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HORIZONTES PERDIDOS: KLEBER RAMIREZ, ALFREDO MANEIRO Y UNA


GENEALOGIA DEL PENSAMIENTO DEL CHAVISMO

Propongo un estudio de la emergencia del pensamiento del chavismo como

preparación de un proyecto más vasto: una historia intelectual de lo que

llamaremos, por comodidad descriptiva, revolución bolivariana: el proceso

político que se inicia públicamente con los intentos de golpe o rebeliones

militares de 1992 y culmina con la muerte de Hugo Chávez a principios del

2013. Dicha historia se propondría dar cuenta de los discursos políticos

articulados durante los diversos umbrales atravesados por dicho proceso: los

antecedentes, la etapa conspirativa, el momento de la insurgencia, la toma del

poder por parte de Chávez y, finalmente su periodo en el poder.

Intentar una genealogía del pensamiento del chavismo implica poner en

suspenso toda teleología, toda presunción de un sujeto trascendente (“el

pueblo venezolano”, “los pobres”, las “masas oprimidas” etc.) para abordar las

condiciones de posibilidad que permitieron la irrupción, hacia mediados de la

década de los 80, de un discurso de ruptura y superación de la democracia

bipartidista venezolana. Este discurso, en gran medida, comprende un corpus

de textos sometido a todas las contingencias del momento de su emergencia,

marcados por las batallas políticas del horizonte histórico de su irrupción

mientras que, simultáneamente, intentan proyectarse estratégicamente y

delinear una imagen del futuro de Venezuela. Por tanto, esta genealogía quizá

pueda mostrar, en el análisis de la trama textual de esos discursos, que no todo

estaba predeterminado o inscrito en un destino teleológico que nos habría

conducido, de manera inevitable, a la actual crisis que atraviesa Venezuela.

Había otras posibilidades, otras sendas dentro de esos discursos emergentes


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de lo que pudiera considerarse como una suerte de “protochavismo”. Quizá una

metáfora adecuada sea tratar a estas ideas como “horizontes perdidos”,

proyectos sobre la democracia y el Estado que marcaron profundamente los

inicios de la “revolución bolivariana” pero que, por razones que vale la pena

examinar, no encontraron una expresión adecuada en los años de Hugo

Chávez en el poder. Sin duda traer de nuevo al debate estas ideas pudiera

permitir un balance histórico exhaustivo del alcance y los límites del

pensamiento del chavismo durante las dos últimas décadas.

Se tiende a sostener el carácter “superficial” o meramente instrumental de los

discursos del chavismo. Habitualmente se afirma, por ejemplo, que en los

discursos de Hugo Chávez era presentada una amalgama de citas, de datos,

de conceptos descontextualizados, distorsionados, como parte de la tantas

veces señalada ambigüedad del discurso populista en general (Laclau). Y sin

negar que existen importantes elementos en el discurso del chavismo que

permiten sustentar lo anterior, sostengo que valdría la pena ir a las “fuentes” de

ese discurso, mostrar y analizar sus condiciones de emergencia, visibilizando

algunos autores que, con el paso del tiempo, se han convertido en nombres

muy citados pero poco leídos y mucho menos comprendidos dentro de la

intensa dinámica política de los últimos años en Venezuela.

En este sentido dos casos nos parecen particularmente ejemplares ya que, en

muchos sentidos condensan, casi de manera metonímica, las etapas del

pensamiento político de la izquierda venezolana previas a la emergencia del

chavismo: el proceso insurgente de la izquierda venezolana de los 60, pasando

por el balance crítico de esa derrota, hasta llegar a los intentos de cuestionar

las formas más anquilosadas del marxismo del bloque soviético luego de 1968,
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repensando la democracia y el Estado venezolano. Me refiero a Kleber

Ramírez y Alfredo Maneiro, dos teóricos que rompieron con el marxismo

“oficial” y que intentaron buscar salidas a la transformación de la sociedad

venezolana desde posiciones teóricas audaces. Ambos provienen de la crisis

de la izquierda venezolana e intentaron avanzar más allá de ella y ambos

fueron leídos y debatidos tanto por Hugo Chávez como por otros líderes

relevantes antes de la insurgencia bolivariana de los 90.

Reseña biográfica de ambos

Tomemos, por ejemplo, la propuesta de Maneiro de que la “solución (a los

problemas de Venezuela) se encuentra más allá de la izquierda.” No cabe duda

de que el proceso político liderado por Chávez dio un giro creciente hacia las

formas más tradicionales de la izquierda del siglo XX (a pesar de la

conceptualización de “socialismo del siglo XXI) emulando el proceso cubano. O

tomemos, como otro ejemplo, la propuesta de Kleber Ramírez de un “estado

comunero” como modelo para la insurgencia (o golpe de Estado) del 4 de

febrero de 1992. De esa propuesta ha quedado un “Ministerio del Poder

Popular para las Comunas” que, sin duda, tiene que ver más con un

movimiento popular administrado o gerenciado desde el Estado tradicional que

con las ideas originales expresadas por Ramírez antes y durante 1992.
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Etapa de formación de chavez, maneiro, etc

los cuales coinciden con la profunda crisis del marxismo venezolano luego de

la derrota de la lucha armada de los años 60 y que también se confrontan con

la crisis general del marxismo soviético y su más acabada expresión en

América Latina, la Revolución cubana en la etapa ulterior a la derrota y muerte

de Ernesto Guevara en 1967 en Bolivia.

