Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
AMIGOS EN EL SEÑOR
Unidos para la dispersión
Génesis de la comunidad en la Compañía de Jesús
y su expresión en las Constituciones
EDICIONES MENSAJERO
Sü
Sal Terrae
Está prohibida por ley la reproducción, almacenamiento o transmisión, total o par-
cial, por cualquier medio o procedimiento técnico, de esta publicación -incluido el
diseño de la misma y las ilustraciones- sin permiso expreso del editor.
© Javier Osuna
© Ediciones Mensajero - Sancho de Azpeitia, 2 - 48014 Bilbao
Apartado 73 - 48080 Bilbao
ISBN: 84-271-2145-8
© Editorial Sal Terrae - Polígono de Raos. Parcela 14 - 39600 Maliaño (Cantabria)
Apartado 77 - 39080 Santander
ISBN: 84-293-1253-6
Depósito Legal: BI-694-98
Printed in Spain
SIGLAS Y ABREVIATURAS 11
PRESENTACIÓN 13
PARTE PRIMERA
Despunta la comunidad
1 . Génesis de la comunidad 15
Introducción 15
Peregrino en el camino del servicio 20
El primer ideal: de Loyola a Manresa 20
Manresa: despertar de un proyecto apostólico y comunitario... 26
A orillas del Cardoner 31
Proyección comunitaria del ideal apostólico 33
Las meditaciones del Rey y de dos Banderas 42
El pensamiento de Polanco 45
La práctica de dar Ejercicios a otros 48
Los grupos de mujeres devotas 49
Jerusalén, confirmación del ideal 51
A la búsqueda de compañeros 53
¿Qué hacer en adelante? 53
Barcelona, Alcalá, Salamanca: el grupo primero 56
Características del grupo 57
Actividades de los «ensayalados» 59
Tropiezos y dificultades en Alcalá y Salamanca 61
Conclusiones 66
PARTE SEGUNDA
Su expresión en las Constituciones
SIGLAS y ABREVIATURAS
Hace veintidós largos años, vio la luz lo que hoy podríamos lla-
mar primer boceto de esta obra: «Amigos en el Señor». Estudio
sobre la génesis de la comunidad de la Compañía de Jesús, desde
la conversión de San Ignacio (1521) hasta la redacción de los pri-
meros ensayos de las Constituciones (1541), C.I.R.E., Bogotá,
1975, 255 págs.
La sola comparación del título con el de la presente obra indica
que nos encontramos ante un texto nuevo. O ante aquel crecido y
madurado. La presente obra engloba ya la redacción ultimada de
las Constituciones, como se encontraban formuladas a la muerte
de Ignacio (1556). La simple comparación de los índices Generales
de las dos obras basta para confirmar que la primera no sólo ha
sido revisada, refundida y actualizada (el autor manifiesta con
espontánea sinceridad el deseo de que retiremos su libro de 1975,
que no duda en calificar de primerizo), sino completada con lo que
constituye casi las dos terceras partes de la presente obra.
Pero, sin duda, la mayor novedad radica en la reinterpretación,
que el autor hace, de la comunidad de la Compañía de Jesús, a la
luz de la reflexión y de la experiencia de ésta durante los últimos
veintidós años. Hasta hoy mismo. Un símbolo de esta reinterpreta-
ción es el subtítulo misionero que el autor ha elegido estudiada-
mente: "Unidos para la dispersión" quiere expresar la teología igna-
ciana más original de la comunidad apostólica, que Ignacio de
Loyola intuyó como forma de Vida Religiosa bien diferenciada de
las hasta entonces conocidas.
Es nuestro deseo que esta obra, madura y completa, haga en
hondura el servicio que la primera hizo explorando horizontes de
sentido de la comunidad primera de la Compañía de Jesús. Es evi-
dente que el tema "comunidad" sigue siendo de máxima actualidad.
El descrito en esta obra transciende las fronteras de la Compañía
de Jesús en muchas de sus intuiciones fundamentales y resulta
14 AMIGOS EN EL SEÑOR
Colección MANRESA
Parte primera
Despunta la Comunidad
«Vosotros son mis amigos, si hacéis
lo que yo os mando»
(Jn 15, 14)
«Permaneced unidos a mí, como yo
permanezco unido a vosotros»
(Jn 15, 4)
17
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD
Introducción
1
MI, Epp., XII, 321 y 323 (también en I, 118-123 y en BAC, Obras de S. Ig-
a
nacio, 6 ed., pp.737-740).
18 AMIGOS EN EL SEÑOR
2
A u t o b . , 4 2 , FN, I, 418.
3
"[quem] semper reliqui socü tamquam parentem coluerunt tamquam ducem
secuti sunt", FN, III, 10.
4
Summ. Hisp., n. 55, FN, I, 184; De vita P. Ignatii, FN, II, 56.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 19
5
La Autobiografía no es la única fuente que poseemos sobre la vida de San
Ignacio. Véase IGNACIO IPARAGUIRRE, S.J., Historiografía Ignaciana, en Obras de San
S
Ignacio de Loyola, BAC, 6 . Edición, páginas 3-45.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 21
«Oh dulce Jesu! Cuando pienso que por me salvar has querido
voluntariamente recibir tan cruda pasión e muerte, luego pierdo la
esperanza de poder yo pecador acudir con servicios a tan gran
beneficio...con qué podré yo pagar... pues tus mercedes han sido
e son infinitas e mis servicios breves de una sola vida: otórgame
que todo me derrita en lágrimas delante de ti, e contemplando tu
9
pasión haga áspera penitencia» .
6
J . D E GUIBERT, S . J . , La spirítualité de la Compagnie de Jésus, IHSI, Roma,
1953, 4-5.
7
Ver Autobiografía, n. 6 , FN, I, 3 7 0 ; P. D E LETURIA, S . J . , «Notas críticas sobre
la dama de Iñigo de Loyola», Estudios Ignacianos, I, Roma, IHSI, 1 9 5 7 , 8 7 - 9 6 .
8
Autob. 5 .
9
Citado por P. D E LETURIA, «El Reino de Cristo y los Prólogos del Flos Sanc-
torum de Loyola», en Estudios Ignacianos, II, 6 7 .
22 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0
Autob. 7.
1 1
Autob. 7.
1 2
Autob. 1 1 .
1 3
Autob., n. 9 .
1 4
Autob., n. 12.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 23
1 5
Ver P. D E LETURIA, «Notas críticas sobre la dama de Iñigo de Loyola», en Es-
tudios Ignacianos, I, 87-96 (En la ¡nfantita y en su retiro de Tordesillas concurren múlti-
ples circunstancias que la hacen a propósito para los ensueños caballerescos de
Iñigo... era la más hermosa de los hijos de Felipe I... los quince años en que entraba la
infanta, no eran en aquel tiempo óbice para que un caballero de treinta o veintiséis
pensara en sus bodas... creemos que resultará en sí mucho más fundada que cual-
quier otra la conjetura de que fue doña Catalina aquella dama ideal, en que el héroe
de Pamplona soñaba en las largas horas de su convalecencia en la casa-torre).
1 6
El P. D E LETURIA nota cómo Nadal en una de sus pláticas en Alcalá (1561)
pone a San Onofre, prototipo de santo solitario, como uno de los que movieron a
Ignacio en la lectura del Flos Sanctorum. Aunque Nadal canceló luego ese nombre y lo
sustituyó por los de Francisco y Domingo, probablemente para ajustarse mejor a los
datos de la Autobiografía cuya copia manuscrita solía llevar en sus viajes fuera de
Italia. Es interesante la observación porque deja ver el carácter personal, todavía
ausente de propósitos comunitarios y apostólicos, que tiene el primer sueño de Ignacio
inmediatamente después de su conversión. Ver P. P. D E LETURIA, «¿Hizo San Ignacio
en Montserrat o en Manresa vida solitaria?», en Estudios Ignacianos, 1,113-178.
24 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 7
Laínez Epist., (Epístola de P. Ignatio), FN,I, 74. Carta escrita el 16 de junio
de 1547, dirigida a Polanco para satisfacer sus deseos de mayor información sobre
la vida de Ignacio. Fue base del Sumario español del mismo Polanco. Parece, sin
embargo, que el manuscrito original se debe a la mano de Salmerón, con lo que se
trataría del testimonio de estos dos primeros compañeros. Ver FN, I, 60-62.
1 8
Summ. hisp., n. 4, FN, I, 155.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 25
1 9
Autob., n. 12.
2
° A u t o b . , n. 7 1 .
2 1
Summ. hisp., n. 56.
2 2
MI, Const., I, p .6.
26 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 3
Autob., n. 17
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 27
24
guardado, y con que iba muy c o n s o l a d o » . Sin embargo, su
estancia allí se prolongará durante casi un año. La peregrinación a
Jerusalén queda por el momento interrumpida sin que la Auto-
25
biografía nos de alguna explicación .
Leturia en su estudio sobre la vida solitaria de Ignacio en Man-
resa opina que aunque llegó a Montserrat con intención de conti-
nuar enseguida su romería a Palestina, los tres días en el santuario
le hicieron cambiar de planes; Su confesor le habría aconsejado
que se preparara espiritualmente para la peregrinación con ejerci-
26
cios de oración y penitencia .
Así, pues, que el peregrino bajaría por unos días a Manresa
después de haber decidido la suspensión momentánea de su viaje.
Por un breve período habría vivido en el hospital, pero muy pronto
corrió la fama de que era un santo, lo que lo obligó a huir a los ris-
cos de Montserrat en donde practicaría por un tiempo vida solitaria.
También allí se repitió la reputación de santidad. Escapó entonces
a una cueva selvática vecina al río Cardoner. Luego, dentro siem-
pre de los cuatro meses que precedieron el período de escrúpulos
y el de las grandes luces místicas, entraría nuevamente en Manre-
sa y seguiría con regularidad la distribución que relata la Auto-
biografía, aunque haciendo con probabilidad varias visitas a su
confesor y otras tantas a la cueva de Manresa.
Para justificar su opinión sobre la posible vida solitaria de Ig-
nacio en Montserrat y en Manresa, a la que por otra parte quiere
quitar un valor trascendental, Leturia se apoya en varios textos que
hablan de una «vida solitaria en una cueva, a orillas del río que
corre por los campos manresanos» (Widmanstadt); de que «partió
al desierto en donde habitó por algún tiempo, ayunando sin ningún
alimento... y entregado especialmente a los ejercicios de las ban-
deras y del rey» (Manareo); de que «se fue a buscar por aquella
montaña alguna cueva donde se entrar, con intención de bajarse
algunas veces al monasterio a confesarse y comulgar» (Araoz).
En este período solitario obviamente no se encuentra huella
alguna de proyectos comunitarios sino más bien una continuación
del primer plan caracterizado por la austeridad y la penitencia.
Con respecto a la vida más organizada que llevó en Manresa
antes de las iluminaciones del Cardoner, se puede resumir diciendo
2 4
Autob., n. 1 8 ; ver también n. 1 1 .
2 5
Sobre las posibles razones de su permanencia en Manresa durante más de
A
diez meses (marzo de 1 5 2 2 a febrero de 1 5 2 3 ) ver la Autobiografía en la 6 . Edición
de las Obras de San Ignacio, BAC, página 1 1 2 , nota 1 1 .
2 6
Ver Estudios Ignacianos, 1 , 1 1 3 - 1 7 8 . El P. MANUEL QUERA, S.J. tiene una opi-
nión distinta. Ver revista Manresa, 2 4 ( 1 9 5 2 ) 1 6 5 - 1 7 6 .
28 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 7
Autob., n.21.
2 8
A. JIMÉNEZ OÑATE, El origen de la Compañía de Jesús. Carisma fundacional
y génesis histórica. Roma, 1966, p. 125
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 29
«Entre otras cosas que le enseñó Aquel qui docet homines scien-
tiam en este año [de Manresa], fueron las meditaciones que llama-
mos Ejercicios espirituales, y el modo deltas; bien que después el
uso y experiencia de muchas cosas le hizo más perfeccionar su
primera invención; que como mucho labraron en su misma ánima,
así deseaba con ellas ayudar a otras personas. Y estos deseos de
comunicar al prójimo lo que Dios a él le daba, siempre los tuvo,
hallando por experiencia que no solo no se disminuía en él lo que
30
comunicaba a otros pero aun mucho crecía» .
2 9
Autob., n. 29.
3 0
Summ. hisp., n.24. Las cursivas son nuestras, como lo haremos en adelante
para destacar algo.
30 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 1
De vita P. Ignatii, FN, II, 527.
3 2
Ver los "Procesos manresanos" en MI, series 4, Scripta de S. Ignatio, II,
especialmente los testimonios de las páginas 699, 723, 730, 744, 746, 747.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 31
3 3
Autob., n. 27.
3 4
Laínez Epist, n.10, FN, I, 80.
32 AMIGOS EN EL SEÑOR
que le parecían todas las cosas nuevas... como si fuese otro hom-
35
bre y tuviese otro intelecto, que tenía a n t e s » .
Los autores están de acuerdo en que esta visión de síntesis
que Ignacio adquirió marca el paso del "caballero penitente" al
"caballero apostólico", inflamado de entusiasmo de servicio de Dios
y ayuda de los hombres. La creación entera fluye de Dios y vuelve
a El conducida por Jesús. El sentido de su vida será colaborar con
todo lo que es y lo que tiene en este designio del Creador, siguien-
do y sirviendo a Jesucristo.
Los temas del llamamiento del Rey eternal y de las Dos Ban-
deras estaban ya esbozados en la Vita Christi y en el Flos Sane-
torum. Ignacio seguramente los había meditado y consignado en
su librito, aquel que había comenzado en Loyola y que traía consi-
go. Pero, como observa Leturia, ese Reino de Cristo lo había
entendido más bien como «agrupación bajo la bandera del eterno
Príncipe de todos los caballeros de Dios que le aman y le imitan».
Así aparecía en el Flos Sanctorum más que como «una empresa
actual [en la que Cristo] quiere caballeros que estén y sufran con
él, pero para conquistar todo el mundo; aun en los valientes que
más de cerca le siguen, no le basta la abnegación por amor, quiere
36
que la abnegación amorosa sea lealtad de cruzado y de a p ó s t o l .
La eximia ilustración origina un cambio sustancial de interpreta-
ción en el viejo esquema del Rey y de las Dos Banderas:
3 5
Autob., n. 30.
3 6
P. DE LETURIA, Estudios Ignacianos, II, 71 Así lo afirma también Manareo:
(Nam a suae conversionis et vocationis initio, dum se recepisset ad montem Se-
rratum et ad locum solitarium, praecipue duobus exercitiis vacabat, ex duobus videli-
cet vexillis et de rege ad bellum se comparante contra hostem ¡nfernalem et contra
mundum (desde el comienzo de su conversión y vocación, cuando se retiró a
Monserrat y a un lugar solitario, se ocupaba principalmente en dos ejercicios, las
dos banderas y el rey que se prepara para la guerra contra el enemigo infernal y
contra el mundo). MANARE OUVIER, S.I., Exhortationes super instituto et regulis
Societatis lesu, Bruxellis, Juluis de Meester, 1912, p.344, n.9.
3 7
P. DE LETURIA, Estudios Ignacianos, II, 14-15.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 33
3 8
FN, I, 307.
3 9
Autob., n.34.
34 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 0
Astrain en su Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España
se apoya en los comentarios de seis hombres de la primitiva Compañía que más
conocieron a Ignacio. Especialmente las afirmaciones de Luis Gongalves da Cá-
mara sobre la relación entre la ilustración recibida en Manresa y las determinacio-
nes de Ignacio para la Compañía en puntos muy concretos como el hábito, el coro,
las peregrinaciones, lo confirman en su opinión. Ver op.cit., tomo 1, páginas 103ss.
4 1
Anal.Bol. 27. Citado por Jiménez Oñate, El origen de la Compañía, pp. 58-59.
4 2
I.CASANOVA, S.J. San ignacio de Loyo/a.Traducción de M. de Quera, Bar-
celona, 1944, p. 249.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 35
4 3
P. DE LETURIA, S.J., Estudios Ignacianos, I, 185. Ver «Jerusalén y Roma en
los designios de San Ignacio de Loyola», en Estudios Ignacianos, I, 181-200;
«Génesis de los Ejercicios y su influjo en la fundación de la Compañía», en Estudios
Ignacianos, II, 3-55.
4 4
Estudios Ignacianos, II, 15.
36 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 5
Estudios Ignacianos, II, 15-16. Las expresiones "anhelo de verse en compa-
ñía", "se ha visto en espíritu acompañado", han de entenderse no como una forma
consciente, sino como una disposición globalmente contenida en la aceptación del
Ideal propuesto por la meditación de Dos Banderas. Ignacio se entusiasma y pide
ser admitido bajo esa bandera donde militan tantos otros cooperadores generosos.
4 6
Estudios Ignacianos, II, 17.
4 7
Estudios Ignacianos, II, 17.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 37
4 8
Estudios Ignacianos, II, 19.
4 9
PIETRO TACCHI VENTURI, S . J . Storia della Compagia di Gesü in Italia. 2 vols.
Roma, La Civiltá Cattolica, 1950-51, Vol. II, p. 1,193
5 0
P . TACCHI VENTURI, Storia..., II, 1,183.
38 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 1
Ver ANTÓN HUONDER, S.l. Ignatius von Loyola. Traducción al italiano por
Celestino Testore: Ignazio de Loyola, La Civiltá Cattolica, Roma, 1953, p . 1 0 1 .
