del vocabulario. Es decir, sostiene que hay un nivel de
estructuras conceptuales, un nivel de conceptos que es independiente de las lenguas
particulares, también. Algunos de estos conceptos coinciden con nuestros papeles
temáticos, por ejemplo: agente, causa. Pero, fíjense en el verbo colocar: uno podría
decir que el significado del verbo colocar es algo así como: “X causa que Y llegue a un
lugar Z y que esté en ese lugar”. Es decir, yo puedo descomponer ese predicado en
estructuras léxicas más primitivas que estarían en un nivel más profundo que el nivel de
los papeles temáticos. Esto es lo que se llama: la estructura léxico-conceptual.
Vamos a ver ahora una síntesis de la información que tiene un ítem léxico a
través de la representación de una entrada léxica, que tiene una matriz de rasgos que
aquí se halla descompuesta, ordenada según los distintos niveles de organización que
hemos ido viendo. Recuerden que no nos ocupamos de la representación fonética, pero
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que dejar, pero ahí también tiene que estar presente ese locativo que exige la pieza
léxica, del mismo modo que en la forma lógica, y en la forma fonética. Por lo tanto,
para decirlo simplemente, una secuencia como “el mozo colocó el vaso” es una
secuencia que viola las condiciones de buena formación ya en la estructura –p.
Otros criterios de buena formación que tienen que ver con la información
semántica y sintáctica es el criterio temático. Absolutamente relevante para la relación
léxico -sintaxis. Es lo que también se llama el criterio θ:
Toda pieza léxica, todo ítem léxico con determinada red temática debe saturar –
esta es la palabra técnica que van a encontrar en la bibliografía en general- debe
descargar, debe realizar, tales posiciones en la estructura sintáctica.
Si no las descarga, si no las satura, estoy también ante una situación de violación
de una condición de buena formación. Por ejemplo, el verbo decir exige desde el punto
de vista de su red temática un tema: “dijo algo”.
La segunda parte de este criterio temático es que:
Todo argumento –fíjense que estoy hablando de argumentos, es decir, lugares
sintácticos requeridos- en la estructura sintáctica debe recibir un papel temático.
Por ejemplo:
*Alejo sonrió la imagen.
Acá tengo un problema de mala formación porque tengo un sintagma: “la
imagen” al que no le puedo asignar ningún papel temático. Los papeles temáticos, y
esto es lo que quería decir al subrayar la cuestión argumental, se asignan solo a los
sintagmas que aparecen en determinadas posiciones, posiciones que denominamos
“argumentales”, requeridas. ¿Cuáles son las posiciones argumentales? Bueno, tenemos
los argumentos internos, que son los que requiere el verbo, es decir, que dependen de la
naturaleza léxica del verbo y que en gramática los conocemos como el objeto directo, el
objeto indirecto, el complemento preposicional requerido, regido, etc. Es decir, son los
elementos que están sub-categorizados desde el punto de vista sintáctico. El sujeto de
un predicado, en esta teoría, es un argumento externo al predicado cuyo papel temático
es asignado por el predicado en su conjunto. No está dentro de la proyección de la X del
verbo. Fíjense, para cerrar, los siguientes casos, que les pido que piensen:
• Juan rompió el vaso.
Evidentemente el sujeto es Juan. ¿Cuál es el papel temático de Juan?
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Estudiante- Agente.
G.C.- Claro, “romper un vaso” el predicado completo indica que aquí hay una
acción deliberada, que, en realidad, no es necesariamente deliberada (puede ser sin
querer), pero es el agente que hizo la acción. Acá lo de deliberado o voluntarioso no
cierra mucho. Pero vean la diferencia frente a un objeto interno abstracto como “el
pacto”, en donde “Juan” puede ser no el agente sino la causa de acuerdo con la
interpretación.
Vamos a otro caso a ver si se ve mejor:
• Juan tiene el libro.
• Juan tiene calor.
En el primer caso Juan tiene el papel temático de poseedor, que no lo hemos
visto nosotros, pero que sí postulan otras taxonomías. ¿Es lo mismo en el segundo caso?
Juan no es el poseedor del calor, sino el que experimenta, desde el punto de vista de los
papeles temáticos, el calor. Entonces vemos que es el predicado completo el que asigna
el papel temático del sujeto.
Bueno, la semana que viene sigue Andreina Adelstein con los temas de
semántica.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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Bueno. Mi nombre es Andreína Adelstein. Hoy vamos a empezar, como les dijo
la profesora Ciapuscio la clase pasada, con la guía temática 4, que considera un tema de
reflexión lingüística que de alguna manera ustedes ya fueron viendo a lo largo de todas
las clases, y que es la dimensión semántica de la lengua. Como ustedes saben, el
programa tiene en primer lugar una parte de fundamentos lingüísticos donde trabajaron
desde distintas posiciones –incluso distintas corrientes– las principales reflexiones en
torno al lengua, las preguntas esenciales que la lingüística se hace: ¿qué es el lenguaje?,
¿cómo se adquiere?, ¿cuál es la naturaleza del lenguaje? Después vieron un breve
panorama histórico y trabajaron con la Escuela de Praga. Es decir, antes de empezar con
el estudio sistemático de la lengua, tuvieron unas clases de corte epistemológico: tratar
de definir la disciplina, tratar de centrar los temas esenciales y el modo de trabajarlos.
Con la unidad 3, la del conocimiento sistemático de la lengua, empezaron a trabajar lo
que la escuela estructuralista llamaba los niveles de análisis, o, visto desde una
perspectiva mentalista, los componentes de la gramática, los componentes del
conocimiento lingüístico que un hablante competente de una lengua tiene. Estos
conocimientos están en estrecha vinculación con ramas de la lingüística cuyos límites a
veces no están del todo claros o son definidos según los distintos modelos teóricos. Lo
que ustedes vieron fue, por un lado, los aspectos sistemáticos, sintaxis y morfología. En
estas clases vamos a ver semántica, que también forma parte del conocimiento de la
gramática –aunque según las teorías varía el lugar que ocupa la semántica– Luego, antes
de llegar a la parte de lingüística aplicada, van a ver pragmática.
De todas maneras, en lo que va de cursada ya hubo varias referencias al
problema de la semántica, es decir, qué es el significado. Yo creo que la dimensión
semántica apareció en las distintas clases –de modo a veces más explícito que otros– en
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Lingüística “A”
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torno a tres problemas que yo considero centrales para la teoría de la semántica. Estos
tres problemas son los siguientes:
a) Por un lado la naturaleza del significado, es decir, qué es el significar, qué
estatuto tiene.
b) Cuáles son las unidades portadoras de significado, es decir, cuáles son las
formas lingüísticas que conllevan significado. Esto se abordó explícitamente.
c) El tercer problema que apareció en torno a la semántica fue cómo modelizar
el significado, cómo estudiarlo. Es decir, la modelización de este
conocimiento lingüístico que es la semántica.
Voy a hacer un breve panorama rescatando cómo fue apareciendo esto para
después sí entrar en la clase de hoy, que es una clase introductoria al problema de la
semántica.
Respecto de la naturaleza del significado lingüístico, ustedes vieron algo con la
profesora Ciapuscio cuando trabajaron la historia de la lingüística y tomaron a los
griegos. En esa clase tomaron del diálogo del Crátilo la discusión entre
convencionalistas y naturalistas. El problema que aparece ahí es un problema semiótico
pero es un problema semántico. Si bien esta discusión no era una discusión tanto acerca
de qué es el significado, sino que era una discusión acerca de cómo es la relación entre
una forma y su contenido –dicho de otra manera, entre la forma y su referente–, es un
problema que atañe totalmente a la semántica: cómo se vincula un significado con la
forma que lo expresa. Es decir, ¿el significado tiene que estar asociado de manera
convencional o natural a la forma que lo expresa? Aquí aparece claramente un tema que
preocupa a la semántica, sobre todo a la semántica más filosófica, que es la relación con
la referencia.
También, siguiendo con la discusión acerca del significado, apareció éste en la
parte de historia de la lingüística pero también en las clases que ustedes vieron respecto
de estructuralismo y el inicio del estudio del sistema lingüístico. ¿Con qué autor aparece
el significado?
Estudiante- Saussure.
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Estudiante- ¿Positiva?
A. A.- No, todo lo contrario. Opositiva. Tiene algo de positivo, dice Saussure,
que es la significación. Pero básicamente, son unidades opositivas, se oponen al resto de
las unidades del sistema, y de ahí surge el significado de un signo lingüístico o su
delimitación.
También apareció el problema de la naturaleza del significado cuando trabajaron
al final de la historia de la lingüística las perspectivas epistemológicas, las corrientes
lingüísticas, la distinción entre formalistas y funcionalistas, entre lingüistas internistas y
externistas. En esa manera de presentar las corrientes lingüísticas también hay respuesta
respecto de la naturaleza del significado. ¿El significado es un conocimiento mental que
tienen los hablantes o el significado es algo que se interpreta en contexto en el momento
en que se utilizan las unidades lingüísticas? Uno podría decir que es ambas cosas, pero
hay teorías que van a trabajar más con una respuesta y otras que van a trabajar más con
la otra. Es decir, el significado en tanto conocimiento del hablante o en tanto
interpretación en el uso.
¿Dónde más apareció el significado en este curso? Yo por ahora sólo estoy
presentando cosas que ustedes ya vieron para llegar a ver cómo el tema es constante y
transversal en la lingüística. En relación con el tipo de unidades, ¿qué unidades son
significativas en la lengua?
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A. A.- En realidad el fono estaría librado del significado. El fonema no del todo
porque distingue significado, y entonces tiene algún poder significativo.
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Fíjense los ejemplos que voy a usar con la palabra significado y significar y
después vamos a tratar de ver qué tipo de elementos son estos de los que decimos que
significan.
(1) Que me enoje con vos no significa que no te quiera.
(2) Las persianas bajas significan que aún no regresaron.
(3) El alto porcentaje de humedad significa que mañana va a llover.
¿Qué cosas son las que estuve usando en estos ejemplos y de las que pude decir
que significaban?, ¿qué tipo de entidades son?
Estudiante- Situaciones.
A. A.- Exacto, hay distintos tipos: indiciales, simbólicos, icónicos. Por ejemplo,
el dibujo de una mujer en la puerta de un baño también es un signo que significa. La
significación va a aparecer en signos lingüísticos y no lingüísticos, en fenómenos
lingüísticos y extralingüísticos. Sigamos viendo otros ejemplos:
(4) La forma –azo tiene muchos significados.
(5) La frase “hola mami” puede tener distintos sentidos según quién la enuncia.
-azo es un morfema, una unidad no léxica, una unidad morfológica; “hola mami”
es una expresión. De todos estos ejemplos (1-5), claramente los últimos dos, (4) y (5),
son elementos de forma lingüística. Es decir, el significar se aplica a elementos de
diversa índole, como fenómenos naturales, situaciones, etc., que pueden significar de
formas muy diversas pero de alguna manera la noción de significado aparece acá ligada
a la función semiótica.
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interpretación y la idea de que está siempre asociado a algún elemento material más allá
de la teoría.
¿Cómo deslindamos entonces la semántica lingüística de la semiótica? Estamos
viendo que todos los tipos de signos tienen significado, ¿cómo se discrimina el estudio
del significado lingüístico del significado no lingüístico o general?
Hay un autor, que supongo que tal vez vieron quizás, que es Morris. Morris
plantea para la semiótica una división de tres tipos de disciplinas o de estudio de los
signos. Él plantea a la sintaxis como la relación formal entre los signos. Esta
clasificación en tres, insisto, él la postuló para la semiótica, más allá de que después se
la utilizó mucho para discriminar semántica y pragmática lingüística. Cada uno de estos
tres tipos de disciplinas actúa como un proceso de abstracción. Si uno está en la
situación comunicativa lo que observa es la relación de los signos con los intérpretes,
con los usuarios. Si se abstrae a los intérpretes, aparece la relación entre los signos y los
objetos a los que los signos se aplican. Fíjense esta noción de semántica como aquello
que sustituye a los objetos de la realidad. En un paso mayor de abstracción queda la
relación formal entre los signos y de eso se ocuparía la sintaxis.
Aquí les puse una cita de Carnap que retoma esta idea. Está esa cuestión de los
pasos de abstracción del estudio semiótico. Entonces dice que si en una investigación se
hace estricta referencia al hablante –o para decirlo en términos generales, al usuario de
una lengua–, entonces estamos asignando el estudio al campo de la pragmática. Si
abstraemos al usuario y analizamos únicamente las expresiones y sus designata –es
decir, a lo que designan– estamos en el campo de la semántica; finalmente, si
abstraemos los elementos designados también y analizamos directamente las relaciones
entre las expresiones, estamos en sintaxis lógica. El conjunto, la ciencia del lenguaje
que consiste en estas tres partes mencionadas, es llamado semiótica. Acá tienen una
definición clásica para ubicar la semántica en el estudio semiótico.
Ustedes ya saben que Saussure funda la semiología por una necesidad
epistemológica de ubicar a la lingüística. ¿Qué es lo específico del significado
lingüístico de otros tipos de signos? Como veíamos hace un rato veíamos que hay
elementos que son icónicos, hay elementos que son indiciales, etc. El ejemplo (2), (3) y
(4) podríamos considerarlos indiciales, en el (4) y (5) de alguna manera tendríamos
también elementos icónicos, etc. Esta división de signos que aparece en Peirce también
se toma como propiedades de los significados o de la relación forma-significado, que es
la iconicidad, la convencionalidad y la indicialidad. Habitualmente, y esto lo vieron con
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A. A.- Claro. Sin embargo, dice Frege, ambos se usan para referir a lo mismo,
con lo cual, ¿en qué tipo de significado está pensando? No en un significado estilístico o
de registro sino un significado de tipo referencial, de aquello que designa.
A. A.- Bueno, eso es otra cosa. Ahí estás haciendo la descripción del contenido
semántico. Lo que Frege está planteando es la identidad de términos. Cuando se puede
hablar de identidad es porque refieren a lo mismo. Toda la problemática respecto del
significado es discriminar entonces la referencia. Él va a introducir una noción crucial
en la semántica, que es la noción de sentido. “Perro” y “can” tienen la misma referencia
pero tienen distinto sentido. Lo que está codificado lingüísticamente es el sentido. Para
poder identificar que hay distinto sentido es porque presuponemos la idéntica referencia.
De allí que el significado se asocie con la referencia o la denotación. Menciono esto
porque van a ver que Lyons hace una diferencia entre referencia y denotación. Cruse
también lo propone. Él dice que en realidad el significado de “perro” o de “can” o bien
es el mismo elemento que uno señala, el perro concreto, o bien la clase de referente.
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Lyons y Cruse hacen esta distinción entre denotación y referencia. La referencia son los
individuos a los que se hace la referencia, los designata, y la denotación más bien es la
clase a la que se puede aplicar estos términos.
Este tipo de teorías referencialistas del significado fíjense qué clase de elementos
toman: sustantivos y frases nominales. Es decir, es una teoría del significado que es
aplicable no a cualquier expresión lingüística, sino sobre todo a sustantivos y frases
nominales.
La otra teoría que está en vinculación con esta es aquella que sostiene que el
significado son las condiciones de verdad. Obviamente esta teoría tiene que ver con el
significado de las proposiciones, el significado de las oraciones, y está en vinculación
con la que vimos hace un rato. La diferencia es que la teoría referencial va a apuntar
básicamente al significado de las unidades nominales en especial, y esta otra teoría
apunta más bien a las proposiciones u oraciones. A veces se habla de teoría veritativa,
pero es una semántica que toman los lógicos y que si se traslada a la lingüística es de
una perspectiva bien formal.
Otra teoría clásica del significado es la teoría de que el significado es el uso. El
autor fundamental es Wittgenstein.
La última teoría es la teoría ideacional. Esta es la que considera que los
significados son representaciones mentales de carácter psíquico, y hay toda una
discriminación de la diferencia entre significado, concepto, etc. Éste es un modelo de
significado que cruzó toda la semántica estructural. Lo que quiero que vean es que este
tipo de teorías, la teoría referencial y la teoría ideacional, y de alguna manera también la
del uso, apuntan a clases de palabras mientras que las otras apuntan a unidades mayores
como las oraciones o las proposiciones.
A. A.- Bueno, esa es una respuesta totalmente pragmática. Pero, yo creo que la
pregunta que vos planteás se puede aplicar a cualquier elemento de la lengua. No
entiendo bien la pregunta
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Estudiante- ¿Por qué al ser humano le interesa estudiar el significado, que las
cosas tengan un significado?
A. A.- Yo creo que porque el hombre es un ser semiótico. Salvo que vos estés
usando significado con otra acepción que no estuvimos viendo, la de dar significado
como ‘dar valor’.
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A. A.- Perfecto.
Por otro lado, la semántica va a estudiar también la relación entre proposiciones
como (9) y (10):
(9) Enrique asesinó al gerente del banco.
(10) El gerente del banco de Enrique está muerto
Este tipo de relación a veces se estudia en la semántica y a veces se estudia en la
pragmática.
Si la semántica lingüística estudia el significado codificado lingüísticamente,
tenemos que ver cuáles son las unidades lingüísticas que codifican ese significado y qué
áreas de la semántica abren y en cuál nos vamos a situar.
Vamos a ver el ejemplo (8) [Comenzó la obra]. ¿La palabra “obra” tiene sentido?
Sí. Ésta es la dimensión de lo que va a estudiar la semántica léxica. Ahora, la palabra en
un contexto como (8) resulta ambigua.
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Estudiante- El verbo además también es ambiguo allí. Puede ser que alguien
comenzó la obra o que la obra comenzó.
A. A.- Bien.
Estudiante- Usted dijo que acá entraría a jugar el contexto, pero ¿eso no sería ya
pragmática?
A. A.- Bueno, a veces uno usa “contexto” refiriéndose a distintas cosas. Aquí
estamos hablando de contexto como contexto lingüístico de la unidad léxica, no
contexto situacional o contexto de uso. Son distintos usos de la palabra “contexto”.
(11) La obra está en marcha.
Después tenemos el ejemplo (11), donde a diferencia del ejemplo (8), lo que
podemos ver es que son formas que pueden ser sinónimos, entre (11) y (8) podemos
decir que hay un mismo contenido proposicional, un mismo significado composicional,
pero distinto significado oracional. Entonces, estamos viendo que hay significado
léxico, significado oracional, significado proposicional.
(12) No necesito tu bicicleta.
Podemos ver también el ejemplo (12) en relación a las situaciones en las que se
usa, y ahí sí aparecería la noción de contexto enunciativo u oracional.
Teniendo en cuenta estos ejemplos vamos a ir viendo los tipos de significados
que la semántica estudia, los significados codificados lingüísticamente según el tipo de
unidad:
a) Léxico
b) Oracional / Proposicional
c) Del enunciado
Estos tipos de significado según la unidad lingüística que estemos considerando
van a ser objeto de distinto tipo de semántica. El significado del enunciado va a ser el
lugar de disputa entre los estudios semánticos y los estudios de la pragmática.
Vamos a ver entonces en qué consiste el significado oracional. Como ustedes
vieron, la oración es una entidad de tipo abstracto que de algún modo se obtiene a partir
de enunciados concretos. Esto ustedes lo deben haber visto sobre todo en semiología
con teoría de la enunciación. Una misma oración puede ser transmitida por distintos
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A. A.- Sí, tienen estructura diferente, pero sin embargo uno puede decir que la
información es la misma: hay una predicación INVADIR que tiene dos argumentos, el
que invade y el invadido: INVADIR(x, y). Esto aparece en todas las oraciones. Incluso
hay más posibilidades. Todas tienen algo en común, y es que se trata de la misma
predicación. Esto que tienen en común estas oraciones, que son de por sí oraciones
declarativas –podríamos agregar también interrogativas, etc.–, es el significado
proposicional. Este significado proposicional, que es el hecho de que César invadió la
Galia, va a ser estudiado en semántica formal y es lo que permitió que luego aparecieran
elementos de representación semántica para la descomposición de significados
oracionales, de enunciados, etc.
Digamos que el significado proposicional es objeto de estudio de la semántica
lógica, y esto va a tratar de solucionar –esto de alguna manera ya lo vieron– un
problema notacional. ¿Cómo se puede representar el significado proposicional y
distinguirlo del significado oracional o del significado del enunciado? Algo que ustedes
ya vieron en Principios y Parámetros es colocar INVADIR y los dos argumentos
[INVADIR(x, z)]. Siempre en primer lugar se pone el argumento externo. Este
significado proposicional, si bien es estudiado por la semántica lógica, va a ser utilizado
por teorías semánticas actuales que vamos a ver también.
Quería comentarles otra cosa con respecto a las oraciones (17-19) ¿Vieron este
problema de la distribución informacional? Esto se comentó cuando se vio la escuela
funcionalista y se habló de Tema y Rema. Fíjense cómo en una teoría funcionalista el
orden de distribución de la información es sumamente relevante, pero ese significado
informativo va a ser significado de las emisiones y no va a ser considerado por
semánticas formales que consideran el significado proposicional. Lo que quería que
vieran es cómo se van repartiendo los elementos de significación.
Vamos a ver ahora el significado del enunciado. Nos había quedado el ejemplo
(12) [No necesito tu bicicleta]. Desde el punto de vista oracional es claro, es una oración
declarativa negativa. Sin embargo puede querer decir distintas cosas según situaciones
comunicativas diferentes. ¿Qué situación se imaginan para esta oración?
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Estudiante- Puede ser que el que habla se la haya pedido a otro y después se
hayan peleado y entonces el otro se la ofrezca al que habla para reconciliarse pero éste
siga ofendido y diga “no la necesito”.
A. A.- Bueno, muy bien. ¡Fue una negación por despecho! Podemos decir
entonces que (12) requiere un pedido o una oferta. Quiero decir, por un lado
necesitamos información del contexto situacional. Este significado no lo podemos
encontrar codificado en las unidades. Más bien está ligado al uso de esta oración. ¿Qué
más? Hay elementos que necesitamos reponer del contexto. No sólo hay que reponer
qué se dice, sino que también a veces hay que reponer el significado de los deícticos: a
quién se refiere ese “tu”. Las situaciones pueden ser múltiples. O bien alguien ofreció y
el otro negó la oferta, o bien resuelve un problema que tenía para lo cual necesitaba la
bicicleta. También puede ser que el referente de bicicleta sea distinto. Por ejemplo, se
puede estar en un juego de mesa donde se juegue con fichas con dibujos. Podría ser
también –no sé si se sigue usando– que se esté usando bicicleta como tu ‘dilatar
constantemente algo’. Hay múltiples sentidos del enunciado según varios elementos de
información que hay que reponer: por un lado todo lo que se llama el contexto
situacional, que Löbner lo va a llamar contexto de enunciado; hay que saber también
cuál es la referencia del deíctico, es decir, quiénes son los participantes de la situación;
también la situación va a permitir desambiguar el significado léxico del ítem léxico
bicicleta, si es que se trata de una palabra polisémica que puede entrar en distintas
combinatorias.
Entonces, en definitiva el enunciado es como la instancia más compleja de la
dimensión semántica, en la que interactúa la codificación semántica de las distintas
unidades y también la dimensión semántica en relación con el contexto, es decir, con el
afuera. A ese significado, que se compone de esta manera bastante compleja que ahora
vamos a ver, se llama significado del enunciado.
Lo que Löbner plantea es que en el enunciado uno puede identificar distintos
niveles de significado, como por ejemplo que pueda contar como acto de habla. (12) no
sólo es una afirmación sino que también cuenta como una negación, un rechazo a una
oferta y presupone por eso un acto de habla anterior que puede ser una oferta o un
pedido. Sin embargo, para Löbner lo fundamental –y este es uno de los elementos que
va a delimitar semántica y pragmática– es que en el enunciado se fija la referencia. Las
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oraciones, obviamente, no fijan referencia, porque son unidades abstraídas en las que no
queda clara la referencia. Esto es evidente con unidades como los pronombres, los
deícticos, cuya referencia se especifica recién en el uso. Para Löbner el significado
también está vinculado con la referencia. En primera instancia un enunciado es una
entidad lingüística que permite fijar la referencia. Sólo en el contexto lingüístico
sabemos a quién se refiere ese “tu”. Löbner va a hablar de escenarios, que no sé si es
una palabra que vieron. Los modelos cognitivos actuales sobre todo hablan de
escenarios en donde aparecen participantes. Löbner dice que los enunciados son piezas
reales del hablar. Al filtrar cierto tipo de información, principalmente fonética,
obtenemos los elementos gramaticales abstractos que son las oraciones. Al filtrar más
cierto tipo de información gramatical obtenemos las proposiciones, que son
descripciones de estados de cosas y que algunos autores consideran elementos básicos
del significado oracional. Es decir, lo que aparece acá es la complejización –él hablaba
de elementos simples y complejos– del uso, que surge, según cómo se miren, de
procesos de abstracción. Si se parte de la comunicación real tenemos el enunciado. Si se
abstraen ciertos elementos significativos ligados a la situación e incluso algunos
elementos gramaticales y fonéticos se obtiene la oración. Si se abstrae más y nos
quedamos con el contenido proposicional obtenemos la proposición, con lo cual, el
significado aparece también acá como una entidad que se va construyendo.
El concepto de enunciado es un concepto muy polisémico en lingüística. La
lingüística inglesa lo considera por ejemplo más ligado a emisiones. Seguramente
vieron en Teoría de la Enunciación, es decir, la lingüística francesa, que el enunciado es
un producto de una situación de habla y básicamente lo que el análisis del discurso va a
trabajar ahí es la construcción del enunciador. Esta es una perspectiva diferente. En
cambio, en Löbner el enunciado está considerado como un nivel de significado para el
que hay que tener en cuenta el escenario –como decía yo hace un rato–, que es un
término que él usa para evitar usar la palabra “contexto”, que también es bastante
complicada en lingüística porque tiene distintas acepciones. También lo llama ocasión.
Él va a entender el contexto de enunciado a ese escenario que va a permitir decodificar
el significado del enunciado.
Por un lado, él dice entonces que el enunciado fija la referencia y esa fijación de
la referencia puede tener que ver con todos estos elementos que hacen al escenario:
saber cuál es el hablante o productor del enunciado, saber cuál es el destinatario o
receptor del enunciado, saber cuál es el tiempo en que se produce el enunciado, saber
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cuál es el lugar. Hasta ahí son básicamente las mismas categorías que plantea la Teoría
de la Enunciación aunque planteadas de otra manera, ya como elementos que permiten
fijar la referencia –en la teoría de la enunciación terminan siendo construidos en el
discurso–. También agrega hechos como elementos del contexto de enunciado, que se
dan cuando se produce o recibe el enunciado.
¿Cómo define Löbner, entonces, el significado del enunciado? Dice que se lo
puede definir como
el significado que resulta de usar una expresión en un determinado contexto enunciado [A.
A.- ‘Contexto enunciado’ es un término técnico]. El significado del enunciado deriva del
significado de la expresión [A. A.- Por expresión, Löbner va a considerar las palabras y las
oraciones] sobre la base de los particulares provistos por el contexto de enunciado. Los
únicos aspectos del contexto enunciado que importan son aquellos inmediatamente hacen a
la referencia y a la verdad de la expresión.
Esta cita para mí es crucial porque da una solución a cuál es el límite entre la
semántica lingüística y la pragmática. Fíjense que Lyons habla de significado semántico
y significado pragmático. Si bien parece absurdo esto de “significado semántico”, él
hace una distinción entre el significado que compete a la semántica y el significado que
compete a la pragmática.
Löbner dice que del enunciado lo que le interesa a la semántica es la posibilidad
de fijar la referencia, por ejemplo, saber a quién se refiere ese “tu” de (12), etc; es decir,
saber los elementos cuya referencia se fija en el uso: hablante, destinatario, tiempo,
lugar y hechos. Eso correspondería a la semántica. En cambio, el estudio de por ejemplo
decir (12) [no necesito tu bicicleta] para rechazar una propuesta ya correspondería a la
pragmática. Es decir, todos los otros significados que surgen por las cosas no dichas y
que se van a poder categorizar de distinta manera –como ustedes van a ver cuando
llegue la unidad de pragmática– corresponderían a la pragmática. Lo que corresponde a
la semántica para Löbner es la posibilidad de fijar referencia.
A. A.- Lo que está presuponiendo ahí es que el significado tiene que ver con las
condiciones de verdad. Las condiciones de verdad tienen que ver con que lo que uno
dice tiene que ver con los referentes. Habíamos dicho que hay teorías del significado
que consideran que el significado de una oración son sus condiciones de verdad. Estas
condiciones de verdad tienen que ver con la adecuación al referente. Para este autor, por
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más que está trabajando con enunciados, con situaciones en las que se usan las
expresiones, sigue habiendo una idea de semántica referencial. El lenguaje tiene su
correlato en la realidad.
Estudiante- Es un pedido.
Esta idea de lo no dicho va a ser discutida. Los distintos autores van a considerar
estos distintos elementos ya sea como objeto de estudio de la semántica o de la
pragmática cada uno según sus planteos.
Löbner va a plantear para discriminar qué significados corresponden al estudio
de la semántica y qué significados corresponden al estudio de la pragmática, la idea del
significado comunicativo. Él plantea el significado de la expresión, que son los
significados que vimos como significados de la oración y del léxico –que no vimos
todavía pero vamos a ver en detalle–. Tenemos entonces un nivel que corresponde a la
semántica, ya sean unidades simples como las palabras o complejas como la oración. En
segundo lugar considera el significado del enunciado. Acá va a aparecer todo lo que
tenga que ver con la fijación de la referencia.
Va a considerar también un significado comunicativo, que va a ser el significado
del enunciado como acto comunicativo en una situación social determinada, con lo cual
los actos como pedidos, sugerencias, etc., van a formar parte del significado
comunicativo y van a ser estudiados por la pragmática.
Otro autor que ya mencionamos, Saeed, también hace esta división entre
semántica y pragmática teniendo en cuenta el significado literal y el significado no
literal. Va a ubicar lo que concierna al estudio del significado literal en la semántica y
algunos elementos de lo no dicho o lo no literal en la pragmática.
Para cerrar, una cita de una autora que van a ver bastante cuando vean
pragmática, que es Escandell Vidal. Ella señala:
La pragmática es el estudio de los principios que regulan el uso de la lengua en la
comunicación, es decir, las condiciones que determinan tanto el empleo de un enunciado
concreto por parte de un hablante concreto en una situación comunicativa concreta como su
interpretación por parte del destinatario.
Fíjense que acá aparece la idea del receptor, la interpretación por parte del
destinatario. Éste es un límite totalmente diferente del que consideraba Löbner.
Bueno, como última aclaración quería decirles que en el teórico anterior hubo un
error en la clase oral que después se cambió en el desgrabado. Tiene que ver con la
aceptabilidad. Se dio un ejemplo de una cadena con una subordinada adentro de otra
como si fuera un error de una oración aceptable. Al contrario, es una oración inaceptable
pero gramatical.
Muchas gracias.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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significado en uso. Habíamos dicho, por ejemplo, que si decimos: “¿Me podés pasar el
libro?”, el significado de la expresión sería el significado de la oración, que se compone
del significado de los ítems léxicos y del significado gramatical. El significado del
enunciado sería fijar la referencia: ¿Quién es “me”, y la segunda persona? ¿Cuál es el
libro de que se habla? Fijar esa referencia, analizar el uso de los pronombres, terminar
de ver qué significa esa oración, porque si no se actualiza, si no se fija qué es “el libro”,
etc. no se sabe cuál es el verdadero referente. Hay parte del significado que me falta. El
significado comunicativo, por último, tiene que ver con el acto de habla. ¿Qué acto de
habla hay ahí? Es un pedido, ¿no? Claramente no estamos ante una simple pregunta,
sino que se trata de un pedido. Ese pedido conforma el significado comunicativo y es el
que, según este autor, es estudiado por la pragmática.
Entonces, para Löbner, la semántica va a estudiar el significado de la expresión
y el significado del enunciado, al menos lo que es la fijación de la referencia.
Hay otro autor, que es Saeed, que dice que si consideramos el significado
descripto en relación con los hablantes y oyentes, es el ámbito de la pragmática;
mientras que si consideramos el significado abstraído de los usuarios, tenemos la
semántica. Es decir, la semántica estudia todos los significados de los distintos tipos de
unidades, independientemente de los usuarios. Esto, obviamente, sigue la propuesta de
Morris que vimos la clase pasada. Y esto lo plantea por lo siguiente: supongan que
tenemos un enunciado que fuera: “este lugar está por cerrar”. ¿Cómo podríamos
descomponer y analizar los distintos niveles del significado ahí –teniendo en cuenta la
distinción que hace este autor-? Pensemos, quizás, el significado más complejo que es
el que tiene que ver con la situación comunicativa, ¿en qué contexto puede aparecer este
tipo de enunciados?
Estudiante- Advertencia.
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A. A- Bien, podríamos decir que ahí hay una advertencia, como decía el
compañero, una orden, una sugerencia, un pedido… Es decir, tenemos una función
directiva con un montón de posibilidades.
Todos estos actos tienen que ver con el significado del enunciado, son múltiples,
son poco precisos y necesitamos sí o sí considerar los elementos que conforman la
situación comunicativa. Esto es lo que se plantea cuando dice: “descripto en relación
con hablantes y oyentes”. Si no conocemos a los hablantes y oyentes y la situación, no
podemos establecer ese tipo de significado. Por lo tanto, eso corresponde a la
pragmática.
En cambio abstrayéndonos de esta situación, de los usuarios, entrando en lo que
es el significado oracional y de enunciado, si tenemos que fijar la referencia de un
enunciado, ¿qué es lo que hay que fijar? ¿Qué significado hay que encontrar en relación
con el contexto?
A. A.- Exactamente, “este lugar” por el pronombre, y ¿qué más? El verbo, ¿no?
Fíjense que, en realidad, acá tenemos algo que está un poco a caballo de lo que es el
significado oracional, que es el espectro del verbo, y el significado de los ítems léxicos
(saber qué es “lugar”, etc.).
Los distintos autores coinciden, entonces, en discriminar, aunque a veces es más
bien difícil, cuál es el límite de la semántica con respecto al enunciado. Lo que está
claro es que lo que hace al significado en relación con la situación de hablantes y
oyentes es objeto de la pragmática. Esto lo digo porque cuando avancen en la carrera y
hagan, si es que la hacen, Semántica y Pragmática, van a ver que el tema de la
referencia es un tema de disputa en el campo de la lingüística. Hay teorías pragmáticas
que trabajan el tema de la referencia y lo consideran un problema propio de la
pragmática y no de la semántica.
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el estudio de las categorías léxicas. Digamos que esta semántica estudiaría cómo se
almacena la información semántica en los ítems léxicos, cómo se organiza la
información de semántica léxica en la mente, si se organizan en campos o paradigmas,
por ejemplo; o cómo es el significado léxico, qué tipo de relaciones entablan las
palabras, etc. En segundo lugar tenemos la Semántica Composicional de palabras que
es como una parte de la semántica léxica que estudia el significado de las palabras
complejas. Sería el estudio de las formas derivadas, compuestas en donde interviene
otro tipo de información semántica: interviene la información de las bases léxicas, pero
también la de diversas reglas. Acá entraría el estudio de:
perro >>> perrera
perro >>> perrada
perro >>> paseaperros
Lo que estudia esta semántica es, por ejemplo, cómo se conforma el significado
de una palabra como “perrera”, en donde tenemos, claro, el significado de la base léxica
“perro”, pero también tenemos el de “-era” que no sólo es lo que significa este sufijo
sino que hay una regla, es decir, estamos ante un sufijo que puede dar lugar a distintos
significados pero depende de a qué base se adjunta no con cualquier base. Vemos
entonces que hay un conocimiento, que está a caballo de la gramática, es lo que
podríamos decir que es la interfaz entre la semántica y la morfología. Hay gente que
ubica el componente morfológico dentro del léxico, y otros que lo ubican dentro de la
sintaxis y dirán, entonces, que estamos en la interfaz semántica- sintaxis. Es decir, según
qué peso se le da a léxico, esto se puede estudiar desde el léxico o desde la relación
sintaxis-semántica. Pero la idea es que este es un conocimiento más complejo, más
sistemático, donde hay conocimiento de reglas. Por eso uno puede deducir significados
de palabras que no conoce, o crear neologismos. Es decir, uno tiene acá el estudio de las
palabras derivadas, y compuestas. Estas dos áreas de la semántica corresponderían a lo
que en general se llama: Semántica Léxica, sin esta división tan tajante.
Los otros dos dominios de estudio corresponderían a la Semántica Oracional.
Estas son: la Semántica de las Formas Gramaticales, que no es otra cosa que el estudio
de las categorías funcionales, y la Semántica Oracional que es lo que vimos que se
conforma a partir del orden, las reglas sintácticas, etc. Entonces, este principio de
composicionalidad de las expresiones lingüísticas nos permite a nosotros hacer estas
divisiones y observar cómo se organiza el campo de estudio de la semántica, según las
unidades con que trabaja.
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Nosotros dijimos que vamos a trabajar con la semántica léxica. Esto es, la
semántica que toma como objeto de estudio las unidades léxicas. Les traigo acá una cita
de Cruse que nos permite justificar esta elección que hemos hecho:
Para un no especialista la noción de significado probablemente tenga un lazo más fuerte
con la idea de la palabra más que con otra unidad lingüística: las palabras son, después de
todo, lo que está listado en el diccionario, y la función principal de un diccionario es
decirnos qué significan las palabras listadas. Por esta razón, la semántica léxica
probablemente sea la vía de acceso más fácil a los misterios de la semántica en general.
(Cruse 2000)
A. A.- No es que la forma del lexema sea el infinitivo. El infinitivo es una forma
más. Es real que en determinados discursos, como en el discurso lexicográfico, se toma
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como forma de cita de lexema al infinitivo, pero no es que sea el infinitivo la forma. Por
ejemplo, en los diccionarios en latín los verbos no entran solo por el infinitivo como
sucede en español. El infinitivo es una forma más pero que se suele utilizar como forma
de cita para identificar a todo el paradigma, a todo el lexema. Pero esto es arbitrario.
Entonces vean que no vamos a trabajar con el significado flexivo de los ítems,
sino con el contenido léxico.
Lo que vimos la vez pasada, cuando nos preguntamos por el significado de un
sustantivo, “perro”, fueron una serie de rasgos como: [+ animado] [+ mamífero], etc. Lo
que hicieron ustedes allí fue desplegar cierto contenido léxico. También lo veíamos un
poco en relación con las teorías del significado, cuando vimos la relación con el
referente. Pero este no va a ser el único tipo de significado léxico. Va a haber distintos
tipos de significados léxicos, y su cantidad, tipo, y relevancia van a variar de acuerdo
con los autores y las teorías. Por ejemplo:
• “El perro me arruinó la remera violeta”
• “Es un perro cantando”
¿Es el mismo tipo de significado el del ítem “perro” en los dos ejemplos?
A. A.- Sí, puede ser adjetivo o ser usado como sustantivo también, ¿no? Ahora,
¿es simplemente distinto por el tipo de contenido o por el modo en que significa, por el
modo en que puede aparecer? Porque podríamos pensar que son dos significados
distintos que remiten a dos cosas distintas. Sin embargo, para poder entender que “es un
perro cantando”, ¿no necesito el primer significado también? Sí. Hay una relación
distinta. Hay un modo de significar distinto.
Entonces ahí vemos que hay, por lo menos, dos maneras de significar. No es
solamente la descripción de un referente, sino que hay también otro tipo de significados.
Leech –ustedes ya lo vieron pero para pragmática- que propone siete tipos de
significado. Cruse, en el artículo que ustedes tienen, plantea tres. Lyons plantea tres,
más o menos –con otros que los pone como equivalentes-. Si vieron trabajos como los
de Barthes, él hace distinción en dos. En fin, hay una diversidad de tipologías. La que
nosotros vamos a tomar es una tipología formulada por semantistas –no por semiólogos
ni analistas del discurso-. Y vamos a trabajar, más o menos, tres tipos de significado.
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A. A.- Bien, que ladra, o que no canta como un humano, que hace un sonido
áspero. Esa información, ¿nos permite identificar al animal? No. En cambio cuando lo
usamos con la información de: animal, cuadrúpedo, etc. sí nos va a permitir identificar
una referencia.
Entonces, el significado descriptivo o referencial es la información semántica
primera, codificada léxicamente, y está ya almacenada en las unidades léxicas, que va a
permitir identificar a los referentes en el discurso. Por eso, cuando vimos la clase pasada
las teorías del significado, muchos identifican el significado con la clase, con el
referente, porque, en definitiva, es lo que permite construir oraciones, etc. Entonces se
lo llama “descriptivo” por esta característica de ser un tipo de información que describe
el posible referente. Se llama “referencial” porque permite fijar la referencia en el uso.
Y se llama “conceptual” porque es de estatuto mental. Estas son todas propiedades
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distintas del mismo significado, que no es otra cosa que el significado saussuriano, el
primer elemento que aparece ligado a una forma fonológica. Fíjense la definición que da
Löbner:
El significado descriptivo de una palabra llena (content word) [o de una categoría léxica] es
un concepto para sus potenciales referentes.
Y lo de “potenciales” es importante porque estamos hablando del significado
independientemente de su utilización en un enunciado e, incluso, en una oración. Puede
parecer circular pero, justamente, en la relación entre la lengua y el mundo, se codifica
esa información, esa relación con el mundo en ese tipo de significado, en ese tipo de
categorías. Ustedes dirán: “bueno, parece más fácil siempre trabajar con nombres”. Sin
embargo, hay significados referenciales en los verbos, es decir, refieren a situaciones, lo
mismo los adjetivos, a cualidades, etc.
Fíjense que si el significado referencial es el que permite encontrar un referente,
también es el que permite establecer valores de verdad de las oraciones y enunciados.
Es decir, si podemos encontrar un referente podemos anclar la verdad o falsedad, por
ejemplo, si yo digo: “esto es un perro” y muestro mi billetera, sabemos que no es
verdad. ¿Por qué sabemos que eso no es un perro? Porque este objeto de la referencia no
cumple, no mapea con las propiedades que se supone que tiene el significado
descriptivo de “perro”. Esta es una consecuencia del significado referencial: es el
significado que permite establecer, en los enunciados, el valor de verdad. Tiene muchas
implicancias lógicas este tipo de significado. Es decir el hecho de que el ítem cumpla o
no con las propiedades del referente, que serían rasgos dentro del significado referencial
determina el valor de verdad del enunciado en cuestión. Esta es una consecuencia lógica
del significado léxico. Otra consecuencia lógica, también importante, es que este es el
significado que permite establecer inferencias. Por ejemplo, si yo digo: “Esto no es un
animal, por lo tanto no es un perro” lo que me habilita a deducir esa inferencia es el
significado descriptivo de “perro” que tiene como parte de su información el rasgo de
ser un animal.
Este significado es el que ha ocupado, casi exclusivamente, a la semántica lógica
y a la semántica filosófica. Entonces, este significado descriptivo puede describirse –
puede, no es que ES así- mediante una serie de componentes que vamos a ver más
adelante, y como vimos la vez pasada: [animal] [mamífero], etc. Por ejemplo, si yo
presento esto:
“Perro”: [animal], [mamífero], [fiel]
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A. A.- Bien, [fiel] es más dependiente del valor cultural que tiene el perro en
nuestra sociedad. Después vamos a ver a qué tipo de significado corresponde eso.
Entonces, como dice Cruse, este tipo de significado va a tener la propiedad de
determinar el valor de verdad de las oraciones, de permitir las inferencias entre
oraciones. Y va a permitir identificar la referencia en el contexto de uso.
Este es el primer significado. Es el significado que cualquier semantista va a
considerar y que no va a discutir. Todo esto no es discutible, o es, al menos, aceptado
por todas las teorías. Donde empieza a haber un poco más de variación, de
heterogeneidad, e incluso de dificultad para trazar límites claros, es con el resto de los
tipos de significado, que son bastante heterogéneos y se definen con criterios menos
claros que estos que acabamos de ver. Vamos a ver, dentro de esos otros tipos de
significados: el significado expresivo, que es un tipo de significado que ustedes van a
poder leer en el artículo de Cruse, el significado social, y el significado evocativo. Son
tipos de significado léxico, es decir, significados que están codificados en la lengua a
través de los ítems léxicos. Esto es, no son significados que se construyen o se generan
en el enunciado ni en la oración. Están ya en el ítem léxico.
¿Qué será el significado expresivo? En los ejemplos que vimos de “perro”, si yo
digo: “canta como un perro”, ¿hay ahí un significado expresivo de “perro”?
Estudiantes- Sí.
A. A.- Claro. Expresa algo respecto del hablante, no respecto del referente.
El significado expresivo son actitudes, emociones, etc. Vamos a ver la
definición:
Significado por medio del cual el hablante expresa, más que describe, sus creencias,
actitudes y sentimientos.
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Tiene que ver con la función expresiva y, por eso, es tan difícil de identificar con
claridad. Decimos: “expresa algo negativo, un rechazo, una crítica…” No es una cosa,
porque es una expresión y no una descripción. Se expresan creencias, actitudes,
valoraciones, todo lo que tenga que ver con la subjetividad del hablante. Pero, ojo, está
codificado en el léxico. No es que lo pone el hablante. El hablante lo usa porque existe.
Es la palabra la que brinda la posibilidad. Hay palabras en donde es clarísimo el
significado expresivo y, por eso, pueden ser usadas como marca de expresividad del
hablante en un contexto. Piensen, por ejemplo, en los insultos, en ciertos adjetivos, en
los adverbios como “afortunadamente” –siempre para expresar algo positivo-. Eso es el
significado expresivo. Es un significado que está también codificado en el léxico pero
que no sirve para que el hablante refiera, señale, genere la posibilidad de identificar un
referente, sino para expresarse él mismo. Los que vieron algo de teoría de la
enunciación y vieron Kerbrat Orecchionni, ¿qué categoría era la que planteaba ella?
Subjetivema. Es decir, la unidad de la subjetividad, palabras que ya en el código tienen
esta potencialidad expresiva. No es algo que se crea en el momento, que se construye en
el momento. El hablante las usa, pero esto ya está codificado en el léxico. Piensen en
verbos tipo: “llorar” vs. “lloriquear”. ¿Hay alguna expresividad ahí? Sí, nuevamente, en
“lloriquear” tenemos una valoración negativa. O, por ejemplo: “bailar” vs. “bailotear”.
Es decir, para referirse a algo despectivo. Hay una valoración. Entonces, hay algo ahí,
en ese ítem, aparte de lo que tiene que ver con lo descriptivo, que hacen a valoraciones
que pueden ser afectivas, axiológicas, ideológicas... ya codificadas. A veces, están
dadas, justamente, por ciertos afijos, como vimos recién. Piensen en los aumentativos:
“autazo”, que no sólo aumentan sino que, muchas veces, hay también una valoración
positiva por parte del hablante. A este tipo de significado se lo llama “expresivo”.
Hay categorías léxicas que sólo tienen significado expresivo. Piensen en las
historietas: “¡recórcholis!”, todas las interjecciones. Si yo busco esto en un diccionario,
¿encuentro un significado descriptivo? No. Si yo les pido a ustedes que definan
“recórcholis”, ¿cómo lo definen?
A. A.- Justamente, vos decís: “palabra que se usa para…” Eso es una definición
funcional. No es descriptiva, no se está dando contenido sino para qué la usa el
hablante.
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Estudiante- Sí, a lo que remite el término por más que esté en un contexto que no
tiene nada que ver.
A. A.- Exacto.
A este tipo de significado se lo llama significado evocativo. Leech lo llama
significado reflejo. Es un significado que es evocado. Es decir, es algo que ocurre en la
mente del oyente –tiene que ver con la interpretación- aunque es muy probable que en
la codificación también se tenga en cuenta, es decir que el español, por ejemplo,
después de un tiempo va a tener en cuenta no usar “coger” y usar “tomar”. Pero lo que
señala Cruse es que el significado evocativo es otro significado descriptivo de la
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Vean cómo el adjetivo “boludo” tiene un significado expresivo que fue variando:
ya no es insultante en ciertas circunstancias sino que se usa como un apelativo. Fíjense,
¿cómo está representado en esta entrada de diccionario el significado expresivo, la
valorización del hablante? ¿Está en la definición? La idea de “boludo” es en principio
despectiva, ¿verdad? ¿Cómo se representa acá? Ven que no está. Es decir, este tipo de
información léxica no va a aparecer en la definición. En la definición va a aparecer, en
general, o bien algún tipo de significado descriptivo o bien significado funcional.
Entonces acá aparecen lo que se llaman marcas diafásicas, que en este ejemplo es
“coloquial despectivo” ¿verdad? En cambio, ¿qué pasa en el siguiente caso?
¡recórcholis! Interjección 0 Expresión con la que se indica sorpresa, extrañeza o disgusto.
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Estudiante- ¿No es una cuestión más bien social, de cómo se usa más el término?
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Hay distintas teorías que explican el significado considerando que está constituido por
partes más pequeñas, componentes justamente, que van a poder combinarse con otros
significados, y van a tener estatutos diferentes según cada teoría. Les voy a mostrar, por
ejemplo, dos tipos de representaciones diferentes, el primero ya lo conocen, es el más
neutro:
Dados estos componentes: [+humano] [+ adulto] [+ masculino] [+ progenitor],
¿de qué ítem léxico estoy hablando?
Estudiante- “Padre”.
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pequeñas del significado. Fíjense el grado de economía. Con una cantidad pequeña de
rasgos podían explicar, en fonología, todos los sonidos de un determinado sistema. Aquí
pasa lo mismo. Estos elementos más pequeños tendrán distinta naturaleza, según cada
teoría, y serán más o menos explicativos. ¿Cuáles les convence más de estas? ¿Cuál es
más explicativa, más rica en información?
Estudiante- La segunda.
