Está en la página 1de 3

r--

de Pedro Díaz de Rivas: "Yo no usurparé la gloria llue se ,,No Moriré del Todo"
le debe por esta fatiga".
Sólo desearíamos que aquellas memorables "leccio4e5"
de Guadalajara, hoy todavía inéditas en su "silencio dulce" Por Guenerupn Durñas
para decirlo en Góngora, vieran aquella deseada l* di i
imprenta, con que la Fábu1a nuevamente ha de ser ¡,

" '¡¡
fugitiuo cristal, pomos de nieue. . . Í,ATR.IZ decidió morir. Compraría -€ran sus últimos
, ñ trescientos pesos- un boleto de avión y la p6laa con-
; ",4
ll::.i:Ji!;t:ii i'l,t tra
-'-r-.:,1' '"
LI4 ¡riesgos
¡v§óvP de viaje. Imaginó con halago la satisfac-
::l;¿*¿n de sus deudos: dos sobrinos y una prima lejanísima.
:;Lo corriente es que un cadáver sólo pese y mortifique;
,?sta vez, fallecer significaría una fortuna. Beatriz se
Dr. Joaquín Antonio Peñalosa de poseer un cuerpo: ¡ qué desperdicio si hubierá
Apartado 22 eamaleón o golondrina ! Meditó en la torpeza de
San Luis Potosí, S. L. P. [imirse entre las sábanas y en el egoísmo con que se
a una justa ganancia.
sobrinos besaron conmovidos a la tía cuando dis-
;con ellos el plan. La prima derramó una lágrima y
muy cariñosos infundiéronle ánimo, explicando que
de muerte es rápido y sin molestias. Por 1o general,
los motores en pleno vuelo. Si el aparato se estrella,
es tan eficaz que el aturdimiento impide apreciar
'consecuencias; pero de cualquier manera, el mal rato
de milésimos de segundo. Además, le hicieron re-
r sobre otros puntos: que oficialmente cumplía los
; que la remotísima esperanza de matrimonio ha-
idesaparecido con el hundimiento del Doria, al poner
a las débiles promesas del maquinista Krautzer; que
un reumatismo progresivo y el negocio de botones
Qgi-dado; que resultaría inútil el cariño frente a
de los estudios de la prima y de los mucha-

