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CATECISMO

ORTODOXO BÁSICO

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CATECISMO ORTODOXO
BÁSICO

IGLESIA ORTODOXA RUSA


PATRIARCADO DE MOSCÚ
MISIÓN EN COLOMBIA

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3
Rey celestial, Paráclito, Espíritu de verdad, que

Estas en todas partes y todo lo llenas, tesoro de


todo lo

Bueno y dador de la vida, ven y mora en


nosotros;

Purifícanos de toda mancha y salva, oh Bueno,

Nuestras almas.

Santo Dios, Santo fuerte, santo inmortal, ten


piedad de nosotros.

CONTENIDO.

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INTRODUCCIÓN 6
1. DEFINICIÓN DE ORTODOXIA 8
2. CARACTERÍSTICAS 8
3. QUÉ ENSEÑA LA ORTODOXIA 9
4. DÓNDE SE HALLA CONTENIDA LA DOCTRINA 10
5. ASPECTO HISTÓRICO 12
6. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA 26
PATRIARCADO DE MOSCÚ Y TODA RUSIA 28
7. ESTRUCTURA 32
8. LA CRUZ ORTODOXA 34
9. LA SEÑAL DE LA CRUZ 37
10. LOS SACRAMENTOS 39
LA DIVINA LITURGIA 42
11. LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS 54
12. LOS ICONOS 57
13. EL TEMPLO 59
EL ICONOSTASIO 68
EL SANTO ALTAR 70
14. El CORDÓN DE ORACIÓN Y LA ORACIÓN DE JESÚS 72
15. EL CICLO LITÚRGICO 76
16. LAS FIESTAS MAYORES 80
17. LA GRAN CUARESMA 118
18. EL AYUNO 121
19. LA SEMANA SANTA 123
20. RITOS U OFICIOS MENORES 128
21. LIBROS LITÚRGICOS 133
22. DIFERENCIAS IGLESIA ORTODOXA Y ROMANA 138
23. OBJETOS LITÚRGICOS Y ORNAMENTOS 151
ORNAMENTOS SAGRADOS 173
24. MONASTICÍSMO 184
25. ALTAR CASERO O ESQUINA DE ORACIÓN 190
26. CONCLUSIÓN 194

INTRODUCCIÓN

¿Por qué soy Ortodoxo?


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Soy ortodoxo porque pertenezco a la sociedad de los fieles cristianos unidos por
la fe ortodoxa que siguen las enseñanzas y doctrinas de la Iglesia Ortodoxa, y
viven conforme a lo que ella enseña, obedeciendo a sus Pastores en todo lo
concerniente a la gloria de Dios y la salvación del alma. Soy Ortodoxo porque vivo
y practico la fe y la virtud en la Iglesia Ortodoxa. Me hago miembro de ella por
medio del Santo Bautismo administrado por sus ministros; asisto a las Iglesias
ortodoxas y a su culto, me acerco a sus sacramentos, escucho la voz de Dios a
través de sus pastores, trato de vivir de la Gracia que derrama continuamente
sobre todos sus hijos.

Soy Ortodoxo, porque amo al verdadero Dios, a Jesucristo y su doctrina, según así
lo enseña y predica la Santa Iglesia Ortodoxa. En otro orden de consideraciones,
ampliando lo que acabamos de decir, es llamado Ortodoxo el que cree
Rectamente (porque la palabra griega "Ortodoxia" significa "Doctrina Recta"). La
religión Cristiana Ortodoxa es aquella que Cristo fundó. Ella enseña: las verdades
que debemos creer firmemente, los deberes que hemos de practicar y los medios
que hemos de emplear para santificarnos. "Iglesia" es la agrupación de todos los
cristianos que son bautizados, profesan la Doctrina de Jesucristo, participan de
los mismos Sacramentos y obedecen a los Canónicos (legítimos) Pastores. Ella es
la Depositaria de la Doctrina de Jesucristo y continúa su obra en la tierra.
Canónicos o Legítimos Pastores de la Iglesia son los que enseñan y gobiernan a la
Iglesia en nombre de Jesús, a saber los Obispos, los Sacerdotes y los Diáconos que
son ordenados apropiadamente y se encuentran en orden con su Superior
Autoridad Eclesiástica y con las leyes o cánones de la Iglesia. Cristo fundó su
Iglesia para enseñar, santificar y salvar a todos los hombres. Su Iglesia
permanecerá para siempre porque Cristo prometió estar con ella "hasta el fin de
los siglos" y ser su Cabeza invisible. Fuera de la Iglesia no hay salvación porque
Ella recibió de Jesús el poder y los medios para salvar a los hombres.

La Iglesia que reúne las cuatro notas o características que distinguen la verdadera
Iglesia: Una — Santa — Católica — Apostólica, es solamente la Santa Iglesia
Ortodoxa. Ella ha mantenido por veinte siglos los mismos sacramentos, las
mismas Doctrinas y los mismos Pastores que son los sucesores de los Apóstoles.

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Su nombre de Ortodoxa le viene de que Ella cree y enseña correctamente la
doctrina de Cristo. Ella se ha mantenido rectamente en la doctrina desde
Jesucristo hasta el día de hoy. Nos llamamos Ortodoxos porque creemos
exactamente lo que los Apóstoles enseñaron.

1. DEFINICIÓN DE ORTODOXIA.

La palabra “Ortodoxia” es de origen griego, formada de “orthós” y “doxa”, es


decir, doctrina correcta, credo verdadero, universal, enseñanza que se sitúa en
continuidad directa e ininterrumpida con la Tradición apostólica, por medio de la
teología patrística y que constituye la fe común de las iglesias indivisas del primer
7
milenio. La Ortodoxia se identifica con la misma tradición apostólica, así como fue
confirmada, interpretada y desarrollada por el consenso de la Iglesia Universal.
De hecho, la didascalia (apostólorum) – es decir, la norma de la fe apostólica –
fue el criterio de base de la Ortodoxia.
Por esto, cualquier ruptura de continuidad con la Tradición apostólica ha sido
considerada una corrupción o abandono de la Ortodoxia, que puede tomar
forma, sea de una herejía, sea de una “confesión” separada.

La Santa y correcta Fe de la Iglesia de Cristo (Ortodoxia) se ha mantenido intacta,


a lo largo de los siglos, a través de los dictados de las Santas Escrituras y de la
Santa Tradición apostólica; a través de las decisiones de los Santos Sínodos
Apostólicos; a través de lo que enseñan los cánones de los siete Concilios
Ecuménicos y de los sínodos locales, porque, en palabras de San Juan Crisóstomo,
“El timón de la Iglesia de Cristo son los divinos cánones”

2. CARACTERÍSTICAS

Nuestro Señor Jesucristo fundó una sola Iglesia. La Iglesia Una, Santa, Católica y
Apostólica, la cual hasta nuestros días está representada por la Iglesia Ortodoxa.
El significado de cada una de las características enunciadas es:
UNA: La Iglesia es Una porque es un solo Cuerpo espiritual, tiene una sola Cabeza:
Jesucristo, y está animada por un solo Espíritu, el Espíritu de Dios (Ef. 1:22-23,
4:4-6; 1a.Co. 3:11). La unidad de la Iglesia se expresa en la misma confesión de
Fe, en la Comunión en las Oraciones y en los Sacramentos.

SANTA: Porque es Santa como su base, Nuestro Señor Jesucristo, y porque en Ella
mora el Espíritu Santo, que siempre la santifica (Jn.14:16).

CATÓLICA: "Universal o Ecuménica", del griego Katholiki. Porque su mensaje está


destinado a todos los hombres de todos los lugares, tiempos y pueblos, porque
no está limitada por ningún lugar, tiempo, pueblo, sino al contrario, está abierta
para todo aquel que desee unirse a ella (Mt. 28:18-19). Cabe decir que este
término, no es únicamente de carácter geográfico, sino que trasciende el tiempo
y el espacio y que su doctrina es permanente.
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Esta expresión, siendo propia de la Iglesia Ortodoxa, la emplean para
autodenominarse otras confesiones cristianas, como la Iglesia de Roma y la de
Inglaterra. Pero su origen helénico les recuerda que usan un término prestado de
la Iglesia original, indivisa y ortodoxa.

APOSTÓLICA: Porque conserva sin interrupción la doctrina y la sucesión de los


dones del Espíritu Santo, desde el tiempo de los Apóstoles (Ef. 2:19-22)

ORTODOXA: Junto a las notas anteriores, nuestra Iglesia ha sido acreedora del
Adjetivo "Ortodoxa"; la palabra ortodoxa es una palabra griega compuesta de
"Ortho" y "Doxa", que significa Doctrina Recta, para señalar que en ella reside la
verdadera Fe, en armonía con las enseñanzas originales de Nuestro Señor. El
regulador de esta armonía y continuidad es Cristo mismo, conforme a su
promesa: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo"
(Mt.28:20). El Espíritu Santo está con la Iglesia y la guíen en la verdad (Jn. 14:26).

3. QUÉ ENSEÑA LA ORTODOXIA?

Las principales verdades que enseña la Ortodoxia se hallan contenidas en el Credo


Niceno-Constantinopolitano, en donde se afirma:

1. Creo en un sólo Dios Padre, Omnipotente, Creador del Cielo y de la tierra, de


todo lo que es visible e invisible.

2. Y en un sólo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes
de todos los siglos. Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero, engendrado y
no hecho, consubstancial al Padre, por quien fueron hechas todas las cosas.

3. Que descendió de los cielos por causa de nosotros los hombres, y por nuestra
salvación y se encarnó del Espíritu Santo y en María Virgen y se hizo Hombre.
4. Y fue crucificado por nuestra causa, bajo el poder de Poncio Pilatos, padeció y
fue sepultado.

5. Y resucitó al tercer día, según las Escrituras.

6. Y subió a los Cielos y está sentado a la diestra del Padre.


9
7. Y nuevamente vendrá con gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos y cuyo
Reino no tendrá fin.

8. Y en el Espíritu Santo, Señor vivificador, que del Padre procede y que es con el
Padre y el Hijo adorado y glorificado, y que habló por los profetas.

9. Y en una Iglesia Santa, Católica y Apostólica.

10. Confieso, también un solo Bautismo para la remisión de los pecados.

11. Y espero la resurrección de los muertos.

12. Y la vida del siglo futuro. Amén.

Sin perjuicio de lo expuesto, existe un cuerpo de verdades, atingente a lo dicho,


relacionadas todas ellas al dogma, a la liturgia y a la ética religiosa.

4. DÓNDE SE HALLA CONTENIDA LA DOCTRINA ORTODOXA?

Las fuentes de donde extraemos nuestra fe ortodoxa son dos: La Sagrada


Escritura y la Santa Tradición. La revelación hecha por Dios al hombre sobre lo
que debe creer y practicar para agradar a Dios y conseguir su salvación eterna se
hallan únicamente en estas dos fuentes. La única que interpreta y enseña esta
revelación es la Iglesia, pues así lo estableció N. S. Jesucristo, y es una prueba de
seguridad de que estamos en la verdad, pues Jesucristo prometió su asistencia a
sus apóstoles y a su Iglesia. La Biblia es la palabra de Dios, revelada al hombre por
medio de los patriarcas, profetas y apóstoles, y que se halla escrita en lo que se
llama Antiguo y Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento es un anuncio y
preparación para recibir a Jesucristo, prometido a nuestros padres Adán y Eva en
el Paraíso Terrenal después de su pecado, y el Nuevo Testamento es esa espera y
promesa, hecha realidad: Jesucristo, el Hijo de Dios, se hace hombre. Toda la
Biblia gira alrededor de Cristo. Cristo es su centro. La Biblia consta de 72 libros:
45 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo, divididos en libros Proféticos,
Didácticos e Históricos.

El verdadero autor de estos libros sagrados es Dios, que se sirvió de un hombre


para Transmitir su doctrina y mandamientos, asistiéndolo para que no se
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equivoque, pero respetando siempre el estilo de cada escritor inspirado. La Sda.
Tradición son las verdades reveladas por Dios que no se hallan escritas en la Sta.
Escritura y que se han transmitido oralmente de generación en generación. Hoy
la hallamos manifestada por escrito en los Concilios, Santos Padres, Símbolos,
Liturgias, Costumbres y leyes eclesiásticas, Monumentos, Pinturas... Tanto la Sda.
Biblia como la Santa Tradición es revelada por Dios, son las enseñanzas de N. S.
Jesucristo. La revelación de Dios a los hombres se cierra definitivamente con la
muerte del último apóstol, San Juan Evangelista, muerto cerca del año 100 d.
Cristo.

Podemos resumir lo dicho en un simple esquema. La Ortodoxia se halla contenida


en:

A) Sagrada Escritura.

B) Tradición Apostólica.

La Tradición la encontramos manifestada en:

1-Siete Concilios Ecuménicos.

2-Santos Padres y Escritores Cristianos.

3-Símbolo — Niceno — Constantinopolitano.

4-Las Liturgias de la Iglesia.

5-Monumentos, Pinturas, Arqueología cristiana...

6-Los Libros Simbólicos: como los catecismos.

7-El Magisterio permanente de la Iglesia.

8-La Legislación Eclesiástica.

9-Las costumbres y usos Cristianos.

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5. Aspecto Histórico

A- La Fundación de la Iglesia

"En el año quince del gobierno del Emperador Tiberio, Poncio Pilato era
gobernador de Judea, Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Felipe
gobernaba en Iturrea y Traconite, y Lisanias gobernaba en Abilinia. Anás y Caifás
eran los sumos sacerdotes. Por aquel tiempo, Dios habló en el desierto a Juan, el
hijo de Zacarías..."(Lucas 3:1-2) Con estas precisiones históricas, el Evangelistas
Lucas, comienza a narrar la obra mesiánica de Jesús. La religión cristiana está, en
efecto, basada en la creencia de una intervención de Dios en la historia concreta
de la humanidad. Este carácter histórico de la obra mesiánica queda atestiguado
también por la manera en que el evangelio fue transmitido al mundo
grecorromano, y a las generaciones posteriores.

Los actos realizados por Jesús debieron ser confirmados por testigos. Estos
testigos fueron los Discípulos, quienes fueron los testigos oculares de Cristo
resucitado. Ellos fueron necesarios para la creación de la comunidad de la Nueva
Alianza, y con la venida del Espíritu Santo sobre ellos (la Iglesia) se confirmó la
veracidad del testimonio y pronto comenzaron a manifestarse los frutos de la
predicación apostólica.

Por eso, decimos que la Iglesia nació en la Fiesta de Pentecostés, cuando un


pequeño grupo de Galileos, "fueron llenos del Espíritu Santo" (Hechos 2:4). Este
sucedió en Jerusalén, ciudad fronteriza del Imperio Romanos, frente al Oriente
conquistado. La religión se difundió rápidamente por la vía de comunicación
dentro de la Diáspora judía. Durante la vida de los Apóstoles, esta expansión llegó
hasta España y probablemente hasta la India; Roma, Alejandría, Antioquia y otras
grandes ciudades se convirtieron en centro de actividades cristianas.

Durante esta expansión, los seguidores de Cristo tropezaron con muchos


inconvenientes. El primero de ellos fue la adaptación a la comunidad Judía en la
que nació su religión. Los judíos ocupaban una posición única en el estado
Romano. Formaban un grupo densamente compacto, resistiéndose
forzosamente a la fusión con sus vecinos (los habitantes de Siria y Arabia) Esto
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era consecuencia no sólo de su profesión de un monoteísmo intransigente (en
oposición contra el politeísmo dominante de las otras naciones de la región), sino
que además, creían que Dios había concretado un pacto personal con Israel,
ordenando a Su pueblo elegido que obedeciera Su ley, y prometiéndole a su vez
redimirle del pecado y de la opresión. La ardiente esperanza de liberación de
todas sus aflicciones, que vendría ligada al advenimiento de un mensajero divino
especial (el Mesías), alcanzó su máxima expresión en la época que vio el
nacimiento de la Iglesia. Después de un período de independencia política (168-
63 a. C.), Palestina se incorporó al Estado romano y se expuso cada vez mas a la
forzada helenización. Bajo Herodes el Grande (37-4 a. C.), que gobernó sobre
Judea, Samaria y Galilea como rey nombrado por el senado romano, y bajo sus
sucesores, se fundaron ciudades paganas en Palestina, donde los extranjeros
helenizados adoraban a sus numerosos dioses. Algunos judíos comenzaron a
mezclarse con los gentiles y a renunciar a su exclusividad religiosa. Todo esto,
produjo en los demás un renovado celo por el judaísmo y afirmaban su confianza
en la liberación prometida y trataban de evitar todos sus contactos con el mundo
externo. En esa atmósfera floreció una literatura apocalíptica y cualquier rebelde
que afirmaba ser el Mesías fácilmente reunía partidarios fanáticos.

Como es claro en el Libro de los Hechos de los Apóstoles, se ve que al principio,


el mensaje del Evangelio se dirigió exclusivamente a esa nación oprimida. La
respuesta fue mixta: se convirtieron algunos judíos, pero la mayoría se negaron a
aceptar a Jesucristo como el Mesías prometido. La figura de un redentor
crucificado se contradecía con la figura convencional de un libertador nacional.
La actividad religiosa de los cristianos en los comienzos no estaba separada del
Templo judío, pues los primeros adeptos eran judíos: "Los creyentes,...todos los
días se reunían en el templo..."(Hechos 2:46, 3:1). Pero, cuando tomaron
conciencia de la universalidad del mensaje cristiano y decidieron incorporar a su
sociedad a los conversos del paganismo, también tomaron la crucial decisión de
separarse de Israel.

El judaísmo proporcionó a la Iglesia las Sagradas Escrituras, y los ritos de iniciación


que se convirtieron en las piedras fundamentales del culto y la organización de
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los cristianos. Del judaísmo, la naciente Iglesia aprendió a congregar a sus
miembros en la celebración de los servicios semanales regulares, en los que se
leían las Escrituras, se daba instrucción y se hacía verdadera la presencia divina
mediante el encuentro corporativo, en el ágape eucarístico.

Durante los tres primeros siglos, la nueva religión (el cristianismo) se edificó en
las más importantes ciudades del Imperio romano. Y las comunidades cristianas
se componían principalmente del proletariado urbano, aún cuando poco a poco,
se unían a la Iglesia cierto número de hombres de cultura y alto rango social. Cada
comunidad era una unidad autónoma, dirigida por un obispo asistido por
presbíteros, diáconos y Servidoras. Las Iglesias estaban en comunicación regular
con sus vecinos; se recogían limosnas y se enviaban a las comunidades
necesitadas. No había autoridad central, pero las Iglesias fundadas por los
Apóstoles en ciudades importantes gozaban de prestigio y su liderazgo era
aceptado voluntariamente, siendo las mas destacadas entre ellas las Iglesias de
Roma, Alejandría y Antioquia.
Al principio la Iglesia pareció a las autoridades romanas una secta judía más; pero
pronto se vio con claridad la diferencia entre ésta y el judaísmo, y para los
cristianos éste fue el comienzo de trescientos años de persecución. El segundo
problema que encontraron los cristianos fue cómo sobrevivir en un mundo
romano hostil.

B- La Iglesia bajo la persecución durante los tres primeros siglos

Durante casi tres siglos, el Imperio Romanos había adoptado una postura hostil
frente al cristianismo. Esta actitud oscilaba entre una tolerancia benéfica y la
persecución más abierta y más violenta, que al principio eran casuales y carecían
de consistencia; pero que gradualmente se planificaron mejor y se hicieron de
mayor alcance. El más elevado número de victimas se atribuye a la última y más
feroz de todas las persecuciones, la de Diocleciano y sus compañeros de gobierno
en el siglo IV.
Sin embargo, los primeros predicadores cristianos trataron al Imperio con mucho
respeto; incluso pusieron en él ciertas esperanzas, reconociéndole un papel de
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educador, en la medida en que el Reino de Dios todavía no se había realizado en
la tierra. Pero todas esas esperanzas pronto se desvanecieron, pues aquél Imperio
exigía a los discípulos de Cristo que renegasen de Su Maestro.

El primer asalto contra los cristianos fue ejecutado por Nerón (57-68) que en
Roma ordenó su ejecutó en masa para apaciguar la insatisfacción popular
causada por el gran incendio que destruyó gran parte de la capital. Así dieron
muerte a los Apóstoles Pedro y Pablo, con cierto número de sus seguidores. Sus
sucesores no siguieron una política uniforme pues algunos de ellos, como
Domiciano (81-96), fueron muy severos; y otros, tales como Cómodo (180-192)
migaron la tensión de la persecución.

Era difícil para el gobierno precisar la ofensa cometida por los cristianos, y
generalmente se percibía que la Iglesia constituía una sociedad subversiva, cuya
propia existencia desafiaba a las afirmaciones de que se debía obedecer al Estado
romano en todos los asuntos civiles y religiosos. Tal era la opinión de Marco
Aurelio (161-180) quien condenaba a los cristianos como fanáticos e inflexibles.
Y cuando los emperadores se percataron del carácter verdadero de la oposición
cristiana inauguraron una campaña anticristiana que aspiraba al exterminio total
de esta nueva religión.

Lo positivo de las persecuciones fue que la Iglesia tuvo la oportunidad de


extenderse por todo el territorio del Imperio.

C- Los Cinco Patriarcados Históricos

Por la época en que la persecución de Diocleciano había estremecido a la Iglesia


y desequilibrado al Imperio, Constantino, un joven teniente del temido y anciano
Emperador, estableció una cooperación entre la Iglesia y el Estado romano. A
partir de aquel entonces, se produjo un cambio radical en las relaciones entre
ambas partes. Y sólo un hombre pudo armar un plan capaz de unir a dos
elementos opuestos: la Iglesia y el Imperio.

En el año 312, y luego de lograr una impresionante victoria en una de sus más
decisivas empresas militares, la batalla del Puente Milvio, Constantino se reunió

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en Milán con su par oriental Licinio. Como resultado de esta reunión, Licinio
publicó en el año 313 el famoso edicto de tolerancia religiosa conocido con el
nombre de Edicto de Milán. Este decreto establecía la igualdad entre los
cristianos y los paganos; pero después de su victoria sobre Licinio en el año 324,
Constantino comenzó a acentuar más su inclinación hacia el cristianismo
mediante su activo interés en los asuntos de la Iglesia. Convocó y presidió los
concilios y aprobó sistemáticamente la legislación del Imperio de acuerdo a las
enseñanzas del Evangelio. Sin embargo Constantino no se bautizó hasta el final
de su vida ni tampoco renunció al título pagano de Pontifex Maximus. Con esto,
la Iglesia se estableció en paz y se oficializó en el Imperio.

Por su lado la administración de la Iglesia siempre fue ejercida por los Obispos. Al
Obispo de más alto rango, que pertenecía a un centro (ciudad) muy importante,
con el tiempo se le otorgó el título de Patriarca. Y por razones administrativas, la
Iglesia se organizó en los siguientes distritos eclesiásticos:

1- Roma, fundada por San Pablo, fue la primera capital del Imperio Romano.

2- Constantinopla, fundada por san Andrés y fue la segunda capital del Imperio.

3- Alejandría, el principal centro político, cultural y filosófico de África, predicada


por san Marcos.
4- Antioquia, centro principal de Oriente, llamada la Ciudad de Dios, de la cual
San Pedro fue su primer obispo.

5- Jerusalén, llamada la Madre de las Iglesias, en la cual el Señor Jesucristo


predicó y obró la redención. En la era apostólica fue presidida por el Apóstol
Santiago, quien fue su primer obispo.

Cada uno de estos distritos era presidido por un Patriarca. Todos ellos tenían los
mismos derechos; eran independientes en la administración de su distrito (o
iglesia) y además, iguales entre sí. Dentro de dicha independencia y siendo Roma
la capital del Imperio, se consideraba a su Patriarca el primero entre sus iguales
(primos inter paris), es decir, tenía una primacía de honor solamente (1er Concilio

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Ecuménico, Art. 6; 2° Concilio Ecuménico, Art. 3; 4° Concilio Ecuménico, Art. 28;
6° Concilio Ecuménico, Art. 36).

Posteriormente, con el establecimiento de la capital en Bizancio, se dieron


honores similares al Patriarca de Constantinopla.

D- Los Concilios Ecuménicos

Desde el siglo IV hasta el siglo VI los emperadores otorgaron diversos privilegios


a la Iglesia, le cedieron una parte del poder judicial y le concedieron el monopolio
de las obras benéficas. En los lugares santos cristianos, así como en las tumbas de
los mártires, edificaron grandes templos y en su nueva capital (Constantinopla, la
nueva Roma) levantaron templos dedicados, no ya a la Victoria o a la Justicia,
como lo hicieran los emperadores paganos, sino a la Sabiduría de Cristo (Hagia
Sofía) o a la Paz Divina (Hagia Irene).

Al adoptar la nueva religión y al intentar, cada vez más, hacer de ella la base de
toda su política, los emperadores querían darle al Estado una nueva alma y
asegurarle su unidad. Seguro ya de la protección imperial, el cristianismo
aceptaba en su seno las masas cada vez más crecidas, y con el cierre de la última
universidad pagana (la de Atenas), Justiniano, en 529, podía considerarse el jefe
de un estado enteramente cristiano.
En este clima de paz social y política, la Iglesia se vio perturbada por las herejías,
es decir, por las interpretaciones incorrectas y opuestas a la verdad que ella
encierra. Por eso, y para defender esta verdad y dar las correctas
interpretaciones, además de otras materias normativas eclesiásticas, se
realizaron los Concilios Ecuménicos. Dichos Concilios Ecuménicos fueron los
siguientes:

1. Concilio de Nicea (325). Condenó a Arrio y definió al Hijo de Dios encarnado


como consubstancial al Padre.

2. Concilio de Constantinopla (381). Dio una solución a las consecuencias de la


crisis arriana. A este Concilio se le atribuye la adopción del Símbolo denominado
Niceno-constantinopolitano.
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3. Concilio de Efeso (431). Condenó la herejía de Nestorio, declarando que en
Cristo no hubo una yuxtaposición de dos personas (Dios y un hombre llamado
Jesús), sino que la divinidad y la humanidad estaban unidas en una sola persona
(Hypóstasis), la del Verbo Hijo de Dios. Por consiguiente María, madre de Jesús es
madre de Dios (Theotokos).

4. Concilio de Calcedonia (451). Aprobando al mismo tiempo la existencia en


Cristo de una sola persona, condenó a los monofisitas, quienes no distinguían los
conceptos de "persona" (Hypóstasis) y de "naturaleza" (Physis). Según ellos, si
Cristo era una sola persona no podía tener dos naturalezas, sino una sola, la
divina. El Concilio sostuvo la existencia de dos naturalezas en la persona única de
Verbo encarnado, y declaró que estas naturalezas "estaban unidas sin confusión,
sin modificación, sin división y sin separación." A raíz de esta controversia,
muchas Iglesias Orientales (Copta, Etíope, Jacobita , Armenia,ICASOAC: Iglesia
Católica Apostólica Siro-Ortodoxa de Antioquía,) se separaron de la Iglesia
Ortodoxa y adoptaron confesiones de fe monofisitas.
5. II Concilio de Constantinopla (553). Este Concilio fue convocado por el
Emperador Justiniano, que quería demostrar a los monofisitas como el Concilio
de Calcedonia no había caído en nestorianismo, y así inducirles a volver.

6. III Concilio de Constantinopla (680). Condenó una forma degenerada del


monofisismo llamada monotelismo. Según los monotelitas, Cristo, si bien tenía
dos naturalezas, no tenía más que una sola voluntad divina. El Concilio afirmó que
en Jesucristo la humanidad no era una realidad abstracta, sino que se manifiesta
por una voluntad propia, libremente sometida en todas las cosas a la voluntad
divina. Así pues, Cristo tiene dos voluntades.

7. II Concilio de Nicea (784). Definió la doctrina ortodoxa acerca de las imágenes


(Iconos), que representan a Cristo y a los santos. El Verbo de Dios se encarnó y se
hizo un hombre verdadero. Por consiguiente puede ser representado. Las
imágenes han de ser veneradas y no adoradas, ya que la adoración se reserva sólo
para Dios. La veneración de imágenes fue combatida por varios emperadores
bizantinos iconoclastas.

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Históricamente, para los ortodoxos, la época de los Concilios Ecuménicos
representa un período normativo. Fue entonces, y no durante el transcurso de
los siglos posteriores (como ocurre en el Cristianismo Occidental) cuando quedo
en gran parte definida la expresión dogmática y canónica de su fe, tal como la
conocemos hoy en día.

Pero cabe mencionar que la obra de los Concilios Ecuménicos no se limitaba al


aspecto puramente dogmático de la vida eclesial, sino que se extendió también a
la estructura y organización de la Iglesia.

E- El Gran Cisma (1054)

Durante el periodo de los problemas que originaron los emperadores


iconoclastas, se dañaron las relaciones entre Roma y Constantinopla. En
Occidente, los bárbaros habían comenzado a establecerse y a formar unidades
políticas más permanentes. Los Papas, cada vez más separados de los soberanos
bizantinos, buscaban la amistad y protección de los gobernantes bárbaros.

En esta época de tensión, ocurrió un suceso que tuvo grandes consecuencias para
el futuro de la Europa cristiana. En el 800, el Papa León III coronó a Carlomagno
como emperador en la vieja basílica de San Pedro en Roma. Esta elevación de un
bárbaro occidental trastornó las relaciones entre los cristianos orientales y
occidentales.

Carlomagno comenzó a perseguir herejes, pretendiendo establecer su derecho


como único sucesor de Constantino. En una época en que la uniformidad del ritual
se consideraba, cada vez más, como un signo indispensable de ortodoxia
doctrinal, no era difícil tildar de hereje a cualquier comunidad cristiana. Los
cristianos orientales y occidentales habían seguido siempre sus propias
tradiciones, y allá por el S. IX habían divergido éstas considerablemente, de
manera que los obispos occidentales que apoyaban a Carlomagno le
proporcionaron fácilmente la necesaria evidencia, consistiendo la más grave
acusación en la supuesta corrupción del Credo, por omisión de la frase Filioque.

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La disputa sobre el Filioque hubiera podido reducirse como en muchas
oportunidades anteriores. Pero en el S. XI, la situación tenía el agravante de que
Oriente y Occidente habían perdido el criterio eclesiológico común, que en
tiempos pasados les permitió entenderse. Cuando intentaban restablecer la
unión, sus conceptos divergentes de la Iglesia impedían encontrar un lenguaje
común. Para uno, la sede de Roma era el criterio único de la verdad, para otros,
el Espíritu de verdad reposaba en la Iglesia entera y se expresaba normalmente
por vía conciliar.

El Patriarca de Constantinopla, Miguel Cerulario, había emprendido las reformas


de las Iglesias Latinas que estaban situadas dentro de su diócesis e incluso las del
todo el Patriarcado. Los fieles de estas Iglesias conservaban las costumbres latinas
que provocaban controversias en el pueblo. Por eso el Patriarca resolvió
imponerles las costumbres bizantinas y al tropezar con su oposición, decidió
sencillamente suprimirlas.

Durante todo este tiempo, en Occidente, había reformadores que llevaban a cabo
sus propias reformas, cuyos elementos esenciales ya habían sido aceptados en el
mundo franco, pero que encontraban gran resistencia en Italia. El Papa León IX y
sus seguidores apoyaban a esos movimientos, que en Italia pretendían, entre
otras reformas, promover el celibato del clero.

Todo esto provocaba controversias interminables sobre temas bastantes


benignos entre interlocutores muchas veces bien intencionados, pero mal
informados sobre la gran tradición de la Iglesia.

Como consecuencia de todo esto, los Occidentales dictaron una sentencia de


excomunión que acusaba a los Orientales de las cosas más inverosímiles, por
ejemplo, de haber quitado el Filioque del Credo y haber admitido el matrimonio
de los clérigos. Como respuestas, el Patriarca de Constantinopla, ordenó que su
Sínodo anatemizara a quienes dictaron dicha sentencia.

Todo esto produjo que en el 1054 se produjese lo que la historia llama el Gran
Cisma Católico; aunque algunos historiadores afirman que la ruptura verdadera y
definitiva se produjo en la época de las Cruzadas
20
F- Expansión y crecimiento de la Iglesia Ortodoxa en todo el mundo

La desafortunada división de la Cristiandad se complicaría posteriormente, ya que


Occidente, a partir del siglo XVI, sufriría un desmembramiento con motivo de la
Reforma, apareciendo de esta forma un número de comunidades protestantes y
dividiendo la Iglesia en materia doctrinaria.

La Iglesia Ortodoxa, por su lado, continuó su misión natural de propagar el


Evangelio y ensanchar sus fronteras. Así llegó a los Balcanes, a los Serbios y
Croatas, luego a los Eslavos, Búlgaros y Ucranianos. Con el correr del tiempo,
fueron organizadas otras misiones que alcanzaron a China, Japón y las tierras del
Norte de Europa, Alaska, América y el sur de África donde muchos que
desconocían el Evangelio del Señor, abrazaron la fe con mucha convicción.

Organizadas por el esfuerzo misionero de los primeros Patriarcados, se


establecieron Iglesias locales, a las que les fue concedida posteriormente la
Autocefalía o Autonomía, lo cual en ningún caso afecta a la unidad de la fe,
doctrina y sacramentos de la Iglesia. Entre ellas: Rusia, Grecia, Serbia, Rumania,
Georgia, Albania, Bulgaria, Polonia, Finlandia y Checoslovaquia. Cada una tiene
un Primado y un Sínodo que asegura su unidad con las otras Iglesias. Los
Patriarcados primitivos y estas Iglesias locales existen hasta la actualidad, sin
perder su comunión entre sí, ni alterar la unidad de la Iglesia.

A partir del siglo XI, los ejércitos islámicos invadieron y tomaron posesión de la
región sur oriental del Imperio Bizantino, Bulgaria, Serbia y Rumania. Al mismo
tiempo, los feroces tártaros cayeron sobre los territorios rusos, amenazando la
existencia de la civilización oriental y su cristiandad. Más la férrea resistencia de
la Iglesia y su poder de sacrificio por la fe, obtuvieron un doble resultado: La
Cristiandad Oriental mantuvo su propia existencia y también logró que la
cristiandad Occidental quedara indemne.

En los siglos XI, XII y XIII, Occidente organizó siete expediciones militares llamadas
las Cruzadas, cuya intención original era rescatar los santos lugares que habían
caído en mano de los musulmanes seldjúcidas, quienes en el año 1055 invadieron

21
Mesopotamia y tomaron la ciudad de Bagdad. En 1071, derrotaron al ejercito
bizantino.

El final del siglo XI se puede considerar como el principio de la decadencia del


Imperio Bizantino. El Islam en Oriente y los cristianos latinos en Occidente se
hallaban igualmente decididos a aniquilar al Oriente cristiano. Durante
cuatrocientos años, el Imperio luchó contra dos frentes.

