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MATERIAS:

- RECLAMACIÓN TRIBUTARIA CONTRA ACTA DE DENUNCIA POR


INFRACCIÓN A NORMATIVA TRIBUTARIA, ACOGIDA.-
- INFRACCIÓN A REGLAS DE SANA CRÍTICA QUE RECURRENTE DENUNCIA
VULNERADAS NO TIENEN INFLUENCIA EN PARTE DISPOSITIVA DE FALLO
IMPUGNADO.-
- ACREDITACIÓN DE MALICIA DE ACTUAR DEL CONTRIBUYENTE
CONSTITUYE CARGA FORMAL DEL SERVICIO DE IMPUESTOS INTERNOS EN
PROCEDIMIENTO SANCIONATORIO TRIBUTARIO.-
- RECAYENDO CARGA DE PRUEBA EN SERVICIO DE IMPUESTOS INTERNOS,
APLICACIÓN CORRECTA DE REGLAS DE SANA CRÍTICA QUE DENUNCIA
INFRINGIDAS DEBEN LLEVAR NECESARIA Y PERENTORIAMENTE A JUECES
DE FONDO A CONCLUIR ACTUAR MALICIOSO DE CONTRIBUYENTE
DENUNCIADO, SITUACIÓN QUE NO ACONTECE EN CASO SUBLITE.-
- RECURRENTE CUESTIONA LABOR DE FUNDAMENTACIÓN DEL FALLO
IMPUGNADO AL EXPONER PONDERACIÓN REALIZADA DE MEDIOS
PROBATORIOS, ASPECTOS DE CARÁCTER ORDENATORIO LITIS QUE NO
PUEDEN SER ABORDADOS NI ENMENDADOS MEDIANTE RECURSO DE
CASACIÓN DE FONDO.-
- CONJUNTO DE CIRCUNSTANCIAS ASENTADAS EN FALLO QUE
PRECEDIERON Y SIRVIERON DE CONTEXTO A CONTABILIZACIÓN DE
FACTURAS FALSAS, PERMITEN CALIFICAR DICHA CONTABILIZACIÓN COMO
MANIOBRA REALIZADA MALICIOSAMENTE POR CONTRIBUYENTE, EN
ORDEN A AUMENTAR VERDADERO MONTO DE CRÉDITOS O IMPUTACIONES
A QUE TENÍA DERECHO COMO CONTRIBUYENTE DE IVA (VOTO EN
CONTRA).-

RECURSOS:

RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO TRIBUTARIO (RECHAZADO).-

TEXTOS LEGALES:

CÓDIGO TRIBUTARIO, ARTÍCULO 97 N° 4 INCISO 2°.-

JURISPRUDENCIA:

"Que, primero, cabe resaltar que en el recurso no se ha controvertido que, tal como lo
sostiene la sentencia impugnada en su motivo 14°, la acreditación de la malicia del actuar
del contribuyente en este procedimiento sancionatorio es carga formal del Servicio de
Impuestos Internos.

Sentado lo anterior, y sin que sea necesario detenerse a discernir si las máximas de la
experiencia y de la lógica que el recurrente esgrime como reglas de la sana crítica, son
tales, basta advertir que para que su infracción conlleve la invalidación del fallo se requiere,
además, que esa infracción tenga influencia sustancial en lo dispositivo del fallo. En el caso
de las reglas de la sana crítica, y dada la carga de la prueba que recae en el Servicio en este
procedimiento como ya se mencionó, ello supone que cada una de las máximas de la
experiencia o reglas de la lógica supuestamente quebrantadas -o al menos una de ellas-, de
ser aplicada correctamente, necesaria y perentoriamente "debe" -y no sólo puede- llevar a
los sentenciadores a concluir el actuar malicioso del contribuyente denunciado, situación
que no se presenta en el caso sub judice, como se demostrará a continuación..." (Corte
Suprema, considerando 3º).

