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PROPOSITO
INTRODUCCION
Jericó era una ciudad ubicada cerca del Río Jordán que constituía la frontera
del lado este de Canaán. El pueblo de Israel estaba al lado este del río. Había
estado allá desde los últimos discursos de Moisés que hallamos en el libro de
Deuteronomio. Josué, con la comisión de Jehová firmemente en su mente y
corazón, ya había mandado a Israel que se preparara para pasar el río Jordán
dentro de tres días (Josué 1:11). Después en secreto, él enviaba dos espías a
Canaán para espiar al territorio más cercano, incluyendo a Jericó.
DESARROLLO DE LA LECCION
Se nota aquí que Josué envió sólo dos espías. Hay algunas razones. Fue una
misión secreta. Es más fácil esconderse con pocas personas. Lograr una
entrada, en secreto, a una ciudad bien amurallada con muros bien fortificados,
sólo era posible con pocas personas.
El versículo 1 nos dice que al entrar en la ciudad de Jericó, llegaron a la casa
de Rahab, una ramera, y tuvieron posada allí. No se sabe que clase o tipo de
ramera era. Tal vez era una prostituta culta, que era algo común en esa
cultura. Aquí podemos preguntarnos ¿por qué donde ella? Según el
comentario Beacon, las normas de conducta sexual no eran como las de hoy.
Tal vez quisieron llegar a un lugar donde divulgarían mucho acerca de asuntos
militares. Como sea, con confianza declaramos que los pasos de los espías
fueron dirigidos por Dios. También no se puede negar que ella actuó a favor
del pueblo de Dios protegiendo a los espías hebreos, de los oficiales de la
ciudad.
Parece que Rahab les mintió a los oficiales de la ciudad al decirles que los
espías habían salido de su casa cuando en realidad estaban escondidos allí.
Entonces surge la pregunta: ¿Hay circunstancias en la vida cuando se
justifican las mentiras? Hay que aclarar que los que tienen conocimiento de la
palabra de Dios acerca del mentir, saben que la mentira nunca puede ser
justificada. En el caso de Rahab, no tenía esta luz, sino hizo lo que entendía
ser correcto para proteger al pueblo de Dios. Quien escribe esto no puede
decir que Dios bendijo su mentira, sino su corazón y actitud hacia Dios y su
pueblo.
Rahab estaba en tal condición. No podía llegar a otra conclusión además de:
"Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra" (2:11).
En esta declaración podemos apreciar la fe de ella. Debido a su situación,
ninguna persona humana podía haberle dicho algo así. Es probable que su fe
en un Dios supremo le capacitó para aceptar esta verdad y de poner fin a su
lealtad con su pueblo e identificarse con el pueblo de Dios. Terminar con su
lealtad con su pueblo fue un riesgo no pequeño. Estaba arriesgando su propia
vida y el rechazo de su familia. Esto es otra evidencia de su fe.
Se nota algunas similitudes entre estas condiciones y las de los primogénitos
en Egipto: 1) Sangre o de color similar tenía que ser colocada fuera de la
morada con señal para protección contra la ira de Dios. 2) Los habitantes de
esta vivienda tenían que estar adentro durante la manifestación de la ira de
Dios. (Compárese con Exodo 12:22-33).
IV. CONCLUSION
Hemos visto la mano de Jehová dirigiendo los pasos de los espías. Los guió,
los protegió, y bendijo su misión. ¿Está usted consciente de la ayuda continua
que Dios le ofrece y le da? ¿Le da gracias por todo ello? ¿O tiende a ser
ingrato o pasar por alto lo que Dios hace a su favor en su vida diaria?
¡Seamos conocidos por Dios como gente de gratitud hacia él!