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El método en las ciencias

Básicamente se entiende por método al “camino para llegar a un fin”. Cuando el


fin es descubrir la verdad hablamos de método de conocimiento, que puede ser
filosófico o científico. El método es el procedimiento que se sigue en las ciencias
para hallar la verdad y transmitirla. Es también el modo de decir o hacer con
orden. La parte de la filosofía que estudia el conocimiento y sus métodos es la
gnoseología.

Históricamente, la cuestión del método fue abordada por diversas disciplinas,


ante todo por la lógica, que es la ciencia del pensamiento en tanto que
pensamiento. Es el estudio de las reglas del pensamiento, de las relaciones entre
pensamientos. Cuando estudiamos un método de conocimiento buscamos su
logos, hablamos entonces de metodología (método-logos). Decimos que un juicio
es lógico cuando respeta los principios fundamentales de la lógica, cuando no es
contradictorio.

En los albores del pensamiento filosófico la preocupación por conocer se centra


en descubrir al ser primigenio, principio de todas las cosas, el ser en sí mismo del
cual provienen todos los demás seres. En otras palabras, el esfuerzo cognoscitivo
se dirige al conocimiento del ser, a responder a la pregunta ¿Quién es el ser? La
parte de la filosofía que estudia el ser es la ontología.

Fue Parménides (siglo V a C) quien afirma que solamente se puede conocer al


ser único, eterno, inmutable, inmóvil e infinito, siguiendo las directivas del
pensamiento. Estableció el principio de que “lo que es, es en tanto que es; y lo
que no es, no es en tanto que no es”. Hoy los lógicos lo llaman principio de
identidad, que dice que el ser no puede “ser y no ser” al mismo tiempo, en
términos formales decimos que A=A. En suma, el camino para llegar al
conocimiento del ser absoluto, para Parménides, es el pensamiento, el
razonamiento. Llega a la conclusión de que sólo existe el ser que puede ser
pensado coherentemente, es decir sin caer en contradicciones.

Pero en realidad es Sócrates el primer filósofo que nos habla de su método,


realiza un aporte de valor incalculable para andar con mayor seguridad por el
camino del conocimiento, descubre nada más y nada menos que “el concepto”. En
efecto, Sócrates observa con singular curiosidad el modo con que los geómetras
desarrollan su disciplina, ve que parten de la observación de la realidad y la
reducen a figuras en el plano, las clasifican en categorías (triángulos, cuadrados,
círculos, elipses, etc.) y luego las explican, dan razón de ellas, dan el logos.

Sócrates toma ese modo de estudio y lo aplica en sus indagaciones acerca de la


moral. Observa las conductas, aspiraciones, acciones, pasiones, propósitos; y los
clasifica en categorías (justicia, moderación, templanza, valentía) para luego
buscar el logos de ellas. Dar el logos, dar la razón de algo no es sino dar su
concepto. Entonces, cuando Sócrates busca el logos de la valentía le pregunta a
un general, a la respuesta primera le sigue una cadena de interrogaciones.
Preguntando sin pausa Sócrates se aproxima al logos que busca. El arte de
buscar la verdad a través de la interrogación se llama “mayéutica”.

Platón toma de Parménides su teoría del ser y el arte de discutir, en realidad esto
último lo practicó Zenón de Elea, otro discípulo de Parménides; y lo lleva a su
punto de plenitud con la “dialéctica” o arte de buscar el conocimiento mediante la
discusión. De Sócrates toma el concepto y lo aplica a todas las cosas, desarrolla
así su teoría de las ideas. Una idea no es sino el concepto de una cosa, el
conjunto de todos los caracteres esenciales. Platón parte de la intuición sensible
de un objeto de la realidad, plantea una idea y la somete luego a discusión para ir
esclareciéndola a fuerza de críticas. En la medida en que la idea resiste a la crítica
más se aproxima a la verdad. El método platónico es la dialéctica o discusión
entre una idea y su crítica, de allí que la gran mayoría de sus textos estén escritos
en forma de diálogos.