"Que la falta de influencia sustancial en lo dispositivo del fallo tratada en el


considerando anterior resulta más evidente en relación a la supuesta infracción de la regla
de la lógica de la razón suficiente, porque con los distintos cuestionamientos que componen
dicha sección, sólo se controvierten en el arbitrio algunos de los razonamientos mediante
los que el sentenciador estima acreditada la efectividad de la actividad que desarrolla el
denunciado. Empero, incluso de prescindir de esos razonamientos del fallo, no
necesariamente debe llegar a concluirse entonces, a contrario sensu, que los servicios de
transporte y otros de que dan cuenta las facturas materialmente falsas, no fueron realmente
prestados y que de ello estaba consciente el contribuyente denunciado, manteniéndose
entonces la falta de acreditación por parte del Servicio de dichas circunstancias, como
pesaba a su parte en este procedimiento sancionatorio." (Corte Suprema, considerando 4º).

"Que, finalmente, el recurso acusa la vulneración a la especial consideración la


multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes
del proceso, cuestionamiento que ya no dice relación con la infracción de las reglas de la
sana crítica, sino con la labor de fundamentación del fallo al exponer la ponderación
realizada de los medios probatorios, aspectos que, dado su carácter ordenatorio litis, no
pueden ser abordados ni enmendados mediante el recurso de casación en el fondo en
estudio." (Corte Suprema, considerando 5º).

"Acordada con el voto en contra de los Ministros Sres. Juica y Dahm, quienes
estuvieron por acoger el recurso interpuesto e invalidar la sentencia impugnada, dictando la
de reemplazo que confirme el Acta Denuncia, dado que el conjunto de circunstancias
asentadas en el fallo que precedieron y sirvieron de contexto a la contabilización de las
once facturas falsas, esto es, que mediante ellas supuestamente se pagaron importantes
sumas de dinero, de manera reiterada, sin exigir a cambio los comprobantes correlativos,
por un contribuyente que contó con asistencia de un contador, y efectuando la
contabilización en los últimos reglones del mes en el registro respectivo, permiten calificar
dicha contabilización como una maniobra realizada maliciosamente por el contribuyente
denunciado ... tendiente a aumentar el verdadero monto de los créditos o imputaciones que
tenía derecho a hacer valer como contribuyente de IVA, en relación con las cantidades que
debía pagar y, por ende, subsumida en la infracción del artículo 97 N° 4, inciso 2°, del
Código Tributario." (Corte Suprema, voto en contra de los Ministros Sres. Juica y Dahm,
considerando único).

MINISTROS:

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sr. Milton Juica A., Sra.
María Eugenia Sandoval G., Sres. Lamberto Cisternas R., Jorge Dahm O., y el Abogado
Integrante Sr. Arturo Prado P.

TEXTOS COMPLETOS:

SENTENCIA DE LA CORTE DE APELACIONES:

La Serena, dieciocho de junio de dos mil quince.

VISTOS:

Atendido el mérito de los antecedentes, que lo expuesto por el apelante en su recurso no


logra desvirtuar los argumentos esgrimidos por el juez a quo para acoger los descargos del
contribuyente y, consecuencialmente, anular el acta denuncia número dos de fecha siete de
marzo de dos mil catorce, los que esta Corte comparte, y visto, además, lo dispuesto en los
artículos 186, 223 y 227 del Código de Procedimiento Civil, SE CONFIRMA la sentencia
apelada de fecha cuatro de septiembre de dos mil catorce, escrita de fojas 258 a 276 de
estos autos, sin costas del recurso por estimar que el recurrente se alzó con motivo
plausible.

Regístrese y devuélvase.

Rol N° 34-2014.-

Pronunciada por la Segunda Sala de la Corte de Apelaciones de La Serena, integrada


por los Ministros señor Juan Pedro Shertzer Díaz, señor Jaime Franco Ugarte y señor
Humberto Mondaca Díaz.

SENTENCIA DE LA CORTE SUPREMA:

Santiago, uno de junio de dos mil dieciséis.

Vistos:

En estos autos ingreso Rol N° 10.241-15 de esta Corte Suprema, seguidos en


procedimiento para la Aplicación de Sanciones del Título IV del Libro III del Código
Tributario, por sentencia de cuatro de septiembre de dos mil catorce dictada por el Tribunal
Tributario y Aduanero de la Región de Coquimbo, se hizo lugar a los descargos formulados
por WILSON ALEJANDRO RAMOS SANTA MARÍA contra el Acta de denuncia N° 2,
de 7 de marzo de 2014, por supuesta infracción sancionada en el inciso 2° del artículo 97
N° 4 del Código Tributario.

