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Ejercicio y
Nutrición Deportiva
De la Ciencia a la Práctica
Mayra A. Márquez
Profesor Diego A. Bonilla
Profesor Jorge L. Petro
Contents
Title Page
Copyright
Dedicatoria
Reconocimientos
Acerca del Autor
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Apéndice A
Apéndice B
Copyright
Datos de Catalogación en publicación de la Biblioteca del Congreso
Principios del ejercicio y nutrición deportiva: de la Ciencia a la Práctica. Richard B. Kreider con Mayra A.
Márquez, Diego A. Bonilla, and Jorge L. Petro. p. 471.
RBK Consultations
1859 Indian Lake Dr.
College Station, TX 78845
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respaldo del contenido presentado. Se ha tenido cuidado de confirmar la fiabilidad de la información
presentada y en describir las prácticas generalmente aceptadas. Contacte a RBK Consultations para
solicitudes de reimpresión.
Dedicatoria
En memoria del Dr. Melvin H. Williams, quien fue pionero en el campo de la
nutrición deportiva y motivó a muchos estudiantes y colegas a estudiar el rol de la
nutrición sobre el rendimiento deportivo.
Me gustaría agradecer a Kristin Beavers, RD, PhD; Rodney Bowden, PhD; Bill
Campbell, PhD; Mike Greenwood, PhD; Mike Iosia, PhD, Jean Jitomir, RD, PhD: Chad
Kerksick, PhD; Brian Leutholtz, PhD, Brandon Marcello, PhD; Charlie Melton, MS; Lem
Taylor, PhD; Colin Wilborn, PhD; Rick Coollins, Esq., y Tim Ziegenfuss, PhD quienes
contribuyeron con material o colaboraron como coautores en algunos capítulos publicados
en el libro Exercise & Sport Nutrition: Principles, Promises, Science and Recommendations.
Aunque se revisó de manera extensa y se redactó de nuevo, parte del contenido presentado
proviene de material publicado en este libro, así como de las revisiones en nutrición
deportiva de la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva (ISSN) y de los
posicionamientos que el Dr. Kreider escribió y lideró a lo largo de los años. Además, me
gustaría agradecer a Frank y Victor Katch por su inspiración, su visión por publicar y sus
esfuerzos en la edición de la publicación de nuestro libro anterior, el cual sirvió como base
para este nuevo texto.
El Dr. Richard B. Kreider es Profesor y Director del Laboratorio del Ejercicio y Nutrición
Deportiva (ESNL) en la Universidad de Texas A&M. El Dr. Kreider es miembro de la facultad
de posgrado del Departamento de Salud y Kinesiología y del Departamento de Nutrición y
Ciencias de la Alimentación. Ha realizado numerosos estudios sobre nutrición y ejercicio
físico, permitiéndole publicar cuatro libros, más de 190 artículos y capítulos de libro
revisados por pares, 440 resúmenes de investigación y 150 artículos relacionados con la
salud y la aptitud física. El Dr. Kreider es miembro distinguido del Colegio Americano de
Medicina del Deporte (FACSM); miembro activo de la Asociación Nacional de Fuerza y
Acondicionamiento Físico (NSCA); cofundador, directivo y miembro distinguido de la
Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva (FISSN); fundador y editor en jefe de la
Revista de la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva en BioMed Central; miembro
distinguido del Colegio Americano de Nutrición (FACN); exmiembro directivo de la
Asociación Americana de Kinesiología (AKA); y miembro electo de la Academia Nacional de
Kinesiología (FNAK, #568). El Dr. Kreider ha recibido el Premio al Logro en Nutrición NSCA
(2010), el premio de Deporte y Nutrición Global Health & Pharma (2017), y el Premio a la
Trayectoria Profesional ISSN (2018). El Dr. Kreider ha sido conferencista destacado en
numerosos congresos internacionales y se desempeña como consultor científico para la
industria y organizaciones de profesionales a nivel nacional.
Prefacio
Todos tenemos el deseo de vernos y sentirnos bien. Muchos de nosotros también
queremos rendir lo mejor posible, ya sea en la zona de pesas, en los deportes o en el
trabajo. Las investigaciones han demostrado que el ejercicio físico, la nutrición apropiada y
la recuperación adecuada son factores importantes que afectan la salud y el rendimiento
humano. Aunque pareciera que educar al público sobre ejercicio y nutrición adecuada es
una tarea fácil, existe una gran cantidad de información disponible que es conflictiva y
confusa con respecto a estos temas. Parece que cada celebridad o "gurú del fitness" tiene
su programa único para la pérdida de peso, una máquina de ejercicio, o un programa de
suplementación garantizado para acelerar la pérdida de peso o ponerse fit. Algunos
recomendarán una dieta alta en carbohidratos y baja en grasas, mientras que otros dirán
que una dieta alta en grasas y proteínas es mejor. Algunos mencionarán que un nutriente en
particular ayudará a mejorar el rendimiento mientras que otros dirán que no funciona. El
hecho es que hay tanta información contradictoria que muchas personas ya no saben qué
hacer. Lastimosamente, esta confusión se agrava por culpa de algunos profesionales en el
campo a quienes no les importa lo que indique la evidencia científica, puesto que no
recomendarían suplementos nutricionales. Además, los anuncios engañosos o artículos que
promocionan de forma sensacionalista la eficacia o la seguridad de ciertos suplementos
dietarios o productos para hacer ejercicio también perjudican de manera notable el medio.
En nuestra opinión, lo que el público está buscando es una descripción clara de los métodos
adecuados de entrenamiento y un análisis honesto de la importancia científica (o de la falta
de ella) en las estrategias nutricionales y los suplementos nutricionales que podrían mejorar
la salud y el rendimiento físico. El propósito de este libro es proporcionar una visión general
basada en la evidencia de los principios básicos de la nutrición deportiva para estudiantes y
profesionales.
Capítulo 1
Fundamentos de la Dieta
Calorías
Nuestro cuerpo metaboliza los alimentos que ingerimos en una forma de energía
utilizable para la contracción muscular y otras funciones metabólicas. Cuantificamos la
energía que consumimos de los alimentos y la gastamos en kilocalorías (kcal). Una
kilocaloría (también llamada Caloría) representa la cantidad de calor que se necesita para
elevar 1 kilogramo (kg) de agua a 1° Celsius (C) [4]. Una kcal equivale a 4.184 kilojoules (kj)
de energía y se necesita aproximadamente 1 litro de oxígeno para quemar 5 kcal. Estas
relaciones permiten determinar la cantidad de energía que se encuentra en los alimentos.
Tradicionalmente, esto se determinaba midiendo la cantidad de oxígeno consumido al hacer
combustión completa de los alimentos en una bomba calorimétrica rodeada de 1 kg de
agua. Hoy en día, utilizamos el sistema Atwater [5-7] donde la cantidad de energía requerida
para oxidar los carbohidratos (4 kcal/gramo), la grasa (9 kcal/gramo) y las proteínas (4
kcal/gramo) se suman para proporcionar una estimación de la cantidad de energía
necesaria para metabolizar ese alimento. Aunque algunos han sugerido que esto puede
sobreestimar el gasto energético [8-10], este sistema proporciona una estimación razonable
de la cantidad de calor (i.e., energía) que se tendría que producir a través de la actividad
física para metabolizar los alimentos.
Por ejemplo, si una etiqueta nutricional indica que el alimento contiene 140 calorías, se
tendría energía suficiente para suplir la demanda del metabolismo en reposo durante dos
horas, o unos 11 minutos para una persona entrenada de 70 kg que haga ejercicio a 10
veces el equivalente metabólico en reposo (METS, por sus siglas en inglés). En este
sentido, los individuos consumen 3.5 ml/kg/min de oxígeno en reposo, lo que equivale a 1
MET. Por lo tanto, un individuo de 70 kg oxidaría alrededor de 1.225 kcal/min (i.e., 3.5
ml/kg/min x 70 kg = 245 ml/min o 0.245 L/min; 0.245 L/min x 5 kcal = 1.225 kcal/min) o 73.5
kcal/hora (i.e., 1.225 kcal/min x 60 min = 73.5 kcal/hora). Si una persona entrenada de 70 kg
tiene una carga de trabajo en el ejercicio de 10 MET durante 30 minutos, oxidaría unos 368
kcal (i.e., 10 METS x 3.5 ml/kg/min = 35 ml/kg/min; 35 ml/kg/min x 70 kg = 2,450 ml/min o
2.45 L/min; 2.45 L/min x 5 kcal = 12.25 kcals/min; 12.25 kcal/min x 30 min = 368 kcal). Así,
la kilocaloría se utiliza como una forma para medir el contenido energético de los alimentos,
así como el gasto energético de cada sujeto.
Glucólisis
Los carbohidratos son el principal combustible utilizado durante el ejercicio de
intensidad moderada a alta. Por esta razón, se le conoce como el combustible preferido
durante el ejercicio. Los carbohidratos se almacenan en el cuerpo principalmente en forma
de glucógeno muscular y hepático. Una pequeña cantidad de carbohidratos también está
disponible en la sangre como glucosa sanguínea. La descomposición de la glucosa se
conoce como glucólisis. La glucólisis consiste en descomponer un azúcar de seis carbonos
en dos moléculas de tres carbonos. El proceso implica 10 reacciones enzimáticas que
convierten la glucosa (molécula de 6 carbonos) en dos moléculas de piruvato (molécula de 3
carbonos), tal como se muestra en la Figura 1.1. Cuando la intensidad del ejercicio excede
el umbral anaeróbico (es decir, la mayor intensidad del ejercicio que puede mantener
energéticamente por vías oxidativas antes que el lactato comience a acumularse), el
piruvato se convierte en lactato en el citosol produciendo 2 ATP, los cuales se pueden utilizar
en el metabolismo energético. El lactato producido circula en la sangre y puede ser usado
como fuente de energía a través de vías oxidativas en otros tejidos, además de actuar como
un mensajero hormonal según nuevas teorías.
Figura 1.1. Visión general del metabolismo de la glucosa a través de la glucólisis. HK = hexocinasa, G6P
= glucosa-6-fosfato, PGI = fosfoglucosa-isomerasa, F6P = fructosa-6-fosfato, PFK = fosfofructocinasa, F1,6BP
= fructosa-1,6-bifosfato, ALDO = aldolasa, GAPD = gliceraldehído-3-fosfato, DHAP = Dihidroxiacetona fosfato,
TPI = triosa fosfato isomerasa, GAPDH = gliceraldehído-3-fosfato deshidrogenasa, 1,3PG = 1,3-
bifosfoglicerato, PGK = fosfoglicerato cinasa, 3PG = 3-fosfoglicerato, PGM = fosfoglicerato mutasa, 2PG = 2-
fosfoglicerato, ENO = Enolasa, PEP = fosfoenolpiruvato, PK = piruvato cinasa.
Metabolismo Oxidativo
El metabolismo oxidativo o “aeróbico” es la fuente primaria de energía en el reposo y
durante intensidades submaximales de ejercicio (i.e., <60-70%). El metabolismo oxidativo
implica la descomposición de carbohidratos, grasas o proteínas para generar ATP a nivel
mitocondrial. La capacidad de producir ATP a partir del metabolismo oxidativo es muy alta.
Por ejemplo, la oxidación de una molécula de glucosa puede producir hasta 32 ATP. Ahora
bien, la oxidación de un triacilglicerol (3 ácidos grasos libres más un glicerol), la cual es la
forma como se almacena la grasa en el cuerpo, puede producir más de 400 ATP
dependiendo de la longitud de las cadenas de ácidos grasos. Hay dos etapas básicas
involucradas en el metabolismo oxidativo, las cuales son:
Ciclo del Ácido Tricarboxílico (TCA). El ciclo del TCA (también conocido como el
ciclo del ácido cítrico o ciclo de Krebs) es una serie de reacciones químicas que son
esenciales para el metabolismo completo de la glucosa, las grasas y algunos aminoácidos
(ver Figura 1.2). El ciclo del TCA se lleva a cabo en la matriz mitocondrial y su objetivo es
descomponer la glucosa, los derivados de ácidos grasos y algunos aminoácidos en
moléculas utilizables que pueden ingresar al sistema de cadena de transporte de electrones
(CTE) para producir la energía libre necesaria para sintetizar ATP desde ADP + Pi. El ciclo
del TCA comienza con la condensación de una molécula de oxalacetato y una molécula de
acetil-CoA. La porción acetil del acetil-CoA se deriva del piruvato, que es producido por la
descomposición de la glucosa en la glucólisis. El acetil-CoA también está disponible a partir
de la degradación de los ácidos grasos. Después de la condensación, el oxalacetato y el
acetil-CoA reaccionan para producir citrato, que actúa como primer sustrato para siete
reacciones enzimáticas diferentes que transcurren en secuencia y que, por lo tanto, generan
siete compuestos intermediarios. En términos generales, el ciclo del TCA convierte el
piruvato en CO2, NADH+H+, FADH2 y un compuesto de alta energía llamado trifosfato de
guanidina (GTP), este último es un fosfato de alta energía preferido por varias vías
metabólicas. Por su lado, el NADH+H+ y FADH2 pueden ingresar a la CTE y propiciar el
proceso de fosforilación oxidativa (i.e., uso de oxígeno para producir energía útil para
sintetizar ATP). Sistema de Cadena de Transporte de Electrones (CTE). La CTE es la
etapa final del metabolismo oxidativo. Este proceso utiliza el NADH+H+ y FADH2 producido
en la glucólisis y en el ciclo del TCA para generar ATP (ver Figura 1.3). El propósito de la
CTE es pasar electrones desde el NADH+H+ y el FADH2 a otras moléculas portadoras, las
cuales mantienen los electrones en niveles de energía ligeramente más bajos. Cabe resaltar
que la energía se libera a medida que los electrones pasan de un nivel de mayor energía a
uno de menor energía. Así, después de varios pasos, los electrones son finalmente
aceptados por una molécula de oxígeno al nivel de energía más bajo, produciendo agua.
Por cada molécula de NADH+H+ que entra en la CTE se sintetizan 2.5 ATP. Puesto que el
FADH2 entra en un nivel inferior de la CTE, solamente se forman 1.5 ATP a su paso.
Aproximadamente 32 ATP son sintetizados a través del metabolismo oxidativo de una
molécula de glucosa, mientras que más de 400 ATP pueden ser sintetizados a través de la
oxidación de un triacilglicerol. Consecuentemente, una gran cantidad de ATP puede ser
sintetizada a partir del metabolismo oxidativo de la glucosa, los ácidos grasos y algunos
aminoácidos, los cuales pueden entrar en pasos intermedios dentro del ciclo del TCA y
contribuir a la producción de NADH+H+ y FADH2.
Figure 1.2. Reacciones del ciclo del ácido tricarboxílico.
Figura 1.3. Cadena de transporte de electrones.
Continuum Energético
El cuerpo humano utiliza cada uno de estos sistemas de energía en reposo y durante el
ejercicio. La contribución energética o predominancia de cada sistema energético, y el
combustible empleado (carbohidratos, grasas o aminoácidos), dependerá de la intensidad y
duración del ejercicio (ver Figura 1.4). Durante series de un ejercicio de alta intensidad que
duren menos de 10 segundos (e.g., de 1 a 3 repeticiones con carga, sprint de 10 a 100
metros, lanzamiento de peso, salto de altura, etc.), el combustible principal que será
utilizado para proporcionar energía se deriva de las reservas de ATP-PCr existentes en el
músculo. A medida que la duración de un ejercicio al máximo esfuerzo (all-out) aumenta, la
glucólisis desempeñará un rol importante en el suministro de energía para dicha actividad.
Por ejemplo, realizar sprints de 10 segundos a 2 minutos de duración dependerá en gran
medida de la energía proveniente de glucólisis. Cuanto más corto sea el sprint, mayor será
la contribución del sistema ATP-PCr (e.g., sprints de 10 - 30 segundos), mientras que sprints
más largos (e.g., un sprint de 400 metros que dura 60 segundos o un sprint de 800 metros
que dura 2 minutos) tendrá menos participación del sistema ATP-PCr y más de la glucólisis
y la oxidación mitocondrial de los carbohidratos. Los carbohidratos son el combustible
principal para el ejercicio intermitente de alta intensidad y el ejercicio de resistencia. Cuanto
mayor sea la intensidad, mayor será la contribución de los carbohidratos como fuente de
energía en el ejercicio (ver Figura 1.5). Por otro lado, a mayor duración del ejercicio, mayor
será el uso de las grasas como combustible (ver Figura 1.6).
Figura 1.4. Contribución aproximada de los principales sistemas de energía durante el ejercicio de corta
y larga duración.
Figura 1.5. Contribución relativa de la oxidación de carbohidratos y grasas según la intensidad del
ejercicio.
Figura 1.6. Porcentaje de contribución de carbohidratos y grasas durante ejercicio sostenido de
resistencia.
Para la mayoría de las personas, toma entre 30 - 40 minutos de caminata o trotar al 60 -
70% de la intensidad máxima antes que la mayor parte del combustible utilizado por el
ejercicio se derive de la grasa. Este punto 50:50 de utilización de carbohidratos-grasa es
conocido como el punto de cruce (cross-over). El ejercicio de resistencia de alta intensidad
(e.g., >70%) que dure menos de 30 minutos empleará principalmente los carbohidratos
como fuente de energía, mientras que el ejercicio a una intensidad más baja (e.g., 50 –
70%) que dura más de 30 minutos utilizará principalmente la grasa como combustible para
el ejercicio. El ejercicio intermitente de alta intensidad (e.g., fútbol americano, fútbol,
baloncesto, etc.) utiliza principalmente las reservas de fosfágenos de alta energía para las
carreras cortas, la glucólisis a partir del glucógeno muscular para carreras más largas, y el
metabolismo oxidativo de carbohidratos y grasa para los momentos de recuperación y el
correr/trotar a baja intensidad. De hecho, el cuerpo humano contiene suficiente glucógeno
en los músculos (300 - 500 gramos) y en el hígado (80 - 100 gramos) para soportar ejercicio
intermitente de alta intensidad o sostenido durante aproximadamente dos horas. A medida
que se agotan los niveles de glucógeno muscular y hepático durante el ejercicio prolongado,
el atleta tiene que producir energía a través de la oxidación de la grasa y de algunos
aminoácidos, que se descomponen durante el ejercicio y que pueden servir como una
pequeña cantidad de combustible. Cuando esto ocurre, se debe reducir la intensidad del
ejercicio hasta el 40% - 50%, debido a que se requiere más oxígeno para favorecer la
oxidación de los ácidos grasos. Finalmente, durante el ejercicio, los músculos activos
dependerán más de los fosfágenos de alta energía, de la glucólisis o del metabolismo
oxidativo de carbohidratos para producir energía, mientras que aquellos músculos que no
están muy involucrados en el ejercicio pueden ser capaces de suplir sus requerimientos de
energía mediante la oxidación de los ácidos grasos.
Figura 1.7. Contribución de los sistemas de energía según la duración de diferentes series de ejercicio a
esfuerzo máximo.
El cuerpo humano emplea estos sistemas para proporcionar energía según sea
necesario. Esto implica la presencia de una mezcla de sistemas de energía, en lugar de
procesos individuales a manera de todo o nada, tal como se muestra en la Figura 1.7. Los
programas de entrenamiento pueden hacer énfasis en el trabajo de ciertos sistemas
energéticos. Por ejemplo, realizar series de 1 - 3 repeticiones al 90% del esfuerzo máximo o
realizar sprints all-out o ejercicios que duren menos de 5 segundos pueden centrarse
principalmente en el sistema ATP-PCr. Realizar series de 8 - 12 repeticiones con tanto peso
como se pueda levantar, esprintar o realizar ejercicios que duren de 10 - 20 segundos, se
enfocarían en una combinación de los sistemas energéticos ATP-PCr y la glucólisis. Realizar
series de 12 - 20 repeticiones, sprints o ejercicios que duren 30 - 90 segundos utilizaría
principalmente la glucólisis, mientras que el ejercicio sostenido de más de 2 minutos de
duración trabajaría predominantemente las vías energéticas oxidativas. No obstante,
también se debe considerar el tiempo de recuperación de cada uno de estos tipos de
ejercicio. Generalmente se requiere una relación de trabajo-descanso de 1:4 o 1:5 para que
un atleta se recupere de sprints que duren de 4 - 6 segundos; por ejemplo, se debería
proporcionar de 16 - 30 segundos de recuperación entre sprints si realiza un sprint de 40
yardas en 6 segundos, con el objetivo de reponer la mayoría de las reservas de ATP y PCr.
Si el atleta no puede correr el siguiente sprint a la misma velocidad, es probable que no se
haya otorgado el suficiente tiempo de recuperación. Ahora bien, a medida que se producen
las adaptaciones al entrenamiento, los tiempos de recuperación pueden reducirse y aún así
mantenerse la velocidad del sprint. Los sprints o ejercicios de mayor duración generalmente
necesitan una menor relación trabajo-descanso para favorecer una óptima recuperación.
Por ejemplo, si se realiza una serie de 30-60 segundos de trabajo, sólo se necesitaría una
relación de trabajo-descanso de 1:2 o 1:3. Cuanto más “aeróbico” sea el trabajo, menos
tiempo se necesita para recuperarse del ejercicio. Por ejemplo, si se realiza una carrera de
una milla en 6 minutos, es posible que solo se necesite un tiempo de recuperación de 1:0.5
(i.e., 3 minutos) antes de estar listo para realizar la siguiente carrera. Por otro lado, a los
atletas entrenados contra resistencia generalmente les toma entre 15 - 30 segundos el
completar una serie de 8 - 12 repeticiones, lo cual involucra una contribución predominante
del sistema glucolítico para producir energía. Por lo tanto, el tiempo óptimo de recuperación
entre series para el entrenamiento contra resistencia es generalmente de 2 a 3 minutos. De
esta manera, el tipo de sistema energético utilizado y el análisis de la relación trabajo-
descanso es la base para una adecuada programación y prescripción del ejercicio físico.
Gasto Energético
Los principales determinantes del gasto energético diario incluyen la tasa metabólica
basal (TMB), el efecto termogénico de los alimentos y la actividad física. La TMB es el
consumo de energía empleado en estado de reposo mientras se esta despierto y en estado
de ayuno [12]. Se debe medir después de despertar en la mañana y antes de comenzar a
moverse. Dado que la TMB es muy difícil de medir, a menos que se pase la noche en una
cámara metabólica, se emplea frecuentemente el gasto energético en reposo (GER) para
estimar la TMB. El GER se mide generalmente en la mañana después de acostarse sin
realizar movimientos durante 20 - 30 minutos en un estado de ayuno. El GER representa
aproximadamente el 60 - 80% del gasto energético diario. La cantidad de masa libre de
grasa (MLG) que una persona tiene en su cuerpo se correlaciona positivamente con el GER.
Además, la edad, el sexo y la herencia genética también influyen en el GER, aunque en
menor medida [12]. Las mujeres generalmente tienen valores ligeramente inferiores de GER
que los hombres, incluso después de realizar una corrección por la masa grasa. Las dietas
prolongadas y la reducción de la MLG, que normalmente ocurren en respuesta a una
pérdida rápida de peso, puede reducir el GER y facilitar la recuperación de peso (efecto
rebote). Por esta razón, los programas de reducción de la masa corporal deben enfocarse
en mantener la MLG durante la pérdida de peso a través del ejercicio contra resistencia y
mantener una dieta con una moderada a alta cantidad de proteína [13].
Aproximadamente el 10% del gasto energético diario proviene del efecto térmico de los
alimentos, el cual es la energía que se emplea para digerir y procesar los nutrientes
contenidos en los alimentos. Cerca del 60 – 70% de esta energía se consume en los
procesos de digestión, absorción y almacenamiento de nutrientes, mientras que el 30 – 40%
de esta energía se pierde en forma de calor (i.e., termogénesis). De los macronutrientes de
la dieta, la proteína tiene el mayor efecto térmico, mientas que los carbohidratos tienen un
efecto menor. En consecuencia, algunos programas dietéticos recomiendan comer
porciones más pequeñas con más frecuencia a lo largo del día y consumir una dieta rica en
proteínas para aumentar el gasto energético debido al efecto térmico de los alimentos
[13,14]. Aproximadamente el 10-30% del gasto energético diario proviene de la actividad
física, el cual puede derivar del trabajo convencional o del ejercicio (i.e., acondicionamiento
físico, actividades recreacionales o deporte), así como también de la termogénesis de la
actividad física sin ejercicio (NEAT, del inglés non-exercise activity thermogenesis). El
aumento de la cantidad de actividad física planificada y no planificada aumenta la TMB y el
GER. En consecuencia, mantener un estilo de vida activo puede ayudar a controlar el peso
y la composición corporal. Se han desarrollado numerosas ecuaciones para predecir el
GER. Esta información es útil para ayudar a las personas a conocer la cantidad de calorías
que deberían consumir por día. La ecuación de Harris-Benedict [15] es comúnmente
empleada por nutricionistas-dietistas y fisiológos del ejercicio para proporcionar una
estimación del GER diario. La ecuación para hombres y mujeres son las siguientes, donde:
M = masa corporal en kg (peso en libras / 2.2 = kg), E = estatura (estatura en pulgadas x
2.54 cm), y edad en años.
Macronutrientes
Los macronutrientes son sustancias químicas que se requieren en cantidades
relativamente grandes y que son de gran importancia para tener un óptimo estado de salud
y de calidad vida [11]. Los Macronutrientes incluyen los carbohidratos, las grasas y las
proteínas, los cuales contribuyen al metabolismo energético, al igual que la fibra y el agua. A
continuación se aborda de manera general el rol de los macronutrientes en la dieta. La
función de estos macronutrientes en el ejercicio y el entrenamiento se discutirá en los
capítulos siguientes.
Carbohidratos
Los carbohidratos sirven como la fuente primaria de energía y se obtienen en la dieta a
partir de azúcares, almidones y fibra. Se clasifican en simples o complejos. Los azúcares
simples incluyen monosacáridos (i.e., glucosa, fructosa y galactosa) y disacáridos (i.e.,
sacarosa, lactosa y maltosa), mientras que los carbohidratos complejos comprenden
oligosacáridos con 2 - 10 azúcares unidos (i.e., rafinosa y estaquiosa) y los polisacáridos,
con más de 10 azúcares unidos (i.e., almidón, glucógeno y celulosa). Esta clasificación se
basa en la estructura química y en la facilidad con la que el carbohidrato puede ser digerido.
Por ejemplo, un carbohidrato simple es más refinado y se digiere rápidamente, mientras que
los carbohidratos complejos requieren más tiempo para descomponerse. Cuanto más rápido
se digieren los carbohidratos, más rápido se elevan los niveles de glucosa en sangre. En
respuesta, la insulina se secreta por el páncreas para almacenar la glucosa en forma de
glucógeno en el hígado, músculo u otros tejidos que necesitan carbohidratos.
Proteínas
Una vez que se satisfacen las necesidades energéticas del cuerpo, el siguiente
macronutriente más importante que se necesita es la proteína. En promedio, el cuerpo
humano es cerca de un 18% proteínas, las cuales son un componente principal de los
músculos, órganos, glándulas, enzimas, cabello y cualquier otra célula dentro del cuerpo.
Las proteínas son estructuras complejas compuestas de varias combinaciones de
aminoácidos, los cuales son los componentes básicos de las proteínas y se clasifican como
esenciales, condicionalmente esenciales y no esenciales (ver Tabla 1.5). Los aminoácidos
esenciales deben obtenerse de la dieta, mientras que los aminoácidos no esenciales
pueden sintetizarse fácilmente en el cuerpo a partir de otros aminoácidos. El cuerpo
humano tiene la capacidad de producir los aminoácidos condicionalmente esenciales, pero
las vías no son eficientes; por lo tanto, se depende esencialmente de las fuentes dietéticas
para obtener estos aminoácidos. La RDA de proteínas es de 1.0 gramos/kg/día para los
niños de 11-14 años de edad, de 0.8 – 0.9 gramos/kg/día para los adolescentes de 15-18
años de edad, y de 0.8 gramos/kg/día para los adultos (ver Tabla 1.6). Hay una variedad de
fuentes de alimentos que contienen proteínas. Las necesidades de proteínas aumentan en
los individuos físicamente activos y se deben obtener cantidades adecuadas en la dieta para
promover el crecimiento y la reparación de los tejidos durante el entrenamiento intenso.
Finalmente, el tipo de proteína consumida y el momento en que se consume puede influir en
la síntesis y el catabolismo de las proteínas.
Grasas
La grasa es una parte esencial de la dieta que proporciona precursores para la síntesis
de ácidos grasos, colesterol y fosfolípidos que ayudan a formar las membranas celulares. La
ingesta de grasa en la dieta proporciona ácidos grasos esenciales (i.e., ácido linoléico, ácido
linolénico y ácido araquidónico), los cuales no pueden ser sintetizados en el cuerpo y que
son necesarios para el crecimiento y desarrollo, así como para numerosos procesos
fisiológicos [11]. Las grasas se clasifican en cuatro categorías: saturadas, monoinsaturadas,
poliinsaturadas e insaturadas. El número de átomos de hidrógeno que se unen a los átomos
de carbono en el ácido graso determina si la grasa es saturada o insaturada. Las grasas
saturadas no tienen dobles enlaces entre los átomos de carbono en las cadenas de los
ácidos grasos y, por lo tanto, están saturados con átomos de hidrógeno. Este tipo de grasa
se encuentra principalmente en las grasas animales (e.g., la piel animal, la mantequilla, las
aves, etc.) y son grasas generalmente sólidas. Las grasas monoinsaturadas tienen un doble
enlace en sus cadenas de ácidos grasos y por lo tanto tienen espacio para un átomo de
hidrógeno. Ejemplos de grasas monoinsaturadas incluyen al aceite de oliva, el aceite de
cacahuete y el aceite de canola. Las grasas poliinsaturadas (i.e., los PUFA) tienen dos o
más enlaces dobles en sus cadenas de ácidos grasos y se consideran formas más
saludables de grasa. Estas grasas tienden a ser más ligeras en color y grosor que las
grasas saturadas o monoinsaturadas. Algunos ejemplos incluyen el aceite de maíz, el aceite
de cártamo, el aceite de girasol, el aceite de semilla de algodón y el aceite de soja. Dado
que los aceites vegetales son menos costosos que las grasas animales, se han desarrollado
los ácidos grasos trans para su uso en cocina y preservación de alimentos. Los ácidos
grasos trans son aceites vegetales que han sido hidrogenados a través del calentamiento
para producir una forma de grasa más hidrogenada y espesa. Ha existido cierta
preocupación de si la ingesta de dietas ricas en ácidos grasos trans podría aumentar el
riesgo de padecer enfermedades crónicas [26].
Finalmente, las grasas Omega-3 (e.g., el ácido linolénico) tienen por lo menos una
unión doble en el tercer carbono desde el final de la molécula (3ª posición). Los aceites de
pescado son una fuente abundante de ácidos grasos Omega 3. Ahora bien, se ha reportado
que las dietas altas en aceites de pescado o ácidos grasos Omega 3 ayudan a disminuir el
riesgo de varias enfermedades crónicas [27]. Las grasas de la dieta también son necesarias
para utilizar y metabolizar adecuadamente las vitaminas liposolubles (A, D, E y K). Una vez
que la grasa es ingerida, esta se digiere y almacena en forma de triacilgliceroles en el tejido
adiposo.
Agua
La fibra dietaria es una sustancia que se encuentra en las frutas y los vegetales. Es un
carbohidrato no digerible que hace parte del componente estructural de estos alimentos. La
fibra tiene una serie de funciones útiles que incluyen el suministro de volumen a la dieta,
cualidad que no sólo hace que quien la consuma se sienta lleno más rápido, sino que
también ayuda a regular la tasa de paso de los alimentos a través del cuerpo. La fibra
también absorbe materiales nocivos o potencialmente nocivos que se encuentran en los
alimentos y ayuda en la excreción del colesterol y de varios minerales. Existen dos formas
de fibra: soluble e insoluble. La fibra soluble atrae el agua durante el proceso de digestión y
se convierte en un material gelatinoso que relantece la digestión. Este tipo de fibra se
encuentra en alimentos como salvado de avena, cebada, nueces, semillas, frijoles, lentejas,
guisantes y algunas frutas y verduras. Por otro lado, la fibra insoluble parece acelerar el
paso de los alimentos a través del estómago y los intestinos, lo que añade volumen a las
heces. Este tipo de fibra se puede encontrar en alimentos como el salvado de trigo, las
verduras y los granos enteros. Medicinalmente, la fibra se emplea para prevenir el
estreñimiento y en ocasiones para el tratamiento de la diverticulosis, la diabetes y las
enfermedades cardíacas. Aunque las investigaciones son contradictorias, se puede concluir
que las poblaciones que consumen mayores cantidades de fibra en sus respectivas dietas
tienden a tener una menor incidencia de cáncer de colon y, en general, menores niveles
séricos de colesterol. La Tabla 1.6 muestra las RDA y los IA recomendados para la fibra
dietética.
Micronutrientes
Los micronutrientes son compuestos orgánicos (vitaminas, minerales y elementos
traza). Las vitaminas y minerales sirven como cofactores (i.e., componentes necesarios) de
numerosas vías energéticas y biológicas [4]. La falta de suministro de varias vitaminas y
minerales puede llevar a una serie de afecciones médicas, por ende, se debe asegurar que
la ingesta de vitaminas y minerales cumpla las directrices de ingesta recomendadas (ver
Tabla 1.7 y Tabla 1.8), preferiblemente mediante la selección de alimentos densos en
nutrientes, ya que los alimentos también contienen fitonutrientes y otros constituyentes, que
frecuentemente contribuyen al aumento de la biodisponibilidad de los micronutrientes.
Debido a que la calidad de la dieta estadounidense a menudo es inconsistente, muchos
profesionales de la salud recomiendan que las personas complementen su dieta con una
dosis baja de multivitaminas. En los últimos años ha surgido un gran interés en determinar la
función que desempeñan las vitaminas y los minerales individuales en la salud y la
enfermedad. La dieta general debería incluir una amplia variedad de alimentos que
contengan fuentes ricas de vitaminas y minerales. El papel de vitaminas y minerales
específicos en el rendimiento del ejercicio, el entrenamiento y la recuperación se describirá
en los siguientes capítulos.
Dieta Recomendada para la Salud y el Buen
Estado Físico
El primer paso en el desarrollo de una dieta para mejorar el rendimiento es asegurarse
que el atleta está consumiendo una dieta bien balanceada, con suficiente en energía y
densa en nutrientes. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos revisó la
pirámide tradicional de los alimentos y desarrolló el programa ChooseMyPlate.gov, el cual se
cree que es más fácil de entender. En lugar de centrarse únicamente en el número de
porciones que los individuos deben consumir, las recomendaciones se enfocan en los tipos
de alimentos y en el tamaño relativo de las proporciones para una comida balanceada. Las
recomendaciones generales para los adultos incluyen comer una dieta saludable que
incluya frutas, verduras, granos enteros y productos lácteos sin grasa o bajos en grasa;
alimentos que contengan proteínas como aves, pescado, frijoles, huevos, nueces y carnes
magras; y alimentos bajos en grasas saturadas, sodio y azúcares agregados. Las
recomendaciones también incluyen mantener un estilo de vida activo y un peso óptimo.
Resumen
La comprensión de los principios básicos de la ingesta y el gasto de energía, así como
de las funciones de los macronutrientes y micronutrientes, sirve como base para desarrollar
un programa de ejercicios relacionados con la salud, considerando que la ingesta de
alimentos busca satisfacer las necesidades energéticas. El ejercicio aumenta el
requerimiento calórico, particularmente de carbohidratos y proteínas. Es por ello que los
individuos activos deben asegurarse de consumir una dieta densa en nutrientes,
preferiblemente de una variedad de alimentos enteros. La dieta general para la salud debe
contener suficientes carbohidratos para satisfacer las necesidades energéticas, ya que los
carbohidratos son el principal combustible utilizado durante el ejercicio. Sin embargo,
también es importante que los individuos activos ingieran suficiente proteína para promover
la recuperación y el crecimiento muscular. Además, la alimentación debe ser baja en grasas
saturadas, ácidos grasos trans y sodio. Por otro lado, el entrenamiento contra resistencia
puede ayudar a construir músculo, lo que puede mantener o aumentar el GER. De la misma
manera, consumir comidas y refrigerios más pequeños con una pequeña cantidad de
proteína con más frecuencia durante el día puede promover la termogénesis, la síntesis de
proteínas y aumentar el GER. Por último, es esencial que se consuma agua en las
cantidades adecuadas para mantener la hidratación, especialmente en las personas activas
que entrenan en ambientes calurosos y húmedos. La incorporación de estos principios
nutricionales básicos puede servir como base para estrategias nutricionales más avanzadas
diseñadas para ayudar a aumentar la masa muscular o promover la pérdida de grasa
corporal durante un programa de entrenamiento.
Objetivos de Aprendizaje
1.Ser capaz de definir qué es una caloría y cómo se relaciona con la ingesta y el gasto de energía.
2.Ser capaz de describir las contribuciones básicas de los sistemas de fosfágenos, glucolítico y
oxidativo al metabolismo durante el ejercicio.
3.Ser capaz de describir los principales contribuyentes al gasto energético.
4.Ser capaz de calcular el gasto de energía en reposo utilizando los cálculos descritos.
5.Ser capaz de listar y describir las seis clasificaciones principales de nutrientes.
6.Ser capaz de describir el papel de los carbohidratos en la dieta, cómo se almacenan, la diferencia de
tipos y la necesidad general de los individuos activos.
7.Ser capaz de definir el índice glucémico y la carga glucémica, y describir cómo afectan las respuestas
metabólicas a la ingesta de alimentos o de una comida.
8.Ser capaz de describir la función de las proteínas y aminoácidos en la dieta y las diferencias entre los
aminoácidos esenciales, condicionalmente esenciales y no esenciales.
9.Ser capaz de describir el rol de las grasas en la dieta y su contribución relativa a la salud y la
capacidad de ejercitarse.
10.Ser capaz de describir el papel del agua en la dieta, las fuentes y la cantidad mínima de agua
necesaria para la salud.
11.Ser capaz de describir el papel de la fibra en la dieta.
12.Ser capaz de describir el papel general de los micronutrientes en la dieta.
13.Ser capaz de seguir las recomendaciones dietéticas generales del programa de dieta
ChooseMyPlate.gov.
14.Ser capaz de describir las pautas dietéticas de la Asociación Americana del Corazón para reducir el
riesgo de enfermedad crónica.
Sugerencias de Trabajo
1.Determine su metabolismo energético en reposo basado en su nivel de actividad.
2.Compare su dieta actual con ChooseMyPlate.gov y las pautas de dieta de la Asociación Americana
del Corazón e identifique las áreas en las que puede mejorar.
3.Haga un resumen general de una dieta saludable para individuos activos basado en la información
provista en este capítulo.
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Capítulo 2
Carbohidratos
Los carbohidratos son el principal sustrato energético para ejercicios de moderada y alta
intensidad [1,2]. Como consecuencia, el ejercicio intermitente e intenso y el entrenamiento
de resistencia reducen significativamente los niveles de glucógeno muscular y hepático.
Debido a que la cantidad de carbohidratos que pueden almacenarse en el hígado y los
músculos es limitada y considerando que toma cierto tiempo reponer las reservas de los
mismos, es imprescindible que las personas activas y los atletas consuman suficientes
carbohidratos en su dieta para mantener la disponibilidad de glucógeno [1-6]. El momento y
el tipo de carbohidrato ingerido antes, durante y después del ejercicio pueden impactar de
manera significativa la calidad del entrenamiento, la recuperación y la prevención del
sobreentrenamiento [2,3]. Por lo tanto, se debe prestar especial atención al determinar la
cantidad de carbohidratos necesarios en la dieta para satisfacer las demandas energéticas
así como también el tipo de carbohidrato a consumir en los diferentes momentos del
ejercicio físico, con el fin de optimizar la disponibilidad de carbohidratos y la resíntesis de
glucógeno. Las investigaciones también han indicado que el consumo de dietas con
carbohidratos de bajo índice glicémico (IG), en lugar de IG altos, puede tener ventajas para
la salud y la pérdida de peso [7,8]. Además, el consumo de formas de carbohidratos no
digeribles con alto contenido de fibra que se encuentran en los alimentos funcionales y
suplementos dietéticos puede ayudar a controlar el apetito y promover la pérdida de peso [9-
14]. Este capítulo abarca: 1.) Fuentes dietéticas de carbohidratos; 2.) Digestión de
carbohidratos; 3.) Transporte de carbohidratos; 4.) Metabolismo de los diferentes
carbohidratos; 5.) Índice glucémico; 6.) Las necesidades energéticas de los individuos
activos; 7.) Necesidades de carbohidratos de las personas activas; 8.) El valor ergogénico
de varios tipos de carbohidratos que se encuentran en los suplementos deportivos; y, 9.) El
valor de los carbohidratos ricos en fibra.
Digestión de Carbohidratos
El alimento primero se mastica y se mezcla con la saliva que contiene una enzima α-
amilasa llamada ptialina, la cual trabaja inicialmente en fragmentar los almidones /
polisacáridos en maltosa y otros pequeños polímeros que contienen glucosa. Sin embargo,
se estima que sólo el 5% de todos los almidones se descomponen en este punto, ya que los
alimentos no permanecen en la boca durante el tiempo suficiente. Es así, que la digestión
continúa en el estómago, donde el bolo alimenticio se mezcla con varias secreciones
estomacales muy ácidas, que detienen la función de la amilasa, pero que propician la
descomposición de aproximadamente el 30 - 40% de los almidones en el sistema digestivo.
A medida que el quimo (contenido estomacal) se traslada al intestino delgado, se liberan las
secreciones pancreáticas después de un breve período de tiempo para descomponer de
manera efectiva la totalidad de los almidones. Como resultado, los polisacáridos ingeridos
son convertidos en maltosa y unidades de glucosa. A medida que el alimento procesado
continúa hacia la sección del yeyuno en el intestino delgado, entra en contacto con cuatro
enzimas digestivas que revisten las células del intestino delgado (i.e., lactasa, sacarosa,
maltasa y α-dextrinasa). Estas enzimas degradan los carbohidratos lactosa, sacarosa y
maltosa, así como otros pequeños polímeros de glucosa. Los productos finales de la
digestión de los carbohidratos son los monosacáridos, los cuales se absorben
inmediatamente en la circulación portal. En conjunto, la glucosa representa
aproximadamente el 80% de los carbohidratos disponibles; la fructosa aporta el 10% y la
galactosa el 10% restante. Los pasos principales en la digestión de los carbohidratos, así
como las principales enzimas suplementarias, se presentan en la Figura 2.1 y en la Tabla
2.2 a continuación.
Los azúcares que se encuentran en la mayoría de las bebidas para deportistas son
glucosa, fructosa o sacarosa [17]. La sacarosa es un disacárido compuesto de glucosa y
fructosa. Esta última se absorbe más lentamente en comparación con la glucosa y, por lo
tanto, no genera cambios excesivos en los niveles de azúcar en sangre, los cuales pueden
ocurrir al ingerir alimentos con un IG más alto. Ingerir carbohidratos de IG bajo a moderado
unos 45 minutos antes del ejercicio podría generar un nivel de azúcar en sangre más
estable durante las primeras etapas del ejercicio prolongado [18]. No obstante, cuando se
ingieren IG más altos (e.g., glucosa) o más bajos (e.g., fructosa) inmediatamente antes o
durante el ejercicio, no se presentan diferencias en los niveles de azúcar en sangre y el
metabolismo de carbohidratos o un ahorro de glucógeno muscular [19,20]. Una desventaja
de la lenta absorción de la fructosa es su tendencia a atraer agua al intestino, lo cual ha sido
reportado como una de las causas del malestar gastrointestinal, los calambres y diarrea en
algunos atletas. Por lo tanto, los atletas deben tener cuidado al consumir fructosa por
primera vez. Estos resultados son similares a uno de nuestros trabajos en donde se reportó
que la ingesta de miel produce una respuesta similar en glucosa en sangre y en su valor
ergogénico que otras formas de carbohidratos durante ciclismo de resistencia [21], y si bien
la ingesta conjunta de diferentes formas de carbohidratos con proteína de suero de leche
promueve una respuesta insulínica ligeramente diferente, no se afectó la recuperación luego
de un ejercicio intenso contra resistencia [4]. Sin embargo, recientemente reportamos que la
ingesta de una barra de energía que contiene oligosacáridos de fibra vegetal con proteína
de suero de leche mantuvo los niveles de glucosa en sangre mientras aumentó los niveles
de insulina en mayor grado que consumir un gel de dextrosa, lo que llevó a un mejor
mantenimiento del rendimiento en el ejercicio y a una menor percepción del dolor muscular
después de realizar ejercicios contra resistencia [22,23]. Aunque este es un hallazgo
interesante, la preponderancia de la evidencia sugiere que aunque es importante consumir
carbohidratos antes y durante el ejercicio intenso prolongado, no parece haber una mayor
ventaja de un carbohidrato sobre otro.
Para las personas que intentan perder peso y promover la salud general, el consumo de
carbohidratos con un IG bajo tiene mucho más sentido que incluir en la dieta aquellos de IG
alto. En la tabla 2.3 se presentan algunos ejemplos de alimentos con bajo, moderado y alto
IG. Como se ha comentado previamente, el consumo de alimentos con alto IG provoca un
mayor aumento en la liberación de insulina, lo cual promueve un mayor almacenamiento de
carbohidratos en comparación con el consumo de carbohidratos de bajo IG. Por lo tanto, las
dietas con alimentos de alto IG se han asociado con obesidad, diabetes y enfermedades
cardíacas [8]. Los ensayos de intervención a corto plazo sugieren que el simple reemplazo
de alimentos de alto IG por alimentos con bajo IG promueve la pérdida de peso y mejora la
sensibilidad a la insulina [8,24,25]. Por esta razón, un número creciente de investigadores
de obesidad recomiendan que las personas consuman una dieta moderada-alta en
carbohidratos que consista principalmente de alimentos con bajo IG [8]. Los atletas también
deben consumir la mayoría de los carbohidratos de su dieta en forma de alimentos con IG
bajo a moderado, con la excepción de la ingesta de carbohidratos durante y después del
ejercicio, la cual puede consistir en alimentos con un IG alto.
Uno de los principales objetivos al desarrollar una dieta para mejorar el rendimiento es
asegurarse que el atleta ingiera suficientes carbohidratos para satisfacer su demanda de
energía [1-3,6]. Para ello, no sólo hay que estimar el gasto energético total (GET), sino
también la cantidad de carbohidratos necesarios para compensar la carga de
entrenamiento. Los niveles de actividad física (PAL) y la ecuación de Harris-Benedict [26]
permiten predecir el GET, tal como se describe en el Capítulo 1. En este sentido, el factor
PAL es 1.00 para los individuos sedentarios, 1.11 a 1.16 para los individuos con baja
actividad, 1.25 a 1.31 para los individuos activos y 1.42 a 1.56 para los individuos muy
activos. Sin embargo, la aplicación de estos PAL sólo aumenta el GET en aproximadamente
200 - 400 kcal/día para individuos muy activos, dependiendo de su masa corporal (ver Tabla
2.4). Por ejemplo, el GET estimado para una mujer de 70 kg con 30 años de edad y de 1.67
metros (5'6") de altura, oscilaría entre 1,933 (sedentaria) y 2,247 kcal/día (muy activa),
mientras que un hombre de 30 años de edad con 80 kg tendría una estimación de GET que
oscilara entre 2,026 (sedentario) y 2,386 kcal/día (muy activo). Aunque esto puede ser
adecuado para una persona que gasta un extra de 300 kcal/día caminando a un ritmo
moderado durante 20 - 40 minutos, subestimaría significativamente la cantidad de calorías
que pueden requerir las personas que realizan ejercicio intenso (i.e., generalmente entre
3,500 y 6,000 kcal/día).
Por esta razón, es mejor estimar el gasto de energía durante el entrenamiento
basándose en la duración del ejercicio, el promedio del nivel de actividad en MET y el
tamaño del individuo. En la Tabla 1.1 del capítulo anterior se mostraba el gasto de energía
en kcal/min al ejercitarse a diferentes intensidades y niveles de masa corporal. La Tabla 2.5
que se presenta más abajo muestra estos datos expresados en kcal/hora de actividad física
a intensidades crecientes y diferentes tamaños de masa corporal. Para una persona no
entrenada que acaba de iniciar un programa de ejercicios con una capacidad máxima de 8 -
9 MET, por lo general, se comienza con un entrenamiento físico general con enfoque en
salud que incluye la realización de ejercicios “aeróbicos” a un 60 - 70% de la capacidad
aeróbica máxima (5 - 6 METs), 30 - 40 minutos por día y 3 días a la semana; de 2 - 3 series
de 8 - 10 repeticiones de 8 - 10 ejercicios de entrenamiento contra resistencia, 2 - 3 días a la
semana; y, ejercicios de estiramiento. El gasto energético para realizar este tipo de
entrenamiento está generalmente entre unos 200 - 400 kcal/entrenamiento. Por lo tanto, las
necesidades de energía pueden satisfacerse normalmente utilizando el sistema Harris-
Benedict [26] estimando el GET con un factor PAL de sujeto muy activo (e.g., 1,800 – 2,400
kcal/día o aproximadamente 25 - 35 kcal/kg/día para un individuo de 50 - 80 kg). No
obstante, para las personas que practican deporte o entrenamientos más intensos (e.g.,
entrenamientos de 1 - 2 horas/día, 5 - 6 días a la semana), el gasto de energía por el
ejercicio es generalmente de unos 600 – 1,200 kcal/hora de entrenamiento, dependiendo del
nivel de estado físico y la intensidad del entrenamiento. Por lo tanto, los requerimientos de
energía pueden acercarse a 40 - 70 kcal/kg/día (3,000 – 6,000 kcal/día) para un atleta de 50
- 100 kg que entrena 2 horas/día. Para los atletas de élite que entrenan 3 - 6 horas/día y 5 -
6 días a la semana, las necesidades de energía son normalmente de 70 - 90 kcal/kg/día
(3,500 - 9,000 kcal/día para un atleta de 50 - 100 kg). Se ha reportado que el gasto
energético de los atletas que compiten en el Tour de Francia alcanza las 12,000 kcal/día
(150 - 200 kcal/kg/día para un atleta de 60 - 80 kg) [27-29]. Además, las necesidades
energéticas de los atletas más grandes (i.e., 100 - 150 kg) pueden oscilar entre 6,000 y
12,000 kcal/día, dependiendo del volumen/intensidad del entrenamiento [3,27]. Los atletas
con un alto gasto de energía presentan a menudo dificultad para ingerir suficientes
alimentos que le permitan satisfacer sus necesidades calóricas [2]. Es por eso que se
recomienda el consumo de bebidas y barras densas en energía con carbohidratos y
proteína para ayudar a los atletas a satisfacer sus necesidades energéticas [2,5,6].
Por otro lado, los atletas involucrados en entrenamientos serios (i.e., participando en
prácticas o competiciones que duran de 2 – 3 horas o carreras de resistencia) pueden
requerir una ingesta del 55 - 65% de su consumo de energía en forma de carbohidratos para
satisfacer sus necesidades energéticas, dependiendo de sus objetivos de entrenamiento. En
este sentido, mientras que las investigaciones indican que los atletas de potencia/fuerza
pueden no necesitar carbohidratos adicionales en la dieta, los atletas que participan en
deportes intermitentes de alta intensidad en cancha o campo pueden necesitar un consumo
de 5 - 8 gramos/kg/día de carbohidratos para mantener las reservas de glucógeno muscular
y hepático. Adicionalmente, los atletas que tienen varios entrenamientos por día (e.g., 2 por
día, sesiones de ejercicio de rutina dividida, varios juegos durante un período de 1 - 3 días)
pueden necesitar consumir hasta 8 - 10 gramos/kg/día de carbohidratos [1-3,6]. La Tabla 2.6
resume las recomendaciones mencionadas anteriormente.
Sulfato de Condroitina
El sulfato de condroitina es un disacárido que se encuentra comúnmente en los
suplementos para salud de las articulaciones que contienen glucosamina y condroitina.
Estos compuestos se encuentran en la matriz del cartílago, compuesta además de colágeno
y proteoglicanos [50-54]. El colágeno se encuentra de forma natural en el cuerpo y es una
proteína estructural que forma el tejido conectivo, a la vez que proporciona fuerza,
resiliencia y soporte a la piel, ligamentos, tendones y huesos. Los proteoglicanos sirven
como componentes del cartílago que proporcionan fuerza, elasticidad y ayudan a absorber
el impacto causado por los movimientos corporales en las articulaciones [50,51]. El
colágeno y los proteoglicanos están compuestos de una proteína central a la cual se
adhieren los glucosaminoglicanos (GAG), los cuales ayudan a retener agua en la matriz del
cartílago. La glucosamina sirve como precursor de los GAG y poder constituir el tejido que
se une al colágeno. Como resultado, los GAG y el colágeno actúan en conjunto para
reconstruir el cartílago de manera consistente. Por su parte, la condroitina es una sustancia
natural que se encuentra también en el cartílago y que ayuda a disminuir la actividad
enzimática asociada con la descomposición de este tejido. Los sulfatos de condroitina, ya
sea que se absorban de manera intacta o en sus componentes, proporcionan sustratos para
la formación de una matriz articular saludable [50,51]. Un estudio reciente también ha
indicado que podría modular la función microbiana y reducir la prevalencia de
proteobacterias inflamatorias [55]. En términos del ejercicio físico, los estudios han evaluado
el efecto de los sulfatos de condroitina (con o sin glucosamina) sobre marcadores de la
salud articular en pacientes osteoartríticos [34,54,56], reportando que la administración oral
de sulfatos de condroitina reduce los síntomas asociados con esta enfermedad y la
necesidad de utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos [34,50]. Por esta razón,
algunos autores han sugerido que los atletas susceptibles al dolor articular o al desarrollo de
condiciones artríticas deberían ingerir suplementos de glucosamina y condroitina para
ralentizar el proceso degenerativo y reducir el dolor y los síntomas [53]. Los suplementos de
glucosamina y condroitina a menudo contienen otros nutrientes diseñados para reducir los
síntomas asociados con los trastornos degenerativos de las articulaciones. Las
investigaciones han demostrado que estos enfoques nutricionales ofrecen una alternativa a
las terapias de medicina tradicional [52-60].
Ácido Colosólico
El ácido colosólico (también conocido como ácido corosólico) es un compuesto
triterpenoide que se extrae de la planta Lagerstroemia speciosa, la cual se ha utilizado como
un remedio herbal para la diabetes y la obesidad [16,61-66]. Las investigaciones recientes
indican que el ácido colosólico mejora el transporte de glucosa a las células y, por lo tanto,
podría reducir los niveles de glucosa en sangre y así servir como un agente hipoglucémico
[66-75]. En consecuencia, se ha postulado al ácido colosólico como un nutriente beneficioso
para la población diabética [66,71,73,75]. En términos de rendimiento atlético, la ingesta de
ácido colosólico teóricamente podría mejorar el transporte de glucosa al inhibir la glucógeno
fosforilasa y, por ende, mejorar el almacenamiento de glucógeno [76-78]. En apoyo a esta
hipótesis, Miura et al. [69] reportaron que una sola administración oral de ácido corosólico
(10 mg/kg) redujo la glucosa en sangre en ratones KK-Ay (un modelo animal para la
diabetes tipo 2) al incrementar la actividad del GLUT4 en los músculos. Se ha demostrado
que el aumento de la actividad o expresión del GLUT4 mejora el almacenamiento de
glucógeno muscular. Adicionalmente, Shi et al. [79] demostraron que el ácido corosólico
estimula la captación de glucosa en miotubos L6 y facilita la translocación de GLUT4 al
aumentar la fosforilación del receptor de insulina. Teóricamente, la ingesta de ácido
colosólico con carbohidratos podría mejorar el almacenamiento de glucógeno en los
músculos. Aunque existe una buena base teórica, el papel del ácido colosólico en el
rendimiento deportivo no se ha evaluado completamente, razón por la cual se necesita más
investigación antes de llegar a una conclusión.
Dihidroxiacetona Fosfato
La dihidroxiacetona fosfato (DHAP) es un intermediario del metabolismo de los
carbohidratos que puede continuar su degradación en los pasos de la glucólisis por encima
del punto en el que se comienza a generar energía (ver Figura 2.3). La energía libre
proveniente de la hidrólisis del ATP no es necesaria para convertir la DHAP en una forma
utilizable de carbohidratos, como es el caso de la glucosa al iniciar la glucólisis. Por lo tanto,
se ha postulado que la DHAP podría ser una forma de carbohidrato eficiente para mejorar el
metabolismo glucolítico y oxidativo. Además, la suplementación con DHAP y piruvato se ha
sugerido para la promoción de la pérdida de grasa y para extender la capacidad durante
ejercicio de resistencia al servir como energía durante el ejercicio. Asimismo, se ha
reportado que mejora la utilización de glucosa muscular durante el ejercicio aeróbico
prolongado, sin tener efecto alguno sobre el intercambio muscular de aminoácidos [80]. Por
ejemplo, varios estudios han concluido que la suplementación con DHAP (16 - 75 g/d)
mejora el VO2 pico y podría promover la pérdida de grasa en individuos obesos en dieta
hipocalórica [81]. Un estudio investigó los efectos de la DHAP sobre la capacidad de
resistencia al ejercicio en el brazo y reportó que la suplementación con 100 gramos/día de
DHAP, adicionados a una dieta estándar durante siete días, incrementó el rendimiento a
ejercicio submáximo del brazo [82]. Otros estudios han mostrado que la suplementación con
DHAP (75 g de DHAP y 25 g de piruvato sódico durante 7 días) podría aumentar los niveles
de glucógeno muscular y reducir la percepción subjetiva del esfuerzo durante ejercicio
prolongado de brazo [83] y ejercicio de miembros inferiores [84]. En una revisión de la
literatura, Ivy [85] concluyó que el aumento en el rendimiento después de la suplementación
con piruvato-DHAP podría ser el resultado de una mayor utilización de glucosa en sangre,
evitando así el uso de glucógeno en los músculos. Sin embargo, ha existido una escasez de
investigaciones sobre el papel de la DHAP en el metabolismo del ejercicio y el rendimiento
durante los últimos 20 años, por lo que se necesitan más estudios antes de llegar a
conclusiones definitivas.
Fructosa-1,6-Bifosfato
La fructosa-1,6-bifosfato (FBP) es un intermediario del metabolismo de carbohidratos
que puede entrar en la glucólisis luego de la etapa en donde se gastan dos ATP en la
conversión de la glucosa. Por lo tanto, se ha sido teorizado que la suplementación con FBP
podría servir como una fuente eficiente de carbohidratos, de manera que aumentaría los
niveles de ATP y de 2,3-difosfoglicerato (2,3-DPG) en la sangre y así aumentar la
disociación del oxígeno de la hemoglobina. En apoyo a esta teoría, se ha reportado que la
administración intravenosa de FBP aumenta la tolerancia al ejercicio, el tiempo hasta la
isquemia y la capacidad total de trabajo en pacientes con isquemia cardíaca con una angina
de pecho reproducible (i.e., dolor torácico) [86]. Ripari y Pieralisi [87] reportaron que la
administración intravenosa de 15 gramos de FBP con 7,5 gramos de dextrosa (glucosa)
resultó en un aumento del 25% en el trabajo total y del 12% en la captación máxima de
oxígeno en 12 sujetos saludables. De manera contraria, Myers et al. [88] mostraron que una
infusión de FBP (200 mg/kg) en pacientes con enfermedad vascular periférica no tuvo
ningún efecto sobre la frecuencia cardíaca durante el ejercicio, la presión arterial, la
captación de oxígeno, la concentración de lactato en sangre o los niveles de 2,3-DPG. De
manera similar, Myers et al. [89] señalaron que una infusión de 250 mg/kg de FBP no tuvo
efectos sobre la frecuencia cardíaca durante el ejercicio, la presión arterial, la captación de
oxígeno, el esfuerzo percibido o las concentraciones de glucosa, insulina, ácidos grasos
libres, lactato, beta-hidroxibutirato, glicerol y glucagón en momentos de reposo, durante el
ejercicio o tras el agotamiento. Aunque la administración intravenosa de FBP ha mostrado
influir en la capacidad de realizar ejercicio en algunas poblaciones, no está claro si la
administración oral de suplementos de FBP tendría un efecto sobre esta variable.
Glucosamina
La glucosamina es un aminoazúcar que se forma por varias reacciones que tienen
como sustratos a la glucosa y glutamina, y se encuentra principalmente en los tejidos
vertebrales de los crustáceos (i.e., mariscos) [57,90,91]. Por lo tanto, las personas con
alergias y sensibilidad a los mariscos no deberían ingerir suplementos dietéticos que
contengan glucosamina. Se ha reportado que la glucosamina mejora la resiliencia de las
articulaciones, mejora el desarrollo del cartílago y reduce el dolor e inflamación de las
articulaciones gracias a sus propiedades antiinflamatorias [50,52,57,90,91]. Por ejemplo,
Noack et al. [92] encontraron que la suplementación con glucosamina (1,500 mg/día durante
4 semanas) fue efectiva para tratar la osteoartritis de rodilla sin efectos secundarios. Nuestro
grupo reportó que mujeres de edad adulta con osteoartritis de rodilla que iniciaron ejercicios
contra resistencia en un programa de pérdida de peso experimentaron mejoras en la
capacidad aeróbica y percibieron menos dolor de rodilla al suplementarse con 1,500 mg/día
de glucosamina, 1,200 mg/día de sulfato de condroitina y 900 mg/día de metilsulfonilmetano
[34]. Otros estudios han reportado hallazgos similares [50,59,93,94]. La dosis más común
utilizada en estudios de suplementación con glucosamina y condroitina es de 1500 mg y
1200 mg al día, respectivamente [50,52,54,59,90-92]. Por lo tanto, se ha recomendado que
los atletas que practican deportes que aumentan la probabilidad de degeneración del
cartílago de la rodilla consuman suplementos dietetarias que contengan glucosamina [53].
Pinitol
D-Pinitol (3-O-metil-quiroinositol) es un extracto de planta del que se han reportando
propiedades similares a la insulina [115,116], antiinflamatorias [117,118] y antitumorales
[119], así como también protección contra la toxicidad hepática [120]. En consecuencia, ha
surgido interés en el D-Pinitol como suplemento dietético para las poblaciones diabéticas,
así como un posible medio para aumentar el transporte de glucosa y creatina a la célula. En
relación a esta hipótesis, Kim et al. [116] reportaron que 13 semanas de suplementación con
D-Pinitol (1.2 gramos/día) mejoró significativamente los perfiles de riesgo cardiovascular en
diabéticos tipo II, teóricamente al mejorar la sensibilidad a la insulina. Por otro lado,
Campbell et al. [121] mostraron que la suplementación con D-Pinitol (1 gramo/día durante 7
semanas) no tuvo influencia alguna sobre el metabolismo de la glucosa mediado por
insulina en todo el cuerpo ni en el contenido o fosforilación del receptor de insulina muscular
en individuos mayores no diabéticos. En términos de nutrición deportiva, debido a que se
argumenta que el D-Pinitol aumenta la sensibilidad a la insulina, y considerando que la
absorción de creatina es insulinodependiente [122], ha existido cierto interés en determinar
si el D-Pinitol puede aumentar la captación de creatina. Para examinar esta hipótesis,
Greenwood et al. [123] evaluaron los efectos de la coingesta de creatina con dosis bajas y
altas de D-Pinitol durante un protocolo de carga sobre la retención de creatina en todo el
cuerpo. Los investigadores encontraron que la ingesta conjunta de 0.5 gramos de D-Pinitol
con 5 gramos de creatina durante un protocolo de carga de creatina de 5 días mejoró la
retención de creatina en todo el cuerpo mientras que la ingestión de 1 gramo de D-Pinitol
con creatina no tuvo efectos. Siguiendo la misma línea de este estudio, investigadores del
ESNL realizaron un estudio para determinar los efectos de la suplementación con
monohidrato de creatina (MC) con y sin D-Pinitol (P) en las adaptaciones al entrenamiento
contra resistencia [124]. Veinticuatro hombres entrenados contra resistencia fueron
asignados aleatoriamente en un doble ciego a un grupo de CM + P o CM antes de comenzar
un programa supervisado de entrenamiento de fuerza de 4 semanas. Los sujetos ingirieron
una fase típica de carga de creatina (i.e., 20 gramos/día durante 5 días) antes de ingerir 5
gramos/día durante los 23 días restantes. Los resultados revelaron que la retención de
creatina en todo el cuerpo aumentó en ambos grupos sin diferencias entre los grupos CM o
CM + P. Asimismo, se observaron mejoras significativas en la fuerza de miembros
superiores e inferiores y en la composición corporal en ambos grupos. Curiosamente,
aquellos que ingirieron MC observaron mayores incrementos en la masa libre de grasa en
comparación con el grupo MC + P. Estos resultados mostraron que la adición de D-Pinitol al
MC no generó mayores adaptaciones al ejercicio durante entrenamiento contra resistencia.
Este es el único estudio que se ha podido encontrar hasta la fecha que ha evaluado los
efectos de los suplementos de D-Pinitol en las adaptaciones del entrenamiento, por lo que
se necesita más investigación.
Polilactato
El polilactato es una sal semisoluble de aminoácido/lactato que se piensa que puede
convertirse fácilmente en piruvato para luego entrar en el ciclo del ácido tricarboxílico (TCA)
y, por lo tanto, mejorar la disponibilidad de carbohidratos durante el ejercicio de resistencia.
Aunque esto parece prometedor, una búsqueda en la literatura sólo reveló dos estudios que
han evaluado los efectos del consumo de polilactato durante el ejercicio sobre la capacidad
de rendimiento del mismo. Uno de los estudios reportó que en comparación con un placebo
y maltodextrina, la suplementación con polilactato durante el ejercicio (solución de SGE al
7%) generó niveles más altos de pH y de bicarbonato, sin diferencias en el rendimiento
[125]. Por el contrario, otro estudio mostró que la adición de polilactato a una bebida de
polímeros de glucosa no afectó las respuestas fisiológicas al ejercicio o al rendimiento [126].
Con base en la cantidad limitada de información con respecto a la suplementación con
polilactato y su efecto en el ejercicio, no parece haber ningún valor ergogénico adicional del
polilactato en comparación con otras formas de carbohidratos encontradas en las bebidas
GES.
Piruvato
El piruvato es un carbohidrato de 3 carbonos que se caracteriza por ser uno de los
últimos intermediarios de la glucólisis, antes que se produzca el lactato. Durante ejercicio de
baja-moderada intensidad, el piruvato ingresa a la mitocondria y se convierte en Acetil-CoA
para entrar luego en el ciclo de TCA. Sin embargo, cuando se realiza ejercicio por arriba del
umbral anaeróbico, el piruvato tiene una predominancia a convertirse en lactato. La
conversión de piruvato en lactato es una reacción reversible; por lo tanto, luego que se
produce lactato durante el ejercicio de alta intensidad, este puede volver a convertirse en
piruvato durante los momentos de recuperación y circular en sangre hasta llegar a otros
tejidos y servir así como fuente de energía para el metabolismo oxidativo. Como se
mencionó anteriormente, se ha sugerido que la suplementación con piruvato y DHAP podría
promover la pérdida de grasa y mejorar la capacidad de realizar trabajo durante ejercicio de
resistencia al servir como fuente de energía durante el ejercicio. Los estudios indican que la
suplementación con piruvato de calcio (6 a 25 gramos/día) con o sin DHAP (75 - 100
gramos/día) promueve una reducción de grasa significativa en individuos obesos durante
dieta hipocalórica [81,127,128]. Aunque estos resultados son prometedores, no hay datos
que respalden que las dosis comercializadas actualmente (0.5 a 2 g/d) afecten la
composición corporal o la respuesta al ejercicio. Por ejemplo, investigaciones llevadas a
cabo en nuestro laboratorio han mostrado que es poco beneficioso tomar 10 gramos/día de
piruvato de calcio durante el entrenamiento cuando se analizan la composición corporal y
las adaptaciones al entrenamiento [129]. Estos hallazgos fueron corroborados por Ostojic et
al., quienes no encontraron efectos al evaluar la suplementación con 2 gramos/día de
piruvato durante 4 semanas sobre los cambios en la composición corporal en hombres
saludables y entrenados [130]. Considerando los costos de la suplementación con piruvato
de calcio, este no parece ser un medio rentable para promover la reducción de grasa
durante un programa de entrenamiento [131].
Ribosa
La ribosa es un carbohidrato de origen natural que tiene una serie de funciones
fisiológicas importantes que pueden afectar el metabolismo energético y la síntesis de
diferentes sustancias. Por ejemplo, la ribosa es un componente de la riboflavina (vitamina
B2), la cual sirve como componente de dos coenzimas de flavina (FAD y FNM), implicadas
en el metabolismo energético oxidativo. La ribosa también se utiliza para sintetizar
nucleótidos como el ATP, el cual representa la fuente primaria de energía para la contracción
muscular. Finalmente, la ribosa se utiliza en la producción de los ácidos nucleicos, como el
ácido desoxirribonucleico (ADN) y el ácido ribonucleico (ARN). El ADN almacena la
información genética necesaria para estructurar las proteínas y el ARN, para programar el
tiempo y el orden de diferenciación celular y la formación de tejidos, y determina la
estructura de los cromosomas y los genes. Por su lado, el ARN ayuda a traducir la
información genética para la formación de las proteínas. La ribosa que se requiere para
estas funciones metabólicas puede obtenerse de la dieta o sintetizarse a partir de la
glucosa. No obstante, en la dieta normal sólo se encuentran trazas de ribosa, de manera
que la síntesis de este carbohidrato de 5 carbonos es una vía metabólica secundaria en el
metabolismo de la glucosa. Así, el cuerpo humano tiene una capacidad limitada de sintetizar
ribosa.
Varios estudios en los últimos 15 años han examinado los efectos de los suplementos
de ribosa sobre el rendimiento de los atletas. Por ejemplo, Berardi et al. [140] evaluaron los
efectos de la suplementación con ribosa sobre el rendimiento en ciclismo (6 sprints de 10
segundos con 60 segundos de recuperación) en un grupo de ocho sujetos sanos. Los
sujetos fueron sometidos a dos ensayos de familiarización y dos pruebas de agotamiento
antes de la suplementación. En un doble ciego aleatorizado, los sujetos luego ingirieron
dosis de 4 x 8 gramos de un placebo o ribosa durante un período de 36 horas. La dosis final
se tomó 2 horas antes del test post-suplementación. Después, los sujetos realizaron el test
de sprint post-suplementación. Los participantes tuvieron un período de lavado de 5 días y
luego repitieron el experimento ingiriendo el suplemento alternativo. Los resultados
revelaron que las ganancias en la potencia pico (2.2 - 7%) y la potencia media (2 - 10%) no
fueron significativamente diferentes en cuatro de seis sprints después de la suplementación
con ribosa. Sin embargo, los reportes del tamaño del efecto revelaron un efecto grande en el
tratamiento, lo que sugirió un posible efecto ergogénico si se evaluara a un grupo más
grande de sujetos. Los investigadores infirieron que se necesitaba más investigación para
evaluar el potencial ergogénico de los suplementos de ribosa.
Investigadores del ESNL realizaron dos estudios para determinar los efectos de la
suplementación con ribosa sobre el rendimiento en el ejercicio [141,142]. En el primer
estudio [141], 19 hombres entrenados realizaron dos test separados por 5 días. Cada test
implicaba la realización de 2 test de sprint de 30 segundos en un cicloergómetro separados
por 3 minutos de descanso. Se tomaron muestras de sangre en reposo, inmediatamente
después del primer y segundo sprint, y después de 5 minutos de recuperación del último
sprint. Los sujetos fueron emparejados de acuerdo a la masa corporal y capacidad
anaeróbica, y asignados a ingerir de manera aleatoria y en doble ciego 5 gramos de un
placebo de dextrosa o D-ribosa dos veces al día (10 gramos/día) durante 5 días. Los sujetos
luego realizaron los test post-suplementación al sexto día. Los resultados revelaron que el
trabajo total disminuyó significativamente durante el segundo sprint post-suplementación en
el grupo placebo, pero se mantuvo en el grupo de ribosa. Estos hallazgos sugirieron que los
suplementos de ribosa podrían prevenir la fatiga. No obstante, los cambios en el trabajo
realizado durante los sprints tanto pre- como post-suplementación con ribosa fueron casi
idénticos, lo que sugirió que la suplementación con esta sustancia no afectó el rendimiento.
Además, no se observaron diferencias significativas en la potencia máxima, potencia media,
torque, índice de fatiga, lactato, amonio, glucosa o ácido úrico. Estos resultados indican que
la suplementación con ribosa (10 gramos/día durante 5 días) no afecta la capacidad del
ejercicio anaeróbico o los marcadores metabólicos en sujetos entrenados. En un estudio
posterior, Kerksick et al. [142] evaluaron los efectos de suplementación aguda con D-ribosa
sobre el rendimiento de sprints repetidos y la recuperación. Los sujetos ingirieron D-ribosa
antes y después de realizar 3 sprints en cicla durante 30 segundos, para posteriormente
descansar durante 25 minutos e ingerir otra dosis de ribosa seguida de la realización de 2
sprints de 30 segundos. Los resultados revelaron que el suplemento de ribosa no tuvo
efectos sobre el rendimiento de sprint o los niveles de lactato. Estos resultados no apoyan el
valor ergogénico de los suplementos de ribosa.
De manera similar, Op't Eijnde et al. [143] estudiaron a 19 participantes que fueron
asignados a ingerir, en un doble ciego aleatorizado, 4 gramos de un placebo o ribosa cuatro
veces al día durante 6 días en el entrenamiento (16 gramos/día). En los días de
entrenamiento, el suplemento se administró antes y después del ejercicio. Los sujetos
realizaron dos sesiones de ejercicio isocinético de extensión de rodilla separadas por 60
minutos de recuperación tanto antes como después del período de suplementación. Las
sesiones de ejercicio consistieron en ejecutar 15 series de 12 extensiones máximas de
rodilla con 15 segundos de recuperación entre cada contracción. Los sujetos realizaron este
mismo protocolo de ejercicios dos veces al día con 3 - 5 horas de descanso entre sesiones
de entrenamiento. Las muestras de sangre se obtuvieron antes y después de cada sesión
de ejercicio, así como también 24 horas después de los test pre- y post-ejercicio. Además,
se obtuvieron biopsias musculares en un subconjunto de 8 sujetos antes, inmediatamente
después y 24 horas después de realizar un test de ejercicio similar. Los resultados revelaron
que la ingesta de 4 gramos de ribosa incrementó los niveles de este carbohidrato en sangre
desde 7 a 93 µmol/L. Sin embargo, no se observaron diferencias significativas en la potencia
de extensión de rodilla, metabolitos en plasma (i.e., lactato en sangre, amonio, ácido úrico,
glucosa o creatina cinasa) o nucleótidos de adenina en músculo (i.e., ATP, ADP, AMP, IMP o
TAN). Estos resultados sugieren que la suplementación con ribosa (16 gramos/día) no
afecta la recuperación de ATP muscular post-ejercicio ni el rendimiento durante ejercicio
intermitente maximal.
Vitargo
Vitargo es el nombre de una marca para un carbohidrato patentado de alto peso
molecular (APM), aproximadamente 3,500 veces más grande que la dextrosa, que deriva
principalmente del almidón de la papa y que presenta una osmolaridad muy baja y es
altamente ramificado. Varios estudios han comparado la ingesta de Vitargo con otras fuentes
de carbohidratos. Por ejemplo, Piehl Aulin et al. [146] sometieron a 13 hombres con buen
estado físico a una sesión de ejercicio intenso de running y ciclismo para inducir el máximo
agotamiento de glucógeno muscular, para luego realizar un intervención cruzada a dos
tratamientos con carbohidratos diferentes post-ejercicio. Las biopsias tomadas 5 minutos
después del ejercicio desde el músculo del muslo (cuádriceps) confirmaron una reducción
sustancial del glucógeno. A los sujetos se les administró 75 gramos de Vitargo (84
miliosmoles/litro) o maltodextrina + dextrosa (350 miliosmoles/litro) a los 30, 60 y 90 minutos
después del ejercicio de manera aleatoria y cruzada. Las biopsias musculares se tomaron a
las 2 y 4 horas post-ejercicio desde los muslos alternados. A las 2 horas post-ejercicio, la
reposición de glucógeno muscular fue un 68% mayor con Vitargo en relación con el
tratamiento con maltodextrina + dextrosa. A las 4 horas después del ejercicio, la
concentración de glucógeno muscular entre los grupos no presentó diferencias
significativas. En otro estudio, Leiper et al. [147] evaluaron los efectos de ingerir 75 gramos
de Vitargo (62 miliosmoles/litro) en comparación con un jarabe de glucosa al 15% (13% de
disacáridos y 72% de maltodextrina; 336 miliosmoles/litro) derivado del almidón de maíz con
500 ml de agua. Los investigadores encontraron que la tasa de vaciado gástrico fue de 17
minutos con la solución de Vitargo en comparación a los 32.6 minutos de la solución con
maltodextrina + azúcares. La velocidad media de ingreso de Vitargo al intestino delgado fue
de 32 gramos en los primeros diez minutos, en comparación con 15 gramos que presentó la
bebida de maltodextrina + azúcares. Treinta minutos después de la ingesta, el 64.8% del
volumen original de la solución de Vitargo había entrado en el intestino delgado, con
respecto al 35.7% de la solución de maltodextrina + azúcares. El ingreso de carbohidratos al
intestino delgado después de 60 minutos de consumir Vitargo generó solamente un
remanente del volumen original equivalente a 16.2%, en contraste con el 34.8% de la
maltodextrina + azúcares.
