Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen Origen de La Familia
Resumen Origen de La Familia
LA GENS IROQUESA
Llegamos ahora a otro descubrimiento de Morgan tan importante al menos como la
reconstrucción de la forma primitiva de la familia basándose en los sistemas de
parentesco: que los grupos de consanguíneos designados por medio de nombres de
animales en el seno de una tribu de indios americanos son esencialmente idénticos a las
genea de los griegos y a las gentes* de los romanos; que la forma americana es la forma
original de la gens, siendo la forma grecorromana una derivación posterior; que toda la
organización social de los griegos y romanos de los tiempos primitivos (gens, fratría y
tribu) encuentra su paralelo fiel en la organización indoamericana; que la gens (en lo
que nos es posible juzgar por nuestras fuentes de conocimiento) es una institución
común a todos los bárbaros hasta su paso a la civilización. Este descubrimiento ha
esclarecido de golpe las partes más difíciles de la historia antigua griega y romana y nos ha
revelado inesperadamente los rasgos fundamentales del régimen social de la época primitiva
anterior a la aparición del Estado.
Los iroqueses fueron una confederación de tribus indígenas que habitaron básicamente
la zona conocida como “área cultural de los Bosques del Este”, en Estados Unidos,
fundada en el siglo XVI, en lo que hoy es Nueva York. La organización que se mantenía
iba a nivel de clan, pueblo, nación y liga. Morgan descubre que hay ocho gens, que
llevan nombres de animales: 1ª) lobo, 2ª) oso, 3ª) tortuga, 4ª) castor, 5ª) ciervo, 6ª)
becada, 7ª) garza y 8ª) halcón.
1. Consejo (bule), primitivamente formado quizás por los jefes de las gens y más
tarde, cuando el número de éstas llegó a ser demasiado grande, por un grupo de
individuos elegidos, lo que dio ocasión para desarrollar y reforzar el elemento
aristocrático. Dionisio dice que el consejo de la época heroica estaba constituido
por aristócratas (kratistoi). El consejo decidía los asuntos importantes. En Esquilo,
el consejo de Tebas toma el acuerdo, decisivo en aquella situación, de enterrar a
Eteocles con grandes honores y de arrojar el cadáver de Polinices para que sirva de
alimento a los perros48. Con la instauración del Estado, este consejo se convirtió
en el Senado.
2. La asamblea del pueblo (agora), Entre los iroqueses hemos visto que el pueblo,
hombres y mujeres, rodea a la asamblea del consejo, toma allí la palabra de una
manera ordenada e influye de esta suerte en sus determinaciones. Entre los griegos
homéricos, estos Umstand —por emplear una expresión jurídica del alemán antiguo—
se han convertido ya en una verdadera asamblea general del pueblo, lo mismo que
aconteció entre los germanos de los tiempos primitivos. Esta asamblea era convocada
por el consejo para decidir los asuntos importantes. Cada hombre podía hacer uso de la
palabra y los acuerdos se tomaban por votación a mano alzada (Esquilo, Las
suplicantes) o por aclamación. La asamblea era soberana en última instancia, porque,
como dice Schoemann, “cuando se trata de una cosa que para ejecutarse exige la
cooperación del pueblo, Homero no nos indica ningún medio por el cual pueda ser
obligado éste a obrar contra su voluntad”. En aquella época, en que todo varón adulto
de la tribu era guerrero, no había todavía una fuerza pública separada del pueblo y que
pudiera oponérsele. La democracia primitiva se hallaba todavía en plena floración, y
esto debe servir de punto de partida para juzgar el poder y la situación del consejo y
del basileus.
3. El jefe militar (basileus), A propósito de esto, Marx observa: “Los eruditos europeos,
en su mayoría lacayos natos de los príncipes, hacen del basileus un monarca en el
sentido moderno de la palabra. El republicano yanqui Morgan protesta y, con tanta
ironía como verdad, dice del empalagoso Gladstone y de su obra La juventud del
mundo. Dioses y hombres de la época heroica: ‘Mr. Gladstone nos presenta a los jefes
griegos de los tiempos heroicos como reyes y príncipes que, por añadidura, son unos
cumplidos caballeros. Pero él mismo se ve obligado a reconocer que, en general,
parecemos encontrar la costumbre o la ley del derecho de primogenitura suficiente
pero no rigurosamente establecida”. Es de suponer que un derecho de primogenitura
con tales reservas debe parecerle al propio señor Gladstone “suficientemente, aunque
no con todo rigor” privado de la más mínima importancia.