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Juan Sebastián Landoni

Paul Feyerabend
¿Escepticismo y Humanismo?

“No hay ciencia sin capricho, ni arte sin El escritor norteamericano nos pre-
corroboraciones” (Nabokov) senta un cuadro extenso de las preguntas
que creyentes y no creyentes pueden
hacer en algún momento sobre el cielo en
El objetivo de este trabajo es realizar una particular y sobre aspectos religiosos en
aproximación al pensamiento de Feyera- general. Claro, además de inquietudes,
bend. 1 Como si fuera apenas un “roce,” también están sus respuestas.
solo se hará referencia a cuatro aspectos
particulares de su obra. De hecho, se trata Stormfield no deja de sorprenderse
de rescatar dos aspectos que se juzgan desde el instante que llega al paraíso
positivos y de desaprobar otros dos que (después de muerto, claro). Al poco tiem-
se juzgan negativos. po de estadía hace amistad con un ángel
que lo pone al tanto de los avatares celes-
tiales. Ideas de este mundo, vulgares o de
Contra la pretensión del mayor elaboración, son derribadas en
conocimiento (+) segundos sin distinciones. Sin importar su
origen caen las afirmaciones de un acla-
En la imaginación de Mark Twain apare- mado pastor, un profesor o cualquiera de
ce una aproximación al problema de los los legos mortales.
límites del conocimiento para el ser
humano. El cuento Captain Stormfield's En referencia a las jerarquías, el ángel
Visit to Heaven constituye una muestra de informa que Shakespeare y Homero están
ello. 2 por debajo de un pobre sastre de Tennes-
see, un afilador de cuchillos egipcio y un
veterinario afgano. Perplejo, el capitán
1Agradezco a Gabriel Zanotti haberme inicia- cuestiona con desprecio por relegar a
do en la lectura de Feyerabend, y la lectura Shakespeare detrás de aquellos de los que
que hiciera de este trabajo. Agradezco tam- nadie escuchó palabra. Pero responde el
bién la lectura y las críticas de David Martí- interlocutor: “Edward J. Billings, sastre de
nez-Amador y de Pablo Guido, ambas de
enorme utilidad. Obviamente, los errores me
Juan Sebastián Landoni, economista ar-
pertenecen.
gentino, es profesor en la Escuela de Ne-
2 gocios, Universidad Francisco Marroquín, y
El texto completo de Mark Twain puede en la Facultad de Ciencias Económicas del
consultarse en el sitio http://www.pagebypag Rosario de la Universidad Católica Argenti-
ebooks.com/Mark_Twain/Captain_Stormfields_ na.
Visit_to_Heaven/.
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Tennessee, escribió una poesía que ni Cada ser humano posee una fracción
Shakespeare ni Homero soñaron alcan- infinitesimal del conocimiento total o
zar.” Nunca fue impreso un texto del sas- absoluto, sea un recolector de residuos o
tre y las editoriales no pujaron por sus un premio Nobel. Usando la lógica del
derechos. Sus pocos lectores se burlaron. cálculo diferencial, podemos decir que,
¡Quizás, escribió la más alta literatura respecto del conocimiento absoluto, no
que un hombre puede escribir a su ama- existen diferencias entre lo que puede
da! Pero también, ¡quizás esas páginas saber un hombre ignorante y el mayor de
murieron con ambos! los sabios (o la computadora de mayor
capacidad y complejidad de proceso). La
Baste decir que la sensación y la acti- distancia es la misma: infinito menos uno
tud de Stormfield se pueden repetir en es infinito, infinito menos un millón sigue
buena parte de la humanidad. Nos pre- siendo infinito.
guntamos, estupefactos, ¿es posible que
un campesino en condiciones primitivas El problema es creer que tenemos un
tenga escritos que la crítica hubiese pon- conocimiento que no está disponible para
derado? Podría disponer de mejores téc- nadie y que, en realidad, resulta en una
nicas de laboreo o, lo que sería aún peor, actitud que es pura fantasía o, peor, una
alguna medicina milenaria de buena per- pretensión.
fomance.
Vale la pena destacar aquí, aunque
Más allá de la complicidad de Paul luego se trata en particular la relación con
Feyerabend con estas sospechas, sirve la el pensamiento de Karl Popper, la fami-
cita para un conjunto de objetivos: liaridad con la posición popperiana (y
hayekiana). Dice Popper, rescatando el
ƒ Cuestionar la validez descontada de principio de Sócrates:
muchos presupuestos científicos (en
todo nivel: de la formulación teórica, [Aprendí] que cualquiera que fuese el ti-
de observación, en las condiciones po de sabiduría a que yo pudiese aspirar
iniciales, la experimentación, eviden- jamás, tal sabiduría no podía consistir en
cias). otra cosa que en percatarme más plena-