Apelada esta resolución por el Servicio de Impuestos Internos, una sala de la Corte de
Apelaciones de La Serena la confirmó por sentencia de dieciocho de junio de dos mil
quince.

Contra esta última decisión, el Servicio dedujo recurso de casación en el fondo, el que
se ordenó traer en relación por decreto de fs. 328.
Y considerando:

Primero: Que en el recurso aludido se denuncia la infracción del inciso segundo del N°
4 del artículo 97 del Código Tributario, en relación con el inciso catorce del artículo 132
del mismo texto legal.

En relación al artículo 132, inciso 14°, del Código Tributario, expresa que en el fallo se
han infringido las reglas de la sana crítica y también la consideración de la multiplicidad,
gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas.

En primer término, sostiene que se vulnera la máxima de la experiencia consistente en


"Pagar una suma importante de dinero en efectivo sin solicitar ningún antecedente de
resguardo". Al respecto explica que la forma de operar del denunciado fue la siguiente:
Necesitaba contratar maquinaria y transporte para su faena minera. De camino al lugar en
donde ésta se encontraba, divisó unos camiones con letrero "disponible". Sin mayores
prevenciones negoció con un chofer la prestación de los servicios, sin siquiera preguntarse
quién era el propietario de la empresa. Luego, a medida que se iban efectuando los trabajos,
el denunciado, sin exigir ningún recibo a cambio, pagaba servicios por montos que iban
desde $1.050.000.- hasta $15.500.000.-, totalizando una suma de $55.160.000.- en dinero
efectivo que entregaba al chofer del camión o la máquina que le realizaba el trabajo, ya que
según su versión de los hechos, nunca conoció al proveedor o dueño de la empresa
prestadora del servicio.

Lo anterior, afirma el recurso, no resulta creíble y pugna contra las reglas del correcto
entendimiento humano. No puede ser que se paguen semejantes sumas de dinero, en
efectivo, a una persona desconocida, empleado de un prestador de servicios también
desconocido. Asimismo, no resulta creíble que se contrate un servicio que implique
semejante costo sin conocer al prestador del mismo. Es inverosímil que no exista, más allá
de los requisitos que establece el artículo 23 N° 5 de la Ley de Impuestos a las Ventas y
Servicios para acreditar el pago, un recibo, correo electrónico, una guía de despacho, por el
cual se hayan respaldado los pagos, teniendo en consideración que se entregaba una alta
suma de dinero efectivo a una persona distinta del proveedor y que supuestamente se
contrataban los servicios de transporte de carga del mineral. Por otro lado, se trata del
servicio de transporte de carga, pero no hay constancia alguna acerca de la existencia de
una guía de despacho.

Concluye el recurrente que la versión de los hechos expuesta por el denunciado no se


logra sostener sin vulnerar la máxima de la experiencia que nos indica que "cuando se
entregan altas sumas de dinero en efectivo a una persona para que la entregue a otro en
pago de alguna prestación, se deben tomar los mínimos resguardos para dejar registro de
ello. Más aún si no la conocemos y no hemos tenido contacto con ella".

Los sentenciadores del grado al dictar la sentencia impugnada no han aplicado la


máxima de la experiencia señalada, ni explicado por qué no se consideraron los propios
dichos del denunciado y las declaraciones testimoniales, vulnerando con ello el artículo
132, inciso 14°, del Código Tributario que expresamente dispone que el tribunal al apreciar
las pruebas, deberá expresar en la sentencia las razones jurídicas y las simplemente lógicas,
científicas, técnicas o de experiencia en virtud de las cuales les asigna valor o las desestima.