5 2
PAUL DUDON, S.l. Saint Ignace de Loyola, París, 1 9 3 4 , p.625.
5 3
HUGO RAHNER, S.J. Ignatius von Loyola und das Geschichtliche Werden sei-
ner Frómmigkeit. Traducción francesa de Guy de Vaux, Saint Ignace de Loyola et la
Genése des Exercices, Toulouse,1948, p. 7 3 - 7 4 .
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 39
5 4
RAHNER, Saint Ignace...74-75.
5 5
Rahner, Saint Ignace...123-124.
40 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 6
Summ.hisp., n. 35.
5 7
ANTONIO JIMÉNEZ OÑATE, El origen de la Compañía de Jesús, carisma funda-
cional y génesis histórica. Roma, 1966, p. 80.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 41
5 8
Jiménez Oñate, El origen..., 133.
5 9
Nadal, V, 284.
42 AMIGOS EN EL SEÑOR
Una inmensa luz se encendió para Ignacio a orillas del río Car-
doner. Treinta años después la recordará sobriamente diciendo que
le parecía ser otro hombre y tener otro entendimiento. El misterio de
Jesús impregnó toda su persona con un "conocimiento interior" que
transfiguraba cuanto había leído sobre él en las horas muertas de
Loyola y había transcrito a su librito cariñosamente. Todo aquello era
una transformante novedad para quien se consideraba «un alma
generosa pero aún ciega en las cosas del espíritu». Aquel libro, en el
que había recogido «algunas cosas en breve más esenciales de la
60
vida de Cristo y de los santos» , señalando las palabras del Señor y
de Nuestra Señora con diversas tintas y sobre papel bruñido, fue
seguramente alimento de sus largas horas de oración, de sus con-
versaciones con la gente y de sus acostumbrados exámenes sobre
61
«lo que había aquel día meditado o leído» . Leturia, Rahner y otros
autores opinan que fue entonces cuando hizo los ejercicios a la luz
de la gracia extraordinaria recibida. El mismo Criador y Señor se le
comunicaba abrazándolo en su amor y alabanza y disponiéndolo por
62
la vía por donde mejor podría servirle en adelante . Tanto Laínez
como Polanco confirman esa opinión: «Cerca de este tiempo... vino,
cuanto a la sustancia, en estas meditaciones que decimos exerci-
63
c i o s » , escribe el primero. Y Polanco: «Entre otras cosas que le
enseñó aquel qui docet hominem scientiam en este año, fueron las
meditaciones que llamamos ejercicios espirituales y el modo de ellas;
bien que después el uso y la experiencia de muchas cosas le hizo
64
más perfeccionar su primera invención» .
Como hemos comentado anteriormente, las meditaciones del
llamamiento del Rey y de las dos Banderas - s u continuación y
c o m p l e m e n t o - , que en el texto de los Ejercicios constituyen el
núcleo central de la contemplación de los misterios de Cristo, le
comunicaron una nueva visión del seguimiento y servicio al que se
sentía poderosamente atraído. «Esta es la gracia de nuestro Ins-
tituto», en palabras de Nadal. Ignacio comprendió la invitación del
Padre, en Jesucristo, a servirle en la realización de su proyecto sal-
vífico. Vio cómo «las tres personas divinas miraban toda la planicie
o redondez de todo el mundo llena de hombres y determinaban en
6 0
Autob., n.11.
6 1
Autob., n. 26.
6 2
Ver Ejercicios, Anotación 15.
6 3
Laínez Epist., n.12.
6 4
Summ. hisp., n. 24.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 43
6 5
EE., 102.
6 6
EE., 93-95.
6 7
EE., 136-146.
6 8
Const., 101.
44 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 9
En los Ejercicios se podría distinguir el paso de la vocación solitaria a la
comunitaria. En las meditaciones del pecado, los coloquios se establecen de amigo
a amigo en un plan más personal («lo que he hecho por Cristo...»); en el llamamien-
to del Rey se propone una invitación universal de Jesucristo y una oblación personal
del ejercitante («yo hago mi oblación...»); en las Banderas aparece más clara la
dimensión corporativa y comunitaria (Cristo escoge apóstoles, discípulos, amigos, y
los envía) y el coloquio se dirige a la petición de ser recibido debajo de su bandera.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 45
El pensamiento de Polanco
70 Dialogi, n. 17, FN, II, 252: «Quo témpora Lutetiae fuit, non solum studia lite-
rarum sectatus est, sed animum simul intendit quo Spiritus illum ac divina vocatio
ducebat, ad ordinem religiosum instituendum; tametsi singulari animi modestia
ducentem Spiritum sequebatur, non praeibat. Itaque deducebatur quo nesciebat
suaviter, nec enim de ordinis institutione tune cogitabat, et tamen pedetentim ad
illum et viam muniebat et iter facebat quasi sapienter imprudens, in simplicitate cor-
dis sui in Christo».
7 1
Jiménez Oñate dice a este respecto: «A pesar de que las meditaciones del
Rey y Banderas sean de origen manresano... Ignacio se sintió allí atraído a sumarse
de manera especial y personal a la empresa apostólica... tanto la idea como la eje-
cución del grupo nace en Barcelona, a la vuelta de la peregrinación a Tierra Santa»
El Origen de la Compañía, 80-81.
46 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 2
FN, II, 544.
7 3
Ver FN, II, 527 y 532.
7 4
Summ.hisp., n. 35.
7 5
El Sumario español es muy fiel a Laínez y contiene todo lo que éste escribió
en su carta de 1547 precisamente para responder a los deseos de Polanco que
queriendo tener más información había acudido a él; pero Polanco añade especial-
mente los aspectos comunitarios que dieron origen a la Compañía. Por esta razón lo
preferimos a la carta misma de Laínez, que, sin embargo, es considerada por Le-
turia como «la célula Inicial y aun en cierto sentido la base primera de toda la litera-
tura sobre San Ignacio» (ver Nuevos datos sobre San Ignacio, Bilbao, 1925, p.3).
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 47
«Al llegar Ignacio a Barcelona decidió fijarse allí por algún tiem-
po. Desde que no había podido quedarse en Jerusalén, venía
pensando mucho y por largo tiempo qué modo de vida debería
seguir en el futuro para mayor gloria de Dios. Y como había esta-
do siempre encendido en deseos de ayudar a los prójimos, y de-
seaba padecer mucho por el nombre de Cristo, dudaba si debería
entrar en alguna religión, o más bien, libre, dedicarse al servicio
de Dios y escogerse algunos compañeros que trabajaran en la
misma empresa de ayuda a los prójimos. Y si entrara en alguna
religión, lo haría, no en una reformada, sino en alguna relajada,
en la cual pudiera padecer mucho y hacerse benemérito, ayudan-
do a la perfección. Y finalmente decidió que sería más grato a
Dios permanecer libre y así dedicarse totalmente a El; y que de
todas maneras debería proseguir sus estudios para poder con-
vertir lo que había recibido de Dios en auxilio de las almas, sin
77
causar admiración en la gente» .
7 6
Ver Sum.hisp., nn.28-29, que reproduce lo que dice Laínez.
7 7
FN, I I , 5 4 1 .
7 8
Autob., n. 45.
48 AMIGOS EN EL SEÑOR
«Entre otras cosas que le enseñó Aquel qul docet homines scien-
tiam en este año [de Manresa], fueron las meditaciones que lla-
mamos Ejercicios espirituales, y el modo dellas; bien que después
el uso y experiencia de muchas cosas le hizo más perfeccionar su
primera invención; que como mucho labraron en su misma ánima,
así deseaba con ellas ayudar a otras personas. Y estos deseos
de comunicar al prójimo lo que Dios a él le daba, siempre los
tuvo, hallando por experiencia que no solo no se disminuía en él
80
lo que comunicaba a otros pero aun mucho crecía» .
7 9
Autob., n. 99.
8 0
Summ.hisp., n. 24.
8 1
Summ.hisp., n. 25.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 49
8 2
Autob., n. 37.
8 3
Autob., n. 37.
8 4
Ver FN, IV, 135, en la Vida de Ignacio escrita por Ribadeneira.
8 5
MI, Scripta, II, 709 ("oían los ejercicios del Padre Ignacio"), 367, 706, 748 (un
grupo de mujeres que lo visitaban), 369 (las llaman "Iñigas), 363, 376, 731 (él las
exhorta a practicar obras de misericordia).
50 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 6
Autob., n. 6 1 .
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 51
8 7
Autob., n. 42.
52 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 8
Autob., n. 35.
8 9
FN, IV, 143,145.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 53
A la búsqueda de compañeros
9 0
Ver Autob., nn, 41,44,45,48,52.
9 1
Autob., n. 46.
9 2
Autob., nn. 47, 50.
54 AMIGOS EN EL SEÑOR
los a los guardianes para que lo dejaran entrar, pues quería mirar
bien la piedra donde supuestamente estaban grabadas las pisadas
de Jesús en el momento de su ascensión. Y zarpó del puerto de Jafa
camino de retorno después de un mes en Jerusalén.
93
«Vino consigo pensando qué h a r í a » . Sus primeras experien-
cias en la conversación con la gente le fueron mostrando la necesi-
dad que tenía de estudiar para poder entregar más eficazmente a
los demás lo que él había recibido. Decide ir a Barcelona y comien-
za a estudiar los principios de la gramática. ¿Estaba ya pensando
en el sacerdocio como meta de sus estudios y condición para la efi-
94
cacia de su servicio a los demás? Aunque así piensan a l g u n o s ,
el mismo Ignacio deja entender en la Autobiografía que por el mo-
mento no tenía grandes ambiciones en materia de estudios y se
contentaba con lo necesario para poder ayudar a otros: «se inclina-
95
ba más a estudiar algún tiempo para poder ayudar a las á n i m a s » .
Dos años bien aprovechados en Barcelona inducen a su maes-
tro de gramática a sugerirle que continúe con los estudios de Artes
y los haga en Alcalá. Quizás Ignacio no recuerda bien pues Gon-
calves da Cámara escribe que «se partió solo... aunque ya tenía
96
algunos compañeros, según creo» .
Parece que en Barcelona siguió todavía pensando sí después
de los estudios entraría a una orden religiosa o seguiría libre en el
mundo y recogería compañeros. La Cartuja había dejado de ser
una alternativa, convencido como estaba de que era llamado a ser-
vir ayudando a los demás. Pero permanecía abierta la opción por
una orden religiosa, «reformada» o «estragada», «observante» o
«conventual». Sobre las primeras comenta Ribadeneira:
9 3
Autob., n.50.
9 4
Por ejemplo Jiménez Oñate, El origen de la Compañía...: (Ha visto [a su
vuelta de Jerusalén] que sin el sacerdocio el camino hacia un alma queda muchas
veces truncado), p. 133.
9 5
Autob., n. 50.
9 6
Autob., n. 56.
9 7
FN, IV, 199.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 55
9 8
FN, II, 135-138.
56 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 9
MI, Epp., I, 72.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 57
años y en quien Ignacio confía tanto pero del que tiene que hacer
tal recomendación! Calixto fue sin duda la personalidad más promi-
nente entre los cuatro compañeros. Vinieron luego Juan de Arteaga
y Lope de Cáceres. Por último «Juanico», que no se agregará for-
malmente al grupo hasta Alcalá; su nombre era Juan de Reynalde,
o quizá Reynauld, joven francés, paje del virrey de Navarra, quien
estaba en el hospital de la misericordia haciéndose curar una heri-
da cuando llegó Ignacio a Alcalá. Un testigo de los procesos que
trabajaba en aquel hospital, recuerda que «después de sano, el
100
dicho Iñigo le hizo dar aquel hábito que t r a e » .
Eran cinco en total, «todos mancebos y muchachos». También
a Iñigo, ya de unos 34 años, lo recuerda uno de los testigos como
1 0 1
«hombre de poca edad, que podrá haber hasta veinte a ñ o s » .
Entre la gente llamaban la atención por su estrafalaria manera de
vestir: «unos mancebos que andan en esta villa, vestidos con unos
hábitos pardillos claros y hasta en pies [que les llegaban hasta los
pies], y algunos de ellos descalzos, los cuales dicen que hacen
2
vida a manera de apóstoles»™ . ¡Comienzan a llamarlos «ensaya-
lados»!
1 0 0
MI, Scripta, I, 606-607.
1 0 1
MI, Scripta, I, 600.
1 0 2
MI, Scripta, I, 599.
1 0 3
MI, Scripta, I., 607.
58 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 4
MI, Scripta, I, 602, 603, 606.
1 0 5
Nadal, FN, II, 246.
1 0 6
MI, Scripta, I, 620.
1 0 7
MI, Scripta, I, 613.
1 0 8
Autob., n. 10.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 59
1 0 9
MI, Scripta, I, 602-606.
1 1 0
Summ. hisp., n. 36.
1 1 1
Autob., n. 58.
1 1 2
MI, Scripta, 1,609.
60 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1 3
MI, Scripta, 1,609-611.
1 1 4
MI, Scripta, I, 602, 609-610.
1 1 5
MI, Scripta, 1,604
1 1 6
MI, Scripta, I, 607.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 61
1 1 7
Autob., n. 65.
1 1 8
Autob., n. 64.
1 9
1 Autob. ,n. 59.
62 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 2 0
Ver Memorial de Gongalves da Cámara en FN, I, n.136, p. 609. También en
Recuerdos Ignacianos, versión y comentarios del Memorial por BENIGNO HERNÁNDEZ
MONTES S.J. Colección MANRESA n. 7, Ediciones Mensajero-Sal Terrae.
1 2 1
Autob., n. 65. Ver todo el relato de las acusaciones y prisión de Salamanca
en nn. 64-72.
1 2 2
Autob., n. 66.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 63
1 2 3
me»! No satisficieron al sotoprior las explicaciones de Iñigo en
defensa de su amigo; mucho menos que andaba así porque había,
regalado la sotana negra que usaban los colegiales a un clérigo
pobre. «La caridad empieza por sí mismo» fue todo el comentario
del fraile disgustado.
Como no pudo el sotoprior sacarle más palabras al peregrino,
los hizo quedar, diciéndoles que ya les harían declarar todo. Tres
días en el monasterio, comiendo con los frailes, sin que les dijeran
nada de su suerte. Casi siempre estaba su cámara llena de frailes
que iban a conversar con Iñigo, «de modo que entre ellos había ya
como división, habiendo muchos que se mostraban afectados»,
leemos en la Autobiografía. Apenas natural que muchos frailes no
aprobaran la actitud de su viceprior. Al cabo de los tres días vino
un notario, los llevaron a la cárcel y los ataron con una cadena por
los pies. Hace reír el comentario de Ignacio tantos años después:
«cada vez que uno quería hacer una cosa, era menester que el
otro le acompañase».
Cuando se supo en la ciudad de su prisión comenzaron a llegar
en abundancia toda clase de provisiones y las visitas con ellas.
Con toda tranquilidad el peregrino «continuaba sus ejercicios de
hablar de Dios, etc.». Al bachiller Frías que viene a examinarlos le
entrega los papeles, que eran los ejercicios, para que los examine.
Enterado éste de que también había otros compañeros, manda por
ellos y los meten en la cárcel entre los presos comunes, dejando li-
bre sólo a Juanico.
Siguió un terrible interrogatorio delante de jueces y doctores
que antes habían examinado los ejercicios. Preguntas sobre la
Trinidad, sobre la Eucaristía, cánones, y mandamientos; cuestiona-
ban sobre todo que sin ser letrados enseñaran en los papeles de
los ejercicios lo que era pecado mortal y lo que era venial. Al cabo
de 22 días llegó una sentencia que los absolvía de todo error en
vida y en doctrina y le permitía seguir hablando de cosas de Dios y
enseñando la doctrina, pero que se abstuvieran de definir las cla-
ses de pecado hasta que no hubieran estudiado cuatro años. El
peregrino dijo que mientras estuviera en la jurisdicción de Sala-
manca haría lo que se le mandaba, pero se negó a aceptar la sen-
tencia porque sin condenarlo en ninguna cosa, le cerraban la boca
para ayudar al prójimo en lo que pudiera.
De todo este dramático proceso ha quedado como conocido
recuerdo la impresionante respuesta de Ignacio a quien lo compade-
1 2 3
Autob., n. 66.
64 AMIGOS EN EL SEÑOR
cía por estar preso: «yo os digo que no hay tantos grillos ni cadenas
124
en Salamanca, que yo no deseo más por amor de D i o s » .
Iñigo estaba perplejo sobre lo que debía hacer, ya que sentía
que le tapaban la boca en Salamanca para ayudar al prójimo. Co-
menzó a encomendar a Dios la cosa y a discernir sobre el siguiente
paso. Durante los días de prisión tuvo suficiente tiempo para refle-
xionar a la luz de lo acaecido sobre sus primeros propósitos y las
consultas que había hecho en Barcelona al regreso de Tierra
Santa: estudiar un poco más, ayudar a la gente, «adjuntar algunos
[compañeros] del mismo propósito». Todo eso seguía en pie. Más
aún, había reunido un grupo de compañeros que comenzaba a
c o n s o l i d a r s e , s o b r e t o d o con las p r u e b a s y d i f i c u l t a d e s de
Salamanca, y se proponía conservarlo. Terminado el discernimien-
to, decide partir. Lacónicamente lo recuerda en la Autobiografía:
1 2 4
Autob., n. 69.
1 2 5
Autob., n. 72.
1 2 6
FN, IV, 199.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 65
1 2 7
Autob., n. 72; FN, 1,162.