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Bueno, vamos a ver, básicamente, dos modelos. Elegimos, por un lado, ver un
panorama general de lo que es el análisis componencial en semántica estructural
porque ustedes ya vieron algo de semántica estructural con el funcionalismo, la escuela
de Praga. También vieron bastante generativismo, entonces, vamos a tomar también la
versión semántica ligada a este enfoque. Vamos a tomar la semántica estructural que es
la que ha sido muy criticada pero que generó todo el análisis componencial y entonces
corresponde conocerla, y después vamos a ver un modelo actual de semántica léxica de
un autor que proviene del generativismo: Pustejovsky, que es un autor que trabajaba
con Chomsky pero que hace léxico generativo. En el medio vamos a hacer un breve
recorrido, más que nada informativo. La idea de todo esto es que ustedes puedan tener
un panorama de cómo con una misma preocupación o un mismo tema, que es cómo se
compone el significado léxico, se pueden dar explicaciones diferentes. Cómo puede ir
cambiando una teoría. Por ejemplo, lo que veíamos recién: con la semántica estructural,
los rasgos no se sabe bien qué estatuto tenían. ¿Qué eran esos rasgos? ¿Qué es [+
animado]? Hay teorías que piensan que son primitivos, átomos. Otras piensan que no,
que son simplemente un aparato descriptivo. Con el tiempo se pasa a teorías mucho más
formalizadas, más ligadas en la relación de la semántica con la sintaxis, por ejemplo, y
aparece el uso de predicados como componentes de significado de todas las clases
léxicas y no sólo de verbos o adjetivos.
Entonces, vamos a ver primero a Pottier que es un francés de la semántica
estructural más clásica. Después vamos a ver si vemos un poquito de Bierwisch que es
uno de los representantes del generativismo alemán pero que, ante todo, es un
estructuralista también, entonces está como medio caballo entre dos dominios. Y, antes
vamos a ver la teoría de Katz y Fodor que es el primer modelo semántico para la
semántica léxica en el primer modelo chomskiano, el de Aspectos…, el Modelo
Estándar, que ustedes no vieron. Pero ustedes vieron el modelo de principios y
parámetros y vieron cómo aparece codificada la información semántica en los ítems –la
información léxico-semántica, ojo, no forma lógica que tiene que ver con la semántica
de la oración-. Después, finalmente, vamos a dar algún ejemplo de otros modelos y
vamos a trabajar con Pustejovsky en el marco del léxico generativo que produce
trabajos actuales.
¿Qué es lo que justifica una teoría componencial del significado? ¿Por qué
podemos decir esto de los átomos, etc.? ¿Porque es intuitivo o porque hay
consecuencias lingüísticas que puede acarrear el describir el significado de esta manera?
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A.A.- Por ejemplo, ustedes vieron cómo los verbos seleccionan determinados
argumentos por su selección semántica.
Hay, también, otras consecuencias:
• Permite explicar la similaridad parcial entre significados cercanos
(como los que vimos recién: “mujer”, “hombre”, cuyos rasgos permiten
mostrar lo que tienen en común y lo que tienen de diferente. Fíjense
cómo las ideas saussurianas están siempre presentes).
• Los rasgos permiten explicar correlaciones en las que los componentes
propuestos se encuentran distribuidos de manera independiente. Por
ejemplo, la correlación que podemos observar entre el color, y el color de
pelo:
Amarillo >> rubio
Marrón >> castaño, etc.
¿Cómo explicamos esa relación? Con rasgos. Es decir, agregamos el
rasgo: [+ capilar] y nos permite explicar esta correlación. Pero fíjense
cuán sistemática es la correlación. Para algunos autores era un caos el
léxico. Bloomfield decía que el léxico era la “bosa de gatos” en donde
estaba la asistematicidad pura. Y no, estamos viendo que hay bastante
sistematicidad.
• Y nos permiten explicar, este tipo de teorías, la sistematicidad
semántica del léxico.
• Las teorías componenciales también nos permiten ver discontinuidades
que evidencian el carácter discreto de las porciones del significado. Es
decir, que hay partes más pequeñas. Si yo digo, por ejemplo: “Ese animal
no es una yegua” estoy negando un aspecto del significado de caballo.
Estoy negando parte del significado referencial, pero no todo. Entonces,
con los rasgos podemos justificar o ver que, evidentemente, el
significado consta de unidades más pequeñas. Si yo digo, por ejemplo:
“casi la mató”, hay pasos en ese “matar”. Es un clásico en la semántica
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Estudiante- ¿De Cruse entonces entra desde el prólogo hasta los ítems léxicos?
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Estudiante- “Caballo”.
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obtengo el significado descriptivo ya no del ítem léxico “caballo” sino del ítem léxico
“yegua”.
(2) [-humano], [+animado], [+equino], [-macho]
Fíjense que este procedimiento de conmutación es una de las técnicas propias de
la fonología, que se aplica a la semántica para poder identificar estos componentes
mínimos. Si se puede conmutar y cambia el significado quiere decir que es un
componente. Esto es algo muy propio de la fonología y de alguna manera es retomado
por la semántica estructural.
Les quiero proponer un ejemplo de Pottier que además recupera Lyons –el texto
de Lyons es un texto más bien de índole divulgativo y retoma alguna de las teorías que
vamos a ver ahora–. Pottier dice que hay distintos tipos de rasgos que permiten explicar
no sólo los significados léxicos sino también cómo luego se combinan en la frase.
Pottier dice que el conjunto de rasgos de un ítem léxico se llama semema. Semema es
entonces el conjunto de rasgos que describen el significado completo de un ítem léxico.
A los rasgos en sí los llama semas y distingue tipos. Por un lado dice que un grupo de
semas del significado de una palabra se llaman clasemas, que hacen alusión a los rasgos
semánticos que especifican a qué clase semántica pertenece el ítem léxico. Por ejemplo,
en (1) ¿cuáles serían los rasgos que constituyen el clasema, entendiendo al clasema
como el conjunto de rasgos que lo que hacen es describir –fíjense cómo esto se
relaciona con lo del significado descriptivo que veíamos la clase pasada– aquella parte
de la información que hace a la clase a la que corresponde el posible referente? Él dice
que el conjunto de semas genéricos.
Estudiante- [+animal].
A. A.- Sí, ese seguro, y [+animado] también. Si tenemos por ejemplo “perro”,
(para volver al ejemplo de la clase pasada) tendríamos la siguiente descripción:
(3) [+animado], [-humano], [+mamífero], [+canino], [+macho], [+fiel],
[+guardián]
Seguramente [+animado] y [-humano] conformarían el clasema, son los
elementos que me informan sobre la clase.
Después tenemos lo que Pottier llama el semantema, que es el conjunto de semas
que tiene que ver con lo específico. Es lo que lo distingue dentro de una clase mayor. En
el caso de “caballo” quizás [+equino] sería un semantema. No sé si en (3) [+mamífero]
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podría serlo, pero [+canino] –por eso [+equino] sí ya sería semantema– formaría una
información que ya no refiere a la clase a la que pertenece el objeto denotado sino los
rasgos específicos que lo distinguen dentro de otros elementos de la clase. Esto de lo
específico y lo genérico va a reaparecer en los otros modelos.
Por otro lado, tenemos lo que Pottier llama virtuema, que son los rasgos que
tienen que ver con características virtuales, no necesarias y suficientes, y que hasta
tienen mayor variación cultural, de categorización, etc. Sería por ejemplo en el caso de
perro, [+fiel] o [+guardián]. Estos rasgos corresponderían al virtuema. Tendríamos
entonces esta repartición de los rasgos:
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Fíjense que tenemos un rasgo que identifica a la clase, que es [+para sentarse].
Todos los asientos sirven para sentarse. Esto tiene que ver con la función. Esto lo van a
poder encontrar en muchos manuales y textos. En algunos textos van a encontrar más
rasgos. Lo que importa por ahora es ver que hay rasgos que son positivos para todos los
miembros de esa clase. Eso es lo que conforma el clasema. Hay otros que no. Es decir,
fíjense que ante el rasgo [±con respaldo], tienen [+con respaldo] la silla, el sillón, el
sofá y [-respaldo] el taburete y el puf. [+Elevado] parece que son todos. [+Para una
persona] es algo que comparten todos menos el sofá y habría que ver el sillón. [+con
brazos] puede ser discutido porque hay algunas sillas que no tienen brazos y otras que
sí. En fin, uno puede ampliar esto y empezar a ver las falencias que tiene. A veces un
sistema cierra muy bien pero si agregamos un nuevo ítem léxico hay que considerar
algún otro rasgo porque la cantidad de rasgos e información terminan agotándose en los
elementos a describir.
¿Tenemos algún caso en el que todos algún ítem comparta todos sus rasgos con
otro? No. No hay ninguna línea idéntica a otra. Si fueran idénticas serían o sinónimos o
está fallando la descripción. Vean que si quisiéramos agregar algún ítem léxico
tendríamos que revisar los rasgos. ¿O si queremos buscar algún asiento que no sea
elevado?
Estudiantes- Puf.
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A. A.- Sí, está medianamente elevado. El año pasado alguien había sugerido que
un [-elevado] era el futón.
La crítica que se le hizo a esta teoría es que los rasgos que se eligen son rasgos
ad hoc elegidos para el campo en particular a trabajar. Sin embargo, esta teoría ha sido
útil para explicar cómo se constituye un campo. Un campo se definiría por elementos
que comparten algunos rasgos y se distinguen por otros.
Vamos a ver un poco las limitaciones de este modelo para ver si estas
limitaciones son superadas por los modelos más actuales. Recién veíamos que la
descripción del campo parecía ser aplicable sólo a un número limitado de lexemas.
Habría que ver si esta discriminación en rasgos es útil, operativa.
¿Qué pasa con las relaciones léxicas? Lo que se proponían estas teorías era
poder explicar las relaciones léxicas. Esto viene muy bien para explicar las relaciones de
hiperonimia e hiponimia. Perro es hipónimo de animal y animal es hiperónimo de perro.
animal hiponimia hiperonimia cohiponimia
perro gato
“Perro” contiene toda la información que tiene “animal”. Eso lo hace hipónimo
de “animal”. “Animal” es hiperónimo tanto de “perro” como de “gato” porque incluye
parte de la información que los demás tienen. “perro”, “gato”, “león”, etc., son
cohipónimos.
Estas relaciones léxicas pueden ser explicadas mediante este modelo, pero hay
otras que no. Por ejemplo la relación entre nombres inversos. Sería un poco complicado
con estos rasgos describir “hijo” y “padre”, para seguir con el ejemplo que veíamos la
clase pasada. Es un poco complejo que con un solo rasgo podamos describir relaciones
como estas entre nombres inversos.
Por otro lado, que es algo que se criticó mucho y que está en la semántica de
Lyons, otro problema es no poder discriminar con claridad lo que es información
lingüística de lo que es información de mundo. Pareciera que para ser exhaustivo en la
descripción semántica se recurre a rasgos que están describiendo al referente y no tanto
al significado del ítem léxico.
Entonces, este modelo tiene algunos problemas, tuvo bastante auge en una
época, pero a mí me interesa mencionárselos porque es clave en la teoría léxica y es el
modelo que comenzó con esta noción de descomposición del significado de los ítems
léxicos.
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Löbner, que lo habíamos visto la clase pasada, dice que habría como un ideal de
todos los modelos de descomposición del significado léxico, no sólo del estructuralista,
que sería cumplir con algunas condiciones. Esas condiciones son:
• que los rasgos sean primitivos, es decir, que no se puedan descomponer más.
• Que sean generales, es decir, que sean aplicables a cualquier campo
semántico. [±con respaldo] no parece ser un rasgo que pueda ser aplicable a
distintos campos.
• Deben estar lingüísticamente motivados. Es decir, no tienen que estar
describiendo las características del referente, sino que tienen que poder dar
cuenta de las implicancias lingüísticas que esa información semántica puede
tener en el uso de los ítems léxicos. Por ejemplo, el rasgo [±humano] y el
rasgo [±animado] (con ± nos referimos a que es binario, es decir, que admite
los valores +/-) parece ser fundamental en una teoría semántica, porque hay
un montón de combinatorias léxicas que se rigen por esa información.
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bachelor
(Humano) (Animal)
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¿Esta explicación tiene alguna ventaja en relación con la de las listas? Está
representando la jerarquía de rasgos. ¿Qué más? Está viendo cómo se pueden agrupar
los significados, qué cosas tienen en común y qué cosas las distinguen. Parte de dos
grandes recorridos, el de los significados que se aplican a personas y el de los que se
aplican a animales.
Katz y Fodor distinguen entonces dos tipos de rasgos, los marcadores
semánticos, que son los que están representados en paréntesis, que son generales y que
van a impactar en la combinatoria de las palabras, y los distinguidores, que están entre
corchetes. Ustedes pueden criticar que todo eso que figura entre corchetes sea
información indivisible. Hay allí como una rápida saturación de información y el resto
queda como idiosincrático. De esta manera ¿cuántos rasgos universales nos quedan? No
tantos: animal, humano, macho y quizás joven. Incluso fíjense que “joven” en algunas
representaciones lo ponen como marcador y en otros casos lo ponen dentro de la
descripción del distinguidor.
Acá ya estamos viendo un modelo que representa el significado de manera
polisémica: una misma forma con más de un sentido. A su vez se pueden reconocer
distintos tipos de rasgos: los marcadores y los distinguidores. Permite ver también
jerarquía de rasgos.
Estudiante- ¿Puede ser que haya mucha influencia del estructuralismo en este
esquema?
A. A.- Bueno, este texto es del ‘63. Piensen que el estructuralismo era de fines
de los cincuenta y principios de los sesenta también así que estaba todavía vigente.
Geeraerts es un autor contemporáneo que acaba de sacar un libro en 2010 sobre teorías
de la semántica léxica y él dice que la teoría de Katz y Fodor es una teoría
estructuralista. Yo no estoy muy de acuerdo, pero él dice que esta teoría combina la
metodología estructuralista con una mirada cognitivista. La idea es que aparece lo de
composicional. Lo que pasa es que no aparece acá el tema de los rasgos binarios. De
hecho, estos rasgos que están acá son aplicables a un solo sentido, son idiosincráticos
dicen ellos.
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Ellos dicen que los marcadores son los tipos de rasgos en los que se pueden
expresar las relaciones léxicas. También se hace esto que se hacía en el modelo
estructural de ver las implicaciones o ver las relaciones entre ítems léxicos.
Los distinguidores o diferenciadores –según la traducción que manejen– reflejan
lo que es particular del ítem léxico, lo que es idiosincrático.
Hay otra relación importante en la teoría de Katz y Fodor, que es el concepto de
recorrido. Va a haber oraciones que son ambiguas y oraciones que no son ambiguas
porque el recorrido semántico que hay que hacer es claro. Si yo digo:
(5) John is a bachelor.
¿Qué significa (5)?
Estudiante- Que es humano, porque ahí la foca no tiene nada que ver.
A. A.- Bueno, salvo que yo tenga un zoológico y nombre a todas las focas y una
sea John. Igual es la menos saliente eso es verdad, así que podemos descartar a los fines
prácticos uno.
Sin embargo, hay otros casos en los que tenemos un contexto lingüístico mucho
más amplio y obviamente vamos a tener mucha menos ambigüedad.
El recorrido semántico es la lectura de interpretación de los rasgos que se hace
en cada contexto lingüístico. Si yo digo:
(6) The bachelors didn´t came to the meeting (Los bachelors no vinieron a la
reunion)
En (6) el recorrido es más reducido aun.
Bien. El problema que tiene este modelo es que no queda claro –al igual que en
la propuesta estructuralista– qué información corresponde a un marcador y qué
información corresponde a un distinguidor. Estos casos que tenemos entre corchetes son
claramente idiosincrásicos, pero vimos como “joven” no está claro si forma parte del
distinguidor o es un marcador en sí mismo.
Las reglas de proyección van a combinar estas lecturas con los recorridos de las
otras palabras de las que se compone la oración. Vean ustedes estas dos representaciones
de un adjetivo y de un sustantivo.
colorido {adj}
a. (color) [que tiene contraste o variedad de colores brillantes] <(objeto físico) o (actividad
social)>
b. (evaluativo) [que tiene carácter distintivo, vívido o pintoresco] <objeto estético) o
(actividad social)>
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pelota {N}
b. (objeto físico) [que tiene forma esférica]
En el caso de “colorido” tenemos “(color)” como marcador; “[que tiene
contraste o variedad de colores brillantes]” lo ponen como distinguidor, como
información idiosincrásica; también podemos tener el sentido evaluativo, de “que tiene
carácter distintivo, vívido o pintoresco”. Lo que aparece después del paréntesis angular
son las restricciones de selección. “Colorido” es un adjetivo que con el significado de
(a) sólo puede aplicarse a objetos físicos o actividades sociales. En el significado de (b),
en cambio, sólo se aplica a objeto estético o actividad social.
Cuando se hace la proyección, justamente, se fusionan las informaciones.
Fíjense que debajo tenemos “pelota”. Siendo un objeto físico que tiene forma esférica,
con cuál de los dos significados va a poder combinarse.
A. A- Perfecto. Justamente con (a) porque los rasgos de selección del adjetivo y
los rasgos que tiene de marcador el sustantivo concuerdan.
Este es el primer modelo en la gramática generativa de descripción semántica
para los ítems léxicos y es también descomposicional.
La clase pasada yo les planteé que lo que se observa en las teorías es un cambio
en la concepción de la naturaleza de estos componentes semánticos. Hay una cierta
delimitación poco clara, como la de qué es un marcador, qué es un distinguidor, cuál es
la naturaleza de esa información. Se pasa entonces a teorías que comienzan a analizar la
descomposición semántica con lógica de predicados, es decir, con predicados. Los
rasgos se pueden explicar como predicados con sus argumentos, tal como ustedes ya
vieron con la sintaxis.
Vamos a volver al ejemplo de “padre” que habíamos visto la vez pasada, y voy a
recuperar las representaciones que habíamos visto. La vez pasada habíamos visto varias
representaciones de padre y habíamos tratado de ver si eran iguales, si eran simplemente
variables notacionales, o unas eran más descriptivas que otras. Teníamos por un lado la
notación según la semántica estructural (a) y dos más:
a) [+humano] [+ adulto] [+ masculino] [+ progenitor]
b) [VARÓN] Xs. [PROGENITOR] Xs Xg
c) padre (x,y)
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Lingüística “A”
Teórico Nº 15
Katz y Fodor, ¿qué harían? Consideremos los significados que no son vocativos.
Tendríamos que considerar sacerdote y progenitor. ¿Cómo serían los recorridos
semánticos? Vamos a hacer que (a) sea progenitor. ¿“Humano” qué sería?, ¿Marcador o
diferenciador?
Estudiante- Marcador.
Estudiante- Es diferenciador.
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Lingüística “A”
Teórico Nº 15
que sí, tienen razón, pero estamos recurriendo a la noción de metalenguaje. En cambio,
dicen ellos, los nombres propios no tienen argumentos, porque hay un único referente, y
los nombres de parentesco, “padre”, “madre”, “hijo”, etc., son predicados diádicos. Eso
lo vamos a ver aparecer en muchos de los modelos que se basan en predicaciones.
Fíjense que uno podría también tomar los rasgos según la semántica estructural y
también convertirlos en predicados, donde lo que hay que hacer es darles argumentos:
[+humano] sería entonces Ser-humano(x), que se leería ‘x es humano’. Es decir, lo que
se traduciría ahora de los rasgos binarios propios del análisis componencial serían
predicados de un único argumento, el objeto que cumple esa propiedad.
La propuesta de explicar los rasgos con predicados comenzó muy cercanamente
a la propuesta de Katz y Fodor. Comenzó con lo que se conoció como la Semántica
Generativa. La Semántica Generativa fue como un desmembramiento de los autores que
seguían a Chomsky. Básicamente –no vamos a entrar en detalle pero es para que tengan
una idea–, lo que los autores de la Semántica Generativa consideraban era que la
semántica no podía ser interpretativa, tenía que ser generativa también. La estructura
primera de la oración tenía que ser de índole semántica. Pertenecían a la semántica
generativa autores que quizás conozcan sobre todo los que cursaron Gramática C, como
Lackoff, Fillmore. Ellos formaban parte del generativismo, del Modelo de Aspectos (el
modelo anterior al que ustedes vieron de Principios y Parámetros). Luego empezaron a
separarse. De hecho, muchos ahora se ubican en lo que se llama la Semántica Cognitiva.
Los que hicieron Gramática C seguramente vieron algo de Lackoff o de Langacker. De
George Lackoff es probable que hayan visto la teoría de la metáfora. George Lackoff
antes era generativista. Fillmore es el de la teoría de los casos.
La noción de predicación aparece entonces ya en la Semántica Generativa para
descomponer los significados léxicos en forma de predicados con su estructura
argumental. Hay un autor, que es del cual tomé la representación que vimos de
“progenitor”, etc., que es Bierwisch. Esta representación que yo les planteé es de un
artículo de él del ‘70. El artículo es sobre la clasificación de los rasgos semánticos.
Apareció en una compilación de Sánchez de Zavala que compila un montón de artículos
de esa época. Entre ellos está el famoso artículo de Chomsky “Remarks on
nominalization”, todos traducidos al español. El libro tiene dos volúmenes. Ahí hay
mucho de Semántica Generativa. Este artículo es el primero que plantea explícitamente
que los significados pueden describirse con la lógica de predicados. Bierwisch cuestiona
a Katz y Fodor, cuestiona la distinción jerárquica entre marcadores y distinguidores.
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Lingüística “A”
Teórico Nº 15
estábamos haciendo de los rasgos semánticos?, ¿cómo será esta descomposición del
significado?, ¿en qué elementos?, ¿en qué componentes? Él va a proponer distintos
niveles de representación, varias estructuras. Es más complejo, pero es más explicativo
en algún punto. ¿Cómo es que se da entonces la noción de descomposición semántica en
el léxico?, ¿cómo será esta idea de la predicación de los elementos? Para llegar a esto
me gustaría dar un ejemplo de qué es lo que él quiere explicar. Él quiere explicar el
fenómeno de la polisemia, es decir, el fenómeno según el cual una unidad léxica en
contexto puede dar lugar a muchos significados. Vamos a ver este ejemplo:
(11) Es una buena persona
(12) Es una buena cámara.
El significado de “buena”, ¿es el mismo en (11) que en (12)?
A. A.- Yo creo que las dos califican. La diferencia es que según con qué se
combine, “buena” apunta o bien a características del individuo o a características que
hacen a la finalidad. No podemos decir que una persona es buena porque es útil.
Diferente sería si yo dijera (13):
(13) Es un buen director de orquesta.
En (13) sí apuntaría al tipo de función. Ahí sí apuntaría al mismo tipo de
información que (12), que es lo que vamos a ver que se llama Qualia télico. Esto lo
vamos a ver.
Lo que Pustejovsky observa es que una palabra en contexto puede generar
infinidad de significados. Incluso muchos más de los que un diccionario papel puede
recoger. Esta información, además, no es información que queda almacenada en el
léxico, sino que se crea en el momento en que se combina con otra palabra. El adjetivo
“bueno”, combinado con “persona”, da lugar al significado de generoso, amable, etc. en
cambio, combinado con un instrumento va a dar un significado que tiene que ver con la
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Teórico Nº 15
utilidad, con la funcionalidad. Ustedes van a ver que en lingüística hay ejemplos que
actúan como caballitos de batalla, que se repiten una y otra vez. El de Pustejovsky es
“un buen cuchillo”.
Este es el problema del que Pustejovsky quiere dar cuenta: la capacidad del
léxico de generar en contexto una infinidad de significados. Esto se parecía un poquito a
lo que veíamos en Katz y Fodor, aunque lo que aparecía en Katz y Fodor tenía más que
ver con la homonimia. Esto ya lo vamos a ver la clase que viene.
Entonces, este es un modelo de descomposición del significado léxico de base
predicativa también, que lo que tiene de interesante es que articula con la
composicionalidad del significado oracional. Es, como les decía hace un rato, un
modelo que estudia el léxico en interfaz con la sintaxis porque justamente esto de los
significados de “bueno” va a depender de con qué se combina. Si se combina con algo
no animado, con un instrumento, va a apuntar a la funcionalidad. Si se combina con un
humano va a apuntar a características de otro tipo.
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Lingüística “A”
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los cortes–. Yo puedo decir “compré dos aguas” o “no me gusta beber agua”. En el
primer caso “aguas” es contable, porque se puede cuantificar. En cambio, “agua” en la
segunda oración es un nombre de masa, no tiene límite claro. “dos” hace que “agua”
pase de no delimitado a delimitado.
Pustejovsky lo que va a analizar es cuándo estas alternancias son sistemáticas
para distintas clases. Si se comportan igual gramaticalmente.
Entonces, en la misma entrada léxica va a estar toda la información necesaria
para que después, observando la combinatoria léxica y viendo qué efecto causan las
piezas léxicas, se genere uno u otro sentido. Es un modelo que, además, de considerar la
semántica oracional, se propone (Pustejovsky no lo logra todavía pero hay trabajos que
tratan de abordar este tema) integrar la semántica textual. Es decir que va desde el
léxico, la oración y el texto. Prevee esos distintos niveles de interpretación semántica.
También es un modelo –y ese es uno de los motivos por el que lo hemos
elegido– que si bien es de lingüística teórica pura y dura, es muy utilizado en
aplicaciones lingüísticas. Por ejemplo, en todo lo que es lingüística computacional y el
diseño de programas de desambiguación automática. Hay programas a los que se le dan
oraciones y desambiguan el sentido. Esto para lingüística de corpus se usa muchísimo.
Hay muchos programas que pueden determinar la categoría de la clase de palabra, pero
el aspecto semántico es bastante más complejo. Este modelo sirve para formular reglas
y poder desambiguar por ejemplo estos casos de cuándo un nombre funciona como
nombre de masa y cuándo no.
Los objetivos, para ir cerrando, son poder responder a cómo es que el hablante
es capaz de emplear un número finito de elementos para generar una infinidad de
sentidos en contexto lingüístico (cuando hable de contexto me voy a referir al contexto
lingüístico, no al situacional). La idea es poder explicar esto con un modelo con una
entrada léxica que subsume información en distintos niveles. Y va a haber además un
conjunto de lo que él llama “mecanismos generativos”, que son mecanismos que operan
las piezas léxicas en el contexto lingüístico. Si uno dice “comí un plato” o “tomé un
vaso”, ¿por qué aceptamos esta oración? Porque si vamos al caso, los rasgos de
selección están fallando. Uno no puede comer literalmente un plato. Podemos pensar
que se trata de una oración anómala o podemos entender que en realidad se quiso decir
otra cosa. Entonces, COMER va a actuar sobre cierta información de plato, el hecho de
que plato suele ser el continente de algún contenido. Entonces, la interpretación es
“comí el contenido del plato”. Esto se explica a partir de una información semántica
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descrita en niveles y un mecanismo generativo que ejerce la pieza léxica COMER sobre
la estructura semántica del nombre “plato”.
Lo que empezamos a ver ahora, que es “léxico generativo” lo tienen en un
capítulo de Elena de Miguel. Hay un montón de apartados que no entran, así que no se
asusten. También va a haber una ficha de cátedra de una traducción de Ravin y Leacock
que van a encontrar en Opfyl. Hasta el jueves.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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mismo tipo de variación; tienen, por lo menos, dos significados que son muy parecidos:
la de contenedor y la de contenido. A esto se le llama polisemia regular, esto es, cuando
hay un grupo de unidades que, dado este comportamiento regular, conforman una clase.
Esta alternancia semántica se da en contexto, se entiende que si yo digo: “comí tres X”,
ese “X” alude al contenido.
Pustejovsky quiere poder dar cuenta de este tipo de fenómeno: de la creatividad
de las palabras, de la polisemia regular. Este objetivo se basa en supuestos que, de algún
modo, ya vinieron apareciendo:
• El significado es considerado como la denotación. Por eso, cualquier uso
creativo del léxico, cualquier significado nuevo que aparece en contexto,
es concebido como un cambio de denotación. Por ejemplo, si “plato”
pasa a ser entendido como “contenido” y no como “contenedor”,
obviamente, cambia la denotación.
• Otro supuesto es que el significado surge por interacción con la sintaxis.
Ya habíamos dicho que lo que hace que el sustantivo cambie de sentido
es su contexto sintáctico, por ejemplo, el verbo: “lavé tres platos”, “comí
tres platos”. Vemos que en el primer caso no hay cambio de sentido, en
cambio en el segundo sí. Es la interacción con el contexto lingüístico lo
que determina una u otra lectura a través de mecanismos que ya vamos a
ver.
2) El segundo objetivo del que quiere dar cuenta este modelo es lo que se llama
la permeabilidad de los sentidos. Esto es que los significados léxicos son permeables
entre sí. Entonces decimos que “platos”, por ejemplo, es permeable al significado del
verbo. Cuando aparece este tipo de polisemia no es que el otro sentido desaparece.
Cuando dicen: “comí tres platos” no desaparece el significado de “plato” como
recipiente.
Pustejovsky dice que su modelo es generativo, ya que estos significados se
generan, se construyen en el contexto lingüístico. La idea es que las unidades léxicas
pueden adoptar, potencialmente, infinidad de sentidos. Es decir, con unas pocas entradas
léxicas, más una serie de reglas –que él llama mecanismos generativos– se pueden
explicar los potenciales usos de las palabras.
El modelo de Pustejovsky forma parte de uno de los modelos que nacen del
generativismo pero no son considerados generativistas por el generativismo
propiamente dicho, como sucede con algunos modelos de Lakoff u otros modelos
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gramaticales que también tienen base generativa pero en los que, quizás, tiene mayor
peso la semántica; por ejemplo: la teoría Léxico Funcional de Bresnan. Son, todos estos,
modelos que son generativos pero no son Chomskianos. Él justifica por qué su modelo
es generativo. Les voy a leer un fragmento a una entrevista que le hicieron a él:
La teoría del léxico generativo es una teoría semántica que se propone generativa en el
mismo sentido que los modelos sintácticos, desde los ’60. Los fallidos intentos anteriores
en la tradición generativa [los que vimos la vez pasada: la semántica generativa de Lakoff,
o Katz y Fodor] en realidad fueron incompatibles con el enfoque generativo de la
lingüística. Estos dos modelos, y otros de los ’70 y ’80, trataron de brindar una
interpretación de la oración a partir de la descomposición de la palabra con el uso de un
número limitado de primitivos o marcos, pero estos nunca son lo suficientemente
expresivos como para capturar más que distinciones básicas entre ítems léxicos de la
lengua.
Entonces, la idea de generativo, que él sostiene, es construir o crear un número
infinito de expresiones, de representaciones semánticas a partir de medios finitos. Esto
es lo que se define como generativo.
También se había comentado que Geeraerts (2010) en un trabajo muy reciente
dice que, en este sentido, Pustejovsky es un heredero de la teoría de Katz y Fodor, por
un lado, porque quería dar cuenta de la polisemia, por otro lado porque Katz y Fodor
presuponían, también, la interfaz con la sintaxis. Pero también dice que se parece al
estructuralismo porque vuelve a aparecer esta idea de descomposicionalidad. Yo ya les
había dicho que no estaba muy de acuerdo con esta afirmación, pero se las quería
comentar.
El problema fundamental del que Pustejovksy intenta dar cuenta es el de la
polisemia regular que, a veces, también se llama polisemia lógica o polisemia
sistemática, según los autores.
¿Cómo es que se explica todo esto? ¿Y cómo se vincula con los temas de los que
venimos hablando que son: la descomposición del significado léxico y cómo esta
descomposición del significado léxico fue, poco a poco, haciéndose con predicados?
Ustedes ya vieron en otros modelos que una entrada léxica tiene información categorial,
sintáctica, fonológica (cómo se pronuncia), semántica (rasgos de selección). Esto,
pensando en que el lexicón son las acuñaciones mentales que tenemos de los ítems
léxicos y esa información es mental y se puede representar en estos niveles. Lo que
vamos a ver es exclusivamente la parte semántica que Pustejovsky llama estructura
semántica. Recuerden que la clase pasada habíamos hecho varias representaciones de
una misma palabra –de padre-. Habíamos visto la representación componencial, la que
era un predicado con sus argumentos, y la que era un conjunto de predicados (varón y
progenitor como dos predicados). Lo que vamos a ver ahora es una estructura mucho
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más compleja, porque la estructura semántica, para Pustejovsky, tiene cuatro niveles de
estructura.
Pustejovsky considera que la información semántica del ítem léxico está
compuesta por:
• Una estructura argumental
• Una estructura eventiva
• Una estructura de qualia
• Una estructura de herencia léxica.
Fíjense que tenemos cuatro estructuras sólo para la parte semántica. Algunos
podrían decir que son sintácticas o que están en la interfaz sintáctico-semántica. Esta
estructura semántica, conformada por varios niveles de representación, es una estructura
que se aplica a cualquier categoría léxica, no sólo a verbos o nombres; todas las
categorías léxicas mayores tienen esta estructura, más allá de cómo se llene esta
información en cada caso. La estructura de herencia es la que más ha variado, ha
recibido distintas denominaciones y no tiene muy clara la representación, por lo tanto
vamos a dejarla un poco de lado.
Entonces, en lugar de trabajar con predicados simples, como habíamos visto
antes, Pustejovsky dice que la estructura semántica está formada por estos cuatro
niveles. La idea es que así se representa la información semántica que va a poder dar
cuenta de todos esos posibles significados de los ítems léxicos en contexto. Es una
información que va a estar sub-especificada, es decir, va a estar como comprimida, no
va a estar en todo su detalle. Se la llama información sub-especificada o, como la llama
De Miguel: infra-especificada. La idea es que hay una reducción de la especificación
porque la especificidad se logra en contexto. Les leo la definición que da Pustejovsky:
Especificación: (Underspecification): falta de especificación de las entradas léxicas que las
capacita para intervenir en diferentes estructuras sintácticas y, en consecuencia, en distintas
operaciones de composición semántica.
Entonces, esta infra-especificación se va observar en todas las estructuras
de la estructura semántica, vamos a ir viendo cada una. Como les decía, estas cuatro
estructuras no son todas novedosas. La estructura argumental es una estructura que
tiene la lingüística hace bastante tiempo y muchos autores la trabajan. La que es
realmente novedosa es la estructura de qualia, porque la estructura de herencia en
algunos modelos también está.
La estructura de herencia es la que les dije que fue cambiando bastante. Es la
estructura en donde aparece la información que liga el significado de una palabra con el
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Teórico Nº 16
de otra palabra. Por ejemplo: “libro” >> “diccionario”, donde “diccionario” puede
heredar características de “libro”, o todo lo que son las palabras derivadas que heredan
información de la palabra base. En esta estructura se plantearon distintos tipos de
representación. Actualmente se llama estructura de tipificación léxica. Esto no lo vamos
a ver porque no es demasiado claro en la teoría y no interviene en la generación de los
sentidos nuevos.
La estructura argumental da la información acerca de los argumentos que
intervienen cuando las palabras se utilizan. Es decir, la cantidad y tipo de argumentos
que ese ítem tiene; los argumentos que se realizan en la sintaxis cuando se utiliza el ítem
léxico. Cuando veían el modelo de Principios y Parámetros veían que hay verbos
triádicos –de tres argumentos-, diádicos –de dos argumentos-. Bueno eso, la adicidad,
es la cantidad nada más. Acá va a aparecer, además, el tipo de argumentos que se espera.
Y, esto es importante, todas las categorías léxicas mayores tienen argumentos. Como es
el caso de “padre”, que es un nombre y tiene dos argumentos: el padre y el hijo.
Decimos esto porque siempre en el contexto van a aparecer, o de manera explícita o que
se puede reponer en el contexto, los dos argumentos. Por ejemplo, pueden aparecer con
estructuras de genitivos, es decir con sintagmas preposicionales: “El padre de Juan”, o
pronombres posesivos: “Mi padre, tu padre…”. La estructura argumental es la que
codifica, entonces, esta información que luego se va a proyectar en la sintaxis (cómo se
realiza en la oración la información argumental).
¿Por qué digo que está codificado cómo se van a realizar? Porque Pustejovsky
plantea que hay distinto tipo de argumentos.
• Argumentos verdaderos /auténticos (true arguments, arg), que son los
argumentos del ítem léxico que se realizan sintácticamente; son los
argumentos que se tienen que realizar obligatoriamente en el contexto
sintáctico. Por ejemplo:
[Pedro] ganó el partido.
Tenemos a “Pedro” como argumento verdadero. Es decir, no puede no
realizarse sintácticamente.
El otro tipo de argumento es el argumento por defecto. En inglés defaults
arguments.
• Argumentos por defecto (default arguments, d-arg), los que participan
lógicamente en la expresión de la estructura de qualia pero que no
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Estudiante- Pero, ¿siempre tiene que contener la palabra? Porque en todos estos
casos el ítem léxico contiene la palabra “manteca”, “harina”, pero si yo digo, por
ejemplo, “dormir la siesta”, puedo pensar que en “siesta” está “dormir”.
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Estudiante- Pero está el caso de “subir”, por ejemplo. Es siempre “subir arriba”,
nunca voy a “subir abajo”.
A. A.- Sí podría ser, aunque yo lo vería más bien como un argumento adjunto y
no como un argumento a la sombra. Después lo vamos a ver.
Estos argumentos a la sombra a veces se realizan cuando se quiere especificar
ese argumento incorporado. Por ejemplo: “Empanó las milanesas con pan de horno”. Es
decir, sólo cuando queremos especificar ese argumento lo realizamos sintácticamente. Si
no, es redundante. Decir: “enmantequé con manteca” no es muy aceptado.
Y, por último están los
• Adjuntos verdaderos /auténticos (true adjunts): que son argumentos
opcionales, no ligados a la estructura lógica del ítem léxico. Es igual que
en la sintaxis: los adjuntos son los que son opcionales. Vamos a ver
algunos ejemplos:
Niveles de representación Estructura argumental
[condimentar
ARGSTR: [A1: x = humano
A2: y = alimento
D-A: z = especias (= aceite, sal, ...)]]
1. Condimenté la ensalada.
2. Condimenté la ensalada con aceite y sal.
Vean que el argumento 1 es [humano], el argumento 2 es [alimento]. Esos son
argumentos verdaderos. Además, hay un argumento por defecto, el argumento 3 que es,
en este caso, el instrumento.
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No es que haya una taxonomía estricta de rasgos, sino que es un poco a ojo todo
esto.
Acá tenemos un ejemplo para ver el argumento a la sombra: “salar”.
Niveles de representación. Estructura argumental
[salar
ARGSTR: [A1: x = humano
A2: y = alimento
S-A: z = sal]]
1. Ya salé carne.
?
2. Ya salé la carne con sal.
3. Salé la carne con sal marina.
Decir “salé la carne con sal” no es muy aceptable. Hay que ponerle entonces un
signo de interrogación al costado porque es dudoso. No ponemos asteriscos porque esto
no tiene que ver con la gramaticalidad. Ahora, decir “salé la carne con sal marina” sí
parece ser aceptable, porque lo estamos especificando.
Bueno, para la estructura argumental de nuestro ejemplo del nombre relacional,
del nombre de parentesco, podemos ver que es un argumento verdadero y un argumento
por defecto. Esto se extiende a todos los nombres relacionales. Esto no es así en todas
las lenguas. Hay lenguas en donde los argumentos de la relación son ambos verdaderos,
es decir, siempre se tienen que realizar en la sintaxis. Un ejemplo de esto es el wichi en
donde si ustedes comparan los sustantivos relacionales y los no relacionales, aparece un
posesivo que es obligatorio. No puede aparecer “padre”, sino que tiene que aparecer
siempre: “padre mío” o “padre de él”. Veamos:
*ku *‘madre’
to-ku POS.INDEF-madre 'madre de alguien'
n'-ku 1POS-madre ‘mi madre’
a-ku 2POS-madre 'tu madre'
la-ku 3POS-madre 'su madre'
Lo que quiero decir es que “ku” solo no aparece nunca. Es agramatical. Con lo
cual, en el wichi, los dos argumentos de los nombres relacionales son verdaderos. Lo
mismo sucede con “el codo” que también es un nombre relacional porque es un
merónimo, una parte del cuerpo, entonces tiene que aparecer el argumento “parte de”.
En el wichi nunca pueden decir: “codo” es un nombre inalienable. Mientras que para los
objetos alienables, por ejemplo “carro”, pueden usarse sin posesivo. Ustedes lo
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trabajaron para ver los posesivos. Lo que a mí me interesa es ver que un ítem puede
aparecer sin el posesivo pero el otro no.
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Estudiante- Pero “libro” puede ir con cualquier verbo. Por ejemplo: “escribí/ leí/
arrojé el libro”.
A. A- Pero, ojo, no hay que confundir el verbo con el evento. El verbo “arrojar”
no hace al significado de “libro”. Uno puede arrojar todo lo que es concreto, en
principio, pero no hace al significado. La estructura eventiva no es todo lo que vos
podés hacer con un libro, sino lo que hace al significado mismo del libro.
Entonces, la estructura eventiva contempla todos los eventos vinculados con la
estructura de la palabra, incluso con categorías no verbales, por ejemplo, los nombres.
Otra de las novedades que presenta el modelo de Pustejovsky es que la
estructura eventiva, sobre todo para los verbos, considera una estructura sub-eventiva.
Ahí plantea cómo se puede descomponer un predicado en sub-eventos y ahí sí distingue
entre transiciones, estados, etc.
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[padre
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[sandwich (x)
QUALIA: [CONST: {pan, …}
FORMAL: objeto físico (x)
TÉLICO: comer (y, x)
AGENTIVO: elaborar (z, x)]]
¿Cómo está constituido “sándwich”? Tiene partes. El tipo de referente es un
objeto físico, la información télica es: “para ser comido”. El agentivo, en cambio, tiene
que ver con aquellos elementos que fueron creados. Es decir, los objetos naturales no
tienen quale agentivo. Pero todo lo que es producido, manufacturado, creado, tiene
quale agentivo. Por ejemplo, para “libro”, va a aparecer “escribir” en el quale agentivo
porque es como se creó. Entonces, mientras que el quale télico tiene que ver con la
finalidad, con el para qué, el quale agentivo tiene que ver con cómo fue creado el objeto
denotado, cuáles fueron los factores, las causas. Este es un quale que va a estar
especificado sólo para alguna clase de nombres, los nombres no naturales.
• Quale agentivo (agentive quale, QT): en este último rol se especifican
los factores involucrados en la creación o formación del objeto denotado,
que puede ser manufacturado o no natural (artefacto), natural, o cadena
causal.
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A. A.- Claro, puede aparecer sólo una faceta. Lo mismo si digo “el libro es un
plagio”, ahí aparece sólo el contenido. No importa con qué formato se lo plagió.
Entonces, el ejemplo de “libro” es muy utilizado porque es un tipo complejo que
tiene en su quale formal dos cosas que pueden ir siempre juntas. Aun cuando se
actualiza una sola faceta la otra está como latente. Pustejovsky lo representa con un
punto en el medio de esta manera:
QUALIA: [FORMAL: (x) objeto físico . información]
Fíjense que hay toda una clase de nombres que son de este tipo: “disco”, “libro”,
etc. El quale formal de libro nos dice, entonces, que lo denotado es un tipo complejo, un
objeto físico con la información que contiene. Entonces posibilita todas estas lecturas:
las dos cosas a la vez, o una sola de ellas pero evocando a la otra. Es un tipo de nombre
que produce mucha polisemia y por eso le ha interesado a Pustejovsky este tema. Si
tenemos un objeto físico parecido a un libro pero sin contenido, es otra cosa.
El quale constitutivo: ¿Qué partes tiene el libro? Según cada tipo vamos a tener
partes distintas. Si es objeto físico: hojas. Si es información: capítulos, secciones.
Después ustedes lo completan.
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A. A- No. Ojo con eso, porque en “biblioteca” tal vez si aparezca “libro” dentro
del quale formal, pero en “libro” no está “biblioteca”. El libro no tiene por qué estar en
una biblioteca, puede estar en cualquier lugar y eso no cambia su ontología. Tiene que
ver con el tipo de nombre. En este caso no es un colectivo. Seguramente lo que se llena
es qué partes tiene esto.
Después tenemos el quale télico. ¿Qué evento está implicado en el quale télico?
Leer, ¿no? Y ¿con qué argumentos? Tenemos z, x. Siempre x es el referente.
El quale agentivo tiene que ver con aquel evento que da lugar a este objeto, que
también es un artefacto. El evento que le dio lugar es “escribir”, con los argumentos: y,
x. Obviamente, no es el mismo quien escribe y quien lee.
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Es horrible explicar los chistes, pero vean que este chiste surge de dos palabras:
la palabra “obra” y “Borges”. “Obra” tiene múltiples sentidos, según en qué contextos,
por ejemplo: diferentes artes, una sola obra (por ejemplo, en pintura), o “la obra” (en
literatura). Entonces, la multiplicidad de sentidos quiere decir que las formas léxicas
tienen más de un sentido a la vez. Es un rasgo universal de las lenguas. La monosemia
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casi no existe en lenguas naturales, más bien, la regla es la polisemia. Las causas que
dan lugar a esta multiplicidad son distintas.
Entonces, el problema de la polisemia y la multiplicidad de sentidos tiene que
ver con todo un campo de estudio en la semántica que son las relaciones léxicas:
relaciones de sinonimia, oposición, hiperonimia, hiponimia, etc. El concepto de
multiplicidad de sentidos es la forma más amplia de referirse al fenómeno. Es una forma
léxica con más de un sentido. Fíjense que eso es una propiedad de cualquier categoría:
cantar (“cantar” o “delatar”), pesado (“con mucho peso”, “muy aburrido”), etc.
¿A qué llamamos ambigüedad semántica? La polisemia y la ambigüedad
semántica son como dos caras del mismo fenómeno. La ambigüedad léxica es desde el
punto de vista del lector, desde el punto de vista del oyente. El que lo dice tiene muy
claro lo que quiere decir pero el resultado es ambiguo. La ambigüedad léxica tiene que
ver con la decodificación, con que el lector no puede precisar una de las lecturas
posibles del ítem. Recuerden que el modelo está pensando en programas
computacionales de desambiguación, es decir, formas que leen un texto y tratan de
desambiguar los sentidos. Es la mirada del que decodifica.
En cambio, polisemia es considerar, desde el punto de la unidad léxica, cuántos
sentidos y cuáles tiene. Ahí aparece, entonces, la diferencia con homonimia.
Entonces: multiplicidad de sentidos es la forma general, que subsume todos los
casos particulares, de homonimia, polisemia, etc. La ambigüedad léxica siempre supone
el contexto, porque sólo es ambiguo si aparece en el uso, si no, es una unidad de nuestro
lexicón. En cambio, la distinción entre homonimia y polisemia, que es una
preocupación viejísima que ocupó a los lingüistas desde el vamos, tiene que ver con el
ítem léxico en sí mismo. La polisemia refiere a palabras que tienen más de un
significado, una palabra con más de un sentido pero la misma palabra. La homonimia se
trata de dos palabras diferentes con la misma forma, pero distinto significado. La
distinción entre homonimia y polisemia es clave para la teoría léxica y,
fundamentalmente, también para la lexicografía. El clásico ejemplo: banco, si lo uso
como “institución” o como “asiento”, ¿es la misma palabra? No. En cambio: si lo uso
como “edificio” e “institución”, ¿es la misma palabra? Por ejemplo: “pintaron el
banco”: es el edificio. “Me fui del banco”: pueden ser ambas. “Trabajo en un banco”:
institución. Entonces, tendríamos:
Banco1: asiento.
Banco2: institución financiera, edificio de esa institución, banco de sangre (que tiene en
común el significado de guardar, conservar), etc.
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¿Por qué no podemos decir “He empezado la luz”? Porque no hay ningún evento
en “luz” que me indique que puede se empezado. En cambio, “Empezar la novela”
opera sobre el quale agentivo o télico. Este es un mecanismo que se conoce como
coerción de tipo.
coerción de tipo (type coercion): es la operación semántica que posibilita que una unidad
que tiene influencia sobre otra fuerce la interpretación semántica de esta última,
convirtiendo su tipo semántico.
Es decir, cambia el tipo semántico de la palabra y lo interpreta de otra manera.
Ya es la hora, así que lo dejamos acá. Queda para ustedes la lectura de Ravin y
Leacock, y De Miguel. Recuerden que para el parcial entra hasta los tipos de significado
léxico. Lo que vimos este martes y hoy, no. Entra, eso sí, para el recuperatorio. Suerte el
martes.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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Hoy vamos a empezar a trabajar los temas de Pragmática. Tenemos cuatro clases
teóricas en las que vamos a trabajar pragmática. Ustedes ya tuvieron un acercamiento a
algunas ideas con Andreína Adelstein. Ella les contó que hay una zona no claramente
delimitada en la que se tocan la semántica y la pragmática, o al menos, uno puede
delimitarlas, pero siempre hay una zona de conflicto. Esto significa que hoy vamos a
hablar también del significado. Por eso es que es una zona de conflicto, porque la
pragmática también se ocupa del significado, pero no desde el mismo punto de vista
desde el que se ocupa la semántica. Al menos, tanto los semantistas como los
pragmatistas tratan de deslindar los campos para que quede claro qué perspectiva puede
ocupar este significado en cada área. Cuando se define de manera amplia y extensa a la
pragmática se dice que es el estudio del uso del lenguaje. Entonces, lo que aparece es
esta idea de uso que hasta ahora, en los estudios sistemáticos que ustedes vieron no
aparecía. Ustedes vieron perspectivas sobre el uso por ejemplo cuando trabajaron la
Escuela de Praga. Ahí vieron que ya había una preocupación por el uso del lenguaje.
También vimos escuelas en donde esto queda afuera. Cuando la oposición es lengua y
habla, y se elige la lengua como objeto de estudio, el uso queda afuera; cuando la
oposición es competencia y actuación, y se elige la competencia como objeto de
estudio, el uso queda nuevamente afuera. Sin embargo, vamos a ver que hay ciertos
problemas vinculados con el significado de las emisiones que no pueden resolverse
desde estas perspectivas que ignoran el uso.
