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Paul Feyerabend
¿Escepticismo y Humanismo?
“No hay ciencia sin capricho, ni arte sin El escritor norteamericano nos pre-
corroboraciones” (Nabokov) senta un cuadro extenso de las preguntas
que creyentes y no creyentes pueden
hacer en algún momento sobre el cielo en
El objetivo de este trabajo es realizar una particular y sobre aspectos religiosos en
aproximación al pensamiento de Feyera- general. Claro, además de inquietudes,
bend. 1 Como si fuera apenas un “roce,” también están sus respuestas.
solo se hará referencia a cuatro aspectos
particulares de su obra. De hecho, se trata Stormfield no deja de sorprenderse
de rescatar dos aspectos que se juzgan desde el instante que llega al paraíso
positivos y de desaprobar otros dos que (después de muerto, claro). Al poco tiem-
se juzgan negativos. po de estadía hace amistad con un ángel
que lo pone al tanto de los avatares celes-
tiales. Ideas de este mundo, vulgares o de
Contra la pretensión del mayor elaboración, son derribadas en
conocimiento (+) segundos sin distinciones. Sin importar su
origen caen las afirmaciones de un acla-
En la imaginación de Mark Twain apare- mado pastor, un profesor o cualquiera de
ce una aproximación al problema de los los legos mortales.
límites del conocimiento para el ser
humano. El cuento Captain Stormfield's En referencia a las jerarquías, el ángel
Visit to Heaven constituye una muestra de informa que Shakespeare y Homero están
ello. 2 por debajo de un pobre sastre de Tennes-
see, un afilador de cuchillos egipcio y un
veterinario afgano. Perplejo, el capitán
1Agradezco a Gabriel Zanotti haberme inicia- cuestiona con desprecio por relegar a
do en la lectura de Feyerabend, y la lectura Shakespeare detrás de aquellos de los que
que hiciera de este trabajo. Agradezco tam- nadie escuchó palabra. Pero responde el
bién la lectura y las críticas de David Martí- interlocutor: “Edward J. Billings, sastre de
nez-Amador y de Pablo Guido, ambas de
enorme utilidad. Obviamente, los errores me
Juan Sebastián Landoni, economista ar-
pertenecen.
gentino, es profesor en la Escuela de Ne-
2 gocios, Universidad Francisco Marroquín, y
El texto completo de Mark Twain puede en la Facultad de Ciencias Económicas del
consultarse en el sitio http://www.pagebypag Rosario de la Universidad Católica Argenti-
ebooks.com/Mark_Twain/Captain_Stormfields_ na.
Visit_to_Heaven/.
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Tennessee, escribió una poesía que ni Cada ser humano posee una fracción
Shakespeare ni Homero soñaron alcan- infinitesimal del conocimiento total o
zar.” Nunca fue impreso un texto del sas- absoluto, sea un recolector de residuos o
tre y las editoriales no pujaron por sus un premio Nobel. Usando la lógica del
derechos. Sus pocos lectores se burlaron. cálculo diferencial, podemos decir que,
¡Quizás, escribió la más alta literatura respecto del conocimiento absoluto, no
que un hombre puede escribir a su ama- existen diferencias entre lo que puede
da! Pero también, ¡quizás esas páginas saber un hombre ignorante y el mayor de
murieron con ambos! los sabios (o la computadora de mayor
capacidad y complejidad de proceso). La
Baste decir que la sensación y la acti- distancia es la misma: infinito menos uno
tud de Stormfield se pueden repetir en es infinito, infinito menos un millón sigue
buena parte de la humanidad. Nos pre- siendo infinito.
guntamos, estupefactos, ¿es posible que
un campesino en condiciones primitivas El problema es creer que tenemos un
tenga escritos que la crítica hubiese pon- conocimiento que no está disponible para
derado? Podría disponer de mejores téc- nadie y que, en realidad, resulta en una
nicas de laboreo o, lo que sería aún peor, actitud que es pura fantasía o, peor, una
alguna medicina milenaria de buena per- pretensión.
fomance.