66 AMIGOS EN EL SEÑOR
Conclusiones
1 2 8
MI, Epp., I, 88.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 67
1 2 9
Autob., n. 28.
1
3 0 Autob., n. 29.
1 3 1
Impresiona la analogía de esta gracia recibida por Ignacio, con la manera
como expresa Pablo en 1Cor.,15, 20-28 el retorno de la creación transfigurada al
Padre, en Jesucristo.
68 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 3 2
EE. 144SS.
1 3 3
Dialogus II, Nadal, V, p. 625-626.
GÉNESIS DE LA COMUNIDAD 69
1 3 4
Diario, 113, 5 de marzo de 1544.
2
1
Commentarium de origine et progressu Societatis lesu Patris Simonis
Roderici, n. 2, FN, III, 10.
72 AMIGOS EN EL SEÑOR
2
Autob., n. 79.
3
Autob., n. 75.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 73
4
Autob., n. 78.
5
En Santa Bárbara no admitían nombres en lenguas romances. Había que
ponerlo en latín (Inlcus, Ennecus). Iñigo prefirió, más bien, cambiar su nombre por el
de Ignacio, probablemente por devoción a San Ignacio de Antioquía.
74 AMIGOS EN EL SEÑOR
6
Autob., n. 82.
7
Autob., n. 82.
8
Simón Rodrigues escribió sobre su compañero Pedro Fabro: «Lucía principal-
mente [en él] cierta singular y alegre gracia y suavidad para tratar con los hombres
que hasta entonces, lo confieso Ingenuamente, no había visto en ninguna otra per-
sona», Rodrigues Epist. p. 453.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 75
9
Fabro, Memorial, ver nn. 6-13; FN, I, Memorial, 4. 8.
1 0
FN, II, 565.
1 1
EE, 16.
76 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 2
Ver IGNACIO IPARRAGUIRRE, S . J . Historia de los Ejercicios, I, p. 193.
1 3
Autob., n. 8 2 .
1 4 A
JOSÉ M RAMBLA, S . J . El Peregrino, Autobiografía de San Ignacio de Loyola.
Comentarlo al n. 8 2 de la Autobiografía, Nota 16.
1 5
Ver PAUL DUDON, S . J . Saint Ignace de Loyola, S.J., I I , I X , 2 0 7 , París 1934.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 77
1 6
Summ. hisp., n. 52; ver Bobadilla, 615.
1 7
RICARDO GARCIA-VILLOSLADA, S.J. San Ignacio de Loyola, Nueva Biografía.
P. 3 6 1 . Biblioteca de Autores Cristianos, 1986.
78 AMIGOS EN EL SEÑOR
La elección en Ejercicios
1 8
Carta de San Ignacio al P. Manuel Miona, el 16 de noviembre de 1536 desde
Venecia. Recomienda a quien había sido su confesor en Alcalá que «se ponga por
un mes en ejercicios espirituales». MI, Epist.1,111-113. Miona entró a la Compañía
de Jesús en 1545.
1 9
Rodrigues, Commentarium de origine et progressu Societatis lesu, n. 7, FN.
III (1566).
2 0
RODRIGUES, Commentarium... n. 7.
2 1
RODRIGUES, Commentarium... n. 9.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 79
2 2
EE., 15. «El que da los ejercicios no debe mover al que los recibe más a
pobreza ni a promesa que a sus contrarios, ni a un estado o modo de vivir que a
otro... más conveniente y mucho mejor es, buscando la divina voluntad, que el
mismo Criador y Señor se comunique a la su ánima devota, abrazándola en su
amor y alabanza, y disponiéndola por la vía que mejor podrá servirle adelante. De
manera que el que los da no se decante ni se incline á la una parte ni a la otra; mas
estando en medio, como un peso, deje inmedlate obrar al Criador con la criatura, y a
la criatura con su Criador y Señor». Sin embargo, «fuera de los ejercicios lícita y
meritoriamente [podemos] mover a todas personas, que probabiliter tengan sujecto,
para elegir continencia, virginidad, religión y toda manera de perfección evangélica».
2 3
RODRIGUES, Commentarium, n. 9.
AMIGOS EN EL SEÑOR
Deliberaciones de 1534
2 4
EE., 177.
2 5
EE., 176.
2 6
EE., 182-183.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 83
2 7
«9. Servato similiter eodem ordine discutiendi et procedendi ¡n reliquis ómni-
bus, semper in utramque partem agendo, immorati sumus in his et alus per tres fere
menses, a medio quadragesimae usque ad festum loannis Baptistae inclusive. Quo
die omnia suaviter et concordi animorum consensu terminata ac finita sunt, non sine
magnis vigiliis, orationibus et laboribus mentis et corporis permissis, antequam haec
definiremus et deliberaremus. Finís». Ver MI, Const., I, pp. 1-7. La traducción france-
sa de la Deliberación, en Ignace de Loyola. Ecríts, con su introducción y sus notas
confirma nuestra opinión. En la nota 1, p. 277 dice: «C'est le titre de Déliberation
des premiers Peres qui est le plus souvent retenu aujourd'hui. Mais il nous a semblé
plus juste de nous en teñir au seul titre inscrit para Ignace lui-méme: le substantif
deliberatio n'est jamáis employé dans ce Document, et le verbe deliberare ne Test
qu'une seule fois (á la fin de la conclusión [9]), dans le sens évident de decisión [voir
9
sur ce point l'introduction, p. 270]» Colección Christus N 76, Ecríts traduits et pre-
sentes sous la direction de Maurice Giuliani, S.J. Desclée de Brouwer, 1991.
84 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 8
A. JIMÉNEZ OÑATE, El origen de la Compañía de Jesús. Carisma fundacional y
génesis histórica, Roma 1966, p. 125.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 85
2 9
Fabro, Memorial, n. 15.
3 0
Rodrigues, n. 14.
3 1
Rodrigues, n. 14.; Ver Summ. hisp., n. 57; Summ. ¡tal., n. 7; Summ. hisp.,
FN, II, 567.
86 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 2
Rodrigues, n. 14: «ardentius illi quidem, vel minus inflammate, secundum
mensuram donationis Christi».
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 87
3 3
Ver MAURICE GIUUANI, S.J. «Compagnons de Jésus», Christus, 2 2 ( 1 9 5 9 )
226-227.
3 4
F N , III, 2 2 .
3 5
F N , III., 3 2 0 - 3 2 1 .
88 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 6
Summ. hisp. n. 57.
3 7
En Montmartre se levantó en el siglo pasado una capilla dedicada a San
Ignacio, en donde se puso esta inscripción: SOCIETAS IESU QUAE SANCTUM IGNATIUM
LOYOLAM PATREM AGNOSCIT LUTETIAN MATREM... HIC NATA EST. (Aquí nació la Compañía
de Jesús, que reconoce a Ignacio como padre, a París como madre).
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 89
38
bendiciendo a D i o s » . Ignacio tiene cuarenta y tres años, Fabro y
Javier veintiocho; Laynez veintidós; Salmerón diecinueve; Rodri-
gues veinticuatro y Bobadilla veinticinco.
3 8
Rodrigues, nn. 14-18. Ver P. DE LETURIA S.J.,«El voto de San Ignacio en
Montmartre», en Estudios Ignacianos, II, 405-410.
3 9
MI, Epp., XII, 321 (también MI, Epp., I, 118), cita que utilizamos para iniciar
el capítulo 1.
90 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 0
Ver Nadal, 1,1-3.
4 1
«Et ¡ta fovebatur et augebatur ínter ¡psos in Christo dilectio», FN, II, 567;
summ.hisp., n. 55; Laínez Epist., n. 30; Ribadeneira, FN, IV, 2 3 3 , 2 3 5 .
4 2
FN, IV, 233-235.
92 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 3
Rodrigues, n. 13.
4 4
Ver JOSÉ M. GRANEROS, S . J . «La Pobreza ignaciana», Manresa, 40 (1968)
149-174.
4 5
Autob., n. 87.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 93
4 6
FN, II, 567; Summ. hisp., n. 55.
4 7
FN, II, 568; Laínez Eplst. ,n. 30.
4 8
Summ. hisp., n. 56.
4 9
Proemio de las Constituciones, 134.
94 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 0
Constituciones, 812; ver también 825.
5 1
Autob., n. 85.
5 2
Autob., n. 86.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 95
5 3
Autob., n. 90.
5 4
Summ. hisp., n. 60.
5 5
Laínez Epist, n. 29.
96 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 6
Chron., I, 50; Summ. hisp., n. 54.
5 7
Rodrigues, n. 2 1 .
5 8
MI, Epp.l, 10 y 723.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 97
A diferencia de los viajes que el grupo hará por Italia el año si-
guiente, en este camino hacia Venecia la labor apostólica es muy
reducida, en parte por las difíciles circunstancias del tiempo de
guerra y del invierno, en parte por el impedimento de la lengua a
través de los caminos de Alemania. No faltaban, sin embargo, con-
versaciones en las posadas y hasta discusiones sobre la fe, como
60
puede verse en la larga narración de Simón Rodrigues .
61
El año de espera: Enero 1537. Pascua 1 5 3 8
5 9
FN I, 106-108.
6 0
Rodrigues, nn. 25-41.
6 1
Ver LETURIA, «Importancia del año 1538 en el cumplimiento del voto de
Montmartre», en Estudios Ignacianos, 1,201-221.
6 2
MI, Epp., I, 94; Chron., I, 54.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 99
6 3
ANGELO MARTINI, «Da chi fu ospite S. Ignazio a Venezia nel 1536?», AHSIJñ
(1949) 253-260.
6 4
Ver M I , Epp. I, 93-94.
6 5
Ver GARCÍA VILLOSLADA, San Ignacio de Loyola, Nueva Biografía, 401 ss.
6 6
Autob., n. 92.
100 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 7
Ver Summ. hisp. n. 74 y Vita latina, n. 9 1 .
6 8
Summ. hisp., n. 62; Laínez Epist., n. 36.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 101
6 9
Ver GARCÍA VILLOSLADA, San Ignacio... 4 2 5 .
7 0
Ver Laínez Epist., 3 6 - 3 7 ; Rodrigues, n. 4 8 - 5 3 .
7 1
Summ. hisp., 6 7 .
1
102 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 2
Summ.hisp., n. 7 1 .
7 3
Ver MI, Epp. I, 114, n o t a l .
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 103
7 4
G. Bottereau, La lettre d'lgnace, p. 148. Citado por García-Villoslada, San
Ignacio.... p. 143.
104 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 5
Rodrigues, n. 6 1 .
7 6
EE.,189, recomendación para aprovecharse y hacer una sana y buena elec-
ción; para enmendar y reformar la propia vida y estado.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 105
7 7
Mi, Const. l, p. 7.
7 8
MI, Const. I, p. 2.78 FN, II, 438.
7 9
FN, II, 438.
106 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 0
Autob., n. 94; ver FN, II, 4 4 1 , 580; Summ. hisp., n. 7 1 ; carta de Ignacio a
Pedro Contarini, escrita desde allí mismo, MI., Epp., 1,123-126.
8 1
MI, Epp., I, 123-126.
8 2
Summ. hisp., n. 72.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 107
83
enfermo se consoló mucho y sanó pronto» . Dieciocho años más
tarde, en 1555, cuando Simón Rodrigues volvió a la ermita de
Bassano, desterrado de Portugal y con planes de peregrinar a
Jerusalén, recuerda todavía con sentimiento aquel gesto del amigo
y padre: «eche una bendición tanto grande, que llegue hasta estas
montañas de Bassán, donde ahora justamente en este tiempo da
diez (sic) años que V.R. vino aquí a verme, estando yo para morir,
como sabe; y pues Dios hasta ahora me dio la vida del cuerpo,
84
V.R. haga ahora con sus oraciones que me dé la del a l m a » . ¿Era
Simón especialmente propicio a estas curaciones operadas sor-
prendentemente por la amistad de sus compañeros? Lo hace sos-
pechar Ribadeneira con otro recuerdo: «Diré ahora cómo no pasó
Mtro. Simón a la India, el cual, estando todavía con su cuartana en
Portugal, fue tanta la alegría que recibió con la súbita llegada de
Mtro. Francisco [Javier], que sola su visita le quitó luego la fie-
85
bre...»
8 3
Autob., n. 95.
8 4
Broét, 663-664.
8 5
FN, IV, 382-383.
108 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 6
Autob., n. 96
8 7
Summ. hisp., n.73, 86-87; Laínez, Epp., n. 42. El uso de la palabra "instituto"
por Laínez y Polanco es posfundacional evidentemente.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 109
8 8
Ver J. ITURRIOZ, S.J. «Compañía de Jesús, sentido histórico y ascético de
este nombre», en revista Manresa, 27 (1955), 43-53.
8 9
Summ.hisp., n.86; Chron., I, 72-74.
110 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 3
FN, II, 132-133; ver Ribadeneira, FN, IV, 273.
9 4
Ver, especialmente, RICARDO GARCÍA VILLOSLADA, S . J . , San Ignacio, Nueva
Biografía... 433-435.
9 5
Polanco explica el nombre en la Vita latina, FN, II, 597, como lo hemos cita-
do más arriba; y en MI, Epp., XII, para responder a las acusaciones de la Uni-
versidad de París; Nadal, en varias partes, pero especialmente en Nadal, V, 50-52,
136-137, explica que nuestro "modus vivendi" se llama milicia, por la guerra que
Cristo lucha contra la carne y el demonio; también: «Ratio nostrae vocationis mllitia
quaedam est sub vexillo Christi, quod et totis exercitiis colligimus, et in meditatione
praesertim Regís temporalis ac Vexillorum sentimus», (Nadal, IV, 649); ver Manaré,
Exhortationes, 395.
112 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 6
Rodrigues, n. 69.
9 7
Autob., n. 96.
114 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 8
Ver GARCÍA VILLOSLADA.S.J., San Ignacio... p. 4 3 7 .
9 9
Ver GARCÍA VILLOSLADA, S . J . , San Ignacio, p. 4 3 7 .
1 0 0
Diario, 6 6 - 6 7 .
1 0 1
Autob., n. 9 7 .
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 115
102
acordaba tan d e t a l l a d a m e n t e » . Se Impone, pues, escuchar al
compañero de ruta de Ignacio aquel día, en cuya memoria depositó
el peregrino tanta confianza.
Pero si buscamos en la carta sobre la vida de Ignacio que
escribió Laínez en 1547, dando respuesta a la solicitud de informa-
ción que le había hecho Polanco, nos llevamos la sorpresa de que
no menciona para nada los acontecimientos tan trascendentales de
La Storta. Es probable que en ese entonces se considerara deposi-
tario de una confidencia que no tenía derecho a comunicar. Mas
siendo ya General de la Compañía, tuvo una exhortación a los.
jesuitas de Roma en 1559, pasados ya tres años de la muerte del
fundador. Y explicando por qué habían escogido el nombre que
dieron a la Compañía, refirió lo que había oído de Ignacio durante
aquel viaje de entrada a Roma:
1 0 2
Autob., n. 97.
1 0 3
FN, II, 133. Anota García-Villoslada que la última frase no ha de entenderse
como que por efecto de esta visión se hubiera decidido Ignacio a dar a la Compañía
el nombre de Jesús, que ya había sido decidido en Vicenza; sino que aquí recibió la
confirmación de que Dios aprobaba ese título.
1 0 4
EE., n. 147.
116 AMIGOS EN EL SEÑOR
105 FN, I V , 2 7 1 .
1 0 6 HUGO RAHNER, S.J. «La visión de Saint Ignace á la chapelle de La Storta»,
Christus, I ( 1 9 5 4 ) 4 8 - 6 5 .
107 R. GARCÍA VILLOSLADA, San Ignacio... pp. 4 3 6 - 4 4 3 .
108 DONATIEN MOLLAT, S.J., «Le Christ dans l'expérience spirituelle de Saint
Ignace», Christus, I ( 1 9 5 4 ) 2 3 - 4 7 .
109 Los textos que consideramos más importantes son: el de la Autobiografía
(96); el de Laínez (FN, 11,133); dos de Nadal (FN, I, 3 1 3 - 3 1 4 ; FN, II, 9 - 1 0 ) . Los de
Ribadeneira (FN, II, 3 7 7 ; Vida de San Ignacio, 1 2 2 - 1 2 5 ) y Polanco (FN, II, 5 0 5 ) , se
basan en la Autobiografía y en Laínez.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 117
1 1 0
FN, 1,313-314.
1 1 1
ROBERT ROUQUETTE, S.J., «Essai critique sur les sources relatant la visión
de saint Ignace á la Storta», RAM, 33 (1967) 54.
118 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1 2
GARCÍA VILLOSLADA, S.J., San Ignacio... p. 4 3 9 , nota 5 8 .
1 1 3
MI, Epp., XII, 323.
E L GRUPO DE AMIGOS EN EL SEÑOR 119
1 1 4
M c . , 6 , 30-31
3
DE LA COMUNIÓN DE AMIGOS
A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA
«De lo que acá por nosotros pasa, sabréis que la cosa que en
nuestras conscienclas y en el Señor nuestro hemos podido juz-
gar, y muchas veces juzgar, sernos más conveniente y más ne-
cesaria para poner firme fundamento y verdaderas raíces para
edificar adelante, ha placido a Dios nuestro Señor por la su infini-
ta y suma bondad, quien esperamos por la su inmensa y acos-
tumbrada gracia tener especial providencia de nosotros y de
nuestras cosas, o por mejor decir de las suyas «pues las nues-
tras no buscamos en esta vida» que ha puesto su santísima ma-
no en ello; y así ha puesto contra tantas adversidades, contradic-
ciones y juicios varios, [que] ha sido aprobado y confirmado por el
Vicario de Cristo N.S. todo nuestro modo de proceder, viviendo
con orden y concierto, y con facultad entera para hacer constitu-
ciones entre nosotros, según que a nuestro modo de vivir juzgá-
1
remos ser más conveniente» .