mente de la infinitud de mi ignorancia. 3
ƒ Introducir la polémica sobre el méto-
do que nuestro autor parece haber lle- En otro pasaje y con el mismo sentido:
vado hacia límites insospechados;
En mi opinión, es sobremanera importan-
ƒ Volver a indagar la relación entre el te que los intelectuales renuncien final-
conocimiento que puede poseer un in- mente a cualquier tipo de presunción in-
dividuo y el volumen de conocimien- telectual. 4
tos que usa la sociedad (el conoci-
miento necesario, aunque imperfecto, ¿Cuántos ejemplos tiene la ciencia para
para el éxito imposible de un planifi- confirmar semejante posición? ¡Cuantos
cador central).
3
Karl Popper, Búsqueda sin término (Madrid:
Dejando abierta la posibilidad de ex- Tecnos, 1977), p. 12.
pandir los dos primeros puntos, nos con-
centramos en el tratamiento del último 4
Karl Popper, Sociedad Abierta, Universo A-
aspecto. bierto (Madrid: Tecnos, 1983), p. 19.
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ejemplos tiene! Desde los estadios evolu- futuro de la humanidad desde los depar-
tivos de Augusto Compte a los modelos tamentos de investigación de sociología,
económicos de la escuela neoclásica, en economía o ciencia política? La teoría de
las ciencias sociales, sin dejar de mencio- la relatividad nos llevó a la luna y la me-
nar el apoyo “científico” a los planes plu- cánica cuántica nos acercó los micropro-
rianuales de los países socialistas. cesadores. Con el control de las experien-
cias y la exactitud de las pruebas en las
Los escolásticos españoles en el siglo ciencias físicas se alcanzaron resultados
XVI ya apuntaban que el pretium mat- de magnitud. Para las ciencias sociales, la
hematicum dependía de tantas variables y tentación que sigue es clara. Sus riesgos
relaciones entre ellas que ningún hombre también.
podría conocerlas, y solo serían conoci-
das por Dios. Nuevamente, la perplejidad Señala Hayek que para el constructi-
de Stormfield. 5 vismo, los hombres pueden producir deli-
beradamente las instituciones que sostie-
¿Pero por qué plantear un extremo? nen la sociedad y la civilización. Erró-
¿Acaso los científicos desconocen este neamente, se considera que los hombres
hecho que los deja como simples ignoran- detentan la capacidad de “crear” el orden
tes? Sería una exageración decir que los social porque están dotados de razón. No
hombres de ciencia no consideran el lími- puede verse que el orden y las estructuras
te de sus posibilidades, cuando en general sociales son “el resultado de la acción
provienen de una formación académica humana pero no fruto de la concepción
que podría incluir cursos en áreas huma- humana”. 6
nísticas. El problema que plantea Feyera-
bend está en la exigencia de actuar en Desde la escuela de Salamanca, pa-
consecuencia, ni dar vuelta el rostro ni sando por Hume y los escoceses, hasta el
cerrar las puertas a los caminos alternati- aporte y la síntesis de Hayek, la tradición
vos. del orden espontáneo ha puesto énfasis en
los complejos procesos de formación de
La pretensión del conocimiento llevó determinadas estructuras. Los patrones
a muchos científicos sociales hacia ideas sociales, reglas y valores, no resultan de
mecanicistas cuyos modelos permitirían la omnisciencia ni de la creación de un
predecir y establecer el funcionamiento hombre particular. Son el resultado de
de la sociedad. En general, este hecho es múltiples acciones humanas durante ge-
acompañado por la extrapolación de los neraciones. Acá intervienen y se suceden
métodos de la física a la experiencia so- los ensayos y los errores, las correccio-
cial. En el concepto de ingeniería social nes, las manifestaciones, las controver-
hay una síntesis de ello y sirven de ejem-
plo las experiencias socialistas del fas- 6
F. Hayek, “Los errores del constructivismo,”
cismo, el nazismo y el comunismo. en Nuevos estudios en filosofía, política,
economía e historia de las ideas (Buenos
Si del laboratorio surgen las regulari- Aires: Eudeba, 1970). Hayek señala allí que
dades que harán funcionar los motores de fue el filósofo escocés Adam Ferguson quien
la industria, ¿por qué no dar forma al introdujo esta idea. En Barry (ver Nota 6)
aparece la siguiente cita de Ferguson: “(...)
las naciones descubren, a tropezones, institu-
5
F. Hayek, La pretensión del conocimiento ciones que son en efecto resultado de la ac-
(Discurso del Premio Nobel, 1974). ción humana, pero no ... del diseño humano.”
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sias, las deliberaciones y los emergentes existencia de fenómenos complejos cuyas