Uno de los Emperadores bizantinos más capacitados de ese período fue Alejo
Comneno I (1081-118), y fue durante su reinado cuando los cristianos latinos
lanzaron su cruzada contra el Islam. El principio de las Cruzadas fue espectacular:
el 27 de noviembre de 1095, el Papa Urbano II (1088-1099) predicó su
trascendental sermón en el Concilio de Clermont, en el que exhortó al Occidente
cristiano para que rescatase los Santos Lugares de la tiranía de los infieles y
asegurar el camino a los peregrinos que se dirigían al lugar de nacimiento de
Cristo y a la ciudad de Su muerte y Su Resurrección.

Los Cruzados resultaron victoriosos al principio, y en 1099 tomaron Jerusalén. Sin


embargo no mejoró la relación con los cristianos orientales. Cuando se tomaba
una ciudad por asalto, toda la población sufría a manos de los invasores, sin
mostrar los Cruzados ningún respeto por la vida y los bienes de los Ortodoxos. E
incluso, las relaciones empeoraron cuando trataron de sustituir al clero local por
sus propios hombres, y en 1100 obligaron a salir de la ciudad a Juan, Patriarca
griego de Antioquia; le sustituyeron por un prelado latino. Esta fecha marcó un
paso más en el alejamiento de Oriente y Occidente y creó una nueva razón para
el antagonismo entre su clero.

El siglo XII vio el rápido declive del Imperio Oriental y la degeneración moral y
política de los Cruzados, que, aunque incapaces de expulsar a los Islámicos y
establecer un orden político permanente, consiguieron varias plazas fuertes en
Siria y Palestina.

El hundimiento gradual del ideal original hasta el punto de una guerra de rapiña
alcanzó su cumbre a principios del siglo XIII, en la denominada Cuarta Cruzada. El
pontífice romano Inocencio III (1198-1216), inspirado por la misma visión de
22
Urbano II, quiso ver a las naciones cristianas marchando como una fuerza unida
contra los seguidores del Islam. Inocencio excomulgó a los Cruzados, pero pronto
les perdonó, esperando que dirigieran su atención a la guerra contra los invasores
islámicos.

Un príncipe bizantino, Alejo, hijo del depuesto emperador Isaac Ángelo, llegó al
campamento cruzado para pedir al marqués Bonifacio de Montferrato, quien
acaudillaba al ejercito en aquel entonces, que le ayudase a recuperar el trono de
su padre. Los Cruzados se prestaron a ayudar a Alejo, y los venecianos ofrecieron
su flota. En Abril de 1203, los Cruzados zarparon de Zadar y llegaron a
Constantinopla en el mes de junio. Los ciudadanos apoyaron a Alejo III y
ofrecieron resistencia. Pero como Alejo II no era un hombre de coraje, huyó de
Constantinopla y los oficiales repusieron apresuradamente en el trono al ya ciego
Isaac Ángelo. Los Cruzados aceptaron una tregua, a condición de que su
candidato, Alejo IV, fuese proclamado coemperador con su padre. Alejo confirmó
por su parte su disposición a respetar todas las obligaciones que había contraído
en Zadar, incluyendo la sumisión al papado y las concesiones comerciales a
Venecia.

Las precipitadas promesas que hizo el joven príncipe resultaron difíciles de


cumplir. El tesoro estaba vacío, el Patriarca y el pueblo se negaron a reconocer al
Papa como cabeza de la Iglesia. En febrero de 1204, la excitada población
destronó a Alejo IV. Los Cruzados decidieron atacar, y después de una breve, pero
feroz lucha, entraron en la ciudad el Viernes Santo de 1204, y durante tres días
saquearon salvajemente la gran capital del Oriente cristiano, que nunca había
sido conquistada con anterioridad. El saqueo de Constantinopla es uno de los
mayores desastres de la historia de la cristiandad. En aquellos tres días la Iglesia
perdió su unidad; el Imperio la fuerza de resistencia a los invasores asiáticos.

Por último, Miguel VII el Paleólogo (1260-12282) expulsó a los Cruzados y retornó
a Constantinopla desde Nicea, donde el gobierno griego había encontrado refugio
temporal. Bizancio sobrevivió durante otros doscientos años, pero ya no era una
vida normal, sino una agonía de muerte.

23
Para finalizar con este capítulo, podemos concluir que los cristianos ortodoxos se
encuentran en todos los continentes del mundo. A pesar de las diferencias
administrativas e idiomáticas, sea el español, el portugués, el Inglés, el griego, el
árabe, el chino, el japonés, el eslavo, etc., todos tienen las mismas enseñanzas, la
misma Tradición Apostólica, la misma Liturgia, los mismos Sacramentos, servicios
litúrgicos y prácticas esenciales. Los fieles que participan en cada una de sus
Iglesias locales no pertenecen a cada Iglesia en particular sino a la Santa Iglesia
Ortodoxa.

24
25
6. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

La Iglesia Ortodoxa es un conjunto de Iglesias locales autocéfalas, es decir, con


derecho a elegir ellas mismas sus propios jefes: los obispos. Es una familia de
Iglesias fundamentadas, al mismo tiempo, sobre las tradiciones de los antiguos
patriarcados y sobre las realidades del mundo moderno y cuya unidad persiste
gracias al doble vínculo de la misma fe y la misma comunión sacramental. Son
grupos de Diócesis cuyos obispos se unen generalmente en Concilio y eligen un
primado local que lleva el título de Patriarca, Arzobispo o Metropolita.

Las relaciones mutuas entre las autocefalías están reguladas, además, por una
cierta jerarquía de honor, de la cual el Patriarcado de Constantinopla ocupa,
después de la división de la Iglesia, el primer puesto con una primacía honorífica
y no jurídica.

Actualmente el mundo ortodoxo, de unos 250 millones de fieles, se compone de


las siguientes Iglesias.

6.1. LOS PATRIARCADOS ANTIGUOS Y OTROS PATRIARCADOS.

A. Patriarcados Antiguos:

I. Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, con sede en Fanar (Estambul)


Turquía. El Patriarca, desde el año 588, lleva el título de Arzobispo de
Constantinopla, la nueva Roma y Patriarca Ecuménico.

Su jurisdicción se extiende a los ortodoxos de Turquía, las islas griegas de Creta y


Patmos, las del Dodecaneso, los monasterios de monte Athos, a todas las Diócesis
griegas del extranjero: Europa, América y Australia, y a la Iglesia autónoma de
Finlandia.

II. Patriarcado de Alejandría, con sede en Alejandría, Egipto. Su jurisdicción se


extiende a las Diócesis de Egipto, Libia, Túnez, Sudán, Rhodesia, Etiopía, Camerún,
Kenia, Uganda, Zaire, Tanzania y Ghana.

26
III. Patriarcado de Antioquía, con sede en Damasco, Siria.

Agrupa todas las comunidades ortodoxas de Siria, Líbano, Irán, Irak, Kuwait,
Arabia y algunas regiones de Turquía. También extiende su jurisdicción a las
importantes comunidades árabes de América del Sur y de Australia.

IV. Patriarcado de Jerusalén, con sede en Jerusalén, Israel. Se trata de una


comunidad monástica cuyo jefe es el Patriarca y dedicada, sobre todo, a la
custodia y culto de los Santos Lugares. Su jurisdicción se extiende a las
comunidades y parroquias de Israel y Jordania.

B. Otros Patriarcados:

Patriarcado de Moscú, de Serbia, de Rumania, de Bulgaria y el Patriarcado


(Católicos) de Georgia.

C. Otras Iglesias Autocéfalas:

La Iglesia de Chipre, de Grecia, de Polonia, Albania y América.

D. Iglesias Autónomas:

Iglesia de Finlandia, de Checoslovaquia, de Japón, de Monte Sinaí, de Estonia, de


Lituania, de Ucrania, Hungría, China y las Rusa y Ucraniana en el extranjero.

E. Iglesias en Dispersión:

Comprende las varias Iglesias de América del Norte y Sur, de Australia, de Nueva
Zelanda, de Asia y de Europa, no comprendidas anteriormente y dependientes de
diversas jurisdicciones patriarcales. El hecho de estar representada la Iglesia
Ortodoxa por varias Iglesias locales y autocéfalas no disminuye, de ningún modo,
su carácter de Una, Santa, Católica y Apostólica. Aunque difieran en detalles de
estructura son unánimes en su doctrina, en su forma de culto y en su tradición
apostólica.

La unidad es unidad de fe y no de administración. Si la unidad pudiese estar


determinada por un órgano visible y permanente las controversias dogmáticas de

27
los primeros siglos, los concilios y las diferencias de los Santos Padres no hubieran
tenido ningún sentido.

6.2. PATRIARCADO DE MOSCÚ Y TODA RUSIA

La Iglesia ortodoxa rusa (en ruso, Русская Православная Церковь, Rússkaya


Pravoslávnaya Tsérkov), liderada por el Patriarcado de Moscú (Московский
Патриархат, Moskovski Patriarca), es una Iglesia cristiana autocéfala integrada
en la comunión ortodoxa. Su cabeza es el Patriarca de Moscú y de toda Rusia, que
a su vez está en comunión con los otros 14 patriarcas y primados de las otras
Iglesias ortodoxas orientales.

La Iglesia ortodoxa rusa es la mayor de las Iglesias ortodoxas orientales del


mundo. Incluyendo todas las iglesias autocéfalas bajo su supervisión, su número
de seguidores es superior a los 150 millones en todo el mundo, cerca de la mitad
de los 300 millones de fieles estimados de la Iglesia ortodoxa oriental. Entre las
Iglesias cristianas, la Iglesia ortodoxa rusa es la segunda tras la Iglesia católica en
cuanto al número de seguidores. De acuerdo con cifras dadas a conocer el 2 de
febrero de 2010, la Iglesia cuenta con 160 diócesis, incluyendo 30 142 parroquias
atendidas por 207 obispos, 28 434 sacerdotes y 3 625 diáconos. Hay 788
monasterios, incluyendo 386 para hombres y 402 para mujeres.

No se debe confundir con la Iglesia ortodoxa en América (OCA), parte autónoma


de la Iglesia ortodoxa rusa que tiene su existencia en Norteamérica desde la
época de los misioneros ortodoxos rusos en Alaska en el siglo XVIII y el
asentamiento ruso en Fort Ross, en la costa del Pacífico en California en el siglo
XIX. La Iglesia ortodoxa rusa OCA más antigua de los cuarenta y ocho estados,
establecida en 1857, es la Catedral de la Santísima Trinidad en San Francisco.
Después de la Revolución rusa, en 1920, la Iglesia ortodoxa rusa en América
comenzó a funcionar de hecho como una iglesia autocéfala y alcanzó, de jure,
status de autocéfala en 1970.

28
La Iglesia ortodoxa rusa tampoco debe confundirse con la Iglesia ortodoxa rusa
fuera de Rusia (también conocida como la Iglesia ortodoxa rusa en el Extranjero
ROCOR), con sede en Nueva York. Fue instituida en 1920 por las comunidades
rusas fuera de la entonces Rusia comunista, que se negó a reconocer la autoridad
del Patriarcado de Moscú, dirigido por el Metropolitano Sergius Stragorodsky. Las
dos Iglesias se conciliaron el 17 de mayo de 2007 y la Iglesia ortodoxa rusa fuera
de Rusia es ahora una parte autónoma de la Iglesia ortodoxa rusa.

Las partes constituyentes de la Iglesia ortodoxa rusa en otros países de su


competencia exclusiva que no sean Rusia, como Ucrania o Bielorrusia, están
legalmente registradas como entidades legales separadas, de conformidad con la
legislación de aquellos estados independientes.

Eclesiásticamente, la Iglesia Ortodoxa Rusa se organiza en una estructura


jerárquica. El nivel inferior de la organización, lo que normalmente sería un solo
edificio de la Iglesia ortodoxa rusa y sus asistentes, encabezada por un sacerdote
que actúa como padre superior (en ruso, настоятель, nastoyatel), constituye una
parroquia (en ruso, приход, prihod). Todas las parroquias en una región
geográfica pertenecen a una eparquía (en ruso, епархия, equivalente a una
diócesis occidental). Las eparquías se rigen por los obispos (en ruso, епископ,
obispo o архиерей, archiereus). Hay 261 eparquías ortodoxas rusas en todo el
mundo (datos de junio de 2012).

Además, algunos eparquías se organizan en exarcados o iglesias autónomas.


Actualmente entre estas se incluyen el Exarcado de Bielorrusia, la Iglesia
Ortodoxa Rusa fuera de Rusia; la letona, la moldava y la Iglesia ortodoxa de
Estonia del Patriarcado de Moscú. La Iglesia ortodoxa china y la japonesa se les
concedieron plena autonomía por el Patriarcado de Moscú, pero esta autonomía
no es universalmente reconocida.

Las eparquías más pequeñas, por lo general, se rigen por un solo obispo. Las
eparquías más grandes, exarcados e iglesias autónomas se rigen por un arzobispo
metropolitano y, a veces también, tienen uno o más obispos que se les asignen.

29
El nivel más alto de autoridad en la Iglesia ortodoxa rusa es ejercido por el Consejo
Local (Pomestny Sobor), que comprende a todos los obispos, así como
representantes de los clérigos y laicos. Otro órgano de poder es del Consejo
Episcopal (Архиерейский Собор). En los períodos comprendidos entre los
Consejos de las más altas facultades administrativas son ejercidas por el Santo
Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que incluye siete miembros permanentes y
está presidida por el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Primado del
Patriarcado de Moscú.

6.3. Eparquía de Argentina y Suramérica de la Iglesia ortodoxa rusa

Es la diócesis del Patriarcado de Moscú para Argentina y Suramerica dicha iglesia


que abarca las parroquias que se hallan en los países americanos al sur de México
y los EE. UU.

Cuenta con 18 parroquias y 13 sacerdotes.


El centro administrativo de la eparquía es Buenos Aires con la catedral de la
Anunciación de la Virgen.

Obispos:

Teodoro (Tekuchov) (29 de junio 1946 — julio 1952)


Nicodemo (Rusnak) (21 de abril 1964 — 2 de julio 1970)
Platón (Lobankov) (18 de julio 1970 — 28 de febrero 1971)
Maxím (Kroja) (26 de marzo 1972 — 15 de diciembre 1973)
Platón (Udovenko) (16 de diciembre 1973 — 20 de marzo 1980)
Lázaro (Shvetz) (18 de abril 1980 — 26 de junio 1985)
Macario (Svistun) (26 de junio - 4 de octubre 1985)
Lázaro (Shvetz) (4 de octubre 1985 — 10 de abril 1989) de nuevo
Marc (Petrovtzy) (10 de abril 1989 — 1 de noviembre 1993)
Platón (Udovenko) (2 de noviembre 1993 — 26 de julio 2012) de nuevo
Justiniano (Ovchinnikov) (el 26 de julio 2012 - 17 de junio 2013) que dirige
temporalmente
Leónidas (Gorbachov) (17 de junio de 2013 — 3 de junio de 2016)

30
Ignacio (Pologrudov) (3 de junio de 2016)

MISIÓN EN COLOMBIA:
De acuerdo a la agencia rusa de información Ria Novosti (06/042010), en
Colombia viven alrededor de mil ortodoxos (la mayor parte de ellos son
emigrados rusos, casados con colombianos y que abandonaron su país después
de la caída del comunismo, en su gran mayoría ellos trabajan como profesores,
músicos o médicos). Hay entre ellos creyentes y no creyentes. Durante algún
tiempo los fieles sostuvieron su vida de fe con las visitas esporádicas del P.
Alexander Gorbunov quien venía desde Panamá o asistiendo a la parroquia
ortodoxa griega de Bogotá.
En Cali la pequeña comunidad rusa fue atendida durante algunos años por el
Padre Crisóstomo del Patriarcado ecuménico de Costantinopla.
- En 2008, el entonces metropolita Kirill (actual patriarca de Moscú) realizó
una visita oficial a Colombia.

- En 2009, fue erigida canónicamente la parroquia ortodoxa rusa en Bogotá


en honor a San Serafín de Sarov, pero hasta este momento ella no tiene ni local
ni sacerdote responsable.
- En 2010, el metropolita Hilarión visita Colombia y recibe la promesa del
gobierno colombiano de una eventual colaboración para la construcción de una
iglesia ortodoxa rusa en la capital.
- En 2012, es ordenado en Madrid (España) el primer sacerdote
colombiano del patriarcado de Moscú, el P. Alexander Rosas, después de
terminar sus estudios en el Seminario Ortodoxo Ruso de Paris. Igualmente, en
este año, el cardenal primado de Colombia y el secretario de la conferencia
episcopal de Colombia viajan a Rusia y realizan una visita oficial al Patriarcado de
Moscú.
- 2014 el P. Alexander Rosas regresa a Colombia con la intención de
comenzar la misión ortodoxa rusa en Colombia con la bendición del obispo Leonid
(Gorbachov) de Buenos Aires y Suramérica.
- 2015 Comienza a labores la Misión en Antioquia dedicada a San Alexander
Nevsky.
31
7. ESTRUCTURA.

Las normas básicas e idénticas por las cuales se rigen las iglesias ortodoxas
contienen los siguientes elementos:

A. Administración Canónica:
1. Obispos diocesanos, representantes de la Iglesia en su diócesis y que la
administran con ayuda de órganos elegidos o nombrados y compuestos de clero
y laicos.
2. Concilio de la Iglesia local, al que pueden acudir bien los obispos de esta Iglesia
solamente, o bien los obispos y representantes del clero y de los laicos.

3. El Primado, que es la cabeza visible de la Iglesia local y que recibe el título de


Patriarca, Arzobispo o Metropolita.

4. Sínodo permanente de los obispos de la Iglesia local, tanto si son elegidos por
la colectividad de los obispos como si son nombrados por el Patriarca y
convocados a las sesiones de turno.

5. Parroquias, gobernadas por curas-párrocos con la ayuda de Consejos


parroquiales, compuestos de todo el clero de la parroquia y por representantes
elegidos o nombrados por los laicos.

6. Monasterios, tanto femeninos como masculinos y que pueden ser


dependientes del Ordinario diocesano o bien dependientes del gobierno central
de la Iglesia local.

En la Iglesia Ortodoxa no existen órdenes monásticas, aunque hay dos formas de


vida religiosa:
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a) Conventos Cenovitas (de koinovios = vida en común), donde los monjes forman
una familia religiosa bajo la dirección de un superior único, el hegúmeno. Poseen
en común el alojamiento, el vestido, la alimentación y el trabajo.

b) Conventos Idioritmos (propio ritmo), donde los monjes tienen la


administración en común, así como la liturgia los domingos y grandes fiestas,
parte del vestido y el trabajo. La alimentación está a cargo de cada uno y se les
permite poseer los bienes que ellos mismos se han procurado, aunque
generalmente no pueden ser muchos. Existen también los Anacoretas y los
Eremitas. La vida monástica de la Iglesia Ortodoxa en su mayor parte es una vida
completamente litúrgica. En los monasterios comunitarios todo el ritual litúrgico
se cumple sin omisión. La plena vida litúrgica exige al menos catorce horas diarias,
quedando el resto del día para el trabajo manual o científico y un reposo muy
corto.

8. La Cruz Ortodoxa

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Una explicación de la Cruz Ortodoxa tradicional de tres barras (también conocida
como Bizantina, Eslava o rusa)
A través de la Cruz vino nuestra Salvación. Constantemente se nos recuerda que
Cristo murió por nosotros cuando vemos la Imagen de la Cruz (mostrando al
Señor crucificado), y se nos recuerda que se levantó de la muerte cuando
contemplamos la Imagen de Cristo en el manto que "no fue hecha por manos"
(Eslavo: Нерукутвореному образъ Nerrukutvorienomu obrazs) que muestra al
Señor resucitado.

Alabando al Señor crucificado están dos ángeles, cargando entre ellos con la
inscripción: "Ángeles del Señor" (Eslavo: Ангели Господни Anguieli Gospodñi).
En algunas representaciones de la Cruz los Ángeles sostienen una imagen de la
Santísima Trinidad, pero la tradición varía en si esto se permite o no; usualmente

34
los ángeles simplemente sostienen sábanas, indicando su función como
mensajeros que sirven al Señor y esperan en Él.

La barra superior de la Cruz contiene la inscripción que Pilatos ordenó se colgara


sobre la cabeza de Cristo. En esta tabla se inscribió: "Jesús de Nazaret, Rey de los
Judíos" en hebreo, griego y latín (abreviado a las iniciales INBI en griego, INRI en
latín y en algunos raros casos І.Н.Ц.І. en eslavo). Esta inscripción fue reemplazada
por "Rey de Gloria" (Eslavónico: Царь славы Tsar slavhi) justo debajo de las
rodillas de los ángeles.

En la tabla de título están inscritas las iniciales IC XC siendo las primeras y últimas
letras del nombre de Jesucristo en griego "Iisous Khristos". En adición, justo por
encima de los brazos de Cristo vemos la inscripción "NIKA", que en griego
significa: "Él conquista" o "Él es victorioso" de manera que en la tradición nueva
y vieja comúnmente vemos ambas inscripciones juntas ordenadas dentro de una
cruz ICXC, NIKA, o sea, Jesucristo es victorioso.

Nótese que en la tradición ortodoxa oriental, el Salvador no lleva una corona de


espinas (como en la tradición occidental) ni se muestra vivo en la cruz, o en ningún
otro aspecto de sufrimiento, sino en un estado de humilde y pacífico reposo, con
la cabeza inclinada. También nótese que Sus pies están clavados con dos clavos.

En la barra intermedia se sitúan las manos del señor. En cada esquina de la barra
vemos al Sol (a la izquierda; en Elavonico солнца solntsa) y la luna (a la derecha;
en Eslavo: луна luna) ya que de acuerdo a las escrituras, "El sol ocultó su luz, y la
luna se volvió de sangre" (Joel 2:31). La inscripción "Hijo de Dios" (Eslavo: Сынъ
Божіи Sin Bolliy) está situada en ambos lados de la cabeza de Cristo, y debajo de
sus brazos leemos la inscripción: "Nos inclinamos ante tu Cruz, Oh Maestro, y
rendimos culto a Tu santa Resurrección" (en Eslavo: Кресту Твоему
покломняемся Владыко, и святое воскресение Твое славимъ) Krestu Tvoiemu
poklomniaemsia Vladiko, i sviatoe voskreseñie Tvoie slavim.

El halo de Cristo está inscrito con las letras griegas 'w ov', que significan: "El Ser"
o "Aquel que es", para recordarnos que Cristo es el mismo Dios que se identificó
a Sí mismo con esas palabras a Moisés en la Antigua Ley.
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A los lados del cuerpo de Cristo, hay una lanza (que Lo traspasó) y una esponja en
una vara de caña (que fue mojada en vinagre y ofrecida a Él para beber). La lanza,
a la izquierda, está marcada con la letra "K", significando копие kopie, mientras
que la esponja al lado opuesto tiene una "T" por трость trostch. (En otras Cruces,
se podrá encontrar "Г" significando "губка" gubka, esponja). En el cuerpo de
Cristo se aprecian agua y sangre fluyendo de su costado.

La barra inclinada es el descansa pies. En las plegarias de la novena hora, La Iglesia


asemeja la Cruz a una balanza de justicia:
"Entre dos ladrones Tu Cruz vino a ser una balanza de justicia: porque uno de ellos
fue arrastrado al Hades por el peso de su blasfemia (la balanza hacia abajo),
mientras que el otro fue liberado de sus transgresiones por la comprensión de la
teología (balanza hacia arriba). Oh Cristo Dios, gloria a Ti".

La ciudad de Jerusalén se muestra en el paisaje, pues Cristo fue crucificado fuera


de las paredes de la ciudad. Cerca de los pies de la Cruz están las letras "Г Г" que
significan 'Monte Gólgota' (en Eslavo: Гора Голгофы Gora Golgothi). Esta es la
loma fuera de la ciudad donde Cristo fue crucificado. Debajo de los pies de Cristo
hay cuatro letras eslavónicas con marcas de abreviación: "М.Л.Р.Б.", que
significan: "El lugar de la calavera, donde Adán fue" (en Eslavo: Место лобное
рай бысть Mesto lobnoie rayi buistsh).

Oculto en una cueva bajo la tierra está el 'cráneo de Adán' (pues por tradición se
dice que Cristo fue crucificado precisamente en el mismo lugar donde Adán fue
enterrado), identificado con las letras: "Г А" (en Eslavo: глава Адамла glava
Adamla). De esta manera se nos recuerda que Adán, nuestro antepasado perdió
el Paraíso por el árbol del que erróneamente participó; Cristo es el nuevo Adán,
trayéndonos la Salvación y el Paraíso a través del árbol que formó la Cruz.

9. La Señal de la Cruz

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Para hacer la señal de la cruz debemos juntar los tres primeros dedos de la mano
derecha (pulgar, índice y medio) y los otros dos (anular y meñique), se doblan
hacia la palma.

Los tres primeros dedos nos demuestran nuestra fe en la Santísima Trinidad, Dios
Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Los dos dedos doblados, significan que el Hijo de Dios bajó a la tierra siendo Dios
y se hizo hombre, demostrándonos sus dos naturalezas, la divina y la humana.

Al iniciar la señal de la cruz ponemos los tres dedos juntos en: la frente, para
santificar nuestra mente; en el pecho/abdomen para santificar nuestros
sentimientos interiores; al hombro derecho y después al izquierdo, para santificar
nuestras fuerzas corporales.

La señal de la Cruz en la tradición bizantina, es en realidad la forma original que


tuvo esta práctica entre todos los cristianos de los tiempos de la Iglesia Indivisa
tanto de Occidente, como de Oriente.

Esta manera antiquísima de persignarse que aún se conserva en el seno de la


Iglesia Ortodoxa, expresa de manera simple y lógica la doctrina trinitaria, puesto

37
que el cristiano cuando pone sus dedos de la frente al abdomen, lo hace diciendo
en nombre del Padre, cuando se dirige al hombro derecho, dice en nombre del
Hijo, y cuando se dirige al hombro izquierdo, dice en nombre del Espíritu Santo,
y esto tiene su razón de ser, y es la siguiente: el Hijo está sentado a la derecha del
Padre; es por eso que entre los ortodoxos la señal de la Cruz se hace de derecha
a izquierda, y no a la inversa como es el uso común entre los cristianos de
Occidente, ya sean católicos, anglicanos o protestantes.

Cuando nos persignamos debemos hacerlo repitiendo mentalmente: "En el


nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén." Así demostramos nuestra
fe en la Santísima Trinidad. En nuestro deseo de vivir y trabajar para la gloria de
Dios. La palabra Amén significa: "De verdad" o "Así sea."

La señal de la cruz nos da fuerza para rechazar y vencer el mal. Tenemos que
hacerlo correctamente, sin apuro, respetuosamente y conscientemente del acto
que significa el persignarse.

Debemos persignarnos: al iniciar, durante y al final de una oración; al


reverenciar los iconos; al entrar y salir de la Iglesia; al besar la Cruz; también hay
que hacerlo en los momentos difíciles de nuestras vidas, en alegrías y penas, en
dolor y congoja; antes y después de las comidas.

10. SACRAMENTOS
En la Iglesia Ortodoxa, celebramos lo que se llama los Sacramentos, o bien, los
Santos Misterios.
Generalmente, hacemos referencia a siete sacramentos o misterios: Bautismo,
Crispación, Eucaristía, Penitencia, Santo Matrimonio y Orden Sagrado. Sin
embargo, como cristianos ortodoxos, creemos que Dios está presente en cada
aspecto de nuestra vida y en cada momento. Esto significa que cada acción, si

38
pedimos la gracia de Dios, su Bendición, misericordia y ayuda divina para ella, es
también “sacramental”. Todo participa del misterio de la fe cristiana.

10.1 BAUTISMO
El misterio del bautismo, nos incorpora a la Iglesia, al cuerpo de Cristo, y es
nuestra introducción a la vida de la Santa Trinidad. El agua es un símbolo natural
de la purificación y la nueva vida.
Mediante la inmersión triple en las aguas del Bautismo en el nombre de la Santa
Trinidad, uno se muere al hombre viejo y al pecado, naciendo a una vida nueva
en Cristo.
El Bautismo es la identificación pública de uno con Cristo y su Iglesia. Es una
Pascua de Resurrección personal, mediante la cual cada uno de nosotros
comparte la Muerte de Cristo y su Victoriosa resurrección. Siguiendo la práctica
de la Iglesia primitiva, la ortodoxia realiza el Bautismo de Infantes. La Iglesia cree
que el misterio da testimonio de la acción de Dios, quien elige un niño para ser
miembro importante de su pueblo.
Desde el día de su Bautismo, se espera que los niños maduren en la vida del
Espíritu, por medio de su familia en la Iglesia. Se practica el Bautismo de adultos,
cuando no hubo un Bautismo previo en el nombre de la Santa Trinidad.

“El que no renace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo
que nace de la carne, es carne, y lo que nace del Espíritu, es Espíritu”. (Juan 3, 5-
6)

39
10.2 CRISMACIÓN

El misterio de la Crismación, se da
inmediatamente después del bautismo;
nunca se difiere hasta una edad, mas tarde. Como el misterio de Cristo fue
vivificado por el Espíritu, y la predicación de los apóstoles fortalecida por el
Espíritu, así también la vida del cristiano Ortodoxo es santificada por el Espíritu
Santo. La Crismación que también se conoce como el Pentecostés Personal, es el
misterio que otorga el Espíritu de una forma especial.

El Misterio de la Crismación, el sacerdote unge varias partes del cuerpo del recién
bautizado con el Crisma o también llamado Santo Mirón diciendo: “El sello del
don del Espíritu Santo” y las personas respondiendo: “Dale el don del Espíritu
Santo”. El Crisma, es un aceite bendecido por el Obispo, es una señal de la
consagración y la fuerza. Este misterio enfatiza las verdades de que no solamente
es cada persona un miembro valioso de la Iglesia, sino, que cada uno de nosotros
esta bendecido por el Espíritu con ciertos dones y talentos. El ungimiento también
nos hace recordar que nuestros cuerpos tienen valor y participan en el proceso
de la salvación.

40
Los misterios de iniciación siempre se concluyen con la distribución de la Santa
Eucaristía al recién bautizado. Idealmente, esto sucede dentro de la celebración
de la Divina Liturgia. Esta práctica revela que la ortodoxia considera que los niños
desde su infancia son miembros integrantes de la Iglesia. Nunca jamás habrá un
tiempo en que los jóvenes no sean una parte del Pueblo de Dios.

10.3 COMUNIÓN
La Santa Eucaristía que se conoce como la Divina Liturgia, es la experiencia más
antigua, central e importante de la Ortodoxia. La palabra EUCARISTÍA, deriva del
griego y significa: “Dar Gracias”. Es el ofrecimiento del Cuerpo y la Sangre de
Cristo en las especias del Pan y el Vino, para la remisión de los pecados y para la
vida eterna. La Eucaristía tiene su origen en la “ÚLTIMA CENA”, cuando Cristo
instituyo y enseño a sus discípulos a ofrecer el pan y el vino en memoria suya.

En la Iglesia nos reunimos para participar en el misterio de la salvación,


recordando y celebrando la Vida, Muerte y resurrección de Cristo ofrecida todos
los domingos y días de fiestas Eclesiásticas. La Iglesia cree que Cristo está
realmente presente con Su Pueblo en la celebración de la santa Eucaristía. Los
dones eucarísticos de pan y vino se convierten para nosotros en Su Cuerpo y Su
Sangre. Todos los otros misterios de la Iglesia se dirigen hacia y fluyen d la
Eucaristía, que está en el centro de la vida de la Iglesia.
41
Nosotros debemos recibir el Cuerpo y la Sangre de cristo en cada Divina Liturgia,
pero debemos prepararnos para hacerlo. Nos preparamos para recibir la
Eucaristía al:

• Reconocer los pecados y faltas que hemos cometido;


• Desear sinceramente el perdón de Dios;
• Reconciliarnos con aquellos que nos han ofendido, así como con
quienes nosotros hemos ofendido;
• Buscar la ayudad de Dios para que caminemos de acuerdo a Sus
Mandamientos y en Su amor;
• Guardar la noche anterior a la Eucaristía para la reflexión, oración y
ayuno.
“Si no comen de la carne del Hijo del Hombre y no beben de su Sangre, no viven
de verdad. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive de vida eterna, y yo lo
resucitare en el ultimo día”. (Juan 6, 53-54)

10.3.1 DIVINA LITURGIA

Dentro del Rito bizantino las Liturgias más celebradas son las llamadas de San
Juan Crisóstomo, que es la comúnmente celebrada y la de San Basilio, que se
celebra el día de la fiesta de San Basilio el 1 de enero, en la vigilia de las fiestas de
Navidad y Teofanía y los domingos de la Gran Cuaresma. Durante esta última, los
días entre semana, se celebran la Liturgia de los Dones Presantificados o de San
Gregorio Magno, que en la realidad es la celebración de las Vísperas con el oficio
de la Comunión con los Corderos consagrados el domingo anterior. También
existe la llamada Liturgia de Santiago de Jerusalén, y que prácticamente se
celebra nada más que en la fiesta del primer Obispo de la Ciudad Santa. La Liturgia
Divina según el Rito Bizantino tiene tres partes: la Liturgia de la Preparación, la
Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística.
Desarrollemos brevemente cada una de ellas.

42
Liturgia de la Preparación o “Proskomidia”

Antes de comenzar la Divina Liturgia propiamente dicha, el sacerdote y un


diácono comienzan la preparación de los dones del pan y del vino que han de
utilizarse en la Eucaristía. Este ritual tiene un simbolismo muy particular y es muy
similar en todas las iglesias bizantinas.
Se utilizan cinco trozos de pan en el uso eslavo y una única “prósfora” en el uso
griego. En el Monte Athos usan dos. El sacerdote corta del pan principal, un
cuadrado llamado el “Cordero”, que es el pan que será consagrado. También
separa otros trozos más pequeños y los coloca en una patena en conmemoración
de la Madre de Dios, los santos y los fieles vivos y difuntos. El resto del pan,
llamado “antidoron” se bendice y se distribuye entre los fieles al finalizar la Divina
Liturgia.
El sacerdote bendice también el vino y el agua que se vierten en el cáliz. Algo de
agua caliente se echa en el cáliz después de la “epíclesis”. Durante toda esta
ceremonia litúrgica, los dones (pan y vino) sin incensados varias veces y quedan
depositados en una pequeña mesa cercana al altar del sacrificio eucarístico
llamada “Prótesis”.
Liturgia de la Palabra

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El rito de entrada comienza con la exclamación que realiza el sacerdote: “Bendito
el reino del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos
de los siglos”. Los fieles responden: “Amén”. El diácono (o el sacerdote, si no hay
diácono) comienza a continuación la “Gran Letanía”, que tiene este nombre por
ser más larga de lo habitual y en la que se pide por todas las necesidades: la paz
y la salvación para la Iglesia, sus ministros y sus fieles, los encarcelados, los
enfermos y todos los que padecen alguna necesidad. Al igual que en la mayoría
de las letanías, se hace memoria de los fieles difuntos y se honra a la Madre de
Dios. El sacerdote la concluye con una oración final.

