Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Señor, que dijo de sí mismo: “Yo soy el buen pastor”, te dijo a ti, oh Pedro,
primer obispo nombrado: “Si me amas, apacienta mis ovejas”. Y Aquel que dijo:
“Yo soy Jesús”, te dijo a ti, oh preeminente apóstol Pablo: “Él es un vaso
escogido para mí, para que lleve mi nombre entre los gentiles”. Y del mismo
modo les dijo a todos los apóstoles: “Como el Padre me ha enviado, así os
envío yo a vosotros; id y haced discípulos de todas las naciones”. Y vosotros,
habiendo recibido esta gracia del Buen Pastor, como maestros y pastores del
1
mundo entero, preservadnos de toda desgracia en el pasto de la salvación,
para que podamos clamar: ¡Alegraos, oh San Pedro, primer entronizado, y San
Pablo, con todos los santos apóstoles!
Ikos I
“Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás”, te dijo Cristo, el Hijo del Dios
Vivo, oh glorioso apóstol Pedro. ¿Cómo, entonces, no llamaremos dignamente
bienaventurado al que fue bendecido por Dios mismo? Habiendo así sido
señalado fielmente, como deuda única de amor, te clamamos:
Alégrate con Pedro, oh Pablo, pues ambos brillasteis como dos grandes faros.
Alegraos, pues como dos buenos caballos, fuisteis enganchados por Dios en
su carro de luz noética.
Alegraos, oh santos apóstoles, portadores de Dios, pues sois la luz del mundo
entero.
Alegraos, pues por vosotros, la fe que nos salva ha resplandecido por Cristo a
todo lugar.
Alegraos, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio II
1
Israel.” Y tú, oh apóstol Pablo, llamado por Dios a tal empresa, clamaste:
¡Aleluya!
Ikos II
Oh Saulo, oyendo una voz desde el cielo, fuiste incapaz de ver; pues
perseguiste adversamente al Inaccesible y recibiste la ceguera de tus ojos a
causa de tu celo por la ley; pero guiado a la fuente de salvación, alcanzaste el
divino bautismo en el que, habiendo sido sumergido con fe, la visión de tus ojos
corporales y espirituales fue restaurada. Así, estimando tu milagroso
llamamiento, clamamos con júbilo:
Alégrate, tú, que más que otros, fuiste iluminado por la gracia desde la sombra
del antiguo convenio.
Alégrate, tú, que iluminaste al mundo entero con tus escritos divinamente
inspirados.
Alégrate, tú que, siguiendo a Cristo, obraste más que otros por la salvación del
hombre.
Alégrate con Pablo, oh Pedro, pues vosotros dos eclipsáis en la Santa Iglesia al
igual que los dos querubines lo hacían en el arca santa.
Alegraos, vosotros que estáis ante el trono del Altísimo como dos serafines.
Alegraos, oh santos apóstoles, pues sois iguales a los que, en el cielo,
proclaman la gloria de Dios.
Alegraos, pues sois las estrellas que coronan la Iglesia, esposa de Cristo.
Alegraos, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio III
1
Fuiste asombrado con horror, oh santo apóstol Pedro, viendo el lienzo
descender de lo alto, en el que se hallaban toda clase de criaturas vivas, tanto
puras como impuras, exponiéndose así una expresión del amor de Dios por el
hombre, que significaba que no es justo rechazar de entre todas las naciones a
los que desean creer en Cristo Jesús. Y comprendiendo este misterio, clamaste
a Dios: ¡Aleluya!
Ikos III
“Nada vil o impuro ha traspasado nunca mis labios”, dijiste, oh bendito apóstol
Pedro. Pero la divina Providencia te contestó con una voz venida del cielo: “Lo
que Dios ha purificado, no lo declares tú impuro”; pues el Salvador vino, no
para llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento. Y nosotros,
conociendo lo que te fue revelado, clamamos:
Alégrate, pues no solo velaste por los hombres, sino por los intereses del
mundo.
Alégrate, ayuda veloz para los que te claman en medio de las tribulaciones
espirituales.
Alégrate, tú que fortaleciste con el Espíritu Santo a los fieles que escuchaban
tus palabras.
Alégrate, pues atravesaste a los incrédulos con tus palabras, como si fueran
flechas.
Alégrate con Pedro, oh Pablo, pues sois como los ojos de la Iglesia, dotados de
visión divina.
Alegraos, guías siempre vigilantes, que veláis por el nuevo Israel.
