Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La familia
A falta de datos históricos seguros sobre el origen del matrimonio y de la familia,
los estudios sociales y antropológicos sobre la pareja humana nos permiten
deducir que en las culturas más primitivas la participación e influencia de la mujer
en la actividad familiar es importante. Su papel se hace especialmente necesario
en todo lo que afecta a la procreación y cría de los hijos. La función del varón mira
preferentemente a la defensa y ayuda de la familia desde el entorno exterior. Las
funciones de la pareja y de los hijos varones y mujeres son en general
complementarias y se adaptan a las particulares inclinaciones y aptitudes del
propio sexo. La idea de que todos pertenecen a un mismo tronco familiar, de que
son solidarios en lo bueno y en lo malo, es el principal factor humano, social y
moral que aglutina a los miembros del grupo familiar.
El matrimonio se celebra desde muy antiguo como una gran fiesta familiar y social.
Las diversas ceremonias de esta fiesta tienen un simbolismo humano y religioso,
que pone de relieve el significado del matrimonio, entendido como cohabitación de
la pareja (generalmente, paso de la novia a la casa del novio) y como cambio de
"lares" familiares o sumisión de la novia a las fuerzas bienhechoras y protectoras
de la familia del novio. En las culturas antiguas, la voluntad de la pareja se integra
de forma muy profunda en la realidad del grupo familiar, adaptándose en general
con facilidad a las costumbres y tradiciones transmitidas. El hecho de que se
rechace por principio el matrimonio entre personas de distinta cultura (raza,
pueblo, religión) contribuye a que esta integración de la pareja sea mayor.
Las relaciones entre los esposos miran preferentemente al bien de los hijos, a la
legitimidad de su nacimiento, a su cuidado y educación, a la herencia y
transmisión de las tradiciones, derechos y bienes de la comunidad familiar. El
amor conyugal es un elemento que forma parte de esas relaciones, pero que no
se manifiesta de forma ostensible. Las relaciones de la pareja se basan sobre todo
en la comunidad de vida, que constituye la realidad de la familia, protegida por
unas normas y derechos de carácter público. Los aspectos humanos de la relación
de pareja están condicionados por los criterios y principios que imperan en una
determinada sociedad, y dependen por tanto del nivel social, económico y cultural
en que viven.
La institución del matrimonio forma parte del acervo cultural de los pueblos, de sus
costumbres y tradiciones, de sus creencias y normas. El fenómeno de la
sexualidad, la experiencia del amor conyugal, la fecundidad de la mujer, la
felicidad y prosperidad del hogar, se interpretan según las ideas y tradiciones que
conforman la cultura de cada pueblo. Así, en la cultura greco-romana predomina
una visión mitológica según la cual el hombre está sometido al capricho de los
dioses. La religión hebrea, en cambio, considera que el matrimonio y la familia son
obra de Dios y están bajo su amparo. En esta línea bíblica, el cristianismo
elaborará su propia visión del matrimonio.