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Ñusleter – http://niusleter.com.ar
con los campesinos de la zona”. Las causas de esas “malas celular a un joven que debería poseer uno pero que, por estar recién
relaciones” parecen estar conectadas al afán de Rengifo por llevar a llegado al país, no tiene uno. Su extranjería, todavía más radical que
cabo “una excavación de gran envergadura” para descubrir el la marginalización económica del campesino, coloca al narrador en
“dispositivo milenario de comunicación interestelar” al que en su una posición vulnerable: si la experiencia del gordo Rengifo es
opinión se debe la presencia de tanto meteorito en el área. Las certera, él también está a punto de perderse en el Cauca profundo.
comunidades campesinas, sin embargo, “habían conseguido Los papeles, al menos en este relato, se han invertido por un
impedírselo, al menos por el momento”(10). momento. El celular puede ser antiguo, “de los que parecen almejas”,
La piel de Renato, que es muy blanca y se enrojece de inmediato pero es lo suficientemente útil para mandar un mensaje. Pienso en
al contacto con el sol, contrasta claramente con el “hombre enjuto, esta escena y recuerdo la extrañeza que alguna vez me produjo ver
con machete al cinto, y cara de haber estado trabajando todo el día” un restaurante chino en lo más profundo de la Sierra Juárez, en el
que, junto con la mujer de la chacra, examina con curiosidad el auto estado de Oaxaca que, como el Cauca colombiano, tiene un gran
varado en medio de la nada. Y ahí, en el Cauca profundo, bajo la luz número de pueblos y lenguas indígenas. En el anuncio pintado a
rosada del atardecer, entre chillidos de golondrinas y los últimos mano sobre una madera en tinta roja se anotaba también el número
aletazos de las garzas, ese campesino se ofrece a localizar al amigo de celular para pedidos a domicilio. ¿Pedidos a domicilio en medio
perdido utilizando su propio celular, de esos pequeñitos que “parecen de la sierra? La carretera federal era estrecha y, a sus costados, se
una almeja”. En una escena cargada de tensión, en la que cada levantaba un montón de pinos que no dejaban ver nada más. Si había
mínimo movimiento va precedido por la duda o la sospecha, un casas, y comensales, tenían que encontrarse más adentro de la sierra,
campesino de la Cauca le ofrece su celular a un muchacho de ciudad. fuera de la vista de los que pasábamos de largo hacia otro punto del
Después, en el mismo español extrañizado por la presencia de otra camino. Preguntando aquí y allá me enteré después de la historia de
lengua que ha utilizado su mujer antes, el campesino le describe migración entre Oaxaca y California que había hecho posible la
cómo encontrar el camino de regreso a Popayán. No sabemos si lo existencia de un restaurante de comida china, y de la larga tradición
logrará, eso es claro. Pero sabemos que, para emprender esa nueva de la telefonía rural y comunitaria que facilitaba la comunicación
caminata por un Cauca ya anochecido, el narrador precisa de suerte, local. Ahí estaban los dos procesos con la misma fuerza: los patrones
de un poco de suerte, para continuar de pie. migratorios ocasionados por las necesidades del capitalismo
Dice Juan Cárdenas en el ensayo sobre las relaciones entre las financiero y las redes de resistencia física y digital que han
imágenes y las palabras con el que cerrar el libro que, cuando caracterizado a esa tecnología móvil que es la comunalildad. Tal vez
leemos, “vamos removiendo capas, una detrás de otra, hasta que detrás de todo paisaje eeire de Fisher se encuentre escondida una
comprobamos que la imagen alude a otras imágenes y, casi de historia de migración y resistencia apenas lista para dar la cara y
inmediato, como si quisiera dejar de ser imagen, la imagen se hacerse oír. Tal vez, como al narrador del relato geológico de
desborda hacia los márgenes de la percepción y de la memoria”(11). Cárdenas, solo nos haga falta un poco de suerte, eso, y encomendar
Ese movimiento vertical de la lectura, que va precedido por el el alma al camino.
movimiento vertical de la escritura, es a final de cuentas el mismo
mecanismo telúrico que des-sedimenta lo que está alrededor del texto
para hacer las preguntas que vienen de la violencia y que llegan hasta
el presente.
Cristina Rivera Garza
UN CAMPESINO CON CELULAR
Regresemos, por un momento, a la escena en que el campesino
enjuto, cansado después de un largo día de trabajo, le ofrece su