Alegraos, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
1
Contaquio IV
Iluminado por Dios, comenzaste a predicar a los judíos que vivían en Damasco,
oh apóstol Pablo, que debían creen en Cristo Jesús, el Hijo de Dios. Y ellos se
asombraron al ver cómo uno que antes perseguía a los que creían en el
nombre de Cristo, oh maravilla, había sido transformado en verdadero
creyente. Así, hablaron entre sí para matarte, pero conociendo su intención y la
dureza de sus corazones, los abandonaste en la ceguera de su incredulidad y
los creyentes te hicieron descender por el muro de la ciudad, subido a un
canasto, mientras clamabas a Dios: ¡Aleluya!
Ikos IV
Con gran celo, oh San Pablo, predicaste que abandonaran las prescripciones
de la vieja ley y de la circuncisión y que se apresuraran a la fuente divina del
bautismo, proclamando esto, no solo a los judíos, sino también a los gentiles,
de los cuales eras un amante maestro. Así, te clamamos con fervor:
Alégrate con San Pablo, oh Pedro, pues sois como las dos alas que decoran la
Iglesia de Cristo, la Gran Águila.
Alegraos, pues sois como las dos alas otorgadas a la paloma, por el Espíritu
Santo.
Alegraos, pues donde Cristo estaba en cuerpo, allí estabais reunidos juntos.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
1
Contaquio V
Ikos V
Alégrate, pues afrentaste al consejo de los judíos por los escritos de los
profetas concernientes a Cristo.
Alégrate, tú que obraste muchos milagros por la gracia del Espíritu Santo.
Alégrate, tú que diste la vista a los ciegos e hiciste caminar a los inválidos.
Alégrate, tú que sanaste a los que sufrían por los espíritus inmundos.
Alégrate, tú que atrapaste a los incrédulos por la fe, como si fueran peces
mudos.
Alégrate, con Pedro, oh Pablo, pues sois como los pechos de la Iglesia, la
Novia de Cristo, nuestra Madre.
Alegraos, pues sois como dos racimos de voz, que nos alimentan y nos
alegran.
1
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio VI
Ikos VI
Alégrate, luz del divino conocimiento, que iluminas a los que están en la
sombra de la incredulidad.
Alégrate, tú que conduces las almas de los fieles a Cristo y las preparas para la
cámara nupcial del cielo.
Alégrate con Pablo, oh Pedro, pues sois como dos pilares que sostienen la
Iglesia del cielo.
1
Alegraos, pues por vuestra fragancia disipáis el hedor de toda iniquidad.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio VII
Ikos VII
Simón el mago quiso adquirir la gracia del Espíritu Santo con dinero; pero tú,
oh bendito apóstol Pedro, lo condenaste a heredar la condenación con su
dinero y prohibiste severamente tanto la avariciosa práctica de la simonía como
el robo de cosas sagradas. Así, te clamamos con fe:
Alégrate, pues enriqueciste la Iglesia de Cristo con la gracia del Espíritu Santo.
Alégrate, pues por ti, la avaricia fue cortada, como raíz de todos los males, por
la gracia del Espíritu Santo.
Alégrate, pues cumpliste así el mandato de Cristo: “No podéis servir a Dios y a
las riquezas”.
Alégrate con Pedro, oh Pablo, pues sois como dos olivos que destilan
misericordia.
1
Alegraos, pues por vosotros, todo es como un olivo fructífero en la casa de
Dios.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio VIII
Ikos VIII
Siendo un modelo para los fieles, soportaste con alegría multitud de azotes,
golpes y piedras en tu cuerpo a casa del nombre de Jesús, oh apóstol Pablo,
llamado por Dios, indicando manifiestamente que es parte de los que creen en
Cristo Jesús el soportar y someterse a toda clase de tribulaciones, en acción de
gracias, por Su causa. Así, también te clamamos, usando estos himnos de
alabanza:
Alégrate, firmeza del alma y del cuerpo, que poderosamente soportaste toda
clase de tribulación.
Alégrate, pues por tu enseñanza iluminaste al mundo como con una luz
increada.
Alégrate, tú que manifestaste a los fieles del mundo el producto de tu labor
como un fruto honroso.
Alégrate con Pablo, oh Pedro, pues sois como dos árboles en medio del jardín
de la Iglesia.
Alegraos, oh santos apóstoles, pues sois como las palmeras y los cedros del
conocimiento.
1
Alegraos, pues habéis sido trasplantados al cielo como al jardín del Padre
eterno.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio IX
Fuiste provisto de una gran preocupación por todos los que venían a la fe en
Cristo, oh bendito apóstol Pedro, para que sus corazones y almas fueran uno.
Así, nombraste al casto Esteban como ministro para sus necesidades, y a seis
diáconos más, y tú mismo, con el resto de los apóstoles, te dedicaste a la
oración y a la predicación de la Palabra, instruyendo a los fieles, que clamaban
a una sola voz a Dios: ¡Aleluya!