Siguen tres antífonas que varían según el día, siendo las dos primeras seguidas
por una letanía corta y una oración. La tercera antífona es seguida de la llamada
“Pequeña Entrada” con los libros de los Evangelios y de unos “troparios” y
“kontakios” prescritos según el día, el tiempo litúrgico o el templo en el que se
celebra la Divina Liturgia. Después de haber entrado se canta el Trisagio:
“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros”.
A continuación viene el rito de la proclamación de la Palabra de Dios. La
proclamación de las Escrituras se anuncia con el “prokímenon”, que consiste en
el canto de unos versículos de los salmos en forma responsorial. Entonces el
lector proclama cantando la lectura de un pasaje de los Hechos de los Apóstoles
durante el tiempo de Pascua o de una Epístola. En el modo ruso, recordando
como la primitiva Iglesia fue surgiendo de las catacumbas, el lector comienza el
canto en voz baja, la cual va alzando para terminar el texto cantado con una voz

44
aguda. Normalmente, se tiene tonos apropiados y se acompaña, sobre todo el
Evangelio, con hermosos melismas.
Se canta un triple aleluya, también con versos como en el prokímenon. Este
aleluya anuncia el canto solemne del Evangelio, antes del cual existe un breve
intercambio de plegarias entre el sacerdote y los fieles. A continuación el diácono
canta el Evangelio. Aunque la homilía siempre es al final de la Liturgia, en algunas
iglesias se ha introducido esta costumbre totalmente extraña y que corta el
dinamismo de la Liturgia.
La ceremonia continúa con la llamada “Letanía de la ferviente súplica”, la cual va
remarcada insistentemente con la triple repetición del “Señor ten piedad”. Los
días entre semana y, sobre todo los sábados, día dedicado a la memoria de los
difuntos, se hace a continuación la “Letanía por los difuntos”. La primera parte de
la Liturgia concluye con la Letanía por los catecúmenos, por aquellos que están
esperando el bautismo.
Liturgia Eucarística
Esta parte de la Divina Liturgia se inicia con dos letanías en las que se pide por los
fieles y con la “Gran Entrada” cantando el llamado “Himno de los querubines”,
himno atribuido al emperador Justiniano I: “Nosotros, que místicamente
representamos a los querubines, cantamos el himno tres veces santo a la Divina
Trinidad, dejando de lado las preocupaciones de este mundo, para que podamos
recibir al único Rey, quien viene invisible, escoltado por los coros celestiales”.
Mientras se canta este himno, el sacerdote va a la mesa de la “Proskomedia”, da
la patena al diácono y él mismo coge el cáliz. Se organiza una procesión saliendo
el diácono y el sacerdote por la puerta norte del iconostasio y llevando los dones
se entra por la puerta principal del mismo, mientras el diácono va cantando
pidiendo que el Señor se acuerde de todas las personas. Mientras la procesión se
realiza, los fieles siguen cantando el “Himno de los querubines”. Si en la
ceremonia no hay diácono, esta Gran Entrada la realiza solo el sacerdote
portando la patena y el cáliz. Todo este rito es lo que nosotros llamaríamos el
ofertorio. Posteriormente, el sacerdote bendice a los fieles y todos rezan el
“Símbolo de la Fe” (el Credo).

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Tras el rezo del Credo, el sacerdote comienza la “anáfora”, que es la gran oración
eucarística sobre las ofrendas, que se inicia con la frase “Levantemos los
corazones”. Como dije al principio, las dos anáforas principales son la de San Juan
Crisóstomo y la de San Basilio el Grande. Después de recordar la historia del
pecado del hombre, de la redención efectuada por Cristo y de la institución de la
Eucaristía, el sacerdote invoca al Espíritu Santo (epíclesis) pidiéndole que
descienda sobre los dones convirtiéndolos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La
doctrina ortodoxa afirma que la transustanciación (Metamorfosean) se realiza en
el momento de la epíclesis. Desde ese momento, el pan y el vino son tratados
como el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Después de haber invocado al Espíritu Santo y a los dones consagrados, el


sacerdote conmemora a los santos, empezando por la Madre de Dios. Se canta
un antiguo himno en honor de la Virgen, el sacerdote ora por el patriarca, el
obispo y por el clero y fieles para que todos se mantengan dentro de la fe

46
ortodoxa y conserven la salud del alma y del cuerpo. La plegaria eucarística va
seguida de una Letanía y del canto del Padre Nuestro.

Después de esto, el sacerdote levanta los


dones consagrados diciendo con voz alta:
“Las cosas santas son para los santos”, a
lo que los fieles responden: “Uno es
Santo, uno es el Señor, Jesucristo, para
gloria de Dios Padre. Amén”. Se realiza la
fracción del pan justo antes de la
comunión de los sacerdotes.

Después de la comunión del clero, se distribuye la comunión entre los fieles bajo
las dos especies.

Previamente se han mezclado el pan y el vino consagrados y con una cucharilla,


reciben la Eucaristía en la boca. Con posterioridad se toman el “antidoron” y en
algunas partes de Rusia, un pequeño vaso de vino dulce caliente.
Finalmente, después de la homilía y dar la bendición, el sacerdote despide a los
fieles, quienes, antes de abandonar el templo, veneran a la santa Cruz.

47
10.4 PENITENCIA
El Sacramento de la Penitencia nos reconcilia con Dios y con nuestros hermanos,
cuando hemos fallado en vivir de acuerdo a la imagen de Dios, pecamos.

Pecado es todo aquello que va en contra del amor de Dios y del prójimo. Es una
ofensa a Dios, infinitamente bueno y amable, y es también una ofensa a nuestra
dignidad y a la de nuestros hermanos. Todo aquello que divide, corrompe y
destruye al hombre en si mismo y en sus relaciones con los otros.
Tenemos la confianza de recibir su perdón y misericordia, si buscamos en una
forma sincera y honesta el perdón de Dios, que son sin límites.

Este sacramento fue instituido por Nuestro Señor Jesucristo, después de su


resurrección, cuando apareciéndose a sus discípulos les dijo: “Recibid el Espíritu
Santo, aquellos a quienes perdonéis los pecados les serán perdonados, y aquellos
a quienes se los retuviereis les serán retenidos”. (Juan 20, 22).
De este modo los apóstoles y los sacerdotes recibieron el poder de perdonar los
pecados, en nombre de Jesús.

Jesús, porque nos ama, quiere lo mejor para nosotros. Por eso busca que cada día
seamos mejores. Para eso es necesario que cambiemos de vida. Dejar todo
aquello que nos separa de Dios.

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Jesús no aplaude el pecado, pero ama a los pecadores y siempre esta dispuesto a
perdonarlos. Todos somos pecadores. Esto quiere decir que no hacemos la
voluntad de Dios, sino que seguimos nuestra propia voluntad.

10.5 UNCIÓN DE LOS ENFERMOS.

Para el momento difícil de la enfermedad, Cristo nos sale al paso con el


sacramento de la Santa Unción de los Enfermos.

La Unción de los Enfermos, tal como lo reconoce y enseña la Iglesia, es uno de


los siete sacramentos del Nuevo Testamento, instituido por nuestro Señor
Jesucristo. En distintos momentos de su vida, Jesús impuso sus manos sobre los
enfermos, perdonándoles los pecados, e incluso devolviéndoles la salud. El
apóstol Santiago nos recuerda que esta fue la tradición de la Iglesia desde
comienzo, cuando dice: “¿Está enfermo alguno de ustedes? Mande a llamar a los
presbíteros de la Iglesia y oren sobre él y lo unjan con el Óleo en el nombre del
Señor; y la oración de la fe salvara al enfermo y el Señor lo aliviara y sus pecados
le serán perdonados”. (Sant 5, 14)

Cuando una persona está enferma y sufriendo, a veces en la vida es frecuente


que durante un lapso de tiempo se sienta solo y aislado. Entonces el Sacramento
o misterio del Óleo de los enfermos o Santa Unción, nos hace recordar que
49
cuando estamos con dolor físico, emocional o espiritual, Cristo está presente con
nosotros mediante el Misterio de su Iglesia. El está en medio de nosotros para
ofrecernos la fuerza necesaria para enfrentar los desafíos de la vida, e inclusive
en acercamiento de la muerte.

Se usa el Óleo en este Misterio como una señal de la presencia, poder y perdón
de Dios. Después de la lectura de siete Epístolas, siete Evangelios y siete
Oraciones, todos dedicados a sanar, el sacerdote unge el cuerpo con el Óleo
santo. La Ortodoxia nos reserva este misterio solamente a los moribundos. Se
ofrece a todos los que están enfermos del cuerpo, mente o espíritu. La Iglesia
además celebra el misterio, para todos sus miembros durante la Semana Santa,
en el día miércoles Santo.

10.6 SANTO MATRIMONIO

Desde las primeras páginas de la Biblia, o sea, desde la creación del mundo, Dios
dijo al hombre y a la mujer: “crezcan y multiplíquense”.

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Esto significa que desde los albores de la humanidad, Dios mismo pensó en la
familia. La familia, por tanto, no es una institución humana, sino que fue fundada
por el mismo Dios.

El es quien une a un hombre y a una mujer en una relación de amor mutuo. El


misterio del Matrimonio da testimonio de su acción. Mediante este misterio, un
hombre y una mujer se unen públicamente como marido y mujer. Ellos entran en
una nueva relación del uno con el otro, con Dios y su Iglesia, ya que no se
considera matrimonio como un contrato legal, no hay votos en el misterio.

Según las enseñanzas ortodoxas, el matrimonio no es simplemente una


institución social, sino una vocación eterna del Reino de Dios. Un marido y su
esposa, están llamados por el Espíritu Santo, no solamente a vivir juntos, sino
también a compartir juntos su vida cristiana, para que cada uno con la ayuda del
otro, pueda acercarse más a Dios y ser las personas que deben ser.

En el oficio del Matrimonio Ortodoxo, después de que la pareja ha sido


comprometida y se han puesto las argollas, los novios son coronados con las
“Coronas de Gloria y Honor” significando esto el establecimiento de una copa
común que es reminiscencia de las “Bodas de Cana de Galilea” y que simboliza el
compartir las cargas y alegrías de su nueva vida.

“Dios lo hizo hombre y mujer, por eso dejara el hombre a su padre y a su madre
para unirse con su esposa y serán los dos uno solo. De manera que ya no son dos,
sino uno solo. Pues bien, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”. (Mateo
10, 6-9)

51
10.7 ORDEN SAGRADO

El Espíritu Santo conserva la continuidad de la Santa Iglesia, mediante el


sacramento del Orden Sagrado o como también se le conoce “La Imposición de
las Manos”, mediante la ordenación. Hombres que han sido elegidos dentro de la
Iglesia, están consagrados por ella para administrar en la comunidad de los
creyentes. El Espíritu Santo llena aquellos que han sido llamados por Dios para
dedicar sus vidas a la salvación del Pueblo de Dios, para estar en medio de la
comunidad, como Pastor y Maestro, como el representante de la parroquia
delante del Altar. Cada Sacerdote es también un icono vivo de Cristo en medio de
su Pueblo. Todos los cristianos ortodoxos, no solamente los que han sido
ordenados, están llamados a ofrecer de su tiempo, de sus tesoros, en servir tal
como Cristo sirvió a nosotros.

Según la enseñanza ortodoxa, el proceso de la ordenación comienza con la


congregación local; pero el Obispo, es solo quien puede actuar en el nombre de
la Iglesia Universal; él es el único que puede cumplir esta acción.

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Siguiendo la práctica de la Iglesia ortodoxa, hay tres órdenes mayores, cada una
de las cuales requiere de una ordenación especial. Estas son:

• El Obispo que se considera como un sucesor de los apóstoles; y

• El Sacerdote y el Diácono, quienes actúan en el nombre del Obispo.

Cada orden esta distinguida por sus responsabilidades pastorales, únicamente un


Obispo puede ordenar a otros. Frecuentemente, otros títulos y oficios están
relacionados con las tres órdenes. La Iglesia Ortodoxa acepta que hombres
casados sean ordenados, desde el siglo VI, los Obispos han sido elegidos del clero
célibe.

11. LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS

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La Virgen María se encuentra en el centro de la vida practicante de la Iglesia,
tanto en lo que respecta a la devoción personal, como a aquella de carácter
comunitario. De igual manera, está en el centro de los dogmas de fe de la Iglesia,
como parte inseparable de la fe cristiana que nos lleva a creer que Dios se hizo
hombre. Estos dos “centros” de la Iglesia – vida de oración y dogmas de fe – son
absolutamente inseparables en el cristianismo ortodoxo. Por eso, el ícono de la
Virgen María está presente en cualquier iglesia y en cualquier casa, y ella es
recordada en todos y cada uno de los oficios litúrgicos.

La Iglesia Ortodoxa le ha dado a la Virgen María dos títulos principales que


corresponden a su lugar en esos dos “centros” de la vida eclesial. “Theotokos”
(Madre de Dios) y “Panaghia” (Santísima). La palabra “Theotokos” la coloca en el
centro del dogma ortodoxo, porque testifica esa fe en que ella dio a luz a Dios
hecho hombre, no a un hombre al que posteriormente descendió Dios. El término
“Santísima” se refiera al lugar que tiene la Virgen entre los fieles, como una “más
santa que todos los santos”, que está en el centro de la Iglesia y de su vida de
oración. Cada vez que la recordamos en nuestras peticiones litúrgicas, la llamanos
“Santísima (Panaghia) Madre de Dios (Theotokos) y Siempre Virgen
(Aeiparthenos) Maria”. Así, en sus íconos, como Theotokos es siempre
representada portando en brazos a Su hijo. Como Panaghia es representada con
los brazos extendidos en oración, como un miembro de la Iglesia, y Su Hijo en
igual postura, pero no portado en brazos por ella. La Virgen no es representada
nunca sin su Hijo.

La palabra griega “Theotokos” se traduce literalmente como “Madre de Dios”.


Esta fue utilizada por primera vez en el siglo II por el teólogo alejandrino Orígenes.
En el Segundo Concilio Ecuménico, en el año 431, dicho término ocupó un lugar
primordial, como una confirmación de la fe cristiana en Jesucristo como Dios
verdadero y hombre verdadero. Maria no dio a luz a un simple hombre en el que
se encarnó el Hijo de Dios, sino el mismo Hijo de Dios se hizo hombre. Tal
expresión se propagó rápidamente, convirtiéndose en un punto central de los
himnos y oraciones populares.

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La traducción de la expresión “Madre de Dios”, no debe hacernos creer que la
Virgen María fue un simple instrumento de Dios, que le dio a luz y hasta ahí. Al
contrario, ella fue ciertamente Su madre. Con otras palabras, fue quien vio por
primera vez a Jesucristo niño, a Quien amó y alimentó; hizo todo aquello que une
a un niño con su mamá, desarrollándosele así el alma y formándosele su
personalidad.

Al mismo tiempo, ella es “Santísima", lo que significa Llena de Virtud, alguien


casto, puro de cuerpo, alma y mente. En la Ortodoxia, el alto estado de la Virgen
no la pone más arriba de la Iglesia – así como es solamente Cristo, en su calidad
de Cabeza de la Iglesia – sino, más precisamente en su centro. La Iglesia Ortodoxa
insiste en el hecho que, permaneciendo sin pecado personal, Maria compartió
plenamente nuestra naturaleza caída – todas las miserias comunes a la condición
humana – y ciertamente murió antes de ser llevada al cielo por su Hijo. Por eso,
en la recordación de su Dormición, la Iglesia hace memoria de aquella persona
que, de en medio de nuestro género humano se dispuso a entregarse a Dios, de

55
tal manera que devino Su Madre y, al mismo tiempo, siguió siendo nuestra
semejante, en solidaridad con los que rezan a su Hijo y luchan por alcanzar la
santidad.

De esta manera, como Theotokos y Panaghia, como Madre y Virgen, Maria


combina en su propia persona, en un modo único, toda la delicadeza y la
profundidad de los sentimientos, el cuidado infinito y la sensibilidad espiritual de
la maternidad, con todo valor, esfuerzo, autocontrol y decisión sin compromisos,
similares al monaquismo. Ella es al mismo tiempo la máxima expresión de la
humildad y devoción a su Hijo, y la más grande luchadora espiritual y asceta,
guardando todo pensamiento en su corazón. Ella es, así, el modelo a seguir por
todos los cristianos, sin importar el camino que sigan.

Así como fuera en el transcurso de su vida, la Virgen María permanece también


hoy cerca de su Hijo, igualmente interesada, cercana e inseparable de Él y de Su
obra. El cuerpo de Cristo es también un cuerpo nacido de la Virgen, con su
consentimiento libre. Sus palabras “Hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1,38)
no se agotan con la encarnación de la Palabra, sino son indispensables en cada
una de Sus manifestaciones corporales. El consentimiento de la Virgen es
fundamental para la formación del Cuerpo de Cristo. Por este motivo, cuando la
menciona durante la Proscomidia de la Liturgia, el sacerdote ora: “Por las
intercesiones de Ella, recibe, Señor, este sacrificio en Tu altar celestial”.

La Virgen María está orgánicamente vinculada a cada celebración eucarística.


Esto significa que, en Su calidad de Madre de Cristo es también Madre de la
Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo y, en consecuencia, Madre nuestra también,
desde el momento en el que, al recibir el Sacramento del Bautismo “nos hemos
vestido en Cristo”, siendo adoptados como hijos y miembros de Su Cuerpo.
Podemos decir, incluso, que si Cristo es la Cabeza de la Iglesia, Su Mamá es el
corazón, estando en medio de los creyentes, sufriendo con todos,
alimentándolos, guiándolos hacia Su Hijo, de Quien nunca se separó – ni siquiera

56
junto a Su Cruz, de la que también tomó parte (Lucas 2, 35); del mismo modo,
entonces, Ella nunca se separa de nosotros.

La veneración ortodoxa de la Madre de Dios tiene un equilibrio delicado, un


maravilloso entrelazamiento entre dogma y vida, entre teología y oración, entre
su estado de Theotokos y su lugar entre los cristianos como Panaghia. Ella no se
separa nunca de su Hijo y nunca se separa de los cristianos. En esto se diferencia
principalmente, de aquellas doctrinas que la alejan de nosotros (como la
Inmaculada Concepción – que nació sin pecado original, y la Asunción – que no
murió), como de aquellas que la confunden con nosotros, teorías de naturaleza
protestante, que no la veneran porque rechazan también a la Iglesia. Pero, para
los ortodoxos, Ella es también glorificación de la Iglesia, su representante más
importante entre aquellos que han alcanzado la salvación, “la más santa que
todos los santos”, Madre de Dios y Madre de todos nosotros.

12. LOS ICONOS

La palabra icono viene del griego: "eikôn" que significa " imagen", " retrato". La
Natividad de Cristo marca el nacimiento del icono. El Verbo se hizo carne, el
Invisible se volvió visible, Dios tomó una cara humana.
Una Cara única que se repite a través de las caras de la Madre de Dios y de los
santos bañados en la misma luz increada.

El icono es producto de la adoración y de la meditación desarrollada con paciencia


por generaciones de pintores; es fruto de la tradición, no de la intuición,
sensibilidad, o abstracción individualista. El iconógrafo es el instrumento que
ejecuta una obra que va más allá del propio individuo. No debe por lo tanto
reflejar su estado anímico o sensibilidad. De hecho, no debe siquiera verse la
firma del iconógrafo

Un icono es una representación Santa, lo cual es la forma distintiva del arte de la


Iglesia Ortodoxa. Actualmente, el icono puede ser una pintura en madera, un
fresco o un mosaico. Puede representar alguna figura de Cristo, de la Virgen
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María, de los Santos o de los Angeles; como también acontecimientos de la
Escritura o de la historia de la Iglesia, como la Navidad, la Resurrección, etc.

En la tradición Ortodoxa, la intención no es que los iconos sean realistas, sino


interpretaciones simbólicas de las diferentes cualidades espirituales de los Santos
como sacrificio, humildad, devoción, fe y amor. Al realizarlos, se observan varias
reglas y tradiciones Sagradas. Para algunos detalles están prescritos ciertos
colores, aunque la costumbre indique otros. El azul y el dorado son los colores
principales.

En los iconos, los cuerpos son abstractos y las caras no demuestran ni felicidad ni
tristeza humanas. Estados y emociones como oración, reverencia, silencio,
obediencia, predicación, temor, culpa, sorpresa y lamentaciones se expresan por
actitudes y posiciones específicas de las manos y la cabeza.

Los iconos no son meramente ” adornos ” para el templo, sino que tienen una
función teológica y litúrgica. En el templo sirven como un punto de encuentro
entre el cielo y la tierra.

Las imágenes de Cristo, los Santos y los Ángeles, visibles a la congregación local,
mientras reza, hacen que los fieles recuerden constantemente la presencia
invisible de todos los habitantes del cielo en la Divina Liturgia. Los fieles pueden
sentir que los muros de la Iglesia se abren hacia la eternidad.

Por lo tanto, el icono no es únicamente una imágen que decora, sino también que
inspira, eleva, educa y nos recuerda la presencia de aquel a quien representa.

58
13. EL TEMPLO

La iglesia cree que Dios es el Creador del cielo y de la tierra, y está presente a
través de su fuerza creativa manifiesta en su obra.

Con toda generosidad se usa el don de la creación en la iglesia, por lo tanto, el


interior de un templo ortodoxo es frecuentemente muy hermoso, distribuido y
decorado para crear un ambiente especial, el edificio comunica un sentimiento
de alegría e invita a apreciar la generosidad de Dios.

La ortodoxia reconoce que la belleza es una dimensión importante en la vida


humana. Crear o gozar de la belleza de la iconografía y de los adornos del templo
es una manera excelente de alabar a Dios. El hombre toma los dones divinos del
mundo material y los convierte en una expresión de belleza que glorifica a su
creador. La ortodoxia siempre busca ofrecer a Dios lo mejor y lo más bello.
El arte y la arquitectura están diseñados para contribuir a la experiencia total del
culto, el cual envuelve al intelecto, los sentimientos, y cada uno de los sentidos.
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La Divina Liturgia y los otros Sacramentos ocurren en presencia de Dios, y ellos
atestiguan su presencia y obra divina. Por lo tanto, en la Tradición Ortodoxa, el
templo es la Casa de Dios y el lugar donde mora su Gloria.

Por esta razón, todos los templos ortodoxos están bendecidos, consagrados y
dedicados como lugar sagrado. El templo entero es un testimonio de la presencia
de Dios en medio de su pueblo.

“Que el cristiano considere bien que cuando él entra al templo, entra en otro
cielo. Esa misma majestad de Dios que está en el cielo, está también en su templo
y por lo tanto, el cristiano debe entrar a él con reverencia y devoción.”

Generalmente, el templo está construido en forma de cruz y se divide en tres


áreas: El Vestíbulo, la Nave y el Santuario.

El Vestíbulo es el área de la entrada. Hoy día, el comienzo del Oficio del Bautismo,
y en algunas parroquias, el oficio del Matrimonio, comienzan en el Vestíbulo y
luego proceden a la Nave. Esta procesión representa simbólicamente un
movimiento gradual al Reino de Dios.

El Vestíbulo: Es el lugar donde los fieles hacen una ofrenda, reciben una vela, la
cual colocan delante de un icono, y ofrecen una oración personal antes de
entrar a la Nave.

La Nave: Es la gran área central del templo. Aquí, los fieles se congregan para la
Liturgia.

En el lado derecho de la Nave está el trono del Obispo, desde donde él preside
como icono vivo de Cristo en medio de su pueblo. Aún en la ausencia del Obispo,
el trono nos hace recordar que la parroquia no es una entidad aislada, sino una
parte de la diócesis encabezada por el Obispo.

El Santuario: Es la parte más Sagrada del templo, el área reservada únicamente


para el clero y los hombres que ayudan durante los Oficios Divinos, y el
iconostasio lo separa de la Nave. El Altar o la Santa Mesa están ubicada en el
60
Santuario. Esta división nos sirve para recordar que a menudo nos encontramos”
separados” de Dios por el pecado. Sin embargo, durante la Divina Liturgia, cuando
tenemos acceso a los Santos Dones, recordamos que mediante Cristo, el cielo y
la tierra están unidos, y nosotros tenemos acceso al Padre Celestial.

61
Exterior del Templo Ortodoxo:
62
Los templos ortodoxos se construyen hacia el oriente, es decir, del lado de la luz,
desde donde asciende el sol porque Cristo representa a la luz. Cada templo se
consagra a un santo o a un acontecimiento santo.
La base de la construcción puede tener distintas formas: una cruz en
representación de la cruz donde murió Jesús, un circulo evocando la eternidad
del Señor, un octágono imitando una estrella que nos guía por el mundo o una
forma parecida a un barco alargado representando al Arca de Noé que nos lleva
a través de las aguas tormentosas de la vida hacia la paz del reino de los cielos.
La construcción misma concluye en su parte superior en una o más cúpulas que
representan al cielo y que en su parte superior son coronadas por una pequeña
esfera sobre la cual se erige una cruz en honor de la cabeza de la iglesia,
Jesucristo. Una sola cúpula representa a Jesucristo, dos representan su naturaleza
terrenal y divina, tres la Santísima Trinidad, 5 representan a Jesús y los 4
evangelistas, 7 a los 7 sacramentos y las 7 iglesias universales, 9 a los nueve
rangos de ángeles, 13 a Jesús y los 12 apóstoles. La cantidad de cúpulas, sin
embargo, también puede ser mayor.
La forma de la cúpula también tiene un significado simbólico. Con forma de yelmo
(imagen inmediatamente anterior) representa la batalla contra las fuerzas del mal
por parte de la Iglesia mientras que si es la clásica forma de cebolla (imagen previa
a la anterior) representa la llama de una vela encendida recordando las palabras
de Jesús “Ustedes son la luz del mundo” (Вы-свет миру, Vy-svet miru).
El color dorado de la cúpula representa la gloria celestial. Cúpulas así están
presentes en las iglesias principales y en aquellas consagradas a Cristo y a las 12
festividades más solemnes de la Iglesia ortodoxa. Las cúpulas azules con estrellas
están consagradas a la Santa Madre porque la estrella recuerda el nacimiento de
Cristo de la Virgen María. Las iglesias de la Trinidad tenían cúpulas verdes porque
es el color del Espíritu Santo (Святой Дух, Svyatoy Dux) en tanto que aquellas
consagradas a los santos están coronados por cúpulas verdes o plateadas.
En la ortodoxia rusa se acostumbra tener en cada templo 6-8 de estas cúpulas
coronadas por cruces, cruces que siempre miran hacia el oeste y se distinguen de
la cruz latina por la presencia de dos travesaños adicionales de menor longitud
que el travesaño central: uno superior y otro inferior e inclinado
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EL CAMPANARIO Y EL TAÑIDO DE LAS CAMPANAS
Sobre la entrada de la iglesia o a veces junto al edificio se construye un
campanario que se utiliza tanto para invitar a los feligreses a la oración como
también para anunciar las partes principales de los servicios religiosos que se
llevan a cabo en la iglesia. Se trata de una construcción con forma de torre que
está separada del templo o forma parte de él. Las campanas se instalan en
distintos niveles según su tamaño y peso.
El tañido de las campanas en la iglesia se presenta en dos formas: "La buena
noticia," para llamar a los feligreses al templo, y propiamente el tañido.
"La buena noticia" — toques regulares de una campana grande. Se ejecuta de la
siguiente forma: primero se producen tres toques distanciados, lentos y largos,
después siguen los toques regulares. También el de "La buena noticia" se
diferencia en dos tipos: el común, cuando se toca la campana más grande, y el de
cuaresma o el distanciado, cuando se toca una campana de menor tamaño, en
los días de la semana durante la Cuaresma.

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El tañido propiamente es cuando se tocan todas las campanas a la vez; sus formas
son:
"El triple tañido": toque de todas las campanas, con una corta pausa entre las
repeticiones (toque en tres tandas). Se oye durante la vigilia nocturna y la liturgia.
"El doble campaneo" lo mismo, sólo con doble repetición (en dos tandas). Se hace
en "vigilia nocturna";
"El repique": toque consecutivo en cada una de las campanas (uno o más golpes),
comenzando por la más grande y llegando a la menor de todas, y repitiendo toda
la serie varias veces. Se hace en liturgia y en casos especiales: durante la Semana
de postración ante la Cruz, durante la víspera del Gran Viernes Santo; antes de la
procesión con el sudario, durante maitines del Gran Sábado Santo, en el día de la
Exaltación de la Cruz.
"Toque lento": toque lento en cada campana consecutivamente, comenzando de
la más pequeña, hasta la más grande; Después de tocar la campana mayor, se
tocan todas las campanas juntas; la serie se repite muchas veces. El "toque lento"
se denomina también el "tañido fúnebre" por expresar tristeza y lamento por el
difunto. Sin embargo el toque lento siempre se corona por el "triple tañido" como
símbolo de la alegre noticia de la resurrección de los muertos.
Finalmente, existe el tañido "alarma". Es un toque muy seguido, generalmente de
una campana mediana especial. Se usa como aviso de un peligro

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13.1 EL ICONOSTASIO
El iconostasio es una pared más o menos sin interrupciones que va desde la parte
septentrional a la meridional del templo, y en la cual, en un orden delimitado, se
colocan los iconos. Esta pared separa el santuario de la parte central del templo
ortodoxo. En el iconostasio hay tres puertas. La puerta central, con dos hojas,
recibe el nombre de puerta santa, y está prohibido que entre por ella nadie que
no sea clérigo. A la derecha se encuentra la puerta meridional, llamada también
puerta diaconal, y a la izquierda la puerta septentrional.

DIVISIÓN DE UN ICONOSTASIO: Esta es la división ideal de un iconostasio.

NIVEL 1 — ORDEN LOCAL

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1. Icono local
2. La Puerta Septentrional con el Arcángel Miguel
3. Icono de la Madre de Dios
4. La Última Cena
5. La Puerta Santa
6. La Anunciación: el Arcángel Gabriel
7. La Anunciación; la Virgen María
8-9-10-11. Evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan
12. Icono del Salvador
13. La Puerta Meridional con el Arcángel Gabriel
14. Icono del templo

NIVEL 2 — ORDEN DE LA DÉESIS


La Déesis formada por Cristo Pantocrátor, la Vírgen María y San Juan
Bautista. EL resto son los ángeles y santos más venerados.

NIVEL 3 — ORDEN DE LAS FESTIVIDADES


La Anunciación, la Natividad de Cristo, la Presentación, el Bautismo, la
Entrada en Jerusalén, la Última Cena, la Crucifixión, el Descenso a los
infiernos,la Trinidad, Pentecostés la Dormición.

NIVEL 4 — ORDEN DE LOS PROFETAS


Isaías, Jeremías, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías,
Jonás, Miqueas, Naham, Habacuc, Sofonías, Haggeo, Zacarías y
Malaquías.

NIVEL 5 — ORDEN DE LOS PATRIARCAS


Abraham, Isaac, Jacob, Isacar, Judá, Leví, Rubén, Simeón, Zebulón,
José, Benjamín, Gad , Aser, Dan y Neftalí.

13.2 EL SANTO ALTAR

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La parte más importante de la iglesia es el Santo Altar, lugar en el que si sitúa el
Santo Lugar, que siempre está en la parte este del edificio. Al Altar pueden
acceder solo los clérigos, mientras los fieles varones entran allí solo durante el
bautismo, y las mujeres, nunca.

El objeto más importante dentro del Santo Altar es Santa Mesa, donde está el
antimisio (una pieza de tela rectangular a la que está cosida la reliquia de un santo
o mártir), el evangelio, una cruz, el cáliz y otros objetos necesarios para realizar
la Divina Liturgia.

El lugar situado tras el Altar se denomina “el lugar celestial” y es el sitio más
sagrado de todo el templo. Ahí se coloca un gran candelabro de siete brazos y una
cruz.

Cerca de la pared del Altar orientada al norte se sitúa la Prótesis, mesa auxiliar
donde se prepara el pan y el vino para la Liturgia. Al lado de la pared opuesta
frecuentemente está situada la sacristía, donde se guardan las vestimentas de los
sacerdotes.

El Altar está separado del resto del templo por el iconostasio, un tabique con filas
de iconos que simbólicamente separa el cielo y la tierra. Sin embargo, una parte
del Altar queda delante del iconostasio. Es una elevación que se llama “solea”, en
el centro de la cual está el ambón o púlpito, uno de los lugares más simbólicos del
templo. Desde el ambón el sacerdote realiza la Liturgia y pronuncia el sermón.

A los lados de la solea están los coros, donde durante el servicio se canta. Ante
los coros frecuentemente están colocados los confalones o estandartes. Algunos
templos tienen una galería interna que también se usa para coros.
En la iglesia ortodoxa se usa solo el canto del coro, lo que explica la ausencia de
Instrumentos en los Oficios y la Divina Liturgia.

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71
14. El Cordón de oración y la Oración de Jesús

Dentro del mundo ortodoxo y desde los primeros tiempos de la iglesia se utiliza
un cordón de oración (llamado “komboskini” por los griegos, “chotki” por los
rusos) amarrado a la muñeca a fin poder ayudar al feligrés en la tarea incesante
de “orar sin cesar” como recomendara San Pablo en su epístola a la comunidad
de Tesalónica (1 Tes. 5, 17).

La tradición atribuye al Cordón la consideración de espada del espíritu ya que la


oración constante está inspirada por el Espíritu Santo y es arma contra las
asechanzas del Enemigo.