Aristóteles baja a tierra las ideas celestes de su maestro Platón, observa el


tránsito dialéctico de una idea a la siguiente y de ésta a la siguiente, estudia la
manera en que de una idea sometida a crítica se extrae otra idea más depurada y
se esfuerza por encontrar las reglas que rijan el paso de una afirmación a otra. Da
estructura a lo que hoy llamamos lógica, a la inferencia. Establece las bases del
razonamiento mediante la estructura del silogismo, razonamiento por el cual de
una premisa general, por medio de otra premisa también general, se extrae una
proposición particular. El método de Aristóteles es la lógica, a la que considera
como la parte de la filosofía que estudia el pensamiento. Llamamos hoy lógica
clásica a la lógica bivalente de Aristóteles, fundada en los principios de identidad,
no contradicción, de tercero excluido y de razón suficiente.

La lógica como método de conocimiento se proyecta sobre la Edad Media, los


escolásticos la aplican con extraordinario rigor, principalmente Tomás de Aquino.
Los filósofos medievales utilizan no sólo la deducción sino también la
contraposición de ideas divergentes, infieren de principios generales los principios
particulares aplicables al objeto, luego los enfrentan con las ideas de los distintos
filósofos, que son unas a favor y otras en contra. De la comparación de juicios
diversos y con la práctica de la deducción y la demostración surgen las
conclusiones firmes del pensamiento filosófico. El método medieval es la “disputa”.

El surgimiento del método en las ciencias

Se llama realismo al período que va desde Parménides hasta Tomás de Aquino y


los escolásticos, se caracteriza porque el conocimiento parte de la intuición
sensible de las cosas, de la observación de los objetos tal como se dan en la
realidad, para arribar luego a la intuición intelectual del ser en sí. El realismo se
desenvuelve en dos etapas bien diferenciadas, el realismo clásico pagano o
escenario de la naturaleza, por una parte, según el cual el todo es la naturaleza.
Todo lo visible y lo invisible está contenido en la naturaleza, hasta los dioses. Por
otra parte, la tradición judeo-cristiana o escenario de la revelación, sostiene que el
todo es Dios, que todo viene de Dios y que el conocimiento de Dios es dado al
hombre por medio de la revelación.

Conocer para el realista significa, en primer lugar, formar conceptos en la mente


mediante un proceso de generalización y abstracción. En segundo lugar, conocer
es aplicar los conceptos que tenemos a los objetos de la realidad, subsumir las
cosas en sus respectivos conceptos. La verdad de una cosa se mide por la
adecuación a su concepto. En tercer lugar, conocer significa barajar entre sí los
conceptos sin tener enfrente a los objetos, elaborando juicios que se enlazan en
razonamientos, que permiten conocerlos por deducción. El conocimiento en el
realismo es mediato porque se realiza mediante el concepto.

La actitud realista, natural, espontánea y extravertida, comienza a sufrir


menoscabo a partir del siglo XV. Diversos sucesos históricos y los
descubrimientos particulares le dan al pensamiento nuevos impulsos y le orientan
hacia nuevas direcciones. En primer lugar el quiebre de la unidad religiosa que
conmueve al mundo occidental, las guerras religiosas y el advenimiento del
protestantismo hacen tambalear la fe única. Por otra parte, el descubrimiento de la
rotundidad de la tierra cambia la imagen que se tenía de su realidad y quebranta
toda la física de Aristóteles. En el siglo XVI el hombre descubre el cielo con el
nuevo sistema planetario que desenvuelven Képler y Copérnico. La tierra,
entonces, además de ser redonda deja de ser el centro del universo, ahora es un
pequeño planeta dentro de un sistema planetario.

Estos hechos causan conmoción en el sistema de conceptos de Aristóteles, todo


lo que estaba dado como indiscutible se desmorona, cunde la duda. Hay
incertidumbre en la relación entre los objetos y sus conceptos. El conocimiento
humano entra en una terrible crisis y de ella nace una nueva posición filosófica al
impulso de la duda, que exige un replanteo de los principales problemas.