continuos de las relaciones entre indivi- consecuencias son inesperadas. 11
duos que no tienen la intención de afectar
el “orden agregado.” 7 Esto hace pensar en una concepción
cercana a la de la ciencia como orden
Semejante proceso evolutivo hace espontáneo. 12 Sin embargo, como en la
imposible la utilización de modelos abs- mayoría de los temas elegidos para este
tractos para predecir, por la misma natu- trabajo, no hay un tratamiento sistemático
raleza compleja y cambiante de dicho del tema y se debe rastrear en la obra para
proceso. Para colmo, ningún progreso hacer una aproximación.
científico podría darnos el conocimiento
para reemplazarlo. 8 Nada parece más Reconoce nuestro autor que el mundo
insoportable para el racionalismo cons- en que habitamos es demasiado complejo
tructivista. ¿Cómo no utilizar el camino para ser comprendido por principios epis-
de la abstracción, iluminada por los faros temológicos generales. 13 Pero en ocasión
de la razón, para conducir la sociedad de responder a la crítica del “todo sirve”
hacia objetivos deseados? afirma que:

Feyerabend concuerda explícitamente … los éxitos se dieron bajo condiciones


con Hayek sobre la imposibilidad de uti- específicas desconocidas, que nosotros
lizar esquemas abstractos en ciencias frecuentemente no comprendemos a don-
sociales. Pero el punto es que su clamor de se dirigían y que su repetición no sólo
implica una extensión de dichas razones no es una cosa natural, sino que algo bas-
tante improbable. 14
al campo de las ciencias naturales, un
extremo que su compatriota no estaría
Pero su embestida contra el raciona-
dispuesto a aceptar. 9 Reconoce a la cien-
lismo cientificista y sobre la pretendida
cia como proceso auto-correctivo 10 y la
posición de privilegio en relación a la
7
verdad, encuentra una definición conclu-
N. Barry, “La tradición del orden espontá- yente cuando Feyerbend señala que:
neo,” Laissez-Faire, No. 6 (1997), pp. 1-43.
8 … el problema es el colosal engreimiento
En Hayek, La fatal arrogancia (Madrid:
de nuestros intelectuales, su creencia de
Unión Editorial, 1988) puede encontrarse el
mismo tipo de explicaciones en la discusión
del autor en torno del darwinismo social: Editorial Debate, 1995), p. 140.
“(…) todo proceso evolutivo … es un fenó-
11
meno que implica la incesante adaptación a En la introducción de Contra el método
un conjunto de imprevistos acontecimientos, (Barcelona: Planeta–Agostini, 1970), aparece
a un cúmulo de circunstancias que nadie una cita (particular) de Lenin que afirma “la
puede prever. Es esta una razón más para complejidad del cambio humano y el carácter
afirmar que la ciencia dedicada al estudio de impredecible de las últimas consecuencias de
los procesos de evolución cultural nunca cualquier acto o decisión de los hombres.”
podrá predecir o controlar racionalmente la
12
futura evolución de los acontecimientos …. ” G. Zanotti, “La ciencia como orden espon-
táneo,” Libertas, No. 30 (1999), pp. 231-63.
9
P. Feyerabend, Adiós a la razón (Madrid:
13
Editorial Tecnos, 1984), p. 77. Adiós a la razón, p. 70.
10 14
P. Feyerabend, Matando el tiempo (Madrid: ibid., p. 30.
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que saben precisamente lo que la huma- cuando sea presentada la posición del
nidad necesita y sus esfuerzos inexora- autor sobre la relación entre la ciencia y
bles por recrear a la gente a su triste ima- las humanidades.
gen y semejanza. 15

Sin una aclaración sobre el particular Ciencia y progreso (–)


puede darse por sentado que los intelec-
tuales, o mejor, los científicos, son los El título de la sección sugiere una discu-
grandes culpables de nuestros males. Le- sión sobre aspectos tales como la progre-
jos está el autor de la cita de esa postura sividad de los programas de investigación
definitoria. Tampoco es el mayor enemi- y la ciencia misma, sobre la influencia de
go de la razón, la ciencia y su método. la ciencia en las decisiones políticas, so-
bre la relación con el avance técnico y el
Por contrario, su deseo es dotar a la nivel de vida de la población. Sin embar-
comunidad científica del espíritu que le go, con la conferencia homónima de Fe-
permita salir de las trampas que suponen yerabend como base de análisis, nos cen-
la imposición arbitraria, caprichosa y traremos en la relación entre las institu-
totalitaria de la ciencia desde la actitud de ciones sociales y el progreso de la ciencia
muchos de sus miembros, por una parte, y la humanidad.
y la consolidada asociación con el estado
y la estructura de poder, por otra. Se trata, Suele considerarse como argumento
como reza el principio de Mill, “de dar de fuste que el progreso del mundo des-
total libertad a la naturaleza humana para arrollado, y básicamente occidental, tiene
extenderse en innumerables y conflictivas una explicación en los avances tecnológi-
direcciones.” 16 cos debidos en parte a la acumulación de
capital. Avances técnicos que devienen
Llegados a este punto, ¿puede decirse del adelanto científico en combinaciones
que Feyerabend está exigiendo un cambio variadas con el espíritu emprendedor y la
moral, al menos de los científicos, inte- necesidad de facilitar las tareas.
lectuales y políticos? ¿Es posible asociar
dicha exigencia con la valorización que Las sociedades que desarrollan insti-
hace Hayek de la costumbre y la tradición tuciones propias de una sociedad libre
en la sociedad moderna y civilizada? pueden, además, gozar de los beneficios
Planteado de este modo, y en principio, de una acumulación creciente de capital
se puede responder afirmativamente. Sin expandiendo las posibilidades de inver-
embargo, la lectura de Feyerabend no sión en nuevos sectores de actividad. Par-
resulta determinante al respecto y sus te de la explicación dada a la Revolución
párrafos más irreverentes vuelcan la ba- Industrial está en las condiciones de esta-
lanza por la negativa. bilidad en términos sociales y políticos
que dieron la posibilidad de trasladar
Por ahora queda la esperanza de res- consumo desde el presente. 17
ponder. Y quedará para el último aparta-
do el desafío de encontrar la forma de
acercarse al tratamiento de este punto, 17
T. Ashton, La Revolución Industrial (Méxi-
co: Fondo de Cultura Económica, 1948), p.
15
ibid., p. 92. 17, donde se refiere a la “Revolución Glorio-
sa” de 1688 como antecedente para el esta-
16
Citado en Contra el método, p. 23. blecimiento de un orden estable y previsible.
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Esta acumulación de capital y su de- cantidad de necesidades satisfechas y un