El origen histórico de este cordón proviene de Oriente Medio. Algunos lo


remontan al fundador del monacato cenobítico, San Pacomio el Grande (s. IV),
quién lo introdujo como un medio para ayudar a los monjes analfabetos a recitar
su regla de oración diaria, garantizando de este modo una cantidad definida de
oraciones y postraciones; sin embargo no sería hasta mediados del siglo XIV
cuando hizo su aparición en Rusia, dónde San Sergio – el padre del Monacato
Ruso – conocía y practicaba este tipo de oración junto a sus discípulos, pero no
alcanzaría su popularidad actual sino hasta el siglo XVIII, cuando el stárets Paisij
Velichkovski lo difundió fuera de los muros de los Monasterios. Desde entonces
la cuerda de oración ha ganado gran popularidad en el monacato Oriental y ha
sido de uso común, con el correr del tiempo entre los mismos laicos. De acuerdo
a la regla monástica bizantina, cada monje está obligado a cumplir un número fijo
de postraciones junto con la Oración de Jesús.

El Cordón – que puede ser de 10, 25, 33, 50 o 100 nudos – usualmente suele
confeccionarse en lana pura (también puede hacerse con cuentas de madera u
otro material) para recordarnos que Jesucristo es el Cordero de Dios; y pueden
ser de distintos colores:

De color negro: se utiliza para recordarnos la muerte merecida por nuestros


pecados (este es el tipo más utilizado),
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De color rojo borgoña: para recordarnos la sangre de Nuestro Señor (es más
usado por los obispos orientales); o
De color blanco crudo: que es el color natural de la lana del cordero.

Cordón de oración de pulsera de 33 nudos

Comúnmente el ciclo de nudos (o cuentas) termina con una Cruz que pende del
cordón de marras y que es un recuerdo de la acción redentora de Nuestro Señor
y Salvador Jesucristo en el calvario y la borla que sigue al extremo inferior de la
Cruz, presentes en algunas Cuerdas, nos recuerda el consuelo a nuestras lágrimas.

Se reza en tres pasadas o ciclos, en honor a la Santísima Trinidad.

¿Y que se reza por cada nudo con el cordón de oración?: La Oración de Jesús

La Oración de Jesús

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La Oración de Jesús es para el ortodoxo una de las más oraciones más profundas
y místicas. Ha sido usada, enseñada y discutida a través de la historia del
cristianismo oriental. Ella refleja la enseñanza dada por Jesús en la parábola del
fariseo y del publicano (Lucas; 18:10-14), así como también la oración “¡Señor,
sálvame!” dicha por Pedro mientras se hundía en el Mar de Galilea (Mateo;
14:30).

La oración de Jesús consiste en esta frase:

“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy pecador”
Diversas oraciones se hacen con la cuerda:

1. “Señor Jesucristo ten piedad de mí”

2. “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad mí, pecador”

3. “Por la intercesión de la Theotokos (Madre de Dios), Señor Jesucristo, ten


misericordia de mí”

O la más sencilla y básica que se introdujo en Occidente muy tempranamente:

4. Kyrie eleison.

Cualquiera de estas cuatro variantes que se escoja debe decirse en cada nudo, ya
sea mientras se hace o mientras se reza con él. En el tradicional libro de la
Filocalia, ya se aconseja la imprecación más corta para los principiantes, el “Kyrie
eleison” (o sea “Señor ten piedad”), puesto que al ser breve hay una menor
propensión a la distracción o divagación mental.

Debemos remarcar que la Oración de Jesús no posee un exclusivo carácter


individual, puesto que también suele usarse como una oración apta para las
intenciones especiales – o también intercesorias -, en dicho caso se sustituye el
nombre propio por el de la persona enferma o en necesidad de nuestra oración.
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Lo mismo es válido en el caso que la oración sea elevada para el eterno descanso
de un difunto.

“Señor Jesús Cristo, hijo de Dios, ten misericordia de (Nombre de la persona por
la que se reza.), pecador

15. EL CICLO LITÚRGICO

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A. LOS CICLOS DIARIOS DE LOS SERVICIOS ECLESIÁSTICOS
Siguiendo la tradición bíblica, el día se comienza en la tarde ("Y atardeció y
amaneció: día primero," Génesis 1:5). Por eso el primer servicio del día
eclesiástico - es el de "Vísperas" . El total de los servicios durante las 24 horas son
9:"Víspera," el "oficio de Medianoche," los "Maitines," las "Horas" (1ª, 3ª, 6ª, y
9ª) (Prima, Tercia, Sexta y Nona) y la Divina Liturgia. Estos oficios en su totalidad
se cumplan en los monasterios y en algunas catedrales muy concurridas.
"Vísperas" es el oficio en el final del día, al atardecer, En ella los fieles agradecen
al Señor por el día pasado y piden Su bondad para la Tarde. (Completas - son
oraciones antes de acostarse, pidiendo a Dios perdón por los pecados y la defensa
del diablo durante la noche).
El "Oficio de Medianoche" es de carácter monástico, en recuerdo de la oración
del Salvador en Getsemaní. Las oraciones de medianoche llaman a velar y estar
siempre preparados para el día del Juicio Final, que llegará de súbito, como el
Novio en la de medianoche. (Parábola de las 10 vírgenes).
Los "Maitines" - se celebran en la madrugada antes de la aurora. En el
agradecemos a Dios por la noche pasada y pedimos ayuda para el día venidero.
La "Horas" - son oficios muy cortos, que se leen en transcurso del día, sin canto.
(La hora "Prima") La 1ª hora corresponde a las 7 de la mañana, porque en
antigüedad la antigüedad las horas se contaban desde la salida del sol. En la hora
3ª (hora "Tercia") (9 de la mañana) se recuerda el descenso del Espíritu Santo
sobre los apóstoles. El la hora 6ª (hora "Sexta") (12 del mediodía) - la crucifixión
de Nuestro Señor Jesucristo. En la (hora "Nona") 9ª (3 de la tarde) - la muerte del
Salvador en la Cruz.
El oficio más importante, la Liturgia (Misa) - se celebra antes del mediodía. En la
Liturgia ante la mirada espiritual del orante se presenta toda la vida terrenal del
Salvador. Sobre todo la Santa Cena, cuando el Señor estableció el sacramento de
Comunión. En este Sacramento sucede un milagro: el Espíritu Santo desciende
sobre el pan y vino y los trasmuta. El pan se convierte en verdadero Cuerpo de
Cristo y el vino del cáliz - en la verdadera sangre de Cristo. En los monasterios
antiguos todos los oficios se celebraban en su tiempo indicado. Después, en las
parroquias, para la comodidad los oficios fueron unidos en dos grupos: el de la
tarde y el matutino. En el oficio de la tarde entraron las Vísperas, Maitines y la 1ª
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hora. En el matutino - 3ª y 6ª hora y Liturgia. En las parroquias se omiten los otros
oficios.

En la víspera de las fiestas y de los domingos el oficio de la tarde se celebra con


más solemnidad y se llama (vigilia) trasnoche, o sea - toda la noche, en recuerdo
de los tiempos antiguos, que el servicio duraba toda la noche y terminaba en la
mañana con la Liturgia.

RESUMEN DEL DÍA Y LOS SIGNIFICADOS DE SUS MOMENTOS LITÚRGICOS:

VÍSPERAS: la creación, el pecado, y la salvación en Cristo; la meditación de la


palabra de Dios y la glorificación de su amor para con la humanidad entera.

COMPLETAS: Agradecer a Dios por el día pasado, y pedirle perdón y protección.

NOCTURNAS: Velar por la venida de Cristo; contemplar la Resurrección, y vigilar


por la Parusía

PRIMERA HORA: La venida de la primera luz

MATUTINOS: La Revelación Divina

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TERCERA HORA: La venida del Espíritu Santo

SEXTA HORA: La Crucifixión de Cristo

NOVENA HORA: La Muerte de Cristo

B. CICLO LITÚRGICO SEMANAL

De los servicios eclesiásticos, (que existe además del anual): depende del
acontecimiento sagrado, o el santo al que se dedica cada día de la semana. Así, el
día domingo se dedica a la Resurrección de Jesucristo, el lunes - a los ángeles; el
martes - a los profetas con san Juan Bautista a la cabeza; los miércoles y viernes -
a la conmemoración de la pasión del Salvador en la Cruz (son días de ayuno): el
miércoles Judas de Iscariote traicionó a Jesucristo a los sumos sacerdotes judíos,
además el miércoles se conmemora a la Madre de Dios, El jueves se recuerdan
los santos apóstoles y sus sucesores (los obispos), entre los cuales San Nicolás, el
Milagroso se venera muy especialmente. El sábado se recuerdan los santos
monjes, los mártires y todos los santos, y también todos los difuntos. (En el
lenguaje eclesiástico eslavo el nombre actual de la semana "nedelia" significa el
domingo, "día sin quehaceres mundanos," y los 7 días de la semana se llaman
"sedmiza," o sea "grupo de los 7."

C. CICLO LITÚRGICO ANUAL

Cada día del año se dedica a la memoria de algunos santos y también a los
acontecimientos sacros, fiestas. Existen fiestas fijas, las cuales siempre se festejan
en las mismas fechas: la Navidad (con su precedente ayuno Navideño), la
Asunción de la Virgen (con ayuno previo). Además existen fiestas móviles, que
cambian de fecha cada año. Son las fiestas unidas con Pascua, como el Domingo
de Ramos, la Ascensión del Señor y Pentecostés.

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Pascua es una fiesta ortodoxa de máxima alegría. Es la "fiesta de las fiestas y el
festejo de los festejos." Señor Jesucristo resucitó de los muertos al día siguiente
de la Pascua judía, la cual en el año de su crucifixión cayó en día sábado. Como la
Pascua del Antiguo Testamento. Se festeja según el calendario lunar y todos los
años cae en distintas fechas, así la Pascua cristiana del Nuevo Testamento se
festeja de acuerdo a los cálculos del Viejo Testamento. El primer Concilio
Ecuménico designó festejar la Pascua cristiana siempre aparte de la de los judíos,
y siempre en el primer domingo después de luna llena primaveral. Existen tablas
de Pascua (pascalias), donde se indica la fecha de Pascua para cada año. La pascua
más temprana puede ser el 4 de abril (22 de marzo según calendario juliano) y la
más tardía el 8 de mayo (25 de abril). 7 semanas antes de Pascua comienza el
gran ayuno (Cuaresma).
Cada domingo de Cuaresma se dedica a un suceso especial. Una semana antes de
Pascua se celebra el Domingo de Ramos, 40 días después de Pascua se celebra la
Ascensión del Señor, y diez días más tarde - Pentecostés, la Trinidad (el Descenso
del Espíritu Santo sobre los apóstoles). Esta es la lista de las 12 fiestas principales,
con sus fechas según el calendario nuevo (gregoriano):

1. La Natividad de Jesucristo - 7 de enero


2. Epifanía-Bautismo del Señor - 19 de enero
3. Presentación al Templo del Señor - 15 de febrero
4. La Anunciación de la Ssma. Virgen -7 de abril
5. Entrada del Señor a Jerusalén (Domingo de Ramos) último domingo antes
de Pascua
6. Pascua de Resurrección
7. Ascensión del Señor - 40 días después de Pascua
8. El descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Pentecostés, el día de
la Ssma. Trinidad) - 50 días después de Pascua
9. Transfiguración del Señor - 19 de agosto
10. La Dormición (Asunción) de la Madre de Dios -28 de agosto
11. Natividad de la Ssma. Virgen - 21 de septiembre
12. Exaltación de la Cruz del Señor - 27 de septiembre
13. La entrada al templo de la Ssma. Virgen María - 4 de diciembre.
79
16. LAS FIESTAS MAYORES DE LA IGLESIA.

A. LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS (21 SEPTIEMBRE)


El relato del nacimiento de María no se encuentra en la Biblia. El relato tradicional
de este acontecimiento se encuentra en los escritos apócrifos que no forman
parte de las escrituras del Nuevo Testamento.

La enseñanza tradicional que se celebra en los himnos y versos de la liturgia de la


fiesta es que Joaquín y Ana eran una piadosa pareja judía, fiel de la Antigua
Alianza y seguidora de la Ley Mosaica. Figuran entre el “resto santo” en Israel,
que esperaban todavía la venida del prometido Mesías. La pareja era bastante
mayor de edad, y no tenían hijos. Rogaban fervorosamente al Señor que les diera
hijos, ya que entre los judíos la esterilidad era un signo de la falta del favor divino.
En respuesta a sus oraciones, como recompensa a su constante fidelidad a Dios,
la anciana pareja fue bendecida con una hija quien estaba destinada, debido a su
propia bondad y santidad personal, a llegar a ser la Madre del Mesías, el Cristo;
la Madre del Dios Encarnado.

Tu nacimiento, oh Madre de Dios, anunció el gozo a todo el universo. Porque de


ti resplandeció el Sol de Justicia, Cristo Dios Nuestro. Porque aniquilando la
maldición, nos concedió la bendición; y destruyendo la muerte, nos otorgó la vida
eterna. (Tropario)

Por tu nacimiento, oh Virgen purísima, Joaquín y Ana fueron librados de la


esterilidad; Adán y Eva fueron librados de la corrupción de la muerte. Y nosotros,
tu pueblo, librados del sello del pecado. Te celebramos cantando: La mujer estéril
da a luz a la Madre de Dios, aquella que alimenta nuestra vida. (Kontakion)

El hecho de que no haya evidencia bíblica respecto al nacimiento de María no


tiene importancia en cuanto al significado de la fiesta. Aun si los hechos tras la
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fiesta como se celebra en la Iglesia sean cuestionables desde un punto de vista
histórico, su significado divino “por nosotros y para nuestra salvación” es
bastante claro. Era necesario que alguien nacido de carne y sangre humana fuera
espiritualmente capaz de ser la Madre de Cristo Dios, y ella debía nacer en este
mundo, hija de dos personas espiritualmente preparadas para ser sus padres.

La fiesta de la Natividad de la Madre de Dios, por lo tanto, es una glorificación del


nacimiento de María, de la persona de María misma, y de la santidad de sus
padres. Es también la celebración de la primera preparación de la salvación del
mundo. Pues María es el “Recipiente de la Luz”, el “Libro de la Palabra de la Vida”,
la “Puerta del Sol Naciente”, el “Trono de Sabiduría”.

Los versos de la fiesta están llenos de títulos como los que hemos citado arriba.
Son inspirados por el mensaje de la Biblia, tanto del Antiguo Testamento como
del Nuevo. Las lecturas bíblicas indicadas para la fiesta expresan esto mismo.

En el oficio de Vísperas, las tres lecturas tomadas del Antiguo Testamento son
“mariológicas” en su interpretación neotestamentaria. Es así entonces, que se
comprende que la escalera de Jacob que une el cielo con la tierra y el lugar que
es llamado “la Casa de Dios” y la “Puerta del Cielo” (Génesis 28,10-17) simbolizan
la unión divino-humana, la cual se realiza del modo más perfecto y más completo,
tanto en lo espiritual como en lo físico, en la persona de María la Madre de Dios,
la Progenitora de Dios. También simboliza a María la visión del Templo con la
“puerta al Oriente” perpetuamente cerrada y llena de “la gloria del Señor”. Se
refiere a ella en los himnos como “el templo vivo de Dios lleno de la divina gloria”.
(Ezequiel 43,27-44,4) María es también comparada a la “casa” que la Sabiduría
Divina construyó para sí, según la lectura de Proverbios 9, 1-11.

La lectura del Santo Evangelio que se lee en el oficio de Matutinos es la misma


que se lee en todas las fiestas de María, el famosa Magníficat del Evangelio según
San Lucas en que María dice: “Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se
regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he

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aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.” (Lucas 1,47-
48)

La lectura de la Epístola para la Divina Liturgia es el conocido pasaje acerca de la


venida del Hijo de Dios en “forma de siervo, hecho semejante a los hombres”
(Filipenses 2,5-11). La lectura del Evangelio, que es él que siempre se lee en la
Divina Liturgia en fiestas de la Madre de Dios, cuenta el diálogo entre Jesús y
Marta (Lucas 10,38-42) después del relato de la mujer en la multitud quien
glorifica a la Madre de Jesús. El propio Señor responde que aquella misma
bienaventuranza que recibe su madre es para todos “los que oyen la palabra de
Dios, y la guardan.” (Lucas 11, 27-28)

Entonces, en la fiesta de la Natividad de la Madre de Dios, tal como en todas las


celebraciones litúrgicas de la Madre de Cristo Dios, proclamamos y festejamos lo
82
siguiente: que, mediante la bondad y amor de Dios para con la humanidad, cada
cristiano recibe lo que recibe la Madre de Dios, la “gran misericordia” que se
concede a todos los seres humanos por el nacimiento de Cristo de la Virgen.

B. LA EXALTACIÓN UNIVERSAL DE LA VIVIFICADORA CRUZ DEL SEÑOR


(27 SEPTIEMBRE)
La Cruz de Cristo fue encontrada en el siglo cuarto por Santa Elena, la madre del
Emperador Constantino. Luego fue tomada por los persas, mas en el siglo séptimo
el Emperador Heraclio la recuperó, y en esta oportunidad fue elevada (o exaltada)
en la Iglesia de la Santa Resurrección en Jerusalén. Son estos dos grandes
acontecimientos históricos lo que conmemora la fiesta de la Exaltación de la
Santa Cruz, celebrada el día catorce de Septiembre. Desde su elevación en
Jerusalén en el siglo séptimo, la “elevación universal” de la cruz de Cristo fue
celebrada anualmente en todas las Iglesias del imperio cristiano.

El tropario de la fiesta era, se podría decir, como el himno nacional que se cantaba
en todas ocasiones públicas de los Imperios Cristianos de Bizancio y de Rusia,
originalmente rogaba a Dios a salvar al pueblo, concederles la victoria en las
guerras, y a conservar el Imperio “por el poder de la Santa Cruz.” Sin embargo,
hoy en día, este tropario tal como todos los demás himnos del día son
“espiritualizados”; los “enemigos” ahora se refieren a los espiritualmente malos,
incluyendo al Demonio y todas las fuerzas del mal, y, en lugar de pedir por los
gobernantes del estado individualmente, se pide ahora por todos los “cristianos
ortodoxos,” y el mundo entero.

Es un día de ayuno y de oración, un día en el que recordamos que la Cruz es el


único signo o símbolo digno de toda nuestra lealtad, y que nuestra salvación
viene, no por ninguna clase de victoria terrenal, sino por la única verdadera y
duradera victoria de la Crucifixión de Cristo y nuestra co-crucifixión con Él.

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Cuando elevamos la Cruz y nos postramos ante ella en veneración y en adoración
a Dios, proclamamos que pertenecemos al Reino que no es de este mundo, y que
nuestra única ciudadanía verdadera, que perdura por siempre, es con los santos
en la “ciudad de Dios”. (Efesios 2,19; Hebreos 11,10; Apocalipsis 21-22)

La primera lectura del Antiguo Testamento indicada para el oficio de Vísperas


habla del “árbol” que cambia las aguas amargas en dulces: símbolo del Árbol de
la Cruz. (Éxodo 15,22-16,1) La segunda lectura nos recuerda que el Señor
reprocha y corrige a quienes ama y que la Divina Sabiduría es “árbol de vida a los
que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen.” (Proverbios
3,11-18) Nuevamente representa una referencia a la Cruz la cual es, tal como
proclama la lectura de la Epístola del día, “para los llamados,… poder de Dios y
sabiduría de Dios.” (I Corintios 1, 18-25)

La tercera lectura del Antiguo Testamento es de la Profecía de Isaías que habla de


la “Ciudad del Señor” en donde habitan juntos gentiles y judíos y “vendrán
humillados” y se prosternarán a los pies de Dios y conocerán que “yo el Señor soy
el Salvador tuyo y el Redentor tuyo”, el Fuerte de Jacob.” (Isaías 60, 11-16) Aquí
encontramos la referencia directa a la Cruz delante de la cual nos prosternamos.
El mismo tema se expresa en el versículo del salmo que se repite constantemente
en estos oficios y que nos llama a “postraos ante el estrado de sus pies” (Salmos
99, 5; 110, 1, etc.)

Ante Tu Cruz nos postramos, oh Señor, y Tu Santa Resurrección glorificamos.


(Himno de la Veneración de la Santa Cruz)

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Este himno, fundamental en la celebración de la fiesta de la Cruz, es cantado una
y otra vez durante los ocho días de su celebración en la Iglesia. Reemplaza al
Trisagion en la Divina Liturgia. En el oficio de Matutinos, el Evangelio es de San
Juan, en el que Cristo afirma que cuando sea elevado en la Cruz, atraerá a todos
hacia él. (Juan 12, 28-36) La lectura del Evangelio para la Divina Liturgia es del
largo relato de la pasión de Cristo, también tomada del Evangelio según San Juan.

Así, en la Elevación de la Santa Cruz, los cristianos vuelven a dedicarse al Señor


crucificado y prometen su lealtad absoluta a Él, mediante su veneración de la
Vivificadora Cruz y su adoración de Cristo Crucificado. Esto es el significado que
tiene esta fiesta eclesiástica, día de ayuno y arrepentimiento, en la Iglesia hoy día.

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C. PRESENTACIÓN DE LA MADRE DE DIOS EN EL TEMPLO
(4 DICIEMBRE)
La segunda gran fiesta de la Madre de Dios es la celebración de su presentación
como niña en el Templo de Jerusalén. Tal como la fiesta de su nacimiento, esta
fiesta de María carece de evidencias bíblicas e históricas directas. No obstante, al
igual que su Natividad, es una fiesta llena de importante significado espiritual
para el creyente cristiano.

Los textos de esta celebración cuentan cómo María fue llevada como niña
pequeña al templo por sus padres Joaquín y Ana, a fin de continuar allí su
educación con las vírgenes consagradas al servicio del Señor hasta que fueran
desposadas en matrimonio. Según la Tradición de la Iglesia, la Virgen fue recibida
solemnemente en el templo por la comunidad del templo, encabezada por el
sacerdote Zacarías, el padre de San Juan Bautista. La tradición agrega que fue
conducida al “santo de los santos” para ser “alimentada” allí por los ángeles, y de
devenir “santa y bendita entre todas” por Dios, para que a la vez ella llegara a
ser el santuario y templo vivo del Divino Niño que habría de nacer de ella.

Sin duda, los versos del Salmo 45, que se emplean extensamente en los oficios
de la fiesta, fueron una gran inspiración para la celebración de la consagración de
María al servicio de Dios, en el Templo de Jerusalén.

La Iglesia Ortodoxa considera estas palabras del salmo como una profecía
directamente relacionada con María la Madre de Dios. Según el Evangelio de San
Lucas que se lee en la Vigilia de cada una de sus fiestas, María misma pronuncia
las siguientes palabras:

Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque


ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán
bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el

86
Poderoso; Santo es su nombre, Y su misericordia es de generación en generación
a los que le teman. (Lucas 1,47-50)

El tema principal de la fiesta de la Presentación de María en el Templo, que se


repite varias veces en los oficios litúrgicos, es que ella entra al Templo para llegar
a ser ella misma el templo viviente de Dios. De esta manera inaugura el Nuevo
Testamento en que se cumplen las profecías de antaño que “la morada de Dios
está con el hombre” y que el ser humano es la única morada posible de la
Presencia Divina. (Ezequiel 37, 27; Juan 14, 15-23; Hechos 7, 47; II Corintios 6, 11;
Efesios 2, 18-22; I Pedro 2, 4; Apocalipsis 22, 1-4)

Hoy es el preludio de la buena voluntad de Dios y es el principio de la predicación


salvadora a la humanidad. La Virgen se presenta claramente en el templo de Dios
y preanuncia Cristo a todos.

En el oficio de Vísperas, se lee el capítulo cuarenta del libro del Éxodo acerca de
la edificación del templo, junto a pasajes del Primer Libro de Reyes y de la Profecía
de Ezequiel. Cada una de estas lecturas finaliza con exactamente las mismas
palabras: “pues la gloria del Señor ha llenado la morada del Señor Dios
Todopoderoso.” (Éxodo 40,35; I Reyes 8,11; Ezequiel 44,4)

Nuevamente en esta fiesta, se interpretan las lecturas tomadas del Antiguo


Testamento como símbolos de la Madre de Dios. Esta “gloria del Señor” es lo que
“llena” la Madre de Dios y a todos aquellos que “oyen la palabra de Dios y la
guardan”, como proclama el Evangelio de la Divina Liturgia para la fiesta. (Lucas
11,27-28) La Epístola designada para la Divina Liturgia proclama exactamente el
mismo tema. (Hebreos 9,1-7)

87
Así, la fiesta de la Entrada, o la Presentación, de la Madre de Dios en el Templo,
es la que celebra el fin del “Templo de piedra” en Jerusalén como la morada de
Dios. Cuando la niña María entra al templo, la época del templo llega a su fin, y
se revela el “preludio de la buena voluntad de Dios”. En este festejo celebramos,
en la persona de la Madre de Cristo Dios, que nosotros también somos templo y
morada del Señor.

Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré
y andaré entre ellos, y seré
su Dios, y ellos serán mi pueblo. (II Cor. 6, 16; Isaías 52, 11
D. LA NAVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (7 ENERO)
La fiesta de la Natividad de Cristo es celebrada de manera análoga a la de la
Fiesta de Pascua de Resurrección. Un ayuno de cuarenta días precede la fiesta,
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con días preparatorios especiales que anuncian el pronto nacimiento del
Salvador. Así en el día de San Andrés (30 de noviembre) y el día de San Nicolás (6
de diciembre), se cantan himnos que anuncian el nacimiento del Señor que luego
acontecerá.

Prepárate tú, oh pesebre, pues se aproxima la oveja, llevando a Cristo en sus


entrañas. Adórnate, tú, oh caverna, para recibir a quien por su palabra cambió
nuestra animalidad, a nosotros todos los terrenales.

Oh pastores, velad y dad testimonio del temible milagro; y vosotros oh magos,


llegando de Persia, traed sus regalos al Rey, oro, incienso y mirra. Pues se
aproxima la Virgen, llevando a Cristo en sus entrañas y clamando: ¡Cómo fuiste
plantado en mí, y cómo has crecido de mí, oh Dios y Salvador mío!. (Himno
Vespertino de la Fiesta de San Nicolás)

En la víspera de la Navidad por la mañana, se celebran las Horas Reales y la Divina


Liturgia de San Basilio con Vísperas. Durante estos oficios, se leen las profecías
del Antiguo Testamento, con especial énfasis la profecía de Miqueas que anuncia
que Belén será el lugar natal del Salvador, y las profecías de Isaías acerca de la
venida del Mesías y cómo será Él.

Se da comienzo a la Vigilia de la Navidad con las Completas Mayores, con la


solemne entonación de “Dios con Nosotros” y las palabras de la profecía de Isaías.
En el oficio de Completas también se cantan el Tropario y el Kontakion de la fiesta,
junto a otros himnos que glorifican el nacimiento del Salvador. También se rezan
las especiales y largas letanías de intercesión con la solemne bendición de los
cinco panes, trigo y vino, de los cuales los fieles participan, y el aceite con que son
ungidos. Se realiza esta parte de la vigilia en todas las grandes fiestas, y se llama
artoklasia, una palabra griega que quiere decir “el partir del pan”.

Al inicio de Matutinos de la Navidad, que junto al oficio de Completas forman la


Vigila de la Navidad, se leen los seis salmos matinales introducidos como siempre
por el versículo: Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de
buena voluntad. (Lucas 2,14). En los oficios litúrgicos de la Navidad, generalmente
se cantan estas palabras con gran solemnidad, más que en los oficios diarios del
89
resto del año. El oficio de Matutinos prosigue como de costumbre. La lectura del
Evangelio es de San Mateo (1,18-25), y habla del nacimiento de Cristo. Todos los
himnos y versos lo glorifican y celebran:

Cristo ha nacido, glorifícale. Cristo ha venido del cielo, ven a su encuentro.


Cristo está sobre la tierra, elévense. Canta al Señor, toda la tierra. Canten
con alegría, oh pueblos. Pues Él ha sido glorificado. (Primera Oda del
Canon de la Navidad)

La Divina Liturgia de la Navidad comienza con salmos de glorificación y alabanza.


Durante la Pequeña Entrada con el Evangeliario, libro de los Santos Evangelios, se
cantan el Tropario y el Kontakion de la fiesta. El versículo de la carta a los Gálatas
(3,27)[2] nuevamente reemplaza el Trisagion. La lectura de la Epístola es tomada
de la Carta de San Pablo a los Gálatas.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de
mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin
de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama, ¡Abba, Padre! Así que ya
no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
(Gálatas 4,4-7)

La lectura del Evangelio es el conocido relato de la Natividad de Cristo tomado


del Evangelio según San Mateo (2, 1-12), y la Divina Liturgia prosigue como de
costumbre. Luego sigue una celebración especial de dos días, dedicada a María la
Madre de Dios y a San Esteban, el Primer Mártir. Se extiende este periodo de
regocijo en la Iglesia hasta la Epifanía, y durante este tiempo se cantan una y otra
vez los himnos de la Navidad, y no se acostumbra ni a arrodillarse ni a hacer
ayuno.

En la Iglesia Ortodoxa, se refiere formalmente a esta fiesta como la Natividad


según la Carne de Nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo. Por lo tanto en la
Navidad celebramos la Encarnación del Hijo de Dios, Aquel que junto al Padre y
el Espíritu Santo es verdaderamente Dios desde toda la eternidad. Así cantamos
en la Iglesia:
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Hoy una Virgen da a luz al Eterno, y la tierra ofrece una caverna al Inaccesible.
Ángeles y pastores le glorifican, y los magos siguen a una estrella. Hoy ha nacido
por nosotros un Niño: el Eterno Dios. (Kontakion de la Natividad de Cristo
Durante los primeros cuatro siglos de la historia de la Iglesia, la Natividad de
Cristo no se celebraba sola, sino juntamente con la Epifanía, como una gran fiesta
única de la aparición de Dios sobre la tierra, en forma del Mesías de Israel. Más
tarde se comenzó a celebrar la Natividad como tal en el día 25 de diciembre, para
desviar la atención de la fiesta pagana del Sol Invencible que se celebraba en ese
día. La fiesta de la Natividad del Señor fue establecida por la Iglesia en forma
consciente, en su esfuerzo de vencer a la falsa religión de los paganos. Así,
descubrimos que el Tropario de la Fiesta polemiza en contra de la adoración del
sol y de las estrellas, y llama a todos a adorar únicamente a Cristo, el Verdadero
Sol de Justicia (Malaquías 3,20), quien es adorado por todos los elementos de la
naturaleza.

Tu nacimiento, oh Cristo Nuestro Dios, ha hecho resplandecer sobre el mundo la


luz de la sabiduría. Porque los que adoraban las estrellas aprendieron de la
estrella a adorarte a Ti, el Sol de Justicia, que desde las alturas viniste. Oh Señor,
Gloria a Ti. (Tropario)

Entonces, la fiesta de la Natividad de Cristo es la celebración de la salvación del


mundo mediante el Hijo de Dios quien se hizo hombre por nosotros a fin de que,
mediante Él, podríamos llegar nosotros mismos a ser deificados por la obra
santificadora del Espíritu Santo.

91
E. LA SANTA TEOFANÍA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (19 ENERO)
Originalmente era la fiesta cristiana única de la manifestación de Dios al mundo
en la forma humana de Jesús de Nazaret. Incluía la celebración del nacimiento de
Cristo, la adoración de los Reyes Magos, y todos los acontecimientos de la niñez
de Jesucristo como su circuncisión y presentación en el templo, así como su
bautismo por San Juan en el Río Jordán. Es casi una certeza que esta fiesta, al igual

92
a la Pascua de Resurrección y Pentecostés, se entendía como el cumplimiento de
una fiesta judía previa, en este caso, la Fiesta de las Luces.

La palabra Epifanía significa manifestación. Frecuentemente se refiere a esta


fiesta como la Teofanía, tal como se dice en los libros litúrgicos de la Iglesia
Ortodoxa, palabra que significa Manifestación de Dios. El énfasis que se da a esta
fiesta hoy en día está en la aparición de Jesús como el Mesías humano de Israel y
el Divino Hijo de Dios, Uno de la Santa Trinidad, junto al Padre y el Espíritu Santo.

Así, en Su bautismo por Juan en el Jordán, Jesús se identifica delante de los


pecadores como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1,29),
el “Amado” del Padre cuya tarea mesiánica es la de redimir a los seres humanos
de sus pecados. (Lucas 3,21; Marcos 1,35) Es revelado como uno de la Santísima
Trinidad Divina, a quien se da testimonio por la voz del Padre, y por el Espíritu en
forma de paloma. Los himnos de la fiesta glorifican esta Epifanía trascendental,
es decir, manifestación.

Los oficios litúrgicos de la Teofanía son organizados idénticamente a los de la


Navidad, aunque lo más probable es que haya sido la Epifanía que sirvió de
modelo para la Navidad, ya que la Navidad fue establecida como fiesta más tarde.
En la mañana de la víspera de la fiesta, se celebran las Horas Reales junto a
Vísperas y la Divina Liturgia de San Basilio el Magno. La vigilia de la fiesta consiste
en Completas Mayores y Matutinos.

Las profecías que se leen en la Teofanía repiten las palabras de Isaías “Dios está
con nosotros” y enfatizan la predicha venida del Salvador así como la venida de
su precursor, San Juan Bautista: Voz que clama en el desierto: Preparad camino
al Señor; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado,
y abájese todo monte y collado; lo torcido se enderece, y lo áspero se allane; y
toda carne verá la salvación de Dios. (Isaías 40,3-5; Lucas 3,4-6)

El verso bautismal de Gálatas 3,37 reemplaza otra vez al Trisagion. (Santo Dios)
Las lecturas del Evangelio seleccionadas para leer en todos los oficios de la
Teofanía hablan del bautismo de Jesús por Juan en el Río Jordán. La lectura de la

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Epístola en la Divina Liturgia habla de las consecuencias de la aparición del Señor,
que es la Divina Epifanía.

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,


enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos
en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro Gran Dios y Salvador
Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad
y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. (Tito 2,11-14)

La principal característica de la fiesta de la Epifanía es la Bendición Mayor de las


Aguas. De acuerdo con las indicaciones de la Iglesia, se debe celebrar esta
bendición después de la Divina Liturgia tanto en la víspera de la fiesta como en la
fiesta misma. En la mayoría de las parroquias, sin embargo, generalmente se hace
una sola vez, y en una oportunidad en que el mayor número de fieles posible
pueda participar. Comienza con la entonación de unos himnos especiales, y luego
el celebrante inciensa el agua, que ha sido puesto en medio del templo. Rodeado
por velas y, en algunos casos, también flores, esta agua representa el bello mundo
de la creación original de Dios y la glorificación por Cristo en el Reino de Dios. A
veces se celebra esta bendición de las aguas afuera, cuando haya agua corriente
natural

Oh Cristo Rey, como humano vino al río para lavarse. Tomaste la iniciativa para
recibir el bautismo como esclavo de la mano del Precursor por nuestros pecados,
oh Amante de la Humanidad. (Himnos de la Bendición Mayor de las Aguas).