Igualmente se estima en el recurso vulnerada la máxima de la experiencia referida a "La


contratación de servicios por una suma importante de dinero, sin negociar ni conocer al
prestador del servicio", por cuanto el hecho de contratar un servicio por las sumas
consignadas en las facturas sin conocer el proveedor de éste, también resulta ser contrario a
la máxima de la experiencia que indica que por lo menos, al momento de contratar, se debe
negociar con la persona que administra la empresa y no con un operario de ésta. Resulta
insostenible pactar el pago de una alta suma de dinero, en efectivo, con un chofer, sin tener
el mínimo contacto con el dueño de la empresa o el administrador de ella. En definitiva, el
denunciado contrató servicios por un monto total de $55.160.000.-, sin siquiera conocer a
los prestadores de estos servicios, sin negociar con el proveedor y sin que exista un registro
que dé cuenta de ello, lo que "no resulta ser verosímil". Lo anterior, continúa el recurso, es
aún más patente teniendo en consideración que el denunciado tiene la profesión de
ingeniero comercial y su padre, quien es el encargado de los temas financieros y tributarios
del denunciado, es contador. Añade que "A juicio de esta parte", de la forma en que se
sucedieron los hechos, "resulta más verosímil" que el denunciado haya sabido o no tenía
menos que saber, que las facturas entregadas por los choferes eran falsas y aun teniendo ese
conocimiento, igualmente las incorporó a su contabilidad y utilizó el crédito fiscal
amparado en ellas.

Por otro lado, afirma el arbitrio que los sentenciadores, siguiendo la tesis de defensa del
denunciado, razonan que las facturas materialmente falsas eran de difícil detección, pero si
hubieran considerado la máxima de la experiencia que se denuncia soslayada habrían
concluido que el denunciado sabía que las facturas eran materialmente falsas, siendo para él
un valor agregado el hecho que hayan estado bien confeccionadas, por cuanto si se hubiera
tratado de una falsificación material burda, probablemente no las habría adquirido, ya que
la idea precisamente de una falsificación material es que sean copias idénticas.

En tercer lugar, denuncia quebrantada la máxima de la experiencia en materia de


contabilidad, concerniente a que "Las facturas falsas utilizadas para rebajar el débito fiscal
son incorporadas en los últimos días del mes y en los últimos reglones del Libro de
Compras y Ventas". Señala que las facturas cuestionadas, en todos los períodos objeto de la
revisión practicada por el Servicio, fueron emitidas los últimos días del mes y registradas
en el Libro de Compras y Ventas del denunciado, en los últimos reglones del Libro de
Compras y Ventas. Lo anterior, se efectúa para fines de programar lo que se pretende pagar
por concepto de impuestos y constituye una práctica "habitual" de los contribuyentes que
quieren pagar menos impuestos, constituyendo a estas alturas una máxima de la experiencia
contable.

En otro orden, el arbitrio acusa la vulneración de la regla de la lógica de la razón


suficiente, toda vez que los sentenciadores del grado, no obstante estar en presencia de
facturas materialmente falsas, tienen por acreditada "la efectividad de las operaciones que
dan cuenta estas facturas" en base a la prueba consistente en una inspección personal que
efectuó el tribunal de primera instancia, lo que vulnera la regla lógica de la razón suficiente,
en los siguientes aspectos:
a) Por un lado, no se puede tener por acreditado que el reclamante hubiere efectuado
labores en la mina en el año comercial 2012, con una inspección personal del Tribunal
realizada recién el 29 de abril del año 2014.

b) Por otro lado, como los emisores de las facturas declararon haber efectuado
operaciones con terceros, una inspección personal a un "lugar", no puede dar cuenta de la
efectividad de dichas operaciones, ya que es un hecho inamovible de la causa que las
facturas registradas por el denunciado habían sido emitidas a terceros.

En otras palabras, la inspección personal del Tribunal en el mejor de los casos podría
ser suficiente para acreditar que se realizaron trabajos en la mina, pero jamás que por esos
trabajos se emitieron las facturas materialmente falsas del caso de marras.

También vulnera la regla de la razón suficiente el mérito atribuido al Oficio la Empresa


Nacional de Minería que da cuenta de las operaciones comerciales que tuvo con el
contribuyente Wilson Ramos Santa María, para dar por acreditadas las operaciones, por
cuanto nunca se ha cuestionado que el denunciado haya desarrollado la actividad de
minería, sino que por el contrario, esa parte ha manifestado que precisamente en el
desarrollo de su actividad de minería es que el contribuyente ha utilizado facturas falsas
para rebajar los débitos fiscales provenientes de las ventas efectuadas por su empresa.