Recientemente, Oliver et al. [148], un antiguo miembro del ESNL, evaluaron los efectos
de consumir un carbohidrato de APM sobre el rendimiento de ejercicio intenso contra
resistencia después de un entrenamiento prolongado tipo endurance. En este estudio, 16
hombres entrenados contra resistencia realizaron un ejercicio en bicicleta hasta agotar los
depósitos de glucógeno muscular para luego ingerir un placebo o 1.2 gramos/kg de un
carbohidrato de bajo peso molecular (BPM) o un carbohidrato de APM en solución al 10%.
Después de 2 horas de recuperación, los participantes realizaron 5 series de 10 repeticiones
explosivas sentadilla baja al 75% de una repetición máxima. Los resultados revelaron que,
en comparación con el placebo, la ingesta de la solución de carbohidratos de APM aumentó
la potencia de salida durante el ejercicio contra resistencia, lo que se atribuyó a una mayor
velocidad de movimiento y fuerza muscular. Ambos tipos de carbohidratos incrementaron la
glucosa en plasma y las respuestas reguladas por glucosa y hormonas intestinales, sin
deferencias entre grupos. Los investigadores concluyeron que la ingesta de un carbohidrato
de APM después de ejercicio intenso y prolongado proporcionó mejores beneficios en la
velocidad de movimiento y la potencia de salida durante un ejercicio explosivo contra
resistencia de varias repeticiones máximas que se realizó posteriormente. No obstante,
mientras que el consumo de carbohidratos de APM puede promover un mayor vaciado
gástrico y la resíntesis de glucógeno muscular, Rowlands et al. [149] no encontraron que la
ingesta de una fórmula de APM promoviera una mayor oxidación de carbohidratos durante
el ejercicio. A pesar de lo anterior, al revisar los avances en la investigación en nutrición
deportiva, Kanter et al. [19] concluyeron que los efectos del consumo de carbohidratos de
APM, derivados del almidón de papa, sobre la síntesis de glucógeno muscular y la
recuperación son prometedores. El ESNL recomienda que aquellos atletas que llevan un
entrenamiento intenso consuman esta forma de carbohidratos para optimizar la resíntesis de
glucógeno.
Beta-D-Glucanos
Los beta-D-glucanos son polisacáridos no digeribles que se encuentran ampliamente en
la naturaleza en fuentes tales como granos de cereales (incluida la avena y la cebada),
levaduras, bacterias, algas y hongos. Los beta-D-glucanos están compuestos de moléculas
de glucosa que se extraen y purifican desde la pared celular de la levadura común. Son
bastante solubles en agua y por lo tanto un componente importante de la fibra soluble de la
dieta. Se ha demostrado que la ingesta de beta-glucanos mejora el perfil lipídico en
humanos y modelos animales que presentan elevado nivel de colesterol sérico [158]. Los
beta-glucanos también parecen tener propiedades inmunomoduladoras [159,160],
considerando que estos polisacáridos modular la respuesta inmunitaria mediada por ciertas
células [160,161]; por ejemplo, podrían unirse a receptores específicos en las células T y
macrófagos, causando respuestas celulares que incluyen la producción y liberación de
citosinas como el factor de necrosis tumoral (TNF) e interleucinas [162]. Los beta-glucanos
también han mostrado reducir la elevación de los niveles de azúcar en sangre, lo cual se
genera normalmente después de una comida, pero gracias al retraso en el vaciado gástrico
propicia una absorción más gradual del azúcar de la dieta, o posiblemente al aumentar la
sensibilidad de los tejidos a la insulina. Estos efectos sugieren un posible beneficio sobre el
control del azúcar en sangre en personas con diabetes [163,164]. Aunque el papel de los
beta-glucanos es prometedor, debido a que se ha reportado que puede ayudar a los atletas
a prevenir la inmunosupresión inducida por el ejercicio o evitar las infecciones del tracto
respiratorio [160], un estudio reciente indicó que no promueve una mayor pérdida de peso
[165].
Quitosano
Se supone que el quitosano inhibe la absorción de grasa y reduce el colesterol al unir y
atrapar lípidos, lo que lleva a la excreción fecal de grasa [166]. Varios estudios en animales
reportan que después del consumo de quitosano se genera una disminución en la absorción
de lípidos, un aumento en el contenido de grasa fecal y una reducción del colesterol [167-
170]. Sin embargo, los efectos en humanos parecen ser menos impresionantes. Por
ejemplo, aunque hay algunos datos que sugieren que la suplementación con quitosano
puede aumentar el contenido de grasa fecal [171,172] y reducir los lípidos en sangre [167-
170,173,174], otros estudios no respaldan estos efectos a nivel del contenido de grasa fecal
[166,175-177] o mejoras en la composición corporal [178,179] cuando se administra a
personas que tienen una dieta normal. Dos estudios recientes evaluaron los efectos del
consumo de quitosano en la pérdida de peso. Jung et al. [180] reportaron que la adición de
ácido L-ascórbico al quitosano impidió el aumento de peso corporal en conejillos de indias
alimentados con una dieta alta en grasas. Por otro lado, Trivedi et al. [181] administraron
cápsulas de quitosano (500 mg, cinco/día) o placebo a 96 sujetos con sobrepeso y obesos
durante 90 días. Los resultados revelaron que la media de cambio en el peso corporal fue
de -1.78 +/- 1.37 kg y -3.10 +/- 1.95 kg al día 45 y al día 90 respectivamente en el grupo de
quitosano, lo cual fue significativamente diferente (p<0.0001) al comparar con el placebo. El
IMC se redujo 10.9 veces en comparación con el placebo después de 90 días de
administración y hubo mayores cambios en la composición corporal con quitosano. Además,
el quitosano redujo los niveles de HbA1C (por debajo del 6%) en sujetos que tenían valores
iniciales más altos. Estos resultados proporcionan algo de evidencia respecto a la
suplementación con quitosano para promover una mayor pérdida de grasa. No obstante, se
requieren más estudios antes de emitir conclusiones definitivas en relación los beneficios de
la suplementación con quitosano en individuos que realizan ejercicio físico.
Glucomanano
El glucomanano es un polisacárido de tipo fibra soluble que deriva de la raíz de konjac
(Amorphophallus konjac), el cual forma un gel en el estómago al ser consumido. Es una
fibra dietética atractiva porque puede absorber hasta 200 veces su peso en agua. El konjac
se utiliza comúnmente como fibra dietética en culinaria y puede encontrarse en una serie de
preparaciones (e.g., pasteles de konjac, fideos de konjac, rebanadas de konjac, chips de
konjac, tofu de konjac, etc.), así como también en forma de suplementos dietéticos para la
pérdida de peso [182]. Las investigaciones han demostrado que la ingesta de alimentos
ricos en fibra y glucomanano sirve para ocupar más espacio en el estómago, lo cual da una
mayor sensación de saciedad, reduciendo así la ingesta de alimentos y llevando a la pérdida
de peso [183-186]. Por ejemplo, Walsh et al. [186] reportaron que la ingesta de
glucomanano (1 gramo con 8 onzas de agua 30 minutos antes de las comidas) durante 8
semanas generó una pérdida de 2.5 kg en masa corporal. Otros estudios recientes también
proporcionan evidencia respecto a la ingesta de glucomanano en la promoción de la pérdida
de peso [187-189]. Sin embargo, existen estudios que no reportaron efectos significativos en
esta variable [12,190]. Además, se ha mostrado que el glucomanano disminuye la liberación
de glucosa en sangre después de una comida [191-193] y reduce los niveles de colesterol
[167,168,194,195]. En consecuencia, la ingesta de glucomanano podría ser útil en
diabéticos y pacientes con alteraciones en su perfil lipídico. Esto sugieren que el
glucomanano podría ayudar a perder peso y proporcionar beneficios para la salud.
Inulina
Pectina
La pectina se clasifica como una fibra soluble. Se obtiene por extracción acuosa de
cáscaras de cítricos y pulpa de manzana en condiciones ligeramente ácidas. La pectina
representa un grupo de carbohidratos complejos de color blanco y naturaleza amorfa, los
cuales se encuentran en las frutas maduras (e.g., como el melocotón, la manzana, la
grosella y la ciruela) y ciertas verduras. La protopectina, presente en las frutas verdes o
inmaduras, se convierte en pectina a medida que las frutas maduran. La pectina forma una
solución coloidal en agua y un gel al enfriarse. Varían según la longitud de sus cadenas, su
complejidad y el orden de cada una de las unidades de monosacáridos [162]. En
condiciones ácidas, la pectina forma un gel que se utiliza ampliamente en la industria
alimentaria como agente espesante y gelificante, lo cual se aprovecha para producir
mermeladas y jaleas. Las manzanas, las ciruelas y las naranjas son ejemplos de alimentos
con una cantidad considerable de pectina. También se le encuentra en el yogur, mientras
que las frutas blandas como las cerezas y las fresas contienen poca pectina. Este tipo de
fibra también tiene aplicaciones farmacéuticas. De hecho, la pectina se comercializa como
suplemento nutricional para el tratamiento del colesterol alto [202-204]. Un estudio reciente
indicó que la ingesta de goma arábiga promovió la reducción del IMC y el porcentaje de
grasa corporal en mujeres adultas sanas [205], aunque el meta-análisis reciente de Namazi
et al. [206] sugirió que se necesita más investigación para evaluar el papel de la fibra
dietaria derivada de pectina en la pérdida de peso y la salud.
Psyllium
El psyllium es una fibra soluble que proviene de una planta cultivada con mayor
frecuencia en la India [207]. Pertenece a una clase de fibra soluble llamada mucílagos, las
cuales retienen el agua y tienden a ser de naturaleza espesa y gelatinosa [208]. El psyllium
se cultiva principalmente para su uso como laxante o como ingrediente de fibra dietética en
alimentos, tales como cereales listos para el consumo. Aunque la semilla contiene el
polisacárido del mucílago bioactivo, la cáscara refinada de dicha semilla de psyllium,
conocida como cascarilla de Ispaghula, es el componente principal cuando se utiliza como
fuente de fibra soluble para los laxantes, cereales listos para el consumo y suplementos
nutricionales [162,209]. El psyllium es un agente voluminizante que promueve la regularidad
intestinal. Puede usarse con regularidad, a diferencia de los laxantes fuertes que sólo se
deben utilizar de manera ocasional. Es útil en el tratamiento del estreñimiento crónico,
síndrome del intestino irritable, diverticulosis, hernia de hiato y diabetes. El consumo
sugerido de cascarilla de psyllium es de 1 cucharadita (aproximadamente 5 gramos) tres
veces al día. Alternativamente, algunas referencias sugieren tomar 2 - 6 cucharaditas (10 -
30 gramos) de la semillas entera por día; por lo general, se consume en tres cantidades
iguales a lo largo del día. Numerosos estudios han encontrado que la suplementación con
psyllium puede reducir mejorar el perfil lipídico [210-213], los niveles de azúcar en sangre en
personas con diabetes [209,210,214] y mejorar el perfil de riesgo cardio-metabólico
[207,209,215,216].
Resumen
Los carbohidratos son un nutriente importante para las personas activas y los atletas.
Estos últimos deben asegurarse de ingerir suficiente cantidad de este macronutriente en su
dieta para mantener los niveles de glucógeno hepático y muscular. Idealmente, la mayoría
de los carbohidratos de la dieta deben tener un IG bajo-moderado. Sin embargo, ingerir una
mezcla de carbohidratos antes del entrenamiento y aquellos con alto IG post-ejercicio puede
optimizar la recuperación. Se han postulado un gran número de carbohidratos específicos o
nutrientes sensibilizadores de la insulina que probablemente proporcionan un valor
ergogénico para los atletas, pero entre ellos cabe resaltar las bebidas SGE y los geles de
carbohidratos. Finalmente, hay una serie de beneficios potenciales para la salud al consumir
una dieta alta en fibra, como aquellas que se mencionaron anteriormente.
Objetivos de Aprendizaje
1.Ser capaz de describir las fuentes de carbohidratos en la dieta y cómo estos son digeridos.
2.Ser capaz de describir cómo se transportan y metabolizan los carbohidratos.
3.Ser capaz de describir la función del GLUT4 sobre la regulación de la glucosa y el almacenamiento
de glucógeno.
4.Ser capaz de describir dónde entran los carbohidratos comunes en las vías metabólicas y la
producción resultante de ATP durante condiciones de ejercicio “anaeróbico” y “aeróbico”.
5.Ser capaz de describir las necesidades energéticas y de carbohidratos en individuos activos.
6.Ser capaz de dar recomendaciones generales sobre los tipos de carbohidratos que los atletas
deberían consumir antes, durante y después del ejercicio.
7.Ser capaz de describir el rol de los carbohidratos comunes en el rendimiento y la salud, con especial
atención en aquellos que podrían proporcionar efectos ergogénicos.
8.Ser capaz de describir el rol de los carbohidratos ricos en fibra en la salud y la pérdida de peso.
Sugerencias de Trabajo
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Capítulo 3
Proteína
Mientras que la mayoría de las personas obtienen proteínas de los alimentos, muchas
personas complementan su dieta con suplementos de proteínas (e.g., polvos de proteina,
reemplazos de comida, barras deportivas, etc.). La razón por la que esto tiene sentido es
que los avances en la tecnología del procesamiento de alimentos han permitido el
aislamiento de proteínas de muy alta calidad de fuentes animales y vegetales (e.g., caseína,
ovoalbúmina, soya, suero de leche, etc.). Muchas de estas proteínas se utilizan para
enriquecer alimentos o desarrollar suplementos nutricionales bajos en grasa y densos en
nutrientes. Así, complementar la dieta con estas proteínas de alta calidad puede servir como
una forma muy eficiente de aumentar la calidad de las proteínas y otros nutrientes en la
dieta. Para atletas, esta es una manera particularmente conveniente de obtener proteínas y
nutrientes de alta calidad después de los entrenamientos o entre comidas [1,2,7].
Proteína de Trigo
La proteína de trigo es una proteína incompleta de calidad relativamente pobre (ver
Tabla 3.3). Sin embargo, proporciona una pequeña cantidad de aminoácidos en los
alimentos integrales. El trigo sirve como material de inicio para los péptidos de glutamina,
los cuales son hidrolizados de proteínas que contienen grandes cantidades de glutamina. El
trigo a menudo se mezcla con otras proteínas incompletas para mejorar la calidad proteica,
al compensar los aminoácidos limitantes que se encuentran en otras proteínas
(complementación proteica) o para suplementos proteicos veganos. Un estudio concluyó
que añadir proteína de trigo a una bebida de reposición de carbohidratos después del
ejercicio no mejora la resíntesis del glucógeno en comparación con el consumo de
carbohidratos solos [11].
Proteína de Guisantes
La proteína derivada de los guisantes ha sido usada en varios suplementos dietarios.
La proteína de guisante en polvo se encuentra en el extremo inferior de la calidad proteica,
en términos de disponibilidad de aminoácidos de cadena ramificada (ver la Tabla 3.5). Se
considera una proteína incompleta porque carece de metionina. Por esta razón, a menudo
se mezcla con otras proteínas de origen vegetal (e.g., arroz, soya, semillas de girasol,
avena) para mejorar el contenido de metionina y cisteína. Avanzan las investigaciones sobre
el rol de la suplementación con proteína de guisantes en las adaptaciones al entrenamiento,
con un estudio que reporta que puede servir como una fuente viable de proteína [12].
Proteína de Soya
Tal como indica la Tabla 3.5, aunque la soya carece del aminoácido esencial metionina,
tiene una concentración relativamente alta de los aminoácidos esenciales restantes y, por lo
tanto, se considera una proteína de alta calidad. Comparativamente, los valores PER y
PDCAAS de la proteína de soya son similares a los de la carne de res / pescado y
ligeramente inferiores al del huevo, leche, caseína, calostro bovino y proteína del suero de
leche.
Han et al. [30] reportaron que la suplementación con isoflavonas de soya (100 mg/día
durante 4 meses) redujo los síntomas menopáusicos, el colesterol total y las lipoproteínas
de baja densidad (LDL) en comparación con las mujeres que ingirieron el placebo. Teede et
al. [31] demostraron que la suplementación con proteína de soya (40 g de proteína de soya,
118 mg de isoflavonas) durante 3 meses en 213 sujetos sanos (108 hombres, 105 mujeres,
entre 50-75 años) incrementó los niveles de fitoestrógenos en orina y promovió una
disminución de los lípidos en sangre y de la presión arterial en comparación con los sujetos
que tomaron un placebo de caseína. Sin embargo, no se observaron diferencias
significativas en los niveles hormonales en hombres y mujeres. De manera similar, Scheiber
et al. [32] concluyeron que la inclusión de alimentos de soya en la dieta de mujeres
posmenopáusicas (60 mg/día durante 12 semanas) incrementó las concentraciones séricas
y en orina de isoflavonas totales, el retardo de la oxidación de LDL (lag time, un marcador
de la mejora en la función lipídica), las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y la
osteocalcina sérica (un marcador de la función ósea), al tiempo que disminuyó de manera
significativa la relación colesterol total/HDL. No se observaron diferencias significativas en el
colesterol total, triglicéridos, LDL, fosfatasa alcalina específica de hueso o los niveles
hormonales (hormona folículo estimulante, FSH, y estradiol). En otro estudio, Persky et al.
[33] señalaron que seis meses de consumir proteína de soya (40 gramos de proteína, que
contienen 56 o 90 mg/día de isoflavonas) en mujeres posmenopáusicas con altos niveles de
colesterol, no afectó la concentración de ciertas hormonas (i.e., estrógenos, cortisol, sulfato
de dehidroepiandrosterona, insulina, glucagón o FSH), pero promovió un aumento modesto
pero significativo de hormonas tiroideas (i.e., tiroxina, índice de tiroxina libre, hormona
estimulante de la tiroides y triyodotironina). También hay evidencia que sugiere que los
flavonoides pueden bloquear la producción de antígeno prostático específico (PSA) en
líneas celulares de cáncer de mama y de próstata [34] y, por lo tanto, podría tener un efecto
protector contra estos tipos de cáncer.
A pesar que los estudios sobre la suplementación con proteína de soya han mostrado
beneficios, se ha aumentado la preocupación respecto al impacto sobre la salud de las
dietas ricas en fitoestrógenos a largo plazo. En este sentido, Allred et al. [24,38] reportaron
que las dietas de soya que contienen cantidades variables de genisteína estimularon el
crecimiento de tumores estrógeno-dependientes en ratones. Estos hallazgos sugieren que,
aunque las isoflavonas de soya pueden tener efectos protectores contra algunos tipos de
cáncer, también podrían estimular el crecimiento de otros, al menos en animales. Teede et
al. [31] concluyeron que la suplementación con proteína de soya (40 gramos/día con 118
mg/día de isoflavonas durante 3 meses) redujo la función endotelial (un marcador de la
función arterial) y aumentó la concentración de lipoproteína-a en hombres. Estas
alteraciones pueden afectar negativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Por otro
lado, también ha existido cierta preocupación acerca del consumo de fitoestrógenos en los
hombres y la posible disminusión en los niveles de testosterona y aumento de la tasa de
infertilidad [25]. En este sentido, estudios en animales encontraron que las isoflavonas de
soya pueden aumentar la tasa de infertilidad al reducir la calidad del semen [39]. Sin
embargo, los estudios disponibles no han encontrado efectos significativos sobre los niveles
hormonales o la calidad del semen en los hombres [25]. No obstante, dados estos
hallazgos, la proteína de soya puede servir como una fuente apropiada de proteína de
calidad, más para las mujeres que para los hombres.
Proteína de Huevo
La proteína de huevo se obtiene normalmente de claras de huevo de gallina
(ovoalbúmina) o de huevos enteros, a través de una variedad de técnicas de extracción y
secado. La ovoalbúmina es reconocida como la proteína de referencia para comparar la
calidad de otras proteínas. El PER y PDCAAS de la proteína del huevo es similar a las
proteínas de la leche y sólo ligeramente inferior a la caseína, suero de leche y calostro
bovino (ver Tabla 3.3). La proteína del huevo ha sido históricamente una de las fuentes más
comunes de proteína encontrada en los suplementos nutricionales debido a su aceptación
general por parte de los consumidores como una proteína de alta calidad. Sin embargo,
como es una forma de proteína relativamente cara, su uso en suplementos nutricionales ha
disminuido en los últimos años [40]. Dado que la proteína del huevo se considera la proteína
de referencia, varios estudios han evaluado los efectos de la proteína del huevo en la
retención de nitrógeno y las adaptaciones fisiológicas al entrenamiento en comparación con
otras proteínas. Los resultados de estos estudios generalmente indican que la proteína del
huevo es tan efectiva como la proteína de la leche, la caseína y el suero para promover la
retención de nitrógeno [41,42].
Proteína de Leche
La Tabla 3.6 presenta el perfil nutricional de la leche descremada, leche baja en grasa
del 1%, leche baja en grasa del 2%, leche entera del 3.25% y calostro bovino (más adelante
se hablará detalladamente sobre el calostro bovino). También hay una descripción del
contenido de nutrientes de la leche de soya. Como se puede ver, los diferentes tipos de
leche varían principalmente en contenido de grasa y calorías totales. Sin embargo, también
varían ligeramente en el contenido de minerales, vitaminas (particularmente las vitaminas
liposolubles) y los perfiles de aminoácidos. Una taza de leche proporciona alrededor de 8
gramos de proteína, siendo el 80% de la proteína de la leche caseína y el resto proteína de
suero. La leche sirve como una fuente bastante buena de aminoácidos esenciales y
condicionalmente esenciales y, por lo tanto, tiene una PER relativamente alta, alrededor de
2.8 (la proteína del suero está alrededor de 3.2). La leche descremada también tiene una
proporción muy buena de carbohidratos a proteínas (aproximadamente 1.5 a 1). En
consecuencia, la leche descremada no sólo puede servir como una buena fuente de
proteínas, sino también de carbohidratos, si no es intolerante a la lactosa.
La leche también contiene pequeñas cantidades de factores de crecimiento e
inmunoglobulinas [43-46]. Uno de los factores de crecimiento más importantes para ganar
masa muscular es el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1). IGF-1 está
íntimamente involucrado en la regulación de retroalimentación de la hormona de crecimiento
y puede imitar la mayoría de sus efectos [46]. IGF-1 también está involucrado en la vía de
señalización de las céluas satélite, la cual es un prerrequisito para el crecimiento muscular.
Por lo tanto, IGF-1 se considera un agente anabólico bastante fuerte. Por ejemplo, la leche
contiene aproximadamente 10 µg/L de IGF-1 y de 3 a 10 µg/L de inmunoglobulina G (IgG),
inmunoglobulina M (IgM) e inmunoglobulina A (IgA). Las inmunoglobulinas son proteínas
que ayudan al cuerpo a combatir diversos tipos de infecciones bacterianas (e.g., infecciones
del tracto respiratorio superior). Teóricamente, el aumento de la disponibilidad de
inmunoglobulinas puede ayudar a un atleta a mantenerse más saludable durante el
entrenamiento. Se ha reportado también que las vacas tratadas con hormona de crecimiento
bovino (rbGH), en un intento de promover la producción y calidad de la leche, tienen de 2 a
10 veces más IGF-1 que la leche regular [47,48]. Aunque esto puede parecer ventajoso, se
asume que IGF-1 y las inmunoglobulinas se degradan completamente durante el proceso
digestivo normal en los adultos. La razón de esto es que los bebés carecen de algunas
enzimas digestivas esenciales. A medida que uno envejece, el sistema digestivo madura,
por lo que generalmente se cree que estos factores de crecimiento e inmunoglobulinas se
degradan durante la digestión.
No obstante, algunos autores han sugerido que no todas estas proteínas se degradan
durante el proceso digestivo [47,48]. Por ejemplo, el consumo de tres vasos de leche baja
en grasa a 1% al día durante 12 semanas aumentó aproximadamente un 10% los niveles
séricos de IGF-1 en sujetos de mediana edad [49]. Aun falta determinar si este modesto
aumento en los niveles de IGF-1 podría conducir a mayores ganancias de masa muscular
durante el entrenamiento, aunque los autores sugieren que algo de IGF-1 de la dieta pudo
ser absorbido de manera intacta o que los productos degradados pueden ayudar a estimular
la formación de IGF-1 in vivo.
Tabla 3.8. Efectos fisiológicos de varias fracciones de proteínas encontradas en la proteína del suero.
En los últimos años, los esfuerzos de comercialización se han centrado en distinguir las
diferencias en la calidad de las proteínas de suero de leche en función de los métodos de
transformación utilizados. Algunos sostienen que la proteína de suero IE es superior a otras
formas de proteína de suero. Sin embargo, los hidrolizados de suero tratados con CFM y
enzimas proteolíticas pueden ser la mejor opción porque preservan la disponibilidad de
subtipos y péptidos de proteínas de suero en mayor grado. Se ha sugerido que la
disponibilidad de subtipos y péptidos de proteína de suero es un componente que promueve
la salud [66,82]. Por esta razón, la mayoría de las investigaciones que han evaluado los
beneficios de la proteína de suero sobre la salud y el rendimiento han utilizado proteína
obtenida por CFM o hidrólisis enzimático-proteolítica [40]. En comparación con otros tipos
de proteínas, la proteína de suero de leche se digiere más rápido, tiene mejores
propiedades al momento de mezclarse y a menudo se percibe como una proteína de mayor
calidad. Las investigaciones han indicado que el rápido aumento en los niveles de
aminoácidos en sangre, después de la ingesta de proteína de suero de leche, estimula la
síntesis de proteínas en mayor grado que la caseína [83,84]. Sin embargo, se ha encontrado
que una sola dosis de proteína de suero tiene menos impacto en las hormonas
anticatabólicas sobre el tiempo. Teóricamente, los individuos que consumen proteína de
suero con frecuencia y a lo largo del día podrían optimizar la síntesis de proteínas. De
hecho, un estudio realizado por Dangin et al. [85] reportó que la ingesta frecuente de una
pequeña cantidad de proteína de suero sirvió para aumentar la síntesis proteica en mayor
grado en comparación con la ingesta menos frecuente de varias proteínas. La proteína del
suero de leche también puede ofrecer una serie de beneficios para la salud en comparación
con la caseína, incluyendo mayores propiedades inmunológicas [66,82] y anticancerígenas
[66,86-88].
Caseínas
Los caseinatos se fabrican a partir de leche descremada mediante una técnica de
procesamiento que consiste en separar la caseína del suero de leche, conocida como
resolubilización, y en deshidratación. Los caseinatos utilizados en los suplementos
comerciales suelen estar disponibles como caseinatos de sodio, caseinatos de potasio,
caseinatos de calcio e hidrolizados de caseína. El método específico de transformación que
se emplee afecta ligeramente al perfil de aminoácidos, así como la disponibilidad de los
subtipos α, β, γ y κ de caseína. La ventaja de la caseína es que es una fuente relativamente
económica de proteína para los suplementos nutricionales, además de estar disponible en
varios rangos de pureza que varían dependiendo de la calidad, el sabor y las características
de la mezcla [40]. La mayor desventaja es que la caseína no se mezcla bien en el líquido,
debido a que tiende a aglomerarse, formando micelas, especialmente en medio ácido. Las
investigaciones han indicado que hay varios factores que influyen en la síntesis de
proteínas, incluyendo la cantidad de calorías consumidas, la calidad y cantidad de proteína
ingerida, la respuesta de la insulina a la comida y la digestibilidad de los alimentos [89]. Los
alimentos que contienen proteínas que se digieren rápidamente (e.g., suero de leche)
generalmente producen una mayor liberación de aminoácidos en sangre en un período de
tiempo más corto, mientras que aquellos que contienen proteínas que se digieren más
lentamente (e.g., caseína) suelen promover un incremento más pequeño pero más
prolongado de aminoácidos [90]. El retraso en la digestión de la caseína promueve un
ambiente anticatabólico debido a su capacidad para mantener una elevación moderada de
aminoácidos en sangre con el avance del tiempo.
Calostro Bovino
Al igual que la leche materna, el calostro bovino es el líquido pre-lácteo producido por
las glándulas mamarias de las vacas durante las primeras 24 a 48 horas después del parto
[46,91,92]. Tiene mayor densidad de nutrientes y mejor calidad proteica que la leche regular,
y está entre las proteínas mejor valoradas en términos de calidad al comparar con otras
fuentes. Además, el calostro bovino tiene una concentración mucho más alta de IGF-1
(alrededor de 200 - 2.000 µg/L), otros factores de crecimiento (IGF-II, TGF-β),
inmunoglobulinas (IgG, IgA, IgM) y antibacterianos (lactoperoxidasa, lisozima y lactoferrina)
que no se encuentran en otras fuentes de proteínas [46,91,92]. De manera interesante, la
concentración de muchas de estas sustancias es mucho mayor que la de la leche materna
humana y varios de estos compuestos bioactivos sirven para fortalecer el sistema
inmunológico y promover el crecimiento. Por esta razón, el calostro bovino ha sido
comercializado como una fuente única de proteínas de calidad, factores de crecimiento y
compuestos que optimizan el sistema inmunológico en numerosos productos alimenticios
(e.g., fórmulas infantiles, suplementos proteicos, etc.).
La Tabla 3.7 muestra que los niveles de IGF-1 en la sangre varían a medida que se
envejece. Hay una variación considerable en los niveles normales de IGF-1 en
determinados grupos de edad. La concentración normal de IGF-1 en sangre alcanza
generalmente su punto máximo durante la adolescencia temprana, mientras que el adulto
normal tiene un promedio de aproximadamente 200 µg/L. Teóricamente, la terapia de
reemplazo a medida que se envejece o aumentar la disponibilidad de IGF-1 serviría para
promover el crecimiento muscular y la reparación de tejidos. Además, las investigaciones
han demostrado que la suplementación con calostro durante un programa de entrenamiento
puede aumentar los niveles de IGF-1 [46]; de hecho, la ingesta de calostro (67.5 ml del
suplemento dos veces al día durante 8 días) promovió un aumento del 10 - 20% de IGF-1 en
suero [46]. Dado que el calostro bovino tiene mayores concentraciones de factores de
crecimiento e inmunoglobulinas que la leche, se ha pensado que la suplementación con
calostro puede contribuir a mayores ganancias de fuerza y masa muscular, así como ayudar
a los atletas a mantenerse más sanos durante los programas de entrenamiento [46].
Los estudios descritos anteriormente han servido como la base teórica para que varias
compañías de suplementos nutricionales desarrollen formulaciones de "liberación retardada"
o "proteínas de absorción lenta". Algunos incluso han sugerido que la caseína puede servir
como una fuente más efectiva de proteína que el suero de leche, particularmente cuando se
consume antes de un ayuno prolongado, como es el caso del tiempo de sueño en la noche
[94]. Aunque estos resultados son interesantes, hay varios puntos a considerar al interpretar
los resultados de estos estudios. Primero, estos estudios solamente evaluaron los efectos
de consumir diferentes tipos de proteínas sobre su velocidad de síntesis, pero no está claro
cómo la coingesta de proteínas rápidas o lentas con otros nutrientes (e.g., carbohidratos,
grasas, etc.) podría afectar la tasa de síntesis de proteínas [89]. Por ejemplo, considerando
que la insulina es uno de los principales reguladores de la síntesis de proteínas, es posible
que sea más ventajoso ingerir una proteína "rápida" en presencia de carbohidratos, en
comparación con una proteína “lenta”, para aumentar la disponibilidad de aminoácidos y
acelerar la síntesis de proteínas mediada por insulina. Además, la disponibilidad de
carbohidratos afecta de manera directa el uso de aminoácidos para el metabolismo
energético. En consecuencia, el mayor uso de aminoácidos como fuente de energía que ha
sido observado tras la ingesta de proteína "rápida", podría reducirse en presencia de
carbohidratos. De acuerdo con estas afirmaciones, los estudios han reportado que ingerir
proteína con carbohidratos después del ejercicio aumenta los niveles de insulina y mejora la
síntesis de proteínas, en comparación con el consumo de carbohidratos o proteína
solamente [95-98].
En segundo lugar, las diferencias principales sobre la síntesis de proteínas entre los
suplementos de absorción rápida y lenta, se observaron entre 3 - 7 horas después de la
ingesta de la proteína lenta. Ahora bien, los atletas que tienen un entrenamiento intenso
suelen ingerir de 4 - 6 comidas al día, además de bocadillos/tentempiés entre comidas con
el fin de mantener una ingesta calórica adecuada [99]. Por este motivo, los atletas que
intentan mantener o aumentar su masa corporal raramente pasan 4 - 7 horas sin hacer
alguna comida o refrigerio. Esto significa que para atletas que consumen alimentos de
manera frecuente a lo largo del día, la ingesta de proteínas de absorción lenta podría ser
una opción poco práctica. Sin embargo, también es posible que la ingesta de proteínas de
absorción lenta pueda ayudar a los atletas a mantener la masa muscular durante periodos
de restricción calórica o al pasar periodos prolongados de ayuno. Además, dado que la
mayoría de las personas duermen de 6 - 8 horas al día, también es posible que ingerir una
proteína lenta antes de acostarse pueda contribuir a regular el catabolismo y mejorar la
oxidación de grasa [100-106]. En este sentido, el timing nutricional en horas de la noche es
una línea de interés creciente en los campos de nutrición deportiva e investigación
relacionada a la obesidad.
Proteína de Huevo
Hida et al. [41] evaluaron los efectos de la suplementación con clara de huevo (15
gramos) sobre las adaptaciones a 8 semanas de entrenamiento contra resistencia. Los
investigadores encontraron que, en comparación con un suplemento de carbohidratos, el
suplemento de clara de huevo generó cambios en algunos metabolitos proteicos. No
obstante, la proteína de huevo no tuvo efecto sobre los cambios en la composición corporal
o la fuerza muscular.
Proteína de Soya
Wilkinson et al. [109] examinaron el efecto del consumo de bebidas de soya o leche con
el mismo aporte de macronutrientes, nitrogéno y energía (cada una con cerca de 18 gramos
de proteína y 180 calorías) sobre la síntesis proteica y el balance neto de proteína muscular
después de ejercicio contra resistencia en hombres jóvenes sanos. Los investigadores
encontraron que la ingesta tanto de soya como de leche resultó en un balance proteico neto
positivo. Sin embargo, la tasa de síntesis fraccionada fue significativamente mayor después
del consumo de leche en comparación con el consumo de soya. Wayler et al. [110]
evaluaron los efectos del consumo durante 10 días de 0.6 gramos/kg/día de proteína de
carne de res magra, proteína aislada de soya o una combinación de ambas sobre el balance
proteico. Los investigadores reportaron que el tipo de proteína ingerida no tuvo influencia en
el balance de nitrógeno, digestibilidad o utilización neta de proteína. De manera similar,
Scrimshaw et al. [111] reportaron que el balance de nitrógeno era equiparable cuando se
ingieren proteínas de soya y de leche. Dragan et al. [112] informaron que la suplementación
con proteína de soya (1.5 gramos/kg/día durante 8 semanas) promovió un mayor aumento
de la masa muscular y la fuerza en atletas olímpicos rumanos que entrenaban 4 - 6
horas/día. No obstante, los sujetos que tomaron los suplementos proteicos fueron
comparados con los que estaban en una dieta normal. Por lo tanto, las ganancias
observadas pueden estar reflejando simplemente la adición de proteínas a la dieta de los
atletas, quienes pudieron presentar un estado negativo de nitrógeno durante el
entrenamiento.
Proteína de Leche
Lambourne et al. [113] evaluaron los efectos del consumo de leche sobre los cambios
en la composición corporal durante 6 meses de entrenamiento contra resistencia en 39
adolescentes de ambos sexos. Los participantes consumieron 24 onzas de leche, jugo o
agua por día con 16 onzas ingeridas inmediatamente después del entrenamiento contra
resistencia (7 ejercicios, 40 - 85% 1RM, 3 días/semana). Los resultados no revelaron
diferencias significativas entre los grupos en cuanto a las ganancias en masa libre de grasa
(leche 2.2±1.9; zumo 2.7±1.9; agua 1.7±2.9 kg). Babault et al. [114] evaluaron los efectos de
la suplementación con proteína de leche durante 10 semanas de entrenamiento contra
resistencia de miembros inferiores en 68 voluntarios. Los participantes fueron asignados
aleatoriamente para ingerir 30 gramos de un placebo, proteína de leche (proteína de
digestión rápida) o caseína micelar (proteína de digestión lenta) dos veces al día en los días
sin entrenamiento y tres veces al día en los días de entrenamiento. Los resultados revelaron
que, en comparación con el placebo o la caseína micelar, la proteína de leche (de rápida
digestión) redujo significativamente la fatiga muscular inducida por el ejercicio intenso contra
resistencia.
Maltais et al. [115] evaluaron los efectos del consumo de 12 gramos al día de proteína
de leche con 7 gramos de aminoácidos esenciales, leche de soya o leche de arroz (control
sin proteínas) sobre las adaptaciones al entrenamiento en 26 hombres ancianos
sarcopénicos. Los resultados revelaron que las ganancias en masa libre de grasa fueron
similares en cada grupo. Josse et al. [116] reportaron que mujeres entrenadas contra
resistencia que consumían un litro de leche descremada (proporcionando 36 g de proteína)
después del ejercicio durante 12 semanas tuvieron mayores ganancias de masa muscular,
aumento de la fuerza, pérdida de masa grasa y una posible reducción en el recambio óseo.
Además, Wojcik et al. [117] examinaron los efectos de una bebida con carbohidratos, una
bebida con proteína-carbohidratos de leche o una bebida placebo sobre la resíntesis del
glucógeno, el daño muscular, la inflamación y la función muscular después de
entrenamiento excéntrico contra resistencia. En este estudio, hombres no entrenados
realizaron ejercicio en bicicleta para reducir el glucógeno muscular 12 horas antes de
ejecutar 100 contracciones excéntricas de cuádriceps al 120% de 1RM (día 1).
Inmediatamente después del ejercicio y 2 horas posteriores a este, los participantes
consumieron una de las tres bebidas de estudio. A las 6 horas después del ejercicio, la
concentración de creatina cinasa en suero aumentó para todos los grupos, aunque hubo
una tendencia a un aumento ligeramente menor en el grupo que ingirió la bebida de
carbohidratos y proteínas de leche. No se presentaron diferencias entre los grupos en
cuanto a la resíntesis de glucógeno, marcadores de degradación muscular o torque pico
isocinético a las 72 horas post-ejercicio. Finalmente, Rankin et al. [118] compararon la
composición corporal y las adaptaciones de la función muscular a 10 semanas de
entrenamiento contra resistencia en hombres que consumieron una bebida de carbohidratos
y electrolitos o leche, después de cada sesión de entrenamiento. Los investigadores
encontraron que el consumo de leche o bebidas con carbohidratos y electrolitos después del
ejercicio generó adaptaciones similares al entrenamiento contra resistencia, aunque se
observó una mayor tendencia en el consumo de leche, lo que sugiere que una mayor
intervención podría promover resultados significativos. Elliot et al. [119] investigaron la
respuesta del balance neto de proteína muscular, después de ejercicio contra resistencia, a
la ingesta de ciertos nutrientes componentes de la leche. Específicamente, tres grupos de
voluntarios ingirieron una de tres bebidas lácteas, cada una con: 237 gramos de leche
descremada, 237 gramos de leche entera y 393 gramos de leche descremada que tenía la
misma cantidad de calorías que la leche entera. Cada bebida de leche fue ingerida una hora
después de una rutina de ejercicios contra resistencia en miembros inferiores. Los
resultados revelaron que la ingesta de leche estimuló la absorción neta de fenilalanina y
treonina, lo cual representaba la síntesis neta de proteínas musculares después del ejercicio
contra resistencia. De hecho, el balance neto de proteína muscular cambió de negativo a
positivo, lo cual indicó anabolismo muscular después de la ingesta de leche.
Varios estudios también han evaluado los efectos del consumo de leche sobre la
hidratación y la recuperación del ejercicio. Por ejemplo, Shirreffs et al. [120] investigaron la
efectividad de ingerir leche baja en grasa, con y sin 20 mmol/L de NaCl (cloruro de sodio)
sobre el balance de fluidos después de hipohidratación inducida por ejercicio. La leche baja
en grasa se comparó con una bebida deportiva y agua pura. Los participantes hicieron
ejercicio en un ambiente cálido, lo que promovió una deshidratación del 1.8%. Los
participantes luego consumieron agua, la bebida deportiva, o la leche con sal añadida. Los
resultados revelaron que la excreción de orina en la recuperación no cambió durante los
ensayos con leche, mientras que hubo un marcado aumento en la micción entre 1 y 2 horas
después de beber agua o la bebida deportiva. La producción acumulada de orina fue menor
después del consumo de la leche sola y la leche con sal añadida, en comparación con el
agua y la bebida deportiva. Los sujetos permanecieron en un balance neto positivo de
fluidos a lo largo del período de recuperación luego de ingerir las bebidas de leche, pero
retornaron a un balance negativo una hora después de tomar las otras bebidas. Los
investigadores concluyeron que la leche puede servir como una bebida de rehidratación
efectiva post-ejercicio. Karp et al. [121] sometieron a ciclistas entrenados en resistencia a un
entrenamiento por intervalos, seguido de 4 horas de recuperación y una prueba posterior de
contrarreloj hasta el agotamiento al 70% de la capacidad aeróbica máxima (VO2pico) en
tres ocasiones. Inmediatamente después del primer entrenamiento y a las 2 horas de
recuperación, los participantes tomaron volúmenes y cantidades equivalentes de
carbohidratos de una bebida de leche chocolatada, una bebida de reemplazo de fluidos o
una bebida de reemplazo de carbohidratos. Los investigadores encontraron que el tiempo
hasta el agotamiento y el trabajo total fue significativamente mayor para la leche
chocolatada y la bebida de reemplazo de fluidos en comparación con la bebida de
reemplazo de carbohidratos. Los autores concluyeron que la leche chocolatada podría ser
una ayuda efectiva para promover la recuperación entre dos sesiones de ejercicio hasta el
agotamiento.
Desbrow et al. [122] compararon el potencial de rehidratación de diferentes bebidas a
base de leche con una solución de glucosa y electrolitos. Quince participantes masculinos
perdieron el 2.0% de su masa corporal luego de ejercicio intermitente en bicicleta antes de
consumir el 150% del peso perdido durante un período de una hora con leche de vaca,
leche de soya, un suplemento alimenticio líquido a base de leche o una bebida deportiva. La
masa corporal, las muestras de sangre y orina, y las medidas de tolerancia gastrointestinal
fueron obtenidas antes y después de 4 horas del consumo de las bebidas. Los resultados
revelaron que la masa corporal neta después del período de rehidratación fue
significativamente menor con la rehidratación con bebidas deportivas en comparación con
los otros grupos. Además, el porcentaje de líquido retenido fue de 65.1% para la bebida a
base de leche, 46.9% con leche de soya, 40.0% con leche de vaca, y 16.6% con la bebida
deportiva. Los investigadores concluyeron que las bebidas a base de leche son una la
opción de rehidratación más efectiva en comparación con las bebidas deportivas
tradicionales. Finalmente, Sudsa-Ard et al. [123] evaluaron los efectos de ingerir agua,
bebidas deportivas y leche sin lactosa sobre ejercicio en bicicleta hasta el agotamiento (70%
de VO2pico) después de realizar ejercicio intermitente para agotar el glucógeno y de tener
un período de recuperación de 2 horas en participantes con intolerancia a la lactosa. Los
resultados revelaron que los participantes que consumían la leche sin lactosa se ejercitaban
más antes del agotamiento (agua 36±11, bebida deportiva 52.1±12, leche sin lactosa
69.6±14 minutos). Los investigadores concluyeron que la leche sin lactosa podría servir
como una bebida de recuperación efectiva para mejorar la capacidad de ejercitarse en
bicicleta en hombres intolerantes a la lactosa. Colectivamente, estos resultados sugieren
que la leche podría servir como una bebida efectiva de hidratación y recuperación.
Volek et al. [126] investigaron los efectos de la suplementación con suero de leche,
soya y carbohidratos (1.4 vs. 1.1 gramos/kg/día) durante 9 meses de entrenamiento
periodizado contra resistencia. Los investigadores encontraron que las ganancias en masa
magra fueron significativamente mayores en el suero (3.3±1.5 kg) en comparación con los
grupos de carbohidratos (2.3±1.7 kg) y soya (1.8±1.6 kg). Dudgeon et al. [127] evaluaron los
efectos de la suplementación de proteína de suero durante la pérdida rápida de peso sobre
la preservación de la masa libre de grasa. Dieciséis hombres entrenados realizaron un
programa de entrenamiento contra resistencia de 4 días a la semana durante 8 semanas.
Los participantes ingirieron proteína de suero o carbohidratos antes, durante y después del
ejercicio. Los resultados revelaron que la suplementación con proteína de suero durante una
dieta con restricción calórica, mantenía la masa libre de grasa mientras que promovía la
pérdida de grasa. Batista et al. [128] reportaron que la ingesta de proteína de suero estaba
inversamente asociada con la masa grasa regional (tronco y androide) y de todo el cuerpo.
Finalmente, Nabuco et al. [129] analizaron los efectos de la ingesta de proteína de suero
antes o después del entrenamiento contra resistencia sobre los cambios en la composición
corporal en mujeres entrenadas de edad mayor. Las participantes consumieron 35 gramos
de proteína de suero o un placebo antes o después del entrenamiento contra resistencia (3
series de 8 - 12 repeticiones, 3 veces por semana) durante 12 semanas. Los resultados
revelaron que la suplementación con proteína de suero de leche promovió un mayor
aumento de la masa libre de grasa, la fuerza muscular y la capacidad funcional en mujeres
mayores preacondicionadas, independientemente del momento de la suplementación.
Sin embargo, no todos los estudios han mostrado efectos positivos sobre el
entrenamiento [130-135]. Por ejemplo, Reidy et al. [134] valoraron los efectos de la
suplementación proteica en las adaptaciones al entrenamiento contra resistencia (60 - 80%
de 1RM, 3 días/semana, 12 semanas). Los participantes se suplementaron con 22
gramos/día de una mezcla de proteínas, aislado de proteína de suero o maltodextrina
(placebo). Los resultados indicaron que la suplementación con mezcla de proteínas durante
el tratamiento tendió a mejorar las ganancias en masa corporal magra, sin que se
observaran diferencias entre los grupos en cuanto a las ganancias de fuerza. Weinheimer et
al. [130] han evaluado los efectos de complementar la dieta con 0, 10 y 20 gramos/día de
proteína de suero por 9 meses durante un programa de entrenamiento (2 días/semana de
ejercicio contra resistencia y 1 día/semana de ejercicio “aeróbico”) en hombres y mujeres de
mediana edad con sobrepeso y obesos. Los resultados revelaron que la suplementación con
proteína de suero no afectó las respuestas inducidas por el entrenamiento en la
composición corporal o los índices de síndrome metabólico. Joy et al. [133] valoraron los
efectos de 8 semanas de suplementación con proteína de suero o arroz sobre la
composición corporal y el rendimiento en hombres entrenados contra resistencia. En este
estudio, 24 hombres de edad universitaria y entrenados contra resistencia fueron asignados
aleatoriamente para consumir 48 gramos de proteína de arroz o aislado de proteína de
suero (iso-calórica e iso-nitrogénica) inmediatamente después de hacer ejercicio, en un
programa de entrenamiento contra resistencia ondulado y periodizado (3 días/semana). Los
resultados revelaron que, aunque se observaron adaptaciones por el entrenamiento, no se
observaron diferencias entre los grupos en cuanto a la recuperación percibida, el dolor y la
preparación para entrenar o los cambios en la composición corporal durante el programa de
entrenamiento. Fabre et al. [135] examinaron los efectos de consumir diferentes
proporciones de proteína de suero (proteína rápida) y caseína (proteína lenta) sobre las
adaptaciones al entrenamiento contra resistencia. Los participantes ingirieron 20 gramos de
suero de leche al 100%, 50% de suero de leche y 50% de caseína, o 80% de suero de leche
y 20% de caseína después de unas series de entrenamiento. Los resultados mostraron una
mayor biodisponibilidad de leucina tras la ingesta del suero al 100% al igual que del
suplemento de 50% suero y 50% caseína. No obstante, los cambios inducidos por el
entrenamiento contra resistencia en la masa corporal magra y la fuerza, fueron similares
entre los grupos. Los investigadores concluyeron que el mayor aumento de aminoácidos
plasmáticos tras la ingesta de 100% de suero y 50% de suero y 50% de caseína no
promovió mayores adaptaciones al entrenamiento. Nuestro grupo de investigación también
reportó que ingerir 40 gramos de proteína de suero con 5 gramos de glutamina y 3 gramos
de aminoácidos de cadena ramificada no generó mayores adaptaciones al entrenamiento en
comparación con el consumo de 40 gramos de proteína de suero con 8 gramos de caseína
[136].
Calostro Bovino
Un estudio realizado por Mero et al. [46] evaluó los efectos de 8 días de suplementación
con calostro bovino durante el entrenamiento sobre factores como IGF-I, inmunoglobulinas
(IgA, IgG), hormonas (insulina, testosterona, cortisol y hormona del crecimiento),
aminoácidos y rendimiento durante ejercicio de alta intensidad. En un estudio doble ciego
aleatorizado, nueve corredores y saltadores masculinos entrenados, participaron en tres
sesiones experimentales de 8 días de duración. Una sesión se utilizó como sesión de
control y dos sesiones incluyeron la suplementación con calostro bovino líquido o un
placebo de proteína de leche/suero. Los sujetos ingirieron 67.5 ml del suplemento dos veces
al día durante un período de entrenamiento estandarizado. Las muestras de sangre y saliva
se obtuvieron antes del inicio de la suplementación y en la mañana del sexto día. Los
sujetos luego ingirieron una comida estandarizada y se les tomaron muestras de sangre y
saliva antes de realizar un test de salto contramovimiento y una serie de ejercicios de 90
minutos, el cual consistió en una serie de test de salto, carrera y fuerza. Las muestras de
sangre y saliva se colectaron varias veces después de la serie de ejercicios, así como
también en el día 7 de la suplementación y un día después de la administración de
suplementos (día 9). Los resultados revelaron que la suplementación con calostro bovino
incrementó significativamente los niveles de IGF-I de manera lineal desde antes hasta
después del entrenamiento. El cambio en el IGF-I se correlacionó significativamente con los
cambios en los niveles de insulina, estos resultados sugieren que el calostro bovino podría
aumentar el anabolismo durante este período de entrenamiento. No se observaron
diferencias significativas entre los grupos en los perfiles de hormona de crecimiento,
testosterona, cortisol o aminoácidos. Además, no se observaron diferencias significativas en
la capacidad de rendimiento entre grupos. Estos resultados sugieren que el calostro bovino
a corto plazo puede influir en el anabolismo al aumentar los niveles de IGF-I. Teóricamente,
la suplementación con calostro bovino durante un programa de entrenamiento podría
promover mayores ganancias en fuerza y masa muscular.
Buckley et al. [139] evaluaron los efectos de la suplementación con calostro bovino
sobre el rendimiento en remeras de élite. En este estudio, ocho remeras competitivas
ingirieron 60 gramos/día de calostro bovino o proteína de suero en un doble ciego
aleatorizado durante un período de entrenamiento de 9 semanas. Antes y después de la
suplementación, los sujetos realizaron dos series de pruebas de remo, los cuales consistían
en una serie de test de remo a esfuerzo submáximo y máximo. Los resultados revelaron que
las mejoras en el rendimiento de remo submáximal, después del período de entrenamiento
de 9 semanas, fueron similares entre el grupo de calostro bovino y el de proteína de suero.
Sin embargo, la suplementación con calostro bovino promovió un aumento
significativamente mayor en la distancia recorrida y en el trabajo total completado durante la
primera y segunda prueba de remo a esfuerzo máximo.
Coombes et al. [140] evaluaron los efectos de complementar la dieta con 20 gramos de
calostro bovino y 40 gramos de proteína de suero, 60 gramos de calostro bovino o 60
gramos de proteína de suero (placebo) durante 8 semanas sobre las adaptaciones al
entrenamiento. Los sujetos realizaron dos pruebas de esfuerzo de consumo máximo de
oxígeno separadas por 20 minutos de recuperación, así como también el rendimiento en
una prueba contrarreloj después 2 horas al 65% del máximo. Los resultados no revelaron
diferencias significativas en las respuestas de captación máxima de oxígeno entre los
grupos después del entrenamiento. Sin embargo, la duración del tiempo de realización del
test fue significativamente mayor en los sujetos que ingirieron 20 y 60 gramos/día de
calostro bovino en comparación con la proteína del suero. Los investigadores concluyeron
que la suplementación con calostro bovino de 20 gramos o 60 gramos/día proporcionó una
pequeña pero significativa mejoría en el rendimiento de la prueba en ciclistas después de 2
horas al 65% VO2pico. La investigación de nuestro laboratorio apoya las afirmaciones en
relación a que la suplementación con calostro bovino durante un programa de
entrenamiento contra resistencia podría servir como una fuente efectiva de proteínas,
particularmente cuando se combina con otros nutrientes como la creatina [141-143].
Duff et al. [144] evaluaron los efectos de ocho semanas de suplementación con calostro
bovino versus proteína de suero durante el entrenamiento contra resistencia en adultos
mayores. En un estudio doble ciego, los participantes ingirieron 60 gramos/día de calostro o
un complejo de proteína de suero (que contenía 38 g de proteína) mientras participaban en
un programa de entrenamiento contra resistencia (12 ejercicios, 3 series de 8 - 12
repeticiones, 3 días/semana). Los resultados revelaron que los participantes que tomaron
calostro a lo largo del entrenamiento contra resistencia, observaron mayores cambios en la
fuerza en press de pierna y una reducción de los marcadores de reabsorción ósea. Además,
Boone et al. [145] evaluaron los efectos de 4 semanas de suplementación proteica después
del ejercicio sobre el cambio en la fuerza y la masa muscular en hombres no entrenados.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a ingerir proteína (17 gramos de suero de
leche con 3 gramos de calostro y 2 gramos de leucina) o placebo después de las series de
entrenamiento (3 series de 8 - 10 repeticiones al 80% de 1RM en press de pierna y
extensión de rodilla, 3 días/semana). Los resultados revelaron que la suplementación
proteica a corto plazo después del ejercicio no tuvo ningún beneficio añadido al
entrenamiento contra resistencia.
Resumen
Los atletas necesitan consumir suficiente proteína en la dieta para mantener un balance
positivo de nitrógeno. En el caso de los atletas que realizan un entrenamiento intenso, éste
suele oscilar entre 1.4 y 2.0 gramos/kg/día, dependiendo de la intensidad y el volumen del
entrenamiento. Algunos investigadores han estudiado la ingesta relativa de proteínas hasta
4.4 gramos/kg/día durante el entrenamiento, sin que se hayan observado efectos adversos
en individuos sanos [146-149]. El tipo de proteína ingerida y la velocidad de digestión
influyen en la liberación de aminoácidos esenciales en la sangre y, por lo tanto, en la síntesis
de proteínas. Asegurar la disponibilidad de aminoácidos a lo largo del día, así como el timing
de consumo de proteínas rápidas y lentas peri-entrenamiento o en horas de la noche puede
afectar la síntesis o catabolismo de las proteínas. Así, el hecho de asegurar que los atletas
consuman una dieta con suficiente proteína, y en el momento adecuado, será un factor
primordial que los nutricionistas deportivos deben tener en cuenta al asesorar a los atletas.
La ISSN actualizó recientemente su posición sobre la proteína y el ejercicio [1]. Después de
una extensa revisión de la literatura, los investigadores líderes en nutrición deportiva
concluyeron algunos puntos principales relacionados con las proteínas y el ejercicio, los
cuales representan la posición oficial de la sociedad.
3. Existe evidencia nueva que sugiere que una mayor ingesta de proteínas (>3.0
gramos/kg/día) podría tener efectos positivos sobre la composición corporal en
individuos entrenados contra resistencia (i.e., promover la pérdida de masa grasa).
5. Ser capaz de describir la cantidad de proteína que se encuentra en las fuentes comunes de proteína
dietaria.
6. Ser capaz de describir las diferencias relativas, ventajas y desventajas de las proteínas que se
encuentran en los alimentos y suplementos dietéticos.
7. Ser capaz de describir cómo el perfil de aminoácidos y otros factores afectan la liberación de
aminoácidos esenciales en la sangre, la síntesis de proteínas, el catabolismo muscular y el balance neto de
proteínas.
8. Ser capaz de discutir el impacto de los diferentes tipos de proteínas en las adaptaciones al
entrenamiento.
9. Ser capaz de discutir y aconsejar a los atletas sobre la importancia de la proteína en el ejercicio
basándose en los puntos descritos en la posición de la ISSN.
Sugerencias de Trabajo
1. Calcule las necesidades relativas de proteínas de un jugador y una jugadora de fútbol, un jugador de
fútbol americano, un triatleta y una triatleta.
2. Identifique qué tipos de proteínas pueden ser mejores para consumir en la dieta bajo diferentes
condiciones (i.e., general, para estimular la síntesis de proteínas, antes de acostarse, etc.).
Referencias
1.Jäger, R.; Kerksick, C.M.; Campbell, B.I.; Cribb, P.J.; Wells, S.D.; Skwiat, T.M.; Purpura, M.;
Ziegenfuss, T.N.; Ferrando, A.A.; Arent, S.M., et al. International Society of Sports Nutrition
Position Stand: protein and exercise. Journal of the International Society of Sports Nutrition 2017,
14, 20, doi:10.1186/s12970-017-0177-8.
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Capítulo 4
Aminoácidos
En el último capítulo, se discutió la función de las proteínas en la dieta y se analizaron
las diferencias entre las mismas. Aunque se ha presentado gran interés en conocer la
función de las proteínas en la dieta y en el momento oportuno de ingesta, recientemente, la
atención se ha centrado en conocer el potencial valor ergogénico de aminoácidos
específicos. Este capítulo tiene como objetivo: 1.) recordar como se da la digestión de
proteínas en aminoácidos; 2.) describir cómo los aminoácidos contribuyen al metabolismo
energético y a la síntesis de proteínas; y, 3.) discutir el rol general de los aminoácidos
esenciales, condicionalmente esenciales y no esenciales en el metabolismo y el ejercicio.
Proceso Metabólico
Hay tres destinos metabólicos principales para los aminoácidos que se consumen en la
dieta. En primer lugar, pueden convertirse en intermediarios capaces de introducirse en la
glucólisis y en el ciclo del TCA (ver figura 4.2). La alanina, cisteína, glicina, serina y
treonina son aminoácidos glucogénicos que entran en glucólisis por el piruvato. El piruvato
puede formar Acetil-CoA y entrar en el ciclo del TCA o formar glucosa a través de vías
gluconeogénicas (i.e., básicamente devolverse en el proceso glucolítico para formar
glucosa). La arginina, histidina, glutamina y prolina son aminoácidos glucogénicos que se
convierten en glutamato y luego en α-cetoglutarato para entrar en el ciclo del TCA. La
conversión de α-cetoglutarato a succinil-CoA es uno de los pasos limitantes en el ciclo del
TCA. Cuando se necesita energía, el α-cetoglutarato formado a partir del glutamato ayudará
a mantener activo el ciclo del TCA en la producción de NADH+H+ y FADH2 que producirán
2.5 o 1.5 ATP, respectivamente, una vez que entren en el CTE. En condiciones de reposo, el
glutamato se convierte en glucosa mediante la gluconeogénesis. La asparagina y el
aspartato son los aminoácidos glucogénicos finales que se convierten en oxalacetato. El
oxalacetato se combina con Acetil-CoA para formar citrato. La formación de citrato es otro
paso clave en el ciclo del TCA, por lo que la asparagina y el aspartato formados por el
oxalacetato también pueden mantener activo el ciclo del TCA cuando se necesita energía, o
bien, el citrato puede convertirse en Acetil-CoA y hacer gluconeogénesis. Los aminoácidos
cetogénicos se convierten en acetoacetato, una cetona. El acetoacetato puede convertirse
en dos moléculas de Acetil-CoA para entrar en el ciclo del TCA o utilizarse en la síntesis de
los ácidos grasos. Finalmente, la isoleucina, fenilalanina, tirosina y triptófano pueden servir
como aminoácidos glucogénicos y cetogénicos. La isoleucina puede ser convertida en
Acetil-CoA o succinil-CoA. La fenilalanina y la tirosina pueden convertirse en acetoacetato o
fenilalanina. En particular, los aminoácidos de cadena ramificada (BCAA: leucina, isoleucina
y valina) se oxidan fácilmente durante el ejercicio.
Cuando los aminoácidos se oxidan, el nitrógeno del grupo amino debe ser eliminado del
cuerpo. Aproximadamente el 95% de la eliminación implica convertir el nitrógeno en urea,
principalmente en el hígado (ver figura 4.3) y el 5% restante se libera desde la glutamina
para formar amonio (NH3). El proceso implica la desaminación de nitrógeno desde el
aminoácido. El primer paso en este proceso requiere 2 ATP para convertir el amonio (NH3)
+ bicarbonato (HCO3-) en carbamoil fosfato + 2 ADP + Pi por la enzima carbamoil fosfato
sintetasa I en las mitocondrias. La ornitina entra en las mitocondrias donde se combina con
el fosfato de carbomoil y es convertida en citrulina por la enzima ornitina transcarbamoilasa.
La citrulina vuelve al citosol donde se produce una reacción de condensación entre el grupo
amino del aspartato y el grupo carbonilo de la citrulina para formar el argininosuccinato. Esta
reacción requiere ATP y es catalizada por la enzima argininosuccinato sintetasa. El
argininosuccinato entonces es catalizado por la argininosuccinato liasa para formar arginina
y fumarato. La arginina es dividida por la arginasa para formar urea y ornitina.
Figura 4.3. Vías de biosíntesis de aminoácidos.
La ornitina es entonces transportada de vuelta a las mitocondrias para comenzar de
nuevo el ciclo de la urea. La síntesis de carbamoil fosfato y el ciclo de la urea dependen de
la presencia de N-acetilglutamato, que activa la enzima carbamoil fosfato sintetasa I. La
síntesis de N-acetilglutamato por medio de la N-acetilglutamato sintasa es estimulada por la
arginina y la glutamina. Por lo tanto, la glutamina sirve como sustrato para la N-
acetilglutamato sintasa y activa el ciclo de la urea. Las personas que tienen deficiencias
enzimáticas que afectan el ciclo de la urea experimentan hiperamonemia y toxicidad por
amonio si no reciben tratamiento. Finalmente, los aminoácidos también pueden sintetizar
otros aminoácidos a través de la vía de las pentosas fosfato, la glucólisis o el ciclo del TCA,
como se muestra a continuación en la Figura 4.4. Por ejemplo, la eritrosa-4-fosfato y el
fosfoenolpiruvato pueden sintetizar fenilalanina, tirosina y triptófano. La ribosa-5-fosfato
puede ayudar a la síntesis de histidina, y la histidina y el 3-fosfoglicerato pueden convertirse
en serina. El piruvato puede convertirse en alanina, valina, isoleucina y leucina. Además, el
α-cetoglutarato puede convertirse en glutamato, que a su vez puede sintetizar glutamina,
prolina y arginina. Finalmente, el oxalacetato puede convertirse en aspartato, que luego
puede convertirse en asparagina, metionina, treonina y lisina.
Figura 4.4. Vías de biosíntesis de aminoácidos.
Aminoácidos Esenciales
Los aminoácidos esenciales (EEA) son aquellos que el cuerpo es incapaz de sintetizar
y, por lo tanto, deben ser suministrados en la dieta. La figura 4.5 muestra que hay nueve
aminoácidos que se consideran esenciales (i.e., histidina, isoleucina, leucina, lisina,
metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina). Además de ser esenciales para las
funciones fisiológicas normales, algunos de estos aminoácidos han demostrado también un
potencial ergogénico. En los últimos años, ha existido una gran cantidad de estudios que
investigan la importancia de los aminoácidos esenciales tomados con o sin carbohidratos
antes o después del ejercicio intenso o de la competencia. Por ejemplo, Tipton et al. [1]
evaluaron los efectos de la suplementación con aminoácidos esenciales después del
ejercicio de fuerza en la síntesis de proteínas. Inicialmente, estos investigadores reportaron
que una infusión intravenosa de 30 - 40 gramos de una mezcla de aminoácidos después del
ejercicio contra resistencia aumentó la síntesis neta de proteínas [2]. En ese momento, no
estaba claro cuánto era necesario ingerir o qué aminoácidos desempeñaban un papel más o
menos importante en el aumento de la síntesis de proteínas. Sin embargo, basándose en
los cambios de los niveles de aminoácidos observados durante la primera serie de estudios,
estos investigadores plantearon la hipótesis de que los EAA probablemente desempeñaron
un papel más importante que los aminoácidos no esenciales (NEAA). En consecuencia, este
grupo de investigación llevó a cabo un estudio de seguimiento [2,3] que evaluó los efectos
de ingerir 6 gramos de aminoácidos con 35 gramos de carbohidratos buscando un equilibrio
proteico. Ellos reportaron que este protocolo de suplementación incrementó notablemente la
síntesis de proteínas. Los resultados fueron importantes porque sugieren que ingerir una
cantidad relativamente pequeña de aminoácidos después del ejercicio de resistencia puede
servir para aumentar la síntesis de proteínas. Sin embargo, estas conclusiones fueron
criticadas por algunos porque los efectos de la ingesta de carbohidratos y aminoácidos no
fueron evaluados de manera independiente.
Desde este trabajo inicial, varios estudios han evaluado los efectos de los EAA en la
síntesis de proteínas. Borsheim et al. [4] evaluaron los efectos de la ingesta de EAA en la
síntesis de proteínas después del ejercicio en seis sujetos sanos. Los sujetos se abstuvieron
de hacer ejercicio durante dos días y luego se les aplicaba una infusión de isótopos estables
marcados de ciertos aminoácidos (fenilalanina, leucina y urea). Este procedimiento permite
determinar el impacto del ejercicio y la ingesta de aminoácidos en la síntesis y
descomposición de proteínas. Los sujetos luego descansaron durante varias horas antes de
realizar un entrenamiento de fuerza (10 series de 10 repeticiones en la prensa y 8 series de
10 repeticiones de extensión de rodilla al 80% de 1RM). Los participantes ingirieron 6
gramos de EAA en 1 y 2 horas después del ejercicio. Los resultados revelaron que la
ingesta de EAA después del ejercicio de fuerza aumentó significativamente el balance neto
de proteínas. Este efecto se atribuyó a un aumento en la síntesis de proteínas porque la
degradación de las proteínas no se alteró significativamente. Curiosamente, el aumento en
la síntesis de proteínas observado después de ingerir 6 gramos de EAA fue casi el doble
que el observado en un estudio previo, en el que evaluó los efectos de ingerir 6 gramos de
una mezcla de aminoácidos (3 gramos de EAA y 3 gramos de NEAA) con 35 gramos de
carbohidratos [3]. Basándose en este hallazgo, los autores concluyeron que la NEAA no
parece influir en el equilibrio proteico después del ejercicio realizado con este método. Estos
resultados corroboraron otro estudio [5] que indicaba que la adición de 35 gramos de
carbohidratos a una mezcla de 6 gramos de EAA y NEAA no tuvo ningún efecto adicional
sobre el balance proteico después del ejercicio de fuerza. Además, ingerir 35 gramos de
carbohidratos después del ejercicio solo tuvo efectos mínimos sobre el equilibrio proteico
después del entrenamiento de fuerza. En un estudio similar, Volpi et al. [6] compararon la
respuesta del metabolismo de las proteínas musculares con la ingesta de 18 gramos de
EAA o 40 gramos de aminoácidos equilibrados que contienen (18 gramos de EAA, 22
gramos de NEAA) en participantes ancianos. Los investigadores encontraron que el balance
neto de fenilalanina aumentó desde el inicio sin que se observaran diferencias entre los
grupos. Esto se atribuyó a un aumento en la síntesis de proteínas musculares, sin cambios
en la degradación proteica. Concluyeron que los EAA son los principales responsables de la
estimulación inducida por aminoácidos en el anabolismo de las proteínas musculares en las
personas mayores.
Una de las justificaciones de este efecto potenciador, involucra el rol que desempeña la
leucina en la estimulación del complejo 1 del objetivo mecanicista de la rapamicina
(mTORC1, anteriormente llamado objetivo de rapamicina en mamíferos), como se muestra
en la Figura 4.6 [9-19]. El ejercicio contra resistencia (i.e., fuerzas mecánicas), los
carbohidratos, los EAA, los BCAA y la leucina estimulan a mTORC1, iniciando así una
cascada de efectos corriente abajo sobre los reguladores miogénicos de la síntesis de
proteínas musculares. Teóricamente, ingerir carbohidratos, EAA, BCAA o leucina antes o
después del ejercicio contra resistencia optimizaría la síntesis de proteínas musculares.
Varios estudios han investigado esta hipótesis. Por ejemplo, Rieu et al. reportaron que
agregar 0.052 gramos/kg de leucina, 0.0068 gramos/kg de valina y 0.0116 gramos/kg de
isoleucina a un suplemento proteico que contenía 0.4 gramos/kg de caseína aumentó la
síntesis de proteínas musculares en los ancianos, independientemente de un incremento
general de otros aminoácidos. Luiking et al. [20] evaluaron en adultos mayores si la
administración de un suplemento que contiene aminoácidos estimula la síntesis de proteínas
musculares de forma aguda en mayor grado que un producto lácteo convencional. En el
estudio, los participantes ingirieron 20 gramos de proteína de suero que contenía 3 gramos
de leucina o una proteína iso-calórica que contenía 6 gramos de proteína de leche,
inmediatamente después del ejercicio de fuerza. Los resultados revelaron que la ingesta del
suplemento de proteína de suero con leucina resultó en una mayor tasa de síntesis de
proteína muscular en sujetos de edad avanzada sanos en comparación con el producto
lácteo.
Moberg et al. [16] investigó los efectos de la leucina sobre la vía de señalización
mTORC1 y el metabolismo de aminoácidos en relación con el ejercicio contra resistencia.
Los participantes ingirieron 150 ml de una solución que contenía EAA o EAA sin leucina
antes del calentamiento en cicloergométrico y antes del calentamiento en press de pierna, y
también después de la tercera serie de ejercicios y después de 15, 30, 60 y 90 minutos de
recuperación. La cantidad total de EAA suministradas fue de 260 mg/kg con una ingesta
total de leucina de 45 mg/kg. Los investigadores reportaron que la presencia de leucina en
el suplemento aumentó el efecto estimulante sobre la señalización de mTORC1, reducía el
nivel de tirosina y la suma de los EAA en el músculo y el plasma, lo que indicó una
estimulación en la síntesis de proteínas e inhibición de su degradación, lo cual generó una
mejora en el balance proteico neto. En un estudio complementario de este grupo [21], los
participantes ingirieron un placebo, leucina (50 mg/kg), BCAA (110 mg/kg) o EAA
(incluyendo los BCAA) con el mismo contenido de leucina. Las bebidas fueron consumidas
inmediatamente antes y después de las series de calentamiento; después de la cuarta y
octava serie de ejercicios contra resistencia; y, después de 15, 30, 60, 90, y 120 minutos de
recuperación. Los resultados revelaron que la ingesta de las EAA estimuló la iniciación de la
traducción de manera más efectiva que los otros suplementos, aparentemente debido al
contenido de BCAA del suplemento.
En segundo lugar, se ha postulado una teoría que plantea una alteración en la relación
triptófano/BCAA inducida por el ejercicio y que podría contribuir a la fatiga central,
perjudicando así el rendimiento [46-57]. En este sentido, a medida que el glucógeno
muscular disminuye durante el ejercicio tipo endurance, los ácidos grasos libres (AGL) se
liberan en la sangre y los aminoácidos se oxidan como combustible, disminuyendo así los
niveles de BCAA en sangre (ver Figura 4.7). Mientras tanto, a medida que el tejido muscular
es catabolizado para proporcionar aminoácidos glucogénicos como sustrato para la
gluconeogénesis, los niveles de triptófano aumentan debido a que este no se oxida
fácilmente durante el ejercicio. Por lo tanto, la relación entre los niveles de triptófano libre y
los de BCAA aumenta notablemente [48,49]. Se ha demostrado que el incremento en la
relación triptófano/BCAA aumenta la captación de triptófano en el cerebro [49,50,53,55,56],
lo cual favorece la formación del neurotransmisor 5-hidroxitriptamina (serotonina). Se ha
observado que el aumento de los niveles de serotonina en el cerebro y en los tejidos
periféricos induce el sueño, deprime la excitabilidad de las neuronas motoras, influye en la
función autonómica y endocrina, y suprime el apetito, según varios estudios realizados en
modelos animales y en seres humanos. En consecuencia, un desequilibrio inducido por el
ejercicio en la relación triptófano libre y BCAA ha sido implicado como una posible causa de
fatiga fisiológica y psicológica aguda (i.e., fatiga central).
Algunos autores han teorizado que la ingesta de BCAA durante el ejercicio prolongado
podría contribuir a mantener la proporción triptófano/BCAA y, por lo tanto, prevenir la fatiga.
Esta afirmación cuenta con cierto respaldo. Por ejemplo, Hassmen et al. [51] concluyeron
que la ingesta de BCAA antes de realizar una carrera de 30 km aumentó el rendimiento
cognitivo en tareas complejas después del ejercicio. Greer et al. [58] reportaron que la
suplementación con BCAA 1 hora antes y 1 hora durante una prueba de ciclismo de 90
minutos aumentó las concentraciones de aminoácidos en sangre y redujo la percepción de
fatiga, sin que se observaran efectos significativos en el rendimiento. Wisnik et al. [59]
informaron que la ingesta de 7 gramos de BCAA una hora antes de jugar un partido
simulado de fútbol, con dos tiempos de 45 minutos, mejoró el tiempo de reacción en un 10%
aproximadamente. Chang et al. [60] encontraron que la suplementación con BCAA (0.17
gramos/kg) y arginina (0.04 gramos/kg) previo a dos partidos simulados de balonmano de
60 minutos en un período de dos días, redujo el esfuerzo percibido y mejoró el rendimiento
en sprints intermitentes en el segundo día de ejercicio. Cheng et al. [61] reportaron que la
suplementación con BCAA (0.17 gramos/kg), arginina (0.05 gramos/kg) y citrulina (0.05
gramos/kg) redujo la relación triptófano/BCAA y mejoró el rendimiento en pruebas
contrarreloj de 5 km en corredores de resistencia masculinos y femeninos. Yang et al. [62]
reportaron que esta misma intervención nutricional previno el declive en el rendimiento
perceptivo-motor en jugadores de tenis. Estos y otros hallazgos sugieren que los BCAA
podrían tener un rol importante en la reducción de la percepción de fatiga central y mantener
la capacidad de trabajo en atletas.
Figura 4.7. Cambios en glucógeno muscular, ácidos grasos libres (AGL), BCAA, y la proporción de
triptófano libre a BCAA.
Histidina
La histidina se considera un aminoácido esencial. Las mejores fuentes dietarias de
histidina son la carne de res y de cordero (aproximadamente 1,400 mg/100 gramos). El
Aporte Dietético Recomendado (RDA) de la histidina es de 10 mg/kg/día (i.e., unos 700
mg/día para una persona inactiva de 70 kg). La histidina se cataboliza en glutamina como se
muestra en la Figura 4.8. El metabolito 3-metil-histidina se mide comúnmente en orina como
un marcador de la descomposición de las proteínas musculares [70]. También, sirve como
precursor de la histamina, la cual ha demostrado tener actividad inmunomoduladora y
antioxidante. La histamina activa las células T supresoras, lo cual ha mostrado ser
beneficioso en la artritis reumatoidea [71]. Además, se ha comprobado que las personas con
artritis reumatoide tienen niveles anormalmente bajos de histidina en sangre [72,73]. En
términos de ejercicio y entrenamiento, la histidina y β-alanina son precursores en la
formación de carnosina (ver Figura 4.9). Como se discutirá más adelante, el aumento de la
carnosina muscular mejora la capacidad de amortiguación del pH y, por lo tanto, el
rendimiento en ejercicio de alta intensidad. Aunque la histidina es un aminoácido esencial, la
disponibilidad de β-alanina parece ser el factor limitante en la síntesis de carnosina, pues se
ha encontrado en diferentes estudios que la carnosina muscular aumenta con la
suplementación de β-alanina (100 mg/kg/día) pero no con L-histidina (12.5 mg/kg) [74].