Luego se leen tres lecturas de la Profecía de Isaías acerca de la era mesiánica: Se


alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo…. (Isaías 35,1-
10)

A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid,
comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche… (Isaías
55,1-13)

94
Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquel día:
Cantad al Señor, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obra… su
Nombre es engrandecido … Regocíjate y canta … (Isaías 12,3-6)

Después de la Epístola (I Corintios 1,10-14) y la lectura del Evangelio (Marcos 1,9-


11), se entona una especial letanía mayor que invoca la gracia del Espíritu Santo
sobre el agua y sobre todos aquellos que participarán de ella. Se finaliza con la
gran oración de la glorificación cósmica de Dios en la cual se invoca a Cristo a
santificar el agua, y a todos los seres humanos y la creación entera, por la
manifestación de Su Presencia Divina, Salvífica y Santificadora, mediante la
venida del Santo y Bueno y Vivificador Espíritu.

Mientras se canta el tropario de la fiesta, el celebrante sumerge la cruz tres veces


en el agua, y luego procede a rociar el agua hacia los cuatro puntos cardinales del
mundo. Acto seguido, bendice a todos los presentes con esta agua. Durante los
días siguientes, bendice los hogares de los fieles con el agua bendita, que
representa la salvación de toda la humanidad y de la creación entera, que Cristo
ha llevado a cabo mediante Su Epifanía en la carne, por la vida del mundo.

Es nuestra fe cristiana que, ya que el Hijo de Dios ha tomado carne humana y ha


sido inmergido en las aguas del Jordán, toda materia ha sido santificada y
purificada en Él, limpiada de sus cualidades mortíferas heredadas del diablo y de
la maldad de los seres humanos. En la Epifanía del Señor, toda la creación se
vuelve buena de nuevo, por cierto “muy bueno”, tal como Dios mismo la hizo y
proclamó que era en el principio cuando “el espíritu de Dios se movía sobre las
aguas” (Génesis 1,2) y cuando el “Espíritu de Vida” estaba en el ser humano y en
todo hecho por Dios. (Génesis 1,30; 2,7)

El mundo y todo cuanto hay en él ciertamente es “muy bueno” (Génesis 1,31) y


cuando se vuelve contaminado, corrupto y muerto, Dios lo salva nuevamente
mediante la “nueva creación” en Cristo, Su Hijo Divino y Nuestro Señor, por la
gracia del Espíritu Santo. (Gálatas 6,15) Esto es lo que se celebra en la Epifanía, y
de modo especial en la Bendición Mayor de las Aguas. La consagración de las
aguas en esta fiesta coloca el mundo entero, a través de su materia elemental, el
agua, en la perspectiva de la creación, santificación, y glorificación cósmicas del
95
Reino de Dios en Cristo y en el Espíritu. Nos dice que el ser humano y el mundo
entero fueron creados y salvados para ser “llenos de toda la plenitud de Dios”
(Efesios 3,19), “la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. (Efesios 1,23) Nos
dice que Cristo, en quien “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,”
es y verdaderamente será “el todo, y en todos”. (Colosenses 2,9; 3,11) Nos dice,
además, que “el nuevo cielo y la nueva tierra” que Dios nos ha prometido
mediante sus profetas y apóstoles (Isaías 66,22; II Pedro 3,13; Apocalipsis 21,1)
en verdad ya están “con nosotros” en el misterio de Cristo y Su Iglesia

Así la santificación y el rocío del agua de la Epifanía no es ningún ritual pagano.


Es la expresión de hecho más central de la visión cristiana del ser humano, de su
vida y de su mundo. Es el testimonio litúrgico de que la vocación y el destino de
la creación es de ser llena “de toda la plenitud de Dios”. (Efesios 3,19)
F. LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
(15 DE FEBRERO)
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Cuarenta días después de nacer, Cristo fue presentado a Dios en el Templo de
Jerusalén, conforme a la ley mosaica. Al mismo tiempo, su madre se sometió a la
purificación ritual, y ofreció a Dios los sacrificios prescritos por la ley judía. Por lo
tanto, cuarenta días después de la Natividad, la Iglesia Ortodoxa celebra la fiesta
de la presentación, llamada el Santo Encuentro o la Presentación de Cristo en el
Templo.

El acontecimiento principal de esta fiesta es el encuentro de Cristo con el


anciano Simeón y la profetiza Ana. (Lucas 2,22-38) A Simeón “le había sido
revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido
del Señor” (Lucas 2,26) e, inspirado por el mismo Espíritu, fue al Templo donde
encontró al Mesías. Lo tomó en sus brazos, y proclamó las palabras que hasta el
día de hoy son cantadas al final de cada oficio de Vísperas:

Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; porque han


visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los
pueblos; Luz para revelación a los gentiles, y gloria de Tu Pueblo Israel. (Lucas
2,29-32)

En este momento Simeón también predijo que Jesús sería “señal de


contradicción” (Lucas 2,34b) y que Él “está puesto para caída y para
levantamiento de muchos en Israel.” (Lucas 2,34a) También predijo los
sufrimientos de María a causa de su Hijo. (Lucas 2,35) La profetiza Ana también
estuvo presente y, habiendo dado gracias a Dios, ella “hablaba del niño a todos
los que esperaban la redención en Jerusalén.” (Lucas 2,38)

En los oficios litúrgicos para la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo,


el eje central es que Cristo, el Hijo y el Verbo de Dios mediante quien el mundo
fue creado, está ahora en brazos de Simeón como un bebé; este mismo Hijo de
Dios, el Legislador divino, el Dador de la nueva Ley, ahora cumple Él mismo la Ley,
siendo llevado en brazos al Templo como niño.
Que las puertas del cielo se abran hoy, pues el Verbo Eterno del Padre sin
principio, sin abandonar Su Divinidad, ha tomado principio, y ha sido encarnado
de la Virgen en el tiempo. Y como niño de cuarenta días, El voluntariamente es
llevado por su madre al Templo, según la Ley. El anciano Simeón lo recibe en sus
97
brazos y exclama: Señor, despides ahora a tu siervo en paz, porque han visto mis
ojos tu salvación. Oh Señor, Tú que has venido para salvar a La humanidad, gloria
a Ti. (Versos de las Vísperas de la Fiesta.

La celebración del Encuentro del Señor en el Templo no es una mera


conmemoración histórica. Inspirados por el mismo Espíritu que inspiró a Simeón,
y llevados por el mismo Espíritu hasta la Iglesia del Mesías, los miembros de la
Iglesia también afirman su propio “encuentro” con el Señor, e igualmente pueden
dar testimonio de que ellos pueden irse “en paz” pues sus ojos han visto la
salvación de Dios en la persona de Su Cristo. Salve, oh Virgen, Madre de Dios,
llena de gracia. Porque de ti resplandeció el Sol de Justicia, Cristo Dios Nuestro.
Iluminando a los que están en las tinieblas. Regocíjate, oh justo anciano, llevando
en tus brazos al Libertador de nuestras almas, Él que nos concede la resurrección.
(Tropario)

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Según la tradición local de algunas iglesias, el sacerdote bendice velas en la iglesia
en este día. Estas velas nos recuerdan de nuestro encuentro con Cristo, Luz que
ilumina a todos.

G. ANUNCIACIÓN DEL ARCÁNGEL GABRIEL A LA SANTÍSIMA MADRE DE


DIOS. (7 ABRIL)
La fiesta de la Anunciación de la Virgen María se celebra nueve meses antes de la
Natividad de Cristo. Es la celebración del anuncio del nacimiento de Cristo hecho
a la Virgen María, como se narra en el Evangelio de San Lucas.

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la
casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde
ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las
mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué
salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has
hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un
hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del
Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa
de Jacob para siempre, y su reino de tendrá fin. Entonces María dijo al ángel:
¿Cómo será esto? Pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra;
por lo cual también el Ser Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí
tu parienta Elizabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto
mes para ella, la que llamaban estéril; porque no hay nada imposible para Dios.
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; Entonces hágase conmigo
conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. (Lucas 1,26-38)

Los servicios de la fiesta de la Anunciación, Matutinos y Divina Liturgia, enfatizan


repetidamente la gozosa proclamación de la salvación de los seres humanos en
el nacimiento del Salvador.

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Hoy es el principio de nuestra salvación y la revelación del misterio antes de todos
los siglos; porque el Hijo de Dios se hace Hijo de la Virgen y Gabriel anuncia la
gracia. Acompañémosle clamando a la Madre de Dios: Salve, oh llena de gracia,
el Señor es contigo. (Tropario)

Una característica especial de esta fiesta es el canon de Matutinos, el cual está


compuesto por un diálogo entre el Arcángel Gabriel y la Virgen María. También
muy conocido entre los elementos de este oficio es la Megalinaria o
Magnificación, la cual toma la forma de nuestra propia salutación a la virgen
madre en las palabras del arcángel.

Con la voz del arcángel nosotros clamamos a ti, oh Purísima: Salve, oh


llena de gracia, el Señor es contigo. (Magnificación)

La celebración de la Anunciación es, por lo tanto, la fiesta de nuestro propio


recibimiento de las buenas nuevas de nuestra salvación, y de nuestra glorificación
de la Virgen María, la doncella pura quien llega a ser la Madre del Dios Encarnado.

Ya que esta fiesta normalmente cae durante la Gran Cuaresma, la forma en que
se celebra varía de año en año, dependiendo del día en que cae. Si es un día de
semana durante la Gran Cuaresma, lo que es lo más común, se celebra la Divina
Liturgia de la fiesta en la tarde junto al oficio de Vísperas, luego de abstinencia de
todo el día. Cuando esto suceda, se sigue las normas de abstinencia para la
Liturgia de los Dones Presantificados. La Divina Liturgia de la Anunciación es la
única celebración de la liturgia eucarística de San Juan Crisóstomo que es
permitida en un día de semana durante la Gran Cuaresma.

100
H. GRAN DOMINGO DE RAMOS

El tiempo de cuarenta días de la Gran Cuaresma en la Iglesia Ortodoxa finaliza con


el Domingo de Ramos, una fiesta que se considera una de las “fiestas imperiales”
(es decir, relacionadas con la actividad de Cristo, como la Natividad, la
Circuncisión, la Transfiguración, la Resurrección, etc). Consecuentemente, los
libros litúrgicos que, como siempre que sucede una fiesta en domingo, ponen en
primer plano la importancia del domingo como día de la Resurrección, en esta
ocasión tienen un Typikon especial.
La importancia del Domingo de Ramos reside en sus símbolos para la historia de
la salvación. Jesús, que ya era muy famoso en Judea y que había resucitado a
Lázaro en Betania un día antes, llega a la gran ciudad sabiendo que pronto será
condenado por la misma gente que ahora lo recibe y ejecutado por los romanos,
con quienes no había tenido prácticamente nada que ver anteriormente. En los

101
últimos días de la Gran Cuaresma, los himnos ponen su acento en la futura
muerte de Cristo, que él había anunciado repetidamente, como nos dicen los
Evangelios. Es más, en el sábado de Lázaro (la víspera del Domingo de Ramos) los
autores del libro del Triodion recuerdan la ira de los fariseos debido al milagro
que Jesús había obrado, resucitando a su amigo de Betania. Al combinar los textos
de los Evangelios con la himnografía de la Iglesia, que es de hecho una especie de
comentario bíblico y poético, podemos entender por qué la entrada en Jerusalén
era, al mismo tiempo, un acto de coraje y de condenación de todas las falsas
esperanzas mesiánicas. Jesús era completamente consciente de que sus
oponentes en Jerusalén, que criticaban incluso el hecho de que Él curara en
sábado, como si pretendiese ofender las normas del Sabbat al hacer esto. Pero
también sabía que muchas facciones judías intentarían ocultarse bajo su sombra
y transformarlo en un Mesías en quien realmente era, pero en uno de corte
político. Así que él puso en escena, como un gran maestro, una entrada simbólica.
Primero, Él delegó en sus discípulos el encontrar un joven asno, que nunca
hubiese sido montado, para su trayecto. Podría haber ido simplemente a pie,
como seguramente había hecho muchas veces, pero eligió montar a un animal
humilde, es más, prefirió un pollino en lugar de un semental, para que su entrada
fuera como la de un emperador, aunque careciendo de gloria mundana. Juan el
Evangelista cuya versión es leída durante la Divina Liturgia (Jn 12, 119) relata este
episodio en pocas palabras, comenzando con la unción de María, hermana de
Lázaro

Poco después, en pocos versículos, habla del suceso de la entrada citando una
profecía de Zacarías (9,9): “No temas, hija de Sión, mira que tu Rey viene, sentado
en un pollino de asna” (Jn 12, 15). El evangelista hace notar que esta profecía fue
comprendida por los discípulos sólo después de su glorificación, y que toda esta
multitud estuvo allí debido al milagro que Jesús había obrado en Betania. Los
otros evangelistas narran un poco más sobre dicho suceso (Mt 21, 116; Mc 11,
111; Lc 19, 2844), empezando con la historia del pollino, siguiendo con la entrada,
citando tanto la profecía de Zacarías como las palabras de la multitud: “Bendito
el que viene en el nombre del Señor” (Salmo 117, 26), y terminando con el
episodio de la expulsión de los mercaderes del templo, que causó mayor furia en
102
los círculos de fariseos y sacerdotes. Cuando éstos pidieron a Jesús que calmara
a la multitud, Él respondió con el salmo mesiánico: “De la boca de los niños y de
los que aún maman fundaste la fortaleza“. (Salmo 8,2).

El Synaxarion de la fiesta interpreta las palmas cortadas de los jardines para dar
la bienvenida a Jesús como una premonición de la victoria de Cristo contra la
muerte, “porque era costumbre que los hombres victoriosos en las guerras
fueran honrados y acompañados en procesiones triunfales con ramas de árboles
verdes”, y esto sigue interpretándose al pollino de asna como símbolo de los
paganos convertidos al cristianismo. La liturgia del Domingo de Ramos difiere de
la habitual en los domingos en algunos puntos. El libro del Evangelio no es sacado
para la veneración durante el servicio matutino, como es habitual. La Divina
Liturgia tiene antífonas especiales, como sucede en las grandes fiestas, y termina
con la bendición de ramas frescas de árboles, que se consagran con agua bendita
y se comparten con todos los participantes de la fiesta. Las palmas, muy
habituales en los países mediterráneos, pero bastante raras en el norte, son
sustituidas por ramas de sauce en Rumanía o abedul en Rusia, Ucrania, Polonia y
Bielorrusia. Muchos cristianos usan estas ramas en sus hogares, poniéndolas en
las puertas, cerca de los iconos, plantándolas en sus jardines como símbolo de
frescura y abundancia. Algunas veces estas ramas incluso llegan a echar raíz y
crecer como nuevos árboles, como yo mismo he podido ver, debido a la
abundancia de lluvias primaverales y las facultades de los sauces. A veces se
organizan procesiones desde la iglesia, en recuerdo de la multitud que acompañó
a Cristo en la entrada a Jerusalén.

103
Tanto en las casas como en los monasterios esta fiesta se celebra con la
autorización para comer pescado y beber vino, como fortalecimiento antes de
Semana Santa, que es fuertemente ascética en todo lo que tiene que ver con la
comida y la bebida. La Semana Santa, de hecho, empieza unas pocas horas
después de la liturgia, el domingo por la noche con el servicio matutino del Lunes
Santo. De hecho, como hice notar en el otro artículo, durante este tiempo los
servicios matutinos tienen lugar la tarde anterior y los servicios nocturnos a
mediodía. El tiempo ya no tiene paciencia.

I. LA GLORIOSA RESURRECCIÓN DE JESÚS


104
No hay oficio más resplandeciente y alegre que La Pascua Ortodoxa. La Liturgia
Pascual se inicia con una procesión con la cruz de los que se han reunido para
celebrar. Esta procesión va alrededor del templo, con velas encendidas y
cantando: "En los cielos los ángeles cantan Tu Resurrección, Cristo Salvador y a
nosotros en la Tierra haznos dignos de glorificarte con corazones puros."

Esta procesión recuerda el recorrido que hicieron las mujeres miróforas a la


tumba de Jesús, muy temprano en la mañana para ungir Su Cuerpo Purísimo. Una
vez que completan el recorrido alrededor del templo se estacionan ante las
puertas principales, que deberán estar cerradas, y el Sacerdote empieza el
Matutino con la exclamación: "Gloria a la santa, Consubstancial, Vivificadora e
Indivisible Trinidad ahora y siempre..." Luego, al igual que lo hizo el Angel que dió
la noticia a las mujeres que venían a ungir al Señor, de que El ya había resucitado,
el sacerdote canta tres veces junto con otros Sacerdotes concelebrantes el
tropario de la Pascua: "Cristo Resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte
con Su Muerte, y otorgando La Vida a los que yacían en los sepulcros". El canto
de los Sacerdotes es seguido por el coro. Después el principal Sacerdote proclama
los versos proféticos del Salmo: "Levántese Dios, Sean dispersados sus enemigos
y huyan de Su Presencia los que le aborrecen; desaparezcan como el humo, como
se derrite la cera al calor del fuego así perezcan los enemigos de los que aman a
Dios!" A cada verso se contesta cantando: "Cristo Resucitó!" Luego el Sacerdote
repite el inicio del Tropario: "Cristo Resucitó de los muertos, pisoteando a la
muerte con su muerte," y el coro responde "y otorgando la vida a los que yacían
en los sepulcros." Entonces las puertas del templo se abren, todos entran y
empieza la Gran Ektenía (letanía de la súplica ardiente, con cortas peticiones, a
las que se contesta: "Señor, ten piedad," después de lo cual empieza el solemne
canto del Canon Pascual "Día de la Gloriosa Resurrección" compuesto por San
Juan Damasceno.

A la hora de cantar el Canon los Sacerdotes celebrantes inciensan totalmente el


templo y saludan a los fieles con las palabras: "Cristo Resucitó" a lo cual los fieles
responden: "En verdad Resucitó!" Al final del Matutino se lee el inspirado Sermón
105
de San Juan Crisóstomo que empieza con las palabras: "Si alguien es piadoso..."
El oficio usual de Las Horas no se lee y se sustituye por cantos de himnos de
Pascua. La Liturgia se oficia a continuación del Matutino. En lugar de los usuales
Salmos se cantan antífonas especiales; cortas oraciones con versos; en lugar de
la oración: "Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal," se canta: "Aquellos
bautizados en el Nombre de Cristo."

Después de La Oración detrás del ambón se realiza la bendición de Artos: Pan


especial con representación en el de La Resurrección de Cristo. En uno de los
siguientes oficios litúrgicos el Artos se parte y se entrega a los creyentes en
memoria de la aparición de Jesús Resucitado a los Apóstoles Lucas y Cleofás, los
cuales lo reconocieron después de partir el pan para ellos. Durante el primer día
de La Pascua se bendicen huevos, queso y kulichi, con los cuales terminan el
ayuno los creyentes.

La Fiesta de la Pascua Cristiana, los cristianos ortodoxos la celebramos


alegremente, porque nosotros en los días de Pascua más fuerte que en otro
tiempo, sentimos la renaciente fuerza de La Resurrección de Cristo; esa fuerza
que dominó el poder de las tinieblas, que libero a las almas del infierno, que abrió
las puertas del Cielo, que venció los lazos de la muerte y que llenó de vida y luz
las almas de los creyentes. Es de destacar que la alegría de Pascua además se
expande a una gran cantidad de gente: No solo a los profundamente creyentes
sino también a tibios y a los alejados de Dios. Durante La Pascua todo el mundo e
incluso, parece que la naturaleza, que no tiene alma, se alegra de la victoria de la
Vida sobre la Muerte.

106
El día de la Santa Pascua los fieles se saludan unos a otros con besos fraternales
diciendo las palabras: !"Cristo Resucitó!" y la otra persona responde: "En Verdad
Resucitó!" y se intercambian huevos coloreados que sirven como símbolo de La
Resurrección. Durante todos los días de la semana de la Pascua, la puerta de
entrada al Santuario, llamada Puerta Real, permanece abierta simbolizando que
con la Resurrección de Cristo todas las personas tienen abierto el acceso al Cielo.
Desde el primer día de La Santa Pascua hasta la celebración de la Liturgia de La
Santa Trinidad (durante 50 días) no se deben hacer reverencias inclinando la
cabeza hasta el nivel del suelo.

J. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR


107
Durante varias semanas después de Su Resurrección el Señor Jesucristo
frecuentemente se aparecía a Sus discípulos y conversaba con ellos,
preparándolos para su próxima misión apostólica. Finalmente en el cuadragésimo
día, el Señor Jesucristo nuevamente se apareció a los apóstoles y les ordenó no
alejarse de Jerusalén, pues precisamente allí debía descender sobre ellos el
Espíritu Santo prometido por Él.

Después de decir esto los llevó hacia el monte de los Olivos, que se encontraba
hacia el oriente de Jerusalén. En la expectativa, de que algo importante debía
suceder, comenzaron a preguntarle: "¿Señor, es este el tiempo en el que Tu
restaurarás el reino de Israel?" Los apóstoles, así como la mayoría de los hebreos,
esperaban, que el Mesías iba a ser un rey-conquistador, quien realizaría grandes
cambios sociales, liberaría a su pueblo del dominio extranjero, y les traería gloria
y prosperidad. A los apóstoles les parecía completamente lógico, que por cuanto
el Señor resucitó de entre los muertos, que ya había finalizado el período de Su
voluntaria humillación, y que ya era tiempo de declararse a todo el pueblo, como
el Mesías tan largamente esperado.

— "No os toca a vosotros saber los tiempos o los plazos, que el Padre puso en su
potestad"; — contestó Jesucristo: — "Pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria, y hasta los últimos confines de la tierra." En otras palabras, quiso
decir no trataran de prever, cuándo y precisamente qué cambios visibles,
deberían acontecer en el mundo. Vuestra labor será preparar las condiciones
necesarias para su aparición, para que la gente crea en Mí, como Salvador del
mundo, y reciban Mis enseñanzas. Esto será un trabajo grande y difícil, más Dios-
Padre, os fortalecerá con la fuerza de Su Gracia.

Después de decir esto Jesucristo los bendijo, y comenzó, ante sus ojos, a
separarse de la tierra, elevándose cada vez más y más. Viendo esto, los discípulos
Lo reverenciaron, y el Señor alejándose, continuaba bendiciéndolos. Los
Apóstoles no querían desviar su vista de Cristo, ni aun después, que Él Se ocultó
108
totalmente detrás de las nubes. Después de esto se les aparecieron dos ángeles
con vestiduras blancas como la nieve, y les dijeron: "¡Varones Galileos,! ¿Por qué
estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que se ha elevado ahora al cielo, así
vendrá como lo habéis visto ir al cielo!"

Alegrados con esta promesa, los apóstoles descendieron del monte y regresaron
a Jerusalén… Aquí, diariamente reuniéndose en la habitación de Sión, en oración
y en la lectura de las Sagradas Escrituras, esperaban el descenso sobre ellos del
Espíritu Santo (Hechos l-er. cap.) Acudían a estas reuniones también otros
discípulos de Jesucristo y algunas de las mujeres miróforas. Evidentemente, este
era el mismo aposento, donde, menos de dos meses atrás, en la víspera de Sus
padecimientos en la cruz, el Señor Jesucristo realizó la Última cena.

Así, con Su Ascensión, el Salvador finalizó Su servicio sobre la tierra, que Él


cumplió para la redención de los hombres pecadores. Su permanencia sobre la
tierra fue el tiempo de Su voluntaria humillación, pobreza y padecimientos, que
109
culminaron en la oprobiosa y dolorosa muerte en la cruz. Ahora Él regresó al
mundo de Su eterna gloria. Siendo siempre igual al Padre por Su naturaleza
Divina, con la ascensión al Cielo Él "se sentó a derecha" de Dios-Padre — es decir,
también como Hombre, recibió aquella potestad, grandeza y gloria, las cuales Le
corresponden, por ser el Hijo de Dios. Desde entonces Él, como Cabeza de la
Iglesia fundada por Él, rige los destinos del mundo. De allí entonces, antes del fin
del mundo, nuevamente vendrá en toda Su Divina gloria, rodeado por ángeles y
santos, para resucitar a todos los hombres y retribuir a cada uno según sus obras.
Entonces los salvados entrarán en Su Reino de gloria, el que no tendrá fin.

K. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO O PENTECOSTÉS


En el Antiguo Testamento, Pentecostés era la fiesta que acontecía a los cincuenta
días después de la Pascua de los judíos. Mientras que la pascua celebraba el
éxodo de los israelitas de la esclavitud de Egipto, Pentecostés celebraba el don de
Dios de los Diez Mandamientos a Moisés en el Monte de Sinaí
En la Nueva Alianza, el acontecimiento de la Pascua cobra su nuevo significado
como la celebración de la victoria de Cristo cumplida con su muerte y
resurrección, victoria que cumple el “éxodo” de los seres humanos desde este
mundo de pecado, al Reino de Dios. Así también en el Nuevo Testamento, la fiesta
de Pentecostés es cumplida y renovada por un nuevo don, el descendimiento del
Espíritu Santo sobre los discípulos y sobre la Iglesia.

En los oficios litúrgicos de la fiesta de Pentecostés, se celebra la venida del


Espíritu Santo junto a la revelación plena de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y
Espíritu Santo. Se manifiesta la plenitud de la divinidad con la venida del Espíritu
Santo a la humanidad, y los himnos de la Iglesia celebran esta manifestación como
al acto final de la auto-revelación de Dios al mundo, y el don último que Dios hace
al mundo. Por esto, el Domingo de Pentecostés, de acuerdo a la tradición
Cristiana Ortodoxa, también se conoce como el Domingo de la Trinidad. En este
día el icono de la Santísima Trinidad – particularmente el de las tres figuras
angélicas que aparecieron a Abraham,[1] el ancestro de la fe cristiana, -- es
110
colocado en medio del templo. Se utiliza este icono junto al tradicional icono de
Pentecostés que demuestra las lenguas de fuego sobre las cabezas de María y los
Doce Apóstoles, el prototipo original de la Iglesia, ellos mismos sentados en
unidad alrededor de la imagen simbólica del “cosmos”, el mundo.

En el día de Pentecostés tenemos el cumplimiento final de la misión de Jesucristo,


y la inauguración de la era mesiánica del Reino de Dios, místicamente presente
en este mundo en la Iglesia. Por lo tanto, el día cincuenta es el inicio de la época
que está más allá de las limitaciones de este mundo, siendo cincuenta el número
que representa el cumplimiento eterno y celestial en la espiritualidad mística,
tanta judía como cristiana: siete veces siete, más uno.

Así, se le llama a Pentecostés el día apocalíptico, que significa el día de la


revelación final. También se le llama el día escatológico, que significa el día del
final último y perfecto (en griego, la palabra eschatón quiere decir “el final”.) Pues
cuando llega el Mesías y el día del Señor está pronto, se inauguran los “últimos
días” en que “Dios declara… Derramaré mi espíritu sobre toda carne.” Esta es la
antigua profecía a la cual se refiere el Apóstol Pedro en el más antiguo Sermón
de la Iglesia Cristiana que fue predicado en el primer Domingo de Pentecostés.
(Hechos 2,17; Joel 2,28-32)Ç

La Divina Liturgia de Pentecostés recuerda nuestro bautismo en Cristo con el


versículo de la carta a los Gálatas nuevamente reemplazando el Trisagion. [2] Las
lecturas de la Epístola y del Evangelio hablan de la venida del Espíritu Santo al ser
humano. El kontakion canta de cómo la confusión de Babel fue revertida al reunir
Dios a todas las naciones en la unidad de Su Espíritu. El tropario proclama la
reunión del universo entero en la red de Dios, mediante la inspirada obra de los
pescadores convertidos en apóstoles. Por primera vez desde la Pascua de
Resurrección, se vuelve a cantar los himnos “Oh Rey Celestial” [3] y “Hemos Visto
la Luz Verdadera”[4], llamando al Espíritu Santo a que venga a habitar en
nosotros, y proclamando que “hemos recibido al Espíritu Celestial.” El templo
está adornado con flores y ramas y hojas verdes, para demostrar que el Aliento o
Soplo divino viene como el “Espíritu Vivificador” para renovar toda la creación.
En Hebreo, la palabra que quiere decir Espíritu, aliento y viento es una sola, rúaj.
111
El oficio de Vísperas Mayores de Pentecostés es caracterizado por tres largas
oraciones durante las cuales los fieles se arrodillan por primera vez desde la
Resurrección. [5] En la Iglesia Ortodoxa, el día Lunes después de Pentecostés se
conoce como la fiesta del Espíritu Santo, y el domingo después de Pentecostés es
la fiesta de Todos los Santos. Esta es la secuencia lógica ya que la venida del
Espíritu Santo logra su acabamiento en la santificación de la humanidad, fin
último de la creación y salvación del mundo. “Así dice el Señor: Vosotros por tanto
os santificaréis, y seréis santos, porque Yo, Tu Dios, soy santo.” (Levítico 11,45-
46; I Pedro 1,15-16)

112
L. LA TRANSFIGURACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
(19 AGOSTO)
La Transfiguración de Cristo representa uno de los acontecimientos centrales en
su vida terrenal que se encuentra relatado en los Evangelios. Inmediatamente
después de que el Señor fue reconocido por sus apóstoles como “el Cristo
(Mesías)”, “el Hijo del Dios viviente”, les dijo que “le era necesario ir a Jerusalén
y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas;
y ser muerto, y resucitar al tercer día.” (Mateo 16,21) La reacción de los apóstoles
a este anuncio de Cristo acerca de su próxima pasión y muerte fue de indignación.
Y luego, después de reprocharles, el Señor tomó a Pedro, a Santiago y a Juan
“aparte a un monte Alto”, de acuerdo a la tradición el Monte de Tabor, y “se
transfiguró delante de ellos.”

… y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la


luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro
dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos
aquí tres enramadas; una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él
aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que
decía: Este es mi Hijo Amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto
los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.

Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo, Levantaos y no temáis. Y alzando ellos
los ojos, a nadie vieron sino a Jesús sólo. Cuando descendieron del monte,

Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del
Hombre resucite de los muertos. (Mateo 17,1-9; ver también Marcos 9,1-9; Lucas
9,28-36; II Pedro 1,16-18)

La fiesta judía de las Tiendas era una celebración de la morada de Dios con los
seres humanos, y la transfiguración de Cristo revela que Dios “habita” en el
Mesías y se manifiesta por él, hombre de carne y huesos. No hay dudas de que la
transfiguración de Cristo sucedió en el tiempo de la Fiesta de las Tiendas, y que la
celebración del acontecimiento en la Iglesia Cristiana llegó a ser el cumplimiento
neotestamentario de esta fiesta del Antiguo Testamento, de manera muy similar
a las fiestas de la Pascua y Pentecostés.
113
En la Transfiguración, los apóstoles se dieron cuenta que en Cristo
verdaderamente “habita corporalmente toda la plenitud de la Divinidad”, que
“agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (Colosenses 1,19; 2,9). Jesús
les permite ver todo esto antes de la Crucifixión, a fin de que ellos sepan quién es
el que sufrirá por ellos, y qué es lo que Él, que es Dios, ha preparado para aquellos
que le aman. Esto es lo que la Iglesia celebra en la fiesta de la Transfiguración.

Además del significado fundamental que el acontecimiento de la Transfiguración


posee dentro del contexto de la vida y misión de Cristo, del tema de la gloria de
Dios que es revelada en todo su esplendor en el rostro de Cristo el Salvador, la
presencia de Moisés y Elías es también de gran importancia para la comprensión
y celebración de esta fiesta. Muchos de los himnos hacen referencia a estas dos
figuras centrales de la Antigua Alianza, tal como lo hacen las tres lecturas de las
Escrituras designadas para el oficio de Vísperas, que hablan de la manifestación
de la gloria de Dios a estos santos varones de antaño. (24,12-18; 33,11-34,8; I
Reyes 19,3-16)

Moisés y Elías, según los versos litúrgicos, no son solamente las más grandes
figuras del Antiguo Testamento quienes vienen ahora para adorar al Hijo de Dios
en gloria, ni tampoco son meramente dos de los varones santos a quienes Dios se
reveló en las teofanías prefigurativas de la Antigua Alianza de Israel. Estas dos
figuras en verdad representan el Antiguo Testamento mismo: Moisés representa
a la Ley, y Elías a los Profetas. Y Cristo es el cumplimiento de la Ley y de los
Profetas (Mateo 5,17)

Ellos también representan a los vivos y a los muertos, pues Moisés falleció y se
conoce su lugar de sepultura, mientras Elías fue llevado al cielo vivo para aparecer
nuevamente a anunciar el tiempo de la salvación de Dios en Cristo.

114
Entonces, apareciendo juntos a Jesús en el Monte de la Transfiguración, Moisés
y Elías confirman que el Mesías-Salvador está aquí, y que Él es el Hijo de Dios de
quien el Padre mismo da testimonio, el Señor de la Creación, del Antiguo
Testamento y del Nuevo, de los vivos y de los muertos. La Transfiguración de
Cristo en sí es el cumplimiento de todas las teofanías y manifestaciones de Dios,
una consumación perfeccionada y completada en la persona de Jesucristo. La
Transfiguración de Cristo nos revela nuestro propio destino como cristianos, el
destino final de todos los seres humanos y de la creación entera, el de la
transformación radical del ser y su glorificación por el majestuoso esplendor de
Dios.

En algunas iglesias, se acostumbra a bendecir uvas y otras frutas y verduras en


este día. Esto simboliza la transfiguración de toda la creación en Cristo. Significa

115
la fructificación de la creación entera en el paraíso del eterno Reino de Vida de
Dios, cuando todo será transformado por la gloria del Señor.

M. DORMICIÓN DE LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS (28 AGOSTO)

La fiesta de la Dormición de la Madre de Dios es celebrada el día 28 de agosto,


precedida por un ayuno de dos semanas, celebra la muerte de la Madre de Dios,
seguida de su resurrección y glorificación en Cristo. Proclama que María ha sido
llevada, “recibida” por Dios en su Reino en la plenitud de su existencia espiritual
y corporal.

Tal como ocurre en el caso de la Natividad de María y la fiesta de su entrada al


templo, no existen fuentes históricas o bíblicas para esta fiesta. La Tradición de la
Iglesia nos enseña que María falleció tal como los demás, no voluntariamente
como en el caso de Su Hijo, sino por la necesidad de su naturaleza humana mortal
invisiblemente unida a la corrupción de este mundo.

