En la literatura de los fenómenos colectivos hay dos orientaciones principales, una es la
que toma a la acción colectiva como acción sin actor y la otra es aquella que busca los "fundamentos objetivos del fenómeno observado en en la estructura social y deduce la acción del análisis de de las condiciones sociales que los actores parecen tener en común"(Melluci, p.55, 1999). De este modo es como Melluci formula su tesis, "el problema del análisis se centra , de esta forma, en la explicación de como esos elementos se combinan y unen, de como se forma y se mantiene el un actor colectivo" (Melluci, p. 57, 1999) El fundamento de lo anterior se encuentra en que la acción colectiva no puede ser explicada sólo mediante determinantes estructurales, sino más bine deben tomarse en cuenta interrogantes que tiene gran importancia para cualquier teoría de la acción colectiva: "¿Mediante que procesos construyen los actores una acción común? ¿Cómo se produce la unidad entre las distintas partes, niveles, y orientaciones presentes en un fenómeno empírico de acción colectiva? ¿Cuales son los procesos y relaciones por medio de los cuales los individuos y los grupos se implican en la acción colectiva?"(Melluci, p. 57, 1999) A pesar de que al intentar responder a estas preguntas aparezcan contradicciones estructurales o disfunciones del sistema social y diferencia psicológicas o motivaciones individuales (ambigüedades a las que esta sujeto el análisis de los fenómenos colectivos), no son capaces de responder por sí mismos a las preguntas. Es por ello que Melluci considera que tales problemas se resuelven tomando a la acción colectiva como dato y unidad. Por tanto, considera que hace falta un "análisis del nivel intermedio relacionado con los procesos mediante los cuales los individuos evalúan y reconocen lo que tienen en común y deciden actuar conjuntamente" (Melluci, p. 61, 1999). Dicho análisis consta de dos conceptos, el de "potencial de movilización" y el de las "redes de reclutamiento". El primero hace referencia a determinada población que mantiene actitudes no desdeñables hacia cierto movimiento o temas; el segundo se enfoca en la movilización de los individuos, es decir, sus redes relacionales. Explicado en palabras del autor, "los individuos construyen sus orientaciones y hacen elecciones y adoptan decisiones en el ambiente que perciben. En este contexto, el concepto de expectativa es fundamental para analizar la conexión entre un actor y su ambiente" (Melluci, p. 63, 1999), puesto que la expectativa es una construcción de la realidad para que el actor se relacione en el mundo sin lastre alguno. Asimismo, las expectativas se sustentan en bases, ¿pero cuáles son éstas? 1) Auge y decadencia, 2) expectativas crecientes, 3) privación relativa, 4) movilidad descendente, 5) inconsistencia de posición que, dicho llanamente, forman parte de una ampliación del paradigma frustracion-agresión. A estos estos modelos expectativos les llovieron crics por parte de los defensores de la teoría de la movilización quienes "señalan a que el descontento esta siempre presente en un sistema y que, como tal, es insuficiente para justificar los procesos de movilización"(Melluci, p. 65, 1999). Sin embargo ambas teorías, y otras que no menciona el autor, se complementan para suponer una teoría de la identidad, esto es, un proceso de construcción de un sistema de acción denominado identidad colectiva. Ésta, finalmente, propone la exploración de una dimensión analítica significativa para el análisis sociológico de los fenómenos colectivos.
Bibliografía:
Melucci, Alberto, “Introducción y Capítulo 1: Teoría de la acción colectiva” en “Acción
colectiva, vida cotidiana y democracia”. El Colegio de México, 1999, pp. 7-54.