dicación a fines productivos originó dis- mayor bienestar; siguiendo el clamor de
minuciones de costos en sectores particu- corte utilitarista, implica un avance en la
lares de la actividad económica dedicada posición de muchos individuos pero tam-
a la producción de bienes de primera y bién, y quizás más importante, significa
vital necesidad que, a posteriori, desen- la incorporación y promoción ascendente
cadenó la explosiva liberación de recur- de tantos otros desde estadios de retraso
sos (especialmente mano de obra y capi- relativo.
tal) y de poder de compra (demanda) que
propició el desarrollo de los últimos si- Quizás esta sea una definición eco-
glos. nomicista del llamado éxito de la ciencia.
Pero entre los avances que permitiera el
Pero es válido retomar aquí el papel establecimiento del marco institucional
de las instituciones, ya que sin el compor- en primera instancia y la creciente libera-
tamiento asociado del ser humano que ción de recursos resultante, están los vin-
evolucionó y estableció espontáneamente culados a la investigación y el desarrollo
el respeto por la vida, los derechos de científicos. Una porción cada vez mayor
propiedad, determinadas formas lícitas de de recursos fue destinada a la investiga-
acceder al mismo y el libre uso y movi- ción de nuevas alternativas e hipótesis de
miento de tales derechos (competencia), trabajo y a la profundización de otros
no hubiera sido posible sortear el carácter caminos de investigación que estaban
estático, rígido y determinado de las so- latentes y esperaban por los recursos ne-
ciedades primitivas donde las expectati- cesarios para llevarse a cabo.
vas sobre el futuro eran una mera repeti-
ción del pasado. 18 Por supuesto que ahora puede rever-
tirse el argumento del progreso con una
La consolidación de las instituciones referencia a la calidad del progreso mis-
y su consecuente formación de capital, no mo: así como la teoría de la relatividad y
solamente hizo posible la producción de la mecánica cuántica nos dieron la ener-
mayores cantidades de los bienes y servi- gía nuclear y la microelectrónica, también
cios que se producían hasta el momento, nos trajeron bombas atómicas y sistemas
sino que se abrió el espacio para producir más precisos para impacto de misiles
bienes de menor urgencia. (i.e., construyen y destruyen en función
de la utilización que los hombres hagan
Claro que, visto en términos teleoló- de ellas). Puede resultar hasta curioso que
gicos, todo esto representa una mayor la creación siga siendo un misterio mien-
tras la destrucción parece estar, al menos
18
P. Bernstein, Against the Gods: The Remar- a nivel planetario, totalmente esclarecida.
kable Story of Risk (New Cork: John Wiley Conocemos la forma de destruir aquello
& Sons, 1996) señala en la introducción del que no sabemos de dónde viene o cuáles
libro que los avances en el mundo desarrolla- son sus orígenes exactos. En épocas de la
do relacionados con el progreso de la ciencia, llamada guerra fría bastaba con iniciar
la tecnología, el capitalismo y la democracia las acciones para que la consiguiente re-
se explican en gran parte por la modificación acción atómica se encargue de la destruc-
en la actitud del hombre frente al futuro y la ción masiva.
mayor asunción de riesgos, básicamente por
parte de hombres de negocios, científicos e
Llegados a este punto, parece diluirse
intelectuales.
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la idea de ese avance científico que pare- se pregunta por qué debemos prestar
cía complemento necesario y garante de atención a esos rendimientos del materia-
un mejor nivel de vida para una pobla- lismo “aunque no haya reducido el núme-
ción creciente. En su lugar, habrá que ro de guerras en el mundo o no haya ali-
pensar el avance científico reflexionando mentado a los hambrientos.” 21
sobre las posibilidades de supervivencia
de la especie en lugar de vanagloriarnos Si la ciencia tiene éxito en términos de
de sus mejoras y parabienes. rendimientos, ¿debemos suponer como
válido el hecho de que el progreso de la
De hecho, una de las formas de identi- ciencia y el progreso de la humanidad
ficar a la modernidad y gran parte de la sean equivalentes? Feyerabend cuestiona
cultura occidental tiene que ver justo con la validez de tales resultados por entroni-
ese progreso y la noción de cambio. Oc- zar una concepción científica del mundo,
tavio Paz expresa que las dos ideas que justificando para los científicos posicio-
constituyen la modernidad desde su na- nes acomodadas en las relaciones de po-
cimiento son las nociones de un futuro der dado que las promesas de resultados
mejor y un tiempo en cambio continuo. 19 relevantes en el futuro estarían garantiza-
Esta visión de la historia no debe ser vista das por los avances ya conseguidos. Esto
con ingenuidad porque, derivado de esas implicaría otorgarle a la ciencia el privi-
ideas constitutivas, una de las señas que legio de interpretar y modificar la reali-
distinguen a la era moderna es la revolu- dad con mayor éxito que otras ramas de
ción. Y lejos de las revoluciones de siglos la actividad humana. Manifiesta nuestro
anteriores que promovían el reconoci- autor con su inseparable sello: “Las cues-
miento de derechos fundamentales, asis- tiones relacionadas con la realidad son
timos en el siglo XX a las revoluciones demasiado importantes como para que las
de carácter totalitario que, con diferente dejemos en manos de los científicos.” 22
intensidad y duración, han realizado sus
experiencias a lo largo del planeta modi- Pero esto no significa que el privile-
ficando esa concepción del progreso. gio lo tenga otro grupo u otro individuo.
Quitarles los diferentes privilegios a los
Difícilmente puedan separarse el espí- economistas, a los ingenieros o a los as-
ritu de Occidente del saber científico y, trónomos puede ser una verdadera nece-
vinculado a este, la idea de la razón como sidad pero eso no exige pensar en deci-
garante de sus resultados. La visión mate- siones políticas sobre su reemplazo. Los
rialista del progreso de la ciencia asocia mecanismos espontáneos con los que
la importancia de la ciencia a los rendi- cuenta cualquier sociedad para adminis-
mientos prodigiosos obtenidos por acu- trar el conocimiento y avanzar en la reso-
mulación de años de sacrificio y discipli- lución de sus “océanos” de ignorancia
na de trabajo de tantos investigadores. sirven a tales efectos.
Feyerabend desconfía y rechaza “cual-
quier forma de racionalismo basada en el
campo de los resultados” 20 pero, además,
21
P. Feyerabend, “Ciencia y progreso,” en
19
Octavio Paz, La otra voz (Barcelona: Seix- Ambigüedad y armonía (Buenos Aires: Edi-
Barral, 1990). ciones Paidós, 1992), p. 67.
20 22
Adiós a la razón, p. 43. ibid., p. 84.
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En este sentido, si “necesitamos una necesidad del capitalismo, demostrando