Si, como sostiene Furio Jesi: “la revuelta tiende a ser la intersección entre el

eterno retorno y el de una vez y para siempre…”, quizá podamos intentar

situarnos en esa intersección, en la Venezuela de los 80, para mostrar el

tiempo del acontecimiento, el momento de ruptura, en el que estaban abiertas

diversas alternativas a la crisis venezolana, más allá de todo pretendido

destino histórico. En este sentido (y esto forma parte esencial del discurso

sobre la historia nacional elaborado por el chavismo) cabe abordar la revuelta


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(ver Jesi) del 27 de febrero de 1989, conocida como “Caracazo”, que ha sido

reivindicada como antecedente del 4 de febrero de 1992

una caracterización de los antecedentes de dicha corriente se impone.

Pero también habría que distinguir entre acontecimiento y simulacro. ¿Cuál es

la relación del movimiento bolivariano y del chavismo con la noción de

revolución como acontecimiento político teorizada por Badiou? ¿Fue el 27 de

febrero de 1989 un acontecimiento en el sentido de Badiou del que derivó el 4

de febrero de 1992?, ¿Fue el 4 de febrero, en sí mismo, un acontecimiento o

simplemente un intento fallido de golpe de Estado? ¿Fue el chavismo en el

poder solamente la captura y gestión burocrática de un simulacro de

acontecimiento?

Nuestra investigación, de este modo, implica dos movimientos teóricos

convergentes: por una parte la genealogía de los discursos que constituyen el

corpus del pensamiento del chavismo. Por otro el nexo de esos discursos con

elementos centrales de la historia contemporánea de Venezuela. En el primer

caso la suspensión de lo teleológico permite apreciar la irrupción de una trama

conceptual de ruptura (sin negar sus antecedentes tanto nacionales como

latinoamericanos) intentando dar cuenta de las potencialidades de esos

discursos que no pueden ser subsumidas en una totalización elaborada desde

el presente del chavismo, desde su posición de poder estatal en el presente

(aunque acá hay que introducir la distinción elaborada por Iturriza entre un

chavismo del Estado y un “chavismo salvaje”, un chavismo máquina de guerra.

Por otra parte, al abordar la relación de esos discursos con el contexto histórico

venezolano nos proponemos utilizar dos categorías elaboradas por Alain

Badiou: acontecimiento y simulacro.


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que nos proponemos revisar a la luz de la categoría de “evento” elaborada por

Alain Badiou, en su intento por dar cuenta de la irrupción de lo nuevo, de la

ruptura y del cambio político dentro del horizonte de la reflexión filosófica post

mayo francés del 68.

Un doble gesto teorico: la genealogía y la historizacion del evento. Revuelta y

revolución (Jesi). Fue el Caracazo un evento…

Maquina mitica (tecnologizacion del mito, sociedad del espectáculo) y

simulacro de acontecimiento.

Desde el punto de vista teórico Alain Badiou hace una distinción entre

acontecimiento y simulacro que pudiera resultar útil a la hora de historiar la

revolución bolivariana.

Alfredo Maneiro y Kleber Ramirez

La insistencia de Maneiro de no dejarse atrapar por las etiquetas de la

izquierda tradicional o su búsqueda del centro politico. Todo lo planteado por

Kleber Ramirez sobre la superación del estado gomecista y la creación del

“estado comunero”, de haber triunfado el 4 de febrero de 1992, nos indica

claramente otros rumbos que no se tomaron o que se . El estado comunero de

Kleber fue capturado por el estado gomecista.

Para una genealogía del chavismo: la emergencia del pensamiento de la


revolución bolivariana, 1983-1998
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Bibliografía

Bistoletti Ezequiel Luis: Estudio sobre los orígenes del chavismo.  EAE Editorial
Academia Española, 2011.
Ciccariello-Maher, George: We Created Chávez: A People’s History of the
Venezuelan Revolution.  Duke University Press, 2013.
Marcano, Cristina y Barrera Tyszka, Alberto: Hugo Chávez sin uniforme: Una
historia personal.
Gott, Richard: Hugo Chavez and the Bolivarian Revolution. Verso, 2011.
Hawkins, Kirk A. (2016). “Chavismo, Liberal Democracy, and Radical Demo-
cracy. Annual Review of Political Science.
Maneiro, Alfredo: Maquiavelo: política y filosofía. Fundación Editorial el Perro y
la Rana, 2006.
Notas políticas. Ministerio de la Cultura, Venezuela, 2006 
Marcano, Cristina y Barrera Tyszka, Alberto: Hugo Chávez sin uniforme: Una
historia personal. Random House Mondadori, Aug 7, 2007. 