Por último, refiere el recurso la vulneración a la especial consideración de la


multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes
del proceso, dado que a lo largo de éste, tanto el Servicio como el propio denunciado han
aportado antecedentes que dada su multiplicidad, gravedad, precisión y concordancia, han
debido ser considerados por los sentenciadores para tener por acreditada la malicia del
contribuyente, sin embargo estos antecedentes han sido tomados en otro sentido por los
jueces del grado, a insinuación del denunciado. El tribunal yerra al valorar la multiplicidad,
gravedad precisión y concordancia de los antecedentes, al prescindir de los indicios de
reiteración, calidad especial del contribuyente, porcentaje de las facturas en los períodos
tributarios, conocimiento del giro por parte del contribuyente, lo que implica desconocer
dichos elementos que son determinantes para establecer un patrón de conducta ilícita del
contribuyente. Así las cosas, los sentenciadores, al restarle mérito probatorio a esos
antecedentes, infringen el artículo 132, inciso 14°, del Código Tributario por cuanto de
haber considerado su multiplicidad, gravedad precisión y concordancia, conforme lo ordena
esa norma, habrían establecido un patrón de conducta del contribuyente y, en virtud de ello,
y los demás antecedentes del proceso, habrían tenido por acreditada la malicia del
denunciado en su actuar.

Luego de exponer la forma en que los errores denunciados influyen sustancialmente en


lo dispositivo del fallo impugnado, pide se invalide éste y en el de reemplazo se revoque el
fallo de primer grado y se confirme el Acta Denuncia.

Segundo: Que la sentencia de primer grado, confirmada en alzada, en su motivo 10°


establece que, en lo que se refiere a las diferencias de impuesto resultantes del rechazo del
crédito fiscal IVA, se trata de una cuestión solucionada mediante la presentación de
declaraciones rectificatorias por parte del contribuyente, precisando en el razonamiento 11°
siguiente que el contribuyente, admitiendo que había contabilizado 11 facturas falsas, según
le demostró en la instancia administrativa el Servicio y ante la imposibilidad de cumplir las
exigencias que le hace el artículo 23 N° 5 del Decreto Ley 825 para mantener el derecho al
crédito, en cuanto los pagos los había efectuado en efectivo, asumió la consecuencia civil
de su falta de previsión en el resguardo de dicho crédito y en consecuencia procedió a
rectificar sus declaraciones de impuesto, aquellas en las que había considerado el crédito,
eliminándolo y asumiendo el pago de las diferencias de impuesto con sus recargos por
concepto de reajuste, intereses y multas que acceden al impuesto. Conforme esta
rectificación, a solicitud del contribuyente, se le emitieron giros de impuesto por
$17.611.820.

En el considerando 15° asienta que, en lo que se refiere a la efectividad de que el


contribuyente haya incorporado en su contabilidad las once facturas falsas que sostiene el
Servicio, entendiendo por factura falsa aquella que falta a la verdad o realidad de los datos
contenidos en la misma y que puede ser material, esto es, que altere el documento mismo
en su materialidad, o ideológica, vale decir, que deje constancia de cosas falsas o
mentirosas, siendo las formas usadas aparentemente reales o auténticas; debe tenerse como
un hecho de la causa.

Así las cosas, continúa el razonamiento 17°, para tener por configurada la infracción
descrita en el artículo 97 N° 4, inciso 2°, del Código Tributario y la responsabilidad del
denunciado, sólo falta determinar si su conducta ha sido dolosa, esto es, si maliciosamente
efectuó las maniobras antes descritas, tendientes a aumentar el verdadero monto de los
créditos o imputaciones que tenía derecho a hacer valer en relación con las cantidades que
debía pagar.