Vale la pena destacar aquí, aunque
Más allá de la complicidad de Paul luego se trata en particular la relación con
Feyerabend con estas sospechas, sirve la el pensamiento de Karl Popper, la fami-
cita para un conjunto de objetivos: liaridad con la posición popperiana (y
hayekiana). Dice Popper, rescatando el
Cuestionar la validez descontada de principio de Sócrates:
muchos presupuestos científicos (en
todo nivel: de la formulación teórica, [Aprendí] que cualquiera que fuese el ti-
de observación, en las condiciones po de sabiduría a que yo pudiese aspirar
iniciales, la experimentación, eviden- jamás, tal sabiduría no podía consistir en
cias). otra cosa que en percatarme más plena-
mente de la infinitud de mi ignorancia. 3
Introducir la polémica sobre el méto-
do que nuestro autor parece haber lle- En otro pasaje y con el mismo sentido:
vado hacia límites insospechados;
En mi opinión, es sobremanera importan-
Volver a indagar la relación entre el te que los intelectuales renuncien final-
conocimiento que puede poseer un in- mente a cualquier tipo de presunción in-
dividuo y el volumen de conocimien- telectual. 4
tos que usa la sociedad (el conoci-
miento necesario, aunque imperfecto, ¿Cuántos ejemplos tiene la ciencia para
para el éxito imposible de un planifi- confirmar semejante posición? ¡Cuantos
cador central).
3
Karl Popper, Búsqueda sin término (Madrid:
Dejando abierta la posibilidad de ex- Tecnos, 1977), p. 12.
pandir los dos primeros puntos, nos con-
centramos en el tratamiento del último 4
Karl Popper, Sociedad Abierta, Universo A-
aspecto. bierto (Madrid: Tecnos, 1983), p. 19.
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ejemplos tiene! Desde los estadios evolu- futuro de la humanidad desde los depar-
tivos de Augusto Compte a los modelos tamentos de investigación de sociología,
económicos de la escuela neoclásica, en economía o ciencia política? La teoría de
las ciencias sociales, sin dejar de mencio- la relatividad nos llevó a la luna y la me-
nar el apoyo “científico” a los planes plu- cánica cuántica nos acercó los micropro-
rianuales de los países socialistas. cesadores. Con el control de las experien-
cias y la exactitud de las pruebas en las
Los escolásticos españoles en el siglo ciencias físicas se alcanzaron resultados
XVI ya apuntaban que el pretium mat- de magnitud. Para las ciencias sociales, la
hematicum dependía de tantas variables y tentación que sigue es clara. Sus riesgos
relaciones entre ellas que ningún hombre también.
podría conocerlas, y solo serían conoci-
das por Dios. Nuevamente, la perplejidad Señala Hayek que para el constructi-
de Stormfield. 5 vismo, los hombres pueden producir deli-
beradamente las instituciones que sostie-
¿Pero por qué plantear un extremo? nen la sociedad y la civilización. Erró-
¿Acaso los científicos desconocen este neamente, se considera que los hombres
hecho que los deja como simples ignoran- detentan la capacidad de “crear” el orden
tes? Sería una exageración decir que los social porque están dotados de razón. No
hombres de ciencia no consideran el lími- puede verse que el orden y las estructuras
te de sus posibilidades, cuando en general sociales son “el resultado de la acción
provienen de una formación académica humana pero no fruto de la concepción
que podría incluir cursos en áreas huma- humana”. 6
nísticas. El problema que plantea Feyera-
bend está en la exigencia de actuar en Desde la escuela de Salamanca, pa-
consecuencia, ni dar vuelta el rostro ni sando por Hume y los escoceses, hasta el
cerrar las puertas a los caminos alternati- aporte y la síntesis de Hayek, la tradición
vos. del orden espontáneo ha puesto énfasis en
los complejos procesos de formación de
La pretensión del conocimiento llevó determinadas estructuras. Los patrones
a muchos científicos sociales hacia ideas sociales, reglas y valores, no resultan de
mecanicistas cuyos modelos permitirían la omnisciencia ni de la creación de un
predecir y establecer el funcionamiento hombre particular. Son el resultado de
de la sociedad. En general, este hecho es múltiples acciones humanas durante ge-
acompañado por la extrapolación de los neraciones. Acá intervienen y se suceden
métodos de la física a la experiencia so- los ensayos y los errores, las correccio-
cial. En el concepto de ingeniería social nes, las manifestaciones, las controver-
hay una síntesis de ello y sirven de ejem-
plo las experiencias socialistas del fas- 6
F. Hayek, “Los errores del constructivismo,”
cismo, el nazismo y el comunismo. en Nuevos estudios en filosofía, política,
economía e historia de las ideas (Buenos
Si del laboratorio surgen las regulari- Aires: Eudeba, 1970). Hayek señala allí que
dades que harán funcionar los motores de fue el filósofo escocés Adam Ferguson quien
la industria, ¿por qué no dar forma al introdujo esta idea. En Barry (ver Nota 6)
aparece la siguiente cita de Ferguson: “(...)
las naciones descubren, a tropezones, institu-
5
F. Hayek, La pretensión del conocimiento ciones que son en efecto resultado de la ac-
(Discurso del Premio Nobel, 1974). ción humana, pero no ... del diseño humano.”
