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RAHAD LA RAMERA

TEXTO BÍBLICO: JOSUÉ CAP 2

PROPOSITO

 Comprender: 1) La misión de los espías y su resultado.  2) Cómo Jehová los


protegió.  3) Apreciar la fe de Rahab.
 

INTRODUCCION

 Jericó era una ciudad ubicada cerca del Río Jordán que constituía la frontera
del lado este de Canaán.  El pueblo de Israel estaba al lado este del río.  Había
estado allá desde los últimos discursos de Moisés que hallamos en el libro de
Deuteronomio.  Josué, con la comisión de Jehová firmemente en su mente y
corazón, ya había mandado a Israel que se preparara para pasar el río Jordán
dentro de tres días (Josué 1:11).  Después en secreto, él enviaba dos espías a
Canaán para espiar al territorio más cercano, incluyendo a Jericó.
 

 DESARROLLO DE LA LECCION

I.  EN LA CASA DE RAHAB


    (Josué 2:1-7)

 Se nota aquí que Josué envió sólo dos espías.  Hay algunas razones.  Fue una
misión secreta.  Es más fácil esconderse con pocas personas.  Lograr una
entrada, en secreto, a una ciudad bien amurallada con muros bien fortificados,
sólo era posible con pocas personas.

 El versículo 1 nos dice que al entrar en la ciudad de Jericó, llegaron a la casa
de Rahab, una ramera, y tuvieron posada allí.  No se sabe que clase o tipo de
ramera era.  Tal vez era una prostituta culta, que era algo común en esa
cultura.  Aquí podemos preguntarnos ¿por qué donde ella?  Según el
comentario Beacon, las normas de conducta sexual no eran como las de hoy. 
Tal vez quisieron llegar a un lugar donde divulgarían mucho acerca de asuntos
militares.  Como sea, con confianza declaramos que los pasos de los espías
fueron dirigidos por Dios.  También no se puede negar que ella actuó a favor
del pueblo de Dios protegiendo a los espías hebreos, de los oficiales de la
ciudad.

 Parece que Rahab les mintió a los oficiales de la ciudad al decirles que los
espías habían salido de su casa cuando en realidad estaban escondidos allí. 
Entonces surge la pregunta: ¿Hay circunstancias en la vida cuando se
justifican las mentiras?  Hay que aclarar que los que tienen conocimiento de la
palabra de Dios acerca del mentir, saben que la mentira nunca puede ser
justificada.  En el caso de Rahab, no tenía esta luz, sino hizo lo que entendía
ser correcto para proteger al pueblo de Dios.  Quien escribe esto no puede
decir que Dios bendijo su mentira, sino su corazón y actitud hacia Dios y su
pueblo.
 

II.  RAHAB DECLARA: "JEHOVA ES DIOS"


     (Josué 2:8-14)

 Los residentes de Jericó ya se habían dado cuenta de los milagros


sobrenaturales que el pueblo de Dios había experimentado; habían cruzado el
Mar Rojo para salir de Egipto y además habían logrado una victoria sobre los
dos reyes de los amorreos en el otro lado del Jordán (vs. 10).  Estos
acontecimientos históricos convencieron a Rahab que fueron milagros hechos
por Jehová, y que además, el mismo Jehová había entregado a su país al
pueblo de Israel.  Todo el pueblo de Jericó temía a Israel, y sus corazones se
desmayaban (Josué 2:9,11).  Este pueblo quedaba sin esperanza alguna a
causa de Israel y su Dios.  El comentarista en Beacon observa que ésta es una
reacción común de las personas impías cuando se enfrentan con el poder de
Dios.  ¡Cuántos de nosotros nos encontrábamos en similar condición de
desesperación antes de llegar a los pies de Jesucristo!

 Rahab estaba en tal condición.  No podía llegar a otra conclusión además de:
"Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra" (2:11). 
En esta declaración podemos apreciar la fe de ella.  Debido a su situación,
ninguna persona humana podía haberle dicho algo así.  Es probable que su fe
en un Dios supremo le capacitó para aceptar esta verdad y de poner fin a su
lealtad con su pueblo e identificarse con el pueblo de Dios.  Terminar con su
lealtad con su pueblo fue un riesgo no pequeño.  Estaba arriesgando su propia
vida y el rechazo de su familia.  Esto es otra evidencia de su fe.

 Rahab recibió una recompensa por su fe y bondad en salvar la vida de los


espías.  Ellos le prometieron salvar su vida y la de sus familiares durante la
invasión pronta a Jericó por Israel.  Al pedir el rescate de sus familiares
podemos observar la ausencia del espíritu de egoísmo en su vida.  No
solamente se preocupaba por sí misma sino por el bien de otros.
 

III.  EL CORDON DE GRANA


      (Josué 2:15-21)
 Es interesante pensar por un momento en algunos detalles en versículos 15 y
16.  La casa de Rahab estaba en el muro.  Sin duda la distancia entre la casa y
la tierra era bastante larga y por eso necesitaba la cuerda.  En vs. 16 ella los
dirige hacia un monte.  Según la geografía del área sólo había montañas al
este de Jericó.  En cualquier otra dirección era como valle.  El Río Jordán
quedaba al oriente de Jericó y el pueblo de Israel al otro lado de dicho río. 
Quiere decir que Rahab dirigió a los espías en la dirección opuesta de donde
estaba acampado el pueblo de Dios.  Al mismo tiempo, es lógico concluir que
sus perseguidores salieron hacia el río en búsqueda de ellos.  Por tanto, los
espías y sus seguidores salieron en dirección opuesta.  En todo eso vemos la
sabiduría de Rahab y la mano de Dios en actuar a favor de su pueblo.

 Los espías prometieron rescatar a Rahab y a su familia bajo algunas


condiciones según Josué 2:18-20; así: 1) El cordón de grana tenía que ser
atado a la misma ventana.  2) Todos tenían que estar adentro de la casa en el
momento del ataque.  3) No podían divulgar este asunto a nadie.

 Se nota algunas similitudes entre estas condiciones y las de los primogénitos
en Egipto:  1) Sangre o de color similar tenía que ser colocada fuera de la
morada con señal para protección contra la ira de Dios.  2) Los habitantes de
esta vivienda tenían que estar adentro durante la manifestación de la ira de
Dios.  (Compárese con Exodo 12:22-33).
 

IV.  CONCLUSION

 Hemos visto la mano de Jehová dirigiendo los pasos de los espías.  Los guió,
los protegió, y bendijo su misión.  ¿Está usted consciente de la ayuda continua
que Dios le ofrece y le da?  ¿Le da gracias por todo ello?  ¿O tiende a ser
ingrato o pasar por alto lo que Dios hace a su favor en su vida diaria? 
¡Seamos conocidos por Dios como gente de gratitud hacia él!

 Rahab tenía fe en el verdadero Dios como ya se dijo.  A la vez manifestaba su


fe por sus obras como escribió Santiago en 2:25, "Asimismo también Rahab la
ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los
envió por otro camino?"  Cumplir las condiciones establecidas por los espías
sería otra manera de mostrar su fe por sus obras.  ¿Está usted manifestando
una fe genuina como la de Rahab, haciendo lo que Dios le manda en su
relación personal con él, con sus familiares y en su relación con los hermanos
de la iglesia?

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