La Iglesia Ortodoxa enseña que María carece de todo pecado personal. No


obstante, en el texto del Evangelio de la fiesta, en los oficios litúrgicos y en el
icono de la Dormición, la Iglesia proclama del mismo modo que María
verdaderamente necesitaba ser salvada por Cristo tal como todos los demás seres
humanos son salvados de las tribulaciones, sufrimientos y muerte de este mundo;
y que, en verdad habiendo fallecido, fue resucitada por su Hijo como la Madre de
la Vida, y ya participa en la vida eterna del paraíso que es prometida a todos los
que “oyen la palabra de Dios y la guardan.” (Lucas 11,27-28)
Los servicios de la fiesta repiten el tema principal, que la Madre de la Vida ha
pasado “al gozo celestial, al regocijo divino, y a la alegría eterna” del Reino de Su
Hijo (verso de las Vísperas). Las lecturas del Antiguo Testamento, así como las
lecturas del Evangelio para la Vigilia y para la Divina Liturgia, son exactamente las
mismas que se leen para las fiestas de la Natividad de la Virgen y la de su
Presentación en el Templo. Así, en Matutinos nuevamente escuchamos a María
decir, “Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi
Salvador.” (Lucas 1,47) Durante la Divina Liturgia, escuchamos la carta a los

116
Filipenses en que San Pablo habla de cómo Cristo se anonadó a sí mismo y aceptó
tomar forma de siervo humano y aceptar la muerte, hasta muerte en la cruz, para
ser “exaltado a lo sumo” por Dios su Padre. (Filipenses 2,5-11) Una vez más en el
Evangelio, se nos proclama que la bienaventuranza de María pertenece a todos
los que “oyen la palabra de Dios, y la guardan.” (Lucas 11, 27-28)

Así, la fiesta de la Dormición de la Madre de Dios celebra la exaltación ofrecida a


todo ser humano por la gracia divina, a condición de que viva realmente una vida
de humildad y alabanza, de obediencia y amor dedicados al Señor, y que esta
exaltación al sumo grado ya ha sido realizada en la Virgen María. La fiesta de la
Dormición es el signo, la garantía, y la celebración de que la suerte que tuvo
María, espera también a todos aquellos cuyas almas magnifican al Señor, cuyos
espíritus se regocijan en Dios el Salvador, y cuyas vidas son totalmente dedicadas
a escuchar y a guardar la Palabra de Dios.

En conclusión, se debe insistir nuevamente, que en todas las fiestas de la Madre


de Dios en la Iglesia, los cristianos ortodoxos celebran hechos concretos de su
propia vida en Cristo, y en el Espíritu. Lo que sucede a María, sucede también a
todo aquel que imita su santa vida de humildad, obediencia y amor. Junto a ella,
todos los seres humanos serán “bendecidos” para ser “más venerable que los
querubines e incomparablemente más gloriosa que los serafines,” si siguen su
ejemplo. Todos darán a luz a Cristo mediante el Espíritu Santo. Todos llegarán a
ser templos del Dios viviente. Cada ser humano que viva la vida que María vivió,
participará de la vida eterna de Su Reino.

117
En este sentido, todo lo que se alaba y se glorifica en María, es signo de lo que se
ofrece a toda persona en la vida de la Iglesia. Por eso María, con el divino niño
Jesús dentro de ella, es llamada en la Tradición Ortodoxa, la Imagen de la Iglesia.
Pues la asamblea de los salvados es aquellos en quienes Cristo habita.

17. LA GRAN CUARESMA

La Gran Cuaresma tiene tres semanas de “tiempo de preparación”. En la primera,


se excluye el habitual ayuno de los miércoles y viernes. En la segunda semana, los
cristianos ortodoxos ayunan miércoles, viernes y al final de la semana (domingo)
se privan de comer carne hasta la Pascua. La tercera semana se llama “blanca” o
“del queso”, porque se permite tomar leche, queso, huevos e incluso pescado,
pero no carne. Es una especie de medio ayuno, en preparación a la Gran
Cuaresma que comienza el siguiente lunes, cuando sólo se permite la dieta
118
vegana. Los domingos de este tiempo de preparación se dedican a la penitencia:
Domingo del Fariseo y el En el Domingo de San Gregorio Palamás se conmemora
la obra teológica de este Padre de la Iglesia, Publicano (durante la misa se lee el
texto de Lc 18, 1014), del Hijo Pródigo (Lc 15, 1132), del Juicio Final (Mt 25, 3146)
y de la expulsión de Adán del Paraíso (Mt 6, 1421). Este domingo se llama también
“del perdón”. El sacerdote y los cristianos se piden perdón unos a otros y se
inclinan ante los demás, porque todos deben estar en paz con su vecino durante
el tiempo de ayuno. A pesar de que hasta ahora se hace hincapié en la dieta, lo
cierto es que el ayuno no significa sólo una dieta especial, sino renunciar a todo
lo que nos estorba en una vida conectada a Dios.

La Gran Cuaresma, según la tradición ortodoxa, dura cuarenta días, es decir seis
semanas, de la cual se excluyen dos días, como es la Anunciación (25 de marzo
según el calendario de las Iglesias en Constantinopla, Antioquía, Grecia, Bulgaria,
Rumanía, Albania, parte de Polonia y la República Checa) o el 7 de abril (Iglesias
de Jerusalén, Monte Athos, Patriarcado Ruso, Serbia, Georgia, parte de Polonia y
República Checa) y el Domingo de Ramos, el sexto domingo de la Gran Cuaresma,
cuando a los cristianos se les permite comer pescado y beber vino como signo de
alegría y de anticipación de la Resurrección. Durante este tiempo, todas las ropas
litúrgicas y atuendos cambian a color negro; sólo los sacerdotes pueden, los
domingos, ir de blanco, como signo de la Resurrección que está por venir. La
primera semana de la Cuaresma es muy dura, especialmente en los monasterios.
Las monjas y monjes ayunan completamente desde la noche del domingo hasta
la del miércoles después de la Liturgia de los Dones Presantificados, que es una
liturgia especial celebrada sólo en la Gran Cuaresma y sólo de noche, siendo su
autor San Gregorio Magno, Papa de Roma. Debido a esto los dos primeros días
de la Cuaresma (lunes y martes) son días alitúrgicos, siendo así que no se celebra
misa, por lo que los monjes no se ven obligados a interrumpir su ayuno y oración.
Sólo las Siete Laudae, con un ritual especial, son celebradas, y el texto de los
himnos tienen un tono de profundo arrepentimiento. La oración habitual “Dios
es Nuestro Señor y se nos ha mostrado” se sustituye cantando un triple Aleluya.
En lugar de las Pequeñas Completas, las Grandes Completas son mucho más
largas y contienen el Gran Canon de San Andrés, obispo de Creta (s.XI), una obra
maestra de la poesía bizantina, en el mismo tono de arrepentimiento. Los siete
servicios se terminan con una oración de San Efrén el Sirio, junto a dos
119
inclinaciones hasta tocar la frente en el suelo (gran metanía) y un cierto número
de pequeñas inclinaciones, tocando simplemente el suelo con la mano (pequeña
metanía) que son símbolos de arrepentimiento y de que reconocemos que
nosotros, los seres humanos, sólo somos polvo y al polvo retornaremos. Sólo en
sábado se celebra la habitual Liturgia de San Juan Crisóstomo y el Réquiem por
los muertos, como signo de que Cristo bajó al Inframundo en sábado.

La Liturgia de San Basilio es la misa cebrada los domingos. Las otras seis semanas
se repite el mismo ritual, con la excepción del Gran Canon y del cambio de la misa
habitual: de lunes a viernes, simplemente la Liturgia de los Dones Presantificados
del papa Gregorio, celebrada al anochecer; los sábados, la Liturgia de San Juan
Crisóstomo; los domingos, la Liturgia de San Basilio el Grande.

Los domingos de Cuaresma tienen también un simbolismo especial conectado al


arrepentimiento. El primer domingo, es decir el primero al terminar la primera
semana de Cuaresma, se llama el Domingo de la Ortodoxia, y está especialmente
dedicado al Séptimo Concilio Ecuménico, cuando los iconos regresaron a las
iglesias. Durante el servicio, se repite el Anatema sobre las herejías condenadas
en los Concilios Ecuménicos (esta tradición ha desaparecido en la costumbre
rumana, pero se mantiene en la Iglesia Rusa) y se organizan procesiones con
iconos por las calles. El Evangelio leído durante la misa es Mt 20, 116, una
parábola sobre la recompensa del trabajo en la viña del Señor. El segundo
domingo está dedicado a Gregorio Palamás, el Padre de la Iglesia que habló de la
Naturaleza Divina que se muestra a través de Energías en la creación. El Evangelio
es Mc 2, 112, la curación del paralítico en Cafarnaúm. El tercer domingo está
dedicado a la Santa Cruz. Además de una procesión con una cruz ritual adornada
con flores, la ceremonia entera consiste en himnos de alabanza al Sacrificio de
Cristo y su sufrimiento. El Evangelio tiene la misma connotación (Mc 8, 3438), ya
que habla de la auto-renuncia, la aceptación de la cruz personal y el seguir a
Cristo. El Domingo de la Cruz marca la mitad de la Cuaresma, y el Synaxarion del
día recuerda que es la Cruz la que ayuda a los cristianos a seguir adelante hasta
la Resurrección. El cuarto domingo está dedicado a San Juan Clímaco, autor de un
libro ascético llamado “La Escalera” que describe el camino que deben seguir los
monjes para alcanzar la bienaventuranza El Domingo de Santa María Egipcíaca se
conmemora la vida de esta penitente.
120
El Evangelio que se lee se refiere a las nueve Bienaventuranzas (Mt 4, 255, 112).
El sexto domingo, de María Egipcíaca, sigue el mismo tono de arrepentimiento.
La gran historia de María es un ejemplo de que todos los cristianos pueden
regresar a Cristo, sin importar qué hicieron antes, si se arrepienten. El Evangelio
leído es Lc. 7, 36-50, sobre la mujer que lavó los pies del Señor. Finalmente, el
Domingo de Ramos finaliza el período de cuarenta días y se celebra con hojas de
palma, bien de sauce (en Rumanía) o de abedul (en Rusia), donde no hay muchas
palmeras.

18. El ayuno

El ayuno es un mandamiento divino (Génesis 2, 16-17) y constituye una gran lucha


espiritual, la mejor expresión del ideal ascético de la ortodoxia, un ejercicio
importante para nuestra vida espiritual.

Siguiendo el ejemplo de Jesús y de los Santos, con el ayuno sometemos nuestro


cuerpo a nuestro espíritu, lo que nos (leva al arrepentimiento. La ortodoxia fiel a
las disposiciones apostólicas, a los cánones conciliares y al conjunto de la
tradición patrística, ha proclamado siempre el gran valor del ayuno para la vida
espiritual del hombre y su salvación.

El verdadero ayuno se refiere al conjunto de la vida cristiana del seguidor de


Cristo y encuentra su apogeo en su participación en la vida litúrgica y
particularmente en el Sacramento de la Eucaristía.

El ayuno eucarístico es el que nos destaca porque es un ayuno total necesario


antes de comulgar y que recuerda que la vida en la tierra sirve para preparar la
vida eterna; nos lleva al gran momento de recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor.

Además están los siguientes períodos de ayuno:

a) La Gran Cuaresma. Siete semanas antes de la Pascua de Resurrección.

121
b) El ayuno de los Apóstoles, que empieza diez días antes de la fiesta de
los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo (29 de junio).

c) El ayuno de los catorce días que preceden la fiesta de la Dormición de


la Virgen (del 1 al 15 de agosto).

d) El ayuno de Navidad. Cuarenta días antes de la Natividad del Señor (del


15 de noviembre al 24 de diciembre).

e) Cada miércoles y viernes (días de la traición y crucifixión del Señor), y


las fechas siguientes:

- El 5 de enero, vísperas de la Teofanía.


- El 29 de agosto, conmemoración de la decapitación de San Juan
Bautista.
- El 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación y Veneración de la Santa
Cruz.
- El 24 de diciembre, vísperas de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

La liturgia en la vida de la Iglesia Ortodoxa tiene un papel trascendental. Una


liturgia siempre viva y dramática, que ha servido de refugio único para toda la
teología y toda la vida eclesial, y que durante siglos ha sido la principal fuente de
instrucción religiosa del cristiano ortodoxo, constituyendo, además, un poderoso
lazo de unión entre las distintas Iglesias que encuentran en ella la expresión de
su única fe. El fiel ortodoxo ve en la participación litúrgica la señal de su
pertenencia al Cuerpo Místico de Cristo; por ello estará siempre atento a la
manera y forma en que se celebra el culto, que no es un acto sólo del sacerdote,
antes bien, todo fiel se siente responsable de todo lo que pasa en el templo de
Dios.

19. LA SEMANA SANTA

La Semana Santa tiene un ritual litúrgico especial. El tiempo gira al revés. El


servicio matutino del lunes se celebra el domingo por la noche y así
sucesivamente en toda la semana. También el servicio vespertino (las Vísperas)

122
se celebran por la mañana y se combinan el miércoles y el sábado con la Liturgia
de San Basilio. Muchos cristianos ayunan hasta el anochecer, van a confesarse y
limpian sus casas en espera de la Resurrección. Cada tarde van a la iglesia a
celebrar, como ya se ha dicho, los servicios matutinos, dedicados a los eventos de
la Pasión relatados en los Evangelios.
Los servicios más importantes se inician el jueves con la Liturgia de la Última Cena
combinada con la ceremonia del lavatorio de pies de 12 personas. El Viernes
Santo es un día alitúrgico y los cristianos ayunan hasta el anochecer, cuando
participan en las Completas del Sábado Santo, que es prácticamente una
ceremonia de entierro donde se canta un Canon de las Lamentaciones de la
Madre de Dios, una obra maestra de la poesía y el momento más grande de la
Gran Cuaresma.

El Epitaphion, un icono de tela que representa el entierro de Cristo, se lleva por


toda la iglesia y es finalmente depositado en el altar, que simboliza el sepulcro de
Cristo. La Liturgia celebrada el sábado por la mañana está dedicada a la Apertura
de los Infiernos. Antes de leer el Evangelio, las ropas de los ministros y los
atuendos en la iglesia se cambian y las oscuras son sustituidas por las blancas:
antes de la Resurrección, según la tradición, Cristo predicó el Evangelio en los
Infiernos y salvó a Adán, a Eva y a todos los Justos de la Antigua Ley.
Hay que hacer notar que el icono del Descenso de Cristo a los Infiernos es el icono
canónico de la Resurrección en la Iglesia Ortodoxa, y no el que lo representa como
un vencedor, saliendo de la Tumba. Esto puede explicarse por el hecho de que la
Resurrección, en sí misma, no es lo más importante para un ortodoxo, sino más
bien sus efectos, es decir, nuestra salvación de la condena eterna.

123
Mientras esperan la Resurrección, todos los cristianos se reúnen en la iglesia una
hora antes de la medianoche, en la Vigilia Pascual. Normalmente, a medianoche,
todas las velas y luces de la iglesia se apagan. Sólo la vela que cuelga junto a la
Cruz de Cristo en el altar está permitida; el sacerdote tomará la Santa Luz de allí
y la transmitirá a los demás, cantando la alegría de la Resurrección

LOS OFICIOS DE SEMANA SANTA :

MAÑANA TARDE NOCHE


Sábado de Lázaro Divina Liturgia
Domingo de Divina Liturgia Mat. de Lunes
Ramos Sto.
Lunes Santo Lit. Mat. de Martes
Presantificados Sto.
Martes Santo Lit. Mat. de Miércoles
Presantificados Sto.
Miércoles Santo Lit. Unción de los
Presantificados Enfermos
Jueves Santo Vísp. y Lit. Sn. Mat. de Viernes
Basilio Sto.
Viernes Santo Horas Reales Vísperas Matutinos de
Sábado
Sábado Vísp. y Lit. Sn. Nocturna, Mat. y
Santo Basilio Div. Lit. de
Resurrección
Pascua Vísp. de
de Resurrección Ágape

CICLO LITÚRGICO DE FIESTAS PRINCIPALES Y


SOLEMNIDADES ORTODOXAS
El año litúrgico comienza el 1 de septiembre con la preparación de la
fiesta de la natividad De la madre de Dios
124
El calendario juliano esta 13 días más atrás del Calendario gregoriano.
El calendario juliano se usa más en oriente estas fiestas están basadas en
el calendario gregoriano .

FECHA FESTIVIDAD O TIPO


SOLEMNIDAD
1 Enero (14) Circuncisión de Nuestro Solemnidad
Señor Jesucristo
Epifanía (Domingo Solemnidad
siguiente)
6 Enero (19) Teofanía (Bendición de las Fiesta principal
aguas)
7 Enero (20) Sinaxis San Juan Bautista Solemnidad
Finaliza el periodo de
Navidad
Periodo Pre-Cuaresmal
1 Domingo El Fariseo y el Publicano
30 Enero Sinaxis 3 grandes jerarcas: Solemnidad
(12) feb Basilio el Grande, Gregorio
el Teólogo y San Juan
Crisóstomo
2 Febrero Presentación de Jesús en el Fiesta principal
(15) Templo
2 Domingo Hijo Prodigo
3 Domingo Domingo del Juicio Final
(Fiesta de la Carne)
4 Domingo Domingo del Perdón
(Domingo del Queso)
CUARESMA
1 Domingo Domingo del Triunfo de la AYUNO
Ortodoxia ESTRICTO
2 Domingo San Gregorio Palamás
(virtud, oración sencilla y
purificación sentidos)
3 Domingo Veneración de la Santa
Cruz
4 Domingo San Juan Clímaco (camino
interior
125
Hacia Dios)
25 Marzo La Anunciación de la Fiesta Principal
(7 Abr) Santísima Señora, Madre
de Dios y Siempre Virgen
María
26 Marzo Sinaxis San Gabriel Solemnidad
(8 Abr) Arcángel
5 Domingo Santa María Egipciaca
(arrepentimiento)
SEMANA DE PASIÓN
Sábado de San Lázaro
Domingo de Palmas- AYUNO
Entrada de Jesús a ESTRICTO
Jerusalén
Lunes de La Higuera Seca
Pasión
Martes de Las Vírgenes Sabias
Pasión
Miércoles de La Adultera Arrepentida
Pasión
Jueves de La Ultima Cena Solemnidad
Pasión
Viernes de 12 Santos Evangelios Solemnidad
Pasión
Sábado de Sábado Bendito- Fuego Solemnidad
Pasión Santo
PASCUA
Domingo de la Fiesta de las Fiestas Solemnidad
Resurrección
1 Domingo Domingo de Santo Tomas
Pascua
2 Domingo Domingo de las mujeres
Pascua Miroforas, José de Arimatea
y Nicodemo
3 Domingo Domingo del Paralitico
Pascua
4 Domingo Domingo de la mujer
Pascua Samaritana
5 Domingo Domingo del Hombre Ciego
Pascua

126
La Ascensión de Jesucristo Fiesta Principal
(40 días después de
Pascua)
6 Domingo Domingo de los Santos
Pascua Padres
Pentecostés Fiesta Principal
(50 días después de
Pascua)
Domingo que Domingo de todos los Solemnidad
Sigue Santos
Inicio Preparación fiesta de los Apóstoles
4 Domingo Nacimiento de san Juan Solemnidad AYUNO
Post- Bautista el Precursor
pentecostés
29 Junio San Pedro y San Pablo Solemnidad
(12 Jul)
30 junio Sinaxis de los Santos y Solemnidad
(13 Jul) Gloriosos Doce Apóstoles
1 Agosto (14) Preparación de la Fiesta de la Dormición de la Madre de Dios
6 Agosto Transfiguración de Nuestro Fiesta Principal AYUNO
(19 Agos) Señor Jesucristo
(Bendición frutos y
productos de la tierra)
15 Agosto Dormición de la Santísima Fiesta Principal
(28 Agos) Madre de Dios
29 Agosto Decapitación del Santo Solemnidad Ayuno
(11 sep) Profeta y Precursor San desde la
Juan Bautista Ante-fiesta
1 (14) de Septiembre se inicia el año Litúrgico
8 Septiembre Natividad de Nuestra Fiesta Principal
(21 sep) Santísima Señora la Madre
de Dios
14 Septiembre Exaltación Universal de la Fiesta Principal Ayuno
(27 sep) Vivificadora Santa Cruz desde la
Ante-fiesta
1 Octubre Protección de Nuestra Solemnidad
(14 oct) Santísima Señora la Madre
de Dios
15 (28) de Noviembre Inicio preparación de la Navidad de Jesucristo

127
21 Noviembre Presentación de la Fiesta Principal AYUNO
(4 dic) Santísima Madre de Dios en
el Templo
6 Diciembre San Alexander Nevsky Solemnidad

25 Diciembre Natividad de Nuestro Señor Fiesta Principal AYUNO


(7 ene) y Salvador Jesucristo HASTA LA
NAVIDAD

20. RITOS MENORES DE LA IGLESIA

A. Oficios de Petición (Eucologio).

Son muy diversas las situaciones cuando necesitamos la ayuda de Dios. A


sabiendas de cuanto apoyo celestial implora el hombre, la Iglesia Ortodoxa
compuso una serie de oficios sobre los que gozan de la vida, sobre los difuntos,
sobre bendición de las cosas y de alimentos. Estos oficios se denominan "oficios
de petición" ya que se hacen por solicitud de los feligreses.

El oficio del trisagio fúnebre por los difuntos. Estos oficios se celebran solamente
por personas bautizadas. No se permite oficiar el rito de entierro a suicidas,
borrachos, no creyentes, muertos en consecuencia de aborto o en una riña, a los
que en vida denegaban de Dios y de la Iglesia.
La Iglesia bendice mediante sus oficios todo el complejo de la vida del hombre,
inclusive los objetos que usamos y los alimentos que ingerimos.
Bendición de los alimentos se practica en los días especiales; por ejemplo, en
vísperas de Pascua de Resurrección bendicen los huevos y los "kulichi" (especie
de pan dulce, parecido a "panetones"), y en la fiesta de Transfiguración de
Jesucristo — las manzanas y otras frutas.

Existe Oficio de bendición de la casa, del automóvil. Sobre estos oficios por
petición — se debe convenir personalmente con el sacerdote, para que él escoja
la hora conveniente

B. Moleben (rogativa).
128
En los templos ortodoxos todos los días, al terminar la misa de la mañana, los
sacerdotes ofician servicios por petición. Uno de los más frecuentes es el
Moleben o canto del Moleben.
¿Qué es el Moleben? Es un breve oficio de fervientes oraciones sobre diversas
necesidades cotidianas. Durante la liturgia muchas veces no prestamos atención
al contenido de nuestras súplicas diarias por causa de la sustancia profundamente
mística de la Liturgia Divina. Entonces surge la necesidad de orar por las
necesidades mundanas, como nos enseñaba el Beato Ambrosio de Optina —
"breve pero intenso," y esto se realiza en el Moleben.
Si estamos enfermos, si emprendemos un asunto importante, si nos preparamos
para un viaje, si es el día del santo, antes del comienzo del año escolar, o si
deseamos agradecer a Dios por algo en particular, — para todos estos pedidos
existen oraciones especiales del Moleben.
Aparte de estas rogativas particulares, hay cantos comunes en el Moleben para
todo el pueblo. La iglesia tiene una gran cantidad de tales: para bendición del
agua y del año nuevo, en tiempo malo y sequía, por los presos del mal espíritu y
del alcohol, los oficios solemnes el primer domingo de Gran Ayuno (Gloria de
Ortodoxia) y Navidad.
En el Moleben nos dirigimos a Señor Jesucristo, a Su Madre Purísima, a los Santos.
El Moleben con cantos de agradecimiento se dirigen a Dios. Al encargar un
Moleben, entregamos una lista con los nombres para rezar por ellos durante el
oficio. Hay casos en que la persona, al encargar el Moleben, no espera su
actuación, se aleja del templo y sólo deja la lista. El Señor recibe cualquier
sacrificio, pero por seguro que es más adecuado rezar junto con el sacerdote en
vez de dejarlo rezar solo.
A veces al Moleben se le agregan los akathistos y cánones. Los sacerdotes
frecuentemente, al terminar el oficio por petición, proceden a untar a los
feligreses con aceite bendito y rociarlos con agua bendita.
Según nuestra fe, El Señor nos envía Su ayuda muy pronto después del Moleben.
De modo que no es necesario malversar este servicio sagrado encargándolo
varias veces por la misma petición. Excepción: Moleben por un enfermo, o por
una promesa.
129
C. Litya

El litya, consiste en cantos y oraciones, y se prescribe para todas las grandes


fiestas y la mayoría de las fiestas más importantes, así como todos los domingos.
En la práctica, el litya a menudo se omite el sábado por la noche a menos que una
fiesta también caiga en el mismo día. El typikon ("libro de modelos", que ofrece
el plan para los servicios de la Iglesia) a menudo deja a la discreción del rector o
superiores si un litya será servido en un día determinado.

En las tardes de los sábados ordinarios (sin la ocurrencia simultánea de cualquier


otra fiesta), el himno del templo se canta, a continuación, gloria, y el teotokio. Si
el templo está en el nombre de Cristo o de la Virgen, el orden será diferente.
En las grandes fiestas, los himnos de la litya son todos festivos. En otras fiestas
principales, la primera es himno litya del templo, y el resto son de la fiesta.

La bendición del pan, el trigo, el vino y el aceite están asociados con el litya y
tiene lugar más tarde en las vísperas.
El canto de "Señor, ten piedad" a menudo se limita a 12 veces después de cada
petición, pero en los libros de servicios el número especificado de "Señor, ten
misericordia" varía entre 30, 40, y hasta 50 para las diferentes peticiones.
D. TYPICA
El typika (Obednitsa o Obednitza) es un breve servicio que es designado por el
libro del Typikon para ciertas ocasiones, pero también puede llevarse a cabo
cuando un sacerdote o el obispo no está presente. Hay varias modificaciones que
se realizan en este servicio para incorporar elementos de la liturgia divina,
algunos de los cuales están diseñados para ser dirigido por los legos; en algunas
jurisdicciones, sino que también puede ser en la mayoría de los casos un servicio
dirigido por un diácono que incluye la distribución de la Santa Comunión. Cuando
se mantiene en una iglesia, las puertas del iconostasio permanecen cerradas y el
servicio se lleva a cabo en la nave central.

E. OFICIOS FÚNEBRES O CONMEMORATIVOS


130
En la Iglesia Ortodoxa, las diversas oraciones por los difuntos tienen como
finalidad la oración por el descanso de los difuntos, consolando a los vivos, y
recordando su propia mortalidad y la brevedad de esta vida terrenal. Por esta
razón, los servicios fúnebres tienen un aire de penitencia por ellos, y tienden a
ser servido con mayor frecuencia durante las cuatro estaciones de ayuno.

Si el servicio es para un individuo, a menudo se llevó a cabo junto a la tumba del


difunto. Si se trata de una conmemoración general de todos los difuntos, o si la
tumba de la persona no está cerca, el servicio se lleva a cabo en una iglesia, frente
a una "mesa monumento", pequeña especial independiente, a la que está unido
un calvario y con un candelabro para que los fieles pongan velas encendidas.

El diácono (o, si no hay diácono, el sacerdote) balancea el incensario en casi todo


el servicio, mientras que todos de pie sosteniendo velas encendidas. Cerca del
final del servicio, durante los últimos troparios, todos, apagan sus velas, o las
colocan en la mesa calvario. Cada vela simboliza el alma individual, que, por así
decirlo, cada persona tiene en su propia mano. La extinción (o abandonar) de la
vela, al final del servicio, simboliza el hecho de que cada persona tendrá que
entregar su alma, al final de su vida.
El servicio se compone de Salmos, Ektenias (letanías), himnos y oraciones. En su
contorno se sigue el orden general de maitines. Algunas de las partes más
notables del servicio son la KONTAKION de los difuntos y el canto final de "
Memoria Eterna.
El funeral se usa muy frecuentemente al final de la Divina Liturgia; sin embargo,
también puede ser después de las Vísperas, o como un servicio independiente
por sí mismo. Si el servicio se lleva a cabo por separado, hay lecturas de las cartas
de Pablo y los Evangelios, que son asignados por el día de la semana.
También hay otros oficios que son el Responso por los difuntos y el oficio del
trisagio fúnebre.

131
La muerte sólo nos separa de nuestros seres amados, corporalmente, no
espiritualmente. Debido a esto y los inmutables lazos de fe y amor, los cristianos
ortodoxos rezan fervorosamente por los difuntos, en particular el tercer, noveno,
y cuadragésimo día luego del fallecimiento, y también en otros momentos
designados. Oramos por el difunto el tercer día, porque Cristo resucito al tercer
día. Según San Macario el Grande, desde tercer día hasta noveno, el alma luego
de adorar a Dios, contempla las moradas del Paraíso, y entonces, ella siente dolor
porque por el pecado se ha privado de aquella bienaventuranza; por lo tanto, en
el noveno día, cuando el alma es llevada al juicio, es correcto que recemos. Desde
el noveno hasta cuadragésimo día, el alma contempla los tormentos de Infierno,
y siente pavor de que tal destino pueda ocurrirle; en el cuadragésimo día el alma
acude por última vez ante el Señor, Quien lo asigna a un lugar hasta el día de su
Segunda Venida. Como Cristo ascendió a su Lugar, cuarenta días después de su
Resurrección, de la misma manera al alma se le es asignado su lugar.

El cuadragésimo día después de la muerte es el día más importante para la


conmemoración. Los piadosos cristianos ortodoxos conmemoran la memoria del
difunto en doce ocasiones diferentes:

1) Al 3º día
2) Al 9º día
3) Al 40º día
4) A los seis meses
5) Al Año
6) Semana de la Carne (se sirven Panikhidas por nuestros antepasados durante la
semana, y una Panikhida Universal el sábado de los Difuntos)
7) 2º sábado de Gran Cuaresma.
8) 3º sábado de Gran Cuaresma.
9) 4º sábado de Gran Cuaresma.
10) Radonitsa (el martes de la 2 semana de Pascua)
11) La semana anterior al domingo de Pentecostés/Trinidad.

132
12) La semana anterior a la conmemoración de San Demetrio (26 Octubre/8
Noviembre)

21. LIBROS LITÚRGICOS DE LA IGLESIA

Los libros litúrgicos usados en el culto ortodoxo se dividen en tres grupos


principales. El primero de estos son tres libros que contienen las lecturas de la
Sagrada Escritura. Estos son el Libro de los Evangelios, el libro de Epístolas, y el
Libro de los Salmos.

Libro de los Evangelios (Gr:Evangelion, Sl:Evangelie)


Este libro contiene el texto de los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan)
dispuestos en secciones llamadas perícopas (o zachalo en ruso ). Este libro reposa
normalmente en el Santo Altar, y es tratado habitualmente en la misma manera
que los Santos Iconos, pues está considerado como un icono del Salvador en Su
ministerio de enseñanza. Este libro es comñunmente adornado con oro, plata,
filigranas o simplemente con portadas elaboradas y letras doradas.

Libro de las Epístolas (Gr:Apostolon, Sl:Apostol)Algunas veces conocido como


Leccionario, este libro contiene las lecturas de los Hechos de los Apóstoles y las
Epístolas de San Pablo para todo el año, es decir, todo el Nuevo Testamento salvo
los Evangelios y el Apocalipsis (Revelación) de San Juan. Este libro también está
dividido en perícopas y también incluye los versos Prokeimena y Aleluia que
preceden y siguen a las lecturas de la Epístola.

Libro de los Profetas (Gr:Prophetologion, Sl:Paremijnik)


Las lecciones del Antiguo Testamento, suelen leerse en las Vísperas. Este libro
muchas veces está contenido como secciones del Triodion, Pentecostarion o
Menaion, según sea el caso.

Libro de los Salmos (Gr:Psalter, Sl:Psaltir)El Salterio contiene los 151 salmos de
David, divididas en veinte kathismas, así como el texto de los Nueve Cánticos
bíblicos que son cantados en los maitines.
133
La División del Salterio en kathismas:

Kathisma Stase 1 Stase 2 Stase 3


I 1-3 4-6 7-8
II 9-10 11-13 14-16
III 17 18-20 21-23
IV 24-26 27-29 30-31
V 32-33 34-35 36
VI 37-39 40-42 43-45
VII 46-48 49-50 51-54
VIII 55-57 58-60 61-63
IX 64-66 67 68-69
X 70-71 72-73 74-76
XI 77 78-80 81-84
XII 85-87 88 89-90
XIII 91-93 94-96 97-100
XIV 101-102 103 104
XV 105 106 107-108
XVI 109-111 112-114 115-117
XVII 118:1-72 118:73-131 118:132-176
XVIII 119-123 124-128 129-133
XIX 134-136 137-139 140-142
XX 143-144 145-147 148-150

134
El siguiente grupo de libros litúrgicos alude a las partes fijas de los servicios, que
por lo general no cambian de acuerdo a la temporada o los días de los santos o
synaxis. Entre estos libros se encuentran el Euchologion y el Horologion.

Gran Libro de Oraciones (Gr:Euchologion)


Contiene las partes fijas de las Vísperas, Maitines y la Liturgia (principalmente las
partes del sacerdote), los Sacramentos (Bautismo, Crismación, Órdenes Sagradas,
Confesión, Matrimonio, Unción de los enfermos) y otros servicios (Profesión
Monástica, Consagración de un templo, un altar, la bendición de las aguas, de las
palmas, etc.)

Libro de Oraciones (Gr:Euchologion) El Euchologion (o Libro de Oraciones ) es


para el uso del Sacerdote y Diácono y contiene los Sacramentos y otros servicios
comunes, así como de muchas oraciones y bendiciones especiales. Está contenido
en el Gran Libro de Oraciones.

Libro de servicios del Sacerdote (Gr:Ieratikon, Sl:Sluzhebnik )Se trata de un libro


que contiene principalmente las partes del sacerdote para celebrar las vísperas,
maitines y la Divina Liturgia. Está contenido en el Gran Libro de Oraciones.

Libro de Servicios Pontificales (Gr:Archieratikon, Sl:Chinovnik ) .Este es un libro


especial de oraciones y bendiciones utilizados por el Obispo. Está contenido en el
Gran Libro de Oraciones.

Gran Libro de Horas (Gr:Horologion, Sl:Tchasoslov)


El libro de las horas (en griego Horologion) es un libro para uso del coro de los
lectores y los cantantes. Contiene las partes fijas de los Oficios Diarios (Vísperas,
Maitines, etc) con la mayoría de las partes del sacerdote y el diácono de omitidas.
También contiene una lista de las fiestas y los días de los santos durante para todo
el año, así como los troparios y kontakios apropiados para cada uno de esos
acontecimientos.