En el motivo 19° expresa el fallo que la falsedad material que se ha acreditado respecto
de las facturas cuestionadas no es evidente como lo ha planteado el órgano fiscalizador
denunciante sino que a esta conclusión sólo se llegó después de hacer una auditoría y el
denominado cruce de información por funcionarios fiscalizadores del Servicio. Incluso
admite el Servicio que a la época de las operaciones, al realizar la consulta a la página web
del Servicio, las facturas que se cuestionan en la denuncia figuraban autorizadas y sin
anotaciones los respectivos emisores. Así también, revisada la impresión del cuño o timbre
que consta en dichas facturas, se observa que éste es similar al de los timbres auténticos del
Servicio de Impuestos Internos y, por lo tanto, aplicando las reglas de máximas de
experiencia, de no mediar alguna prueba técnica o gestión adicional para verificar su
autenticidad, difícilmente un contribuyente receptor de tales documentos podría percatarse
que son materialmente falsos.

Lo mismo cabe señalar respecto de los giros, domicilios, fechas de emisión y las
imprentas que se consignan en las facturas, ya que tales circunstancia tampoco son burdas o
de simple detección para un contribuyente receptor de las mismas, requiriendo para
determinar su falsedad, necesariamente, la realización de alguna gestión adicional.

En el basamento 20°, en cuanto a que se trataría de conductas que fueron reiteradas, la


sentencia expresa que dicha circunstancia solamente podría ser tenida en cuenta para
regular la sanción en caso que resultare aplicable alguna; por el contrario, el que se trató de
once casos de facturas falsas, solamente puede dar cuenta del número de hechos objetivos
verificados, pero su repetición, por significativa que pudiera ser, nada dice si en definitiva
es o no imputable a una conducta dolosa del contribuyente; en otros términos, la repetición
de hechos no reprochables no los torna en reprochables.

Del mismo modo, la preparación o nivel de conocimientos que pudiere tener el


contribuyente, en la especie, ser ingeniero comercial, de existir un delito, sería una
circunstancia que podría agravar la responsabilidad, pero insuficiente para establecerla;
considerar que una persona, por el solo hecho de poseer un título profesional determinado
es responsable, implicaría una suerte de delito de autor que afortunadamente no se
considera en este caso por el legislador. Finalmente, los porcentajes que las facturas
cuestionadas representan como crédito fiscal en los respectivos períodos tributarios, nada
dicen, en cuanto no se hace una relación también con el número de documentos recibidos.

Agrega el fallo en el considerando 23° que, sin perjuicio de que el Servicio debía
demostrar los elementos del delito que denunció, lo que no se logró en cuanto a la malicia
que la norma exige, en autos prestó declaración don Wilson Ramos Ramos, padre del
denunciado y encargado del tema tributario y financiero de los movimientos de la
explotación minera, quien dio cuenta de la actividad y de cada una de las operaciones que
se detallan en las facturas impugnadas, así también indica que el fiscalizador no creía que
las facturas cuestionadas correspondían a trabajos reales, por lo que invitó al fiscalizador a
la mina, pero no concurrió y que finalmente aceptó el giro por las presuntas facturas falsas
para evitar una liquidación y cualquier problema en tribunales, por lo que pagó una
cantidad en efectivo y otra se encuentra pagando en virtud de un convenio con Tesorería.
Coherente con lo anterior es la declaración de don Wilson Ramos Santa María, quien
confirmó lo señalado en cuanto a que el encargado del tema tributario es su padre, y
respecto de las operaciones, la mayoría no las recuerda, indicando que éstas se iban
pagando en la medida que iban avanzando los trabajos. Respondiendo a una pregunta sobre
la supuesta entrega de estas facturas por parte de Agustín Iturra y Nelson Godoy, indica que
fue su padre quien con el objeto de ayudar a la investigación, consultó en Ovalle,
entregándole esos antecedentes al fiscalizador.

Estas declaraciones, para los sentenciadores, resultaron verosímiles con la forma de


operar por pequeños explotadores mineros en la zona, que dependen de prestadores de
servicios que se presentan en zonas alejadas de los centros urbanos y que exigen pagos en
efectivo por sus servicios, lo que implica un riesgo para el beneficiario en orden a que
eventualmente puede ser privado del crédito, como precisamente ocurrió en la especie.