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que saben precisamente lo que la huma- cuando sea presentada la posición del
nidad necesita y sus esfuerzos inexora- autor sobre la relación entre la ciencia y
bles por recrear a la gente a su triste ima- las humanidades.
gen y semejanza. 15
la idea de ese avance científico que pare- se pregunta por qué debemos prestar
cía complemento necesario y garante de atención a esos rendimientos del materia-
un mejor nivel de vida para una pobla- lismo “aunque no haya reducido el núme-
ción creciente. En su lugar, habrá que ro de guerras en el mundo o no haya ali-
pensar el avance científico reflexionando mentado a los hambrientos.” 21
sobre las posibilidades de supervivencia
de la especie en lugar de vanagloriarnos Si la ciencia tiene éxito en términos de
de sus mejoras y parabienes. rendimientos, ¿debemos suponer como
válido el hecho de que el progreso de la
De hecho, una de las formas de identi- ciencia y el progreso de la humanidad
ficar a la modernidad y gran parte de la sean equivalentes? Feyerabend cuestiona
cultura occidental tiene que ver justo con la validez de tales resultados por entroni-
ese progreso y la noción de cambio. Oc- zar una concepción científica del mundo,
tavio Paz expresa que las dos ideas que justificando para los científicos posicio-
constituyen la modernidad desde su na- nes acomodadas en las relaciones de po-
cimiento son las nociones de un futuro der dado que las promesas de resultados
mejor y un tiempo en cambio continuo. 19 relevantes en el futuro estarían garantiza-
Esta visión de la historia no debe ser vista das por los avances ya conseguidos. Esto
con ingenuidad porque, derivado de esas implicaría otorgarle a la ciencia el privi-
ideas constitutivas, una de las señas que legio de interpretar y modificar la reali-
distinguen a la era moderna es la revolu- dad con mayor éxito que otras ramas de
ción. Y lejos de las revoluciones de siglos la actividad humana. Manifiesta nuestro
anteriores que promovían el reconoci- autor con su inseparable sello: “Las cues-
miento de derechos fundamentales, asis- tiones relacionadas con la realidad son
timos en el siglo XX a las revoluciones demasiado importantes como para que las
de carácter totalitario que, con diferente dejemos en manos de los científicos.” 22
intensidad y duración, han realizado sus
experiencias a lo largo del planeta modi- Pero esto no significa que el privile-
ficando esa concepción del progreso. gio lo tenga otro grupo u otro individuo.
Quitarles los diferentes privilegios a los
Difícilmente puedan separarse el espí- economistas, a los ingenieros o a los as-
ritu de Occidente del saber científico y, trónomos puede ser una verdadera nece-
vinculado a este, la idea de la razón como sidad pero eso no exige pensar en deci-
garante de sus resultados. La visión mate- siones políticas sobre su reemplazo. Los
rialista del progreso de la ciencia asocia mecanismos espontáneos con los que
la importancia de la ciencia a los rendi- cuenta cualquier sociedad para adminis-
mientos prodigiosos obtenidos por acu- trar el conocimiento y avanzar en la reso-
mulación de años de sacrificio y discipli- lución de sus “océanos” de ignorancia
na de trabajo de tantos investigadores. sirven a tales efectos.
Feyerabend desconfía y rechaza “cual-
quier forma de racionalismo basada en el
campo de los resultados” 20 pero, además,
21
P. Feyerabend, “Ciencia y progreso,” en
19
Octavio Paz, La otra voz (Barcelona: Seix- Ambigüedad y armonía (Buenos Aires: Edi-
Barral, 1990). ciones Paidós, 1992), p. 67.
20 22
Adiós a la razón, p. 43. ibid., p. 84.
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23 25
ibid., p 94. ibid., p. 86.
24 26
ibid., p. 77. Hayek, La fatal arrogancia, p. 202.