¿Qué entradas tuvieron ustedes desde la semántica? Cuando la profesora
Adelstein habló de Löbner, introdujo una diferencia en el significado de las expresiones
y de los enunciados como aquello de lo que se ocuparía la semántica y el significado
comunicativo como aquello de lo que se ocuparía la pragmática. Entonces, cuando
aparece “uso”, aparece también esta noción de “comunicación”, que nosotros no hemos
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trabajado mucho hasta ahora. Jakobson es uno de los autores que es de la Escuela
lingüística de Praga y hace estudios de la comunicación.
También la profesora Adelstein nombró a Saeed, que dedicándose a la semántica
deslinda entre semántica y pragmática y vamos a ver cómo coincide en que el estudio
corresponde a la pragmática cuando aparecen los usuarios, los que hacen uso. ¿Uso de
qué? Bueno, eso ya habría que verlo. Pero en principio, cuando tenemos en cuenta al
usuario para dar cuenta del significado, entonces el estudio de ese significado
corresponde a la pragmática. Ahora vamos a ver cómo esto recoge la idea de Morris,
que fue quien introdujo el término de “pragmática”.
Entonces, fíjense que, sobre todo en la clase de hoy, nosotros vamos a estar
permanentemente trabajando con estas dos nociones. Nosotros ya sabemos que en
lingüística el punto de vista determina el objeto. Entonces, vamos a ir viendo cómo el
punto de vista desde el cual se observen estas dos nociones va a circunscribir los
diferentes campos posibles de la pragmática. Antes de ver esos campos vamos a ver la
problemática de la pragmática en general y tratar de llegar a una definición y una
caracterización de su campo de estudio.
Como les dije antes, hay algunos problemas vinculados al significado, de los
cuales el estudio del sistema de la lengua no puede dar cuenta. Ahora vamos a ver
algunos ejemplos. Antes de eso me gustaría decirles que si bien el término “pragmática”
fue acuñado por Morris, que era un semiótico, los estudios de la pragmática tienen base
filosófica. Los estudios de la pragmática nacen de los trabajos de la filosofía analítica y
fundamentalmente de los de John Austin, que escribió un libro que se llama Cómo hacer
cosas con palabras, que es un conjunto de conferencias del cual ustedes van a leer la
conferencia 1, 2 y 8. Si bien Austin nunca nombra la palabra pragmática, son trabajos
que vienen de la filosofía pero que se ocupan de problemas lingüísticos y dan el
puntapié inicial a la disciplina. A partir de los trabajos de Austin empieza a haber una
nueva mirada lingüística sobre los problemas del significado.
Vamos a ver entonces algunos enunciados que podrían plantearnos problemas.
De algunos ejemplos no voy a dar el contexto, de otros sí, pero siempre tenemos que
suponer que estos problemas tendrán que verse en un determinado contexto. Si yo digo:
(1) Quiero eso que está sobre la mesa.
Acá en esta oración hay algunos elementos de la estructura lingüística que no
son evidentes en relación con su significado. Ustedes ya los conocen, ¿cuáles son?
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Estudiante 1- “Eso”
Estudiante 2- “que”.
P. M.- “Eso” sí, “que”… puede ser, porque es anafórico. ¿Cuál más?
Estudiante- “La”.
Estudiante- Porque al aparecer “la mesa”, eso indica que es una mesa específica,
no es cualquier mesa.
P. M.- Exactamente. Tengo que estar en una situación determinada para saber a
qué mesa me estoy refiriendo. Funciona prácticamente como un demostrativo –no
exactamente pero sí en forma similar–; circunscribe la referencia del sustantivo, la
restringe.
(1’) Quiero eso que está sobre la mesa.
Entonces, en este caso, los problemas son lo que se denominan problemas
indexicales, no podemos saber quién es el que habla, quién es el dueño de esta primera
persona, si no estoy en una determinada situación comunicativa; no puedo saber qué
estamos mostrando con el dedo si no estamos en una situación comunicativa; no puedo
saber cuál es la mesa que está recortada del conjunto o del universo de las mesas con
este “la” si no es en una situación comunicativa.
Es decir, necesito un contexto –una palabra complicada–, un contexto
extralingüístico. De esto se diferencian la flexión, “eso” y “la” de “que”, porque para
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P. M.- Muy bien. ¿Qué está preguntando? Si ustedes están en un lugar y al lado
de ustedes está la puerta y alguien les preguntara (2), ¿les estarían preguntando algo?
P. M.- Exacto. O sea que en (2) se está usando una pregunta que teóricamente es
por información para hacer un pedido. Lo que estamos haciendo es pedir, aunque desde
el punto de vista del sistema esto sea una pregunta. Cuando trabajemos este tema, el
tema de los actos de habla indirectos, les voy a traer un chiste que salió hace poco en
clarín, donde se refleja esto. También no sé si vieron que hay una serie yanqui de unos
nerds. Hace días estaba mirándola, y en una escena hay dos nerds, y uno le pregunta a
otro algo parecido a (2), y el otro responde todo el tiempo “sí”, hasta que el primero se
enoja y le dice “andá y abrí la puerta” y el otro le responde que no se enoje, que lo que
pasaba era que el otro nunca le había pedido que abriera la puerta. “¿Por qué hacer las
cosas tan complicadas”, le objeta el nerd, cuando en realidad él estaba haciendo
complicado algo que para todo el mundo es evidente, porque todos sabemos que con esa
pregunta lo que estamos haciendo es un pedido. En (2) hay una distancia entre lo que se
dice literalmente y lo que se quiere decir. Si analizáramos (2) desde el punto de vista
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Estudiante- Es verdadero porque está lloviendo y para ser verdadero hay que ver
las condiciones en el mundo.
P. M.- Exacto. Para que yo pueda decir que un enunciado es verdadero tiene que
haber una correspondencia con el mundo. ¿Puedo ahora decir que (3) es verdadero o
falso?, ¿puedo establecer alguna correspondencia con el mundo?, ¿estoy predicando
algo acerca de la realidad con este enunciado? No. No puedo decir de (3) que sea
verdadero o falso. Es lo que se llama un verbo realizativo. Los enunciados realizativos
son el centro de los estudios de Austin, es decir, aquellos enunciados acerca de los
cuales no puede decirse que sean verdaderos o falsos, y que además tienen la propiedad
de que mediante ellos realizamos acciones. Después vamos a explicarlo mejor. En este
caso se trata de la acción de prometer. En el caso anterior también habíamos realizado
una acción con la pregunta, la acción de pedir. Con estos verbos llevamos acciones que
no pueden ser llevadas a cabo de otro modo que no sea lingüístico.
El problema entonces es la asignación de un valor de verdad.
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P. M.- Claro. Según dónde quiera poner el eje, según cuál sea la información que
le interesa. En (4.1) el foco está puesto en entregar el libro y en (4.2) el foco está puesto
en a quién se entregó el libro. Si nosotros hiciéramos un análisis semántico de estas
oraciones no podríamos dar cuenta de esta diferencia.
Entonces, este es otro tipo de problema, que tiene que ver con la relación entre
secuencias gramaticales y contexto, y es un problema que está en el nivel del
tratamiento de la información.
Un quinto problema –y último por hoy– es el siguiente. Supongamos que un
matrimonio está en una fiesta y la mujer pregunta:
(5) Mujer- ¿Sabés qué hora es?
Hombre- En un ratito nos vamos
¿Esto es una situación que ustedes admitirían como adecuada?
Estudiantes- Sí.
Estudiantes- No.
Estudiante- Tiene que ver con la inferencia de la razón por la que se presupone
que la mujer está haciendo esa pregunta.
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P. M.- Está bien lo que decís. Vamos a dejar la palabra “presupone” un poco de
costado porque hay toda una parte de la lingüística que se ocupa de la presuposición.
Hay otra palabra que también vamos a dejar de lado, que es la de “inferencia”, porque
en la lógica las inferencias se hacen a partir de los elementos lingüísticos que están
presentes.
Lo que les decía entonces es que no hay nada en la estructura lingüística que me
permita hacer una inferencia que me haga contestar lo que contesta el hombre en (5).
Sin embargo, como hablantes no nos plantea ningún problema esa respuesta. Vamos a
ver luego, cuando estudiemos a Grice, que establece Principios Conversacionales, y
esto que ocurre en (5) es justamente una implicatura conversacional. Es la propia
estructura de la conversación la que permite llevar a cabo estas inferencias, que como
no cumplen los requisitos para poder ser consideradas inferencias decidimos llamarlas
implicaturas. Estas implicaturas nos permiten mantener la conversación sin ningún
problema. La mujer incluso podría suspender esto y responder, “no, yo sólo quería saber
la hora”.
P. M.- Sí, claro. Hay una diferencia y hay también un punto de contacto. La
diferencia estaría en esto que digo de la suspensión. Ella realmente podría estar
queriendo preguntar qué hora es en lugar de pedir de irse. En cambio, en (2) [¿Podrías
abrir la puerta por favor?] no estás preguntando por la competencia del otro por abrir la
puerta. Aun así, sí es verdad que hay puntos de contacto. Igualmente ya vamos a volver
a estudiar más en detalle los actos de habla indirectos y las implicaturas
conversacionales. Los actos de habla indirectos están estudiados por Searle, y las
implicaturas están estudiadas por Grice. Searle y Grice están en constante conversación
–yo no diría que en disputa, más bien en conversación– y en algunos puntos hablan de
los mismos temas.
En este sentido, Escandell Vidal, que escribió un buen manual de Pragmática del
que ustedes van a leer algunos capítulos, dice que la pragmática quiere contestar a las
siguientes preguntas. Fíjense que las preguntas apuntan directamente al significado:
• ¿Cómo es posible que lo que decimos y lo que queremos decir puedan no
coincidir?
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• ¿Cómo es posible que, a pesar de todo, nos sigamos entendiendo? [P. M.-
porque a pesar de todo la conversación a grandes rasgos no tiene
problemas]
• ¿Qué parte de lo que entendemos depende del significado de las palabras
que usamos?
• ¿Qué parte depende de otra cosa?
• ¿De qué otra cosa?
Estas son las preguntas que la Pragmática desde distintos puntos de vista va a
intentar responder.
Como les dije antes, quien introduce el término pragmática es Charles Morris en
1938, cuando está tratando de delimitar el campo de la semiótica. Dice entonces que la
semiótica se ocupa de tres áreas:
a) un área es la sintaxis, que es el estudio formal de los signos entre sí
b) otra área es la semántica, que es el estudio de la relación entre los signos y
los objetos. Aquí surge el problema de los designata (o las referencias).
c) La pragmática, que es el área de la relación entre los signos y los intérpretes,
es decir, los usuarios.
En relación con los problemas de los que se ocupa la pragmática, también hay
otro problema que está muy relacionado con la definición y con lo que es su ámbito, que
es, ¿cuál es el lugar de la pragmática en los estudios lingüísticos? ¿Es un nivel más?,
¿podemos decir que tenemos el nivel de la fonología, de la morfología, de la sintaxis, de
la semántica y el de la pragmática? ¿La pragmática integra la gramática? Hay quienes
dicen que la pragmática tiene que dedicarse a todos aquellos aspectos de la gramática
que codifican el contexto. En ese sentido la pragmática integraría la gramática.
Otra pregunta interesante es que si la pragmática se ocupa de todo lo que se
relaciona con el uso, ¿cuál es la relación entre la pragmática y una disciplina como la
sociolingüística?
Uno de los textos fundacionales de pragmática, que ustedes tienen en la
bibliografía optativa, es la Pragmática de Levinson. En el primer capítulo él justamente
trata de dar una definición de pragmática, y, como sucede muchas veces, dice que es
difícil llegar a una definición, un poco porque el punto de vista que se adopte es el que
va a dar la definición de la disciplina. Él plantea que quizás la pragmática sea esa franja
que hay entre la semántica y la sociolingüística. ¿Por qué? Pensemos en un problema
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Estudiante- No.
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P. M.- Exacto, deixis. Ése sería un problema para tratar por una pragmática así
definida.
¿Cuál sería el problema de esta definición? Que todo lo que sea inferencial
queda afuera; todo lo relativo a las inferencias queda afuera en una definición de este
tipo.
Vamos a la tercera definición:
La pragmática es el estudio de todos aquellos aspectos del significado que no son
contemplados en una teoría semántica.
Fíjense que acá volvemos un poco a lo que habíamos dicho de Levinson: si
tenemos a la semántica y tenemos problemas de significado de los que la semántica no
puede dar cuenta, entonces de ellos se tiene que encargar la pragmática, pero sólo de
esos problemas del significado de los cuales la semántica no pueda dar cuenta.
Acá tenemos un problema que ustedes vieron, que es, ¿qué es significado?
Según cuál sea la teoría semántica y cuál la definición de significado, el campo de la
pragmática va a variar. Ustedes vieron por ejemplo la diferencia entre el significado
natural y el significado intencional. Eso lo trabajaron en semántica. En realidad, de lo
que la pragmática se ocuparía sería del significado intencional. Esta palabra,
“intención”, va a ser muy importante en los estudios pragmáticos. En lo que veamos a
partir de ahora, esto de que la comunicación consiste en que el hablante o el emisor
transmita un mensaje en relación con una intención que tiene y que haga todo lo
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necesario para que el receptor comprenda esa intención es crucial. Esto quiere decir que
hay muchos fenómenos, como la ironía, las presuposiciones, los implícitos, los
supuestos generales, el conocimiento del mundo, etc., que van a tener una gran
influencia porque tienen que ver con las intenciones y con la comprensión e
interpretación de intenciones. Este es un gran problema cuando se enseña una lengua
extranjera. Uno de los grandes problemas es que los alumnos aprendan todos estos
fenómenos que tienen que ver con las acciones lingüísticas y con lo pragmático. Cuando
ustedes aprenden inglés y ven los verbos modales, ése es un gran tema de la gramática,
pero en realidad más que de la gramática es un gran tema de la pragmática, porque tiene
que ver con cómo pedir, cómo ordenar, etc. Entonces, estos temas que se enseñan en
bloque la verdad que no nos sirven de nada si no llegamos a comprender la diferencia
entre el uso de may y must. Con uno y otro, si bien los traduzco de la misma forma al
español, hago cosas totalmente distintas.
Entonces, estos aspectos, que no están pensados por una teoría semántica, como
la ironía, los implícitos, con las divergencias entre lo que se supone que significa un
enunciado y lo que realmente significa, hay quienes piensan que sólo esto debería ser
objeto de estudio de la pragmática.
Una cuarta definición ya roza con otra área, que es la psicolingüística. ¿Por qué?
La psicolingüística es una disciplina que se ocupa de los problemas de producción y
comprensión. Esta cuarta definición que vamos a ver dice:
La pragmática es el estudio de las relaciones entre el lenguaje y el contexto que son básicas
para dar cuenta de la comprensión del lenguaje.
Nuevamente tenemos el problema de qué significa comprender. En una
definición de este tipo, comprender significa hacer inferencias; es hacer hipótesis
mientras estamos leyendo, hablando, escribiendo; es hacer hipótesis en relación con lo
que el otro sabe, con quién es el otro socialmente, con lo que vamos diciendo. A partir
de estas hipótesis vamos haciendo inferencias que nos permiten comprender. ¿Qué es lo
que aparece acá fuertemente? Acá aparece una categoría que es el conocimiento de
mundo. Las posibilidades de intercomprensión también están relacionadas con lo
compartido o con el distanciamiento que haya sobre el conocimiento de mundo. Esta es
una categoría problemática. Ustedes van a ver esto especialmente cuando lean Escandell
Vidal, porque allí se va a problematizar hasta qué punto podemos caracterizar todo lo
que está incluido en ese conocimiento, y por otro lado, cómo podemos no equivocarnos
en relación con el conocimiento del mundo del otro.
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Escandell Vidal da una definición abarcativa. Después de saber que estos son los
problemas que se pueden considerar, con los pros y los contras de estas visiones
sesgadas, ella propone una definición abarcativa que quizás deja de lado ciertas
discusiones y problemas pero que nos va a servir. Ella dice que la pragmática es:
El estudio de los principios que regulan el uso del lenguaje en la comunicación, es decir,
las condiciones que determinan tanto el empleo de un enunciado concreto por parte de un
hablante concreto en una situación comunicativa concreta, como su interpretación por
parte del destinatario.
Acá hay unos cuantos términos que están puestos en negrita a propósito. En
primer lugar ella habla de “principios”. ¿A qué llamarían ustedes principios? La sintaxis
hablaría de reglas, sin embargo ella aquí habla de principios, que es una categoría más
flexible. Estos principios constituyen un marco para el uso del lenguaje, para la
comunicación. Estos principios son condiciones; diríamos “buenas” condiciones. ¿Por
qué “buenas condiciones”? Porque mientras estos principios se respeten, la
conversación será una. Entonces, estos principios son condiciones que determinan el
empleo de un enunciado concreto en una situación concreta por un emisor concreto para
un destinatario en concreto. Como verán, estamos muy lejos de esta idealización del
hablante-oyente ideal, estamos en la otra punta incluso.
Ahora bien, si estas condiciones determinan el empleo, lo que Escandell Vidal
está diciendo también, es que como hablantes de una lengua nosotros conocemos esas
condiciones. Es decir, podríamos hablar de un conocimiento, de una competencia que
no se limita a la estructura del lenguaje sino que también tenemos un conocimiento de
lo que son las condiciones de uso del lenguaje. Podríamos hablar también de una
competencia pragmática. Por eso yo les daba el ejemplo de los estudiantes de una
lengua extranjera, que quizás conocen bien la estructura pero no conocen las
condiciones de empleo de esa estructura para que la comunicación sea adecuada.
Estos elementos que están en negrita también determinan diferentes líneas
dentro de la pragmática y también algunos sectores problemáticos de los que hablamos
antes. Por ejemplo, del uso del lenguaje también se ocupa la sociolingüística y de la
interpretación de un enunciado también se ocupa la psicolingüística.
Resumiendo, podemos plantear de una manera general que la pragmática es una
parte de la lingüística cuyo objeto es estudiar cómo los seres humanos interpretan
enunciados en contexto sabiendo que los principios que guían la interpretación de los
enunciados van más allá de lo que está efectivamente enunciado. Por eso intervienen los
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gestos, las posturas, las inferencias, los deícticos, los actos de habla indirectos. La
pragmática, además, estudia nuestra manera intencional de producir significado; el
significado en relación con las intenciones de los hablantes, con las metas que se
proponen. En este sentido nosotros podríamos decir que pragmática y gramática son
complementarias. La gramática se ocupa del sistema abstracto y la pragmática se ocupa
de los usos.
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P. M.- Yo personalmente creo que muy poco. De hecho, muchas veces me pasa
que con notas de divulgación hay cosas que no llego a entender, como por ejemplo en
estos días que circulaba la noticia de la expansión del universo. Hay cosas del diario,
que es un texto de divulgación que está preparado para que lo entienda cualquiera, que
se me escapaban. Cuando ustedes me van escuchando hoy a mí, aun cuando no hayan
leído los textos de pragmática ya tienen una cierta cantidad de conocimiento lingüístico
que les permite ir produciendo hipótesis, por ejemplo cuando hablábamos de las
relaciones entre la pragmática y la semántica o entre el uso y el sistema. Aunque
después tengan que corroborar el armado contextual que hayan armado hoy,
seguramente me están siguiendo y entienden de qué hablo. En una conferencia de física
cuántica lo más probable es que esto no ocurra porque no hay un conocimiento mutuo
entre emisor y destinatario que permita llegar a estas hipótesis.
En este sentido nosotros podríamos decir que el proceso de la producción de
sentido en la comunicación es un proceso probabilístico, está basado en la producción
de hipótesis.
El otro componente relacional es la intención. La intención se entiende como
una tendencia o un esfuerzo por conseguir algo. Esto es algo muy sencillo: cuando yo
digo (2) [¿Podrías abrir la puerta por favor?] lo que quiero conseguir es que otro que no
sea yo se levante y abra la puerta. La intención está vinculada con una determinada
meta.
Finalmente, la relación social impone una serie de selecciones que determinan la
forma de los enunciados. Nosotros en las situaciones comunicativas no tenemos siempre
el mismo papel social. Depende de cuál sea la situación social vamos a tener un distinto
rol social y adaptamos nuestros enunciados a esos roles sociales que llevamos a cabo.
Bien. Esto ustedes lo van a trabajar de manera más fina en los prácticos. Ahora
me gustaría que empecemos con Austin.
Antes de terminar y empezar con Austin vamos a ver un panorama acerca de qué
líneas tiene la pragmática. La pragmática tiene lo que podríamos denominar una línea
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Bueno. Tenemos un ratito para empezar con Austin por lo menos en lo que
respecta a las primeras ideas. La filosofía del lenguaje es una obviedad que se ocupa de
problemas lingüísticos, pero tanto la filosofía del lenguaje como la lógica se han
centrado tradicionalmente en los problemas lingüísticos relacionados con el valor
veritativo de los enunciados. La lógica, además del valor veritativo de los enunciados,
se ocupó de los problemas inferenciales y de la buena formación de las inferencias.
Antes de Austin, ya Wittgenstein había empezado a preocuparse por el
significado y el uso, o sea que no es Austin el primer filósofo del lenguaje que advierte
a los filósofos del lenguaje que no pueden ocuparse solamente de los enunciados que
tienen valor de verdad, porque hay muchos enunciados que no tienen valor de verdad y
que al final nunca forman parte de sus estudios.
¿Cuál es la finalidad de Austin? La finalidad es mostrar que hay una
contradicción que se esconde en el hecho de afirmar que lo que el lenguaje hace es
siempre describir algún estado del mundo, que es lo que la filosofía del lenguaje había
estudiado tradicionalmente. La filosofía del lenguaje siempre había estudiado la relación
de los enunciados del lenguaje con el mundo. Austin dice que esto no es lo único que el
lenguaje hace, no es que el lenguaje sólo describa un estado de cosas o que el lenguaje
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enuncie un solo hecho. En este sentido no es posible decir que todos los enunciados del
lenguaje pueden ser sometidos a una evaluación como verdaderos o falsos. A esto lo
llama la ilusión descriptiva. La filosofía del lenguaje ha sufrido una ilusión descriptiva
cuando postulaba que todos los enunciados describen o enuncian un hecho.
En realidad, si lo pensamos desde un punto de vista lingüístico, siempre se dijo
que tenemos afirmaciones, preguntas y exclamaciones. O sea, no es que la lingüística
sólo se haya centrado siempre en las afirmaciones. Austin se pregunta por qué los
filósofos del lenguaje se han centrado sólo en las afirmaciones a las que podía
atribuírseles un valor de verdad.
Austin dice que tenemos que diferenciar entre aquellas afirmaciones que son
efectivamente descripciones, a las que llama constatativas, porque constatan un estado
de relación entre el enunciado y el mundo y por lo tanto podemos decir que son
verdaderas o falsos, y aquellos enunciados que no son descripciones y a las que llama
realizativos. La transliteración del término que usa Austin en inglés es “performativo”,
porque viene de “performance”, que quiere decir ‘llevar a cabo’.
• afirmaciones que son efectivamente descripciones: constatativas
• afirmaciones que no son descripciones: realizativas.
Hay algunas afirmaciones entonces con las que constatamos un estado del
mundo y hay otras con las cuales llevamos a cabo algo. Ni la lingüística ni la filosofía
se había ocupado nunca de estas últimas afirmaciones. Si diferenciamos estos dos tipos
de enunciados o de afirmaciones tenemos que decir que en el caso de Austin o en el de
Searle no pasamos el nivel del enunciado e incluso nos quedamos sólo con verbos, pero
bueno, son los primeros pasos en una distinción.
Habrá que ver qué características tienen estas afirmaciones realizativas porque
las características de las constatativas ya las conocemos porque la filosofía del lenguaje
ya se ha encargado de ellas. Entonces, lo que ellos estudian son enunciados que llevan
un verbo en la primera persona del singular del presente del indicativo en la voz activa
cuyas características son:
a) que no describen nada y por lo tanto no son verdaderos o falsos
b) se corresponden con la ejecución de una acción.
Antes habíamos visto un ejemplo de una promesa. Supongamos que decimos:
(6) Te prometo venir mañana.
(7) Juan prometió venir mañana.
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P. M.- Sí, de todas maneras es relativo, porque eso no vale por la amenaza real.
Yo también te puedo dar algunas órdenes con gestos, como la de que alguien se vaya
[hace gesto con la mano como de echar a una persona], pero en sentido estricto no sería
una orden. Cuando yo amenazo con un gesto, falta una parte muy importante del acto de
habla que es el contenido proposicional. Si yo digo:
(8) Si no me traés el libro nunca más te presto nada.
En (8) la amenaza tiene un contenido proposicional. ¿Estamos de acuerdo?
Entonces, para que la amenaza tenga un contenido no hay otra forma que hacerlo sino a
través de un acto lingüístico.
Hay muchas acciones de la vida regulada que no podemos llevar a cabo si no es
a través de estos verbos. Por ejemplo casarse. Si vos no decís “sí, quiero” no hay
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casamiento. Además, el que te casa te tiene que preguntar si lo querés hacer o no. ¿Qué
otros hechos muy marcados socialmente? Cuando reciban el título van a tener que jurar
y van a tener que decir “sí, juro”. No hay otra manera de jurar que no sea diciendo “sí,
juro”. Después decidirán por qué juran, pero esa frase la tienen que decir. Entonces,
veamos una posible lista. Además de “te prometo” tenemos “sí, quiero” expresado en el
registro civil. También “declaro al acusado culpable”. No hay otra forma en que un juez
pueda declarar inocente o culpable a un acusado si no es con una frase por el estilo. El
año pasado, mirando “La ley y el orden”, vi un capítulo en que había una jueza que no
quería hacer algo y una persona dice “objeción” y da la razón por la objeción. La jueza
no quería decidir y quería seguir el juicio y el fiscal le dice “usted no dijo a lugar o no a
lugar”, y entonces el procedimiento no podía seguir y el fiscal la obliga a que diga si da
a lugar a la objeción o no, la obliga a expresar la fórmula. La jueza no tiene otra manera
de decirle al fiscal si está de acuerdo o no con la objeción. Eso es un performativo.
Todos los actos sociales ritualizados están basados en esto, tanto que los
abogados y los jueces trabajan muchísimo estos temas de pragmática.
Bueno, lo que nosotros estamos haciendo cuando hablamos es llevar a cabo una
acción. Este es el principio fundante de la pragmática: Decir es llevar a cabo una acción;
toda emisión es una acción.
Vamos a seguir la clase que viene y vamos a ver qué condiciones son necesarias
para la buena realización de las acciones lingüísticas. La clase que viene vamos a
trabajar con Austin y con Searle.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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pronunciar simplemente las oraciones (1), (2) y (3) no quiere decir que se esté llevando
a cabo el acto de habla.
Entonces, pronunciar las emisiones es una condición necesaria pero no suficiente
para que se lleve a cabo el acto de habla. Hay ciertas circunstancias y condiciones que
entonces son necesarias y no vale solamente el mero hecho de decir algo para realizar
un acto de habla. Austin va a establecer cuáles son las condiciones necesarias para que
un acto de habla sea afortunado y no fracase. Esto se conoce como la doctrina de los
infortunios.
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Las condiciones B tienen que ver con cómo se lleva a cabo el acto de habla.
La condición B1 dice que todos tienen que llevar a cabo el acto de la forma
correcta y la B2 que hay que seguir determinados pasos para llevarlos a cabo.
¿Recuerdan el ejemplo que les di la clase pasada de la Ley y el Orden?. Bueno, ese
ejemplo tiene que ver justamente con esta condición B. En la medida en que la jueza no
decía las palabras que tenía que decir, el proceso judicial no se llevaba a cabo. Las
condiciones A –si suponemos que se trataba de un juicio en serio y no de una
representación hecha por actores– se daban, porque los participantes eran los correctos y
la situación también. No se daban las condiciones B porque no se seguían los pasos que
había que seguir y que estaban fijados socialmente.
Las condiciones Γ, en cambio, pertenecen a un ámbito totalmente distinto, que
es el ámbito que tiene que ver con lo que vamos a llamar la condición de sinceridad. Si
el proceso requiere determinado estado mental, determinados sentimientos,
determinados pensamientos para que se lleve a cabo, entonces los participantes tendrán
que comportarse de manera adecuada. Esto quiere decir que existen determinados
pensamientos, estados mentales, condiciones psicológicas, que si no se cumplen
entonces provocan que el acto no se lleve a cabo, que sea infortunado. Este es el caso de
prometer. La condición psicológica que exige prometer es que yo quiera hacerlo –no
tanto que esté en condiciones sino más bien que quiera hacerlo–. Si yo no quiero hacer
lo que prometo entonces ese acto no se va a llevar a cabo. Con Searle después vamos a
trabajar mejor esta idea.
Resumiendo, tienen que existir ciertos procedimientos que están reconocidos por
convención por los hablantes, y estos procedimientos provocan un determinado efecto
que está relacionado con que las personas que correspondan pronuncien las palabras que
corresponden en las situaciones que corresponden. Esto se relaciona con los roles
sociales, con convenciones sociales, etc. Todos los que participan del procedimiento
tienen que actuar adecuadamente. Existe lo que se denomina una condición de
sinceridad, relacionada con la condición Γ.
¿Qué pasa si se infringen estas condiciones? Si se infringen las condiciones A o
B el acto no se lleva a cabo, no tiene lugar. Si el que declara marido y mujer no es un
juez de paz en un registro civil no se produce el casamiento; si el que declara inocente a
otro no es un juez en el contexto de un juicio no hay condena, el acto no se lleva a cabo.
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P. M.- Bien. Vale como una promesa. ¿Sólo por una promesa puede valer?,
¿puede valer por otras cosas?
P. M.- Sí, puede ser que sea algo así como “afirmo que vendré mañana”. ¿Qué
más?, ¿por qué otra cosa podría valer?
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P. M.- Sí. ¿Cuál es la diferencia entre una promesa y una amenaza en un caso
como (5)?
P. M.- Digamos que la diferencia no estaría tanto entonces en el que habla sino
en el oyente, en las ganas que tiene el otro de que se cumpla la acción emitida. Esa sería
la diferencia entre una promesa y una amenaza, porque por lo demás el contenido
proposicional es el mismo y es en futuro. ¿Qué otra cosa podría ser como acción (5)?
Podría ser una predicción por ejemplo.
No podemos hablar en (4) o (5) de fracaso, de abuso o de desacierto, porque no
conocemos el contexto. Lo que sí podemos decir es que (4) no es ambiguo, mientras que
(5) sí es ambiguo. Para saber por qué acción vale –o lo que nosotros vamos a llamar la
fuerza ilocucionaria– con claridad no tengo problemas en el primer caso y sí tengo
problemas en el segundo. Lo que tenemos en (5) entonces es ambigüedad del acto.
En el caso de (4) hablamos de un realizativo explícito; en el caso de (5)
hablamos de un realizativo primario. En la comunicación real los casos como (5) no van
a ser ambiguos porque van a estar todas las condiciones que nos van a desambiguar.
Como Austin estableció estas condiciones gramaticales de las que hablábamos antes, ¿a
dónde está yendo Austin? Toda su argumentación va en la dirección de llegar a decir
que cualquier enunciado, aun los constatativos, son acciones. Con enunciados
constatativos lo que estamos haciendo es afirmar algo del mundo. Para poder conducir
esa argumentación tiene que romper con esta caracterización restrictiva gramatical del
verbo realizativo. Además esto es un hecho del lenguaje del que no podemos dudar: no
es que estamos siempre prometiendo usando el verbo prometer; muchas veces
prometemos usando sólo el contenido proposicional y eso vale por una promesa porque
estamos en una determinada situación que no vuelve necesario hacer explícito al verbo
prometer.
Como dijimos, un realizativo explícito es un verbo que está en la primera
persona del singular de la voz activa del presente del indicativo. Quiere decir que todos
los enunciados tendrían que poder expresarse a la larga de esta manera. Ahora bien,
estas condiciones, ¿hacen obligatoriamente a que nosotros estemos hablando de un acto
de habla realizativo? Fíjense cuáles son los problemas. Podemos encontrar realizativos
que no están en primera persona:
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(6) Se advierte a los usuarios del servicio que las oficinas estarán cerradas de 12
a 13 horas.
(7) Por la presente, se autoriza a XX a YY.
(8) La empresa advierte a los usuarios del servicio…
(9) Por la presente, el Jefe de Personal autoriza a XX…
La expresión (6) funciona como advertencia pero no está en primera persona.
Esta oración tiene una forma impersonal. ¿Por qué no está en primera persona?
Estudiante- Porque no tiene sujeto, su sujeto sería algo así como una entidad
abstracta.
P. M.- Sí. Entonces hay que usar la forma impersonal y vale por una advertencia
tal como ocurriría si yo dijera “te advierto”. En (7) pasa lo mismo. En (8) ya no se trata
de una oración impersonal, es un enunciado en tercera persona, es decir, tiene la forma
canónica de un enunciado constatativo. Todos estos casos son realizativos aunque no
aparezca la primera persona del singular.
También podemos tener enunciados en primera persona que no sean realizativos.
(10) Yo sólo prometo algo cuando sé que voy poder hacerlo.
(11) Todos los miércoles apuesto al Loto.
“Prometo” es un verbo teóricamente realizativo en primera persona del singular
del presente del modo indicativo de la voz activa y sin embargo no hay una promesa.
¿Por qué no hay una promesa?
P. M.- Sí, está describiendo algo, está afirmando algo. ¿Qué falta acá en relación
con (4) [Te prometo que vendré mañana]? No hay contenido proposicional. No hay un
acto de habla si no tenemos un contenido proposicional.
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Entonces, tenemos en estos casos primera persona pero no hay un acto de habla
realizativo. Por supuesto que lo mismo ocurriría con verbos que ni siquiera podrían ser
performativos, como “corro todas las mañanas”. La primera persona es entonces desde
esta perspectiva una condición necesaria pero no es una condición suficiente.
Hay también verbos que funcionan como indicadores, dice Austin, pero no son
un acto sino que anuncian un acto de habla.
(12) Estoy haciendo una broma.
(13) Cito textualmente: “…”
También cualquier verbo que sea de discurso referido, como “digo…”.
Hay también algunos actos de habla que no tienen verbo performativo. La
verdad que decir “te insulto” no vale por un insulto, la única manera de insultar es
expresar un insulto.
(14) Me disculpo.
(15) Te insulto.
Entonces, en estos casos no hay posibilidad de performativo explícito.
Fíjense los ejemplos que propone Austin:
(16) Fuera del juego./ Lo declaro fuera del juego. (dicho por un árbitro en un
partido)
(17) Culpable./ Lo declaro culpable.
(18) Se le advierte que el toro es peligroso./ Yo, XX, le advierto que el toro es
peligroso. / Este toro es peligroso. Firmado, XX
Cada uno de estos enunciados mantiene entre sí una relación de paráfrasis.
Cuando empezamos a ver los realizativos explícitos y los realizativos primarios
empezamos a ver cómo hay en los realizativos primarios una ambigüedad. Además de la
ambigüedad tienen otras características. Veamos estos dos ejemplos:
(19) Estaré allí
(20) Prometo estar allí.
Sólo en (19) puedo preguntar si es una promesa, en (20) no tendría sentido. Sólo
en (19) puedo contestar “sí, te lo estoy prometiendo” o “no, no te lo prometo pero haré
lo posible”. Si el verbo performativo está, ninguna de estas opciones está habilitada. Eso
significa que la ambigüedad del realizativo primario es funcional, no es una mera
economía del verbo, sino que tiene justamente la posibilidad de que no sea
absolutamente claro lo que se está diciendo.
(21) ¡Hacelo!
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El acto locucionario a su vez está compuesto por tres tipos de actos: el acto
fónico, el acto fático y el acto rético. El acto locucionario, para decirlo en términos
sencillos, tiene que ver con una locución. El acto locucionario es el mero hecho de
producir una emisión. Para que nosotros llevemos a cabo una acción tenemos que
producir una emisión. Esa emisión tiene sonidos o letras, una parte física. A esta se la
llama acto fónico. Por otro lado, cuando producimos una emisión, esta emisión tiene
palabras ordenadas de determinada manera. A estas palabras y este ordenamiento se lo
llama acto fático. Además, esta emisión tiene sentido y referencia, es decir, significado,
y a esto se lo denomina acto rético. Entonces, el acto locucionario tiene sonidos o letras,
una determinada sintaxis y un significado.
Con esto no estamos diciendo qué tipo de acción es ese acto. Como sabemos que
los actos de habla valen por acciones, los actos de habla tienen una determinada fuerza,
que será la fuerza ilocucionaria. Esa fuera ilocucionaria indica por qué acción vale esa
emisión: si vale por una promesa, por una amenaza, por un juramento, por una condena,
por un pedido. Ese es el acto ilocucionario. Esto es convencional. Incluso es tan
convencional que en Searle vamos a estudiar las reglas que rigen esta fuerza
ilocucionaria.
Finalmente, los actos de habla provocan un efecto, que es el acto
perlocucionario. O sea, si decimos (4) el otro va a estar esperando que llegue, si digo
“te ordeno que salgas del aula” el otro tendrá que irse, etc. Estas perlocuciones no son
convencionales. Los actos ilocucionarios son convencionales pero los perlocucionarios
no. Ahora vamos a trabajar igual un poco más esta distinción.
Entonces, 1 es el acto locucionario, 2 el acto ilocucionario y 3 son los resultados
extralingüísticos, que no son convencionales:
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además, los actos ilocucionarios tienen un contenido proposicional, mientras que los
actos perlocucionarios, no. Incluso podríamos decir que hay verbos claramente
perlocucionarios. Alarmar por ejemplo es un verbo típicamente perlocucionario. No hay
un “te alarmo que…”. Cuando hablamos de uso del lenguaje, dice Austin, no
necesariamente estamos hablando de enunciados realizativos. Uso del lenguaje se
trabaja también como función del lenguaje, el lenguaje que sirve para algo, para hacer
bromas por ejemplo. Uso del lenguaje puede tener sentido en una expresión como “uso
poético del lenguaje” o “uso científico del lenguaje”. Uso del lenguaje se puede
entender como insinuar, dar a entender. Uso del lenguaje también puede entenderse
como la exteriorización de emisiones.
P. M.- Varias cosas tiene el perlocucionario. Por un lado puede estar eso de que
vos vayas y pagues, pero en realidad, más que nada, el acto perlocucionario sería que el
otro espere que vos vayas y pagues. También depende del acto ilocucionario el acto
perlocucionario.
Estudiante- También otro acto perlocucionario podría ser que la persona rechace
el pago.
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Estudiante- (inaudible sobre si Austin está trazando una distinción entre oración
y enunciado)
P. M.- No, para nada. Austin es un filósofo del lenguaje. Eso significa que
cuando trabaja, no está haciendo diferencias lingüísticas entre oración y enunciado tal
como vos las conocés. Incluso habla de expresiones. No se mete en problemas al
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Me voy a adelantar un poquito para que se den una idea, porque esto lo van a ver
la clase que viene. Si yo digo “prometo que vendré mañana”, si hablamos de las
condiciones necesarias y suficientes, hablamos por ejemplo de la condición de
sinceridad, que es la de que el hablante tenga el estado mental de seguridad de que va a
llevar a cabo esa promesa. Esta es una condición de sinceridad. Hay otras, como por
ejemplo la de que la persona se encuentre en la posición de llevar a cabo la promesa,
etc. Esa sería entonces una condición.
¿De qué está hablando cuando habla de las reglas semánticas? Una regla
semántica sería por ejemplo que el acto tiene que ser futuro: para que haya una promesa
el contenido proposicional del acto de habla tiene que ser futuro. Entonces, vamos a
establecer las condiciones y las reglas que nos van a permitir caracterizar distintos actos
de habla. Estos actos de habla cubren el universo de las acciones lingüísticas. La
doctrina de Searle serviría para caracterizar entonces los tipos de acciones lingüísticas
que los seres humanos llevan a cabo. Esto tiene un supuesto cultural bastante fuerte. De
hecho Searle dice que no se ocupa de las distintas lenguas, él se encarga del lenguaje en
general; lo que dice vale para cualquier lengua, para cualquier cultura.
Bueno, vamos a empezar a caracterizar justamente estos actos. Fíjense en estas
oraciones:
(24) María gasta poco. Aserción
(25) ¿María gasta poco? Pregunta
(26) María, gastá poco. Orden
(27) Ojalá María gastara poco. Deseo
(28) La señora María Peralta es una tacaña. Aserción
Las oraciones de (24) a (27) no son iguales a (28). Estos son todos actos de
habla. No hay ningún acto indirecto acá. En (24) yo estoy haciendo una aserción. En
(25) yo te estoy preguntando a vos si María gasta poco. En (26) le estoy dando una
orden a María –supongamos que estamos en el supermercado y le digo “gastá poco” –.
En (27) hay un deseo que está dado por “ojalá” y por el modo verbal. (28) es una acción
también de afirmación, se está afirmando algo. (28) puede, si bien no hay sinominia,
compararse con (24). Si yo dijera “María es cuidadosa con el dinero” sí ya se acercaría
más a (24), pero (28) ya tiene una carga valorativa distinta.
Searle dice que toda emisión –y estas son emisiones, oraciones, enunciados,
expresiones, como quieran decirles– consta de tres elementos: referencia, predicación y
acto de habla. Si ustedes comparan entre (24) y (27), ¿qué comparten y qué no?
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establecer reglas para estos casos en los que la gente entiende lo que estamos diciendo
aunque lo que digamos no tenga ese significado literal. Entonces, se pregunta cuál es la
forma gramatical prototípica del acto ilocucionario. Esa forma sería una oración
completa. Esto quiere decir que hay formas no prototípicas que también van a valer por
actos de habla. ¿Cuál es la forma gramatical característica de los actos proposicionales?
Las partes de la oración, en (24) por ejemplo el sintagma nominal María y el sintagma
verbal. Entonces, la forma gramatical prototípica de los actos de habla son las oraciones
y las formas gramaticales prototípicas de los actos proposicionales son las partes de la
oración. ¿Cuáles son esas partes de la oración? Los predicados para la predicación y en
el caso de la referencia los sustantivos comunes o propios y los pronombres.
Ustedes en prácticos van a trabajar con la caracterización de las expresiones
referenciales. Searle dice que les interesan las expresiones referenciales particulares
definidas. Con esto van a trabajar en los prácticos. En español pueden ser los nombres
propios, los sintagmas nominales con artículo determinado, pronombre posesivo o
demostrativo en singular o los pronombres. La predicación, en cambio, es acerca de
objetos y hay una conexión entre la noción de predicación y la noción de verdad. Yo
puedo decir de “gasta poco” si es verdadero o falso.
Ahora bien, como dijimos antes, si nosotros tenemos un acto de habla como “Te
prometo que vendré mañana”, “que vendré mañana” es el contenido proposicional de
ese acto de habla. Si queremos formalizar este acto de habla, nos daría F(p), donde F es
el indicador de la fuerza ilocucionaria y p es una expresión que representa proposiciones
y es el contenido proposicional del acto de habla. Si tomamos solamente proposiciones
simples de sujeto y predicado y además tenemos un término definido singular como
sujeto, como en (24), podemos expresar el acto de habla de la siguiente manera: F(RP).
R es referencia y P es predicación. Lo que estamos diciendo acá es que la proposición
tiene referencia y predicación. En “te prometo que vendré mañana” la referencia seré yo
y la predicación será venir mañana.
Bueno. Si representamos esta fórmula en estos ejemplos que vimos, F en (24) es
aserción y gastar María es contenido proposicional. Siempre Gastar María va a ser el
contenido proposicional y lo que va a cambiar en (24), (25), (26) y (27) va a ser F, que
va a ser aserción, pregunta, orden y deseo respectivamente.
(24’) María gasta poco. Aserción ├ (Gastar, María)
(25’) ¿María gasta poco? Pregunta ¿(Gastar, María)
(26’) María, gastá poco. Orden ! (Gastar, María)
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Bueno, comenzamos recordando cuáles fueron las ideas que vimos acerca de
Searle la clase pasada. Una de estas ideas era que aparece la noción de acto de habla,
que no estaba en Austin. Esta noción es conjunta con la idea de que hablar es llevar a
cabo una acción y hoy vamos a ver más detalladamente qué es lo que quiere decir con
esto Searle. Otra idea fuerte que hoy vamos a retomar es la idea de que, cuando se tocan
estos temas, hay que vincular significado literal y significado no literal. Hoy vamos a
ver todo esto cuando hablemos de actos de habla indirectos. La clase pasada vimos que
esto está relacionado con la actitud de vincular pragmática con semántica. También
vimos que Searle habla de las emisiones y habla de contenido proposicional y fuerza
ilocucionaria. Y que el contenido proposicional está formado por la referencia y la
predicación. Además, comparamos distintos actos de habla y vimos que era posible que
existieran distintos actos de habla que compartieran la referencia y predicación y, por lo
tanto, es necesario establecer claramente la diferencia entre contenido proposicional del
acto de habla y su fuerza ilocucionaria.
En este sentido, si formalizamos esta idea, vemos que los actos ilocucionaria
pueden representarse de esta manera:
Forma general de los actos ilocucionarios
F (p)
¬F(p)
F (¬p)
Proposiciones simples sujeto/predicado
F (RP)
R: expresión referencial
P: expresión predicativa
F es, justamente, la fuerza ilocucionaria, o sea que F adoptará los distintos
valores del marcador de la fuerza ilocucionaria (esto es, va a valer por un pedido, una
orden, una invitación, etc., etc.), y p representa a las proposiciones, esto es, es
descomponible en referencia y predicación. En ese sentido, no es lo mismo –dice
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Searle- decir “¬F(p)” que “F(¬p)”. Si “ F(p)” es “prometo que vendré mañana”,
entonces ese “prometo” es F, es lo que nos dice que el contenido proposicional va a
valer como una promesa, y “vendré mañana” es el contenido proposicional, p. Yo
puedo, entonces, mantener el contenido proposicional y decir: “cuidado que vendré
mañana” y esto constituye una amenaza. Fíjense que este marcador de la fuerza
ilocucionaria no tiene por qué ser siempre un verbo, pueden ser adverbios, sustantivos,
también el orden de las palabras, etc.
Volvemos a lo anterior. Si yo digo: “¬F(p)” lo que estoy diciendo es: “no
prometo que vendré mañana”. En cambio, si digo: “F(¬p)” estoy diciendo: “prometo
que no vendré mañana. Este es otro argumento a favor de la posibilidad de separar el
marcador de la fuerza ilocucionaria y la proposición.
Por razones de simplicidad, dice Searle, vamos a trabajar con oraciones simples
de sujeto-predicado en donde, si descomponemos, vamos a poder decir que esta fuerza
ilocucionaria se aplica a una expresión referencial –ya vimos cuáles eran sus
características la clase pasada- y una expresión predicativa.
Ahora bien, una vez establecido esto, volvemos a aquella idea de que hablar es
llevar a cabo actos según ciertas reglas. Y vamos a ocuparnos de las reglas. Si toda
emisión es un acto de habla que tiene estas características y, además, se plantea que el
acto de habla es la unidad de la comunicación lingüística, lo que Searle está planteando
es una teoría del lenguaje que es indisociable de una teoría de la acción. Cuando
decimos que hablar significa llevar a cabo una acción porque tiene ciertas reglas, ¿qué
se entiende por hablar? Hablar significa: realizar conexiones entre lo que el hablante
quiere decir -o sea sus intenciones-, lo que la oración emitida significa –es decir, su
significado literal-, lo que el hablante intenta hacer, lo que el oyente comprende, y las
reglas que determinan los elementos lingüísticos. Estas reglas tendrán un aspecto
vinculado con la gramática y otro aspecto vinculado con la pragmática, que es lo que
nos interesa.
En este sentido, si hablar es llevar a cabo una conducta regulada, estas reglas,
además, son convencionales. Y aquí aparecen vínculos con la gramática, pues la
gramática también tiene reglas convencionales sólo que son reglas de otro tipo.
Entonces, los actos ilocucionarios, además de tener esta forma que acabamos de ver,
tienen un carácter regulado y un carácter convencional. Los actos de habla son actos
sociales. Todos los actos sociales están regidos por reglas. Los actos de habla están
regidos por dos tipos de reglas: reglas regulativas y reglas constitutivas.
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Las reglas regulativas reglan una conducta que es preexistente. Establecen reglas
para una conducta que existe con anterioridad a las reglas mismas, o de manera
independiente de estas. Por ejemplo, nosotros nos sentamos a la mesa a comer, ¿cuáles
son las reglas que están vinculadas a esa acción de comer?
P. M.- Sí, son esas cosas que se les enseña a los chicos. Ahora, si uno habla con
la boca llena mientras come, ¿decimos que eso no es comer? No. La conducta existe
independientemente a esa regla que se aplica a una conducta preexistente. Además hay
una jerarquía, entre no hablar con la boca llena –que es una chanchada- y no poner los
codos en la mesa- que es una regla más de etiqueta- hay como una jerarquía.
Lo importante de esto es que si nosotros no hacemos estas cosas que están
establecidas socialmente eso no significa que no estemos comiendo. Lo mismo que si te
invitan a una fiesta y te dicen que es de gala, pero no te vestís de gala aunque vas de
todos modos, lo que hacés ahí es no seguir una regla social que es independiente de la
acción. ¿Cuál es la forma gramatical que las reglas regulativas adquieren? El
imperativo: “hacé tal cosa”. Si queremos formalizar estas reglas, sería:
• si X, hacé Y
• Hacé Y
Puede estar la condición o no estar.
¿Cuál es la característica de las reglas constitutivas? Estas reglas crean una
conducta que no existe sin ellas. El ejemplo típico, aunque después vamos a ver cuáles
son las diferencias, es el de las reglas de los juegos. ¿Qué es un juego sino sus reglas?
Incluso el juego es independiente de las condiciones materiales, por ejemplo, al ajedrez
nosotros podemos jugar con un tablero moviendo las piezas y no importa cómo son esas
piezas, ni que realmente representen a un rey o a una reina. Podemos jugar, por ejemplo,
“peón cuatro rey” que significa que el peón se mueve cuatro casillas desde donde
empieza el tablero y que es el peón del rey el que se mueve. Pero las reglas son las
mismas. Lo mismo pasa con el fútbol. Por ejemplo, hace poco tengo entendido que
cambiaron las reglas del off-side, que no es lo mismo que la posición adelantada. ¿Es el
mismo fútbol con una regla o con la otra? No. Es otro.
