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TEXTO LITERARIO

1. FRONTERAS DEL TEXTO Habiendo recorrido de manera breve el camino que nos
fa-cultó la aproximación de ciertos tipos de lectura crítica no rigu-rosamente
textuales, llega ahora el momento de intentar estable-cer determinados
principios de base en los que se apoya la existencia del texto literario.
Condicionando las opciones meto-dológicas inspiradoras de los modelos de
análisis textual que a continuación practicaremos, esos principios se orientan
funda-mentalmente en tres direcciones interdependientes: la que se pregunta
sobre el concepto de texto literario, la que tiene que ver con sus límites y la que
conduce a la demarcación del nivel textual. Antes, sin embargo, es oportuno
recordar que la posibilidad de un análisis literario desprovisto de preocupaciones
pre o sub-textuales no puede dejar de relacionarse con las conquistas me-
todológicas conseguidas por ciertas corrientes teórico-críticas to-davía hoy
merecedoras de amplio auditorio. Nos referimos a escuelas como la de los
formalistas rusos, la del new criticism norteamericano y algunas orientaciones de
la estilística litera-ria '; concentrando mucha de su atención en factores estricta-1
Detalladas informaciones acerca de la constitución, desarrollo e intereses
fundamentales de las corrientes aludidas se encuentran en V. M. de Aguiar e
Silva, Teoría de la Literatura, 2.a ed., Madrid, Gredos, 1972, caps. XIII-XV. Niveles
de análisis: texto 99 mente estéticos, estas escuelas han contribuido
decisivamente a expurgar del seno de la crítica literaria vicios como el impresio-
nismo, el historicismo y la erudición de carácter positivista. Justamente porque en
los tres casos aludidos la valoración de elementos técnico-formales se relacionaba
de cerca con el apro-vechamiento de las contribuciones de la lingüística 2,
creemos que una referencia a las condiciones y problemática de la exis-tencia del
texto literario (que obviamente no puede, aquí y en este momento, aspirar a
constituir una teoría del texto) deberá tener en cuenta las relaciones que éste
mantiene con el texto lingüístico. Así, texto lingüístico puede definirse como
«producto inme-diato del acto de habla, ya sea éste materialmente explicitado, ya
se conserve en el interior de la conciencia del sujeto que habla, bajo la forma de
un significante (o combinación de significan-tes)» 3; pero, porque el lenguaje
literario goza de un estatuto semióticamente bien definido e individualizado con
relación al código lingüístico, el texto literario no debe ser considerado como
práctica especializada del texto lingüístico, sino como mensaje resultante de un
sistema específico de normas. Efectivamente (y no olvidando todavía que a nivel
expresivo el lenguaje literario se sirve también del código lingüístico), se ha
manifestado la tendencia a considerar que el texto literario resulta de una com-
binación de diversos códigos particulares: es «de su correlación dialéctica, de su
combinación e interdependencia estructural [de donde j resulta un hipercódigo
que legítimamente puede ser de-signado, en singular, como código literario y que
configura espe-cíficamente, por ejemplo, un género literario o un período litera-
rio» 4. 2 Sólo a título de ejemplo, ha de decirse que significativamente una
colectá-nea de textos de los formalistas rusos ya citada aquí contiene estudios en
los que los ámbitos de la lingüística y de la teoría literaria se implican manifiesta-
mente (Cf. J. Tynianov y R. Jakobson, «Les problémes des études littéraires et
linguistiques» y O. Brik, «Rythme et syntaxe», en T. Todorov (ed.). Théorie de la
iittérature, París, Éd. du Seuil. 1965. págs. 138-140 y 143-153). 3 J. G. Herculano
de Carvalho. Teoría da linguagem, 3.a ed.. Coimbra, Atlántida. 1973. tomo I, pág.
229. 4 V. M. de Aguiar e Silva, «O texto literario e os seus códigos», en Coló-
HttiolLetras, 21, Lisboa. 1974. pág. 29.