Figura 4.8. Vía catabólica de la histidina.
Lisina
El cuerpo necesita lisina para el crecimiento y la reparación de los tejidos. Las fuentes
más ricas de lisina son la carne, las aves y los productos lácteos (e.g., leche, huevos,
queso, fríjoles, guisantes y lentejas). La RDA de lisina es de 38 mg/kg/día o unos 2.66
gramos/día para un individuo inactivo de 70 kg. La lisina se cataboliza principalmente en la
mitocondria del hígado a través de la vía de la sacaropina (ver Figura 4.10). La lisina es
importante para la absorción adecuada de calcio, ayuda en la formación de colágeno, y en
la producción de anticuerpos, hormonas y enzimas. No existen pruebas que la
suplementación con lisina mejore el rendimiento del ejercicio o las adaptaciones al
entrenamiento por sí sola. Algunos estudios sugieren que cuando la lisina se consume junto
con la arginina podría aumentar los niveles de hormona del crecimiento [75,76]. Sin
embargo, no todos los estudios apoyan esto, considerando que algunos de ellos no han
reportado algún efecto sobre la secreción de esta hormona luego de la administración de
suplementos con lisina y arginina [77]. La suplementación de lisina es bien tolerada y no hay
informes de sobredosis [78]. Una revisión reciente indicó que el enriquecimiento de
proteínas vegetales con metionina y lisina puede mejorar la calidad de las proteínas y
aumentar el impacto de su ingesta en la síntesis de proteínas [79]. Por esta razón, los
productos proteicos en polvo vegetarianos a menudo se fortifican con 1 - 2 gramos por
porción de lisina. Se ha informado que dosis más altas de lisina (e.g., 10 a 15 gramos/día)
generan malestar gastrointestinal [78].
Figura 4.10. Vía del catabolismo de la Lisina.
Metionina
La metionina es un aminoácido esencial que se encuentra en altas concentraciones en
nueces, carne de res, cordero, queso, pavo, cerdo, pescado, mariscos, soja, huevos, lácteos
y frijoles. La RDA de metionina es de 10.4 mg/kg/día para los adultos o de unos 728 mg/día
para una persona sedentaria de 70 kg [78]. La metionina se incorpora principalmente en las
cadenas de polipéptidos o se emplea para sintetizar la cisteína y α-cetoglutarato lo que
implica la producción de S-adenosilmetionina (SAM), como se muestra en la Figura 4.11. La
disponibilidad de metionina y cisteína regulan las vías metabólicas de la metionina. Si
ambos aminoácidos están presentes en cantidades adecuadas, la SAM se acumula, lo que
sirve para activar la cistationina β-sintasa, promoviendo así la producción de cisteína y α-
cetobutirato. Dado que ambos aminoácidos son glucogénicos, pueden contribuir al
metabolismo energético. Sin embargo, cuando la disponibilidad de metionina es baja, la
concentración de SAM disminuye, limitando así la actividad de la cistationina β-sintasa.
Como resultado, la homocisteína comienza a acumularse y se vuelve a metilar en metionina.
Fenilalanina
La fenilalanina es un aminoácido esencial que se obtiene de la dieta principalmente a
partir de leche, productos lácteos, carne, pescado, pollo, huevos, fríjoles y nueces. La RDA
de fenilalanina es de 33 mg/kg/día o unos 2.31 gramos/día para una persona sedentaria de
70 kg. Las personas que carecen de la enzima fenilalanina hidroxilasa desarrollan
fenilcetonuria (PKU) y deben evitar este tipos de alimentos. La vía metabólica para el
catabolismo de la fenilalanina se presenta en la Figura 4.12. Estas reacciones ocurren
principalmente en el hígado en donde se convierte en tirosina para finalmente
descomponerse en forma de fumarato, acetoacetato, dióxido de carbono y agua. El
Fumarato puede entonces entrar en el ciclo del TCA mientras que el acetoacetato puede
convertirse en Acetil-CoA y también entrar en el TCA. La fenilalanina también puede
convertirse en fenilpiruvato y σ-hidroxi-fenilacetato. Una de las funciones principales de la
fenilalanina es la síntesis de neurotransmisores y catecolaminas en el cerebro. En este
sentido, la L-fenilalanina puede convertirse en L-DOPA, dopamina, epinefrina, norepinefrina
y sinefrina (ver Figura 4.13). Los neurotransmisores son mensajeros químicos que
transmiten información entre el cerebro y el resto del sistema nervioso. Dos de estos
neurotransmisores, la norepinefrina y la dopamina, están asociados con una actividad
antidepresiva cuando están elevados. Para aquellos que sufren de depresión, se ha
recomendado la administración de suplementos de fenilalanina (e.g., 250 mg/día) para
ayudar a controlar los síntomas [87,88]. También se ha estudiado la fenilalanina para
determinar si puede mejorar la memoria o el tiempo de reacción [89-91]. También ha existido
un interés limitado en examinar el rol de la fenilalanina en el rendimiento físico [92-95]. Un
estudio que a menudo se cita para mencionar que la fenilalanina mejora la composición
corporal fue realizado por Hoeger et al. [96]. Y aunque durante esta investigación se
observaron cambios favorables (disminuciones en la masa grasa y en el porcentaje de grasa
corporal), el suplemento contenía otros nutrientes (i.e., picolinato de cromo, inulina y
pimiento). Por lo tanto, los efectos no se pueden atribuir únicamente a la fenilalanina. Se
necesitan investigaciones adicionales para examinar los efectos potenciales de la
suplementación con este aminoácido en la memoria, la función cognitiva, el rendimiento
físico y el entrenamiento.
Figure 4.12 Catabolismo de la fenilalanina
Figura 4.13. Rol de la fenilalanina en la síntesis de neurotransmisores en el cerebro. Adaptado de Wiki
Media Commons.
Treonina
La treonina es un aminoácido esencial que se obtiene principalmente en la dieta a partir
de carne de res, soya, cerdo, pollo, hígado, requesón, mariscos, nueces, semillas, frijoles y
lentejas. La RDA de treonina es de 20 mg/kg/día o unos 1,400 mg/día para una persona
inactiva de 70 kg. En humanos, la treonina se metaboliza en α-cetoglutarato para entrar en
el ciclo del TCA. También se combina con ácido aspártico y metionina para ayudar en la
digestión de las grasas en el hígado. La treonina está implicada en la producción de
anticuerpos y, por lo tanto, mejora la función inmunitaria, así como la formación de colágeno
y elastina en la piel. Existe cierta evidencia que los suplementos con treonina pueden ser
útiles en el tratamiento de la esclerosis lateral amiotrófica (i.e., la enfermedad de Lou
Gehrig) [97,98] y la Esclerosis Multiple [97-100]. Aunque numerosos estudios han reportado
beneficios de la suplementación con EAA en la síntesis de proteínas y adaptaciones al
entrenamiento, los efectos de la suplementación con treonina no han sido estudiados.
Triptófano
El triptófano es un aminoácido esencial que se encuentra principalmente en las claras
de huevo, la espirulina, el bacalao, la soya, el queso, las semillas, el cerdo, el pavo y la
carne de res. La RDA de triptófano es de 5 mg/kg/día o unos 350 mg/día para una persona
inactiva de 70 kg. Como se observa en la Figura 4.14, el triptófano puede convertirse en el
neurotransmisor serotonina a través de la enzima triptófano hidroxilasa. Posteriormente, la
serotonina puede transformarse en la neurohormona melatonina por acción de las enzimas
N-acetiltransferasa y la 5-hidroxiindole-O-metiltransferasa. De hecho, el triptófano también
está involucrado en la síntesis de niacina. Por esta razón, el triptófano ha sido estudiado con
el fin de evaluar si podría mediar la depresión, reducir el estrés y favorecer el sueño. En
1989, una epidemia del síndrome de eosinofilia-mialgia (EMS) resultó en miles de casos de
personas con los síntomas de la enfermedad y 36 muertes en los Estados Unidos. En
respuesta a esta situación, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) retiró del
mercado los suplementos dietéticos que contenían L-Triptófano. En 1990, la FDA prohibió la
venta pública dietaria de L-triptófano por completo. Más tarde se descubrió que uno o más
contaminantes traza que se encontraban en los suplementos con triptófano eran
probablemente las causas reales de la epidemia de EMS [101]. Los investigadores pudieron
rastrear el triptófano contaminado hasta un solo fabricante en Japón [101]. Como resultado,
el triptófano fue removido como la causa de estas muertes. Sin embargo, pasaron más de
10 años antes de que el triptófano pudiera venderse de nuevo como un suplemento
dietético.
Figura 4.14. Conversión del triptófano en neurotransmisores.
Arginina
La arginina es un aminoácido condicionalmente esencial que es sintétizado en el
cuerpo por la glutamina y la citrulina. Se considera un aminoácido esencial en bebés
prematuros que carecen de la enzima para sintetizarla. También puede considerarse
esencial en condiciones de estrés fisiológico. Las fuentes dietéticas incluyen pavo, lomo de
cerdo, pollo, semillas de calabaza, soya, cacahuetes, espirulina y productos lácteos. El
límite de seguridad observable (UL) para la arginina es de 20 gramos por día. La arginina
desempeña un papel importante en la división celular, la cicatrización de heridas, en la
inmunidad y en la eliminación de amonio en el cuerpo (ver Figura 4.3).
La mayor parte del interés en los suplementos con arginina ha estado relacionado con
la formación de óxido nítrico y el efecto sobre la vasodilatación, la presión arterial y la salud
cardiovascular. En términos de ejercicio y nutrición deportiva, los atletas podrían
beneficiarse de la suplementación con arginina en 1.) La secreción de la hormona del
crecimiento, proporcionando así un ambiente hormonal más anabólico; 2.) La participación
de la arginina en la síntesis de la creatina; y, 3.) Su rol en el aumento del óxido nítrico (NO)
[108]. No obstante, los datos provenientes de varias investigacines no son concluyentes. Por
ejemplo, Isidori et al. [75] reportaron que cuando hombres jóvenes ingerían 1.2 gramos de
arginina con 1.2 gramos de lisina, las concentraciones máximas de hormona de crecimiento
en plasma se multiplicaron por 8 a los 90 minutos después de la ingesta. Sin embargo,
cuando la arginina y la lisina fueron ingeridas de manera individual, una sin otra, no se
observó un aumento de la hormona de crecimiento. Suminiski et al. [76] encontraron que
ingerir 1.5 gramos de arginina y 1.5 gramos de lisina promovió un aumento de 2.7 veces en
las concentraciones de hormona de crecimiento en plasma en hombres entrenados para la
fuerza. Colombani et al. [109] les administró a corredores de maratón 15 gramos de
aspartato de arginina dos semanas antes de la competición (maratón). Los investigadores
reportaron que las concentraciones de hormona del crecimiento estaban elevadas en un
mayor grado en comparación con el ejercicio solo. Además, Zajac et al. [110] encontraron
que 3 semanas de suplementación con arginina (3 gramos/día) y ornitina (2.2 gramos/día)
aumentaron los niveles de hormona de crecimiento y del factor de crecimiento similar a la
insulina-1 (IGF-1), después del ejercicio de fuerza en atletas entrenados. Por el contrario,
Walberg-Rankin et al. [111] encontraron que hombres entrenados contra resistencia que
consumieron 8 gramos/día de arginina durante 17 días no experimentaron cambios en las
concentraciones de hormona del crecimiento. Lambert et al. [112] evidenciaron que el
consumo de 1.2 gramos de arginina y 1.2 gramos de lisina no tuvo efectos sobre los niveles
de hormona de crecimiento en suero durante un período de 3 horas en culturistas
masculinos. Tang et al. [113] encontraron que consumir 10 gramos de arginina no
aumentaba los niveles de NO, el flujo sanguíneo muscular o la síntesis de proteínas
musculares en hombres sanos. da Silva et al. [114] encontraron que la suplementación con
arginina (6 gramos) antes del ejercicio no estimuló la producción de insulina, hormona del
crecimiento o IGF-1, ni afectó el rendimiento en corredores entrenados. Finalmente, aunque
se ha reportado que 4 semanas de suplementación con L-arginina (6 gramos/día) podría
afectar ciertos marcadores del metabolismo de NO, Alveres et al. [115] no se observaron
cambios significativos en IGF-1 ni en los tiempos de ciertos test de rendimiento. Por lo tanto,
la literatura no es clara sobre el valor de la suplementación con arginina en la respuesta
anabólica al ejercicio.
Otros estudios reportan efectos mínimos tras la suplementación con L-arginina. Por
ejemplo, Liu et al. [121] reportaron que, en atletas masculinos bien entrenados, el consumo
de 6 gramos de arginina durante 3 días incrementó la producción de arginina en plasma,
pero no tuvo efectos sobre la producción de NO, el metabolismo del lactato y amonio o
sobre el rendimiento físico durante ejercicio “anaeróbico” intermitente. Greer et al. [122]
encontraron que 3.7 gramos de AAKG ingeridos antes del ejercicio disminuyó la resistencia
muscular (i.e., repeticiones totales) y no presentó efectos sobre la presión arterial.
Willoughby et al. [123] evaluaron el efecto de 7 días de suplementación con AAKG sobre el
flujo sanguíneo, L-arginina en plasma y metabolitos de la vía del NO durante ejercicio contra
resistencia. Los autores encontraron que aún cuando la concentración de arginina en
plasma incrementó, no hubo efectos significativos a nivel hemodinámico, del flujo sanguíneo
en la arteria braquial o metabolitos del NO. Wax et al. [124] concluyeron que la
suplementación aguda con AAKG (3 gramos) no proporcionó ningún beneficio ergogénico
en 1RM de press banco o prensa de pierna ni afectó la resistencia al volumen total sin
importar la experiencia de entrenamiento. Sandbakk et al. [125] informaron que la
suplementación con 6 gramos de L-arginina y 614 mg de nitrato incrementó metabolitos de
NO, pero no hubo efectos significativos en economía de carrera submaximal o en una
prueba contrarreloj de 5 km. Adicionalmente, Meirelles et al. [126] encontraron que la
ingesta aguda de 6 gramos de L-arginina 60 minutos antes del ejercicio no tuvo efectos
sobre la resistencia muscular o marcadores de NO. Una revisión realizada por Bescos et al.
[127] concluyó que los estudios con sujetos sanos no entrenados o moderadamente
entrenados demostraron que los precursores de NO podrían mejorar la tolerancia al ejercicio
“aeróbico” o “anaeróbico”. Sin embargo, cuando los sujetos son muy entrenados, los efectos
positivos sobre el rendimiento fueron menos evidentes. Obviamente, se requiere más
investigación para analizar los efectos del consumo de suplementos dietarios con
precursores de NO antes de poder establecer conclusiones.
Cisteína
La cisteína es un aminoácido condicionalmente esencial que se sintetiza a partir de
homocisteína y serina (ver Figura 4.17). Los alimentos que contienen altos niveles de
cisteína incluyen soya, carne de res, cordero, semillas de girasol, pollo, avena, cerdo,
pescado, queso, huevos y legumbres. La RDA de cisteína es de 4.1 mg/kg/día o unos 287
mg/día para una persona inactiva de 70 kg. La cisteína está estrechamente relacionada con
la cistina, la cual es la forma oxidada de este aminoácido y consiste básicamente en dos
moléculas de cisteína unidas entre sí a través de un enlace disulfuro. Las funciones
principales de la cisteína son servir como precursor del antioxidante glutatión, fuente de
azufre en varias vías metabólicas, ayudar en la unión enzimática a metales (e.g., zinc,
cobre, hierro, níquel, mercurio, plomo y cadmio) que participan como cofactores en una
serie de reacciones, y la síntesis de proteínas. La cisteína se encuentra en la beta-
queratina, la proteína principal de las uñas, la piel y el cabello. No sólo es importante en la
producción de colágeno, sino que también ayuda a la elasticidad y textura de la piel. La
acetilcisteína (también conocida como N-acetil-L-cisteína o NAC) se deriva de la L-cisteína,
donde un grupo acetilo se une al átomo de nitrógeno. NAC es un suplemento dietético
popular que se metaboliza produciendo el poderoso antioxidante glutatión.
Dado que algunos investigadores creen que las especies reactivas de oxígeno en el
músculo esquelético están relacionadas con la fatiga muscular, la suplementación con
cisteína o NAC se ha estudiado como una posible ayuda ergogénica. Es por ello que, se han
realizado varios estudios científicos para evaluar los efectos de la cisteína o la
suplementación con NAC. Por ejemplo, un estudio examinó si una infusión de NAC
retrasaría la aparición de la fatiga durante ejercicio en bicicleta submáximal y prolongado
[128]. Los resultados indicaron que la suplementación con NAC no mejoró el rendimiento,
pero debido a la alta variabilidad de los resultados en quienes ingirieron NAC, los
investigadores concluyeron que la ingesta de NAC y sus efectos sobre el rendimiento
podrían depender del estado del entrenamiento de cada sujeto. En otra investigación se
administró a los participantes cisteína a base de suero de leche durante 3 meses [129]. Al
final del período de suplementación, los investigadores observaron mejoras significativas a
corto plazo en el rendimiento durante actividades explosivas y de alta intensidad. Cobley et
al. [130] reportaron que la suplementación con NAC preservó la recuperación intermitente
en hombres entrenados de manera recreacional. Michailidis et al. [131] encontraron que la
suplementación con NAC (20 mg/kg) después del daño muscular inducido por el ejercicio
atenuó la elevación de marcadores inflamatorios de daño tisular (i.e., actividad de la creatina
cinasa, proteína C reactiva, las citoquinas), la fosforilación del factor nuclear kappa B (NF-
κB), y la disminución de la fuerza durante los primeros 2 días de recuperación. Trewin et al.
[132] demostraron que la suplementación con NAC (100 mg/kg dos veces al día durante 2
días antes del ejercicio y una vez al día durante la recuperación) alteraró el metabolismo de
sustratos y los patrones de reclutamiento de fibras musculares durante entrenamiento
intervalado de alta intensidad en ciclistas entrenados. De manera similar, Slattery et al. [133]
encontraron que 9 días de suplementación con NAC (1.2 gramos/día) antes de realizar una
prueba de contrarreloj con cicloergómetro mejoró el rendimiento de sprint durante una
simulación de carrera, redujo el estrés oxidativo inducido por el ejercicio y también atenuó
marcadores de inflamación en triatletas entrenados. Finalmente, Rhodes et al. [134]
observaron que la suplementación con NAC (1 gramo/día durante 6 días) redujo el dolor
muscular después de una sesión de ejercicio hasta el daño muscular. A pesar de todo lo
anterior, otros estudios no reportan beneficios en el rendimiento durante el ejercicio o en la
recuperación [134-136]. Colectivamente, estos hallazgos sugieren que la suplementación
con NAC podría proporcionar algún beneficio ergogénico.
Glutamina
La glutamina es el aminoácido más abundante en la sangre y a menudo se clasifica
como un aminoácido no esencial. Sin embargo, debido a su importancia en el
mantenimiento de la función inmunológica, se considera un aminoácido condicionalmente
esencial principalmente en condiciones estresantes y en pacientes en estado crítico. Las
fuentes dietarias de glutamina incluyen carne de res, pollo, pescado, productos lácteos,
huevos, legumbres, fríjoles y verduras de hoja verde. Dadas las concentraciones
relativamente altas que se encuentran en alimentos comunes, no existe una RDA para la
glutamina. La dosis segura al momento de suplementarse con glutamina, a partir de los
estudios disponibles, es de 14 gramos/día [137]. La glutamina desempeña una serie de
funciones fisiológicas importantes [138-140]. Por ejemplo, la cantidad de glutamina en la
célula afecta el estado de hidratación (volumen celular) [141]. Se ha demostrado que el
aumento del volumen celular contribuye a regular la síntesis de proteínas y glucógeno
[141,142]. Adicionalmente, durante la construcción o reparación de tejidos, se utilizan
diferentes combinaciones de aminoácidos para producir las proteínas más grandes, siendo
la glutamina uno de las moléculas más utilizadas para la síntesis de proteínas. Además, el
nitrógeno de la glutamina puede ser empleado para formar compuestos importantes durante
la síntesis de fosfatos de alta energía, como el adenosín trifosfato (ATP); en la fabricación de
desoxirribonucleótidos (ADN), los cuales están involurado en la programación estructural de
los cromosomas y genes; y en la formación de los ribonucleótidos (ARN), que intervienen en
los procesos de replicación y transcripción del ADN y la síntesis de proteínas [138,139].
Finalmente, la glutamina es la principal fuente de energía para las células sanguíneas
blancas [140,143,144] y, por lo tanto, es importante para mantener una función inmunológica
normal.
Los estudios indican que el ejercicio intenso disminuye los niveles de glutamina en
plasma. Por ejemplo, Parry-Billings et al. [144] informaron que los atletas sobreentrenados
tenían niveles de glutamina en plasma significativamente más bajos (-8.5 %) que los atletas
no sobreentrenados. Schena et al. [145] reportaron que los niveles de glutamina en plasma
disminuyeron un diez por ciento luego de 90 minutos de carrera al 75% de la capacidad
aeróbica máxima. Además, Kargotich et al. [146] concluyeron que los niveles de glutamina
en plasma disminuyen en un 16% en nadadores masculinos que realizaron 15 piscinas de
100 metros en nado libre a 95 por ciento de su capacidad máxima, en comparación con los
que no hacían ejercicio y no entrenados. Además, la disminución de los niveles de
glutamina en plasma alcanzó su punto máximo 6 horas después del ejercicio, lo que indica
que la glutamina puede estar por debajo de los niveles óptimos durante algún tiempo
después del entrenamiento. La reducción de glutamina inducida por el ejercicio parece
presentarse aún cuando hay consumo de carbohidratos durante la práctica [147].
Colectivamente, estas conclusiones indican que las sesiones de entrenamiento que van
desde ejercicios de sprints repetidos a alta intensidad hasta el ejercicio prolongada de
resistencia pueden reducir de manera significativa los niveles de glutamina en plasma, al
punto que disminuir su disponibilidad puede contribuir a algunos aspectos del
sobreentrenamiento [140,143].
Glicina
La glicina es el aminoácido más simple del cuerpo. Se obtiene en la dieta
principalmente de carne, pescado, productos lácteos y legumbres. No existe un RDA ni un
límite de seguridad observable para la glicina. Esta se sintetiza a partir de la serina,
mediante una reacción catalizada por la serina hidroximetiltransferasa con piridoxal fosfato
(i.e., la forma activa de la vitamina B6) como cofactor (i.e., serina + tetrahidrofolato →
glycine + N5, N10-Metilentetrahidrofolato + H2O). La glicina es catabolizada al revertir esta
reacción a través del sistema de clivaje de glicina que se activa cuando las concentraciones
de glicina son altas. DE igual manera, la glicina puede ser convertida de nuevo en serina por
la hidroximetiltransferasa y luego en piruvato por serina deshidrogenasas. Finalmente, la
glicina puede ser catabolizada a glicoxilato por la D-aminoácido oxidasa en suero, el cual
puede ser oxidado después por la lactato deshidrogenasa a oxalato en el hígado (con
NAD+). La glicina está involucrada principalmente en la síntesis de proteínas, péptidos, ATP,
ácidos nucleicos, creatina, glucosa, glucógeno y otros aminoácidos [78]. La glicina también
comprende aproximadamente un tercio del colágeno del tejido conectivo. Ha existido un
número reducido de estudios que han evaluado los efectos del glicina-arginina alfa-
cetoglutarato (GAKIC) sobre la capacidad de ejercicio; dos estudios han mostrado efectos
positivos [160,161] en el ejercicio de fuerza y el entrenamiento, uno de ellos reportó que no
se han producido efectos sobre el ejercicio de alta intensidad [162]. Además, se ha
informado que la suplementación aguda (4.5 gramos) y crónica (1.5, 3.0 ó 4.5 gramos/día)
de glicina propionil-L-carnitina aumenta la producción máxima de energía en hombres
entrenados contra resistencia y genera una acumulación significativamente menor de
lactato. No obstante, no se encontró ningún estudio que evaluara los efectos de la glicina
sola sobre el metabolismo energético, el rendimiento o las adaptaciones al entrenamiento.
Ornitina
La ornitina es un aminoácido condicionalmente esencial que participa principalmente en
el ciclo de la urea durante la conversión del exceso de amonio, proveniente del catabolismo
proteico, en úrea (ver Figura 4.3). Las fuentes dietarias de ornitina incluyen pavo, cerdo,
pollo, semillas de calabaza, soya, espirulina y productos lácteos. Actualmente no existe un
RDA para la ornitina. Varios autores han evaluado los efectos de la administración de
suplementos con ornitina sobre la capacidad y el rendimiento durante el ejercicio [110,163-
165]. Por ejemplo, Sugino et al. [163] evaluó los efectos de la administración de
suplementos de ornitina (2 gramos/día durante 7 días y 6 gramos/día durante 1 día) sobre la
fatiga durante dos sesiones de ciclismo de 2 horas cada una. Los investigadores
encontraron que la suplementación con ornitina promovió una mayor metabolización de
lípidos (i.e., triglicéridos, ácidos grasos libres), redujo los niveles de amonio en sangre y
atenuó la percepción de fatiga. De manera similar, Demura et al. [164] encontraron que la
administración de suplementos con ornitina (0.1 gramos/kg) antes del ejercicio redujo las
concentraciones máximas de amonio (el pico máximo durante el ejercicio y en la
recuperación) en respuesta a una sesión de ejercicio incremental maximal. Zajac et al. [110]
informaron que tres semanas de suplementación con arginina y ornitina aumentó los niveles
de hormona de crecimiento e IGF-1. Finalmente, Mikulski et al. [165] señalaron que la
ingesta durante el ejercicio intenso y prolongado de BCAA (16 gramos) y de aspartato de
ornitina (12 gramos) redujo la relación triptófano/BCAA, mejoró el tiempo de reacción en la
toma de decisiones y genero niveles más bajos de amonio durante la recuperación. Los
investigadores concluyeron que la ingesta de BCAA y aspartato de ornitina durante el
ejercicio podría mejorar el rendimiento cognitivo y acelerar la eliminación de amonio durante
el proceso de recuperación. Estos hallazgos sugieren que la suplementación con ornitina
podría proporcionar algún beneficio el rendimiento del ejercicio.
Prolina
La prolina es un aminoácido condicionalmente esencial que se obtiene de la dieta a
partir de carne, jalea y cartílago de tiburón. No existe actualmente un RDA o un límite
superior tolerable para la prolina. Este aminoácido se sintetiza a partir de glutamato y
ornitina por medio de la 1-pirrolina-5-carboxilato reductasa, como se muestra en la Figura
4.18. La prolina está implicada en la síntesis de proteínas y en la formación del colágeno. El
colágeno representa el 25 - 30% de las proteínas del cuerpo y es la principal proteína de
soporte ubicada en la piel, tendones, ligamentos, huesos, cartílagos y tejido conectivo.
Aproximadamente la mitad del contenido de prolina del cuerpo está en forma de colágeno.
Por esta razón, la prolina tiene aplicaciones en la reparación de tendones y tejidos blandos,
ya que el cuerpo la utiliza en la curación de lesiones del tejido conectivo. Un par de estudios
han evaluado los efectos de los carbohidratos, la alanina y la prolina sobre el rendimiento
físico y han reportado algún beneficio ergogénico [166,167]. No obstante, debido a que
normalmente se ingireren otros nutrientes, no está claro cuánto contribuyó la prolina per se
en estos resultados. Por esta razón, es necesario realizar más investigaciones para conocer
el efecto de la prolina en aspectos como la prevención y curación de lesiones en tejido
blando, la capacidad realizar ejercicio y la rehabilitación de lesiones musculoesqueléticas.
Taurina
La taurina es un aminoácido condicionalmente esencial, aunque se considera un
aminoácido esencial para los infantes. La taurina se obtiene en la dieta a partir de mariscos
(e.g., vieiras, mejillones y almejas), carne de pavo oscuro, pollo y productos lácteos (e.g.,
leche, helado). La taurina se sintetiza a partir de cisteína y homocisteína (ver Figura 4.19).
La taurina es diferente a la mayoría de los otros aminoácidos, pues no es incorporada a
lasproteínas, pero está involucrada en una amplia gama de procesos fisiológicos como la
formación de sales biliares (necesarias para la digestión de las grasas), el control del
equilibrio de fluidos en el cuerpo [168], la actividad antioxidante, la estructura de las
membranas celulares y el control de la contracción muscular [169]. La taurina puede cruzar
la barrera hematoencefálica y por lo tanto influir en la función cerebral y de
neurotransmisión. También se ha reportado que tiene influencia en los lípidos sanguíneos al
reducir la secreción de la apoliproteína 100 y mejorar la fuerza de contracción cardíaca en
pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva. En términos del rendimiento atlético, hay
varias hipótesis del porqué la taurina podría ser beneficiosa. En primer lugar, la taurina se
encuentra en altas concentraciones en el músculo esquelético y desempeña un rol
importante en la modulación de la función contráctil [170]. Bakker et al. [170] han sugerido
que los niveles de taurina en el músculo esquelético aumentan o disminuyen en respuesta al
estímulo neuronal. En relación a los cambios en la concentración de taurina por el esfuerzo
físico, lo que se conoce actualmente es que el ejercicio causa reducciones en las
concentraciones de taurina en el músculo esquelético y las aumenta en el plasma [171,172].
Debido al involucramiento de la taurina en la función contráctil, y su aparente reducción
como resultado del esfuerzo físico, la suplementación con taurina podría compensar las
pérdidas asociadas al ejercicio en las concentraciones de taurina muscular [173-175].
Algunos estudios también indican que consumir bebidas energizantes antes del
ejercicio de fuerza podría aumentar la capacidad del mismo. Por ejemplo, Forbes et al. [184]
administraron a 15 estudiantes universitarios físicamente activos un suplemento con taurina
en una bebida energizante (estandarizada con 2 mg/kg de cafeína) o un placebo, 60
minutos antes del ejercicio. Los investigadores reportaron que la ingesta de la bebida
experimental incrementó significativamente (6%) el número total de repeticiones en tres
series en press banco, sin efecto sobre el pico de velocidad o la potencia media en bicicleta.
Del Coso et al. [185] evaluaron los efectos de la ingesta de esta bebida estandarizada a 1 ó
3 mg de cafeína por kilogramo de masa corporal o un placebo, 60 minutos antes de
ejercicios contra resistencia (press banco y sentadilla). Los resultados revelaron que la
ingesta de la bebida con 3 mg/kg de masa corporal de cafeína aumentó la potencia máxima
en un 7% tanto en sentadilla parcial como en press banco, en comparación con la ingesta
de un placebo. Sin embargo, la dosis más baja de cafeína no tuvo efecto sobre el
rendimiento. González et al. [186] informaron que la ingesta de esta bebida 10 minutos
antes del ejercicio aumentó en un 11.9% el número de repeticiones realizadas durante 4
series de sentadillas o press banco usando el 80% de la 1RM del sujeto. Además, la
potencia media de salida para el entrenamiento fue significativamente mayor en los sujetos
que consumían la bebida energizante.
Sin embargo, no todos los estudios encontraron efectos significativos. Por ejemplo,
Candow et al. [187] informaron que la ingesta de 2 mg/kg de masa corporal de una versión
sin azúcar de esta bebida energizante, una hora antes del ejercicio, no tuvo efectos sobre el
tiempo hasta el agotamiento en ejercicios realizados al 80% de la captación pico de
oxígeno. Astorino et al. [188] reportaron que la ingesta de esta bebida energizante, 60
minutos antes de realizar pruebas de agilidad en jugadoras de fútbol, no tuvo efectos
significativos en el rendimiento. Schubert et al. [189] evaluaron los efectos de consumir un
shot energizante sobre una prueba contrarreloj de 5 km en corredores entrenados. Los
participantes ingirieron, antes de realizar una prueba contrarreloj de 5 km en trotadora; i) un
placebo (2 onzas de Dragonfruit Vitamin Water™ sin cafeína), ii) Guayaki Yerba Mate™
Organic Energy Shot que contenía 80 mg de cafeína, o iii) una versión del shot energético
descrito anteriormente que contenía ~480 mg de taurina con 80 mg de cafeína. Los
investigadores encontraron que el rendimiento de la prueba contrarreloj no se vio afectado
por la ingesta del shot energizante. Marczinski et al. [190] demostraron que la ingesta de un
shot energizante (5-Hour Energy®) no afectó el tiempo de reacción o el control inhibitorio
mientras se realizaban pruebas de control de comportamiento (el test go/no-go), en
comparación con el consumo de un placebo de zumo de arándano o de una bebida no
alcohólica. De manera similar, Monaghan et al. [191] reportaron que la ingesta de un shot
energizante (5-Hour Energy Extra Strength Berry Flavor) 30 minutos antes que agentes de
orden público participaran en una prueba de tiro al blanco, debilitó la firmeza de agarre de la
pistola en comparación con la ingesta de un placebo de agua con saborizante, lo cual
sugirió que el suplemento tenía un efecto ergolítico (i.e., negativo) en la habilidad de la
motricidad fina. Finalmente, Seifert y Connor [192] informaron que la ingesta de un shot
energizante con carbohidratos, proteínas y cafeína mejoró significativamente el potencia de
salida en ciclismo y el tiempo de respuesta auditiva, después de 2 horas de ciclismo
intervalado de intensidad moderada y alta, en comparación con 5-Hour Energy que aportaba
taurina.
Aunque estos estudios son de interés, generalmente han evaluado los efectos
combinados de la taurina y la cafeína sobre el rendimiento. Sólo unos pocos estudios han
evaluado los efectos de la suplementación con taurina sola sobre la capacidad de ejercicio y
el rendimiento. En este sentido, Paulucio et al. [193] informaron que los suplementos con
taurina (6 gramos) disminuyeron el impacto negativo del etanol en la economía del
movimiento. De Carvalho et al. [194] encontraron que la suplementación con taurina (6
gramos) 120 minutos antes de realizar un esfuerzo máximo de 400 metros en natación no
mejoró el rendimiento. Sin embargo, los suplementos con taurina incrementaron los niveles
de glicerol mientras reducían el lactato, lo que sugiere un mayor dependencia del
metabolismo de las grasas. Lim et al. [174] reportó que la suplementación de taurina afectó
negativamente la potencia máxima voluntaria así como también el torque pico isocinético e
isométrico en sujetos no consumidores de cafeína. Sin embargo, se ha reportado que la
ingesta de taurina podría mejorar la potencia máxima voluntaria en sujetos que consumen
café descafeinado. Además, Galan et al. [175] demostraron que la suplementación con
taurina (3 gramos) con leche chocolatada durante 8 semanas no generó beneficios en el
rendimiento o reducción del daño muscular en triatletas, al comparar con la leche
chocolatada. Finalmente, Waldron et al. [195] informaron que la administración antes del
ejercicio de suplementos con taurina (50 mg/kg) proporcionó efectos mixtos sobre el
rendimiento de ciclismo de alta y baja cadencia. Así, aunque la evidencia disponible
proporciona cierto respaldo a nivel del rendimiento cognitivo y del ejercicio tras la
suplementación aguda con taurina junto a cafeína y otros nutrientes, el impacto de la
administración de taurina por sí sola es menos claro.
Serina
La serina es un aminoácido condicionalmente esencial que se obtiene de la dieta a
partir de leche, cerdo, carne de res, ternera, cordero, pollo, pavo y pato. No existe un RDA
actual para la serina ni un nivel de efectos adversos observados. La serina se sintetiza a
partir de 3-fosfoglicerato, el cual se convierte en 3-fosfohidroxipiruvato por medio de la
fosfoglicerato deshidrogenasa (que produce NADH + H+), luego se convierte en σ-
fosfoserina por medio de la fosfoserina transaminasa, involucrando a la glutamina y
produciendo 2-oxoglicerato. La σ-fosfoserina se convierte en serina por la fosfoserina
fosfosfatasa (en una reacción que involucra la entrada de una molécula de H2O para
productir Pi y serina). La serina juega un papel importante en la síntesis de purinas y
pirimidinas, sirve como catalizador para muchas enzimas, está involucrada en la
señalización celular y tiene rola activo al ser componente estructural de las proteínas.
Además, la serina es necesaria para el metabolismo de la grasa, el crecimiento de los
tejidos y el sistema inmunológico, ya que ayuda a la producción de inmunoglobulinas y
anticuerpos. La serina es también un componente del compuesto fosfatidilserina, el cual
está presente en la membrana celular y es el más abundante de los componentes de
membrana del cerebro. Por esta razón, se ha sugerido que la suplementación con
fosfatidilserina podría mejorar el estado de ánimo y la función mental [196,197].
Existe evidencia que muestra que la fosfatidilserina podría disminuir la liberación de
cortisol después de ejercicio intenso además de mejorar el rendimiento cognitivo [198]. Por
ejemplo, un estudio en 9 hombres no entrenados encontró que dosis diarias de 400 y 800
mg de fosfatidilserina redujeron los niveles de cortisol después del ejercicio en un 16% y
30%, respectivamente [199]. Otro estudio reportó que la fosfatidilserina podría aliviar
algunos síntomas de sobreentrenamiento, incluyendo dolor muscular, probablemente a
través de sus efectos sobre el cortisol [199,200]. Baumeister et al. [201] informaron que 42
días de suplementación con fosfatidilserina antes y después de estrés inducido,
promovieron un estado mayor de relajación en comparación con los grupos control.
Finalmente, Parker et al. [202], un ex-alumno de ESNL, reportó que la suplementación con
fosfatidilserina incrementó de manera significativa la función cognitiva antes del ejercicio,
pero no cambió el estado de ánimo o la respuesta endocrina antes o después del
entrenamiento de fuerza. Aunque se necesita más investigación, estos resultados sugieren
que la suplementación con fosfatidilserina podría mejorar la función cognitiva y la
recuperación después del ejercicio.
Tirosina
La tirosina es un aminoácido condicionalmente esencial que se obtiene en la dieta a
partir de pollo, pavo, pescado, leche, yogur, queso cottage, queso, maní, almendras,
semillas de calabaza, semillas de sésamo, productos de soya, habas, aguacates y bananas.
No hay RDA ni límite superior de tolerancia para la tirosina. Ésta es sintetizada por la
fenilalanina a través de la fenilalanina hidroxilasa que involucra a los cofactores
tetrahidrobiopterina y oxígeno para producir dihidrobiopterina. Como se muestra en la
Figura 4.13, la tirosina puede ser convertida en varios neurotransmisores incluyendo L-
DOPA, dopamina, adrenalina y noradrenalina. El suplemento de tirosina se utiliza a menudo
como un antidepresivo [203]; sin embargo, las investigaciones clínicas han mostrado efectos
mínimos o nulos [204]. Unos pocos estudios han evaluado los efectos de la tirosina sobre el
rendimiento o la capacidad de ejercitarse. Malhoney et al. [205] informaron que la
suplementación con tirosina (150 mg/kg) previno la reducción inducida por el resfriado sobre
el rendimiento cognitivo. Chinevere et al. [206] señalaron que la ingesta de tirosina (25
mg/kg), con o sin un suplemento de carbohidratos, no mejoró el rendimiento en pruebas
contrarreloj de ciclismo después de completar 90 minutos al 70% de la capacidad aeróbica
máxima. Sutton et al. [207] administraron L-tirosina cristalina (150 mg/kg) 30 minutos antes
de realizar actividades de resistencia, fuerza y alta intensidad en hombres. Los
investigadores no encontraron mejoras en la fuerza prensil maximal y submaximal, las
flexiones, la resistencia a subir escalones con peso o en el tiempo hasta el agotamiento en
una sesión de ejercicio físico con una duración de dos horas. Tumulty et al. [94] evaluó los
efectos de la suplementación con tirosina (150 mg/kg) antes de hacer ejercicio en el calor.
Los resultados revelaron que la suplementación con tirosina aumentó 2.5 veces la relación
tirosina/fenilalanina frente a otros aminoácidos que compiten por la captación cerebral (i.e.,
triptófano libre, leucina, isoleucina, valina, metionina, treonina y lisina). Sin embargo, el
rendimiento en ciclismo de resistencia en el calor no mejoró. Finalmente, investigaciones de
nuestro laboratorio [208,209] han encontrado que ingerir un suplemento preentrenamiento
que contenía 300 mg de N-acetil-L-tirosina, 284 mg de cafeína y extracto de Mucuna
pruriens estandarizado para un 15% de L-Dopa (15 mg), entre otros nutrientes, mejoró la
función cognitiva aguda y crónica. Aunque los resultados no se pueden atribuir solamente a
la N-acetil-L-tirosina, nos ilustran cómo la tirosina se está combinando con otros nutrientes
potencialmente efectivos para mejorar la función cognitiva durante el ejercicio.
Colectivamente, los efectos de la suplementación con tirosina sobre el rendimiento físico y
cognitivo son mixtos.
Aminoácidos no Esenciales
Los aminoácidos no esenciales (NEAA) no necesitan ser consumidos en la dieta porque
pueden ser sintetizados por otros aminoácidos cuando sea necesario (Figura 4.20). Como
se mencionó anteriormente, las investigaciones han demostrado que los NEAA no son
necesarios para aumentar la tasa de síntesis de proteínas en respuesta a un entrenamiento
intenso. Sin embargo, varios de estos aminoácidos tienen un papel importante en el
metabolismo e incluso algunos de ellos podrían servir como ayudas ergogénicas potenciales
para los atletas.
Alanina
La alanina representa aproximadamente el 9% de la composición proteica diaria. Se
encuentra en una gran variedad de alimentos, aunque principalmente en la carne. No existe
una RDA para la alanina o un límite superior en términos de seguridad o toxicidad. De
hecho, la alanina puede sintetizarse desde piruvato o BCAA. Se descompone a través de la
desaminación oxidativa y la entrada en el ciclo del TCA a través del piruvato (ver Figura
4.2). La alanina también tiene una función importante como sustrato glucogénico (ver Figura
4.21). En este sentido, durante el ejercicio, el músculo esquelético libera alanina al torrente
sanguíneo en proporción directa a la intensidad del ejercicio [210], la cual se transporta al
hígado para luego convertirse en glucosa y ser liberada de nuevo al torrente sanguíneo.
Este proceso se conoce como glucosa-alanina o ciclo Cahill. Así, la alanina ayuda a
mantener la glucosa en sangre y abastece de esta fuente de energía al músculo activo
durante el ejercicio prolongado, especialmente cuando se agota el glucógeno muscular y
hepático. Por esta razón, algunos investigadores han formulado la hipótesis que la
suplementación con alanina podría mejorar el rendimiento durante ejercicio de larga
duración a una intensidad competitiva. Por ejemplo, Korach-André et al. [211] el
metabolismo de grandes cantidades de un suplemento con alanina (1 gramo/kg) durante
ejercicio de resistencia de larga duración y de baja intensidad. En esta investigación, seis
atletas saludables hombres ingirieron ~74 gramos de alanina durante ejercicio prolongado
(180 minutos a una intensidad del 53% de la capacidad aeróbica máxima). Durante las 3
horas de ejercicio, 51 gramos (69%) de la alanina se metabolizó para proporcionar energía,
lo que contribuyó con el 10% de la energía total necesaria para mantener la sesión de 3
horas de duración. Adicionalmente, hubo muy poco nitrógeno proveniente de la alanina
ingerida tanto en orina como en sudor, lo que sugiere que la suplementación con alanina
disminuyó los efectos catabólicos del ejercicio de resistencia. Por el contrario, Schroer et al.
[212] reportaron que consumir 3.75 gramos de alanina 30 minutos antes y cada 15 minutos
durante una sesión de entrenamiento en bicicleta de 120 minutos (55% o potencia pico)
redujo el rendimiento en comparación con el grupo placebo. Así, se necesita más
investigación para determinar si los suplementos de alanina podrían afectar el metabolismo
y el rendimiento durante el ejercicio.
La mayor parte del interés en los suplementos con alanina durante los últimos 15 años
se ha relacionado con el rol de la β-alanina sobre la carnosina muscular y el rendimiento. La
carnosina es un dipéptido de β-alanina e histidina que se encuentra principalmente en el
músculo esquelético (ver Figura 4.9). Se cree que la carnosina es un amortiguador primario
del músculo. Las investigaciones han demostrado que consumir 3.2 - 6.4 gramos/día de β-
alanina durante 1 - 10 semanas puede aumentar los niveles de carnosina muscular en un 20
- 80% [213,214]. De acuerdo con la posición de la ISSN sobre β-alanina [215] y la revisión
reciente de esta misma entidad sobre ejercicio y nutrición deportiva [40], se ha reportado
que la β-alanina incrementa el rendimiento durante esfuerzo físico de 1 a 4 minutos
duración; atenúa la fatiga neuromuscular, particularmente en sujetos mayores; y, mejora el
rendimiento en deportivas de combate o similares [215]. Otros estudios han demostrado que
la suplementación con β-alanina podría mejorar la resistencia muscular [216], la ganancia de
masa magra [217], el torque en extensión de rodilla [218] y el volumen de entrenamiento
[216]. No obstante, existen algunos estudios que no an mostrado un beneficio en el
rendimiento [219,220]. En un capítulo posterior se discutirá más sobre el beneficio
ergogénico potencial de la β-alanina para atletas de fuerza y potencia.
Figura 4.21. Ciclo glucosa-alanina (Cahill) y ciclo alanina-lactato (Cori).
Asparagina
La asparagina es un aminoácido no esencial que se utiliza principalmente para la
síntesis de proteínas. También se requiere para el correcto desarrollo y funcioamiento del
cerebro. La asparagina se encuentra en espárragos, lácteos, suero de leche, carne de res,
aves, huevos, pescados, mariscos, papas, legumbres, nueces, semillas, soya y granos
enteros. Actualmente no existe una RDA para la asparagina. Se sintetiza a partir de
oxalacetato mediante una reacción de una transaminasa que convierte el oxalacetato en
aspartato, y que implica la conversión del glutamato a α-cetoglutarato. El aspartato es
posteriormente convertido a asparagina por la enzima asparagina sintetasa, la cual requiere
de un ATP y la donación de un grupo de amonio (NH4+) proveniente de la glutamina, con lo
que esta última se convierte en glutamato. La asparagina se oxida principalmente al entrar
en el ciclo del TCA en el punto de oxalacetato. Dado que la concentración de oxalacetato
afecta la síntesis de Acetil-CoA a citrato, la asparagina puede tener un impacto en el
mantenimiento de la actividad del ciclo de TCA. Pocos estudios han evaluado los efectos de
los suplementos de asparagina sobre el ejercicio, aunque la mayoría incluye la asparagina
con otros aminoácidos como el aspartato. Por ejemplo, se ha encontrado que cuando se
administra asparagina (400 mM/día) y aspartato (350 mM/día) a un modelo de ratas, se
observó un mayor tiempo de esfuerzo en comparación con los animales a los que se les
administró un placebo [221]. En otros estudios [222], un grupo de ratas recibieron
asparagina (45 mg/kg/día), aspartato (45 mg/kg/día) y carnitina (90 mg/kg/día) durante 5
semanas. Los investigadores reportaron que los animales fueron capaces de ejercitarse
durante un tiempo más prolongado antes de alcanzar el agotamiento. Los investigadores
atribuyeron este aumento en el rendimiento físico, al aumento de la producción de
oxalacetato. Finalmente, Parisi et al. [223] evaluaron los efectos de la ingesta aguda de
aspartato (7 gramos) y asparagina (7 gramos) sobre el rendimiento de alta intensidad en
ciclismo (i.e., 90% de la capacidad aeróbica pico) hasta el agotamiento en triatletas. Los
resultados revelaron que los suplementos de aspartato y asparagina no tuvieron efectos
sobre el tiempo hasta el agotamiento, la glucosa en sangre o los niveles de lactato. Por lo
tanto, se necesita más investigación para determinar si la asparagina tiene algún efecto
sobre el metabolismo o la capacidad de realizar ejercicio en humanos.
Ácido Aspártico
El ácido aspártico es un aminoácido no esencial al que se hace referencia más
comúnmente en su forma iónica como aspartato. Las fuentes dietéticas de ácido aspártico
incluyen leche, productos lácteos (e.g., queso), suplementos a base de proteína de leche,
huevos, carne de res, pollo, pescado, nueces y cereales integrales. Actualmente no existe
ningún RDA para el ácido aspártico. Este se sintetiza más comúnmente transfiriendo un
grupo amino de otros aminoácidos como la alanina y la glutamina para producir aspartato y
un alfa-cetoácido, y se metaboliza por la vía del oxalacetato (ver Figura 4.2), aunque
también desempeña un rol importante en el ciclo de la urea (Figura 4.3) y la
gluconeogénesis, a través de la lanzadera aspartato-malato (ver Figura 4.22). Se han
propuesto varias explicaciones para fundamentar la suplementación con aspartato y su valor
como ayuda ergogénica en el ejercicio [78]. En primer lugar, se ha postulado que la
suplementación con aspartato podría contribuir al ahorro de las reservas de glucógeno
muscular al servir como un aminoácido glucogénico durante el ejercicio prolongado. En
segundo lugar, algunos autores han afirmado que la suplementación con aspartato podría
mejorar el rendimiento durante ejercicio de corta duración y alta intensidad al mantener las
concentraciones de oxalacetato así como también contribuir a la síntesis de nucleótidos de
purina (e.g., adenina, guanina) necesarios para la síntesis de ATP y GTP [78].
Varios estudios han examinado estas hipótesis. Por ejemplo, Hagan et al. [224]
administraron 7.2 gramos de aspartato de potasio y magnesio un día antes de realizar
ejercicio prolongado tipo endurance de baja intensidad. Los resultados revelaron que la
suplementación con aspartato antes del ejercicio no tuvo ningún efecto sobre la respuesta
cardiorrespiratoria, hematológica o metabólica luego de 90 minutos de ejercicio realizado al
∼62% de la capacidad aeróbica pico. Adicionalmente, no se observaron efectos sobre el
eflujo de enzimas musculares (i.e., creatina cinasa o lactato deshidrogenasa). En otro
estudio, Maughan y Sadler [225] administraron 6 gramos de aspartato de potasio y
magnesio, o un placebo, durante un período de 24 horas antes de un protocolo de ejercicio
hasta el agotamiento al 75% de la capacidad aeróbica pico. Los resultados no revelaron
diferencias significativas en el tiempo hasta el agotamiento entre los grupos aspartato
(82.7±23.5 minutos) y placebo (85.4±26.5 minutos), o en otras variables como glucosa en
sangre, lactato, amonio, ácidos grasos libres o la relación de intercambio respiratorio (un
indicador de la oxidación de los carbohidratos y las grasas). Los investigadores concluyeron
que la administración oral de aspartato no proporcionaba beneficios ergogénicos. Wilborn et
al. [226], miembro de nuestro laboratorio ESNL, demostraron que la suplementación antes
de ir a dormir con zinc, magnesio y aspartato (450 mg de aspartato) durante 8 semanas de
entrenamiento contra resistencia, no generó efectos significativos sobre el estado hormonal
anabólico o catabólico, composición corporal, 1RM en press banco o prensa de pierna,
resistencia muscular de miembros superiores e inferiores, o la capacidad “anaeróbica”. De
manera similar, Willoughby et al. [227] reportaron que la suplementación con 3 gramos de
ácido D-aspártico durante 28 días no generó ningún efecto en la regulación de la actividad
del eje hipotálamo-hipófisis-gonadal, el estado hormonal anabólico o tener efectos
ergogénicos en hombres entrenados contra resistencia. Finalmente, Farney et al. [228]
evaluaron los efectos de ingerir ácido L-aspártico (12.5 gramos) con o sin bicarbonato de
sodio (0.3 gramos/kg de NaHCO3) sobre el rendimiento durante ejercicio contra resistencia
de alta intensidad. Los resultados revelaron que la combinación de ácido aspártico y
bicarbonato de sodio redujo la fatiga, aunque no se observaron cambios luego de la
administración del ácido aspártico solo. Colectivamente, estos hallazgos no apoyan algún
beneficio ergogénico de la suplementación con aspartato [40].
Figure 4.22. Lanzadera de aspartato - malato.
Citrulina
La citrulina es un aminoácido no esencial que se obtiene en la dieta principalmente de
la sandía, remolacha, ajo, cítricos, hortalizas de hoja verde, legumbres, carne, nueces y
semillas. No existe un RDA para la citrulina. Esta se sintetiza a partir de la ornitina y el
carbamoil fosfato en el ciclo de la urea (ver Figura 4.3). También puede producirse a partir
de arginina como producto de la reacción del NO (ver Figura 4.16). La citrulina desempeña
un papel importante en la producción de NO, por lo que podría promover la relajación del
endotelio de arterias y capilares, promoviendo la vasodilatación y reduciendo así la presión
arterial. De manera interesante, se ha reportado que la L-citrulina promueve un aumento de
1 - 2 veces de NO, teniendo un efecto incluso mayor que la L-arginina [229-235]. Es por eso
que a menudo se utiliza para ayudar a las personas a controlar su presión arterial. Por
ejemplo, Gonzalez et al. [232] informaron que la suplementación con L-citrulina (6
gramos/día durante 14 días) tiene un efecto moderado sobre la mejora del flujo sanguíneo
muscular durante ejercicio submaximal en hombres mayores. Alsop y Hauton [229]
reportaron que el nitrato (8 gramos/día) y la citrulina (3 gramos/día) disminuyó el tono
vascular en reposo, aunque la citrulina también alteró balance simpatovagal e incrementó el
tono simpático, por lo tanto, podría servir como parte de una intervención nutricional
adecuada para pacientes con insuficiencia cardíaca, con el objetivo de mejorar la oxidación
en el tejido periférico. Figueroa et al. [230] revisó la literatura al respecto y concluyó que los
efectos benéficos a nivel vascular luego de la suplementación con L-citrulina/sandía podrían
deberse a las mejoras en la vía L-arginina/NO. Así, dicha reducción en la presión arterial en
reposo tras el consumo de suplementos de L-citrulina/sandía podría tener implicaciones
importantes para los individuos con prehipertensión e hipertensión.
Ácido Glutámico
El ácido glutámico (también conocido como glutamato) es un aminoácido no esencial
que se obtiene en la dieta a partir de queso madurado (e.g., parmesano y roquefort), carnes
curadas, salsa de pescado, proteína de soya, hongos, tomates maduros, brócoli, guisantes y
nueces. El glutamato monosódico (GMS) también es un aditivo alimentario común. Se ha
informado que el límite superior tolerable oscila entre 500 - 3,000 mg/día. El glutamato se
sintetiza a partir de alanina y α-cetoglutrato, produciendo además piruvato. Además, el
aspartato y α-cetoglutrato pueden convertirse en oxalacetato y en glutamato. El glutamato
contribuye al metabolismo energético al ser convertido a α-cetoglutrato para entrar en el
ciclo del TCA. De hecho, es una molécula central en varias reacciones de transaminación
que afectan la producción de amonio, alanina, glutamina, así como intermedios del ciclo del
TCA durante el ejercicio. Unos pocos estudios han evaluado los efectos de la
suplementación con glutamato sobre el metabolismo y rendimiento físico. Por ejemplo,
Mourtzakis et al. [256] administró 150 mg/kg de GMS (una sal de ácido glutámico) a siete
hombres que realizaron ejercicio durante 15 minutos al 85% de su capacidad aeróbica
máxima. Los investigadores reportaron que la suplementación con GMS durante el ejercicio
aumentó los niveles de alanina e insulina, atenuó la producción de amonio y los cambios en
los niveles de péptido C. Finalmente, Rutten et al. [257] informaron que la ingesta de
glutamato (80 mg/kg) aumentó las concentraciones de glutamato en plasma pero no afectó
los niveles de glutatión o lactato en respuesta al entrenamiento al 50% de la capacidad
aeróbica máxima en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Se necesita
más investigación para examinar los efectos de la administración de suplementos con
glutamato sobre el metabolismo y el rendimiento físico antes de poder establecer
conclusiones respecto a su potencial ergogénico.
Resumen
Las investigaciones en los últimos 20 años han evaluado los efectos ergogénicos y
sobre la salud de una serie de aminoácidos esenciales y no esenciales. La ingesta de EAA y
leucina parece estimular la síntesis de proteínas y podría tener un efecto importante en la
mejora de la recuperación y las adaptaciones al entrenamiento. La glutamina es un
aminoácido que podría ayudar a mantener un sistema inmunológico saludable durante
entrenamiento muy intenso. Las investigaciones también sugieren que los BCAA, arginina,
ornitina, N-acetilcisteína, fosfatidilserina, taurina, β-alanina, aspartato y citrulina podrían
tener un efecto saludable o ergogénico en contextos y condiciones muy específicas. Otra
sustancias que contienen nitrógeno, como la creatina, GAKIC y HMB, serán discutidos en
los siguientes capítulos y también han mostrado tener algún beneficio clínico o ergogénico
[40,84,258]. Estos resultados sugieren que el suministro de aminoácidos esenciales,
además de una ingesta de proteínas de alta calidad podría tener potencial ergogénico y de
salud en programas de entrenamiento.
Objetivos de Aprendizaje
1. Ser capaz de describir el proceso digestivo de las proteínas.
2. Ser capaz de describir el metabolismo de los aminoácidos.
3. Ser capaz de describir cómo se desaminan los aminoácidos y cómo se elimina el nitrógeno del cuerpo
a través del ciclo de la urea.
4. Ser capaz de describir el proceso de síntesis de aminoácidos.
5. Ser capaz de enumerar los aminoácidos esenciales, condicionalmente esenciales y no esenciales.
6. Ser capaz de describir el papel que desempeñan los EAA en la síntesis de proteínas, el catabolismo y
la hipertrofia muscular en respuesta al ejercicio.
7. Ser capaz de describir el impacto del ejercicio y los nutrientes en la vía mTORC1 y su relevancia en el
momento del entrenamiento. 8. Ser capaz de describir la hipótesis de la fatiga central y el rol que tienen los
carbohidratos, los BCAA y otros nutrientes y estrategias nutricionales en el retraso de la fatiga central.
9. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y la función que
desempeña la histidina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
10. Ser capaz de describir el rol de la carnosina muscular en el metabolismo y los efectos generales de la
suplementación con β-alanina sobre los niveles de carnosina, el rendimiento físico y las adaptaciones al
entrenamiento.
11. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la lisina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
12. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la metionina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
13. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la fenilalanina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
14. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña el triptófano en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
15. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la arginina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
16. Ser capaz de describir cómo la arginina y la citrulina se convierten en óxido nítrico y su importancia
para la salud, el ejercicio físico y la recuperación.
17. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol de la
cisteína y la N-acetilcisteína en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
18. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la glicina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
19. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la ornitina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
20. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la prolina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
21. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la taurina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
22. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol de la
serina y la fosfatidilserina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
23. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la tirosina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
24. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el papel que
desempeñan los aminoácidos no esenciales en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
25. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la alanina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
26. Ser capaz de describir los ciclos de glucosa-alanina y lactato-alanina y cómo contribuyen a la
producción y utilización de energía durante el ejercicio.
27. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol del ácido
aspártico y aspartato en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
28. Ser capaz de describir la lanzadera malato-aspartato y su contribución al metabolismo en reposo y
durante el ejercicio.
29. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol que
desempeña la citrulina en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
30. Ser capaz de describir las fuentes dietéticas, el proceso de síntesis, el metabolismo y el rol del ácido
glutámico o glutamato desempeñan en el metabolismo (en la salud, el ejercicio y el entrenamiento).
31. Ser capaz de discutir el valor ergogénico de los aminoácidos esenciales, condicionalmente esenciales
y no esenciales.
Sugerencias de Trabajo
1. Calcule la cantidad de ATP requerida y obtenida de cada aminoácido a medida que se metaboliza.
2. Consulte cómo los probióticos y prebióticos pueden afectar la absorción intestinal de aminoácidos.
3. Consulte cómo la maduración desde bebé a adolescente, adulto, adulto maduro y adulto mayor
impacta en la digestión de los aminoácidos.
4. Desarrolle una tabla que resuma la RDA, las fuentes dietéticas, la función metabólica, la justificación
como una ayuda ergogénica potencial y los efectos conocidos de cada aminoácido o grupo de aminoácidos
descritos en este capítulo.
5. Basándose en la información presentada en este capítulo, desarrolle una lista de aminoácidos que
puedan beneficiar a un atleta de fuerza/potencia y a un atleta de resistencia.
6. Evalúe las prácticas nutricionales de un atleta de fuerza/potencia y de un atleta de resistencia y brinde
recomendaciones con respecto a la cantidad de proteína que necesitaría consumir en su dieta y si algunos
aminoácidos específicos podrían mejorar el metabolismo durante el ejercicio, el rendimiento, la recuperación y
las adaptaciones al entrenamiento.
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Capítulo 5
Grasas
La Tabla 5.2 presenta algunos tipos comunes de grasas saturadas que se encuentran
en la dieta. Las grasas saturadas son generalmente sólidas a temperatura ambiente y
provienen casi exclusivamente de fuentes animales (i.e., productos lácteos, carnes y
productos horneados). La hiperlipidemia (i.e., elevaciones en cLDL o triacilgliceroles en
sangre) está asociada con la ingesta de grasas saturadas [43,46-48,52,58]; por lo tanto, un
consumo excesivo de este tipo de grasa aumenta el riesgo de enfermedades
cardiovasculares [53,59]. La ingesta dietética de referencia de grasas en adultos es del 20 –
35% de la ingesta calórica total (alrededor del 44 – 7 g/día en una dieta de 2.000 kcal/día),
aunque generalmente se recomienda que la ingesta de grasas se limite al 30% o menos de
la ingesta calórica total y no más del 10% debe provenir de grasas saturadas [6,53,60-62].
Los ácidos grasos trans han recibido una atención significativa debido a la asociación
con las enfermedades cardíacas [63-68]. Existen dos tipos de grasas trans (i.e., las que se
producen de forma natural y las fabricadas artificialmente). Las fuentes naturales incluyen
leche entera, mantequilla en barra y todos los tipos de margarinas y, aunque el contenido de
ácidos grasos trans puede ser alto en estos alimentos, el contenido de ácidos grasos
esenciales compensa el impacto de las grasas trans [68]. La mayor preocupación sanitaria
con respecto a las grasas trans está relacionada con las fuentes artificiales de las mismas,
ya que se derivan del procesamiento industrial que añade hidrógeno a estas grasas [68].
Las fuentes de grasas trans artificiales incluyen productos horneados (e.g., pasteles, tartas,
galletas, sándwiches de desayuno, margarina, galletas saladas, palomitas de maíz para
microondas, comida rápida frita y pizza congelada). Una recomendación general para
consumir una dieta saludable es reducir la ingesta de alimentos que contienen altas
cantidades de grasas trans y de calorías [65,67,68].
Sobre los omega-6, también se ha informado que son ácidos grasos que proporcionan
beneficios para la salud [46]. El tipo más común que se encuentra en los suplementos
dietéticos es el ácido linoleico. El ácido linoleico se convierte en ácido gamma-linolénico
(GLA), ácido dihomo gamma-linolénico (DGLA), ácido araquidónico (AA) y ácido
docosatereónico (DA). El GLA se convierten en prostaglandinas que son moléculas
similares a hormonas que ayudan a regular la inflamación y la presión arterial, así como las
funciones cardiacas, gastrointestinales y renales. Las buenas fuentes dietéticas de ácidos
grasos omega-6 incluyen cereales, huevos, aves de corral, la mayoría de los aceites
vegetales, panes integrales, productos horneados y margarina. El GLA también está
disponible como aceite de onagra, aceite de semilla de borraja y aceite de semilla de
grosella negra. Es preciso señalar que un estudio reciente estableció que también se
pueden obtener beneficios para la salud al consumir una dieta alta en ácidos grasos omega-
6 [46]; no obstante, el estadounidense promedio consume típicamente de 10 a 25 veces
más omega-6 en la dieta que los ácidos grasos omega-3. En este sentido, generalmente se
recomienda que las personas consuman una proporción de ácidos grasos omega-6/omega-
3 inferior a 4/1, aunque otros recomiendan una ingesta equilibrada de ácidos grasos omega-
6/omega-3 como medio para mantener la función cerebral a medida que se envejece, así
como para reducir la inflamación relacionada con la obesidad y el riesgo de enfermedades
cardiovasculares [71-74].
Fosfolípidos
Los fosfolípidos son una clasificación de los lípidos que sirven como componente
principal de las membranas celulares, ellos forman dos capas de lípidos que contienen dos
colas de ácido graso hidrofóbico y una cabeza hidrofílica compuesta por un grupo de fosfato
unido con un glicerol. Las colas de fosfolípidos contienen dos cadenas largas de ácidos
grasos. Existen dos tipos principales que incluyen estructuras de diacilglicéridos (e.g., ácido
fosfatídico, fosfatidilanolamina, fosfatidilcolina, fosfatidilserina y fosfinoinicidas) y
fosfosfingolípidos (e.g., ceramida fosforilcolina, ceramida fosforiletanolamina y ceramida
fosporilipídica). Los fosfolípidos se sintetizan en el citosol cerca del retículo endoplásmico
que contiene proteínas que interactúan con las enzimas necesarias en el proceso de
síntesis (e.g., acil transferasas, fosfatasa y colina fosfotransferasa). El papel principal de los
fosfolípidos es mantener la integridad de la membrana celular, promover la señal de
transducción y las vías de señalización de prostaglandinas, que son importantes para
mantener la transmisión neuronal y la salud cerebral. Se ha informado que la fosfatidilcolina
(PC) [75-84] y la fosfatidilserina (PS) [85-95], en particular, mejoran la memoria y el
rendimiento cognitivo en una variedad de poblaciones.
Esteroles
Los esteroles se obtienen en la dieta a partir de alimentos de origen animal y vegetal, el
tipo más común es el colesterol. Aunque se recomienda que las personas consuman una
dieta baja en colesterol, los esteroles juegan un papel importante en el mantenimiento de la
función de las membranas celulares, la absorción de vitaminas liposolubles y la síntesis de
andrógenos naturales. Se ha informado que los fitoesteroles poseen una serie de beneficios
para la salud, incluyendo efectos inmunomoduladores, antiaterogénicos y anticancerígenos
[96-98]. Varios estudios indican que consumir una dieta alta en fitosteroles puede bloquear
la absorción de colesterol, ayudar a reducir el cLDL y el riesgo de aterosclerosis [99-101].
También hay pruebas de que el consumo de una dieta rica en fitosteroles puede reducir el
riesgo de algunos tipos de cáncer [41,98,102]. Además, hay algunos informes que sugieren
que la ingesta de β-sitosterol puede mejorar la inmunidad o disminuir la inmunosupresión
inducida por el ejercicio en la maratón [103,104]. Por esta razón, se han añadido fitosteroles
a los alimentos (i.e., alimentos funcionales) como margarinas, pastas para untar y aderezos
para ensaladas, con el fin de ayudar a las personas a aumentar su ingesta dietética.
Mientras que los ácidos grasos de cadena corta y media pueden entrar en las
mitocondrias, los ácidos grasos de cadena larga deben ser transportados desde el citosol a
las mitocondrias por medio de una lanzadera de carnitina. En este proceso, la carnitina
palmitoiltransferasa-I (CPT-I) transfiere el grupo acilo de un CoA a la carnitina para formar
acilcarnitina. Una translocasa transporta la acilcarnitina a la matriz mitocondrial. Una vez
dentro, la carnitina se libera del grupo acilo por medio de la carnitina palmitoiltransferasa-II
(CPT-II). La carnitina liberada se transloca de nuevo al citosol, mientras que el acil-CoA
entra en la vía de la β-oxidación. Esto básicamente consiste en separar dos carbonos, de
forma secuencial, del acil-CoA para proporcionar acetil-CoA y así entrar en el ciclo de Krebs.
Este proceso de eliminación de los carbonos de las cadenas de los ácidos grasos (acil-CoA)
para su conversión en acetil-CoA, se denomina β-oxidación (ver Figura 5.2). En este
proceso, la Acil-CoA deshidrogenasa actúa sobre el acil-CoA largo formando 2-trans-enoil-
CoA y produciendo 1 FADH2. El 2-trans-enoil-CoA se hidrata con H2O y se convierte en
(3R)- hidroxiacil-CoA por la enoil-CoA hidratasa. El (3R)- hidroxiacil-CoA es entonces
convertido por 3-cetoacil-CoA deshidrogenasa a 3-cetoacil-CoA produciendo un NADH +
H+. El 3-cetoacil-CoA es entonces convertido por la 3-cetoacilo-CoA tiolasa en un acetil-CoA
dejando la cadena del acil-CoA 2 carbonos más corta. Este proceso continúa eliminando 2
carbonos de la cadena del acil-CoA hasta que este solo tenga una longitud de 4 carbonos y
se convierta en 2 acetil-CoA. Por lo tanto, a medida que se degrada un ácido graso de
cadena larga, produce 1 FADH2 + 1 NADH + H+ + 1 acetil-CoA, proporcionando un total de
17 ATP por cada uno a través de la β-oxidación hasta la etapa final cuando se producen dos
acetil-CoA, donde el último acetil-CoA no necesita pasar por la β-oxidación. El rendimiento
total de ATP, a partir de la degradación de 1 ácido graso, puede calcularse dividiendo la
longitud de la cadena de ácido graso por 2, multiplicando x 17 ATP y restando 5 ATP del
acetil-CoA final que no pasa por la β-oxidación (e.g., [(18 carbonos / 2) x 17] - 5 = 148 ATP).
Figure 5.2. Vía de la β-oxidación.
Síntesis de la Grasa
La grasa se sintetiza añadiendo una proteína transportadora de acilo (ACP) al acetil-
CoA mediante la acetil-CoA-ACP transacilasa. Esta reacción requiere un ACP y la
eliminación de la coenzima CoA-SH. El acetil-CoA también puede ser convertido en malonil-
CoA por la acetil-CoA carboxilasa que requiere energía de 1 ATP y bicarbonato (HCO3-)
generando ADP, Pi y H+ como subproductos de la reacción. Los aumentos en la formación
de malonil-CoA sirven para inhibir la β-oxidación asociándose a la carnitina y regulando a la
enzima la carnitina O-palmitoiltransferasa 1, lo que impide que sean transportados desde el
citosol hacia las mitocondrias para su entrada en la β-oxidación. El malonil-ACP se combina
con el acetil-ACP mediante la 3-cetoacil-ACP sintasa para formar el 3-cetoacil-ACP como
parte del conjunto de reacciones del complejo enzimático de la enzima acil sintasa grasa I.
El 3-cetoacil-ACP es entonces convertido a 3-hidroxiacil-ACP por la 3-cetoacil-ACP
reductasa que convierte un NADPH + H+ en NADP+. El agua es entonces eliminada por la
3-hidroxiacil-ACP deshidrogenasa para formar el trans-∆2-enoil-ACP. El trans-∆2-enoil-ACP
se convierte entonces en Acil-ACP, formando un ácido graso de un carbono (butiril). Esta
reacción implica la conversión de otro NADPH + H+ a NADP+. Por lo tanto, básicamente se
ha añadido 2 carbonos de malonil-ACP a dos carbonos del acetil-ACP para formar un ácido
graso de 4 carbonos. Este proceso continúa añadiendo carbonos a la cadena de ácidos
grasos hasta que se convierte en 16 o 18 carbonos de longitud. Luego, una enzima
tioesterasa elimina la ACP del extremo terminal del ácido graso para terminar el proceso de
síntesis de ácidos grasos.
Figura 5.3. Sitesis de cidos grasos.
La disponibilidad de malonil-CoA y de ácidos grasos es esencial para la regulación de la
síntesis de ácidos grasos. En este sentido, la síntesis de ácidos grasos está regulada por la
acetil-CoA carboxilasa y la β-oxidación. El acetil-CoA carboxilasa es activada por el citrato y
la proteína fosfatasa activada por la insulina e inactivada por palmitoil-CoA (acil-CoA) y la
fosforilación (AMP cinasa) mediante inhibición de retroalimentación. También está regulado
recíprocamente por la β-oxidación. En este sentido, el aumento de las concentraciones de
malonil-CoA promueve la síntesis de ácidos grasos e inhibe la β-oxidación, mientras que el
aumento de las concentraciones de ácidos grasos estimula a esta vía en mención y suprime
la síntesis de ácidos grasos al bloquear la formación de malonil-CoA. En otras palabras,
cuando la célula siente que tiene suficiente energía para satisfacer la demanda celular,
estimula la síntesis de ácidos grasos, mientras que cuando necesita energía disminuye la
síntesis.
A pesar de las recomendaciones para que los deportistas consuman una dieta
moderada a alta en carbohidratos y proteínas [107,115,116], se reporta una falta de
beneficios ergogénicos [14,117,118]; algunos atletas se adhieren a dietas bajas en
carbohidratos y altas en grasas, períodos intermitentes de ayuno o a dietas cetogénicas en
un intento de promover una mayor oxidación de las grasas durante el ejercicio. La lógica
contemporánea se basó en un estudio realizado por Phinney et al. [12], donde encontraron
que los ciclistas que mantenían una dieta cetogénica tenían una mayor dependencia de la
grasa como combustible metabólico y eran capaces de rendir bien durante el ciclismo de
resistencia que duraba alrededor de 2 horas a un 62 - 64% de la capacidad aeróbica. La
adaptación para mantener una dieta crónicamente alta en grasas y baja en carbohidratos es
que puede alterar la expresión de los genes relacionados con los carbohidratos y las grasas,
lo que sirve para utilizar mejor las grasas como combustible en el ejercicio [16,17,119,120].
Una estrategia que se ha popularizado recientemente es la de "entrenar bajo" y "competir
alto". Esto se refiere a un patrón agudo de periodización de la dieta por el cual un individuo
sigue primero una dieta alta en grasa y baja en carbohidratos durante una a tres semanas
mientras entrena antes de reintroducir los carbohidratos a la dieta [107]. La mayoría de las
dietas cetogénicas recomiendan consumir al menos entre el 70 y el 80% del requerimiento
energético diario a partir de las grasas, una ingesta moderada de proteínas (i.e., entre el 20
y el 25% del gasto energético diario o entre 2.0 y 2.5 g/kg/día) y una ingesta baja de
carbohidratos (i.e., entre 10 y 40 g/día) [107]. Aunque la adherencia a este tipo de dieta lleva
a la cetosis, actualmente no está claro cómo al seguir este tipo de dieta puede afectar el
rendimiento o las adaptaciones del entrenamiento. Por ejemplo, Cox et al. [121] informaron
que la dieta cetogénica redujo la dependencia de la oxidación de los carbohidratos al tiempo
que aumentaba la contribución de los cuerpos cetónicos, los triacilgliceroles intramusculares
y la oxidación de los ácidos grasos durante el ejercicio de resistencia (i.e., el 40% y el 75%
de la capacidad aeróbica máxima durante 45 minutos), incluso en presencia de niveles
adecuados de glucógeno muscular y suministro de carbohidratos durante el ejercicio. Los
investigadores encontraron que los cuerpos cetónicos contribuyeron al 18% y 16% del gasto
energético en las intensidades de ejercicio del 40% y 75%, respectivamente, lo que sugiere
que la adherencia a una dieta cetogénica puede proporcionar algún beneficio en el ejercicio
de baja y moderada intensidad de una duración 45 minutos. Por el contrario, Burke et al.
[14] evaluaron los efectos de una dieta baja en carbohidratos (<50 g/día) y alta en grasas en
comparación con una dieta alta en carbohidratos (8.6 g/kg/día) y baja en grasas durante el
entrenamiento intenso de deportistas de marcha atlética de clase mundial. Los
investigadores encontraron que seguir una dieta cetogénica aumentaba la oxidación de la
grasa corporal durante las 2 horas de marcha al ≈ 80% del VO2pico. Sin embargo, el costo
de oxígeno para mantener el rendimiento del ritmo en la carrera fue mayor cuando se siguió
la dieta cetogénica. Además, las adaptaciones en el rendimiento fueron mayores cuando se
siguió una dieta alta en carbohidratos. Los autores concluyeron que a pesar de que la dieta
cetogénica promueve una mayor dependencia de la grasa como combustible, el rendimiento
de alta intensidad se vio afectado. Jabekk et al. [122] informaron disminuciones en la grasa
corporal sin cambios en la masa magra en mujeres con sobrepeso que entrenaron
resistencia durante diez semanas y siguieron una dieta cetogénica. De manera similar,
Vargas et al. [18] reportaron que la adherencia a una dieta cetogénica durante 8 semanas de
entrenamiento de fuerza promovió un menor aumento de la masa muscular en los individuos
que siguieron la dieta cetogénica. Por lo tanto, aunque seguir una dieta cetogénica puede
promover una mayor dependencia de las grasas como combustible metabólico y beneficiar a
los deportistas que se desempeñan esfuerzos físicos de baja intensidad, no parece ser una
estrategia dietética viable para los atletas que compiten en eventos de alta intensidad (i.e.,
al 70% de la capacidad aeróbica máxima). Se necesitan más investigación antes de llegar a
conclusiones definitivas.