En este escenario de desconcierto, Descartes se plantea que debe avanzar con


cautela en el camino del conocimiento, porque la realidad se presenta como algo
dudoso. Hace de la duda su método de conocimiento. Observa la realidad de las
cosas y la pone en duda. No le interesa conocer muchas cosas sino arribar a un
conocimiento que sea indubitable. Descartes busca entonces un método para no
incurrir en errores añejos y antes de ocuparse del problema del ser se plantea el
problema del conocer, del problema del método del conocimiento.

Como todas las verdades que hasta el momento han venido valiendo ya no
valen, se han mostrado falsas, existen motivos legítimos para dudar de todo.
Entonces, lo que interesa al pensamiento moderno es la indubitabilidad, conocer
aquello que no pueda ser puesto en duda. Como todo conocimiento mediato es
dudoso, hay que desarrollar un conocimiento inmediato, que sea absolutamente
cierto. ¿Qué es aquello de lo que no se puede dudar, que es tan inmediato que no
ofrece posibilidad de duda? La respuesta es el pensamiento, el yo pensando. No
el objeto del pensamiento sino el pensamiento en sí mismo. Se puede dudar del
objeto pensado, pero no del yo pensando. Lo único que existe en sí mismo de
manera indubitable es el pensamiento.

Si la única existencia indubitable es el pensamiento, cómo se produce entonces el


tránsito del yo a las cosas. Descartes distingue entre los pensamientos algunos
que son oscuros y confusos y otros que son claros y distintos. Los pensamientos
de las cosas son confusos y el conocimiento consiste en poner orden en ellos. Yo
puedo pensar en el sol, pero es un pensamiento confuso y por lo tanto dudoso
porque se compone de muchas cosas mezcladas: calor, forma, luz, extensión.
Luego de separarlas y ordenarlas sólo queda la forma geométrica, que es un
pensamiento claro. Esta etapa del pensamiento humano lleva el nombre de
idealismo cartesiano, donde el mundo y las cosas adquieren existencia cierta en
tanto son pensadas por el yo pensante. La realidad es una construcción
intelectual.

La secuencia de la historia nos señala que en la Edad Moderna (siglo XVI) se


produce un punto de inflexión en la teoría del conocimiento y cobra relevancia la
cuestión del método científico con rigor y sistematización, y es claramente
“inventivo”, es decir con el propósito de producir nuevos conocimientos, dejando
atrás la “verdad por autoridad” propia de los pensadores de la Edad Media, que
afirmaban y rechazaban argumentos mediante la “disputatio”, que significaba una
discusión meramente formal y que no implicaba una relación con los hechos ni los
fenómenos de la realidad. El surgimiento se produce por el aporte de tres
grandes pensadores:

1) René Descartes con su “Discurso del método”, partiendo del racionalismo y la


intuición racional, sienta las bases en las “Reglas para la dirección del espíritu” de
los grandes principios que se pueden resumir como sigue:

Parte de la premisa que “no se debe tomar como verdadero sino aquello que se
presente a nuestro espíritu de modo tan claro y distinto que sea evidente”. Es lo
que permite generar un “criterio de verdad” e impide caer en confusiones.

La segunda regla es más operativa, “dividir los problemas e ir estudiándolos uno


por uno”. Se trata del camino analítico que, por cierto, es necesario ya que a partir
del análisis se puede realizar la síntesis del tema estudiado. Los estudiantes de
medicina comienzan estudiando la anatomía del cuerpo humano, descompuesto
en cuantas partes tiene el sistema de que se trate: arterias, venas, capilares,
corazón y pulmón; los huesos de la cabeza, tronco, y extremidades; etc.

La tercera regla tiene la recomendación de “ir de lo más simple a lo más


complejo”, como modalidad para facilitar el conocimiento racional de algo. Está
fundada en una regla lógica y por ello es aplicable.
La cuarta regla señala que “al elaborar las conclusiones se debe mencionar
todos los aspectos sin omitir nada fundamental”. Ello permite distinguir lo principal
de lo que no lo es.

Descartes utilizó el criterio racionalista para dejar de lado viejas concepciones de


verdades aparentes, que en rigor no respondían sino a especulaciones teológicas
o lógicas sin sustento, y para abrir el debate sobre el porvenir del conocimiento,
basado en la razón.

