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Profesor:. Estudiante:
José Eloy Sánchez. Jade Gamboa
C.I: 32.895.137
Diciembre, 2020
Introducción
Las artes como el cine , la televisión ,la danza y la música comprenden un conjunto de
producciones artísticas que poseen unas características específicas en cada época y por
esa razón se puede hablar de su historia y evolución .
La presencia del cine en Venezuela se encuentra desde finales del siglo XIX. En 1896, a
sólo un año de la exhibición de los Lumière, se proyectan en la ciudad de Maracaibo las
escenas fílmicas tituladas Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa y
Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo. El sonido se incorpora en el año 1930 .
Y es fundada en los cuarentas señera empresa . Luego en 1951, la cinta La Balandra
Isabel llegó esta tarde, de Carlos Hugo Christensen, gana el premio a mejor fotografía en
el Festival de Cannes. Y en el año 59, el documental Araya, de Margot Benacerraf,
obtiene el Premio de la Crítica en el mismo festival. Pero el verdadero impulso del cine
venezolano llega en los años setenta.
El cine desarrollado en esos años fue llamado nuevo cine venezolano, y estaba cargado
de pensamiento social. Siguiendo la corriente de otros movimientos de corte social como el
Free Cinema británico, el Cinema novo brasileño, o el mismo y más cercano en el tiempo
Nuevo Hollywood.
Fueron años de una notable presencia del cine hecho en casa. Durante el primer período
presidencial de Carlos Andrés Pérez se creó la resolución 5776 que permitió la
comercialización de películas nacionales. También, en 1974, se formó la Federación
Venezolana de Centros de Cultura Cinematográfica (FEVEC), y en 1975 se estableció un
convenio entre Corpoindustria y Corpoturismo con el fin de financiar largometrajes,
surgieron cintas como Cuando quiero llorar no lloro (1976), de Mauricio Wallerstein; Soy
un delincuente (también correspondiente al 76), de Clemente de la Cerda; Se solicita
muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia (1977), de Alfredo Anzola;
El pez que fuma (también del 77), de Román Chalbaud, o País portátil (1979), de Iván
Feo. Los cineastas de esa época contaban lo que estaba sucediendo en el país, el cine
estaba ligado a una episteme preocupada por los sectores más desprotegidos o marginados
de la sociedad. La delincuencia, la pobreza, la prostitución, la crisis social hicieron del
trabajo cinematográfico una crónica, una moral, una política. Esa manera de hacer cine dejó
un sello notable que se prolongó sobre futuras producciones durante un par de décadas.
Luego ochenta se padece el llamado “Viernes negro”, dónde se vivió una profunda crisis
económica. Y hay quienes aseguran que hubo un complot contra el cine nacional, que
planifico su ruina debido a que superaba en taquilla al internacional. A pesar de eso se hizo
mucho cien y en 1980 se realizó el Festival de Cine de Mérida que se mantiene hasta a
actualidad. En 1981 Campins crea el Fondo de Fomento Cinematográfico (FONCINE),
organismo que tres años después asignó 29 millones de bolívares para la creación
cinematográfica. Y en esa épocad se realizó el documental Ledezma, el caso Mamera
(1981), de Luis Correa, film que investigó los homicidios pasionales cometidos por el policía
Argenis Ledezma y que llevó a la cárcel a su realizador, acusado de apología al delito.
En los noventa se produce Disparen a matar (1991), de Carlos Azpúrua, que insistió (casi
tres décadas después) en la herencia del cine de los setenta, y que obtuvo el Premio a la
Mejor Película en Huelva. Pero, igualmente, se palpan nuevas exploraciones, por ejemplo,
Jericó (también del 91), de Luis Alberto Lamata, que nos presenta la historia del delirio
espiritual de un fraile dominico del siglo XVI que a raíz de su viaje a América termina
viviendo durante cinco años con una tribu Caribe. Jericó obtuvo el Premio a la Ópera
Prima en Biarritz y el Premio Especial del Jurado en Cartagena. Por otra parte en 1983
Diego Rísquez mostro su Bolívar, sinfonía tropikal, film altamente experimental, simbólico
y onírico .
Los noventa fueron los años de Tierna es la noche, de Leonardo Henríquez; de Golpes
a mi puerta (1993), de Alejandro Saderman; Una vida y dos mandados (1996), de Carlos
Arvelo; de Huelepega, de Elia Schneider. Y se crea el llamado G3 con el fin de enfrentar
una crisis presupuestaria que se creó en el sector, conformado por un grupo de productores
de Colombia, México y Venezuela, que buscó colaboración de financiamiento y realización,
repartiendo costos por cada país. De allí surgió, por ejemplo, Bésame mucho, de Philipe
Toledano.