Introducción
1
MI, Epp., 1, 149, Carta de San Ignacio (septiembre de 1539) a Beltrán de Lo-
yola, su sobrino, hijo de su hermano, Martín y de Magdalena de Araoz; desde la
muerte de su padre, en noviembre de 1538, era señor de Loyola.
122 AMIGOS EN EL SEÑOR
S e c c i ó n primera
2
Autob., n. 98.
3
«His igitur acceptis aedibus, in eas tándem omnes post Pascha congregan-
tur», Laínez, Epist., n. 47.
124 AMIGOS EN EL SEÑOR
4
Nadal, FN, II, 169.
5
Rodrigues, n. 78.
6
Laínez Epist., n. 47; ver MI, Epp., 1,138-139.
7
Rodrigues, n. 79.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 125
Contradicciones y persecuciones
8
Hoy, Vía dei Delfini, 16. En este nuevo domicilio, donde vivirán dos años lar-
gos, se tendrán las reuniones para preparar las deliberaciones de 1539, recibirán la
Bula Regimini militantis Ecclesiae y, desde aquí partirá Javier para el Extremo
Oriente.
9
Laínez, Epp., n. 48; Summ. hisp., n. 82; Rodrigues, n. 80.
1 0
Ver LETURIA, sobre el sentido social de los primeros compañeros, en
Estudios Ignacianos, I, 257ss.
1 1
Ribadeneira, Confes., 1,13.
126 AMIGOS EN EL SEÑOR
Deliberación y ofrecimiento
1 2
MI, Epp., I, 137; Autob., n. 98.
1 3
Un recuento de la persecución puede leerse en PIETRO TACCHI VENTURI S . J .
Storia delta Compagnia, 1,1,139,164.
1 4
MI, Epp., I, 297.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 127
1 5
Bobadilla, 616-617.
1 6
MI, Epp., I, 143.
128 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 7
MI, Const. I, p. 3.
1 8
Fabro, n. 18, 498.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 129
1 9
Fabro, n. 1 8 , 4 9 8 .
130 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 1
MI, Const., I, p. 16.
2 2
MI, Const., I p . 17.
132 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 3
Rodrigues, nn. 14, 78, 79, 83, 92.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 133
2 4
Ver MI, Const., I, pp. 16,26 y 375. Se conserva también una propuesta en la
«series dubiorum»: «podrase moderar [la Bula de 1540] con algunas palabras que
declaren cómo se ha de servir toda la Iglesia, mas como subordinada al Vicario de
Cristo. Affirmative: podrase moderar (MI, I, pp. 299-300 y 322). Y la razón que se
aduce es que podría parecer petulante decir que de la Compañía se sirven solo
Dios y el Romano Pontífice, cuando en realidad se sirven de ella por Cristo el pre-
pósito y los prelados y príncipes y personas particulares, que se ayudan de la
Compañía (Ib.).
134 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 5
C G 3 2 , Dec.2, 17-18.
2 6
MI, Epp., 1,153; Laínez, Epist., n. 50.
136 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 7
Rodrigues, nn. 93-98.
2 8
Summ. hisp. nn. 103-104.
2 9
Fabro, 34.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 137
«[Las cosas de acá] cada día van adelante; tanto que la oración y
estudio de prédicas y lecciones, y aun el cibo corporal es menes-
ter tomar de noche, porque los días son cortos, y las ocupaciones
en confesiones y ejercicios son largas... el tiempo es breve, la
empresa es grande. Habernos bien menester las oraciones, a las
31
cuales nos encomendamos» .
«Vuestra merced creo ya sabrá cómo el mismo que allá nos juntó
a Mtro. Laínez y a mí en casa suya en Almazán, aquel mismo nos
ha conservado en perpetuo amor, así en los estudios como en la
misma profesión y manera de vivir, y ahora nos ha más insepara-
blemente unido y juntado que nunca; y por eso todas sus cosas
yo las reputo como mías propias, y sus negocios los tengo por
míos... el cual [Diego], con otro de la Compañía, hará ya casi tres
meses que se partió con el cardenal y de ellos tenemos cada
32
semana letras...»
3 0
Laínez, I, 13-14.
3 1
Laínez., I, 15-16, 18.
3 2
MI, Epp., I, 153.
138 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 3
Fabro, p. 481-482. Texto descubierto por el compañero Hermann Rodríguez,
S.J., mientras preparaba su tesis doctoral en Comillas, quien generosamente me lo
proporcionó.
3 4
Los firmantes fueron Ignacio, Simón, Javier, Jayo, Coduri y Salmerón. Ver
MI, I, pp. 23-24.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 139
3 5
MI, I, pp. 23-24.
140 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 6
Chron., I, 90-91.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 141
Sección segunda
3 7
Ver P. TACCHI VENTURI S.J., La prima casa di S. Ignazio di Loyola in Roma,
13. La casa pertenecía a Camilo Astalli y fue alquilada por 30 escudos al año. Ver
FN, III, Mon. 7: De origine domus professae, 175-182, con notas. García-Villoslada
refiere cómo Paulo III le otorgó en 1540 la parroquia de Santa María de la Strada a
Pedro Codacio, joven sacerdote que había ingresado a la Compañía el año anterior,
probablemente con el propósito de que pasase a manos de la Compañía por medio
del novicio. Ver San Ignacio... p. 474-476.
3 8
Ribadeneira, Vida del P. Ignacio, III, 1.
3 9
Autob., nn. 99-100.
142 AMIGOS EN EL SEÑOR
Deliberaciones de 1539
4 0
Ver MI, Const., I, proleg., especialmente pp. XXXIII-XXXV.
4 1
Este último documento no forma parte de Monumenta Constitutionum
Praevia. Se encuentra en FN, 1,15-22.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 143
4 2
MI, Const., I, pp.1-2. El texto del acta está en latín. Utilizamos la traducción
española tomada de Cartas de San Ignacio de Loyola, tomo I, apéndice II, 4,
Madrid, 1874.
4 3
MI, Epp., I, 141-143.
4 4
EE., 145.
144 AMIGOS EN EL SEÑOR
El método de discernir
4 5
MI, Const, I, p. 2.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 145
4 6
EE. 177.
4 7
MI, Const., I, p. 4.
4 8
MI, Const,, I pp. 5-7.
146 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 9
MI, Const., I, p. 4.
5 0
Const., 2 8 8 . Ver JOSÉ A . GARCÍA S.J. En el mundo desde Dios. Vida religiosa
y resistencia cultural. Capítulo 6 , «Místicos horizontales», Sal Terrae, pp. 1 0 7 - 1 2 0 .
148 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 1
MI, Const., I, p. 5.
5 2
EE., 178-183.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 149
5 3
Ver EE., 178: «El primer punto es proponer delante la cosa sobre que quiero
hacer elección».
5 4
Ver EE.,179: «Segundo, es menester tener por objeto el fin para que soy
creado... y con esto hallarme indiferente... para seguir aquello que sintiere ser más
en gloria y alabanza de Dios nuestro Señor y salvación de mi ánima».
5 5
Ver EE.,180-182. Obsérvese especialmente la aplicación comunitaria de
este procedimiento.
150 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 6
MI, Const., I, p. 7: «Tándem, Domino prestante auxilium, non per plurium
vocum sententias, sed nullo prorsus dissidente, conclusimus...»
5 7
EE.,182.
5 8
Bobadilla, 617.
5 9
EE., 183.
6 0
MI, Const., I, p. 3.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 151
Consolidar la unión
6 1
MI, Const., i. p. 3.
152 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 2
EE, 175, primer tiempo para hacer sana y buena elección.
6 3
Laínez Epist., n. 49.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 153
6 4
MI, Const., I, p. 4.
154 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 5
MI, Const., i, p. 6.
6 6
La obediencia "en general y en particular" correspondería a lo que se escribe
luego en la Fórmula: "Societatem hanc universam et singulos", MI, Const., I, p. 27.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 155
6 7
M I , Const.,I, pp. 6-7. Ver GERVAIS DUMEIGE S.J. «La Genése de l'obélssance
¡gnatienne», Christus 1955, 314-331.
6 8
M I , Const., I, p. 7.
6 9
G. DUMEIGE, S.J.; «La Genése...» p. 324-325.
156 AMIGOS EN EL SEÑOR
Determinationes Societatis
7 0
MI, Const., I, p. 3-4.
7 1
MI, Const., I, p. 7.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA ] 57
7 2
MI, Const., I, p. 60.
7 3
MI, Const., I, p. 13-14.
7 4
MI, Const., I pp. 172-173. La primera provincia fue la de Portugal, creada en
1546.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 159
7 5
MI, Const., p. 13. Es extraño que haya firmado Cáceres, que no pertenecía
al grupo de los «fundadores» y ni siquiera era sacerdote. Pero conocía el modo de
proceder de los compañeros desde París y era además «maestro» en artes por la
misma universidad. Sea cual fuere la razón, parece significativo que hayan acogido
en el cuerpo deliberativo de la comunidad un «escolar» que por su experiencia de
vida en la Compañía, podía contribuir al proceso de su estructuración. Los otros seis
firmantes eran los primeros compañeros, excepto Broét y Rodrigues, que habían
partido ya para Siena, Javier que probablemente estaba enfermo y Bobadilla que no
firmó.
160 AMIGOS EN EL SEÑOR
Introducción
7 6
MI, Const., I, pp. 14-21.
7 7
Así, por ejemplo, la edición de las Constituciones de la Compañía de Jesús,
Introducción y notas para su lectura, preparada por S. Arzubialde, J. Corella y J.A.
García Lomas, en la colección Manresa, n. 12, Mensajero - Sal Terrae.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 161
7 8
La traducción no alcanza a comunicar con fuerza la idea de unidad expresa-
da en el original latino «in unum convenerunt». La frase recuerda expresiones igna-
clanas similares: «todos somos juntos en ánimo para concertarnos» (MI, Epp., I,
143); «ayuntamiento en uno» (MI, Const., I, p. 62); «los que se han de ayuntar de la
5
Compañía» (Const., P.VIII, c.3 , 682). Lo mismo se puede decir de otras frases del
documento: «hechos compañeros» por «socii effecti»; «os habéis puesto de acuerdo
para actuar según un único propósito» por «in hanc unam voluntatem conspirasse».
162 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 9
MI, Const., I, pp. 14-16.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 163
8 0
Const., 582.
8 1 8
Constituciones de la Compañía de Jesús, colección Manresa, n 1 2 , p. 15.
8 2
En las deliberaciones de 1539 y en las Conclusiones de los siete compañe-
ros, la palabra más usada para hablar de la Compañía es «congregación»; pero usan
también «societas», «compañía», «cuerpo»; «comunidad» sólo aparece tres veces.
164 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 3
MI, Const., I,p. 376.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 165
«Ponense [en la Bula de Paulo III] los medios que para tal fin se
deben usar, que son predicaciones públicas y el ministerio de la
palabra de Dios y ejercicios espirituales y obras de caridad....
Dúdase si cada uno ha de usar de estos medios todos, o no, sino
todo el cuerpo de la Compañía, unos predicando, otros confesan-
do, según el talento de cada uno.
«Dice más adelante la Bula que cada uno tenga delante de los
ojos este su fin y medios para conseguirlo; pero cada uno según
el grado de su vocación y gracia que Dios le dio, porque no hu-
biese indiscreción en el celo. Dúdase si podría uno de la
Compañía, sin especial facultad, usar de estos medios, como dar
exercicios, leer, etc.. o no, sin licencia del prepósito.
[R.] Parece que no, hablando del oficio; como sería ser predica-
dor etc., pero en actos particulares, como sería predicar o confe-
sar en casos que pueden ocurrir, si no lo hubiese el superior
prohibido, sin su facultad especial podría usar de estos medios,
85
guardadas las otras debidas circunstancias» .
8 4
MI, Const., I, series dubiorum tertia, n. 4, pp. 296-297.
8 5
MI, Const., I, n. 5, p. 297.
166 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 6
MI, Const., I, Declarationes circa missiones, p. 162.
8 7
Ver Le 14,28-30.
8 8
MI, Const., I, p. 17.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 167
8 9
MI, Const., I, p. 18.
168 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 0
MI, Const., I, p. 19.
9 1
MI, Const., I, p. 38, nn. 9-10.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 169
9 2
MI, Const., I, p. 1.
170 AMIGOS EN EL SEÑOR
Constituciones de 1541
9 4
MI, Const., I, p. 380.
9 5
F N , 1,16-17.
172 AMIGOS EN EL SEÑOR
Laínez con esta nota: «Aquí van las constituciones cerca mucha-
chos, según que fueron firmadas de los seis presentes con autori-
dad de los absentes, hasta en tanto que más se declaren y se pon-
96
gan en alguna honesta f o r m a » . Más adelante, en la misma carta,
le ordena cumplirlas y lo dispensa en lo que considere necesario:
«Así, conforme a las constituciones y declaraciones de ellas, de la
manera que yo soy obligado a mandaros, así os lo mando, por vir-
tud de obediencia, dos cosas. La primera, que enseñéis a los mu-
chachos o hombres por 40 días cada año... la 2-, que andéis vesti-
do y calzado conforme a los capítulos que van con ésta, cerca las
constituciones de vestir y calzar... yo tamen... por la fuerza de las
constituciones, en cuanto yo puedo, dispenso a vuestro placer en
97
el Señor nuestro» .
Introducción
9 6
MI, Epp., I, 246.
9 7
MI, Epp., I, 246.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 173
9 8
MI, Const., I, p.34.
9 9
MI, Const., I, p.34.
174 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 0
MI, Const., I pp. 78-81.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 175
1 0 1
Diario, 6 6 , 6 9 . Sábado 23 de febrero de 1544.
1 0 2
Epist. Mixtae, I, 57.
1 0 3
E p i s t . Mixtae, 6 1 .
176 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 4
MI, Const., I, pp. 40-43.
1 0 5
MI, Const., I, pp. 40-43. La simplicidad como talante es muy apreciada. Se
guardarán todos de eliminar lo que pueda llamar la atención u ostentar lujo. Detalles
sobre algunos objetos de uso habitual como el libro de las horas o las cuentas del
rosario -sabemos que de París a Venecia viajaron con sus rosarios colgando al
cuello-, sobre el uso del vestido ceñido para no parecer fausto, o los cinturones de
un dedo de anchura, a pesar de que nos parezcan excesivos en un primer boceto
de constituciones, expresan ese cuidado por ser y aparecer, a la manera de Jesús,
pobres y humildes.
178 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 6 5
Const., Examen, c. 4 , 8 1 .
1 0 7
FN, IV, 373.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 179
1 0 8
FN, I, 6 5 1 . «Esta narración la escribió Nuestro Padre de su propia mano».
1 0 9
FN, I, 15-22. Puede verse en San Ignacio de Loyola. Obras, Biblioteca de
Autores Cristianos, sexta edición, Madrid, 1997, pp. 325-329.
180 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1 0
Javier y Simón habían dejado sus votos al salir para Portugal. Fabro la
envió por varios caminos.
1 1 1
Ver nota en la edición BAC de las Obras de San Ignacio: «Con todo, el P.
Bobadilla, ya anciano, escribió que había mandado su voto en favor de San Ignacio.
Si no le engañó la memoria, hay que decir que no llegó el voto a tiempo a Roma
(Bobadilla, 619; FN, lll,330)», sexta edición, p. 326, nota 9.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 181
1 1 2
cío, porque esto parecía querer repugnar a D i o s » . A más no
poder, tuvieron que aceptar. Jueves, viernes y sábado santo pasó
Ignacio en San Pietro in Montorio sin venir a donde los compañeros.
El 17, domingo de Resurrección, el confesor le dio su respuesta: ¡le
parecía que Iñigo estaba resistiendo al Espíritu Santo! Aun así no
quedó satisfecho y le pidió a su confesor que encomendara más la
cosa a Dios y luego mandara su parecer por escrito «a la Com-
pañía». El 19 llega la carta sellada del P. Teodosio con la resolución
de «que Iñigo tomase el asunto y régimen de la Compañía». ¡En-
tonces, desarmado de todas sus objeciones, claudicó.
Esta elección sirvió como modelo para otras que se ordenaron
en algunas comunidades en los años siguientes. Se había emplea-
do un modo de proceder propio y espontáneo, distinto de las pres-
cripciones del derecho capitular de ese tiempo: el triduo de prepa-
ración, los votos escritos y secretos, la participación de los ausen-
tes y sobre todo el voto de Ignacio, indeterminado y condicional,
113
contra todo lo que se prescribía en el derecho v i g e n t e .
114
Se conservan los votos dados para elegir a I g n a c i o . Vale la
pena analizarlos para percibir el sentido de comunidad que anima-
ba a los compañeros en el momento de escoger su superior.
1 1 2
Ver ia relación de Ribadeneira en FN, 1,15-22.
1 1 3
El voto de San Ignacio es así: «Ihus. Excluyendo a mí mismo, doy mi voz en
el Señor nuestro para ser prelado a aquel que tendrá más voces para serlo. He dado
indeterminate, boni consulendo [teniéndolo por bueno]; si tamen a la Compañía le
parecerá otra cosa, o juzgare que es mejor y a mayor gloria de Dios Nuestro Señor,
yo soy aparejado para señalarlo. Hecha en Roma, 5 de abril de 1541.