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P. M.- No, pero no es un tema del huevo o la gallina, de qué apareció primero, si
los once tipos jugando o la reglamentación…
Estudiante- No, pero igual hay algunas reglas que son como constitutivas pero
otras que no.
Estudiante- Pero entonces habría una jerarquía de reglas en los ejemplos que
usted está dando. Por ejemplo, el fútbol dejaría de ser fútbol si no se juega con el pie o
la pelota, pero no sé si deja de ser fútbol porque en vez de once se juega con diez
jugadores.
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P. M.- Bueno, pero lo llamás de otra manera, lo llamás “fútbol cinco”, “fútbol de
salón”, etc. Por ejemplo, cuando ustedes tienen educación física en el colegio y les
tocan deportes, lo que les hacen aprender son las reglas. Lo mismo cuando vas a jugar
un juego de mesa que no conocés. Sin reglas, no hay juego.
Entonces, tenemos las reglas regulativas y las reglas constitutivas. Si hablar un
lenguaje es realizar actos de acuerdo con reglas, esto quiere decir que la estructura
semántica de un lenguaje es una realización de reglas constitutivas subyacentes. Cuando
nosotros hablamos, lo que estamos haciendo es ejecutar conjuntos de reglas
constitutivas subyacentes. ¿Qué quiere decir esto? Acá hay una definición de
universalidad. Esto es, no importa cuál sea la lengua que nosotros hablemos, estas
reglas serán las mismas, lo que difieren son los elementos lingüísticos que se usan en la
fijación de estas reglas. ¿Conocemos estas reglas de manera explícita? No. De la misma
manera que no conocemos de manera explícita las reglas gramaticales, no conocemos
de manera explícita las reglas que regulan nuestras acciones lingüísticas. Estas reglas,
además, son convencionales. Es decir, son claramente comprendidas por los que
participan en la comunicación como parte de una convención. Con las reglas regulativas
no sucede lo mismo.
Ya vamos a volver a las reglas cuando veamos exactamente las reglas de un acto
de habla. Ahora, un acto de habla tiene un significado porque un hablante quiere hacer
algo, quiere llevar a cabo una acción y esta intención forma parte del significado. Una
diferencia importante entre los juegos y los actos de habla es que los juegos no tienen
significado y los actos de habla sí lo tienen. Grice –a quien vamos a ver el martes que
viene- plantea una relación entre significado e intención que Searle discute. La clase
pasada yo les había dicho que en los textos que ustedes iban a leer de Searle, iban a
encontrar una permanente charla con Grice, aceptación de algunos puntos y discusión
de otros.
Grice pone el acento en las intenciones del hablante y en el reconocimiento del
oyente de esas intenciones del hablante, basa la comprensión en esa relación. Dice Grice
que cuando yo intento comunicar ciertas cosas, lo que hago es decirle al oyente que
reconozca esa intención que yo tengo de comunicar exactamente esas cosas. ¿Cuándo
comprende el oyente? Cuando reconoce mi intención. Si yo quiero prometer, le estoy
pidiendo al oyente que entienda eso como una promesa.
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P. M.- No. Acá eso no cuenta. Esto es meramente que existan las condiciones
lingüísticas mínimas para que se lleve a cabo la comunicación. Que no sea sordo, que
tenga acceso al contenido lingüístico, que hable la misma lengua.
• Condiciones del contenido proposicional
2. H expresa la proposición de que p –“que me voy a levantar temprano”- al
emitir T. Esta condición aísla la proposición del resto del acto de
habla.
3. Al expresar que p, H predica un acto futuro A de H.
Acá, lo que es importante es esto: ser un acto futuro. Si es otra cosa, ya no
estamos ante una promesa.
• Condiciones preparatorias
4. preferiría que H hiciese A –levantarse temprano- a que no hiciese A, y H
cree que O preferiría que él hiciese A a que no hiciese A - porque si
no, para qué lo va a prometer-.
Esto permite diferenciar la promesa de la amenaza, por ejemplo y también
permite diferenciarla de una invitación.
5. No es obvio ni para H ni para O, que H hará A –levantarse temprano- en
el curso normal de los acontecimientos.
Si no fuera así, no tendría sentido la promesa.
• Condición de sinceridad
6. H tiene la intención de hacer A.
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P. M.- No deja de ser una promesa, pero fijate que la idea es que para ser
promesa el hablante debe creer que el oyente preferiría eso. Si el hablante no lo cree,
entonces ya no es una promesa.
Estudiante- Pero, ¿qué pasa con esa primera parte de la regla? O sea, la segunda
sí, pero la primera me parece que no se cumple.
P. M- Es que es una suposición del hablante. No tiene por qué ser una cosa real.
Si yo no lo supongo como hablante, no prometo. No tiene sentido la promesa.
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Regla de sinceridad:
Regla 4: Pr ha de emitirse si H tiene la intención de hacer A.
Regla esencial:
Regla 5: La emisión de Pr cuenta como la obligación de hacer A.
Quiero que vean cómo esto se mete en la literatura. Para eso, les voy a
leer un fragmento de Cuentas pendientes de Martín Kohan, ¿lo conocen? Esta es una
conversación entre un señor viejo que se llama Giménez y va un pibe joven que ya está
un poco cansado, a cobrarle al alquiler que el viejo ni le paga, ni le va a pagar. Lleva
una especie de contrato para que se comprometa a pagar el alquiler en tal fecha, y,
entonces, le dice:
[el viejo] - Lo que dice en esa hoja es palabra santa para mí. Palabra santa, ¿eh? Palabra
santa. Y se lo estaría pagando ya entrado el mes que viene.
Parados así, quietos, uno al lado del otro, parecemos dos granaderos de guardia, dos
confidentes de ocasión, pero reacciono - ¿Se da cuenta Giménez? ¿Se da cuenta? –No se da
cuenta, calla y me mira-. ¿Se da cuenta Giménez de cómo conjuga?
Giménez no entiende pero quiere entender. -¿Cómo conjugo qué?
Resoplo –Los verbos, Giménez. Los verbos. ¿Qué otra cosa va a conjugar?
Giménez me mira fijo. -¿Y cómo conjugo?
– Conjuga y nuestra la hilacha, ¿sabe? Primero promete, promete, promete. Pero, después,
conjuga y pone todo en condicional.
Giménez vuelve a rascarse la nuca pero con suma lentitud. -¿Está mal dicho?
-No es que esté mal dicho, es que muestra la hilacha. La hilacha muestra.
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Además, el problema es cómo se interpreta una emisión que no es literal sin que
se produzca un infortunio. La pregunta es sencilla: ¿cómo puede ser que el hablante
diga una cosa y esté diciendo otra? Hay diversos grados, ¿no?, pero en el caso de “hace
frío”, por ejemplo, no podemos establecer ninguna relación directa entre el significado
de esa emisión y el significado del acto de habla. Entonces, una pregunta lícita es cómo
es esto posible. Y, si nosotros planteamos que el significado está vinculado a la
intención, y que esa intención no es sólo la del hablante sino también del oyente de
entender esa intención, ¿cómo puede ser que el oyente entienda lo que el hablante está
diciendo cuando esa intención no es evidente, cuando la oración significa otra cosa?
¿Qué es lo que modifica la interpretación literal sin problemas? Porque, en general, no
tenemos problemas para entender estos actos de habla indirectos.
Searle define los actos de habla indirectos de esta manera:
Acto de habla indirecto: cuando una oración que contiene los indicadores de fuerza
ilocucionaria para una clase de acto ilocucionario puede ser emitida, ADEMÁS, para
realizar otro tipo de acto ilocucionario.
Lo que dice acá es que siempre es posible la interpretación literal, que el acto de
habla indirecto no invalida siempre la interpretación literal. Están ambas jugando
simultáneamente: la literal o indirecta, y la directa.
En los actos de habla indirectos el hablante comunica al oyente más de lo que
efectivamente dice apoyándose en:
• El conocimiento mutuo lingüístico y no lingüístico
• Poderes generales de raciocinio e inferencia.
Las herramientas que necesitamos para explicar el funcionamiento de los actos
de habla son:
• La teoría de los actos de habla.
• Algunos principios de cooperación conversacional (Grice). Este es el
tema de la clase que viene. Grice plantea, básicamente, que cuando
nosotros participamos de una conversación hacemos todo lo posible para
que esa conversación sea eficiente, para que no tenga problemas.
Garantizamos esto a través del respeto de ciertas máximas que
conforman el principio de cooperación. Las máximas –ya las vamos a
ver- son prescripciones del tipo: “no sea redundante”, “no diga más de lo
que tiene que decir”, etc.
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2. Por lo tanto, el emisor me hizo una pregunta cuya respuesta afirmativa indica
que se satisface la condición preparatoria para hacer ese pedido (inferencia a
partir de 1 y 6).
Ahora aparece el conocimiento del mundo, y supongo que de ciertas culturas:
3. Cuando comemos, se usa sal, está en un salero, la gente se la pasa entre sí
(conocimiento compartido).
Seguimos en la cabeza del interlocutor:
4. Al aludir a la satisfacción de una condición preparatoria para las peticiones,
supongo que mi interlocutor quiere indicarme las condiciones de obediencia de
una petición (inferencia a partir de 7 y 8). Entonces, el interlocutor empieza a
entender que esto es un pedido.
5. En ausencia de ninguna otra finalidad ilocutiva plausible, el emisor está
probablemente pidiéndome que le pase la sal (inferencia a partir de 5 y 9).
Entonces, fíjense que la estrategia inferencial consiste en establecer que el objeto
ilocucionario primario difiere del significado literal. Y después en qué consiste el objeto
ilocucionario.
Ante esta propuesta, surgen algunas preguntas que están relacionadas, por una
parte, con las relaciones entre inferencia y convención. ¿Es realmente un proceso
inferencial o es un proceso convencional? ¿O estos procesos inferenciales en algunos
casos se han convencionalizado? Y, por eso, nosotros podemos establecer jerarquías
entre aquellos que seguramente vamos interpretar como una indicación de abrir la
puerta y aquellos que depende del caso y tendrá que ver con roles sociales, etc. El caso,
por ejemplo, de “hace frío”.
Fíjense que la convencionalidad se ve un poco en la forma lingüística. El caso
del “por favor”. Si yo estoy preguntando por la capacidad de cerrar la puerta, no puedo
agregar un “por favor”. Entonces, si yo digo: “¿podés cerrar la puerta, por favor?”, hay
un elemento lingüístico que transforma esa forma, que parece una pregunta por la
capacidad, en un pedido. Ahí sí aparece la convención.
¿Todas las preguntas por las capacidades son pedidos? No. Para nada. O sea que
un hablante distingue cuándo se trata de una pregunta por una capacidad y cuándo se
trata de un pedido. ¿Cómo? Volvemos a Grice, lo hace a través de los principios
generales sobre la conversación y el conocimiento del mundo.
Hay algunas críticas que se elaboran a la teoría de los actos de habla indirectos.
Lo que plantean los actos de habla indirectos son problemas a la teoría general de los
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actos de habla. Si el significado de una emisión está determinado por el contexto en que
esa emisión se realiza, es muy poco económico, entonces, decir que oración y acto de
habla están vinculados entre sí porque, finalmente, la comprensión de ese acto de habla
está a merced del contexto. Esto significa que tendríamos que contar con un mecanismo
que modifique la fuerza ilocutiva básica de la oración. Pero esto también es muy poco
económico, porque significa que tenemos que estar diferenciando todo el tiempo entre
el significado literal y no literal, entre un sentido constante para la oración y una fuerza
ilocutiva para la emisión. O sea que, de alguna manera, esta teoría de los actos de habla
indirectos pone en juego, plantea dudas sobre la identidad entre oración y acto de habla,
que Searle plantea con fuerza.
En el trabajo práctico de pragmática ustedes van a trabajar con carteles. ¿Saben
lo que es el proyecto cartele? Bueno, van a trabajar con un montón de carteles del
proyecto cartele. Ahí se va a ver cómo funciona la teoría de los actos de habla en
emisiones reales.
Bueno, terminamos acá hoy. La clase que viene vamos a empezar con Grice. Es
la última clase y vamos a trabajar Grice y cortesía. La semana que viene también van a
empezar los prácticos de pragmática, que todavía no empezaron. Lo que les quiero decir
es que vayan leyendo los textos. Searle es complicado, tiene muchas nociones de
filosofía que vuelven la lectura un poco árida.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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A diferencia de Searle, para quien lo que subyace a gran parte de sus discusiones
es cuál es el límite entre semántica y pragmática –esto lo vimos la clase pasada–, para
Grice esto no es una preocupación en sentido estricto. Ni siquiera lo preocupan las
relaciones entre la gramática y la fuerza ilocutiva de las oraciones, sino que el objeto de
estudio de Grice es cuáles son los principios que regulan la comprensión de los
enunciados. En una línea que sí está en consonancia con lo que venía haciendo Searle,
también va a establecer ya no reglas sino principios. Aun cuando sean principios, lo que
hay es un intento de formalización de estos mecanismos que aseguran la comunicación
en las interacciones comunicativas. Básicamente –y ahora vamos a ver cómo eso se ve
cuando trabaja las implicaturas– lo que a él le interesa describir es cuáles son los
mecanismos responsables del significado “añadido”, es decir, de aquello que no está
dado literalmente por la oración.
De alguna manera, Grice recupera la noción de Searle de condiciones de los
actos ilocutivos, establece condiciones para la comprensión y la diferencia será que
nosotros vimos que en Searle lo que estábamos estableciendo todo el tiempo era una
relación entre oración y acto ilocucionario. Esta relación no es una relación que le vaya
a interesar a Grice. De hecho él considera que establecer este tipo de relaciones plantea
problemas a la teoría lingüística que la teoría lingüística no puede satisfacer. Por eso,
Grice propone principios no normativos. El supuesto básico es que esos principios son
universales y que todos los que participan de la conversación los aceptan y en el sentido
que ya vimos antes, los conocen. ¿A qué me refiero con “el sentido que ya vimos
antes”? Me refiero a que los conocen en un sentido implícito. ¿Cómo podemos afirmar
que los conocen? Porque los respetan. Eso nos permite inferir que los conocen.
También, en una línea que está en consonancia con Searle, hay una equiparación
entre hablar como conducta y otros tipos de conducta. Dado que hablar es una conducta
regida por reglas y que es una conducta social, entonces va a tener reglas igual que otras
conductas. El principio básico que va a plantear, este Principio de Cooperación, podría
plantearse también para otro tipo de conductas sociales, así como las máximas en que se
descompone este Principio de Cooperación. Esto, por supuesto, siempre tendrá que ver
con tipos de acciones que suceden entre varias personas. Es decir, no voy a poder
comparar una conversación con una acción como correr por ejemplo, que no sigue
ningún principio de cooperación.
El Principio de Cooperación dice lo siguiente:
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P. M.- Hay casos. Por ejemplo cuando la gente no se entiende en una charla.
Igual ahora cuando veas las máximas quizás lo entiendas mejor. Pero básicamente es
ese. No hay Principio Cooperativo cuando la gente no se entiende entre sí. Por ejemplo,
si ustedes no toleran a una persona que habla demasiado y en un momento dejan
simplemente de prestarle atención, de escuchar lo que está diciendo, están violando el
Principio de Cooperación.
Tampoco hay Principio Cooperativo cuando pasa lo que pasó por ejemplo ayer
en “A dos voces”, donde estaba Lanata y otros. En un momento hablaban todos al
mismo tiempo. En un intercambio así donde todos están hablando al mismo tiempo no
hay Principio Cooperativo. Cuando veamos las máximas esto se va a entender bien.
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Estudiante- No es informativo.
P. M.- Bien. Vos usaste la palabra “interpreta”. Habíamos usado una palabra que
vamos a seguir sin usar que es la palabra “infiere”. ¿Por qué? Porque la inferencia está
vinculada a la lógica. Grice va a decir que el interlocutor hace una implicatura. Esa
implicatura no está basada en ningún elemento de la oración “El fútbol es el fútbol”
desde el punto de vista gramatical. ¿Qué es lo que se interpreta?
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P. M.- Bien. Esa es una, porque ahora vamos a ver que en estos casos puede
haber cierta ambigüedad. Entonces, en principio significaría que no lo puede decir
porque nunca se sabe.
Esta implicatura está vinculada a los principios de la conversación. Esta es la
tesis fuerte de Grice.
La máxima de cualidad dice:
Intente que su contribución sea verdadera.
No diga nada que usted crea que es falso
No diga nada de lo que usted no tenga las pruebas suficientes.
Esto es relativo porque nosotros muchas veces mentimos. Lo que pasa es que
cuando mentimos lo hacemos a conciencia y en ese sentido estamos respetando esta
máxima, porque no es que estamos diciendo algo que creemos que es falso, estamos
diciendo algo que sabemos que es falso.
Veamos como ejemplo esta interacción entre dos personas jóvenes, con sueldo
normal y situación económica no holgada.
Joven 1- ¿Te compraste el auto?
Joven 2- No, no me alcanza la plata.
Ahí está diciendo lo que realmente sabe. Ahora, ¿qué pasa si dice lo siguiente?
Joven 1- ¿Te compraste el auto?
Joven 2- Sí, me compré un BMW descapotable de lujo con asientos de cuero.
¿Está diciendo la verdad? Si volvemos al conocimiento de mundo y al contexto,
¿qué es lo que se implica? Implicamos que está violando la máxima y que entonces no
se compró el auto.
La máxima de relación dice simplemente
Diga cosas relevantes.
O sea, no aburra a su interlocutor.
La máxima de modo dice:
Sea claro. Evite la oscuridad de la expresión, la ambigüedad, sea breve y sea ordenado.
De estas maneras dice Grice que uno es claro. Un ejemplo posible es uno en que
hay una familia que está paseando. Entonces el padre dice:
Padre- Compremos algo para los chicos.
Madre- Bueno, pero no helado que hace frío.
Acá no hay ambigüedad, es breve, se entiende perfectamente lo que está
diciendo. Ahora, un caso de violación de la máxima de modo sería decir:
Padre- Compremos algo para los chicos.
Madre- Bueno, pero nada de hache-e-ele-a-de-o.
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P. M.- Bien. Es un ejemplo machista. El otro que tenía es “Es pobre pero
honrado”, que es un ejemplo clasista (risas).
¿Cómo implicamos que las lindas no son inteligentes a partir de (1)?
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P. M.- Bien. Tenemos que saber algunas cosas para eso. Tenemos que saber que
Juan está casado. Pero este tipo de implicaturas son implicaturas no convencionales
conversacionales generalizadas, porque no dependen del contexto de la emisión. Igual,
uno le podría decir a Grice que un poco depende de “una”, de las características del
artículo indeterminado.
P. M.- Bueno. Está bien tu pregunta. Tiene un poco que ver con lo que yo estoy
diciendo también. En una conversación, que tiene un contexto, estas implicaturas
específicas no van a estar dadas por el contexto sino que son generalizadas. ¿Cuál es la
diferencia entre decir (2) y (1) [Es linda pero inteligente]? Que en (1) yo no puedo
cancelarla. (2) en cambio sí puedo cancelarla. Yo puedo decir “Juan salió con una mujer,
la suya”. Además, cuando yo pregunté qué interpretan en (2), un compañero respondió
que “posiblemente” había salido con otra mujer que no era la suya. Ese “posiblemente”
es la clave de la respuesta. En (1) vos obligatoriamente estás oponiendo belleza a
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inteligencia. En cambio, en (2) vos no necesariamente estás diciendo que esa mujer no
es la de Juan. ¿Por qué no depende de ese contexto de situación? Porque la verdad está
dependiendo de este artículo indeterminado. Sólo que tiene las características típicas de
las implicaturas, que vamos a ver ahora, que son la cancelabilidad y la ambigüedad.
Bueno. ¿Qué se puede implicar en (3)?
P. M.- Sí, normalmente cuando decimos algo como (3) estamos queriendo decir
que no es linda, aunque hay más de una interpretación posible. Esta interpretación
depende absolutamente del contexto, de Juan, de la chica, de quiénes están hablando.
Esta sería una implicatura no convencional conversacional particularizada.
Igual que las condiciones de los actos de habla –recordarán que hablamos de la
condición de sinceridad, de los actos huecos en el caso de Austin, etc.– las máximas
pueden no cumplirse. Cuando las máximas no se cumplen lo que se obtiene es
determinado efecto. ¿Cuáles son las razones por las cuales son se cumple una máxima?
Hay distintas posibilidades.
1. La primera es que haya una violación encubierta de la máxima. Cuando se
viola de manera encubierta una máxima, lo que está haciendo el que viola la
máxima es engañar. El hablante es responsable del engaño o, dice Grice,
corre riesgo de ser responsable del engaño.
2. El segundo caso es cuando abiertamente se suprime el principio de
cooperación. Esto sucede cuando por ejemplo estamos en una discusión y
alguien dice “basta, no sigo hablando más” y cierra la conversación. En ese
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P. M.- No. [La gente de una agrupación política se va]. Ahí estamos justamente
en 2 (risas). Está bien que no hubo comunicación en sentido estricto, pero bueno, no la
hubo porque de hecho la suprimimos.
Pongámonos en la última situación. Supongamos que alguien quiere cooperar,
respeta el Principio de Cooperación. Pero supongamos que simultáneamente desprecia
alguna de las máximas. Los interlocutores tratan de conciliar lo dicho con el Principio
de Cooperación y suelen inclinarse por pensar que lo que está queriendo decir el
hablante es otra cosa. Como está queriendo decir otra cosa, voy a tener que realizar una
inferencia que esté basada en el Principio de la Cooperación, para saber qué es la otra
cosa que está diciendo. ¿Cómo llevamos a cabo esta implicatura? Por una parte tenemos
en cuenta la información que está en el enunciado. Por otra parte tenemos en cuenta los
factores contextuales, la situación. Finalmente, tenemos en cuenta los principios
conversacionales, es decir, las máximas que acabamos de presentar. La implicatura es,
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P. M.- Fíjense que no vamos a violar ninguna máxima, se está diciendo algo
veraz, se está dando la información necesaria, se está siendo claro. Lo
primero que habría que suponer es que tiene dos trabajos, no tiene ni uno ni
tres ni cuatro. Eso es lo que implicamos, pero no hay violación de máxima.
Es una implicatura conversacional generalizada. Es un caso parecido al que
dijimos antes de la mujer.
• Hay implicatura y se infiere que se viola una máxima para evitar el conflicto
con otra máxima: el ejemplo podría ser:
Persona 1- ¿Cuando sale el subte?
Persona 2- Cerca de la medianoche.
¿Cuál es la máxima que se está violando?
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P. M.- Sería la de cantidad. ¿Pero sabe esa información que no está dando?
No. Está violando la máxima de cantidad pero porque no puede ser tan
informativa como lo requiere la comunicación. Entonces, está violando esta
máxima para cumplir con la de calidad. ¿Cuál es la implicatura que se realiza
en este caso?
P. M.- No.
Las que más le interesan a Grice son las que vienen ahora:
• Hay implicatura porque se viola abiertamente una máxima: El ejemplo que él
usa es el de un profesor al que le piden un informe sobre los conocimientos
de filosofía que tiene un alumno que se anotó en un posgrado de filosofía y
del que este profesor era el tutor. El profesor escribe entonces una carta y
dice “el alumno es muy bueno en literatura”. ¿Qué es lo que se implica de
eso? Que no es bueno en filosofía y por lo tanto no deberían permitirle que
se inscriba en ese curso superior de filosofía. ¿Cuál es la máxima que se está
violando?
P. M.- Bien. No está cumpliendo con la máxima de relación. ¿Es la única que
se les ocurre?
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Estudiante- La de modo.
P. M.- No. El hablante no está siendo ambiguo. Está siendo claro, dice que el
alumno sabe mucho de literatura.
Estas últimas son entonces las que más le interesan a Grice. Vean otro ejemplo.
Hay adultos y chicos en una mesa y uno de los adultos dice:
Hombre adulto- ¿Viste qué barbaridad lo que pasó entre Susana y Gonzalo?
Mujer adulta- Hay chicos.
¿Qué se implica?
Estudiante- Que lo que pasó entre Gonzalo y Susana no se puede contar frente a
los chicos.
Estudiante- La de relación.
P. M.- Claro, porque no dice algo relevante. Si hubiese dicho “sí, pero mejor lo
charlamos después porque no es para hablarlo con chicos”, ahí no hay nada implicado y
entonces no habría implicatura. Entonces, no es que siempre haya implicatura. La
implicatura es un mecanismo que nos permite aportar la distancia entre lo dicho
explícitamente y lo implícito, pero no es que permanentemente estemos haciendo
implicaturas. Acá se viola la máxima de relación. La violación de la máxima de relación
genera implicaturas bastante contextuales, porque lo que es relevante lo es en un
determinado contexto.
Fíjense que a diferencia de Searle y de Austin, Grice no propone pruebas
gramaticales ni pruebas fiables para reconocer una implicatura, sino que da indicios que
nos permiten decir qué se está violando. Ustedes en los prácticos van a trabajar con
bastantes situaciones y van a ver que no siempre es claro reconocer cuál es la máxima
que se está violando, aunque sí podemos decir claramente que es lo que se está
implicando.
Finalmente, estas son las propiedades de las implicaturas:
• Cancelabilidad. Esta es la capacidad de que se cancele la implicatura, sobre
todo las generalizadas son las que se pueden cancelar. Esta cancelación se
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P. M.- ¿Todos entienden la cortesía como algo para favorecer a los demás?
Estudiante 2- No. Son determinadas normas que hacen al trato que yo pueda
tener con otro.
P. M.- Ahí me parece que nos ajustamos más. Por ejemplo, decir “por favor”,
“buenos días”, no pedir con un imperativo sino pedir con una acto de habla indirecto –
hay vínculos fuertes entre los actos de habla indirectos y la cortesía–, decir gracias…
Estudiante- Pero hay formas de agradecer sin hablar. Si alguien te hace un favor
y yo para agradecerle le hago un regalo, esa es una forma de cortesía.
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P. M.- Sí, está bien, puede ser. Igualmente algo seguramente vas a decir. Pero no
importa, yo sólo quiero marcar una diferencia entre las normas de cortesía sociales, muy
marcadas culturalmente, que tienen que ver incluso no sólo con lo que se dice sino
también con posturas físicas. Hay unos trabajos muy interesantes hechos sobre
comparaciones entre suecos y españoles hablando, y cómo los suecos, primero que
nunca se superponen entre sí. Por otra parte, no se tocan, mientras que los españoles sí.
Eso tiene que ver con normas sociales externas que se aplican a la conversación. La
gente no cortés suele ser gente muy desagradable en una sociedad determinada.
Estas normas externas de cortesía no es lo que se estudia en los modelos de la
cortesía de la pragmática. Eso se puede estudiar desde la antropología, desde la
sociología, pero no es el tema que ocupa a la cortesía desde el punto de vista lingüístico.
Desde el punto de vista lingüístico, la pragmática sostiene que para poder
mantener las relaciones interpersonales hay que lograr un equilibrio, hay que llevar a
cabo maniobras lingüísticas, porque en el planteo de Brown y Levinson las
conversaciones son prácticamente agónicas, digamos que hay una lucha. Lo que los
hablantes hacen es evitar el conflicto, están permanentemente evitando el conflicto.
Estos mecanismos de evitar el conflicto se llevan a través de la cortesía. No se entiende
la cortesía desde esta perspectiva como normas externas. Ser cortés es saber evitar los
conflictos. ¿Cómo se hace para evitar estos conflictos? Esta idea de cortesía ya la vimos
aparecer dos veces. Una vez cuando hablamos de actos de habla indirectos, y cuando
Grice habla de las máximas que no están ligadas con el Principio de Cooperación, o sea,
aquellas máximas que no son conversacionales, dice que hay una máxima que dice “sea
cortés”. Para Grice esta es una máxima social, no es una máxima conversacional.
Ahora, justamente, la teoría de la cortesía surge porque la teoría de los actos de
habla indirectos y la teoría de las implicaturas conversacionales no daban cuenta de
todos los mecanismos que se ponían en juego en las interacciones comunicativas. Por
eso aparecen otros tipos de principios.
Brown y Levinson plantean estos principios de cortesía como principios
universales. Esto lo venimos viendo como una característica constante: Austin planteaba
como un universal la clasificación de los verbos realizativos; Searle planteaba como
universal la clasificación de los actos de habla; Grice plantea como universal el
Principio de Cooperación y las máximas. Hay sobre todo fuertes críticas hoy en día a
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que estos principios de la cortesía también sean universales. Hoy voy a mostrarles
algunos datos al respecto.
De todas maneras, incluso lo que se dice es que tiene un fuerte sesgo anglosajón
esta teoría. De todos modos ellos articulan la teoría de la cortesía en ideas desarrolladas
por un sociólogo, Goffman, que se encuentra en una línea que abandona el estudio de
grandes poblaciones y estadísticos, para ver qué pasa en las interacciones cara a cara.
Hay en ese momento un fuerte cruce entre antropología, sociología y lingüística.
Cuando la sociología fundamentalmente y también la antropología sale de los estudios
de los grandes grupos y comienza a estudiar el comportamiento en pequeños mundos
sociales, comienzan a necesitar herramientas lingüísticas, porque analizan justamente
situaciones comunicativas. Muchas veces ellos crean categorías que le sirven a la
lingüística. Gran parte de la teoría del análisis de la conversación parte de eso.
Goffman plantea la noción de self, de uno mismo, y que esta noción de uno
mismo es una construcción social. Esta construcción social se manifiesta a través de la
imagen, la palabra que él usa es face. Goffman dice que en el comportamiento
lingüístico de los seres humanos, que forma parte del comportamiento social, nosotros
seleccionamos elementos lingüísticos que permiten construir esta imagen. En las
interacciones comunicativas ponemos permanentemente en juego esta imagen de uno
mismo que es una construcción social. Esta noción de imagen es central para el modelo
de Brown y Levinson, junto con la noción de territorio, que también es una noción de
Goffman. Estas dos nociones son centrales. Todos los seres humanos tenemos una
imagen pública que tenemos que preservar. La mejor manera de hacerlo es preservando
también la de los demás. Entonces, el objeto del modelo es justamente sistematizar las
estrategias corteses que lo que hacen es preservar mi imagen y preservar la de los
demás. Ellos sostienen que hay similaridades culturales en estas estrategias y el
principal supuesto de esta teoría es que los hablantes manejan dos propiedades, la
imagen y la racionalidad. Ahora vamos a ver cómo se descompone la imagen.
¿Qué es la racionalidad? La racionalidad está vinculada al Principio de
Cooperación de Grice. El comportamiento general humano es racional y como la
conversación es un comportamiento humano también sigue un principio de
racionalidad. La racionalidad nos permite saber qué medios vamos a utilizar para
obtener los fines que buscamos.
La imagen es justamente la imagen pública que cada individuo tiene de sí mismo
y reclama para sí. Esta imagen tiene dos vertientes. Estas vertientes son
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complementarias. Por un lado tenemos la imagen positiva y por otro la imagen negativa.
La palabra “positiva” y “negativa” suele confundir; no es que una sea buena y la otra
sea mala. La imagen negativa son los deseos de no sufrir imposiciones, está vinculada al
territorio. En la imagen positiva lo que buscamos es que nos aprecien. En la imagen
negativa lo que buscamos es que no se metan con nuestro territorio, que no nos
impongan nada. Fíjense cómo lo definen ellos:
El centro de nuestro modelo lo ocupa una noción muy abstracta que consiste en dos clases
específicas de deseos que los interactuantes se atribuyen mutuamente: el deseo de que el
hablante no vea impedido sus actos, imagen negativa; el deseo de que los actos de uno sean
aprobados, imagen positiva.
Entonces, racionalidad, territorio e imagen son las nociones básicas de la teoría
de Brown y Levinson. La imagen positiva se relaciona con la cortesía positiva y la
imagen negativa con la cortesía negativa. Repito que esto de positivo y negativo no
alude a criterios de valor. No es que una cortesía es buena y otra es mala, sino que una
está relacionada con el territorio y la positiva está relacionada con la imagen pública que
el locutor y el interlocutor reclaman para sí.
Quiere decir que si nosotros tenemos una interacción y tenemos un locutor y un
interlocutor, el locutor tendrá una imagen negativa y una positiva y el interlocutor lo
mismo.
Interacción
Locutor Interlocutor
Imagen negativa – Imagen positiva Imagen negativa – Imagen positiva
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canas te hacen muy vieja”. También es un AAI pero ya no amenaza la imagen negativa
sino la imagen positiva. También puedo decirle “¿Viste que mañana hay descuento en
las peluquerías?”. ¿Qué estoy haciendo ahí? Es un acto que amenaza la imagen pero en
menor grado que los otros dos. Lo que estoy haciendo, ¿cómo es según lo que veníamos
viendo hasta ahora? Es una implicatura conversacional. ¿Qué máxima estoy violando?
Estudiante- La de modo.
P. M.- Diría que más bien la de relación, porque no soy relevante. Si ella me dice
que está mal, que no sale, que está deprimida, y yo respondo “¿Viste que mañana hay
descuento en las peluquerías?”, estoy violando la máxima de relación.
Al mismo tiempo, en ese ejemplo estoy siendo más cortés. Ser cortés para este
modelo es mitigar el daño a la imagen del otro.
Si yo le digo a mi amiga “Perdoname, pero si me permitís, a mí me gustaría
ayudarte con un consejo: ¿por qué no te teñís así mejorás un poco el aspecto?”. ¿Qué
estoy haciendo ahí?, ¿Es un acto que amenaza la imagen? Sí, pero mucho menos. A esto
lo llaman Brown y Levinson un acto mitigador.
Las maneras de reaccionar ante la posibilidad de un acto que amenaza la imagen
son:
• Evitarlo. Esta dicen que es la mejor porque evita cualquier conflicto.
• Expresar de manera indirecta por medio de una implicatura.
• Reparar con un acto mitigador.
¿Siempre están presentes las estrategias de cortesía? No. En realidad sólo se
ponen en juego cuando aparece un acto que amenaza la imagen. Hay ciertas situaciones
donde esto raramente aparece. Si la amiga del ejemplo anterior es muy amiga yo puedo
decirle sin ningún problema “Andá a teñirte”. Entonces, si la relación es muy informal y
con mucha confianza se borra la idea de un acto que amenaza la imagen.
En las situaciones donde hay jerarquías muy establecidas también a veces se
pierde esta cortesía, porque el poder jerárquico da derechos, y lo que podría ser un AAI
pasa a ser algo que está permitido por razones sociales. Es decir, un jefe está avalado a
dar órdenes, no necesita mitigar sus pedidos.
También se borra la cortesía en los actos de urgencia. En una situación de
urgencia puedo dar una orden y al hacerlo no estoy amenazando el territorio de nadie.
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En aquellas situaciones en las que hay una clara voluntad de agresión, no hay
manera de repararlo ni mitigarlo. Directamente se es descortés, no hay cortesía posible
sino que hay conflicto.
Estas situaciones que amenazan a la imagen pueden ordenarse de mayor a menor
según el grado de agresión que tengan, según cuál sea el nivel de conflicto que planteen.
Todo esto tiene que ver con cómo se hace el manejo de la imagen, cuánto
acuerdo hay en relación con el manejo de la imagen y cómo se comparten o no valores
en relación con las imágenes.
Si consideramos estos actos que amenazan la imagen, hay actos que amenazan la
imagen positiva del que habla, la imagen que tiene que ver con su deseo de cómo lo
ven. Estos actos son la confesión, la autocrítica, el autoinsulto. Estos ejemplos
amenazan al enunciador. Las que amenazan la imagen positiva del destinatario son la
burla, el insulto, la ironía, el sarcasmo, el reproche.
P. M.- Bueno, lo que Brown y Levinson dicen es que cada vez que te disculpás,
estás poniendo en juego tu imagen positiva. ¿Por qué? Porque estás poniendo en juego
la imagen pública de lo que vos sos.
P. M.- Sí, puede ser. El supuesto de ellos es que normalmente sí. Un supuesto
entonces es que nosotros interactuamos socialmente con el pivote de estas dos ideas: de
la imagen y del territorio. Esos son los centros en base a los que interactuamos. El otro
es un supuesto muy fuerte que tiene que ver con que todo es conflicto. A mí me parece
bien la pregunta que hacés, ¿realmente cuando yo me disculpo estoy afectando mi
imagen pública porque estoy aceptando que me equivoqué? Las clasificaciones siempre
tienen estos problemas.
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A la inversa, los actos que amenazan la imagen negativa del enunciador, es todo
aquello que pueda limitar mi acción, como una promesa, un compromiso, una oferta. En
cambio, la imagen negativa del destinatario está amenazada cada vez que damos una
orden, es decir, cuando hacemos un acto de habla directivo.
¿Qué es lo que hace que los hablantes elijan una estrategia de cortesía? Es decir,
que utilicen un acto de habla indirecto en vez de uno directo, etc. Eso tiene que ver con
una fórmula. Fíjense.
RIESGO (AAI)x= (D+P+G)x
El riesgo de que se produzca una acción x que dañe mi imagen está vinculado
con
• Cuál es la distancia social (D) que existe entre locutor e interlocutor, es decir,
el eje horizontal
• Cuál es la relación de poder (P) entre locutor e interlocutor.
• Cuál es la gravedad (G) de este acto que amenaza la imagen.
Lo que Brown y Levinson dicen es que el emisor calcula el riesgo y calcula el
efecto cortés que tiene que realizar para mitigar esta amenaza. O sea, selecciona la
estrategia más adecuada para mitigar esta amenaza.
El poder habilita muchas veces las acciones que amenazan la imagen. Por
ejemplo, hay jefes o profesores que suelen desvalorizar a sus subordinados o a sus
alumnos, y con eso están dañando la imagen positiva del otro. Ahí, las posibilidades del
interlocutor de mitigar esto son mínimas, porque tiene mucho peso el eje vertical, y eso
prima en el cálculo y no hay posibilidad de mitigación.
P. M.- La distancia social puede ser generacional, por ejemplo entre adultos o
chicos o un joven y una persona anciana. No siempre la distancia generacional implica
poder. Pueden combinarse la distancia social y la distancia jerárquica, pero estos no van
necesariamente juntos.
Los cálculos que se realizan son especies de cálculo entre costo y beneficio. Este
cálculo del costo y beneficio ustedes en los prácticos también lo van a ver en el modelo
de la cortesía de Leech.
Bueno. Esto genera las siguientes estrategias.
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imperativos en español, cuánto mayor es con respecto a los demás idiomas. Vean en
inglés cuánto se usan las peticiones indirectas. Esto quiere decir que a los españoles,
cuando les piden con un imperativo, no sienten que su territorio está amenazado. En
cambio, si en inglés pedimos con un imperativo el interlocutor siente que estamos
amenazando su imagen y que estamos produciendo un conflicto, por eso el valor de
pedidos con imperativo es tan bajo.
Otro ejemplo que es interesante es el caso de Polonia. Decíamos que según la
teoría los actos de habla indirectos son un sinónimo de cortesía. En Polonia los actos de
habla indirectos no se entienden, se entienden literalmente, y, en consecuencia, son
descorteses. Este es un estudio de Wierzbicka, que es una lingüista muy conocida.
Un ejemplo de convención. En China, cuando alguien pregunta “¿qué tal?”, en el
sentido de “¿cómo estás?”:
• al mediodía la pregunta vale por “¿ha comido usted?”
• en la calle vale por “¿va a comprar arroz?”
• si volvemos de comprar vale por “¿Ha comprado arroz?”.
Es decir, esta pregunta se transforma en una fórmula. Nosotros también tenemos
una distancia entre lo que decimos y lo que interpretamos, pero esa distancia está
salvada por fórmulas, y estas fórmulas no son universales. Es decir, hay aquí una
cortesía, pero es una cortesía formulaica.
Otro ejemplo interesante es que en Japón para pedir una ayuda se usa un
imperativo, es decir, una restricción del territorio del otro. ¿Por qué? Porque de esa
manera se preserva la imagen positiva del que habla. Cuando decimos claramente que
uno necesita ser ayudado eso es humillante. Nosotros eso nunca lo pensaríamos de esa
manera.
Finalmente quería mostrarles esto que ustedes van a ver en Escandell Vidal, que
es que los últimos trabajos cuestionan esta relación icónica que hay entre indirecto y
cortés, es decir, entre cortesía y distancia inferencial. Esto es lo que veíamos de que
cuanto mayor es la distancia inferencial, mayor es la cortesía.
Bueno, nosotros nos vemos el 1 de noviembre para trabajar texto.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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Estudiante- No lo menciones”.
G. C.- Claro. El otro significado, que funciona como una expresión pragmática
con cierto grado de fijeza, como una fórmula de cortesía que se usa cuando alguien nos
agradece. Como el “de nada” que recién nombró la compañera. Entonces lo que
tenemos aquí es una frase en inglés que tiene dos significados posibles y tenemos que
ver el contexto de uso para darle una significación acabada. Yo traje un ejemplo también
respecto del uso. Se los leo:
Dos chicas alemanas, que estaban haciendo senderismo en Escocia, fueron recogidas por un
conductor de camión que luego las dejó a pocos kilómetros de Edimburgo, su destino.
Cuando bajaron, las chicas le dieron las gracias cortésmente, a lo cual el conductor les
respondió: “don´t mention it!”. Más que dispuestas a cumplir, las chicas respondieron: “No
te preocupes, no vamos a decir una palabra a nadie”.
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específico que tiene este campo tan sensible a los fenómenos de interacción como es la
comunicación entre lenguas y culturas diferentes.
Un caso típico de lo que acabo de decirles sobre el anglocentrismo es el
siguiente: gran parte de los estudios sobre la cortesía parten del supuesto de que el
fenómeno de la distancia es algo muy importante, un elemento relevante en la cortesía.
Es decir, la idea de que una extrema intimidad puede hacer difícil el manejo de la
cortesía. Por ejemplo hay una serie de refranes en inglés que han sido citados y
recitados en los trabajos que postulan la distancia como uno de los fenómenos más
importantes en el mantenimiento de la cortesía. Se los traduzco directamente:
(2) Las buenas cercas hacen buenos vecinos.
Estudiante 1- No.
Estudiante 2- “Juntos pero no revueltos”
G.C.- Sí, de alguna manera evoca esto. Es decir, no mezclados. Juntos, pero con
cierta intimidad. Podría ser. Otro que tengo acá es la idea de que la excesiva cercanía
genera el quiebre de la cortesía:
(3) “La familiaridad genera desprecio”
Naturalmente, estas cuestiones de cercanía o distancia conforman un aspecto
extremadamente sensible en la comunicación intercultural. Y pasa por lo físico, por lo
estrictamente físico y por lo lingüístico. Por ejemplo, en japonés está muy mal usar el
imperativo. Entonces, los avisos de Coca Cola, dentro del campo de la felicidad, deben
ser traducidos al japonés, pero además reformulados en términos culturales. El famoso:
“tome Coca Cola” debe traducirse como “tomemos”. Este es un terreno muy interesante
de investigar en las publicidades que están absolutamente dirigidas a captar al otro, a
venderle al otro y tienen que ser absolutamente efectivas en el manejo de las normas de
cortesía.
En inglés, la distancia está altamente correlacionada con la cortesía. Es decir, ser
cortés es mantener la distancia. Entonces, los enunciados imperativos están mal vistos
cuando se trata de una comunicación entre personas que no tienen cercanía,
familiaridad. Sí está permitido cuando se trata de amigos o de personas íntimas.
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• Dr. Vega
• Vega
• Pancho
Es decir, a esto se refiere un poco este principio de que cuanto más extenso, es
más cortés. Esto está ilustrado con las fórmulas de cortesía, pero también es válido, si
volvemos hacia atrás, cuando hacemos, por ejemplo, un requerimiento y cuantos más
recursos lingüísticos interponemos, más formal se torna la expresión.
El otro campo sumamente sensible en la comunicación intercultural es el campo
de las expresiones pragmáticas como esa con la que empecé la clase. Esto es, fórmulas
prácticamente idiomáticas, que están estabilizadas, muy convencionalizadas, en una
comunidad lingüística y cuyo conocimiento o desconocimiento revela la pertenencia o
no del hablante a determinada comunidad y que, en situaciones reales de comunicación
intercultural, pueden ser muy importantes.
Entonces, hay situaciones, actos de habla extremadamente convencionalizados
como lo son el saludo, las disculpas, etc. Esos actos de habla convencionalizados tienen
sus propias formas expresivas que son lo que llamamos expresiones pragmáticas –por
su grado de fijeza- y se construyen en la interacción bajo las formas verbales
adyacentes: uno saluda, el otro contesta. Estas cosas que estudia el análisis
conversacional, por ejemplo que cuando yo digo: “Hola, ¿qué tal?”, el otro me
responde: “Bien, gracias.” O: “¿Cómo va?” y el ahora cada vez más omnipresente:
“Todo bien.”, “Tirando”, esa última es bastante nuestra, rioplatense y causaría algunos
problemas a aquellos que no conocen la variedad.
Ahora, cuando nosotros nos saludamos y nos decimos: “¿Cómo estás?”,
¿estamos preguntando verdaderamente cómo está el otro? No, es una formalidad. Están
bastante despojadas de contenido, son expresiones formulaicas que van perdiendo, en
rigor, el significado léxico de la expresión. Ahora, esto no pasa en todas las culturas. En
Alemania, uno se saluda “hola”, “hola”. Pero, si uno le pregunta al otro, que es lo que
hace un hablante de español que aprendió alemán y traslada el español al alemán y dice:
“¿cómo estás?”, esto no es lo mismo. No le van a contestar: “todo bien”. En principio la
reacción es de sorpresa, especialmente si uno no tiene mucha relación con esa persona,
por ejemplo en un pasillo de la facultad. Y le responden: “Bueno, en realidad…” Porque
para ellos es preguntar de verdad, no es un saludo. Primero hay como un exceso de
confianza para preguntar eso, y, por otro lado, se lo toman en serio y empiezan a
contestar cómo están. Esto es una cosa básica del curso de alemán para extranjeros que
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uno hace allá. Es decir, junto con la enseñanza de la lengua, hay que enseñar esas
convenciones culturales. El disculparse, que también es otro campo. El agradecer, que
era nuestro ejemplo inicial de las chicas alemanas. ¿A qué correspondía esa respuesta en
inglés dentro de la lista que tenemos acá?
Agradecer:
• Acto inicial: Muchísimas gracias, te/le agradezco, estoy muy
agradecido...
• Respuesta: De nada, no hay problema, ¡ni hablar! Fue/es un placer
Estudiante- Ni hablar.
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La cultura japonesa desaconseja a la gente que diga con toda claridad lo que
quiere o no quiere, por lo tanto es bastante improbable que un japonés diga: “me
gustaría esto”, entonces esto se opone totalmente a lo angloamericano. Se educa de
manera de que la gente no dé a conocer de manera directa lo que piensa, lo que cree. En
cambio a un niño norteamericano se lo educa afirmando la autoestima y manifestando
con toda claridad lo que quiere, lo que no quiere, lo que le gusta, lo que no le gusta.
Entonces, estas son diferencias de valores que son sumamente importantes para la
comunicación intercultural y que, en el caso de lo angloamericano, se define a partir de
rasgos como el individualismo, la autonomía, la igualdad, la racionalidad, la agresión y
la autoafirmación del yo, mientras que los valores culturales japoneses tienden al
colectivismo, a la interdependencia –al mantener, como vieron con la profesora
Adelstein un sistema pronominal tan explícito respecto de relaciones sociales,
jerarquías, sexo, etc.-, la superioridad, la subordinación, la empatía, el sentimiento, la
introspección y la negación de sí mismo.
Entonces, estos valores culturales son los que hay que entender para poder
funcionar de manera eficiente y efectiva en un marco cultural ajeno. Cabría
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preguntarnos, tal vez, cuáles son los valores de nuestro marco cultural para las
interacciones. Esto se los dejo a ustedes. Una reflexión crítica que podría hacerse
respecto de estos planteos es en qué medida se puede generalizar y hacer oposiciones
tan diáfanas. Tal vez la cultura japonesa y norteamericana nos presenten casos muy
contrapuestos y muy claros, pero con los fenómenos de la globalización, con los
contactos interculturales, en qué medida los valores comunitarios, propios de cada
comunidad, se mantienen a lo largo del tiempo sin modificarse o en qué medida co-
existen dentro de una comunidad lingüística diferentes sistemas de valores, diferentes
sistemas de cortesía que están marcados diatópicamente, socialmente, por sociolecto,
grupo social, etc., y en qué medida todo esto es objetivable y estudiable de manera
sistemática. Probablemente todo el campo de las relaciones de cortesía y las relaciones
en comunidad sea un campo en donde sólo se puede hablar de tendencias,
generalizaciones, algunas de las cuales funcionan pero siempre con esta precaución de
que estamos ante lo probable, lo posible, una tendencia y no una regla.
Entonces creo que con esto podemos cerrar y pasar rápidamente a la segunda
parte en la que dejamos el campo de la cortesía y nos vamos a ir a la guía 6, guía de la
lingüística aplicada. En esta introducción, lo que yo voy a intentar hacer es mostrarles
lo que es la relación de la teoría con el campo de las aplicaciones, los desarrollos. La
lingüística teórica y la lingüística aplicada se suelen ver como opuestos, como
contrarios. Hay un cierto menosprecio, en general, por las aplicaciones y cierta visión de
la lingüística aplicada como algo muy diferente de la lingüística teórica. Y esto tiene
que ver con tradiciones de investigación en las que se ha producido una escisión, una
dicotomía entre teoría y aplicaciones que, a mi juicio, están muy, muy equivocadas.
G.C.- No, porque formalismo y funcionalismo son, de algún modo, las dos
grandes divisiones teóricas de la lingüística. Unas focalizan el sistema, otras el uso.