Con el pasar de los años la percepción del cine ha ido cambiando. Se ha colocado en
perspectiva un nuevo material debido a Ley del Cine, promulgada en 2005 por el gobierno
de Hugo Chávez, que refuerza la presencia de un organismo como el Centro Nacional
Autónomo de Cinematografía (CNAC), creado en 1994, y que ha financiando proyectos
independientes hasta la fecha.
El cine de estos años busca quizás captar más la atención del público; entretener y contar
trabajando nuevos géneros en áreas que le eran ajenas como la comedia romántica, el
deporte e incluso el terror y lo épico. Pidiendo mencionar A mí me gusta (2008), de la casa
del fin dt (2013), de Alejandro Hidalgo, que explora el tema del thriller sobrenatural y del
terror. El deporte se mezcla con el tema social de la vida marginal de los barrios
venezolanos, pero con un tono menos crudo y menos airado en Hermano (2010), cinta
dirigida por Marcel Rasquin que fue galardonada como Mejor Película en el Festival de cine
de Moscú. Dos filmes sobre Bolívar (ambos con apoyo del CNAC), Libertador (2013), de
Alberto Arvelo, y Bolívar, el hombre de las dificultades (también del 2013), de Luis Alberto
Lamata, aportan ese toque épico, de gran producción a lo Hollywood que tampoco se había
visto hasta el momento.
El cine venezolano de estos tiempos experimenta otros modos y de otras historia, por la
necesiidad de contar historias más ágiles y digeribles, y de entregar un producto con calidad
de revelado y de sonido bajo el esquema de estándares internacionales.
Allí están La distancia más larga (2013), de Claudia Pinto, y Pelo malo (también del
2013) de Mariana Rondón, filmes que sin duda se encuentran concebidos dentro de las
tendencias actuales del cine internacional, que no de Hollywood precisamente. Un cine de
pequeñas y conmovedoras historias, donde se trabaja con esmero en la actuación y en los
guiones. De hecho, La distancia más larga obtuvo el Premio Glauber Rocha a la Mejor
Película Latinoamericana en el Festival de Montreal, y Pelo malo, la Concha de Oro en el
Festival de San Sebastián. Al igual que los trabajos de pequeña factura de Yimou Zhang
(piénsese en Ni uno menos o en Riding Alone for Thousands of Miles ), tan apreciado
por el circuito de festivales.
El cine venezolano se ha puesto en perspectiva dentro del conjunto del cine
latinoamericano, Venezuela ocupa uno de los primeros lugares de esas filas, gracias a la
evolución que ha tenido el cine en el país.
Clasificación
Se puede puede clasificar según armonía y el scenario, la danza puede ser Folklórica, Ballet
o de Salón. Folklórica, es la que representa la idiosincrasia, el sentimiento y las vivencias de
las comunidades, tomando como base las leyendas y tradiciones populares. El Ballet, es un
género de danza donde los movimientos son clásicos, de belleza imponderable donde sus
figuras expresan una argumentación especifica , resultado de la inspiración de un autor o
creador del tema. La danza Bailable o de Salón, es aquella que se ejecuta de forma
espontánea, de acuerdo al momento y generalmente se ejecuta en reuniones sociales. En
Venezuela, se baila merengues, joropos, valses, tangos, boleros, calipsos, golpes y toda
clase de ritmos que poco a poco van integrándose a nuestras costumbres de cada espacio
y región.
Conclusión
El cine se encuentra presente en Venezuela desde finales Del siglo XIX sus inicios se
identifica un pensamiento social muy marcado, se realizaban las producciones en casa y se
fueron logrando avances con el tiempo, entre ellos comercializar algunas películas para más
tarde crear una federación que dió paso a festivales nacionales; el cine en sus inicios
estaba ligado a los problemas sociales ,percepcion que ha cambiado con el pasar del
tiempo ,en la actualidad el cine venezolano trabaja nuevos géneros como la comedia, el
deporte, el terror y lo épico ocupando de esta forma uno de los primeros lugares del cine
latinoamericano.
Así mismo la música y la danza son dos vertientes de suma importancia en nuestro país,
son expresiones que nos permiten conocer nuestra indentidad, debido a que han estado
presentes desde el origen de la humanidad y su evolución esta relacionada con la mezcla
de culturas Europea, Indígena y Africana de estas influencias nacieron nuestras tradiciones
que son diversas y muy valiosas.