4
" E I voto de Javier en Epp. Xav., I, 26; el de Fabro en MI, Const, I, p. 33; el
de Laínez en Lainü Mon. VIII, 638; el de Salmerón en Epp. Salmeronis, 1,1-2; los de
Broet, Codure y Rodrigues en Epp. Broéti, 23, 418-419, 519; el de Jayo en Acta
Sanctorum, VII «Amberes 1731), n.355-364; el testimonio de Bobadilla en Boba-
dillae Mon., 619. Todos los votos se encuentran en García-Villoslada, San Ignacio,
Nueva Biografía, pp. 480-481.
182 AMIGOS EN EL SEÑOR
«que así como nos engendró a todos en Cristo y nos nutrió con
leche cuando éramos pequeños, ahora que somos mayores nos
conducirá y dirigirá con el sólido alimento de la obediencia a los
pastos pingües y ubérrimos del paraíso y a la fuente de la vida».
1 1 5
Xavier, I, 26.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 183
La oblación de la Compañía
1 1 6
FN, 1,20-21.
184 AMIGOS EN EL SEÑOR
******
1 1 7
FN, I, 22.
1 1 8
FN, IV, 3 7 1 .
1 1 9
Scripta de S. Ignatio, II, 875.
D E LA COMUNIÓN DE AMIGOS A LA CONSTITUCIÓN DE LA COMPAÑÍA 185
1 2 0
Jn., 1 5 , 1 6 , 1 5 , 4.
186 AMIGOS EN EL SEÑOR
Su expresión en las
Constituciones
«Cuando el Espíritu Santo
venga sobre vosotros, recibiréis
poder y saldréis a dar testimonio de mí,
en Jerusalén, en toda la región de Judea
y de Samaría, y hasta en las partes
más lejanas de la tierra».
(Hechos 1,8)
4
UN CUERPO APOSTÓLICO
ESPARCIDO POR EL MUNDO
Introducción
2 Ver CHASTONAY, PAUL, S J., Les Constitutions de l'Ordre des Jésuites, París,
1941, pp. 224ss.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 195
3
Ver MI, Const., I, Observata patrum, pp. 390-396.
196 AMIGOS EN EL SEÑOR
4
MI, Const., II, pp.129, 262.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 197
5
ROUSTANG, FRANCOIS Constitutions de la Compagnie de Jésus, II, Colección
Christus, p. 119-124.Ver también «Le corps de la Compagnie», en Christus 51
(1966)332-345.
6
Const., 582
198 AMIGOS EN EL SEÑOR
7
MI, Epp., I, 451 Carta a Fernando 1, rey de romanos, quien quería proponer a
Claudio Jayo para un obispado. Ignacio rechaza decididamente la idea: «Daríamos
en tierra con la Compañía... haríamos mayor daño en todo lo universal y [sería] per-
der nuestro espíritu».
8
Diario, 161.
9
MI, Const., I, pp. 159-164.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 199
1 0
Const., 603.
1 1
Declarationes circa missiones, MI, Const, I, p. 162 y texto a, MI, Const., II, p
214 Sobre esta expresión ver el artículo de Burckardt Schneider, S. J. Nuestro prin-
cipio y principal fundamento, en AHSI, 25 (1956), 488-513.
200 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 2
Const, 603, 605.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 201
1 3
Expresiones del texto a, MI, Const., II, p. 209.
202 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 4
«Ultimam ac perfectissimam Societatis habitationem dicimus peregrínatio-
nem professorum», Nadal Annot. in exam., Nadal, V, p. 195 (n. 1751).
1 5
Imposible traducir adecuadamente la frase: «dispersio iesuitantium». Extraña
forma de usar la palabra «jesuíta» como verbo (iesuitare). Hay que tener en cuenta
que el vocablo «jesuíta» comenzó a usarse en Alemania mucho antes de la funda-
ción de la Compañía, como un mote de burla o desprecio. La Enciclopedia universal
ilustrada Espasa explica que llamar a alguien «jesuíta» era una apelación despecti-
va o irónica y trae el ejemplo de un examen de conciencia de un devocionario de
1519, que hace esta pregunta: «¿Has dejado de enseñar la palabra de Dios, etc.,
por temor a las críticas de algunos burlones, que te llamaran fariseo, jesuíta, hipócri-
ta, beguino? Es probable que el comentario de Philippicus sea una mención despec-
tiva de los jesuítas, ya que en el norte de Alemania empezó a aplicarse por primera
vez esta palabra a los de la Compañía de Jesús. Pedro Canisio escribió en 1544 a
Pedro Fabro: «Le diré que se nos llama jesuítas»; y en otra carta, al año siguiente,
el mismo Canisio da a entender que este nombre era un remoquete: continuamos
en nuestro instituto «a pesar de la envidia y detracciones de algunos, que hasta nos
han dado el nombre de jesuítas». Ver la palabra «jesuíta» en la mencionada Enci-
clopedia Espasa, de donde hemos sacado esta información.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 203
1 6
«lile est locus longe amplissimus et tam late patens quam orbis universus;
quocumque enim ¡n ministerium ad opem anlmabus ferendam mitti possunt, haec
est horum theologorum habltatio praestantissima atque optatisslma; sciunt enim
esse sibi finem praestitutum, ut salutem omnium animarum procurent et perfectio-
nem. Intellegunt propterea se voto ¡lio quarto Pontífice máximo esse obstrictos, ut
universales missiones in animarum subsidium obeant ex illius imperio, quod est divi-
nitus in universam Ecclesiam constitutum. Vident se tot domus vel aedificare vel
obtinere non posse, ut ex propinquo excurrere ad pugnam possint. Haec quum ita
slnt, ¡Mam reputant esse quietissimam atque amenissimam habitationem, si perpetuo
peregrinari, orbem terrarum circumire, nullibi in suo habitare, semper esse egenos,
semper mendicos, modo mínima aliqua ex parte enltantur Chrlstum lesum imitari, qui
non habebat ubi caput recllnaret, et totum tempus suae praedicationis in peregrina-
tionibus exegit». Nadal, V, Dialog. II, pp. 773-774 (n.188).
1 7
Pol. Compl. II, 758.
204 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 8
Bobadilla, 35; Chron., 1,100.
1 9
Fabro I, 96.
2 0
Chron., I, 99-100.
2 1
MI, Epp., II, 9-81.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 205
2 2
MI, Epp., I, 630.
2 3
Este documento puede verse en San Ignacio de Loyola. Obras, BAC, sexta
edición, pp.333-338.
2 4
Diario, 15.
206 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 5
Const., 609.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 207
2 6
Const., 609.
2 7
L c . 9 , 3;Mt.10,9.
208 AMIGOS EN EL SEÑOR
«Si se dirá que vayan sin pedir viático, o si bastará decir que
vayan aunque no hubiese viático, etc.
2 8
MI, Const., II, p 324.
«9 Const., 610.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 209
«Al que así fuere enviado es muy conveniente que le sea decla-
rada enteramente su misión y la intención de Su Santidad y el
efecto para que es enviado, y esto en escrito si es posible se le
dé, para que mejor pueda cumplir lo que le es cometido. Y el
Superior procurará también de ayudarle con los demás avisos
que pudiere, para que más en todo se sirva Dios nuestro Señor y
31
la Sede Apostólica» .
3 0
MI, Epp., III, 638-639.
3 1
Const., 612.
210 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 2
EE., 146.
3 3
Const., 616.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 211
3 4
MI, Const., II, pp. 212-213.
3 5
FN, 1,216, nn. 103-104.
212 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 6
Const., 618.
3 7
MI, Epp., I, 141.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 213
raba así más prontitud, facilidad y eficacia para cumplir las diversas
misiones.
La comunicación de esta facultad, extendida a los prepósitos
provinciales y locales, era sobre todo necesaria en las regiones
más apartadas. Y lejos de desmembrar, unía más a la Compañía
como cuerpo apostólico universal. Porque el provincial o el superior
local al dar una misión, no podían actuar como superiores de la
comunidad local, sino como delegados del Papa y del Prepósito
General, y tenían que usar de esa facultad con criterios de servicio
universal en la Iglesia.
Esta delegación conlleva una delicada responsabilidad. Las
Constituciones encarecen mucho el miramiento que ha de tener el
superior en su ejercicio, poniendo siempre delante el mayor y más
universal provecho de las ánimas. La experiencia había demostra-
do que muchas de las peticiones de ayuda que llegaban respon-
dían a intereses más locales y no siempre consultaban el bien
común o universal de la Iglesia. Para cumplir diligente y eficazmen-
te la repartición se formulan algunos criterios, que ocupan la parte
central del capítulo segundo de esta Parte séptima. El texto a orde-
na en siete respectos o referencias las consideraciones que ha de
tener el superior para el ejercicio del envío. En el texto B autógrafo
pasan a Declaraciones, con lo que se difumina un poco el orden y
la claridad con que fueron presentados en el texto a. 1) Acerca del
que envía; 2) de los lugares o personas a donde envía; 3) de las
cosas del servicio divino para que se envía; 4) cuáles personas
para tales lugares o cosas envía; 5) cuántos y cómo juntados; 6) en
qué modo los envía y cómo puede ayudar a los enviados; 7) del
tiempo para que envía. Para el objeto de nuestro estudio solamen-
te presentaremos aquellos que más cercanamente tienen que ver
con el aspecto comunitario.
Recomendaciones al Superior
3 8
Const., 618, 627-628.
3 9
MI, Const., I, p. 216.
4 0
MI, Epp., IX, 226.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 215
4 1
MI, Epp., IX.226; Ver Memorial, nn.368,380-382.
4 2
Ver Memorial, nn.330, 334-335; MI, Epp., IX, 181.
216 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 3
MI, Epp., 1,429.
4 4
MI, Epp., 1,430 a Simón Rodrigues. Sobre la misión de Etiopía ver GRANERO,
JESÚS M., S.J., San Ignacio de Loyola, Panoramas de su vida, en Razón y Fe,
Madrid, 1967, 389-394; ver Memorial de Goncalves, nn. 118-123.
4 5
MI, Epp, VII, 295.
4 6
MI, Epp., VI, 97.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 217
47
para elegir a los que habían de i r » . La expedición se preparó con
especial esmero. En febrero de 1555 Ignacio envió al patriarca y a
doce compañeros, con una larga instrucción que testimonia su
inmensa capacidad de adaptación. Al emperador le mandaba tam-
bién un mensaje del que entresacamos estas palabras: «[designé]
sin el patriarca doce sacerdotes... por devoción del número que
representan de Cristo N. S. y los doce apóstoles; para que fuesen
a poner sus personas en todos trabajos y peligros, que menester
4 8
fuere para el bien de las ánimas de los reinos subditos a V. A . » .
Pero el Negus murió en 1559 y desde entonces el trabajo de los
misioneros se hizo más y más difícil, hasta que en 1632 su hijo res-
tableció la antigua religión.
En los casos que hemos ilustrado, las orientaciones indicadas por
las Constituciones se cumplen puntualmente: un asunto importante y
complejo, oraciones de todos para acertar en la decisión, participa-
ción comunitaria en la consulta, y determinación final del Superior.
«Nuestro padre dijo una vez estas palabras: "Yo deseo mucho en
todos una general indiferencia, etc.; y así, presupuesta la obe-
diencia y abnegación de su parte del subdito, yo me tengo halla-
do mucho bien de seguir las inclinaciones". Y procede de acuerdo
con este principio, o sea, cuando quiere mandar a uno a estudiar,
o a alguna parte fuera de Roma, o darle un oficio en que trabaje,
le examina para ver en qué se inclina más (presupuesta la indife-
rencia). El modo de examinarle es éste: mandarle hacer oración o
decir misa, y darle por escrito tres puntos: primero, si se halla
preparado para ir conforme a la obediencia; segundo, si se inclina
a ir; tercero, si lo dejasen en su mano, qué escogería. También
4 7
Memorial, n. 119.
4 8
MI Epp. VIII. 460-467.
4 9
MI, Const, II, p. 574.
218 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 0
Memorial, n. 117.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 219
5 1
MI, Epp., I, 599-600.
220 AMIGOS EN EL SEÑOR
52
1 C o r . , 1 2 , 4-7.
5 3
Le, 10,1.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 221
5 4
MI, Epp., VI, 99.
222 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 5
ver MI, Epp., Vil, 522-523 y 260-261.
5 6
MI, Epp., VI, 178-180; ver MI, Epp., VIII, 454-455.
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 223
• «En qué modo los envía y cómo los ayuda después de envia-
dos». Finalmente nos interesa este aspecto del modo como el supe-
rior debe enviar y acompañar durante la misión. Es el «sexto respec-
to» en el texto a y corresponde a la Declaración G [626] de la VII
e
Parte, capítulo 2 y al número 629, en el texto autógrafo. En cuatro
puntos se distribuyen las indicaciones: que vayan bien informados de
la intención de quien envía, las condiciones económicas de la misión,
el apoyo que han de recibir de la casa de donde parten y las instruc-
ciones y demás ayudas que ha de brindarle el superior.
Primeramente, es menester que vayan bien informados de la
intención del superior que envía, y si la calidad de los negocios y de
las personas lo requieren, que lleven cumplida instrucción del modo
de proceder, de lo que han de hacer y de lo que deben evitar.
Las condiciones económicas de la misión, «si pobremente, co-
mo sería a pie y sin dineros, o con más comodidad», quedan al
arbitrio del superior que, mirando a lo que más ayude para el buen
crédito y benevolencia de las personas y ciudades, a la mayor edifi-
cación de los prójimos y al servicio divino, determinará lo que con-
venga en cada caso. En las misiones dadas por el Papa se pedía
una disponibilidad total en sus manos, sin pedir nada para el viáti-
co, solamente preguntando cómo quería el pontífice que fueran, si
mendigando o de otro modo. Ahora, cuando a la Compañía «se le
deja hacer a su manera», la preferencia será «a la apostólica»,
«sjn dinero, ni provisiones, ni sandalias» (Le 10,4). Pero la pobreza
de la comunidad apostólica no es siempre uniforme, está medida
por la naturaleza de la misión, y sus criterios son el mayor servicio
de Dios y el aprovechamiento del prójimo. El enviado, unas veces
sufrirá su rigor, otras experimentará más alivio. Procurará conser-
var la libertad y la disponibilidad, con su inclinación siempre a
desear una identificación cada vez mayor con Jesucristo.
El apoyo que acompaña a los enviados, de parte de su comuni-
dad, más aún de la Compañía entera - y a que su misión es parte del
trabajo c o m ú n - , era muy expresivo en el texto a: «ayudarlos así
mismo después de enviados con deseos de caridad y oraciones y
224 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 7
MI, Const., II, p. 2 2 1 .
U N CUERPO APOSTÓLICO ESPARCIDO POR EL MUNDO 225
5 8
MI, Epp. 1,312.
5 9
MI, Epp. II, 546.
6° MI, Epp. V, 379; ver también, I, 479; II, 148-149; IX, 427-428.
6 1
MI Epp. VIII, 690.
6 2
Fórmula del Instituto, 1.
226 AMIGOS EN EL SEÑOR
4.- MI, Epp., I (91) 313: Joanni Bernardo Díaz de Luco, nombrado
obispo de Calahorra, que pide a Ignacio le envíe algunos compañeros
a sus diócesis. Declinante anno 1545.
5.- MI, EPP., II (308) 80: Papiensi civitati, Roma 7 aprilis 1548 («La
bella mlsslva di S. Ignazio al Comune di Pavia trovasi in doppio esem-
plare nell archivio del Museo di Storia Patria a cui sonó preposto... Si
mano del Santo non si vede nel due essemplari che la sottoscrizione e
le parole che la precedono...»
6.- MI, Epp., III (1324) 155: Episcopo Mutlnensi, Aegidio Fosearan,
Roma 23 augustl 1550.
Introducción
1
Ver Obsérvala Patrum, al texto A, en MI, Const., 1, pp.395-396.
230 AMIGOS EN EL SEÑOR
2
La lista de las instrucciones, con sus techas y destinatarios, puede consultar-
se en el apéndice, al final de este capítulo.
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 231
3
Ver MI, Epp., XII, 251-253. Aunque fechada el 8 de octubre de 1552, una nota
en el texto de Monumenta admite la posibilidad de una redacción mucho más ante-
rior. Si se compara con el texto a (MI, Const., II, pp.217-219), la redacción es más
primitiva, lo que sugiere que es anterior.
4
MI, Epp., 1,174-178; sobre la misión de Irlanda ver Polanco, Chron., I, 96-98.
232 AMIGOS EN EL SEÑOR
5
MI, Epp., 1,374
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 233
6
MI, Epp., VIII, 697; V, 38; IX, 598.
7
MI, Epp.,11,705; XI1, 250; VI.492.
8
MI E p p . 1,387; 1 1 , 2 7 7 .
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 235
Relaciones entre sí
9
MI, Epp., X M , 244.
1 0
MI, Epp., 1,734.
1 1
MI, 1 1 1 , 5 4 8 .
1 2
MI, IX, 591-595; ver también Epist. Mixtae, V, 96, donde Anselmo escribe
sobre la muerte de Gerardo y relata todo el viaje.
236 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 3
MI, Epp., I, 389.
1 4
MI, Epp., XII, 241-244.
1 5
MI, Epp., IV 3 0 1 ; XI, 256.
1 6
MI, Epp., XII, 2 3 1 .