Otra estrategia relacionada con la dieta alta en grasas, que se ha sugerido para
proporcionar un valor ergogénico a los atletas de resistencia, es la “carga de grasa”
[123,124]. Al igual que la carga de carbohidratos, la carga de grasa implica ingerir
cantidades de grasa superiores a lo normal durante 2 días a 2 semanas antes de un evento
de resistencia en un intento por aumentar las reservas intramusculares de triacilgliceroles.
Varios estudios han demostrado que la carga de grasa aumenta los niveles de ácidos grasos
libres en suero, reduce la utilización de carbohidratos y mejora el rendimiento [28,29,125-
128]. Sin embargo, los efectos sobre el rendimiento son en su mayoría son negativos.
Algunos estudios no informaron ventajas o reducciones en la capacidad de rendimiento
[129-131], mientras que otros estudios encontraron mejorías en el rendimiento [26 132 133].
Aunque en la mayoría de estos estudios los deportistas también realizaron carga de
carbohidratos, por lo que no está claro si agregar la carga de grasa a las prácticas de carga
de carbohidratos mejoraría el rendimiento. Con base en las investigaciones disponibles, la
estrategia prudente y basada en la evidencia se mantiene en disminuir el entrenamiento y
aumentar la ingesta de carbohidratos de 3 a 5 días antes de competir en una prueba que
dependa del glucógeno.
Por el contrario, hay algunos estudios que apoyan el efecto sobre la salud y el valor
ergogénico de la suplementación con CLA. Por ejemplo, Lowery et al. [171] investigaron los
efectos de la suplementación con CLA (7.2 g/día) durante 6 semanas de entrenamiento en
culturistas novatos. Los investigadores informaron que la suplementación con CLA aumentó
significativamente la masa del brazo (CLA + 5.3%, placebo + 2.8%), la masa corporal (CLA
+2.4, placebo 0.0 kg) y el aumento de la fuerza en las piernas (CLA + 27%, placebo + 13%).
No se observaron diferencias significativas en la composición corporal, lo que sugiere que el
aumento de peso se debió al aumento de la masa libre de grasa. Por su parte, Beuker et al.
[172] evaluaron los efectos de la suplementación con CLA durante el entrenamiento sobre la
composición corporal, los lípidos en la sangre y la potencia. De forma doble ciega y
aleatoria, los sujetos ingirieron 12 g/día de CLA o un placebo durante 7 semanas de
entrenamiento. Los autores informaron que la suplementación con CLA aumentó la eficacia
en la producción de potencia, así como la disminución del colesterol en plasma en
aproximadamente un 15%. No se informaron diferencias significativas para las mediciones
de peso o composición corporal según se determinó a partir de las mediciones de pliegues
cutáneos. Medina et al. [173] informaron que el CLA promovió una disminución transitoria en
los niveles de leptina, lo que respalda las afirmaciones de que el CLA puede desempeñar un
papel en el equilibrio energético y la obesidad. Blankson et al. [174] evaluaron los efectos de
las diferentes dosis de CLA sobre la composición corporal en 47 sujetos con sobrepeso
moderado. Los sujetos fueron asignados de forma aleatoria y ciega para ingerir un placebo
o 1.7, 3.4, 5.1 o 6.8 g/día de CLA por día durante 12 semanas. Los resultados revelaron que
los sujetos que ingirieron 3.4 y 6.8 g/día de suplementos de CLA promovieron mayores
pérdidas en la masa grasa (-1.7 y -1.3 kg, respectivamente) en comparación con el grupo de
placebo (+1.47 kg).
Carnitina
La carnitina es un compuesto soluble en agua, similar a una vitamina, que transporta el
acil-CoA del citosol a las mitocondrias para su entrada a la β-oxidación. Existen dos formas
de carnitina, L y D. La L-carnitina es la forma físicamente activa. La carnitina se puede
formar en el hígado a partir de otros nutrientes (los aminoácidos lisina y metionina) y no es
esencial su aporte desde la dieta. La carne de res y de cerdo son buenas fuentes de
carnitina. La suplementación ha sido propuesta para mejorar la oxidación de las grasas y
ahorrar la utilización de glucógeno muscular durante el ejercicio, lo que conduce a una mejor
capacidad de ejercicio o mayores adaptaciones al entrenamiento.
Varios estudios han evaluado los efectos de la suplementación con L-carnitina sobre la
oxidación de las grasas, el rendimiento en el ejercicio y la recuperación, se han encontrado
con resultados mixtos. Por ejemplo, Broad et al. [185] investigaron los efectos de la
suplementación con L-carnitina (2 g/día durante 14 días) antes de consumir una dieta alta
en carbohidratos durante 2 días, seguida de una dieta alta en grasas 1 día antes de realizar
una sesión de ejercicios de 80 minutos a un 20%, 40%, 60% y 80% de la capacidad
aeróbica máxima. Los investigadores encontraron que la suplementación de L-carnitina
promovía mejoras sutiles en la oxidación de la grasa durante el ejercicio, así como valores
más bajos de glucosa en sangre en las cargas de trabajo del 40% y 60%. Sin embargo, la
utilización del sustrato de todo el cuerpo no se vio afectada. Trappe et al. [186] informaron
que la suplementación con L-carnitina (2 g/día durante 7 días) aumenta la presencia de
carnitina en la sangre, pero no tuvo efectos en el rendimiento de repeticiones de 100 metros
en natación. Wall et al. [187] evaluaron los efectos de la administración de suplementos de
L-carnitina durante 24 semanas sobre el contenido total de carnitina en el músculo en el
ejercicio (i.e., 30 minutos de ciclismo al 50% y 80% de la capacidad aeróbica máxima,
seguidos de una prueba contrarreloj de rendimiento). Los investigadores encontraron que el
contenido total de carnitina en el músculo aumentó en un 21%, la utilización de glucógeno al
50% de la carga de trabajo fue 55% menor, y la producción de trabajo se incrementó en un
11% con la suplementación de L-carnitina. Orer et al. [188] informaron que ingerir 3 gramos
de L-carnitina, 60 minutos antes del ejercicio, aumentaba el tiempo hasta el agotamiento y
disminuía la percepción de fatiga en los jugadores de fútbol. Sin embargo, Novakova et al.
[189] reportaron que la suplementación de L-carnitina (2 g/día durante 12 semanas)
normalizó los niveles de carnitina muscular en vegetarianos, pero no tuvo efecto sobre la
función muscular o el metabolismo energético. Burrus et al. [190] documentaron que ingerir
3 gramos de L-carnitina con 94 gramos de carbohidratos 3 horas antes del ejercicio (40
minutos al 65% seguido de una prueba de tiempo hasta el agotamiento al 85% de la
capacidad aeróbica máxima) promovió una mayor oxidación de las grasas y con una menor
concentración de lactado en sangre durante el ejercicio, pero sin efecto sobre el tiempo
hasta el agotamiento. Shannon et al. [191] informaron que ingerir 3 gramos de L-carnitina
con 80 gramos de carbohidratos dos veces al día por 24 semanas durante el entrenamiento
de intervalos de alta intensidad, no tuvo efectos en la respuesta de los fosfatos musculares
en la realización de dos esprints de 3 minutos con recuperación de 5 minutos entre estos.
Gimenes et al. [192] informaron que dos meses de suplementación con L-carnitina (3 g/día)
mejoraron significativamente la cantidad de tiempo en que pacientes con miopatías
mitocondriales podían ejercitarse con una carga de trabajo constante, el oxígeno necesario
para mantener la carga de trabajo y la tolerancia máxima al ejercicio. Además, Fatouros et
al. [193] informaron que dos meses de suplementación con L-carnitina (20 mg/kg/día
durante ocho semanas) atenuaron las respuestas al estrés oxidativo y mejoraron el tiempo
hasta el agotamiento en pacientes con hemodiálisis por enfermedad renal terminal.
Glicerol
El glicerol es una molécula de tres carbonos similar al alcohol, esta naturalmente en el
cuerpo y es un subproducto de la descomposición de los triacilgliceroles. El hígado convierte
el glicerol en glucosa, por lo que se ha hipotetizado que el glicerol podría ser una fuente de
energía eficiente durante el ejercicio. Por ejemplo, Patlar et al. [212] investigaron los efectos
de la suplementación con glicerol (1.2 g/kg) consumida con y sin agua sobre la capacidad
de rendimiento en el ejercicio. Los resultados revelaron que la suplementación con glicerol
aumentó la potencia durante una prueba de Wingate de 30 segundos, así como el tiempo de
resistencia hasta el agotamiento, pero sin efectos en el rendimiento en la carrera de 20
metros. Aunque se necesita más investigación, estos resultados sugieren que la
suplementación con glicerol puede proporcionar algún beneficio ergogénico.
Aceite de Pescado
Además de los beneficios generales para la salud descritos anteriormente, existen
varias razones por las que los deportistas pueden tomar aceite de pescado que contiene
ácidos grasos omega-3 durante el entrenamiento. Primero, los ácidos grasos omega-3 se
incorporan a las membranas de los glóbulos rojos (GR) y por lo tanto pueden reducir la
viscosidad a medida que los GR se mueven a través de los vasos sanguíneos.
Teóricamente, dado que los GR transportan oxígeno, esto podría mejorar la entrega de
oxígeno a los músculos durante el ejercicio. Segundo, los ácidos grasos omega-3 sirven
como antioxidantes y pueden disminuir el estrés oxidativo asociado con el ejercicio intenso y
ayudar a los deportistas a tolerar los períodos de entrenamiento. Finalmente, la
suplementación con aceite de pescado se ha utilizado para ayudar a los deportistas a
recuperarse de conmociones cerebrales y traumatismos. Por ejemplo, Oostenbrug et al.
[226] evaluaron los efectos de la suplementación con aceite de pescado (6 g/día durante 3
semanas) con y sin 300 UI/día de vitamina E sobre el rendimiento de prueba contrarreloj de
ciclismo. Los investigadores encontraron que la complementación con aceite de pescado no
afectó las características de los glóbulos rojos, la oxidación de las LDL o el rendimiento del
ejercicio. Raastad et al. [227] evaluaron los efectos de 10 semanas de suplementación con
aceite de pescado (5.2 gramos de un triacilglicerol concentrado de aceite de pescado
enriquecido en ácidos grasos omega-3 [1.60 g/día EPA y 1.04 g/día DHA]) sobre la potencia
aeróbica máxima, el umbral del lactato y el rendimiento en carrera de los jugadores de fútbol
masculinos. Los resultados revelaron que el omega-3 redujo significativamente los
triacilgliceroles plasmáticos y aumentó los niveles plasmáticos de EPA (+175%) y DHA
(+40%) en la fracción lipídica total del plasma después de la suplementación. Sin embargo,
no se observaron diferencias en la fragilidad osmótica de los GR o en la capacidad de
ejercicio. Finalmente, Delodder et al. [228] compararon los efectos de 3 días de
administración oral de ácidos grasos poliinsaturados n-3 (n-3PUFA) con la administración
intravenosa aguda (IV) de n-3PUFA sobre las características de los GR y la capacidad de
ejercicio. Los participantes realizaron pruebas de referencia y luego se les administró 0.6
g/kg de n-3PUFA durante un período de 3 horas antes del ejercicio. Una semana después,
repitieron el experimento después de consumir 0.6 g/kg/día de n-3PUFA durante 3 días. Los
resultados revelaron que tanto la administración intravenosa como la oral de n-3PUFA
disminuyeron significativamente la frecuencia cardíaca máxima (-6% y -5%), la potencia
máxima de salida (-10%) y el pico de lactato en sangre (-47% y -52%) mientras que las
pruebas de función plaquetaria no se vieron afectadas. Los contenidos de membrana de
EPA y DHA en los GR y las plaquetas aumentaron significativamente, pero sólo al 1.7-1.9%
del contenido de ácidos grasos. Los investigadores concluyeron que los efectos
cardiovasculares y metabólicos de los n-3PUFA durante el ejercicio ocurren entre 1 y 3 días
después de la exposición y podrían no estar relacionados con los cambios en la
composición de las membranas.
Varios estudios han evaluado los efectos de los ácidos grasos omega-3 en la
recuperación del ejercicio [229-240]. Por ejemplo, Buckley et al. [229] informaron que la
suplementación con aceite de pescado (6 g/día durante 5 semanas) en los jugadores de
fútbol australianos mejoró la función cardiovascular y redujo los factores de riesgo, pero no
mejoró el rendimiento en resistencia o la recuperación. Gray et al. [232] reportaron que la
suplementación con aceite de pescado (3 g/día durante 6 semanas) aumento de las
concentraciones de EPA y aumento de la actividad de las células mononucleares en sangre
periférica, la interleucina-2 y las células asesinas naturales después del ejercicio (60
minutos a 70% de la capacidad aeróbica máxima), lo que sugiere una mejor respuesta
inmunológica al ejercicio. Sauder et al. [234] evaluaron los efectos de la administración de
suplementos de EPA + DHA (0.85 y 3.4 g/día durante 8 semanas con un período de lavado
de 6 semanas) sobre la variabilidad de la frecuencia cardíaca en reposo y en respuesta al
estrés agudo (tarea del habla y exposición al frio) en individuos con niveles elevados de
triacilgliceroles. Los resultados revelaron que 8 semanas de suplementación de EPA + DHA
mejoraron el tono autonómico. Corder et al. [236] informaron que la suplementación con
DHA (3 g/día durante 9 días) redujo el dolor y la rigidez muscular inducidos por el ejercicio
intenso de fuerza. Por otra parte, Jakeman et al. [237] encontraron que la ingesta de ácidos
grasos omega-3 (1 g/10 kg que contenía 750 mg EPA, 50 mg DHA) inmediatamente
después de realizar un protocolo de daño muscular inducido por el ejercicio (100 saltos de
caída pliométricos). Los resultados revelaron que la suplementación con aceite de pescado
mejoró la disminución en el rendimiento, observada durante la recuperación. Finalmente,
dos estudios han sugerido que la adición de ácidos grasos omega-3 a una bebida de
proteínas después del ejercicio redujo el daño muscular inducido por el ejercicio después del
entrenamiento intenso [238,240]. Finalmente, una de las aplicaciones más prometedoras de
los ácidos grasos omega-3 es mejorar la recuperación ante una lesión cerebral traumática,
que puede tener aplicaciones para los individuos que sufren una conmoción cerebral
[31,35,36,241-246].
Ácido Araquidónico
El ácido araquidónico (AA) es un ácido graso poliinsaturado omega-6. AA se consume
en pequeñas cantidades en nuestra dieta, principalmente en cereales, huevos, aves, la
mayoría de los aceites vegetales, panes integrales, productos horneados y margarina. Una
de sus principales funciones biológicas es ser un precursor en la biosíntesis de algunas
prostaglandinas. Las prostaglandinas son sustancias similares a las hormonas que median
una amplia gama de funciones fisiológicas, como el control de la presión arterial, la
contracción del músculo liso y la modulación de la inflamación. Además, las prostaglandinas
son parte integral de la renovación de proteínas y de la acumulación muscular. Las
prostaglandinas PGE2 y PGF2α (ambas derivadas de AA) son los dos tipos principales de
prostaglandinas que se liberan durante el ejercicio lesivo. La liberación de estas dos
prostaglandinas se asocia con un aumento en la síntesis de proteínas. Por ejemplo,
Vandenburgh et al. [247] investigaron los efectos de las preparaciones de células
musculares esqueléticas que fueron incubadas bajo estímulos de estiramiento para replicar
la estimulación del ejercicio y, asimismo, se midió el turnover de proteínas cuantificando la
incorporación del aminoácido fenilalanina etiquetado en el tejido muscular. Durante las
primeras 5 horas de estimulación, los niveles de PGE2 y PGF2α aumentaron 101% y 41%,
respectivamente. La PGF2α permaneció elevado durante 48 horas y se correlacionó con un
aumento a largo plazo del 52-98% en la síntesis de proteínas. En este mismo orden, han
existido varias investigaciones que han demostrado que PGF2α está asociado con
aumentos en la síntesis de proteínas musculares esqueléticas [248,249].
Otros estudios han demostrado que la inhibición de la formación de prostaglandinas
disminuye el aumento esperado en la síntesis de proteínas como resultado del ejercicio.
Varios medicamentos de venta libre (OTC) como la aspirina, el ibuprofeno y el
acetaminofeno bloquean efectivamente la conversión de AA a prostaglandinas [250-252] al
inhibir las enzimas responsables de la síntesis de prostaglandinas. En este sentido, Trappe
et al. [252] evaluaron a 24 sujetos masculinos físicamente activos que ingerían dosis
máximas de ibuprofeno de venta libre (1.200 mg/día), acetaminofén (4.000 mg/día) o un
placebo; además de esto, cada sujeto realizó un programa de entrenamiento de fuerza. El
turnover de aminoácidos se midió durante 24 horas después del ejercicio, lo que permitió a
los investigadores determinar qué efecto, si lo hubiera, tendrían estos fármacos sobre la
degradación y síntesis de proteínas. Los resultados indicaron que tanto el ibuprofeno como
el acetaminofeno redujeron el aumento en la síntesis de proteínas después del ejercicio, el
cual se incrementó en un 76% por encima del valor inicial en el grupo placebo. Los
resultados de este estudio, junto con las consecuencias conocidas de la inhibición de la
formación de prostaglandinas, demuestran la importancia de la disponibilidad de AA (y su
conversión a PGE2 y PGF2α) en relación con la síntesis de proteínas en respuesta al
ejercicio físico.
Objetivos de Aprendizaje
2. Describir cómo la grasa es digerida, absorbida, transportada en la sangre y entregada a la célula para
la síntesis de grasa o el metabolismo de la grasa.
5. Describir cómo el mantenimiento de una dieta alta en grasas puede influir en la capacidad de ejercicio,
el rendimiento, la recuperación y las adaptaciones al entrenamiento.
10. Describir si el aceite de pescado (ácidos grasos omega-3) afecta la salud, la capacidad de hacer
ejercicio, el rendimiento, la recuperación o las adaptaciones del entrenamiento.
11. Describir si los suplementos de glicerol afectan la salud, la capacidad de ejercicio, el rendimiento, la
recuperación y las adaptaciones al entrenamiento.
12. Describir si los suplementos de ácido araquidónico afectan la salud, la capacidad de ejercicio, el
rendimiento, la recuperación o las adaptaciones al entrenamiento.
Sugerencia de Trabajo
1. Calcular la cantidad de grasas que una persona que debe ingerir para una dieta de 3.200 kcal/día y
5.400 kcal/día. Proporcionar recomendaciones sobre cómo reducir las grasas en la dieta.
2. Desarrollar una tabla que resuma el papel metabólico, los fundamentos como una ayuda ergogénica
potencial y los efectos conocidos de cada nutriente relacionado con las grasas que se discute en este capítulo.
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Capítulo 6
Vitaminas & Minerales
Las vitaminas y los minerales desempeñan una serie de funciones fisiológicas importantes
en el organismo. Las vitaminas sirven como cofactores o coenzimas en varias reacciones
químicas, promueven la absorción de nutrientes y ayudan en una variedad de vías
metabólicas. Además, varias vitaminas y minerales están íntimamente relacionados con el
metabolismo energético y el transporte de oxígeno. Por esta razón, se ha presentado gran
interés en determinar las necesidades de estos nutrientes en individuos físicamente activos,
así como su valor ergogénico. Adicionalmente, se ha reportado que algunas poblaciones de
deportistas son susceptibles a las deficiencias de vitaminas y minerales; de igual manera, se
ha informado que estos nutrientes ayudan a los deportistas a tolerar el entrenamiento y a
mejorar su rendimiento. El presente capítulo ofrece una visión general de: 1.) el papel de las
vitaminas y minerales en la dieta; 2.) el papel de las vitaminas y minerales en el
metabolismo energético durante el ejercicio; y 3.) el potencial ergogénico que pueden tener
las vitaminas y minerales en la capacidad de ejercicio y en las adaptaciones al
entrenamiento.
Vitaminas
Las vitaminas son compuestos orgánicos esenciales que el cuerpo no puede sintetizar y
que se necesitan en pequeñas cantidades para mantener una función metabólica normal.
Por lo general, sirven como coenzimas o cofactores al trabajar con enzimas para catalizar
las reacciones químicas. Otras ayudan a regular el crecimiento y tienen propiedades
similares a las hormonas. Las vitaminas no aportan energía, pero las reacciones químicas
que se producen cuando determinada vitamina está presente pueden conducir a la
producción de energía en el cuerpo. Por esta razón, ha existido interés en determinar el
papel de las vitaminas específicas en el metabolismo energético durante el ejercicio y el
entrenamiento.
Vitamina D
La Vitamina D (calcitriol) es una vitamina liposoluble que se puede obtener con la
exposición a la luz solar (ver Figura 6.2). Se encuentra en pequeñas cantidades en los
huevos, atún, salmón y la mayoría de los productos lácteos están fortificados con vitamina
D. La RDA es de 5-15 µg/día, dependiendo de la edad. En caso de ausencia prolongada de
exposición a la luz solar, se recomienda que las personas complementen su dieta con 200-
600 UI. El límite superior tolerable es de 25 - 50 mg/día dependiendo de la edad. La
vitamina D desempeña un papel en el metabolismo óseo y se ha utilizado para tratar
trastornos dermatológicos [6]. También ha existido interés en examinar los efectos de la
suplementación con vitamina D sobre el bienestar físico y mental en las poblaciones de
edad avanzada [12,13]. Debido a que la disponibilidad de la vitamina D influye en la
absorción del calcio, generalmente se encuentra en los suplementos de calcio. Por otro
lado, los productos lácteos como la leche están fortificados con vitamina D como medio para
promover la absorción de calcio. Como se discutirá más adelante, hay algunas poblaciones
atléticas susceptibles a desarrollar osteoporosis prematura. En consecuencia, la
suplementación con vitamina D y calcio puede ser importante en estas poblaciones [14-18].
También, hay evidencia reciente de que la 1 alfa, 25-dihidroxivitamina D3 modula la
señalización del calcio en los adipocitos y, en consecuencia, ejerce un control coordinado
sobre la lipogénesis y la lipólisis. Por lo tanto, la vitamina D puede contribuir directamente al
efecto antiobesidad propuesto del calcio dietético. [19].
Vitamina E
La vitamina E es un grupo de ocho compuestos liposolubles que incluyen tocoferoles y
tocotrienoles. Esta se obtiene en la dieta principalmente a partir de aceites vegetales (e.g.,
canola, girasol, cártamo, almendra, semilla de uva, maíz, aceituna, soya), palomitas de
maíz, mayonesa, aguacates, margarinas; muchos alimentos como los cereales, los
productos integrales y el aceite de germen de trigo fortificados con vitamina E. Asimismo, se
encuentran pequeñas cantidades en la carne, los productos lácteos, las frutas y las
verduras. La RDA de vitamina E para los adultos es de 15 mg/día para las personas de 14
años o más y de 19 mg/día para las adolescentes y las mujeres que están amamantando. El
límite superior tolerable es de 1.500 IU/día (1.350 mg/día) para los suplementos hechos con
vitamina E natural y de 1.100 IU/día (990 mg/día) para los suplementos hechos de vitamina
E sintética. La estructura de la vitamina E se muestra en la Figura 6.3.
Las deficiencias de vitamina E son raras, pero pueden resultar en un deterioro del
transporte de oxígeno, debido a que la vitamina E es necesaria para mantener sanos los
glóbulos rojos en el cuerpo [6]. Al particular, las deficiencias pueden dañar los glóbulos rojos
y disminuir la cantidad de oxígeno en los músculos, reduciendo así el rendimiento en
esfuerzos de resistencia. Debido a que la vitamina E es un antioxidante y se ha demostrado
que el ejercicio aumenta el estrés oxidativo, varios estudios han evaluado los efectos de la
suplementación con antioxidantes sobre los marcadores de estrés oxidativo en respuesta al
ejercicio intenso. Estos estudios generalmente indican que la suplementación con vitamina
E antes del ejercicio puede reducir los marcadores de estrés oxidativo y el daño muscular
[26-48]. Teóricamente, la suplementación con antioxidantes durante el entrenamiento puede
ayudar a los deportistas a recuperarse más rápido y ayudarlos a tolerar el estrés del
entrenamiento en un mejor grado. Los pocos estudios han evaluado los efectos de la
suplementación con vitamina E durante el entrenamiento, generalmente reportan menos
estrés oxidativo y mayor tolerancia a las demandas del entrenamiento, generando mejores
adaptaciones [37,40,45,46,49]. La mayoría de los estudios indican que la suplementación
con vitamina E no parece influir en la capacidad aguda al realizar ejercicios a nivel del mar.
Sin embargo, hay algunas pruebas de que la suplementación con vitamina E puede tener
algún valor ergogénico en el entrenamiento de los deportistas en altitud y en ambientes con
alto contenido de esmog o contaminación atmosférica [50,51]. En este sentido, a altitudes
de 5.000 a 15.000 pies, la suplementación de vitamina E puede aumentar la resistencia (en
esfuerzo continuos o de alta intensidad), al disminuir la tasa de oxidación de la membrana
de los glóbulos rojos que ocurre cuando se realiza esfuerzo físico en la altitud [51,52]. En
consecuencia, los deportistas que realizan un entrenamiento intenso pueden beneficiarse de
dietas ricas en antioxidantes o suplementos antioxidantes como medio para minimizar la
oxidación inducida por el ejercicio y el daño muscular. Además, los deportistas que viven o
entrenan en altitud pueden obtener beneficios ergogénicos directos de la suplementación
con vitamina E. El papel de la suplementación antioxidante en individuos activos y
deportistas es un área de investigación prometedora que merece atención adicional.
Vitamina K
La vitamina K, es una vitamina liposolubles que es necesaria para completar las
reacciones implicadas en la coagulación sanguínea [6]. La ingesta alimentaria de referencia
para la vitamina K es de 60-120 µg/día, dependiendo de la edad. No se han determinado los
límites máximos tolerables para esta vitamina. Las fuentes de vitamina K se pueden
encontrar en una variedad de alimentos de origen vegetal y animal. La filoquinona es la
fuente vegetal y la menoquinona la forma animal. Buenas fuentes de vitamina K se
encuentran en plantas como el brócoli, la espinaca, las verduras de hojas verdes y los
aceites vegetales; igualmente, en los productos animales y en los lácteos, se pueden
encontrar cantidades mucho más bajas. Las deficiencias son raras y pueden resultar en una
coagulación deficiente de la sangre. Por lo general, no se recomienda la administración de
suplementos de vitamina K cuando la ingesta dietética es adecuada. La forma de filoquinona
de esta vitamina es mucho menos tóxica que la forma de menoquinona cuando se
complementa en dosis mayores de 30 mg/día. La estructura de la vitamina K se presenta en
la Figura 6.4.
Vitamina B1
La tiamina o vitamina B1 es la primera de las nueve vitaminas que es hidrosoluble (ver
Figura 6.5). A veces se le llama antiberiberi o vitamina antineurítica, porque las deficiencias
pueden resultar en una enfermedad grave que involucra daño al sistema nervioso y al
corazón [6]. La propiedad de ser solubles en agua de las vitaminas del grupo B y de la
vitamina C significan que no se almacenan en cantidades significativas en el cuerpo. Por lo
tanto, si estas vitaminas faltan en la dieta, las deficiencias pueden evidenciarse en 2 a 4
semanas. Muchas de las vitaminas B están implicadas en el metabolismo energético.
Consecuentemente, las deficiencias en la dieta podrían reducir el rendimiento físico en
ciertas situaciones. Los reportes tóxicos son raros, debido a que generalmente se excretan
grandes dosis en la orina. La dosis diaria recomendada de tiamina oscila entre 1,1 y 1,2
mg/día para los adultos. La tiamina se encuentra en plantas y animales, así como en
cereales fortificados. La carne de cerdo, los frijoles y los cereales integrales son ejemplos de
buenas fuentes de tiamina.
Actualmente, muy pocos estudios han evaluado los efectos de la tiamina sobre el
rendimiento físico en individuos que no tienen deficiencia de tiamina. En un estudio reciente,
Suzuki e Itokawa [57] suplementaron 100 mg de tiamina durante tres días a sujetos que
realizaban ejercicio intenso, se encontró un aumento de los niveles de tiamina en la sangre
y una reducción de las molestias por fatiga. Por otro lado, Webster et al. [58] informaron que
la administración de suplementos de tiamina (1 gramo/día durante 4 días) no tuvo efectos
sobre el rendimiento en la prueba de ciclismo de 2.000 metros, la capacidad aeróbica
máxima o submáxima o el umbral del lactato. Por su parte, Bonke et al. [59] evaluaron los
efectos de los suplementos de B1, B6 y B12 sobre el rendimiento de la motricidad fina en el
tiro. Los investigadores reportaron que la suplementación con vitamina B redujo el temblor
muscular y mejoró la puntería en el tiro durante un período de observación de 8 semanas.
Finalmente, Huang et al. [60] evaluaron los efectos de la suplementación con disulfuro de
tiamina tetrahidrofurfurilo (un derivado de la tiamina con mayor biodisponibilidad y
solubilidad que la tiamina) sobre la capacidad de ejercicio en ratones. Los investigadores
reportaron que la suplementación con disulfuro de tiamina tetrahidrofurfurilo aumentó el
contenido de glucógeno muscular, mejoró la capacidad de resistencia, redujo el lactato,
mejoró la fuerza de agarre y se asoció con menores marcadores de catabolismo. En
consecuencia, hay algunos datos que sugieren que la administración de suplementos de
tiamina puede influir en la capacidad para el ejercicio; sin embargo, la selección adecuada
de alimentos ricos en tiamina en una dieta de alto valor energético debería compensar la
necesidad de complementar la tiamina en la dieta [61,62].
Vitamina B2
La RDA de riboflavina (vitamina B2) es de 1,1 mg/día para las mujeres y de 1,3 mg/día
para los hombres adultos (ver Figura 6.6). No se ha establecido un límite superior tolerable
para la riboflavina. Las fuentes alimentarias de riboflavina son los productos lácteos, las
verduras de hojas verdes, el hígado, los huevos, los productos integrales, los panes y
cereales enriquecidos. Las deficiencias rara vez se ven, excepto en alcohólicos e individuos
en dietas de moda cuando no se consumen variedades de alimentos.
Vitamina B3
La niacina (vitamina B3) es otra vitamina hidrosoluble que está íntimamente relacionada
con el metabolismo energético [6]. La niacina también se llama ácido nicotínico o
nicotinamida (ver Figura 6.7). La RDA de niacina está entre 14 y 16 mg/día de equivalentes
de niacina (NE) para mujeres y hombres adultos, respectivamente, con un límite máximo
tolerable de 35 mg/día. Las fuentes alimentarias de niacina son las carnes magras, el
pescado, el pollo, los frijoles, los cereales integrales y los alimentos enriquecidos. La niacina
también se puede sintetizar a partir del aminoácido triptófano. Con el enriquecimiento de los
alimentos, las deficiencias de niacina han sido prácticamente eliminadas.
Figura 6.7. Estructura de la vitamina B3 (niacina). De Wikimedia Commons.
Aunque existe una sólida base teórica para apoyar la administración de suplementos de
niacina, particularmente en individuos con lípidos sanguíneos altos, la mayoría de las
investigaciones que han evaluado los efectos de la administración de suplementos de
niacina sobre la capacidad de ejercicio, no han mostrado ningún beneficio ergogénico para
los deportistas. De hecho, ingerir grandes cantidades de niacina (e.g., de 3 a 9 g/día) puede
reducir la capacidad de ejercicio de los atletas de resistencia, porque se ha demostrado que
reduce la liberación de ácidos grasos libres (FFA) del tejido adiposo [76]. Aunque se trata de
una cantidad muy grande de niacina para ingerir, esto teóricamente reduciría el suministro
de FFA al músculo y aumentaría, por consiguiente, la dependencia del glucógeno muscular
para obtener energía durante esfuerzos de resistencia (a través de la oxidación a nivel
mitocondrial), reduciendo así el capacidad de rendimiento en estos tipos de ejercicios
[76,77]. Mientras que los individuos físicamente activos tienen mayores necesidades de
niacina en la dieta y se ha descubierto que algunas poblaciones de deportistas son
susceptibles a las deficiencias de vitamina B, la selección adecuada de alimentos ricos en
niacina debe compensar la necesidad de complementar la dieta [61,62].
Vitamina B6
La vitamina B6 es un nombre genérico para seis compuestos que tienen actividad B6
(i.e., piridoxina, piridoxal, piridoxamina, piridoxina 5' fosfato, piridoxal 5' fosfato, pirdoxamina
5' fosfato). La vitamina B6 actúa como coenzima en más de 100 reacciones enzimáticas que
intervienen en gran medida en la síntesis de proteínas [6]. La RDA de vitamina B6
(piridoxina) es de 1,3 a 1,7 mg/día, dependiendo de la edad. El límite superior tolerable para
la vitamina B6 es de 100 mg/día para los adultos. Las dietas ricas en proteínas pueden
aumentar la necesidad de piridoxina. Las fuentes alimentarias son carnes, pollo, pescado,
granos enteros, arroz y huevos. La mayoría de las dietas de deportistas promedio contienen
cantidades adecuadas de piridoxina; sin embargo, el uso constante de anticonceptivos
orales y diuréticos puede resultar en deficiencias de esta vitamina. La Figura 6.8 muestra la
estructura de la vitamina B6 (piridoxina).
A finales de los años 70 y principios de los 80, era común que los atletas visitaran a su
médico para recibir inyecciones de B12. Además, una forma oral de B12 conocida como
dibencobal ha sido tomada por los culturistas con el propósito de aumentar la masa
muscular. Teóricamente, la cobalamina podría aumentar la masa muscular, mejorar la
capacidad de la sangre para transportar oxígeno, ayudar a prevenir la anemia asociada con
el entrenamiento intenso/voluminoso y a disminuir la ansiedad al aumentar el
neurotransmisor serotonina. Aunque existe una base teórica sólida, no se ha demostrado
que la suplementación con vitamina B12 por vía oral o mediante inyecciones
intramusculares en individuos, que no presentan deficiencia de FI, aumente el rendimiento.
De hecho, ninguna investigación ha evaluado el efecto de la deficiencia de cobalamina
(anemia perniciosa) sobre el rendimiento [83]. Los únicos datos que conocemos que apoyan
un papel teórico de la suplementación con B12, en deportistas sanos, son los datos que
indican que la suplementación con vitamina B12, B1 y B6 puede mejorar el rendimiento en
el tiro con pistola [84,85]. Por lo tanto, aunque la suplementación puede presentar algunos
beneficios para la salud, hay poca evidencia científica que respalde su beneficio ergogénico
en individuos sanos.
Folato
El folato (ácido fólico) es una vitamina hidrosoluble que forma parte del complejo B (ver
Figura 6.10). La RDA de ácido fólico es de 400 µg/día para hombres y mujeres. Durante el
embarazo la RDA es de 600 µg/día. El límite máximo diario recomendado es de 1.000
µg/día para los adultos. Las fuentes alimentarias incluyen vegetales de hojas verdes oscuras
y vísceras como el hígado. Algunas frutas, como las bananas, también son buenas fuentes.
Además, los productos de granos son fortificados con ácido fólico para aumentar la ingesta
dietética diaria, en un intento de reducir las posibilidades de defectos congénitos durante el
embarazo.
Las primeras investigaciones sugieren que en un deportista bien alimentado con o sin
deficiencia de ácido fólico, la suplementación de esta vitamina, no genera mejoras en el
rendimiento [83,84]. Sin embargo, otros estudios han visto algún beneficio. En este sentido,
en las atletas de maratón con deficiencia de folato, 5 mg/día durante 11 semanas,
normalizaron los niveles séricos de ácido fólico, sin embargo, no se reportaron mejorías en
parámetros de rendimiento relacionados con el metabolismo glucolítico y oxidativo [90].
Molina-Lopez et al. [91] señalaron que el nivel de entrenamiento estaba inversamente
relacionado con los niveles de folato y homocisteína en los jugadores de balonmano. Por su
parte, Balmain et al. [92] informaron que la administración de suplementos de ácido fólico (5
mg/día durante 6 semanas) mejoró la función endotelial en pacientes con insuficiencia
cardíaca, pero no mejoró la termorregulación durante el ejercicio. De manera similar,
Gagnon et al. [93] encontraron que los suplementos de ácido fólico (5 mg/día durante 6
semanas) no afectaban las adaptaciones cardiovasculares o termorreguladoras al ejercicio.
Estos hallazgos indican que el ácido fólico tiene importantes beneficios para la salud, pero el
efecto sobre la capacidad para el ejercicio y el rendimiento parece limitado.
cido Pantoténico
El ácido pantoténico (también conocido como B5) es una vitamina hidrosoluble del
complejo B que se encuentra en todos los alimentos de origen animal y vegetal (ver Figura
6.11). Las fuentes alimentarias incluyen las vísceras, huevos, frijoles y granos enteros. El
valor de RDA de ácido pantoténico es de 5 mg/día para los adultos. Raramente se reportan
deficiencias.
Biotina
La biotina es una vitamina hidrosoluble que participa como cofactor en las reacciones
de la carboxilasa, sirve para eliminar el dióxido de carbono involucrado en la
gluconeogénesis, la síntesis de ácidos grasos y el catabolismo de los BCAAs. La ingesta
recomendada diaria es de 30 µg/día en adultos. No se ha establecido ningún límite máximo
tolerable diario para la biotina. Las fuentes dietéticas incluyen vísceras, frijoles y las
verduras de hojas de color verde oscuro. Las deficiencias son poco comunes, excepto
cuando los deportistas consumen grandes cantidades de claras de huevo crudas, debido a
que esta contiene una proteína (avidina) que se une a la biotina e impide su absorción [83].
La figura 6.12 muestra la estructura de la biotina. Una deficiencia de biotina puede limitar el
rendimiento de resistencia al reducir la disponibilidad de glucosa y ácidos grasos. Aunque
ha existido interés en la suplementación con biotina en la agricultura [98-104], no se han
encontrado estudios que evalúen los efectos de la suplementación con biotina sobre el
rendimiento físico en humanos. La suplementación parece ser inofensiva en dosis tan altas
como 200 mg/día [105].
Vitamina C
La Vitamina C (ácido ascórbico) es una vitamina hidrosoluble, con una dosis diaria
recomendada de 75 a 90 mg/día para mujeres y hombres, respectivamente. El límite
superior diario de ácido ascórbico se ha fijado en 2.000 mg/día. Las dosis mayores que el
RDA se han asociado con la formación de sales de oxalato que pueden formar cálculos
renales, es por ello, que los individuos susceptibles a los cálculos renales deben limitar la
suplementación a no más de 100 mg/día. Otra preocupación con grandes dosis de ácido
ascórbico es una condición conocida como "escorbuto de rebote". Esta es una enfermedad
de deficiencia asociada con la interrupción repentina del ácido ascórbico después de la
suplementación a largo plazo en dosis altas. El ácido ascórbico se encuentra principalmente
en frutas y verduras como la guayabas, naranjas, toronjas y brócoli. La figura 6.13 muestra
la estructura química de la vitamina C.
Figure 6.13. Estructura de la vitamina C (ácido ascórbico). De Wikimedia Commons.
Minerales
Los minerales son elementos químicos inorgánicos esenciales que el cuerpo necesita
para mantener los procesos fisiológicos normales. Los minerales se pueden obtener en las
dietas a partir de fuentes tanto vegetales como animales. Las funciones básicas de los
minerales son ayudar a construir estructuras corporales como los huesos, dientes y
músculos; regular las reacciones metabólicas; y actuar como elementos que transportan
cargas eléctricas (i.e., iones o electrolitos). Las deficiencias de minerales se han asociado
con la hipertensión, la diabetes, el cáncer, la osteoporosis y las caries dentales. Los
minerales se clasifican como macrominerales, si las dosis recomendadas son superiores a
100 mg/día o el cuerpo contiene más de 5 gramos, o microminerales, si las dosis
recomendadas son inferiores a 100 mg/día.
Boro
El boro (5B) es un micromineral o mineral traza. No se ha establecido un RDA para el
boro. El rango de seguridad generalmente acordado para los adultos es de 1 a 13 mg/día
con un límite superior tolerable de 20 mg/día [126]. El boro se encuentra principalmente en
alimentos vegetales como frutos secos, nueces, frijoles y vegetales frescos, mientras que
otras fuentes incluyen productos lácteos. Muchos estadounidenses podrían no estar
recibiendo suficiente boro en sus dietas. Sin embargo, las deficiencias y el papel que
desempeña el boro en la dieta son poco conocidos [127].
El boro se ha comercializado entre los culturistas para aumentar la masa muscular y los
niveles de testosterona [128, 129]. El boro también puede estar involucrado en el
metabolismo de minerales y esteroides como el estrógeno. Esto podría favorecer el
desarrollo óseo y aumentar los niveles de testosterona. Al particular, en estudios que
crearon artificialmente una deficiencia de boro, la corrección de la deficiencia parece
disminuir la pérdida de calcio y elevar los niveles bajos de testosterona que estaban
asociados con una deficiencia de boro en suero [126]. Otro estudio documentó que el
ejercicio alteró el estado de boro y que la suplementación influyó modestamente en la
disponibilidad de este mineral [130]. Dos estudios que evaluaron los efectos de la
administración de suplementos de boro (2,5 mg/día durante siete semanas) no informaron
efectos significativos sobre la testosterona, la masa libre de grasa o la fuerza [128.129].
Patlar et al. [131] informaron que la suplementación con vitamina E (300 mg/día durante 6
semanas) aumentó el contenido mineral en sangre para todos los minerales examinados,
excepto el boro y el azufre. Con base en la investigación científica disponible, la
suplementación con boro no parece influir en las adaptaciones del entrenamiento cuando no
hay una deficiencia de este mineral. Sin embargo, se recomienda una dieta balanceada que
contenga buenas fuentes de alimentos que aportan boro, para prevenir el desarrollo de
niveles séricos bajos de este mineral.
Calcio
El calcio (Ca) es un macromineral necesario para la contracción vascular y la
vasodilatación, la contracción muscular, la transmisión nerviosa, la señalización intracelular
y la secreción hormonal [6]. La RDA para adolescentes en crecimiento es de 1.300 mg/día,
mientras que la dosis diaria recomendada para adultos varía entre 1.000 y 1.200 mg/día. El
límite máximo tolerable es de 2.500 mg/día para los adultos. Los productos lácteos son
buenas fuentes de calcio. Sin embargo, el calcio también se puede encontrar en verduras
como el brócoli. El 98% del calcio se encuentra en el esqueleto. Los bajos niveles séricos o
deficiencias de calcio se corrigen extrayendo (reabsorbiendo) más de los huesos. El bajo
consumo de calcio en la dieta se ha asociado con el cáncer de colon, la hipertensión y la
osteoporosis [1,132,133]. Se ha demostrado que los suplementos de calcio y vitamina D
ayudan a mantener y aumentar la masa ósea en las poblaciones con osteoporosis
[14,15,17,18,134,135].
Se han realizado varios estudios para evaluar los efectos de la suplementación con
calcio y el consumo de productos lácteos sobre el contenido mineral óseo y la osteoporosis
[14,18,134,135]. Algunas de estas investigaciones han encontrado inesperadamente una
relación inversa entre el consumo de calcio y el peso corporal [136-140]. En otras palabras,
cuanto mayor era la ingesta de calcio en la dieta, más fácil era mantener el peso corporal
ideal. Por ejemplo, Carruth et al. [139] informaron que los niños que consumían mayores
cantidades de calcio, grasas monoinsaturadas y productos lácteos en su dieta tenían menos
grasa corporal que los niños que no tenían dietas ricas en estos nutrientes o alimentos. Lin
et al. [141] señalaron que los adultos con una ingesta elevada de calcio y baja de vitamina
A, ganaron menos peso y grasa corporal durante un ensayo de intervención con ejercicio de
dos años, donde se normalizó la ingesta de calcio según la ingesta calórica. Estos y otros
estudios sugieren que la ingesta de calcio puede tener el mayor impacto en la pérdida de
grasa durante la pérdida de peso corporal [142-148], el crecimiento [139] o el aumento de
peso corporal asociado con la edad [139,149]. Estos hallazgos han llevado a los
investigadores a evaluar el papel del calcio y los componentes en los productos lácteos para
la pérdida de peso corporal [150-155].
Cromo
El cromo (Cr) es un mineral esencial requerido en cantidades inferiores a 100mg. Se
encuentra principalmente como trivalente (cromo 3+), que se encuentra en los alimentos, y
biológicamente activo y hexavalente (cromo 6+), que es una forma tóxica que se encuentra
en la contaminación industrial. [6]. El cromo aumenta la acción de la insulina y participa en el
metabolismo de los carbohidratos, las grasas y las proteínas [6]. La RDA de cromo es de 25
a 35 µg/día para los adultos, dependiendo de la edad y el sexo. No se ha establecido ningún
límite superior tolerable, sin embargo, las dosis de 1.200 - 2.400 µg/día de cromo se han
asociado con daños musculares y hepáticos [163]. Los granos enteros, los frijoles cocidos,
las nueces y la levadura de cerveza son ejemplos de fuentes alimenticias de cromo. Las
deficiencias de cromo son raras, ya que se han reportado en pacientes hospitalizados que
reciben nutrición intravenosa a largo plazo sin cromo.
Ubiquinona
Ubiquinona (CoQ10) no es una vitamina o mineral, sino una coenzima que participa en
el sistema de transporte de electrones en las mitocondrias (ver Figura 6.14). Debido a que
se han reportado deficiencias dietéticas, la CoQ10 a menudo se incluye en los suplementos
minerales. La CoQ10 tiene similitudes estructurales con las vitaminas y minerales,
especialmente con la vitamina K. Se encuentra en altas concentraciones en el corazón. Se
ha reportado que los niveles de CoQ10 disminuyen durante la isquemia cardiaca o la
insuficiencia cardíaca [79,176,177]. En consecuencia, la suplementación con CoQ10 se ha
utilizado terapéuticamente para mejorar la función del corazón en pacientes con
insuficiencia cardíaca [79,176-178].
Hierro
El hierro (Fe) es un mineral importante que sirve como componente esencial de la
hemoglobina y la mioglobina, por lo tanto, está íntimamente involucrado en el transporte de
oxígeno [6]. La RDA de hierro es de 8 mg/día para los hombres adultos, de 15 a 18 mg/día
para las mujeres adultas y de 27 mg/día durante el embarazo. El límite superior tolerable es
de 45 mg/día. El hierro se encuentra tanto en los alimentos vegetales como en los animales.
En general, el hierro de origen animal se absorbe mejor que el hierro de origen vegetal. La
vitamina C puede mejorar la absorción de hierro, especialmente el que proviene de fuentes
vegetales. La carencia de hierro es la carencia de mineral más común en el mundo y puede
afectar hasta al 40% de la población mundial [193]. Muchos estadounidenses,
particularmente las mujeres adolescentes y adultas, tienen deficiencia de hierro. Existen dos
tipos de deficiencia de hierro, incluyendo la deficiencia de hierro con anemia y la deficiencia
de hierro sin anemia. La deficiencia de hierro sin anemia es el tipo más común de
deficiencia de hierro y ocurre con una concentración normal de hemoglobina en la sangre.
Cuando se agregan suplementos de hierro a este tipo de anemia, no se reportan mejoras en
el desempeño de ejercicio de resistencia [194]. Sin embargo, en la deficiencia de hierro con
anemia o disminución de la hemoglobina en la sangre, la corrección de este tipo de
deficiencia de hierro resultaría en un mejor desempeño en el ejercicio.
Magnesio
El magnesio (Mg) es un macromineral que sirve como cofactor en más de 300
reacciones enzimáticas relacionadas con la síntesis de proteínas, la función muscular y
nerviosa, la regulación de la glucosa en sangre y el control de la presión arterial [6]. La RDA
de magnesio oscila entre 310-420 mg/día para mujeres y hombres adultos, respectivamente.
El límite superior tolerable de magnesio de fuentes no alimenticias y de agua (i.e., de la
suplementación) es de 350 mg/día. Las fuentes alimentarias incluyen una variedad de
vegetales como nueces y granos enteros; también mariscos e incluso el agua potable. Las
deficiencias nutricionales son raras en individuos que consumen dietas normales. Sin
embargo, se ha reportado que las atletas femeninas involucradas en deportes con control de
peso corporal, como la gimnasia, son susceptibles a las deficiencias de magnesio [207,208].
Las enfermedades renales, el alcoholismo y el uso de diuréticos también pueden contribuir a
una deficiencia. Se ha reportado que el consumo excesivo de magnesio promueve náuseas
y diarrea [208].
F ósforo
El fósforo es el segundo mineral más abundante en el cuerpo después del calcio. La
RDA de fósforo es de 700 mg/día para hombres y mujeres con un límite máximo tolerable de
4 g/día. El fósforo se encuentra en una amplia variedad de alimentos, desde mariscos y
productos de granos hasta refrescos. Las deficiencias de este mineral son raras, solo se han
reportado en alcohólicos en recuperación y en el uso a largo plazo de antiácidos, que
pueden disminuir la absorción de fósforo. Las sobredosis de fósforo pueden perjudicar la
absorción de calcio, contribuyendo a la osteoporosis.
Potasio
El potasio (K) es un electrolito con un requerimiento diario mínimo de unos 2.000
mg/día y una ingesta diaria adecuada de 4,7 g/día para mujeres y hombres adultos. No se
ha establecido ningún límite superior tolerable. El potasio se encuentra principalmente en las
frutas y verduras. Este trabaja estrechamente con el sodio para regular los fluidos
corporales y generar las señales nerviosas necesarias para contraer los músculos [6].
También ayuda a transportar la glucosa en el músculo y en la producción de compuestos
como el ATP [6]. Las deficiencias son raras, el equilibrio de potasio en el cuerpo está
regulado muy estrechamente por la liberación de hormonas que trabajan en conjunto con los
riñones. Un consumo dietético excesivamente alto o bajo de potasio puede causar
anormalidades electrolíticas [6].
Sodio
El sodio (Na) es un electrolito con una ingesta recomendada de 1,5 g/día y un límite
superior tolerable de 2,3 g/día en adultos. Una cucharadita de sal (NaCl) contiene
aproximadamente 2 gramos de sodio. Los alimentos procesados, las comidas rápidas y los
alimentos enlatados, como las sopas, tienen un alto contenido de sodio. La mayoría de las
personas obtienen cantidades excesivas de sodio normalmente en la dieta. En
consecuencia, la suplementación dietética con sal rara vez es necesaria. El consumo
excesivo de sodio en la dieta se ha relacionado con la retención de líquidos y la
hipertensión.
Zinc
El zinc (Zn) es un mineral esencial con una RDA de 8 - 11 mg/día para mujeres y
hombres, respectivamente. El límite superior tolerable es de 40 mg/día. Las fuentes
alimentarias de zinc son los productos de origen animal, los mariscos, las ostras y los
cereales para el desayuno fortificados. El zinc también se encuentra en muchos productos
para la tos y el resfriado, busca reducir los síntomas del resfriado común [259]. Excepto en
situaciones donde la ingesta de proteína animal es baja, la mayoría de los estadounidenses
tienen equilibrios normales de zinc, incluso en los casos en los que existe una ingesta
marginal [260,261].
En los deportes que enfatizan la pérdida de peso corporal y las dietas bajas en calorías,
como la lucha libre y la gimnasia, se pueden presentar niveles bajos de suero de zinc [262].
Además, los corredores y triatletas que entrenan intensamente y tienen altas tasas de
sudoración, también pueden ser susceptibles a niveles bajos de zinc. Se ha informado que
los bajos niveles de zinc reducen los niveles de testosterona y deprimen la función
inmunológica [259,263]. Sin embargo, no hay evidencia de que el ejercicio cause un estado
deficiente de zinc o que una ligera deficiencia de zinc reduzca el rendimiento [207,263,264].
Varios estudios han evaluado los efectos de los suplementos de zinc en individuos que
hacen ejercicio. Por ejemplo, Kara et al. [265] evaluaron los efectos de la suplementación
con zinc en luchadores. Los investigadores encontraron que los atletas que ingieren zinc,
después del entrenamiento, tenían niveles más altos de TNF-α, IL-2 e IFN-γ. Shafiei et al.
[266] informaron que los ciclistas que recibieron 30 mg/día de zinc o 30 mg/día de zinc con
200 µg/día de selenio durante 4 semanas no tuvieron efectos significativos sobre los niveles
de testosterona y lactato en reposo, en comparación con los individuos que consumieron
una dieta suficiente de zinc y selenio. Además, Eskici et al. [267] encontraron que sujetos
que consumieron suplementos de zinc (220 mg/día, 6 días/semana, durante 4 semanas) en
el entrenamiento, aumentaron el estado de zinc sin efectos negativos sobre la excreción
urinaria de otros minerales (i.e., magnesio, fósforo, calcio, cobre y selenio). Finalmente, en
una revisión exhaustiva, Wintergerst [259] concluyó que una ingesta adecuada de vitamina
C y zinc mejora los síntomas y acorta la duración de las infecciones del tracto respiratorio,
incluido el resfriado común. Además, la vitamina C y el zinc reducen la incidencia y mejoran
los resultados de la neumonía, el paludismo y las infecciones diarreicas, especialmente en
los niños de los países en desarrollo. Sin embargo, se necesita investigación adicional para
evaluar el papel de los suplementos de zinc en la incidencia de infecciones del tracto
respiratorio superior y resfriados en los deportistas. No obstante, con base en los datos
médicos disponibles, muchos nutricionistas deportivos recomiendan que los deportistas
tomen vitamina C y zinc durante los períodos de entrenamiento intenso. La Tabla 6.2
resume la RDA, el potencial ergogénico y el resumen de los resultados de las
investigaciones de los minerales.
Resumen
La mayoría de los estudios indican que la suplementación vitamínica y mineral no es
necesaria mientras el individuo consuma una dieta bien balanceada y densa en nutrientes.
Sin embargo, como se mencionó anteriormente, en los análisis dietéticos de los deportistas
se han encontrado deficiencias en la ingesta de calorías y vitaminas. Por lo tanto, muchos
nutricionistas deportivos recomiendan que los deportistas consuman una dosis baja de
multivitamínicos o un suplemento de carbohidratos/proteínas enriquecido con vitaminas
después del entrenamiento durante los períodos de ejercicio intenso. La Asociación Médica
Americana también recomendó que todos los estadounidenses consumieran una dosis baja
de multivitamínicos al día para promover la salud general [1]. Por consiguiente, tiene sentido
que las personas activas consuman una dosis baja de multivitamínicos para asegurarse de
que están recibiendo una cantidad suficiente de vitaminas y minerales en su dieta. Además
de esta recomendación general, hay varias vitaminas y minerales que pueden tener efectos
en el metabolismo en el ejercicio, el rendimiento y las adaptaciones al entrenamiento. Los
profesionales que trabajan con deportistas deben ser capaces de proporcionar
recomendaciones basadas en la evidencia, para analizar las ventajas de añadir, si fuese
necesario, vitaminas o minerales específicos al entrenamiento de estos individuos.
Objetivos de Aprendizaje
1. Describir el papel de las vitaminas en la dieta general y si las personas físicamente activas o los
deportistas tienen una mayor necesidad de vitaminas en su dieta.
2. Describir el papel de los minerales en la dieta general y si las personas físicamente activas o los
deportistas tienen una mayor necesidad de minerales en su dieta.
3. Describir el potencial ergogénico que las vitaminas y los minerales pueden tener sobre el rendimiento y
las adaptaciones al entrenamiento.
Sugerencia de Trabajo
1. Elaborar una tabla que describa qué vitaminas y minerales pueden beneficiar a un deportista de
fuerza/potencia y a un atleta de resistencia, con una justificación basada en la evidencia para apoyar su
argumento.
2. Evaluar las prácticas nutricionales de un deportista de fuerza/potencia y de un atleta de resistencia y
proporcionar recomendaciones sobre si hay vitaminas y minerales específicos que pueden mejorar el
metabolismo en el ejercicio, el rendimiento, la recuperación y las adaptaciones al entrenamiento.
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Capítulo 7
Reemplazo de Agua y Fluidos
Se debe asegurar que los deportistas estén bien hidratados antes de la competencia y
prevenir la deshidratación durante la misma. Esto es una de las formas más importantes
para optimizar el rendimiento [1-3]. La razón de esto es que el cuerpo humano se compone
de aproximadamente 65 a 70% de agua, el músculo está compuesto del 70 a 75% de agua
y el plasma sanguíneo se comprende aproximadamente el 95% de agua. En promedio, un
hombre de 70 kg tiene un estimado de 42 litros de agua dentro de su cuerpo, en las mujeres
este valor es inferior debido al tamaño y la composición corporales. La fatiga durante la
actividad física prolongada es el resultado de una disponibilidad limitada del sustrato (i.e.,
carbohidratos) y del desarrollo de la deshidratación junto con la hipertermia. Este último es
de particular interés cuando el ejercicio se realiza en ambientes cálidos y húmedos. En este
sentido, cuando la temperatura ambiente y la humedad relativa son elevadas, el desarrollo
de la fatiga se asocia en gran medida con la deshidratación y la hipertermia, mientras que
cuando el ejercicio se realiza en un clima más moderado, la disponibilidad de sustrato se
convierte en el factor principal que influye en la fatiga durante el ejercicio. Este capítulo
resume: 1.) cómo influye el ambiente en la termorregulación durante el ejercicio; 2.)
estrategias para prevenir la deshidratación e hipertermia; 3.) principios de reemplazo de
fluidos; y, 4.) estrategias nutricionales para promover la hidratación.
3. La hipertermia causa una redistribución del flujo sanguíneo que conduce a una
disminución en el retorno venoso, el volumen sistólico y el gasto cardíaco, junto con
una frecuencia cardíaca elevada durante el ejercicio.
La forma característica en que se pierde el agua del organismo es a través del agua
empleada en la respiración, la orina y el sudor. Durante el ejercicio, el medio principal es la
sudoración. Los investigadores han informado que las tasas de sudoración normal en los
individuos que hacen ejercicio son de alrededor de 0,8 a 1,4 litros/hora, cuando los
deportistas son más grandes su sudoración es alrededor de 2 litros/hora. La tasa más alta
de transpiración registrada fue de 3,7 litro/hora en un corredor de maratón de clase mundial
[8]. Cuando se considera la velocidad a la que el líquido consumido se elimina del estómago
durante el ejercicio, es de 0,8 a 1,2 litros/hora y, de esta forma, puede verse en cuánto
tiempo las personas se deshidratan [9]. Como se mencionó anteriormente, la deshidratación
disminuye el rendimiento. La medida en que este rendimiento disminuye se ve afectado, en
gran medida, por el tipo de ejercicio que se está realizando. Por ejemplo, los deportistas de
fuerza normalmente pueden tolerar niveles moderados de deshidratación (i.e., ≤3% de
pérdida de peso corporal) sin una disminución significativa de la fuerza máxima. El
rendimiento durante el ejercicio que es de corta duración, pero que se repite y se mantiene,
se deteriora cuando se ha producido una deshidratación de moderada a severa (> 3 - 4%).
Por último, se ha demostrado que los niveles bajos a moderados de deshidratación (2 a 4%)
durante el ejercicio de resistencia, en un ambiente caluroso, causan una gran disminución
en la capacidad aeróbica máxima. Del mismo modo, el tiempo de resistencia hasta el
agotamiento se ve más afectado en un ambiente cálido que en uno frío. La Tabla 7.1
destaca el grado en que los diferentes tipos de deportistas sufren disminuciones en su
rendimiento en función del grado de deshidratación observado.
En resumen, a medida que las personas hacen ejercicio por más tiempo, mayor es la
probabilidad de deshidratarse y eventualmente sufrir enfermedades relacionadas con el
calor. Es importante que todos los deportistas y entrenadores estén conscientes de los
signos típicos de deshidratación que son: sed, fatiga, náuseas, mareos y orina oscura.
Además, los atletas y entrenadores deben entender que restringir los líquidos no es un acto
seguro y, por consiguiente, se deben hacer descansos frecuentes para ayudar a promover la
hidratación. Más importante aún, se pueden utilizar muchas estrategias para ayudar tanto a
los deportistas como a los entrenadores a contrarrestar eficazmente el inicio de la
deshidratación.
Prevención de la Hipertermia y la
Deshidratación
La respuesta del cuerpo al ejercicio en un ambiente cálido y húmedo se caracteriza en
gran medida por un aumento de la temperatura corporal central, que suele ser secundario a
la deshidratación [4,6,7]. El aumento de la temperatura central y la deshidratación aumenta
la tensión fisiológica producida, lo que en última instancia puede disminuir el rendimiento,
pero lo que es más importante: se pone en riesgo al deportista desde el punto de vista de la
salud. Se pueden tomar muchos pasos y estrategias para ayudar a aliviar la carga fisiológica
que el cuerpo experimenta cuando se ejercita en un ambiente caliente y húmedo. La falta de
hidratación adecuada durante el ejercicio intenso en el calor puede predisponer al individuo
a enfermedades por calor, insolación o muerte.
Aclimatación
Uno de los puntos más importantes que un deportista o entrenador debe emplear en la
preparación deportiva, es proporcionar la mayor exposición posible al ambiente en el que se
desempeñarán. La falta de aclimatación adecuada en los atletas al ambiente en el que
competirán puede comprometer significativamente el rendimiento y, por lo tanto, aumentar la
susceptibilidad a las enfermedades causadas por el calor. Por ejemplo, un triatleta que
reside y entrena en Chicago, IL en un ambiente moderado, le será significativamente más
desafiante competir en el triatlón de Ironman en Hawái. Además, un equipo de fútbol
americano universitario o de fútbol en el norte de los Estados Unidos, experimentará mucho
más estrés fisiológico jugando un partido en el sur de los Estados Unidos a mediados de
agosto, cuando la temperatura ambiental podría ser de 35 ℃ y >80% de humedad relativa.
Normalmente, toma varios días de exposición y ejercicio en un ambiente caliente y húmedo,
para que el cuerpo comience a adaptarse a ese ambiente. Estas adaptaciones ayudan a los
deportistas a tolerar el entrenamiento de altas intensidades en ambientes calientes y
húmedos. Se ha llevado a cabo una cantidad significativa de investigación para determinar
los cambios fisiológicos que ocurren en respuesta a la aclimatación ambiental. Estos
cambios se resumen en la Tabla 7.2.
Esta información, junto con las pautas de reemplazo de fluidos que se proporcionan
más adelante en este capítulo, son recomendaciones básicas para ayudar a mantener la
hidratación y el rendimiento durante el ejercicio para reducir la incidencia de las
enfermedades causadas por el calor. A todos los deportistas que entrenan en ambientes
calientes y húmedos se les recomienda que determinen su tasa de sudoración individual
como primer paso para desarrollar un plan de hidratación. Además, los entrenadores deben
monitorear el estado de hidratación de sus deportistas e incorporar estrategias de
hidratación en las prácticas y competencias como un esfuerzo para prevenir la
deshidratación. De esta manera, el deportista puede evitar riesgos, recuperarse
rápidamente y rendir mejor en ambientes calurosos.
1. Los individuos que hacen ejercicio en el calor deben consumir una dieta
nutricionalmente balanceada y tomar los líquidos adecuados durante las 24 horas
previas a un entrenamiento o competencia y así promover un estado de hidratación
óptima. Adicionalmente, se recomienda a los deportistas ingerir una comida alta en
carbohidratos la noche anterior y aplicar ligeramente (a menos que se haya
diagnosticado una hipertensión) sal de mesa en un intento por aumentar el consumo
de sodio. Los alimentos como los espaguetis con salsa roja son típicamente altos en
sodio y proporcionan una gran dosis de carbohidratos complejos, lo que también es
una consideración importante.
4. Una de las principales razones por las que se desarrolla un plan estratégico en
cuanto a la hidratación, es porque se sabe que el mecanismo de la sed dentro del
cuerpo está algo retrasado. Por esta razón, se promueve que los deportistas cumplan
con un plan de rehidratación, sin importar que tengan sed o no. Normalmente, se ha
reportado que un atleta ya podría haber perdido 1-2% de su peso corporal en forma
de agua si se ejercita en el calor, pero esperan a sentir sed antes de beber. Un adagio
que se suele decir es que, si un deportista tiene sed, ya está deshidratado. Por lo
tanto, los atletas deben ser motivados a consumir líquidos sin importar si tienen sed o
no.
11. La planificación debe ser considerada y los fluidos deben estar disponibles en
contenedores y servidos para permitir una interrupción mínima de la actividad normal.
Muchas sugerencias en este sentido han surgido de dos áreas principales: la ingesta de
bebidas deportivas disponibles en el mercado y el consumo de alimentos naturalmente altos
en sal o la adición ligera de sal a los alimentos que normalmente se consumen. En relación
con las bebidas para deportistas, su comodidad es incomparable, ya que pueden promover
eficazmente el reemplazo de líquidos junto con el reemplazo de sodio. Se sabe que las
pérdidas típicas de sodio en el sudor varían notablemente, pero se ha informado que están
en el rango de 20 a 80 mmol/Litro de sudor [14]. Inicialmente, las bebidas de recuperación
después del ejercicio proporcionaban alrededor de 50 mmol/Litro de sodio, lo que promovía
una adecuada retención de líquidos [17], sin embargo, su sabor no fue bien tolerado.
Actualmente, las bebidas para deportistas contienen típicamente un nivel de sodio de 10 a
25 mmol/L, lo que hace que su efectividad para promover la retención de líquidos sea
ligeramente mejor que la del agua [18]. Algunos deportistas, sin embargo, podrían añadir
una o dos “pizcas” de sal de mesa a una botella de 20 onzas de bebidas deportivas, pero no
es necesariamente mejor.
Otra pauta común es que los deportistas adicionen un poco de sal a sus comidas antes
de un evento competitivo o entrenamiento, asumiendo que no tienen un diagnóstico actual
de hipertensión o que no tienen antecedentes familiares de presión arterial alta. Esta
estrategia, en efecto, ayuda a aumentar el consumo de sal de una persona sin hacer
acciones demasiado difíciles. Además, otro enfoque común sería que un deportista
consuma comidas o ciertos alimentos étnicos que se sabe que tienen un alto contenido de
sodio, como la pizza, la salsa para pasta roja y la comida china. Sin embargo, se debe
considerar cuidadosamente la forma en que este tipo de alimentos serán digeridos y si estas
elecciones son óptimas en relación con el momento en que se consumen los nutrientes. A
este particular, un estudio ha reportado que la ingesta de alimentos, tal como se describe,
puede en realidad promover un ambiente que actúe para estimular la ingesta de líquidos en
comparación con la ingesta de alimentos solos [14]. Por último, los cambios en la
producción de alimentos en la sociedad occidental han dado lugar a un aumento sustancial
de los alimentos preenvasados y en conserva. Aunque estos alimentos no son típicamente
los más nutritivos en términos de vitaminas, minerales y fibra, por lo general proporcionan
una cantidad adecuada de sodio para ayudar a promover la retención de líquidos. Sin
embargo, los deportistas deben basarse en su dieta para proporcionar tanto agua como
electrolitos promoviendo la retención de líquidos y sodio.
Hiperhidratación
Una estrategia que recibe gran apoyo de los entrenadores y deportistas es la de
aumentar la ingesta de líquidos antes y durante una competencia. Basado en los resultados
de algunos estudios que han puesto a prueba esta recomendación, sugiere que ingerir una
mayor cantidad de líquido en los pocos días previos a un evento puede ser beneficioso de
muchas maneras. Fisiológicamente, se ha demostrado que el aumento de la ingesta de
líquidos aumenta el volumen total de agua y plasma del cuerpo, lo que en sí mismo debería
permitir que el cuerpo tenga un mayor control sobre su termorregulación [19]. Sin embargo,
esta estrategia debe abordarse con cautela, ya que beber demasiado líquido puede
aumentar la frecuencia de micción o promover la hiponatremia. Además, puede promover
una sensación de distensión o malestar gastrointestinal a medida que gran cantidad de
líquido llega al sistema digestivo. De igual forma, un autor incluso ha publicado que la
sobrehidratación puede ser ergolítica o hacer que su rendimiento disminuya. Probablemente
el enfoque más razonable es el que se investigó en sujetos aclimatados al calor, mientras
realizaban sesiones regulares de ejercicio en períodos crónicos de sobrecarga de fluidos.
Encontraron que después de duplicar la ingesta de líquidos durante una semana, el
equilibrio normal de líquidos aumentó un poco más de la mitad de un litro, lo que mejoró su
capacidad para hacer ejercicio en el calor, además de tener una frecuencia cardíaca más
baja y un mejor rendimiento [19]. Aunque se necesita más investigación, simplemente beber
más líquido en los días previos a un evento de ejercicio/competición en el calor puede
ayudar a mantener la termorregulación, hacer que se sienta más cómodo durante el periodo
de ejercicio y probablemente aumentar su rendimiento. Otra razón fisiológica por la que un
mayor consumo de líquidos podría ser útil, se relaciona con el vaciamiento gástrico general.
Está bien establecido que cuanto mayor sea la cantidad de líquido en el estómago, mayor
será la tasa de vaciamiento gástrico. Sin embargo, el deportista debe tener presente la
precaución, ya que existirá una fina línea entre "óptimo" y lo “demasiado”, lo que podría
provocar calambres estomacales, malestar gastrointestinal y una disminución del
rendimiento. Esta es la razón por la que los deportistas deben practicar estrategias de
hidratación durante las sesiones de entrenamiento y entrenarse para consumir más líquidos.
No hay nada peor que tener malestar estomacal o desarrollar calambres estomacales
mientras se hace ejercicio. Típicamente ocasiona resultados gastrointestinales adversos,
como vómitos o diarrea y a menudo reduce la intensidad del ejercicio y el rendimiento
general. Como se muestra en la Tabla 7.4, hay varios factores que afectan las tasas de
vaciamiento gástrico [20,21]. Estos factores incluyen el volumen de alimento o líquido en el
estómago, el contenido de energía, la osmolalidad, el pH, la intensidad del ejercicio, los
niveles de estrés y el estado de hidratación. La manipulación de estos factores puede
optimizar o perjudicar el vaciado gástrico y, por lo tanto, el suministro de líquidos y
nutrientes. Una vez más, los atletas deben practicar la ingesta de alimentos y líquidos
durante el entrenamiento con el fin de identificar las experiencias óptimas de alimentación e
hidratación.
Prevenir la Hiponatremia
Cuando se ejercita en el calor y la humedad, la principal preocupación es que el atleta
no beba suficiente líquido, se deshidrate y posiblemente sufra de algún nivel de agotamiento
por calor [4,7,30-32]. Como resultado, muchos atletas han escuchado desde que eran
jóvenes que debían beber líquidos para evitar deshidratarse. La preocupación por el
agotamiento causado por el calor y el riesgo de presentar golpes de calor ha generado que
algunos atletas tomen este consejo demasiado en serio y beben demasiada agua y, por lo
tanto, se intoxiquen con el agua. En la mayoría de los casos, el mayor riesgo está presente
en atletas recreativos que completan largos y prolongados periodos de ejercicio a una
velocidad relativamente lenta, lo que hace que su tiempo total de ejercicio sea bastante
largo (e.g., >5 horas). El otro escenario es uno en el que una persona transpira
extremadamente salado, lo que significa que el contenido de sodio es alto y sólo consumen
agua durante el ejercicio.
Hidratación
La cantidad de agua corporal (estado de hidratación) de un individuo puede influir en la
hidratación celular [36, 38,39]. Si un individuo se deshidrata, el volumen celular disminuye y
la síntesis de proteínas puede ser suprimida. Teóricamente, prevenir la deshidratación
durante el entrenamiento puede ser importante para optimizar la hidratación celular y la
síntesis de proteínas. Las estrategias que se discuten a lo largo de la sección de reemplazo
de líquidos de este capítulo proporcionan un enfoque integral para asegurarse que se está
ingiriendo suficiente líquido. Además, todos los atletas deben controlar su tasa de
sudoración y el color de la orina para ayudar a determinar si la cantidad de líquido que están
consumiendo es óptima.
Insulina
Existe evidencia reciente de que la insulina induce la hinchazón celular en las células
hepáticas al alterar la manera en que los electrolitos entran y salen de la célula. Además,
este aumento del volumen celular inducido por la insulina es esencial para promover los
efectos antiproteolíticos o anticatabólicos [40]. Teóricamente, el aumento moderado de los
niveles de insulina durante y después del ejercicio puede servir para aumentar la hidratación
celular, disminuir la degradación de proteínas (proteólisis) y estimular la síntesis de
proteínas. Las estrategias para aumentar y modificar los niveles de insulina se discuten en
gran detalle en el Capítulo 2 sobre carbohidratos, así como en el Capítulo 9 sobre el
momento oportuno de los nutrientes.
Nutrientes
Se ha reportado que varios nutrientes afectan la hidratación celular. Por ejemplo, se ha
informado que la glutamina aumenta el volumen celular y estimula la síntesis de proteínas y
glucógeno [37,42]. Teóricamente, la suplementación de glutamina (e.g., de 6 a 10 gramos)
antes y después del ejercicio puede ayudar a optimizar la hidratación celular y la síntesis de
proteínas durante el entrenamiento, lo que conduce a un mayor aumento de la masa y la
fuerza muscular. Se ha demostrado que la suplementación con creatina (e.g., 0,3 g/kg/día
durante 5-7 días y 3 - 5 g/día en los días posteriores) aumenta el contenido de creatina
intramuscular y fosfocreatina entre un 15 y un 40%, lo que promueve un mayor aumento de
la fuerza y la masa muscular [43]. Una de las teorías para el aumento de la masa muscular
es que la creatina puede aumentar el volumen celular, estimulando así la síntesis de
proteínas y reduciendo su degradación. Teóricamente, la creatina puede ayudar a optimizar
la hidratación celular. Finalmente, la taurina es un aminoácido condicionalmente esencial
derivado del metabolismo de la metionina y la cisteína. La taurina está involucrada en una
serie de funciones fisiológicas, incluyendo la regulación del volumen celular, la función
antioxidante, la desintoxicación y el metabolismo de los carbohidratos [41,44]. Aunque se
sabe menos sobre el valor ergogénico potencial de la taurina, la suplementación con taurina
(e.g., 0,5 - 3 g/día) durante el entrenamiento puede ayudar a optimizar la hidratación celular
y la síntesis de proteínas.
Estrés Oxidativo
La investigación también ha indicado que el estrés oxidativo influye en la hidratación
celular. En este sentido, se ha informado que el aumento del estrés oxidativo (i.e., la
acumulación de radicales libres) disminuye el volumen celular y deprime la síntesis de
proteínas [36]. El ejercicio intenso aumenta la formación de radicales libres y, por lo tanto, el
estrés oxidativo. Teóricamente, aumentar la disponibilidad dietética de antioxidantes (e.g.,
vitamina E, vitamina C, betacaroteno, té verde, M-acetilcisteína, selenio o ácido alfa-lipoico)
antes de hacer ejercicio puede ayudar a minimizar el aumento del estrés oxidativo inducido
por el ejercicio y, por lo tanto, ayudar a mantener la hidratación celular.
Objetivos de Aprendizaje
1. Describir cómo el entorno el influye en la termorregulación durante el ejercicio.
2. Describir estrategias para prevenir la deshidratación y la hipertermia.
3. Describir los principios generales de la reposición de líquidos.
4. Describir estrategias nutricionales para promover la hidratación.
Sugerencia de Trabajo
1. Evaluar la cantidad de peso corporal que pierde mientras se realiza un ejercicio durante 30 minutos en
un ambiente cálido y húmedo y en un ambiente neutro. Luego, calcular la tasa de sudoración y las
necesidades de hidratación para mantener un óptimo estado de hidratación.
2. Evaluar las necesidades de hidratación de un atleta de fuerza/potencia y de un atleta de resistencia y
proporcionar recomendaciones sobre las estrategias que pueden tomar para mantener la hidratación durante
el entrenamiento y la competencia.
3. Evaluar las prácticas dietéticas de un atleta de fuerza/potencia y describir las estrategias nutricionales
para optimizar la hidratación celular.