Pero acá estamos hablando de modelizaciones del sistema o de la lengua en general que
hacen tanto las teorías formales como las funcionalistas, estamos hablando de los
enfoques lingüísticos y, por otro lado de qué se hace con los conocimientos de la
lingüística para solucionar problemas, necesidades sociales o comunicativas. De esta
relación entre teoría y aplicación es de la que quiero hablarles. Y quiero anticiparles la
tesis que se esconde detrás de este, así como de otros trabajos, en el sentido de que entre
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entradas voy a poner en el diccionario, sino también cómo las voy a definir, si voy a dar
ejemplos, si voy a poner marcas, etc. Una cantidad de decisiones que hacen a la
composición del diccionario que tienen que estar fundadas en criterios teóricos sólidos.
Estos criterios teóricos deben ser de orden sistemático –al diccionario debe subyacer
una excelente descripción gramatical, por ejemplo-, pero también tengo que tener una
buena descripción sociolingüística, por ejemplo, un buen cuerpo de variables
sociolingüísticas al que mi diccionario debe responder de manera consistente. Con esto
quiero decir que para desarrollar una aplicación de calidad que tiene que ver con el
léxico, necesito echar mano a diferentes tipos de perspectivas teóricas. Esto, para el
diccionario, para otras aplicaciones será solamente una perspectiva sistemática. Vamos a
verlo.
¿Cómo ha sido descripto el léxico? Es interesante recorrer los estudios y teorías
gramaticales y ver cuáles son las distintas metáforas con que ha sido mencionado. Para
Bloomfield –para el estructuralismo norteamericano- el léxico era una bolsa de
irregularidades, era aquello en donde no había sistematicidad, era algo que no se podía
estudiar. Recordarán ustedes que Bloomfield, por razones metodológicas, destierra el
significado de su modelo gramatical y, justamente, una razón es porque lo considera de
este tipo. En cambio, el estructuralismo europeo –y lo vieron con la profesora Adelstein-
produce importantes desarrollos en lo que es la semántica composicional o
descomposición léxica, la teoría de los rasgos. Vieron trabajos de Poitier, Coseriu,
Cruse.
Si nos vamos al generativismo, dentro de la teoría standard –Aspectos de la
teoría de la sintaxis- el léxico también es allí el lugar de las irregularidades, lo que es
imposible de someter a reglas, como sí se puede hacer con la sintaxis. Lo que se hacía,
en todo caso, era describir mediante reglas los rasgos semánticos de las distintas
estructuras. La metáfora es la del léxico como almacén. De ahí nos vamos hacia los
modelos lexicalistas –los modelos que otorgan un lugar muy importante al léxico en el
diseño gramatical- nos encontramos con la metáfora de la fábrica: el léxico como el
productor de sintaxis. Esto es lo que vimos en principios y parámetros. No es exclusivo
de principios y parámetros, pero me remito ahí porque es lo que vimos en clase. Vimos
nosotros cómo el léxico tenía una importancia fundamental en el diseño gramatical
porque, a través del principio de proyección, las piezas léxicas proyectaban en la
sintaxis sus requerimientos, sus necesidades para poder conformar distintos niveles de
estructura. En los modelos lexicalistas el léxico se estudia de una manera intensiva, se le
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Entonces, cuando se trata de estas tareas enfrentamos los problemas que ustedes
han visto ya en las otras unidades. Detrás de un diccionario afrontamos problemas como
la sinonimia, la polisemia, cómo se representa la polisemia en el diccionario, cómo se
solucionan las ambigüedades léxicas, cómo se presentan a los usuarios. Hay una
cantidad de problemas teóricos que se reflejan en la tarea práctica de componer un
diccionario. La decisión teórica implica decisiones metodológicas que darán el perfil,
por un lado, del diccionario, y serán la vara de calidad del diccionario.
Entonces, un poco para cerrar, quiero insistir en esta relación de
interdependencia entre teorías y aplicaciones que vamos a examinar en profundidad
para el caso de la lexicografía la semana que viene. Entonces yo los veo la otra semana.
La semana que viene va a dar las clases la profesora Adelstein.
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• Batiukova, O. (2009) “La teoría del léxico en los nuevos diccionarios”, en De Miguel, E.
Panorama de la lexicología. Barcelona: Ariel (a excepción de los apartados 3.2.2. 3.2.4.
y 3.2.5.)
• Lara, L. F. (1990) “El objeto diccionario” en Dimensiones de la lexicografía. México: El
Colegio de México, ps. 21-38.
• Lara, L. F. (2001) “Los diccionarios contemporáneos del español y la normatividad” en
III Congreso Internacional de la Lengua Española: “El español de la sociedad de la
información”. Valladolid [http://congresosdelalengua.es/valladolid/ponencias/unidad _
diversidad_del_espanol/ 2_el_espanol_de_america/lara_l.htm].
• Campos Souto, M. & J. I. Pérez Pascual (2003) “El diccionario y otros productos
lexicográficos”, en Medina Guerra, A. M. (coord.) (2003) Lexicografía española.
Barcelona: Ariel. (ps. 53-78)
• Garriga Esribano, C. (2003) “La microestructura del diccionario; las informaciones
lexicográficas, en Medina Guerra, A. M. (coord.) (2003) Lexicografía española.
Barcelona: Ariel. (ps. 103- 126)
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Piensen que en la época de Franco estas lenguas comunitarias estaban bastante limitadas
a la comunicación familiar y no se podían usar en otras funciones, no tenían por ejemplo
terminología adecuada. Hay organizaciones que proponen la creación de términos para
paliar esta situación. Cuando fueron por ejemplo los juegos olímpicos en Barcelona,
hubo una decisión política de confeccionar listados de términos en catalán para todas las
disciplinas deportivas, porque no existían términos específicos sino que se usaban los
términos directo del inglés o del castellano. Antes de eso no tenían términos para
nombrar las reglas de los juegos, las partes de la cancha, etc. Esto es un ejemplo para
demostrar cómo en las zonas en que hay diglosia (ahora ya no hay diglosia) es común
encontrar políticas lingüísticas.
De las aplicaciones léxicas, la profesora Ciapuscio mencionó algunas. Yo acabo
de dar algunos ejemplos más. Ahora querría sintetizar la multiplicidad de aplicaciones
léxicas que hay, tomando una noción de aplicación terminográfica de un texto de
Lorente del 2001 donde ella trabaja, no aplicaciones léxicas solamente, sino
aplicaciones léxicas terminológicas, especializadas. Nosotros lo adaptamos. Ella dice
que una aplicación es un producto o técnica de trabajo: un diccionario, un manual de
estilo o una técnica como métodos de enseñanza de léxico en una lengua extranjera.
Formular una guía de estilo para confeccionar un diccionario es una técnica y no tanto
un producto.
Sigue ella diciendo que una aplicación léxica debe poder materializarse en un
diseño –es decir que puede tratarse de diseñar un diccionario, no necesariamente
compilarlo y confeccionarlo–, un prototipo o una implementación acabada. Estas serían
tres instancias de realización de ese producto: el diseño, el prototipo y la
implementación acabada. El prototipo es ofrecer –acá en Argentina no ocurre pero en
otros países sí– a una empresa editorial una propuesta de diccionario con un prototipo,
un modelo, con algunas entradas de ejemplo. Si ese prototipo funciona se empieza a
trabajar en el diccionario.
Recuerden los ejemplos que dio la prof. Ciapuscio sobre lingüística
computacional, o lo que vimos nosotros con el Léxico Generativo, de cómo un modelo
teórico se puede aplicar para producir o diseñar extractores semánticos, extractores de
términos, extractores de sentido, o incluso para producir desambiguadores. Piensen que
los programas de traducción automática son un conjunto de programas en torno al
léxico: diccionarios, alineadores que van alineando el texto y haciendo la traducción
uno a uno, gramáticas (porque para poder traducir no basta con el léxico).
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oraciones. Esto ya lo vieron, pero lo que quiero señalar es que esta mirada, aún en su
panorama histórico, como vamos a ver la clase que viene, son maneras de concebir el
léxico como un componente de la gramática, como un módulo de conocimiento
lingüístico, como parte de la competencia del hablante. Fíjense que la metáfora para esta
noción de léxico es el diccionario: el diccionario mental.
Vamos a ir viendo cómo estas nociones de léxico en realidad no sólo fueron
abordadas por la lexicología sino también por distintas disciplinas léxicas e incluso por
la gramática. El léxico como módulo de conocimiento está en la lingüística general y en
la gramática. Ahora bien, hay otras maneras de concebir el léxico y estudiarlo en la
teoría léxica. Uno es considerarlo como el conjunto de unidades de la lengua, ya no del
conocimiento del hablante. Ese es uno de los aspectos que la lexicografía más clásica, la
de sus inicios. ¿Qué tipo de unidades pertenecen al léxico? ¿Las palabras llenas?, ¿las
palabras vacías?, ¿los morfemas, los afijos son parte del léxico o son parte de la
morfología? Las unidades que se crean por reglas ¿forman parte del léxico o no? Acá ya
no estamos en la discusión de cuál es el conocimiento que los hablantes tienen sino qué
tipo de unidades conforman ese conocimiento. Para eso hubo muchísimas definiciones
de léxico y discusiones sobre tipos de unidad, que obviamente también tiene que ver
con la distribución de la información lingüística en los otros módulos del conocimiento
lingüístico.
Otra noción de léxico que se trabajó es una manera de concebir el léxico desde la
gramática y desde la lingüística general es una noción que hace a los estudios de
psicolingüística, de adquisición del lenguaje, de adquisición del léxico, que es cuál es el
stock de información que tiene un hablante. Acá aparece lo que se distingue entre léxico
básico, léxico general, léxico activo, léxico pasivo. Básicamente, entonces, estas
distinciones internas al léxico según el stock que utiliza el hablante las hace la
psicolingüística.
El cuarto tipo de manera de concebir el léxico es según dominios de uso, que es
lo que tradicionalmente distingue entre léxicos, vocabulario, terminología, etc. Ya lo
vamos a ver más adelante en detalle. Esta manera de concebir más pragmáticamente el
léxico tiene que ver con lexicología, terminología, no tanto ya con la gramática y quizás
un poco con la semántica pero básicamente con la lexicografía.
Finalmente, el otro grupo de nociones de léxico es la del léxico como un género
discursivo.
Esas cinco son entonces las formas de concebir el léxico:
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Lo que ustedes vieron la clase pasada tenía que ver con la primera forma de
concebir el léxico, como componente de la gramática y como módulo del conocimiento
lingüístico.
El supuesto de partida que nosotros vamos a tomar para estas clases es un poco
lo que ustedes vieron con la profesora Ciapuscio del artículo de Lorente, que es esa idea
del léxico como una zona de cruce, como esas unidades que participan de información
lingüística de distinto tipo. El léxico es como interfaz con la sintaxis, con la semántica,
con la pragmática, con la morfología, con la fonología, etc.
Fíjense cómo estas nociones se recuperan en un diccionario de lengua.
léxico, ca. (Del gr. λεξικ ς, n. -κ ν). 1. adj. Perteneciente o relativo al léxico (
vocabulario de un idioma o región). 2. m. Diccionario de una lengua. 3. m. Vocabulario,
conjunto de las palabras de un idioma, o de las que pertenecen al uso de una región, a una
actividad determinada, a un campo semántico dado, etc. 4. m. Caudal de voces, modismos y
giros de un autor. 5. m. p. us. Diccionario de la lengua griega. □ V. familia léxica (DRAE)
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Instituto Caro y Cuervo y que ahora publica Gredos– en el ‘82 ya plantea la diferencia
entre lexicología, lexicografía y teoría de la lexicografía. Para él la lexicología se ocupa
de lo que es morfología léxica y semántica léxica, es decir, el estudio de las estructuras
y las regularidades del léxico de una lengua. Por otro lado estaría la teoría de la
lexicografía, que lo que haría es plantear principios metodológicos –él dice
“metodología científica”– de la lexicografía. Es decir, estipular los modos de hacer
lexicografía. Luego está la lexicografía propiamente dicha que sería la práctica.
En esta misma línea, simplemente para que tengan un panorama, otro autor
fundamental –sobre todo después para la lexicografía bilingüe– es Wiegand. Él habla de
metalexicografía. Es un término que a Lara no le gusta mucho, sería cómo una
disciplina reflexiona sobre la propia disciplina. Es un término quizás no muy feliz pero
que sirve para distinguir entre lo que sería la teoría lexicográfica, reflexiones sobre los
objetos lexicográficos –que son los diccionarios– y la práctica. Él dice que en esta
metalexicografía deberían incluirse estudios sobre la historia de la lexicografía, una
teoría general de la lexicografía con sus discusiones y una rama de crítica de los
diccionarios. Estas cosas ahora uno las podría ver ahora como aspectos de lingüística
tomando como objeto de estudio el diccionario.
La idea de que la lexicografía es lingüística aplicada es concebida de distinta
manera por los distintos autores según qué lugar le den a la práctica lexicográfica, qué
lugar le den a la reflexión sobre esa práctica y a la construcción de teorías sobre esa
práctica.
Es decir que actualmente, independientemente de esas distinciones que propone
Wiegand, Werner e incluso lo que propone otro autor bastante clásico que es Bernard
Quemada, independientemente de lo que estos autores proponen, evidentemente en la
actualidad hay un componente teórico dentro de lo que se considera la lexicografía. Uno
se preguntaría entonces si eso es lingüística aplicada o no. La lexicografía no sería
entonces tan “lingüística aplicada”. Por eso es que Lara rechaza esta posición, porque él
dice que esto es lingüística.
Esto es como un panorama para que vean cómo es la discusión epistemológica
actual en cuanto al quehacer lexicográfico. A nosotros esta distinción de qué porción le
toca a la teoría, qué a la práctica, esta discusión de si se puede hablar de
metalexicografía o no, etc. no nos interesa mucho. Lo que sí nos interesa es retomar una
noción de diccionario desde el punto de vista según el cual confeccionar un diccionario
implica necesariamente tomar una posición acerca de qué es la lengua y cuál es el
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modelo teórico más adecuado a los fines de esa representación que los diccionarios
hacen de la lengua. Vamos a ver que los modelos lingüísticos van a tener una posición
respecto de qué es un diccionario pero también de qué es el léxico, qué es la lengua y
qué información tienen que representar.
Vamos a ver un poco el concepto de diccionario para después entrar en algunos
ejemplos más claros.
Hay una idea que plantea Lara que a mí me parece muy interesante, y que es
considerar que los diccionarios son objetos lingüísticos, es decir, productos lingüísticos.
No son sólo aplicaciones que representan el léxico sino que en sí mismos son objetos
dignos de ser estudiados por la lingüística por varios motivos. Por un lado, dice Lara,
son objetos naturales; todos tenemos un diccionario en nuestra casa y se los considera
objetos de los cuales no se discute la verdad de lo que dicen. Muchas veces, más allá del
diccionario que se trate, uno toma el diccionario como fuente de autoridad. Los
hablantes confiamos, dice él, en los diccionarios como si tuvieran la verdad sobre la
lengua. Lo que hace la lexicografía y el análisis de los repertorios lexicográficos es
justamente desarmar un poco este supuesto.
Nosotros vamos a partir de la idea de que un diccionario es varias cosas a la vez:
es un texto, es un discurso, es un signo, es una obra cultural, y por lo tanto puede ser
estudiado por distintas dimensiones lingüísticas.
Si consideramos qué es un diccionario de lengua monolingüe, de una sola
lengua, se trata de un diccionario que representa el conocimiento lingüístico que los
hablantes tienen de las palabras de su lengua y de toda la información que las palabras
conllevan. El diccionario las recopila y las describe. Desde este punto de vista el
diccionario es un documento. Es un documento en el sentido de que registra y data e
información sobre la lengua.
También es un texto y es una obra cultural. Nosotros vamos a ir viendo un
poquito cada cosa. En primer lugar, siguiendo a Lara, el primer rasgo que él plantea
siempre –ya sea en el artículo que tienen del 90 o del libro Teoría del diccionario
monolingüe, del año 97, que es un libro muy bueno porque cruza la historia de los
diccionarios, ideología de la lengua, semántica, etc.– es que el diccionario es un objeto
de cultura. Son testimonios, dice, de nuestra civilización. Si ustedes tuvieran que elegir
un tipo de diccionario que fuera propio de nuestra cultura argentina, ¿qué tipo de
diccionario considerarían?
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Otra manera de concebir al diccionario es verlo como un texto. Esto lo van a ver
bastante la otra semana. El diccionario es un tipo de texto, porque tiene claramente un
tipo de función y un determinado tipo de estructuración textual. Se puede hablar de que
es un género discursivo –ya vamos a ver–. Si consideramos la función esencial de un
diccionario, encontramos que es un texto de tipo didáctico, porque intenta representar
información acerca de las palabras de una lengua, pero esa información se ofrece con la
finalidad de enseñar algo; es claramente una función didáctica la del diccionario. Esto
va a impactar obviamente en el tipo de estructura. Va a haber otras funciones –ya vamos
a ver– pero todas van a tener un correlato con la estructura. Esto lo vamos a ver en otro
momento.
También el diccionario puede concebirse como un objeto semiótico. Son textos
estructurados con una codificación bastante alta –esto lo van a ver en prácticos– con una
finalidad práctica y una manera sistematizada de representar el léxico de una lengua.
También hay autores que consideran que los diccionarios son una obra literaria y
por lo tanto forman parte del acerbo cultural de los textos escritos de una lengua. Hay
autores que consideran que pueden ser parte de la literatura nacional. Si pensamos
nuevamente en los diccionarios de lunfardo, uno podría pensar que son obras literarias.
Los diccionarios también son mercancías. Es decir, quizás para nosotros no es
tan así, porque no hay una producción lexicográfica muy fuerte, por lo general los
diccionarios provienen de España y de México. Es muy caro hacer un diccionario, lleva
mucho trabajo, mucho tiempo. Es verdad que con la informática esto se ha facilitado
bastante pero lo que quiero decir con esto es que el hecho de que son objetos
comerciales a veces determina algunos de los otros aspectos o dimensiones. El hecho de
que se quiera vender un diccionario hecho en Argentina en toda América va a hacer que
se le incluyan voces o referencias a usos de América, cosa que quizás no estaba pensado
inicialmente.
Uno de los autores, Campos Souto, dice que la palabra diccionario en realidad se
usa de manera bastante difusa para referirse a cualquier cosa que esté organizada
mediante un listado alfabético. Dice que muchas veces se usa la palabra diccionario para
vender obras. Por ejemplo, ¿vieron que Caparrós sacó un libro hace poco que se llama
Argentinismos? No es una descripción de las unidades del uso de la Argentina. Está
ordenado alfabéticamente pero es un análisis político, no es un análisis lingüístico. Es
una obra periodística, de divulgación de ciencia política…
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A. A.- No. Lo que dije es que éstas son maneras de concebir el diccionario.
Vamos a ver algunos de esos aspectos que hacen a la lingüística del texto, que es la
tipología de texto, aspectos que hacen a la teoría del diccionario, que es como se
representa semióticamente la información lingüística, y aspectos que tienen más que ver
con discurso e ideología, que tiene que ver con cómo se representa la variedad.
En todo esto, lo que vamos a trabajar, es con una concepción del diccionario,
como de léxico aplicado, que representa la información que los hablantes tienen de su
lengua. Después de haber visto esto, que es necesario para poder evaluar la relación
entre lingüística teórica y aplicada, vamos a ver cómo un modelo teórico de la
semántica léxica que ustedes vieron, que es el del Léxico Generativo, puede impactar en
la confección de los diccionarios o en la evaluación de los diccionarios. Ustedes tienen
un artículo, que es el de Batiukova, donde ella trabaja varios modelos teóricos. Nosotros
vamos a ejemplificar con uno. Esos modelos son sobre el léxico, no sobre el
diccionario.
Vamos al primer punto que planteé recién que vamos a detallar, que es el del
diccionario desde el punto de vista semiótico. Ustedes vieron que muchas veces se
plantea que el diccionario es una representación del lexicón. Eso es lo que habíamos
dicho al principio como componente de la gramática, módulo de información
lingüística. El diccionario se propone como una representación gráfica, más allá del
soporte, de ese conocimiento. En ese sentido se habla de representación lexicográfica.
Fíjense que cuando las teorías –lo vimos con Katz y Fodor– hablaban de lexicón o
diccionario mental usaban esta metáfora del diccionario como conocimiento lingüístico.
Hablar de diccionario mental implica pensar que la información del léxico se almacena
a modo de listado.
En esa perspectiva el lexicón es lo representado. El diccionario en papel es un
signo que lo representa. Podemos partir de la noción peirciana de signo, que ustedes
habrán visto en semiología. Peirce justamente plantea que el signo es algo que está por
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otra cosa, que lo sustituye, que lo evoca para alguien. Si retomamos este triángulo o
función triádica de Peirce podemos explicar que el diccionario es un signo.
A. A.- Sí, ground, fundamento, punto de vista, etc.; son distintas traducciones.
Esa representación es para alguien, el interpretante, para algún tipo de lector,
para algún tipo de usuario. Según cuál sea esa perspectiva, el ground, el diccionario va a
ser de distinto tipo: va a tener funciones diferentes y modos de representar diferente a la
lengua. Los diccionarios implican constantemente decisiones, que para que el
diccionario sea de calidad tienen que ser decisiones fundadas en teorías basadas en
criterios consensuados y homogéneos.
Otro autor que van a ver, Gutiérrez Cuadrado, usa la metáfora del mapa. Dice
que el diccionario es como un mapa de un territorio, que es una representación no
exhaustiva, una representación que depende de a quién está dirigido y cuáles van a ser
las finalidades o cuáles van a ser las funciones para las que se va a usar ese diccionario.
Lo que vamos a ver es cómo es ese representamen. La representación
lexicográfica implica por un lado, qué se representa (qué información lingüística se va a
representar) y cómo se la va a representar. Va a haber distintos criterios más y menos
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Ahí hay marcas no sólo diatópicas sino también de registro de uso: “coloquial”,
“malsonante”. Este es un diccionario que ¿qué se propone?, ¿qué lengua quiere
representar y para quién?, ¿qué les parece? Es un diccionario que integra las variedades
del español de América. No es un diccionario general de la lengua peninsular.
La información diatópica, la información dialectal, es información pragmática e
información de uso.
¿Qué más puedo representar? La etimología. ¿Cómo la puedo representar? Vean
estas entradas:
alforja s.f. Tira de tela fuerte o de otro material que termina en una bolsa en cada uno de
sus extremos, y sirve para llevar cosas al hombro o a lomos de las caballerías: Colocó las
alforjas llenas de comida a lomos de su asno. ETIMOLOGÍA: Del árabe al-jurya (la talega
pendiente del arzón de la silla). MORFOLOGÍA: Se usa más en plural. (CLAVE)
alforja. (Del ár. hisp. al ur , y este del ár. clás. ur ). 1. f. Especie de talega abierta por
el centro y cerrada por sus extremos, los cuales forman dos bolsas grandes y ordinariamente
cuadradas, donde, repartiendo el peso para mayor comodidad, se guardan algunas cosas que
han de llevarse de una parte a otra. U. m. en pl. con el mismo significado que en sing. 2. f.
Provisión de los comestibles necesarios para el camino. pasarse a la otra ~. 1. loc. verb.
coloq. Chile. Excederse de los límites de la moderación y cortesía. (DRAE)
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Habíamos visto que hay información que no es muy precisa: ¿Qué quiere decir
“muy feroz” o “de gran tamaño”? ¿Cómo se cuantifica eso? ¿Es importante
cuantificarlo? Evidentemente el conocimiento lingüístico respecto a los referentes no
pasa por eso. Lo que acá aparece es lo que sería como el prototipo, aquel ejemplar que
dentro de la categoría conceptual es el más representativo: la idea de que es felino,
feroz, y que tiene rayas oscuras. Eso es lo que hace al prototipo de tigre que los
hablantes tenemos. En cambio, habíamos dado un ejemplo de la enciclopedia británica
para que vieran la información que se considera información de mundo, información
acerca de la referencia y no acerca del significado: los tipos de tigre, los lugares donde
habitan.
tiger (Panthera tigris), largest member of the cat family (Felidae), rivaled only by the lion
(Panthera leo) in strength and ferocity. Ranging from the Russian Far East through parts of
North Korea, China, India, and Southeast Asia to the Indonesian island of Sumatra, all six
remaining subspecies are endangered. The Siberian, or Amur, tiger (P. tigris altaica) is the
largest, measuring up to 4 metres (13 feet) in total length and weighing up to 300 kg (660
pounds). The Indian, or Bengal, tiger (P. tigris tigris) is the most numerous and accounts for
about ... (100 of 2029 words)
Y fíjense que esto son cien de dos mil veintinueve palabras que tiene la entrada.
Es decir que es otro tipo de información.
Entonces, la distinción se sigue haciendo en la lexicografía porque es heredada
de la tradición lexicográfica de la Edad Media, en la cual se hacían listados de palabras
con información sobre las palabras y listados de información acerca del mundo y de las
categorías analizadas en los textos. Justamente, la manera de definir diccionario –vs.
enciclopedia- es decir que los diccionarios de lengua –fíjense que es necesario agregar
“de lengua” porque están también los diccionarios enciclopédicos que son diccionarios
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híbridos- monolingües o bilingües, están orientados a las palabras, mientras que los
diccionarios enciclopédicos están orientados a los objetos. Esto que parece bastante
trivial, no lo es tanto. A veces es muy difícil trazar el límite entre lo que es información
semántica y el conocimiento que tenemos acerca del posible referente de esa palabra.
¿Cuándo esa información lingüística termina y pasa a ser información del
mundo, de las cosas? Hay autores que van a considerar que es una cuestión de grado;
que la información enciclopédica presente en un diccionario de lengua y la información
lingüística que tiene una enciclopedia es una cuestión de peso o de grado. Va a haber
teorías que intenten responder esa pregunta pero ya hemos mencionado la vez pasada
que esta dificultad proviene también de la noción de significado. Si son teorías
referencialistas o verificacionistas del significado, entonces es difícil decir qué es
semántica y qué es mundo.
Lara –autor que mencionamos bastante la clase pasada- dice que esta distinción
entre diccionario enciclopédico y diccionario de lengua es una distinción que ha sido
muy necesaria en la lingüística por herencia del estructuralismo. Si ustedes recuerdan la
noción de sistema lingüístico en Saussure y en los demás estructuralistas que estuvieron
trabajando, ¿cómo se define el significado? ¿Se define en relación con el afuera, con el
referente? No. Para los estructuralistas el significado debe surgir de la oposición con
los otros signos del sistema, dentro del sistema; con lo cual el significado sería algo
inherente a la lengua independientemente del mundo, Esto trajo problemas, sobre todo
cuando hay que decidir si se ingresan, por ejemplo, en un diccionario unidades léxicas
vinculadas con dominios de especialidad donde el límite entre palabra y nomenclatura
no es tan fácil de trazar.
Entonces, la distinción entre información semántica y enciclopédica en los
diccionarios se considera, actualmente, una cuestión de grado. En un artículo
lexicográfico puede aparecer, entonces, información enciclopédica; no siempre lo que
aparece en una entrada léxica va a ser información lingüística.
En el artículo que ustedes tienen de Campos Souto se dan otras diferencias
formales entre diccionarios y enciclopedias. Por ejemplo, ¿hay verbos o adjetivos en las
enciclopedias? No. El lemario, es decir el conjunto de lemas a analizar, en general son
nombres. Esto es porque los nombres son la categoría que puede referir a objetos del
mundo. Entonces hay diferencias formales: el tipo de lemario, el tipo de tratamiento, la
información es básicamente enciclopédica –valga la redundancia-, que puede
confundirse con algo de información semántica. Pero no va a haber información del uso
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Me gustaría presentarles, para ejemplificar, una tipología que plantean Campos Souto y
Perez Pascual. Esto es simplemente para que vean la gran diversidad:
• Número de Lenguas: monolingües, bilingües, plurilingües, etc. Pero no
es sólo esto. Los diccionarios no se diferencian únicamente por la
cantidad de lenguas que están oponiendo, sino que influye también el
tipo de oposición entre una lengua y otra. En los diccionarios, lo que está
de un lado nunca es exactamente igual a lo que está del otro. Hay
diccionarios que se llaman: monolingües con equivalencia, que son todos
de una lengua, entonces lo que está del otro lado es el equivalente, no
hay información sintáctica, pragmática, etc. Hay toda una corriente
dentro de la lexicografía que es la lexicografía bilingüe: el estudio sobre
cómo representar el conocimiento de dos lenguas.
• Eje temporal: Otra manera de clasificar los diccionarios tiene que ver
con tomar una perspectiva diacrónica o sincrónica. Esto quiere decir que
hay diccionarios que representan la información sobre el léxico no de un
momento establecido de la lengua, sino en perspectiva histórica. Ahí
tenemos distintos tipos de diccionarios: etimológicos, históricos, y toda
una clasificación que ya van a ver ustedes en la bibliografía, pero son
diferentes tipos. Un diccionario histórico puede marcar cuándo fue la
primera vez que apareció una palabra –tiene que ver con diccionarios de
citas de autoridad, etc.-, que no es lo mismo que decir cuál es su historia
etimológica –que eso enlaza con distintas palabras e, incluso, con
distintas lenguas-.
Los diccionarios actuales suelen ser una mezcla, un híbrido. Hay diccionarios
que no tienen claros los criterios, entonces mezclan criterios diacrónicos y sincrónicos,
como es el diccionario de la Real Academia.
Un diccionario con el que vamos a trabajar hoy, que es el del español de la
Argentina, es sincrónico, esto es, intenta representar la información sobre esta lengua en
un período contemporáneo. Entonces, ese diccionario se confeccionó a partir de un
corpus textual de textos producidos luego de la década del ’80. Todo lo que fue previo al
’80 no se tomó como objeto de análisis. Eso hace que quede claro cuál es el período de
la lengua que se va a representar.
Otros ejes:
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los problemas que tienen los diccionarios porque son textos que manejan muchísima
información. Como les decía antes, escribir un artículo lexicográfico insume muchísimo
tiempo y muchísimo trabajo previo.
Bien. Esto era un panorama para ver los aspectos del diccionario considerado
como un texto. Vamos a pasar ahora, a partir de haber hecho esta tipología, a contrastar
dos tipos de diccionarios para ver cómo se representa la variedad argentina del español.
¿Por qué? Porque con esto podemos cruzar los elementos textuales del diccionario con
lo que tiene que ver con los aspectos culturales e ideológicos, es decir, discursivos, del
diccionario –si hacemos distinción entre texto y discurso-. Y, para ello, les voy a
comentar un trabajo que yo hice con una compañera que es Victoria Boschiroli, para
unas jornadas, en donde contrastamos cómo se representa la información en un
diccionario integral del español de la Argentina, en oposición a diccionarios generales
del español o diccionarios diferenciales. La idea es ver un poquito la adecuación
descriptiva de estos distintos tipos de diccionarios respecto de la variedad del español y
respecto de los usuarios, pensando, si estos usuarios son hablantes de la Argentina, qué
tipo de diccionario es más adecuado para resolver su consulta.
Ya hemos visto que podemos considerar la función simbólica de los
diccionarios, como objetos culturales, como aquel texto a través del cual el hablante se
reconoce y reconoce su propia lengua. Pero, por otro lado, habíamos visto –según Lara-
que los diccionarios también se proponen como textos que dicen la verdad acerca de la
lengua. Uno suele no cuestionar si el diccionario de la Academia dice que tal verbo es
transitivo. Entonces, vamos a ver qué problema trae esto con los diccionarios que
representan la variedad del español de la Argentina.
En primer lugar, querría hacerles un panorama de los diccionarios que tratan esta
variedad. Hay diccionarios integrales:
• [DIEA] Diccionario integral del español de la Argentina. Buenos Aires:
Voz Activa, 2008.
Hay diccionarios de argentinismos:
• [HAENSCH1] Haensch, G. & R. Werner (1993) Nuevo diccionario de
argentinismos. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, y
• [HAENSCH] Haensch, G. & R. Werner (2000) Diccionario del español
de Argentina. Español de Argentina-Español de España. Madrid: Gredos.
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Fíjense qué pasa con los sinónimos: “sin billetera, billetero, monedero”. ¿Cuál es la
lengua de referencia acá? Es la peninsular que se toma como la norma y lo otro aparece
como un sinónimo. Pero el primer problema es que ese sentido de cartera está en
desuso en Argentina. Es decir, hay un problema de indicación diatópica. Este sinónimo
billetera ¿es en toda América y en España? Yo no sé. No hay una indicación clara de
cuál es la unidad, la sección que es común, realmente, a todas las variedades, y cuáles
son estos “sinónimos” que son equivalencias entre variedades distintas.
¿Qué otro problema se puede ver acá? Vean la acepción dos. Esa sí es nuestra
cartera, pero está puesta en segundo orden. Para nosotros no tiene esa frecuencia de uso.
Se supone que este diccionario incorpora las acepciones según frecuencia de uso, de
mayor a menor. Pero, fíjense la acepción seis donde se define como “bolsa de mano…”
y el sinónimo es bolso. Para ellos bolsa es nuestra cartera.
Vean como con un ejemplo tan básico, porque se trata de una palabra que hace a
nuestro léxico nuclear –es decir lo que cualquier hablante conoce-, ya encontramos
problemas en la representación lexicográfica.
A. A.- Bueno, claro. El tema es que hay que leer el prólogo y ver quién es el
destinatario. Son problemas muy difíciles de resolver, de todos modos. Uno los puede
criticar muy fácilmente, como lo estoy haciendo yo, pero es muy difícil de resolver. Por
ejemplo, este diccionario se conformó a partir de otro que era el diccionario Lema,
hecho sobre un corpus muy cuidadosamente armado, y luego quisieron sacar un
diccionario para América, entonces le agregaron americanismos. Entonces quedó una
cosa en donde toda la sistematicidad que habían logrado –era un diccionario hecho por
lexicógrafos, lingüistas muy importantes- se pierde cuando le agregan estos
americanismos. Los problemas también surgen del hecho de que el diccionario es un
objeto que se vende. Yo quería ilustrar con esto el problema de la marcación diatópica,
de la representación semántica, para un usuario que no es peninsular, del español de
España.
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muy bien, pero uno tiene que leer el prólogo y entender qué es lo que se proponen hacer
porque, si no, uno ve las faltas que se cometen respecto de nuestra variedad de habla.
Entonces aparecen cosas como la siguiente:
carpeta. (Del fr. carpette, tapete, y este del ingl. carpet). 1. f. Útil de escritorio que consiste
en una pieza rectangular, generalmente de cartón o plástico, que, doblada por la mitad y
atada con cintas, gomas o cualquier otro medio, sirve para guardar o clasificar papeles,
dibujos o documentos. […] 5. f. Cubierta de badana o de tela que se ponía sobre las mesas
y arcas para aseo y limpieza. 6. f. Arg., Col. y Ur. Tapete de adorno o protección que se
coloca sobre algunos muebles o bandejas. 7. f. Arg., Par. y Ur. Tapete verde, que cubre la
mesa de juego. 8. f. coloq. Arg. y Ur. Habilidad o experiencia en el trato con los demás. 9. f.
Cuba. Oficina de recepción de un hotel. (DRAE)
carpeta. f. Cubierta con que se resguardan y ordenan los legajos […] 2. Tapete verde que
cubre la mesa de juego. […] 3. coloq. fig. Habilidad o experiencia en el trato con los
demás. U.m. en la frase tener carpeta. 4. Tapete de adorno o protección que se coloca sobre
algunos muebles o bandejas. […] (DiHA)
Fíjense que lo que aparece acá son las voces marcadas con el diatópico
“argentina” en el DRAE. Por ejemplo la acepción seis: “6. f. Arg., Col. y Ur. Tapete de
adorno o protección que se coloca sobre algunos muebles o bandejas”, es la acepción
dos del diccionario de argentinismo, casi idéntica. Esto, por un lado, es porque los
argentinismos que incorporan en la Real Academia Española son los que propone la
Academia Argentina de Letras. Pero el hiperónimo tapete quizás no es una voz de
mucho uso para nosotros. Entonces también hay un problema respecto del vocabulario
de definición que es el de la variedad peninsular y no el de la variedad representada.
Estudiante- Quiero hacer un comentario que me parece relevante para este tema.
El profesor Menéndez recuerdo que nos dijo un día, hablando de un diccionario, que
había ido específicamente a buscar una palabra en un diccionario de argentinismos que
era la palabra desaparecidos, que para nosotros tiene una carga importante y que esa
palabra no estaba. Es decir que hay palabras que son importantes para nuestra cultura y
que forman parte del vocabulario de la gente.
A. A.- Claro, lo que pasa es que hay que tener en cuenta cuál es el usuario que se
propone el diccionario y qué funciones. Y también tener en cuenta que un diccionario
lleva mucho tiempo hacerlo, entonces cuando salen ya están desactualizados. Esto
siempre es así. Por otro lado, ver contra quién contrastaba, si contrastaba –como en este
caso- contra otros diccionarios, seguramente esa voz no aparecía porque no debía
aparecer en los corpus de análisis. Si la metodología es tomar los argentinismos que
aparecen en diccionarios ya existentes, y esa palabra no está, entonces o bien hay que
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cambiar la metodología o bien hay que aclarar en el prólogo las limitaciones del
diccionario. Claro que lo de la ideología aparece y hay muchísimos estudios al respecto.
Pero, en este caso, por ejemplo, lo que se propone el diccionario no es hacer un estudio
del uso real.
Otros diccionarios que también contrastan con la Real Academia, son
diferenciales, son los diccionarios que proponen Haensch y Werner, que son los
diccionarios del español americano. Los fueron haciendo por países, comenzaron por el
de Colombia, luego hicieron el de uruguayismos, argentinismos. Ellos no contrastaron
exclusivamente con el DRAE sino con un montón de información, trabajaron
muchísimos lingüistas, pero igualmente es un diccionario diferencial del español
peninsular. Los propios autores, actualmente, se preguntan por qué no contrastar entre
otras variedades. Esto es, por qué contrastar con la variedad peninsular y no la variedad
argentina con la chilena, etc. Lo que pasa es que esto implica una cantidad de datos
descriptivos de la lengua que no se tienen. No hay suficiente información, además de la
preeminencia cultural de España. Este diccionario es bastante bueno, diría yo. Ojo que
terminó hace bastante, entonces hay muchas cosas que no están registradas pero
establece distintos grados de contrastividad. No es que eso es español o es argentino,
sino que establecen grados y lo codifican en el diccionario, por ahí en entradas más
difíciles de leer. Por ejemplo, indican cuando:
• la unidad léxica del español argentino que figura como lema es usual en
el español peninsular, pero tiene en el español argentino acepciones
(adicionales o diferentes) que no tiene el peninsular. Es decir, tiene todas
las mismas pero agrega otras.
• la unidad léxica del español argentino que figura como lema no es usual
en el español peninsular
• la unidad léxica del español argentino se refiere, en la acepción
registrada, a una realidad no existente en la península ibérica.
Entonces, el tratamiento de la contrastividad acá es más detallada, más rica, más
descriptiva, más adecuada. Pero hay, de todos modos, algunos problemitas. Yo les
pongo algunos ejemplos para que vean los grados de adecuación de estos dos
diccionarios que estamos comparando –el Diccionario del habla de los argentinos, y el
Diccionario del español de Argentina de Haensch y Werner- para que vean qué es lo
que pasa:
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manteca f ⊕ Producto lácteo que se elabora a partir de la crema de leche [E: mantequilla].
* tirar manteca al techo v a) {una persona tira manteca al techo} coloq Gastar dinero o
disfrutar de lujos sin medida, haciendo ostentación de la opulencia en que se vive. ⏐b) {una
persona tira manteca al techo} coloq Perder el tiempo haciendo algo improductivo.
(HAENSCH)
enmantecar tr. Untar con manteca un molde, para que no se pegue lo que se cocina en él.
(engrasar).
INVITAR: No olvidar de enmantecar y enharinar los moldes según indique la recata.
Haensch, 1993, p. 257; Teruggi, 1998, p. 115; Haensch, 2000, p. 264. (DiHA)
Ven que en el diccionario de Haensch aparece la definición y al lado la forma en
la que se denomina usualmente en España, por ejemplo, para el caso de enmantecar, en
España es engrasar –aunque se haga con manteca-. Lo mismo para el caso de manteca,
que en España es mantequilla. En cambio, en el DiHA aparece enmantecar pero no
aparece manteca. ¿Por qué? Porque manteca está en el DRAE, sin embargo esto hace
que no pueda aparecer “tirar manteca al techo”.
Fíjense notificar:
notificar v ∅ se {una persona se notifica} Tomar conocimiento de algo, generalmente de la
evolución o resultado de un trámite o proceso. (HAENSCH)
notificar. (Del lat. notificāre). 1. tr. Dar extrajudicialmente, con propósito cierto, noticia de
algo. 2. tr. Der. Comunicar formalmente a su destinatario una resolución administrativa o
judicial. (DRAE)
Una acepción argentina es la pronominal, notificarse, esa voz no aparece en el
DiHA, directamente porque en el DRAE está notificar, que no incorpora la voz
pronominal. Entonces, hay sutilezas de comportamiento sintáctico que manifiestan que
las diferencias de las variedades no son exclusivamente de información léxica, en el
sentido de semántica.
Si ustedes miran el prólogo del diccionario de argentinismos, escrito por el
director de la Academia, se hace allí un relevamiento de la cantidad de tipos de
diccionarios que hay: de regionalismos, de vocabularios, donde abundan lo que es más
propio de la Argentina –como la flora, fauna, etc.-. En esos, incluso en los de
regionalismos, contrastan con una variedad que es la variedad de la ciudad de Buenos
Aires. Ese es otro problema: no tenemos demasiados estudios como para hacer un
diccionario bien completo de las variedades dentro del español de la Argentina.
Bien, ¿qué es un diccionario integral? Es un diccionario no contrastivo que
describe la lengua de una región en sí misma, no en contraste con otra. Surge como una
propuesta para elaborar diccionarios nacionales en aquellos países que sólo tienen
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entrada tiene que ser adecuada a la lengua de referencia que se está representando y al
usuario al cual está destinado el diccionario.
Este artículo y el otro que vamos a ver ahora los podemos subir al campus
virtual para que puedan consultarlo.
Quería cerrar esta clase de lexicografía -porque ya la semana que viene van a
empezar con la unidad de texto- con un ejemplo de cómo hay una circularidad entre lo
que es la lingüística teórica y la lingüística aplicada. Como ejemplo, la idea es tomar la
dimensión semántica con un modelo de semántica léxica que ustedes conocen que es el
léxico generativo. Ustedes tienen un texto, que ya comenté, de Batiukova donde ella
plantea varios elementos que estuvimos viendo. Van a ver que la bibliografía toca temas
parecidos pero desde miradas distintas. Batiukova hace un paneo de distintos modelos
contemporáneos, súper en boga, básicamente usados en lexicografía computacional, que
son: el modelo de Levin –para los verbos-, un modelo de Melčhuck que es semántico-
textual, y este modelo del léxico generativo, y ve cómo han impactado en la
lexicografía. Hay algunos apartados que tienen señalados como que no van porque al ser
modelos que no vimos, no tiene sentido que los lean.
Entonces, lo que les quiero mostrar es cómo podemos usar este modelo para
proponer criterios de representación lexicográfica. Para representar el conocimiento que
los hablantes tenemos de la lengua, podemos seguir este modelo para establecer clases
de palabras, por ejemplo, tipos de nombres, tipos de verbos, clases semánticas. Pero
también puede servir para evaluar la adecuación de los diccionarios respecto al usuario,
a lo que se pretende representar: a la lengua, y a la función del diccionario. Esto es otra
dimensión de la lexicografía.
Por esto, quería comentarles un trabajo que hizo Marina Berri, que es docente de
la cátedra, y que presentó en un congreso hace un par de años y que tiene que ver con
parte de su tesis doctoral, donde lo que hizo fue aplicar la estructura de qualia postulada
por el léxico generativo para analizar la sistematicidad en el diccionario de la Real
Academia en la definición de voces que provienen de la medicina. Recuerdan que la
estructura de qualia (quale formal, constitutivo, télico y agentivo) es una manera de
codificar la información semántica según las cualidades, propiedades del referente:
• Quale consitutivo: qué partes tiene o de qué forma parte.
• Quale formal: Qué es.
• Quale télico: la finalidad.
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tiene que ver con el quale formal: si forman parte de algo, en qué lugar están. Fíjense en
la definición de encéfalo o el cúbito:
5. encéfalo (…) 1. m. Anat. Conjunto de órganos que forman parte del sistema nervioso de
los vertebrados y están contenidos en la cavidad interna del cráneo.
6. cúbito (…) 1. m. Anat. Hueso más grueso y largo de los dos que forman el antebrazo.
Ubican y, a la vez, están indicando información que es del quale constitutivo
que es decir que son merónimos. La relación de merónimo es la de ser “parte de”. Y,
esta información, tiene que ver con el quale constitutivo: los nombres que son partes de
cosas tienen que tener, necesariamente, información también del quale constitutivo, si
no, la definición es pobre. Fíjense:
conducto arterioso 1. m. Anat. Arteria que en el feto une la arteria pulmonar a la aorta, y
que desaparece normalmente después del nacimiento.
Ahí, “en el feto” es el todo que toma las partes. O, por ejemplo:
9. antepié 1. m. Anat. Parte anterior del pie, formada por los cinco metatarsianos y las
falanges de los dedos correspondientes.
Tenemos ahí las partes que constituyen en antepie. En el quale constitutivo se
consigna información sobre las partes que contiene el referente o de aquel todo que
contiene al referente. Entonces, en el enunciado de la definición, en la parte inicial de la
definición tiene que haber información del quale constitutivo para que esta definición
sea la adecuada al tipo semántico, es decir, a estar partes que son tipos naturales pero
que son partes del cuerpo.
Fíjense lo que pasa con los instrumentos. Por ejemplo, la aspirina:
12. aspirina (…) 1. f. Med. Sólido blanco, cristalino, constituido por ácido acetilsalicílico
[QC], que se usa como analgésico y antipirético [QT].2. f. Comprimido fabricado con esta
sustancia.
Acá tenemos información del quale formal (“sólido, blanco”), del constitutivo y
del quale télico (“que se usa como…”). Pensando que es un diccionario de lengua, ¿cuál
es la información más relevante?
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primero la información del quale télico para ser más clara y más adecuada al usuario y
al tipo de diccionario.
En cambio, fíjense los ejemplos siguientes:
14. cerasiote (…)1. m. Med. Purgante [QT] que contiene jugo de cerezas [QC].
15. cerebrina (…)1. f. Med. Medicamento antineurálgico [QT], compuesto de antipirina,
cafeína y cocaína [QC].
Acá, como aparece primero el quale télico resultan, quizás, más transparentes.
Yo, antes de leer, no sabía lo que era pero leo “purgante” y es inmediatamente claro,
rápidamente ubico en mi ontología, en mi conocimiento de mundo, qué tipo de
sustancia es esa.
Entonces, en los que son artefactos, ya sean instrumentos o medicamentos,
pareciera más adecuado a un diccionario de lengua que la información primera fuera la
del quale télico. Y, si hay información del quale constitutivo que vaya después como
una manera de especificar.
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24. pupila 3. f. Anat. Abertura circular o en forma de rendija de color negro, que el iris del
ojo tiene en su parte media y que da paso a la luz.
25. cristalino 4. m. Anat. Cuerpo en forma de lente biconvexa, situado detrás de la pupila
del ojo de los vertebrados y de los cefalópodos.
Por otra parte, las definiciones de instrumentos que carecen de función se
definen como deficientes. Miren estos ejemplos:
26. alcoholaturo.1. m. Med. Medicamento que se obtiene macerando plantas frescas en
alcohol.
27. carrilete.1. m. Med. Cierto instrumento quirúrgico usado antiguamente.
Vean que no aparece la información télica que es esencial para este tipo
semántico. En alcoholaturo directamente no aparece, mientras que en carrilete aparece
muy genéricamente a través de la palabra quirúrgico.
Entonces, con esto yo les quería plantear un ejemplo mínimo de la utilidad de
aplicar un modelo formal de descripción de la semántica léxica para evaluar
definiciones de un diccionario de lengua. Sirve para muchísimas cosas más, pero esto
era un poco para ver la circularidad entre teoría y aplicaciones.
En los prácticos van a ejercitar bastante este tipo de análisis, tanto los aspectos
ideológicos del diccionario, como de los aspectos semióticos de codificación. Yo les
recomiendo que lean los artículos que no son muy complejos.
Estudiante- ¿La parte de prácticos del parcial va a ser sobre léxico generativo?
A. A- No, todo no va a ser sobre léxico generativo pero sí va a haber una parte
sobre eso, seguramente.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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Bueno. Hoy voy a dar una clase introductoria a la lingüística del texto en la que,
como hicimos en otros temas, primero vamos a tratar precisamente de delimitar el
objeto de estudio, ver cuáles son los temas de interés de la disciplina, ver cómo surge,
cuáles son sus antecedentes y cuáles son sus líneas principales de investigación e
interés. Eso es básicamente el esquema de la clase que nosotros vamos a dar hoy. Vamos
a tomar para empezar a ver cómo surge la lingüística del texto dos ejemplos con los que
ya trabajamos en varios de los temas que vimos ahora: los trabajamos en sintaxis, los
trabajamos en semántica y los trabajamos en pragmática. Vamos a ver cómo estos
ejemplos permiten una entrada distinta para algo que podría verse desde un solo punto
de vista. Los dos ejemplos que vamos a ver son por un lado (1) y por otro (2) y (3)
(1) Lo trajo aquí.
(2) Él recibió el libro de un colega.
(3) Él recibió un libro del colega.
¿Cuándo vimos una oración con (1)?
P. M.- Claro; que los trabajamos desde dos puntos de vista. Recordarán que
cuando trabajamos adquisición, vimos cómo el generativismo tenía una teoría sintáctica
con la que explicaba la diferencia entre pronombre y anáfora con un sistema de
distribución: los pronombres estaban en un lugar que las anáforas no estaban. Esta era
una explicación desde el punto de vista sintáctico para esa palabra “lo”.