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 237
1 7
MI, Epp., VI, 4 9 1 .
1 8
MI, Epp., XI, 360.
1 9
Const., 273; MI, Epp., X, 508; XII, 2 4 1 ; 255.
238 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 0
MI, Epp., I, 570; VIII, 9 1 ; XI, 364, 5 4 1 .
2 1
MI, Epp., X, 508.
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 239
2 2
MI, Epp., XII, 252.
2 3
«Et cum hominibus est conversatus», Baruch, 3,38.
2 4
«Ut scias quomodo oporteat te in domo Deí conversan», 1Tim 3,15.
2 5
«In omni conversatione sancti sitis... in timore incolatus vestri tempore con-
versamini... redempti estis de vana vestra conversatione» 1 Pe 1,15-18
240 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 6
MI, Epp., 1,204.
2 7
Pol. Compl., 1 1 , 7 5 1 .
2 8
MI, Epp., 1 1 1 , 5 4 6 .
2 9
MI, Epp., IV, 457.
3 0
MI, Epp., X, 690; ver Pol. Compl., 11, 756.
3 1
MI, Epp., 1 1 1 , 5 4 3 ; XI, 3 7 1 .
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 241
Hablar poco y tarde; oír largo y con gusto, hasta que acaben de
hablar lo que quieren y después responder; acomodarse al tem-
peramento de las personas: «mirar primero de qué condición
sean y haceros de ella, es a saber: si es colérico y habla de pres-
to y regocijado, tener alguna manera su modo en conversaciones
buenas y santas cosas, y no mostrarse grave, flemático o melan-
cólico. Si entendiéredes que a natura son recatados, tardos en
hablar, graves y pesados en sus conversaciones, tomar el modo
de ellos con ellos, porque aquello es lo que les agrada: omnia
ómnibus factus sum».
3 2
MI, Epp., I, 179-181
3 3
MI, Epp., I, 386-387. Ver artículo de Ignacio Iparraguirre, S.J., «La conversa-
ción como táctica apostólica de San Ignacio», en Razón y Fe, 160 (1 959) 11-24.
242 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 4
MI, Epp., III, 548; XII, 244.
3 5
MI, Epp., XII, 253.
3 6
MI, Epp., XII, 239-247. Sobre la misión de Ingolstadt, ver Chron., I, 410-416.
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 243
3 7
MI, Epp., XII, 242-243.
3 8
MI, Epp., IV.456-457.
244 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 9
MI, Epp., 1, 733-734; III, 546; IV, 419, 458; x, 506, 695; XII, 253.
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 245
4 0
MI, Epp., XII, 253; IV, 421; 1, 235.
246 AMIGOS EN EL SEÑOR
* ****
4 1
MI, Epp., 1, 191 05.
4 2
MI, Epp., 11, 277; ver además 111, 76, 544, 546; IV, 302; V, 13.
4 3
MI Epp., XII, 253.
LA COMUNIÓN EN LAS INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN 247
37. A Oliverio Manaré: instrucción para los que van al nuevo cole-
gio de Loreto. 23 noviembre 1554. Italiano. Epp. VIII, 89-92.
38. Instrucción a los que van a Portugal para Etiopía. 15 septiem-
bre 1554. Español. Epp., VIII, 677-679.
39. A Poncio Cogordan, para la misión en Provenza.12 febrero
1555. Italiano. Epp., VIII, 391 394.
40. A Poncio Cogordan, para la misma misión.12 febrero 1555.
Español. Epp., VIII, 395-397.
41. A Poncio Cogordano y Julio Onofrio, sobre lo mismo. 12 febrero
1555. Italiano. Epp., VIII, 395-400.
42. A Everardo Mercuriano, sobre el colegio de Perugia. Co-
mienzos de abril 1555. Italiano. Epp., XII, 316-319.
43. A Juan Nuñes, patriarca de Etiopía. 26 febrero 1555. Español,
Epp., VIII, 680-690.
44. A Alfonso Salmerón: recuerdos para la Dieta y para Polonia. 27
julio 1555. Italiano. Epp., IX, 374-378.
45. Instrucción para los que se envían enfermos a Alemania y
Flandes. 12 septiembre 1555. Italiano. IX, 592-594.
46. Instrucción para Gaspar Loarte en viaje a Florencia y Genova.
12 septiembre 1555. Italiano. Epp., IX, 595-596.
47. A Jerónimo Le Bas: misión en Auvernia. 12 septiembre 1555.
Italiano. Epp., IX, 597-599.
48. Instrucción a todos los que se envían de Roma a distintos cole-
gios. 18 octubre 1555. Italiano. Epp., IX, 729-731.
49. A Jerónimo Doménech y compañeros: instrucción para los que
se mandan a Sicilia y Ñapóles. 20 octubre 1555. Italiano. Epp., X, 8-11.
50. Al patriarca de Etiopía. Principios de 1556. Portugués. Epp.,
VIII, 690-696.
5 1 . Al superior de la Compañía en Etiopía. Principios de 1556.
Español. Epp., VIII, 696-698.
52. A Luis Gongalves, visitador de colegios y colateral de Torres
en Portugal. 12 enero 1556. Español. Epp., X, 505-511.
53. Instrucción para el colegio de Praga.12 febrero 1556. Italiano.
Epp., X, 689-701.
54. Instrucción para los que se mandan a Ñapóles.10 abril 155.
Italiano. Epp., XI, 231 -232.
55. Instrucción para los que se mandan a Siena.15 abril 1556.
Italiano. Epp., XI, 255-257.
56. Instrucción para los que van a Colonia. 11 mayo 1556. Italiano.
Epp., XI, 359-365.
57. Instrucción para los que se mandan a Claramonte. 11 mayo
1556. Italiano. Epp., XI, 366-372.
58. Recuerdos para el P. Mtro. Salmerón en la ida a Flandes. 20
mayo 1556. Español. Epp., XI, 422-425.
59. Instrucción para el viaje de los que van a diversas partes de
Italia. 1 junio 1556. Italiano. Epp., XI, 483-484.
60. Instrucción para el colegio que se manda a Ingolstadt. 9 junio
1556. Italiano. Epp., XI, 530-544.
6
LA COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA
QUE RESIDE EN CASAS Y COLEGIOS
Introducción
1
Const., 603; ver texto a, MI, Const.,II, 209-210.
254 AMIGOS EN EL SEÑOR
2
Const., 654.
3
ANTONIO M. de ALDAMA S.J., Repartiéndose en la viña de Cristo. Comentario a
S
la 7 Parte de las Constituciones. Centrum Ignatianum, CIS, 1973, p. 165. Cita (1):
Deliberación de San Ignacio sobre la pobreza, MI, Const., I, p. 80, y Obras de San
a
Ignacio, BAC, 6 edición, p. 338, n.13. Cita (2): Nadal, V, 195, 364, 673, 773-774.
4
Diario, n.161.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 255
5
MI, Epp., 1,451.
6
Const., 189.
7
Const, 626, 615.
256 AMIGOS EN EL SEÑOR
otras menos durables, que pocas veces y por poco tiempo ayudan,
es cierto que las primeras deben preferirse a las segundas... todo
8
por ser así más servicio divino y más bien de los próximos» .
El «no atacarnos a un lugar particular» de que habla Ignacio,
está, pues, temperado por el fruto perseguido. Es la causa para
que la comunidad se detenga más o menos en un sitio, y la motiva-
ción que le Imprime movilidad para dejarlo en busca de otro bien
mayor. Estable o peregrinante, la Compañía se mantiene libre para
el mayor servicio divino en bien de los prójimos.
Cuando se escriben las Constituciones, esos tipos de residencia
no constituían, pues, ninguna amenaza para la movilidad de la
Compañía. Mientras unos compañeros se detenían, otros discurrían
en sus misiones, y el cuerpo total no perdía su fisonomía itinerante.
Además que aquellas residencias no tenían el talante de conventos
donde permanecieran habitualmente recogidos los profesos. Eran
bases de operación, centros de partida y de llegada. Para evitar el
ocio, las Constituciones apelan a la Imaginación de los operarlos
para que, sin perjuicio de la misión principal, el tiempo libre lo apro-
vechen para hacer salidas apostólicas a lugares vecinos.
La casa profesa de Roma, prolongación de la primera comuni-
dad estable que formaron los compañeros a su llegada de Venecia,
fue el modelo inspirador de aquellas nuevas residencias más esta-
bles. Era el centro del gobierno de la Compañía; punto de partida y
de regreso de los enviados a misiones; desde ella se atendía a mul-
titud de ministerios en la iglesia de Santa María de la Estrada y en
muchas otras partes de la ciudad; y servía además como lugar de
probación de los candidatos antes de pasar a los colegios. Así escri-
be Polanco a Ribadeneira un mes antes de la muerte de Ignacio:
«N. P. Mtro. Ignacio está bien, Dios loado, y para la multitud que hay
de gente en la casa y colegio parece que hemos tenido y tenemos
mucha salud... Hoy son partidos [18 para el colegio de Ingolstadt]...
van medianamente acomodados con el viático de 300» que les puso
en Roma el duque, parte de ellos a pie, parte a caballo, como sole-
mos usar, para que descansen los unos y los otros. No quedamos
tan desiertos con estas misiones, y con otras que se han enviado a
colegios ya hechos, porque son muchos los que envía Dios N. S. a
la Compañía, que en un mes contábamos veinte y tantos recibidos
9
en casa; y más que otros tantos nos dan prisa por entrar» .
En su información sumaria sobre la Compañía escrita en 1555,
es nuevamente Polanco quien exhibe la fotografía de la casa de
8
Const., 623.
9 Mi, Epp., XI, 555.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 257
1 0
Pol. Compl., 1,117-119.
1 1
F N , I, 6 3 - 6 6 .
258 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 2
MI, Epp., IX, 83.-
1 3
Ver Aldama, Repartiéndose en la vida... pp. 166-167.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 259
1 4
Const., 307-308.
260 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 5
Ver A. DELCHARD, S.J., «La genése de la pauvreté Ignatienne», Christus,
2 4 ( 1 9 5 9 ) 464-486.
1 6
Memorial, n.138. La Iniciativa de Laínez en las reuniones de la cuaresma de
1539, se refiere a los colegios como residencias para los estudiantes de la
Compañía, no a colegios para enseñanza de la juventud. Sobre el asunto ver PEDRO
DE LETURIA, S.J., «Pourquoi la Compagnie de Jésus devint un ordre enseignant»,
Christus, 8 (1960) 305-328.
1 7
Ver MI, Const., I, p p. 48-65.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 261
1 8
Ver Chron. 1,147.
1 9
Epist. Mixtae, I, 315.
2 0
Ver ALLAN P. FARELL, S.J., «Colleges for extern students opened in the lifeti-
me of St. Ignatius», AHSI, 6(1937) 287-291; JOHN W. O'MALLEY, S.J., Los primeros
Jesuítas, c.6. «Los Colegios», p p. 249-298; PEDRO de LETURIA S.J., «Pourquoi la
Compagnie de Jésus devint un ordre enseignant», Christus, 8 (1960) 305-328;
LADISLAUS LUKACS, S.J., «De origine collegiorum externorum», AHSI (1960-1961)189-
245, 3-89; MI, Epp., IV, 59-60; Pol. Compl., 1,112-114. En realidad, la primera ense-
262 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 7
MI, Epp., VI, 411-412.
2 8
MI, Epp., IV, 7-9; XII, 309-310.
2 9
MI, Epp., IV, 7.
264 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 0
MI, Epp., IV.8-9.
3 1
MI, Epp., IV, 5-7.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 265
3 2
Ver Inst. S.l, 1,158.
3 3
MI, Epp., VI, 411-412.
266 AMIGOS EN EL SEÑOR
prójimo, y se animan con ver el fruto que Dios N.S. les deja ver» y
al decir de Ignacio: «los mancebos algunas veces tienen en esto
tanta y más gracia que los sacerdotes». Pero como su principal
ocupación eran los estudios, ejercían su apostolado principalmente
«con su buen ejemplo y conversación y doctrina». La formación de
los futuros operarios estaba, pues, íntimamente ligada a la prepara-
ción apostólica.
Aunque los colegios tenían renta para la sustentación de los
escolares y de los operarios que en ellos trabajaban, el estilo de
pobreza no se diferenciaba en su austeridad del de la Compañía
profesa. Y la enseñanza gratuita a los estudiantes externos pobres,
inculcaba el propósito de «predicar en pobreza».
De suerte que con la aparición del fructuoso ministerio de la
enseñanza, esos colegios -diferentes de aquellos primeros cole-
gios-residencias alrededor de las universidades- se fueron convir-
tiendo en comunidades apostólicas donde se realizaba el trabajo
de las casas profesas juntamente con la enseñanza de la juventud.
El P. Nadal explicará más tarde: «En los colegios se espera gran
provecho, no sólo de la educación de los niños en la doctrina cris-
tiana, sino juntamente de los ministerios primarios de la Compañía,
que seriamente se ejercitan en estos colegios, y muy fructuosa-
34
mente. Por lo tanto, en ningún colegio se deben omitir» .
Se puede aplicar por lo tanto a los colegios de ese tiempo lo
que hemos dicho sobre la razón de ser de las residencias profesas,
dentro de la concepción de la comunidad ignaciana: instrumentos a
través de los cuales la Compañía se reparte para realizar su mi-
sión, no discurriendo, sino «residiendo firme y continuamente en al-
gunos lugares, donde mucho fruto se espera de la divina gloria y
35
servicio» . Pero no puede olvidarse que si los colegios constituían
comunidades estables, las personas que en ellos trabajaban con-
servaban su movilidad: los estudiantes, porque estaban en ellos
sólo por un tiempo, preparándose para ser operarios; los padres,
porque Ignacio los pasaba de una partes a otras para satisfacer
" nuevas demandas, según el criterio del mayor fruto y del bien más
universal.
En una perspectiva de la comunidad total de la Compañía, la
contemplamos todavía «no atacada en un particular lugar», sino
por el contrario «esparcida por el mundo, por diversas regiones y
lugares», ya sea discurriendo en algunos de sus miembros, ya resi-
diendo en otros, siempre disponible para ir dondequiera que el
3 4
Scholia ¡n Const., p. 383 (a la Declaración, n. 394).
3 5
Const., 603; ver texto a, MI, Const.,11, p p. 209-210.
268 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 6
Ver MI, Const., II, pp. 562, 214.
3 7
Const., 623.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 269
Por la razón más eficaz que hace desear alguna casa, es porque
los profesos comienzan a multiplicarse, y aún se multiplicarán
más; y no siendo el trabajo de algunos de ellos necesario en los
colegios, no pueden según las Constituciones nuestras realmente
vivir en ellos; y estar siempre en las misiones no conviene, por-
que se olvidarán de la disciplina religiosa.
Cuatro son las razones que aduce Polanco para pedir casas
profesas, que corresponden a otros tantos inconvenientes que se
" están ya presentando en los colegios por aquellos años: 1) la pro-
vincia está acéfala sin casa profesa; se deja lo principal por lo
accesorio; 2) la Compañía debe dar testimonio de pobreza en sus
profesos; y ese testimonio no es manifiesto, ni fácilmente creíble
mientras vivan los profesos de las rentas de los colegios; 3) los
profesos comienzan a multiplicarse y no tienen comunidades pro-
pias a donde puedan retirarse, descansar y reparar sus fuerzas
3 8
Chron., VI, 743.
3 9
Pol. Compl., II, 390-391.
270 AMIGOS EN EL SEÑOR
entre una y otra misión; los colegios no son sitios en donde normal-
mente puedan vivir, según las Constituciones; 4) la vida en los
colegios tiende a debilitar su espíritu misionero y la vocación de
discurrir «a la apostólica», predicando el Evangelio en pobreza.
4 0
MI, Const., I, pp. 49-51.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 271
4 1
MI, Const., I pp. 53-54.
4 2
Citado por Tacchi Venturi, Storía della Compagnia di Gesü, vol. II, p. I, 58.
272 AMIGOS EN EL SEÑOR
Parece que Ignacio desde muy pronto deseaba tener casas se-
paradas para la formación, pero no precisamente por las razones
que se podrían pensar, siguiendo la argumentación de Villanueva y
Melchor Cano. En los documentos preparatorios de las Constitu-
ciones se hace mención de ellas: y se pregunta «si los colegios
pueden tener a su costa... una casa en Roma, y así otras en diver-
sas partes... para estar en prueba los escolares, los que pretenden
entrar en las casas de la Compañía... tamen no por todo el tiempo
de las probaciones, mas por alguna parte de ellas que más conve-
niente parezca. Así mismo para que se puedan dar ejercicios espi-
44
rituales... afflrmative» .
Polanco propone a Simón Rodrigues en 1547 ensayar en
Coimbra ese mismo plan que el fundador «tiene hecho de muchos
días y aun años acá... aunque hasta ahora no se haya ofrecido
comodidad para efectuarlo»; ese plan consiste en hacer una casa
para recibir en probación «a los que vienen aquí de día en día de
varias naciones, con votos o propósitos de ser en esta Compañía»;
dicha casa servirá también para que hagan ejercicios otros, aunque
4 3
MI, Const., I, p. 60.
4 4 a
MI, Constituía et annotata, p p. 191-192, n.24; ver Series dubiorum 3 , ib.,
p. 305.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 273
4 5
MI, Epp., I, 603-606. También el texto a de las Constituciones contempla la
posibilidad de varias personas a cargo de los novicios: «si hubiese mucha multitud
de mancebos», para que tengan cargo de algunos especialmente, confiriendo con el
maestro de novicios en las dudas que ocurrieren.
