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EL FOTOPERIODISMO EN SITUACIONES DE CRISIS.

ANALISIS DESDE LA COYUNTURA NACIONAL E INTERNACIONAL.

La historia de la humanidad se cuenta a partir de numerosos episodios que se han


tornado inmensamente significativos en cuanto han propiciado un avance, o un
retroceso para la sociedad.

Podría decirse que estos episodios históricos representan el antes o después de la vida
del hombre y la mujer sobre el planeta. Hablamos de sucesos trascendentales como
catástrofes naturales; el auge o el declive de alguna religión o de un régimen político;
conflictos bélicos de todo tipo, o epidemias de enfermedades que azotan a cada país, o
al mundo entero al mismo tiempo: una pandemia.

El ser humano, desde principios del siglo pasado, ya puede conocer gráficamente lo que
acontece al otro lado del mundo; y de igual forma, hoy todos y todas podemos ver con
claridad y casi total exactitud esa realidad de hace 100 años.

La icónica muerte del miliciano, por Robert Capa, publicada en la revista Life; fotografía
clave para que el mundo entendiera lo que pasaba en la Guerra Civil española.

La fotografía, testigo de la historia, desde su nacimiento se convirtió en una de las


armas más poderosas y efectivas que jamás se haya inventado. Su rol social ha
permitido que cada persona alrededor del mundo pueda conocer diferentes realidades y
hechos que han impactado en grandes proporciones.

Esta herramienta, sumada a la vertiente del periodismo, se ha convertido en el recurso


elemental para documentar y evidenciar acaecimientos y vivencias que efectivamente
necesitan ser coleccionados para así poder brindar información gráfica y detallada a
quienes la requieran hoy, o mañana.
El fotoperiodismo se asentó en la sociedad y cumple con la necesidad de contar, a través
de testimonios visuales verídicos, los hechos que acaecen. Bajo esta disciplina artística,
la vetusta frase “una imagen dice más que mil palabras” cobra mucho sentido; pues por
lo general, con el fotoperiodismo se relatan momentos donde el destino de una, o varias
personas se ve afectado por distintas causas. Por ello, el fotoperiodista debe cumplir con
aptitudes de gran movilidad y agilidad, sensibilidad, y gran curiosidad para poder
capturar los grandes momentos de interés general.

Sin embargo, la trascendencia de la información que circula en forma de fotografía, no


minimiza el riesgo que el fotoperiodista tuvo que afrontar para conseguirla.

Fernando Machado, licenciado en fotoperiodismo, sostiene que esta corriente siempre


ha estado encasillada a la crisis y al riesgo, pues el periodista siempre tendrá que estar
en zonas de conflicto y gran vulnerabilidad, por lo que su seguridad e integridad son
temas de interés humanitario.

Machado identifica diversas clases de crisis en las que puede llegar a verse envuelto el
fotoperiodismo: una crisis de credibilidad – medios de comunicación frente a redes
sociales -, una crisis económica – precario presupuesto para coberturas -, una crisis
profesional – falta de ética del fotorreportero-, crisis sanitaria – la actual pandemia del
coronavirus –.

Es evidente entonces el perpetuo riesgo al que se expone el fotógrafo que desea hacer
un reportaje. Asunto que ha tratado ya de ser contrarrestado con el planteamiento de
protocolos de seguridad, capacitaciones referentes a cómo actuar ante posibles
conflictos durante las coberturas, así como también dotar a los trabajadores de
entrenamiento y herramientas necesarias y oportunas; también una evaluación previa del
entorno al cual debe dirigirse el periodista; y campañas de sensibilización sobre la
seguridad y la labor periodística.
James Nachtwy, fotógrafo de guerra, ganador del Oscar en 2002 por “mejor documental”
(War Photographer)

Frente a este panorama de riesgo al que se expone el fotoperiodista, este deberá


aprovechar al máximo las herramientas con que cuente para su trabajo, como la
tecnología misma: el equipo fotográfico del periodista permitirá capturar a detalle el
aspecto que desea informar, para posteriormente capturar la atención de quienes
obtengan dicha información visual.

Para muchos fotorreporteros, sus imágenes deben reflejar un alto grado de sinceridad
visual, sean de la índole que sean, para así mostrar al mundo de la mejor manera
posible, lo que ocurre, a pesar del “dolor” que se pueda sentir con cada obturación.
Todo con el fin de configurar en las personas su percepción de los conflictos, de las
catástrofes o en general, de la realidad como tal.

Sí, el fotoperiodismo trae consigo una carga emocional enorme, para el fotógrafo y para
el espectador. Sensibiliza profundamente, pues permite presenciar y concientizar el
sufrimiento de las personas que muchas veces se esconde por la distancia, aunque esta,
hoy ya no represente un obstáculo.

Capturar los horrores de la guerra o de un atentado terrorista; los estragos de un


terremoto, o las muertes que se registran durante una protesta, conlleva que esas
fotografías empiecen a formar parte de nuestra historia visual, y servirán para mantener
viva en nuestra memoria la tragedia o el éxito que atañe a una sociedad. Es por ello, que
el profesional en periodismo y fotografía, se esfuerza en relatar con imágenes,
construyendo narrativas sobre el acontecer humano, al captar una fracción de la vida.
Foto: Paul Hansen. Ganadora del WorlD Press Photo 2013

No obstante, algo que sin duda sí coarta la labor foto periodística, es el entorno de la
ética, que juega, o debería jugar un papel importante en quien ejecuta dicha labor, e
incluso en quien sin ser profesional, se atreve a fotografiar situaciones plenamente
susceptibles. Pues, alrededor de la foto de una mujer violentada entre los matorrales,
gira un cúmulo de cuestiones que van más allá de dirimir entre disparar el obturador o
no; se trata de interiorizar las consecuencias de publicar una imagen, de imponerse
límites.

En conclusión, la fotografía periodística expresa indudablemente una postura crítica


ante el fragmento de realidad que ha capturado; construye así un registro en el ámbito
periodístico donde se desenvuelve; una crónica visual que complementa la narración
escrita del periodista; a pesar de que muchas veces, la fotografía misma es completa
narradora de una historia, sin necesidad de un texto que la explique, pues con un solo
vistazo puede incluso remover las entrañas de su espectador.

El legado que han dejado y que dejarán las fotografías obtenidas en momentos críticos
de la humanidad, no solo dejarán una marca en quienes las hemos observado con
detenimiento, sino también, y en su mayoría, al fotoperiodista que enfrentó el riesgo
para obtenerla.

 
BIBLIOGRAFÍA

 “Fotoperiodismo de guerra: una pasión que va más allá”,


https://artefotoperiodismo.weebly.com/fotoperiodismo-de-guerra.html

 “Ser fotoperiodista en medio de las tragedias”,


https://www.xatakafoto.com/opinion/ser-fotoperiodista-en-medio-de-las-
tragedias

 “ Un refugio para el fotoperiodismo”


https://www.elmundo.es/cultura/2014/07/16/53c6cc96268e3e487e8b456e.ht
ml

 “En la mira, ¿el fin del fotoperiodismo?


https://www.elsoldemexico.com.mx/cultura/literatura/en-la-mira-el-fin-del-
fotoperiodismo-2936652.html

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