Señala también el fallo en el razonamiento 24° que, con el propósito de constatar la


efectividad de la actividad que desarrolla el denunciado, el Tribunal se constituyó en la
localidad de Tambillo, unos metros pasados del cruce hacia la comuna de Andacollo, en el
camino a Ovalle, en donde se pudo apreciar diversas explotaciones mineras, e importantes
movimientos de tierra que el padre del denunciado atribuye a trabajos que se habrían
realizado durante el año 2012 y que corresponderían a trabajos de descubrimiento de vetas
y de movimiento de tierra para el desmonte y canchas de acopio. Los trabajos objeto de las
facturas cuestionadas serían los de mayor valor, pero se encuentran dentro de otros trabajos
que no han sido cuestionados. Se adjuntaron a la diligencia fotografías en que se puede
identificar caminos en actual uso, un túnel, movimiento de tierra, acopio de material,
maquinaria pesada, un campamento, todo lo cual da cuenta de la efectiva explotación de
yacimientos minerales.

En el mismo sentido, respecto de la efectiva explotación minera que constituye la


actividad del denunciado, rola oficio de la Empresa Nacional de Minería, que informa
respecto de las ventas realizadas por el señor Wilson Ramos Santa María a dicha empresa
durante los años 2012 y 2013, así como copias de las referidas liquidaciones mineras con
sus respectivas facturas y documentos de pago.

Todos estos antecedentes, llevaron al sentenciador a concluir en el motivo 25° que el


contribuyente en su actividad minera, requirió y efectivamente se efectuaron trabajos que
fueron documentados por los prestadores con facturas que resultaron ser falsas, pero, por el
contrario, no existen indicios que permitan concluir que al señor Ramos le haya
correspondido alguna participación culpable en los hechos que pueda llegar a configurar la
exigencia de un actuar malicioso para que pueda ser sancionado en la forma que solicita el
Servicio de Impuestos Internos.

Tercero: Que, primero, cabe resaltar que en el recurso no se ha controvertido que, tal
como lo sostiene la sentencia impugnada en su motivo 14°, la acreditación de la malicia del
actuar del contribuyente en este procedimiento sancionatorio es carga formal del Servicio
de Impuestos Internos.

Sentado lo anterior, y sin que sea necesario detenerse a discernir si las máximas de la
experiencia y de la lógica que el recurrente esgrime como reglas de la sana crítica, son
tales, basta advertir que para que su infracción conlleve la invalidación del fallo se requiere,
además, que esa infracción tenga influencia sustancial en lo dispositivo del fallo. En el caso
de las reglas de la sana crítica, y dada la carga de la prueba que recae en el Servicio en este
procedimiento como ya se mencionó, ello supone que cada una de las máximas de la
experiencia o reglas de la lógica supuestamente quebrantadas -o al menos una de ellas-, de
ser aplicada correctamente, necesaria y perentoriamente "debe" -y no sólo puede- llevar a
los sentenciadores a concluir el actuar malicioso del contribuyente denunciado, situación
que no se presenta en el caso sub judice, como se demostrará a continuación.

En efecto, y en el contexto antes reseñado, en lo que dice relación a las máximas de la


experiencia, el pagar un contribuyente de IVA sumas importantes de dinero sin solicitar
algún respaldo documental y sin negociar ni conocer al proveedor del servicio -sino sólo a
quien materialmente lo presta, en este caso los choferes-, así como el incorporar las facturas
los últimos días del mes y en los últimos reglones del libro auxiliar respectivo, son sólo
circunstancias que "ponderadas en conjunto", pareciera que usual o habitualmente dan
cuenta de una actitud consciente y, por ende, dolosa de parte del contribuyente. Sin
embargo, tal conclusión "generalmente" correcta y concordante con la realidad, no tiene el
carácter de "regla" de manera que no admita llegar a otra conclusión a la luz de otras
circunstancias que pudieran presentarse en el caso concreto, precisamente como alguna de
las invocadas por el contribuyente que, el sentenciador en el motivo 23° estima
"verosímiles con la forma de operar por pequeños explotadores mineros en la zona, que
dependen de prestadores de servicios que se presentan en zonas alejadas de los centros
urbanos y que exigen pagos en efectivo por sus servicios". En el mismo sentido, respecto de
la forma y oportunidad en que se contabilizaron las facturas falsas, el propio recurrente
reconoce que ello constituye una práctica "habitual" de los contribuyentes que quieren
pagar menos impuestos, pero esa habitualidad o frecuencia no es suficiente para descartar
de manera absoluta que en este caso concreto esa contabilización no pueda obedecer a otras
razones como las que esgrimió en sus alegatos la apoderada del contribuyente.