4 6
MI, Epp., I, 603-606.
274 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 8
Annot. in exam.(1557), Nadal, V, 190-191, n.161.
4 9
Annot., in exam., Nadal, V, n.165.
5 0
Dialogus II, n.185 Nadal, 771-772; ver Exhort. Compl. N.256, Nadal, 470.
276 AMIGOS EN EL SEÑOR
Las casas y colegios son, pues, los centros desde los cuales la
Compañía procura ayudar al prójimo residiendo en algunos lugares
continuamente. Los medios apostólicos que utiliza son similares a
los que emplea discurriendo en misiones por unas partes y otras.
El capítulo cuarto de la Parte Séptima propone nueve medios de
trabajo y excluye tres. Lo primero es el testimonio de vida, «el buen
ejemplo de toda honestidad y virtud cristiana, procurando no menos
sino más edificar con las buenas obras que con las palabras». Es
significativo que las Constituciones den la primacía a la edificación,
entre los medios de aprovechar al prójimo. La edificación es un tér-
mino genuinamente ignaciano cuyo significado propio es construir,
levantar el edificio, promover, a las personas y a la sociedad.
Hoy podemos entender mejor lo que significa el testimonio
como medio de evangelización, y éste como comunitario, con la
ayuda de dos textos contemporáneos, uno de Pablo VI y otro del
General de la Compañía, Peter-Hans Kolvenbach.
El Papa Pablo VI en la Exhortación apostólica Evangelii Nun-
tiandi lo antepone a los demás: «Para la Iglesia el primer medio de
evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente
cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe inte-
rrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin
límites. Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida,
como la Iglesia evangelizará al mundo. Es decir, mediante un testi-
monio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y desprendi-
miento de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del
52
mundo, en una palabra: de santidad» . «A través de este testimo-
nio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse a quienes con-
templan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por qué son así? ¿Por
qué viven de esta manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira?
53
¿Por qué están con nosotros?» .
En la Compañía, el P. General decía a los Provinciales euro-
peos: «Más que nunca los cristianos testimonian juntos, en comuni-
5 1
Annot. in exam, Nadal, V, 191, n.163; ver también las Pláticas de Coimbra
(1561), pp. 89, n . 1 3 y 1 6 1 , n . 1 3 .
5 2
Evangelii Nuntiandi, n. 4 1 .
5 3
Evangelii Nuntiandi, n. 2 1 .
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 277
5 4
Manresa, 29 de octubre de 1995.
5 5
Const., 637.
278 AMIGOS EN EL SEÑOR
sos lugares entre fieles e infieles, para que Dios los disponga todos
a recibir su gracia por los flacos instrumentos de esta mínima
56
C o m p a ñ í a . Es una oración apostólica que desde la residencia o
el colegio asiste a todo el cuerpo esparcido por el mundo. El jesuíta
no puede ser absorbido de tal manera por su trabajo concreto ni la
comunidad concentrarse tanto sobre sí misma, que pierdan la con-
ciencia de ser «parte y obra» de la primera y verdadera comunidad,
que es la universal Compañía.
En tercer lugar los ministerios de la palabra y los sacramentos,
como la celebración de misas y otros oficios; la administración de
los sacramentos y la exposición de la palabra divina en sermones,
lecciones y enseñanza; la conversación, exhortando, aconsejando
y dando ejercicios espirituales. En una palabra, los ministerios que
son más propios de la Compañía, indicados en la Fórmula del Ins-
tituto. Todo gratuitamente, sin tomar limosna alguna por ellos. Y no
sólo en la iglesia de la Compañía, sino también fuera de ella, en
otras iglesias, plazas o en otros lugares de la tierra. Como comuni-
dad que tiene una constitución misionera, no se contentará con
ayudar a los que vienen a buscarla, sino que saldrá a su encuentro
fuera.
El P. Nadal escribió una consideración sobre este aspecto:
5 6
Const., 638.
5 7
Scholia in Const., 188 (al n. 650 de las Constituciones).
5 8
Memorial, n.137.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 279
5 9
MI, Epp., V, 657-658.
6 0
MI, Epp., IX, 535-536.
6 1
En el texto B, estas actividades que se excluye, fueron trasladadas de la
a a
Parte 7 a la 6 , 586-592.
280 AMIGOS EN EL SEÑOR
Una comunidad «con los pies calzados», lista para salir a anun-
ciar el Evangelio de la paz. La Compañía, aunque detenida en un
6 2
Chron., I, 148; ver Ribadeneira, Vida de San Ignacio, Lili, ca p. 14, FN, IV,
437-441.
6 3
MI, Const., I, p p. 183-184.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 281
6 4
MI, Const, II, p. 2 1 1 .
282 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 5
Const., 654.
6 6
MI, Epp. X, 374,545-546; ver LUKACS, «De origine collegiorum»... p p. 5 4 , 1 1 6 .
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.. 283
6 7
MI, Epp., XI, 555.
6 8
MI, Epp., X, 546.
6 9
MI Epp., II, 49-53.
284 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 0
VerChron., II, 174-185.
7 1
MI, Const., II, p. 215.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE... 285
7 2
Scholia in Const., p. 440 (a la Declaración, n. 605).
286 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 3
Scholia in Const., p. 175 (al n. 603 de Constituciones).
7 4
MI, Epp., I, 362.-
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE.., 287
7 5
Ver Nadal, V, 773. Este texto y el siguiente son concordancias tomadas prin-
cipalmente de: Diálogus II (1562-1565) n, 187, Nadal, V, pp. 673 y 770-774; Annot.
in exam. (de domibus Societatis), Nadal, V, pp. 190-196; y Exhort. Compl., Nadal, V,
pp. 364-365 y 469-470.-
288 AMIGOS EN EL SEÑOR
«En las casas tienen también los profesos una sede cierta donde
pueden recogerse al regreso de sus misiones; y «requiescent
pusillum» como decía Cristo a sus discípulos. Y mientras ellos se
rehacen, irán otros en su lugar. Allí podrán disfrutar en el Señor
de un ligero descanso, y consolarse con la intimidad agradable y
espiritual de los padres, para poder ser enviados de nuevo en
peregrinaciones. Brevemente, es como retornar de la lucha y de
la victoria al estandarte de la Compañía, es decir, a la obediencia
77
de los superiores, y del frente recogerse en el campamento» .
«Pero con todo, lo principal de las casas es que en ellas se traba-
78
ja intensamente por la salud de las ánimas» .
«Y aunque hay ahora pocas, por ser aún pocos los profesos,
espero en el Señor habrá muchas... de suerte que en cada
obispado con la ayuda de Dios vengan a tener casa, de la
79
cual salgan unos y otros para ayudar a las á n i m a s » .
7 6
Nadal, V, Dialogus II, 773; Ver nota anterior.
7 7
Nadal, V, 195 , 470; Exhort. Compl., p. 469 (n. 256); La imagen del estandar-
te se refiere a la tienda del general donde flotaba la bandera del ejército.
7 8
Nadal, V, p. 195 (n. 174).
7 9
Exhort. Compl., Nadal, V, p. 469 (n. 256); Pláticas espirituales en Coimbra,
n. 17.
L A COMUNIDAD EN LA COMPAÑÍA QUE RESIDE... 289
8 0
Exhort .Compl., Nadal, V, pp. 364-365 (n. 130).
8 1
Annot. In exam., Nadal, V, p.195: «In domlbus professls non est ultima vel
etiam potissima habitatio Societatis, sed in peregrinationibus, ut dicetur».
8 2
Dialogus, II, Nadal V, p. 673 (n. 52).
8 3
Annot. In exam., Nadal, V, p. 195 (n. 175).
8 4
Exhort. Compl., Nadal, V, p. 364-365 (n.130).
7
Introducción
1
MI, Epp., IV, 627.
292 AMIGOS EN EL SEÑOR
2
MI, Const., II, p. 202.
3
Const., 5 4 7 .
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 293
4
Ver F. ROUSTANG, Constitutions de la Compagnie de Jésus, Introduction á une
lecture, I I , 8 3 - 8 6 , 1 2 8 .
294 AMIGOS EN EL SEÑOR
5
La posición de Roustang acerca de Polanco es comentada por Jesús M.
Granero, S.J., en revista Manresa, 39 (1967) 235-244 y por Cándido de Dalmases,
S.J., AHSI, 36 (1967), 300-306, en sendas recensiones de la traducción francesa de
las Constituciones bajo la dirección de F. Courel y F. Roustang, Collection Christus.
6
MI, Const., II, p. 209.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 295
7
Const., 553.
8
Const., 554.
296 AMIGOS EN EL SEÑOR
9
Ver EE., 136-148.
1 0
Diario, n.15.
1 1
Deliberación sobre la pobreza, nn. 1 , 1 2 , 1 3 .
1 2 a
MI, Const., II, p. 203, 2 .
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 297
1 3
MI, Epp., 1,117.
1 4
Roustang piensa que la eliminación excluye toda traza de pelagianismo que
haría depender los beneficios divinos del fervor apostólico de la Compañía (op. cit.
p. 87). No nos parece tan convincente su razón.
1 5
Const., 559. Es una frase que no estaba en el texto a; la añade el texto au-
tógrafo en forma de declaración.
1 6
Const., 558-559.
298 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 7
Const., 5 6 1 .
1 8
MI, Const., II, pp. 203-204.
1 9
Const., 562.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 299
2 0
Const., 565.
2 1
Const., 567.
2 2
MI, Epp., I, 96.
300 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 3
MI, Epp., VI, 577.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 301
2 4
«Predicar en pobreza o breve ensayo sobre la gratuidad en Ignacio de
Loyola», artículo publicado en Tradición ignaciana y solidaridad con los pobres,
5
colección Manresa n 4 , 1 0 4 .
2 5
«Predicar en pobreza»... 103.
2 6
Const, 569.
302 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 7
Examen, I, 4.
2 8
Examen, IV, 67. Los que pedían limosna por Roma debían responder, entre
otras cosas, a los que les preguntaran por qué lo hacían: «por imitar a nuestros
Padres, que así lo han hecho», MI, Epp., XII, 656.
2 9
Autob., n. 37.
3 0
MI, Const., I, p. 63, n. 28 (Fundación de casa).
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 303
«Al Padre le parece bien que se pida limosna por prueba, y al prin-
cipio de la Compañía también le parecía bien, para que se supiese
que éramos pobres, pero no simplemente por mendigar; al contra-
rio, cree que este modo de sustentarse no es bueno para la
Compañía; y se ha introducido en Roma por debilidad e insistencia
3 1
MI, Const., I, pp. 63-64. Las primeras religiones son las de vida contemplati-
va; las segundas, las de vida mixta.
304 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 2
Memorial, n. 253. Goncalves explica «este modo de sustentarse»: el que
usan ordinariamente los frailes de San Francisco. «íbamos con nuestro saco a cues-
tas por las calles de Roma, llamando a las puertas y diciendo en cada una con voz
tan alta que pudiera oírse en toda una casa de tres o cuatro pisos: "Dadme una
limosna, por amor de Dios, para la Compañía de Jesús"». Existe una instrucción de
1554 sobre el modo de mendigar en Roma, ver MI, epp., XII, 656-657.
3 3
Const., 570.
3 4
Sobre este tema ver ANTOINE DELCHARD, S.J. «Histoire du voeu de pauvreté»,
De Pelgrim, Leuven, 1961.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 305
3 5
Ver Flp. 4, 11-14.
3 6
EE., 344.
306 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 7
En Información, S.J., Madrid, 95 (1985) 11-12.
3 8
Const., 575.
3 9
Const., 576.
4 0
Const., 577.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 307
4 1
MI, Epp. XII, 617. \
4 2
Memorial, n.136.
308 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 3
Ver, por ejemplo, MI, Epp., I, 175; III, 733; IV, 42; V , 9 1 ; VI, 6 8 1 ; VII, 38; IX,
26; XII, 67.
4 4
Examen, 18-19.
4 5
Annot. in Exam., Nadal, V, 173; Annot. in Const., Nadal, V, 126.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 309
«En lo que para el comer, dormir y uso de las demás cosas nece-
sarias o convenientes a la vida toca, aunque será común y no
diferente de lo que al médico de la tierra donde se vive parecerá,
en manera que lo que de aquí quitare cada uno sea por devoción
y no por obligación, se haya miramiento a la bajeza, pobreza y
espiritual edificación, que siempre debemos tener ante los ojos
47
en el Señor nuestro» .
4 6
Examen, 8.
4 7
Const., 580.
4 8
MI, Epp., 111,41.
310 AMIGOS EN EL SEÑOR
a
« 1 [razón para la vida común]: para tener más acceso a todo
género de personas, al clero, a los monjes, a los nobles, a los
ciudadanos, a los rústicos... con los laicos convenimos, y con los
hombres de todas condiciones, en un modo común de conver-
sar... según el ejemplo de Cristo y de los apóstoles, cuya comida
y vestido era común; y el mismo Cristo llevó una vida común para
50
comunicar su divina doctrina a todos los hombres» .
4 9
Nadal, V, Exhort. In Hispania, p. 60 (n. 52), Ver Annot. in exam., Nadal, V,
pp. 164-168.
5 0
Oliverio Manare, Exhortationes super Institutum, 409.
5 1
Ver Flp, 2, 5ss.
5 2
Autob., n. 18.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 311
5 3
Ver MICHEL DORTEL-CLAUDOT, S.J., Le gente de vie extérieure des Cleros
réguliers et de la Compagnie de Jésus: Ratio vivendi communis honestorum sacer-
dotum, disertación inédita en la Universidad Gregoriana, 1966, pp. 179ss.; Atoóte de
vie et pauvreté de la Compagnie de Jésus, Centrum Ignatianum, CIS, Recherches,
4, Roma; JOSÉ LUIS DE URRUTIA, S.J., «Régimen de las Ordenes Religiosas a media-
dos del siglo XVI y aportación de san Ignacio», Miscelánea Comillas, 36 (1961) 93-
142; Nadal, V, Annot.in.exam., Curvita exterior communis in Societate, pp. 164-168.
312 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 4
Ver Bullarium Romanum, t.VI (1522-1555).
5 5
Ver PEDRO de LETURIA, S.J., « A las fuentes de la romanidad de la Compañía
de Jesús», en Estudios Ignacianos, I, 239-256.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 313
5 6
«Régimen de las Ordenes religiosas a mediados del siglo XVI y aportación
de San Ignacio», Miscelánea Comillas, 36 (1961) 140-141.
314 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 7
Const., 586.
5 8
Ver ANTONIO ASTRAIN, S . J . , Historia de la Compañía de Jesús en la Asis-
tencia de España, t.1,1.1 c.XI, 184.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 315
5 9
MI, Epp., XII, 614-629. Original latino.
316 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 0
«Compendio de lo que se puede responder al decreto de la sagrada facultad
de teología parisiense» (a cada uno de los capítulos de la acusación), MI, Epp., XII,
618-619.
6 1
Ver Memorial» nn. 177, 325 y FN, I, 636, 712; ver también artículo de Alberto
Gutiérrez, S.J., «San Ignacio de Loyola y la música, Apuntes Ignacianos», Centro
Ignaciano de Reflexión y Ejercicios (CIRE), Bogotá, 17 (1996) 49-60.
6 2
FN, II, 337.
6 3
Autob., n. 20.
6 4
EE., 355.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 317
65
barrios como frailes» . Otro asunto acaecido en Viena le pareció
muy grave: la Compañía había recibido una antigua iglesia de car-
melitas, con culto. Comenzaron a cantar los nuestros en la misa del
domingo, a la que respondían algunos desde el coro superior; los
escolares entonaban los maitines y las vísperas del oficio de nues-
tra Señora. Primero les llegó una carta de Polanco:
6 5
Memorial, n.373.
6 6
MI, Epp., VIII, 68.
6 7
MI, Epp., VIII, 117-118.
318 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 8
Memorial, n. 137.
6 9
MI, Const., I, p. 267. Ver la nota 5 de la misma página y Prolegomena, pp.
CLXVl-CLXII, donde se explica la naturaleza de este documento y se le asigna una
fecha probable en 1549 o antes.
7 0
MI, Epp., II, 699.
320 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 1
M I . , Epp., X I , 227-228.
7 2
Epp., X I I , 46.
MI.,
7 3
Nadal, I V , 572; ver J . M . AICARDO, S.J., Comentario a las Constituciones, t. I I ,
574-578.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 321
7 4
MI, Epp., VIII, 594.
7 5
Memorial, n. 316.
7 6
MI, Epp., VII, 708. Pero Ignacio mismo las rezaba cada noche por la elección
del Papa con el hermano Juan Cors, su ayudante, que le arreglaba la habitación.
Ver Memorial, n. 316.
7 7
«An simul omnes orare aliqua diei, vel noctis hora expediet. Responsum est,
simul non esse orandum cum praesertim mens Patris Ignatii eo tenderet prout verbis
significavit», Inst. S.I., 1,163.
7 8
Laínez, Epp. V, 117-118. Las letanías fueron introducidas como oración de
comunidad por el P. Borja, para atender a los deseos de Pío V de que se ofrecieran
oraciones en toda la Iglesia por la solución del problema turco. El mismo Borja en
1570 ordenó el rezo diario de las letanías en todos los colegios de la Compañía «por
la real persona de su majestad y por sus negocios y de sus reinos», Borja, V, 374.