e este modo, puede concluirse que hablar de texto literario es necesariamente


hablar, de cierto espacio. Dotado de límites precisos, en este espacio se proyecta,
de manera variablemente explícita, el conjunto de sentidos que el texto admite,
sentidos que la lectura crítica tiene que evidenciar e interpretar. Eviden-ciar,
analizando los componentes formales que, en una óptica particular (estilística,
estructural y semiótica), constituyen la trama técnico-artística —metáforas,
aliteraciones, ritmos, figuras de sintaxis, niveles expresivos, códigos narrativos,
etc.— que dis-tingue al texto literario del meramente lingüístico; interpretar,
descubriendo sentidos coherentemente articulados con los com-ponentes
formales y nunca disociados de ellos de modo artificial, sentidos no definitivos ni
unívocos, de acuerdo con la apertura semántica y con la plurisignificación del
discurso literario. Si intentamos demarcar ya cierto objeto de atención (el texto
literario), lo que hemos dicho presupone determinados límites que lo caracterizan
s. La definición de esos límites impone una aclaración previa: la de que el texto
literario no se confunde con la acepción más genérica de obra literaria, aunque
ésta abarque necesariamente a aquél. En efecto, el sentido normalmente
atribuido a obra literaria tiene en cuenta sobre todo la dimensión histórico-
cultural y so-ciológica del texto literario, incluyendo sus relaciones con el público
y con el escritor responsable de la obra, relaciones de carácter causal (génesis,
fuentes, influencias, motivaciones, etc.) o final (intenciones del escritor). Por otro
lado, no todo texto literario llega a constituir una obra literaria, tal como la hemos
definido, ya que no pocos textos quedan inéditos y carecen, pues, de la
circulación cultural y de la divulgación que le cabe a aquélla. Esto para no hablar
ya de otro concepto de obra literaria: el que se sirve de una sinécdoque (la obra
de Quevedo, la obra de 5 Sobre el concepto de texto, extendido a prácticas
artísticas no literarias, y sobre sus factores delimitativos, véase la obra
fundamental de Iouri Lotman, La structure du texte artistique, París, Gaüimard,
1973, págs. 89 y ss., y el ensayo de I. Lotman y Alexandre M. Pjatigorskij, «Le texte
et sa fonction», en Semió-tica, I, 2, The Hague, 1969, págs. 205-217. Niveles de
análisis: texto 101 Bécquer, etc.) para designar el conjunto de la producción
literaria de un escritor. Así se ve que la lectura crítica de la obra literaria
propiamente dicha no deriva de los métodos de aproximación textual que más
adelante vamos a describir, sino más bien de disciplinas de índole subtextual o
pretextual, o sea, de carácter sociológico, psicoanalí-tico o histórico-literario. De
este modo, el análisis textual se va a ejercer, en principio, sobre un espacio
demarcado con cierta nitidez material: aquel que se encuentra comprendido
entre los términos inicial y final de la sintagmática textual 6. Se debe notar, sin
embargo, que esta sintagmática no implica un criterio rígido de extensión; de
hecho, texto literario es un soneto, con sus catorce versos, pero lo es también una
novela con varios centenares de páginas. El mensaje transmitido por uno y otra se
encuentra encerrado en límites materiales propios, siendo la extensión no un
factor de valoración cualitativa, sino una característica determinada por las
estructuras propias de los géneros literarios. Esto no significa que la extensión del
texto literario no condi-cione el ejercicio del análisis textual. Efectivamente,
veremos que determinadas metodologías (sobre todo las que exigen pro-cesos de
análisis de naturaleza cuantitativa, como en parte su-cede con el análisis
estilístico) tienden a ejercerse más fácilmente sobre textos literarios de
proporciones reducidas. Otra cuestión involucrada también en la delimitación del
texto literario es la del relieve asumido por el título y la de la concomitante
atención que el análisis textual debe dedicarle. A través del título se concretiza
muchas veces un proceso de acen-tuación de determinadas facetas o
conglomerados de sentidos del 6 Es sobre todo a nivel temático y diegético (y no
propiamente a nivel de discurso) donde es posible descubrir fórmulas más o
menos estereotipadas de abrir y cerrar la sintagmática textual. R. Bourneuf y R.
Ouellet presentan varios ejemplos sugestivos desde este punto de vista a
propósito de la novela, género narrativo particularmente dotado en este aspecto
(cf. L'univers du román, 2.a ed., París. P. U. F., 1975, págs. 55-63; vid., igualmente
Guy Michaud, L'aeuvre et ses techniques, París, Librairie Nizet, 1972, pág. 40.

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