fuerza capaz de contrarrestar el juego de una supuesta falta de objetividad con la
poder de los científicos” 23 debemos bus- que estarían trabajando los científicos. 25
carla en otro tipo de orden. Pero no en ¿Quiere decir esto que el “capitalismo”
otra persona o grupo particular. Si el ex- distribuye órdenes sobre la comunidad
presidente Clinton nombró en su equipo científica? ¿Qué es lo que las autoridades
económico a personas de sentido común conocen o pueden alcanzar a conocer con
y orientación práctica en lugar de preten- anterioridad a dictaminar la orientación
ciosos científicos, no hizo más que repetir que debe tener la investigación? Estas
la fórmula ya que la diferencia hubiese preguntas no parecen haber sido respon-
estado en renunciar a la política económi- didas pero despiertan la sospecha sobre
ca y, por lo tanto, a las designaciones. creencias conspirativas, en los muchos
Estos nombramientos son aplaudidos por sentidos que puede tener en su discurso, y
Feyerabend y parte de su defensa goza de sobre posibles contradicciones. Si Feye-
buena salud: rabend nos deja abierto el camino para la
respuesta ¿cuál es la forma de encauzar la
No niego que la teoría económica moder- relación entre ciencia y progreso?
na pueda contribuir a la administración
de la familia, o de un pueblo, o una re- Sobre este punto, Hayek pudo alcan-
gión, o incluso del mundo entero, si bien zar una visión del progreso humano sos-
negarlo no sería en absoluto poco realista. tenida en parte por el avance científico
Lo que niego es que la teoría económica
moderna pueda reemplazar los modos
pero, a su vez, basado en los cimientos
tradicionales sin que ello comporte pérdi- institucionales que hacen posible asociar
da de información o calidad de vida. 24 progreso científico con progreso de la
humanidad y que no necesariamente son
Después de todo, en aras de aquel lo mismo ni se hacen realidad bajo cual-
progreso, tanto los científicos como los quier forma de organización de la socie-
hombres supuestamente más prácticos y dad. 26 Y las sociedades libres con afian-
de sentido común siguen estando sub- zadas economías de mercado acceden a
aprovechados cuando quedan atrapados mayores estándares de vida para mayor
en el entramado de la burocracia. Por cantidad de sus miembros porque, antes
supuesto que la crítica del autor se ex- de alcanzar el desarrollo científico, han
tiende a los científicos que trabajan en el seleccionado espontáneamente las mejo-
sector privado vinculados a universida- res prácticas que provienen de sus tradi-
des, empresas, fundaciones; y esto no ciones, costumbres y esquemas morales.
haría otra cosa que multiplicar las voces y El adelanto de la ciencia y la técnica son
expresiones contrarias desde el medio allí guiados por un sofisticado sistema de
científico (desde las ciencias, como precios que reúne, sintetiza y difunde
hubiese preferido Feyerabend). información sobre valoraciones y expec-
tativas, donde la orientación de la ciencia
Pero esto no es todo. En su postura, la tiene un lugar como el resto de las activi-
idea de innovación y progreso no son dades humanas.
sólo manías de intelectuales sino una

23 25
ibid., p 94. ibid., p. 86.
24 26
ibid., p. 77. Hayek, La fatal arrogancia, p. 202.
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Pero tampoco hay que ir tan lejos ¿es de la crítica en la filosofía de la ciencia y
posible criticar a un autor por algo que no su (¿estricta?) vinculación con el criti-
dijo? ¿O se trata de un olvido que no cismo de Popper, quien fuera maestro y
puede relevarse en función de los inter- colega suyo.
eses particulares del autor? Como casi
todos los problemas, estos permiten dife- Por si fuera poco, y como veremos en
rentes conjeturas. adelante, el mismo autor del Tratado con-
tra el Método se ocupó del tema. En uno
Dado su interés por separar las cien- de sus libros, en forma de diálogo realiza
cias del estado y acercar tales ciencias a una especie de examen de conciencia y se
la vida del resto de los hombres, ¿por qué hace interpelar por un supuesto alumno o
Feyerabend no profundiza o evade la colega en relación al punto que aquí se
discusión sobre las instituciones? Puede quiere desentrañar.
haber sido un tema que escape a sus in-
tereses. El mismo Hayek lo invitó a traba- Pero vale el esfuerzo por enunciar al-
jar en Friburgo, hecho que podría haber gunos argumentos sobre el positivismo, el
contribuido a este interés. 27 Si mantuvo racionalismo, el falsacionismo y, final-
una línea de investigación al margen de mente, el papel de la crítica para averi-
ese tratamiento podemos preguntar si no guar si existe el supuesto vínculo entre
hay motivos para considerar a Feyera- ambos pensadores.
bend como un libertario radicalizado más
cercano al dadaísmo que al Center for En el pensamiento del positivismo ló-
Libertarian Studies (u otros por el estilo). gico 28 del Círculo de Viena y sucedáneos
Existe la posibilidad de responder en existió una firme adhesión al método
forma apresurada por la primera opción, científico, sumado a un rechazo general
pero por otro lado su posición sobre as- de la metafísica y a cierta confianza en la
pectos morales, su valorización de las filosofía de la ciencia como contribución
libertades individuales y su condena a la al progreso del conocimiento científico.
intolerancia permiten abrir una perspecti- Este conocimiento derivaría de los
va al menos diferente. hechos de la experiencia, de la observa-
ción realizada con la ayuda de los senti-
dos, básicamente, en el ámbito de descu-
La herencia de Popper (–) brimiento y formulación de hipótesis.