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Capítulo 8
Bases del Entrenamiento
Ahora que se han sentado las bases de la dieta y la nutrición, es el momento de discutir
las formas de optimizar la dieta para aquellas personas involucradas en el entrenamiento
para el rendimiento y la competición deportiva. Antes de hacerlo, es importante comprender
los factores que influyen en el rendimiento. En este sentido, la dotación genética, el
entrenamiento, la dieta, el descanso, el acompañamiento, la preparación para la
competencia, la concentración mental y las actividades diarias de un individuo afectan su
rendimiento deportivo (ver la Figura 8.1). Además, la capacidad de recuperarse de un
entrenamiento o competencia es también un factor crítico en la capacidad de un deportista
para tolerar un esfuerzo físico intenso o prepararse para la siguiente competencia. Para que
un deportista mejore su rendimiento, su proceso de entrenamiento, dieta, concentración
mental en la competencia, tiempo de descanso y los procesos de recuperación deben ser
cuidadosamente planificados. Si no hay un entrenamiento y una dieta adecuada, el
rendimiento del deportista puede disminuir [1]. Por otro lado, si el individuo tiene un exceso
de entrenamiento sin una dieta optima, puede ser susceptible a estado de
sobreentrenamiento (ver Figura 8.2). Considerando estos aspectos, en este capítulo se
revisan los principios básicos para el diseño de una dieta para mejorar el rendimiento del
deportistas, que incluye asegurar: 1.) ingesta calórica adecuada y de macronutrientes a
partir de los alimentos para satisfacer las demandas energéticas; 2.) optimizar el momento
de ingesta de las comidas y colaciones para mejorar el rendimiento y la recuperación; 3.)
mantener una hidratación adecuada; 4.) incorporar suficiente descanso en el programa de
entrenamiento para optimizar la recuperación; y, 5.) considerar la posibilidad de
suplementación a través de estrategias nutricionales basadas en la evidencia, seguras y
legales para el deporte.
Figura 8.1. Factores que influyen en el rendimiento.
Aunque algunos argumentan que los deportistas pueden satisfacer sus necesidades
calóricas simplemente consumiendo una dieta bien balanceada, a menudo es muy difícil
para los atletas más grandes y para los que participan en entrenamientos intensos y de alto
volumen, poder comer suficiente comida diariamente para satisfacer sus necesidades
energéticas [4,7,8,11-14]. Por ejemplo, Burke [15] concluyó en una revisión de la literatura
que las necesidades de carbohidratos son en gran parte insatisfechas por atletas de alto
nivel [4]. Además, es difícil consumir suficiente comida y mantener el confort gastrointestinal
para entrenar o correr a niveles máximos [16]. Mantener una dieta deficiente en energía
durante el entrenamiento a menudo conduce a una serie de episodios adversos (i.e.,
pérdida de masa libre de grasa, enfermedades, reducción de la calidad del sueño,
recuperación incompleta, fluctuaciones hormonales, aumento de la frecuencia cardíaca en
reposo, entre otros) y psicológicos (i.e., apatía hacia el entrenamiento, aumento del estrés)
[5,17]. Los análisis nutricionales de la dieta de los deportistas han revelado que muchos son
susceptibles a mantener una ingesta de calórica negativa durante el entrenamiento. Las
poblaciones susceptibles para estar en balance energético negativo incluyen corredores,
ciclistas, nadadores, triatletas, gimnastas, patinadores, bailarines, luchadores, boxeadores y
atletas que intentan perder peso corporal rápidamente [18]. Además, las atletas femeninas
corren un riesgo especial de carecer de sustratos/reservas energéticas debido a las
exigencias competitivas y estéticas de su deporte y de la cultura que las rodea. Se ha
informado que las mujeres atletas tienen una alta incidencia de trastornos alimenticios [19].
En este sentido, una baja o reducida disponibilidad energética se ha relacionado con la
oligomenorrea y amenorrea hipotalámica funcional, que se informa con frecuencia en los
deportes que dependen del peso corporal. Esto hace que la baja disponibilidad de energía
sea una de las principales preocupaciones nutricionales de las atletas [20]. En
consecuencia, es importante que el especialista en nutrición deportiva realice una
evaluación individual para garantizar que haya una buena alimentación de los deportistas
acuerdo con los objetivos del deporte y la salud, de tal forma, que haya una ingesta
suficiente de calorías para compensar el aumento de las demandas energéticas del
entrenamiento y con el fin de mantener una composición corporal adecuada. Aunque esto
suena relativamente simple, el entrenamiento intenso a menudo suprime el apetito y altera
los patrones de hambre, de modo que muchos atletas presentan baja ingesta alimenticia
[18,19]. Es sabido que algunos deportistas prefieren no hacer ejercicio dentro de varias
horas después de comer debido a las sensaciones de saciedad o una predisposición a
causar malestar gastrointestinal. Además, los horarios de viaje y entrenamiento pueden
limitar la disponibilidad o los tipos de alimentos que los atletas están acostumbrados a
comer. Esto significa que se debe tener cuidado al planificar las horas de las comidas de
acuerdo con el entrenamiento, así como garantizar que los deportistas tengan suficiente
disponibilidad de alimentos densos en nutrientes durante todo el día para merendar entre
comidas (e.g., líquidos, alimentos ricos en carbohidratos/proteínas, barras energéticas, entre
otros) [12,13,21]. Por esta razón, los nutricionistas deportivos a menudo recomiendan que
los deportistas consuman de 4 a 6 comidas al día y una colación entre comidas para
satisfacer sus necesidades energéticas. Debido a estas preocupaciones prácticas, el uso de
alimentos energéticos densos en nutrientes, barras energéticas y suplementos de
carbohidratos/proteínas con alto contenido calórico proporciona una forma conveniente para
que los deportistas complementen su dieta a fin de mantener el aporte energético durante el
entrenamiento [4].
Tabla 8.1. Directrices generales sobre calorías y macronutrientes para los deportistas.
Carbohidratos
Los carbohidratos sirven como sustrato principal para los entrenamientos intervalados
de alta intensidad y los esfuerzos físicos prolongados. Los carbohidratos se almacenan en
forma de glucógeno en el músculo esquelético (unos 15 g/kg) y en el hígado (unos 80 a 100
g) [21]. El ejercicio intenso agota las reservas de glucógeno muscular y hepático. Estas
reservas se reponen de los carbohidratos de la dieta. Desafortunadamente, cuando se
agotan cantidades significativas de estas reservas, puede ser difícil reponerlas
completamente en un día. Por consiguiente, cuando los deportistas entrenan una o dos
veces al día por varios días, los niveles de carbohidratos pueden disminuir gradualmente, lo
que provoca fatiga, disminución del rendimiento o estado de sobreentrenamiento [12,21].
Proteínas
Existe un debate considerable en torno a la cantidad de proteínas necesarias en la dieta
de un deportista [44-48]. Inicialmente, se recomendó que los atletas no necesitan ingerir
más que la RDA de proteínas (i.e., de 0.8 - 1.0 g/kg/día para niños, adolescentes y adultos).
Sin embargo, las investigaciones que abarcan los últimos 30 años sobre este particular han
indicado que los deportistas que realizan entrenamientos intensos pueden beneficiarse de
ingerir aproximadamente dos veces la dosis diaria recomendada de proteínas (1.4 – 1.8
g/kg/d), con el fin de mantener el equilibrio proteico [44,45,47,49-55]. Si se consume una
cantidad insuficiente de proteínas, el deportista desarrollará y mantendrá un balance de
nitrógeno negativo, indicando catabolismo proteico y lenta recuperación. Con el tiempo, esto
puede llevar a la pérdida de masa muscular, lesiones, enfermedad e intolerancia al
entrenamiento [50,51,56].
Dicho esto, también es importante entender que las proteínas tienen diferentes
funciones según su origen, perfil de aminoácidos, y los métodos de procesamiento o
aislamiento a la que son sometidas [53]. Estas diferencias influyen en la disponibilidad de
aminoácidos y péptidos, que pueden poseer actividad biológica. (e.g., α-lactoalbumina, ß-
lactoglobulina, glucomacropéptidos, inmunoglobulinas, lactoperoxidasas, lactoferrina, etc.).
Además, la tasa de digestión, absorción y la actividad metabólica de las proteínas también
son consideraciones importantes para tener en cuenta [67]. Por ejemplo, diferentes tipos de
proteínas (e.g., caseína, suero de leche y soja) se digieren a ritmos diferentes, lo que puede
afectar el anabolismo y el catabolismo de todo el cuerpo y a la estimulación aguda de la
síntesis de proteínas musculares (MPS) [67-72]. Por lo tanto, no solamente se debe
asegurar el suficiente consumo de proteína en la dieta del deportista, sino también que esta
sea de alta calidad. Las mejores fuentes dietéticas de proteína de alta calidad y baja grasa
son el pollo sin piel, el pescado, las claras de huevo, los cortes muy magros de carne de res
y la leche descremada (caseína y suero de leche), mientras que los suplementos proteicos
contienen rutinariamente proteína whey, caseína, leche y proteína de huevo. En lo que
todavía es un área emergente de investigación, se han examinado varias fuentes vegetales
de proteínas por su capacidad para estimular el aumento de la MPS [51,73] y promover las
adaptaciones al entrenamiento [74]. Mientras que la absorción de aminoácidos de las
proteínas vegetales es generalmente más lenta, se ha encontrado que la leucina de la
proteína del arroz se absorbe incluso más rápido que suero de leche [75], mientras que las
enzimas digestivas [76], los probióticos [77] y el ácido β-hidroxi-β-metil-butirato (HMB) [78]
pueden utilizarse para superar las diferencias en la calidad entre las fuentes proteínas. Los
resultados preliminares sugieren que las proteínas del arroz [74] y las de guisantes [79]
pueden ser capaces de estimular cambios similares en la masa libre de grasa y en la fuerza
que la proteína whey, aunque el lector debe entender que muchos otros factores (dosis
proporcionada, estado de entrenamiento de los participantes, duración del entrenamiento y
de la suplementación, entre otro aspectos) en última instancia influyen en estos resultados y,
por consiguiente, se necesita más investigación.
Aunque existen muchas razones y escenarios por los que un deportista puede elegir
complementar su dieta con polvos de proteína u otras formas de suplementos de proteína,
esta práctica no se considera un requisito absoluto para el aumento del rendimiento y las
adaptaciones. Debido a razones nutricionales, sociales, emocionales y psicológicas, es
preferible que la mayoría de las proteínas diarias consumidas por los deportistas ocurran
como parte de una comida. Sin embargo, se reconoce que suelen surgir situaciones en las
que la ingesta eficiente de una fuente de proteínas de alta calidad tiene prioridad. Jäger et
al. [53] publicaron una declaración de posición actualizada de la ISSN que se resume en los
siguientes puntos:
1. Un estímulo agudo de entrenamiento, particularmente el ejercicio de fuerza y la
ingesta de proteínas, estimulan la MPS y son sinérgicos cuando el consumo de
proteínas ocurre antes o después del entrenamiento de fuerza.
2. Para construir y mantener la masa muscular, una ingesta diaria de proteínas de
1.4 – 2.0 g/kg/día es suficiente para la mayoría de las personas que hacen ejercicio.
3. Puede ser necesaria una mayor ingesta de proteínas (2.3 – 3.1 g/kg de masa
libre de grasa/día) para maximizar la retención de masa corporal magra en sujetos
entrenados en fuerza durante los períodos hipocalóricos.
4. Una mayor ingesta de proteínas (>3.0 g/kg/día) cuando se combina con
ejercicios de fuerza, puede obtener efectos positivos sobre la composición corporal en
individuos que entrenan fuerza (i.e., promover la pérdida de masa grasa)
5. Las dosis óptimas para que los deportistas maximicen la MPS son mixtas y
dependen de la edad y de los recientes estímulos de ejercicios de fuerza. Las
recomendaciones generales son de 0.25 a 0.55 gramos de una proteína de alta
calidad por kg de peso corporal, o una dosis absoluta de 20 a 40 gramos.
6. Las dosis agudas de proteínas deben contener de 700 a 3,000 mg de leucina o
un mayor contenido relativo de leucina, además de una composición equilibrada de
los aminoácidos esenciales (EAAs).
7. Lo ideal es que las dosis de proteína se distribuyan uniformemente, cada 3 o 4
horas, a lo largo del día.
8. El período de tiempo óptimo durante el cual ingerir proteínas es probablemente
una cuestión de tolerancia individual; sin embargo, el efecto anabólico del ejercicio es
duradero (por lo menos 24 horas), pero probablemente disminuye con el aumento del
tiempo después del ejercicio.
9. Las proteínas de rápida digestión que contienen altas proporciones de EAAs y
leucina adecuada, son las más efectivas para estimular la MPS.
10. Diferentes tipos y calidad de proteína pueden afectar la biodisponibilidad de
los aminoácidos después de la suplementación con proteínas; las fuentes completas
de proteína proporcionan todos los EAAs necesarios.
Grasas
Las recomendaciones dietéticas de consumo de grasa para los deportistas son
similares o ligeramente mayores que las recomendaciones hechas a la población en general
para promover la salud. El mantenimiento del equilibrio energético, la reposición de las
reservas de triacilgliceroles intramusculares y el consumo adecuado de ácidos grasos
esenciales son importantes para los deportistas, y sirven como razones para una mayor
ingesta de grasas en la dieta [80]. Dependiendo del estado de entrenamiento o de los
objetivos del deportista, la cantidad de grasa dietética recomendada para la ingesta diaria
puede cambiar. Por ejemplo, las dietas altas en grasas parecen mantener las
concentraciones circulantes de testosterona mejor que las dietas bajas en grasas [81-83].
Además, una mayor ingesta de grasas puede proporcionar una valiosa evidencia sobre la
supresión de testosterona documentada que puede ocurrir durante el sobreentrenamiento
de gran volumen [84]. Generalmente, se recomienda que los deportistas consuman una
cantidad moderada de grasa (≈30% de su ingesta calórica diaria), mientras que se
proporciones de hasta el 50% de las calorías diarias pueden ser ingeridas por deportistas
durante los entrenamientos regulares de alto volumen [80]. En situaciones en las que un
atleta puede estar interesado en reducir su grasa corporal, se han recomendado ingestas de
grasa que oscilan entre 0.5 y 1 g/kg/día y pueden dar lugar a situaciones en las que la
ingesta diaria representa tan solo el 20% de la ingesta calorías total [13]. Esta
recomendación proviene en gran medida de la evidencia disponible en los estudios en los
cuales participaron individuos que no eran deportistas y en donde se reportó que había
mayor éxito en la pérdida de peso corporal, y el posterior mantenimiento de esta reducción,
cuando se ingerían cantidades reducidas de grasas en la dieta [85,86], aunque no siempre
sea este el caso [87]. Las estrategias para ayudar a los deportistas a controlar la ingesta de
grasas en la dieta incluyen enseñarles qué alimentos contienen varios tipos de grasa para
que puedan elegir mejor los alimentos y cómo contar los gramos de grasas ingeridos
[12,13].
Durante años, las dietas ricas en grasas han sido utilizadas por los deportistas y la
mayoría de las pruebas no muestran ningún beneficio ergogénico o desafíos
gastrointestinales constantes [88]. En los últimos años, se ha desatado un importante
debate sobre el impacto del aumento de las grasas en la dieta. Una estrategia, "entrenar
bajo, competir alto", se refiere a un patrón agudo de periodización de la dieta por el cual un
atleta sigue primero una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos durante una a tres
semanas mientras entrena, antes de reintroducir los carbohidratos en la dieta. Mientras que
las adaptaciones intramusculares resultan que teóricamente pueden impactar el desempeño
[89,90], no se ha documentado un impacto consistente y favorable [88,91]. Una variante de
las dietas altas en grasas, las dietas cetogénicas, han aumentado su popularidad. Aunque
no existe una prescripción exacta, casi todas las dietas cetogénicas recomiendan al menos
que del 70 al 80% de las calorías diarias sean de las grasas, una cantidad moderada de
proteínas (del 20 al 25% de las calorías totales o de 2.0 a 2.5 g/kg/día) y carecen en gran
medida de carbohidratos (10 a 40 g/día). Esta prescripción dietética lleva a una mayor
dependencia de los cuerpos cetónicos como sustrato energético. Actualmente, hay
evidencias limitadas y contradictorias con respecto a la eficacia general de una dieta
cetogénica para los atletas. A favor, Cox et al. [92] demostraron que las dietas cetogénicas
pueden mejorar la capacidad de resistencia al cambiar la oxidación del combustible,
mientras que Burke et al. [91] no lograron mostrar un aumento en el rendimiento en una
cohorte de caminantes de carreras del nivel olímpico. Además, Jabekk et al. [93] informaron
disminución en la grasa corporal, sin cambios en la masa magra en mujeres con sobrepeso
que se entrenaron con ejercicios de sobrecarga durante diez semanas y siguieron una dieta
cetogénica. En el Capítulo 5 se discutió una descripción más detallada de la función de las
grasas en la dieta y los suplementos relacionados con las grasas. Sin embargo, las
recomendaciones de grasas dietéticas para los atletas son generalmente de al menos el
20% del gasto energético diario o de 0.5 - 1.5 g/kg/día.
Favorecer la Hidratación
El cuarto principio para optimizar el rendimiento de los atletas es prevenir la
deshidratación durante el ejercicio. Como se describe con más detalle en el Capítulo 7, el
principal medio para enfriar el cuerpo en ambientes calientes y húmedos es a través de la
evaporación del sudor. Los deportistas que se entrenan intensamente sudan típicamente de
0.5 a 1.5 litros/hora. El reemplazo inadecuado de líquidos puede llevar a la deshidratación
aguda o crónica. Una pérdida de líquido de tan sólo el 2% del peso corporal (e.g., 1.6 kg
para una persona de 81.7 kg) puede reducir el rendimiento y promover enfermedades
causadas por el calor (i.e., calambres, síncopes de calor o agotamiento por el calor). Las
pérdidas de líquido de 2 a 4% o más pueden provocar insolación o muerte. En
consecuencia, los deportistas necesitan beber suficientes líquidos antes, durante y después
del ejercicio para mantener la hidratación lo mejor posible durante el ejercicio y asegurarse
de que estén completamente hidratados antes de su próximo entrenamiento o competencia.
Cuanto más caliente y húmedo sea el ambiente, generalmente habrá una mayor necesidad
de reposición de líquidos. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el agotamiento por
calor y la insolación también se producen a menudo en ambientes de moderada
temperatura. La sed no es un buen indicador de la hidratación. De hecho, la mayoría de las
personas no tienen sed hasta que ya se han deshidratado. Por lo tanto, es importante
planificar los intervalos de ingesta de líquidos (e.g., de 6 a 8 onzas de agua o bebidas
deportivas cada 10 a 15 minutos durante el ejercicio). También es importante pesar a los
atletas antes y después de las sesiones cuando se entrena o compite en ambientes
calientes y húmedos. Cada libra perdida durante el ejercicio representa 3 tazas de líquido
que el deportista debería haber ingerido durante el ejercicio para compensar la pérdida de
líquido. Aunque es difícil reponer todo el líquido perdido durante el ejercicio (mientras se
realiza este), la meta sería no experimentar una pérdida de peso corporal mayor al 1 - 2%
durante la sesión de entrenamiento. Si un deportista pierde más del 2% de su peso corporal
durante el ejercicio, su rendimiento se verá afectado y estará en mayor riesgo de contraer
enfermedades por calor. Los deportistas también deben tratar de ingerir suficientes líquidos
para recuperar su peso corporal antes de la siguiente práctica o entrenamiento. Comenzar
la práctica o competencia totalmente hidratado y asegurar que los atletas ingieran suficiente
líquido para prevenir la deshidratación, es una de las maneras más efectivas de optimizar el
rendimiento.
Promover la Recuperación
Una de las áreas de enfoque más recientes en nutrición deportiva es la optimización de
la recuperación después del ejercicio intenso y durante el entrenamiento. Aunque este tema
se discutirá con más detalle en el Capítulo 12, generalmente implica proporcionar apoyo
nutricional para disminuir la inflamación y la inmunosupresión inducidas por el ejercicio,
reponer el glucógeno muscular y hepático, estimular la síntesis de proteínas, promover la
rehidratación y planificar el descanso y la recuperación en el programa de entrenamiento de
los deportistas. Aunque muchos de los principios descritos anteriormente ayudarán en este
proceso, se han estudiado recientemente varias estrategias nutricionales adicionales para
determinar si pueden ayudar a los atletas a tolerar el entrenamiento en mayor grado. Por
ejemplo, nuestro grupo ha examinado el impacto de proporcionar BCAAs y glutamina antes
y después de un triatlón de ultra-resistencia, así como durante 25 semanas de
entrenamiento de natación para mejorar la recuperación y, de esta forma, ayudaría a los
deportistas a mantenerse más saludables durante el entrenamiento [1,113]. También hemos
evaluado si la suplementación con cereza agria (que contiene antiinflamatorios naturales)
reduciría los marcadores de inflamación asociados con el rendimiento de media maratón y el
entrenamiento intenso de fuerza [114,115]. Otros estudios han evaluado si la ingesta de
carbohidratos [116.117], aminoácidos [118.119], creatina [120.121], tartrato de L-carnitina
[122-124] y aceite de pescado [125] durante los períodos de entrenamiento intenso
promueve la recuperación y mejora la capacidad de un deportista para mantener cargas
elevadas en el entrenamiento. Finalmente, los estudios han evaluado si la calidad del sueño
y el consumo de caseína antes de la hora de acostarse pueden afectar las respuestas al
entrenamiento [126-128]. Aunque estas estrategias pueden no afectar el rendimiento agudo
en el ejercicio en el sentido tradicional, pueden permitir que los deportistas se recuperen
más rápido, se mantengan más sanos y mantengan volúmenes de entrenamiento más altos,
lo que conduce a mayores ganancias con el tiempo. Por lo tanto, uno de los principios para
optimizar el rendimiento de los deportistas es asegurarse que incorporen suficiente
descanso y sueño de calidad en su programa de entrenamiento, así como estrategias
nutricionales que les ayuden a recuperarse, mantenerse saludables y tolerar las demandas
del entrenamiento y la competencia.
Resumen
Las prácticas dietéticas y nutricionales de los individuos que realizan un entrenamiento
intenso pueden afectar significativamente la capacidad de rendimiento en el ejercicio. Con el
fin de optimizar el rendimiento, los deportistas que se dedican a un entrenamiento con
elevada carga deberían: 1.) consumir suficientes calorías para compensar el gasto
energético (típicamente 50 a 80 kcal/kg/día); 2.) consumir una cantidad adecuada de
carbohidratos (e.g., 5 - 8 g/kg/día durante el entrenamiento normal y 8 - 10 g/kg/día durante
el entrenamiento pesado), proteínas (1.2 – 2.0 g/kg/día) y grasas (0.5 – 1.5 g/kg/día); 3.)
ingerir comidas y colaciones a intervalos de tiempo apropiados antes, durante y después del
ejercicio, con el fin de proporcionar energía y promover la recuperación después del
esfuerzo físico; 5.) incorporar estrategias de descanso y nutrición para optimizar la
recuperación; y, 6.) considerar solamente el uso de suplementos nutricionales que han sido
encontrados como un medio efectivo y seguro para mejorar la capacidad de rendimiento o
mejorar la recuperación.
Objetivos de Aprendizaje
1. Describir las demandas energéticas de los diferentes tipos de deportistas femeninos y masculinos que
compiten en la escuela secundaria, la universidad, a nivel recreativo y profesional.
2. Describir las necesidades de macronutrientes de los diferentes tipos de deportistas femeninos y
masculinos que compiten a nivel de la secundaria, universidad, recreacional y profesional en función de su
gasto energético.
3. Describir cómo el momento en que se consumen los nutrientes afectan el rendimiento y la
recuperación. Realizar las recomendaciones generales para optimizar el rendimiento/recuperación.
4. Describir la importancia de la hidratación en el rendimiento y la rehidratación en la recuperación.
5. Describir la importancia del descanso y las estrategias nutricionales diseñadas para optimizar la
recuperación del entrenamiento y las adaptaciones.
6. Describir los fundamentos y principios generales relacionados con el uso de ayudas ergogénicas
nutricionales basadas en la evidencia.
Sugerencia de Trabajo
1. Identificar un deportista (femenino y masculino) que compita en diferentes deportes. Realice un análisis
de la dieta de 4 días (incluyendo un día de fin de semana). Evaluar la dieta y hacer recomendaciones con
respecto a la idoneidad de ingerir una dieta suficiente en calorías y densa en nutrientes.
2. Identificar la medida en que estos deportistas cumplen con las recomendaciones de ingesta de
macronutrientes.
3. Evalúe los hábitos de descanso, sueño y dieta de estos deportistas y haga recomendaciones sobre las
maneras en que pueden mejorar la recuperación.
4. Evaluar las necesidades de hidratación de estos deportistas y proporcionar recomendaciones sobre las
medidas que pueden tomar para mantener la hidratación durante el entrenamiento y la competición.
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Capítulo 9
Suplementos Dietarios
Ayuda Ergogénica
Una ayuda ergogénica es cualquier técnica de entrenamiento, dispositivo mecánico,
ingrediente o práctica nutricional, método farmacológico o técnica psicológica que pueda
mejorar la capacidad de rendimiento en el ejercicio o mejorar las adaptaciones del
entrenamiento [4-6]. Las ayudas ergogénicas pueden ayudar a preparar a un individuo para
el ejercicio, mejorar la eficiencia, mejorar la recuperación o ayudar en la prevención de
lesiones durante el entrenamiento de alta intensidad. Aunque esta definición parece
bastante sencilla, existe un debate considerable sobre el valor ergogénico de varios
suplementos nutricionales. Existe un consenso para sugerir que un suplemento nutricional
es ergogénico, si estudios revisados por pares demuestran que el suplemento mejora
significativamente el rendimiento del ejercicio después de semanas o meses de consumo
(e.g., promueve el aumento de la fuerza máxima, la velocidad de carrera y el trabajo durante
un ejercicio determinado). Por otro lado, un suplemento también puede tener un valor
ergogénico si mejora de forma aguda la capacidad de un atleta para realizar un ejercicio o
mejora la recuperación después de una sesión de entrenamiento. En este libro, al igual que
en la ISSN, se adopta un punto de vista más amplio sobre el valor ergogénico de los
suplementos dietarios. Mientras que la construcción de masa muscular y los efectos sobre la
mejora del rendimiento de un suplemento en una sesión de entrenamiento puede llevar a
efectos ergogénicos eventuales o a adaptaciones de entrenamiento optimizadas, nuestra
opinión es que dicha evidencia no justifica "Excelente Evidencia para Apoyar la Eficacia" si
hay una falta de datos de eficacia a largo plazo. En este sentido, un suplemento es
claramente ergogénico si la mayoría de los estudios en humanos apoyan que el ingrediente
es efectivo para promover un mayor aumento de la hipertrofia muscular o en la mejora del
rendimiento. Por el contrario, los suplementos que no cumplen con esta norma y sólo se
apoyan en datos preclínicos (e.g., cultivos celulares o estudios en roedores) son agrupados
en otras categorías.
Suplementos Adulterados
La FDA cuenta con varias opciones para proteger a los consumidores de los
suplementos inseguros. La Secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos
(que está bajo la supervisión de la FDA) tiene el poder de declarar que un suplemento
peligroso es un "peligro inminente" para la salud o seguridad pública y suspender
inmediatamente las ventas del producto. La FDA también tiene la autoridad para proteger a
los consumidores de los suplementos dietarios que no presentan un peligro inminente para
el público pero que presentan ciertos riesgos de enfermedad o lesión para los
consumidores. La ley prohíbe la introducción de productos adulterados en el comercio
interestatal. Un suplemento se considerará adulterado si presenta "un riesgo significativo o
desmesurado de enfermedad o lesión". La norma no exige que se demuestre que los
consumidores han sido realmente perjudicados o incluso, el hecho de que un producto
perjudique a alguien. Fue bajo esta provisión que la FDA concluyó que los suplementos
dietarios que contenían efedra, androstenediona y DMAA presentaban un riesgo irracional.
Más recientemente, la FDA impuso una prohibición de importación de la especie botánica
Mitragyna, más conocida como Kratom. En 2016, la FDA emitió la Alerta de Importación
#54-15, que permite la detención, sin examen físico, de suplementos dietarios e ingredientes
dietarios a granel que son, o contienen, Kratom. Existen sanciones penales por introducir
productos de suplementos adulterados en el comercio interestatal. Mientras que los daños
asociados con los suplementos dietarios pueden ser menores en comparación con los
relacionados con los medicamentos recetados, las recientes declaraciones del
Departamento de Justicia de los Estados Unidos confirman que la industria de los
suplementos está siendo vigilada de cerca para proteger la salud y la seguridad del público
estadounidense.
Sin embargo, parece que algunos dentro de la industria continúan luchando contra el
cumplimiento de las normas. En el año fiscal 2017, se informó que aproximadamente el
23.5% de las 656 inspecciones totales de la FDA en BPM resultaron en citaciones por no
establecer especificaciones para la identidad, pureza, potencia y composición de los
suplementos dietarios. Además, el 18.5% de las personas inspeccionadas fueron citadas
por no haber establecido y seguido procedimientos escritos para las operaciones de control
de calidad. Sin duda, confiar en los certificados de análisis del proveedor de materias primas
sin más pruebas, o no realizar pruebas de identidad de un producto terminado, puede dar
lugar a la creación de un producto que contiene algo que no debería contener, como
productos químicos sintéticos o incluso drogas farmacéuticas. Todos los miembros de la
industria deben garantizar el cumplimiento de las BPM.
Reclamaciones de Mercadeo
De acuerdo con la Ley de Educación y Etiquetado Nutricional de 1990 (NLEA, por sus
siglas en inglés), la FDA puede revisar y aprobar las alegaciones “de propiedades
saludables” (declaraciones que describen la relación entre un componente alimentario y un
riesgo menor de una enfermedad o condición relacionada con la salud) para los ingredientes
dietarios y los alimentos. Sin embargo, desde que se aprobó la ley, sólo se han aceptado
unas pocas reclamaciones. La demora en la revisión de las alegaciones “de propiedades
saludables”, con respecto a los ingredientes de un suplemento alimenticio resultó en una
demanda, Pearson v. Shalala, presentada en 1995. Después de años de litigio, en 1999 el
Tribunal de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia dictaminó que se pueden
hacer alegaciones “de propiedades saludables” acerca de los suplementos dietarios con la
aprobación de la FDA, siempre y cuando las afirmaciones sean veraces y se basen en la
ciencia. Las compañías de suplementos o de alimentos que deseen hacer alegaciones de
salud o alegaciones “de propiedades saludables” acerca de los suplementos pueden
presentar evidencia de investigación a la FDA para su revisión.
El Futuro de la Industria
Tal como se ha demostrado, mientras que algunos argumentan que la industria de los
suplementos dietarios es "no regulada" y puede tener sugerencias para una regulación
adicional, los fabricantes y distribuidores de suplementos dietarios deben adherirse a varias
regulaciones federales antes de que un producto pueda salir al mercado. Además, antes de
comercializar los productos, deben tener evidencia de que sus suplementos son
generalmente seguros para cumplir con todos los requisitos de la DSHEA y las regulaciones
de la FDA. Por esta razón, durante los últimos 20 años, muchas compañías de suplementos
establecidas han contratado directores de investigación y desarrollo que ayudan a educar al
público acerca de la nutrición y el ejercicio, proporcionan información sobre el desarrollo de
productos, llevan a cabo investigaciones preliminares sobre los productos y ayudan a
coordinar los ensayos de investigación realizados por grupos de investigación
independientes (e.g., investigadores universitarios o centros de investigación clínica). Estas
compañías también consultan con los equipos de mercadeo y jurídicos, frente la
responsabilidad de asegurar que los reclamos de estructura/función no tergiversen los
resultados de los hallazgos de la investigación. Esto ha aumentado las oportunidades de
empleo para los especialistas en nutrición deportiva, así como las oportunidades de
financiación externa para los grupos de investigación interesados en el campo del ejercicio y
la nutrición.
• ¿Los resultados de los estudios citados coinciden con las afirmaciones hechas
sobre el suplemento o describen con precisión la respuesta del suplemento con un
grupo de placebo o control? No es inusual que las afirmaciones de mercadeo
exageren en gran medida los resultados encontrados en los estudios actuales y que lo
hagan centrándose sólo en los resultados dentro del grupo de suplementos
(tratamiento),a diferencia de los cambios del grupo control en comparación a los
cambios del grupo de placebo. De igual manera, no es inusual que se amplíen los
resultados aparentemente convincentes, que de hecho pueden ser estadísticamente
significativos, mientras que otros hallazgos relevantes de interés significativo para el
consumidor se omitan (e.g, un suplemento dietario que muestre aumentos
estadísticamente significativos en la testosterona, aunque los cambios en la
composición corporal o en el rendimiento muscular no sean superiores a un placebo).
La única manera de determinar esto es leer el artículo completo y confrontar la
interpretación del estudio en el resumen proporcionado o incluso en la cita del artículo,
y evaluar si los resultados observados en los estudios se relacionan con las
afirmaciones de mercadeo disponibles. Las empresas de renombre informan de forma
precisa y completa los resultados de los estudios para que los consumidores puedan
tomar decisiones informadas sobre el uso de un producto.
• ¿Se presentaron los resultados del estudio en una reunión científica acreditada
y se publicaron en una revista científica revisada por pares? A veces, las afirmaciones
se basan en investigaciones que nunca se han publicado o que sólo se han publicado
en una revista poco conocida. La mejor investigación se presenta típicamente en
reuniones científicas respetadas y se publica en revistas de renombre revisadas por
pares. Tres maneras de determinar la reputación de una revista: 1) identificar la
editorial, 2) el "factor de impacto" de la revista o 3) si la revista está indexada y
posteriormente disponible para su revisión en Pub Med
(https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/). Muchas revistas "revisadas por pares" son
publicadas por compañías vinculadas a, o que en realidad son propiedad de
compañías que hacen negocios con varios productos nutricionales (aunque puedan
estar disponibles en PubMed). Por lo tanto, se recomienda consultar el sitio web de la
editorial y ver la cantidad de revistas que publican. Si se evidencia que son pocas,
puede indicar que la revista no es de buena reputación. Además, se puede consultar
cuántos artículos han sido publicados por la revista en los últimos 6 o 12 meses y
cuántos de estos artículos son estudios bien respaldados. Como alternativa, se puede
preguntar sobre el factor de impacto, una clasificación cualitativa determinada por el
número de veces que se citan los artículos de una revista. Los factores de impacto
son determinados y publicados por Thomson Reuters en Journal Citation Reports®
(un servicio por suscripción disponible en la mayoría de las bibliotecas universitarias).
La mayoría de las revistas enumeran su factor de impacto en la página de inicio.
Tradicionalmente, los artículos más leídos y citados son los que tienen mayor impacto
científico.
Se evalúan varios factores cuando se comienza por orientar a las personas que
regularmente realizan algún tipo de entrenamiento. En primer lugar, es importante tener
claro los objetivos del atleta y el tiempo que tiene para alcanzarlos. Además de monitorear la
carga y la recuperación, también se debe efectuar una evaluación de la dieta y el programa
de entrenamiento del individuo. Para lograr esto, hay que asegurarse de que el atleta esté
consumiendo una dieta balanceada en energía y densa en nutrientes que satisfaga sus
necesidades diarias estimadas de energía y que esté entrenando de manera inteligente.
Demasiados atletas o entrenadores se centran demasiado en la suplementación o las
aplicaciones de la suplementación y descuidan estos aspectos fundamentales. Después de
esto, se sugiere que los profesionales generalmente sólo recomienden suplementos de la
categoría I (i.e., "Evidencia sólida para apoyar la eficacia y la seguridad aparente"). Si un
atleta está interesado en probar suplementos de la categoría II (i.e., "Evidencia limitada o
mixta para apoyar la eficacia"), el atleta debe asegurarse de que entiende que estos
suplementos son más experimentales y que puede o no percibir el tipo de resultados que se
pretende obtener. Obviamente, este autor ni la ISSN apoyan a los atletas que toman
suplementos de la categoría III (i.e., "Poca o ninguna evidencia que apoye la eficacia y la
seguridad"). Este enfoque está científicamente fundamentado y ofrece una visión equilibrada
en lugar de limitarse a descartar el uso de todos los suplementos dietarios.
Resumen
Entender la definición, el entorno normativo y la forma de evaluar la seguridad y la
eficacia de las supuestas ayudas ergogénicas nutricionales, proporciona un medio basado
en la evidencia para evaluar las alegaciones científicas y de mercadeo relacionadas con los
suplementos dietarios. Además, la clasificación del valor ergogénico basada en la evidencia
científica disponible proporciona a los atletas, padres y profesionales, una base de apoyo
para hacer recomendaciones sobre si incorporar o no el supuesto suplemento nutricional en
la dieta de un atleta. Aunque se entiende que algunos atletas pueden querer probar
suplementos con resultados preliminares prometedores en cuanto a seguridad y eficacia, se
recomienda que las decisiones se tomen después de que varios estudios bien controlados
muestren evidencia de seguridad y eficacia. Si este es el caso y el suplemento es legal para
ser usado en el deporte en el que el atleta participa, entonces puede probar el suplemento
durante el entrenamiento para determinar si proporciona ventajas. No se recomienda que
los atletas tomen suplementos que no tengan al menos datos preliminares de seguridad y
eficacia para apoyar su uso, suplementos que estén prohibidos para un deporte
determinado o suplementos que no sean vendidos por compañías acreditadas que sigan las
Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) e incorporen prácticas de garantía de calidad. Para
los atletas que se someten a pruebas de drogas, se recomienda que sólo consideren tomar
suplementos sujetos a pruebas independientes de terceros para detectar sustancias
prohibidas. Aun así, recomendamos que el atleta consulte con un nutricionista deportivo
experto para asegurarse de que no haya sustancias prohibidas en la lista de ingredientes y
que el médico de cabecera, los entrenadores deportivos, los entrenadores y los padres (si
son menores de edad) conozcan y aprueben los suplementos que el atleta está tomando.
Objetivos de Aprendizaje
1. Definir qué es una ayuda ergogénica relacionada con el rendimiento y el entrenamiento.
2. Describir las leyes que regulan la industria de los suplementos dietarios.
3. Definir qué es un nuevo ingrediente dietético y cómo se puede comercializar.
4. Describir cómo se reportan y monitorean los eventos adversos a la FDA.
5. Describir cómo la FDA puede eliminar del mercado los productos adulterados.
6. Describir cómo se fabrican y prueban los suplementos dietarios para asegurar su calidad.
7. Describir lo que son las pruebas independientes de terceros y cómo pueden influir en la confianza del
consumidor al comprar los suplementos.
8. Describir las preguntas que se deben hacer cuando se revisan las afirmaciones hechas acerca de los
suplementos dietarios.
9. Describir cómo se clasifican los suplementos en base a las directrices de la ISSN.
Sugerencias de Trabajo
1. Describa las leyes que regulan y el proceso en el que se fabrican los suplementos dietarios, se
someten a pruebas de garantía de calidad y son monitoreados por la FDA y la FTC.
2. Seleccione cinco suplementos dietarios vendidos a atletas de fuerza/potencia así como a atletas de
resistencia. Llevar a cabo una revisión de la literatura y clasificar el valor ergogénico y la seguridad basándose
en las directrices de la ISSN.
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Capítulo 10
Suplementos para el Desarrollo Muscular
Uno de los principales objetivos del entrenamiento, especialmente para los atletas de
fuerza y potencia, es promover la ganancia de masa muscular. Realizar un programa de
entrenamiento de fuerza adecuado, periodizado y progresivo, junto con un consumo
suficientes de calorías, para satisfacer la demanda de energía, y proteínas manteniendo un
equilibrio energético positivo, sirve como base para la construcción de masa muscular. Sin
embargo, como se ha indicado en capítulos anteriores, la sincronización de la ingesta de
nutrientes para reducir el catabolismo durante el ejercicio y promover un entorno hormonal
anabólico después del ejercicio también puede mejorar las adaptaciones al entrenamiento.
Este capítulo repasa la evidencia científica de los suplementos nutricionales que se
considera promueve la ganancia de tejido magro durante un programa de entrenamiento.
Estos nutrientes se clasifican de acuerdo con la reciente revisión en ejercicio y nutrición
deportiva de la ISSN [1], a menos que se indique lo contrario y se enumere alfabéticamente.
En varios casos, también se ha dicho que los nutrientes resaltados en este capítulo
promueven el beneficio ergogénico, el valor potencial de estos nutrientes se discutirá en el
Capítulo 12, pues se proporcionará una revisión más extensa de los suplementos que se
consideran eficaces y seguros. Se recomienda a los lectores siempre revisar la evidencia
científica en cuanto a la eficacia y seguridad antes de considerar añadir suplementos
dietéticos a la dieta.
Figura 10.1. Vía de síntesis de creatina endógena. Desde Kreider & Jung [7].
Figura 10.2. Lanzadera CK/PCr. CRT = transportador de Cr; ANT = translocador de nucleótidos de
adenina; ATP = adenosín trifosfato; ADP = adenosín difosfato; OP = fosforilación oxidativa; mtCK = creatina
cinasa mitocondrial; G = glucólisis; CK-g = creatina cinasa asociada a enzimas glucolíticas; CK-c = creatina
cinasa citosólica; CK-a = creatina cinasa asociada a sitios subcelulares de utilización de ATP; 1 - 4 sitios de
interacción CK/ATP [7,47].
Figura 10.3. Rol de la creatina cinasa mitocondrial (mtCK) en el transporte de metabolitos de alta energía
y la respiración celular. VDAC = canal aniónico dependiente de voltaje; ROS = especies reactivas de oxígeno;
RNS = especies reactivas de nitrógeno; ANT = translocador de nucleótidos de adenina; ATP = adenosín
trifosfato; ADP = adenosín difosfato; Cr = creatina; y, PCr = fosfocreatina [7,47].
7. El método más rápido para aumentar las reservas de Cr muscular parece ser el
consumo de ~0.3 gramos/kg/día de monohidrato de Cr durante 5 - 7 días, seguido de
3 - 5 g/día para mantener las reservas elevadas. Inicialmente, ingerir cantidades más
pequeñas de monohidrato de Cr (e.g., 3 - 5 g/día) aumentará las reservas de Cr
muscular en un período de 3 - 4 semanas; sin embargo, los efectos iniciales sobre el
rendimiento están menos soportados cuando se usa este método de suplementación.
Aminoácidos Esenciales
Se ha presentado gran interés en determinar los efectos de los aminoácidos esenciales
(EAA) en la estimulación de la MPS (MPS). De manera colectiva, los dats actuales indican
que ingerir 6 - 12 gramos de EAA en ayunas [81] y antes [82,83] o después de un ejercicio
contra resistencia resistencia [83-89] estimula la MPS [1,90-94]. Teóricamente, esto llevaría
a un aumento de la masa libre de grasa durante el entrenamiento contra resistencia. Sin
embargo, como se señaló en el Capítulo 4, en realidad hay pruebas limitadas para
demostrar que la suplementación con solo EAA durante el entrenamiento de fuerza aumenta
la masa muscular. Además, existe evidencia que demuestra que los cambios agudos en la
MPS podría no correlacionarse de manera positiva a las adaptaciones al entrenamiento de
fuerza [95]. Katsanos et al. [96] demostraron que los EAA necesitan ser ingeridos junto a
los demás aminoácidos, de forma que se obtengan los bloques de construcción necesarios
para promover la acumulación de tejido magro durante el entrenamiento. No obstante,
debido a que existe un cuerpo sólido de evidencia que indica que la ingesta de proteínas de
alta calidad, las cuales se clasifican por su contenido de EAA, promueve un aumento en el
tejido magro durante un programa de entrenamiento contra resistencia; así, es comprensible
que la ISSN haya incluido a los EAA en la categoría de aparantemente efectivo y seguro. La
recomendación prudente para los atletas es consumir de 20 - 30 gramos de proteínas que
contengan al menos 2 - 4 gramos de leucina y 5 - 9 gramos de EAA [1,97,98] antes y
después del ejercicio contra resistencia.
De los EAA, se ha sugerido que los BCAA y la leucina son los aminoácidos primarios
responsables de estimular la MPS [99,100]. Por ejemplo, Karlsson et al. [101] reportaron
que la ingesta de BCAA (100 mg/kg) aumentó de manera significativa la expresión de
p70s6k durante la fase de recuperación luego de una sola sesión de entrenamiento de
fuerza de miembros inferiores en comparación con un placebo. Además, Moberg et al. [102]
informaron que la ingesta de EAA llevó a un aumento 9 veces mayor en la activación de
p70s6k. Finalmente, Jackman et al. [103] concluyeron que la ingesta de BCAA (5.6 gramos)
aumentó la tasa de MPS miofibrilar en aproximadamente un 20% en comparación con un
placebo. Sin embargo, cabe resaltar que el cambio observado fue considerablemente menor
que la respuesta en la MPS post-ejercicio cuando se administraron dosis similares de
proteína de suero de leche [104,105]. Estos resultados llevaron a los autores a concluir que
la administración de todos los EAA era necesaria para estimular al máximo la MPS. Este
trabajo llevó a otros a examinar más a fondo los efectos de los suplementos de leucina
sobre la MPS. Dreyer et al. [106, 107] han reportado que el suministro de leucina después
de completar el ejercicio de resistencia, potencia los aumentos en la señalización de mTOR
y la traducción de proteínas. En la revisión de la literatura, Jäger et al. [108] indicaron que la
dosis ideal de leucina para estimular los aumentos en la traducción de proteínas está
probablemente entre 1.7 – 3.5 gramos. Aunque los estudios realizados sobre la leucina son
interesantes, se debe tener en cuenta que aún no se ha establecido si la suplementación
con leucina (e.g., 2 - 4 gramos al día) durante un programa de entrenamiento de fuerza
promueve mayores ganancias en masa libre de grasa en comparación con el entrenamiento
solo o cuando se administra una proteína de alta calidad. Los estudios del ESNL han
mostrado que el ejercicio contra resistencia agudo e intenso aumenta notablemente los
factores reguladores miogénicos y, por lo tanto, sirve como un potente estimulante de la
MPS [60,61,109-114]. Sin embargo, cuando se administra leucina (40 mg/kg)[115], BCAA
(80 mg/kg) [116] y carbohidratos (1.5 gramos/kg) con leucina (60 mg/kg) o BCAA (120 mg/kg
con 60 mg/kg de leucina) [117] antes, durante y después de un ejercicio intenso contra
resistencia en atletas entrenados, se han encontrado efectos aditivos mínimos sobre la vía
mTOR y en otros factores reguladores miógenos [115-118]. Además, cuando se ha añadido
5 gramos de glutamina y 3 gramos de BCAA a 40 gramos de proteína de suero, se ha
encontrado un menor impacto en las adaptaciones al entrenamiento en hombres entrenados
contra resistencia en comparación con el consumo de 40 gramos de suero de leche con 8
gramos de caseína [112]. Por lo tanto, como se ha indicado anteriormente, parece que la
mejor recomendación para los atletas sería consumir de 20 - 30 gramos de proteína de
calidad que contenga al menos 2 - 3 gramos de leucina y 6 gramos de EAA [1,97,98] antes y
después del ejercicio contra resistencia.
Proteína
Como se indicó en el Capítulo 3, existe una cantidad importante de evidencia que indica
que los atletas tienen mayores necesidades de proteínas que las personas no entrenadas
[108,119-121]. Colectivamente, estos estudios resaltan que las personas que se someten a
un entrenamiento intenso para construir masa muscular deben consumir entre 1.4 - 2.0
gramos/kg/día de proteína en su dieta [120,121]. Tang et al. [122] realizaron un estudio
clásico que examinó la capacidad de tres fuentes diferentes de proteínas (hidrolizado de
suero aislado, caseína micelar y soya aislada) para estimular cambios agudos en la MPS
tanto en reposo como después de una serie de entrenamiento contra resistencia. Los
autores concluyeron que las tres fuentes de proteínas aumentaron significativamente las
tasas de MPS tanto en reposo como en respuesta al ejercicio contra resistencia. Cuando
esta respuesta se extrapola al transcurso de varias semanas, múltiples estudios han
reportado la habilidad de diferentes formas de proteína para incrementar significativamente
la masa libre de grasa mientras se entrena contra resistencia [63,111,112,123-126]. Cermak
et al. [119] realizaron un metanálisis que examinó el impacto de la suplementación proteica
sobre los cambios en la fuerza y la masa libre de grasa. Se incluyeron en el análisis los
datos de 22 estudios que incluían a 680 participantes en la investigación. Estos autores
concluyeron que la suplementación proteica mostró un efecto positivo en la masa libre de
grasa y en la fuerza de miembros inferiores, tanto para los participantes jóvenes como
mayores. De manera similar, Morton et al. [120] publicaron un metaanálisis que también
incluyó un análisis de meta-regresión, en donde se contó con datos de 49 estudios y 1,863
participantes. Los investigadores concluyeron que la capacidad de la proteína para influir
positivamente en la ganancia de masa libre de grasa aumentó hasta aproximadamente 1.62
gramos/kg/día de proteína, reportándose que cantidades más altas no tuvieron un beneficio
adicional. Otros estudios han reportado efectos similares de la suplementación con proteína
sobre el desarrollo de tejido magro durante un programa de entrenamiento de fuerza
[63,111,127-129]. De hecho, varias investigaciones han demostrado que una mayor ingesta
de proteínas durante la pérdida de peso contribuye a la preservación de la masa magra y a
la promoción de una mayor pérdida de grasa [130-133]. Por lo tanto, pensar que los atletas
involucrados en un entrenamiento intenso no se benefician del aumento de las proteínas en
su dieta o de la administración de suplementos proteicos, no parece reflejar lo que se tiene
en la evidencia científica actual.
Dado que los atletas necesitan proteínas adicionales en su dieta, una pregunta lógica
es si la proteína adicional puede obtenerse simplemente en la dieta o si el consumo de
diferentes tipos de proteínas proporciona ventajas sobre los demás. En el capítulo 3 se
presentó un análisis más detallado de los efectos de la ingesta de diferentes tipos de
proteínas sobre las ganancias de masa muscular durante el entrenamiento. Sin embargo, el
tipo de proteína ingerida y los índices de digestión influyen en la liberación de EAA en la
sangre y, por lo tanto, en la síntesis de proteínas. Asegurar la disponibilidad de aminoácidos
a lo largo del día, así como sincronizar proteínas rápidas y lentas alrededor del ejercicio o
antes de acostarse por la noche, puede influir en la MPS o en el catabolismo. Además, los
diferentes tipos de proteínas pueden ofrecer ventajas sobre los demás dependiendo de la
población a la que se dirigen y del resultado deseado. Por ejemplo, las combinaciones de
proteína de soya, guisantes y trigo o la fortificación de estas proteínas con aminoácidos
faltantes para hacerlas una proteína completa, pueden ser la mejor opción para los
vegetarianos, las personas interesadas en aumentar la disponibilidad dietética de las
isoflavonas o para las personas que desean mantener una dieta baja en grasas. En general,
la proteína del huevo es bien aceptada entre los consumidores y puede ser una alternativa
atractiva para los lacto-ovo vegetarianos. Las proteínas de la leche son más económicas y
sirven como fuente de calidad de caseína y proteína de suero para las personas que no son
intolerantes a la lactosa. La caseína puede servir como una buena fuente de proteínas para
minimizar el catabolismo proteico durante períodos prolongados entre las comidas, como
durante el sueño o en personas que mantienen una dieta baja en calorías. Además, la
ingesta frecuente de proteína de suero a lo largo del día puede optimizar la MPS y la función
inmunitaria. Finalmente, el calostro bovino parece ser una proteína de alta calidad que
puede mejorar las adaptaciones de entrenamiento, pero es bastante costoso. En este punto,
está claro que los atletas necesitan proteínas adicionales en su dieta y que es importante
consumir proteínas de alta calidad ricas en EAA.
Evidencia Limitada o Mixta para Soportar su Eficacia y Seguridad
Adenosina-5'-Trifosfato
El ATP es la principal fuente de energía intracelular que desempeña numerosas
funciones que pueden afectar de manera directa el metabolismo en el ejercicio. Por esta
razón, ha existido interés en determinar si la suplementación dietaria con ATP podría
proporcionar un beneficio ergogénico. Aunque la administración intravenosa de ATP es
biodisponible [134], varios estudios han demostrado que el ATP oral no es sistemáticamente
biodisponible [135]. Sin embargo, varios estudios recientes indican que la suplementación
crónica con ATP puede aumentar la capacidad de sintetizar ATP dentro de los eritrocitos, sin
aumentar las concentraciones en reposo en el plasma, minimizando así las caídas en los
niveles de ATP inducidas por el ejercicio [136]. La suplementación con ATP ha mostrado
propiedades ergogénicas iniciales, incluso después de una sola dosis, mejorando la carga
total levantada y el número total de repeticiones [137]. El ATP podría aumentar el flujo
sanguíneo a la zona muscular más activa durante el esfuerzo físico [138], reducir la fatiga y
aumentar el pico de potencia de salida durante sesiones repetidas de ejercicio [136]. El ATP
también podría contribuir a una mejor recuperación y al mantenimiento de la masa magra
bajo entrenamiento de alto volumen [139]; sin embargo, esto sólo ha sido reportado en un
estudio previo. Se ha demostrado que el ATP mejora la fuerza, reduce el dolor después de
una cirugía de rodilla y reduce la duración de la estancia hospitalaria en las poblaciones
clínicas [140]. Sin embargo, se recomiendan más estudios crónicos que evalúen el uso del
ATP durante programas de entrenamiento en humanos, considerando que se encuentra un
número limitado de estudios que respalden su uso para optimizar la ganancia de masa
muscular.
β-Hidroxi-β-Metilbutirato
Se ha reportado que el aminoácido de cadena ramificada leucina y su metabolito, el α-
cetoisocaproato (KIC), inhiben la degradación de proteínas o el proceso de catabolismo
[152,153]. Se ha sugerido que los efectos anticatabólicos de la leucina y el KIC están
regulados por otro metabolito llamad β-hidroxi-β-metilbutirato (HMB) [153]. El cuerpo
sintetiza una pequeña cantidad de HMB desde el KIC, como subproducto del metabolismo
de la leucina. Teóricamente, el aumento de la disponibilidad de HMB minimizaría la
degradación de las proteínas. En apoyo de esta teoría, una serie de estudios en animales
han reportado que la adición de HMB a los alimentos dietéticos mejoró las tasas de
crecimiento en cerdos [154], mostró una tendencia a aumentar la masa muscular y disminuir
la grasa corporal en los novillos [155], mejoró varios marcadores de la función inmune en los
pollos [156,157], y disminuyó los marcadores de catabolismo durante el entrenamiento en
caballos de carreras [158]. Para el seguimiento de esta investigación básica, Nissen et al.
evaluaron los efectos de la administración de suplementos de Calcio HMB en una cantidad
de 1.5 - 3 gramos/día sobre los cambios en la fuerza y la composición corporal en hombres
[153] y mujeres no entrenados [159], que iniciaban un programa de entrenamiento contra
resistencia de 3 a 4 semanas. Los investigadores encontraron que la suplementación con
HMB promovió mayores ganancias en fuerza y masa muscular. Además, los sujetos
experimentaron significativamente menos flujo de enzimas musculares y excreción urinaria
de 3-metilhistidina, lo que sugiere que los sujetos que ingirieron HMB tuvieron menos
catabolismo muscular durante el entrenamiento [153]. Vukovich et al. [160] también
informaron que la suplementación con HMB (3 gramos/día durante 8 semanas durante un
programa de entrenamiento contra resistencia) incrementó significativamente la masa
muscular, redujo la masa grasa y promovió mayores ganancias en la fuerza de 1 RM en
miembros superiores e inferiores en un grupo de hombres y mujeres de edad avanzada que
iniciaron el entrenamiento. Asimismo, Panton et al. [161] mostraron que la suplementación
con HMB durante 8 semanas de entrenamiento de fuerza aumentó la capacidad funcional
para levantarse, caminar y sentarse en un grupo de sujetos ancianos. Toda esta
investigación inicial surgió de un grupo de investigación de la Universidad Estatal de Iowa
que presentó varias patentes y comenzó a trabajar con compañías de suplementos para
comercializar esta propiedad intelectual durante la década de 1990.
Ácido Fosfatídico
El ácido fosfatídico (PA) es un diacil glicerofosfolípido enriquecido en las membranas
celulares eucariotas y puede actuar como lípido señalizante [198]. De manera interesante,
se ha demostrado repetidamente que el PA activa mTOR en el músculo esquelético, un
efecto que finalmente conduce a un aumento en la MPS. Por ejemplo, Fang et al. [199]
demostraron que la PA activa mTOR in vitro. Hornberger et al. [200] también reportaron que
el estiramiento del músculo esquelético in situ promueve un aumento en los niveles de PA
intramuscular y este efecto se asoció con la activación de la vía de señalización de mTOR.
Hasta la fecha, se han realizado dos estudios de suplementación con PA (750 mg/día) en
humanos que realizan entrenamiento de fuerza. Hoffman et al. [201] informaron que los
suplementos de PA aumentaron la masa magra en 1.7 kg, mientras que el grupo placebo no
mostró ningún cambio en esta variable (0.1 kg). Joy et al. [202] realizaron un estudio similar
de ocho semanas con más participantes y sesiones de entrenamiento supervisadas, y
reportaron que los suplementos de PA aumentaron significativamente la masa corporal
magra en 2.4 kg, mientras que el grupo de placebo demostró aumentos marginales en masa
magra (1.2 kg). Un tercer estudio confirmó los efectos beneficiosos del PA sobre las
ganancias en masa magra inducidas por el ejercicio [203]. La dosis de PA actualmente
establecida es de 750 mg por día, pues otro estudio que investigó dosis más bajas, 375 y
250 mg por día, no mostró beneficios significativos en la masa magra [204]. Mientras que
estos hallazgos proporcionan algún apoyo a la suplementación con PA, un estudio reciente
de Smeuninx et al. [205] encontró que la suplementación con PA (750 mg) después del
ejercicio de fuerza en participantes de edad avanzada aumentó los niveles de PA en plasma
pero redujo el incremento en la MPS inducida por el ejercicio. Los autores concluyeron que
la suplementación con PA podría no ser una intervención nutricional viable para
contrarrestar la sarcopenia en individuos mayores. Obviamente, se necesita más
investigación antes de llegar a un consenso [1].
α-Glicerilfosforilcolina
L-α-glicerilfosforilcolina (α-GPC), a veces llamado GPC, es un precursor natural de
fosfolípidos y metabolitos derivado de la lecitina de soya [212,213]. Se ha afirmado que el
α-GPC o GPC aumenta la hormona de crecimiento humano, mejora el enfoque mental,
estimula la función cognitiva y la síntesis de proteínas, lo cual genera más fuerza durante el
entrenamiento, mejora las funciones lipotróficas en el hígado, y mejora el equilibrio y la
coordinación [212,213]. Sin embargo, sólo unos pocos estudios han evaluado los efectos de
α-GPC sobre el rendimiento del ejercicio o las adaptaciones al entrenamiento. Hoffman et al.
[214] reportaron que la ingesta aguda de un suplemento que contenía α-GPC mantuvo el
tiempo de reacción, la concentración y la alerta a estímulos visuales y auditivos en
estudiantes universitarios sanos después de ejercicio exhaustivo. Sin embargo, estos
efectos no se observaron después de cuatro semanas de administración del suplemento.
Warber et al. [213] investigaron los efectos de consumir 8.4 gramos de citrato de colina
antes y a la mitad de un senderismo de 4 horas (5.5 km/hora a 3% de inclinación) mientras
llevaban una carga de 34 kg, seguido de una carrera hasta el agotamiento y un test de
sentadillas en militares. Los resultados revelaron que los niveles de colina en plasma
aumentaron en un 128% después de la carrera hasta el agotamiento, pero no se observaron
efectos significativos en ninguna medida de rendimiento. Bellar et al. [215] reportaron que la
suplementación con GPC (600 mg/día durante 6 días) aumentó la producción de fuerza
isométrica en miembros inferiores en jóvenes universitarios. Aunque se requiere
investigación adicional, al momento no hay evidencia para soportar la suplementación con
GPC para el aumento de la masa muscular durante un programa de entrenamiento.
α-Cetoglutarato
El cetoglutarato (α-KG) es un intermediario en el ciclo de Krebs que participa en el
metabolismo energético y puede llegar a estimular la producción de NO. Existe evidencia
clínica que soporta el consumo de α-KG como agente anticatabólico después de una cirugía
[216,217]. Sin embargo, no está claro si la administración de suplementos con α-KG durante
el entrenamiento puede afectar positivamente las adaptaciones al ejercicio. Se han realizado
muy pocas investigaciones sobre el α-KG en humanos para examinar los resultados sobre el
ejercicio físico. Por ejemplo, Little et al. [218] suplementaron un grupo de sujetos con Cr, una
combinación de Cr, α-KG, taurina, BCAA y triglicéridos de cadena media, o un placebo. La
combinación de nutrientes incrementó el número máximo de repeticiones completadas en
press banco y el pico de potencia de Wingate, mientras que no se reportaron cambios en el
grupo del placebo. Campbell et al. [219] suplementaron a 35 hombres sanos entrenados con
dos gramos de arginina y dos gramos de α-KG o un placebo de forma doble ciego mientras
se entrenaban contra resistencia durante ocho semanas. La suplementación con arginina +
α-KG aumentó la fuerza en press banco y la potencia máxima en test de Wingate, pero no
afectó la composición corporal. Finalmente, Willoughby et al. [220] examinaron los
resultados de la suplementación con arginina y α-KG en relación con el aumento en la
producción de NO, la hemodinámica, el flujo de la arteria braquial, los niveles circulantes de
l-arginina y la dimetilarginina asimétrica en hombres activos. Este estudio encontró que,
aunque aumentó la L-arginina en plasma, no hubo un impacto significativo de la
suplementación sobre la producción de NO después de una serie de ejercicio contra
resistencia. Debido a la falta de investigación sobre α-KG en el impacto a las adaptaciones
al entrenamiento, no se recomienda su uso como un suplemento para el aumento de masa
muscular.
α-Cetoisocaproato
Como se mencionba anteriormente, el KIC es un ácido de cadena ramificada producto
del metabolismo de la leucina. De manera similar al HMB, se cree que la leucina y los
metabolitos de la leucina poseen propiedades anticatabólicas [221]. Algunos estudios han
reportado que el KIC podría evitar la degradación de proteínas en población clínica
[222,223]. Hipotéticamente, el KIC minimizaría el catabolismo proteico durante el
entrenamiento, lo cual se vería reflejado a mayores adaptaciones al ejercicio. Duan et al.
[224] evaluó recientemente los efectos de dietas que contenían 1.25% de leucina, 1.25% de
KIC y 0.62% de HMB en cerdos. Encontraron que los cerdos alimentados con leucina y KIC
tuvieron un aumento significativo en las concentraciones de leucina en sangre al tiempo que
disminuyeron los niveles de isoleucina, valina y otros EAA. Pocos estudios en humanos han
evaluado los efectos sobre el rendimiento tras la suplementación aguda con KIC más glicina
y arginina (i.e., GAKIC) [225-229] o sobre la recuperación luego de la suplementación a
corto plazo con HMB (e.g., 3 gramos/día de HMB con 0.3 gramos/día de KIC durante 14
días) [230]. Por lo tanto, se requiere más investigación de los efectos de la administración
de KIC durante un programa de entrenamiento antes de establecer conclusiones
definitivas.
Arginina
El papel metabólico de la arginina como aminoácido condicionalmente esencial fue
descrito en detalle en el Capítulo 3. Como se ha señalado, la mayoría de los estudios
relacionados con el ejercicio se han centrado en si la suplementación con arginina aumenta
ciertas hormonas anabólicas o incrementa la producción de NO y, por lo tanto, mejora el
flujo sanguíneo y la entrega de nutrientes. Hipotéticamente, la suplementación con arginina
antes del ejercicio podría tener un impacto positivo sobre las adaptaciones al ejercicio de
fuerza [231]. Sin embargo, pocos estudios han examinado el impacto independiente de la
arginina sobre la capacidad de aumentar la masa libre de grasa durante el entrenamiento de
fuerza. Tang et al. [232] usaron un modelo agudo para examinar la capacidad de una dosis
oral de 10 gramos de arginina para generar cambios en la MPS. Estos autores concluyeron
que la administración de arginina aumentó los niveles de hormona de crecimiento, pero no
afectó la MPS ni el flujo sanguíneo de la arteria femoral. Por otra parte, Forbes et al. [233]
reportaron que la suplementación con arginina aumentó la liberación de hormona de
crecimiento en hombres entrenados contra resistencia. Sin embargo, los estudios no han
vinculado los aumentos en la hormona de crecimiento con los aumentos en la tasa de MPS
[232,234,235] ni la vasodilatación inducida por NO con la hipertrofia muscular [220,236]. Un
estudio realizado por Campbell et al. [219], sobre uno de los primeros y más populares
suplementos precursores de NO en ese momento, no encontró efectos significativos sobre
los cambios en la composición corporal en hombres entrenados contra resistencia luego de
8 semanas de suplementación con L-arginina y α-cetoglutarato (12 gramos/día). Por lo
tanto, aunque la L-arginina se encuentra comúnmente en los suplementos dietarios, no
puede ser recomendada como un suplemento para el desarrollo muscular.
Boro
El papel nutricional del boro se describió en el Capítulo 6. El boro se comercializa como
un nutriente que puede aumentar los niveles de testosterona principalmente por su
participación en el metabolismo de minerales y esteroides, como el estrógeno [237,238]. En
estudios que han generado de manera artificial una deficiencia de boro, la corrección de la
deficiencia pareció elevar los niveles bajos de testosterona [239]. Otro estudio reportó que el
ejercicio físico podría alterar las concentraciones de boro y que la suplementación influyó
modestamente en la disponibilidad de este mineral [240]. Varios estudios han evaluado los
efectos de la suplementación con boro durante el entrenamiento contra resistencia sobre la
fuerza y la composición corporal. Sin embargo, estos estudios (realizados en culturistas
masculinos) indicaron que la suplementación con boro (2.5 mg/día) no tuvo un impacto
significativo sobre la fuerza y la masa muscular [237,238]. Por lo tanto, debido a los
hallazgos limitados sobre la suplementación con boro, no se recomienda su uso y se
requiere de más investigación para determinar su impacto fisiológico.
Cromo
El papel nutricional del cromo también se describió en el Capítulo 6. Estudios clínicos
han sugerido que el cromo potencia los efectos de la insulina, particularmente en
poblaciones diabéticas. Debido a su estrecha interacción con la insulina, se ha hipotetizado
que la suplementación con cromo tendría un impacto sobre el anabolismo y las
adaptaciones al entrenamiento. Algunos estudios ha concluido que la suplementación con
cromo aumentó las ganancias en masa y fuerza muscular durante el entrenamiento,
particularmente en mujeres [241-244], mientras que algunos otros no han reportado
beneficios en individuos sanos que consumen cromo diariamente (200-800 µg/día durante 4-
16 semanas) [245-249]. Sin embargo, una revisión de la literatura reciente realizado por
Willoughby et al. [250] concluyó que la suplementación con picolinato de cromo podría
contribuir al mantenimiento de la masa libre de grasa durante una intervención nutricional
para reducir la masa grasa. Actualmente, se necesita más investigación para examinar los
efectos de los suplementos con cromo sobre la pérdida de grasa, el mantenimiento del peso
y las adaptaciones al entrenamiento contra resistencia.
Ácido D-Aspártico
También conocido como aspartato, el ácido aspártico es un aminoácido no esencial que
existe como ácido L-aspártico y ácido D-aspártico. Como se describe en el Capítulo 4, el
aspartato puede entrar en el ciclo del TCA y contribuir al metabolismo energético, así como
participar en la lanzadera malato-aspartato que interviene en la gluconeogénesis. El
aspartato ha sido hipotetizado como una sustancia que podría ahorrar el glucógeno
muscular durante el ejercicio prolongado, así como contribuir a la síntesis de nucleótidos de
purina. Mientras que la mayoría de las investigaciones se han centrado en determinar el
potencial ergogénico relacionado con el entrenamiento de fuerza, recientemente se ha
indicado que el ácido D-aspártico sirve como regulador de la concentración de testosterona.
No obstante, la investigación en humanos actualmente es limitada; por ejemplo, Willoughby
y Leutholtz [269] reportaron que la suplementación con ácido D-aspártico (3 gramos/día
durante 28 días) no afectó significativamente los niveles de testosterona o el rendimiento.
De manera similar, Melville et al. [270] suplementaron sujetos con 3 - 6 gramos de ácido D-
aspártico y concluyeron que ninguna de las dos dosis de ácido D-aspártico generó cambios
en la concentración de testosterona y otras hormonas anabólicas. Más tarde, Melville et al.
[271] suplementaron a 22 hombres con 6 gramos de ácido D-aspártico de manera aleatoria,
en doble ciego y con control de placebo, y concluyeron que 12 semanas de suplementación
no ejercieron ningún impacto sobre los niveles de testosterona libre o total en reposo, sin
mencionar que todos los cambios observados en la fuerza o la hipertrofia muscular fueron
similares a los del grupo placebo. De acuerdo a la literatura disponible, no se recomienda el
ácido D-aspártico para mejorar la ganancia de masa muscular en personas con
concentraciones normales de testosterona.
Ecdisteronas
Ecdisteronas (también conocidas como ectisterona, 20 β-Hidroxiecdisterona,
turkesterona, ponasterona, ecdisona o ecdisteno) son fitoecdisteroides de origen natural
(i.e., hormonas de insecto). Se extraen generalmente de las hierbas Leuza rabtonticum sp.,
Rhaponticum cardamoides, o Cianotis vaga. También se pueden encontrar en altas
concentraciones en la hierba Suma (también conocida como Ginseng Brasileño o Pfaffia). El
interés inicial con las ecdisteronas se generó debido a los informes de investigación de
Rusia y la antigua Checoslovaquia en donde se indicó un beneficio fisiológico potencial en
insectos y animales [272-275]. Una revisión de Bucci sobre varias hierbas y el rendimiento
del ejercicio también mencionó la ecdisterona [276]. Desafortunadamente, el trabajo inicial
estaba disponible en revistas de poca reputación con diseños de estudio y presentación de
resultados que eran deficientes. En 2006, Wilborn et al. [277] en nuestro laboratorio
completaron lo que sería el único estudio en humanos para examinar el impacto de las
ecdisteronas durante un entrenamiento contra resistencia. Se empleó una dosis diaria de
200 mg de 20-hidroxiecdisona durante ocho semanas, lo cual no produjo ningún impacto en
los cambios en la masa libre de grasa o en el estado de las hormonas
anabólicas/catabólicas. Así, no se recomienda la suplementación con ecdisteronas con el fin
de mejorar las adaptaciones al entrenamiento o el rendimiento físico.
Extracto de Fenogreco/Alholva
El fenogreco o la alholva (trigonella foenum-graecum) es una hierba ayurvédica
utilizada históricamente para mejorar la masculinidad y la libido. Se ha demostrado que el
extracto de fenogreco aumenta los niveles de testosterona al disminuir la actividad de la
enzima aromatasa, la cual metaboliza la testosterona en estradiol [278,279]. Además, la 4-
hidroxiisoleucina ha sido extraída de las semillas de fenogreco y se dice que estimula la
secreción de insulina al actuar directamente sobre las células beta del páncreas.
Teóricamente, aumentar la testosterona o la insulina alrededor de un episodio de ejercicio
mejoraría las adaptaciones al entrenamiento. En apoyo de esta afirmación, varios estudios
reportan una mejora en el almacenamiento de glucosa después de su suplementación [280-
285]. Por ejemplo, Ruby et al. [284] reportaron que la adición del extracto de fenogreco a un
suplemento de glucosa mejoró la resíntesis de glucógeno en ciclistas masculinos. Además,
Poole et al. [286] suplementaron a hombres entrenados contra resistencia, de forma
aleatoria, doble ciego con un placebo o 500 mg de extracto de fenogreco. Después de 8
semanas de suplementación y entrenamiento de fuerza, los participantes que tomaron el
extracto de fenogreco experimentaron mejoras significativas en la cantidad de grasa
corporal y la fuerza en miembros superiores e inferiores. Wankhede et al. [279] concluyeron
que la suplementación con extracto de fenogreco (600 mg/día durante 8 semanas) aumentó
significativamente el número de repeticiones hasta el agotamiento en press banco y generó
una reducción en los valores de pliegues cutáneos. Aunque estos resultados iniciales son
prometedores, se necesita más investigación antes de poder hacer recomendaciones
adicionales.
Gamma Orizanol
El gamma orizanol (también conocido como aceite de salvado de arroz) es una mezcla
de esterol vegetal y ácido ferúlico. Se cree que el gamma-orizanol estimula el hipotálamo
para secretar la hormona liberadora de la hormona del crecimiento (GHRH) y
posteriormente la propia hormona del crecimiento humano (hGH). Por lo tanto, se ha
hipotetizado que la suplementación con gamma orizanol podría aumentar la respuesta
hormonal anabólica, la fuerza y la masa muscular durante el entrenamiento [287,288].
Aunque los datos son limitados, Fry et al. [289] reportaron que la suplementación con
gamma orizanol (0.5 gramos/día durante 9 semanas) no tuvo efectos significativos sobre la
fuerza 1RM, la masa muscular o los perfiles hormonales anabólicos en hombres de edad
universitaria entrenados contra resistencia [289]. Además, Eslami et al. [290] concluyeron
que la suplementación con gamma orizanol (600 mg/día durante 9 semanas) durante un
programa de entrenamiento contra resistencia aumentó la 1RM en press banco y curl de
pierna, pero no tuvo efectos significativos sobre la composición corporal determinada por
pliegues cutáneos. Por lo tanto, no parece que el gamma orizanol afecte la ganancia de
masa muscular durante el entrenamiento contra resistencia.
Glutamina
La glutamina es el aminoácido no esencial más abundante del cuerpo y desempeña
varias funciones fisiológicas importantes [186,291,292]. Se ha reportado que la glutamina
aumenta el volumen celular y estimula la síntesis de proteínas [293-295] y glucógeno [296].
A pesar de su importante función en los procesos fisiológicos, no existen pruebas
convincentes que apoyen el uso de los suplementos de glutamina en términos de aumento
de la masa magra [297]. La investigación inicial de Colker et al. [298] reportó que sujetos
suplementados con proteína de suero de leche (40 gramos) enriquecida con glutamina (5
gramos) y BCAA (3 gramos) durante un programa de entrenamiento de fuerza,
experimentaron un aumento de aproximadamente 0.9 kg más en la masa muscular y un
incremento de fuerza en comparación con la ingesta de solo proteína de suero. En
contraste, Kerksick et al. [112] no reportó ningún efecto adicional sobre la fuerza, la
resistencia, la composición corporal y la potencia anaeróbica luego de la ingesta de 5
gramos de glutamina + 3 gramos de BCAA + 40 gramos de proteína de suero en hombres y
mujeres sanos durante 10 semanas de un programa de entrenamiento de fuerza. Además,
Antonio et al. [299] informaron que la ingesta de altas dosis de glutamina (0.3 g/kg) no
generó ningún impacto sobre el número de repeticiones realizadas en press de pierna o
press banco. En una investigación bien diseñada por Candow et al. [300] se estudiaron los
efectos de la suplementación con glutamina combinada con entrenamiento de fuerza en
adultos jóvenes. 31 participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir glutamina
(0.9 g/kg de masa magra) o un placebo de maltodextrina (0.9 g/kg de masa magra) durante
6 semanas de entrenamiento. Los autores concluyeron que la suplementación con
glutamina durante el programa de entrenamiento no tuvo efectos significativos sobre el
rendimiento muscular, la composición corporal o la degradación de proteínas musculares en
adultos jóvenes y sanos. No hay evidencia científica para soportar el hecho que la
suplementación con glutamina incremente la masa magra durante un programa de ejercicio
físico, aunque podría tener otros beneficios relacionados con los procesos de
inmunosupresión inducida por el ejercicio [301,302], la salud gastrointestinal y la captación
de péptidos en poblaciones con estrés [303] o la mitigación del dolor muscular y la
recuperación luego del ejercicio intenso [304].
Isoflavonas
Las isoflavonas son fitoestrógenos no esteroideos de origen naturales que tienen una
estructura química similar a la ipriflavona (un fármaco sintético flavonoide utilizado en el
tratamiento de la osteoporosis) [312-314]. Las isoflavonas más comunes que se encuentran
en los alimentos son la daidzeína, la genisteína, la gliciteína y sus glucósidos, siendo la
proteína de soya una de las mejores fuentes dietarias). Los extractos de isoflavonas con 7-
isopropoxiisoflavona (ipriflavona) y 5-metil-7-metoxiisoflavona (metoxiisoflavona) también se
han comercializado como suplementos de isoflavonas con potentes propiedades
anabolizantes. El mayor interés en las isoflavonas se ha relacionado con el posible
tratamiento de la osteoporosis, así como con su rol en los cambios en la composición
corporal y en marcadores de salud cardiovascular. En este sentido, varios estudios han
mostrado beneficios en la composición corporal luego de la administración de suplementos
con isoflavonas en mujeres mayores sin entrenamiento [315] y en combinación con un
programa de ejercicio físico de 6 - 12 meses [316-318]. Los hallazgos de estos estudios
tienen algunas aplicaciones para las mujeres sedentarias posmenopáusicas. Sin embargo,
hay muy pocos datos disponibles que evalúen los efectos de la administración de
suplementos de isoflavonas sobre el aumento de la masa muscular durante el
entrenamiento de resistencia. En este sentido, los resultados preliminares de un estudio,
disponible solamente en resumen [319], evaluaron los efectos de la suplementación con 5-
metil-7-metoxiisoflavonas (800 mg/día durante 8 semanas) sobre las adaptaciones al
entrenamiento de 14 hombres entrenados contra resistencia. Estos investigadores
encontraron que la suplementación con 5-metil-7-metoxiisoflavona no afectó
significativamente los cambios en el peso corporal, el índice de masa corporal, el contenido
mineral óseo o la fuerza isocinética máxima entre los grupos. Sin embargo, la masa libre de
grasa se incrementó en 1.3 kg en el grupo de metoxiisoflavona mientras que en el grupo de
placebo no hubo cambios (0.1 kg), lo que resultó en una reducción significativa en el
porcentaje de grasa corporal. Un estudio realizado por Wilborn et al. [277] informó que la
suplementación con metoxiisoflavonas (800 mg/día durante 8 semanas) no afectó de
manera significativa los niveles de fuerza ni los cambios en la composición corporal durante
un programa de entrenamiento de fuerza. Por lo tanto, no existen pruebas actuales que
respalden la suplementación con isoflavonas en la ganancia de tejido magro.