135
Además hay una sección que contiene troparios y kontakios para los domingos y
las festividades móviles, así como la Theotokia para todo el año. También están
contenidos en este libro diversos cánones y otros servicios de uso frecuente.

Para las partes móviles de los servicios (los que cambian todos los días), hay
cuatro volúmenes que constituyen los tres ciclos principales del Año de la Iglesia:

1) El ciclo semanal - Octoechos


2) El ciclo anual de fiestas móviles - Triodion y Pentecostarion
3) el ciclo anual de fiestas fijas - Menaia.

El libro de los Ocho Tonos (Gr: Octoechos, Sl:Oktoikh) El Octoechos (o Libro de los
ocho tonos ) contiene las partes móviles de los Oficios Diarios cantadas en toda
la semana. Se proporcionan ocho series de oficios, uno para cada uno de los ocho
tonos, dentro de los cuales hay siete conjuntos de servicios, uno para cada día de
la semana .El primer tono (o modo) comienza con el Domingo de Santo Tomás y
procede en secuencia cada semana hasta que se completan los ocho tonos,
momento en cual se repite todo el ciclo. Los textos del Octoechos se combinan,
más o menos, con las fiestas fijas del Menaia, y los sábados y domingos durante
la Gran Cuaresma (excepto del Sábado de San Lázaro al domingo de Todos los
Santos).
Triodon Cuaresmal (Gr:Triodion, Postnaya Triod)Este libro, que se caracteriza por
su amplio uso de los Cánones de Tres Odas, de aquí su nombre (aunque también
hay algunos cánones de cuatro odas), contiene los textos para la servicios de la
Gran Cuaresma.
Triodon Florido (Gr:Pentecostarion, Sl:Tzvyetnaya Triod)
Este libro es el compañero del Triodion Cuaresmal (a menudo llamado el Triodion
Florido) contiene los textos concernientes para celebrar desde la Pascua hasta el
Domingo de Todos los Santos (el primero después de Pentecostés).

Menaia

136
Este libro está dividido en doce volúmenes (que corresponden a los doce meses)
y contiene los textos para las Fiestas fijas de cada día del año. Además, se
encuentran a veces dos volúmenes complementarios que contienen ciertos
textos de las principales fiestas fijas (Menaion Festivo)

Además de estos tres grupos principales de los libros litúrgicos, hay dos libros más
el Irmologion y el Typikon.
Irmolo gion Este libro ofrece los textos de toda la Irmosi (o Theme Songs ) cantado
al principio de los diversos cánticos del Canon. A menudo, algunas ediciones de
los libros de servicios, como el Menaia y Triodion, sólo proporcionan las primeras
palabras de apertura del Irmos, que requieren el uso del Irmologion, que ofrece
los textos completos.

Typikon
Este libro contiene las normas y rúbricas que rigen todos los aspectos de los
servicios de la Iglesia y de su celebración durante todo el año. De acuerdo con la
Tradición eclesial, el Typikon fue elaborada por San Sabbas de Jerusalén (532) y
posteriormente revisado por San Sofronio, Patriarca de Jerusalén (638). Una
nueva revisión fue hecha por San Juan de Damasco (749), un monje del
monasterio de San Sabbas, de ahí el nombre de Typikon del monasterio de San
Sabbas de Jerusalén.

22. Diferencias entre la Iglesia Ortodoxa y La Iglesia Católica Romana

En los primeros 1000 años de Cristianismo, la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica


Romana eran una sola Iglesia, debido a esto ambas iglesias comparten muchas
cosas en común, son “Católicas” (entiéndase Universales) y “Apostólicas” (tienen
“sucesión apostólica”, son herederas de las comunidades cristianas fundadas por
los mismos apóstoles) – pero existen diferencias notables entre ellas, las cuales
han ido aumentando con los años:

A. Diferencias Dogmáticas

137
1. La Procedencia del Espiritu Santo

El Filioque. La Profesión de Fe o el Credo como tal fue redactada en los Concilios


Ecuménicos de Nicea y Constantinopla en el texto del Credo se expresan las
verdades fundamentales de la Fe Cristiana. Una de las cláusulas del Credo que
habla sobre la procedencia del Espíritu Santo la cual decía “Creo en el Espíritu
Santo que procede del Padre” fue modificada en un Concilio que solo se celebró
en Occidente en la ciudad de Toledo agregando a la cláusula las palabras “y del
Hijo” de tal manera que la frase completa dice “Creo en el Espíritu Santo que
procede del Padre y del Hijo”. Cabe mencionar que dicho Concilio no contó con
la presencia de los patriarcados de Oriente lo cual tendría que haber sido
necesario para que tuviera validez la añadidura.

Dijo el Señor: “Pero cuando venga el Paráclito (el que trae el consuelo), a quien
yo os enviaré del Padre, el Espíritu de Verdad el cual procede del Padre, él dará
testimonio acerca de mi” (Jn, 15:26).

El credo dice: “…y en el Espíritu Santo que procede del Padre”.


Este credo fue confirmado por los Concilios Ecuménicos, los cuales prohibieron
cualquier adición o cambio. Este Credo sigue siendo respetado por todas las
Iglesias Orientales y Occidentales antes del cisma y en él está resumida toda la
verdad de la doctrina cristiana.

La Iglesia Ortodoxa ha conservado el credo original sin alteración.

La Iglesia Católica Romana aumentó al artículo octavo las palabras “…y del Hijo”
quedando así este artículo: “…que procede del Padre y del Hijo”. Esta adición al
Símbolo de la Fe, comenzó en España en el siglo VI, trasladándose posteriormente
a Francia, siendo rechazado por las demás Iglesias. El mismo Papa la rechazó. El
Papa León III, el Grande, mandó imprimir este Credo en dos láminas de Plata, en
griego y en latín, sin la palabra: “y del Hijo” colocándolas en las puertas de la
Catedral de San Pedro en Roma, declarando que lo hacía para conservar el
Símbolo de la Fe intacto, como lo declararon los dos primeros concilios
Ecuménicos.

138
Pocos años después, ascendió el Papa Nicolás, quien oponiéndose a su antecesor,
permitió que fueran agregadas las palabras “…y del Hijo” en el Credo.

El gran Patriarca Focio protestó por esta añadidura. El Papa Juan VIII prometió
corregir el error, pero los Papas sucesores de él lo conservaron, aceptándolo
hasta la actualidad la Iglesia de Roma.

2. El Purgatorio

La iglesia Católica Romana enseña que las almas, después de la muerte terrenal,
van a dar a un lugar que llamado “Purgatorio“, donde se limpian (“purgan” de ahí
el nombre) de sus pecados leves sufriendo algunos tormentos, y que después de
este “lavado espiritual” entran al Paraíso.

La Iglesia Ortodoxa cree que las almas después de la muerte esperan el Juicio
Final, en un lugar que no es el Paraíso ni tampoco el Hades.
Cuando el Buen Ladrón dijo a Jesús, que estaba sobre la Cruz: “Acuérdate de mi,
Señor, cuando vengas en tu Reino”, oyó la respuesta de Cristo:

“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”

No le dijo “Espérate en el purgatorio y después de tu purificación llegarás al


Paraíso”, ni nada semejante.

En la Iglesia Romana se cree que el Papa y los Obispos, según su jurisdicción,


tienen potestad para conceder Indulgencias por realizar determinadas acciones o
por orar con específicas preces, cumpliendo con las condiciones necesarias.

Las Indulgencias no son para perdonar los pecados, antes bien presuponen como
condición necesaria para ganarlas la remisión de ellos. Ellas son una remisión de
las penas temporales en las que se ha incurrido por los pecados.

Estas Indulgencias son aplicables a uno mismo o a las almas que están en el
Purgatorio como un sufragio, para disminuir o terminar con sus sufrimientos.

139
La Iglesia Ortodoxa no acepta tal doctrina y facultad, y tampoco el Purgatorio,
como ya mencionamos.

3. El “Pecado Original”

El Pecado original – a grandes rasgos – es el pecado cometido por Adán y Eva, (los
primeros padres de la humanidad) al desobedecer el mandato divino de no comer
del árbol del conocimiento del bien y del mal, siendo castigados con la expulsión
del Paraíso. Por esta razón se condena al pecado a cada uno de los nacidos – es
decir, a la naturaleza humana como tal- tras la expulsión del Edén.

La doctrina romana a este respecto se fijó en el concilio de Cartago (397), en el


concilio de Orange (529) y el concilio de Trento (1545). Ninguno de éstos es
considerado “Concilio ecuménico válido” por la Iglesia Ortodoxa.
En la iglesia ortodoxa no existe el “pecado original”, lo que existe es el “pecado
ancestral”. Dios dotó al ser humano de “libre albedrío”, le dió el poder de elegir
y tomar sus propias decisiones; Por ende puede elegir entre hacer lo bueno (vivir
en el amor de Dios) o hacer lo malo (alejarse del amor de Dios). De esto ya nos
advertía en Apóstol San Pablo:

«Todo está permitido», pero no todo es provechoso. «Todo está permitido», pero
no todo es constructivo (1 Cor. 10-23).

La inclinación natural de hacer el mal – a separarse de Dios – es lo que llamamos


el “pecado ancestral”. No existe antecedente bíblico contundente ni en los
escritos de los Santos Padres de la Iglesia para sostener una “Doctrina del Pecado
Original”.

Creemos que no es posible heredar la transgresión cometida por Adán y Eva (ellos
ya pagaron con su expulsión del Paraíso). Nadie puede cargar con culpas ni
errores ajenos, Si caemos en pecado, cada uno de nosotros tenemos que
comparecer y responder ante el tribunal de Cristo por nuestras faltas. La
responsabilidad no es hereditaria sino que individual.

140
La importancia de la creencia o no en el pecado original tiene consecuencias en
lo que viene.

4. La Inmaculada Concepción de la Virgen María

La Iglesia de Roma cree que Santa Ana concibió a la Virgen de forma espermática
(sin esperma, sin mancha de pecado original que ahí que se ocupe la fórmula “Ave
María Purísima sin pecado concebida“). Esta creencia, con todo, es bastante
reciente respecto de la historia de la cristiandad; En efecto en 1854 el Papa Pío
IX, – sin tener a la mano para ello dato alguno ni en las Sagradas Escrituras, ni en
las enseñanzas de los Santos Padres de la Iglesia, sólo en una distorsionada
devoción mariana – elevó a “Dogma de Fe”.

La Iglesia Ortodoxa cree y enseña que la Santísima, Purísima, Bendita Señora


Madre de Dios y Siempre Virgen María fue concebida en la carne de manera
natural como cualesquier ser humano (coito), sólo considera como inmaculado el
nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, ya que Él fue dado a luz milagrosamente
— del Espíritu Santo y la Virgen María.
“De todas los nacidos por mujeres, es completamente Santo solo nuestro Señor
Jesucristo, Quien por un especial, nuevo modo de inmaculado nacimiento, no
experimentó la corrupción terrenal.”

Así como por medio una mujer entró el perdición al mundo (Eva) también por
medio de una mujer (María) debía entrar la salvación al mundo. Si bien María fue
electa por Dios para dar cumplimento a las profecías acerca de la llegada del
Mesías, tenía la naturaleza dañada por el pecado original – como cualquiera de
nosotros – por lo cual ella misma necesitaba ser redimida, redención que
comenzó desde los tres años de edad con su presentación en el Templo y que
culminó completamente en el día de la Anunciación.

En resumen, María no nació santa sino que se hizo santa, y si ella pudo… nosotros
también.

5. La Infalibilidad Papal

141
En el año de 1870 decidió el Concilio Vaticano I – encabezado por el Papa Pío IX –
un nuevo dogma, el cual no tiene ningún antecedente en toda la historia de la
Iglesia: “La infalibilidad Papal”, lo cual significa que el Papa “no se equivoca”
cuando habla “Ex Cathedra” sobre materia de fe o de costumbres.

Este nuevo dogma contradice lo dicho por el Señor quien no aceptó que lo
llamaran: “Maestro bueno” cuando le preguntó el joven: “… Maestro bueno, ¿qué
haré para heredar la vida eterna? Le contestó Jesús: … ¿Por qué me llamas
bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios”. (Lc. 18:18-19).

Muchos de los cristianos occidentales protestaron por esta decisión contraria al


Evangelio, separándose de la Iglesia de Roma por medio de la llamada Unión de
Utrecht y auto llamándose “Viejos Católicos” o “Véterocatólicos”.

En la Ortodoxia el único infalible es el Concilio y el Santo Sínodo.


6. Las Órdenes y Congregaciones

La Iglesia de Roma, a lo largo de su historia y hasta el día de hoy, ha dado pie a la


proliferación de numerosas instituciones (Agustinos, Benedictinos, Dominicos,
Franciscanos, Jesuitas, Maristas, Mercedarios, Pasionistas, Schoënstatt, etc.) que
han traído, a lo largo de la historia, varios dolores de cabeza al Obispado de Roma.

La Iglesia ortodoxa no tiene y nunca ha admitido órdenes, ni congregaciones


religiosas. La razón es bastante sencilla y práctica: porque estas asociaciones
incuban intrínsecamente el peligro de convertirse en SECTA, esto es “Conjunto de
seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica” como lo define la Real
Academia. Y las sectas buscan influir con su cosmovisión en su entorno, es decir,
buscan PODER.

Y no hay nada más alejado del mensaje universal del cristianismo que un
sinnúmero de grupos que tienen visiones bastante particulares del mensaje de
Cristo, peleándose entre sí y poniendo más énfasis y devoción en algún Santo, o
en la de su fundador que en la sacra figura de Cristo.

142
En la iglesia ortodoxa, sólo hay cristianos ortodoxos sin acepción de edad, sexo,
estirpe o condición. La forma de que un feligrés piadoso desee hacer votos de
vida consagrada es por medio de la vida monástica.

B. Diferencias Litúrgicas

Una parte de las diferencias litúrgicas es producto de tradiciones étnicas, y la otra


se formó después de la separación de las Iglesias Oriental y Occidental. Aquí
mostraremos algunas:

1. El uso del pan ácimo en la Eucaristía

La Iglesia Ortodoxa consagra el pan natural con levadura, en tanto que la


Occidental, el pan ácimo. La Iglesia Ortodoxa basa su punto de vista, primero,
sobre lo que el Señor comió en la Ultima Cena: Pan con levadura. “Antes de la
fiesta de la pascua…” (Jn. 13:1). “Dos días después era la pascua y la fiesta de los
panes sin levadura…” (Mc. 14:1). “Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual
era necesario sacrificar el cordero de la pascua” (Lc. 22:7).

La palabra griega “Artos” (Áρτος) que aparece en el Evangelio – para quienes no


lo sabían los Evangelios se escribieron en griego – significa el pan natural con
levadura y no el ácimo.

Los Apóstoles usaron el pan natural con levadura en cumplimiento del


Sacramento de la Eucaristía, “…en el partimiento del pan…” (Hch. 20L:7).

San Juan Crisóstomo explicando la palabra griega “artos”, dijo que esto se
traducía como “pan con levadura” (Sermón 81 sobre el Evangelio de Mateo).

Los primeros cristianos llevaban consigo pan y vino, y terminando la Eucaristía


repartían lo sobrante a los pobres. Sin duda usaban el pan con levadura y no el
ácimo. “Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena;…” (1a.
Cor. 11:21).

2. El bautismo y la Confirmación
143
La Iglesia Ortodoxa bautiza metiendo al niño en el agua, mientras que la Iglesia
Romana bautiza por infusión. En griego “baptizo” y “baptisma” significan
sumersión y no aspersión o infusión. El Evangelio dice: “ Y Jesús después que fue
bautizado, subió luego del agua;…” (Mt. 3:16. Mc. 1:10). La palabra subió, supone
que antes bajó al agua.

En Roma se descubrió, en la Catacumba de San Calixto, un icono del siglo II que


representa a Cristo inmerso en el agua, saliendo con la ayuda de Juan. En el
convento Dafne, cerca de Atenas, existe un antiguo icono hecho con mosaicos
que presenta a Cristo metido en el agua al ser bautizado por Juan. San Basilio el
Grande, en su artículo sobre el Espíritu Santo, dice: “El sacramento del bautismo
se tiene que celebrar con tres inmersiones”.

La Iglesia en sus primeros tiempos no permitía el bautismo por aspersión, sino en


los casos de sumo peligro. En caso de que llegara a vivir el bautizado por aspersión
en caso extremo, se le prohibía recibir el Sacramento del Sacerdocio.

La Iglesia Occidental misma bautizaba en los primeros siglos del Cristianismo por
inmersión, como es de notarse en los antiguos manuales litúrgicos que se
conservan. La aspersión e infusión sólo fue permitida después del siglo XVI. El
Sacramento de la confirmación, en la Iglesia Romana, lo confieren exclusivamente
los Obispos y no se celebra inmediatamente después del bautismo, sino cuando
llega el niño a la adolescencia. Se le unge con el Santo Crisma, y se le imponen las
manos.

Sabemos, sin embargo, que estos dos Sacramentos: El Bautismo y el Myrón (la
confirmación ) nunca se dieron separados en la Iglesia Primitiva. Tanto los
Sacerdotes como los Obispos lo administraban como se hace en la Iglesia
Ortodoxa hasta la actualidad.

Dice el escritor eclesiástico occidental, Tertuliano, en su libro sobre el Bautismo,


lo siguiente: “Después de salir de la pila del bautismo recibiremos el Santo Myron
conforme a la antigua tradición”.

144
3. El Celibato del Clero

La Iglesia Romana exige insoslayablemente el celibato a su clero

Sin embargo, la Iglesia Primitiva nunca prohibió el matrimonio del Clero ni de los
Obispos, el gran teólogo de la Iglesia, San Gregorio, fue hijo de un Obispo, como
lo fueron otros grandes santos, pero la Iglesia, posteriormente y por razones
sociales que no hay necesidad de comentar, determinó que los Obispos no fueran
casados para que se alejaran de las obligaciones mundanas pudiendo así
dedicarse a lo espiritual.

Mas es preciso aclarar este punto: Se aceptan desde el diaconado (y por ende en
el sacerdocio) hombres solteros o casados. Si se trata de un hombre soltero una
vez adquirido el estatus de diácono – y con mayor razón el de sacerdote – no
puede contraer matrimonio durante su ministerio.

En efecto en muchas parroquias ortodoxas (sobre todo aquellas eslavas) la


feligresía exige que el párroco sea un hombre casado, la fundamentación de esto
es bastante lógica: Si un hombre casado puede mantener su hogar, puede
mantener una parroquia.

4. La Santa Unción

La Iglesia Ortodoxa ora sobre el aceite para la curación de las enfermedades y


remisión de los pecados. La Iglesia Romana considera que el aceite es para los
moribundos y para los enfermos graves (de ahí el nombre de “Extrema-unción“),
esto a pesar de que la Santa Biblia enseña que el óleo se da a los enfermos para
su sanación espiritual y corporal, no0 existiendo esa disociación cuerpo-alma tan
frecuente en la cultura occidental.

“Está alguno enfermo entre vosotros, llame a los ancianos de la iglesia, que oren
por él ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al
enfermo y el Señor lo levantará;…” Stg. 5:14-15).

5. La Eucaristía a los niños


145
En Occidente sólo se da la Comunión a los niños que han llegado al uso de la
razón; si un infante muere, muere sin Comunión.

En Oriente se puede impartir la comunión desde que se es bautizado.

Los fieles de la Iglesia Occidental, de ordinario, sólo reciben el Pan Eucarístico,


que no es fragmento de un solo Pan sino una Hostia; últimamente se permitió
que en ocasiones especiales se recibiera el Pan y el Vino. Y San Pablo dice: “Siendo
uno solo el pan, … pues todos participamos de aquel mismo pan”. “Por tanto…
coma cada uno así del pan, y beba de la copa” (1a. Cor. 10:17, 11:28).

En la Iglesia Ortodoxa la comunión es con pan y vino, los fieles reciben del
sacerdote o el Obispo un trocito de pan y vino mezclado en una cucharada que se
reparte desde el cáliz eucarístico.

6. Las fórmulas Sacramentales

Por desgracia, los católicos romanos creen que la acción de los Santísimos
Sacramentos reside en la persona del Sacerdote. Dice el Sacerdote: “Yo te
bautizo”, “Yo te uno en matrimonio”, “Yo te unjo”, “Yo te perdono”.

El sacerdote Ortodoxo dice: “Se bautiza el siervo de Dios”, “Se unge el siervo de
Dios”, “Se perdona el siervo de Dios”, porque la Iglesia Ortodoxa está segura que
el medio principal en los Sacramentos es la Gracia Divina y no el Sacerdote que
sólo es su instrumento. En otras palabras, la Iglesia Ortodoxa enseña que la acción
de los Sacramentos está basada en la Gracia Divina y no en el Sacerdote,
independientemente de su cualidad humana.

Conviene aquí mencionar que uno de los grandes doctores de la Iglesia


Occidental, San Agustín, Obispo de Hipona, hablando sobre los Sacramentos dice:
“Cuando el Señor perdonó a la mujer pecadora, no le dice “yo te perdono tus
pecados”, sino, “…tus pecados te son perdonados” (Lc. 7:48).

C. Diferencias Administrativas
146
1. La Autoridad Máxima

La iglesia Ortodoxa considera al Concilio Ecuménico como Autoridad Máxima de


todas las Iglesias. En tanto que la Iglesia Romana considera al Papa como la
Autoridad Máxima de todas las Iglesias “Por encima de los Concilios Ecuménicos”.
La Iglesia Ortodoxa basa su doctrina en lo siguiente:

Los Santos Apóstoles se reunieron en Jerusalén para estudiar las diferencias


surgidas entre sí sobre los que vinieron al Cristianismo de los judíos y los que
llegaron de los gentiles. Algunos de los Apóstoles consideraban que los gentiles
tenían que integrarse al Cristianismo. Otros opinaban que adoptar primero la
religión judía antes de integrarse al Cristianismo. Otros opinaban que estos
deberían aceptarse directamente a la fe Cristiana. Sobre eso ninguno de los
Apóstoles en particular tomó la decisión.

Se congregaron para que en conjunto se decidiera, lo que implica que todos


Apóstoles tendrían que estar reunidos para hacerlo (Hch. 15). Y el Concilio decidió
aceptar a los gentiles en el Cristianismo directamente, sin pasar por la
circuncisión, puesto que el Cristianismo no es parte del Judaísmo sino una
Religión independiente. Las Iglesias Cristianas en Oriente y Occidente, antes del
cisma, se administraban de una manera conjunta y democrática y no con
dictadura. Cuando había algunas diferencias o asuntos a nivel superior de una
Iglesia, se reunía el Concilio Ecuménico, constituido por todos los Patriarcas y los
Jefes de las Iglesias Autocéfalas, para estudiar todos los asuntos y tomar sus
decisiones, siendo éstas Obligatorias para todos. El mejor testimonio de ello es
los Siete Concilios Ecuménicos, cuyas resoluciones están reconocidas en Oriente
y Occidente hasta la actualidad.

2. La Sucesión de Pedro

Occidente basa la Primacía del Obispo de Roma o Papa en que es el sucesor de


Pedro y que Pedro fue el superior de los Apóstoles, apoyándose en Mateo 16:13,
16-18:

147
“Preguntó Jesús a sus discípulos diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el
Hijo del Hombre?… Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: “Bienaventurado eres, Simón, Hijo de
Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Yo también te digo, que tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Este pasaje no significa lo que Roma trata de interpretar, la roca no es Pedro, sino
la confesión de Pedro de que Cristo es el Hijo de Dios. La Iglesia está construida
sobre la Divinidad de Cristo viviente y no sobre Pedro, el hombre muerto. No
puede ser la base de la Iglesia un ser humano sino Dios mismo, para que se
cumplan las palabras de Cristo, que las puertas del Hades no prevalecerían contra
ella, conforme a su promesa: “Permaneceré con vosotros hasta el fin”. San Pablo
dice en su Primera Carta a los Corintios: “Y la roca era Cristo” (10:4).

El mismísimo San Agustín explicó este versículo en su artículo 270, con lo


siguiente: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra que es tu confesión, que Cristo es el
Hijo de Dios viviente, edificaré mi iglesia”. En su artículo 76 también dice: “Los
que edifican sobre humanos dicen, yo soy de Pablo, yo soy de Apolos, yo soy de
Pedro. Pero los que edifican sobre la confesión de Pedro y la Divinidad de Cristo,
dicen: Yo soy de Cristo. Porque la Iglesia está edificada sobre Cristo y no sobre
Pedro”.

El Escritor francés Andre Boreau hizo referencia a la explicación de San Agustín


con lo siguiente:

“Cuarenta padres de la Iglesia y grandes escritores explicaron el mencionado


versículo igual que San Agustín, lo que quiere decir que la roca no es Pedro sino
la confesión de Pedro de la divinidad de Cristo. Entre estos cuarenta se cuentan
diez Papas. “.

Los mismos Apóstoles no aceptaron la superioridad de Pedro sobre ellos. San


Pablo dice:

“El hombre es cabeza de la mujer como Cristo es cabeza de la iglesia” (Ef. 5:23).
148
Pablo no dijo que Pedro es la cabeza de la iglesia. Así también los Concilios
Ecuménicos no aceptaron la superioridad papal. En el Credo se recita “Creo en
una Sola, Santa, Católica y Apostólica Iglesia”. La palabra Iglesia significa el
conjunto, lo mismo que la palabra Católica, y no se refieren a una sola persona.
Si los concilios Ecuménicos hubieran aceptado la superioridad del Papa, lo
hubieran incluido en el Símbolo de la Fe, mas no fue así. Este Credo es aceptado
por todas las Iglesias Cristianas hasta la actualidad.

3. El Derecho a la Primacía

El ceder el derecho, al Obispo de Roma, de la Primacía sobre los Obispos de


Occidente, así como al de Constantinopla sobre los Obispos de Oriente, fue algo
temporal y político, era privilegio de la Capital del Imperio.

Cuando Roma fue la capital del Imperio Romano, su Obispo tenía asiento a la
derecha del Emperador, por lo que este lugar temporal le dio el privilegio de la
Primacía sobre los demás Obispos de Occidente. Cuando Constantinopla se
convirtió en la Capital del Oriente, su Obispo se sentaba a la derecha del
Emperador o del Rey, por lo que, por este mismo privilegio temporal, alcanzó los
mismos privilegios sobre todos los Obispos de Oriente.

Si hubiera sido motivo religioso, el Obispo de Antioquía hubiera tenido la Primacía


sobre todos los Obispos de Oriente y Occidente, por ser el sucesor directo de los
Apóstoles Pedro y Pablo, quienes fundaron la Iglesia de Antioquía antes que la de
Roma. Siguiendo con el aspecto religioso, la Primacía sería un derecho inequívoco
del Obispo de Jerusalén sobre todos los Obispos del mundo, puesto que es él el
sucesor de Nuestro Señor Jesucristo que es el Gran Fundador, legítimamente el
Primero, de toda la Iglesia Cristiana, quien es inmensamente mayor que Pedro,
que Pablo y que todos los Apóstoles juntos.

149
23. OBJETOS LITÚRGICOS Y ORNAMENTOS

A. MESA DEL ALTAR

150
MESA DEL ALTAR

Es una mesa de madera (a


veces de mármol o metal).
El Altar es el corazón y
punto central del templo
ortodoxo. Aquí se ofrecen
los Dones Eucarísticos de
pan y vino al Padre como
Cristo nos mandó hacer.

ENDYTIA Y EL CEÑIDOR
El endytia es el segundo de los
tres envoltorios de tela que
cubre el altar de mesa durante
su bendición. La primera es
una cubierta de lino blanco.
Sobre ella se coloca el endytia
que es un material brillante y
bordado. Simboliza el sudario
y el ceñidor es una cuerda de
no más de 40 metros que se
amarra los envoltorios y
significan las cuerdas con que
amarraron al señor

151
ILETÓN
En eslavo iliton, es una tela de
seda ligeramente mayor que el
antimisio que se dobla
alrededor de él al final de la
Divina Liturgia, y que
permanece sobre el altar.
Representa las vendas del
sepulcro.

ANTIMISIO:
Tela rectangular en el centro
de la cual está estampada la
escena del entierro de
Jesucristo después de bajado
de la cruz y envuelto por
lienzos. En las cuatro esquinas
la tela están los cuatro
evangelistas impresos. Se
pone una pequeña pieza de la
reliquia de la Santa Cruz o los
santos. Es consagrado por el
obispo y su uso es obligatorio
para la celebración de la Divina
Liturgia, al punto de no poder
celebrar sin él.

152
ESPONJA:
Es un pequeño triángulo de
esponja mariana comprimida
que sirve para recoger
partículas consagradas y
ponerlas en el cáliz después
de la Comunión. También sirve
para purificar el discos y las
manos del celebrante de
cualquier partícula del Pan
consagrado. Este accesorio
simboliza la esponja con la que
dieron a beber a Cristo en la
Cruz.

EVANGELIARIO
Simboliza el Señor Jesucristo
presente en su palabra.
Siempre debe estar sobre el
antimisio, y debe estar
ricamente decorado, lleva la
imagen de la resurrección y en
el reverso la Cruz

CRUZ DE MANO.
Por lo general siempre se
mantiene en el altar, yace junto
al evangeliario. En general, es
de metal precioso, pero
también puede ser de madera.
El eje vertical tiene un mango
para la celebración llevarse en
la mano. Se utiliza en la
Liturgia y otros servicios
religiosos para bendecir al
pueblo y que la besen.

153
ARTOFORIO
Recipiente especial hecho
de metal dorado o madera.
En el interior en un especial
cajón preparado esta para
el almacenamiento a largo
plazo del Cordero de Dios,
empapado en su sangre, se
utilizan para la Comunión
de los Enfermos.
Simbólicamente representa
la tumba de Cristo

RELICARIO O CUSTODIA

Se utiliza para transferir en


el la Santa Comunión a los
enfermos y moribundos,
Se lleva en el pecho en
bolsas especiales con una
cinta alrededor del cuello.

154
CANDELABRO DE SIETE
BRAZOS O MENORAH.
Estas lámparas simbolizan
las siete iglesias que se ven
en el Apocalipsis de Juan el
evangelista, los siete dones
del Espíritu Santo y los siete
sacramentos de la Iglesia
Ortodoxa, también el árbol
de la vida.
Son Lámparas de aceite
que se encienden en las
Vísperas y la Divina Liturgia

B. EL ALTAR DE LA PRÓTESIS

155
MESA DE LA PRÓTESIS
A la izquierda, según se mira el
altar hay un pequeño altar
(tabla) para la preparación de
la oblación durante el rito de la
proscomidia, y la consumación
de las especies eucarísticas,
después de la liturgia. Tiene
dos significados el pesebre al
inicio de la liturgia y le trono
celestial al final de la misma.
DISCOS
Es una patena amplia y tiene
un borde elevado; entre los
eslavos es común que el disco
tiene un pequeño pedestal.
Está destinado a contener el
Cordero (pan eucarístico) y las
partículas de pan para la
celebración.

CALIZ
Destinado a contener la
Preciosa Sangre de Cristo y la
la comunión de los fieles,
también las partículas del pan
consagrado. El tazon de la
copa debe ser ancho y
profundo, y la base sólida. Se
recomienda que sea dorado y
ricamente decorado.

156
ASTERISCO O ESTRELLA
Consta de dos láminas
metálicas semicirculares, se
unen en el centro por un tornillo
en la que hay una cruz
pequeña y de la que cuelga
una estrella que nos recuerda
la estrella que guió a los Magos
al portal de Belén El asterisco
sirve. Para evitar el contacto
de las partículas con el velo
que cubre el disco.

LANZA
Es un cuchillo pequeño en
forma puntiaguda y sirve para
cortar el pan y las partículas
necesarias para el sacrificio.
Simboliza la lanza que
atravesó el costado de Jesús.

CUCHARILLA
Es una pequeña cuchara, cuya
extremo tiene una pequeña
cruz, y se utiliza para distribuir
la comunión a los fieles.
Simboliza las pinzas con las
que el serafín tomó el carbón y
tocó los labios de Isaías.

157
ZEÓN
Tiene agua caliente, todavía
hirviendo, se vierte en el cáliz
después de la fracción del
pan, mientras que el
sacerdote pronuncia las
palabras: "El Fervor de la Fe
lleno del Espíritu Santo." Por
extensión, también el
recipiente se llama el
FERVOR
VELOS
Son tres: dos más pequeñas
sirven para cubrir el cáliz y el
discos. El gran velo llamado
Air, cubre tanto el cáliz y el
discos. Simboliza la piedra que
cerraba la tumba de Jesús.
Durante la Proscomidia y la
Liturgia toman muchos
símbolos, desde los pañales
de Jesús en el pesebre, las
mortajas de Jesús en el
sepulcro, y el viento en la
venida del Espíritu Santo
PROSPHORO
Es el pan con levadura que se
utiliza para la Divina Liturgia.
El principal viene marcado IC-
XC NI-KA de él se saca el
Cordero y las partículas para
las memorias.

EL INCENSARIO

158
El incienso se utiliza en todos los servicios en la iglesia ortodoxa
como una ofrenda de adoración a Dios, como se hizo en el Primer
y Segundo Templo judío en Jerusalén (Éxodo capítulo 30). El
Incienso también está profetizado en el libro de Malaquías 01:11
como una " ofrenda pura " en la glorificación de Dios por los gentiles
en " todo lugar " donde el nombre de Dios es considerado como
"grande”. Tradicionalmente, la base del incienso utilizado es la
resina de Boswellia thurifera, también conocido como incienso,
pero la resina de abetos se ha usado también. Por lo general, se
mezcla con los aceites esenciales de flores que le da un olor dulce.
El Incienso representa la dulzura de las oraciones de los santos
elevándose a Dios (Salmo 141:2, Apocalipsis 5:8, 8:4). El incienso
se quema en un incensario de oro adornado que cuelga en el
extremo de las tres cadenas que representan la Trinidad. Dos
cadenas representan la naturaleza humana y Divina del Hijo, una
cadena para el Padre y una cadena para el Espíritu Santo. La copa
inferior representa la tierra y la copa superior el cielo. En la tradición
griega y eslava hay 12 campanas colgadas a lo largo de estas
159
cadenas que representan a los 12 apóstoles. También hay 72
enlaces que representan a 72 discípulos. El carbón representa a
los pecadores. El fuego representa al Espíritu Santo y el incienso
las buenas obras. El incienso representa también la gracia de la
Santísima Trinidad. El incensario se usa (balanceaba atrás y
adelante) por el sacerdote / diácono a venerar a los cuatro lados
del altar, lo que es santo, el clero, los iconos, la congregación, y la
estructura de la iglesia en sí.