Ramírez Rojas, Kleber: Venezuela: La IV República (o la Total Transformación


Del Estado).Cromotip, Caracas, 1991.
Historia documental del 4 de febrero. Fundación Edito-rial
el Perro y la Rana, 2006

Ramonet, Ignacio: Hugo Chávez: Mi Primera Vida: Conversaciones Con Hugo


Chávez. Random House Español, 2014.

.Los proyectos políticos de Maneiro y Kleber Ramírez (sin ser los únicos)
resultan, en más de un sentido, ejemplares, pues muestran las potencialidades
de ideas que fueron debatidas, esgrimidas o articulados dentro de la
emergencia del discurso chavista (ambos se ubican dentro de los puntos de
partida intelectuales de la insurgencia bolivariana de 1992 y del proceso que
llevara a la toma del poder en 1998) pero que no fueron desarrolladas
plenamente, que no lograron fructificar y convertirse en una práctica
verdaderamente transformadora de la sociedad venezolana en el lapso que va
de 1998 a 2013.
Ambos son producto de una critica del marxismo soviético que se produce en
Venezuela al calor de la derrotad de la lucha armada de los 60. Ni la critica al
estado gomecista (con la alternativa de un estado comunero, que termino, en
un giro ironico, como Ministerio de Comunas) ni la idea de radicalizar la
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democracia tuvieron éxito en este lapso histórico a pesar de haber sido


concepciones ampliamente difundidas y debatidas.

Reseñas de quienes fueron Kleber Ramirez y Alfredo Maneiro

La tesis del poder constituyente de Negri coexistio, en un lapso que va de 1994 hasta mas o
menos el 2000, con las tesis fascistas sobre el caudillo de Ceressolle.

Sin duda parte de la clásica ambigüedad del discurso populista a la que alude Laclau.

El Estado comunal superador del estado gomecista devino en un ministerio de comunas fiel
reflejo de un “movimiento social” adminnistrado desde el estado. (Enzo del Bufalo y
movimiento sindical adminstrado)

La tesis del poder constiuyente pensada en articulación con el de la multitud en el caso


venezolana fue rearticulada en torno a la construcción discursiva del pueblo.

En la preparación del fallido golpe de Estado en febrero de 1992 –llevado a cabo por Hugo
Chávez y otros militares bolivarianos, con el apoyo tanto de civiles como veteranos de la lucha
guerrillera– fue el mismo Ramírez Rojas quien fue llamado a redactar los borradores de los
comunicados y documentos que servirían como heliografías para un nuevo Estado. Ese nuevo
Estado no sería para nada un Estado cualquiera, sino que, según Kléber, “la crisis del Estado
venezolano se resuelve solamente con la liquidación y entierro de ese Estado, creando uno
nuevo que he llamado ‘Comunero’” (Ramírez Rojas, 2006:34). El Estado Comunero –ante la
eventualidad del éxito del golpe de febrero– habría nacido precisamente de la disolución
inmediata de las instituciones del Estado y las fuerzas policiales, y de la creación de una
estructura consejista para gobernar al país de manera directa.

Con el fracaso del golpe, no obstante, Kléber y muchos otros se dedicaron a apoyar el progreso
de las asambleas de barrio que surgieron exponencialmente con la secuela de la revuelta
popular de 1989 contra el neoliberalismo, El

Caracazo . A la vez, Kléber hace una fuerte crítica a cierta horizontalidad fetichizada, pues vio
como amenaza a esas asambleas dispersas, escribiendo que el “triunfo” –de las asambleas–
“se ha convertido en su propia derrota”, y agregando que “La horizontalidad desde el punto de
vista estratégico será necesaria para desarrollar el Estado comunero; pero tácticamente, en
este momento se convierte en un grave error porque fomenta el aislacionismo de las bases
populares de las luchas nacionales” (Ramírez Rojas, 2006:203). De ahí que el concepto de
Estado Comunero en Venezuela no es un concepto de Estado ni de la autonomía pura y
absoluta de las asambleas horizontales, sino que busca rescatar una relación dialéctica entre
ambos. Es a través de esta dialéctica de lo local y lo nacional, la autonomía y la unidad
revolucionaria, que la comuna surge como mecanismo para enfrentar, destruir, enterrar y
reemplazar al Estado tradicional con la República consejista que Kléber llama, de forma
provocativa, un “gobierno de insurgencia popular” (Ramírez Rojas, 2006:207).
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Genealogía, acontecimiento y simulacro: herramientas teóricas para una


historia de la revolución bolivariana (1983-2013)

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