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Casero, creencia con aspectos megalómanos: se define como hombre bien situado, viviendo en
barrio bueno, coche de alta gama, apuesto, colegio de prestigio, y puede pagar buenos servicios:
abogado, asesor fiscal, médico, psicólogo.
Físicamente, vientre abultado, papada, ojeras y lleva gafas. Presente higiene descuidada, ropa
sucia y mal olor, acudiendo a consulta tras la jornada de trabajo sucio y maloliente – lo que refleja
dificultad para concebir al otro (terapeuta en este caso) como sujeto al que respetar, sino
simplemente como objeto que debe satisfacer sus necesidades o sus demandas. -
Neutraliza la condición de mujer y edad de la terapeuta. En una ocasión, durante los dos años
que duró el tratamiento, la terapeuta suspende las sesiones durante 3 meses por temas de salud,
ante lo que HM no muestra ningún interés.
Sarcástico con aspectos físicos, de vestimenta, de posición de las mujeres, pero nunca del de la
terapeuta. No por atrevimiento, sino porque sólo la veía como terapeuta (función oracular) y no
como persona.
Poseedor de una empresa, entando a cargo de un gran número de trabajadores a los que les
ofrece un trato humillante, a los que nunca hace referencia con nombre propio. Habla de “el
portero”, “el repartidor”, “el transportista”. Instrumentalizando a las personas que le rodean
según sus funciones propias. Trato frío, pícaro, manipulador y fraudulento. Se justifica que en
tratos de dinero todo es justificado porque “si no la metes, te la meten”.
Mantenía chats con mujeres mostrando fotos no propias, negaba su edad (restándose entre 15 y
18 años) y el hecho de tener hijos. Creo una pseudología falsa a veces difícil de solventar por
incongruencias. No usaba un nombre único, lo cual le provocaba problemas porque se confundía
en los datos que daba de sí mismo. Mantenía relaciones eróticas simultáneamente con mujeres,
evitando encuentros reales para no ser descubierto su realidad y su aspecto físico. Buscaba un
reforzamiento narcisista a través de estos chats.
En una ocasión, provocó un encuentro sexual con una chica que tenía alrededor de 20 años, a
quien le propuso el juego de acudir a su casa y mantener un encuentro a oscuras, renunciando a
ver el cuerpo de la chica a cambio de mantener su identidad ficticia. Encuentro que fracasó ya
que el tacto delata a HM y la chica huye de su casa horrorizada.
Se aseguraba el deseo de esas mujeres que eran solitarias, más jóvenes, menos experimentadas,
y que él era una suerte que les ha llegado.
Padre putero, por cuestiones de trabajo realizaba viajes donde pernoctaba en moteles y
prostíbulos. Madre consciente de infidelidades del padre, que en ocasiones desembocaba en ira,
irritabilidad, resignación, pero quedaba vacía de afecto hacia sus hijos.
Los 5 hermanos eran varones que sólo podían socializar con niños de cierto status social,
invalidando desde la familia primaria, las posibles relaciones de amistad que surgieran en el
ámbito escolar y que no estuvieran a la altura de su clase social. HM no conseguía buenos amigos
y por ello era castigado.
A los 22 años, la familia le elige la novia, consolidando su poder y dinero, acreditando de que sus
hijos eran machos alfa mostrando poderío en la berrea.
HM recuerda a su madre triste y de mal humor por todas las humillaciones de su padre y tío,
desarrolla deseos sexuales como acción y no como afecto. Tinte tribal y primitivo a modo de la
sexualidad de su padre. A los 9 años recortaba fotos de mujeres desnudas y pasajes donde se
describían contenidos eróticos. En su fantasía abría un sinfín de posibilidades.
Las mujeres eran etiquetas como piezas de consumo y su coleccionismo era un puente para una
posesión posterior. En el futuro coleccionara piezas de prostíbulos y hoteles. Afirma haber
mantenido relaciones sexuales con alrededor de 200 mujeres.
Mantuvo su primer matrimonio durante 10 años que se rompió tras infidelidad por parte de ella
con compañeros de trabajo. “Se acostó con toda la plantilla”. Tras el divorcio, mantienen
relaciones sexuales durante el siguiente año – mucho más satisfactorias que las que habían
mantenido durante el matrimonio- en las que él le pedía a su exmujer que le relatase las
relaciones sexuales que había mantenido con sus compañeros cuando le era infiel. Los
encuentros consistían en la reproducción de las prácticas sexuales que su mujer había mantenido
durante el adulterio. Reafirmando así su potencia y su hombría, pudiendo demostrar que él era
capaz de reproducir las mismas posturas, los mismos encuentros. Alimentando su narcisismo.