2) Galileo Galilei, físico y astrónomo italiano que trabajó en el campo de


ambas ciencias y formuló aportes de gran significación para el método científico.
En primer lugar señala la gran importancia de la matemática en el proceso del
conocimiento, porque le otorga mayor rigor y exactitud. Por otra parte, descarta la
mera deducción porque a su modo de ver es claramente insuficiente, y señala que
la inducción completa es materialmente imposible, por lo que sugiere la
observación experimental. La realización del experimento es clave en su visión
metodológica. Si conjeturamos que una variable influye sobre otra, lo atinado es
experimentar. Si pensamos que el calor dilata los cuerpos debemos hacer tantas
veces la experiencia hasta estar convencidos de ello. Fue un aporte formidable en
procura de obtener nuevas perspectivas en la astronomía y la física, que tan
importante desarrollo tuvo en el siglo XVII.

3) Francis Bacon (1561-1626), filósofo inglés de la corte de Isabel I de


Inglaterra, tiene el mérito de aportarle a la ciencia los principios necesarios para
evitar los prejuicios o falsas nociones que nos asaltan al momento de tener que
discernir sobre alguna cosa. Bacon afirma que esos malignos prejuicios, que llama
“ídolas”, deben ser alejados de nuestra mente pues no nos permiten pensar,
razonar e idear con naturalidad. En otras palabras, con ellos no podemos hacer
una auténtica interpretación de la naturaleza; es decir, del ser o no ser y de todo lo
que rodea al ser.

Las clasifica en: “ídola de la tribu”, cuando el hombre toma a su comunidad


como medida de todas las cosas, lo que conduce al etnocentrismo como
deformación de la cultura. La “ídola de la caverna”, que refiere a las imágenes
distorsionadas de los hombres primitivos, que creían ver la realidad en las
sombras que proyectaban sus imágenes iluminadas por el fuego de la caverna.
Tiene relación con todos los prejuicios y prevaloraciones que poseemos respecto
de algo y nos impiden ver la verdad. Luego la “idola fori” o del foro, que hace
referencia al uso impropio del lenguaje, que introduce confusión e impide conocer
con exactitud. Por último la “idola teatri” o del teatro, eran las tendencias
filosóficas prevalecientes en su época y que, a su juicio, distorsionaban la verdad.

Bacon propone las conocidas tablas, que luego serían perfeccionadas por John
Stuart Mill. En principio, la tabla de presencias según la cual si en una serie de
hechos, A se presenta precediendo a B, tiene que haber una relación entre A y B.
La tabla de ausencias es a la inversa, si en una serie de hechos desaparecen
simultáneamente A y B, tiene que haber una relación entre ambos. Finalmente, la
tabla de grados, que al aplicarse muestra la proporción de presencias y ausencias.
Luego, en la visión de Stuart Mill, aparecen las variaciones concomitantes, como
actualización del criterio metodológico antes señalado.

En suma, estos tres grandes pensadores sentaron las bases de la ciencia


moderna inventiva y experimental y dieron un gran impulso a los descubrimientos
de las ciencias naturales desde el siglo XVII en adelante, como el caso de la física,
la química y la biología. Queda claro que hay un antes y un después de los
pensadores citados.

La Lógica

La lógica es la ciencia que estudia las estructuras del pensamiento. “Perro”, “el
calor dilata los cuerpos”, “la suma del cuadrado de la hipotenusa es igual a la
suma de los cuadrados de los catetos”. Estas palabras o frases son expresiones
de pensamientos. Ahora bien, si prescindo: 1) del hecho que yo fui quien los ha
pensado; 2) de la actividad síquica que fue necesaria para pensarlos; 3) de las
palabras que utilicé para expresarlos; 4) de qué es lo que en cada caso he
pensado, y 5) de aquello acerca de lo cual he pensado lo que he pensado; sólo
me quedan estructuras de pensamientos.

