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Ante la desmovilización impulsada desde arriba,

recuperar la calle con independencia de clase


Coyuntura OAT-OAC-FAR Diciembre 2020, Argentina

Desde el anarquismo especifista nos parece oportuno realizar un análisis de los


fenómenos que se vienen desatando en este último tramo del 2020, buscando hacer
frente a la profundización del ajuste neoliberal, construyendo un pueblo fuerte en
resistencia.

Como primer punto podemos marcar que a nivel regional la oscilación entre
gobiernos de facto (dictaduras parlamentarias) y democráticos de centroderecha -o
“progresistas reformulados”- ponen en evidencia que la falta de garantías que
presentan unos y la laberíntica trampa institucional que representan los otros, lo que
sigue demostrando la necesidad de una auténtica organización y lucha desde abajo,
con independencia de clase y por fuera del aparato institucional estatal.

En Argentina, la apuesta del Frente de Todos (FdT) por reforzar la institucionalidad


pivotea entre poner “paños tibios” y llevar a cabo medidas represivas, a una
situación social que desborda y va generando incertidumbre e inestabilidad
creciente. Con el intento de calmar la situación, entrando en el laberinto institucional
y queriendo dejar contentos a los sectores dominantes (incluida la comitiva del FMI),
pero sobre todo buscando ciertos “acuerdos” o desplegando medidas que buscan
un ficticio consenso social para desmovilizar a los/as de abajo. Recordemos que el
plan de desmovilización de este sector político encabezado por Alberto y Cristina,
emerge a partir de la contundencia de las acciones contra la reforma previsional de
Macri, allá por fines de 2017, cuando la acción directa en la calle se evidenciaba
como la única alternativa para enfrentar el ajustazo neoliberal. En los hechos, y
como resultado de esa desmovilización, el FdT pudo implementar en dos
oportunidades medidas de ajuste sobre los jubilados, que nada tienen que envidiar a
las políticas macristas.

La creciente precarización laboral, los salarios a la baja por arreglos paritarios


paupérrimos o inexistentes, con el discurso de la clase política de que “el asalariado
es un privilegiado”, las ocupaciones de tierras producto de la falta de ingresos para
asegurarse un lugar para vivir, y el deterioro general de las condiciones de vida, son
solo una muestra hacia adonde viene apuntando la verdadera variable de ajuste. En
esta línea, el tema del acceso a la vivienda es troncal, ya que en los últimos tiempos
se profundizaron las represiones, desalojos y amenazas a las ocupacionesde
tierras, sea por la histórica reivindicación de los pueblos originarios que reclaman
desde hace años su derecho ancestral (preexistente al sangriento establecimiento
del Estado Nacional), como así también aquellas tomas urbanas que visibilizan la
necesidad básica más esencial como es tener un techo. Todo esto, sin dudas, ha
puesto en alerta a quienes defienden la propiedad privada y la concentración de la
tierra en Argentina.
Los ejemplos son variopintos. Al ya analizado feroz desalojo y represión de
Guernica, impulsados por Kicillof y el fascista Berni, se le suman las réplicas en
varias provincias. Las más notorias han sido las de Río Negro, con la toma “La
esperanza” de FiskeMenuco a partir de ocupaciones de barriadas enteras; o las de
Villa Mascardi por parte de las comunidades mapuches. A lo largo y ancho de todo
el país las ocupaciones crecen día a día producto de la falta de vivienda y trabajo
genuino para los sectores populares. A partir de la violenta represión en Guernica se
profundizó una brutal avanzada del Estado para desalojar y reprimir las tomas de
tierras en defensa de los intereses de especuladores inmobiliarios, lo que profundiza
la problemática de la propiedad concentrada de la tierra en manos de unos pocos en
el país. Lejos de presentar una solución estructural inmediata a la crisis habitacional
de miles de familias alrededor del país, el Estado acude a la represión y a medidas
caritativas, buscando acuerdos por sumas insignificantes y con promesas de planes
de infraestructura y vivienda que nunca se concretan. La defensa y la apología a la
propiedad privada y la búsqueda de criminalización de la pobreza llevó a una
campaña de lo más reaccionaria contra las familias que pelean por un techo donde
vivir.