Ornitina-α-Cetoglutarato
Se ha demostrado que la ornitina-α-cetoglutarato (OKG) vía enteral reduce de manera
significativa el tiempo de cicatrización de una herida y mejora el balance de nitrógeno en
pacientes con quemaduras graves [320,321]. Una revisión realizada en 2004 por Cynober
postuló que la OKG podría actuar como precursor de arginina y NO, aunque la baja
efectividad de la arginina y otros precursores limita el potencial de la OKG. Debido a su
capacidad para mejorar el balance de nitrógeno, la OKG podría tener cierto potencial para
los atletas que participan en entrenamiento intenso. Chetlin et al. [322] reportaron que la
suplementación con OKG (10 gramos/día por 6 semanas) durante el entrenamiento contra
resistencia aumentó significativamente la fuerza en miembros superiores. Sin embargo, no
se observaron diferencias significativas en la disminución de la fuerza corporal total, el
volumen de entrenamiento, el aumento de la masa muscular o de la hormona de crecimiento
y de la insulina en el ayuno. Por lo tanto, no hay pruebas disponibles para concluir que la
suplementación con OKG aumente la masa muscular durante el entrenamiento.
Prohormonas
La testosterona y la hormona del crecimiento son dos hormonas primarias en el cuerpo
que sirven para promover el aumento de la masa muscular (i.e., el anabolismo) y la fuerza,
mientras que reducen la degradación muscular (catabolismo) y la masa grasa [323-330]. La
testosterona también promueve características sexuales masculinas (e.g., cabello, voz
grave, etc.) [324]. Bajas concentraciones de esteroides anabólicos son recetados a menudo
por los médicos para prevenir la pérdida de masa muscular en personas con diversas
enfermedades y dolencias [331-342]. Se conoce que algunos atletas han experimentado con
grandes dosis de esteroides anabólicos en un intento por mejorar las adaptaciones al
entrenamiento, aumentar la masa muscular y promover la recuperación durante el
entrenamiento intenso [324-326,329,330,343]. Las investigaciones han demostrado en
general que el uso de esteroides anabólicos y de la hormona del crecimiento durante el
entrenamiento puede aumentar la fuerza y la masa muscular [323,328,330,336,339,344-
351]. Sin embargo, se han reportado varios efectos adversos potencialmente mortales tras
el consumo regular de esteroides, incluyendo disfunción hepática, hiperlipidemia (colesterol
alto), aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular y cambios en el comportamiento
(i.e., ira por el uso esteroides) [346,352-356]. Algunos de los efectos adversos asociados
con el uso de estos agentes son irreversibles, particularmente en las mujeres [353]. Por esta
razón, los esteroides anabólicos han sido prohibidos por la mayoría de las organizaciones
deportivas y deben evitarse a menos que sean recetados por un médico para tratar una
enfermedad.
Tribulus Terrestris
El Tribulus terrestris (también conocido como punción de malezas/ parras o calabazas)
es una planta que produce un fruto que ha sido utilizado en la medicina herbolaria como
diurético, para los dolores de cólicos, combatir la hipertensión y la hipercolesterolemia
[276,379]. También se ha demostrado que aumenta los niveles de testosterona en
pacientes [380], mejora la función sexual en animales [380-382] y reduce los síntomas de
angina de pecho en pacientes cardíacos [383]. El agente activo en Tribulus se cree que es
la protodioscina. La protodioscina es un precursor de la dehidroepiandrosterona (DHEA)
que junto con la androstenediona son precursores de la testosterona. A medida que se
envejece los niveles de andrógenos disminuyen, razón por la cual se administrar DHEA o
suplementos de androstenediona han sido teorizados como un medio para aumentar los
niveles de testosterona, particularmente en individuos mayores. Aunque el Tribulus es un
precursor de la DHEA, se cree que podría afectar indirectamente los niveles de testosterona
al estimular la liberación de la hormona luteinizante (LH), la cual regula la producción natural
de testosterona [221]. En consecuencia, el Tribulus se comercializa como un suplemento
que puede aumentar la testosterona y promover mayores ganancias en fuerza y masa
muscular durante el entrenamiento. En modelos de investigación humana, varios estudios
han indicado que la suplementación de Tribulus [384,385] o en combinación con otros
secretagogos o precursores de andrógenos [386,387] no parece tener efectos sobre la
composición corporal o la fuerza durante el entrenamiento contra resistencia.
Sulfato de Vanadio
El sulfato de vanadio (vanadio) es un oligoelemento que afecta a la sensibilidad a la
insulina (similar al cromo) y puede afectar al metabolismo de proteínas y glucosa [221,388].
En este sentido, los informes han destacado la eficacia y el apoyo potenciales del vanadio
para mejorar la sensibilidad a la insulina [389] y ayudar con el control de la diabetes [390].
En relación con su capacidad potencial para influir en el metabolismo de las proteínas y la
glucosa, se ha afirmado que la suplementación con sulfato de vanadio influye positivamente
en la fuerza y la masa muscular [186,391]. Sin embargo, no hay estudios disponibles que
apoyen la efectividad de la suplementación con sulfato de vanadio para mejorar la fuerza o
la masa muscular en individuos no diabéticos que actualmente están en un programa de
entrenamiento de fuerza [392,393].
Yohimbina
La yohimbina es una sustancia que se deriva naturalmente de la corteza de los árboles
Pausinystalia y Corynanthe yohimbe. También se ha afirmado que la yohimbina posee
propiedades anabólicas y podría aumentar la masa muscular, disminuir la grasa corporal y
mejorar la fuerza durante un programa de entrenamiento. La afirmación del efecto
androgénico proviene principalmente de una investigación que sugirió una mejora en la
disfunción eréctil [394]. La yohimbina parece afectar al sistema nervioso central al disminuir
la actividad del sistema nervioso simpático y aumentar la actividad del sistema nervioso
parasimpático (relajante) [395]. También puede generar un aumento en los niveles de
norepinefrina en la sangre, lo que podría resultar en la disminución de grasa y pérdida de
peso. Dos estudios clínicos sugirieron que la suplementación con yohimbina aumenta los
niveles de ácidos grasos libres y glicerol durante el ejercicio, lo que promovió la pérdida de
grasa en las mujeres [396-398]. Ostojic et al. [399] informaron que los suplementos de
yohimbina (20 mg/día durante 21 días) promovieron la pérdida de grasa, pero no tuvieron
efecto sobre la masa muscular en los jugadores de fútbol de alto nivel que participaron en
un programa de entrenamiento contra resistencia. Por lo tanto, aunque puede tener algunos
beneficios, la suplementación con yohimbina no parece ser un suplemento efectivo para el
desarrollo de masa muscular.
Resumen
La Tabla 10.1 resume la clasificación de los nutrientes discutidos. Numerosos
suplementos dietéticos han sido comercializados a los atletas por su supuesta función en el
desarrollo de masa muscular. Sin embargo, sólo el monohidrato de Cr y la proteína han sido
reportados de manera consistente para promover mayores ganancias en masa libre de
grasa durante el entrenamiento de fuerza. Se ha demostrado que los EAA aumentan la
síntesis de proteínas y probablemente tendrían efectos similares a los de las proteínas y, por
lo tanto, se incluyen en la categoría de pruebas sólidas para apoyar la eficacia y seguridad.
El Calcio HMB ha mostrado que promueve un modesto aumento en la masa libre de grasa
en individuos no entrenados y ancianos que inician un entrenamiento, así como también
ayuda a preservar la masa muscular en poblaciones sarcopénicas. Además, los datos son
mixtos sobre si el Calcio HMB aumenta las ganancias de masa muscular durante el
entrenamiento en atletas bien entrenados. Los beneficios del Calcio HMB en los atletas se
relacionan más, con la probable reducción del catabolismo muscular o la ayuda en la
recuperación durante los períodos de entrenamiento intenso. Existen algunas pruebas
limitadas de que la adenosina-5'-trifosfato, los BCAA y el ácido fosfatídico pueden aumentar
la masa muscular durante el entrenamiento. Sin embargo, estas adaptaciones son menos
que las que se reportan típicamente cuando los individuos ingieren monohidrato de Cr con
proteína. Se necesita investigación adicional para evaluar el impacto de suplementar la dieta
con estos nutrientes sobre los cambios en la masa muscular durante el entrenamiento antes
de sacar conclusiones definitivas. Por último, aunque pueden existir algunos beneficios para
la salud o el rendimiento, como se ha indicado, la mayoría de los suplementos para la
construcción de músculo comercializados a los atletas han demostrado ser ineficaces o
simplemente no han sido lo suficientemente estudiados como para hacer alguna
recomendación. La manera más efectiva que recomendamos para promover el aumento de
masa muscular durante el entrenamiento de fuerza, es realizar un programa de
entrenamiento contra resistencia que sea progresivo y periódico, además de consumir
suficiente proteína en la dieta para mantener un balance energético positivo e ingerir
proteínas o EAA con Cr.
Objetivos de Aprendizaje
1. Ser capaz de definir cómo clasificar los suplementos para el desarrollo muscular con base en la
evidencia disponible.
2. Ser capaz de describir en detalle el mecanismo de acción e impacto de complementar la dieta con
monohidrato de Cr, EAA y proteínas sobre los cambios de la masa muscular durante el entrenamiento contra
resistencia.
3. Ser capaz de describir la justificación general y la eficacia de los suplementos para el desarrollo
muscular categorizados como con pruebas limitadas o mixtas que apoyan la eficacia y la seguridad.
4. Ser capaz de describir la razón de ser y la eficacia de los suplementos para el desarrollo muscular
categorizando como ineficaces o que carecen de datos de seguridad.
Sugerencias de Trabajo
1. Identificar cinco nutrientes descritos anteriormente que necesitan más investigación adicional y
delinear un diseño de un estudio que evalúe el valor ergogénico de estos nutrientes.
2. Realice una búsqueda en Internet de los suplementos dietéticos actuales para ver si se han
comercializado nuevos nutrientes o suplementos a los atletas. Luego realice una búsqueda en PubMed para
ver si existe alguna evidencia teórica que apoye las afirmaciones y si se han realizado estudios para evaluar si
complementar la dieta con ese nutriente afecta las ganancias en masa muscular durante el entrenamiento.
Luego, agregue el suplemento a la categoría apropiada en la tabla resumen.
3. Realice un análisis de la dieta y una evaluación de las prácticas de suplementos dietéticos de un atleta
de fuerza/potencia o un culturista. Proporcione recomendaciones sobre los ajustes dietéticos (i.e., la ingesta de
macronutrientes y el momento oportuno) y suplementos dietéticos que deben o no deben estar probando.
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Capítulo 11
Suplementos para Mejorar el Rendimiento
Algunos estudios han demostrado que consumir 4 - 6 gramos de β-alanina vía oral, en
dosis divididas y durante un período de 28 días es efectivo para aumentar los niveles de
carnosina [5,6], mientras que estudios más recientes han demostrado un aumento eficaz de
la carnosina con 12 gramos por día [7]. Por ejemplo, Hill et al. [8] observaron los efectos de
la suplementación con β-alanina sobre los niveles de carnosina muscular, así como el
rendimiento en el ejercicio (ejercicio en bicicleta hasta el agotamiento). En este estudio cada
sujeto ingirió 4 gramos/día de β-alanina durante una semana. Luego ingirieron 6.4 gramos
de β-alanina durante 9 semanas adicionales. Al final de las 10 semanas del estudio, los
niveles de carnosina muscular aumentaron en un 73% y, además, se produjo un aumento
del 16% en la cantidad total de trabajo realizado por el ciclista. En otro estudio, Stout et al.
[9] examinaron los efectos de la suplementación con alanina durante 28 días sobre el
rendimiento del ejercicio mediante el uso de cicloergómetro. Los resultados revelaron que la
suplementación con β-alanina retrasó el inicio de la fatiga neuromuscular. Varios estudios
también reportan beneficios ergogénicos [10-46], mientras que otros estudios informan
efectos limitados o ningún efecto [42,47-51]. Más recientemente, algunos estudios han
evaluado los efectos de la coingesta de la β-alanina con otros nutrientes ergogénicos como
creatina, bicarbonato de sodio, carbohidratos o suplementos multi-ingredientes, lo cual
podría tener beneficios adicionales [8,12,52-66]. En 2015, después de una revisión de la
literatura disponible, la ISSN publicó su posición [1] sobre la β-alanina:
Cafeína
La cafeína es un estimulante natural que se encuentra en muchos suplementos
nutricionales como el guaraná, la nuez de bissey o de kola, así como en el café, el té, los
refrescos, las bebidas energéticas y el chocolate. Se ha demostrado que la cafeína es una
ayuda ergogénica efectiva para diferentes tipos de ejercicio físico, así como termogénico
para la reducción de grasa [67]. En este sentido, se ha reportado que la cafeína mejora la
velocidad, la potencia pico y la potencia media en ciclistas que realizan pruebas contrarreloj
[68-70]. La ingesta de cafeína (e.g., 3 - 9 mg/kg tomada 30 - 90 minutos antes del ejercicio)
ha mostrado aumentar el uso de grasa como fuente de energía durante el ejercicio, lo cual
ahorra glucógeno muscular y mejora la capacidad de realizar ejercicio de resistencia [71,72].
Mientras que la mayoría de las personas consideran a la cafeína como una ayuda
ergogénica para los atletas de resistencia, también se ha reportado que este suplemento
mejora el rendimiento en sprint repetidos, lo que puede beneficiar a los atletas que realizan
sprints intermitentes (e.g., fútbol, baloncesto, fútbol, rugby) y a los atletas de potencia/fuerza
[73-75]. Sin embargo, cabe resaltar que los resultados en este tipo de actividades son algo
contradictorios [67,75]. Por ejemplo, Astorino et al. [76] no encontraron efectos significativos
sobre la fuerza en miembros superiores e inferiores después de suplementar hombres
entrenados contra resistencia con 6 mg/kg de cafeína. De manera similar, Beck et al. [77]
reportaron que la ingesta de cafeína (201 mg de cafeína o 2.1 – 3.0 mg/kg) aumentó la
fuerza máxima en la miembros superiores, pero no tuvo efectos sobre la fuerza o la
resistencia muscular en miembros inferiores. Por el contrario, Goldstein et al. [78]
concluyeron que la ingesta de cafeína (6 mg/kg) aumentó significativamente la fuerza en el
press banco en un grupo de mujeres, aunque no impacto sobre la cantidad de repeticiones
al fallo. Además, Duncan et al. [79-82] demostraron que la ingesta de cafeína (5 mg/kg)
antes del ejercicio de fuerza aumentó la potencia máxima y las repeticiones hasta el fallo en
press banco y otros ejercicios [79-82], mejoró el estado de ánimo [79,81], y disminuyó la
percepción del esfuerzo y el dolor muscular [80,82]. Una posible razón de estos resultados
contradictorios es que los consumidores de cafeína entrenados parecen experimentar
mayores resultados que los individuos no entrenados o los consumidores habituales de
cafeína [83-85]. Por esta razón, se recomienda no ingerir cafeína durante 5-7 días antes de
una competencia para optimizar el potencial ergogénico. También debe tenerse en cuenta
que las dosis de cafeína superiores a 9 mg/kg, o incluso dosis más bajas en individuos que
no metabolizan la cafeína correctamente, podría dar lugar a niveles de cafeína en la orina
que superan el umbral de dopaje para algunas organizaciones deportivas. Por ejemplo, el
límite de cafeína del Comité Olímpico Internacional (COI) es de 12-15 μg/L de cafeína en la
orina, lo que equivale aproximadamente a 1,000 mg de cafeína consumidos en una hora
[67,86]. Esto equivaldría a consumir 6 - 8 tazas de café, equivalente a 8 - 12 onzas. Sin
embargo, después de revisar la literatura científica en 2010, la ISSN adoptó lo siguiente
como la posición oficial en términos de cafeína y rendimiento [67]:
Carbohidratos
El principal combustible utilizado para el ejercicio intermitente de resistencia de alta
intensidad es el carbohidrato. Dado que las reservas de glucógeno son limitadas, asegurar
que los individuos tengan suficientes carbohidratos para satisfacer las demandas en el
ejercicio sigue siendo una de las estrategias nutricionales más importantes para mejorar el
rendimiento. Optimizar la ingesta de carbohidratos en la dieta, así como proporcionar
carbohidratos antes, durante y después del ejercicio, puede garantizar el mantenimiento de
las reservas endógenas de glucógeno [89-92]. Los atletas e individuos activos deben
consumir una dieta alta en carbohidratos (e.g., 55 - 65% de las calorías diarias o 5-8
gramos/kg/día) para mantener las reservas glucógeno hepático y muscular [89,90,93]. Los
estudios han identificado claramente a los carbohidratos como una ayuda ergogénica para
prolongar el ejercicio [90,94]. Por ejemplo, Below et al. [95] reportaron que ingerir
carbohidratos a lo largo de un protocolo hasta el agotamiento, después de
aproximadamente una hora de ejercicio de intensidad moderada en bicicleta, puede
incrementar de manera significativa el tiempo de ejercicio. Además, Widrick et al. [96]
examinaron sistemáticamente las cuatro combinaciones posibles de niveles altos y bajos
niveles de glucógeno intramuscular antes del ejercicio con y sin suministro de carbohidratos,
antes de una sesión convencional de ejercicio en bicicleta. Cuando se proporcionó
carbohidratos, se mejoró el rendimiento. En una revisión, Williams & Hawley [92]
concluyeron que la ingesta de carbohidratos puede aumentar el rendimiento en los deportes
de conjunto que se caracterizan por la variación en la intensidad y los períodos intermitentes
de esfuerzo. Pochmuller et al. [94] y Colombani et al. [97] señalaron que la duración e
intensidad de una sesión de ejercicio, así como el estado de ayuno de los individuos, son
factores clave que pueden impactar el rendimiento durante un esfuerzo físico. Además,
Burke et al. [89,98], Hawley et al. [91] y Rodríguez et al. [93] han enfatizado en la
importancia de la administración óptima de carbohidratos durante varios tipos de deportes y
en escenarios de recuperación para contribuir a un mayor rendimiento. Más allá de la
ingesta, una gran cantidad de literatura ha llamado la atención sobre el impacto potencial de
los enjuagues bucales con carbohidratos como una estrategia ergogénica. El trabajo inicial
de Carter et al. [99] ha demostrado un aumento en el tiempo hasta el agotamiento durante la
práctica de ciclismo después de hacer enjuagues en la cavidad oral (sin deglución) con una
solución de carbohidratos versus un enjuague sin carbohidratos, mostrando que los
receptores en el cerebro podrían estar relacionados con la mera presencia de carbohidratos
en la boca, lo cual podría servir para mejorar el rendimiento en varios tipos de ejercicio.
Aunque esta estrategia apenas está surgiendo, algunos estudios respaldan la capacidad de
los enjuagues bucales con carbohidratos para aumentar el rendimiento [100-103], mientras
que otros no [104-106]. Otra alternativa de manipulación de los carbohidratos, como se
indicó en el Capítulo 2, es el uso de soluciones de carbohidratos de alto peso molecular
(HMW) que promueven un vaciado gástrico más rápido, aceleran la absorción de glucosa y
la reposición de glucógeno muscular después del ejercicio, lo cual podría mejorar la
capacidad de rendir mejor posterior a un entrenamiento o competencia. Al revisar los
posibles avances en el campo, Kanter et al. [107] concluyeron que la investigación sobre los
carbohidratos de HMW en la síntesis y recuperación del glucógeno muscular es
prometedora.
Monohidrato de Creatina
Como se indica en el Capítulo 10, la suplementación con monohidrato de creatina (CrM)
es una estrategia con mucho respaldo científico para aumentar la masa y la fuerza muscular
durante un programa de entrenamiento. Sin embargo, también se ha reportado que el CrM
mejora la capacidad de realizar ejercicios en diferentes entornos [108-111]. Específicamente,
los estudios han documentado mejoras en sprints sencillos y múltiples, en el trabajo
realizado durante varias series de esfuerzo máximo, en el umbral “anaeróbico”, en la carga
de glucógeno, en recuperación y en la mayor tolerancia al entrenamiento [112]. El aumento
del rendimiento luego de la suplementación con CrM es típicamente del 5 - 15% mayor al
grupo control, dependiendo de la duración de la suplementación. Se han reportado mejoras
en adolescentes [120-124], adultos jóvenes [53,111,125-134] y personas mayores [135-141].
En consecuencia, como se muestra en la Tabla 11.1, una gran variedad de eventos atléticos
y deportes de conjunto que involucran ejercicios de alta intensidad e intermitentes podrían
beneficiarse del uso de CrM [110]. Aunque menos se conoce del potencial ergogénico en
ejercicios de resistencia, los atletas de endurance podrían beneficiarse de la suplementación
con CrM debido a la capacidad de promover la carga de glucógeno [113-116], mejorar el
entrenamiento por intervalos, aumentar el umbral “anaeróbico”, acelerar la recuperación y
mantener la masa muscular durante el entrenamiento [112]. Kreider et al. [112] actualizaron
recientemente la posición de la ISSN sobre la suplementación con creatina y concluyeron lo
siguiente:
1. El CrM es el suplemento nutricional y ergogénico más efectivo del que se
dispone actualmente para los atletas que buscan aumentar el rendimiento durante
ejercicio de alta intensidad y la ganancia de masa magra.
8. El método más rápido para aumentar las reservas de creatina muscular parece
ser consumir ~0.3 gramos/kg/día de CrM durante 5 - 7 días, seguido de 3 - 5 g/día en
adelante para mantener las reservas elevadas. Inicialmente, ingerir cantidades más
pequeñas de CrM (e.g., de 3 - 5 g/día) aumentará las reservas de creatina muscular
en un período de 3 - 4 semanas; sin embargo, los efectos iniciales sobre el
rendimiento luego de este protocolo están menos soportados.
Por lo tanto, el CrM sigue siendo uno de los pocos suplementos nutricionales en donde
la investigación ha demostrado de manera consistente varios beneficios potencionales a
nivel ergogénico y para la salud [112]. Sin embargo, a pesar de la abrumadora cantidad de
evidencia científica, abundan en la Internet afirmaciones sin fundamento que ponen en duda
la seguridad y eficacia de la suplementación con CrM, lo cual lleva a varias organizaciones
deportivas que carecen de buen asesoramiento profesional a prohibir la compra y el
consumo de creatina en sus atletas, e incluso han habido intentos legislativos para restringir
la venta de creatina. Adicionalmente, algunos países han limitado la cantidad de creatina a 3
gramos por servicio en los suplementos nutricionales sin ninguna evidencia científica ni
lógica que apoye esta decisión. Como se señaló en la posición del ISSN [112], los
comentarios y las políticas públicas relacionadas con la suplementación con creatina deben
basarse en una evaluación cuidadosa de la evidencia científica desde ensayos clínicos bien
controlados y no en informes anecdóticos sin fundamento, información errónea publicada en
Internet, o de encuestas mal diseñadas que sólo perpetúan los mitos sobre la
suplementación con creatina. Dados los beneficios conocidos y el perfil de seguridad
reportado en la literatura científica y médica en lo referente a la suplementación con
creatina, la ISSN concluyó que la legislación gubernamental y las organizaciones deportivas
que restringen o desalientan el consumo de creatina pueden estar poniendo en un mayor
riesgo a los atletas – particularmente aquellos que realizan deportes de contacto y que
tienen riesgo de traumatismo craneal o lesión neurológica, abriéndose así una
responsabilidad legal. Esto incluye a los niños y adolescentes atletas que participan en
eventos deportivos que los ponen en riesgo de sufrir lesiones en la cabeza y la médula
espinal. Si tales restricciones continúan, en nuestra opinión, sólo es cuestión de tiempo que
un atleta lesionado o sus familias demanden a estas organizaciones por negligencia.
Bicarbonato de Sodio
Por otro lado, otros estudios han examinado el beneficio potencial de ingerir
bicarbonato de sodio con β-alanina o cafeína. Por ejemplo, Bellinger et al. [135] encontraron
que dosis agudas de bicarbonato de sodio (300 mg/kg/día) aumentaron el rendimiento en
pruebas contrarreloj de ciclismo de 4 km en atletas entrenados, aunque la suplementación
con β-alanina (65 mg/kg/día durante 28 días) sólo proporcionó una pequeña mejora
significativa en el rendimiento. Mero et al. [136] observaron una mejora en el rendimiento
luego de la suplementación aguda con bicarbonato de sodio (300 mg/kg) antes de realizar
sprints de natación de 100 metros con repeticiones de 60 segundos. Sin embargo, la co-
suplementación con β-alanina (4.8 gramos/día durante 4 semanas) no generó ningún
beneficio adicional sobre el rendimiento maximal en natación. Ducker et al. [137] reportaron
hallazgos similares con 10 semanas de suplementación de β-alanina e ingesta aguda de
bicarbonato de sodio. Por otro lado, Hobson et al. [54] encontraron que la suplementación
aguda con bicarbonato de sodio y la administración crónica de β-alanina (6.4 gramos/día
durante 4 semanas) aumentó el rendimiento en remo a 2,000 metros y presentó un efecto
aditivo. Painelli et al. [56] reportaron hallazgos similares en el rendimiento de natación de
100 y 200 metros. Tobias et al. [138] informaron que la ingesta de β-alanina (6,4 gramos/día
durante 4 semanas) o bicarbonato de sodio (500 mg/kg durante 7 días) mejoró la potencia
en miembros superiores de atletas de artes marciales y hubo algunos efectos sinérgicos.
Por el contrario, Danaher et al. [139] sometieron a ocho atletas masculinos sanos a un
protocolo de suplementación con β-alanina, bicarbonato de sodio o su combinación durante
seis semanas totales, y a través de un diseño cruzado evaluaron el rendimiento en una
prueba de ciclismo de sprints repetidos. Aunque los resultados mostraron un incremento en
la capacidad buffer, el rendimiento sólo mejoró cuando se suministró β-alanina. En relación
a la co-ingesta de cafeína y bicarbonato de sodio, Kilding et al. [130] mostraron efectos
independientes de la cafeína y el bicarbonato sobre el rendimiento en una prueba
contrarreloj de ciclismo de 3 km, pero ningún beneficio sinérgico. Marriott et al. encontraron
que 6 mg/kg de cafeína con 0.4 gramos/kg de bicarbonato de sodio antes del ejercicio
mejoraba el rendimiento durante ejercicios intermitentes de alta intensidad y redujo el
esfuerzo percibido después de un ejercicio intenso de flexión de brazo, con mayores efectos
generales en el grupo que ingirió bicarbonato de sodio. Finalmente, Felippe et al. [140]
reportaron que la combinación de suplementos de bicarbonato de sodio y cafeína aumentó
el rendimiento en pruebas repetidas de aptitud física para Judo. Aunque estos resultados
son prometedores, se requiere más investigación para evaluar el potencial valor ergogénico
de combinar la suplementación con bicarbonato de sodio junto a otros nutrientes que
pudieran afectar el rendimiento del ejercicio intermitente de alta intensidad (e.g., creatina, β-
alanina, nitratos, fosfato de sodio, etc.). También se debe considerar que el bicarbonato de
sodio ha sido reportado como causa de distensión estomacal o malestar gastrointestinal.
Por lo tanto, es aconsejable que los atletas lo usen durante el entrenamiento para
determinar la tolerancia.
Fosfato de Sodio
El fosfato es un mineral esencial que se encuentra como fuente en muchos alimentos
(e.g., la carne roja, el pescado, los lácteos, los cereales, etc.), tiene funciones clave en los
huesos, las membranas celulares, la estructura del ARN/ADN y como estructura de la
fosfocreatina y varios nucleótidos. Además, se ha sugerido que el fosfato podría tener una
función ergogénica debido a su potencial para mejorar el transporte de oxígeno mediante la
modulación del 2,3-bifosfoglicerato y otros componentes buffer del lactato. Estudios clásicos
de Cade et al. [141], Kreider et al. [142,143], y Stewart et al. [144] demostraron que la
suplementación con fosfato de sodio redujo los niveles de lactato a una intensidad de
ejercicio dada, aumentó el umbral anaeróbico y la capacidad aeróbica máxima, y mejoró la
función cardíaca permitiendo un mejor rendimiento en pruebas contrarreloj. Los estudios
indican que la suplementación con fosfato de sodio (NaPO4) mejora la capacidad aeróbica
en un 5 - 12% [142,143,145], el umbral anaeróbico en un 5 - 10% [142,143,146,147], la
potencia media de salida [145,148] y el rendimiento de carrera intermitente [149-151].
Colectivamente, estos estudios han empleado una dosificación que indica tomar un gramo
de NaPO4 cuatro veces al día durante 3 - 6 días. Sin embargo, no todos los estudios [152-
154] han reportado resultados ergogénicos. Parece que las fuentes de fosfato de calcio y
potasio son menos eficaces que el fosfato de sodio [155].
Algunos estudios también indican que la ingesta de las BE antes del ejercicio contra
resistencia podría tener un efecto sobre el rendimiento. Por ejemplo, Forbes et al. [170]
administraron a 15 estudiantes universitarios físicamente activos una cierta cantidad de RB
(estandarizado con 2 mg/kg de masa corporal de cafeína) o un placebo, 60 minutos antes
del ejercicio. Los investigadores reportaron que el RB incrementó en un 6% el número de
repeticiones en press de banca durante tres series, aunque no encontraron efecto sobre la
velocidad pico o la potencia promedio en sprint anaeróbico en cicloergómetro. Del Coso et
al. [171] evaluaron los efectos de la ingesta de un RB que contenía 1 o 3 mg/kg de masa
corporal en cafeína o un placebo, 60 minutos antes de realizar ejercicios de fuerza en press
de banca y sentadilla. Los resultados revelaron que la ingesta de la BE con 3 mg/kg de
masa corporal en cafeína aumentó la potencia máxima generada en un 7% tanto en
sentadilla media como en press de banca, en comparación con la ingesta del placebo. Sin
embargo, la dosis más baja de cafeína no tuvo efecto sobre el rendimiento. González et al.
[172] demostró que la ingesta de RB 10 minutos antes del ejercicio incrementó en un 11.9%
el número de repeticiones realizadas durante 4 series de sentadilla o press de banca a un
80% de su repetición máxima (1RM). Además, la potencia media generada fue
significativamente mayor en los sujetos que tomaron RB. Sin embargo, no todos los estudios
han encontrado efectos significativos. Por ejemplo, Candow et al. [173] concluyeron que la
ingesta una hora antes del ejercicio de 2 mg/kg de masa corporal de RB sin azúcar, no tuvo
efectos sobre el tiempo hasta el agotamiento en carrera realizada a un 80% de la captación
pico de oxígeno. Asimismo, Astorino et al. [76] mostraron que la ingesta de RB 60 minutos
antes de pruebas repetidas de agilidad en jugadoras de fútbol no tuvo efectos significativos
en el rendimiento. Sin embargo, la mayoría de los estudios indican que la ingesta de RB
antes del ejercicio puede influir en la capacidad y rendimiento físico.
Adicionalmente, Jagim et al. [181], investigadores del ESNL, evaluaron los efectos de
ingerir una fórmula de SPE con varios ingredientes (4 g de carbohidratos, 130 mg de sodio,
2 g de clorhidrato de creatina, 2 g de β-alanina, 1.5 g de betaina, 1 g de taurina, 600 mg de
N-acetil L-cisteína, 300 mg de alfa-gliceril fosforilcolina, 6 g de malato de citrolina, 500 mg
de Beta vulgaris [extracto de raíz de remolacha], 3 g de L-leucina y 1.5 g de L-isoleucina, 1.5
g de valina, 1.5 g de L-tirosina, 300 mg de cafeína anhidra, 50 μg de huperzina A y 5 mg de
extracto de Fruto de Piper Nigrum) 30 minutos antes de realizar un test de salto vertical
contramovimiento, 5 series de 5 repeticiones al 85% de 5 RM en sentadilla y en press de
banca, seguido de una única serie al fallo, y una test de capacidad anaeróbica de sprint. Los
resultados revelaron incrementos significativos en el número de repeticiones realizadas en
la serie al fallo en press de banca, así como en la capacidad anaeróbica de sprint después
de la ingesta del SPE, en comparación con el placebo de agua de color y sabor similar. De
manera similar, Martínez et al. [182] reportaron que la ingesta de un SPE que contenía
carbohidratos, β-alanina, nitrato de creatina, L-tirosina, ribosa, aminoácidos, cafeína y otros
nutrientes, mejoró significativamente la potencia pico y promedio en comparación con la
ingesta de un placebo. Jung et al. [64] evaluaron los efectos de la ingesta de un SPE que
contenía beta-alanina (3 g), nitrato de creatina (2 g), alfa-cetoglutarato de arginina (2 g), N-
acetil-L-tirosina (300 mg) y cafeína (284 mg), con y sin 20 mg de sinefrina, sobre el gasto
energético en reposo y el rendimiento en el ejercicio físico agudo. Los investigadores
reportaron que la ingesta de PWS antes del ejercicio incrementó el gasto de energía en
reposo, pero tuvo efectos limitados sobre la resistencia muscular y la capacidad anaeróbica
de sprint en comparación con la ingesta de un placebo de maltodextrina de color y sabor
similar. Además, la adición de sinefrina no proporcionó beneficios adicionales. Collins et al.
[183] investigaron los efectos de ingerir una bebida placebo o un SPE listo para beber que
contenía cafeína (200 mg), β-alanina (2.1 g), y nitrato de arginina (1.3 g) durante 7 días
sobre el rendimiento en el ejercicio. Los investigadores encontraron que la ingesta aguda de
PWS mantuvo la fuerza en press de pierna en fase de recuperación en un mayor grado,
incrementó las repeticiones hasta el fallo e incrementó el volumen en el press de banca y el
volumen total de levantamiento, en comparación con un placebo de dextrosa de un sabor y
color similar. No obstante, el rendimiento de la prueba contrarreloj de 4 km no se vio
afectado por la ingesta aguda del SPE. Finalmente, Cameron et al. [184] evaluaron los
efectos de ingerir un SPE de varios ingredientes, entre los que se encontraban cafeína, β-
alanine, extracto de raíz de remolacha junto con algunos nutrientes que supuestamente
mejoran la función cognitiva en reposo y el rendimiento físico en mujeres físicamente
activas. Los resultados revelaron que la ingesta de SPE aumentó el gasto energético en
reposo, mejoró la resistencia muscular en miembros superiores y la capacidad anaeróbica
en comparación con un placebo similar en sabor y color. Colectivamente, estos y otros
hallazgos proporcionan evidencia que sugiere una mejora en la respuesta aguda del
rendimiento físico cuando se ingiere un SPE antes del ejercicio. También existen varios
estudios que indican que el consumo de las BE, los SE y los SPE mejoran la función
cognitiva (vér [167] para una revisión exhaustiva).
Ácido Araquidónico
El ácido araquidónico (ARA) es un ácido graso poliinsaturado de cadena larga (20:4, n-
6) que reside en la doble capa de fosfolípidos de las membranas celulares y su
concentración depende de la ingesta alimentaria [191]; de hecho, no se encuentran grandes
cantidades de ARA en la dieta típica estadounidense [192]. Sin embargo, se ha demostrado
que la suplementación con tan solo 1.5 gramos por día durante un período de 50 días,
aumenta los depósitos de ARA en las membranas celulares de diferentes tejidos [193]. En el
músculo esquelético, existe evidencia que señala que el ARA podría regular parte de la
respuesta inflamatoria al entrenamiento de fuerza a través de una optimización de la vía de
señalización de las prostaglandinas [194]. De manera específica, el ejercicio activa la
liberación de ARA desde la membrana de la célula muscular, a través de la activación de la
fosfolipasa A2, con lo cual puede convertirse posteriormente en prostaglandinas (i.e., PGE2
o PGF2α) gracias a la acción de varias isoformas de la ciclooxigenasa (COX) [195]. Estas
prostaglandinas pueden activar receptores asociados a una respuesta autocrina y paracrina
que al final regula la síntesis de proteínas musculares (SPM). Roberts et al. [196], en el
ESNL, fueron el primer grupo en examinar el impacto de la suplementación con ARA sobre
los cambios de fuerza y composición corporal en humanos. Durante un período de ocho
semanas, hombres de edad universitaria entrenados en fuerza fueron suplementados a
manera de doble ciego con un placebo o ARA (1 g/día) junto a un consumo de 90
gramos/día de proteína de suero. Se encontró un aumento significativo en la potencia pico
en el grupo ARA, aunque no se encontraron otros cambios en la fuerza o composición
corporal. DeSouza et al. [197] investigaron los efectos de la suplementación con ARA (0.6
g/día vs. placebo) en un grupo de hombres jóvenes entrenados en fuerza durante ocho
semanas de entrenamiento contra resistencia pero sin suplementación proteica. Los autores
reportaron incrementos en masa magra (2.9%), fuerza en miembros superiores (8.7%) y
potencia pico (12.7%) sólo en el grupo suplementado con ARA.
Mitchell et al. [198] también han publicado datos luego de suplementar durante 4
semanas a 19 hombres entrenados en fuerza con 1.5 gramos/día de ARA. Los
investigadores encontraron que la suplementaión con ARA no generó cambios agudos en la
SPM ni en vías de señalización de la traducción de proteínas. Los autores concluyeron que
la suplementación con ARA no tuvo relación mecanística en la respuesta anabólica a corto
plazo, aunque podría aumentar la capacidad de traducción (datos no mostrados). Markworth
et al. [199] demostraron recientemente que la suplementación con ARA (1.5 gramos/día)
durante 4 semanas de entrenamiento aumentó la respuesta aguda inflamatoria a nivel
sistémico e intramuscular luego de una sesión de ejercicios de fuerza (i.e., 8 series de press
de pierna y extensión al 80% 1 RM). Los investigadores encontraron una mayor respuesta
inflamatoria inducida por el ejercicio en los hombres que recibieron ARA, aunque esto no se
acompañó de un mayor daño muscular. Markworth et al. [200] también mostraron que la
suplementación con ARA redujo el número de plaquetas y monocitos circulantes, además
de disminuir la expresión de ARNm de marcadores superficiales de células inmunitarias;
elastasa/CD66b en neutrófilos e interleucina 1-β en células mononucleares de sangre
periférica. En el músculo, la suplementación con ARA aumentó la expresión del ARNm de
factores reguladores miogénicos (MyoD y miogenina), pero no tuvo ningún efecto sobre una
variedad de marcadores celulares inmunológicos o sobre citocinas inflamatorias. Los
investigadores concluyeron que la suplementación con ARA podría modular de manera
rápida y segura el perfil de ácidos grasos en plasma y músculo, al tiempo que promueve la
expresión de genes miogénicos en hombres entrenados contra resistencia, sin riesgo de
aumentar la inflamación basal a nivel sistémico o intramuscular. Dada la escasez de datos
en humanos y la inconsistencia de los hallazgos, es demasiado pronto para recomendar de
manera abierta el consumo de ARA. No obstante, se considera un área fértil de
investigación.
Citrulina
La L-citrulina (ácido 2-amino-5-(carbamoilamino)-pentanoico) se produce
endógenamente a partir de la ornitina y el carbamoil fosfato durante el ciclo de la urea. En el
cuerpo, la citrulina se recicla eficientemente en arginina para la posterior producción de
óxido nítrico a través del ciclo citrulina/óxido nítrico [215]. A diferencia de la arginina, el
catabolismo de la citrulina en los intestinos es limitado [216], así como también su extracción
del tejido hepático [217], lo que hace que la mayoría de la citrulina pase a circulación
sistémica antes de convertirse en arginina [218]. Debido a esto y a su captación no
competitiva para el transporte celular [218], la suplementación con citrulina ha mostrado ser
más efectiva para incrementar arginina en plasma [219,220] y para activar la óxido nítrico
sintasa (NOS) [220], así como otros biomarcadores de óxido nítrico (NO) [221]. Varios
estudios han evaluado el potencial ergogénico de la suplementación con L-citrulina. Por
ejemplo, Suzuki et al. [222] demostraron que 2.4 g/día de L-citrulina durante 7 días aumentó
la concentración de metabolitos de NO y argninina en plasma, además de mejorar el
rendimiento en una prueba contrarreloj de 4 km. Bailey et al. [223] reportaron que siete días
de suplementación con citrulina (6 gramos/día) aumentó de manera significativa los niveles
plasmáticos de arginina y nitrito, al tiempo que que mejoró la cinética muscular del O2 y el
rendimiento de los flexores del antebrazo. Glenn et al. [224] concluyeron que 12 gramos de
malato de citrulina ingeridos 60 minutos antes del ejercicio aumentó la fuerza de agarre y la
capacidad anaeróbica en la carrera de velocidad de Wingate (i.e., 30 segundos de máximo
esfuerzo en ciclo ergómetro contra una resistencia estandarizada). Wax et al. [225]
demostraron que la administración de malato de citrulina (8 gramos) antes del ejercicio
aumentó de manera significativa el número de dominadas con agarre supino (chin-ups),
chin-ups inversas y flexiones de codos realizadas por hombres entrenados. Además, Hwang
et al. [226] encontraron que la suplementación con 200 mg/día de glutatión + 2 gramos/día
de L-citrulina o 2 g/día de malato de L-citrulina durante 8 semanas de entrenamiento de
fuerza generó un aumento de la masa magra a las 4 semanas y se asoció positivamente
con la fuerza muscular en el grupo glutatión + citrulina, pero no en el grupo de malato de L-
citrulina, en comparación con un grupo placebo.
A pesar de lo anterior, otros estudios no han encontrado beneficios ergogénicos. Por
ejemplo, Cutrufello et al. [227] reportaron que una dosis única de L-citrulina (6 gramos) +
jugo de sandía (que contenía ~1 gramo de citrulina) no tuvo un efecto significativo sobre el
número total de repeticiones, el tiempo hasta el agotamiento, la capacidad aeróbica máxima,
el umbral “anaeróbico” o la vasodilatación mediada por flujo. Cunniffe et al. [228] mostraron
que la ingesta de 12 gramos de malato de L-citrulina 30 minutos antes del ejercicio de
fuerza generó un incremento en la concentración de citrulina (8.8 veces), ornitina (3.9 veces)
y glutamina (1.3 veces) en sangre, pero no se observó un efecto significativo sobre 10 x 15
segundos de sprint maximal en bicicleta con 30 segundos de recuperación entre sprint. da
Silva et al. [229] concluyeron que la ingesta de 6 gramos de malato de L-citrulina antes del
ejercicio de fuerza no tuvo efectos significativos sobre el número máximo de repeticiones
realizadas, el esfuerzo percibido, los niveles de creatina cinasa, el lactato en sangre, la
actividad neuromuscular detectada por electromiografía (EMG), la frecuencia muscular o en
la relación entre testosterona y cortisol (un marcador del estado anabólico). Chappel et al.
[230] encontraron que la ingesta de 8 gramos de malato de L-citrulina antes de realizar 10
series de 10 repeticiones de curl con barra al 80% de 1RM no tuvo ningún efecto sobre el
número de repeticiones realizadas, los niveles de lactato en sangre o la calificación de dolor
muscular. González et al. [231] mostraron que ingerir 8 gramos de malato de L-citrulina 40
minutos antes del entrenamiento de fuerza (i.e., 5 series de 15 repeticiones al 75% de 1RM)
en press de banca tendió a aumentar de manera no significativa el número de repeticiones
realizadas durante la 4 serie de ejercicio, pero no se observaron efectos sobre las
percepciones de fatiga. En consecuencia, aunque hay algunos datos que soportan su uso,
se requiere investigación adicional para determinar los efectos de la suplementación con
citrulina sobre el rendimiento antes que se puedan establecer conclusiones definitivas.
Aminoácidos Esenciales
En el capítulo 4 se discutió la función de los aminoácidos esenciales (EAA) sobre la
SPM y en las adaptaciones al entrenamiento. En resumen, es bien sabido que la ingesta de
2 - 4 gramos del aminoácido esencial leucina es necesaria para estimular los mecanismos
celulares que controlan la hipertrofia muscular [232,233] y que la ingesta de 6 - 12 gramos
de una mezcla completa de aminoácidos esenciales es necesaria para maximizar la SPM
[234-242]. Sin embargo, el impacto de la suplementación con EAA sobre las adaptaciones al
entrenamiento y el rendimiento sigue sin explorarse en gran medida. Aunque existe un
fundamento teórico sólido y varios diseños de estudios a nivel agudo proporcionan algo de
respaldo, actualmente no está claro si la administración de EAA conduciría a mayores
adaptaciones al entrenamiento o si el seguimiento de esta estrategia nutricional sería mejor
que simplemente ingerir carbohidratos y una proteína de calidad después del ejercicio.
Además, se dispone de muy pocas investigaciones que hayan examinado la capacidad de
los EAA para influir en el rendimiento físico. Por estas razones, muchos autores y artículos
de revisión han recomendado que se priorice en fuentes de proteína intacta en vez de la
ingesta de aminoácidos en forma libre [93,243-245] para promover la ganancia de masa
libre de grasa, pero, como se mencionó, el impacto de los EAA sobre los cambios en el
rendimiento sigue sin determinarse.
Glutatión
El glutatión es un tripéptido que está compuesto por los aminoácidos ácido gamma-
glutámico, cisteína y glicina. El glutatión se encuentra en prácticamente todas las células
vegetales y animales, con concentraciones más altas en el hígado, el corazón, el cristalino,
las células sanguíneas y el músculo esquelético entrenado [246]. El glutatión previene el
estrés oxidativo en la mayoría de las células al ayudar a atrapar los radicales libres que
pueden dañar el ADN y el ARN. Existe una correlación directa entre la velocidad del
envejecimiento y la reducción de las concentraciones de glutatión en los fluidos
intracelulares. En este sentido, a medida que el individuo envejece, los niveles de glutatión
disminuyen y la capacidad para eliminar los radicales libres también. Dado que el estrés
oxidativo contribuye a la fatiga muscular, un antioxidante como el glutatión podría retrasar la
fatiga y, por lo tanto, mejorar el rendimiento. Lands et al. [247] suplementaron durante 12
semanas a un grupo de sujetos con 20 gramos/día de suero de leche como fuente de
cisteína o un placebo. Los investigadores encontraron que la suplementación aumentó la
potencia pico (13%) y la capacidad de esprintar durante 30 segundos (13%) sin cambios en
el grupo placebo (2%). La concentración de glutatión en linfocitos también aumentó de
manera significativa. Medved et al. [248] reportaron la ingesta de N-Acetilcisteína (NAC)
minutos antes y durante una sesión de ciclismo a intensidad moderada y alta, mejoró el
rendimiento en individuos bien entrenados [248]. Matuszczak et al. [249] concluyeron que la
suplementación con NAC (150 mg/kg) retrasó la fatiga en un 130% con respecto a la línea
base e inhibió la oxidación de glutatión. Cobley et al. [250] mostraron que la suplementación
con NAC preservó la recuperación intermitente en hombres entrenados de forma recreativa.
Michailidis et al. [251] encontraron que la suplementación con NAC (20 mg/kg) después de
un protocolo de ejercicio para generar daño muscular atenuó el incremento de marcadores
inflamatorios (i.e., actividad de creatina cinasa, proteína C reactiva, citoquinas pro-
inflamatorias), de la fosforilación del factor nuclear kappa B (NF-κB) y la disminución de la
fuerza durante los primeros 2 días de recuperación. Trewin et al. [252] demostraron que la
suplementación con NAC (100 mg/kg dos veces al día durante 2 días antes del ejercicio y
una vez al día durante la recuperación) alteró el metabolismo de sustratos y los patrones de
reclutamiento de los tipos de fibra muscular durante un protocolo de entrenamiento
intervalado de alta intensidad en ciclistas entrenados. De manera similar, Slattery et al. [253]
encontraron que 9 días de suplementación con NAC (1.2 gramos/día) antes de realizar una
prueba contrarreloj en cicloergómetro mejoró el rendimiento en sprint durante una
simulación de carrera, redujo el estrés oxidativo inducido por el ejercicio y atenuó los
marcadores de inflamación en triatletas entrenados. Finalmente, Rhodes et al. [254]
concluyeron que la suplementación con NAC (1 gramo/día durante 6 días) redujo el dolor
muscular después de una sesión de ejercicio hasta el daño muscular. Sin embargo, otros
estudios no reportan beneficios en el rendimiento o en la recuperación [254-256].
Colectivamente, estos hallazgos sugieren que la suplementación con NAC podría
proporcionar algún beneficio ergogénico pero se necesita más investigación.
Glicerol
Se ha reportado que la ingesta de glicerol con agua aumenta la retención de líquidos y
mantiene el estado de hidratación [257-259]. Teóricamente, esto debería ayudar a los atletas
a prevenir la deshidratación y mejorar su respuesta ante los cambios térmicos y la respuesta
cardiovascular. De hecho, varios estudios indican que el consumo de glicerol con agua
podría tener los efectos mencionados [257,258,260-268]. Por ejemplo, Lyon et al. [260]
reportaron que la coingesta de glicerol (1 gramo/kg) con agua (21 ml/kg) 2.5 horas antes de
hacer ejercicio en ambiente cálido elevó la tasa de sudoración y redujo la temperatura rectal.
Montner et al. [261] demostraron que ingerir glicerol (1.2 gramos/kg) con agua (26 ml/kg)
redujo la frecuencia cardíaca y aumentó el tiempo hasta el agotamiento durante
entrenamiento de resistencia en un 21%. Coutts et al. [269] encontraron que la
suplementación con glicerol (1.2 gramos/kg en 25 ml/kg de agua) redujo los efectos
negativos de un triatlón de longitud Olímpica en un ambiente cálido y húmedo. Por el
contrario, Goulet et al. [266] mostraron que la suplementación con glicerol (1.2 gramos/kg en
26 ml/kg de agua) disminuyó el volumen de orina, pero no afectó la respuesta
cardiovasculares ni termorreguladora durante 2 horas de ciclismo aproximadamente al 66%
de la capacidad aeróbica pico. Sin embargo, un estudio de seguimiento de este mismo
grupo reveló que la hiperhidratación previa al ejercicio mejoró la resistencia y la potencia
pico. Marino et al. [270] informaron que un protocolo similar de hiperhidratación con glicerol
no mejoró la distancia total recorrida luego que ciclistas moderadamente entrenados
completaran un protocolo de intensidad variable en bicicleta. McKenna et al. [268] fue uno
de los pocos grupos de investigación que examinó el potencial del glicerol sobre la potencia
anaeróbica después de la hiperhidratación. Después de seguir un protocolo de
hiperhidratación en doble ciego, luchadores universitarios masculinos perdieron 3% de su
masa corporal en fluidos y pasaron a una prueba anaeróbica en la que no se encontró
ningún impacto sobre el rendimiento. Finalmente, se ha reportado que la suplementación
con glicerol y creatina promueve la hiperhidratación y reduce el estrés térmico durante el
ejercicio en el calor [271-274]. Aunque se necesita más investigación para determinar los
efectos de los protocolos de hiperhidratación sobre el rendimiento físico, es claro que
prevenir la deshidratación durante el ejercicio en el calor puede ser más importante que la
mejora en el rendimiento. Para los atletas que sudan bastante y que son susceptibles a la
deshidratación, se ha sugerido el siguiente protocolo de hiperhidratación que comienza 2.5
horas antes del ejercicio. Los atletas interesados en probar este protocolo deben hacerlo
durante la práctica para determinar su tolerancia.
β-Hidroxi-β-Metilbutirato
Durante varios años, el β-hidroxi-β-metilbutirato (HMB) ha generado interés por su
capacidad de mejorar las adaptaciones al entrenamiento y el rendimiento, al tiempo que
retrasa o previene el daño muscular [279-281]. El trabajo inicial de Nissen et al. [282] mostró
aumentos significativos en la masa magra y la fuerza con dosis de 1.5 y 3 gramos/día en
hombres no entrenados, siendo la dosis de 3 gramos la que mostró beneficios adicionales.
Gallagher et al. [283] indicaron que una dosis de 38 mg/kg/día (aproximadamente 3
gramos/día) promovió mejoras en la masa libre de grasa, la fuerza isométrica pico y la
producción de torque isocinético, aunque no se observaron cambios en la fuerza máxima.
En consonancia, Thomson et al. [284] suplementaron a 22 hombres entrenados en fuerza,
en un doble ciego, con HMB o un placebo durante nueve semanas y concluyeron que el
HMB fue el responsable de un aumento significativo en la fuerza de miembros inferiores. Sin
embargo, no todos los estudios han revelado efectos positivos. Por ejemplo, Kreider et al.
[285] realizaron un estudio dosis-respuesta, controlado con placebo, y concluyeron que tres
o seis gramos de Ca-HMB no impactó la composición corporal ni las adaptaciones a la
fuerza en individuos con experiencia en entrenamiento contra resistencia después de cuatro
semanas de suplementación y entrenamiento. De manera similar, Hoffman et al. [286]
reportaron que la suplementación con HMB no logró mejorar la producción de potencia en
jugadores universitarios de fútbol americano, una conclusión que preserva los mismos
hallazgos que otros estudios previos [287,288]. Las diferencias en los protocolos de
entrenamiento (intensidades), la aleatorización y la supervisión variaron en los estudios
iniciales y pueden haber contribuido a estos resultados mixtos. El HMB parece tener
mejores efectos sobre el rendimiento cuando se maximiza la intensidad del entrenamiento.
Mientras que muchos de los estudios anteriores han explorado, con resultados mixtos,
el potencial ergogénico de la suplementación con Ca-HMB en sujetos activos y recreativos,
Durkalec-Michalski et al. completaron tres investigaciones [289-291] que buscaban
determinar el impacto de la suplementación con esta sustancia en diferentes tipos de
atletas. Por ejemplo, la suplementación con HMB (3 gramos/día) en remeros de élite durante
un período de 12 semanas mejoró significativamente la capacidad aeróbica pico y el tiempo
para alcanzar el umbral anaeróbico ventilatorio [289]. Posteriormente, Durkalec-Michalski y
Jeszka [290] suplementaron a 58 hombres altamente entrenados con Ca-HMB (3
gramos/día) durante 12 semanas. En este estudio, la masa libre de grasa aumentó y la
masa grasa disminuyó junto a varios marcadores de la capacidad aeróbica cuando se
proporcionó HMB en comparación con el placebo. Más recientemente, la suplementación
con HMB durante 12 semanas en atletas altamente entrenados en deportes de combate
aumentó de manera significativa (en comparación con el placebo) varios indicadores de
rendimiento físico [291]. Los estudios recientes de Durkalec-Michalski et al. confirmaron los
trabajos anteriores de Vukovich [292] y Lamboley [293] en los que se indica que el HMB
tiene un efecto positivo en el aumento de la capacidad aeróbica.
El HMB está disponible en forma de Ca-HMB y como ácido libre. En comparación con el
Ca-HMB, el HMB en ácido libre muestra una mayor y más rápida absorción (aprox. 30 min
vs. 2-3 horas) [294]. Gran parte de la investigación inicial usó Ca-HMB con resultados
mixtos, mientras que los estudios que usaron la forma de ácido libre son más limitados. Los
estudios de Wilson et al. utilizando la forma de ácido libre han reportado cambios robustos
en fuerza, potencia en salto vertical e hipertrofia del músculo esquelético en comparación
con el entrenamiento pesado de fuerza solamente [295] o en combinación con un
suplemento de ATP [296]; no obstante, otros grupos han cuestionado críticamente estos
resultados [297]. Una reciente revisión sistemática realizada por Silva et al. [298] demostró
que la forma de HMB en ácido libre podría mejorar la masa y fuerza muscular al tiempo que
atenúa el daño muscular cuando se combina con un entrenamiento pesado de fuerza, pero
afirmó que se necesita más investigación antes de poder lanzar conclusiones definitivas.
Nitratos
La suplementación con zumo de remolacha o nitratos ha recibido gran atención debido
a sus efectos sobre la vasodilatación, la presión arterial, la mejora en la eficiencia de trabajo,
la modulación de la producción de fuerza y la reducción de la degradación de fosfocreatina
[299-301]. La suplementación con nitratos se hace con mayor frecuencia de 2 - 3 horas
antes del ejercicio desde jugo de remolacha o nitrato de sodio [302] y se prescribe en
cantidades absolutas y relativas que van desde 300 - 600 mg [302] o 0.1 mmol/kg/día,
respectivamente [300,303]. Estas cantidades de dosificación parecen ser bien toleradas
cuando se consumen desde fuentes naturales o suplementos dietarios [304,305] sin
alteraciones hemodinámicas significativas o dentro de los límites clínicos del estado
enzimático hepatorrenal y muscular [306,307]. La suplementación con nitrato de sodio (10
mg/kg) en ciclistas altamente entrenados redujo de manera significativa la capacidad
aeróbica pico sin influir en el tiempo hasta el agotamiento o en la potencia máxima [308].
Además, 600 mg de un suplemento de nitratos (dos horas antes del ejercicio) mejoró en 2
segundos, sin significancia estadística, el rendimiento durante una prueba contrarreloj de
500 metros en atletas de élite de kayak [309]. Aunque esto no parece una gran mejora, la
diferencia entre el primer y el último lugar en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 en la
carrera de 500 metros de canotaje/kayak en hombres fue de 1.47 segundos. Ahora bien,
ciclistas amateur a una altitud simulada (~2,500 m) tuvieron una mejora en el rendimiento de
la prueba contrarreloj de 16.1 km con una disminución concomitante en el consumo de
oxígeno después de la suplementación con zumo de remolacha (310 mg de nitrato) [310].
Otros estudios también han reportado efectos adicionales o sinérgicos del ejercicio
intermitente de alta intensidad, ejercicio de resistencia o el entrenamiento de fuerza cuando
la suplementación con nitrato se combina con fosfato de sodio [151], cafeína [311] o creatina
[306], respectivamente. Sin embargo, no todos los estudios reportan beneficios. Por
ejemplo, la suplementación con nitratos (~385 mg de nitrato) 2.5 horas antes de una prueba
contrarreloj de 50 millas en ciclistas bien entrenados no logró mejorar el rendimiento [312].
MacLeod y otros [313] encontraron que la suplementación con nitratos (~400 mg de nitrato)
no tuvo efectos significativos sobre el rendimiento de una prueba contrarreloj de 10 km en
condiciones de normoxia o de altitud simulada (~2,500 m). En corredores bien entrenados,
la suplementación con nitratos (~430 mg de nitrato) no mejoró el rendimiento durante una
prueba de esfuerzo incremental hasta el agotamiento (altitud simulada de 4,000 m) o una
prueba de contrarreloj de 10 km (altitud simulada de 2,500 m) [314]. Nyakayiru et al. [315]
no reportaron ningún cambio importante de la suplementación con nitratos sobre la
captación de oxígeno o el rendimiento en pruebas contrarreloj en ciclistas altamente
entrenados. Finalmente, Esen et al. [316] no reportaron efectos significativos de la
suplementación con nitratos (800 mg/día) en el rendimiento de natación de 100 y 200
metros. Debido a que los beneficios ergogénicos son algo mixtos, los nitratos se clasifican
como potencialmente eficaces. Sin embargo, los beneficios potenciales para la salud al
consumir una dieta alta en nitratos también deben ser tenidos en cuenta [317]. En este
sentido, el consumo diario de jugo de remolacha (~320 - 640 mg de nitrato/día) redujo
significativamente la presión arterial sistólica en reposo en adultos mayores,
aproximadamente 6 mmHg [318,319]. La suplementación con nitratos (560 mg - 700 mg de
nitrato) aumentó significativamente el flujo sanguíneo a los músculos activos y el tiempo de
ejercicio en adultos mayores con arteriopatía periférica [320], así como también mejoró
significativamente la función endotelial a través de un aumento de la dilatación mediada por
flujo y la velocidad de irrigación sanguínea en adultos de edad avanzada con factores de
riesgo de enfermedad cardiovascular [321]. Por lo tanto, aunque los datos sobre el
rendimiento son algo contradictorios, puede que existan otras razones por las que los
individuos activos deberían consumir el zumo de remolacha.
Quercetina
La quercetina es un flavonoide que se encuentra comúnmente en frutas, verduras y
flores. Es conocida por tener algunos beneficios para la salud con uso terapéutico. Además,
la quercetina ha sido utilizada tanto en modelos animales como humanos para mejorar el
rendimiento de la resistencia. En este sentido, Cureton et al. [333] suplementaron en un
estudio doble ciego a 30 hombres activos recreacionalmente, pero no altamente entrenados,
con quercetina (1 gramo/día) o un placebo. No se encontraron cambios en el trabajo total
realizado, la utilización de sustratos o la percepción del esfuerzo después de la
suplementación. De manera similar, Bigelman et al. [334] suplementaron a cadetes del
Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva (en inglés ROTC) con un gramo de
quercetina o un placebo y no encontraron cambios en los valores de VO2max. Estos
resultados son similares a los hallazgos de otros estudios que no documentaron un
potencial ergogénico tras el consumo de quercetina [335,336]. Sin embargo, Nieman et al.
[337] suplementaron a hombres adultos no entrenados con un gramo de quercetina en doble
ciego durante dos semanas y reportaron una mejora en el rendimiento en trotadora y en
marcadores de biogénesis mitocondrial. De manera similar, Patrizio et al. [338] utilizaron un
programa de ejercicios de fuerza y reportaron que la quercetina mejoró el rendimiento
neuromuscular, y Davis et al. [339] suplementaron a 12 sujetos con quercetina y un placebo
para luego concluir que la quercetina mejoró la VO2max y la resistencia. Un meta-análisis
realizado por Pelletier et al. [340] para resumir el impacto potencial de la suplementación
con quercetina sobre el rendimiento de la resistencia. Este análisis incluyó siete estudios
publicados y que representaban a 288 participantes en las investigaciones. Los resultados
mostraron que la suplementación con quercetina solamente aumentó el rendimiento de la
resistencia en los sujetos no entrenados. Posteriormente, un meta-análisis por Kressler et al.
[341] en 2011 llegó a una conclusión similar al indicar que la quercetina sí podría tener
beneficios, aunque el tamaño del efecto es trivial y pequeño. En consecuencia, se requiere
más investigación para identificar las situaciones en las que existiría un respaldo para
recomendar el consumo de quercetina para la mejora del rendimiento físico.
Taurina
La taurina es un aminoácido que se encuentra en alta abundancia en el músculo
esquelético [342,343], es un derivado del metabolismo de la cisteína y juega un rol
importante en una amplia variedad de funciones fisiológicas [344-346]. Los estudios han
indicado que el estado de entrenamiento (mayor en el músculo entrenado vs. músculo no
entrenado, revisado en [347]) y el tipo de fibra (mayor en tipo I vs. tipo II, revisado en [342])
influyen en la cantidad de taurina encontrada en el músculo. Se ha reportado en algunos
estudios [348,349], pero no en todos [350,351], que la taurina podría mejorar el rendimiento
físico y mitigar la recuperación luego del daño y estrés inducido por el ejercicio intenso [352].
En los últimos años, muchos estudios han examinado el impacto de la ingesta de taurina en
varios tipos de ejercicio. De acuerdo con trabajos anteriores, los efectos ergogénicos
relacionados con la administración de taurina siguen siendo mixtos. Milioni et al. [351] no
lograron mostrar una mejora en el rendimiento con una dosis de seis gramos de taurina
durante una carrera en trotadora a alta intensidad. De manera similar, Balshaw et al. [348]
indicaron que la taurina no logró impactar positivamente el rendimiento durante carrera de 3
kilómetros en sujetos entrenados. En contraste, un estudio realizado en 2017 por Warnock
et al. [353] reportó que una dosis de 50 mg/kg de taurina superaba a la ingesta de cafeína,
un placebo o la mezcla cafeína + taurina, al evaluar los cambios en el rendimiento de
pruebas repetidas de Wingate. Finalmente, un meta-análisis de 2018 realizado por Waldron
et al. [354] concluyó que únicamente las dosis que van de uno a seis gramos diarias hasta
por dos semanas podrían mejorar de manera significativa el rendimiento de la resistencia en
un amplio rango de sujetos. Se han completado dos estudios [355,356] que examinaron la
capacidad de la taurina para mitigar el descenso en la función muscular asociado al daño
tisular y el rendimiento en ejercicios de fuerza. En particular, la ingesta en una dosis de 50
mg/kg durante 14 días antes y siete días después del daño muscular logró aumentar de
manera significativa la fuerza y reducir el dolor y marcadores de daño muscular [356].
Finalmente, los estudios también han soportado la capacidad de la taurina para funcionar
como antioxidante, lo cual podría promover un mejor ambiente celular para tolerar el estrés
por el ejercicio [357,358]. Aunque se siguen publicando más investigaciones sobre la
taurina, el consenso de estos resultados sigue siendo mixto con respecto al potencial de la
taurina para mejorar el rendimiento físico.
Carnitina
La carnitina es producida endógenamente por el hígado y los riñones, y desempeña un
rol fundamental en el metabolismo de los lípidos. En consecuencia, muchos creen que la
ingesta de carnitina aumentará la concentración de carnitina endógena, aumentando así el
metabolismo de los lípidos y disminuyendo las reservas adiposas. Hasta la fecha, la mayoría
de los datos siguen sugiriendo que la suplementación con carnitina no afecta de manera
notable el contenido de carnitina muscular [373-375], el metabolismo de la grasa
[374,376,377], el rendimiento en el ejercicio [374,375,378,379], o la pérdida de peso en
sujetos con sobrepeso [376,380], obesidad [377,381,382] o entrenados [383]. Por ejemplo,
Burrus et al. [384] suplementaron a diez ciclistas con diferentes combinaciones de
carbohidratos y carnitina mientras completaban un recorrido de 40 minutos a un 65% de su
capacidad aeróbica pico para después realizar una prueba hasta el agotamiento a 85% de
intensidad. No se observaron diferencias en la potencia ni en los tiempos hasta el
agotamiento. De hecho, se ha reportado que la coingesta de carnitina con carbohidratos
aumenta la carnitina intramuscular [385,386]. Wall et al. [387] reportaron que ingerir 80
gramos de carbohidratos u 80 gramos de carbohidratos + 2 gramos/día de L-carnitina-L-
tartrato, dos veces al día durante 24 semanas, incrementó el contenido total de carnitina en
un 21%, en comparación con la línea base, y generó un 55% menos de utilización de
glucógeno muscular cuando se realizaba ejercicio en bicicleta durante 30 minutos al 50% y
30 minutos al 80% de la capacidad aeróbica, antes de realizar una prueba de rendimiento
de 30 minutos. Un estudio reciente de Koozehchian et al. [388], alumno del ESNL, reportó
que la suplementación con L-carnitina (2 gramos/día durante 9 semanas) durante un
programa de entrenamiento de fuerza mejoró el rendimiento físico mientras atenuó la
concentración de lactato en sangre y la respuesta al estrés oxidativo inducido por el
ejercicio. Por lo tanto, aunque estos hallazgos son interesantes, se necesita realizar más
investigaciones sobre si la suplementación con carnitina podría mejorar la capacidad de
hacer ejercicio o las adaptaciones al entrenamiento.
Ácido Gamma-Aminobutírico
El ácido gamma-aminobutírico (GABA) es un aminoácido clasificado como
neurotransmisor. En realidad, es el neurotransmisor inhibidor más abundante en el cerebro.
El GABA no sólo ayuda a inducir la relajación y el sueño, sino que también se ha
demostrado que estimula a la hipófisis anterior a secretar la hormona del crecimiento [389-
391]. Es por estas razones que los atletas se suplementan con GABA. Sin embargo, existe
poca investigación (o ninguna) en humanos sobre la suplementación con GABA y su efecto
sobre el rendimiento durante el ejercicio. Por lo tanto, aunque existe presenta algo de valor
teórico, este suplemento ha sido clasificado en la categoría de poca o ninguna evidencia
que soporte su seguridad y eficacia.
Glutamina
Aunque existe una base teórica sólida, hay una escasez de datos en humanos de si la
suplementación con glutamina puede afectar el rendimiento o las adaptaciones al
entrenamiento. Se ha reportado que la suplementación con glutamina mejora las reservas
de glucógeno, lo cual podría tener un impacto en ciertos tipos de ejercicio [392]. De hecho,
dos estudios sugieren que el suministro de glutamina podría ayudar a la recuperación luego
de daño muscular inducido por ejercicios de fuerza. En este sentido, Street et al. [393]
concluyeron que añadir glutamina (0.3 gramos/kg) a una bebida de carbohidratos mejoró
significativamente el dolor muscular y la producción de fuerza, pero no afectó los cambios
en creatina cinasa en comparación con la ingesta de carbohidratos solamente. Un resultado
similar fue encontrado por Legault et al. [394], quienes reportaron que la suplementación
con glutamina redujo de manera significativa los niveles de dolor percibido y condujo a una
mejor recuperación de la producción de fuerza después de una sesión de daño muscular por
activaciones musculares excéntricas. Desde una perspectiva ergogénica la investigación es
limitada; de hecho, Antonio et al. [395] concluyeron que la ingesta de 0.3 g/kg de glutamina
no influyó en el número de repeticiones realizadas en los ejercicios de press de pierna o
press de banca. En consecuencia, se dispone de una mínima cantidad de investigación que
soporte la capacidad de la glutamina para servir como una ayuda ergogénica nutricional.
Hidroxiisoleucina
La 4-hidroxiisoleucina es un aminoácido que se extrae de las semillas de fenogreco.
Parece mejorar la secreción de insulina y la tolerancia a la glucosa cuando esta se ingiere
bajo condiciones controladas en el laboratorio por ratas y perros normales normales y no
insulinodependientes al estimular las células beta, o productoras de insulina, del páncreas
[396,397]. La investigación sobre este compuesto en particular en humanos o atletas es
escasa o inexistente. Por lo tanto, hasta que se conozca más acerca de los efectos de la 4-
hidroxiisoleucina no se recomienda su uso, considerando posibles reacciones y efectos
perjudiciales para el páncreas.
Inosina
La inosina es un componente básico del ADN y el ARN, y se encuentra también en el
músculo. La inosina posee funciones importantes que podrían mejorar el entrenamiento o el
rendimiento en el ejercicio [398]. Aunque existen algunas razones teóricas, los estudios
disponibles indican que la suplementación con inosina no tiene ningún efecto aparente
sobre el rendimiento físico [399-401].
Ribosa
La ribosa es un carbohidrato de 5 carbonos que está involucrada en la síntesis de
adenosin trifosfato (ATP) y otros nucleótidos de adenina. Estudios clínicos han demostrado
que la suplementación con ribosa puede aumentar la capacidad del ejercicio en pacientes
cardíacos [413-417], lo que llevó al desarrollo de teorías de que podría funcionar como una
ayuda ergogénica para los atletas. No obstante, de las investigaciones disponibles, la
mayoría no logran mostrar un valor ergogénico para la suplemación con ribosa sobre la
capacidad de realizar ejercicio en poblaciones sanas no entrenadas o entrenadas [418-420].
Dunne et al. [421] investigaron los efectos de la suplementación con ribosa o dextrosa
durante 8 semanas sobre el rendimiento en remo y concluyeron que la ribosa fue superada
por el grupo control [421]. Kreider et al. [420] y Kerksick et al. [422] investigaron los efectos
de la suplementación con ribosa sobre medidas de la capacidad anaeróbica en ciclistas
entrenados y concluyeron que esta sustancia no tuvo un impacto positivo en el rendimiento.
Seifert et al. [423] suplementó 26 sujetos con 10 gramos de ribosa o 10 gramos de dextrosa
durante 5 días mientras realizaban una sola sesión de ejercicio por intervalos y una prueba
de potencia de dos minutos. Al dividir a los participantes según su alto vs. bajo nivel de
captación de oxígeno, las personas con baja capacidad aeróbica pico experimentaron
aumentos significativos en la producción de potencia media y pico, junto a reducciones en
los índices de esfuerzo percibido y en valores de creatina cinasa. No obstante, no se
observaron tales cambios en los individuos con una capacidad aeróbica alta. Por lo tanto,
los hallazgos clínicos proporcionan algo de soporte para el uso de la ribosa en poblaciones
clínicas y no entrenadas, mientras que los estudios en poblaciones sanas y entrenadas
generalmente no muestran ningún valor ergogénico.
Teanina
La teanina es un derivado del ácido glutámico y se encuentra principalmente en la
naturaleza en la planta del té verde [424]. La teanina, al penetrar la barrera
hematoencefálica produce aumentos en las concentraciones de serotonina y dopamina en el
cerebro [425]. Por esta razón, la suplementación con teanina se ingiere a menudo para
combatir el estrés diario e el inducido por el ejercicio. Un estudio confirmó que la teanina
podría tener efectos relajantes en condiciones de reposo, pero no alivia el estrés en
momentos de mayor ansiedad [426]. Algunos estudios han reportado beneficios de la
suplementación con cistina y teanina en el mantenimiento del sistema inmunológico [427-
429], lo cual podría ayudar a los atletas que se someten a períodos de entrenamiento más
intensos, a mantenerse sanos. Sin embargo, no hay estudios que muestren que la
suplementación con teanina mejore el rendimiento del ejercicio.
Resumen
La Tabla 11.2 resume la clasificación de los nutrientes discutidos. Numerosos
suplementos dietéticos han sido comercializados para los atletas con el objetivo de mejorar
el rendimiento. Sin embargo, sólo unos pocos presentan respaldo sólido que apoyen su
potencial ergogénico. Estos incluyen β-alanina, cafeína, carbohidratos, monohidrato de
creatina, bicarbonato de sodio, fosfato de sodio, agua y soluciones de glucosa-electrolitos,
bebidas energéticas y suplementos pre-entrenamiento (SPE), principalmente debido a su
contenido de cafeína. La β-alanina, carbohidratos, monohidrato de creatina, bicarbonato de
sodio, fosfato de sodio y algunos SPE han sido reportados para mejorar el rendimiento
durante ejercicio explosivo y de corta duración. Los carbohidratos, la cafeína y las
soluciones de electrolitos y glucosa para reemplazo de fluidos afectarían principalmente el
rendimiento de la resistencia. También hay una serie de nutrientes que son prometedores
para mejorar el rendimiento deportivo aunque cuentan con datos limitados o mixtos que
respalden su efectividad y seguridad. De estos, el glicerol, los BCAA, los nitratos y la
citrulina tienen el mayor potencial para mejorar el rendimiento de la resistencia, mientras
que el ácido fosfatídico, el GAKIC, los nitratos, la quercetina y la taurina podrían tener una
mayor aplicabilidad durante el ejercicio intermitente de alta intensidad. Existe poca o
ninguna evidencia científica que la arginina, carnitina, GABA, glutamina, hidroxiisoleucina,
inosina, ribosa o teanina pueda presentar beneficios ergogénicos. Los individuos que
consideren incluir algunos de estos suplementos en su ingesta diaria durante algún
programa de entrenamiento deberían considerar la evidencia disponible en cuanto a la
seguridad y eficacia de la sustancia para que puedan tomar una decisión más acertada.
Objetivos de Aprendizaje
1. Ser capaz de describir los factores que afectan a la pirámide de la mejora del rendimiento y la función
que pueden desempeñar las ayudas ergogénicas en la optimización del rendimiento.
2. Ser capaz de describir el fundamento teórico y la evidencia científica que respalda el uso de β-alanina,
cafeína, carbohidratos, monohidrato de creatina, bicarbonato de sodio, fosfato de sodio, agua y soluciones de
electrolitos y glucosa, y bebidas energéticas o suplementos pre- entrenamiento sobre el rendimiento físico o las
adaptaciones al entrenamiento.
3. Ser capaz de describir el fundamento teórico y la evidencia científica limitada de L-alanil-L-glutamina,
ácido araquidónico, aminoácidos de cadena ramificada, citrulina, ácido fosfatídico, aminoácidos esenciales,
glutatión, glicerol, ácido glicina-L-argininina-α-cetoisocaproico, β-hidroxi- β-metilbutirato, nitratos, carbohidratos
+ proteínas post-ejercicio, quercetina y taurina en el rendimiento durante el ejercicio o en las adaptaciones al
entrenamiento.
Sugerencias de Trabajo
1. Desarrollar una tabla de clasificación de nutrientes describiendo el fundamento teórico, los protocolos
recomendados de suplementación y la evidencia disponible de cada sustancia discutida en el capítulo.
