En mi concepto personal y con el conocimiento general que he adquirido en mi
corta experiencia de vida, creo que existen cosas que se encuentran impresas dentro de nosotros, que nos conforman y nos dan una connotación y una diferencia al resto de las demás especies, como criaturas de este universo hemos sido capaz de interiorizar nuestras propias características y deducido que somos seres complejos, ciertamente una complejidad que cuesta poder comprender en ocasiones hasta por nosotros mismos, somos plenamente conscientes de que tenemos la capacidad de analizar, de dudar y de hacernos preguntas, de razonar y de tener curiosidad, de expresar a voluntad nuestras emociones y de reconocer que tal emoción está siendo sentida y expresada, contamos con una capacidad de imaginación que es la que desencadena la serie de conductas que nos llevan a pensar y a querer accionar las maneras de cómo cambiar y mejorar nuestra realidad, he de aquí el porqué del que sentimos aquella necesidad de aprender e instruirnos, de investigar y querer conocer el funcionamiento del sistema que nos rodea, del como constantemente innovamos para el posterior mejoramiento de las cosas que vamos aprendiendo, sin embargo mezclada con las emociones anteriormente mencionadas, también somos capaces de manera desafortunada, de crear cosas con un ingenio audaz que terminan siendo perjudiciales no solo para nuestra propia especie, sino que termina por alcanzar a todo lo que habita en el planeta.
¿Qué nos hace animales morales?
En cuanto a esta pregunta, considero que en la existencia de muchos valores
que van ligado a emociones y en su caso ligadas a él como hemos evolucionado, lo que nos convierte en animales morales es precisamente la manera en la cuál ejecutamos esos valores morales y el orden y patrón que establecemos para dicha ejecución con el fin de crear la dinámica de una sociedad funcional, esto es lo que considero, nos diferencia de las especies no humanas, que aunque demostrado, se sabe que son capaces de expresar y sentir emociones que al igual nosotros sentimos, en ellos no rigen esos patrones y normas que conscientemente nosotros ejecutamos en dichos espacios determinados. Genealogía de la moral.
Sobre la genealogía de la moral, he podido concluir ciertas cosas que
personalmente han servido para expandir mi conocimiento general sobre cómo ha sido percibido lo que es el bien y el mal a través de los tiempos.
En como inicialmente se toma el concepto de moral y de ser bueno con
relación al valor de la vida de la persona, en aquél entonces y por aquellos días se tenía aquella creencia de que los nobles eran los considerados buenos basándose en el hecho de que los nobles eran aquellos agradables a los ojos del creador, limpios, elegantes, de buen parecer, mientras que los esclavos, pobres, denominados inferiores eran los que tenían la connotación de ser malos y los inmorales, ya que sus vidas según la creencia de aquel entonces, carecía de valor alguno.
Esta forma de relacionar lo que pertenece al bien y al mal respectivamente, fue
confrontada en su momento, e iba a cambiar cuándo empezó a suponerse que aquellos que sufrían, padecían y tenían que superar y sortear más obstáculos durante su vida en la tierra, eran aquellos verdaderos merecedores de la gracia y el reino de los cielos, creencia que hasta por estos días yo aún veo evidenciada en las iglesias cristianas, cuándo muchos de quienes las frecuentan proclaman con ferviente fe el no importarles cuantas aflicciones este mundo y el sistema del mismo puedan generarles, ellos saben con certeza que su estadía en este mundo es el pequeño paso para una eternidad de gozo y que habrá valido la espera y el sufrimiento de este mundo terrenal.
Con la proclamación de esta idea, se derriba aquella antigua creencia y no se
le da denominación a la moral basándose en aspectos superficiales, sino que toma más importancia la persona que eres y lo que tu personalidad representa. Esto último ha de suponer para mí una creencia bastante más acertada, porque fuera de religiones, el mundo actual se rige particularmente por algo parecido, ya que aunque existan grados de superficialidad actualmente, aún se conservan aquellas raíces en nuestra sociedad de que tu valor no está determinado por cuanto tienes o cómo luces sino en cuan buenas son tus acciones, cuan humilde es tu alma y que tan bien obras en tu vida para quienes te rodean.