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El bien no puede fundarse en un Dios homicida

Manlio Sgalambro

K: Como pregunta el cardenal Martini en su última intervención, para, ustedes ¿cómo aparece
la ética entre los hombres?

B: La ética está íntimamente unido al estupor. El mal social es una bagatela frente al mal
metafísico: un acto de bien contiene la más absoluta negación de Dios.

M: Para mi, es la mayor tentativa de anular «el ser». Por ello no puede basarse en Dios, en
algo que en todo caso ha dado origen a un mundo que se sostiene antológica-mente sobre el
mutuo carnage.

J: Entonces, con el bien negamos, por lo tanto, a Dios; pero «el ser», es decir, Dios o el orden
«metafíisico» del mundo, lleva siempre las de ganar. En consecuencia, ¿cómo puede basarse el
bien en Dios?

K: Dios no es inteligente ni bueno. Es un ser, un horrible ser, diría un espinoziano coherente. Le


llamamos Dios sólo por su potencia.

B: Julia, quisiera en cualquier caso hacerle notar todo el peso que la gran teología escolástica
sufre por esta existencia. ¡Hacerle notar los miles de subterfugios con los que ésta cela su
rabia! Las leyes de la exclusión de la impiedad son leyes complejas y practicadas en estado de
sonambulismo, sin que por tanto nos demos cuenta de nada, como sucede cada vez que se
lleva a cabo una infidelidad.

M: La idea que me formo de Dios, la idea que de Dios se forma el impío. Dios no debe existir.
Quiero añadir que eso se deduce de la austeridad de la impiedad. Nosotros no podemos
asociarnos con una naturaleza inferior. Creo estar seguro de la naturaleza inferior de Dios. La
idea de Dios no supone una naturaleza divina.

J: Estoy muy preocupada por la opinión corriente que se ha convertido en un nexo no escindible
de ideas. Veo con amargura que la idea de Dios y la idea del bien se presentan enlazadas. Por
lo menos cuando no nos vigilan. Se comparten en ese momento las peores astucias de un alma
turbada. Naturalmente, usted no lo sabe, pero yo sostengo que el bien sólo puede pensarse, no
hacerse.

J: Añado además que para mí la impiedad es sed inexhausta de bien y me resulta indignante
que ello se relacione con Dios, cuya idea, vuelvo a repetirlo, lo rechazo totalmente.

K: Desear el bien de los demás es desear que no mueran, eso es todo.

B: Yo creo, por el contrario, que la idea de Dios y la idea de la muerte se asocian de tal manera
que podemos usar tanto un nombre como el otro.) El resto es Justiz und Polizei.

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