La lógica prescinde del contenido de los pensamientos y se interesa sólo por sus
formas, esquemas o estructuras. El estudio de esas formas o estructuras
constituye el objeto de estudio de la lógica. “Perro” no interesa en cuanto sea el
pensamiento de cierto animal, ese es un problema de la zoología; “el calor dilata
los cuerpos” no interesa en cuanto pensamiento de un fenómeno de la naturaleza,
es cuestión de la física, y “el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los
cuadrados de los catetos”, no interesa en cuanto pensamiento de una relación
matemática que incumbe a la geometría. La lógica no estudia el contenido de esos
pensamientos sino sus formas.

Pensar es establecer relaciones entre los objetos pensados. La lógica, como toda
ciencia, está constituida por pensamientos. Pero mientras las ciencias se valen de
los pensamientos, la lógica es un sistema de pensamientos acerca de los
pensamientos. Cada ciencia tiene un objeto propio pero forzosamente debe
recurrir al pensamiento para estudiarlo. La lógica estudia aquello que toda ciencia
utiliza sin estudiarlo.

La lógica estudia las estructuras del pensamiento, sus formas y relaciones. En


cuanto es una estructura, todo pensamiento es la unidad de una multiplicidad. “El
cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos”, es
un pensamiento en el que puedo distinguir varios pensamientos. “El calor dilata los
cuerpos”, también es un pensamiento en el que puedo distinguir varios
pensamientos. Y “perro”, no obstante su aparente complejidad es un pensamiento
en el que puedo distinguir ciertos pensamientos.
“El cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los
catetos”, es un razonamiento, una estructura de pensamientos constituida por
ciertos juicios vinculados de cierta manera. A su vez los juicios son estructuras
constituidas por ciertos conceptos vinculados de cierta manera. Un concepto es el
pensamiento de la unidad de las características esenciales de un objeto. En suma,
un razonamiento está constituido por juicios vinculados coherentemente, a su vez
los juicios son relaciones enunciativas entre conceptos.

El Juicio

El juicio es la unidad del pensamiento lógico, es la relación enunciativa entre


conceptos. Está constituido siempre por tres conceptos: Sujeto – Cópula –
Predicado. El juicio forzosamente es verdadero o falso. Si digo “en este momento
está lloviendo” es un juicio que afirma que está lloviendo, en cambio si pregunto
“¿En este momento está lloviendo?”, no es un juicio porque la interrogación no es
verdadera ni falsa. Lo mismo si doy la orden “abra la puerta”, no es un juicio
porque una orden no es verdadera ni falsa.

Clasificación de los juicios

La cópula es el concepto que refiere el predicado al sujeto y enuncia esa


referencia. Según la forma en que la cópula enlaza el predicado con el sujeto, los
juicios son:

Según la calidad: Los juicios son afirmativos o negativos. Las alternativas de la


cópula son dos. O enuncia la compatibilidad entre el predicado y el sujeto, por
ejemplo “Sócrates es griego”; o enuncia su incompatibilidad, “Sócrates no es
argentino”. La propiedad de afirmar o negar es la calidad del juicio. Las preguntas
y las órdenes no son juicios aunque presenten similares estructuras.

Según la cantidad: Los juicios son universales, particulares y singulares. Es


universal cuando el sujeto del juicio es el pensamiento de todos los objetos de una
clase, individualmente considerados, “todas las aves son ovíparas”. Pero si el
sujeto del juicio es el pensamiento de algunos de los individuos de una clase,
“algunas aves vuelan”, es un juicio particular. Por último, si el sujeto del juicio es el
pensamiento de un solo individuo, “esta paloma es mensajera”, es un juicio
singular. Es pertinente tener en cuenta que un juicio singular puede ser
considerado universal si su sujeto es el pensamiento de una clase que consta de
un solo individuo, por ejemplo: “el ave Fénix resurge de sus propias cenizas”.

Según la modalidad: Juicios apodícticos, asertóricos y problemáticos. Cuando la


relación entre sujeto y predicado es forzosa, es decir que no puede ser de otra
manera, el juicio es apodíctico, “el calor dilata los cuerpos”. Si la relación es de
hecho pero no forzosa, el juicio es asertórico. “El alumno López se sienta a la
derecha del alumno Pérez”, la relación no es forzosa porque hubiera podido ser
otra. En el tercer caso, la relación no es ni forzosa ni de hecho, sino probable.
Afirmo que algo puede ser, “mañana tal vez haga frío”.