Como indica el título, este apartado tiene Una de sus características epistemo-
pretensiones. Su tratamiento puede in- lógicas elementales, el principio de veri-
cluir aspectos variados y conflictivos. De ficación, tiene la finalidad de servir como
hecho, lo que aquí se quiere esbozar no criterio de demarcación entre la ciencia y
está exento de polémica y, aunque no la no-ciencia. Y esto significa que para el
revista interés para este trabajo, es proba- positivismo, el método debe servir a los
ble que hubiera suscitado el rechazo de
28
ambos autores. Se siguen los textos de A. Ayer, “Introduc-
ción,” El positivismo lógico (México: Fondo
Sin más prolegómenos, se tratará aquí de Cultura Económica, 1965), C. Hempel,
la posición de Feyerabend sobre el papel Filosofía de la ciencia natural (Madrid:
Alianza Editorial, 1966), y G. Zanotti, Pop-
per: búsqueda con esperanza (Buenos Aires:
27
Matando el tiempo, p. 123. Editorial Belgrano, 1993).
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efectos de decirnos qué cosa es verdad y Con esto bastaría para poner de mani-
qué cosa no. El proceso por el cual se fiesto las diferencias entre Popper y el
lleva a cabo la verificación de hipótesis positivismo lógico. Pero no es lo que
es mediante la inducción probabilística, piensa justamente Feyerabend, cuando
que permitiría inferir leyes de carácter dice que “Popper es un positivista en to-
general a partir de una muestra de casos dos los aspectos relevantes.” 30 Evidente-
que muestran constancia y regularidad de mente le resulta insuficiente la crítica de
resultados (y que además se suponen re- Popper al inductivismo. ¿Estaría exigien-
presentativos del total de casos posibles). do el agregado del proceder contrainduc-
Este apoyo de la inducción en sentido tivo que propugnaba y que, según su in-
amplio operaría como instancia de vali- terpretación, Galileo practicaba con astu-
dación otorgando mayor grado de con- cia? En su propuesta contrainductiva Fe-
firmación. yerabend parece estar más preocupado
por darle un mayor ritmo al proceso de
Un primer punto de diferencia entre refutación que por sustituirlo. Su idea de
Popper y el positivismo tiene que ver con movilizar las categorías estables del co-
este inductivismo que incluye la probabi- nocimiento también parece estar conteni-
lidad, porque la relación entre un enun- da en la exigencia popperiana de conjetu-
ciado y aquella probabilidad viene implí- ras audaces que “golpeen duro” al cono-
cita en las conjeturas, i.e. cuanto mayor cimiento básico del momento (por ejem-
es el contenido empírico de una conjetura plo, el renombrado caso de la revolución
menor es la probabilidad de ser corrobo- copernicana). 31
rada. Si bien este aspecto abre el camino
al falsacionismo, dejamos el punto por el De hecho, Feyerabend reconoce que
momento. “la teoría de la falsación de Popper, que
nos dice por qué podemos y debemos ir
Otra discrepancia entre el positivismo todo lo más allá de la experiencia que nos
y el pensamiento popperiano está en la sea posible, ha mejorado considerable-
reivindicación de la metafísica, conside- mente la situación.” Como en el falsacio-
rada por los primeros como palabrería sin nismo, resulta una adhesión a la explica-
sentido, como proposiciones que nada ción del avance científico basada en el
dicen, vacías y desprovistas de significa- ensayo y el error. Pero después del punto
do, propio de las metáforas poéticas pero seguido de la cita, establece su distan-
inadmisibles desde el punto de vista lógi- ciamiento: “Todo lo que ahora se necesita
co. 29 En Popper, una proposición metafí- es un poco de dialéctica y una atención
sica no alcanza el status científico por la específica a las condiciones históricas.” 32
imposibilidad de falsarlas empíricamente. Para el filósofo acusado de relativista e
Sin embargo, no sólo pueden expresar irracional, la dialéctica ocupa una posi-
una secuencia lógica y decir algo enten- ción fundamental en su retórica y poderío
dible sino que además puede ser de utili-
dad para la creatividad y elaboración de
30
hipótesis o conjeturas por parte de los Feyerabend, Adiós a la razón, p. 24.
científicos. 31
A. Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada
ciencia? (Madrid: Siglo XXI Editores, 1999),
p. 77.
29
R. Carnap, “La superación de la metafísica”
32
(en Ayer, El positivismo lógico). Contra el método, en la Nota 53.
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argumental. Es, al mismo tiempo, una nente y provocar un perfeccionamiento