Es así como el recurrente plantea que, "a su juicio" -reconociendo que su aserto es
corolario de una apreciación personal y no el resultado ineludible de aplicar una máxima de
la experiencia-, de la forma en que se sucedieron los hechos, "resulta más verosímil" que el
denunciado haya sabido o no tenía menos que saber, que las facturas entregadas por los
choferes eran falsas, es decir, admite que la versión que plantea el Servicio sólo es "más
posible o más probable" que la que defiende el contribuyente, y no excluyente de la misma,
debiendo tal disyuntiva en definitiva ser zanjada soberanamente por los jueces de las
instancias como resultado del escrutinio y valoración de todo el cúmulo probatorio
recepcionado en el juicio.

Cuarto: Que la falta de influencia sustancial en lo dispositivo del fallo tratada en el


considerando anterior resulta más evidente en relación a la supuesta infracción de la regla
de la lógica de la razón suficiente, porque con los distintos cuestionamientos que componen
dicha sección, sólo se controvierten en el arbitrio algunos de los razonamientos mediante
los que el sentenciador estima acreditada la efectividad de la actividad que desarrolla el
denunciado. Empero, incluso de prescindir de esos razonamientos del fallo, no
necesariamente debe llegar a concluirse entonces, a contrario sensu, que los servicios de
transporte y otros de que dan cuenta las facturas materialmente falsas, no fueron realmente
prestados y que de ello estaba consciente el contribuyente denunciado, manteniéndose
entonces la falta de acreditación por parte del Servicio de dichas circunstancias, como
pesaba a su parte en este procedimiento sancionatorio.

Quinto: Que, finalmente, el recurso acusa la vulneración a la especial consideración la


multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes
del proceso, cuestionamiento que ya no dice relación con la infracción de las reglas de la
sana crítica, sino con la labor de fundamentación del fallo al exponer la ponderación
realizada de los medios probatorios, aspectos que, dado su carácter ordenatorio litis, no
pueden ser abordados ni enmendados mediante el recurso de casación en el fondo en
estudio.

Sexto: Que entonces, dado que no se ha demostrado la infracción con influencia


sustancial en lo dispositivo del fallo de las normas infringidas, el recurso deberá ser
desestimado.

Y visto además, lo dispuesto en los artículos 145 del Código Tributario, 767, 774, y 805
del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZA el recurso de casación en el fondo
deducido en lo principal de fs. 309 por el Servicio de Impuestos Internos, en contra de la
sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de La Serena con fecha dieciocho de junio de
dos mil quince, escrita de fs. 308.
Acordada con el voto en contra de los Ministros Sres. Juica y Dahm, quienes estuvieron
por acoger el recurso interpuesto e invalidar la sentencia impugnada, dictando la de
reemplazo que confirme el Acta Denuncia, dado que el conjunto de circunstancias
asentadas en el fallo que precedieron y sirvieron de contexto a la contabilización de las
once facturas falsas, esto es, que mediante ellas supuestamente se pagaron importantes
sumas de dinero, de manera reiterada, sin exigir a cambio los comprobantes correlativos,
por un contribuyente que contó con asistencia de un contador, y efectuando la
contabilización en los últimos reglones del mes en el registro respectivo, permiten calificar
dicha contabilización como una maniobra realizada maliciosamente por el contribuyente
denunciado Ramos Santa María tendiente a aumentar el verdadero monto de los créditos o
imputaciones que tenía derecho a hacer valer como contribuyente de IVA, en relación con
las cantidades que debía pagar y, por ende, subsumida en la infracción del artículo 97 N° 4,
inciso 2°, del Código Tributario.

Regístrese y devuélvase, con sus agregados en su caso.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Dahm.

Rol N° 10.241-2015.-

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sr. Milton Juica A., Sra.
María Eugenia Sandoval G., Sres. Lamberto Cisternas R., Jorge Dahm O., y el Abogado
Integrante Sr. Arturo Prado P.

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