56- -s7
Por otra parte la inversión no corría riesgo, ya
3\os. que
informaciones obtenidas acerca del promeai" a.
u..ij ,descendió, como el azogue en un terrnómetro, desde
tes en Ia Compañía Maglioii podían considerar.u
.*u linta de Beatriz a los dedos del $ie.
en los últimos tres meses, las estadísticas arrojaban ' f,puguron el letrero. Los viajeros respiraron cómodos,
bajas por cada diez vuelos. o ,ílo no se atrevió
a desatar el famoso cinturón que la
como el de castidad. i
. Tía, prima y sobrinos se hicieron mutuas recomen
ciones en la tierna despedida. Rara vez triunfa ,r, en un país de azúcaf'. ¡Maravillos'o! La in-
g.r,o
abnegación y un pariente recibe adioses tan calurosos. proveedora repartía, esta vez, vinillo espléndido.
- Cuatro vueios contratiempo_ esperaron los en la aeronave era celeste, incomparable, an-
-sin
venes, hasta que al fin subieron aladama en el avión ;.A nuestra heroína, con el oporto le entró una vitali-
Tímida, Beatriz ocupó el tercer lugar, junto a la alegría nuevas, Le pareció haber alcanzado aque-
r
tanilla. El letrero luminoso Ie fascinó enseguida como ia" de que tanto hablan en Cuaresma. Se sentía
.ojo de culebra. "Sujétese el cinturón,,. Elia cumplió ida. . . Por el cristal apareció el paisaje naca-
la
dcn, invadida por una sensación de culpa. Con'qué grutas marinas, las carretelas de nieve, los árboles
¿ J
cho se ponía a salvo? ,,No fumar. Apriétese el cintu como el fuego de San Telmo.
rsta vez 1o estrechó hasta ponerse anáranjada . La ae un calofrío llegó a su corazón. ¡Tenía que
za acudíó en su auxilio. 'No podía fallarles.
Un ruido de motores lahizo saltar. No, no habían sobre el rnar, sobre un desierto azul, infinito,
pegado. Alguien colocó en sus rodilas una mesita ente oscurecido.
con
y bocadillos exquisitos, para disimurar er retraso diariá; aparato, aI principio tan manso, dio una sacudida
siempre imprevisto. La trataban igual que a una visita. a y ensayó un trote infernal. El letrero parpa-
Es
taba emocionada. : "No fumar. Sujétense el cinturón". Y después el mi-
Las aspas sonaron a terremoto. El aparato se desli : "Conserven la ca1ma. Regresamos a base,,.
en Ia pista con lentitud de automóvil descornpr.r,o. p pálida, la aeromoza rcpartia chicles y bolsas cle
Ia ventanilla, ]a tia arcanzl a distinguir ras manitas de f. ";Pata tronar?",
"¿Para tronar?" pensó Beatta. Eran misteriosas, sin
sus
familiares y los amorosos ojos bañad-os en lágrimas. i: adentro. Cuando la ernpleada nasó junto
ernoleada pasó iunfo a su
srr Lrorr
con ra lugar,
'ihterrogó con ojos despavoridos.
El morutruo movióse velozmente hasta el finai del cam- .-No se apure, señora, son bolsas de aire,
po. Era como si resoplaran cien hipopótamos. La señorita
éstas o lasde fr¡era?
renovó las provisiones; ahora .rrro, *puredados de gruyére -¿Cuáles,
derretido que infamemente re hacían "coger,, amor u lu
El micrófono enloquecedor continuaba su charla:
ri¿u. terrizatemos en una hora". Y luego: "Gaso-
Casi sin sentir, el avión se elevó. Et úlUmo bocado dá
'.para cuarenta minutos".
58-
-59
_-¡Glorifica mi alma al Señor!, bramó
una Ei letr€ro incandescen-
gtresa en el mejor castellano. ¡^t* cofno impermeable de celofán.
nos llevó La... (Eso Io dijo uno de aquí). i",, fu"¿.. Bajan sin fuerzas. Pero nuÉvamente se apodera
-Ya comprendió
Beatriz que el único idioma ua..ráao p¿j
i I eí¡a tenaz determinación. Salva escollos, árboles, cerros,
hr:li dulzura de una sandalia a la
ta rezar era el español. Intentó un Viacrucis, siguió ."n[i ¡rxuy ]I.fl :T
1,
. l¡rr, de regreso. Los pasajeros lloran, se besan. De impro-
salve y luego el Bendito. ¡Imposibre! se armó ,ri lio
no a Ia herejía. ¡Ay!Ninguna jacuiatoria vino.r,,, "...*-,'
uyuii,
,, .'ir*rla conciencia le estrujala raz6n a Beatriz: jEstá viva!
.i;¡I¡zición ! Ha hecho víctima de su estúpida maniobra a
Pies para arriba arrancó el pájaro de hierro. D.í;ñj ,";
l;:: ;r." seres qutr
.;i:,.tfeS:.Seres
confiaban sil
que uurrrrauall ella. .rJSIa
en €ua. de fegresO
Está Oe con SU
re.qreso COn su
haber enloquecido el piloto, poryrl igual iban ." pi.uii
inútil, incolora, simple, solitaria, inservible, sin pasado,
como se elevaban. ¡ Cien veces maldito !, exclam¿ n.ut.; ":,,t1.6.frda
Y olvidó su generosa promesa: hizo acopio du f,r.rru y, üerosamente buena. . . Ilna indemnización desperdicia-
bre bases de voluntad, comenzó a enáer ezar el
,I áuh. Todo por la absurda euforia que le hizo sentir
Cuando pareira desplomarse, ella con su propio oió* "p;;.r"j por Ia vida. En el aire los conceptos son distintos.
lo alto el hombre es bueno, amable, indefenso. La
lo levantaba; con los hombros Io ponía de.echt; a puro 'fua fírme es amarga. Los
seres son lobos llenos de men-
plido retiraba los rayos. En el balanceo capoteaba el
Hay que dar a esos tigres tajadas sin descanso, tiras
vimiento con estrategia de experto. Otro deiplome que
féorazón, de salud, de vida. . .
tocaba el lomerío y: ¡para arriba, para arriba!,
¡: ir.AI abandonar el aparato, Beatriz advierte que no tiene
mmk!... Todos los mílsculos al servicio de los mo
Sudaba de pies a cabeza. La inflamación le llegaba hi ttlénde ir. Mira rencorosa a los aviones. Se encamina a Ia
Xá de espera y en un rincón se da a la tarea de repasar
el ojo. El pasaje tendría que agradecérselo. Sola contra
i':rinfortunio. Se ahoga de pena; no se atreve con la .urgu
elementos, devorando dulces, galletas, fruta, como 'su vida. Avergonzáda de que su imprudencia haya fni-
tenía siete años, ¡lista al menor clemiver der monstruo
! r las coüciadas ventajas, piensa en que tal vez consiga
trag6 la bolsa de papel y ni siquiera tuvo conatos.
boleto; que quizá los sobrinos puedan ayudarla y le
ver el fogonazo del motor; sin embargo, se desen
otra oportunidad y perdonen su regreso. Pero no, no
valiente. Ya en eI cine había pasado los rnismos trabai
i:i:de enfrentarse a la desilusión que su presencia ha de
dirigía las prácticas de los aviones norteamericanos, si
r a esas sensibles criaturas. Y solloza con desconsuelo,
pre victoriosos. ¡Qué satisfacción haber manejado
cán paipa su infla¡nación.
ta pericia! Llevaba más horas de vuelo que las que pudi
pagar todos los pasajeros.
De pronto, el silencio. Los motores enmudecen.
EI Iupe Dueñas
roplano es una cáscara. El ojo de víbora avisa que pl
Debía ser broma, porque Ia máquina es un papalote:
de Méjico
60-
-61

También podría gustarte