herramienta necesaria de la propaganda de la misma, léase para reforzar la refuta-
que debe emplearse para introducir nue- bilidad. Lo que se busca es que las teorías
vas categorías (como “su” Galileo de sean sometidas a un criticismo robusto e
afirmaciones absurdas, contrainductivas y implacable para reemplazar las teorías
con hipótesis ad hoc). Sobre la vincula- perimidas por otras de mayor poder ex-
ción de sus lecturas de literatura marxista plicativo. 35 Y esto no significa abdicar en
y su propuesta de utilización de la propa- la crítica en ningún sentido. En su gran
ganda, Umberto Eco ofrece una explica- obra inicial, Popper señala la necesidad
ción al afirmar que “[el Manifiesto Co- de “(…) exponer a falsación el sistema
munista] debería analizarse religiosamen- que ha de contrastarse: justamente, de
te todavía hoy en las escuelas para publi- todos los modos posibles.” 36
citarios.” 33 Feyerabend propone para
librarnos de las reglas fijas del método, Pero Feyerabend descargaría aquí sus
exactamente en primer lugar, “un detalla- argumentos sobre la inconmensurabilidad
do estudio de la obra de revolucionarios que haría imposible la comparación de
como Galileo, Lucero, Marx y Lenin.” 34 los contenidos de teorías diversas, dadas
las diferencias de contexto donde surgen
Claro que Popper, exigente de la pre- y los lenguajes que desarrollan y aplican.
cisión y claridad de las definiciones teóri- ¿Dónde quedaría la posibilidad de de-
cas, no aceptaría jamás la exposición va- marcación? Quedaría en un trabajoso
ga y difusa porque daría lugar a la impo- diálogo entre adherentes a distintos para-
sibilidad de falsarla, algo que no encaja- digmas, donde la característica más im-
ría con la necesidad de un criterio de de- portante no debe ser puesta del lado de la
marcación. Y esto no significa que los disciplina metodológica sino del único
científicos trabajen en base al falsacio- lado que posibilita el avance (del ser
nismo primario e ingenuo. En el marco humano y) de la ciencia: la tolerancia.
popperiano, es entendible que las teorías
en conflicto lleven a la proliferación de A cada problema que se intenta resol-
mecanismos defensivos (hipótesis ad hoc, ver en la ciencia mediante una teoría pa-
por ejemplo) y cierto comportamiento rece oponérsele una crítica que da lugar a
dogmático. un diálogo y que implica una reformula-
ción. ¿No es eso lo que hace Feyerabend
Imaginamos a Feyerabend tomando con cada argumentación? Seguramente,
aire para proferir su réplica furtiva contra sus propuestas llegan mucho más lejos
la estabilidad de categorías que el dogma- que el racionalismo crítico y amplían el
tismo estaría indicando. Sin embargo, criterio de racionalidad. Pero ¿habría
para Popper ese dogmatismo sería una diferencias esenciales con el criticismo
necesidad, precisamente, para la crítica y popperiano?
el progreso científico. En definitiva, para
evitar la crítica liviana de carácter perma-

33 35
U. Eco, “Sobre el estilo del Manifiesto,” en Chalmers, op. cit., p. 96.
su libro de ensayos Sobre Literatura (Barce-
36
lona: Editorial Océano, 2002). K. Popper, La lógica de la investigación
científica [1934] (Madrid: Editorial Tecnos,
34
Contra el método, “Conclusión”. 1985), p. 41.
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En uno de sus últimos libros, escrito Si los intelectuales deben investigar


en forma de diálogo, un interlocutor oca- críticamente las cosas que otros toman
sional acusa a Feyerabend de ser “poppe- por evidentes, como Popper sostendría,
riano,” y que “seguía arrastrando un es- Feyerabend, aunque sin adherir explíci-
queleto popperiano.” Ante semejante tamente a este principio, se pasó la vida
(auto)acusación, reacciona preguntando como filósofo profesional en el sentido
por el significado de la expresión y obtie- enunciado por el autor de La lógica de la
ne por (auto)respuesta: “Usted se basa en investigación científica.
un procedimiento negativo, ¡critica, re-
chaza!” Si alguien piensa que luego de
esto Feyerabend quedó convencido, se Las ciencias como humanidades (+)
equivoca. Utilizando el recurso de la mo-
fa pregunta de si está afirmando que Pop- Este último apartado intenta cumplir con
per inventó la crítica, sostiene que consi- objetivos variados: una discusión adicio-
derarlo como el inventor del falsacionis- nal sobre el pensamiento del autor y
mo es como decir que Reagan inventó la hacer una conclusión sobre el aporte ge-
retórica. 37 neral de su vida y su obra.