Ikos IX
Alégrate con Pedro, oh Pablo, pues sois como las tablas de la ley del Señor.
1
Alegraos, oh santos apóstoles, pues perfectamente cumplisteis los
mandamientos del Señor.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio X
Ikos X
Alégrate, oh Pablo, con Pedro, pues sois como dos trompetas brillantes de
Moisés.
Alegraos, pues llamáis a los que están sobre la tierra y bajo la tierra para luchar
contra el mal.
1
Alegraos, oh santos apóstoles, pues sufristeis cruelmente como valientes
guerreros de Cristo.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio XI
Ikos XI
Alégrate, ser renovado que escuchaste la divina voz del Padre desde el cielo.
Alégrate con Pedro, oh Pablo, pues sois dos sabias montañas como el Tabor y
el Hermón.
1
Alegraos, pues desde el este hasta el oeste manifestasteis al mundo la tierra
prometida del cielo.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio XII
Te alabamos a ti, que estas en pie ante Dios con los querubines, oh bendito
apóstol Pablo, y fuiste iluminado por la divina sabiduría en el tercer cielo; pues
oíste inefables palabras que no le es lícito al hombre expresar, y viajaste por el
mundo entero enseñando a todos a creer en Cristo crucificado, el Hijo de Dios,
y a cantarle incesantemente como verdadero Dios: ¡Aleluya!
Ikos XII
Alégrate, gran amante del nombre de Cristo, que sufriste grandemente por Él.
Alégrate, pues fuiste conducido por Cristo para dar testimonio también en
Roma.
Alégrate, pues denunciaste al emperador Nerón y convertiste a su consorte a la
fe cristiana.
1
Alégrate con Pablo, oh Pedro, pues sois como dos ríos de agua viva que brotan
del manantial del Espíritu Santo.
Alegraos, pues sois como corrientes dulces que dais a los fieles a beber de la
copa de la salvación.
Alégrate, oh San Pedro, primer entronizado, y San Pablo, con todos los santos
apóstoles.
Contaquio XIII
Oh gloriosos apóstoles Pedro y Pablo, que entregasteis vuestra vida por Cristo
y embellecisteis Sus pastos con vuestra sangre, escuchad las oraciones y
suspiros de vuestros hijos que ahora ofrecemos con corazones contritos. Pues
he aquí, nos hemos ensombrecido con multitud de iniquidades, y por esto
hemos sido cubiertos con multitud de desgracias, y hemos llegado a ser pobres
en exceso en el aceite de la vida digna, y no podemos defendernos de los
lobos feroces que luchan perniciosamente por devorar la herencia de Dios, oh
poderosos. Sobrellevad nuestras enfermedades y no os separéis
espiritualmente de nosotros, para que no nos apartemos completamente del
amor de Dios, sino que con vuestra ayuda podamos ser defendidos, para que
el Señor tenga misericordia de nosotros por complacencia a vuestras
oraciones, y borre nuestros incontables pecados, y nos haga dignos, con todos
los santos, de recibir el reino y festejar las bodas de Su Cordero, a quién sea el
honor, junto con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
1
II
III
IV
1
santo, por el poder de Cristo, pues por amor a Él lo abandonaste todo para
seguirlo. Así pues, suplícale a Él por nosotros, miserables, para que por tus
oraciones nos libre de todo mal y nos enseñe, con un corazón puro, a rendir
gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de
los siglos. Amén.
Oh San Pablo, eminente entre los apóstoles, vaso elegido por Cristo, revelador
de los misterios celestiales, maestro de las naciones, clarín de la Iglesia,
renombrado orador, que sufriste grandes desgracias por el nombre de Cristo, y
que atravesaste el mar y fuiste hasta el confín de la tierra, y nos convertiste de
la decepción y de la idolatría. Te suplicamos y te clamamos que no nos
desdeñes, pecadores como somos, y que nos levantes, pues hemos caído en
el abismo del pecado, como hiciste en Listra con el hombre que había sido cojo
desde el vientre de su madre, y que nos concedas la salud. Y, así como le
otorgaste la vida a Eutiquio cuando murió, también levántanos de nuestras
obras muertas. De la misma forma que una vez temblaron los fundamentos de
la prisión y se derribaron los barrotes de los prisioneros por tu fe en Cristo, así
también líbranos de los asedios de los enemigos y fortalécenos en cumplir la
voluntad de Dios. Pues tú lo puedes todo por la divina autoridad de Dios, a
quien es debida la gloria, el honor y la adoración, con Su Padre sin principio, y
el Espíritu Santo, bueno y vivificador, ahora y siempre, y por los siglos de los
siglos. Amén.