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Pero tampoco hay que ir tan lejos ¿es de la crítica en la filosofía de la ciencia y
posible criticar a un autor por algo que no su (¿estricta?) vinculación con el criti-
dijo? ¿O se trata de un olvido que no cismo de Popper, quien fuera maestro y
puede relevarse en función de los inter- colega suyo.
eses particulares del autor? Como casi
todos los problemas, estos permiten dife- Por si fuera poco, y como veremos en
rentes conjeturas. adelante, el mismo autor del Tratado con-
tra el Método se ocupó del tema. En uno
Dado su interés por separar las cien- de sus libros, en forma de diálogo realiza
cias del estado y acercar tales ciencias a una especie de examen de conciencia y se
la vida del resto de los hombres, ¿por qué hace interpelar por un supuesto alumno o
Feyerabend no profundiza o evade la colega en relación al punto que aquí se
discusión sobre las instituciones? Puede quiere desentrañar.
haber sido un tema que escape a sus in-
tereses. El mismo Hayek lo invitó a traba- Pero vale el esfuerzo por enunciar al-
jar en Friburgo, hecho que podría haber gunos argumentos sobre el positivismo, el
contribuido a este interés. 27 Si mantuvo racionalismo, el falsacionismo y, final-
una línea de investigación al margen de mente, el papel de la crítica para averi-
ese tratamiento podemos preguntar si no guar si existe el supuesto vínculo entre
hay motivos para considerar a Feyera- ambos pensadores.
bend como un libertario radicalizado más
cercano al dadaísmo que al Center for En el pensamiento del positivismo ló-
Libertarian Studies (u otros por el estilo). gico 28 del Círculo de Viena y sucedáneos
Existe la posibilidad de responder en existió una firme adhesión al método
forma apresurada por la primera opción, científico, sumado a un rechazo general
pero por otro lado su posición sobre as- de la metafísica y a cierta confianza en la
pectos morales, su valorización de las filosofía de la ciencia como contribución
libertades individuales y su condena a la al progreso del conocimiento científico.
intolerancia permiten abrir una perspecti- Este conocimiento derivaría de los
va al menos diferente. hechos de la experiencia, de la observa-
ción realizada con la ayuda de los senti-
dos, básicamente, en el ámbito de descu-
La herencia de Popper (–) brimiento y formulación de hipótesis.
Como indica el título, este apartado tiene Una de sus características epistemo-
pretensiones. Su tratamiento puede in- lógicas elementales, el principio de veri-
cluir aspectos variados y conflictivos. De ficación, tiene la finalidad de servir como
hecho, lo que aquí se quiere esbozar no criterio de demarcación entre la ciencia y
está exento de polémica y, aunque no la no-ciencia. Y esto significa que para el
revista interés para este trabajo, es proba- positivismo, el método debe servir a los
ble que hubiera suscitado el rechazo de
28
ambos autores. Se siguen los textos de A. Ayer, “Introduc-
ción,” El positivismo lógico (México: Fondo
Sin más prolegómenos, se tratará aquí de Cultura Económica, 1965), C. Hempel,
la posición de Feyerabend sobre el papel Filosofía de la ciencia natural (Madrid:
Alianza Editorial, 1966), y G. Zanotti, Pop-
per: búsqueda con esperanza (Buenos Aires:
27
Matando el tiempo, p. 123. Editorial Belgrano, 1993).
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efectos de decirnos qué cosa es verdad y Con esto bastaría para poner de mani-
qué cosa no. El proceso por el cual se fiesto las diferencias entre Popper y el
lleva a cabo la verificación de hipótesis positivismo lógico. Pero no es lo que
es mediante la inducción probabilística, piensa justamente Feyerabend, cuando
que permitiría inferir leyes de carácter dice que “Popper es un positivista en to-
general a partir de una muestra de casos dos los aspectos relevantes.” 30 Evidente-
que muestran constancia y regularidad de mente le resulta insuficiente la crítica de
resultados (y que además se suponen re- Popper al inductivismo. ¿Estaría exigien-
presentativos del total de casos posibles). do el agregado del proceder contrainduc-
Este apoyo de la inducción en sentido tivo que propugnaba y que, según su in-
amplio operaría como instancia de vali- terpretación, Galileo practicaba con astu-
dación otorgando mayor grado de con- cia? En su propuesta contrainductiva Fe-
firmación. yerabend parece estar más preocupado
por darle un mayor ritmo al proceso de
Un primer punto de diferencia entre refutación que por sustituirlo. Su idea de
Popper y el positivismo tiene que ver con movilizar las categorías estables del co-
este inductivismo que incluye la probabi- nocimiento también parece estar conteni-