Decir que Popper introdujo la crítica Hay que tener en cuenta que esa obra
sería un error obvio. El mismo Feyera- tiene un índice temático, una organiza-
bend menciona a los sofistas, a Platón. Y ción y un público específico: desde los
más tarde vuelve al punto de las comple- filósofos de la ciencia a los científicos,
jidades de la ciencia que dejarían parali- pasando por los estudiantes de epistemo-
zado a cualquier esfuerzo de corrobora- logía. Muchos de ellos ven el éxito de la
ción popperiano. ciencia desde sus sofisticados puentes y
sus viajes al espacio, tienen convicciones
Pero en ningún momento parece res- sobre sus teorías y demostraciones, dis-
ponder la pregunta inicial. Por lo que la frutan gustosos de los indicadores de de-
sospecha de cualquier lector sigue firme. sarrollo que se guían, entre otros, por la
No significa que ambos autores compar- cantidad de ingenieros cada mil habitan-
tan toda una filosofía, una cosmovisión. tes o la cantidad anual de horas-cátedra
Eso es claro. Ahora, también es claro que de matemática.
la crítica que introduce Popper está diri-
gida a una ciencia y unos intelectuales Pero vayamos directo a la descripción
que presumen como celebridades, que es y al cuestionamiento:
la ciencia que los positivistas tuvieron en
mente. Casualmente (?) y por transición,
la misma ciencia a la que apunta Feyera-
bend. Ese criticismo popperiano está re- de introducción al libro Ambigüedad y armo-
petido (y aumentado exponencialmente) nía), sostiene que Feyerabend sigue el cami-
en el alumno rebelde. 38 no que conduce desde el falsacionismo al
escepticismo, por lo que estaría continuando
un camino abierto por Popper. Si bien sería
37
P. Feyerabend, Diálogo sobre el Conoci- motivo de otra discusión, decimos aquí que
miento (Madrid: Ediciones Cátedra, 1991), sostener que el conocimiento humano es y
pp. 75-76. será limitado no necesariamente conduce a la
sospecha o a la negación del conocimiento
38
F. Broncano, “Uno de los nuestros” (ensayo que supone el escepticismo radical.
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Mientras que los padres de un chico de 6 racionalismo: mediante un reforzado vín-


años pueden decidir tenerle instruido en culo con las autoridades del estado; en
los rudimentos del protestantismo o en síntesis, privilegios normativos formales.
los rudimentos de la fe judía, o bien omi- Esa actitud, lejos de propiciar un acerca-
tir del todo la instrucción religiosa, no
miento, incrementa la distancia que ya
tienen una libertad similar en el caso de
las ciencias. Física, astronomía e historia
existe entre esa ciencia—científicos—y el
tienen que ser aprendidas. No pueden ser resto de la especie humana, los que su-
reemplazadas por la magia, la astrología puestamente gozan (o padecen) sus resul-
o un estudio de leyendas. 39 tados. Las diferentes tradiciones ¿no son
todas tradiciones humanas? “Sólo hay
¿Significa esto que si la educación humanidades”, responde Feyerabend. 41
fuese orientada por las decisiones de los
padres—consumidores—habría otro tipo Sin duda, manifestar que la ciencia es
de distribución temática? La respuesta es una tradición más entre tantas es una ca-
que probablemente sería diferente. Nada racterística saliente de su obra: bregar por
podemos decir con certeza al respecto la tolerancia. Pero avanza un paso más.
para no caer en la pretensión del conoci- Quizás, para no quedar en la actitud de-
miento que referimos en la primera parte clamatoria que exige por mayor libertad.
de este ensayo. Lo que Feyerabend discu- Por este motivo tienen tanto valor sus
te no es que los alumnos reciban cursos reivindicaciones de la literatura, el teatro
de matemática o física o biología, sino o el cine. El arte, en general, como parte
que tales cursos sean “legalmente” obli- constitutiva de cualquier tradición cultu-
gatorios, un mandato del estado bendeci- ral y como otra forma de revelar las com-
do por la ciencia y sus instituciones. No plejidades de este mundo, sus diferencias,
discute esto porque sostenga que las cien- riquezas y desdichas. Tales reivindica-
cias, como él diría, son peores que el ciones no tienen una utilidad meramente
resto de las tradiciones culturales, sino práctica a la hora de estimular la creativi-
porque considera a la ciencia “una tradi- dad, provocar la elaboración de valiosas
ción entre muchas.” 40 hipótesis y abrir paso a nuevas reglas
metodológicas. Este no sería el punto. El
Parece no quedar duda sobre lo im- autor está interpretando “la cultura” como
portante que resultan estas críticas para la esa posibilidad de separarnos, aunque sea
tradición cultural de Occidente. Precisa- un paso más, de nuestro costado mons-
mente, Feyerabend está acusando a la truoso y totalitario (sobre todo en el caso
tradición racionalista y occidental de ins- de intelectuales y público que podríamos
talarse en una posición de superioridad llamar educado). 42
respecto de otras tradiciones culturales. Y
lo está haciendo del mismo modo que Bien hace Vargas Llosa en decir que
aquellos que fueran condenados por ese “la cultura” no es un pasatiempo, una
forma sofisticada del ocio, sino por con-
trario una herramienta que resulta de
39
P. Feyerabend, “El mito de la ciencia y su ayuda para la vida de las personas y una
papel en la sociedad” [1975], citado por José
Manuel Sánchez Ron en la “Introducción” a
41
Matando el tiempo. Adiós a la razón, p. 32.
40 42
Adiós a la razón, p. 59; G. Zanotti, Feyera- Feyerabend, “Realidad e historia,” en Am-
bend en serio (inédito, 2000). bigüedad y armonía, p. 36.
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defensa contra la demagogia. 43

Sin embargo, ahí está Feyerabend re-


cibiendo acusaciones de postmoderno.
Puede sospecharse de otro recurso de
agresión. Primero porque era un partici-
pante (militante) de una discusión típica-
mente moderna y segundo porque pensa-
ba (militaba) para mejorar un estado de
situación y no para pasar el momento.

Aún cuando a veces nos resultara sim-


pático, ciertamente no ayudó su estilo
insolente, sin temor a la contradicción y
la incorrección política. Pero eso no des-
merece sus argumentos sobre la necesi-
dad de cambiar la forma de actuar de los
científicos y la rehabilitación de la
“igualdad ante la ley” para los distintos
espacios del conocimiento humano.

43
M. Vargas Llosa, Conferencia en Madrid
por el lanzamiento de la Fundación Interna-
cional para la Libertad (2002).
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