Con su segunda mujer, 10 años más joven que él, guapa, alta, con carrera profesional terminada,
pero sin trabajo y sin haber ejercido profesión – aquí el dinero le daba un poder especial, ya que
generaba dependencia económica satisfaciendo sus caprichos-. Mantuvo una relación libre de
afecto, utilitaria. Le pedía “ponerse guapa” para salir a pasear por el centro de la ciudad, haciendo
así alarde de su trofeo y mostrando que la infidelidad de su primera mujer, lejos de conducirle al
fracaso, le había supuesto un triunfo. Imponía en esta relación relaciones sexuales diarias, en las
que, de nuevo, pedía a su mujer que le relatase las prácticas sexuales experimentadas
anteriormente, reproduciéndolas. Entre estos relatos, la mujer llega a exponer una experiencia
de incesto/violación con su padre siendo menor, esto le excita especialmente ya que ahí tenía
que superar no sólo a amantes anteriores, sino al padre de su mujer.
En ocasiones ha referido, alojarse en hoteles con vistas a parques, para poder observar desde allí
cómo se relacionaban los jóvenes, cómo eran sus practicas sexuales o de cortejo y poder
aplicarlas, manteniéndose actualizado de las nuevas técnicas. Algo que consideraba “formación”.
IMPOSIBILIDAD DE VÍNCULO: Fruto del fracaso del apego infantil y de un narcisismo primario
sobre bases artificiosas y frágiles, estructura perversa y cínica que se sedimentó tempranamente
por la introyección de la figura paterna de similares características. Imagen de un ideal del yo
deformado en la creencia de que sus rasgos llevarían aparejado el éxito social y económico, la
hombría, el dominio patriarcal sobre la prole y el respeto temeroso de los plebeyos asalariados a
su cargo, “segundos hombres”.
DEPRESIÓN NARCISISTA: Suele ser una depresión enmascarada, camuflada bajo la acción, el
ocultamiento emocional, la ira, la negación de la debilidad. Su apariencia suele ser: Aislamiento,
irritabilidad, escapar de situaciones afectivas y sociales, se da el modo huraño (aislamiento
silencioso, que no acepta que le digan nada) y el modo agitado (con predominio de la irritabilidad,
la explosividad y la amargura. Un animal enjaulado, hipersusceptible, hiperactivo e inaguantable
por sus exigencias. Suele descubrirse por sus consecuencias: intoxicaciones frecuentes,
accidentes, suicidio, asesinato de hijos…)
Este tipo de perfiles, suele quedar fuera del tratamiento terapéutico, ya que la incapacidad de
introspección por parte de personas tan primitivas como HM, no suelen demandar ayuda
terapéutica que pase por la palabra. ¿Qué razones me llevaron a asumir un caso que podría
parecer claramente inaccesible o inanalizable? La sintomatología depresiva que destacaba en la
consulta por encima de cualquier otra consideración. Filtré la incapacidad de adaptación de un
hombre con un modelo mental y capacidad cognitiva claramente desajustado del contexto, de
un entorno que le aislaba y repelía porque él encarnaba coordenadas medievales de virilidad.
Todas las personas para las que él había resultado significativo, acababan alejándose de él y
tratándole como un apestado social. Él no buscaba en la terapia resolver su sufrimiento mediante
su propio cambio, sino potenciar su atractivo para garantizar la perpetuación de un modelo de
poder y control sobre el objeto. Por lo demás, sus objetos de relación, debían adaptarse a sus
pretensiones, abandonándolos si no cumplían la función de objetos narcisistas. Si ellas no eran lo
bastante guapas, ricas, jóvenes… bien decoradas o interesantes.
Certificación de un nuevo hombre de narcisismo depauperado, por la crisis del modelo patriarcal
y el advenimiento de mujeres libres que pueden elegir, mujeres que pueden no elegirle, dejando
en evidencia su ridiculez.
LA CASTRACIÓN.