Cuando vimos pragmática también trabajamos una oración de este tipo, porque,
como él dijo [se refiere al estudiante 1], vimos que los deícticos planteaban un problema
a la semántica y por eso había algunas corrientes que sostenían que el problema de la
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P. M.- ¿Tengo que ver la situación tal como hacía con “aquí”?
Estudiante 1- No.
P. M.- ¿Por qué? Porque “aquí” requiere algo extralingüístico, un espacio, tal
como “ahora” requiere un tiempo, que es el tiempo de la enunciación, pero que no es
lingüístico, es extralingüístico. ¿Dónde está en cambio la referencia de “lo”?
Estudiante 3- En lo anterior.
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P. M.- El “un” denota algo que no conocemos y “el”, algo que conocemos. Sin
embargo, hay algo más que es diferente acá. También hay un orden distinto. La pregunta
es por qué. Acá surgieron cuestiones que ya no tienen que ver con problemas de
referencia sino problemas al nivel de la información. Tiene que ver con cómo los
hablantes dan cuenta de lo que es conocido y de lo que es desconocido, que puede
llamarse tema y rema o tópico y comento. El tema es lo conocido y el rema es lo que se
agrega. En (2) el rema es el libro y en (3) es el colega. Esta es la diferencia. Para poder
establecerla, también los analistas se dieron cuenta de que el nivel oracional no
alcanzaba, había que sobrepasar los límites de lo oracional para poder dar cuenta de
estas diferencias.
Todos aquellos estudios que den cuenta de lo que sobrepasa el límite de la
oración podemos decir que son estudios del texto o del discurso. ¿Por qué digo del texto
o del discurso? La diferencia entre discurso y texto es una diferencia teórica,
epistemológica y terminológica. Nosotros vamos a hablar indistintamente de texto y de
discurso. En realidad la unidad se denomina Lingüística del Texto, y esto es así porque
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la mayor parte de los temas de los que nos vamos a ocupar y la perspectiva que se va a
adoptar está relacionada con la lingüística del texto alemana. El análisis del discurso, en
cambio, es una escuela francesa. Las corrientes anglosajonas también hablan de
discurso. La diferencia entre las corrientes anglosajonas, alemana y francesa es una
diferencia de objeto, de objetivo de la investigación, de metodología de análisis, de
concepción de los problemas y las categorías de análisis que se utilizan para trabajar
estos problemas.
En el caso de la lingüística del texto podemos decir que son análisis más
intralingüísticos. Lo que se busca es hacer una descripción y una explicación
lingüísticas del objeto texto. Los estudios del discurso de la Escuela Francesa tienen su
nacimiento en un autor que se llama Émile Benveniste, que era un estructuralista, y que
tiene dos trabajos fundantes: “De la subjetividad en el lenguaje”, que es un trabajo de
1956, y “El aparato formal de la enunciación”, que ya es del ‘70. Todos estos estudios
del texto empiezan en los ‘60s, de alguna manera contemporáneos a los estudios
generativistas. Piensen que Estructuras sintácticas, el primer libro de Chomsky, es del
‘57.
Benveniste, como les decía, en esos dos trabajos estudia estos elementos de (1),
los deícticos, y dice que son los que permiten el paso de la lengua al discurso. Ahí
aparece esta palabra “discurso”. Estos elementos son entonces los que hacen que
salgamos de la oración y lleguemos al discurso.
Hay también otro autor, que es Roman Jakobson, del que ustedes seguramente
vieron las funciones del lenguaje, y él tiene un artículo sobre el verbo ruso en donde
habla de los shifters. La traducción en español los llama conmutadores. A mí me gusta
más pensar la traducción como “embrague”, porque es lo que permite pasar de la lengua
al discurso. Jakobson pertenece a la Escuela de Praga.
De la Teoría de la Enunciación, que se nutre de las ideas de Benveniste, surge el
análisis del discurso de la Escuela Francesa. La Escuela Francesa tiene un objetivo claro
vinculado al funcionamiento de los discursos en relación con aspectos de la sociedad.
Entonces, por ejemplo, todos los estudios sobre discurso político, en general no hacen
un trabajo conceptual de qué es el discurso sino que aplican las categorías de la
enunciación a distintos campos discursivos: el discurso político, el discurso de la
ciencia, el discurso jurídico, etc.
En la tradición inglesa y norteamericana se habla también de discurso. La
tradición inglesa y norteamericana está más enfocada a algo de lo que hablamos cuando
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P. M.- Podría ser, y del lugar de América en esa división. ¿A alguien se le ocurre
otro resumen?
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P. M.- Bueno, pero ni lo nombra acá. Eso ya es una interpretación. Eso ya tiene
con lo que uno trae y que le permite interpretar un texto. Pero si vemos las palabras que
conforman este texto y tratamos de resumir en una oración lo que este texto dice
diríamos algo como lo que dijo el compañero: el lugar de América Latina en la división
internacional del trabajo desde la conquista hasta hoy. ¿Por qué podemos resumir este
texto así? Leímos una oración detrás de la otra y ahora somos capaces de decir una
oración que las resuma y de la que estamos todos de acuerdo. ¿Por qué?, ¿qué pasa entre
esas palabras?
P. M.- Exacto. Hay una continuidad entre esas oraciones. ¿Por qué está dada esa
continuidad? ¿Ustedes podrían darme algunos elementos que marquen esa continuidad?
Estaba hablando de América Latina. ¿De qué modos la nombra?
P. M.- Bien. Esa es la primera forma que usa para nombrarla. ¿Después?
Estudiante- “este”.
P. M.- Antes que eso ya sabemos que español es una lengua pro-drop. En “se
especializó” tenemos nuevamente a “América Latina” en la desinencia del verbo.
Nosotros como hablantes del español sabemos cuál es el sujeto de este “especializarse”.
Nuevamente tenemos a América en “le”.
Más adelante tenemos nuevamente “América Latina”, “éste” y finalmente “la
región.
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La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y
otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue
precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del
Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta.
Pasaron los siglos, y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de
las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los
trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue
trabajando de sirvienta. [...]
Estas cadenas léxicas y pronominales, son las que a nosotros nos permiten armar
una representación en nuestra cabeza de lo que vamos escuchando o leyendo y nos
permite llegar a una sola oración, como hicimos recién, que nos permite resumir el
sentido del texto.
Texto, etimológicamente, es una palabra que viene del latín, textus, tejido. En
sánscrito la palabra era taksati. La palabra del sánscrito refería a un tejido rico y
ordenado, con sentido. Cuando pensamos en un texto la verdad que no sé si esta idea de
rico, pero la idea de trama, de cosas que se encadenan en un orden está presente, junto
con la ostensión de sentido producto de ese encadenamiento. Esto, de una manera
informal, es el sentido de la palabra texto.
Miren lo que dice la RAE de la palabra texto:
texto. (Del lat. textus).
• Conjunto de palabras que componen un documento escrito.
• Pasaje citado de una obra literaria.
[P. M.- Fíjense que hasta acá hay una idea, que es la que prima en el sentido común y
que es la que vamos a tratar de desterrar, que es la de que hay una identificación entre
texto y escritura. Cuando en lingüística hablamos de texto, es lo mismo que sea escrito
o que sea oral]
• Por antonomasia: sentencia de la Sagrada Escritura [P. M.- De hecho se habla
normalmente del “Texto”, con mayúscula, para referirse a la Biblia]
• Todo lo que se dice en el cuerpo de la obra manuscrita o impresa, a diferencia de lo que
en ella va por separado, como portadas, notas, índices, etc.
• Enunciado o conjunto de enunciados orales o escritos que el lingüista somete a estudio.
[P. M.- Esto es lo que más nos va a interesar a nosotros]
• Grado de la letra de imprenta, menos gruesa que la parangona y más que la atanasia.
Todas estas ideas de texto conviven para la misma palabra. Ahora bien, dentro de
la lingüística del texto, hay varias concepciones de texto. También hay una pregunta
sobre si es necesario tener una sola definición que sea válida. Como ya sabemos, el
punto de vista define el objeto y por lo tanto, las distintas definiciones que haya de texto
tendrán que ver con los supuestos teóricos de cada uno de los autores y con los
objetivos que se den en la investigación.
La preocupación por el texto, si bien surge en la lingüística en los años ‘60, ya
era una preocupación que existía en los estudios retóricos por ejemplo. Hay un libro que
este año no figura en la bibliografía, que era el libro Introducción a la lingüística del
texto de Beaugrande y Dressler, que es un libro llamativamente moderno para el año en
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que se publicó, que fue en el año 1972. En este libro Beaugrande y Dressler hacen un
recorrido sobre la comparación entre las disciplinas que antes se ocuparon del texto y
cómo se puede ver que coinciden sus intereses con el de la lingüística del texto.
Respecto de la retórica, lo que le interesaba era entrenar a los oradores para que
convencieran a su oponente. También había lides retóricas, donde se oponían y había
alguien que ganaba. Es decir, se entrenaba a los oradores. ¿Cómo se los entrenaba?
Había distintas partes textuales en las que se entrenaba. En primer lugar estaba la
inventio, que era la selección de las ideas en un nivel prelingüístico. Si uno lo piensa,
esto en el texto tiene que ver con la planificación de lo que se va a decir, la idea de que
se puede tener acceso a esas ideas previas a la producción de un texto y la de que se
puede tener acceso a la manera de organizar esas ideas. Pensar que se puede acceder a
esas ideas es tener una mirada cognitiva sobre los textos.
Luego la retórica hablaba de la dispositio, que tiene que ver con la organización
de esas ideas. Es decir, voy a hablar primero de tal cosa, después de tal otra, voy a
terminar con otra. También incluye la dispositio el pasaje de estas ideas a su expresión
lingüística.
El otro paso de la retórica era lo que se denomina la ilocutio, que tiene que ver
con ilocución. Es la selección de las expresiones adecuadas a las ideas. Esta idea de
selección es una idea muy importante para la lingüística del texto, y es una idea muy
importante que ustedes ya vieron cuando trabajaron el eje paradigmático y el eje
sintagmático: la selección en el eje paradigmático para disponer los elementos en el eje
sintagmático. ¿Qué quiere decir esto? Que los hablantes tienen opciones en el sistema,
que van a elegir actualizar de una manera específica, de una manera determinada, que
tiene que ver con metas, objetivos, recursos. Estamos, como notarán, en una visión más
pragmática. Los hablantes seleccionarán de sus recursos lingüísticos para disponer de
una determinada manera en virtud de las ideas que quieren transmitir y de los objetivos
que tienen con la transmisión de esas ideas.
La retórica hablaba de la memoria también. Todo esto que estamos viendo había
que memorizarlo, para poder después llegar al paso de la deliberatio, que es la situación
efectiva de habla, en la que se trataba de convencer al otro. Si trasponemos esta idea de
la situación efectiva del habla, esto quiere decir que el texto se concibe siempre en una
interacción comunicativa.
De alguna manera, la pregunta que se hace la lingüística textual es similar a la
pregunta que se hacía la retórica: cuáles son las estructuras que se producen mediante
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Estudiante 1- A la pragmática.
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hace es establecer una relación de cohesión, le da una unidad de sentido a ese texto.
Harweg siempre piensa estas relaciones hacia adelante en el texto. Después, cuando se
avanzó en los estudios se vio que se podían pensar estas relaciones también hacia atrás.
Eso lo van a ver cuando avancen con los textos en particular.
El estructuralismo, sobre todo en los estudios de Pike y de Heger, que son
también de fines de los ‘60 y mediados de los ‘70, sostienen que el texto es una unidad
mayor que la oración. Lo que estos estudios hicieron, como el estructuralismo en
general, es una descripción de estas unidades mayores, pero como textos abstractos,
desvinculados de su función social, de situaciones comunicativas, de hablantes
concretos, etc.
Ustedes saben que la Gramática Generativa en una primera época se llamó
Gramática Transformacional o Gramática Generativo-transformacional. ¿Por qué?
Porque la Gramática Generativa postulaba en sus inicios la idea de una estructura
profunda de las oraciones y una estructura superficial. De la estructura profunda a la
superficial se llegaba a través de transformaciones que eran sintácticas. Por darles un
ejemplo sencillo, si ustedes tenían un sintagma nominal y un sintagma verbal
conformado por un verbo transitivo y un sintagma nominal –como en (4)– eso puede
sufrir una transformación que cambia al verbo e invierte los sintagmas nominales,
obteniendo una estructura pasiva –en este caso (5)–.
(4) [[María]SN [corrióVtrans [al gato]SN]SV]O } estructura profunda
↓ Transformación sintáctica de pasiva ↓
(5) [[El gato]SN [fue corridoV [por María]]SV]O } estructura superficial
¿Por qué hago mención a esto? Porque a partir de estos estudios de la Gramática
Generativo-transformacional, que por supuesto se limitaban a la oración, surgió el
interés por parte de algunos autores de este mismo marco de transponer las reglas
transformacionales de la oración a los textos.
Entonces, no es que pensaran que los textos eran una unidad superior a la
oración, sino que los textos eran una larga oración, que por motivos de procesamiento
tenía que dividirse. De hecho, Katz y Fodor, a quien ustedes ya conocen, decían que el
texto podía tratarse como una oración superextensa que en vez de estar unida por
conjunciones está unida por puntos. Fíjense que al decir que “está unida por puntos” se
ve que están pensando en un texto de tipo escrito. En realidad lo que pasa es que están
pensando en texto abstracto, no en un texto concreto. Así como la oración es una unidad
abstracta, para estas corrientes el texto también lo es. Si ellos antes podían decir que la
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oración era sintagma nominal más sintagma verbal y que el sintagma nominal es
determinante más nombre, ellos también podían decir que un texto era oración más
oración, etc. Es decir, era una larga oración:
O → SN + SV
SN → Det + N
Texto → O + O + O…
Esto de tratar de aplicar las reglas de transformación de las oraciones a los textos
fue un gran fracaso. Fue algo que no permitió ni describir ni explicar. Sin embargo, de
esta fuente, que al principio se llamaba Gramática del Texto –hoy en día ya no se habla
de Gramática del Texto– surgieron autores como Van Dijk, que es uno de los lingüistas
más interesantes de la Lingüística del Texto y que está ampliamente traducido al español
–de hecho cada tanto viene a la Argentina– y que surgió de estos primero intentos. Van
Dijk, junto con Petöfi –un autor muy importante que no está traducido al español– y
otros autores más formaron lo que se llamaba el Grupo de Constanza, que intentó,
preocupado por estas cosas, invertir las cosas. Este grupo intentó generar un lexicón y
una gramática abstractos que les permitiera generar un texto en particular. Es decir, no
analizar un texto y reducirlo a sus reglas sino generar las reglas que les permitieran
generar un texto en particular. El título del texto era “El animal favorito de Mr. K”. Este
experimento –porque fue un experimento– permitió percibir que en realidad no se
podían aplicar estas reglas transformacionales a los textos igual que se aplicaban a las
oraciones. El objeto era encontrar un criterio de gramaticalidad textual, del mismo modo
que el generativismo encuentra un criterio de gramaticalidad de las oraciones. No
pudieron encontrar un criterio de gramaticalidad textual. Tampoco pudieron encontrar
criterios que permitieran diferenciar lo que es un texto de lo que no es un texto, que es
uno de los objetivos de la lingüística textual.
Justamente, Petöfi, en el ‘71, plantea que para poder delimitar qué es un texto y
qué no lo es y para poder explicar qué es un texto había que incorporar todos los
factores que estuviesen vinculados a los usuarios y alejarse de la idea de un texto como
un artefacto abstracto y aislado. Petöfi plantea que no es posible dar cuenta de cuál es el
estatuto lógico de un texto si no se sabe con qué conocimiento de los usuarios del texto
ese texto interactúa. Empiezan entonces a aparecer vetas cognitivas en las maneras de
observar los textos.
Como les dije antes, no se puede soslayar en este panorama general las ideas de
Van Dijk. Él tiene sobre todo una noción que fue fundante y que es la noción de
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estas macroestructuras él dice qué reglas se aplican a los textos para obtener la
macroestructura.
Cuando esta lingüística del texto analiza los textos, lo que establece son
relaciones semánticas entre las oraciones. Entonces, la oración sigue siendo la unidad de
análisis, deja de ser la unidad superior, y las relaciones que se establecen entre las
oraciones son relaciones semánticas. Las relaciones semánticas entre las oraciones son
las que van a dar lugar a la idea de coherencia.
Entonces, ¿qué es lo que les interesa analizar? Les interesa analizar cuáles son
las secuencias de oraciones posibles en una lengua –es decir, no ya cuáles son las
oraciones posibles sino cuáles las secuencias de oraciones posibles–, cómo la estructura
sintáctica y semántica de una o de varias oraciones determina la estructura semántica y
sintáctica de las oraciones que le siguen y cómo determinados grupos de oraciones
forman bloques o unidades a los que se les puede aplicar categorías especiales.
Voy a dar un ejemplo bien escolar. En la escuela se habla de narración, ¿cuál es
la estructura de una narración?
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cabo un acto de habla en el que me presento y después pido y después pregunto. Esto es
una acción lingüística compleja, y lo que la lingüística del texto orientada a lo
comunicativo intentaría describir es cuál es la función comunicativa de ese texto. Para
descubrir la función comunicativa de ese texto tendrá que estudiar las funciones
comunicativas subalternas. Entonces hay como una reducción de estas acciones globales
a las acciones que estaban dadas por lo actos de habla y los verbos performativos.
Ahora, esta idea de función comunicativa también se vincula con otra idea, que
es la idea de Competencia Comunicativa. La idea de competencia comunicativa fue
planteada por Dell Hymes. Lo que dice es que nosotros no sólo conocemos el sistema y
esa es nuestra competencia lingüística, sino que para ser hablantes de una lengua
tenemos que conocer también algunas reglas sociales que son convencionales y que,
dice Hymes, permiten mantener el contrato comunicativo. Incluso, hay una tercera idea,
que es la de una Competencia de las Clases Textuales. Esa competencia de las clases
textuales es la que permite que nosotros como hablantes distingamos distintas clases de
texto y le apliquemos un lexema. Esto pasa en la vida cotidiana. Ejemplos podrían ser
“mandame un mensajito”. Un mensajito tiene características textuales específicas
además del medio que se usa para mandarlo: cortito, sin puntuación, no ortográfico, etc.
Hay una cantidad de características que le son propios. Hace un rato diferencié entre
mail y carta, y la diferencia no es sólo que uno esté en papel y otro en un medio
electrónico. Lo mismo cuando decimos “-me compré un libro –¿Una novela? –No, son
cuentos”. O sea que nosotros tenemos un conocimiento de los textos que circulan en una
sociedad. Esto formaría parte de la competencia comunicativa.
Lo que suele suceder en la lingüística es que cuando surgen los estudios
pragmáticos y surgen los estudios del texto desde un punto de vista comunicativo,
tienen que romper de alguna manera con esta noción de texto abstracto y de centrarse en
las oraciones y entonces se dejan de lado los aspectos lingüísticos y se observan
solamente los aspectos accionales. Esto tampoco daba una buena explicación de lo que
pasaba con los textos. Llegó un momento en que se empezó a trabajar al texto como una
unidad lingüística y como una unidad comunicativa, que es lo que los textos son. De
manera que en conjunción entre una perspectiva comunicativa y una perspectiva
lingüística, los textos describen una sucesión de signos lingüísticos que es coherente en
sí misma y que como totalidad tiene una función comunicativa.
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tiempos verbales como a cosas más globales como la organización del texto– hacen que
recordemos más algunas partes de la narración que otras. Esto es un trabajo típico de
una visión cognitiva de los textos. Se ocupa de cuáles de las características de esos
textos hacen que recordemos algunas cosas más que otras, o que comprendamos mejor
unas partes que otras o que produzcamos de una determinada manera un texto. Hay un
libro clásico, que es un libro de Van Dijk y Kintsch, que se llama Estrategias de
comprensión del discurso. Fíjense precisamente la palabra que aparece: “estrategias”.
No reglas que se ponen en juego para la comprensión de un texto sino estrategias. Si se
habla de estrategias eso significa que hay más de una opción para llegar a la
comprensión de un texto.
En general se utilizan modelos computacionales en las visiones cognitivas del
texto.
Finalmente, los textos evidentemente tienen características propias que no son
asimilables ni a las oraciones ni a los actos de habla. Como los textos tienen
características propias, los estudios del texto deben tener términos y conceptos que sean
propios. En este sentido los modelos probabilísticos del texto son más adecuados que
los modelos deterministas. Por eso hablamos de estrategias y no de reglas. Los enfoques
que apuntan a las operaciones de construcción de las estructuras son más útiles, más
productivos, que los modelos que hacen descripciones estáticas de esa estructura. La
idea no es describir reglas ni leyes de los textos sino estrategias, motivaciones,
regularidades, preferencias. Justamente, la tarea de una lingüística del texto consiste en
sistematizar la vaguedad de estos objetos que son los textos. O sea que la lingüística del
texto tiene básicamente dos objetivos. Uno es construir una teoría del texto: definir las
categorías, responder a la pregunta de qué es el texto. El segundo es construir una
tipología de los textos, es decir, un sistema que permita ordenar todos los textos posibles
que circulan en una comunidad lingüística.
Vamos a ver algunas definiciones y ahí vamos a ver cuál es el enfoque desde el
cual está dada cada una de estas definiciones. Fíjense la de Harweg, que se considera
fundante:
Un texto es una sucesión de unidades lingüísticas constituida por una cadena pronominal
ininterrumpida. (Harweg, 1968)
Esto es lo que yo les había dicho antes. En la medida en que se puede establecer
una cadena pronominal hacia adelante puede decirse de una pieza verbal que esa pieza
verbal es un texto.
Esta es la definición de Van Dijk, ampliamente difundida:
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Únicamente las oraciones que posean una macroestructura semántica serán denominadas,
desde un punto de vista teórico textos. [P. M.- O sea, habla de oraciones que establecen
entre sí vínculos semánticos y que por lo tanto permiten que extraigamos de ella la
macroestructura] La palabra texto es un término teórico [P. M.- Esto es importante, texto es
un término teórico] que se corresponde sólo indirectamente con el empleo de esta palabra
en la vida cotidiana donde se designan así sobre todo las realizaciones lingüísticas escritas y
orales. Es una unidad “abstracta”. (van Dijk, 1980)
Gülich y Kotschi son dos autores alemanes que trabajan problemas de la
formulación en los textos orales básicamente. Dicen:
Los textos deben concebirse primariamente como componentes de interacciones
comunicativas, de modo que el análisis de los textos debe dar cuenta del carácter accional
de las expresiones lingüísticas que constituyen los textos. [P. M.- O sea que el lingüista del
texto tiene que determinar cuáles son las acciones lingüísticas que aparecen en esos textos
que permiten decir como qué está funcionando ese texto] Ese carácter accional es un
fenómeno complejo que, posiblemente, abarca distintos tipos de acciones. (Gülich-Kotschi,
1995)
Finalmente ustedes van a leer un texto de Calsamiglia y Tusón, Las cosas del
decir, y ellas dan esta definición de texto:
Los enunciados se combinan entre sí para formar textos, orales o escritos. El texto, así, está
constituido por elementos verbales combinados, que forman una unidad comunicativa,
intencional y completa. La particularidad del análisis discursivo reside en un principio
general que asigna sentido al texto teniendo en cuenta los factores del contexto cognitivo y
social que, sin que estén necesariamente verbalizados, orientan, sitúan y determinan su
significación.”
Calsamiglia, H., y A. Tusón (2007) Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso.
Barcelona: Ariel.
Acá hay muchísimos elementos. Fíjense que hablan de enunciados en lugar de
oraciones. Esto es porque están adoptando un punto de vista que es el de que el texto es
una pieza comunicativa en una determinada situación. Si un texto es una pieza
comunicativa en una determinada situación tenemos que hablar de enunciados. Este
texto entonces no es un objeto abstracto ni teórico, es una pieza lingüística concreta. Esa
pieza lingüística concreta es una unidad comunicativa, intencional y completa.
Completa desde el punto de vista semántico, quiere decir que tiene sentido.
Este es un manual de análisis del discurso. Cuando dice “la particularidad del
análisis discursivo” quiere decir que sobre un texto se lleva a cabo un análisis
discursivo. Quiere decir que hay una asimilación entre texto y discurso. La
particularidad del análisis discursivo y el análisis discursivo no puede hacerse
solamente, dicen estas autoras, si atendemos a lo lingüístico, sino que hay que tener en
cuenta lo cognitivo y lo social. Lo cognitivo y lo social funcionan como marco que
permite el procesamiento de ese texto y que determinan su significación.
Halliday y Hasan, en el libro Cohesión en inglés dicen:
La palabra TEXTO se usa en lingüística para referir a cualquier pasaje, hablado o escrito,
de cualquier longitud, que forma una unidad por sí mismo (Halliday y Hasan, 1976)
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Lingüística “A”
Teórico Nº 24
¿Una unidad de qué? Una unidad de sentido. El texto es una pieza lingüística
hablada o escrita es tal si forma una unidad de sentido.
Brinker, a quien ustedes van a leer dice:
El término texto designa una sucesión limitada de signos lingüísticos, que es coherente en
sí y que como totalidad señaliza una función comunicativa reconocible (Brinker, 1998)
Entonces, acá hay una visión del texto con sus particularidades lingüísticas, que
lo vuelven coherente, pero al que además le podemos atribuir una función comunicativa
que podemos reconocer. La tarea del lingüista para Brinker es justamente reconocer esa
función comunicativa.
Ustedes no tienen que saber estas definiciones ni mucho menos, es para que
vean cómo se aborda desde distintos enfoques el mismo objeto.
Petöfi dice:
Utilizo la palabra texto para designar un objeto semiótico, preservado en la escritura, en una
grabación o en un video [P. M.- O sea que lo que los lingüistas analizamos es algo que tuvo
lugar en otra situación y de alguna manera tenemos que reconstruir esas variables para
saber cómo funciona esa pieza lingüística], del que al menos dos hablantes de una misma
lengua pueden decir que se trata de un texto" (Petöfi, 1980).
O sea que la perspectiva de valoración de esa pieza como texto no es del
lingüista sino de los hablantes. Esto tiene que ver con esa competencia textual de la que
hablábamos antes. Por eso hay toda una corriente de la lingüística del texto hoy, que en
realidad, lo que quiere describir es el conocimiento que los hablantes tienen de los
textos. O sea, no la descripción que la lingüística puede hacer de los textos, sino cuáles
son las variables que toman en cuenta los hablantes para saber que una pieza es un texto
y que incluso le pueden dar un nombre determinado.
Esta es la última:
No vemos ninguna ventaja en tratar de determinar rasgos formales constitutivos de un texto
para calificar un objeto como "texto". Los textos son lo que los hablantes y oyentes
interpretan como textos. (Brown/Yule 1983)
Bueno. A partir de la clase que viene se van a sumergir en ver qué hacemos con
todas estas posibilidades.
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Bueno, vamos a continuar con la última guía del programa que, como habrán
visto, tiene dos partes: la lingüística del texto –que comenzó a desarrollar la profesora
Mahler el martes pasado- y una segunda parte que concierne a oralidad: análisis de
datos orales, análisis de conversación que comenzaremos a tratar, seguramente, a partir
de la semana que viene. Como ustedes seguramente saben, tenemos el parcial en quince
días, es el 17 de noviembre en el horario de teóricos y, tradicionalmente, los temas que
entran en el parcial son los que se tratan hasta dos semanas antes del parcial, o sea: hasta
el teórico de hoy son temas que van a ser evaluados. Lo que demos a partir del martes
próximo, que será finalizar los temas de texto y oralidad, entran para el examen final.
Los temas que quedan fuera de los parciales siempre son temas lindos para tomar en un
final, no crean que en el segundo parcial cierra la materia. El recuperatorio lo pensamos
para causas mayores de imposibilidad de dar el parcial en la fecha y es el último teórico,
es decir el 24 de Noviembre, y más adelante les vamos a indicar cuáles son los temas
adicionales que entran. Respecto de prácticos, entrarán los temas hasta la guía de
trabajos prácticos de lexicografía. Ya vamos a hacer un poco una evaluación con los
profesores de trabajos prácticos para ver cómo van y les digo más precisamente el
martes.
Bueno, respecto de esta guía siete, la profesora Mahler les dio algunas nociones
introductorias que yo voy a continuar. Antes de eso quería decirles que por error faltó
incluir en la guía temática siete, de estudios sobre el discurso, una bibliografía
importante que es un texto de Beaugrande y Dressler, dos autores que tienen un libro
muy interesante que se tradujo al español en el año ’97, original del alemán, publicado
por primera vez en la década del ’80 y se llama Introducción a la lingüística del texto.
Vamos a leer de allí el capítulo 1 que es un capítulo muy general e introductorio. Esto,
además de la bibliografía que ya tienen indicada que consiste en el texto de Bernárdez,
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del lenguaje, la realización del sistema se da en textos. Entonces, este afán reduccionista
que había caracterizado a las corrientes anteriores, tanto generativista como
estructuralista, es el principal motivo de fundación de esta nueva corriente, nueva
disciplina.
Les decía que la lingüística del texto sufrió un desarrollo muy importante hasta
llegar en los años ’80 a ser considerada una súper ciencia, la ciencia del texto. Y, como
vieron con la profesora Mahler el martes, a lo largo de ese desarrollo que se prolonga
hasta nuestros días, la unidad texto fue definida y redefinida desde diferentes
perspectivas que se explican a partir de cuáles fueron, desde esas épocas, los
paradigmas dominantes en la lingüística. Como desde el inicio de este curso hemos
visto, la lingüística es una disciplina muy sensible a los desarrollos de la esfera
intelectual más amplia y, entonces, sufre las influencias de los distintos vuelcos o giros
en ciencia. Por eso, a lo largo de la lingüística del texto podemos verificar también
cómo los sucesivos cambios de paradigma fueron impactando en la definición del
objeto de estudio, el texto, y en los distintos modos de aproximarse a su estudio: en los
distintos modelos o enfoques que se propusieron para estudiar el objeto.
Después de esta etapa en que la ciencia del texto era una súper ciencia, que
alarmó a muchos estudiosos en el sentido de cuáles serían los límites de esta disciplina
porque, en rigor, como vieron con la profesora Mahler en los antecedentes, si pensamos
en la retórica, la estilística, la literatura, la sociología, son todas disciplinas que tienen
por objeto los textos, los discursos. Entonces surgió la preocupación por los límites. En
la década de los ’90 existía un consenso que se prolonga, de alguna manera, hasta
nuestros días en considerar que el objeto de estudio de la lingüística del texto consiste
en el estudio de la estructura y la función de los textos considerados en el marco de las
operaciones comunicativas. El objeto de estudio de la lingüística del texto, entonces, es
la estructura y la función de los textos considerados en contexto, en su uso en
interacciones comunicativas auténticas, reales. Naturalmente, hay que admitir que otras
disciplinas como la sociología, la historia, la psicología, se interesan también por los
textos. Pero, desde el punto de vista de la lingüística, el propósito del investigador del
texto es entender su estructura, cómo están constituidos estos objetos, cuáles son los
niveles relevantes para su análisis y qué funciones pueden desempeñar los textos. Eso
sería algo así como la definición de una “lingüística del texto clásica”, concentrada en el
objeto desde el punto de vista estructural y funcional. Entonces, la lingüística textual de
esta procedencia privilegia la óptica lingüística en el análisis de los textos. Después de
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Lingüística “A”
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muchos años de investigaciones, se puede afirmar que los textos son objetos complejos
–y con mucho consenso-. Sobre esto vamos a volver.
Los textos son, por un lado objetos complejos, por el otro objetos naturales.
Estamos usando la palabra natural en un sentido bien diferente al que la usaba
Chomsky, obviamente, la estamos usando en el sentido de “sensible al contexto”, en el
sentido de que los textos están inmersos en situaciones, son usados por hablantes y
oyentes, los interlocutores, sufren las influencias del contexto y también influyen en los
contextos en los que son usados. Por eso decimos: “sensibles al contexto”. No son
unidades, como las oraciones, que son lo que podemos llamar –usando una metáfora
que usa un autor que tienen allí en la bibliografía, Bernárdez, pero en otro libro, no en
este- las oraciones son objetos in vitro, a la oración la puedo aislar del contexto y la
puedo analizar como una unidad de laboratorio, desde el punto de vista léxico,
semántico, sintáctico: puedo analizar sus funciones, su constitución, etc. aislada de
contexto. En cambio los textos son, en esta visión, objetos in vivo, objetos que no son
aislables del contexto porque son, justamente, naturales, sufren el contexto e influyen en
él. ¿Por qué son complejos? Porque son objetos que para ser analizados, para ser
descriptos y explicados necesitan de la consideración de distintos niveles, o también de
distintas dimensiones. Los textos son objetos multi-dimensionales. Tienen distintas
facetas que el análisis lingüístico textual debe tomar en cuenta. Como veremos, y ya han
visto algo en las definiciones del martes, los textos pueden ser analizados desde una
perspectiva estrictamente gramatical, es decir que hay un nivel de análisis gramatical
porque, evidentemente, los textos son objetos lingüísticos que tienen una faceta
sistemática, deben seguir las reglas de la lengua dada: reglas de concordancia, de uso de
pronombres, de correferencias. Estas son reglas que hacen a lo que se puede llamar
textura, otros lo llaman cohesión. Y esa es una faceta gramatical. Pero también vieron
alguna otra definición, por ejemplo la de Van Dijk en donde se enfatiza la perspectiva
semántica; es decir, los textos son, también, objetos significantes, objetos que se definen
a partir de la posibilidad de que algún hablante dado, algún intérprete les adjudique un
significado global, una interpretación semántica. Además de Van Dijk, hay otro autor
que les mencionó la profesora Mahler que es Halliday, Halliday y Hasan, que forman
parte de otra escuela textualista de habla inglesa. Estos autores coinciden en esta visión
semántica del texto.
Pero también vieron alguna perspectiva en las definiciones de orden pragmático:
los textos son, también, objetos accionales, instrumentos con los cuales hacemos cosas.
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Lingüística “A”
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Me estoy ubicando, claramente, en la teoría de los actos de habla pero ahora extendida a
objetos más complejos como los textos porque sabemos que, por ejemplo, determinados
géneros textuales cumplen funciones específicas o funciones que los caracterizan. Si yo
les pregunto a ustedes cuál es el propósito, la función principal de los exámenes
parciales, creo que coincidiríamos, por ejemplo, podríamos definir el género examen a
partir de un texto que puede ser oral o escrito cuyo propósito principal, visto desde la
perspectiva del docente es constatar la presencia de información en el otro, ¿verdad? Y,
desde el punto de vista de ustedes, el constatar que han aprendido pero también aprobar;
la función pragmática clarísima del examen. Esta es una perspectiva pragmática que
también cabe, y es absolutamente relevante, en el análisis de los textos.
Vieron también una perspectiva que podríamos llamar interactiva, cuando
pensábamos a los textos, a los discursos como un trabajo que llevaban a cabo los
interlocutores para llevar adelante conversaciones, para lograr entendimiento, para
lograr comunicación efectiva y eficaz. Es decir, desde una perspectiva más centrada, tal
vez, en la oralidad, en las conversaciones en las que intervienen dos o más participantes,
los textos pueden verse como productos interactivos del trabajo que realizan los
interlocutores para llevar adelante comunicaciones.
En fin, esto es algo sobre lo que iremos profundizando pero me interesaba dejar
ya plantado desde el comienzo este consenso que existe en la lingüística del texto
contemporánea, tal vez uno de los pocos y fundamentales conceptos en los que
coinciden los autores, es que el texto es un objeto complejo, multinivel, de varias
dimensiones, que admite ser estudiado desde diferentes perspectivas. Dicho esto,
entonces, quería completar un poco los aspectos más históricos, más introductorios de
esta disciplina, comentando un poco el texto de Bernárdez, el primer capítulo que tienen
ustedes allí en la bibliografía obligatoria que se refiere al estudio de las causas de la
aparición de esta disciplina. Bernárdez considera que se puede hablar de dos tipos de
causa que han dado lugar a la aparición de esta corriente, la lingüística textual. Estas
causas las divide en; causas externas y causas internas a la disciplina.
Fíjense que uso “corriente”, “disciplina” pero nunca dije “teoría” porque,
justamente, lo que caracteriza a la lingüística textual es que no se trata de un marco
teórico del que pueda predicarse una unidad teórica. No hay unicidad en los principios
teóricos sino, más vale, todo lo contrario: distintos enfoques, distintos modelos han sido
formulados por autores diferentes. Por eso se habla de la lingüística del texto como una
corriente. Van Dijk habla de un “tipo de práctica” con los textos. Yo hablo, entonces, de
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Lingüística “A”
Teórico Nº 25
una disciplina en la que podemos identificar distintos enfoques y modos de ver las
cosas.
¿Cuáles son las causas internas? En el primer momento la gramática del texto
surge como una gramática textual. En los primeros momentos se llamó así justamente
porque los más influyentes fundadores de la disciplina eran gramáticas que provenían
del generativismo. Entonces, el interés por el texto surgió a partir de problemas
gramaticales, puramente sintácticos, que no podían ser explicados en el marco
oracional. Ya vieron esto con la profesora Mahler. Me limito a una enumeración de
temas, de aspectos lingüísticos, que fueron tomados por los primeros lingüistas textuales
como objeto de estudio:
• trabajos sobre el artículo: artículo definido vs. indefinido (lo que llamamos ahora
determinantes). Naturalmente, la distribución del artículo definido vs. el
indefinido, tiene que ver con cuestiones que afectan al texto en su totalidad. Si
yo empiezo el texto con un artículo definido, como por ejemplo: “El
estudiante…” es algo muy diferente a que yo empiece diciendo: “un
estudiante…” ¿Por qué?
Estudiante- (Inaudible).
texto como un conjunto de oraciones, los fenómenos sintácticos que dieron lugar a esa
reacción que se dio en llamar gramática textual, son todos fenómenos sintácticos o
semánticos que, para ser analizados, necesitan del análisis del co-texto mínimamente,
esto es: oraciones precedentes, oraciones subsiguientes. Los primeros trabajos en
gramática del texto fueron, entonces, estudios de la gramática generativa que trataban de
ampliar la gramática oracional a una gramática del texto. Entonces, por ejemplo,
diseñaban reglas de constitución, reglas de rescritura, que permitían explicar este tipo de
fenómenos que recién mencionamos.
Una segunda causa interna que influyó en la aparición de los estudios del texto
fueron los estudios de la semántica y la pragmática. Es decir, una extensión que se dio
en la investigación gramatical, en el sentido de incorporar los desarrollos de la
semántica, del significado, y de la pragmática. Entonces, el ingreso de la semántica y la
pragmática en los estudios gramaticales también disparó la necesidad de extender el
análisis a unidades más extensas que la oración porque, lógicamente, el significado no
se construye en oraciones aisladas sino en textos.
Entre las causas externas que ocasiones el nacimiento de la lingüística textual,
tuvieron mucha importancia –recuerden que estamos hablando de los años ’70- los
estudios sobre el tratamiento de información; las necesidades prácticas de realizar
traducciones automáticas, documentación. Estos dos campos necesitaban de
descripciones rigurosas, no de oraciones aisladas, sino de textos. Los modelos
lingüísticos existentes, de la gramática generativa o el estructuralismo se mostraban
claramente insuficientes para dar cuenta de problemáticas vinculadas con unidades
complejas como son los textos. Entonces, una demanda social, económica, política, hizo
que se realizaran esfuerzos para entender unidades mayores: cuestiones de anáfora, de
referencia, cuestiones de conjunción, conexión, etc.
Por otra parte, como siempre, la situación intelectual general influyó de manera
determinante también en la lingüística. Estamos en una época en la cual en diferentes
disciplinas se produce la necesidad, el deseo, de extender, de borrar los límites entre
disciplinas. Esto es, comienza la tendencia hacia la interdisciplinariedad. Y esto,
naturalmente, lleva al deseo de ampliar el objeto de estudio. Eso está en consonancia
con las tendencias en otras disciplinas. Por otra parte, la necesidad de colaborar con
otras disciplinas como los estudios literarios, la poética, la estilística, demandaban que
la lingüística extendiera su objeto de análisis.
Bien, esas son las causas. Quería ahora focalizar en los dos problemas
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Lingüística “A”
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principales que se plantearon los primeros gramáticos del texto y lingüistas del texto.
Estos están intrínsecamente relacionados. Por un lado, estos lingüistas se propusieron
construir una lingüística del texto, esto es, explicar cuáles son los principios de
constitución del objeto texto, es decir, cuáles son las características distintivas, las reglas
–en ese tiempo todavía se hablaba de reglas- de construcción de estas unidades
complejas. La pregunta que se plantearon entonces fue: ¿Qué es el texto? ¿Cómo se
define de una manera teóricamente consistente esta unidad compleja? Si se podía
responder esa pregunta, entonces la teoría debía estar en condiciones de proponer una
tipología textual. ¿Qué era una tipología textual en esos momentos? Un sistema teórico
de categorías abstractas, esto es, creadas por el lingüista, para clasificar todos los textos
posibles.
Sobre estas dos preguntas les decía que están lógicamente relacionadas en una
relación de explicación mutua desde el punto de vista lógico porque según cómo yo
defina el objeto texto, es decir, de acuerdo con la teoría que construya para definir esta
unidad compleja, postularé determinados requisitos o categorías que la definen y sobre
la base de esas características, rasgos distintivos o como los queramos llamar, se
construirá un sistema de clasificación de este objeto. Uso esta analogía que es una
simplificación extrema de lo que estoy tratando de explicar: si yo me ubico en una
mercería una imagen posible es un cajón lleno de botones con distintas formas, colores
y texturas –rojos, verdes, azules, redondos, cuadrados, etc.-, y todas estas características
que imaginamos para los botones, imagínenlas ahora para los textos organizados,
sistematizados, de acuerdo con distintas categorías. Entonces, insistiendo sobre la
analogía, puedo caracterizar los botones por color, por forma, por textura, por número
de agujeritos, etc. Los textos los puedo ordenar en una tipología, en un sistema de
categorías, que serán, posiblemente, funciones textuales, formas de desarrollo temático,
aspectos cohesivos; esto es, características distintivas de los textos que me permitirán
construir un sistema o una tipología que me ordene el número, por principio infinito, de
textos -los textos, como las oraciones comparten la infinitud-. Una tipología se pensaba,
en este tiempo de inicios de la gramática del texto, como un sistema de clasificación
que ordenara la diversidad textual, que ordenara los textos en clases o tipos, de allí
tipología. Sobre estas dos preguntas vamos a volver a lo largo de la clase.
Para ordenar también esta diversidad de enfoques de la que hablaba hace un rato,
se han propuesto diferentes maneras de ordenar los estudios textualistas. Hay una
manera que propone un lingüista que se llama Walter Klein en sus trabajos del ’92. Él
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Lingüística “A”
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interpretación de textos; es decir, cómo los textos son recibidos por los interlocutores,
por los lectores, los estudios sobre la recepción que también pueden, naturalmente,
adoptar una perspectiva más procesual –una perspectiva cognitiva que vaya testeando
cómo el intérprete va procesando las oraciones, los textos- pero también podemos
pensar en una perspectiva que testee la comprensión como resultado. Yo les doy un
texto, por ejemplo, les pido que lo lean algunas veces, luego se los saco y les pido que
escriban un resumen. Entonces ahí yo estudio el resumen como resultado de la
comprensión. ¿Se entiende la diferencia? Una perspectiva es la perspectiva en proceso
que trata de describir y explicar el proceso de producción y comprensión, pero también
existe una perspectiva de producto. Si yo me intereso por los textos como procesos, me
intereso por lo que es el texto en la cabeza porque tanto la producción como la
comprensión son, obviamente, operaciones mentales, son procesamientos de
informaciones que hacen los individuos.
Si hacemos una observación diacrónica de los estudios textualistas, en general,
los autores concuerdan en identificar etapas principales. Hay, por lo menos, tres etapas
en los estudios textualistas:
• Primera etapa: etapa transfrástica o enfoque transfrástico. Es a la que me he
venido refiriendo como “gramática textual”. También me he referido, con la
metáfora de Klein, como los estudios de la microestructura.
Los trabajos orientados en este enfoque, focalizan en los recursos lingüísticos,
los recursos verbales mediante los cuales se vinculan las oraciones de manera que se
produce como resultado un texto coherente y cohesivo. Y me permito usar estos
términos antes de definirlos pero estoy segura de que me interpretan: cohesivo es bien
formado y coherente es con sentido. De esto se ocupan, entonces, los enfoques que
podemos llamar transfrásticos, que predominaron en las primeras etapas de la lingüística
del texto. Si bien ahora no son los más importantes persisten como interés de
investigación. Son enfoques más gramaticales, más vinculados con el sistema que está
detrás de los textos, con aquellos aspectos regulares, sistemáticos, que interesan al
lingüista preocupado por describir y explicar la competencia textual en términos de
sistema.
• Una segunda etapa es lo que se denomina como el enfoque pragmático -
comunicativo en los estudios textualistas. Esta segunda etapa es la resultante del
impacto de la teoría de los actos de habla y la pragmática en los estudios del
texto.
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Lingüística “A”
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Ya la profesora Mahler les habló de esta visión del texto en la que predomina la
preocupación por el efecto, por el qué se hace con los textos en un contexto específico.
Entonces, en esta perspectiva pragmática, comunicativa, no interesa tanto cómo está
construido el texto desde el punto de vista de la gramática, desde el punto de vista de
cómo están conectadas las oraciones, sino que la preocupación central es qué funciones
cumple un texto en una situación dada, cuál es intencionalidad que siempre está detrás
de un producto verbal, de un texto, de un discurso; cuál es el contexto de situación en
que el texto se usa. Es decir, todas cuestiones vinculadas con las condiciones de
producción o interpretación de textos como unidades funcionales, textos como unidades
de acción.
• Por último, una tercera etapa que se prolonga hasta nuestros días, se conoce
como la etapa cognitiva y responde al llamado giro cognitivo que impacta a la
lingüística, y se produce, en verdad, en el seno de la lingüística de una manera
bastante central y que pone en foco, justamente el texto como proceso; los
procesos de producción e interpretación.
Esta se pregunta cosas como: ¿cómo el hablante formula textos? ¿Cómo
producimos estas unidades complejas en nuestras cabezas? ¿Qué tipo de información
usamos? ¿Qué tipo de operaciones llevamos a cabo? Y también se pregunta por la otra
punta del proceso que concierne a cómo comprendemos textos, cómo es el proceso de
interpretación, cómo procesamos la información que se nos ofrece, qué otro tipo de
información necesitamos para procesar esa información que está en el texto, porque
sabemos que la interpretación de textos, naturalmente, exige, demanda, otro tipo de
conocimientos que pueden no estar en el texto de manera directa. Esta es la última
etapa, que comienza en los años ’90 y se extiende hasta nuestros días y que se conoce
como la perspectiva cognitiva y también cognitivo-comunicativa. Porque esta
lingüística textual no sólo se interroga por el procesamiento textual desde el punto de
vista de qué pasa en la cabeza (aunque también se pregunta eso), sino que considera que
los procesos de producción e interpretación se dan en contextos, se dan en contextos
sociales, culturales y comunicativos específicos. Es decir, producimos e interpretamos
textos no como operaciones meramente mentales sino que estamos sujetos,
condicionados por contextos comunicativos, sociales, políticos, culturales, etc.
Estas serían las tres etapas principales. ¿Cuáles son los temas?
En los enfoques transfrásticos aparecerán tematizadas cuestiones que ya
han devenido casi divulgativas de la lingüística, que ustedes deben conocer por su
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Lingüística “A”
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formación secundaria, que son los temas de cohesión y coherencia textual. Es decir,
cuestiones de estructura gramatical. Por otra parte, el enfoque transfrástico también
considera una perspectiva de contenido textual. Es decir, no sólo de estructura
gramatical sino que veremos en el enfoque de Brinker o de Bernárdez que los textos,
además, tienen un nivel de estructura que concierne a los contenidos, al contenido
semántico. Tal vez ustedes hayan estudiado cuestiones referidas a las macroestructuras,
es decir las unidades de información de los textos, a cómo se distribuye la información
en los textos según el tipo de texto; cuestiones de tema textual. Entonces, el enfoque
transfrástico, del cual veremos una versión, se ocupa de la estructura sintáctico-
semántica y de la estructura informativa, esto es, el llenado de los textos: cómo se
incluye la información y cómo distribuye la información y los contenidos en lo que
podemos llamar la arquitectura textual.
La lingüística textual, hago una pequeña digresión, a través de esta metodología
ofrece insumos para describir, analizar, y explicar unidades textuales del mundo real, es
decir de los textos que usamos en nuestras prácticas comunicativas habituales, pero
también de los textos literarios, que corresponden a la creación literaria.
El enfoque pragmático, que está representado en el trabajo de Brinker, se
ocupará de cuestiones de estructura pragmática accional. Vamos a ver que los textos
tienen un nivel estructural que concierne a cómo están dispuestos los distintos actos de
habla, que normalmente hay en un texto, en el nivel oracional, en general. En los
prácticos ustedes deben estar trabajando todavía con ejemplos textuales, con discursos,
con carteles, una serie de géneros en los que encuentran determinados actos de habla.
Bueno, en unidades complejas tenemos que disponer los diferentes actos de habla en
términos de secuencias, en términos de linealidad. Pero también hay un nivel de
estructura jerárquica de los actos de habla. Es decir, habrá actos de habla principales,
fundamentales, y actos de habla subsidiarios, subordinados que ayudan a la realización
de los actos de habla principales. En seguida vamos a ver algunos ejemplos de texto
para hacer esto menos abstracto. Simplemente quiero anticipar que los textos son, como
les decía antes, objetos multidimensionales, de multinivel, y lo que estamos viendo son
los diferentes niveles de estructura, de estructuración. Un nivel de estructura gramatical,
otro de estructura temática, y otro accional o pragmática, etc. Un enfoque pragmático-
comunicativo que atienda especialmente a estos aspectos de los textos, naturalmente, se
interesará por el análisis del contexto, en un sentido amplio, es decir por el estudio de
los interlocutores: la consideración sobre quiénes son los interlocutores, cómo se
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Lingüística “A”
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manifiestan en los textos, cómo se presentan, cómo construyen imagen, qué tipo de
relación entablan entre sí (jerárquica o no), qué tipo de conocimiento común presuponen
(o ninguno), etc. Es decir, todas estas cuestiones se estudian en un enfoque pragmático-
comunicativo.