lidad, porque la relación entre un enun- da en la exigencia popperiana de conjetu-
ciado y aquella probabilidad viene implí- ras audaces que “golpeen duro” al cono-
cita en las conjeturas, i.e. cuanto mayor cimiento básico del momento (por ejem-
es el contenido empírico de una conjetura plo, el renombrado caso de la revolución
menor es la probabilidad de ser corrobo- copernicana). 31
rada. Si bien este aspecto abre el camino
al falsacionismo, dejamos el punto por el De hecho, Feyerabend reconoce que
momento. “la teoría de la falsación de Popper, que
nos dice por qué podemos y debemos ir
Otra discrepancia entre el positivismo todo lo más allá de la experiencia que nos
y el pensamiento popperiano está en la sea posible, ha mejorado considerable-
reivindicación de la metafísica, conside- mente la situación.” Como en el falsacio-
rada por los primeros como palabrería sin nismo, resulta una adhesión a la explica-
sentido, como proposiciones que nada ción del avance científico basada en el
dicen, vacías y desprovistas de significa- ensayo y el error. Pero después del punto
do, propio de las metáforas poéticas pero seguido de la cita, establece su distan-
inadmisibles desde el punto de vista lógi- ciamiento: “Todo lo que ahora se necesita
co. 29 En Popper, una proposición metafí- es un poco de dialéctica y una atención
sica no alcanza el status científico por la específica a las condiciones históricas.” 32
imposibilidad de falsarlas empíricamente. Para el filósofo acusado de relativista e
Sin embargo, no sólo pueden expresar irracional, la dialéctica ocupa una posi-
una secuencia lógica y decir algo enten- ción fundamental en su retórica y poderío
dible sino que además puede ser de utili-
dad para la creatividad y elaboración de
30
hipótesis o conjeturas por parte de los Feyerabend, Adiós a la razón, p. 24.
científicos. 31
A. Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada
ciencia? (Madrid: Siglo XXI Editores, 1999),
p. 77.
29
R. Carnap, “La superación de la metafísica”
32
(en Ayer, El positivismo lógico). Contra el método, en la Nota 53.
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33 35
U. Eco, “Sobre el estilo del Manifiesto,” en Chalmers, op. cit., p. 96.
su libro de ensayos Sobre Literatura (Barce-
36
lona: Editorial Océano, 2002). K. Popper, La lógica de la investigación
científica [1934] (Madrid: Editorial Tecnos,
34
Contra el método, “Conclusión”. 1985), p. 41.
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Decir que Popper introdujo la crítica Hay que tener en cuenta que esa obra
sería un error obvio. El mismo Feyera- tiene un índice temático, una organiza-
bend menciona a los sofistas, a Platón. Y ción y un público específico: desde los
más tarde vuelve al punto de las comple- filósofos de la ciencia a los científicos,
jidades de la ciencia que dejarían parali- pasando por los estudiantes de epistemo-
zado a cualquier esfuerzo de corrobora- logía. Muchos de ellos ven el éxito de la
ción popperiano. ciencia desde sus sofisticados puentes y
sus viajes al espacio, tienen convicciones
Pero en ningún momento parece res- sobre sus teorías y demostraciones, dis-
ponder la pregunta inicial. Por lo que la frutan gustosos de los indicadores de de-
sospecha de cualquier lector sigue firme. sarrollo que se guían, entre otros, por la
No significa que ambos autores compar- cantidad de ingenieros cada mil habitan-
tan toda una filosofía, una cosmovisión. tes o la cantidad anual de horas-cátedra
Eso es claro. Ahora, también es claro que de matemática.
la crítica que introduce Popper está diri-
gida a una ciencia y unos intelectuales Pero vayamos directo a la descripción
que presumen como celebridades, que es y al cuestionamiento:
la ciencia que los positivistas tuvieron en
mente. Casualmente (?) y por transición,
la misma ciencia a la que apunta Feyera-
bend. Ese criticismo popperiano está re- de introducción al libro Ambigüedad y armo-
petido (y aumentado exponencialmente) nía), sostiene que Feyerabend sigue el cami-
en el alumno rebelde. 38 no que conduce desde el falsacionismo al
escepticismo, por lo que estaría continuando
un camino abierto por Popper. Si bien sería
37
P. Feyerabend, Diálogo sobre el Conoci- motivo de otra discusión, decimos aquí que
miento (Madrid: Ediciones Cátedra, 1991), sostener que el conocimiento humano es y
pp. 75-76. será limitado no necesariamente conduce a la
sospecha o a la negación del conocimiento
38
F. Broncano, “Uno de los nuestros” (ensayo que supone el escepticismo radical.
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43
M. Vargas Llosa, Conferencia en Madrid
por el lanzamiento de la Fundación Interna-
cional para la Libertad (2002).
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