LO INQUIETANTE “La intimidad inquietante” – Uno se apodera del otro, la dulzura de la intimidad,
enmascara y oculta la agresión o el abuso que se comete. Aparentemente, se establece un
acuerdo íntimo. En cada pareja, hay que establecer, cual es el límite exterior, pero también cual
es el límite interior, el límite de lo intolerable. Es claro que, en sus relaciones, HM buscaba
establecer intimidad, pero eligiendo una forma perversa. Buscando una aparente cooperación
deseante de un objeto externo.
ENACTMENT- búsqueda de objetos que no se revelen, como tampoco lo hizo su madre, que solo
actuó póstumamente su ferocidad contra el padre. No es casualidad, que las esposas de HM,
como las de sus hermanos, si ejecutaron esos enactment que su madre no actuó. Demostrando
así que reaccionaron a la decadencia del modelo patriarcal que habían heredado. Ellas, actuaron
la protesta desgarradora que la madre de HM había recibido.
La forma de comunicación neutra, distante, funcional envolvía las sesiones de un aura maquinal
e irreal.
Al relatar cualquier episodio, la disociación se hacía patente, con el uso siempre de la tercera
persona: “Uno está cansado de esperar a quien no llega” “Tener éxito con las mujeres, te da
puntos” “Se supone que se puede encontrar a alguien mas joven y guapa que quiera estar con un
hombre mayor”. No hay sujeto en el discurso, no hay implicación, no hay verdadera confesión o
entrega de sí mismo.
Nunca faltó a ninguna sesión, ni se retrasó. Incluso, a menudo solicitaba más sesiones de las
acordadas. Pero no se molestaba en ducharse o cambiarse de ropa entre sus faenas en el campo
y la sesión. Viniendo con los zapatos llenos de barro, la camisa empapada en sudor, el pelo
desgreñado y oliendo muy mal.
Lola López Mondejar, acuñó la expresión “hombres huecos”, en HM no hay sujeto, por lo tanto,
no puede haber espacio ni intra, ni intersubjetivo. Si no hay sujeto auténtico, solo cabe la
simulación relacional de relaciones decepcionantes y vacías.
La imposible intimidad. Cuando la duración de alguna de sus parejas le hubiera permitido crear
un espacio íntimo, lo evitó aterrado. En esos momentos, fomentaba el escaparate narcisista.
Deseaba ser visto y admirado acompañado de mujeres bonitas que reafirmaran su éxito y su
condición de “macho envidiado”. Sin embargo, cuando las mujeres desaparecieron de su
entorno, la calle resulto fóbica para él. El rechazo de ellas era vivido más como una amputación.
Sin la compañía de una mujer bella, consideraba que era clamoroso, sintiendo casi de forma
delirante, que, yendo por la calle se mostraba como un fracaso de hombre.
Al no haber conservación del objeto más allá del fugaz arrebato pasional, sobrevenía el vacío que
empujaba a una nueva búsqueda desesperada de nuevos objetivos.
Desarrolló una gran ansiedad a ser visto solo, le producía un gran dolor narcisista. Para él era
preferible no ser visto y ser olvidado y que nadie recordara que había existido, antes que ser visto
solo y se encerró en casa. Para él, la mujer solo cumple una función de sostén de su narcisismo,
pero sería una amenaza si fuera reconocida individualidad. Por eso, invade, avasalla, culpabiliza,
castiga, violenta… para no sentirse obligado a reconocer su espacio propio y sostener la ilusión
de ser el dueño de sí mismo.
Para él, la mujer es un objeto narcisizante, del que se nutre vaciándolo por completo, cortando
todas las vías posibles de apego con él. Por que ellas nunca son objetos independientes. De ahí
que desde el principio haya hablado de fagocitación de la mujer, no es solo explotación. El
absorbe todo lo bueno que ellas puedan tener, para su propia elevación narcisista, pero las
despoja de subjetividad, incluso de identidad.
En cuanto a las razones del impasse terapéutico, lo que condujo al abandono del paciente
aprovechando unas vacaciones de verano… Se observa la imposibilidad de construir intimidad en
el trabajo analítico. También intervino la defensa contratansferencial ante las maniobras
constantes de despersonalización y de instrumentalización. Degradando la “función alfa” del
terapeuta, donde el terapeuta ya no puede hacer nada, no sirve ni como oráculo.
Puede haber alimentado su narcisismo ganando el pulso a “la mejor” que tampoco ha sabido
darle solución.
Lectura recomendada: Un caso de masoquismo perverso: esbozo de una teoría, Michel de M'Uzan.