Por último, un enfoque cognitivo-comunicativo se interesa, como ya les dije, en
términos de procesos, en términos de procesamiento. Estudia los procesos de
comprensión o interpretación de los textos y define a la unidad texto en términos de
procesos psíquicos que los hablantes llevamos a cabo. Pero procesos psíquicos que
ocurren en contextos comunicativos específicos, en situaciones sociales y que siempre
están orientados a lograr determinadas finalidades. Es decir, el procesamiento textual,
tanto en la producción como en la interpretación, es una actividad intencional. Estoy
usando la palabra actividad que es una palabra crucial en este tipo de enfoque. Se
supone que producir e interpretar textos es un tipo especial de actividad que llevamos a
cabo los sujetos para conseguir determinados fines. Es ese sentido, decía, son
actividades intencionales.
Dentro de este enfoque comunicativo vamos a ver este capítulo introductorio del
libro de Beaugrande y Dressler que considera a los textos como eventos comunicativos
que, naturalmente, demandan la producción e interpretación por parte de hablantes
concretos. Les dejo el siguiente texto para que lo lean y me digan si es o no un texto:
Cigarras
Ci
ga
rras
ce
i
Ge
a
erre
a
ese
ci
ga
rras
Cigarras
G. C.- No, podemos empezar a conversar desde cualquier perspectiva que nos
parezca.
13
Lingüística “A”
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G. C.- Bueno, tal vez estás entrando al tema desde el género, ¿no? Un tipo de
poesía. Yo les pediría que traten de enfocarse en el modo que está construido este texto,
en por qué podríamos decir que este texto tiene un sentido o no lo tiene. ¿Tiene sentido?
Estudiante- Hay algo que no entiendo, no sé bien qué es, pero no termino de
entender.
Estudiante- La estructura.
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Lingüística “A”
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G. C.- Exactamente, a eso voy con la cohesión. Acá hay estructura, acá hay
unidad, hay posibilidad de asignar un sentido a partir de esta estructura. Como habían
dicho ya, acá hay un juego que consiste en desarmar la palabra y volverla a armar. Y en
ese desarmar y armar hay una creación mediante un uso deliberado de los formantes de
la palabra –del formante mínimo como es la letra o el fonema, y el formante intermedio
que es la sílaba-. Entonces, mediante un juego deliberado con los constituyentes de la
palabra yo creo una unidad, un texto. En ese sentido puedo responder afirmativamente
que esto es un texto, que hay estructura y que se le pueden asignar diferentes sentidos.
Evidentemente a la poesía le podemos asignar diferentes sentidos, pero a la mayoría de
los textos en general también. Es difícil hablar de interpretación, en singular. Pero,
evidentemente, estamos en presencia de un texto y el texto está fundamentado por la
existencia de la estructura.
Ustedes vieron ya con la profesora Mahler varios modos de definir el texto. Lo
que tienen allí es una definición que proviene de un texto que ya mencioné de
Beaugrande y Dressler, que es una de las definiciones más amplias, más
comprehensivas del texto y que dice así:
El texto es un acontecimiento comunicativo que cumple con siete normas (criterios) de
textualidad. Si alguna de esas normas se considera insatisfecha, el texto no es
comunicativo. De allí que los textos no comunicativos sean considerados como no textos.
En seguida vamos a ir comentando esas normas. Para Beaugrande y Dressler,
esas normas que orientan para decidir si un discurso, un texto dado, merece ser
considerado texto o no, son normas que conciernen a los textos en sí, a los
interlocutores, a la situación, y a la relación con otros textos.
La primera norma es la que se vincula con la cohesión y es una norma que está
centrada en el aspecto verbal. La cohesión y la coherencia –que es otra norma de
textualidad- son normas que se refieren a la estructura verbal, a lo lingüístico, a lo
específicamente lingüístico. ¿Cómo definen cohesión Beaugrande y Dressler? Con una
metáfora que nosotros ya hemos mencionado para otros modelos teóricos que es la
metáfora de la superficie y la profundidad –recuerden en los primeros modelos de
Chomsky que él habla de estructura profunda y estructura de superficie-. La superficie
textual, en este marco, son las normas lingüísticas, el aspecto de la expresión
lingüística: las palabras tal como las oímos o vemos –en el caso de la escritura-. Y la
cohesión, entonces, se refiere al modo en que los componentes de la superficie textual
están unidos entre sí, están relacionados entre sí. Las expresiones, las formas, -como
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Lingüística “A”
Teórico Nº 25
Estudiante- Aquel.
Estudiante- Por ejemplo hay una relación entre ver toda Barcelona y el mirador
ideal que tendría como complemento
G. C.- Yo diría: ver, mirar, mirador. Podemos considerar ver y mirar como casi
sinónimos, porque no son sinónimos. La diferencia es que mirar tiene intención. Bien,
entonces aquí tendríamos una relación léxica de cuasi-sinonimia que ya me está
marcando una dependencia, algo que me hace unir una cosa con la otra. Cohesión es
unión, es establecer relaciones de unión. ¿Qué más?
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Lingüística “A”
Teórico Nº 25
G. C.- Bien, están entrenados para pronombres. ¿Qué más? Hay más que
pronombres.
G. C.- Bien, perfecto. También tengo un relativo que marca una cohesión interna:
una montaña conocida como Tibidabo. En el campo de la cohesión entran también las
cuestiones de concordancia, porque, por ejemplo, la ‘–a’ de conocida refiere a montaña.
Son todas señales que yo no voy a marcar, pero que hay muchas. Todo lo que es
dependencia gramatical, todo lo que es conexiones sintácticas, hace a la cohesión. Por
otro lado, su curioso nombre, ¿a qué remite?
Estudiante- A Tibidabo.
G. C.- Claro. Fíjense que un sintagma nominal retoma algo que está en la oración
anterior: las palabras latinas, esto es un anticipador, tibi dabo. Luego aparece la
traducción.
Lo que vemos en un análisis ligero de ese texto son distintos tipos de señales
cohesivas que van uniendo las distintas partes del texto, y no sólo uniendo desde el
punto de vista formal sino construyendo significado, claramente. Dicho en términos más
precisos: señalando relaciones de significado, además de unir. Y así pasamos a la
segunda norma de textualidad que está centrada en el texto y que es la coherencia. En
este enfoque se distingue cohesión de coherencia.
La coherencia concierne a lo que es la estructura profunda del texto, a lo que son
los significados que subyacen a las expresiones. Los significados se conciben en
términos de dos tipos de entidades: por un lado conceptos y, por otro lado, relaciones
entre conceptos. El significado se puede capturar, entonces, como una red de conceptos
que se vinculan entre sí y que, de ese modo, construyen significado en el texto. Un
concepto es, entonces, para esos autores y para muchos otros, una constelación de
conocimiento, es decir es una unidad de contenido cognitivo que podemos evocar, que
podemos activar. El ejemplo con el que ellos trabajan a lo largo de este capítulo y que
luego retoman, es un ejemplo muy sencillo, es un cartel de tránsito. Imaginen ustedes un
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Lingüística “A”
Teórico Nº 25
cartel de tránsito colocado en el lugar pertinente que les avisa a los automovilistas:
DESPACIO
Niños jugando
Esto es un texto muy sencillo que nos permite ilustrar las diferentes normas de
textualidad. Hablemos primero de la cohesión. Hay una manifestación de la cohesión
que no mencioné. ¿Qué pasaría si yo tuviera otro orden de palabras en este cartel? Si, en
vez de tener: “Despacio. Niños jugando”, tuviera: “niños jugando despacio”. Cambia
completamente el sentido. Entonces, el orden de palabras es significativo, también para
la coherencia en este caso, porque me cambia el significado.
Fíjense que, desde el punto de vista de la coherencia –y para ilustrar un poco
esta idea de conceptos y relaciones-, niños es un concepto de objeto: niños, mujeres,
varones, perros, gatos, son conceptos de entidades individuales. Jugando, que es un
verbo, es un concepto de acción. Naturalmente, con la concordancia, con las relaciones
sintácticas, se vincula un concepto de agente, niño, con un concepto de acción, de
aquello que señala el verbo. Esta es una relación entre conceptos muy simple. Hay
muchas posibilidades. Tenemos todo acá en la diapositiva:
Las RELACIONES son los vínculos (inglés, links) entre los conceptos que aparecen
conjuntamente en el texto.
Ej. Niños jugando
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Lingüística “A”
Teórico Nº 25
mundo real no es posible que las sillas jueguen solas, porque para tener la acción de
jugar necesito de una entidad que pueda recibir el rol de agente.
Estudiante- ¿Pero no pasa lo mismo con el aquel que leíamos antes? Porque
estaba el verbo mostrarle.
G. C.- Sí, ese mostrarle requiere de un agente también y ahí habría una relación
de coherencia.
Hay un repertorio enorme de relaciones de coherencia, pero un conjunto de
relaciones de coherencia muy importante es el de las relaciones causales. La relación de
causalidad es un tipo de relación muy amplia. Es decir, subsumimos dentro de las
relaciones causales distinto tipo de relaciones causales, distinta fuerza de causalidad. Y
estas relaciones regulan la manera en que los eventos o los acontecimientos influyen en
las condiciones que han de darse para que ocurra otro acontecimiento u otro evento.
Dicho en términos más llanos, la causalidad refiere, entonces, a cómo un evento, un
hecho, un acontecimiento determina la ocurrencia de otro diferente, ¿verdad?
Seguimos el martes porque ya son las siete.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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5/3977 - 19 T Lingüística “A”
Teórico Nº 26
Quería empezar haciendo una aclaración. En el texto del jueves sobre Barcelona
estuvimos hablando de un “aquello”, pero chequeé con el original y era un error del
corrector ortográfico de Word o de tipeo. El referente era “el diablo”. En la
desgrabación eso ya salió corregido.
Seguimos adelante. Estábamos viendo el modelo inicial global que proponen De
Beaugrande y Dressler, que tal vez son los que más consenso han encontrado en el
panorama de la lingüística textual. Consenso en el sentido de convertirse en texto de
referencia, no en el sentido de que el resto de los autores esté de acuerdo. Por el
contrario, muchas veces en textos actuales se refiere a este modelo para discutir algunos
de los siete criterios de textualidad que estábamos recorriendo el jueves. Es decir, en
términos de adhesión o en términos de controversia, el modelo de texto y de criterios de
textualidad de De Beaugrande y Dressler está vigente y forma parte de la discusión
actual.
Habíamos visto la definición de texto que ellos elaboran y uno de los focos de la
definición es que el texto es una ocurrencia comunicativa. Para ser una ocurrencia
comunicativa debe cumplir con siete normas o criterios de textualidad. Esos criterios se
refieren a distintos factores vinculados con el texto, con condiciones de uso o con los
interlocutores. Habíamos empezado a ver los dos primeros, que son los criterios
centrados en el texto: la cohesión, es decir, las relaciones de dependencia superficiales,
las dependencias gramaticales que otorgan textura, que le dan al texto el carácter de un
todo; habíamos visto también la relación de coherencia, que se refiere a la estructura
profunda del texto, lo que Beaugrande y Dressler definen como las relaciones que hacen
al mundo del texto. Son relaciones que se establecen entre los conceptos en tanto
unidades de conocimiento evocables y accesibles. Son relaciones entre conceptos. Las
relaciones de coherencia son tipificadas por los autores, ordenadas en una larga lista. En
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Lingüística “A”
Teórico Nº 26
este capítulo inicial sólo se limitan a las principales. Vimos el ejemplo del cartel de
tránsito, con el que ellos van a seguir ilustrando la teoría a lo largo de los distintos
capítulos. Este era un cartel de tránsito muy sencillo:
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Lingüística “A”
Teórico Nº 26
copulativo, “y”, el más neutro desde el punto de vista semántico de los conectores. Uno
puede discutir si está marcando por sí mismo o por el entorno lingüístico, pero el hecho
es que tenemos una conjunción que marca un orden en los acontecimientos. Primero
está lo que podríamos llamar a) y después b).
(1’) [María tropezó]a y [se quebró la pierna]b
La relación causal entre los acontecimientos se refleja de manera icónica en los
textos siguiendo el orden de los hechos. Fíjense que yo podría invertir perfectamente el
orden de estas dos proposiciones.
(2) María se quebró la pierna. Había tropezado.
Tendría que reformularlo. Dar las proposiciones de manera icónica, como en (1),
hace que sean más fáciles para el interlocutor. La causalidad se puede expresar por
conectores más transparentes. Para la causa disponemos en español del conector tipo
“porque”. Podríamos decir:
(3) María tropezó la pierna porque había tropezado.
Tenemos una serie de posibilidades de expresión lingüística del mismo conjunto
de eventos, vinculados causalmente, mediante conectores como “y”, “porque”, mediante
el orden de palabras, también mediante la yuxtaposición. Fíjense que yo puedo tener dos
oraciones:
(4) María tropezó. Se rompió la pierna.
El intérprete perfectamente repone el vínculo causal.
Hay otras relaciones de índole causal donde la causa no es tan fuerte como en el
caso previo sino que se puede entender en términos de posibilitación, o en términos aun
más laxos de motivo. La causa también puede ser especificada en términos de finalidad.
Fíjense el siguiente extracto de la biografía de Ernesto Sábado que escribió Julia
Constenla. Voy a subrayar algunas cosas.
Hacia el final de la década del treinta Ernesto vivía momentos muy difíciles y estudiaba
casi fanáticamente para recuperar el tiempo perdido. Siendo todavía estudiante publicó
algunos artículos. Pedro Henríquez Ureña leyó en la revista Teseo una crítica de La
invención de Morel de Adolfo Bioy Casares y lo buscó para proponerle llevar sus
colaboraciones a la revista que dirigía Victoria Ocampo. Ernesto pensó que esto era casi un
milagro.
(Sábato) publicó algunos artículos → PHU leyó en la revista Teseo una crítica.
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Las bacterias termales superan esas temperaturas ¿no? los cien grados centígrados (…)
ahora los microbiólogos las/las han agrupado en una este con/digamos eee las han metido
todas en una misma bolsa y las ponen como arquibacterias, es decir, bacterias primitivas
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Este texto, como lo evidencian sus caras, demanda un gran esfuerzo por parte de
los receptores para ser comprendido. Fíjense la versión completa que reconstruyen De
Beaugrande y Dressler:
Llámenos antes de cavar una zanja. Cabe la posibilidad de que haya un cable bajo tierra. Si
usted rompe ese cable se quedará sin servicio telefónico, por no mencionar que puede
recibir además una fuerte descarga eléctrica. En cualquiera de estos dos casos usted no
podrá llamarnos.
¿Qué pasa con este texto? Fuera de contexto, si yo lo presento sin señal alguna
de qué se trata, probablemente ustedes hubieran llegado a la interpretación correcta,
pero les hubiera llevado un cierto trabajo porque hay un grado de curiosidad en la
combinación, con “te regalamos las axilas”. Chomsky nos diría que “las axilas” no son
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Lingüística “A”
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objetos regalables. Acá hay una gran elipsis, una cantidad de información implícita, que
aumenta entonces el grado de informatividad, lo hace muy inesperado, y altamente
informativo.
La situacionalidad es la siguiente norma de textualidad, y se refiere a los
factores que hacen que un texto sea relevante para determinada situación comunicativa.
Lo vimos anteriormente con el ejemplo de la señal de tránsito de “despacio, niños
jugando”. La posibilidad de interpretación se debe al lugar en que está colocado el
cartel, la visibilidad.
Hay helicópteros para todos
¿Recuerdan esto? Esto es una pintada sacada de alguna pared de Buenos Aires a
finales del 2001 y principios del 2002. Para interpretar ese cartel es preciso recurrir al
contexto histórico cultural, a la información sobre hechos de esa situación que lo hacen
un texto con sentido.
Aquí vive un torturador
Esta es una típica pintada también de Buenos Aires y de otras ciudades, tiene
explicitada la marca de situacionalidad que hace relevante ese cartel en un lugar dado,
con ese “aquí”.
HABITACIÓN DISPONIBLE
Este también es un cartel muy usual, que recibe una interpretación completa en
el lugar preciso.
La siguiente norma de textualidad es la intertextualidad. Es un concepto muy
relevante tanto en la lingüística como en la literatura. Es elaborado de manera muy rica
por Bajtín. En el análisis del discurso también se ha trabajado mucho, y es justamente el
factor que hace que el empleo exitoso de un texto dependa del conocimiento de otros
textos, o, dicho en otros términos, que la interpretación de un texto dado resulte en la
presuposición del conocimiento de otros textos. Por ejemplo, otro cartel de tránsito con
el que trabajan De Beaugrande y Dressler, es:
FIN LÍMITE DE VELOCIDAD
Este es un texto mínimo, que muestra de manera muy elocuente el concepto de
intertextualidad. Si yo no vi antes el cartel limitador de la velocidad pero venía a 40,
este texto no es relevante, no tiene una interpretación plena para mí. La intertextualidad
puede ser explícita, como bien sabemos, es decir, puede estar marcada. Por ejemplo, un
género en el que es muy habitual la marca explícita son las cartas de lectores, que en
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Teórico Nº 26
general es un género que en gran medida se usa para comentar otros textos, textos
previos. Aquí tienen el ejemplo del inicio de una carta de lectores:
La publicación del número 88 de la revista, dedicado en su totalidad al aniversario del
Instituto Balseiro, me parece un acto de estricta justicia, dada la necesidad de revalorizar en
la Argentina el esfuerzo, el estudio y la investigación científica. Sin embargo, me resulta
difícil encontrar otro motivo de elogio. La totalidad de los artículos tiene un carácter
histórico, de conmemoración de sucesos pasados. Este particular enfoque hace que la
lectura se haga pesada, porque los mismos nombres, hechos y circunstancias se repiten una
y otra vez a lo largo de 60 páginas
Es una crítica absoluta, cruel, del número completo de una revista, y donde
tenemos explicitadas las marcas de la intertextualidad: “número 88”. Podemos rastrear a
lo largo de la carta las diversas marcas de intertextualidad.
Sin embargo la intertextualidad se puede ver en consignas más simples,
mínimas, como:
Nunca más
Estudiante- ¿Ahí la intertextualidad sería con otro texto o con otra situación?
G. C.- Ese “nunca más” fue formulado oralmente. Cuando terminó el alegato.
G. C.- Pero es un texto, porque fue el final de esa alocución que naturalmente en
ese momento se hizo interpretable en términos de situación. Las normas de textualidad
interactúan entre sí. Es decir, en la interpretación textual se hacen relevantes las
diferentes normas con mayor o menor fuerza. Frecuentemente la intertextualidad se liga
a la situacionalidad, porque los textos son justamente significativos en contexto.
¡Otra vez sopa!
Estudiante- A Mafalda.
G. C.- Bien. Y esto es algo que usamos que se reemplea no para decir
exactamente lo que Mafalda dijo en esa tira, o lo que Quino le hizo decir, harta de que le
dieran sopa, sino que usamos el “otra vez sopa” para referirnos a situaciones que se
repiten y que son desagradables. Es decir, ha alcanzado un significado mucho más
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amplio y se emplea en muchos contextos para decir algo similar, pero siempre está la
relación intertextual, de la que no necesariamente todos tienen que conocer el origen.
Aun sin conocer la intertextualidad el significado persiste.
Para finalizar, las siete normas de textualidad funcionan al modo de reglas
constitutivas. No hablamos de reglas cuando hablamos de texto, sino que hablamos de,
como lo haría Searle en la teoría de los actos de habla, principios constitutivos. Esto es
porque estamos trabajando con unidades complejas, naturales, discursos, que son
sensibles al contexto. Estas normas de textualidad determinan y producen lo que se
conoce como un comportamiento textual, la conducta lingüística que se lleva adelante a
través de textos. Los principios constitutivos, la cohesión, la coherencia, la
intencionalidad, la aceptabilidad, la situacionalidad, la informatividad, la
intertextualidad, son principios en el sentido de que un texto es muy coherente, bastante
coherente, relativamente coherente, bastante cohesivo, altamente informativo, poco
informativo, muy adecuado a la situación, poco adecuado a la situación... Cuando
operamos con unidades como textos o discursos, los juicios se realizan en términos
graduales. Un texto puede ser muy cohesivo, poco cohesivo. Las normas de textualidad
interactúan entre sí, y en la comunicación real, que es lo que estos autores tratan de
modelizar, los usuarios del lenguaje ejercemos tolerancia. Insisto sobre esta palabra. La
tolerancia máxima la podemos ejercer en situaciones de contacto directo, cara a cara, en
situaciones de comunicación espontánea, en donde podemos producir oraciones
incompletas, podemos dar información por presupuesta, podemos transgredir por
ejemplo reglas de concordancia, etc., pero donde hay situación, la visión del otro cara a
cara, un contexto menos formal, etc. Es decir, hay otras condiciones del texto que
permiten la flexibilidad. Naturalmente un texto formal, escrito, un examen, una carta de
presentación, una solicitud de beca, tienen unas condiciones de situacionalidad que
demandan un mayor esmero en cuanto a cohesión, en cuanto a coherencia. Es decir que
dependerá del género, del tipo de texto, etc. Estos principios se acomodan y se vuelven
más o menos flexibles. Además de estos principios constitutivos, y otra vez emulando la
teoría de los actos de habla de Searle, De Beaugrande y Dressler también postulan la
existencia de normas regulativas para el nivel del texto, esto es, principios que regulan
pero no definen lo que es un texto, sino que controlan el modo en que se cumplen, se
observan los principios constitutivos, las normas de textualidad. Ellos nombran tres
principios regulativos, que son:
• La eficiencia
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Lingüística “A”
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• La efectividad
• La adecuación.
La mayor o menor eficiencia de un texto, el primero de estos principios
regulativos, depende del grado de esfuerzo que demanda para su interpretación. Es
decir, la medida en que exigimos con nuestro texto al otro. Esto se refiere en el marco
de este modelo, que es un modelo cognitivo-comunicativo, al procesamiento. Un texto
muy incompleto, con mucha información presupuesta, con fallas en la cohesión, con el
ordenamiento de hechos, con la señalización de coherencia, demanda un esfuerzo de
procesamiento al otro que lo hace ineficiente ante esto. Entonces, la eficiencia se
vincula con el esfuerzo de procesamiento, y tiene que ver con cómo se observan en
conjunto las normas de textualidad respecto de este parámetro del esfuerzo.
La efectividad de un texto se mide en términos de en qué medida el texto que
formulo crea las condiciones favorables para lograr mis objetivos. Evidentemente se
trata de una norma regulativa.
G. C.- Las normas de Grice sí, regulan la conducta. Éstas están pensadas en el
nivel del texto, no de la conducta. Podríamos emplear las normas de Grice para afinar
estas normas más generales de los textos, porque la efectividad dependerá de la
claridad, de la relevancia de la información, de ser breve, de ser claro. Las normas de
Grice pueden pensarse como especificaciones de la efectividad, de la eficiencia.
Por último, la adecuación, que es la tercera norma regulativa. Se refiere a la
medida en que el texto se corresponde con su contexto, en qué medida el texto es
apropiado –esa es la palabra que se usa en la versión inglesa, el grado de
correspondencia entre el contexto y la manera en que funcionan los criterios de
textualidad en ese texto dado–.
En este capítulo introductorio ustedes van a poder leer esta concepción orientada
a la comunicación, porque un texto es primariamente una ocurrencia comunicativa. Que
una pieza verbal sea comunicativa depende del cumplimiento de estas normas de
textualidad, un cumplimiento que es flexible, que tiene umbrales de tolerancia de
acuerdo con la situación, el género, etc.
El libro, a continuación de este capítulo, dedica a cada norma de textualidad un
capítulo completo. Es un libro sumamente interesante.
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Les decía que hay dos niveles de estructura: el nivel gramatical es el que se va a
corresponder con el nivel de las oraciones; el nivel de la coherencia temática, que
corresponde al nivel de las proposiciones, de los significados. En el plano de la
estructura verbal tenemos que tener en cuenta siempre esta doble perspectiva, la
perspectiva de la gramática textual y la perspectiva de la estructura semántica, la
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que se dañara. Una media hora después los policías lo encontraron en su celda con las venas
cortadas.
G. C.- Muy bien. Tenemos allí una cadena. Tenemos aquí el fenómeno de lo que
Brinker llama repetición explícita. Es decir, todos estos elementos léxicos, un primer
sintagma nominal extendido, que se reitera con otro sintagma nominal –después les voy
a preguntar cómo construyo cognitivamente esta identificación que todos hacemos entre
“un hombre” y “un albañil”–, luego “el preso”, que es nuevamente una ocurrencia,
donde hay repetición pero también hay cambio, y por último tenemos la repetición con
el pronombre. Los pronombres –como en general los pronombres hacen– portan escasa
información semántica y sin embargo tienen la capacidad de retomar sintagmas
nominales anteriores. Esta cadena de repeticiones conforman el fenómeno de la
repetición explícita: el mismo elemento se reitera y existe identidad referencial, es decir,
todas las menciones apuntan al mismo individuo en el mundo, hay un solo referente.
Aquí tenemos reiteración explícita mediante distintas relaciones léxicas y gramaticales.
Si vamos a lo gramatical, tenemos la primera ocurrencia con el artículo indefinido, la
segunda con el definido, que ya supone que lo conocemos. ¿Cómo enlazo “el albañil”
con “un hombre”?
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el referente era una persona, que es lo más sencillo, pero los referentes pueden ser
objetos, lugares, referencias temporales; distinto tipo de información que puede
reaparecer en el texto.
La repetición explícita se da a través de distintos mecanismos que podemos
sistematizar. Un ejemplo sería la repetición por medio de la misma palabra. Imagínense
que tuviésemos este texto repitiendo siempre “el albañil…, el albañil…, el albañil…”.
Otro es la repetición por medio de otros nombres o sintagmas nominales “el albañil…,
el preso…, el vecino…”. El otro medio son los pronombres. Esos son los mecanismos
de repetición explícita. Estos mecanismos de repetición explícita, que forman cadenas
referenciales a lo largo del texto, me imagino que los conocerán del colegio secundario.
Aquí les puse tres ejemplos, pero tenemos otros tipos de elementos o de nociones
semánticas que recurren en el texto:
(1) El verano pasado, Julia se fue a Gesell por unos días. Allí conoció a su actual pareja.
Fue entonces cuando cambió su vida radicalmente.
¿Qué tenemos aquí? Una referencia temporal y una referencia espacial que se
mantiene a lo largo de este pequeño texto. Yo aquí he marcado un proadverbio con
cursiva y un adverbio temporal con negrita, que están relacionados con sus antecedentes
mediante las mismas marcas metalingüísticas. Tenemos entonces referencias de tiempo
y de espacio.
(2) Martín nos llevó en auto. Por eso pudimos llegar a tiempo.
En (2) tenemos una proforma. Las proformas son estos elementos mínimos que
sustituyen elementos más extensos, más ricos desde el punto de vista semántico. Las
proformas neutras, eso, esto, aquello, por su indeterminación genérica nos permiten
retomar porciones de texto de discursos más extensos. ¿Cuál es el antecedente de eso?
G. C.- Muy bien. Es todo lo anterior, retomado por una palabra mínima.
(3) Pronunció un discurso memorable, en el que abundaron las ironías.
En (3) tenemos una relación de reiteración mucho más cercana, que es la que se
da con los pronombres relativos. Es una reiteración que se da con bastante cercanía en el
discurso. Aquí también tenemos claramente una relación de repetición explícita.
El otro tipo de repetición es la que se llama repetición implícita, que obviamente
es lo contrario: se da entre elementos de un texto que están relacionados pero entre
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Por conocimiento de mundo sabemos que una ciudad puede tener un lugar desde
donde se puede apreciar un buen panorama de ella, o un parque de atracciones.
Entre montaña y cima tenemos una relación semántica fundamentada
ontológicamente: las montañas tienen una cima y una base.
¿Qué es lo que tenemos con las relaciones de repetición implícita? También
tenemos continuidad, tenemos este efecto de recurrencia, de reiteración, no porque haya
identidad pero sí porque hay vínculo entre las partes, que van tejiendo la estructura
textual.
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Bueno, el martes empezamos a ver este modelo clásico de Brinker que distinguía
entre dos niveles de estructura en el objeto verbal y que tiene esa perspectiva llamada
integral y considera, entonces, el nivel de la estructura del texto –en donde, habíamos
visto, distingue una estructura en el nivel léxico-gramatical- y un nivel de estructura
temática. A su vez, ese objeto texto con sus dos niveles de estructura -por supuesto, en
interacción-: la gramática y el contenido, lo considera inmerso en lo que llama contexto
situacional que, naturalmente, implica la consideración de los interlocutores, los
usuarios de los textos e implica una perspectiva pragmático-funcional. Por eso se llama
integral, porque el texto es visto como una unidad simultáneamente gramatical,
estructural, temática, pero también funcional: dirigida a fines, a propósitos, usada en
contextos por interlocutores que tienen intencionalidades. Por lo tanto, esta perspectiva
integral incluye un conjunto de instrumentos teórico-metodológicos para describir lo
estrictamente verbal, y un instrumentarium de orden funcional-pragmático para
describir esta faceta macroestructural de los textos.
Nosotros vimos el martes la estructura gramatical, en términos de ese principio
fundamental que es el principio de la recurrencia o la repetición que, justamente, es un
principio de los más estudiados en las etapas primeras de la lingüística textual porque es
el principio de la continuidad, de las continuidades en el texto; es decir, la reaparición
de elementos ya mencionados y el retomar elementos, sean de orden formal o de
contenido, a lo largo del texto.
Hoy vamos a empezar, entonces, con el otro nivel de estructura: el nivel de la
estructura temática. Esta es la estructura en la que se organiza el contenido textual, lo
que podemos llamar el nivel profundo del texto. Y para esto hay diferentes teorías,
diferentes enfoques. Nosotros vamos a tomar la clásica que es la de Brinker, pero los
diferentes enfoques y teorías coinciden en algunas nociones y una de las nociones más
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pragmática. ¿Recuerdan alguna noticia del día? Por ejemplo, en la esfera policial, el
caso García Belsunce. La noticia del día fue que les negaron el hábeas corpus que
habían pedido los abogados de los acusados. Entonces un título podría ser -estoy
inventando-: “Niegan hábeas corpus a los García Belsunce”. Y, luego, como
corresponde al esquema de la noticia periodística, tendríamos un copete con una
ampliación de la información, y luego el resto de la información según este modelo de
la pirámide invertida que es típica de la notica, donde se coloca de lo más relevante a lo
menos relevante. El tema textual, entonces, está explícito en el texto, en el caso de las
noticias. La información nuclear, prominente, está allí. Un modo muy típico de armar
títulos que tienen los periódicos son las nominalizaciones: “denegación del habeas
corpus”, por ejemplo. Las nominalizaciones lo que hacen es condensar información.
Pero, al mismo tiempo, tenemos allí información de orden pragmática. ¿Cuál es la
función de ese texto? Claramente informativa.
Estudiante- (Inaudible)
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que está tanto en su teoría gramatical como en sus desarrollos al nivel del texto. Esto es,
la idea de que el texto crece paso a paso, se forma a través de la sucesión de elementos y
no sólo desde el punto de vista formal, sino que también el sentido del texto se
despliega a través de sucesiones por medio de ampliaciones y cambios de lo transmitido
hasta el momento. El autor parte de esta idea de progresión, para hacerse estas
preguntas:
¿Cuál es la importancia de esta división en tema y rema en el nivel de oraciones
cuando uno trabaja con unidades mayores como son los textos? ¿Tiene alguna
importancia que yo tome un texto compuesto por distintas oraciones y les pida a ustedes
que analicen qué es tema y qué es rema? La pregunta que se hace él es: ¿Para qué puede
servir? O desde el punto de vista de la construcción del texto, desde el punto de vista de
la estructura –piensen ustedes en términos de continuidad, esqueleto, sostén-. El rema es
cierto que desempeña un papel importante, porque me va adicionando la información
nueva, lo va enganchando a lo otro. Pero, desde el punto de vista de la construcción, lo
estable, lo que permanece constante, lo que me permite dar unidad a la unidad texto, es
el tema. Desde el punto de vista de la construcción es el tema lo constante, lo que puede
considerarse sostén del andamiaje textual. Fíjense que, en definitiva, acá también
estamos pensando en términos de repetición de elementos. Estamos pensando en lo
estable, lo recurrente que va hilando los hilos y armando el tejido textual.
Entonces, ¿cuál es la idea de Daneš? Es que todos los textos, en rigor, pueden
considerarse una sucesión de temas; pueden ser vistos desde la perspectiva de que el
texto se va enhebrando –para seguir con la metáfora del hilado- a partir de temas, a
partir del encadenamiento, del modo en que los sucesivos temas de las sucesivas
oraciones se van encadenando o relacionando. Dice Daneš:
La estructura temática real del texto consiste pues en el encadenamiento y conectividad de
los temas, en sus hiper relaciones y en su jerarquía, en las relaciones con los párrafos
textuales y con la totalidad textual como con la situación.
Naturalmente, con la situación porque lo viejo, lo conocido, se vincula con la
situación: de qué he venido hablando, etc. Entonces, lo que Daneš hace es examinar
distintos textos - del checo y del inglés- y de lo que se trata es de que los textos tienen
una progresión temática. Es decir, el esqueleto, el núcleo de la construcción textual,
desde el punto de vista de la información, desde el punto de vista del llenado semántico,
está conformado por estos modos en que se encadenan: se interrelacionan los temas en
el texto. A esas relaciones temáticas Daneš las llama progresión temática.
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Lingüística “A”
Teórico Nº 27
¿Cuál es el principio que nos guía cuando nosotros organizamos los temas de un
texto? ¿Hay un principio de ordenamiento o lo hacemos caóticamente? Evidentemente,
nosotros planificamos –sobre todo si nos ponemos desde el lugar de la expresión
escrita-. Desde la escritura, cuando uno proyecta un texto, piensa un texto, piensa cómo
va a organizar la información. ¿En qué medida esta planificación es totalmente
consciente o qué grado de automatización hay? Bueno, esto es un poco de lo que se
trata. De ver cómo desautomatizamos determinadas rutinas comunicativas. Lo que se
pregunta es si hay un principio ordenador, si tenemos modelos de encadenamiento
semántico. Y lo que descubren los textos es que sí, que los textos responden a distintos
tipos de progresiones temáticas, distintas formas de encadenar los temas. Los confronto
con el primer ejemplo:
El primer antibiótico fue descubierto por Sir Alexander Flemming en 1928. En ese tiempo,
este estaba dedicado a la investigación de cierta especie de germen que causa diversos
trastornos.
Si yo pienso en términos de tema y rema a nivel oracional, ¿cómo partirían la
primera oración? ¿Qué es tema y qué es rema?
G. C.- Claro, es tema porque está en primer lugar, porque tengo un artículo
definido. Evidentemente doy por conocido para el lector esa parte. Y, la parte remática
es el resto: “fue descubierto por Flemming en 1928”. Vamos a la segunda parte, ¿cuál es
tema y cuál rema?
G. C.- Exacto. El rema de la oración anterior (Flemming, 1928) pasa a ser tema,
y lo demás es rema. ¿A qué tipo de texto les evoca este ejemplo? Divulgación,
enciclopedia, encarta, etc.
Bien, este es el primer tipo de progresión temática que es bastante habitual en
determinados géneros didácticos: es lo que se llama la progresión lineal simple. Esto es,
tengo tema – rema, y el rema de la primera oración se convierte en el tema de la
segunda. Entonces, el rema 1 se convierte en el tema 2 que, a su vez, tiene un rema 2
que se vuelve a tematizar en un tema 3. Es decir, se van encadenando. Es un tipo de
progresión temática bastante habitual en determinado género de textos:
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Lingüística “A”
Teórico Nº 27
T2 (=R1) → R2
T3 (=R2)→ R3
Vean ahora el siguiente ejemplo, Si yo les pregunto otra vez por el tema y el
rema, ¿qué dirían ustedes?
El rousseauniano siente en especial un parentesco interior con Prometeo y otros titanes. Se
fascina con cualquier insurrección (...) Debe mostrar una energía elemental en su explosión
contra el orden establecido y al mismo tiempo una compasión sin límites por sus víctimas
(...) Además el rousseauniano está siempre listo para descubrir la belleza en cualquiera que
esté reprobado por la sociedad (...)
Estudiante- Tema: “el rousseauniano”, rema el resto. Vuelve a haber otro rema,
me parece.
T2 (=R1)→ R2
T2 (=R1)→ R3
T2 (=R1)→ R4
Estas progresiones temáticas, adelanto, es complicado encontrarlas en estado
purísimo en los textos. Recuerden que estamos en el territorio de los textos, entonces
podemos hablar de tendencias, de probabilidades. Los textos, los géneros, suelen tender
a organizarse temáticamente según determinados principios. Fíjense el siguiente
ejemplo:
La República Socialista Rumana está situada en el punto de intersección del paralelo 45 con
el meridiano 25. La superficie del territorio alcanza 235.000 km²; su población es de
19.000.000 de habitantes
¿Qué tenemos acá en términos de organización remática/temática?
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Lingüística “A”
Teórico Nº 27
Estudiante- Hay un tema y un rema primero. Después, a partir del rema, surge un
nuevo tema y otro rema, y, a partir del rema siguiente surge un nuevo tema, y así.
G. C.- A ver, “La República Rumana” es tema. “Está situada…” es rema. “La
superficie” está relacionado con el tema primero, es un sub-tema (superficie, población,
etc.) Lo que tenemos es un tema y sub-temas derivados.
(3) Progresión con tema derivado
T1 → R1
T2→ R2
T3→ R3
Hay un hiper-tema, un tema general, de un nivel informativo más amplio, a
partir del cual se van derivando sub-temas. Vamos al siguiente:
Todas las sustancias pueden dividirse en dos clases: sustancias simples y compuestas. Una
sustancia simple es la que está constituida por átomos de una sola clase (...) Una compuesta
es una sustancia que está formada por átomos de dos o más clases diferentes (...)
G. C.- Exactamente, el rema está dividido y de la primera parte del rema sale un
tema, de la segunda parte sale otro. Es un desarrollo de rema dividido. Esta también es
una progresión bastante habitual en textos didácticos.
(4) Desarrollo de un rema dividido
T1 → R1 (=R1' + R1'')
T2'→ R2'
T2'' → R2''
Bueno, y sin ejemplo –porque es obvio que habrá millones de ejemplos- están
también aquellos textos donde hay saltos temáticos. De pronto hay un cambio temático
y, entonces, se discontinúa; no hay relación con el párrafo anterior. Imaginen un texto de
varios párrafos en donde, de pronto, hay un cambio temático, un cambio del foco
informativo y no hay una relación directa ni con el tema ni con el rema, ni con remas ni
temas incluidos anteriormente en el texto.
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T2→ R2
.....→
↓
T4 → R4
Estudiante- ¿Eso sería una falta de coherencia?
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G.C.- Claro, enseñar a hacer algo o manejar determinado aparato. Para eso tienen
que transmitir determinada información y tienen que, de algún modo, persuadir, llevar al
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Lingüística “A”
Teórico Nº 27
otro a que siga determinados pasos. Es decir, hay, en general, dos funciones dominando
allí.
En este capítulo que ustedes van a leer de Brinker, él va a hacer tres cosas
diferentes. Yo en mi exposición voy a distribuir el peso de manera diferente porque
confío en que muchas nociones de la primera parte ustedes ya las manejan.
En primer lugar, elaborar el concepto de función textual; lograr definir este
concepto de manera satisfactoria para el nivel del texto.
En segundo lugar, el modelo tiene una fuerte impronta empírica. Es decir está
dirigido a dar instrumentos teórico – metodológicos para analizar textos. Entonces, se
pregunta: ¿cómo el analista decide cuáles son las funciones de un texto, cuáles son los
indicios, eso que en la teoría de actos de habla se llaman indicadores ilocutivos,
indicadores de fuerza ilocutiva? Entonces, lo segundo que se plantea Brinker es
establecer criterios analíticos para reconocer las funciones textuales.
En tercer lugar, lo que hace Brinker es presentarnos un catálogo, un repertorio.
Así como vimos en Searle una tipología de actos de habla, Brinker elaborará también
una tipología de funciones textuales.
Todos sabemos que con los textos y los discursos lo que tratamos de hacer es
influir de alguna forma en el otro. La conducta lingüística es una conducta intencional y
en eso reposa la idea del acto de habla: con el lenguaje hacemos cosas, llevamos a cabo
determinadas acciones, y esto es válido también para textos y discursos. Es decir, se
trata de una conducta intencional, convencional en el sentido de que hay ciertas reglas
constitutivas que definen las formas de conducta lingüística, las formas de los actos de
habla. Esas reglas constitutivas y regulativas son compartidas por una comunidad
lingüística, en ese sentido son convencionales: nos permiten entendernos, permiten la
intersubjetividad. Entonces, de ahí el carácter intencional y el carácter convencional de
las acciones lingüísticas.
El segundo tema a tener en foco, que también proviene de la teoría de los actos
de habla, es esa distinción que se realiza entre lo que es la acción lingüística y el
propósito verdadero. Es necesario distinguir entre estas dos nociones porque,
evidentemente, una cosa es lo que yo expreso en mi texto, en mi discurso, y otra cosa es
lo que yo realmente estoy pensando y quiero con mi texto y mi discurso. Es decir, no
necesariamente coinciden las expresiones del acto de habla, lo que yo expreso, y lo que
yo estoy planificando, pensando. Ustedes vieron toda esta clasificación de actos huecos,
de los abusos, etc. Esto es algo muy relevante en el nivel de los textos. Abusándome del
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Lingüística “A”
Teórico Nº 27
G. C.- Sí, los verbos performativos son los verbos que describen el acto de habla
que están realizando: prometer, jurar, insultar, agradecer, etc. Pero las fórmulas
perfomativas, son la forma en que se constituye: “yo te prometo a vos X”, la primera
persona, el destinatario, el acto de habla, y el contenido proposicional –X-. Estas son las
fórmulas performativas explícitas, que explicitan el acto de habla. “Te agradezco
infinitamente que hayas venido”. Es decir, son actos de habla explícitos que tienen el
verbo performativo allí.
Otra señal, otro indicador de acto de habla es el tipo de esquema oracional. Es
decir, tenemos esquemas oracionales, las llamadas “clases de oración” en la gramática
tradicional. Por ejemplo, los esquemas oracionales interrogativos, imperativos,
desiderativos. Cuando estudiaron modalidad en gramática vieron todos estos recursos
que son, justamente, el modo en que un hablante quiere que se entienda su enunciado.
Como un deseo, como una orden. Son, entonces, indicadores directos de actos de habla.
También sabemos que hay formas de construcción oracional, los modos verbales: el
subjuntivo y el indicativo –también de gramática recordarán-. El modo indicativo es el
modo de la realidad, de la descripción de lo real, mientras que el subjuntivo es el modo
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Lingüística “A”
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del deseo, de lo no cierto, etc. También los tiempos verbales nos dan información sobre
el valor accional, ilocutivo de un enunciado. Las llamadas partículas de mitigación,
tradicionalmente también índices de actitud: qué sé yo, etc., índices de modalidad:
probablemente, seguramente, ojalá, etc. Estos son todos indicios del aspecto ilocutivo,
de la modalidad y del tipo de acto de habla que se está llevando a cabo. Naturalmente,
también el contenido proposicional. En la realidad un indicio fundamental del acto de
habla es la entonación. Con la entonación yo puedo darle a mi enunciado la fuerza de
una amenaza, de una advertencia, o simplemente de una constatación, de una
descripción. Todos estos y otros son los que se llaman indicadores ilocutivos,
indicadores de actos de habla y fueron estudiados en el marco de la teoría de los actos
de habla.
Habrán visto en los prácticos que también para interpretar actos de habla de una
manera acabada y segura no hay nada como el contexto, la situación concreta.
Trabajaron con géneros en los prácticos como carteles, chistes, etc. que sólo son
comprendidos en su valor ilocutivo funcional si se analizan en contexto. Es decir,
podemos interpretarlos sobre la base de indicios contextuales.
Bien, todo eso fue pensado desde el aparato teórico sobre el que reposa esta
teoría de las funciones textuales de Brinker que, reitero, es una elaboración para
adecuarla al nivel del texto. Lo que tienen aquí es su definición de función textual:
• El término función textual señala el propósito comunicativo del hablante
expresado en el texto con determinados recursos –recursos lingüísticos,
paralingüísticos como por ejemplo la entonación en el caso de la
oralidad-. Esos recursos son válidos convencionalmente, es decir,
establecidos en la comunidad comunicativa, aquí viene el carácter
convencional del concepto de función textual que es propio, también del
acto de habla. En resumen: propósito comunicativo del hablante,
expresado en el texto, con recursos que son comprendidos, compartidos
por los miembros de una comunidad lingüística dada.
Entonces:
• Se trata del propósito del emisor, del hablante que debe reconocer el
receptor; por decirlo de algún modo, la indicación del emisor al receptor
acerca de cómo debe entender el texto, cómo debe interpretarlo. Es decir,
el otro, o la otra debe poder, a partir de mi texto, si se trata de un intento
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Teórico Nº 27
los tipos de oración, los adverbios modalizadores, los índices de actitud- son todos
indicios lingüísticos que yo puedo encontrar en oraciones, ¿verdad? Ahora, el texto es
un conjunto de oraciones. Entonces, ¿qué hago yo para saltar del nivel de la oración al
nivel del texto? ¿Es la función textual una mera suma de la fuerza ilocutiva de cada
oración individual? ¿Es el texto una suma de oraciones? No. Evidentemente, el texto o
el discurso son unidades diferentes –he insistido bastante sobre esto-, no son unidades
de laboratorio, son unidades naturales, sensibles al contexto. Entonces, determinar la
función textual haciendo una suma de la fuerza ilocutiva de cada oración que conforma
el texto, no es un camino confiable porque no todas las oraciones, o no todos los
enunciados de un texto tienen el mismo peso comunicativo. Algunas ilocuciones o actos
de habla individuales son más importantes que otros. Es decir, hay una estructura
también en el nivel accional, en el nivel ilocutivo de los textos. Así como hablamos de
tema y rema a lo largo de los textos desde un punto de vista semántico, también es
posible estudiar los textos desde la dimensión pragmática, desde la perspectiva de cómo
están ordenados linealmente los actos de habla y cómo están organizados
jerárquicamente de acuerdo a criterios de importancia ilocutiva. Esta es toda una
temática de la cual dejo un título, pero quiero dejar clara esta idea de que determinar la
función textual o las funciones textuales no puede ser un procedimiento que parta de las
oraciones individuales, sino que tiene que tomar el texto como totalidad y considerar
distintos tipos de informaciones que ahora vamos a ver.
Para estudiar las funciones textuales tenemos distintos tipos de indicadores.
• En primer lugar Brinker menciona lo que llama formas y estructuras
lingüísticas con las cuales el productor de un texto manifiesta de manera
directa o explícita el tipo de contacto comunicativo que está intentando.
Imagínense ustedes géneros como el pronóstico meteorológico. Si imaginamos
un texto escrito en la contratapa de un diario, “pronóstico meteorológico”,
evidentemente ya el nombre del género nos está dando de manera explícita la función
que ese texto va a cumplir: pronosticar el clima, dar información sobre el clima. En
algunos textos, ya el nombre mismo señaliza de manera directa la función textual. Si
pensamos en géneros no tan estandarizados ni convencionalizados, como pueden ser las
interacciones cotidianas de la comunicación oral: “Te quiero contar algo”. Ahí tenemos
una clara fórmula performativa directa. Entonces, las fórmulas performativas, el tipo de
oración, son estructuras y recursos lingüísticos que el productor de un texto usa para
hacer explícito el propósito o los propósitos que persigue con su texto. Entonces, estos
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Lingüística “A”
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indicadores son dependientes -naturalmente- del género, hay géneros que tienen
estandarizado el modo de señalar la función y allí tenemos una señalización directa.
También hay un segundo tipo de indicador que menciona Brinker y que se
relaciona con el campo de la modalidad. Es decir:
2. Formas y estructuras lingüísticas con las cuales el productor de un texto
expresa de manera explícita o implícita su actitud respecto al contenido
textual, especialmente con respecto al tema textual (Actitudes temáticas).
Presentamos nuestros textos como ciertos, como probables, como deseables. O
presentamos su contenido como algo que nos produce alegría o tristeza –las
modalidades afectivas-, etc. Esto se llama, a nivel del texto: actitudes temáticas. Ya
Searle habla de actitud frente al contenido proposicional. En el texto hablamos de
actitudes frente al tema textual. Es decir, yo puedo presentar el contenido de mi texto
desde diferentes perspectivas que son subjetivas y que se refieren, por ejemplo, al grado
de certeza, al grado de convencimiento, a los sentimientos –es decir, no sólo lo
intelectual sino también lo personal y afectivo-. Las actitudes temáticas, en síntesis, son
señales indirectas de cuál es la función o propósito que perseguimos los hablantes con
nuestros textos y discursos. La idea subyacente es que determinadas actitudes temáticas
armonizan, se corresponden con determinadas funciones textuales. Así, por ejemplo, si
pensamos en géneros informativos, y vuelvo a los textos periodísticos pero voy a pensar
también textos teóricos, textos de crítica literaria, por ejemplo, en donde de lo que se
trata es de transmitir o representar determinado conocimiento o forma de pensar del
escritor o del hablante y en donde lo que predomina es, por lo tanto, una función
informativa apelativa, lo que llamaremos un propósito informativo pero persuasivo en el
sentido de convencer al otro de mis ideas. Evidentemente, en este tipo texto es
predecible que haya actitudes temáticas referidas a la verdad, o probabilidad o
posibilidad del contenido. Es decir, un texto informativo persuasivo será más
compatible con fórmulas que hablen del grado de verdad o probabilidad del contenido
que con actitudes temáticas referidas al grado de tristeza, alegría o sorpresa que me
produce el contenido. Es decir, en este caso, si hay una presencia importante de
expresiones que delaten, que revelen determinadas actitudes temáticas, el lector o el
intérprete puede hacer cálculos que apoyen a este tipo de indicios para interpretar
correctamente qué es lo que el otro se está proponiendo con su texto, cuáles son las
funciones, los propósitos comunicativos del hablante. Se trata, reitero, de señales
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indirectas de unión textual que nos ayudan a determinar de manera más confiable las
funciones del texto.
