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Nació como Edgar Nahum el 8 de julio de 1921. Fue hijo único de Vidal Nahum y
Luna Beressi, judíos sefardíes oriundos de Salónica, Grecia, quienes, luego de vivir
un tiempo en Livorno, Italia, se instalaron en Francia, nacionalizándose en ese país.
Luna, que padecía de una aguda afección al corazón, falleció el 27 de junio de 1931,
cuando Edgar se acercaba a sus diez años de vida. La muerte de su madre, siendo
un niño, le transformó en un adolescente solitario, retraído, lector apasionado,
melómano, cinéfilo y amante de la poesía.
La derrota, caída e invasión de Francia por Alemania el año 1940, obliga a Edgar que
tenía 19 años, a salir de Paris y partir hacia Toulouse a casa de sus tíos León y
Jacques. En esta ciudad entra a estudiar historia y derecho en la universidad,
licenciándose en esas asignaturas mientras que, paralelamente, se transforma en un
activista y organizador entusiasta del Centro de Estudiantes Refugiados. Esto hace
que el joven Nahum empiece a interesarse en la política, encontrando en el
marxismo respuestas integradoras de las ciencias de la naturaleza y de las ciencias
del hombre. Entra de este modo a una lectura frenética de las obras de Marx, Hegel,
Trotski, Gide, Malraux, además de otros autores menores.
En los cuatro años de ocupación, resistencia y liberación de su pais, encontramos a
un Edgar Nahum, ya cambiado su apellido a Morin, como un joven que ha superado
las amarguras de su adolescencia, trabajador sin descanso, amigo de sus amigos,
importante luchador de la resistencia donde llegó a tener el grado de comandante de
la zona de Paris, encargado de la propaganda y la organización. Había ingresado al
partido comunista el año 1941.
Luego de la Liberación, las contradicciones volvieron con fuerza sobre Edgar Morin.
El conocer las barbaridades que hizo Stalin en la URSS, para asentar su poder, le
motivó a escribir artículos criticándole duramente, lo que significó que el PC francés le
expulsara con escándalo de sus filas en 1951. A esa fecha ya era un escritor de
cierta importancia en su país, por lo que su expulsión no pasó desapercibida por la
inteligentzia francesa.
El primer libro de Edgar Morin L´an zéro de l´Allemagne (El año cero de Alemania)
publicado en mayo de 1946, provocó tanto críticas admirativas como negativas, no
faltando quien expresara que Morin era “germanófilo y claramente socialista” (Revista
L´Arche) al hacer tan descarnado análisis de los orígenes de la Alemania nazi.
A esta obra siguen muchas otras luego que, gracias al apoyo de algunos de sus
amigos intelectuales de la época, logró entrar en 1950 al Centro Nacional de
Investigación Científica de Paris, en el último peldaño de su escalón administrativo:
becario de investigación sociológica. El año 1970 fue designado Director General.
Actualmente es Director Emérito del Centro.
Respecto de la teoría organizacional, desde este nuevo punto de vista ningún sistema
puede absorber toda la complejidad existente en su entorno, dado que ninguno tiene
la capacidad para responder, punto por punto, a la inmensa cantidad de estímulos
que provienen del exterior. Así, todo sistema debería desarrollar una especial
disposición hacia la complejidad, en el sentido de ignorar, rechazar, crear
indiferencias, recluirse sobre si mismo y también saber elegir el tipo de complejidad
de su entorno con la cual deberá luchar o fortalecer (mercado, producto, zona
geográfica, ideología dominante, ideología no dominante, cultura étnica, tipo de
conflicto social, etc.) con el fin de que sus recursos sean inteligentemente empleados,
puesto que son limitados. Todo esto en el contexto de tríadas (o bucles, según Morin)
del tipo orden-desorden-organización; organización-interrelación- sistema y otras.
3. LIBROS ESCRITOS POR MORIN
A partir de 1946, Edgar Morin ha publicado muchos artículos, ensayos y libros, los
que abordan aquellas temáticas que siempre le han interesado. A pesar de su
diversidad, es posible advertir en ellos un hilo conductor: su profundo interés por
plantar cara a los espejismos e ilusiones humanas, tratando de conciliar lo
irreconciliable, esperando siempre lo inesperado, en suma, un intelectual idóneo para
estos tiempos híbridos, líquidos, sometidos al poder del dinero y del mercado.