Párrafo aparte merece la mala gestión de la pandemia por parte del gobierno. Y no
nos referimos a los números generales de infectados y muertos en función del
temprano aislamiento, ya que eso sería hablar con el diario del lunes. La pandemia,
en cambio, deja al descubierto una desigualdad estructural alarmante y un sistema
de salud desfinanciado y ultra centralizado en CABA y Provincia de Buenos Aires,
quedando relegadas a su suerte provincias de la Patagonia, del NOA y el NEA entre
otras regiones. La falta de infraestructura, insumos y la extrema precarización en la
cual están sumidos los/las trabajadoras de salud pone en evidencia el rumbo político
de un gobierno nacional y gobiernos provinciales, que frente a una crisis sanitaria,
social y económica sin precedentes han aprovechado para fortalecer el aparato
represivo y profundizar los mecanismos de control social. Es preciso resaltar aquí
acerca de la “salvación” que suponen las vacunas en esta crisis sanitaria. Aunque
son necesarias y urgentes, esconden el impulso de las empresas farmacéuticas
transnacionales para seguir lucrando con la salud de los pueblos en todo el mundo.
En nuestro país cuentan con el beneplácito del estado nacional para proteger sus
intereses, frente a las demandas judiciales que los efectos secundarios de las
mismas manifiesten a futuro (la nueva Ley 27.573, del diputado tucumano del FdT
Pablo Yedlin, así lo permite). Este avance de las farmacéuticas abre la puerta a que
con el pretexto de desarrollar nuevos tratamientos y vacunas en un “contexto de
pandemia” dicha protección legal se expanda a toda nueva medicación. O sea, este
tipo de legislación tiene por finalidad asegurarles las ganancias en el presente
momento de crisis y a futuro, algo el gobierno nacional aprobó, confirmando su
defensa del capital contra el interés del pueblo.
Otro hecho paradigmático del rumbo del FdT fue el aumento de coparticipación para
pagar un aumento salarial a la policía bonaerense, asesina de Facundo Castro y
tantos/as jóvenes más, ante el apriete reaccionario de esta fuerza, sumado al
aumento de fondos en el presupuesto 2021 para el financiamiento de las fuerzas
armadas, que contrasta con el desfinanciamiento de una educación pública que se
ha vuelto completamente excluyente con la virtualización de la actividad. Esta es
también una de las áreas de ajuste, donde se fortalece la represión, al sostener los
intereses de los grupos económicos concentrados y el pago a bonistas. El paso a la
virtualidad ha dejado afuera a millones estudiantes que no pueden acceder a la
conectividad, al tiempo que los/as trabajadoras de la educación se han visto en una
extrema precarización y flexibilidad laboral, sin reconocimiento salarial ni de ningún
tipo para su trabajo, mientras que las escuelas y universidades se ven en
condiciones deplorables de infraestructura para una vuelta segura a las aulas.

