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22/9/2020
Cargo: Aprendiz
Entre los platos típicos se encuentran: sancocho de bocachico, arroz con lisa, arroz
con mariscos, sancocho de mondongo, arepa con huevo, sancocho de guandú,
sancocho de costilla, carne en posta, plátano pícaro, pescado en cabrito, mojarra
frita, sancocho de sábalo con leche de coco, arroz con coco, pasteles, arroz
apastelao, sancocho trifásico, mazamorra de maíz, bollo de yuca, bollo de plátano,
bollo de mazorca, tajadas de plátano fritas, guineo verde cocido con queso, arepa
de yuca, caribañolas, butifarras, bollo limpio, chicha de millo, entre otros.
Arroz de lisa
Ingredientes
Preparación
Dejar las lisas por una hora en agua fría, para quitarles la sal. Se ponen a fuego
lento en una olla con suficiente agua y se dejan hervir. Se retiran del fuego, se
escurren y desmenuzan quitándoles las espinas. Aparte, se mezclan las lisas con
un guiso preparado con aceite, cebolla, cebollín, tomate, ajo y condimentos. Se
agrega el arroz y se sofríe por unos minutos incorporando agua y dejando hervir
hasta que se seque. Se tapa y se cocina hasta que esté.
"El 'laboratorio culinario' de la abuela era una habitación al lado del patio de ropas,
que hacía las veces de cuarto de plancha, panadería y repostería. A un lado había
una despensa grandísima, que almacenaba harinas, huevos, azúcar, sal, chocolate,
levadura, mieles, frutos secos, esencias y especias importadas de los viajes que
hacía ella con mi abuelo", recuerda Kovalski, de ascendencia judía polaca.
Esa tradición y las historias que su abuela le contaba sobre la llegada de tantos
inmigrantes a la capital del Atlántico se convirtieron en la receta para que Kovalski
se lanzara al mundo de la gastronomía, primero fundando la tradicional repostería
Betty Sue, y ahora como escritora de su primer libro: Cocina de inmigrantes, que
presentó ayer en Bogotá.
Agrega que estas tradiciones gastronómicas llegaron a fundirse tanto con las
locales, que no es raro encontrar hoy en cualquier tienda de la ciudad los quibbes al
lado de los típicos fritos.
De esta manera, los acompañamientos tienen platos con toques cubanos, polacos y
árabes; en los pescados hay influencias peruanas, chinas o mediterráneas y en las
carnes, preparaciones rumanas, suizas o del sur de Estados Unidos.
2. Mestizaje criolllo
Los métodos de cocimiento eran muy restringidos sin duda entre los muiscas, si
tenemos en cuenta que casi todos los alimentos estaban sometidos a los asados o
hervidos sobre las tres piedras, especialmente cuando en sus panzudas vasijas de
barro hacían las mazamorras de yomas, que luego dieron en llamar las novísimas
lenguas de turma o ajíacos de papa. O el cuchuco de estirpe quechua. Aquellos
nativos desconocían el hierro y las labranzas las desarrollaban con instrumentos de
madera o piedra, lo que constituía una rémora para el progreso de sus actividades
agrícolas, base o recurso de una gastronomía halagadora.
Enriquecían sus dietas los indígenas del altiplano con cangrejos de río y lagunas,
así como con caracoles y peces, tal la guapucha, amén del célebre y delicioso
capitán, muy apreciado hasta bien entrados los años de la República. También con
tubérculos, raíces, hojas como la del bledo, frutos en sazón animalejos el bosque se
conformó, pues, toda esa cocina de los muiscas, quienes, entre tradiciones y
subyugantes mitos, veían transcurrir el tiempo en unos páramos de pasmosa
belleza.
Más tarde llegarían las lentejas, los almendros, los morales, el alpiste, la avena, los
nogales, los castaños y la alfalfa; manzanos, albaricoques y casi todas las frutas de
hueso; los naranjos, toronjas, perales y ciruelos, las cebollas, el irreverente ajo, el
aceite de oliva y la manteca de cerdo.
Este sincretismo cibario se acentuó luego por los cambios sociales y económicos
que dejáronse sentir pausadamente en la vida santafereña. O porque la gente
pudiente resolvió conocer el mar y otros continentes y amplió en tal forma las
perspectivas de sus gustos o sentido de las innovaciones. Fue así, por otra parte,
como de los viejos sabores aborígenes y españoles, a mediados del siglo anterior
las clases burguesas o con humos aristocratizantes pasaron a las novedades
francesas, italianas, y, quién lo creyera, hasta inglesas.