C. SANTO LUGAR O SANTUARIO

Este está ubicado detrás de la Mesa del Altar, representa el Trono


del Rey Celestial de la gloria, cuando el Obispo celebra al sentarse
en el trono simboliza al Cristo Pantocrátor Juez, por eso está el
icono del Pantocrátor sentado, cuando no celebra el obispo se
inciensa el trono.

160
EL DOSEL DEL ALTAR

Simboliza el cielo que se abre


al Rey de la Gloria, por eso
está ubicado sobre la Mesa, en
algunos templos es de tela, en
otros de mármol, está
decorado con ángeles y en su
interior está el icono del
Pantocrátor rodeado de
Querubines.

TRONO OBISPO
Hay dos tronos, este que está
en el santo lugar no tiene dosel
y está detrás de la mesa del
altar junto a la pared,
representa el trono de Cristo
Juez , a los lados están en la
pared el icono de la intercesión
o Dèesis

ICONO DE LA MADRE DE
DIOS
Usualmente es el Icono
procesional de la Madre de
Dios, debe ser dorado y que
tenga forma de llevarse en
alto, se ubica a la izquierda del
santo trono. También se usa el
Icono del Pantocrátor
procesional que sea igual al de
la madre de Dios y está
ubicado al lado derecho.

161
CRUZ PROCESIONAL
Está ubicada al lado de la
mesa llamada Diaconikón,
esta cruz es para las
procesiones dentro y fuera del
templo usualmente se
acompaña de los hexaptérigas
o de los iconos procesionales.

CRUZ DE BASE
Esta cruz está siempre al
frente del Santo trono y detrás
del Candelabro de siete brazos
siempre lleva a los lados las
hexaptérigas.

ICONOS DEL SANTO LUGAR O SANTUARIO:

Donde está la mesa de la prótesis se ubica el icono de la Navidad


de Jesús, donde se ubica la mesa llamada Diaconikón o de las
vestiduras. Se ubica el icono de la resurrección, la pared del fondo
del Santo lugar es el ábside sobre esa pared se ubican según el
espacio los iconos de la Santa Madre de Dios del Signo con los
arcángeles Miguel y Gabriel, más abajo el Pantocrátor Juez y a los
lados la Madre De Dios y San Juan Bautista, luego van los
Apóstoles dispuestos a Comulgar.

162
DIACONIKÓN
Debe ir ubicada a la derecha
del Santuario, en ella se
ubican las vestiduras de los
celebrantes, y a su lado hay
un armario con el incienso,
los libros litúrgicos, vino,
prosforos, etc.

ASPERSORIO
Se usa para bendecir a las
personas después de las
grandes fiestas
especialmente después de la
Teofanía, y para asperjar los
objetos o lugares con agua
bendita.

EL DIKIRIO Y EL TRIKIRIO

Dos pequeños candelabros,


de los cuales uno tiene dos
cirios, y el otro tres que se
cruzan entre sí. El primero
significa las dos naturalezas
de Cristo, y el segundo las
tres Personas de la
Santísima Trinidad.

163
LAS HEXAPTËRIGAS
Son una especie de abanicos de
metal representando a los serafines
que el diácono agita en
determinados momentos sobre el
cáliz y la patena durante las
Liturgias pontificales. Suelen
colocarse en los extremos del altar,
al cual sirven de ornamento. A este
mismo título de puro adorno son
transportados en algunas
procesiones por diáconos, clérigos
inferiores e incluso por niños de
coro, colocados a ambos lados del
libro de los santos Evangelios, de
las ofrendas destinadas al Santo
Sacrificio o de la Sagrada Eucaristía
en la misa de los Presantificados.

AETOS U ORLETS
Es una pequeña alfombra,
generalmente redonda, para los
Obispos estar de pie durante los
servicios en el que oficia. El águila
representada está volando sobre una
ciudad, al igual que el obispo a través
de su consagración está llamado a ser
vigilante del rebaño confiado a su
cuidado.

SANTO EPITAFIO
Es una tela con la imagen del
descendimiento del señor.
Se utiliza para el Viernes
Santo y Sábado Santo. En
algunas iglesias se usa
también una mesa con dosel
de madera para conmemorar
el santo entierro y el sepulcro.

164
EPITAFIO DE LA MADRE DE
DIOS
Tela que se usa para la
solemnidad de la Dormición,
esta se lleva en procesión
recordando el
acompañamiento de los
Apóstoles hasta el sepulcro

D. NAVE DEL TEMPLO

La nave del templo es el lugar donde se ubican los fieles para asistir y
participar en la Divina Liturgia y demás Oficios Religiosos.

El templo está dividido en varias partes y como cada una de ellas tiene una
función, hay accesorios para el normal funcionamiento del templo.

En la entrada hay una pequeño salón que generalmente hay un acceso a


la oficina parroquial y almacén de artículos religiosos. En este espacio
llamado Nártex ahí está la caja para las limosnas y donde se toman las
velas para los altares y en este lugar se hacen los dípticos, las cuales son
las listas de intenciones de las fieles.

Luego ya pasamos a la nave del templo donde estaremos para la Divina


Liturgia y los Oficios Religiosos. En este espacio en muy pocas iglesia hay
sillas o bancas. Los primero que encontramos es el altar o atril con el icono
del patrón del templo, luego en unos de los lados está el Calvario y la mesa
para las velas donde se hacen los oficios de difuntos.

En un lado de la nave se suelen poner los epitafios sobretodo el de la


Madre de Dios. Ya casi junto al altar está el analogión con los iconos del
Pantocrator y la Madre de Dios para la veneración de los fieles.
Suelen haber varias mesas o candiles para las velas de los fieles.
165
Entre el altar y la nave esta la solea enfrente del iconostasio, en este sitio
se ubica el coro y el ambón para el diácono, desde aquí se proclama el
Evangelio y el sermón y al lado derecho está el trono del obispo.

166
TRONO DEL OBISPO

Está ubicado en el lado derecho


de la solea y en el pasa la primera
parte de la Divina Liturgia el
obispo.
Desde aquí el obispo pronuncia el
sermón.

GONFALÓN O ESTANDARTE
Lleva la imagen del icono al cual
está dedicado el templo, se lleva
en las procesiones y está ubicado
al lado izquierdo de la solea
donde va ubicado el coro.
Hay templos que cuentan con
estandartes también del
Pantocrátor y de la Madre de
Dios.

ATRIL
Desde el atril el Diácono proclama
el evangelio. Va ubicado al centro
de la solea o ambón delante de
las Puertas Reales.

167
LÁMPARA CENTRAL u HOROS
Usualmente son LÁmparas de
aceite, está en todo el centro
de la nave, y representa a los
Apóstoles.
Debe ser muy elegante y en
varias solemnidades se le
decora con plantas.

ANALOGIÓN o PUPITRE

Son dos atriles más amplios y a


veces llevan telas bordadas, en
ellos están los iconos del
Pantocrátor y la Madre de Dios,
para las solemnidades solo se
ubica uno donde se expone el
icono de la fiesta del día.

PANTOCRÁTOR

Este Pantocrátor o Rey del


Universo está ubicado en la cúpula
del templo si la hay o pintado por el
interior del techo, está bendiciendo
a los fieles y debe estar en la parte
del techo de la solea. Se le
representa rodeado de 8
arcángeles que representan las
bienaventuranzas.

168
ICONO SANTUARIO

Es donde está ubicado el icono al


cual se dedica el templo, muchas
veces es un icono antiguo, puede
ser un regalo del patriarca o del
obispo.
Hay iconos muy milagrosos, por
tanto puede ir protegido por un
vidrio, tiene un candil o una mesa
de velas al frente y ánforas para
las flores que traen los fieles.

TABLA CALVARIO

Se usa para los oficios de difuntos


y solo se ubica en el centro del
templo durante toda la Cuaresma
hasta el Viernes Santo.

MESA CALVARIO

Se usa para colocar velas en


memoria de los difuntos, frente a
esta mesa y el calvario se cantan
los oficios de difuntos o panikhida.
Así como los responsos al final de
la Divina Liturgia.

169
PLATO PARA LA LYTIA

Este oficio se celebra después de las


Vísperas Mayores.
En los recipientes se deposita trigo,
vino y aceite.
Se bendicen tres panes en los griegos
o cinco en los rusos. Son bendecidos
para agradecer el alimento y también
los dones recibidos de Dios
RECIPIENTE O CUENCO PARA
EL AGUA BENDITA.

Se usa en los bautismos y en la


Teofanía, se ubican tres velas
como símbolo de la Trinidad. El
soporte significa la Iglesia
Terrenal y el Tazón la Madre de
Dios que recibe la Gracia y la da a
los hombres.

EL SIMANDRÖN
Es una regla larga de madera o
metal, con la que se golpea
rítmicamente utilizando uno o dos
pequeños martillos, para llamar a
la celebración de la Liturgia o de
alguno de los oficios divinos
diarios, tanto en los templos
parroquiales, como en los
monasterios.

170
RELICARIO PARA EL
BAUTISMO Y CRISMACIÓN.
En él se guardan los elementos para
el rito, los cuales son:
- Aceite bendito
- El santo myron
- Tijeras para la tonsura
- La esponja para ungir el
aceite
- un cepillo o varilla con una bola
de algodón en un extremo y una
cruz en la otra, para el myron.
CORONAS DE MATRIMONIO
Representa simbólicamente las
coronas incorruptibles de gloria
con que serán coronados los
esposos en el reino de los cielos,
si su vida juntos está más cercana
al ideal del Evangelio.

VASIJA PARA EL CRISMA O


ALABASTRÓN

Para el Sacramento de la Crismación el


ministro realiza la unción con el dedo
pulgar, pero para el Euchelaion o Unción
de Enfermos, así como para otras
determinadas unciones hechas sobre la
frente de los fieles con el óleo de las
lámparas santas, el sacerdote se sirve de
un pequeño pincel, o simplemente de un
pequeño utensilio en cuya extremidad se
coloca un poco de algodón y que recibe el
nombre de aleiptron (instrumento para
ungir)

171
E. ORNAMENTOS SAGRADOS

1. OBISPO

172
Los Obispos reciben el máximo grado de la gracia sacerdotal. Los obispos
son todos iguales en el grado de gracia, pero por sus obligaciones
administrativas se dividen en obispos, arzobispos, metropolitanos y
patriarcas. A los obispos, además de la celebración de todos los oficios, la
predicación y la propagación de la palabra de Dios, les pertenece el
derecho de ordenar, de consagrar el Myron (el Santo Crisma), los
antimisios y los templos, y dirigir los asuntos en las parroquias
subordinadas. Los candidatos a obispos se escogen únicamente de entre
los monjes (clero célibe).

EL SAKKOS
Es una túnica corta, en otro tiempo sin
mangas, hoy con medias mangas,
suntuosamente bordada y abierta de
arriba abajo por los costados. Las dos
largas bandas que la constituyen están
unidas entre sí por cintas o por unos
broches con pequeños cascabeles, a
semejanza de la túnica del gran
sacerdote entre los hebreos

173
EL OMOFORION
Parece que esta pieza ornamental fue
concedida por los primeros emperadores
cristianos a los obispos como insignia de
su dignidad. Su color es igual al del
conjunto de los ornamentos que se usan.

Se usan dos clases de omoforion. El


gran omoforion, que es una larga banda
de tela, sobre la cual se bordan unas
cruces

ENCOLPION O CRUZ PECTORAL


La usan los obispos y otros dignatarios
(archimandritas, protoieréi, etc.) y por
privilegio imperial los sacerdotes rusos
PANAGIA
Se trata de un medallón grande,
adornada con la imagen de Nuestro
Señor o de la Virgen Santísima, que el
obispo lleva sobre el pecho al lado de la
cruz pectoral.
Significa que el obispo debe honrar a
Cristo y a su Madre con corazón puro y
espíritu recto

MITRA O CORONA

Se trata de una especie de tiara o bonete


esférico o cuadrilobado, adornada de
ricos bordados y de piedras preciosas y
coronadas de una cruz.
Según los simbolistas orientales, la mitra
significa la corona de espinas colocada
sobre la cabeza de Cristo por los
soldados del pretorio.
La corona del archimandrita no lleva cruz.

174
CORONA PATRIARCAL

El Patriarca de Moscú y toda


Rusia es el único que tiene el
privilegio de usarlo blanco.
Tiene tres serafines y una cruz
con piedras preciosas en la
corona.

EL BÁCULO o PATERITSA
Simboliza el poder pastoral. Las dos
serpientes, por su parte, simboliza la
prudencia que debe adornar a todo pastor
en su labor de conducir la grey que el
Señor le ha encomendado

Dekanikión
(Báculo de Higúmeno)
Los higúmenos o superiores monásticos
llevan un báculo terminado en dos
cuernos cuyas extremidades se vuelven
hacia abajo.

EL KAZRANION

Fuera de la iglesia los obispos usan el


kazranion (palabra de origen turco), es
decir, un bastón de madera, con
empuñadura de plata o de marfil, que les
sirve de apoyo y, al mismo tiempo, de
insignia. Lo usan también en la iglesia en
las ceremonias en que- no oficia de
pontifical y en las que, por tanto, no usa el
báculo pastoral (pateritsa)

175
MANDYAS
Gran capa que usan los obispos para las
entradas solemnes. También los
superiores de los monasterios llevan un
tipo de mandyas, pero es completamente
negro.
se aplicó esta denominación al manto
precioso que llevaban los emperadores
bizantinos y, más tarde, por derivación, al
manto de los obispos
El obispo lo emplea en todas las
ceremonias en que no usa el omoforion, y
además antes de la misa hasta el
momento de revestirse de los ornamentos
litúrgicos.

HIPOGONÁTION o PALITZA

De forma romboidal de unos 30


centímetros de lado, de tela fuerte y
resistente, adornado con bordados y una
cruz o imagen. Se lo lleva colocado a la
altura de la rodilla derecha con la ayuda de
una cinta pasada por el hombro izquierda
o atada a la cintura.

2. SACERDOTE

Los Sacerdotes (en griego ieréi) reciben la gracia para celebrar, con la
bendición de su obispo, los Oficios eclesiásticos y los Sacramentos
(excluyendo la ordenación), predicar la palabra de Dios y dirigir los asuntos
en su parroquia. Los sacerdotes de más rango se llaman protoierei. Los
sacerdotes monjes se llaman hieromonjes, más alto rango es higúmeno
(superior monástico) y más alto aun - archimandrita (equivalente a un abad
mitrado).

176
PODRIÁSNIK

Sotana con mangas estrechas,


de color negro, que el
sacerdote o el clérigo usa en
sus actividades no litúrgicas.

ESTIKHARIO
Es una túnica con mangas que caen hasta los
pies y cuyo único adorno es, hoy en día, una
cenefa bordada en la parte inferior. Sus
mangas se estrechan en su dirección hacia las
manos, quedando en su extremidad cortadas
por la parte inferior, de modo que se puedan
unir por un lazo o por un broche.
El simbolismo de esta vestidura sagrada es la
pureza de que debe estar adornado el
sacerdote. Tal es la evocación propia del color
blanco. Pero durante la Cuaresma, y en las
fiestas muchas veces se usan diferentes
colores. El stikharion es un ornamento litúrgico
común a todos los clérigos

177
EPITRAKHILIO
Estola es una larga banda de lino o seda,
de unos 10 cms., que el obispo y el
sacerdote llevan alrededor del cuello y
cuyas extremidades caen por delante casi
hasta los pies.
Las dos bandas que caen por delante
están unidas entre sí por medio de
broches o de botones, o bien cosidas una
con otra. Se adorna con cruces. La estola
termina en unas franjas orladas, símbolo
de las almas sobre las que el sacerdote
tiene responsabilidad. La estola es el
símbolo eminentemente sacerdotal.
Siempre que el sacerdote, como ministro
de Dios, preside una oración pública, debe
estar revestido de ella
ZONA
Está constituido por una estrecha banda
de tela del mismo color que la casulla.
Con él se ciñe el obispo y el sacerdote a
fin de sujetar el stikharion y el
epitrakhilion. Está adornado, por lo
general, con una o dos cruces y se sujeta
por detrás por medio de un broche o de
un cordoncito.

EPIMANIKAS
Son dos manguitas adornadas de
una cruz, que cubren las
extremidades de las mangas del
stikharion. Significan, según los
liturgistas, el poder divino
comunicado al sacerdote en el
momento en que se dispone a
celebrar los divinos oficios.

178
EPIGONATIO SACERDOTAL

Es un honor que se le da a ciertos


sacerdotes cuando van
cumpliendo ciertos años de
ordenados o pro los cargos que ha
desempeñado. Diferente al del
obispo este es rectangular,
decorado con una cruz y una
franja
FELONIO
Ornamento litúrgico del sacerdote,
largo de la parte de atrás y hasta
la cintura adelante, no tiene
mangas. tiene cuatro franjas
emblemáticas que significan los
cuatro Evangelios, significa la
divina gracia salvadora, la fuerza y
la sabiduría otorgada al
sacerdote, celebrar los
sacramentos de la Iglesia
SKUFA

Especie de bonete Cubre la


cabeza hasta las cejas, y se pliega
para formar la señal de la cruz. Se
usa en las actividades diarias y
algunos ritos. Generalmente es de
color negro

179
KAMILAYKA
Alto tocado que usan los
sacerdotes hechos, generalmente
de lana de camello y negros.
También en Rusia se unas
morados y rojos según la
dignidad del sacerdote.

PECTORAL SACERDOTAL

Entre los rusos la cruz pectoral es


usada por todos los sacerdotes
por igual y es de uso obligatorio,
debe ser de plata y en la Gran
Cuaresma debe usarse de
madera.

3. DIACONO

Diácono en griego significa “servidor.” Los diáconos ayudan a los


obispos y sacerdotes, pero por su propia cuenta no pueden oficiar.
El servicio de diácono adorna el oficio, pero no es obligatorio y
algunos templos no tienen diáconos. El primer diácono, que sirve al
obispo se llama protodiácono, y si es monje – archidiácono.

180
ESTIKARIO DIACONAL

Es una larga túnica hasta los


pies que regula el suelo del
diácono e indica la pureza que
deben cumplir en su vida, tiene
las mangas anchas.

ORARIÓN
Se trata de una tela larga,
estrecha adornada con
pequeñas cruces que están en
el hombro izquierdo. El diácono
representa el servicio de los
ángeles. Con él anuncia al
pueblo la hora de la oración, las
letanías y algunas oraciones.

181
EPIMÁNICAS

Están atados a las muñecas


para recordar al diácono que la
fuerza de Dios es la que
estimula y fortalece el hombre
ayudándole a servir a Dios.

4. SUBDIÁCONO

Su principal función es asistir al obispo al obispo durante las


celebraciones, y durante la Divina Liturgia portan los ciriales, el
crucifijo y las hexaptérigas.
Usan un estikario del color de los ornamentos sacerdotales y el
orarión cruzado en el pecho.

24. MONAQUÍSMO

182
En la historia cristiana ortodoxa, numerosos misioneros, maestros y
obispos han provenido de los monasterios. Durante siglos la
tradición ha sido elegir los obispos entre los monjes. Lo anterior no
constituye el propósito de la vocación monástica como tal, sino que
se considera como acontecimientos de la voluntad de Dios
expresados en su Pueblo. Por cierto, uno debe entrar a la vida
monástica con el único propósito de arrepentirse de sus pecados,
de servir a Dios y de salvar a su alma, según los ideales del
ascetismo monástico. La ceremonia de la profesión monástica indica
esto en forma muy clara. Así por ejemplo, San Germán de Alaska,
primero se dedicó a la vida monástica y fue sólo después, en
obediencia a su padre espiritual, que dejó su vida solitaria para llegar
a ser más tarde un gran misionero

DIFERENTES ETAPAS DE LA VIDA MONÁSTICA

• La tradición monástica ortodoxa distingue cuatro diferentes


etapas o grados clásicos que se aplican tanto a los varones como a
las mujeres. El primer paso es el de novicio(a), que en la
terminología de la Iglesia, es el de la obediencia.
En esta primera etapa, el candidato(a) a la vida monástica
simplemente vive en el monasterio bajo la dirección de un padre o
madre espiritual.

• La segunda etapa comienza una vez que la persona haya


sido aceptada en la comunidad y tiene el derecho a vestirse con la
túnica monástica: el Raso. En esta segunda etapa el candidato aún
no está plenamente comprometido en la vida monástica.

• La tercera etapa es la primera profesión monástica, en la que


la persona recibe un nuevo nombre y se viste el hábito monástico
183
completo, prometiendo permanecer en la comunidad
monástica en perpetua obediencia al padre o madre espiritual y
a quién está a cargo del monasterio, llamado Abba o Higúmeno. El
oficio de profesión monástica, además de varios himnos y oraciones,
incluye también una larga serie de preguntas referidas a la
autenticidad de la vocación del candidato/a, seguido de la tonsura
(el corte del pelo en forma de cruz, igual a que se hace en el
bautismo), y el revestimiento del hábito monástico completo.

• La cuarta y última etapa de la vida monástica, de acuerdo a


la tradición ortodoxa, es la de la gran profesión, reservada tan sólo
para algunos. Es la expresión de la observancia más estricta de los
ideales monásticos, normalmente exigiendo un estado de vida en
total reclusión y recogimiento, en constante oración y
contemplación. Con esta última profesión, el monje recibe un nuevo
nombre, y un distintivo especial en su vestimenta el esquema
monacal o analavos.

• En la tradición ortodoxa, no existe ningún tiempo específico


prescrito para la duración de cada una de estas etapas. Esto se debe
al carácter estrictamente personal de la vocación. Así una persona
puede progresar rápidamente hasta hacer los votos, mientras otra
se puede demorar años antes de hacerlos. También puede haber
otras personas que vivan en la comunidad monástica, aunque jamás
vayan a hacer los votos. La decisión en estos asuntos es tomada
individualmente en cada caso, por el padre espiritual y el que está a
cargo del monasterio.

TIPOS DE MONAQUISMO

184
• Aunque no existen distintas órdenes religiosas en la Iglesia
Ortodoxa, como en la Iglesia Romana, sí existen en la tradición
ortodoxa diferentes tipos de vida monástica, se trate de vida
individual o comunitaria. En términos generales, algunos
monasterios pueden tener una orientación más litúrgica, mientras
que otros tienen una disciplina más ascética; unos pueden tener una
práctica más mística y otros estarán más inclinados hacia la guía
espiritual y la apertura al mundo, para ofrecer ayuda y consejo a las
demás personas. Estos estilos de monaquismo, que toman una
forma tanto personal como comunitaria, no corresponden a
esquemas predeterminados, ni oficialmente legislados por la Iglesia.
Son el resultado del desarrollo orgánico bajo la gracia viviente de
Dios.
• Además de estos estilos de orientación de vida monástica, se
puede hablar de tres formas precisas de organización. La primera
es el monaquismo cenobítico. En este todos los miembros de la
comunidad realizan todas las actividades en común. La segunda
clase se llama monaquismo idiorítmico, en el que los monjes (as)
rezan en común litúrgicamente, pero trabajan y comen en forma
individual o en pequeños grupos. En esta clase de monaquismo, las
personas incluso pueden rezar el oficio divino diario a solas y
reunirse solamente para la celebración de la liturgia eucarística;
esto incluso, puede ser sólo en ocasiones especiales. Finalmente,
la tercera clase de monaquismo, el eremítico, en el que los monjes
o monjas son ermitaños, anacoretas o reclusos. Viven en absoluta
reclusión individual y no se unen nunca en la oración litúrgica de
la comunidad, excepto en ocasiones excepcionales. En los casos
más extremos, incluso puede suceder que se lleve la comunión al
monje o monja quien permanece siempre aislado y solo.

• En la Iglesia Ortodoxa, hoy en día en occidente, sólo existen


unas pocas comunidades que practican el monasticismo. En los
países de tradición ortodoxa, el monaquismo aún es floreciente,
aunque su presencia se ha visto reducida debido a las
185
condiciones políticas y espirituales de la sociedad. Sin embargo, en
los años más recientes, ha habido una muestra de mayor interés en
la vida monástica, especialmente entre los miembros más cultos de
la Iglesia.

VESTIDURAS Y ORNAMENTOS MONACALES

HÁBITO MONACAL
Casi igual al Podriásnik
sacerdotal la diferencia es q las
mangas son más anchas.
Debajo usan el heaton que es
como una túnica más áspera
que significa la pobreza y la
abnegación.

RASO
Es un hábito coral del color
negro con mangas anchas, los
monjes deben utilizar para las
celebraciones en las que no se
requiere el uso de estichárion.

186
Es preciso distinguirlo del Raso
especial de los novicios,
llamado rasóforos.

SKUFIA
Especie de bonete Cubre la
cabeza hasta las cejas, y se
pliega para formar la señal de la
cruz. Se usa en las actividades
diarias y algunos ritos.
Generalmente es de color negro

El ceñidor
Cinturón de cuero para los
monjes.
Con esto se sujeta la sotana
por la cintura.

187
ELEPANOKALIMAFIO o
KLOBUK
Es un velo negro, muy ligero, que
se añade al kamelaukion y que
cubre la nuca, cayendo luego
sobre las espaldas, donde se
divide en tres bandas. Es llevado
por los monjes. Sirve al obispo
(que también es un monje) en
aquellas ceremonias en que no se
usa mitra. En los archimandritas y
monjes es considerado como un
signo de modestia y de
renunciamiento religioso. Los
obispos que ostentan el rango de
Metropolitas usan generalmente
un epanokalimafio de color blanco
como signo visible de su dignidad.
ESQUEMA PEQUEÑO
Vestimenta perteneciente
Frailes Menores - un pequeño
rectángulo con la imagen de la
Cruz y los objetos de la pasión.
Significa que muere al mundo.
Los Hieromonjes llevan en esta
bolsa el Antimesion.

188
EL ANALAVOS O GRAN
ESQUEMA
Lo usan los monjes que ya ha
hecho la gran profesión,
generalmente que llevan
muchos años y son Staretz o
Higumenos del monasterio.

EL KOMBOSKINI O CHOTKY
Es la cuerda de oración con la
cual los monjes hacen la
oración del nombre de Jesús, la
llevan todo el tiempo en la mano
o enrollado.

RESUMEN DE VESTIDURAS DE LOS ÓRDENES SAGRADOS.

189
PATRIARCA METROPOLITA OBISPO

SACERDOTE HIEROMOJE HIGÚMENO MONJE DIÁCONO


SUBDIÁCONO

25. EL ALTAR CASERO O ESQUINA DE ORACIÓN

190
Una de las características distintivas de una casa ortodoxa es su
altar casero. La esquina de oración se convierte en el corazón
espiritual de la casa un recordatorio constante para rezar, una
intersección entre la familia y la gran familia de los santos que nos
han precedido, un santuario de descanso y renovación en el medio
del mundo agitado
Pero, ¿cómo crear un altar casero? Donde debería estar? ¿Qué
debe incluirse?

¿Dónde debo colocar nuestro altar casero?

Tradicionalmente, un rincón de oración debe estar en una pared


orientada al este. En una iglesia ortodoxa, los cristianos rezan de
cara al este por varias razones.

-En Primer lugar, nos recuerda nuestra casa antigua, el paraíso del
Edén. Recordamos la perfecta comunión que nuestros primeros
padres Adán y Eva experimentaron con Dios, mientras estaban en
el jardín, que se describe en la Biblia como ubicado en el Este.

191
-En Segundo lugar, reconocemos a Cristo como el Sol de justicia,
como la luz que ilumina a todos los hombres. Nos dirigimos a la
dirección del sol naciente en homenaje a la Luz eterna.

- Por último, los primeros cristianos interpretaron Mateo 24:27 (que


la venida del Hijo sería como un rayo que viene del Este) en el
sentido de que el retorno triunfal de Cristo vendría de Oriente.
Anticipamos este retorno de cara al este, cuando oramos. Sin
embargo, algunas casas simplemente no tienen una pared hacia
este disponible. En ese caso, es perfectamente posible localizar el
altar casero en otra parte.

La esquina de oración también debe estar en un lugar que sea


visible para toda la familia y de fácil acceso. Debe ser una parte
integral de la vida cotidiana de la familia. En nuestra casa, esto
puede ser la sala de estar. Otras familias que conocemos tienen su
altar casero en el comedor o un cuarto especial para elllo.

¿Qué puedo usar para hacer la esquina?

Estantes. Muchos estantes colgantes hermosos se pueden


encontrar en tiendas para el hogar. Comprar dos o tres y los utilizan
para poner los iconos, velas y otros materiales.

Dedicar una estantería para solo los iconos. Esto le da un montón


de espacio en las otras estanterías para otros elementos. No sería
conveniente contar con elementos seculares en la misma estantería
de su altar casero. Por lo tanto, asegúrese que lo señalen como un
espacio sagrado.

Recuerde, lo que se hace en el altar casero es orar es lo más


importante.

¿Qué debo incluir en mi altar casero?


192
La respuesta básica a esto es un icono de Cristo, un icono de la
Virgen, y una vela lo más necesario. Cuanto más tiempo somos
ortodoxos, vamos consiguiendo más iconos. La siguiente lista no es
exhaustiva, sin duda.

Iconos de Cristo y la Virgen.

Iconos de los santos de la familia. Cada cristiano ortodoxo se le da


el nombre de un santo en el bautismo y mantiene una relación
especial con ese santo durante toda su vida. Piden al santo que
interceda por ellos regularmente. Por lo tanto, tiene sentido tener el
icono de ese santo en su altar casero o en su cuarto.

Iconos de las fiestas. Ahora tenemos la oportunidad de conseguir


varios iconos festivos (iconos de la Natividad de Cristo, la crucifixión,
la Ascensión, etc.) y coloque el icono festivo en el altar en un lugar
prominente.

Velas: los fieles Ortodoxos encienden velas cuando rezan como un


recordatorio de que Cristo es la Luz del mundo. Estas podrían ser
las velas de cera, como las que se usan en su iglesia o pequeñas
velas votivas. Si usted tiene algunas velas bendecidas durante la
fiesta de la Presentación del Señor, entonces esas velas deben estar
en su esquina de oración.

Agua Bendita y Aceite Bendito. Los ortodoxos reciben agua bendita


durante la Fiesta de la Teofanía (el bautismo de Cristo). Esa agua
bendita debe mantenerse en la esquina de oración. Bebemos agua
bendita y así recibimos la bendición de Cristo cuando estamos
enfermos, antes de un viaje, o simplemente al comienzo del día con
las oraciones de la mañana, con el aceite ungimos a los enfermos.

193
Ramas o palmas. En la Iglesia ortodoxa, se bendicen ramas de
palma durante la Liturgia de la Fiesta de la Entrada de Nuestro Señor
en Jerusalén (Domingo de Ramos). Estas palmeras son bendecidas
con agua bendita y se mantienen en el altar casero hasta el próximo
Domingo de Ramos. También se tiene ramas de albahaca o laurel

-Incienso. Los Ortodoxos rezan durante las vísperas, "Que mi


oración, como incienso llegue hasta ti como aroma." El incienso es
utilizado casi continuamente durante la Liturgia y otros momentos
del culto. También se puede utilizar durante las oraciones de la
familia en el hogar. Usted puede comprar incienso y el incensario en
los almacenes religiosos o en su parroquia debe quemarlo al menos
una vez a la semana.

Libros Oración. Libros que ayudan a rezar las oraciones de la


Iglesia. Son grandes medios para ayudarnos a aprender las
oraciones, el Trisagion, oraciones por la mañana y oraciones de la
noche, y oraciones para ocasiones especiales. También hay libros
de oraciones para fechas específicas, libros con Akathistos, que
puede agregar una bella profundidad a nuestra vida de oración y a
las fechas especiales.

Listas de intenciones. Muchas familias hacen listas de las personas


por las que desean orar cada día. En Ellas pueden anotar nombres
de amigos, familiares o miembros de la iglesia que están enfermos,
recién casados o bautizados, o que recientemente han fallecido.

26. CONCLUSIÓN

Caracteriza a la Ortodoxia una profunda espiritualidad sacramental,


portadora del Espíritu Santo; una decidida confianza en el Señor;
una firme lealtad a los apóstoles y padres de la Iglesia; una moral
194
fuertemente enraizada en la Biblia y en los dogmas, y una liturgia de
gran significado teológico, rica en expresividad dogmática; una
liturgia que además de la solemnidad, tiene la particularidad de
llegar íntimamente al corazón de todos; desde el más humilde hasta
el más culto. Una participación y experiencia de la vida sacramental.
Un gobierno democrático y una coparticipación de clérigos y laicos
en las comunidades locales; participación junto a la Jerarquía en la
elección de los ministros eclesiásticos (obispos y sacerdotes). Un
carácter y sentimiento de responsabilidad social y patriótica
íntimamente relacionado con el Kerigma (predicación) evangélico.

Todos ocupan ciertas posiciones y trabajan para el bienestar de la


iglesia. Todos son animados por los mismos principios de vida
espiritual, la misma fe moral, hacia los medios de sacrificio y
comunión con Dios.

Ha cumplido la venerable labor de conjugar la autoridad de Dios y la


libertad del hombre en la formulación de sus doctrinas y reglas
canónicas. Ha asumido la gran tarea de, en la historia, de mantener
el equilibrio entre la autoridad y la libertad; la unidad y la autonomía
local: "la unidad y la variedad" (imagen de la Santa Trinidad que
siendo un solo Dios, hay tres Personas).

Nuestra Iglesia es un organismo vivo, que tiene a Cristo por cabeza,


y es la Iglesia del Señor en la Tierra, es la cristiandad original y pura,
es el Cuerpo de Cristo en la Tierra... "Columna y Baluarte de la
verdad" (I Tim. 3:15). La Iglesia Ortodoxa de hoy pertenece a Cristo,
sus miembros tratan de vivir en Cristo, como Él fue revelado,
entendido y enseñado en la Iglesia original e indivisa.

Nuestro Señor Jesucristo ha fundado sólo una Iglesia. La Iglesia,


Una, Santa, Católica y Apostólica, la cual hasta nuestros días está
representada por la Iglesia Ortodoxa.

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Nosotros, indignos siervos tuyos,
agradecidos por tus múltiples
gracias y beneficios; te alabamos,
te bendecimos, te damos gracias y
te exaltamos. Señor de
Misericordia; clamando a Ti con
humilde Amor. ¡Gloria a Ti, que
eres nuestro bienhechor y nuestro
Salvador!
(TROPARIO DE ACCIÓN DE GRACIAS)

197
PATRON DE LA MISION ANTIOQUIA

SAN ALEXANDER NEVSKY

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