Con discusiones de cúpulas, más o menos veladas, y en anticipado objetivo de


recomponer su base electoral de cara al 2021, el ejecutivo sobre la recta final del
año busca generar algo de consenso con ciertos sectores que parecían estar
soltándole la mano, esto fue a través de la presentación de los proyectos de ley de
temas “prometidos” como el de "impuesto a las grandes fortunas" y la “Ley del
Aborto”.
Con el discurso de la “palabra empeñada”, mientras los índices de inflación y
desocupación siguen escalando sin un vislumbre de tope, así como la violencia
machista, solo se muestra que acá lo único empeñado es nuestro futuro.
Entre las propuestas que siguen este curso institucional se encuentra el nuevo
proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo presentado por propio
presidente Fernández y cuyo contenido difiere del presentado anteriormente en
puntos básicos de cuidados de la salud integral de las personas gestantes. Este
intento del gobierno de embanderarse de una iniciativa construida a lo largo de
décadas de lucha y organización desde el movimiento feminista, muestra a las
claras que intenta quedarse con el “trofeo simbólico” de una batalla, no solo que
nunca peleó, sino que justamente no se impulsó desde las esferas institucionales
sino de las entrañas de la lucha del pueblo. Desde el anarquismo políticamente
organizado planteamos la necesidad de seguir en las calles dando la pelea,
sabemos que la única garantía que existe para que las personas gestantes
podamos decidir sobre nuestros cuerpos es continuar luchando.
En esta misma línea, el contrapunto del “Proyecto de los Mil Días”, que intenta ser
de protección a las personas gestantes y las infancias ante casos de violencia
familiar o sexual, tienen más aroma a querer cuidar la vulnerabilidad del gobierno
nacional ante las críticas del Vaticano –parte integrante del FdT- ante la
presentación simultanea del proyecto del Aborto. De esta manera intentará, como se
dice vulgarmente, “quedar bien con Dios y con el Diablo". Sin embargo, a pesar de
mucho proyecto presentado, los casos de femicidios y violencia familiar, deserción
escolar y abandono infantil siguen en aumento día a día solo muestran el
recrudecimiento del machismo que golpea sobre los sectores más vulnerables: las
mujeres, lesbianas, travestis, transexuales e infancias de las clases oprimidas.
Otro ejemplo de retórica distributiva, devenida en tibias acciones o parches, es el
tan anunciado “impuesto a las grandes fortunas” que decantó en un irrisorio aporte
único a los multimillonarios, variación que fue mejor recibida por los sectores
dominantes y que lejos está de paliar la situación económica del sector
empobrecido, ni solucionar el problema estructural que sufrimos los/as de abajo.
Este aporte extraordinario a las grandes riquezas implica una miserable limosna que
se le pide a unas pocas familias multimillonarias por única vez, para terminar
financiando a esos mismos sectores con la venia para la explotación de
hidrocarburos, el extractivismo y la megaminería. La profundización de la matriz
extractivista impulsada por el kirchnerismo viene siendo una política de Estado,
mientras la organización popular resiste contra estos emporios de la contaminación
en Mendoza y en Chubut; y contra la fumigación a las escuelas rurales en Santa Fe
y el uso de agrotóxicos gracias al ministro Felipe Solá, que volvió a reforzar está
postura en beneficio de Bayer (antes Monsanto).
El aumento de la inflación y la desocupación, junto al obsceno aval por parte de
ciertas conducciones sindicales a la precarización laboral, van deteriorando las
condiciones materiales de vida y fragmentando aún más el complejo entramado
social, reforzando los mecanismos de un sistema de dominación que sólo se
combatirá con una ruptura real que provenga de la construcción y avance de un
pueblo fuerte.
Este encauzamiento por vía institucional de las grandes luchas solo tiene como fin el
garantizar la gobernabilidad para regular más tranquilos el ajuste escalonado y
parejo que trasciende gobiernos pero sigue la línea de empobrecimiento y opresión
hacia los/as de abajo. Es por esto que recalcamos la necesidad de la independencia
de clase en nuestras luchas, evitando cualquier seguidismo hacia sectores de la
clase política que se arroguen la representación del pueblo. La historia indica que
esta salida nunca terminó bien, y que un proyecto emancipador jamás puede
asentarse sobre los intereses de algún/algunos sectores de la clase dominante, por
más carismático que se presente algún dirigente. En este sentido, sigue siendo
imprescindible interpelar a sectores populares que aun acompañan al proyecto
político del Gobierno, y señalar que el camino a seguir debe ser en unidad de los
sectores populares pero con independencia de clase y autonomía del pueblo por
sobre todas las cosas. Lo mismo debemos seguir interpelando a otros sectores de la
izquierda, que insisten en quedar entrampados en el “juego parlamentario”, con
presentaciones de pila de proyectos “inoportunos” para un sistema democrático
burgués.

“(...) las posibilidades de construcción socialista se fortifican en proporción a la


participación popular y se debilitan si los eventos de rebelión son concebidos
exclusivamente desde un punto de vista que tiende a cambios cupulares dentro de
la misma estructura de dominación” (“La estrategia del especifismo” J.P. Mechoso)
A no equivocarse, el sistema capitalista goza de buena salud y solo se ve fortalecido
ante el panorama abierto con la pandemia, que le sirve de móvil justificador de un
ajuste planificado para estos tiempos. El modelo neoliberal penetra y avanza con el
disciplinamiento y represión de los sectores movilizados y el consenso con los
sectores más institucionalizados de discurso "ciudadano" en pos de la
"gobernabilidad", mientras profundiza planes económicos de ajuste y precarización
de la calidad de los sectores populares. Pero la resistencia popular se encuentra
firme sin intenciones de retroceder.
Ante este escenario la militancia del anarquismo especifista sigue apuntando a
fortalecer la acción del pueblo y sus organizaciones. Hacemos un llamado a todos
los/las compañeras y compañeros que, buscan combatir las opresiones
estructurales del sistema, a sumarse a nuestro proyecto político. De manera activa y
constante debemos construir, aportar y precisar un pliego reivindicativo en cada
sector de lucha acorde al momento, en cada sindicato, organización barrial y
estudiantil. Es preciso impulsar y profundizar el protagonismo de los/as de abajo en
las luchas populares desde las calles, hacerle frente a la desmovilización y el
aislamiento, con un horizonte siempre en vistas al socialismo y la libertad.

Salud y resistencia para los tiempos que vienen!

Por la construcción de Poder Popular!

¡¡Viva la Anarquía!!

¡¡Arriba las y los que luchan!!

Organización Anarquista de Tucumán – OAT


Organización Anarquista de Córdoba – OAC
Federación Anarquista de Rosario – FAR

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