En tercer lugar, Brinker menciona a los indicadores contextuales que, como
ustedes verán, es otra extensión de la teoría de los actos de habla:
3. Indicadores contextuales como el marco de situación, especialmente
el marco institucional del texto o el ámbito social de la acción en el
que está incluido el texto, el saber presupuesto (por ejemplo con
respecto al contenido textual), etc.
Al contexto, dice Brinker, le corresponde una relevancia fundamental para
interpretar de manera certera el peso comunicativo-funcional de un texto. Incluso, dice
Brinker, si el texto no contiene señales directas de función textual ni señales indirectas
o, incluso, si tenemos en un texto señales contradictorias, indicadores contradictorios o
contrapuestos –es decir, que señalen funciones textuales incompatibles-, es el contexto,
la situación, el conocimiento del ámbito comunicativo, el conocimiento del marco
institucional o no, el conocimiento del otro, el saber presupuesto, el indicio más fuerte o
los indicios más fuertes para la interpretación funcional de un texto.
Brinker concluye que para determinar el peso pragmático de un texto, las
funciones textuales dominantes, no es posible limitarse a la consideración de indicios
lingüísticos. Es decir, la estructura verbal es insuficiente y es el contexto lo más
condicionante en el acto de interpretar las funciones textuales. Es decir que habría,
entonces, cierta jerarquía entre los indicios pragmáticos, los indicios ilocutivos de
funciones textuales y al contexto le corresponde, entonces, la mayor relevancia.
Vamos, entonces, a la última parte y con eso vamos a terminar. Una vez
determinado el concepto, la definición de funciones textuales, una vez indicados los
indicios, las señales para la interpretación funcional del texto, cuál es el repertorio, la
tipología de funciones comunicativas que puede proponerse para capturar la,
evidentemente, diversidad mucho mayor de funciones comunicativas que pueden
cumplir los textos. Siempre que hablamos de tipologías estamos pensando en una
categoría con cierto grado de abstracción, por eso la palabra tipo. De lo que se trata es
de proponer unas categorías de cierto grado de abstracción que permitan ordenar el
vasto campo de las funciones comunicativas.
Y, cuando uno habla de función lingüística, normalmente, hay que retrotraerse a
Bühler. No sé si todos conocen a este autor pero fue el primero en proponer una
tipología de las funciones lingüísticas pensando en términos de las funciones del
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Aquí ven, claramente, también una relación con la teoría de los actos de habla.
Tenemos aquí géneros como: los nombramientos, los testamentos, los poderes, las
certificaciones (de trabajo, de servicios, parcial, etc.).
Bueno, con esto terminamos y seguimos el martes.
Desgrabado por Fernando C
Para Cefyl
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5/4006 - 21 T Lingüística “A”
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Bueno. Vamos a terminar lo que vimos la clase pasada y vamos a empezar por el
tema del análisis del discurso, con el gran conglomerado que existe detrás de lo que se
conoce como Análisis del Discurso. Hoy vamos a tratar parcialmente el texto de
Calsamiglia y Tusón, que son autoras que tienen un manual relativamente reciente de
Análisis del Discurso, editado por primera vez en el año 1999 y reeditado (con
ampliación) en el 2007, que es un libro que muy probablemente trabajen en el resto de
la carrera si siguen el área, y que se llama Las cosas del decir. Es un muy buen manual.
Tiene el mérito de poder tratar de una manera bastante completa y global esta amplia
dirección de estudios contemporáneos en la que existen numerosas escuelas de distintas
procedencias, y representa una buena síntesis de esos temas, con muchos ejemplos, etc.
Es una lectura que se hace muy accesible.
Hoy vamos a ver parte de este libro. Tenemos los capítulos 1 y 2, que van a
entrar para el final. Tenemos también un texto de Isolda Carranza. Isolda Carranza es
una investigadora argentina de Córdoba, que trabaja en interacción. En este momento
trabaja mucho en investigación de situaciones comunicativas ante tribunales de justicia,
presentaciones ante el tribunal, alegatos, etc. También tienen un texto de dos autores
alemanes Elisabeth Gülich y Thomas Kotschi. Todo este material ya está publicado. Por
supuesto estos temas entran para el final.
Vamos a redondear entonces el capítulo sobre funciones textuales que estábamos
viendo y luego pasamos a la parte de Análisis del Discurso.
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el capítulo completo, pero sí son los extractos más importantes del artículo. Eso se los
puedo facilitar. No hay versión completa al castellano disponible.
La semana pasada habíamos trabajado casi completamente el modelo de Brinker.
Habíamos recorrido estos tres puntos que –yo les decía– son los estructuradores de este
capítulo, que son la elaboración teórica del concepto de función textual, en segundo
lugar los recursos analíticos, es decir, cuáles son los indicadores que tiene el analista de
texto para decidir con base sólida cuáles son las funciones predominantes de los textos,
y el tercer punto vertebrador era cuál es el repertorio de funciones textuales que propone
este autor sobre la base de la clasificación de actos de habla elaborada por Searle.
Habíamos llegado a este tercer punto.
Recordarán ustedes la definición de función textual. La función textual se define
como el propósito del emisor o del hablante, que el receptor tiene que poder reconocer a
partir de las señales que están en el texto. La función textual es de algún modo la
indicación que el emisor le da al receptor acerca del modo en que debe comprender su
texto. Es el tipo de contacto comunicativo que expresa el productor ante el interlocutor.
Por lo tanto, yo les decía el jueves que, también en este nivel del texto, es pertinente esa
distinción entre el propósito verdadero, la intención no expresada, la intención
encubierta del emisor o del hablante. Es preciso distinguirla de este concepto de función
textual, que de alguna manera es un concepto que tiene un grado cierto de
intersubjetividad, en el sentido de que está expresado el propósito comunicativo con
indicadores que son válidos convencionalmente, y que el otro puede interpretar. Por
ende, es crucial ser consciente de que la función textual no siempre coincide con el
propósito verdadero del hablante responsable del texto.
Habíamos visto que teníamos distintos tipos de indicadores de funciones
textuales. Teníamos indicadores directos de función textual, que eran señales mediante
las cuales el hablante explicita lo que se propone con el texto. Indicadores directos son
por ejemplo las fórmulas performativas, es decir, construcciones en primera persona del
singular que contienen un verbo performativo y por lo tanto describen el acto de habla
que se está realizando. Por otra parte, indicadores preformativos verbalizados de manera
diferente (no en fórmulas), como podría ser un título de un escrito: Informe de
investigación. También hay esquemas oracionales que son indicadores elocuentes de
función textual, como los famosos esquemas de tipos de oraciones: exclamativas,
exhortativas, desiderativas, etc. Hice alusión a recursos de índole léxica y gramatical
pero en la oralidad hay que sumar la entonación, como un factor que no sólo construye
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significado, sino que también genera significado accional. Con la entonación podemos
señalizar una función textual. También tenemos señales indirectas de función textual,
que se refieren al tipo de actitud que tiene el hablante respecto del contenido
proposicional de su texto. Es decir, yo cuando formulo un texto asumo determinada
actitud hacia el contenido de ese texto. Actitud es una palabra muy amplia y en este
campo se refiere a actitudes respecto de la verdad del contenido, respecto de la certeza
que puedo o no tener acerca del contenido del texto, del grado de probabilidad. También
con el concepto de actitud se recoge también en lingüística el campo de la afectividad,
los sentimientos: alegría, tristeza, sorpresa, desazón. También entonces, no sólo
modalidad del tipo intelectual, sino también del tipo afectivo. Estas actitudes del
hablante o del autor del texto respecto del contenido textual en el nivel del texto se
formulan con el concepto de actitud temática, es decir, actitud ante el tema textual,
entendido justamente en la teoría del texto como el núcleo informativo, la síntesis
conceptual mínima a la que puede reducirse un texto. Entonces, la actitud temática es un
indicador, no directo pero sí indirecto, que colabora con la interpretación accional del
texto. Así, determinados tipos de texto –y uso la palabra tipo en términos funcionales–
se definirán por determinada función dominante, que así caracteriza un dominio de
texto. Por ejemplo mediante la función informativa englobo un grupo de textos
informativos dentro de los que tendré distintos géneros. En los textos informativos son
esperables determinadas actitudes temáticas por parte del productor o el hablante. Por
ejemplo, índices modales, índices temáticos que se refieran al grado de certeza respecto
del contenido, actitudes temáticas respecto de la evidencia, del campo de los
evidenciales –de dónde proviene la información, su fuente-, etc. Entonces, estos
indicadores de función textual son ayudas, indicios, que normalmente se corresponden
no en una relación uno a uno, pero sí hay una cierta armonía entre determinados campos
modales y tipos funcionales de texto.
Por último habíamos visto que los indicios contextuales, las señales de situación,
entendida en sentido amplio, el marco institucional, en qué ámbito ocurre la
comunicación, quiénes son los que se comunican entre sí, qué saben, cuál es su
conocimiento previo, estas señales de contexto son sumamente relevantes en la
interpretación funcional de los textos y de los discursos. Les había mencionado el hecho
de que Brinker destaca que muy frecuentemente, cuando no tengo elementos que
señalen directamente función textual, o cuando tengo indicadores ilocutivos
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contradictorios, son justamente las señales contextuales las que sirven para interpretar
funcionalmente el texto.
La tercera cuestión a la que paso directamente fue nuestro punto final de la clase
del jueves, y fue esta tipología de funciones textuales a las que subyace un criterio
común. Brinker permanentemente manifiesta esta preocupación por lograr que sus
elaboraciones teóricas se sustenten en un criterio homogéneo.
¿Cuál es el criterio homogéneo que le permite postular estos tipos de funciones?
Él dice que es el tipo de contacto comunicativo. Entonces, las reglas constitutivas de
cada una de estas funciones se conforman en una fórmula diferente para cada uno de los
tipos, pero cuya formulación tiene un esquema común.
Así, por ejemplo, para la función informativa, formula la siguiente regla:
G. C.- Los verbos performativos son los que describen el acto de habla que
realizan, por ejemplo, verbos como agradecer, informar, sugerir, aconsejar. Su
formulación describe el acto mismo de habla que se está realizando.
Esta es la fórmula común para los distintos tipos de funciones. Esto lo adelanté
el jueves, estamos pensando en tipos de funciones. Recordarán de haber visto en
semántica una distinción que planteamos desde el comienzo y que es muy importante en
lingüística y en otras ciencias como lógica y semántica, y que es la distinción entre tipo
y muestra. Yo puedo tener muestras, ejemplos variados, realizaciones, de un mismo
tipo. El tipo es una noción abstracta, mientras que la muestra es una realización. Estos
son tipos de funciones, dentro de los cuales puede haber a su vez subtipos. Piensen que
lo más fácil es que ilustremos con la función apelativa. ¿Cómo define Brinker la función
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tener ciertas características estereotipadas: datos del médico, matrícula, etc., y una
descripción de remedios, nombres propios de determinados medicamentos. Allí, la
fuerza ilocutiva del género evidentemente está dada por coordenadas situacionales, por
marcas contextuales. No vamos a encontrar un verbo explícito, como “compre aspirina”.
Evidentemente la carga funcional está dada por el conocimiento del género, por la
situación en la que el texto es producido e interpretado.
¿Cuáles son las señales lingüísticas, además de verbos performativos, de función
apelativa? Allí tenemos todo el campo de, por ejemplo, el modo imperativo para la
fuerza ilocutiva más fuerte (para la orden), el campo de la interrogación, los verbos
modales como tener que y deber que. De acuerdo con la fuerza ilocutiva del acto
apelativo, habrá determinadas modalidades que congenien mejor que otras. Habrá por
ejemplo marcadores modales que describan los intereses, los deseos, las preferencias,
frases del tipo “me gustaría que…”. Acá entraría en juego la cuestión de la cortesía, que
ustedes ya conocen. La función apelativa en sí misma entraña un acto de amenaza a la
imagen del otro. Tendremos entonces marcas de trabajo de cortesía tendientes a mitigar
ese peligro de la imagen.
La función obligativa se describe en estos términos en el texto de Brinker:
Función obligativa: El productor hace entender al receptor que se obliga ante él a llevar a
cabo una acción.
Allí aparecen géneros textuales como los contratos, las garantías, las juras.
Naturalmente también el campo de las promesas, en comunicación más informal.
Tendremos, imaginemos, distinto tipo de actitudes temáticas. Podemos imaginar con el
acto de comprometerse, de alto grado de involucramiento personal, “te lo re juro”, con
este “re” que usamos en nuestro dialecto para intensificar. En situaciones de
comunicación más formales, como una jura, usaremos elementos adecuados a ese
entorno, como por ejemplo adverbios del tipo “solemnemente…”.
Las funciones de contacto se definen como:
Función contacto: El productor da a entender al receptor que lo que se trata es de la
relación personal con el receptor (especialmente de la generación y conservación del
contacto personal).
Lo que importa acá es la relación personal con el otro. No sólo el inicio, puede
ser el cuidado de la relación, el cultivo de la relación interpersonal. Allí hay textos muy
estandarizados que en nuestro marco cultural han perdido bastante vigor, pero todavía
existen. En diarios más conservadores, como La Nación, hay una sección fija, especial
para este campo de las relaciones sociales: en la parte de participaciones personales,
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constituido por una serie de factores que se despliegan a partir de cada una de las letras
del acrónimo: la situación (Situation), los participantes (Participant), las finalidades
(Ends), la secuencia de actos (Act´s sequences), la clave (Key), los instrumentos
(Instruments), las normas (Norms) y el género (Genre). Todo discurso, dice Hymes, es
analizable, debe pensarse, tomando en cuenta estos factores del modelo SPEAKING.
Así, por ejemplo, la situación en Hymes, es justamente aquello que remite el uso de la
palabra siempre a un tiempo y a un espacio. Todo evento comunicativo, todo texto, se
ajusta a determinado tiempo y espacio y a determinada escena psicosocial. ¿Qué es
esto? Una determinada significación social y cognitiva, es decir, determinado escenario,
entramado, por ejemplo este de la clase en que estamos, que está relacionado con varios
factores, por ejemplo, los participantes, las características que definen a esos
participantes. Se supone que quienes participan de un evento comunicativo, de una
interacción, tienen determinado estatus, determinado rol, por ejemplo estudiante-
profesor. Naturalmente tienen determinados conocimientos previos, determinado
repertorio verbal, cada uno tiene su propio territorio o lo va configurando y definiendo
en la interacción. Es decir, el Análisis del Discurso –esto me gustaría dejarlo en claro–
trabaja sobre la base de que estas características de los interlocutores están dadas, no
venimos aquí a la clase como tabula rasa, sino que venimos con determinados papeles
asignados, pero sabemos también que pese a que tenemos determinados papeles,
podemos construir determinado tipo de relación: más o menos distante, más o menos
cálida, etc., dependiendo de los individuos concretos. Hay roles pero también hay
relaciones que se construyen en el discurso. Hay determinado conglomerado de
relaciones, de simetría o no simetría, de solidaridad o de poder, hay eventos
comunicativos donde los interlocutores tienen distinto grado de cercanía: más o menos
intimidad. Todos estos factores del modelo SPEAKING constituyen y van dando forma
a los textos.
Por otro lado están las finalidades. Todos nos involucramos en interacciones a
partir de fines que pretendemos. Puede haber finalidades globales de orden más social y
finalidades más individuales y concretas. Puede haber determinados productos
esperados, productos en términos simbólicos o en términos concretos. En el modelo de
SPEAKING también está presente la cuestión organizativa del evento comunicativo, es
decir, la idea que les mencionaba anteriormente de que los discursos tienen determinado
orden, están regulados. Las conversaciones, las interacciones, tienen determinada
dinámica que los interlocutores van construyendo y regulando, como por ejemplo la
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cesión de los turnos de habla: quién habla y quién calla, cómo damos la palabra, cómo
la tomamos. Determinadas estructuras, que ya han sido muy estudiadas en el Análisis
Conversacional, las estructuras de saludo o de despedida, que suelen ser microgéneros
muy estandarizados, la estructura de la organización de turnos e intercambios.
Por otro lado hay otro plano de organización discursiva que concierne al tema, a
los contenidos. Naturalmente gestionamos y negociamos los temas del discurso, de qué
se va a hablar. Hay interacciones donde esto se negocia, hay otras donde no se negocia,
como esta, donde yo llego y digo: “hoy nos toca hablar de tal tema”. En situaciones más
informales podemos negociar de qué se habla, cómo se habla, cuándo presento la
información principal, cómo la desarrollo. De esto hemos hablado para el nivel del texto
en la Lingüística Textual. Lo mismo ocurre en conversaciones más espontáneas.
La clave, el otro factor del modelo speaking se vincula con el grado de
formalidad o informalidad de la interacción. Es algo así como el tono. Puede variar
desde la frivolidad hasta la absoluta solemnidad, de la calidez a la frialdad.
Por otro lado tenemos en el modelo SPEAKING el instrumento, es decir,
aquellos elementos que hacen posible el discurso. El canal de Jakobson, es decir, la
oralidad, la escritura, lo audiovisual, lo virtual, la telecomunicación. Ese es un
instrumento básico, pero además, como instrumentos, tenemos las variedades en
términos de los repertorios que dominamos como hablantes de una lengua, de un
dialecto, y también como hablantes competentes en distintos tipos de situaciones, es
decir, registros. De acuerdo a nuestras experiencias comunicativas adquirimos esta
capacidad, esta competencia, que Coseriu llamaría competencia diafásica, la
competencia de adecuar nuestro discurso, nuestro texto, a la situación concreta.
Tenemos instrumentos que tienen que ver con la vocalización, la quinesia (los gestos,
los movimientos). Hay en este manual mucha información, sobre todo en el capítulo 2,
estas cuestiones de gente que se ha encargado de estudiar la kinesia en el discurso. El
Análisis del Discurso, como les decía, intenta abarcar todo, y entonces, por ejemplo,
dentro del repertorio de los elementos no verbales son materia estudiable cuestiones
como las características físicas de las personas: el aspecto, los olores, los colores, el tipo
de conducta táctil –es decir, si toco al otro o soy más distante–, la calidad de la voz, el
manejo de la voz. Hace poco leí en el foro un comentario de un ex alumno mío que
decía que mis clases eran soporíferas, lo cual me hizo pensar en la vocalización que hay
que explotar mucho más, estas cuestiones que inciden en la comunicación y que el
Análisis del Discurso estudia. La distancia en el habla, también se estudia y varía
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nos permiten registrar todas estas cuestiones que venía mencionando recién respecto de
la gestualidad, lo paralingüístico, lo no verbal. Es decir, podemos ver efectivamente la
conducta comunicativa completa. Lo que tenemos aquí con la transcripción es un
intento de reflejar, como dice allí:
Las transcripciones que presentamos en este artículo tratan de lograr un equilibrio entre la
reproducción de los fenómenos lingüísticos lo más fiel posible y la lectura fácil.
¿Qué se hace cuando una trabaja con oralidad? Una decisión metodológica
fundamental es el sistema de transcripción de los datos que vamos a usar. Hay distintos
sistemas de transcripción. Son como lenguajes diferentes que los distintos enfoques
construyen en relación con sus fines. Esto quiere decir que en el Análisis del Discurso
los objetivos de la investigación me llevan a la necesidad de reproducir determinados
factores, determinadas señales de las producciones textuales, mientras que otros
objetivos me pueden llegar a hacer prescindir de ciertos factores. ¿Qué es lo que quiero
decir? Que el sistema de transcripción siempre presupone determinada teoría o
propósito teórico-descriptivo. El sistema de transcripción está diseñado para lograr las
metas que se ha propuesto el investigador o la corriente de investigación.
Lo que les entregué es un extracto de un trabajo que hice con un colega, y se
llama el sistema de la partitura musical. ¿Por qué? Porque cada hablante tiene su línea.
Si ven ahora la transcripción van a ver números que van numerando cada una de las
intervenciones. La partitura musical permite mostrar de una manera gráfica clara, los
momentos en que las voces se superponen, que es algo que pasa a menudo en la
oralidad. Este sistema de transcripción intenta reflejar estas situaciones en las que los
hablantes hablan simultáneamente.
Dice entonces en las convenciones:
Si dos o más voces se superponen, las partes superpuestas se encuentran exactamente una
sobre la otra; en el caso de que por razones tipográficas los finales no coincidan, la
sincronía se marca con dos asteriscos.
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G. C.- Sí, puede ser. Son marcas convencionalizadas. Estos signos son como un
lenguaje: consta de signos con determinados significados. Esa es la idea del sistema de
transcripción: cómo reflejo en la escritura signos de la oralidad que no tiene un alfabeto,
como la pausa. Lo que tenemos es un sistema de signos ortográficos pensado para la
escritura pero no para la oralidad. Entonces, si tenemos una pausa de uno o de cinco
segundos no es algo que nuestro sistema de escritura esté preparado para marcar. Para la
oralidad necesitamos ese tipo de señales. Por ejemplo, necesitamos señalar las pausas,
los alargamientos, que son típicos de nuestra variedad rioplatense, los acentos.
En esa hoja, que va a estar publicada, tienen entonces para leer las convenciones.
Yo ahora les voy a pedir que se tomen unos minutos para leer el ejemplo que les
fotocopié para que después lo comentemos juntos. Fíjense si hay dificultades en la
interpretación y la consigna es que traten de reconstruir los componentes del modelo
SPEAKING que son relevantes aquí, para darle sentido a este texto1.
1
Ejemplo extraído de Ciapuscio, G. y W. Kesselheim (1997), “Usted, ¿qué es?”: Categorizaciones y
contexto institucional, en: K. Zimmermann y C. Bierbach, Lenguaje y comunicación intercultural en el
mundo hispanico, Frankfurt/Madrid: Iberoamericana/Vervuert.
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¿Qué podrían decirme? ¿Qué tipo de situación se imaginan que hay acá?
¿Cuántos hablantes hay?
Estudiante- Dos.
G. C.- Bien. Uno está marcado con una F y otro con una C. Esas son las iniciales
para identificar a los participantes.
¿Qué marco institucional se imaginan a partir de la lectura?
Estudiante- En un consulado.
Entre los corchetes angulares (<, >) se insertan, como pueden ver ustedes, los
comentarios del que transcribe. Repone entre corchetes angulares los datos relevantes
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Estudiante 1- a mí me parece que esta persona tiene cierta dificultad para hablar
el español, por ciertas formas que noto como “ay gracia a Dioh”.
Estudiante 2- Es porque se come la /s/
G. C.- No, pero esa es una variedad. Esa es información de los instrumentos.
Tenemos aquí información de los instrumentos, tenemos señales de que esta persona
habla una variedad informal de habla rioplatense. Vos quizás notás algunas marcas que
delatan el tipo de variedad, de sociolectos que habla la persona. No se trata de una
persona que tenga dificultades. Simplemente habla una variedad que no sería la
estándar.
Allí tenemos, justamente por señales lingüísticas, información respecto de la
variedad y por lo tanto de la procedencia de los participantes.
Ya reconstruimos datos de situación, yo repuse la información de que se trataba
de la dirección de inmigraciones pero ustedes pudieron rápidamente sospechar que se
trataba de un contexto institucional. Los roles de los participantes, uno que indica lo que
hay que hacer, y el otro que va a solicitar. ¿Qué dirían del tono, de la clave? ¿Qué es lo
que pasa en este fragmento? El funcionario se equivoca respecto del sexo de la persona
que va a consultar: le pregunta si tiene esposa y se trata de una mujer. Aparece aquí la
risa, el humor. A partir de esto la clave de la interacción adopta un tono jocoso o
humorístico que no es propio de un contexto institucional.
En cuanto al género, claramente se trata de una consulta de asesoramiento. Esta
dinámica de pregunta y respuesta se sigue a lo largo de la transcripción. Las consultas
de asesoramiento se resuelven en determinados esquemas de actos de habla,
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Bienvenidos los últimos sobrevivientes de este curso que hoy termina, al menos
en lo que respecta a las clases teóricas. El jueves vamos a tomar el recuperatorio pero no
va a haber teórico.
Como saben, este tema que vamos a ver entra para el final. Algunos ayudantes
de prácticos les habrán dado indicaciones para el final. Yo voy a ser tal vez reiterativa en
un aspecto, pero prefiero hacerlo y no dar lugar a malentendidos. Para el final entran
todos los contenidos de la materia, desde la primera hasta la última guía. Recuerden que
nos manejamos con el sistema de las fichas personales y que conocemos cuáles son los
temas en los que cada uno anduvo peor, pero eso no significa que el examen se limite a
eso. Si estuvieron flojos en algún punto, eso seguro se los vamos a tomar, pero el resto
de los contenidos también. La gente que tiene más de ocho de promedio tiene la ventaja
de que puede preparar un tema para comenzar el examen. Ese puede ser un tema que le
haya gustado especialmente, y lo tienen que preparar con la bibliografía obligatoria, y
será bienvenida por supuesto también la bibliografía optativa. Si es el caso, pueden traer
ilustraciones, ejemplos, etc.
En el capítulo que vamos a ver hoy, de Calsamiglia y Tusón, hay un sector que
me pareció especialmente pertinente para relacionar con estas indicaciones al examen
final. Tal vez este adelantamiento mío no sea absolutamente coherente con el desarrollo
de los temas del análisis del discurso oral, que es de lo que trata ese capítulo, pero es
pertinente. Esos temas de Análisis del discurso, sobre todo desde las perspectivas
introductorias en que los estamos trabajando en este último módulo del curso, son
temáticas de un nivel de complejidad no alto, en relación al menos con otras temáticas
que han visto ustedes en el curso, de lingüística más compleja como es la lingüística
sistemática en los distintos niveles. Estos temas de Análisis del Discurso son más
sencillos, al menos en el nivel introductorio en el que los estamos abordando,
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obviamente cuando uno profundiza, las cosas se complejizan también. Así que me
permito este salto temático, en términos de la progresión temática de Daneš, y vamos a
ir a la cuestión de los distintos tipos de interacción cara a cara. En la página 35, las
autoras de este manual, Calsamiglia y Tusón, están exponiendo acerca de cómo los
interactuantes, en un discurso que implica la presencia del otro, se desenvuelven en
estas situaciones cara a cara, que tienen por un lado las características de ser el tipo de
situación más básica, más primaria, más natural. Vamos a ver distintos modos en que se
ha caracterizado la interacción espontánea, cara a cara. La interacción de un examen,
una situación de oralidad formal, pierde ese carácter de espontaneidad. Ya no estamos
en presencia de esas situaciones frescas en las que uno con toda espontaneidad puede
permitir que la automaticidad, que uno tiene en el dominio de la ejecución de la lengua
materna, produzca todos estos rasgos que veíamos el otro día como típicos de la parole,
como los falsos comienzos, las repeticiones, los llenados de pausas. Naturalmente, en la
oralidad formal, la oralidad preparada, que es a lo que me quería referir, este tipo de
fenómenos ocurren –yo les he dicho que observen mi propia oralidad formal, mi propia
oralidad al dar clase– pero tienen unas características diferentes. En primer lugar, tanto
las clases teóricas como los exámenes que van a dar ustedes se encuadran en lo que se
llama oralidad formal u oralidad planificada. Hay una fase previa de programación, de
evaluación de la situación que se va a afrontar en la oralidad formal, en el sentido de
que yo tengo que planificar, ubicarme en la situación de ante quién voy a estar, qué
relaciones tengo con mi interlocutor. Se va a tratar en el examen de una relación
desigual, eso ya lo sabemos del otro día, una situación en donde hay asimetría en los
roles: hay un profesor y un alumno enfrente. Estas situaciones de oralidad marcadas por
la asimetría se dan en muchos otros ámbitos de la vida: las entrevistas de trabajo, los
interrogatorios, las declaraciones de testigos ante el tribunal. Hay muchas situaciones en
donde la relación es no entre iguales sino entre desiguales. Hay quien ocupa, como
dicen Calsamiglia y Tusón, la posición alta. En este caso serán los profesores de la
cátedra, que suelen tener más dominio de la situación, porque son los que van a
sancionar o realizar ese acto que va a modificar el acto de cosas, del que hablé en la
última clase. ¿Los exámenes orales son desde el punto de vista de la pragmática o desde
el punto de vista de las funciones textuales que hemos estudiado qué tipo de acto? El
resultado final de la situación es cuando el profesor dice aprobado o no aprobado. Ese
es el acto realizativo que define el género de examen. Ese acto de decidir el aprobar o
desaprobar es responsabilidad del profesor. Profesor y alumno tienen responsabilidades
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diferentes. El que maneja la posición alta en interacciones asimétricas debe crear una
buena situación psicosocial. Ustedes esperan que el profesor que les toma el final –y
tienen todo el derecho de esperarlo y de exigirlo– tenga respeto hacia ustedes,
amabilidad, cordialidad, un tratamiento adecuado. Quien tiene la posición baja también
despierta en el otro determinadas expectativas. Es decir, desde el otro punto de la
interacción los profesores esperamos que esté el conocimiento, que ustedes sean capaces
no sólo de responder a preguntas sino también de explayarse sobre los temas, que no sea
un interrogatorio. Nosotros no esperamos que el final sea un interrogatorio sino que sea
un diálogo, una interacción que resulte en el realizativo que todos esperamos, que es la
aprobación de la materia, y que todo transcurra de manera cortés y razonable.
Las interacciones marcadas por la desigualdad y la asimetría que son
planificadas, implican que desde el punto de vista de ustedes haya una anticipación de
qué es lo que se espera. Lo que se espera es lo que he dicho, y se espera una cierta
competencia, que es lo que se incluye en la competencia comunicativa, que es distinta
de la competencia que estudiamos cuando estudiamos el modelo de Chomsky. La
competencia comunicativa es algo más amplio, que se adquiere en la experiencia,
fundamentalmente se adquiere pasando por las situaciones que exigen esas
competencias. Entonces, las competencias para dar exámenes orales es algo que ustedes
están adquiriendo, porque la mayoría son alumnos de primer año, y es una competencia
que de verdad mejora con el ejercicio, pero que ustedes pueden, racionalizando,
preparando, planificando el examen, estudiando –porque no sólo es estrategia, hay
mucho de contenido obviamente– mejorar. Es algo que ustedes tienen que preparar
concienzudamente desde el punto de vista del estudio y también desde el punto de vista
de la actuación.
Vamos ahora después de esta digresión respecto del examen a comentar algunos
aspectos que están presentes en este manual de Análisis del Discurso. Hoy vamos a
tratar el capítulo 2. Luego vamos a ver un concepto que presenta la investigadora
argentina Isolda Carranza en los capítulos que tienen que leer de su libro, que se llama
Conversación y deixis de discurso. Finalmente espero poder presentarles un modelo de
la producción de discurso oral, es decir, un modelo que enfoca en el aspecto procesual
de la oralidad. Todas estas nociones que ahora hemos estado viendo están considerando
a la oralidad como un objeto analizable. La transcripción que les entregué el otro día,
que son fragmentos, lo que hace es esto, objetivizar los datos orales y convertirlos en un
producto, en este caso en un texto escrito con los sistemas de transcripción que
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hablamos el otro día. Lo que se trata de reponer es todo aquello que es constitutivo de la
oralidad, que es significativo en la producción de discurso oral, y que la escritura
normalmente borra, como las pausas, los solapamientos entre hablantes, la entonación,
las vueltas atrás, los gestos. En ese fragmento que ustedes tienen, el sistema de
transcripción está orientado en la perspectiva etnometodológica del análisis
conversacional y por eso trata de registrar cuáles son realmente todas las actividades
que llevan adelante los interlocutores para comunicarse. Como veíamos el martes
pasado, teníamos señales paralingüísticas, señales de gestos, movimientos, etc., que el
que transcribe reproduce con un sistema consensuado, que es este sistema de la
partitura.
Cuando comentamos esta transcripción hacia el final de la última clase –y hoy lo
vamos a retomar– lo que estamos haciendo es ver la oralidad como un producto
terminado, como un producto que ya ha salido del hablante y aquí lo vemos en su estado
final. Aquí tenemos un fragmento, no tenemos la entrevista en migraciones completa
sino sólo un fragmento. La teoría de la que vamos a hablar al final de la clase tiene una
perspectiva absolutamente diferente y que trata de entender a partir del material
lingüístico qué tipo de actividades o procedimientos llevan a cabo los hablantes en el
proceso de producir. Esta teoría responde a los dos autores alemanes que ya les he
mencionado, Gülich y Kotschi. Hoy subimos al Campus la traducción, porque el
original está en inglés.
Vamos entonces al capítulo 2 de Calsamiglia y Tusón. El capítulo 2 está
dedicado íntegramente al discurso oral, y trata distintos aspectos. Yo he elegido sólo
algunos para presentar en clase. Ustedes completarán con la lectura y el estudio el resto
de los temas.
El primer punto que tratan estas autoras es un punto de partida indiscutible, que
es el carácter natural de la oralidad. Esto es típico de los trabajos sobre oralidad desde
que se comenzó a trabajar en oralidad. No hace mucho tiempo que se estudia oralidad,
hace relativamente poco que la lingüística empezó a trabajar con datos orales. Cuando
hablo de datos orales me refiero a piezas discursivas completas orales, porque
naturalmente el trabajo con lenguas desconocidas implica informantes y datos de habla,
pero la perspectiva de estudiar las particularidades propias del habla y de la oralidad tal
cual es tiene una historia relativamente corta en la lingüística, de unos cuarenta años
podríamos decir. El discurso oral siempre se tendió a ver en dicotomía con la escritura.
Es decir, los primeros trabajos sobre oralidad tomaban el camino de presentar los rasgos
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expresiones, ritmo, etc., todos factores que además de ser relevantes en situaciones de
oralidad, también tienen cierta especificidad en relación con la situación de
comunicación. Es decir, es todo un aparato sígnico que manejamos con la evaluación de
la situación, del género. También, lo que quería adelantar, es que obviamente todo este
conjunto de factores son diferentes desde el punto de vista de la variable intercultural.
Sabemos que el sistema de gestos no es universal en las distintas lenguas. Las culturas
suelen codificar de manera diferente la información que se transmite mediante gestos.
Es decir que todo este aspecto paralingüístico, kinésico y gestual, son factores que se
aprenden en la experiencia comunicativa, se aprenden al hablar. Como diría
Wittgenstein, se aprenden al jugar los juegos del lenguaje. Es decir, aprendemos a
hablar hablando con otros y pasando por distintas situaciones.
La escritura, por el contrario, sabemos que no es universal (de esto hay mucho
hecho escrito). Sabemos que es un invento del ser humano, que ha pasado por distintas
etapas. La escritura se aprende como un artificio. Para hacer uso de la escritura
necesitamos de artefactos, necesitamos hoy en día de teclados, de computadoras, de
biromes, lápices. Antes, en otras épocas, eran precisos la piedra, el punzón, la arcilla.
Entonces, aquí son todos estos artefactos necesarios para la escritura los que sustituyen
los órganos del habla.
Inmediatamente que establecemos esta dicotomía entre naturalidad del habla y el
carácter de artificio de la escritura, hay que hacer ciertas mitigaciones y restricciones.
Esto no debe llevar a pensar que toda oralidad es natural. Justamente vengo de hablar de
oralidad planificada o programada. Piensen en los géneros orales como los discursos
orales cuando son planificados, o los sermones en las distintas iglesias o
congregaciones. Allí no tengo una oralidad natural en el sentido de espontánea.
Por otra parte está la cuestión de la adquisición. El lenguaje se adquiere
hablando, se adquiere de manera natural. La oralidad planificada no se adquiere tan
naturalmente. Necesitamos una exposición importante a géneros planificados, a buenos
ejemplares por ejemplo de discursos inaugurales, de clases, de exámenes. No sólo
necesitamos la exposición a buenos ejemplares de estos géneros, sino que también
necesitamos hacer un trabajo de reflexión. Las defensas de tesis son otro género que por
ejemplo en esta facultad se usa mucho. Cuando uno defiende una tesis de maestría o de
doctorado, tiene una situación de exposición ante un jurado y ante un público, de una
formalidad importante, y hay todo un trabajo de preparación y planificación que quita
bastante naturalidad a esa oralidad. Quería por lo tanto restringir un poco eso.
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Por otro lado, está la cuestión de la adquisición. Uno podría decir que la
escritura es exclusivamente cultural, pero esto en realidad está siendo cuestionado hoy
en día, porque sabemos que incorporamos desde el punto de vista del genoma,
determinadas informaciones. De esto no puedo hablar como experta, pero sí como
consumidora de ciencia divulgativa. Lo que el hombre va logrando culturalmente se va
codificando genéticamente, se va metiendo de alguna manera en la biología. Es decir,
no podemos establecer la oposición entre lo biológico y lo cultural con un corte de
navaja preciso hoy en día, sino que en todo caso tenemos necesidad de interacción entre
la predisposición biológica y la exposición y lo cultural, que va penetrando, parece ser,
en nuestros genes, naturalizándose.
Tanto la oralidad como la escritura son el resultado de la interacción entre
factores biológicos y culturales que están fuertemente intrincados, de manera que son
muy difíciles de separar, por no decir imposibles.
Respecto de las funciones sociales de la oralidad y la escritura, naturalmente,
ambas comparten funciones sociales. Primariamente la modalidad oral es el instrumento
básico para la relación con los otros. El hablar nos es constitutivo. Quitar el derecho del
habla es de las cosas más tremendas que le pueden pasar a un ser humano. Nuestra
historia nos lo enseña. Los gobiernos autoritarios, las dictaduras, justamente se
caracterizan por cercenar el derecho a la palabra. Las democracias, al contrario, aspiran
a que todos tengan voz en sus distintas formas.
Tanto con la oralidad como con la escritura, además de relacionarnos con los
otros, de ser la condición de posibilidad del actuar social, con la oralidad y la escritura
podemos hacer distintas cosas: podemos pedir, alabar, realizar distintos actos desde el
punto de vista pragmático. La oralidad también cumple –como también la escritura pero
en mayor medida la oralidad– una función estética y lúdica. Están los juegos de la
oralidad y también los mitos y las leyendas orales, los cuentos tradicionales, las
canciones. A través de las manifestaciones culturales la gente se transmite experiencia,
se transmite historia, y cómo a través de esas manifestaciones de la oralidad que
podríamos llamar convencionalizada, tenemos un acceso a pueblos que no tenían o
tuvieron escritura.
Actualmente se habla de la oralidad secundaria para hacer referencia a todo lo
que es la oralidad que se transmite mediante los medios masivos de comunicación. Es
decir que se distingue entre oralidad primaria y oralidad secundaria. La primaria sería
aquella en la que participamos todos de manera natural, ya sea de manera más formal o
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informal pero de manera indirecta, y la secundaria sería la que transmiten los medios.
Calsamiglia y Tusón hablan de una presencia omnímoda. La palabra oral, si uno se
pusiera a analizarla en las sociedades desde la globalización, que representan más las
pantallas hoy en día que las radios, han hecho que el habla se convierta en un objeto de
una presencia enorme en la sociedad actual. Tal vez habría que examinar cómo esta
oralidad desplaza la escritura, con todo lo que ello puede acarrear en la vida social.
Naturalmente estamos hablando de oralidad o de escritura como si fueran dos
modalidades sin interacción, sin solapamientos, pero lo que hay que decir es que hay
una alta presencia de modalidades comunicativas que integran la escritura con la
oralidad, como yo misma en las clases lo estoy haciendo al hacer uso de la escritura [se
refiere al power point]. También tenemos en los medios masivos de comunicación la
combinación permanente de estas dos modalidades. Por ejemplo, Calsamiglia y Tusón
ponen aquí una serie de géneros, como emisión de radios con llamadas telefónicas,
edición de televisión con intervención vía satélite, cinta y audio con escritura, etc.
Vamos a decir alguna cosa sobre la conversación espontánea. Nos vamos al
terreno del que se partió cuando empezaron los estudios sobre la oralidad. Lo que se
focalizó en gran parte de los trabajos fue la conversación espontánea. La conversación
espontánea es definida por Calsamiglia y Tusón como la forma primera, primaria y
universal de realización de la oralidad. Es la forma más característica en que las
personas se comunican. Todo el mundo, independientemente de su formación, de su
posición social, su grado de formación, etc., lleva a cabo sus habilidades cotidianas
como seres sociales y para ello necesitan de la conversación espontánea.
Naturalmente, las conversaciones espontáneas se definen, como lo indica su
nombre, a partir de su carácter no planificado. Sin embargo, esto no quiere decir que sea
simple. En las conversaciones espontáneas podemos narrar, podemos argumentar,
discutir, objetar. Es decir, la conversación espontánea no necesariamente implica
simplicidad desde el punto de vista del entramado textual.
Cuando se estudian las conversaciones, gran parte de los primeros trabajos se
focalizaron en un análisis estructural. Después de todo, lo primero que debe estudiarse
es cómo está construida la conversación, cómo capturar esa regularidad de la que les
hablaba antes, esa sistematicidad. Por eso, los primeros estudios del Análisis de la
conversación, que partieron en gran medida de una rama de la sociología, que es la
Etnometodología, se dedicaron a esto. La etnometodología es una rama de la sociología
que en los años sesenta se opuso a la sociología tradicional, que sostenía que había una
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El hecho es que estos primeros trabajos empezaron a estudiar este tipo de cosas
y se empezaron a elaborar categorías como la alternancia de turnos, de la que hay dos
tipos: la heteroselección y la autoselección. Como ven, los lingüistas categorizamos y
ponemos nombre a todo. La heteroselección es cuando yo le otorgo la palabra a otro y la
autoselección es cuando yo me postulo como el próximo que toma la palabra.
Naturalmente, en las interacciones cotidianas, esto que parece un ritmo pacífico de
alternancias, puede ser mucho más complejo. Sabemos que hay situaciones en las que
hay que luchar para lograr hablar, porque somos interrumpidos permanentemente. De
este tipo de cosas se ocupan algunas escuelas del Análisis de la Conversación. Esto tiene
que ver con una cuestión de estructura en la que yo no voy a ahondar ni les voy a pedir a
ustedes que ahonden.
Sí hay un concepto que me interesa precisar, que ya anuncié de algún modo,
pero que se vincula justamente con estas perspectivas de Análisis del Discurso que
quieren entender cómo interactuamos en situaciones auténticas con el lenguaje.
Entonces, está ese concepto, que es muy caro a todo lo que es Análisis del Discurso y
Análisis del Texto, que es competencia comunicativa. Este concepto tiene una
dimensión polémica, en el sentido de que retoma el concepto de competencia propio de
la lingüística generativa, pero lo extiende a la conducta lingüística adecuada a
situaciones. Es decir, la competencia comunicativa según Gumperz es definida como el
conocimiento de las convenciones lingüísticas y comunicativas en general que los
hablantes deben poseer para crear y mantener la cooperación conversacional. Acá está
esa idea de cooperación de la que ya hemos hablado y que es una idea muy propia e
importante de los estudios del discurso: esta idea de que las interacciones son un tipo de
trabajo, que demanda cooperación y esfuerzo. Conversar es un tipo especial de trabajo
para el que hay que tener las habilidades pertinentes. Lo que nos viene a decir este
principio de competencia comunicativa es que no alcanza con la competencia
lingüística, con este conocimiento del léxico y de la gramática, sino que para interactuar
con otros –y habría que agregar aquellos principios regulativos de De Beaugrande y
Dressler de manera efectiva, eficiente y adecuada– necesitamos este conocimiento que
involucra la situación comunicativa.
Mientras que la habilidad para producir oraciones gramaticales es común a todos los
hablantes de una lengua o un dialecto, el conocimiento de las convenciones
contextualizadoras varía en relación con otros factores: discurso situado, comunicación en
contexto.
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Por lo tanto, tenemos que adquirir, para ser hablantes competentes, conocimiento
interaccional –conocimiento que tiene que ver con el actuar con otros–, conocimiento
sobre géneros, conocimiento sobre situaciones. Esto se logra y se debe fortalecer a
través de la educación. En sociedades desiguales como la nuestra, no todos los
individuos tienen la posibilidad de tener diversidad de experiencias comunicativas, y
justamente, esto crea diferencias en el acceso a oportunidades, en el acceso a empleos,
etc. La educación lingüística integral de la cual la escuela primaria y media –y también
la universidad– se tiene que hacer cargo, compete a todo esto: a competencia lingüística
y competencia comunicativa. Aquí tienen otra cita que abreva en lo mismo que acabo de
decir, pero especifica
Implica conocer no sólo el código lingüístico sino también qué hay que decir a quién.
Es decir, hay que saber qué información, cómo seleccionar la información de
acuerdo a mi interlocutor, cómo decirlo de manera apropiada en cualquier situación
dada. Es decir, esa información yo la puedo comunicar o transmitir de distintos modos
que se relacionan con la evaluación que yo haga de la situación, del interlocutor, de mis
fines, de mis metas. Saber qué decir a quién y cómo decirlo tiene que ver con el
conocimiento social y cultural que se les supone a los hablantes y que les permite usar e
interpretar las formas lingüísticas.
Como ven, este concepto de competencia comunicativa es muy amplio, e
involucra gran parte de lo que ustedes han estudiado en la unidad de Pragmática, en la
unidad de Semántica, también en lo que hemos visto de Lingüística Textual,
presuponiendo obviamente la preexistencia del conocimiento gramatical.
Quisiera que fuéramos nuevamente a nuestro extracto oral. Nuevamente les pido
que lo lean. El sistema de transcripción –para quienes no estuvieron la última clase–
está en la última hoja. Los solapamientos están marcados a la izquierda con un corchete.
Recuerden que en este sistema de transcripción, cada línea es la intervención de un
hablante, y cuando se superponen las voces, se pone a los dos interlocutores uno debajo
de otro como si se tratase de una partitura musical y se coloca lo que cada uno dijo de
manera que coincida el momento donde se inicia la superposición.
Esta interacción que traje es una consulta en migraciones a finales de los años
noventa, cuando venían muchísimos inmigrantes a la Argentina. En aquella ocasión nos
instalamos ahí con un colega alemán durante muchos días para grabar este tipo de
interacciones, que son interacciones altamente rutinizadas. Ustedes tienen un solo
fragmento, pero nosotros tenemos muchas horas grabadas, con preguntas bastante
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rutinizadas, como ¿cuántos años tenés?, ¿tenés hijos argentinos?, etc. Es un género
bastante rutinizado.
[La profesora con un miembro de la cátedra leen el texto]
Este es el primer fragmento que vimos el otro día. Vamos al segundo, que es más
extenso.
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expresión? Es una manera de lograr la atención de la otra hablante, es una expresión que
está de algún modo dirigiendo la atención. Si ven en la línea 25, en el comienzo, ¿qué es
ese “bueno”, que usamos tanto?
G. C.- Sí. ¿Qué significado tiene esa frase? Es difícil encontrar una paráfrasis
para eso.
G. C.- Sí, pero además de ‘en mi opinión’, yo diría que anticipa un grado de
crítica, encabeza comentarios de reproche o recriminatorio, no digo que en todos los
casos, pero sí en la mayoría suele tener ese funcionamiento modal de explicitar la
actitud del emisor como un acto de protesta, una acto de reproche.
¿Qué otra cosa más encuentran?
Estudiante- “Ahh”.
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decir, hay un plano accional en que se organizan las conversaciones, y hay un plano del
contenido, que se relaciona con lo que nosotros llamábamos proposicional o tema. Es el
plano en el que ordenamos en las conversaciones de determinada manera los temas o
tópicos.
• Plano de la estructura secuencial (turnos, intercambios)
• Plano de los actos de habla
• Plano del contenido ideacional (proposicional y organización de los
temas o tópicos)
Estos son los tres planos en los que ella analiza las conversaciones y el
funcionamiento de estas expresiones pragmáticas, que para abreviar llama (EPs).
¿Cuál es el procedimiento de un Análisis Conversacional? Un paso fundamental
en el Análisis de Conversación es la conformación del corpus, decidir qué datos quiero
analizar de acuerdo a mis propósitos de investigación. Entonces, en primer lugar es
necesaria la constitución del corpus según criterios razonados, pensados, planificados.
Una vez que tengo mi corpus de datos no sólo grabado sino también transcripto, sigue la
segmentación de acuerdo con unidades de intercambio, de unidades de turnos, según la
organización de tópicos (es decir, en la organización de contenido) y luego de hacer este
análisis de sistematización identifica estas expresiones pragmáticas y se detiene a
analizar el funcionamiento de cada una y realiza un análisis contrastivo de una y otra,
teniendo en cuenta el contexto y tomando en cuenta la interpretación que hacen los
participantes de esa conversación, porque ese es el sentido de las expresiones
pragmáticas, no lo puedo poner yo desde afuera como analista, sino que las expresiones
pragmáticas cobran sentido en los hablantes reales en la conversación y es de allí de
donde tengo que recoger sus funciones
El análisis de los datos que tienen es cómo se distribuyen estas expresiones
pragmáticas en los distintos planos y cuál es su frecuencia de empleo. Este es un
análisis puramente cuantitativo. Luego fíjense que llega a hacer clasificaciones
funcionales, en el sentido de para qué se usa tal o cual EP: si se utiliza para la
presentación de información, para el sistema de asignación de turnos o como señales de
actitud respecto del acto de habla que se está realizando. Es decir que estas expresiones
pragmáticas funcionan en distintos planos del discurso.
Fíjense en el plano de la organización de los contenidos, se pueden sistematizar
las expresiones de acuerdo a si presentan la información como nueva o como conocida.
Por ejemplo, el “che” es una señal de que va a venir información nueva, mientras que un
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