2. Desarrollar una lista de suplementos que podrían brindar beneficios a los atletas de resistencia y de
potencia/fuerza.
3. Evaluar las prácticas de suplementación nutricional de un atleta de resistencia y de un atleta de
potencia/fuerza. Inferir recomendaciones sobre si el atleta debería o no tomar los suplementos que consume
actualmente y hacer las recomendaciones pertinentes con respecto a qué suplementos valdría la pena intentar
en base a la evidencia disponible.
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Capítulo 12
Nutrición para la Recuperación
Se han sugerido varios nutrientes para ayudar a los atletas a mantenerse sanos durante
el entrenamiento intenso. Por ejemplo, la Asociación Médica Americana recomendó que
todos los estadounidenses ingieran una dosis diaria baja de multivitaminas para asegurarse
de que obtienen un nivel suficiente de vitaminas y minerales en su dieta [1,2]. Aunque no se
ha encontrado que la suplementación diaria con vitaminas y minerales mejore la capacidad
de ejercicio de los atletas a menos que resuelva una deficiencia que afecte la capacidad de
ejercicio, los atletas que realizan en un entrenamiento intenso a menudo tienen horarios
ocupados en la escuela, el trabajo o los viajes, y les resulta difícil consumir de manera
consistente una dieta suficiente en energía y con alto contenido de nutrientes. Por lo tanto,
la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva recomienda que los atletas consuman una
dosis baja de multivitaminas durante el entrenamiento intenso, particularmente si están
manteniendo un déficit de energía o tratando de perder peso [3].
Antes de hablar de las estrategias nutricionales que pueden ayudar a los atletas a
tolerar el entrenamiento en mayor medida y evitar
el sobreentrenamiento, es importante comprender la definición de sobreentrenamiento y
los signos y síntomas de sobreentrenamiento, ya que estos pueden indicar que un atleta no
se está adaptando bien al estímulo. Los atletas que relizan un entrenamiento intenso a
menudo experimentan una disminución del rendimiento a corto o largo plazo. De hecho, los
entrenadores y atletas a menudo planean períodos de entrenamiento intensificados con la
esperanza de que el entrenamiento promueva mayores adaptaciones [17-19].
Desafortunadamente, mientras que algunos atletas responden bien a la intensificación del
entrenamiento, otros pueden llegar a ser sobre-alcanzados o sobre-entrenados. Según
Kreider et al. [17], El sobreentrenamiento es una acumulación de estrés de entrenamiento o
no entrenamiento que resulta en una disminución a corto plazo de la capacidad de
rendimiento con o sin signos y síntomas fisiológicos y psicológicos relacionados con el
sobreentrenamiento, en la cual la restauración de la capacidad de rendimiento puede tomar
de varios días a varias semanas. De forma más grave, el sobreentrenamiento es una
acumulación de estrés de entrenamiento o de no entrenamiento que resulta en una
disminución a largo plazo de la capacidad de rendimiento con o sin signos y síntomas
fisiológicos y psicológicos relacionados con
el sobreentrenamiento, en el que la restauración de la capacidad de rendimiento puede
llevar varias semanas o meses [17]. Aunque la etiología específica del sobreentrenamiento
no está clara, existen básicamente dos tipos de sobreentrenamiento descritos en la
literatura: simpático y parasimpático [20,21]. La Tabla 12.1 lista algunas de las
características fisiológicas relacionadas con estos tipos de sobreentrenamiento, mientras
que la Tabla 12.2 muestra algunos de los signos y síntomas psicológicos, inmunológicos y
bioquímicos del sobreentrenamiento.
El sobreentrenamiento simpático se asocia típicamente con el entrenamiento
anaeróbico de fuerza/poder, mientras que el sobreentrenamiento parasimpático se asocia
generalmente con el entrenamiento de ejercicios de resistencia. En el sobreentrenamiento
de tipo simpático, el rendimiento disminuye y la respuesta al estímulo del entrenamiento se
retrasa. Los atletas también pueden presentar signos y síntomas de aumento de la
irritabilidad, patrones de sueño perturbados, pérdida de peso, aumento de la frecuencia
cardíaca en reposo y de la presión arterial, y deterioro de la recuperación durante el
entrenamiento. En el sobreentrenamiento de tipo parasimpático, la capacidad de
rendimiento disminuye y la respuesta al entrenamiento también se retrasa junto con la
disminución de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la supresión de la excitabilidad
neuromuscular. Otros factores que pueden provocar una disminución del rendimiento son la
fatiga, la depresión y la alteración de la función hipotálamo - pituitaria - suprarrenal –
gonadal [17,18,20,22-26]. Aunque algunos atletas que han sido sobrepasados y entrenados
de forma excesiva, experimentan disminuciones en el rendimiento sin ningún signo o
síntoma de sobreentrenamiento, la mayoría mostrará algunos de estos signos evidentes. Sin
embargo, no parece tener algún patrón consistente de síntomas de sobreentrenamiento
entre los atletas [17,19]. Por lo tanto, aunque se han propuesto algunos marcadores,
actualmente no existen marcadores válidos de overreaching y sobreentrenamiento que no
sean evidenciados en la reducción de la capacidad de ejercicio [17,19].
Se han identificado una serie de factores que aumenta la susceptibilidad de los atletas a
sobreentrenarse (ver Tabla 12.3). Se debe tener cuidado de planificar el entrenamiento
para que los atletas progresen adecuadamente desde las diferentes fases de entrenamiento
evitando aumentos repentinos en el volumen o intensidad del entrenamiento [17,26-
28].También se debe tener cuidado de planear el suficiente tiempo de recuperación durante
el entrenamiento para optimizar las adaptaciones fisiológicas [17,26,28]. Además, hay que
tener en cuenta que el atleta no sólo debe soportar el estrés físico del entrenamiento, sino
que el estrés psicológico de la competicia, la escuela, el trabajo, el entorno social y la vida
personal pueden sumarse al estrés físico del entrenamiento [17,26-28]. Los entrenadores
deben ser conscientes de estos factores de estrés psicológico y modificar el volumen e
intensidad del entrenamiento según sea necesario [17,29]. También está claro que, durante
los períodos de mayor estrés físico o psicológico, los atletas a menudo no consumen
suficientes calorías para compensar el gasto energético [30,31]. El resultado es que el atleta
va a mantener un estado de energía negativa que puede comprometer aún más las
adaptaciones del entrenamiento. Por consiguiente, los entrenadores deben asegurarse de
que el atleta esté bien alimentado durante los períodos de entrenamiento intensivo.
Por último, se recomienda que los entrenadores y atletas vigilen de cerca los signos y
síntomas de sobreentrenamiento durante la práctica deportiva [17,19,28]. Las
investigaciones han indicado que algunos signos psicológicos (e.g., fatiga general, letargo,
desinterés en el entrenamiento, etc.) pueden preceder a menudo a los síntomas fisiológicos
de overreaching y sobreentrenamiento [17,19,28]. Por lo tanto, simplemente monitorear
cómo se sienten los atletas, cómo perciben que están respondiendo al entrenamiento y los
marcadores de rendimiento pueden servir como una valiosa retroalimentación para
comprender cómo los atletas están tolerando el entrenamiento, de modo que el volumen y la
intensidad en consecuencia pueda ser modificado.
Reponer Glucógeno
El siguiente objetivo de la nutrición para la recuperación es comenzar el proceso de
reabastecimiento del glucógeno muscular y hepático utilizado durante el evento de ejercicio.
Generalmente, cuanto más largo y más alta es la intensidad del ejercicio, mayor es la
cantidad de glucógeno utilizado como combustible metabólico. La resistencia de alta
intensidad o el ejercicio intermitente de 1 a 2 horas de duración, pueden agotar entre el 50 -
80% de las reservas de glucógeno muscular [33,34]. Los estudios han demostrado que la
disponibilidad de glucógeno antes del ejercicio, influye en la capacidad de rendimiento del
mismo, especialmente en eventos prolongados. Cuanto mayor sea la cantidad de glucógeno
agotado, más rápida será la tasa de resíntesis. Para la mayoría de las personas que
realizan un acondicionamiento físico general o en niveles moderados de entrenamiento (es
decir, menos de una hora al día), las reservas de glucógeno en los músculos y el hígado se
pueden repletar por completo dentro de las 24 horas siguientes al ejercicio. Sin embargo, si
el atleta realizó un episodio de ejercicio que agotó significativamente las reservas de
glucógeno en los músculos y el hígado, puede tomar 48 horas o más para que las reservas
de glucógeno se repongan por completo. Por lo tanto, es frecuente que los atletas
experimenten una disminución crónica del glucógeno muscular cuando realizan períodos de
entrenamiento intensificados [35]. Según Beelen et al. [36], se ha demostrado que el
consumo de carbohidratos después del ejercicio es el factor más importante que favorece la
resíntesis del glucógeno muscular. Ivy [37] recomienda que los atletas ingieran un
suplemento alto en carbohidratos, 1.0 gramos/kg inmediatamente después del ejercicio y
cada 2 horas durante las primeras 6 horas de recuperación para maximizar la resíntesis de
glucógeno. Ivy et al. [38-40] también reportaron que agregar 0.5 gramos/kg de proteína al
suplemento de carbohidratos promovió un almacenamiento de glucógeno aún mayor
después del ejercicio. Sin embargo, añadir proteína a un alimento posterior al entrenamiento
no parece mejorar la resíntesis del glucógeno muscular cuando se consumen más de 1.2
gramos/kg de carbohidratos [36]. Incluir proteínas en el suplemento de post-entrenamiento
puede, sin embargo, permitir que el atleta consuma menos carbohidratos (e.g., 0.8
gramos/kg) mientras maximiza el reabastecimiento de glucógeno y promueve la síntesis de
proteínas [36]. Ivy et al. [41,42] también informaron que el ejercicio y la ingesta de
carbohidratos afectan la expresión de la insulina y la proteína GLUT4. Además, la inclusión
de la proteína con el suplemento de carbohidratos después del ejercicio mejoró la síntesis
translacional de proteínas [41,42]. Por estas razones, el ISSN recomienda que los atletas
consuman carbohidratos de alto índice glucémico (i.e., > 70) equivalentes a ~1,2
gramos/kg/hora de ejercicio o carbohidratos (0.8 gramos/kg/hora) con proteínas (0.2 – 0.4
gramos/kg/hora) después del ejercicio para promover la restauración rápida de las reservas
de glucógeno [3,43]. Mientras que el consumo de fuentes de carbohidratos con alto
contenido glucémico, con o sin proteína, promueve la reposición de glucógeno, existe buena
evidencia de que la ingesta de carbohidratos de alto peso molecular puede promover de una
forma más rápida la tasa de reposición de glucógeno [44-48]. Esta es la forma en que la
ESNL recomienda el consumo de carbohidratos para los atletas que realizan
entrenamientos intensos (e.g., dos veces al día) o en competencias diarias (e.g., torneos de
baloncesto o fútbol).
Controlar la Inflamación
Los atletas de resistencia experimentan cantidades significativas de formación de
radicales libres y peroxidación. En consecuencia, los atletas que participan en un
entrenamiento intenso pueden beneficiarse de dietas ricas en antioxidantes (e.g., uvas,
arándanos, frambuesas, verduras verdes, nueces) o suplementos de antioxidantes (e.g.,
vitamina A, β-caroteno, vitamina C, vitamina E, selenio, L-carnitina, luteína, zeaxantina,
licopeno, quercetina, resveratrol, glutatión, N-acetilcisteína, ácido alfa-lipoico, creatina, etc.)
como una forma de minimizar la oxidación inducida por el ejercicio y el daño muscular,
especialmente cuando se entrena en altura. Por ejemplo, Michailidis et al. [74] encontraron
que la suplementación con 20 mg/kg de N-acetilcisteína (NAC) después del ejercicio
exahustivo, atenuó la elevación de los marcadores inflamatorios de daño muscular (i.e., la
actividad de la creatina cinasa (CK), la proteína C reactiva, las citoquinas proinflamatorias),
la fosforilación del factor nuclear kappa B (NF-κB), y la disminución de la fuerza durante los
primeros 2 días de recuperación. Silva et al. [75] informaron que 14 días de suplementación
con vitamina E antes del ejercicio excéntrico (3 series al fallo en 80% a 1RM) redujeron
significativamente el dolor muscular, la actividad de la lactato deshidrogenasa, la
peroxidación de lípidos y la carbonilación de proteínas. Fogarty et al. [76] informaron que 14
días de suplementación con ácido alfa lipoico podría proteger selectivamente el ADN y los
lípidos, aunque no las mitocondrias del músculo, contra el estrés oxidativo inducido por el
ejercicio. Además, Scholten et al. [77] señalaron que la suplementación con quercetina
(1,000 mg/día durante 6 semanas) redujo la peroxidación de lípidos en los corredores. Sin
embargo, no todos los estudios han encontrado que los suplementos antioxidantes reducen
el estrés oxidativo inducido por el ejercicio [78-82]. Adicionalmente, un estudio informó que
los suplementos antioxidantes pueden suprimir la síntesis de proteínas [83] y otro indicó que
pueden atenuar las ganancias de fuerza durante el entrenamiento [84]. Por lo tanto, parece
prudente que los atletas aumenten modestamente la ingesta de antioxidantes al aumentar el
consumo de alimentos ricos en antioxidantes. Los atletas de resistencia pueden beneficiarse
de antioxidantes adicionales en su dieta, pero las personas involucradas en el
entrenamiento de resistencia deberían evitar el consumo excesivo de antioxidantes.
La evidencia también sugiere que la suplementación con creatina puede reducir el daño
muscular y mejorar la recuperación del ejercicio intenso. Por ejemplo, Cooke et al. [141]
evaluaron los efectos de la suplementación con creatina en la recuperación de la fuerza y el
daño muscular después del ejercicio intenso. Los investigadores reportaron que los
participantes suplementados con creatina tuvieron una fuerza de extensión isocinética
(+10%) e isométrica (+21%) significativamente mayor durante la recuperación del daño
muscular inducido por el ejercicio. Además, los niveles de CK en plasma fueron
significativamente más bajos (-84%) después de dos, tres, cuatro y siete días de
recuperación en el grupo suplementado con creatina en comparación con los controles. Los
autores concluyeron que la creatina mejoró la tasa de recuperación de la función muscular
del extensor de rodilla después de la lesión. Santos et al. [142] evaluaron los efectos de la
carga de creatina en corredores experimentados de maratón antes de realizar una carrera
de 30 km sobre marcadores inflamatorios y de dolor muscular. Los investigadores reportaron
que la carga de creatina atenuó los cambios en CK (-19%), prostaglandina E2 (-61%) y
TNF-α (-34%) y abolió el aumento en la lactato deshidrogenasa en comparación con los
controles. Demince et al. [143] informaron que la suplementación con creatina inhibió el
aumento de los marcadores inflamatorios (TNF-α y proteína C reactiva) en respuesta al
ejercicio anaeróbico intermitente. Finalmente, Volek et al. [144] evaluaron los efectos de la
suplementación con creatina (0.3 gramos/kg/día) por 4 semanas durante un período de
overreaching intensificado seguido de una reducción de dos semanas. Los investigadores
encontraron que la suplementación de creatina fue efectiva para mantener el rendimiento
muscular durante la fase inicial del entrenamiento de resistencia de alto volumen que de otra
manera resulta en pequeños decrementos en el rendimiento. Estos resultados sugieren que
la suplementación con creatina puede ayudar a los atletas a tolerar grandes aumentos en el
volumen de entrenamiento. Por lo tanto, hay pruebas sólidas de que la suplementación con
creatina puede ayudar a los atletas a mejorar la carga de glucógeno, experimentar menos
inflamación y flujo de enzimas musculares después de un ejercicio intenso, y tolerar altos
volúmenes de entrenamiento y exceso de alcance en mayor medida, promoviendo así la
recuperación.
Nutrición Antes del ir a Dormir
La reciente posición del ISSN sobre la sincronización de nutrientes [43] proporcionó una
visión general y concisa sobre el estado de la ciencia en términos de la alimentación antes
de dormir. Como se indica en el capítulo 3, la caseína tiene una liberación más prolongada
de aminoácidos en comparación con la proteína del suero. Por lo tanto, se considera como
una proteína más anticatabólica que el suero de leche, que es más anabólico. Por esta
razón, algunos han afirmado que la ingesta de proteína caseína antes de dormir en la noche
puede ser una estrategia efectiva para mantener la disponibilidad de aminoácidos durante el
ayuno nocturno, previniendo así la descomposición excesiva de la proteína muscular.
Teóricamente, esto puede conducir a mayores adaptaciones del entrenamiento en el
tiempo. Esta teoría cuenta con cierto apoyo. Por ejemplo, Res et al. [145] evaluaron los
efectos post-ejercicio (2,100 horas) y 30 minutos antes de dormir de la ingesta de
carbohidratos (60 gramos) y caseína (20 gramos) sobre la síntesis y degradación de
proteínas musculares durante la noche en 16 hombres entrenados contra resistencia. Los
investigadores encontraron que la caseína fue efectivamente digerida y absorbida, elevó y
mantuvo los niveles de aminoácidos toda la noche. Además, la ingesta de proteínas antes
de dormir aumentó las tasas de síntesis de proteínas en todo el cuerpo y mejoró el equilibrio
proteico neto de la noche a la mañana. Snijders et al. [146] luego examinaron los efectos de
la suplementación proteica (27 gramos de proteína, 15 gramos de carbohidratos) cada
noche antes de dormir durante 12 semanas de entrenamiento de resistencia. Los
investigadores encontraron que los aumentos en la fuerza, el área transversal del músculo
del cuádriceps y la hipertrofia de la fibra muscular tipo II, fueron mayores con la
suplementación de proteínas antes de dormir. Kinsey et al. [147] evaluaron entonces los
efectos de la ingesta de caseína 30 minutos antes de dormir sobre el metabolismo de las
grasas y descubrieron que la suplementación de proteínas antes de dormir no impedía el
metabolismo nocturno o matutino en los hombres obesos. En un estudio similar de este
mismo grupo, Madzima et al. [148] proporcionan 30 gramos de proteína de suero, 30
gramos de proteína de caseína, 30 gramos de carbohidratos o un placebo 30 minutos antes
de dormir. A la mañana siguiente, los investigadores realizaron el gasto energético y el
metabolismo en reposo. Se encontraron con que el gasto de energía en reposo fue mayor
con la ingesta de suero, caseína y carbohidratos en comparación con el grupo del placebo,
sin diferencias entre suero y caseína. Los investigadores concluyeron que el consumo
nocturno de suero, caseína y carbohidratos promueve efectos favorables en el metabolismo
matutino.
En otros estudios, Antonio et al. [149] evaluaron los efectos de complementar la dieta
con 54 gramos/día de caseína, por la mañana o por la noche, durante 8 semanas de
entrenamiento de resistencia. Los investigadores reportaron que los aumentos en la fuerza y
los cambios en la composición corporal fueron similares entre los grupos. Además, se
presento un aumento en la masa grasa por el consumo de proteínas antes de acostarse.
Interesantemente, Dirks et al. [150] reportaron que la estimulación eléctrica neuromuscular
(NMES) en una pierna durante 70 minutos antes de la ingesta de 40 gramos de proteína
antes de dormir, promovió una mayor síntesis de proteínas musculares y empleo de
aminoácidos en la pierna ejercitada en comparación con la pierna de control en hombres
mayores. Los investigadores concluyeron que el NMES antes del consumo de proteínas
antes de dormir, estimula el uso de aminoácidos derivados de proteínas en la dieta para la
síntesis de proteínas musculares durante la noche en hombres mayores. Por el contrario,
Holwerda et al. [151] encontraron que la suplementación proteica (21 gramos de proteína, 3
gramos de leucina, 9 gramos de carbohidratos, 3 gramos de grasa) después del ejercicio y
antes del sueño no aumenta aún más la masa muscular esquelética o el aumento de la
fuerza durante el entrenamiento con ejercicios de resistencia en hombres mayores activos.
Finalmente, Leyh et al. [152] reportaron que la alimentación de proteínas antes del sueño en
forma líquida o alimenticia (30 gramos de proteína, 10 gramos de carbohidratos) no afectó el
apetito, el gasto de energía en reposo o la utilización de carbohidratos y grasas. Aunque se
necesita más investigación en este campo, parece que la ingesta previa al sueño de
carbohidratos y proteínas puede proporcionar algunas ventajas para estimular la síntesis de
proteínas, reducir la descomposición de proteínas y mejorar el equilibrio proteico sin
aumentar la acumulación de grasa. Además, esa evidencia preliminar sugiere que esto
puede conducir a mayores adaptaciones del entrenamiento.
Neuroprotección
Las conmociones cerebrales relacionadas con los deportes (SRC) o las lesiones
cerebrales traumáticas leves (TBI) se han convertido en una preocupación y un riesgo
significativo para la salud, particularmente en los deportes de contacto. Los SRC son
generalmente el resultado de un traumatismo por objeto contundente, como resultado de
golpes en la cabeza que causan deterioro a corto plazo e incrementan el daño con la
recurrencia. Los individuos que experimentan un SRC son más susceptibles de sufrir
conmociones cerebrales posteriores y más graves que a menudo pueden poner fin a una
carrera atlética. La exposición al traumatismo craneal repetitivo a lo largo del tiempo se ha
asociado con la encefalopatía traumática crónica (CTE), las enfermedades
neurodegenerativas y el suicidio. Por lo tanto, la identificación de estrategias para prevenir o
manejar el SRC, TBI y CTE es un enfoque de investigación significativo. En los últimos
años, se ha descubierto que varios nutrientes disminuyen la gravedad del traumatismo
craneal y la lesión de la médula espinal. Además, se han reportado estrategias nutricionales
para ayudar a los individuos con CTE a controlar los síntomas. En consecuencia, la nutrición
para la recuperación puede incorporar estrategias que reduzcan la severidad de la TBI,
incorporadas en el manejo y tratamiento de la SRC o en el manejo de la CTE. De hecho, se
han desarrollado varios suplementos para apoyar la salud cerebral o proporcionar nutrientes
que pueden mejorar la recuperación del SRC. A continuación, se describen los tres
nutrientes que han demostrado ser especialmente prometedores en esta área.
Resumen
La nutrición para la recuperación juega un papel importante en la mejora de la
recuperación posterior al ejercicio, manteniendo a los atletas sanos durante el
entrenamiento y la rehabilitación de las lesiones. Las principales bases de la nutrición para
la recuperación incluyen: 1.) consumo de un multivitamínico diario (con hierro para las
mujeres); 2.) complementar la dieta con nutrientes en los que los atletas pueden ser
susceptibles de desarrollar deficiencias; 3.) rehidratación; 4.) reabastecimiento de
glucógeno; 5.) promoción de un anabolismo y reducción del catabolismo; 6.) control de la
inflamación; 7.) suministro de nutrientes para apoyar el sistema inmunológico; y, 8.)
consumo de nutrientes como la creatina. Además, incorporar una intervención nutricional
antes del sueño y complementar la dieta con nutrientes que pueden reducir la gravedad del
SRC, TBI y CTE puede ser aconsejable en atletas que participan en deportes de contacto.
Objetivos de Aprendizaje 1. Describir la importancia y el papel de la
nutrición para la recuperación en la optimización del entrenamiento y el rendimiento.
2. Describir estrategias nutricionales para promover la salud general de los atletas.
3. Describir qué deficiencias de nutrientes son más comunes en los atletas.
4. Discutir cómo la hidratación afecta la recuperación y las estrategias para asegurarse de que los atletas
estén bien hidratados.
5. Describir la necesidad y los métodos de reabastecimiento de glucógeno.
6. Describir estrategias nutricionales para promover el anabolismo y reducir el catabolismo durante la
recuperación.
7. Describir los nutrientes que pueden ayudar a controlar la inflamación.
8. Describir los nutrientes que favorecen al sistema inmunológico.
9. Describir cómo la creatina puede afectar la recuperación del ejercicio.
10. Describir las estrategias nutricionales previas al sueño y cómo pueden afectar la recuperación y las
adaptaciones del entrenamiento.
11. Describir los nutrientes que pueden reducir la severidad del SRC, TBI, o CTE.
Sugerencias de Trabajo
1. Desarrollar una tabla que enumere todas las estrategias nutricionales y los nutrientes que pueden
mejorar la hidratación, la reposición de glucógeno, el anabolismo y reducir el catabolismo, la inflamación, la
inmunidad, la recuperación y proporcionar neuro-protección.
2. Evaluar la dieta y los hábitos nutricionales de un atleta de resistencia y de fuerza/poder. Evaluar su
programa de capacitación y hacer recomendaciones sobre cómo promover la recuperación a través de la
nutrición.
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Capítulo 13
Estrategias para la Pérdida de Peso
Con el fin de promover la pérdida de peso, los dietistas generalmente recomiendan que
las personas reduzcan la ingesta calórica en aproximadamente 500 calorías por día,
mientras aumentan el gasto de energía a través del ejercicio. Una de las principales
maneras en que los dietistas recomiendan reducir la ingesta calórica es reduciendo la grasa
de la dieta o reemplazando la grasa con carbohidratos [50-52]. Se ha informado de que este
enfoque es eficaz. Sin embargo, recientemente ha sido criticado por varias razones. En
primer lugar, la cantidad de grasa en la dieta de los estadounidenses ha disminuido de
alrededor del 40-45% al 30-35% en los últimos 20 años aproximadamente. Sin embargo, la
incidencia de la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas [53]. Se cree que el
aumento de la incidencia de obesidad se debe a una combinación de sobrealimentación,
falta de ejercicio y un mayor consumo de carbohidratos de alto IG, lo que ha demostrado
que disminuye la sensibilidad a la insulina [52-54]. Segundo, la investigación ha demostrado
que las personas que siguen una dieta alta en carbohidratos, baja en grasas y baja en
proteínas típicamente pierden una cantidad significativa de masa muscular [54]. La masa
muscular se ha correlacionado positivamente con el gasto energético en reposo [55,56]. Se
ha demostrado que las disminuciones de la masa muscular asociadas a la pérdida de peso
disminuyen el gasto de energía en reposo y, por lo tanto, dificultan el mantenimiento de la
pérdida de peso. Como resultado, las personas que pierden peso a menudo recuperan el
peso perdido dentro de 1-2 años [54,57]. Se ha informado que el aumento de la
disponibilidad de proteínas en la dieta y la incorporación de un programa de entrenamiento
de fuerza durante la dieta ayudan a mantener la masa muscular y el gasto energético en
reposo [58]. Teóricamente, esto debería permitir a un individuo mantener la pérdida de peso
en un mejor grado con el tiempo. También existe un conjunto de pruebas que indican que la
ingesta de una dieta moderada a alta en proteínas y baja en grasas promueve una mayor
pérdida de peso que una dieta alta en carbohidratos y baja en grasas. Esto puede estar
relacionado con las propiedades termogénicas de las proteínas. A continuación, se analizan
algunos de estos conceptos.
Conceptos y Estrategias para la Pérdida de Peso
Termogénesis Inducida por la Dieta
Comúnmente se cree que una caloría es una caloría. En consecuencia, el
mantenimiento de peso es un problema de balance entre la ingesta calórica con el gasto
energético. Aunque no hay duda de que uno de los principales factores que contribuyen a la
epidemia de obesidad es la falta de ejercicio, investigaciones recientes también han
demostrado que los carbohidratos, las grasas y las proteínas tienen efectos fisiológicos y
termogénicos variables. En otras palabras, una caloría puede no ser una caloría, los tipos de
carbohidratos, proteínas y grasas que se consume en la dieta pueden influir en la ganancia
o pérdida de peso. Por ejemplo, diferentes tipos de carbohidratos afectan los niveles de
insulina en mayor medida que otros. Los carbohidratos con un alto IG aumentan los niveles
de glucosa e insulina en mayor medida que los carbohidratos con un bajo o moderado IG.
Con el tiempo, el consumo de una dieta rica en alimentos con alto IG puede reducir la
sensibilidad a la insulina [59]. Las reducciones en la sensibilidad a la insulina (i.e., el
aumento de la resistencia a la insulina) han sido implicadas como una posible causa para la
diabetes y la obesidad [53,59]. En consecuencia, se ha demostrado que consumir menos
alimentos con un alto IG y reducir la disponibilidad de carbohidratos en la dieta mejora la
sensibilidad a la insulina y promueve una mayor pérdida de peso. El tipo de carbohidratos
consumidos también puede influir directamente en las propiedades termogénicas. Por
ejemplo, Schwartz et al. [60,61] evaluaron los efectos sobre el consumo de una comida que
contenía fructosa (bajo índice glucémico de carbohidratos) versus glucosa (alto índice
glucémico de carbohidratos) en la glucosa en sangre, la insulina y el gasto energético.
Como se esperaba, los investigadores encontraron que ingerir la comida que contenía
glucosa como fuente de carbohidratos promovía un nivel más alto de glucosa e insulina en
comparación cuando se usaba la fructosa como fuente de carbohidratos. De manera
interesante, los investigadores encontraron que la oxidación de los carbohidratos y la
termogénesis eran más altas después de consumir una comida que contenía fructosa en
comparación con la glucosa. En otras palabras, el tipo de carbohidrato consumido durante
una comida puede influir en el efecto termogénico de la comida. Esta puede ser una de las
razones por las que las personas tienden a perder más peso cuando hacen dietas en las
que la fuente de carbohidratos es principalmente alimentos con bajo a moderado IG en
comparación con los carbohidratos con alto IG [53].
Tipos de Dieta
Existen varios tipos importantes de dietas, incluyendo dietas bajas en energía (LED),
dietas bajas en grasa (LFD), dietas bajas en carbohidratos (LCD), dietas cetogénicas (KD) y
dietas de ayuno intermitente (IFD). La descripción general, fortalezas y debilidades de estas
dietas se puede encontrar en la Tabla 13.4. Además, la Tabla 13.5 describe algunas de las
dietas disponibles comercialmente más populares. La mayoría recomienda un déficit
calórico moderado con diferentes recomendaciones de macronutrientes (i.e., mayor o menor
cantidad de carbohidratos, grasas o proteínas) con recomendaciones de que los individuos
aumenten su actividad física. A continuación, se presentan algunos de los tipos generales
de enfoques dietéticos detallados en la revisión de suplementos del ISSN de 2010 [72] y la
reciente posición de la ISSN sobre las dietas y la composición corporal [73].
Table 13.5. Panorama general de las dietas comerciales más populares.
Dietas Bajas en Energía. En la literatura científica, las dietas que contienen 800 -
1,200 kcal/día se consideran dietas bajas en energía (LED) mientras que las que
proporcionan 400 - 800 kcal/día se consideran dietas muy bajas en energía (VLED) [73,114].
La mayoría de estas dietas consisten en proporcionar alimentos preenvasados, polvos
sustitutivos de comidas (MRP) o suplementos listos para beber (RTD) buscando reducir la
ingesta calórica. Además, la mayoría de los planes de LED recomiendan una modificación
del comportamiento y que las personas inicien un programa general de ejercicios. Los
VLEDs típicamente contienen alrededor de 70 - 100 gramos/día de proteína, 30 - 80
gramos/día de carbohidratos, y 15 gramos/día de grasa [73,115]. Como se resume en la
revisión de meta-análisis de Tsai y Wadden [115], el uso de sustitutos líquidos de comida
como parte de una dieta de 1,000 a 1,500 kcal/día puede servir como una manera efectiva
de promover la pérdida de peso. Por ejemplo, Hoie et al. [116] reportaron que mantener una
VLED por 8 semanas promovió una pérdida de 12.3 kg (12.6%) en la masa corporal total,
9.5 kg de la grasa corporal (23.8%), y una pérdida de 3.2 kg (5.2%) de masa corporal
magra, en 127 voluntarios con sobrepeso. Bryner et al. [117] informaron que la adición de un
programa de entrenamiento de fuerza mientras se mantiene un VLED (800 kcal/día durante
12 semanas) resultó en una mejor preservación de la masa corporal magra y la tasa
metabólica en reposo, en comparación con los sujetos que mantienen un VLCD mientras
participan en un programa de entrenamiento contra resistencia. Meckling y Sherfey [118]
informaron que la combinación de alto contenido proteínico y ejercicio fue la intervención
más efectiva para la pérdida de peso y fue superior a una dieta baja en grasa y alta en
carbohidratos para promover la pérdida de peso y mantener el equilibrio de nitrógeno,
independientemente de la presencia de una intervención de ejercicio. Además, Donnelly et
al. [119] evaluaron los efectos de consumir una dieta líquida de 800 kcal/día durante 90 días
sobre la pérdida de peso con y sin ejercicio de fuerza. Los investigadores encontraron que
la pérdida de peso promedio durante el período de 90 días fue de 16 kg, con
aproximadamente el 24% de la pérdida de peso de FFM y el 76% de grasa. Mientras que los
cambios en la composición corporal no difirieron entre los controles y los que participaron en
el entrenamiento de resistencia, el área transversal de las fibras de contracción lenta y
rápida no se modificó con el tratamiento en los sujetos C, pero aumentó significativamente
en los sujetos con TW. Los investigadores concluyeron que el entrenamiento de resistencia
puede producir músculo incluso mientras se mantiene un VLED. Estos y otros estudios
indican que los VLED, altos en proteína y baja en grasa pueden ser mejores que los VLED,
altos en carbohidratos y baja en grasa para promover la pérdida de peso [118,120-127].
Dietas Bajas en Grasa. Las dietas bajas en grasa (LFD) se definen como dietas que
aportan entre un 20 y un 35%, mientras que las dietas muy bajas en grasa (VLFD) aportan
entre un 10 y un 20% de las calorías en forma de grasa [128]. La Asociación Americana del
Corazón (AHA) generalmente recomienda que las personas consuman entre el 25% y el
30% de su ingesta alimenticia en forma de grasa [129]. Por lo tanto, algunos LFDs pueden
encajar dentro de las recomendaciones de la dieta de la AHA. Las LFD podrían consistir en
una dieta baja en grasa y alta en carbohidratos (e.g., del 55 al 65%) o una intervención
dietética baja en grasa y alta en proteínas (e.g., del 25 al 40%). Hooper et al. [130]
realizaron un metaanálisis sobre los efectos de la ingesta total de grasa en el peso corporal.
Los investigadores encontraron que había evidencia consistente de un pequeño efecto
reductor de peso al comer una menor proporción de energía de la grasa, lo que resultó en
una reducción de peso promedio de 1.5 kg y grasa corporal en comparación con los
controles. Una mayor reducción de grasa y una menor ingesta inicial de grasa se asociaron
con mayores reducciones de peso. Algunos estudios han evaluado los efectos de los VLED
en la pérdida de peso. Por ejemplo, Gardner et al. [74]evaluaron los efectos de seguir varias
dietas (e.g., las dietas Ornish, Zone, LEARN y Atkins) que oscilaban entre el 21 y el 55% de
grasa dietética y proporcionaban alrededor de 1.600 kcal/día. Los investigadores
encontraron que la dieta Atkins que proporcionaba 44 - 55% de grasa promovía la mayor
pérdida de grasa. Curiosamente, los participantes asignados a ingerir el 10% de la ingesta
dietética en forma de grasa (dieta Ornish) observaron ingestas que oscilaban entre el 21 y el
30% al final del ensayo de 12 meses. de Souza et al. [131] encontraron que la reducción de
la ingesta de grasa al 20% a partir del 40% no promovió la pérdida de grasa adicional.
Además, encontraron que los participantes presentaron una difícil adherencia a las
recomendaciones de dieta en el sentido de que sólo lograron una ingesta de grasa del 26 al
28%. Colectivamente, estos resultados indican que reducir la grasa de la dieta puede ser
una manera efectiva de promover una cantidad modesta de pérdida de peso, pero que los
individuos tienen dificultad para consumir una dieta con menos del 25% de grasa.
En otro estudio, Baba et al. [121] evaluaron los efectos de ingerir una dieta
hipocalórica alta en carbohidratos (58% de carbohidratos, 12% de proteínas y 30% de
grasas) o alta en proteínas (25% de carbohidratos, 45% de proteínas y 30% de grasas)
durante 28 días sobre la pérdida de peso, el gasto energético, la insulina y los lípidos en la
sangre en 13 sujetos obesos que tenían niveles elevados de insulina. Los investigadores
reportaron que la pérdida de peso fue mayor en el grupo de alto contenido proteico (8.3
versus 6.0 kg) y que el gasto de energía en reposo y los niveles de insulina se mantuvieron
en mayor grado en el grupo de alto contenido proteico. Parker et al. [135] evaluaron los
efectos de ingerir una dieta alta o baja en proteínas para perder peso sobre la composición
corporal, la glucosa y los niveles de insulina en sujetos obesos con diabetes tipo II. En este
estudio, 54 sujetos obesos con diabetes tipo II ingirieron un alto contenido de carbohidratos
de 1,600 kcal/día (55% de carbohidratos, 16% de proteínas, 26% de grasas) o alto
contenido de proteínas (42% de carbohidratos, 28% de proteínas, 28% de grasas) durante 8
semanas. Los investigadores reportaron que los sujetos perdieron un promedio de 5.2 kg
durante la intervención alimenticia. Las mujeres que ingirieron la dieta alta en proteínas
perdieron significativamente más grasa total (5,3 versus 2,8 kg) y abdominal (1,3 versus 0,7
kg) en comparación con las que siguieron una dieta alta en carbohidratos. Aunque se
observaron tendencias similares, no se observaron diferencias entre los tipos de dietas en la
pérdida de grasa entre los hombres.
Brehm et al. [136] evaluaron los efectos de seis meses de seguir una dieta muy baja
en carbohidratos a una dieta convencional alta en carbohidratos y baja en calorías sobre la
pérdida de peso en mujeres obesas. Los investigadores reportaron que los sujetos en la
dieta muy baja en carbohidratos perdieron 4.6 kg más de peso y 2.8 kg más de grasa
corporal que las mujeres que siguieron la dieta tradicional alta en carbohidratos y baja en
calorías. La sensibilidad a la insulina mejoró en ambos grupos. No se observaron efectos
secundarios significativos sobre los lípidos sanguíneos, la glucosa en sangre o la presión
arterial en sujetos que consumen una dieta muy baja en carbohidratos. Gardner e
investigadores [75] evaluaron los efectos de seguir una dieta alta en carbohidratos (48%) y
baja en grasas (29%) o baja en carbohidratos (30%) y alta en grasas (45%) durante 12
meses sobre la pérdida de peso. Los investigadores no encontraron diferencias
significativas en el cambio de peso o de grasa corporal entre los dos grupos de dieta.
Finalmente, Hashimito et al. [137] realizaron un metaanálisis para determinar si las dietas
altas o bajas en carbohidratos influían en la pérdida de peso. Los investigadores
encontraron que en general, la restricción de carbohidratos (cerca del 40% de la ingesta de
energía) estaba asociada con una reducción de -0.7 kg en la masa corporal y una reducción
de -0.8 kg en la masa grasa. Un análisis adicional de los estudios que duraron más de 12
meses indicó que la restricción leve de carbohidratos no se asoció con una disminución del
peso corporal (-0,4 kg), sino con una disminución de la masa grasa (-0,6 kg). Las dietas muy
bajas en carbohidratos se asociaron con una disminución de la masa grasa (-1,0 kg),
mientras que las dietas bajas en carbohidratos no se asociaron con una disminución de la
masa grasa (-0,4 kg).
Dieta Cetogénica. Varios estudios también han evaluado las dietas cetogénicas.
Estas promueven la producción de cetoácidos (i.e., la producción de cetonas). La acidosis
está teorizada para suprimir el apetito y promover la oxidación de la grasa. La dieta suele
consistir en consumir ~50 gramos/día o ~10% de la ingesta energética total en forma de
carbohidratos [81]. Como resultado, el cuerpo se vuelve más eficiente en la
gluconeogénesis (i.e., la producción de glucosa de fuentes que no sean la glucosa) y más
eficiente en la oxidación de la grasa. Existe cierto apoyo a que restringir severamente la
ingesta de carbohidratos puede promover una adaptación metabólica inducida por la
cetoacidosis. Por ejemplo, Hall et al. [90] evaluaron los efectos de seguir una dieta
cetogénica (31 gramos/día durante 4 semanas) después de 4 semanas de ingesta normal
de carbohidratos (300 gramos/día). Los investigadores reportaron un pequeño aumento en
el gasto de energía (~100 kcal/día) al seguir la dieta cetogénica, pero hubo mayor pérdida
de nitrógeno y alguna evidencia de menor pérdida de grasa y mayor pérdida de masa libre
de grasa. Urbain et al. [91] reportaron que la adherencia a una dieta cetogénica durante 6
semanas promovió una modesta reducción en el peso corporal (-2.0 kg) con cerca del 50%
de la pérdida de masa libre de grasa. Sin embargo, no hubo control para comparar esta
pérdida de peso. Un estudio reciente de Vargas et al. [49] asignó al azar a los participantes
entrenados en resistencia a una dieta cetogénica, una dieta no cetogénica o un grupo de
control, durante 8 semanas de entrenamiento de resistencia. Todos los participantes
ingirieron ~2 gramos/kg/día de proteína y consumían alrededor de 300 kcal/día por encima
del gasto energético. Los resultados revelaron que mientras que la dieta cetogénica
promovía una mayor pérdida de grasa, se asociaba con un menor aumento de la masa libre
de grasa, lo que sería contraproducente para los atletas entrenados con resistencia que
intentan aumentar la masa muscular durante el entrenamiento. Finalmente, mientras que
algunos han promovido el valor de las dietas cetogénicas para el tratamiento de algunas
enfermedades clínicas [86,87,89,92,93], un reciente meta-análisis de Hall y Guo [138] que
evaluó 32 estudios de alimentación controlada con sustitución isocalórica de carbohidratos
por grasa, encontró que tanto el gasto energético (26 kcal/día) como la pérdida de grasa (16
gramos/día) eran mayores con dietas bajas en grasa, no con dietas restringidas en
carbohidratos. El impacto de seguir dietas cetogénicas sobre el rendimiento fue discutido en
el Capítulo 5. Colectivamente, está claro que se necesita investigación adicional para
examinar el impacto de la dieta cetogénica sobre la pérdida de peso y el rendimiento en
poblaciones sanas y clínicas antes de que se puedan establecer conclusiones definitivas
sobre la eficacia.
Ayuno Intermitente. Ayuno intermitente (IF) es definido como ayuno de días alternos
(ADF), ayuno durante todo el día (WDF), o alimentación restringida en el tiempo (TRF)
[74,139]. Teóricamente, estos tipos de dietas promueven la reducción de la ingesta
energética total sin promover aumentos compensatorios de la ingesta energética o
alteraciones metabólicas u hormonales negativas que acompañan a restricciones severas y
prolongadas de la ingesta energética [74,139-143]. Varios estudios indican que este enfoque
puede ser eficaz. Por ejemplo, Harvie et al. [140] reportaron que la restricción energética
intermitente durante 6 meses (i.e., ∼650 kcal/día, 2 días/semana) promovía una pérdida de
peso similar (i.e., -6,4 kg frente a -6,9 kg, respectivamente) en comparación con un enfoque
de dieta de restricción energética continua (i.e., ∼1,500 kcal/día, 7 días/semana). Este
mismo grupo de investigación también informó [141] evaluó los efectos de lo siguiente 1.)
Una dieta restringida en un 25% de energía y carbohidratos (i.e., 600 - 650 kcal/día con < 40
gramos/día de carbohidratos, 2 días/semana); 2.) Una dieta continua con un 25% de energía
restringida (~1,450 kcal/día, 7 días/semana); o, 3.) Una dieta intermitente para la pérdida de
peso de 3 meses y una fase de mantenimiento de 1 mes con proteína ad libitum e ingesta
de grasa para la pérdida de peso en mujeres con sobrepeso. Los investigadores
encontraron que los enfoques de dieta intermitente promovían una mayor pérdida de masa
grasa (-3.7 y -3.7, respectivamente, frente a -2.0 kg). Además, la sensibilidad a la insulina
mejoró en mayor medida con la restricción energética intermitente. Keogh et al. [142]
comparó los efectos de 12 meses de dieta intermitente (~1,300 kcal/día cada dos semanas)
versus dieta continua de energía restringida (~1,300 kcal/día continuamente) sobre la
pérdida de peso. Los investigadores reportaron que el enfoque continuo tendió a ser más
efectivo después de 8 semanas de dieta (-2.0 vs. -3.2-kg) pero fue similar después de 52
semanas (-0.7 vs. -1.0-kg). Catenacci et al. [144] reportó que la adherencia a un ADF con
cero ingesta calórica en los días de ayuno alternados con días de alimentación ad libitum
durante 8 semanas promovió un déficit mayor de 376 kcal/día en la ingesta de energía y una
pérdida de peso ligeramente mejor pero no significativamente diferente (-8.2 vs. -7.1-kg) que
la de los participantes que siguieron una dieta continua con restricción de energía (~400
kcal/día). A los seis meses de seguimiento, no se observaron diferencias significativas en la
recuperación de peso. Sin embargo, los participantes que siguieron al ADF experimentaron
cambios más favorables en la composición corporal.
Los investigadores del ESNL han llevado a cabo una serie de estudios como parte de la
iniciativa Curves Women’s Health & Fitness para determinar si el aumento de la cantidad de
proteína consumida durante una intervención de dieta hipocalórica con entrenamiento contra
resistencia de tipo circuito afecta los resultados de la pérdida de peso [28-35,76]. Además,
estos estudios se realizaron para comparar este enfoque con otros programas populares de
pérdida de peso. Estos estudios se basan en los estudios mencionados anteriormente y
proporcionaron información adicional sobre la efectividad de los diferentes enfoques
dietéticos cuando se combinan con ejercicios de resistencia.
Después de realizar estos y otros estudios, observamos que, aunque los cambios
medios en la composición corporal fueron impresionantes, hubo una variación significativa
en la respuesta individual a intervenciones similares de dieta y ejercicio. Durante los últimos
10-15 años, ha habido interés en determinar si las variaciones en el fenotipo genético
relacionado con la grasa podrían explicar parte de la variabilidad en el éxito de la pérdida de
peso y si la alineación del tipo de dieta con el fenotipo genético podría conducir a un mayor
éxito en la pérdida de peso [9,10,139-142]. Para examinar este tema, se determinó el
genotipo relacionado con la grasa (FABP2rs1799883, PPARG2rs1801282,
ADRB3rs4994C3, ADRB2rs1042713, rs1042714) en 63 mujeres sedentarias y obesas que
utilizaron un método de cribado genético de venta al consumidor con la intención de
promover el éxito de la pérdida de peso a través de las recomendaciones dietéticas basadas
en estos genes. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a seguir dietas
hipocalóricas moderadas en carbohidratos (MC: 30:45:25%) o bajas en carbohidratos (LC:
20:45:35%) (1,400 kcal/día durante 1 semana y 1,500 kcal/día durante 23 semanas) que se
alinearon (A) o no se alinearon (NA) con el genotipo mientras participaban en un programa
de entrenamiento de fuerza (4 días/semana) y de caminata (10,000 pasos/día durante los
días que no se entrenaba la fuerza). Los resultados revelaron que los participantes en el
grupo con LC experimentaron una mayor mejora en los cambios porcentuales de la
composición corporal (peso): MC -3.32[-1.4, -5.2], LC -5.82[-4.1, -7.6]; masa grasa: MC
-7.25[-3.2, -11.2], LC -10.93[-7.3, -14.5]; masa libre de grasa: MC -0.32[1.4, -2.0], LC
-1.48[0.7, -3.0]; porcentaje de grasa corporal: MC -4.19[-1.6, -6.8], LC -5.60[-3.3, -7.9]%).
Sin embargo, no se observaron diferencias significativas entre los grupos de genotipos
(peso: A -5.00[-3.3, -6.7], NA -4.14[-2.2, -6.1]; masa grasa: A -10.15[-7.0, -13.6], NA
-8.02[-4.0, -12.0]; masa libre de grasa: A -1.23[0.3, -2.8], NA -0.56[1.12, -2.3]; grasa
corporal: A -5.28[-3.0, -7.6], NA -4.51[-1.9, -7.1]%). Se concluyó que la adherencia a este
programa de ejercicio y pérdida de peso promovía mejoras en la composición corporal y en
los resultados de salud. Además, aunque los individuos que siguieron la dieta con LC
experimentaron mayores beneficios, la alineación de estas dietas a este perfil genético
específico, no promovió mayores resultados de salud. Sin embargo, esta investigación está
en sus inicios y se necesita trabajo adicional para determinar si estos u otros genes pueden
ayudar a predecir el éxito de la pérdida de peso con diferentes tipos de dietas y programas
de ejercicio antes de que se puedan sacar conclusiones.
Luego, se decidió comparar este enfoque de intervención de ejercicio y dieta con otros
programas de intervención de dieta populares. En el primer estudio comparativo de eficacia
[78], 51 mujeres sedentarias fueron asignadas al azar para participar en los programas de
pérdida de peso Curves® (C) o Weight Watchers® (W) durante 16 semanas. Los
participantes en el programa C siguieron una dieta de 1,200 kcal/día durante una semana y
una dieta de 1,500 kcal/día durante 3 semanas (30:45:25%). Los participantes ingirieron
2.000 kcal/día durante 2 semanas (45:30:25%) y repitieron esta dieta mientras participaban
en el programa de ejercicios de resistencia Zumba® 3 días a la semana. Los participantes
restantes siguieron el programa de dieta basada en el punto W, recibieron asesoramiento
semanal y se les animó a hacer ejercicio. Las mediciones de la composición corporal y del
gasto de energía en reposo se obtuvieron a las 0, 4, 10 y 16 semanas. Los datos se
presentan como cambios con respecto a la línea de base para los grupos C y W,
respectivamente, después de 4, 10 y 16 semanas. Los resultados revelaron que las mujeres
en ambos grupos perdieron una cantidad similar de peso (C -2.4±2.1, -4.4±3.6, -4.9±4.0; W
-2.7±1.3, -5.3±2.4, -6.2±4.1 kg, p=0.31). Sin embargo, la pérdida de masa grasa (C -3.9±5.5,
-4.6±5.3, -6.4±5.9; W -0.4±5.7, -2.1±6.7, -2.9±7.8 kg, p=0.09) y las reducciones del
porcentaje de masa grasa (C -3.3±5.2, -3.2±4.6, -4.7±5.4; W 0.6±6.7, -0.6±8.3, -1.4±8.1 %,
p=0.054) tendió a ser mayor en el grupo C, mientras que la masa magra aumentó en el
grupo C y disminuyó en el grupo W (C 1.5±4.3, 0.5±3.7, 1.3±4.0; W -1.8±5.4, -2.4±5.8,
-2.5±5.1 kg, p=0.01). Los valores de gasto de energía en reposo aumentaron con el tiempo
en ambos grupos y no fueron significativamente mayores en el grupo C (C 0.9±2.2; 1.4±2.3;
1.3±1.9; W 0.6±2.0; 0.7±2.0; 0.6±2.3 kcal/kg/d, p=0.19). Los resultados indicaron que 16
semanas de participación en el programa C, que incluía una dieta basada en un plan de
comidas más estructurado y un programa de ejercicio supervisado, promovieron cambios
más favorables en la composición corporal que la participación en el programa W, que
incluía el cumplimiento de una dieta basada en puntos, la asesoría semanal y el estímulo
para aumentar la actividad física.
En un estudio retrospectivo más amplio sobre 661 mujeres (46±11 años), se examinó la
adherencia de consumo de dietas altas en carbohidratos (HC) o altas en proteínas (HP)
mientras participaban en un programa de ejercicios que afectaba a los marcadores del
síndrome metabólico [35]. Los resultados revelaron que ambos grupos experimentaron una
pérdida de peso significativa, mejoras en el estado físico y reducciones en la prevalencia del
síndrome metabólico (MetS) desde el inicio hasta el seguimiento (HP: 49% a 42%, HC: 42%
a 36%, ambos p<0.01) (PRO: 49% a 42%, CHO: 42% a 36%, ambos p<0.01). La mejoría en
la puntuación z de MetS (aproximadamente 66.5%) fue similar para ambos grupos sin
diferencias significativas entre las dietas en cuanto a la circunferencia de la cintura
(-0.28±0.02 vs. -0.28±0.025 cm), la glucosa (-0.07±0.03 vs. -0.08±0.04 mM), triglicéridos
(-0,16±0.04 vs. -0.09±0.04 mM), colesterol de lipoproteínas de alta densidad (-0,21±0,03 vs.
-0,19±0,04 mM) y presión arterial sistólica (-0.16±0.4 vs. -0.24±0.05 mmHg). La presión
arterial diastólica mostró una ventaja menor para el grupo HP (-0.14±0.05 vs. -0.30±0.05
mmHg, p=0.02). Cuando se estratificaron por IMC, aquellos con obesidad mórbida no
mostraron una mejoría significativa en el MetS mientras seguían una dieta enfocada en el
HP. Sin embargo, se requiere cautela dada la naturaleza exploratoria de este análisis. Se
concluyó que una dieta baja en calorías y moderada en carbohidratos y proteínas es
igualmente efectiva cuando se combina con un programa estructurado de ejercicios para
reducir la prevalencia de MetS en mujeres con sobrepeso y obesas.
• Puede ser necesaria una mayor ingesta de proteínas (2.3 – 3.1 gramos/kg/día)
para maximizar la retención muscular en sujetos delgados y entrenados en resistencia
en condiciones hipocalóricas.
Objetivos de Aprendizaje
1. Describir los efectos de la actividad física en la pérdida de peso.
2. Describir los efectos de la dieta y los diferentes tipos de ejercicio sobre la pérdida de peso.
3. Describir el impacto de la ingesta de macronutrientes en la termogénesis.
4. Describir en general las diferencias entre las dietas populares disponibles para los consumidores.
5. Describir las ventajas y desventajas de seguir dietas bajas en energía, dietas bajas en carbohidratos,
dietas altas en grasas, dietas altas en proteínas y dietas cetogénicas.
6. Describir cómo la incorporación de ejercicios de fuerza en un programa de pérdida de peso o en un
programa de mantenimiento tiene un impacto en los resultados.
7. Describir las ventajas y desventajas de seguir dietas populares con y sin intervención de ejercicios.
8. Describir los factores de comportamiento que influyen en la pérdida y el mantenimiento del peso.
Sugerencias de Trabajo
1. Desarrolle una tabla que enumere el tipo de dieta, la duración de la dieta, la población estudiada y la
cantidad de peso, grasa y cambios en la masa libre de grasa observados en los estudios descritos en este
capítulo. Organice por tipo de dieta y determine la cantidad promedio de cambio de peso, grasa y masa libre
de grasa observada con estos tipos de dieta por mes.
2. Evaluar la dieta y los hábitos nutricionales de una persona que desea perder peso. Evaluar si alguna
vez han seguido una dieta y sus efectos. Luego, discuta con ellos el valor de incorporar ejercicios de fuerza en
su programa de pérdida de peso o manejo y el valor relativo de las diferentes dietas proporcionadas con
macronutrientes para la pérdida de peso.
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Capítulo 14
Suplementos para la Pérdida de Peso
Beta-D-Glucanos
Los beta-D-glucanos son polisacáridos no digeribles que se encuentran ampliamente en
la naturaleza en fuentes tales como los granos de cereales, incluida la avena y la cebada,
así como en la levadura, las bacterias, las algas y los hongos. Los beta-D-glucanos están
compuestos de moléculas de glucosa extraídas y purificadas de la pared celular de la
levadura común de panadería. Son en gran parte solubles en agua por lo que forman parte
de la fibra soluble en la dieta. Se ha demostrado que la ingesta de betaglucanos mejora el
patrón de lípidos en humanos y animales en los que se ha experimentado con colesterol
sérico elevado [20]. Se ha dicho que los beta-glucanos reducen la elevación de los niveles
de azúcar en la sangre que suelen producirse después de una comida ya que retrasan el
vaciado gástrico para que el azúcar de la dieta se absorba de forma más gradual. Además,
se ha afirmado que mejora la sensibilidad a la insulina. Estos efectos sugieren un posible
beneficio en el control del azúcar en sangre en personas con diabetes [21,22]. Beck et al.
[23] informó que la suplementación con beta glucano y avena (5-6 y 8-9 gramos/día),
además de la prescripción de una dieta con déficit de energía, no promovió una mayor
pérdida de peso ni una reducción en el perímetro de la cintura en las mujeres con
sobrepeso. Por el contrario, Santas et al. [32] reportaron que la suplementación dietética de
beta-glucan-chitin-chitosan (3 gramos/día) promovió reducciones significativas en el peso
corporal (-1.1 vs. +1.5-kg) y el IMC (-0.3 vs. +0.6-kg/m2) en comparación con los controles.
Por lo tanto, aunque se han reportado otros beneficios de los betaglucanos como se señaló
en el Capítulo 2, se necesita más investigación para determinar si los betaglucanos pueden
servir como un suplemento viable para perder peso a base de altas dosis de fibra.
Quitosano
El quitosano se ha comercializado como un suplemento para la pérdida de peso
durante varios años. Se supone que inhibe la absorción de grasa y reduce el colesterol.
Varios estudios en animales reportan una disminución en la absorción de grasa, un aumento
en el contenido de grasa fecal y una disminución en el colesterol después de la alimentación
con quitosano [24-26]. Sin embargo, los efectos en humanos son menos impresionantes.
Por ejemplo, aunque hay algunos datos que sugieren que la suplementación de quitosano
puede reducir los lípidos en la sangre en los seres humanos [26,27] y aumentar el contenido
de grasa fecal [28], otros estudios no reportaron efectos en el contenido de grasa fecal [29-
31]. En términos de pérdida de peso, Pitter et al. [32] informó que la ingesta de cuatro
cápsulas por día de quitosano durante 28 días en voluntarios con sobrepeso no redujo el
peso corporal. Zahorska-Markiewicz et al. [26] reportaron que complementar la dieta con 1.5
gramos/día de quitosano tres veces al día durante una dieta de 6 meses y un programa de
intervención de consejería promovió una mayor pérdida de peso en comparación con la
consejería sola (15.9 vs. 10.9 kg). Jung et al. [33] informaron que la suplementación con
quitosano (3 gramos/día) promovió una pérdida de peso significativamente mayor y
reducciones en el índice de masa corporal (IMC) en comparación con los controles y que la
adición de 2 gramos/día de ácido ascórbico promovió mayores beneficios. Tan et al. [34]
reportaron que la alimentación con quitosano y capsaicina en ratas promovió una mejor
capacidad para controlar el peso corporal, el índice de masa corporal, el índice de órganos,
la grasa corporal, la proporción de grasa con respecto al peso corporal y los lípidos séricos
en comparación con el quitosano, la capsaicina y el Orlistat (popular medicamento para la
pérdida de peso). Además, la combinación de quitosano y capsaicina aumentó las
expresiones de PPARα, PPARγ, PPARγ, UCP2, y adiponectina y redujo la expresión de
leptina, lo que sugiere un impacto en la expresión génica relacionada con la grasa, la
eficiencia de la oxidación mitocondrial y la regulación del apetito hormonal. Trivedi et al. [35]
reportaron que suplementar la dieta con 5 x 500 mg de quitosano durante 90 días en
participantes obesos promovió una pérdida de peso significativamente mayor después de
45- (-1.78-kg) y 90-días (-3.10-kg) en comparación con los controles. Esto fue acompañado
por una mayor reducción en el IMC, la composición corporal, las medidas antropométricas y
las puntuaciones de calidad de vida. Además, el quitosano redujo los niveles de HbA1C (por
debajo del 6%) en los sujetos que comenzaron el estudio con valores más altos. Finalmente,
Santas et al. [36] descubrieron que la suplementación con 3 gramos/día de un suplemento
de beta-glucan-quitin-quitosano, durante una dieta normal, promueve reducciones
significativas en el peso corporal (-1.1 vs. +1.5-kg) y el IMC (-0.3 vs. +0.6-kg/m2). Aunque se
necesita más investigación, estos resultados sugieren que la suplementación con quitosano
podría aumentar marginalmente el contenido de grasa fecal, promover una reducción
modesta en el peso corporal y la masa grasa, y proporcionar algún beneficio para la salud.
Fibra Dietaria
Uno de los métodos más comunes para suprimir el apetito es consumir una dieta alta
en fibra. La ingesta de alimentos ricos en fibra (frutas, verduras) o suplementos de fibra
aumenta la sensación de saciedad. Teóricamente, mantener una dieta alta en fibra puede
servir para ayudar a disminuir la cantidad de alimentos que se consumen. Además, también
se ha afirmado que las dietas/suplementos con alto contenido de fibra ayudan a reducir el
colesterol y la presión arterial, así como ayudar a los diabéticos a controlar los niveles de
glucosa e insulina. Algunas de las investigaciones realizadas en dietas altas en fibra indican
que proporcionan algún beneficio, particularmente en poblaciones diabéticas. Por ejemplo,
Raben et al. [37] reportaron que los sujetos que mantuvieron una dieta baja en grasa (26%)
y alta en fibra (3.9 g/MJ) durante 11 semanas perdieron 1.3-kg de peso y 1.6-kg de grasa.
Maki et al. [38] informaron que el consumo de un cereal de avena integral como parte de un
programa dietético para la pérdida de peso tuvo efectos favorables sobre los niveles de
lípidos en ayunas y la circunferencia de la cintura. Lyon et al. [39] reportaron que el consumo
de un polisacárido de alta viscosidad (5 - 15 gramos/día) durante 15 semanas promovió
reducciones en el peso corporal (-1.6 vs +0.2-kg) y en la circunferencia de la cadera (-2.8 vs.
-0.5 cm) en mujeres que consumían una dieta alta en fibra en comparación con los
controles. Kahleova et al. [40] comunicaron que el aumento de la ingesta de carbohidratos y
fibras, como parte de una dieta vegetal alta en carbohidratos y baja en grasas, se asoció
con efectos beneficiosos sobre el peso, la composición corporal y la resistencia a la insulina.
La investigación en nuestro laboratorio [11], que consistía en evaluar los efectos de
reemplazar las comidas por cereales con alto contenido de fibra y barras de alimentos,
mostró claramente que este sencillo enfoque podría promover la pérdida de peso. Además,
numerosos estudios sugieren que añadir fibra a la dieta puede promover la pérdida de peso
y mejorar los marcadores de salud [41-51]. Por lo tanto, el aumento de la ingesta de fibra es
una de las mejores maneras de controlar el apetito y controlar el peso corporal.
Glucomanano
El glucomanano es una fibra dietética polisacárida soluble derivada de la raíz de konjac
(Amorphophallus konjac) que forma un gel en el estómago cuando se consume. El
glucomanano es una fibra dietética atractiva porque puede absorber hasta 200 veces su
peso en agua. Las investigaciones han demostrado que la ingesta de glucomanano sirve
para ocupar espacio en el estómago, proporcionar una sensación de saciedad y reducir la
ingesta de alimentos, lo que conduce a la pérdida de peso [52-55]. Por ejemplo, Walsh et al.
[55] informaron que la ingesta de glucomanano (1 gramo con 8 onzas de agua 30 minutos
antes de las comidas) durante 8 semanas promovió una pérdida de 2.5 kg de peso corporal.
Otros estudios recientes también proporcionan alguna evidencia de que la ingestión de
glucomanano puede promover la pérdida de peso [56-58]. Sin embargo, otros estudios no
reportaron efectos significativos en la pérdida de peso [45,59]. También se ha reportado que
el glucomanano retrasa la liberación de glucosa en la sangre de una comida [60-62] y
disminuye los niveles de colesteron en sangre [24,63-65]. En consecuencia, se ha sugerido
que la ingesta de glucomanano es útil en diabéticos y pacientes con altos niveles de lípidos
en la sangre. Estos resultados sugieren que el glucomanano podría ayudar a perder peso y
proporcionar beneficios para la salud.
Glucomacropéptidos
Los glucomacropéptidos (GMP) son péptidos de bajo peso molecular que se
encuentran en proteínas de suero especialmente procesadas. Se ha informado que los
glucomacropéptidos estimulan la liberación de colecistoquinina (CCK) [66]. La CKK es una
hormona peptídica que se produce en el revestimiento de las células del duodeno. Sirve
para estimular la liberación de líquidos y enzimas del páncreas con el fin de digerir grasas,
proteínas y carbohidratos. También suprime el apetito al promover la sensación de saciedad.
Varios estudios han evaluado si la ingesta de GMP afecta el apetito o la pérdida de peso.
Por ejemplo, Burton-Freeman et al. [67] informaron que añadir 0.8 gramos de GMP a 25
gramos de proteína de suero no era crítico en la saciedad inducida por el suero antes de las
comidas. Sin embargo, puede tener un papel único en la regulación de la ingesta
compensatoria, controlando la ingesta energética diaria. Keogh et al. [68] examinaron si la
proteína de suero enriquecida con GMP (15 gramos/día) influía en la pérdida de peso a
largo plazo. Los resultados revelaron que la pérdida de peso entre los MRP con y sin GMP
no difirió entre los grupos a los 6 meses (-9,5 kg frente a -11,0 kg) o a los 12 meses (-9,9
frente a -10,8 kg). En un estudio de seguimiento, este grupo de investigación [69] informó
que tres glicoformas de GMP (i.e., GMP mínimamente glicosilado, GMP glicosilado y
concentrado de proteína de suero sin GMP) no tuvieron efectos diferenciales sobre los
niveles de CCK, las medidas subjetivas de saciedad o la toma de alimentos después de su
ingesta. Finalmente, Chungchunlam et al. [66] han evaluado el efecto de la proteína del
suero con GMP sobre la saciedad y las hormonas del apetito. Los investigadores
encontraron que ingerir proteína de suero con GMP aumentó las concentraciones
plasmáticas de CCK, péptido-1 similar al glucagón (GLP-1), péptido tirosina-tirosina (PYY) y
polipéptido pancreático (PP) en comparación con los carbohidratos. Teóricamente, estos
cambios deberían ayudar a controlar el apetito. Sin embargo, se necesita más investigación
para determinar si estos efectos agudos llevan a la pérdida de peso con el tiempo.
Goma Guar
La goma guar es una fibra soluble del polisacárido galactomanano extraída del grano
de guar. Se utiliza generalmente como agente espesante en los alimentos. Debido a que es
una fuente alta en fibra, ha habido interés en evaluar el impacto de la ingesta de la goma
guar sobre el apetito, la homeostasis de la glucosa, los lípidos en la sangre y la pérdida de
peso [51,70-74]. Por ejemplo, Tuomilehto et al. [75] reportó que la suplementación de goma
guar (15 gramos/día) en mujeres de mediana edad redujo significativamente el peso
corporal (-2,5 kg) sin efectos sobre los lípidos en sangre. Krotkiewski et al. [74] informaron
que la suplementación con goma guar (20 gramos/día durante 10 semanas) redujo
significativamente los niveles de glucosa en sangre después de una ingesta aguda, las
percepciones de hambre, el peso corporal (-4.3 kg), la grasa corporal (-2.5 kg), y el
colesterol (-8%). Sin embargo, se observaron algunas molestias gastrointestinales hacia el
comienzo de la administración de suplementos en algunos de estos ensayos. Arshad e
investigadores [76] informaron que la adición de goma guar (2.5 gramos) a la leche antes de
consumir la pizza ad libitum 2 horas más tarde redujo la glicemia posprandial y la saciedad.
Finalmente, Boers et al. [77] encontró que añadir 6 gramos de goma guar, 4 gramos de
konjac mannen (glucomanen) y 15 gramos de harina de garbanzo por cada 100 gramos de
harina de pan plano redujo las respuestas posprandiales de la glucosa. Aunque se necesita
más investigación para evaluar los efectos a largo plazo sobre la pérdida de peso, estos
resultados sugieren que la goma guar puede tener algunos efectos beneficiosos sobre la
saciedad y la homeostasis de la glucosa.
Goma Arábiga
Similar a la goma guar, la goma arábiga (acacia de Senegal) es un complejo
polisacárido indigerible que recientemente se ha afirmado que posee propiedades de
pérdida de peso al igual que otros nutrientes y alimentos ricos en fibra. En apoyo de esta
afirmación, Calame et al. [78] informaron que la ingesta de goma arábiga (5 - 40 gramos)
redujo significativamente la ingesta calórica durante 3 horas y aumentó la clasificación
subjetiva de la sensación de saciedad. Babiker et al. [79] reportó que 6 semanas de
suplemento de goma arábiga (30 gramos/día) redujo significativamente el IMC (0.32) y el
porcentaje de grasa corporal (2.2%). Sin embargo, se necesita más investigación, estos
resultados iniciales sugieren que la goma arábiga podría servir como una fuente efectiva con
un alto contenido de fibra para promover la pérdida de peso.
Gymnema Sylvestre
Gymnema sylvestre (GS) es una hierba tropical de la India que se deriva de una vid
leñosa perenne. Se dice que influye en el metabolismo de la glucosa y de las grasas, así
como que inhibe los antojos dulces. En apoyo a estas afirmaciones, Shigematsu et al.
[80,81] informaron que la suplementación oral a corto y largo plazo con GS, en ratas
alimentadas con dieta normal y rica en grasas, podría tener algunos efectos positivos sobre
el metabolismo de las grasas, los niveles de lípidos en sangre, y el aumento de peso o la
deposición de grasa. Un trabajo más reciente en ratas ha demostrado que la
suplementación con GS promueve la pérdida de peso al reducir la hiperlipidemia [82].
Kumar et al. [83] comunicaron que la suplementación con GS (500 mg/día durante 3 meses)
redujo el hambre, la fatiga, la glucosa en sangre (en ayunas y después de las comidas) y la
hemoglobina glucosilada en los diabéticos de tipo 2. Kurian et al. [84] informaron que la
suplementación con GS (1 gramo/día durante 8 semanas) redujo los niveles de glucosa en
sangre en ayunas y posprandiales, la hemoglobina glucosilada, el colesterol total en suero,
el colesterol de lipoproteínas de alta y baja densidad y los triglicéridos. Finalmente,
Pothuraju et al. [85] compararon los efectos de añadir Aloe Vera o GS a animales
alimentados con una dieta alta en grasa y encontraron que los ratones alimentados con GS
mientras estaban en una dieta alta en grasa experimentaron una reducción significativa en
el peso y en la masa grasa, y mejoraron la respuesta glucémica. Aunque existen algunas
pruebas de apoyo de los beneficios de la suplementación con GS, se necesita más
investigación.
Hoodia Gordonii
Hoodia gordonii (HG) es una planta que se encuentra principalmente en el desierto de
Kalahari en Botswana, Sudáfrica y Namibia. Se ha utilizado en la medicina indígena como
un supresor del apetito. Hoodia se supone que aumenta las percepciones de saciedad y
suprime el apetito [86,87] así como serve como un antidepresivo [88]. En apoyo de esta
afirmación, hay algunos datos de animales que respaldan la eficacia en términos de una
mayor utilización de la grasa [89] y la pérdida de peso [89,90]. Además, hay algunos datos
en animales que apuntan a que la HG puede suprimir el apetito [91]. También ha habido
cierto interés en el desarrollo de medicamentos farmacológicos basados en las propiedades
de la HG [92-97] y HG se ha utilizado en suplementos para la pérdida de peso [98]. Sin
embargo, a pesar de la publicidad masiva en los medios de comunicación en los últimos
años, no parece que haya ningún estudio publicado y revisado por pares en humanos que
demuestre que la suplementación con HG promueva la pérdida de grasa.
Inulina
La inulina pertenece a una clase de carbohidratos conocida como fructanos [99] y se
considera una forma de fibra soluble. Es un componente importante de algunas hierbas
como la raíz de bardana, la raíz de diente de león, la raíz de elecampano, la raíz de
achicoria y la hierba china Codonopsis. Los alimentos con inulina a menudo se recomiendan
para los diabéticos porque tienen un IG de 0 y por lo tanto no afectan los niveles de azúcar
en sangre [100,101]. La inulina puede ser parcialmente digerida por las bacterias
intestinales para formar Fructo-Oligo-Sacáridos (FOS) u Oligofructosa, que estimula el
crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas en el intestino [99,102]. Esto dificulta
el crecimiento de bacterias dañinas y por lo tanto previene algunas dolencias digestivas
comunes [103]. Utilizado en yogur bajo en grasa, la inulina actúa como un sustituto de la
grasa para mejorar el sabor y la sensación en la boca del producto y como un bono, tiene
efectos favorables en la salud digestiva. Estudios recientes sugieren que el consumo de
inulina en la dieta puede ayudar a reducir los lípidos en la sangre [14] y puede ayudar a
mantener el peso [104]. Por ejemplo, Tovar y otro [14] informó que ingerir un MRP con y sin
inulina (5 gramos) durante 3 meses mientras se seguía una dieta baja en energía no tuvo
ningún efecto adicional sobre la reducción de peso que la dieta sola; sin embargo, sí redujo
los triglicéridos y mejoró la ingesta de micronutrientes durante la restricción calórica. Yang y
los investigadores [105] informaron que la ingesta de té verde e inulina durante 6 semanas
promovió una reducción del peso corporal (-1,29 kg) y de la masa grasa (-0,82 kg). Reimer
et al. [103] descubrieron que añadir inulina a la proteína de suero durante una intervención
de pérdida de peso de 12 semanas redujo la sensación de hambre y apetito, pero no
promovió mayores reducciones en la pérdida de grasa que la proteína de suero sola.
Finalmente, Farrarese et al. [104] Realizaron una revisión de meta-análisis y concluyeron
que la administración de probióticos/prebióticos con fibras de galactomanano o inulina,
puede aumentar los efectos del control de peso debido al efecto sinérgico sobre la
producción de ácidos grasos de cadena corta y la reconfiguración de la microbiota. Sin
embargo, se necesita más investigación en esta área, pero los datos preliminares indican
algunos beneficios de la inulina en el control de la glucosa y la supresión del apetito.
Pectina
La pectina se clasifica como una fibra soluble. Se obtiene por extracción acuosa de
cáscaras de cítricos y pulpa de manzana en condiciones ligeramente ácidas. Las frutas ricas
en pectina incluyen duraznos, manzanas, grosellas y ciruelas. La pectina se comercializa
como un suplemento nutricional para el control del colesterol elevado [106-108]. Un estudio
reciente indicó que la ingesta de goma arábiga promovió una reducción del IMC y del
porcentaje de grasa corporal entre las mujeres adultas sanas [79]. Adicionalmente, Adam et
al. [108] reportaron que la alimentación con pectina en ratas aumentó la saciedad y
disminuyó la ingesta calórica, el aumento de peso, la adiposidad, la lipidemia, la leptinemia y
la insulinemia. También hay evidencia de que las ratas alimentadas con fibra de manzana
observaron pérdida de peso [42,44]. Un reciente meta-análisis elaborado por Namazi et al.
[43] sugirieron que, aunque el uso de la pectina como medio para promover la pérdida de
peso es prometedor, se necesita más investigación para evaluar el papel de las fibras
relacionadas con la pectina en la pérdida de peso y la salud.
Psyllium
Como se describe con más detalle en el Capítulo 2, Psyllium o Ispaghula es un nombre
común de los miembros del género Plantago cuyas semillas se utilizan comercialmente para
la producción de mucílago [47]. Numerosos estudios han encontrado que la suplementación
con psyllium puede disminuir los lípidos en sangre [109-112], mejorar los niveles de azúcar
en la sangre en personas con diabetes [109,113,114], y mejorar el perfil de riesgo cardio-
metabólico [47,114-116]. Pal et al. [117] han evaluado los efectos de la suplementación de
un producto que contiene psilio en la dieta por 12 meses, sobre el peso corporal y la
composición de los individuos con sobrepeso y obesos. Los resultados revelaron que los
participantes que tomaron el suplemento con psilio promovieron una reducción modesta en
el peso corporal y la pérdida de grasa, respectivamente, a los 3 meses (-1,1; -1,9 kg) y a los
6 meses (-2,4 kg), mientras que la pérdida de grasa se redujo de manera significativa a los 6
meses (-1,9 kg) y a los 12 meses (-1,4 kg) de la intervención. Además, una reciente revisión
de la literatura por Jane et al. [118] concluyeron que la adición de un producto de fibra
soluble, especialmente el psyllium, mejora los perfiles de lípidos en la sangre, en particular
el colesterol de lipoproteínas totales y de baja densidad, así como la respuesta glucémica.
Además, también aumenta la saciedad, mejorando así el síndrome metabólico y los factores
de riesgo cardiovascular, al igual que los procesos originados por las dietas de reducción de
peso. Sin embargo, se necesita más investigación para determinar si el psyllium puede ser
un suplemento efectivo para la pérdida de peso.
