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EL CAMPESINO Y EL ÁRBOL DE LOS DESEOS

Un rico campesino aprovechando de su riqueza quería restaurar una antigua


cabaña, pero el campesino estaba preocupado por su cosecha porque la
cabaña estaba en medio de su hacienda. Al día siguiente, muy temprano, el
campesino fue al río que pasaba por su hacienda, pues cerca de ahí había un
árbol, él decía que era el árbol de los deseos. Apenas llegó, el campesino dijo:
Árbol de los deseos, deseo que mi cabaña esté como nueva sin lastimar mi
cosecha. Al volver el campesino, encontró la cabaña como nueva, el hombre
estaba muy feliz.

Era tan grande su felicidad que quería pedir otro deseo, entonces nuevamente
fue al árbol y dijo: Árbol de los deseos, deseo tener más dinero y el árbol
cumplió su deseo. El campesino estaba muy feliz, que gritaba por toda la
hacienda “soy feliz, muy feliz”. Su vecino solamente lo miraba y en voz baja
dijo: No es bueno tener tanta riqueza, ya es millonario, tener dinero no significa
ser feliz.

Esa misma tarde el vecino fue al árbol y lo cortó, pensó que era lo mejor.
Esperó ahí hasta cuando el campesino nuevamente fuera a pedir otro deseo.
Cuando llegó el campesino se dio con la sorpresa que el árbol había sido
cortado. Estaba muy enojado, que rápidamente corrió a la cabaña a ver si
seguía nueva.

Todos los deseos del campesino se esfumaron, la cabaña nuevamente era


vieja, ya no tenía tanto dinero. Muy furioso fue a la hacienda de su vecino, pues
él era el único que sabía de la existencia del árbol de los deseos, quería
matarlo. El vecino le dijo: Tuve que cortar el árbol porque te habías convertido
en un hombre muy ambicioso, ya no eres aquel campesino trabajador,
últimamente has cambiado mucho. El campesino se dio cuenta que
efectivamente su vida había cambiado y no para bien sino para mal, muy
arrepentido de sus actos prometió cambiar.

Es así que el campesino siguió el ejemplo de su vecino, tuvo una gran cosecha
y comprendió que la riqueza no te cambia la vida, sino te mueres con la
riqueza.
FIN

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