Según la relación: Juicios hipotéticos, disyuntivos y categóricos. Si la relación


está sujeta a una condición, el juicio es hipotético. “El hombre es responsable si es
libre”, es un juicio hipotético. No se afirma que el hombre sea responsable ni que
el hombre sea libre, sino que es libre si es responsable. Si la relación entre el
sujeto y el predicado ofrece una doble alternativa, es un juicio disyuntivo. “El
hombre viene del barro o del mono”, la relación se da por la conjunción disyuntiva
“o”. Es un solo juicio en el que se afirma la relación entre ambas alternativas.
Puede darse el caso que las alternativas se excluyan, entonces una es verdadera
y la otra no: “ese señor es el novio o el hermano de la novia”. Pero puede también
suceder que no se excluyan y que ambas sean verdaderas: “ese señor es el padre
de la novia o el padrino”. Cuando la relación es enunciada sin condiciones y sin
alternativas, el juicio es categórico: “el hombre es responsable”; “el hombre
desciende del mono”.

Juicios analíticos y juicios sintéticos: Si el predicado se halla contenido


implícitamente en el sujeto, el juicio es analítico. “El hombre es animal racional”, el
concepto “hombre” contiene implícitamente a “animal racional”. En el juicio
analítico el predicado hace explícito lo que está implícito en el sujeto. Juicio
sintético es aquél cuyo sujeto no contiene al predicado o no lo contiene
íntegramente: “el hombre es animal racional que odia”. “Animal racional” se
obtiene por simple análisis de “hombre”, pero “que odia”, no. El predicado agrega
algo al sujeto. El juicio analítico es explicativo, el sintético es ampliativo.

Los principios lógicos

Toda ciencia parte de ciertos principios. Esos principios son juicios de validez
universal que hacen posible el conocimiento científico. Los principios lógicos
hacen posible el pensamiento mismo. Son los principios de identidad, de
contradicción, de tercero excluido y de razón suficiente.

Principio de identidad: tradicionalmente se ha enunciado al principio de


identidad diciendo “toda cosa es idéntica a sí misma”, expresión que se simboliza:
“A es A” o “A=A”. Pero expresada así es una afirmación con respecto a las
cosas, es un principio ontológico, pero la lógica no estudia cosas sino
pensamientos. El principio lógico dice que todo juicio analítico es verdadero. “El
hombre es animal racional”, es un juicio verdadero porque contiene una identidad.

Principio de contradicción: Es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo


y en el mismo sentido. Es imposible que una figura sea triángulo y no sea un
triángulo. Pero así se enuncia el principio ontológico. El principio lógico dice que
en toda contradicción hay una falsedad. Pero la contradicción puede aparecer en
un solo juicio o entre dos juicios. Hay juicios contradictorios en sí mismos, cuando
el predicado se contradice con el sujeto, “Sócrates es argentino”, “la materia no es
extensa”. En este caso el principio de contradicción dice todo juicio contradictorio
es falso. Ahora bien, hay juicios contradictorios entre sí, dos juicios contradictorios
entre sí no pueden ser verdaderos los dos.

Principio de tercero excluido: El principio de contradicción declara que es


imposible pensar que algo sea y no sea, al mismo tiempo y en el mismo sentido. O
que dos juicios contradictorios entre sí no pueden ser los dos verdaderos. El
principio de tercero excluido declara que todo tiene que ser o no ser. O que dos
juicios contradictorios entre sí no pueden ser los dos falsos. Por aplicación de los
dos principios resulta que dados dos juicios contradictorios es forzoso que uno sea
verdadero y el otro falso.

Principio de razón suficiente: Todo es por algo. Todo lo que es, es por alguna
razón que le hace ser como es y no de otra manera. El principio dice que nada se
da aislado, todo está ligado a algo que es su razón. El principio lógico dice que
todo juicio verdadero o falso, es verdadero o falso por alguna razón. No nos dice
cuál es la razón sino que existe una razón.

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