Los diuréticos son una clasificación de los fármacos que los médicos prescriben para
las personas con edema (retención excesiva de líquidos) o presión arterial alta. Sirven para
promover la excreción de líquidos por el riñón, disminuyendo el agua total del cuerpo y, por
lo tanto, ayudando a reducir la presión arterial. Aunque hay un número de medicamentos
diuréticos disponibles, algunos pacientes experimentan efectos secundarios no deseados
con diuréticos (e.g., mareos, pérdida de potasio, arritmias, etc.). Por lo tanto, ha habido
interés en la comunidad médica para encontrar medicamentos alternativos o sustancias
naturales que puedan tener propiedades diuréticas sin efectos secundarios. Los diuréticos
herbales son plantas o extractos de plantas que se cree que promueven la diuresis
(formación y excreción de orina). A través de los años, se ha sugerido que un número de
hierbas poseen propiedades diuréticas en la medicina herbal. Por esta razón, varios grupos
de investigación han evaluado si diversas hierbas afectan la diuresis en animales. Por
ejemplo, Grases et al. [126] evaluaron los efectos de la infusión de siete hierbas diferentes
(Verbena officinalis, Lithospermum officinale, Taraxacum officinale [Dandelion], Equisetum
arvense, Arctostaphylos uva-ursi, Arctium lappa, y Silene saxifraga) en marcadores de
formación de cálculos renales y diuresis en ratas hembras. Los investigadores reportaron
que, aunque había disponibles sustancias más efectivas, la infusión de estas hierbas
promovió algunos efectos beneficiosos sobre la diuresis y los factores de riesgo de la
formación de cálculos renales. Beaux et al. [127] informaron que la administración de
extractos acuosos de Sambucus nigra y Arctostaphylos uva-ursi y extractos hidroalcohólicos
de Orthosiphon stamineus y Hieracium pilosella para las ratas aumentó la producción de
orina. Además, esa O. stamineus y S. nigra incrementó la excresión de sodio en orina.
Hnatyszyn et al. [128] informaron que la ingesta oral de 400 mg/kg de Phyllanthus
sellowianus Muell. Arg. (Euphorbiaceae) aumentó la diuresis en animales de laboratorio sin
efectos secundarios aparentes. Colectivamente, estos estudios proporcionan alguna base
científica de que ciertas hierbas pueden poseer propiedades diuréticas en los animales.
Aunque estos estudios son interesantes y muchas de estas hierbas se pueden encontrar en
suplementos dietéticos que pretenden promover la diuresis, en una búsqueda exhaustiva de
la literatura no se encontraron estudios en humanos o atletas que apoyen la seguridad o la
eficacia.
Betaína
La betaína es un trimetil derivado del aminoácido glicina que está involucrado en el
metabolismo de la colina y la homocisteína. Las fuentes dietéticas de betaina incluyen
espinacas, granos de cereales, mariscos, vino y remolacha azucarera. Varios estudios han
evaluado los efectos de la alimentación con betaína en el metabolismo hepático, el
metabolismo de las grasas y la deposición de grasas en animales [132,133]. También ha
habido interés en determinar si la suplementación con betaína puede ayudar a reducir los
niveles de homocisteína, que recientemente se ha identificado como un marcador de riesgo
para la enfermedad cardíaca [134]. Por esta razón, los suplementos de betaína se han
comercializado como un suplemento diseñado para promover la salud del corazón, así como
la pérdida de peso. Varios estudios han reportado que la suplementación con betaína mejora
la resistencia, la fuerza y la potencia muscular. Según Cholewa et al. [135] los mecanismos
pueden implicar la estimulación de la lipólisis y la inhibición de la lipogénesis a través de la
expresión génica y la actividad subsiguiente de las proteínas lipolíticas y lipogénicas
relacionadas, la estimulación de la liberación autocrina/endocrina de IGF-1 y de las vías de
señalización de los receptores de insulina, la estimulación de la secreción de la hormona de
crecimiento, el aumento de la síntesis de creatina, el aumento de la síntesis de proteínas a
través de la hiper-hidratación intracelular, así como el ejercicio en el campo psicológico con
la sensación de cansancio y la atenuación de la fatiga. En este sentido, se ha informado de
que la administración de suplementos de betaína mejora las adaptaciones del ejercicio y el
entrenamiento. Por ejemplo, Hoffman et al. [136] reportaron que 14 días de suplementación
de betaína (2.5 gramos/día) en hombres universitarios activos mejoró la resistencia de los
músculos en cuclillas y la calidad de las repeticiones realizadas. Por lo tanto, la betaina tiene
el potencial de promover la pérdida de grasa. Lee et al. [137] informaron que la
suplementación con betaína (2.5 gramos/día) aumentó el poder, la fuerza y el
mantenimiento, con resultados más evidentes en los grupos de músculos más pequeños de
la parte superior del cuerpo. Hoffman et al. [138] informaron que 15 días de suplementación
con betaína no aumentó los picos de producción de fuerza CON o ECC durante una presión
torácica isocinética, pero sí pareció reducir las medidas subjetivas de fatiga en el protocolo
de ejercicio. Apicella et al. [139] reportaron que dos semanas de suplementación de betaína
(2.5 gramos/día) disminuyó significativamente y aumentó el músculo total Akt en reposo y la
fosforilación de Akt y p70S6 cinasa, lo que sugiere que la suplementación de betaína mejoró
tanto el perfil endocrino anabólico como el entorno de señalización anabólico
correspondiente, incrementando así la síntesis de proteínas. Finalmente, Cholewa et al.
[140] comunicaron que la administración de suplementos de betaína (2.5 gramos/día
durante 8 semanas) durante el entrenamiento de fuerza promovió reducciones
significativamente mayores en los cambios del porcentaje de grasa corporal (-3.3 frente a
-1.7%) y de la masa grasa (-2.0 frente a -0.8 kg). Por lo tanto, hay algunas pruebas de que
la suplementación con betaína puede mejorar el rendimiento y esto puede llevar a una
mayor pérdida de grasa corporal durante el entrenamiento. Sin embargo, se necesita más
investigación.
Piruvato de Calcio
El piruvato de calcio es otro suplemento que se hizo popular en la década de 1990
después de que estudios iniciales reportaron que la suplementación con piruvato de calcio
(16 - 25 gramos/día con o sin fosfato de dihidroxiacetona [DHAP]) promovió la pérdida de
grasa en pacientes obesos después de un programa de pérdida de peso supervisado por un
médico [141-143]. Aunque el mecanismo para estos hallazgos no estaba claro, los
investigadores especularon que podría estar relacionado con la supresión del apetito o la
alteración del metabolismo de los carbohidratos y las grasas. Debido a que el piruvato de
calcio era muy costoso, varios estudios intentaron determinar si la ingesta de cantidades
más asequibles de piruvato de calcio (i.e., de 6 - 10 gramos/día) afecta la composición
corporal en poblaciones no entrenadas y entrenadas. Los resultados de estos estudios son
mixtos. Kalman et al. [144] comunicaron que la suplementación con piruvato de calcio (6
gramos/día durante 6 semanas) redujo significativamente el peso corporal (-1.2 kg), la grasa
corporal (-2.5 kg) y el porcentaje de grasa corporal (-2.7%). Sin embargo, Stone et al. [145]
reportaron que los suplementos de piruvato no afectaron la composición corporal
determinada hidrostáticamente durante las 5 semanas de entrenamiento de fútbol
americano universitario durante la temporada. Investigación en nuestro laboratorio [146]
encontró que 30 días de suplementación de piruvato de calcio (10 gramos/día) en mujeres
con sobrepeso moderado que participaban en un programa de ejercicio supervisado
produjeron sólo un cambio modesto en la grasa corporal (-0.3 kg). Además, Ostojic et al.
[147] encontraron que 4 semanas de suplementación de piruvato (2 gramos/día) no alteró
significativamente la masa corporal, la grasa y la masa muscular en hombres entrenados
saludables. Finalmente, Onakpoya y Ahmetovic [148] al revisar la literatura, concluyeron que
la evidencia de los ensayos clínicos aleatorios no muestra de manera convincente que el
piruvato sea eficaz para reducir el peso corporal. Por lo tanto, aunque hubo algunos datos
de apoyo iniciales que indicaron que la suplementación con piruvato de calcio puede
mejorar la pérdida de grasa cuando se toma en dosis altas (6 - 16 gramos/día), no hay
evidencia de que ingerir las dosis que se encuentran típicamente en los suplementos de
piruvato (i.e., 0.5 - 2 gramos/día) tenga algún efecto sobre la composición corporal.
L-Carnitina
La carnitina sirve como un importante transportador de ácidos grasos desde el citosol
hasta la mitocondria de la célula [149]. El aumento de los niveles celulares de carnitina
teóricamente mejoraría el transporte de grasas hacia las mitocondrias y por lo tanto
proporcionaría más sustratos para el metabolismo de las grasas. La L-carnitina ha sido uno
de los nutrientes más comunes que se encuentran en varios suplementos para perder peso.
A través de los años, un número de estudios han evaluado los efectos de la
complementación con L-carnitina sobre la oxidación de la grasa, el desempeño en el
ejercicio, y la recuperación con resultados mixtos. Por ejemplo, Villani et al. [150] reportaron
que la suplementación de L-carnitina (4 gramos/día durante 8 semanas) no promovió la
pérdida de peso o grasa en mujeres moderadamente obesas. Elmslie et al. [151] informaron
que la administración de suplementos de L-carnitina (15 mg/kg/día durante 26 semanas) no
tuvo ningún efecto sobre la pérdida media de peso en comparación con el placebo (-1,9
versus -0,9 kg) en pacientes con trastornos bipolares. Novakova et al. [152] concluyeron que
la suplementación con L-carnitina (2 gramos/día durante 12 semanas) normalizó los niveles
de carnitina muscular de los vegetarianos, pero no tuvo efecto sobre la función muscular o el
metabolismo energético. Por lo tanto, como se indicó en capítulos anteriores, aunque hay
algunos estudios que sugieren que la suplementación con L-carnitina o L-tartrato de L-
carnitina podría aumentar la oxidación de la grasa durante el ejercicio o mejorar las
adaptaciones al entrenamiento, no hay evidencia sólida de que esta estrategia nutricional
conduzca a una mayor pérdida de grasa.
Cromo
El interés en el cromo como posible modificador de la composición corporal surgió de
estudios que indican que el cromo puede mejorar la sensibilidad a la insulina y la eliminación
de la glucosa en los diabéticos. Los estudios iniciales informaron que la suplementación con
cromo durante el entrenamiento de fuerza mejoró la pérdida de grasa y el aumento de la
masa corporal magra, según lo determinado por las mediciones del pliegue cutáneo [153].
Sin embargo, estudios recientes que utilizan métodos más precisos para evaluar la
composición corporal no han reportado efectos sobre la composición corporal en individuos
sanos no diabéticos. Por ejemplo, Walker et al. [154] informó que los suplementos de cromo
(200 g/día durante 14 semanas) no influyó en las alteraciones de la composición corporal
durante el entrenamiento de luchadores sanos. Lukaski et al. [155] reportaron que 8
semanas de suplementación de cromo durante el entrenamiento de fuerza no afectó la
fuerza o la absorción de rayos X de energía dual (DEXA) que determinó los cambios en la
composición corporal. Díaz et al. [156] descubrieron que el picolinato de cromo (400 μg/day)
con 2.4 gramos/día de suplemento de ácido linoleico conjugado (CLA) durante 3 meses en
un programa de pérdida de peso no afectó los cambios inducidos por la dieta y el ejercicio
en el peso y la composición del cuerpo, ni mejoró los índices de la salud metabólica y
cardiovascular de las mujeres jóvenes con sobrepeso. De manera similar, Yazaki et al. [157]
reportaron que la suplementación de 1,000 μg/día de picolinato de cromo solo, y en
combinación con educación nutricional, no afectó la pérdida de peso en una población de
adultos con sobrepeso. Por el contrario, Crawford et al. [158] informaron que la
administración de suplementos de cromo ligado a la niacina (600 g/día durante 8 semanas)
promovió una pérdida significativa de grasa corporal y mantenimiento de la masa muscular
en 20 mujeres afroamericanas con sobrepeso que seguían un programa modesto de dieta y
ejercicio. Por lo tanto, la preponderancia de la evidencia disponible sugiere que la
suplementación con cromo no aumenta la pérdida de grasa durante la dieta [159].
Á
Ácido Linoleíco Conjugado
El CLA es un ácido graso esencial natural que se encuentra principalmente en la carne
de vacuno y las grasas lácteas (e.g., leche, queso, etc.). Las investigaciones han indicado
que el CLA puede reducir el riesgo de cáncer [160-162], mejorar la función y la densidad
ósea [163], disminuir los lípidos en sangre [161,164,165], y promover la pérdida de grasa
[162,166,167]. Como se indicó en el Capítulo 5, los resultados sobre la pérdida de grasa son
equívocos y pueden estar relacionados con los isómeros de CLA estudiados
[161,162,166,168-172]. Por ejemplo, Carvalho et al. [173] evaluaron los efectos de la
suplementación de CLA (3 gramos/día) como una mezcla de 38.6% cis-9, trans-11, y 39.8%
trans-10, isómeros de CLA cis-12 asociados con una dieta hipocalórica durante 90 días en
mujeres con síndrome metabólico. Los investigadores encontraron que los suplementos de
CLA tuvieron un efecto favorable sobre el control glucémico y la masa grasa corporal. Chen
et al. [174] informaron que los suplementos de CLA (1.7 gramos/día de cis-9, trans-11 y
trans-10, cis-12 CLA) tomados dos veces al día durante 12 semanas promovieron mejoras
significativamente mayores en la composición corporal en comparación con los controles.
Sin embargo, Ribeiro et al. [175] reportaron que la suplementación de CLA (3.2 gramos/día
durante 8 semanas) durante un programa de entrenamiento aeróbico no tuvo ningún efecto
sobre la reducción de grasa corporal o lípidos en la sangre en mujeres jóvenes adultas
obesas. Rahbar et al. [176] realizaron un meta-análisis de la literatura sobre CLA y
concluyeron que 3 meses de suplementación de CLA (isómeros c9, t11- y t10, c12) no
afecta la glucosa en sangre en ayunas ni la circunferencia de la cintura en humanos. Por lo
tanto, el CLA puede proporcionar algún beneficio para la salud, sin embargo, los efectos
sobre la pérdida de grasa son ambiguos.
Dichrostachys Glomerata
Dichrostachys Glomerata (DG) es una especia utilizada en África occidental que, según
se ha informado, posee propiedades antiinflamatorias [183], antioxidantes [184] y
propiedades hipoglucemiantes [185]. De acuerdo a las patentes disponibles [186,187] y
estudios [129,183-185,188], DG contiene bioactivos polifenólicos que proporcionan un
control saludable del peso y de la glucosa. Se han publicado algunos estudios de África que
pretenden producir efectos profundos sobre la pérdida de peso y los marcadores de salud.
Por ejemplo, Kuate et al. [185] evaluaron los efectos de ingerir 400 mg de DG 30 - 60
minutos antes del almuerzo y la cena durante 8 semanas sobre la pérdida de peso y los
marcadores de salud en pacientes no diabéticos y diabéticos obesos. Los investigadores
reportaron que la suplementación de GD promovió reducciones significativas en el peso
corporal (no diabético -7.7 vs. -1.3%; diabético tipo 2 -6.0 vs. -1.1%) y grasa corporal (no
diabético -3.2 vs. -0.7%; diabético tipo 2 -2.3 vs. -0.6%). Además, los datos presentados en
las patentes registradas indican que 400 mg/día de suplementos de Hypodaphnis zenkeri
promovieron una reducción de ~5,6 kg en el peso corporal y de ~3,3% en el porcentaje de
grasa corporal. Aunque estos hallazgos son prometedores, emanan de un grupo de
investigación de la Universidad de Yaoundé en Camerún, África, y aún no han sido
replicados. Un estudio que nuestro equipo acaba de completar una evaluación de los
efectos de suplementar en la dieta durante 12 semanas con suplementos termogénicos que
contienen GD (con y sin cafeína) en hombres y mujeres sedentarios y de baja actividad con
sobrepeso. Se observó un cambio medio pequeño pero significativo desde el valor inicial
con intervalos de confianza del 95% en la pérdida de grasa (i.e., ~0,7 kg) y el porcentaje de
grasa corporal (i.e., ~0,8%) que no fue tan impresionante como los resultados informados
del grupo en África. Obviamente, se necesita más investigación antes de llegar a
conclusiones definitivas.
Garcinia Cambogia
La planta Garcinia cambogia (GC) es una fuente natural de ácido hidroxicítrico (HCA).
Se ha demostrado que el calcio y el potasio unidos al HCA aumentan la disponibilidad de
serotonina, reducen el apetito, aumentan la oxidación de las grasas, mejoran los niveles de
lípidos en la sangre, reducen el peso corporal y modulan una serie de genes reguladores de
la obesidad sin afectar a las proteínas mitocondriales y nucleares necesarias para las
funciones bioquímicas y fisiológicas normales [189,190]. Teóricamente, esto puede llevar a
una mayor quema de grasa y pérdida de peso con el tiempo. Aunque hay alguna evidencia
de que la HCA puede aumentar el metabolismo de la grasa en estudios en animales, hay
poca o ninguna evidencia que demuestre que la suplementación con HCA afecta la
composición corporal en humanos. Por ejemplo, Ishihara et al. [191] reportaron que la
suplementación con HCA evitó la utilización de carbohidratos y promovió la oxidación de
lípidos durante el ejercicio en ratones. Sin embargo, Kriketos et al. [192] informaron que la
suplementación con HCA (3 g/día durante 3 días) no afectó el gasto de energía en reposo o
después del ejercicio ni los marcadores de lipólisis en hombres sanos. De la misma manera,
Heymsfield et al. [193] señalaron que la suplementación con HCA (1.5 g/día durante 12
semanas) mientras se mantenía una dieta baja en grasa/alta en fibra no promovía una
mayor pérdida de peso o grasa que los sujetos que tomaban placebo. Mattes et al. [194]
comunicaron que la administración de suplementos de HCA (2,4 g/día durante 12 semanas)
no afectó el apetito, la ingesta de energía o la pérdida de peso. Maia-Landim et al. [56]
reportaron que la suplementación con GC (500 mg/día) y glucomannen (500 mg/día)
durante 6 meses en individuos obesos promovió una disminución significativa en el peso
corporal (~13-kg) y en el porcentaje de grasa corporal (~4%) mientras aumentaba el gasto
de energía en reposo. Sharma et al. [195] descubrieron que el GC y el extracto de pomada
de pera presentaban efectos aditivos y moderadamente sinérgicos sobre la diferenciación
de adipocitos y la acumulación de lípidos utilizando técnicas de diferenciación de
preadipocitos in vitro. Por último, Attia y sus asistentes [196] informaron que la
administración conjunta de cetonas de GC y frambuesa a ratas mejoró la homeostasis de la
glucosa y la insulina, elevó los niveles séricos de lipoproteínas de alta densidad y disminuyó
otros parámetros del perfil lipídico. Además, se mejoraron los marcadores de estrés
oxidativo y las vías de señalización de la leptina. Estos resultados sugieren que la HCA
puede jugar un papel en el metabolismo de la grasa y la regulación, y que se pueden
observar algunos beneficios al coinvestigar la GC con una fibra como el glucomanano. Sin
embargo, varios informes sugieren que la GC que contiene suplementos puede aumentar el
riesgo de insuficiencia hepática [197-201] mientras que Clouatre y Pruess [202] cuestionó
estos informes. Obviamente, se necesita más investigación para evaluar la seguridad y
eficacia de los suplementos de GC.
Fosfatidilcolina
La colina se considera un nutriente esencial que se necesita para la integridad de la
membrana celular y para facilitar el movimiento de las grasas dentro y fuera de las células.
También es un componente del neurotransmisor acetilcolina y es necesario para el
funcionamiento normal del cerebro, particularmente en los bebés. Por esta razón, se ha
afirmado que la fosfatidilcolina (PC) es un suplemento potencialmente efectivo para
promover la pérdida de grasa y mejorar la función neuromuscular. Hay algunos datos de
estudios en animales que apoyan el valor potencial de la PC como un suplemento para la
pérdida de peso [203]. También ha habido cierto interés en determinar el valor ergogénico
potencial de los suplementos de colina durante el ejercicio de resistencia [204]. Elsawy et al.
[205] evaluaron los efectos de la administración de suplementos de colina (2 gramos/día
durante 7 días) 1 hora antes del ejercicio sobre la reducción de la masa corporal y los
niveles de leptina entre las mujeres atletas de taekwondo y judo. Los investigadores
reportaron que los suplementos de colina promovieron una reducción significativa en el
porcentaje de grasa corporal (-4.1 contra -10.2%) y leptina sérica (-2.0 contra -5.7%)
mientras que la colina sérica (+0.1 contra +17.1%) y el malondialdehído en la orina (6.2
contra 12.6%) fueron significativamente incrementados con los suplementos de colina. No
se observaron diferencias significativas en la fuerza de 1-RM de las piernas o de la espalda.
Los investigadores concluyeron que la suplementación de colina podría reducir rápidamente
la masa corporal sin ningún efecto secundario sobre los niveles bioquímicos o la fuerza
estática. Obviamente, se necesita más investigación para determinar los efectos de la PC
sobre la pérdida de peso y los cambios en la composición corporal durante el entrenamiento
antes de poder sacar conclusiones.
Fosfatidilserina
Los niveles elevados de la hormona del estrés como cortisol se han relacionado con la
obesidad [206-208]. Por esta razón, ha habido interés en determinar la relación entre el
cortisol y otros marcadores inflamatorios en la obesidad, así como las formas de reducir las
hormonas del estrés a través del ejercicio, la dieta y el sueño. Se ha reportado que la
fosfatidilserina (PS) disminuye la liberación de la hormona cortisol en respuesta al ejercicio
intenso [209]. Por ejemplo, Fahey et al. [209] reportaron que las dosis diarias de 400 y 800
mg de PS redujeron los niveles de cortisol después del ejercicio en un 16% y 30%,
respectivamente. Monteleone et al. [210] informaron que 800 mg/día de suplementos de PS
durante 10 días disminuyeron significativamente las respuestas de la hormona
adrenocorticotrópica y el cortisol al ejercicio. Baumeister et al. [211] concluyeron que la
administración de suplementos de PS durante 42 días (200 mg/día) antes y después de la
estimulación del estrés promovió un estado más relajado en comparación con los controles.
Finalmente, Parker et al. [212] reportaron que la suplementación con PS (400 mg/día
durante 14 días) aumentó significativamente la función cognitiva antes del ejercicio, pero no
tuvo efecto sobre la respuesta endocrina antes o después del ejercicio de resistencia.
Aunque estos resultados sugieren que la suplementación con PS puede afectar los niveles
de cortisol, una revisión de la literatura no reveló ningún estudio en humanos que haya
mostrado que la suplementación con PS promueva la pérdida de peso.
Sesamina
La sesamina es un lignano natural aislado de la corteza de las plantas de Fagara y del
aceite puro de sésamo. Se ha reportado que la sesamina promueve la oxidación de las
grasas y mejora la homeostasis de la glucosa [213-221]. Por esta razón, se ha sugerido que
posee propiedades antiobesidad. Aunque esta investigación es interesante, una revisión de
la literatura reveló que no se han realizado estudios en animales o humanos que
demuestren que la suplementación con sesamina o sesamolina afecte la pérdida de peso o
la composición corporal.
Ácido Tetradeciltioacético
El ácido tetradeciltioacético (TTA) es un ácido graso sintético no oxidable que se
encuentra en los suplementos dietéticos y que se cree que actúa como un agonista de
PPARγ y por lo tanto aumenta la oxidación de los ácidos grasos mitocondriale [222-224].
Madsen y coworkers [224] informaron que a las ratas que se les administraba TTA mientras
llevaban una dieta alta en grasas les aumentaba la oxidación de los ácidos grasos en el
hígado y la cetogénesis, lo que servía para disminuir los niveles de ácidos grasos en la
sangre, reducir la masa grasa y mejorar la sensibilidad a la insulina. Wensaas et al. [223]
informó que la administración de TTA aumentó la oxidación de los ácidos grasos del hígado
y promovió la pérdida de grasa en ratas, posiblemente debido al aumento de la expresión de
UCP3 (proteína de desacoplamiento). Burri et al. [225] descubrió que el TTA aumentaba los
niveles de triacilglicerol en el hígado y reducía los marcadores de inflamación. Strand et al.
[226] informaron que el TTA aumentaba el metabolismo de los ácidos grasos en el corazón.
De manera similar, Oie et al. [227] encontraron que la administración de TTA mejoró la
función miocárdica en un modelo de insuficiencia cardíaca. A partir de esta investigación,
Pettersen et al. [228] suplementaron a los voluntarios con 200, 600, o 1,000 mg/día de TTA
durante 7 días. Los investigadores encontraron que la suplementación con TTA aumentaba
los niveles de TTA en la sangre, pero no tenía efectos sobre los lípidos sanguíneos de los
niveles de ácidos grasos libres. Se necesita más investigación para determinar si los
suplementos de TTA pueden afectar la pérdida de peso o la composición corporal.
Yohimbina
La yohimbina es una sustancia que se deriva naturalmente de la corteza de los árboles
Pausinystalia y Corynanthe yohimbe. También se ha afirmado que la yohimbina posee
propiedades anabólicas y por lo tanto aumenta la masa muscular, disminuye la grasa
corporal y mejora la fuerza durante el entrenamiento. También puede haber un aumento en
los niveles de norepinefrina en la sangre, lo que podría resultar en pérdida de peso y grasa.
Dos estudios clínicos sugirieron que la suplementación con yohimbina aumentó los niveles
de ácidos grasos libres y glicerina durante el ejercicio y promovió la pérdida de grasa en las
mujeres [229-231]. Ostojic et al. [232] reportaron que la suplementación de yohimbina (20
mg/día durante 21 días) promovió la pérdida de grasa pero no tuvo efecto sobre la masa
muscular en los jugadores de fútbol de alto nivel que participaban en un programa de
entrenamiento de fuerza. Por lo tanto, existe alguna evidencia preliminar de que la
suplementación con Yohimbina puede promover la pérdida de grasa.
Termogénesis
La categoría final de pérdida de peso que se discutirá es la de los suplementos
termogénicos. Los termogénicos son suplementos diseñados para estimular el metabolismo,
aumentando así el gasto de energía y promoviendo la pérdida de peso. Tradicionalmente
contenían la mezcla "ECA" de alcaloides de efedra (e.g., Ma Huang, 1R, 2S nor-ephedrine
HCl, Sida Cordifolia), cafeína (e.g., Guaraná, Bissey Nut y Kola) y aspirina/salicina (e.g.,
extracto de corteza de sauce). Sin embargo, la venta de efedra que contiene efedrina en
suplementos dietéticos fue prohibida por la Administración Federal de Drogas en 2004. Las
compañías pueden vender efedra siempre y cuando se hayan eliminado los alcaloides de la
efedrina. Dicho esto, la efedrina HCl está fácilmente disponible en los Estados Unidos y
Canadá como descongestionantes nasales de venta libre, medicamentos para la alergia o
broncodilatadores. De hecho, se puede encontrar efedrina HCl en la mayoría de las tiendas
de autoservicio cerca de los productos de cafeína "no doze" y "energy shot". Después de
que los alcaloides de efedrina fueron prohibidos de los suplementos dietéticos, hubo un
interés significativo en determinar otros nutrientes termogénicos potencialmente efectivos. A
continuación, se presenta un resumen de la literatura reciente sobre estos compuestos.
Capsaicina
La capsaicina (8-metil-N-vanillyl-6-nonenamida) es un componente del chile que
pertenece al género Capsicum. Se ha reportado que la capsaicina estimula el sistema
simpatoadrenal que media los efectos termogénicos y anorexigénicos de los capsaicinoides
[235]. Se ha descubierto que los capsaicinoides aumentan el impacto de la restricción
calórica en la pérdida de peso corporal [235]. Teóricamente, esto puede servir como un
ingrediente de suplemento para la pérdida de peso potencialmente efectivo. Esta hipótesis
cuenta con cierto apoyo. Por ejemplo, Baskaran et al. [236] informaron que la alimentación
con capsaicina estimuló el potencial de los receptores transitorios de la subfamilia 1 de los
vanilloides (TRPV1) y aumentó las proteínas termogénicas en el tejido adiposo marrón
(BAT) en ratones. Esto sugiere que puede servir como una estrategia novedosa para
contrarrestar la obesidad inducida por la dieta al mejorar el metabolismo y el gasto
energético. Además, Christie et al. [237] sugirieron que los canales TRPV1 parecen estar
implicados en la secreción de insulina pancreática y, dada la implicación de la termogénesis
y la sensibilidad a la insulina en la obesidad, el TRPV1 puede ser un objetivo para el
tratamiento de pérdida de peso y la diabetes. Se encontraron dos estudios que examinaron
los efectos de la ingesta de una composición multiingrediente que contenía capsaicina sobre
la pérdida de peso. En este sentido, López et al. [238] reportaron que los participantes que
consumieron un suplemento dietético que contenía cetona de frambuesa, cafeína,
capsaicina, ajo, jengibre y Citrus aurantium durante una intervención de dieta hipocalórica
de 8 semanas (-500 kcal/día), promovieron cambios significativamente más grandes en el
peso corporal (-2.0 vs. -0.5%), masa grasa (-7.8 vs. -2.8%), circunferencia de la cintura (-2.0
vs. -0.2%), y circunferencia de la cadera (-1.7 vs. -0.4%), mientras que aumenta la masa
magra (+3.4 vs. +0.8%) y la relación entre magro y grasa (+14.3 vs. +3.4%). Por último,
Arent y coinvestigadores [239] comunicaron que la ingesta de este mismo suplemento (4
cápsulas/día durante 8 semanas) mientras se seguía una dieta hipocalórica de -500 kcal/día
disminuyó la leptina y aumentó la adiponectina (hormonas del apetito), pero no se
observaron diferencias entre los grupos en cuanto a la pérdida de peso (-2.6 kg), la pérdida
de masa grasa (-1.8 kg) y el porcentaje de grasa corporal (-3.7%). Sin embargo, los
hombres que tomaron el suplemento experimentaron un aumento en la masa corporal
magra (1.3 kg) mientras que las mujeres observaron una mayor reducción en la
circunferencia de la cadera (-10.7 cm). Se necesita más investigación.
Citrus Aurantium
Citrus aurantium (CA) se encuentra en la cáscara de la naranja amarga y contiene p-
sinefrina que es un protoalcalcoide con propiedades simpaticomiméticas [240-242]. Citrus
aurantium (que generalmente contiene de 20 a 100 mg de p-sinefrina) se ha afirmado que
sirve como un estimulante leve del sistema nervioso central [240,242], supresor de apetito
[243], aumentar el gasto de energía en reposo y alterar las tasas de oxidación de
carbohidratos y grasas [244-247], y promover la pérdida de peso [248-250] sin efectos
negativos en el sistema cardiovascular [251-253]. También hay evidencia de que la ingestión
de CA puede influir en la memoria [254,255] y en el rendimiento en ejercicios de resistencia
[244]. Además, dado que la p-sinefrina es estructuralmente similar a la epinefrina, tiene
efectos lipolíticos en las células adiposas humanas a dosis altas [248-250,256]. Varios
estudios apoyan las afirmaciones de que la CA puede aumentar la termogénesis y llevar a la
pérdida de peso. Por ejemplo, Jung et al. de nuestro grupo [257] informaron que la ingesta
aguda de un suplemento preentrenamiento (PWS) que contiene 20 mg de p-sinefrina no
promovió mayores aumentos en el gasto de energía en reposo en comparación con el
suplemento sin p-sinefrina. La ingesta diaria de este SPW durante 8 semanas de
entrenamiento de fuerza mejoró algunos índices de desempeño cognitivo y de ejercicio,
pero no se observaron diferencias entre los PWS con y sin p-sinefrina. Sale et al. [247]
reportaron que la ingesta de suplementos que contienen CA con 6 mg de p-sinefrina,
guaraná con 150 mg de cafeína y té verde con 150 mg de polifenoles de catequina) no
afectó la utilización del sustrato ni el gasto de energía durante el ejercicio de caminata
submáximo.
Sin embargo, Stohs et al. [258] informó que la ingesta de p-sinefrina (50 mg) aumentó el
gasto de energía en reposo en 65 kcal en comparación con el grupo placebo, mientras que
el consumo de 600 mg de naringina con 50 mg de p-sinefrina (+129 kcal), 100 mg de
hesperidina con 50 mg de p-sinefrina y 600 mg de naringina (+183 kcal) observaron un
mayor aumento del metabolismo en reposo. Sin embargo, cuando los participantes
consumieron 1,000 mg de hesperidina con 50 mg de p-sinefrina y 600 mg de naringina, el
metabolismo en reposo sólo aumentó en 79 kcal en comparación con los controles. Kaats et
al. [259] informaron que el consumo de 98 mg/día de CA no influyó negativamente en varios
marcadores de salud. Gutiérrez et al. [260] reportaron que la cafeína (3 mg/kg), p-sinefrina
(3 mg/kg), y p-sinefrina + cafeína aumentaron la tasa máxima de oxidación de grasa durante
el ejercicio en comparación con el placebo, sin modificar el gasto de energía o la frecuencia
cardíaca. Sin embargo, la ingesta conjunta de p-sinefrina y cafeína no presentó un efecto
aditivo para aumentar aún más la oxidación de las grasas durante el ejercicio. Este grupo
siguió este trabajo con otro estudio que reportó que la ingestión de 2 y 3 mg/kg de p-
sinefrina aumentaba la tasa máxima de oxidación de grasa durante el ejercicio [261].
Finalmente, Vieira-Brock et al. [262] comunicaron que los ratones alimentados con una
mezcla de nutrientes termogénicos (i.e., mango africano, extracto de cítricos, Coleus
forskohlii, dihidrocapsiato y pimiento rojo) con proteína de suero durante 30 días, redujeron
el peso corporal y el aumento de grasa en respuesta a una dieta alta en grasas sin afectar la
masa muscular. Por lo tanto, existen algunas pruebas de que la AC puede aumentar la
termogénesis, pero los efectos sobre la pérdida de peso con el tiempo no están claros.
Efedra
La efedra es un compuesto natural que contiene alcaloides de efedrina que ha sido
utilizado medicinalmente durante más de 4,000 años. De acuerdo con la PDR para
Medicinas Herbales, Ma contiene L-(-)-efedrina (1R, 2S-(-) - efedrina) y D-pseudoefedrina
(1S, 2S-(+)-efedrina) con menores cantidades de L-norefedrina y D-norpseudoefedrina. La
efedra se ha utilizado en la medicina tradicional y china para tratar la tos, la bronquitis, el
asma, los broncoespasmos, la disnea y los problemas articulares. A las dosis
recomendadas, la efedra sirve como un compuesto simpaticomimético débil. Los alcaloides
de efedrina se encuentran en numerosos medicamentos de venta libre. En consecuencia,
hay una larga historia de uso seguro de la efedrina por una variedad de razones. Una
cantidad significativa de investigación ha evaluado la seguridad y eficacia de algunos de
estos nutrientes termogénicos. Por ejemplo, Boozer et al. [270] reportaron que 8 semanas
de suplemento de efedrina (72 mg/día) y cafeína (240 mg/día) promovieron una pérdida de
4.0 kg en masa corporal y una pérdida de 2.1% en grasa corporal con efectos secundarios
menores. Molnar et al. [271] informaron que los niños con sobrepeso tratados durante 20
semanas con efedrina y cafeína observaron una pérdida del 14,4% en la masa corporal y
una disminución del 6,6% en la grasa corporal sin diferencias en los efectos secundarios.
Greenway et al. [272] señalaron que la administración de suplementos de EC era el
tratamiento más rentable para reducir el peso, el riesgo cardiaco y el colesterol LDL que el
uso de varios medicamentos para perder peso (fenfluramina con mazindol o fentermina). No
obstante, se plantearon preocupaciones con respecto a la seguridad de los alcaloides de
efedrina en los suplementos dietéticos, por lo que la FDA prohibió la venta de alcaloides de
efedrina en los suplementos dietéticos en 2004, citando un mayor riesgo para la evaluación
de los beneficios [273-277]. Después de una reversión inicial de este fallo por un juez de
apelaciones, la decisión fue confirmada en 2006. Como resultado, se decidió que las
empresas podían vender efedra siempre y cuando se eliminaran los alcaloides de la
efedrina. No hay evidencia que pueda ser encontrada de que el consumo de efedra libre de
efedrina que contiene suplementos promueva la pérdida de peso.
Evodiamine
La evodiamina es un compuesto extraído del género de plantas Tetradio que se ha
reportado que posee propiedades antiobesidad [278] y antiinflamatorias [279] similares a la
capsaicina. Tinsely et al. [280] informaron que la ingesta de un suplemento de múltiples
ingredientes que contiene cafeína, extracto de té verde, L-carnitina y evodiamina durante 6
semanas durante el entrenamiento de fuerza no afectó la composición corporal ni las
adaptaciones del entrenamiento. Por lo tanto, no hay pruebas suficientes para concluir que
la evodiamina afecta la pérdida de peso.
Té Verde
El té verde contiene altas cantidades de cafeína y polifenoles de catequina (e.g.,
epigalocatequina-3-galato o EGCG). A diferencia de la cafeína típica, el EGCG parece tener
un efecto calmante sobre la función cerebral y el sistema nervioso [281,282]. Además, el té
verde sirve como una fuente rica de antioxidantes y por lo tanto puede ayudar a reducir el
daño tisular y retrasar el proceso de envejecimiento [283-286]. Desde un punto de vista
clínico, existe evidencia de que el té verde puede tener propiedades anticancerígenas [287-
290] y puede reducir los síntomas asociados con las enfermedades de Alzheimer y
Parkinson [281,282,291]. También se ha encontrado que el té negro y el té verde
disminuyen el colesterol y el riesgo de aterosclerosis (i.e., enfermedad cardíaca)
[283,286,292]. En términos de pérdida de peso corporal, el té verde es una de las plantas
más comunes que se encuentran en los productos termogénicos debido a sus supuestos
efectos en el aumento del gasto de energía [293]. Dando soporte a esta teoría, Dulloo et al.
[294,295] comunicaron que la administración de suplementos de té verde, en combinación
con cafeína (e.g., 50 mg de cafeína y 90 mg de galato de epigalocatequina tomados tres
veces al día), aumentó significativamente el gasto energético durante las 24 horas del día y
la utilización de grasa en seres humanos, y a mayor medida que cuando se evaluó la
ingesta de una cantidad equivalente de cafeína, lo que sugiere un efecto sinergético. Di
Pierro et al. [296] señalaron que la adición de un extrecto de té verde a una dieta
hipocalórica resultaría en un incremento significativo de la pérdida de peso (14 vs. 5-kg)
comparado con una dieta hipocalórica sola durante un periodo de 90 días. Maki et al. [297]
Demostraron que el consumo de catequinas del té verde aumentaba los cambios inducidos
por el ejercicio sobre la grasa abdominal. Auvichayapat et al. [298] reportaron que la ingesta
de té verde (250 mg después del desayuno, almuerzo y cena), mientras se adhería a una
dieta controlada, promovió una pérdida de peso de 2.7, 5.1 y 3.3 kg mayor que los controles
después de 4, 8 y 12 semanas de dieta y suplementos. Además, hubo evidencia de un
mayor gasto de energía en reposo y oxidación de la grasa. Stendell et al. [299] descubrieron
que la ingesta de té verde descafeinado (5.9 L/semana) durante 6 meses se asoció con una
ligera reducción del peso corporal y una mejora de la homeostasis de HDL y glucosa en
sobrevivientes de cáncer de mama con sobrepeso. Narotzki e investigadores [300] hallaron
que los hombres y mujeres de edad avanzada que consumían 3 tazas de té verde con 400
UI de vitamina E al día mientras participaban en un programa de ejercicio (6 días a la
semana) mejoraron los beneficios inducidos por el ejercicio en la composición corporal y la
tolerancia a la glucosa, así como en la reducción de los marcadores de estrés oxidativo.
Resultados similares fueron encontrados por Gilardini y los corroboradores [301] quienes
examinaron la ingesta de 150 mg de té verde con 15 mg de Piper nigrum dos veces al día
durante 3 meses durante una intervención de pérdida de peso. Los resultados revelaron que
ambos grupos perdieron peso (-6.2 vs. -4.8), pero aquellos que consumieron el tratamiento
observaron una mayor pérdida de peso y masa grasa que los controles. Además, la
proporción de mujeres que experimentaron una pérdida de peso clínicamente significativa
fue mayor en el grupo de tratamiento. Sin embargo, otros estudios no informan efectos. Por
ejemplo, Kovacs et al. [302] informaron que el mantenimiento del peso después de una
pérdida de peso del 7.5% no se vio influenciada por el tratamiento con té verde y que el
consumo habitual de cafeína afectó el impacto del té verde. Investigadores y
coinvestigadores [303] reportaron que la ingesta de 270 mg de EGCG con 150 mg de
cafeína por 4 semanas después de una pérdida de peso, no resultó en un mayor efecto para
el mantenimiento del peso. Mielgo-Ayuso et al. [304] comunicaron que la suplementación
con EGCG (300 mg/día) durante 12 semanas no promovió cambios mayores en la
composición corporal ni en los factores de riesgo cardiometabólico en las mujeres. Sin
embargo, la mayoría de los estudios apoyan las afirmaciones de que el té verde que
contiene suplementos o la suplementación con EGCG puede promover la pérdida de peso.
Guggulsteronas
Las guggulsteronas son fitoesteroides que se encuentran en la planta guggul
Commiphora mukul. Se cree que las guggulsteronas aumentan la producción de la tiroides y
la conversión de T4 (la hormona tiroidea más débil) en T3 (la hormona tiroidea más fuerte)
[305-307]. Las limitadoras de energía y las mujeres que atraviesan la menopausia a menudo
tienen niveles bajos de tiroides. Se ha afirmado que las guggulsteronas aumentan los
niveles de tiroides y por lo tanto estimulan el metabolismo y la oxidación de las grasas [305-
307]. Sin embargo, mientras que las gugulsteronas se encuentran en los suplementos
dietéticos, una revisión de la literatura no reveló ningún estudio que haya probado esta
hipótesis.
Guaraná
Guaraná (Paullinia cupana) es una fuente natural de cafeína compuesta por alcaloides
estrechamente relacionados con la teobromina y la teofilina. La cafeína estimula el sistema
nervioso central, aumenta la tasa metabólica y tiene un leve efecto diurético. Ésta estimula
el sistema energético, el sistema cardiovascular y mejora la agudeza mental. Asimismo,
estimula el sistema nervioso, aumentando la excitación y estimulando la liberación de una
catecolamina llamada epinefrina que puede mejorar la función cardíaca. Finalmente, puede
aumentar el uso de ácidos grasos libres durante el ejercicio aeróbico y facilitar la liberación
de calcio de la célula para contracciones musculares más fuertes. Los efectos ergogénicos
de la cafeína están bien documentados [308]. Desde un punto de vista termogénico, los
estudios demuestran que la cafeína puede aumentar el gasto energético en reposo
[260,303,309-313]. Por ejemplo, Taylor et al. [311], de nuestro laboratorio, reportaron que el
consumo de café que contiene 400 mg de cafeína promovió mayores aumentos en el gasto
de energía en reposo durante las primeras 3 horas después de la ingesta que el consumo
de café que contiene 200 mg de cafeína. Además, Campbell et al. [313] informaron que
ingerir un suplemento termogénico que contenía 150 mg de cafeína con té verde y otros
nutrientes aumentaba el gasto de energía en reposo en comparación con los controles. Un
reciente meta-análisis de Tabrizi et al. [314] concluyó que el consumo de cafeína parece
estimular el peso, el IMC y la reducción de la grasa corporal.
Fosfatos
Como se describe en el capítulo 11, los fosfatos son un mineral esencial que tiene un
papel muy importante en los huesos, las membranas celulares, la estructura del RNA/DNA y
el metabolismo celular. La suplementación con fosfatos aumenta la absorción máxima de
oxígeno e incrementa el umbral anaeróbico mediante la modulación de 2,3-difosfoglicerato
(DPG) y otros componentes de amortiguación del ácido láctico [315]. También ha sido
estudiado como un potencial termogénico. Por ejemplo, Kaciuba-Uscilko et al. [316]
informaron que la oxidación de carbohidratos durante el ejercicio y el gasto de energía en
reposo aumentó en los participantes que tomaron fosfato de calcio y de potasio durante un
programa de pérdida de peso de 4 semanas. Nazar et al. [317] reportaron que 4 semanas
de suplementación de fosfato previno disminuciones en la triyodotironina y aumentó la tasa
metabólica en reposo entre un 12 y un 19% en pacientes que seguían una dieta de bajo
consumo de energía. Finalmente, Leitner y los corroboradores [318] comunicaron que los
pacientes a los que se les administró 1 gramo/día de fosfato durante 4 años evitaron la
reorientación de la hipofosfatemia en pacientes adolescentes con trastornos alimentarios
restrictivos. Por lo tanto, aunque se necesita más investigación, existen pruebas de que la
administración de suplementos de fosfato puede aumentar el gasto energético en reposo y
de que puede proporcionar algún beneficio terapéutico en adolescentes con trastornos
alimentarios restrictivos que corren el riesgo de volver a alimentarse con hipofosfatemia
Cetona de Frambuesa
La cetona de frambuesa (RK) es un importante compuesto aromático de frambuesa roja
(Rubus idaeus). La estructura de la RK es similar a la de la capsaicina y la sinefrina que,
como se ha señalado anteriormente, se ha descubierto que inciden en el gasto energético
en reposo y en la pérdida de peso. Aunque el RK ha sido promocionado como un novedoso
y muy efectivo suplemento para la pérdida de peso, sólo un par de estudios han evaluado
los efectos del RK sobre el gasto energético o la pérdida de peso. Attila et al. [196]
informaron que la administración conjunta de cetonas de GC y de frambuesa a ratas mejoró
la homeostasis de la glucosa y la insulina a la vez que mejoró las vías de señalización de la
leptina. López et al. [238] reportaron que los participantes que consumieron un suplemento
dietético que contenía cetona de frambuesa, cafeína, capsaicina, ajo, jengibre y Citrus
aurantium durante una intervención de 8 semanas de dieta hipocalórica experimentaron
mayores cambios en la pérdida de peso. Salacinski y coinvestigadores [319] evaluaron los
efectos de la ingesta de un suplemento que contiene RK (1.7 gramos de CLA, 500 mg de
tartrato de L-carnitina, 100 mg de RK y 100 mg de DHEA de 7-keto) y una mezcla
termogénica (corteza de sauce, cayena, 3-yodotirosina, 3,5-diiodotirosina, 200 mg de
quelato de arginato de zinc, 150 mg de extracto de algas marinas, 66 mg de niacinamida, 66
mg de extracto de semillas de grifonia y 0,2 mg de selenioon). Los resultados no revelaron
diferencias significativas entre estos suplementos y un placebo, lo que indica que estas
formulaciones no parecen aumentar la oxidación de la grasa. Sin embargo, debido a que
estos estudios incluyeron varios nutrientes, no está claro si los resultados se debieron a la
suplementación con RK o no. Se necesita más investigación para determinar si la RK puede
servir como un suplemento efectivo para la pérdida de peso.
Resumen
2. Describir los enfoques dietéticos y los suplementos dietéticos con las pruebas más sólidas en cuanto a
su eficacia.
3. Identificar los nutrientes y las plantas en los que la evidencia preliminar sugiere que se necesita
investigación adicional para determinar si pueden servir como intervenciones nutricionales seguras y efectivas
para promover la pérdida de peso.
4. Identificar los nutrientes y las plantas que la investigación demuestra claramente que son ineficaces,
inseguras o que están prohibidas para la venta o el uso por parte de los atletas.
Sugerencia de Trabajo
1. Evaluar los hábitos de ejercicio, dieta y nutrición de una persona que desea perder peso. Proporcionar
recomendaciones generales sobre el ejercicio adecuado y las intervenciones dietéticas que puedan ayudarles
a lograr su meta de composición corporal.
2. Discuta las estrategias nutricionales o herbales que pueden mejorar la pérdida de peso inducida por el
ejercicio y la dieta o las estrategias que se están usando actualmente y que la investigación indica que podrían
no ser efectivas.
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Capítulo 15
Programa para la Mejora del Rendimiento
Intensidad
La intensidad se refiere al nivel de esfuerzo físico al cual se realiza el entrenamiento. En
los programas de entrenamiento de la resistencia [endurance training], la intensidad es
generalmente definida con base en el porcentaje de la frecuencia cardíaca máxima (FCM),
la frecuencia cardiaca de reserva (FCRes) o el consumo máximo de oxígeno (VO2max). La
Tabla 15.1 presenta varias formas de prescribir la intensidad para ejercicios de resistencia,
incluyendo el porcentaje de FCM, FCRes, equivalente metabólico (METs) y el umbral del
lactato (UL). Estos métodos generalmente utilizan la FC como un indicador de intensidad del
ejercicio. Otra forma de medir la intensidad es a partir de la relación entre la intensidad de
ejercicio percibida y el esfuerzo máximo (ver Tabla 15.2). Las escalas de esfuerzo percibido
varían en un rango entre 6 (reposo) a 20 (esfuerzo máximo). Son particularmente útiles para
determinar el cómo la carga de trabajo es percibida por los clientes quienes tienen dificultad
para monitorear la frecuencia cardíaca durante el ejercicio o se encuentren bajo medicación,
la cual podría influir en la frecuencia cardíaca del mismo. La intensidad para esfuerzos de
resistencia generalmente oscila entre 55 - 65% del VO2max o de la FCRes (70 - 80% FCM)
para individuos sanos no entrenados que in
ician entrenamiento físico, 65 - 75% de VO2max o FCRes (75 - 85% FCM) para
individuos moderadamente entrenados, y del 75 - 90% de VO2max o FCRes (85 - 95%
FCM) para deportistas entrenados.
una sesión de entrenamiento. Cuanto mayor porcentaje de una repetición máxima (1-
RM) es movilizada mayor es la intensidad del entrenamiento. Al particular, las
investigaciones han determinado que existe un continuum de repeticiones, que establece
que cuanto mayor sea el porcentaje de repeticiones máximas, menor será el número de
repeticiones que pueden ser completadas (Tabla 15.3). Estos esquemas de repetición
pueden ser usados para predecir 1-RM basado en el número de repeticiones que se puede
movilizar a cierta carga o para cuantificar la intensidad del esfuerzo en las series. También
pueden ser usadas para estimar la cantidad de carga (en kilos) que deberían iniciar los
participantes en una sesión de entrenamiento. Las investigaciones han determinado que los
resultados específicos están fuertemente asociados con el porcentaje de la carga máxima
empleada (Tabla 15.4). Esta relación proporciona información de interés sobre cómo
alcanzar los objetivos de rendimientos específicos parámetros de condición física o
entrenamiento. En la mayoría de los programas de entrenamiento para principiantes, los
sujetos realizan de 2 a 3 series de 8 a 12 repeticiones que corresponden aproximadamente
al 65 - 80% de 1-RM. A medida que avanza el entrenamiento, la intensidad del mismo
puede centrarse en diferentes esquemas de repeticiones para enfatizar el uso de diferentes
sistemas energéticos. Desde esta perspectiva, los esquemas de repetición de 12 a 15
repeticiones principalmente estimulan la resistencia muscular y la vía energética glucolítica.
Las repeticiones que oscilan entre 6 y 12 repeticiones generalmente promueven la
hipertrofia muscular. Además, realizar menos de 6 repeticiones con más del 85% de 1-RM
generalmente promueve ganancias de fuerza y se centra en el sistema energético de los
fosfágenos, considerando la manipulación de repeticiones realizadas por series (e.g., series
de 6 - 8, 3 - 5, y 1 - 3, etc.).
Frecuencia
La frecuencia se refiere al número de veces que se hace la sesión de entrenamiento
por semana. Los sujetos principiantes normalmente entrenan tres veces por semana,
mientras que los individuos moderadamente entrenados pueden entrenar de 3 a 5 veces por
semana. Los deportistas pueden entrenar 6 días a la semana y ocasionalmente pueden
entrenar varias veces al día. Alterar la frecuencia del entrenamiento puede ser empleado
para aumentar o disminuir el volumen de entrenamiento.
Duración
La duración se refiere a la extensión de tiempo del ejercicio. En términos de ejercicio de
resistencia, las personas que inician el entrenamiento generalmente hacen realizan de 20 a
30 minutos de ejercicio. Las personas moderadamente entrenadas a menudo hacen
ejercicio durante 30 a 45 minutos, mientras que los atletas de resistencia entrenados
pueden entrenar durante 45 a 90 minutos por sesión. La mayoría de las prácticas en los
deportes organizados duran entre 90 y 120 minutos. Para el entrenamiento de fuerza, la
mayoría de los programas iniciales incluyen la realización de 2 a 3 series de 8 a 12
repeticiones con una recuperación de 1 a 2 minutos entre series de 10 a 12 ejercicios que
entrenan todos los grupos musculares principales. Esto suele tardar entre 35 y 45 minutos.
A medida que los individuos progresan al nivel intermedio, pueden realizar más ejercicios
por grupo muscular o dividir sus entrenamientos en dos entrenamientos de la parte superior
e inferior del cuerpo por semana. Estos tipos de programas suelen durar entre 45 y 75
minutos. Los atletas normalmente realizan entrenamientos de levantamiento de pesas de 60
a 75 minutos, cuatro veces por semana, pero también realizan ejercicios de
acondicionamiento y esprint, que normalmente añaden de 20 a 60 minutos por
entrenamiento en los días en que se realizan o no los ejercicios de levantamiento de pesas.
Volumen
El volumen del entrenamiento es la cantidad total de trabajo. En el entrenamiento de
resistencia, el kilometraje semanal puede ser una forma de controlar el volumen. Para los
atletas de esprint, el tiempo total de entrenamiento o el número de esprints puede ser una
forma de medir el volumen. Para los atletas, se puede utilizar el número de horas de
entrenamiento por semana. En el entrenamiento de fuerza, el volumen es la cantidad total
de “peso” que se moviliza en una sesión de entrenamiento para todos los ejercicios
realizados. Se determina multiplicando la cantidad de “pesos” levantadas por el número de
repeticiones realizadas para cada serie. La suma del volumen de levantamientos (en las
repeticiones) para todos los levantamientos realizados por día y por semana puede ser
monitoreada para evaluar el volumen total de entrenamiento en fuerza. El volumen de
entrenamiento que se utiliza depende típicamente del estado de entrenamiento y de los
objetivos. El entrenamiento para la hipertrofia y la fuerza generalmente requiere más series
con menos repeticiones y porcentajes de 1-RM más altos que el entrenamiento simplemente
para la resistencia o tolerancia muscular. De la misma manera, un individuo puede ser
capaz de manejar más kilometraje a ritmos de carrera más lentos que una gran cantidad de
esprints de alta intensidad o trabajo a intervalos. El volumen total puede ser manipulado
alterando la intensidad del ejercicio, la frecuencia y la duración para producir un efecto
deseado. Monitorear cómo se sienten los atletas preparados para desempeñarse (i.e., la
preparación para el rendimiento) desde el día a día durante el entrenamiento, puede
proporcionar una valiosa retroalimentación sobre si el deportista se está recuperando
adecuadamente.
Principio de Sobrecarga
El principio de sobrecarga significa que el cuerpo se adaptará al estrés fisiológico que
se le impone. De hecho, el cuerpo solo responderá a un estímulo que es mayor de lo que
está acostumbrado. Cuanto más se realiza, más serás capaz de hacer. Cuando el cuerpo se
estresa al movilizar una carga que el cuerpo no está acostumbrado a levantar, el cuerpo
reaccionará causando cambios fisiológicos para poder manejar ese estrés la próxima vez
que ocurra. Del mismo modo, cuando se mantiene un alto porcentaje de frecuencia cardíaca
durante el ejercicio de resistencia, se experimenta adaptaciones positivas en la aptitud
cardiorrespiratoria. Cuando se está entrenando, es importante que se esfuerce por
aumentar la carga de trabajo que está realizando por encima de la que hizo en su
entrenamiento anterior, de modo que haya sobrecargado al cuerpo en el nivel apropiado.
Este aumento en el estrés de entrenamiento puede ser un incremento muy pequeño y debe
estar dentro de la razón lógica, ya que muchos pequeños aumentos con el tiempo serán
eventualmente un gran aumento o adaptación. En el entrenamiento de la fuerza, puede
imponer el principio de sobrecarga aumentando el peso levantado, aumentando el número
de repeticiones con un peso particular, incrementando el número de series de los ejercicios,
aumentando el número de ejercicios por región corporal (e.g., tronco, miembros superiores,
cadera o miembros inferiores) o disminuyendo el tiempo de recuperación entre series. En el
entrenamiento de resistencia, puede imponer una sobrecarga haciendo ejercicio durante un
período de tiempo más largo a una determinada frecuencia cardíaca, realizando ejercicio a
intensidades más altas o con más frecuencia.
Progresión
El principio de progresión va de la mano con el principio de sobrecarga. Esto a veces se
conoce como sobrecarga progresiva. De acuerdo con este principio, es necesario progresar
en la intensidad, frecuencia o duración del ejercicio para continuar promoviendo
adaptaciones positivas del entrenamiento. En términos de entrenamiento de fuerza, se
progresa aumentando la cantidad de carga levantada, el número de series realizadas o el
número de repeticiones completadas. En el entrenamiento de resistencia, se puede
progresar manteniendo un ritmo más rápido, aumentando la duración del ejercicio o
aumentando la frecuencia de este. El hecho de no sobrecargar progresivamente al
organismo ayudará a mantener las adaptaciones del entrenamiento, pero no las mejorará. El
estado actual del nivel de entrenamiento de un individuo juega un papel muy importante en
las estrategias viables de progresión y resultados. Al principio, el volumen total debe ser
limitado y no abrumador. A medida que el estado de entrenamiento mejore, se podrá
ejercitar durante más tiempo con intensidades más altas y añadir más peso, realizar más
repeticiones con ese peso y, de esta forma, tener un incremento en el volumen general.
Especificidad
La especificidad implica que el tipo de ejercicio que se realiza tiene como resultado
adaptaciones metabólicas y fisiológicas específicas. En pocas palabras, si se desea brazos
más grandes, en consecuencia, hay que entrenar los músculos esqueléticos asociados a
este (e.g., tríceps y bíceps braquiales, principalmente). Por lo tanto, si se quiere ser un
mejor atleta de esprint, se debe entrenar específicamente para ese esfuerzo atlético. La
especificidad se define fácilmente por el principio AEDI, esto es: Adaptación Específica a las
Demandas Impuestas. Esta demanda impuesta puede ser manipulada a través de la
intensidad, duración, frecuencia, períodos de descanso o combinaciones de cada uno de
estos aspectos. Además, se pueden realizar ejercicios de entrenamiento y
acondicionamiento específicos para los deportistas con el fin de prepararlos para la
competencia. La conclusión es que al diseñar un programa de entrenamiento, se deben
aplicar todos los principios necesarios para que el programa sea específico para sus
objetivos, demandas y necesidades.
Programa Inicial
Antes de comenzar un programa de intervención de ejercicio o dieta, es importante
asegurarse que no existan condiciones médicas subyacentes que le impidan a un individuo
participar. Los individuos más jóvenes sin condiciones médicas conocidas o factores de
riesgo de enfermedades crónicas (e.g., hipertensión, hiperlipidemia, diabetes, limitaciones
ortopédicas, etc.) pueden comenzar con seguridad un programa de acondicionamiento físico
relacionado con la salud. Sin embargo, las personas mayores que han padecido una
enfermedad o que están en mayor riesgo de padecerla, deben consultar con el médico
antes de comenzar un programa de ejercicio o dieta. En algunos casos, un médico puede
realizar ejercicios o pruebas de esfuerzo para determinar el nivel actual de aptitud física del
individuo o si hay alguna razón médica subyacente para no iniciar un programa de actividad
física. También es aconsejable que las personas que comienzan un programa de ejercicio
se sometan a pruebas de aptitud física para determinar su capacidad cardiovascular, fuerza
y resistencia muscular, flexibilidad y composición corporal. Esta información es útil para
planear un programa de ejercicios apropiado, así como para monitorear el progreso.
Sin embargo, el participante debe elegir un “peso” (ligero) muy conservador para
comenzar el primer día. Las personas que intentan movilizar demasiada sobrecarga
rápidamente pueden lesionarse o experimentar excesivo dolor muscular de aparición tardía
(DOMS, por sus siglas en inglés) durante 2 a 3 días después del entrenamiento. El dolor
muscular es una de las principales razones por las que las personas dejan los programas de
ejercicio, así se debe comenzar con cuidado, especialmente si no han hecho ejercicio en
mucho tiempo. La meta de las primeras 4 semanas del programa es completar 2 series de 8
a 10 repeticiones con tanto peso como el cliente se sienta cómodo en el manejo y, de esta
forma, poder completar un número de repeticiones determinadas. Idealmente, esto debería
oscilar entre el 65 - 75% de 1-RM en cada levantamiento. Si se utiliza la cantidad correcta
de peso, debe ser un reto para el individuo completar de 8 a 10 repeticiones para las dos
series de ejercicios. Si es demasiado fácil completar 10 repeticiones, agregue carga. Si el
individuo no puede completar 8 repeticiones antes de fatigarse, baje de peso y complete las
repeticiones objetivo. Una vez que la persona pueda completar cómodamente dos series de
10 repeticiones, se debe agregar peso para poder progresar. Durante las semanas 5 a 8 del
programa, el objetivo debe ser completar 3 series de 8 a 10 repeticiones en cada ejercicio.
Esto proporcionará una buena fuerza muscular y una buena base de resistencia antes de
comenzar programas de entrenamiento más avanzados. Use las fichas de ejercicios para
registrar el progreso. Si el individuo está progresando adecuadamente, el número de
repeticiones y la cantidad de levantamiento de pesas en cada serie y ejercicio debe
aumentar gradualmente con el tiempo. Si es demasiado fácil completar cada serie, el cliente
no está levantando suficiente peso y no experimentará tanto beneficio del programa. Debe
tenerse en cuenta que no es inusual que los individuos experimenten grandes aumentos de
fuerza al comienzo de un programa a medida que el sistema neuromuscular aprende a
cómo ejecutar los levantamientos y el individuo se siente cómodo con cada ejercicio. Por
esta razón, la cantidad de peso levantado normalmente aumenta rápidamente al comienzo
de un programa, seguido de un aumento más gradual con el tiempo.
A medida que un individuo se pone en mejor forma, este podrá mantener una mayor
carga de trabajo o ritmo con la misma frecuencia cardíaca. En otras palabras, el individuo
podrá caminar más rápido en una caminadora o trabajar a un nivel más alto en un
cicloergómetro, escalera o una máquina de remo mientras se mantiene entre el 60 y el 70%
de la FCRes. Si camina al aire libre, podrá cubrir más distancia mientras mantiene la misma
frecuencia cardíaca. La Tabla A.5 ubicada en el Apéndice A puede utilizarse para trazar la
distancia recorrida o las cargas de trabajo mantenidas, así como la duración total del tiempo
de la sesión, como se muestra en la Tabla 15.8. Trazar gráficamente las cargas de trabajo y
la frecuencia cardíaca que se mantienen durante los entrenamientos es una excelente
manera de monitorear el progreso a lo largo del tiempo. Para el final del programa de 8
semanas, la meta es ejercitar 4 días/semana, 35 - 40 minutos al 60% - 70% de FCRes. Esto
proporcionará una base de aptitud cardiorrespiratoria sobre la que se construirá el programa
de ejercicios de resistencia.
Tabla 15.8.
Estrategias Nutricionales
Las personas que comienzan un programa de ejercicio deben consumir una dieta bien
balanceada y densa en nutrientes que satisfaga sus necesidades energéticas. El primer
paso para diseñar una dieta para una persona activa es calcular cuántas calorías debe
consumir al día para mantener el peso corporal. En el Capítulo 1, se presenta a continuación
un cálculo que estima el gasto energético total diario (GET):
Programa Intermedio
Ahora que se han establecido los fundamentos de la aptitud física y la dieta, es el
momento de aumentar el volumen y la intensidad del entrenamiento, y considerar si el timing
nutricional o la suplementación pueden aumentar las adaptaciones del entrenamiento. Esto
incluye añadir más ejercicios y estrategias nutricionales que mejoren el rendimiento en el
programa. A continuación, se describe bases para un programa de entrenamiento
intermedio y de alimentación.
Estrategias Nutricionales
A medida que aumenta el volumen y la intensidad del entrenamiento, la nutrición
adecuada se vuelve aún más importante. Por lo tanto, es más importante planificar la dieta y
comenzar a implementar estrategias de timing de nutrientes. El primer paso es asegurar que
el cliente esté realizandi una dieta bien balanceada. Usando el método de estimación del
GET usado por el Comité de Nutrición y Alimentos, las necesidades de energía necesitan
ser recalculadas. Dado que el volumen de entrenamiento ha aumentado, el factor Nivel de
Actividad Física (NAF) también se debería aumentar hasta el nuevo nivel de actividad.
Utilizando el ejemplo de un varón de 35 años y 85 kg de peso corporal superior, el GET
estimado sería de 3,225 kcal/día [662 - (9.53 x 35 años)] + [1.25 [(15.91 x 85 kg) + (539.6 x
1.78 m)]. Si la persona desea perder grasa corporal, se resta 500 kcal/día a esta GET
estimado. Ahora bien, si el cliente
desea aumentar el peso corporal, se adicionan 500 kcal/día al GET estimado. Luego,
puede ir al Apéndice B y podrá encentrar un plan de comidas que cumpla con estas metas.
Dado que el volumen de entrenamiento en este programa no es excesivo, es importante
seleccionar una de las dietas altas en carbohidratos y luego asegurarse que esta
proporcione las proteínas adecuada para satisfacer las necesidades de entrenamiento,
como se muestra en la Tabla 15.16. Sin embargo, si la persona está tratando de reducir la
masa grasa y perder peso corporal, el uso intermitente de algunas de las dietas altas en
proteínas podrá ayudarlo a lograr estos objetivos.
El siguiente paso es planificar la ingesta con el fin de optimizar el timing nutricional y las
adaptaciones del entrenamiento. Como se indicó en el Capítulo 8, el momento más
importante para ingerir nutrientes, con fin de optimizar la recuperación y estimular la síntesis
de proteínas, es después del entrenamiento. Las personas que participan en un
entrenamiento constante deben ingerir un suplemento de carbohidratos y proteínas de alta
calidad en un lapso de 30 minutos después de cada entrenamiento y luego tratar de
consumir una comida alta en carbohidratos y proteínas de calidad, en un lapso de 2 horas
después del entrenamiento. También se sugiere que las personas que siguen el programa
de entrenamiento intermedio consuman barras energéticas con buen contenido de
carbohidratos y proteínas o PRCs como meriendas entre comidas para mantener la
disponibilidad de carbohidratos y aminoácidos a lo largo del día. Si el cliente desea
aumentar la masa y la fuerza muscular, también se recomienda consumir un SLB después
del ejercicio, con unos 20 gramos de proteína whey y suplementos de creatina (5 gramos, 4
veces al día durante 7 días y 5 gramos al día durante el entrenamiento). Sin embargo, el
valor calórico de los PRCs, SLBs y barras energéticas consumidas se deben tener en
cuanta como parte de la ingesta total calórica. La Tabla 15.17 resumen las estrategias
nutricionales que los individuos realizan en un programa de entrenamiento intermedio para
optimizar las adaptaciones del entrenamiento.
Series Gigantes. Las grandes series son muy similares a las superseries en el hecho
de realizar ejercicios múltiples con poco descanso. Las series gigantes se realizan
comúnmente en el mismo grupo muscular y utilizan más de dos ejercicios. Un buen ejemplo,
sería hacer una serie de sentadillas, una serie de prensa de pierna, una serie de extensión
de pierna, y una serie de sentadillas hack antes de tomar un período de descanso. Esto es
un reto, pero es una manera de agotar ocasionalmente un grupo muscular en particular para
estimular las adaptaciones al entrenamiento. Una vez más, las series gigantes solo deben
usarse ocasionalmente (i.e., una vez cada 2 a 3 semanas en una parte del cuerpo en
particular).
Otra opción para este programa avanzado es aplicar algunos de los principios
avanzados del entrenamiento descritos anteriormente para alterar el orden y la intensidad
de los ejercicios más importantes de cada día. Para ello, asigne diferentes objetivos de
repetición para cada levantamiento principal y esquemas alternativos de alta intensidad/baja
repetición (AI) (e.g., 4 - 6 series de 3 - 4 repeticiones al 85 - 95% de 1-RM), esquemas de
intensidad moderada/repetición media (MOD) (e.g., 5 series de 5 - 6 repeticiones al 80 -
85% de 1-RM; 3 - 4 series de 6 - 8 repeticiones al 75 - 80% de 1-RM), o esquemas de baja
intensidad/altas repeticiones (BI) (e.g., 8 - 12 repeticiones al 65 - 75% de 1-RM). Esto es
especialmente útil si se realizan de 3 a 4 ejercicios diferentes para trabajar un grupo
muscular importante. Por ejemplo, si una persona iba a realizar EH sobre banco plano, EH
en banco inclinado, FEC en barras paralelas o EH en banco declinado, y AP en máquina
para entrenar pectorales; podría realizar EH en banco plano a AI, EH en banco inclinado a
MI, FEC en barras paralelas o EH en banco declinado a BI, y AM para pectoral a AI. La
próxima vez que trabaje los pectorales, cambiará las intensidades de AI a MI, MI a BI y BI a
AI para cada uno de los ejercicios, y comenzará el entrenamiento de pectorales con EH
sobre banco inclinado en lugar de EH en banco plano. El objetivo es cambiar
constantemente el tipo de resistencia/sobrecarga, así como el orden de los ejercicios, para
optimizar las sesiones de entrenamiento, evitando que el trabajo se vuelva predecible o
rutinario para el cuerpo. Esto se hace típicamente con grandes grupos musculares o
ejercicios complejos/compuestos (e.g., pectoral, dorsal/espalda, hombros,
glúteos/isquiosurales/cuádriceps, levantamientos de potencia, entre otros). Los grupos
musculares pequeños o los esfuerzos aislados se entrenan típicamente con 8 a 10
esquemas de repetición y se realizan después de los levantamientos complejos. Las tablas
15.18 y 15.19 resumen un entrenamiento de 4 semanas de miembros superiores y
miembros inferiores empleando estos fundamentos. Cada día de trabajo, la persona
comenzaría con el siguiente ejercicio complejo en el orden de ejecución y progresión a
través del mismo esfuerzo. Por ejemplo, el primer día la persona empezará con un EH sobre
banco plano. La próxima vez que levante, comenzará con la EH en banco inclinado y
terminará con EH en banco plano. Esto altera las ejecuciones, de modo que no siempre
comienza de nuevo en el EH en banco y se fatiga a medida que baja por la lista de
ejercicios. Para la variedad, también podría utilizar este tipo de enfoque de entrenamiento
modificado como uno de los macrociclos de 4 semanas en el programa descrito
anteriormente.
Tabla 15.19. Programa de entrenamiento de la fuerza de intensidad alternada en la parte inferior del
cuerpo.
Estrategias Nutricionales
La Tabla 15.21 resume las recomendaciones en los macronutrientes para personas que
participan en programas de entrenamiento avanzado, deportistas de fuerza y atletas de
resistencia. Las personas que participan en un entrenamiento intenso no solo necesitan
asegurarse de que consumen una dieta con suficiente energía, sino que deben asegurarse
de ingerir suficientes carbohidratos y proteínas en su dieta para estimular el rendimiento y
promover la recuperación. Como se muestra en la Tabla 1.1, los deportistas típicamente
gastan de 8 a 20 kcal/minuto de ejercicio durante un entrenamiento intenso. Por lo tanto, si
un atleta entrena 90 minutos por día, gastará entre 720 y 1.800 kcal/día adicional. Este
gasto energético debe sumarse a las necesidades nutricionales básicas. Mientras que la
dieta sirve como base para satisfacer las necesidades de energía, macronutrientes y
micronutrientes, el uso de MRP, RTD y barras energéticas ricas en carbohidratos o proteínas
proporciona una forma conveniente de asegurar que el atleta ingiera suficientes calorías,
carbohidratos y proteínas de manera oportuna para satisfacer sus necesidades diarias. Por
esta razón, recomendamos que los deportistas usen PRC, SLB y barras energéticas antes y
después del ejercicio, así como bocadillos entre comidas durante todo el día para asegurar
que estén satisfaciendo las necesidades diarias energética y de macronutrientes.
La Tabla 15.22 resume los objetivos del timing nutricional para los deportistas. Estos
deben mantener una dieta alta en carbohidratos, moderada en proteínas y baja en grasas,
asegurando que se cumplan las pautas de macronutrientes como se muestra en la Tabla
15.21. Las comidas antes del entrenamiento o la competencia deben ser ingeridas 3.5 - 4
horas antes de la misma. Además, a los deportistas que llegan a la práctica o a la
competencia se les debe
proporcionar meriendas que contengan carbohidratos, proteínas moderadas y bajas en
grasas, así como agua y bebidas deportivas antes de realizar ejercicios o entrenar. El
objetivo es asegurarse de que estén bien hidratados y que se les proporcionen
carbohidratos y proteínas con el fin de ahorrar glucógeno muscular y minimizar el
catabolismo inducido por el esfuerzo. Una vez que el ejercicio comienza, el agua o las
bebidas deportivas deben estar fácilmente disponibles. Los entrenadores deportivos y los
entrenadores de fuerza y acondicionamiento deben asegurarse, en gran medida, que haya
suficientes pausas para tomar agua o de que se estén proporcionando a los atletas agua o
bebidas deportivas cada 15-20 minutos durante la práctica o la competencia, especialmente
si el atleta está entrenando o compitiendo en un ambiente caluroso y húmedo. La sed no
debe usarse para regular la ingesta de líquidos entre los inviduos que hacen ejercicio
intenso en ambientes calorosos y húmedos. El uso de geles deportivos que contienen
carbohidratos (10 - 30 gramos) con 5 - 10 gramos de proteína o aminoácidos de cadena
ramificada (BCCAs) o barras energéticas fácilmente digeribles también puede ser
proporcionado durante el medio tiempo de los eventos para satisfacer las necesidades
energéticas. Después del entrenamiento o de la competencia, es importante proporcionar
carbohidratos y proteínas en los primeros ≈30 minutos del ejercicio para comenzar a reponer
el glucógeno y proporcionar aminoácidos para la síntesis de proteínas. Normalmente
utilizamos PRC, barras energéticas y frutas para satisfacer estas necesidades. Dentro de las
2 horas de la sesión de ejercicio, el deportista debe consumir una comida alta en
carbohidratos con una fuente de proteínas de calidad y baja en grasa. Por último, para los
atletas que realizan un entrenamiento intenso o desean maximizar la síntesis de proteínas,
recomendamos que consuman una comida ligera o PRC/ SLB que contenga de 30 a 40
gramos de carbohidratos con 20 a 30 gramos de proteínas (principalmente caseína) antes
de irse a dormir. Como se señaló en el Capítulo 12, esto estimula aún más la síntesis de
proteínas y reduce el catabolismo relacionado con el ayuno. Este tipo de comida y el
momento de ingestión de los nutrientes, debe planificarse antes de la competencia para
optimizar el rendimiento y la recuperación. Las Tablas A.11 y A.12 describen un plan
detallado de nutrición que se puede seguir antes de los juegos o partidos del mediodía y de
la noche.
Sugerencias de Trabajo
1. Evalúe su propio programa de ejercicio, dieta y entrenamiento. Desarrolle un programa de
entrenamiento, dieta y mejoramiento del desempeño para progresar al siguiente nivel u optimizar su
desempeño actual basado en los conceptos discutidos en este libro.
2. Desarrollar un programa de ejercicio, dieta y nutrición para una mujer de 48 años, de 82 kilos y 42% de
grasa corporal que quiere ponerse en forma y perder peso corporal.
3. Desarrolle un programa de ejercicios para un hombre de 22 años, de 76 kg de peso corporal, que
participó en una clase de acondicionamiento físico básico y que desea entrenarse, con base en el
entrenamiento de fuerza, para desarrollar la muscular.
4. Evaluar el programa de entrenamiento y nutrición de un atleta de resistencia masculino y femenino
(e.g., corredor, ciclista o triatleta). Identificar formas de optimizar su rendimiento a través del entrenamiento y la
nutrición
5. Suponga que está trabajando como nutricionista deportivo para un club de fútbol local o un equipo de
fútbol americano. Diseñar un programa de nutrición, establezca recomendaciones oara optimizar el
entrenamiento y el rendimiento antes de la competencia.
Referencias
1.U.S. Department of Health and Human Services. Physical Activity Guidelines for Americans
Washington, DC, 2018.
2.American College of Sports Medicine. ACSM's Guidelines for Exercise Testing and Prescription. 10
ed.; Riebe, D., Ehrman, J.K., Ligouri, G., Magal, M., Eds. Wolters Kluwer: Philadelphia, p. 472.
Apéndice A
Programas de Entrenamiento
Tabla A.10.A. Programa avanzado de entrenamiento de fuerza.
Tabla A.10.B. Programa avanzado de entrenamiento de fuerza.
Tabla A.10.C. Programa avanzado de entrenamiento de fuerza.
Tabla A.10.D. Programa avanzado de entrenamiento de fuerza.
Apéndice B
Intercabios y Planes Meal