322 AMIGOS EN EL SEÑOR
Señalarse en la obediencia
7 9
Ver M I , Epp., 111,502; V I , 5 8 7 . Sobre la oración en la naciente compañía ver:
IGNACIO IPARRAGUIRRE S.J., «La oración en la Compañía naciente», AHSI, 2 5 ( 1 9 5 6 )
4 5 5 - 4 8 7 ; PEDRO de LETURIA, S.J., «La hora matutina de meditación en la Compañía
naciente», AHSI, 3 ( 1 9 3 4 ) 4 7 - 8 6 ; ROBERT MCNALLY, S.J., St. Ignatius, Prayerand the
early Soclety of Jesús, en «Jesuit Spirit in a Time of change», Newman Press, 1 9 6 7 ;
MIGUEL A. FIORITO, S.J., «La ley ignaciana de la oración en la Compañía de Jesús»,
Stromata, 2 3 ( 1 9 6 7 ) 3 - 8 9 .
8 0
MIGUEL NICOLAU, S.J., Pláticas espirituales del P. Jerónimo Nadal, S.J. en
Coimbra (1561), Facultad teológica de la Compañía de Jesús, Granada, 1 9 4 5 . De-
cima nona exhortatio, pp. 1 8 9 - 1 9 0 .
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 323
8 1
Const., 547.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 325
8 2
MI, Epp., I, 228.
8 3
La palabra «inferior» - n o así la de «superior»-, ha caído felizmente en desu-
so en la Compañía.
326 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 4
M I , Epp., I X, 90-92.
8 5
Summ. Hisp., n.86, FN. I, 203-204.
8 6
Por lo demás, son numerosos los textos de la tradición sobre la repiesenta-
ción de Cristo en el superior. Ver Luis MENDIZABAL, S.J., «Riqueza eclesial y teológi-
ca de la obediencia religiosa»^ Manresa, 36 (1964) 283-302.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 327
8 7
MI, Epp., I, 5 6 1 ; ver Epp., XII, 338. Fue un Intento de nombramiento directo
de superior por los miembros del colegio, que nunca más se dio después de escritas
las Constituciones.
8 8
MI, Epp., 332.
8 9
Const., 5 5 1 .
328 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 0
Memorial, n. 142.
9 1
Memorial, n. 142..
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 329
9 2
MI, Epp., v, 163.
9 3
Así lo entiende hoy la Compañía, después de la Congregación General 34.
Ver Normas Complementarias a las Constituciones, n. 155.
330 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 4
Examen, 92.
9 5
Const., 292.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 331
9 6
Const., 552.
9 7
MI, Epp., I, 559.
332 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 8
Fórmula del Instituto, 1.
9 9
Const., 582.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 333
1 0 0
Const, 3 0 1 .
334 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 1
E . KÍNERK, «When Jesuits Pray: a Perspective on the Prayer of Apostolic
Persons», Studiesin the Spiritualtty of Jesuits, Nov. 1985.
1 0 2
Ver Const., 288.
1 0 3
Const., 288.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 335
1 0 4
Dt. 8,11ss.
1 0 5
Salmo 145, 8-9.
336 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 6
JOSÉ GARCÍA, S.J., En el mundo desde Dios: vida religiosa y resistencia cul-
S
tural, capítulo 6: «Místicos horizontales». Sal Terrae, 3 edición, pp. 108ss.
1 0 7
Ver Jn., 5 , 1 9 - 2 1 .
1 0 8 s
Ver MI, Epp., III, 506-513; en BAC, Obras, 6* edición, p. 886 (Carta del 1
de junio, 1951).
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 337
1 0 9
MI, Epp.,III, 499-503.
1 1 0
MI, Epp., IV, 456.
338 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1 1
MI, Epp., VI, 90-9.
1 1 2
Annot. In Exam., Nadal, V, 167-168.
1 1 3
Const., 585.
L A ViDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 339
1 1 4
Proemio de las Declaraciones y Avisos sobre las Constituciones, 136. En la
redacción del texto a se lee, al exponer la división general de las Constituciones:
«parece se deban poner de aparte las reglas de casas o colegios que son más parti-
culares y mutables, y cuya observación no es tan importante, y aparte las Consti-
tuciones que son más universales y inmutables y cuya observación más importa»,
MI, Const., II, 129-130.
340 AMIGOS EN EL SEÑOR
Este capítulo, propio del texto autógrafo, traza una última pince-
lada de la comunidad de amigos en el Señor en el momento dolo-
roso de la muerte de un compañero. En su brevedad, es un texto
cargado de sentimientos humanos y de unción espiritual.
Y en primer lugar, la perspectiva apostólica del jesuíta que
muere: «Como en la vida toda, así también en la muerte, y mucho
más, debe cada uno de la Compañía esforzarse y procurar que
Dios nuestro Señor sea en él glorificado y servido, y los prójimos
edificados, a lo menos del ejemplo de su paciencia y fortaleza, con
fe viva, esperanza y amor de los bienes eternos...» Asumen las
Constituciones toda la crudeza de ese momento difícil, cuando la
enfermedad puede quitar gran parte del uso de las facultades, y
aun sobrevenir tentaciones y desvarios. El moribundo «requiere el
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 341
1 1 5
Const., 595.
342 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1 6
MI, Epp., I, 405-407; ver también el informe para toda la Compañía, redac-
tado por el mismo Bartolomé Ferráo y de igual tenor, donde escribe que murió rode-
ado de muchos «amigos en el Señor y la Compañía», en MHSI, Fabro, 481-482,
Appendix 19.
L A VIDA SEGÚN EL ESPÍRITU Y PERSPECTIVA COMUNITARIA 343
1
MI, Epp., VI, 586.
346 AMIGOS EN EL SEÑOR
3
Const., 655.
4
Const., 656.
5 Pol. Compl., II, 756.
348 AMIGOS EN EL SEÑOR
I. La unión de ánimos
6
MI, Const., II, p. 131.
7 Hch 2, 42-47 y 4, 32-35.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 349
8
Const., 657.
9
Ver EE., 22.
1 0
EE., 2 3 1 .
350 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1
Ver Const., Parte primera, cap. 1; Parte segunda, cap. 1,1; Parte V, cc.1 y 2;
Parte X, n. 7.
1 2
MI, Const, II, p. 133.
1 3
MI, Const, II, p. 226, aparató crítico, 20.
1 4
MI, Epp., XII, 323.
1 5
MI, Const, I, p. 292, n.123. Recordemos que para Ignacio una comunidad
era muy grande si pasaba de 15 o 20 miembros, ver MI, Const, I, p. 389.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 351
Ejercitados en obediencia
1 6
Ver FN, II, 475-476; Pol. Compl., II, 772.
1 7
MI, Const., II, p. 255.
1 8
Const., 658.
1 9
Const, 659.
352 AMIGOS EN EL SEÑOR
20
De las varias cartas de Ignacio sobre la obediencia , la que
dirigió a los padres y hermanos de Gandía en 1547 para que eli-
gieran un superior, expone de manera sobria y precisa la función
de vínculo de unión asignada a la obediencia. Entre las razones
para persuadirlos de la conveniencia y necesidad de que, donde-
quiera que se halle algún número de personas de la Compañía
viviendo juntas por algún tiempo, tengan una cabeza o superior,
aduce ésta:
2 0
Ver Carta a los de Gandía (1547) para la elección de un superior, MI, Epp.,
XII, 331-338; a los de Coimbra (1548); MI, Epp., I, 687-695; a Andrés Oviedo (1548),
que encarece la subordinación, MI, Epp., II, 54-65; y la célebre Carta de la Obe-
diencia a los jesuítas de Portugal (1553), MI. Epp., IV, 669-681.
2 1
MI, Epp., XII, 335.
2 2
E f 4 , 15-16.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 353
Guardarla subordinación
2 3
Const., 662.
2 4
Ver ANTONIO MARÍA de ALDAMA, S.J., Unirá los repartidos: comentario a la oc-
tava parte de las Constituciones, Centrum Ignatianum, CIS, Roma, p. 15.
354 AMIGOS EN EL SEÑOR
«Comunicar con los vecinos... ayuda que los que andan disper-
sos de uno en uno o de dos en dos se comunicasen a menudo
con uno de los colegios o casas o personas de más tomo, veci-
nas; porque esperar comisión y orden de Roma para todo no se-
ría posible por la distancia, sin perder muchas buenas ocasiones
de servir a Dios, vea el propósito si sería bien mandar a los tales
que se rigiesen por el parecer de los vecinos dichos, hasta que
en contrario tuviesen comisión de Roma... ayudaría para lo mes-
mo que los lugares no estuviesen muy distantes unos de otros, y
que pudiéndose, no se alejasen demasiadamente los compañe-
ros... de donde hubiese colegio o casa de los nuestros... aunque
25
esto es difícil, si el papa los envía» .
2 5
Pol Compl. II, 760. nn 9 y 12.
2 6
MI, Epp., IV, 680, n. 26.
2 7
MI, Epp., I, 689.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 355
2 8
Const., 664-665.
356 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 S
P o l . Compl., 1 1 , 7 5 9 .
3 0
Ribadeneira explica por qué Ignacio no puso cárceles en la Compañía: «Si
se hubiese de tener cuenta solamente de Dios nuestro Señor - e s la respuesta-, y
no de los hombres también por el mismo Dios, yo pondría luego las cárceles en la
Compañía; mas, porque Dios nuestro Señor quiere que tengamos cuenta con los
hombres por su amor, juzgo que por ahora no conviene», MI, FN, 11, 337-333.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 357
Texto a Texto A y B
3 1
Texto a: MI, Const., II, p. 228; ver Pol. Compl., II, 7 6 1 , n. 19; texto A: MI,
Const., II, p. 16; texto B: Const., 667.
3 2
MI, Const, I. p. 28.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 359
3 3
Sobre el tema del gobierno en la Compañía, ver JACQUES LEWIS, S.J., Le
Gouvernement spirítuel selon saint Ignace de Loyola, Desclée de Brouwer, 1961.
3 4
MI, Epp., VII, 267.
3 5
FN, 111,619.
360 AMIGOS EN EL SEÑOR
36 Mt 11, 19.
3 7
1 Pe 5, 2-3.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 361
3 8
Const., 6 7 1 .
362 AMIGOS EN EL SEÑOR
39
nio p r o p i o ; y combatir todo aquello con que puede desordenarse
el amor propio, que suele ser el apego codicioso a las cosas tem-
porales. Menospreciarlas, en el lenguaje ¡gnaciano, no significa
despreciar lo terreno, sino, con la indiferencia y libertad de quien
40
«tiene ante los ojos mientras vive, primero a D i o s » , colocar todo
lo creado por debajo del conocimiento, amor y seguimiento de Je-
sús: «Todo esto, que antes valía tanto para mí, ahora, a causa de
Cristo, lo tengo por algo sin valor. Aún más, a nada le concedo
valor si lo comparo con el bien supremo de haber conocido perso-
41
nalmente a Cristo Jesús, mi Señor», como confesaba P a b l o .
La convicción que nos entrega Ignacio en este texto - s u ilumi-
nación a orillas del C a r d o n e r - es sencillamente grandiosa. La
comunión en la Compañía es un don recibido de arriba. El amor
desciende de Dios y se derrama sobre nosotros por la habitación
del Espíritu; luego, ese mismo amor, desde nosotros, se extiende a
todos los hombres y en especial al cuerpo de la Compañía. Aquí,
pienso, encuentra su nervio aquella sencilla frase de los «amigos
en el Señor»: unidos cada uno a Jesucristo por el amor personal
que él nos demuestra, ese mismo amor brota de nosotros como de
un manantial, del que corre a la manera de la savia, estrechándo-
nos mutuamente en el cuerpo de la Compañía; y se esparce hacia
42
fuera, dando vida a todos los h o m b r e s .
En su escueta forma, el texto es una breve pieza de teología
del amor como comunión. Amor de Dios y amor del prójimo están
indisolublemente ligados: el amor eterno de la Trinidad -comunión
del Padre y del Hijo en el Espíritu-, es la fuente del ágape fraterno,
4 3
porque, ¡nfundido en nosotros como un d o n , nos capacita no
solamente para amar a Dios sino para vivir a su Imagen en una ínti-
ma comunión de intercambio y reciprocidad con todos los hombres.
El texto es una invitación al jesuita para unificar su amor personal a
Dios, su comunión con los hermanos y su celo apostólico con toda
clase de personas.
Tratando de penetrar un poco más en la visión de fe de Ignacio,
la mente se vuelve espontáneamente a la primera carta de Juan
con la que hay una notable sintonía. Apoyados en la exégesis del
P. Ignacio de la Potterle, intentaremos una rápida comparación.
3 9
Ver Gal 5, 22.
4 0
Fórmula del Instituto, I.
4 1
Flp 3, 7-8.
4 2
Ver Jn 4,14; 7,37-38; 15,1ss.
4 3
Ver Rom 5, 5.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 363
sobre la cual dice que le dio tanta confirmación de la fe, que mu-
chas veces había pensado que «si no hubiese Escritura que nos
enseñase estas cosas de la fe, él se determinaría a morir por ellas,
46
solamente por lo que ha v i s t o » . Pero su evangelio se trasluce a
4
1 Jn 4 , 7 .
4
4 5
Ver IGNACIO de la POTTERIE, S.J., Adnotationes in exegesim Primae Epistolae
S. loannis, 2 edición, 1 9 6 6 , 1 4 1 - 1 4 3 .
A
4 6
Autob., n. 2 9 .
364 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 7
Ver MI, Regulae Societatis lesu, pp. 137-143. En realidad, tanto el autor
como la fecha de estos Avisos permanecen inciertos. El P. Fernández Zapico en su
introducción a ellos en Monumenta Ignaciana, hace notar que si la doctrina concuer-
da con la de Ignacio, el estilo no parece suyo. En cuanto a la fecha, dice que los
mismos avisos estaban ya incluidos en 1545 entre los «avisos espirituales» en por-
tugués, conocidos como reglas del P. Simón Rodrigues. Así que podría existir una
fuente común más antigua. El P. Gervais Dumeige sugiere la posibilidad de que
hayan sido redactados desde 1541 para otros grupos de escolares en París o en
Padua, y de allí enviados más tarde a España. Ver Saint Ignace, Lettres, Desclée de
Brouwer, 1959 p. 88.
4 8
MI, Reg.Soc, pp. 141-142.
UNION DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 365
4 9
MI, Epp., I, 295 296. El original latino es digno de leerse por su vigorosa
redacción: «Licet inter vos tecto sitis corporibusque seiuncti, divina tamen ope facile
consequimini, ut fraternis inter vos animis semper esse versarique videamini; cum et
in voluntario disciplinarum studio, et in vitae proposito, susceptisque rite votis tam
arcto inter vos nexu ad lesu Christi gloriam ipsi vos adstrinxeritis. Cuius veluti glutino
caritatis totam hanc conglutinan familiam et copulari par est. Caeterum divinae tute-
lae fuerit, ut cuius causa ista perfertis, is aliquando dispersiones congreget Israelis».
Ver Chron., I, 155-156; Fabro, 250, 256, 259, 264-265.
5 0
MI, Epp., I, 507.
366 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 1
Ver FN, III, 7 4 1 ; Litt. Gluadr., I, 28-30; Chron. 1, 244-245.
5 2
MI, Epp., I, 659-660.
5 3
Pol. Compl., 1 1 , 762.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 367
5 4
MI, Epp., 1,80.
5 5
MI Epp., 1,536.
368 AMIGOS EN EL SEÑOR
5 6
Ver JEAN MARIE LE BLOND, S . J . , Amitié dans la Compagnie, en De Pelgrim,
Theologische Faculteit, S . J . , (1961), 65-75.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 369
5 7
Fabro, 422.
5 8
Memorial, n 103.
370 AMIGOS EN EL SEÑOR
La uniformidad
5 9
MI, Epp., V.73-74, 189-191 (Parte de esta carta fue hecha el 20 de mayo
- p p . 7 3 - 7 4 - , pero Ignacio la retardó para pensar mejor el asunto hasta el 12 de julio,
cuando de su propia mano le hizo otras añadiduras - p. 190); Gongalves da Cámara
escribió al P. Mirón, Provincial de Portugal, dándole noticia de este asunto: Ignacio
preparó todo para recibir a Simón en Roma, ordenando que se le diera la mejor
habitación de la casa; parecía «que no se dejaba cosa que le pudiese dar consola-
ción y contentamiento»; ver Epist. Mixtae, IV,186-191.
6 0
Const., 6 7 1 .
6 1
Const., 672.
6 2
Ver M. H. VICAIRE, O.P., L'lmitation des Apotres, Editions du Cerf, Pa-
rís, 1963, p. 32.
63 Hch 4,32.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 371
6 4
Xavier, 1 1 , 7-8.
372 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 5
Const. 624.
6 6
Const. 273; ver Declaración, 274.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 373
6 7
Const., 3 0 1 .
6 8
Rom 15, 5-6.
6 9
Flp 2, 2ss.
7 0
MI, Epp., VII, 257.
374 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 1
MI, Epp., x 12.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 375
7 2
Alocución del P. General al I Curso internacional de Ejercicios, VIII, Plu-
ralismo y unión, Roma, 1968.
376 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 3
Informe sobre el estado de la Compañía a la Congregación de Procuradores,
27 de septiembre de 1978, en La identidad del jesuita en nuestro tiempo, Sal
Terrae, 1981, p. 43.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 377
74
portarse de un jesuíta», escribe el P. Iparraguirre . Desde esta
perspectiva todo lo que allí se dice interpela evidentemente a todos
los miembros de la Orden que, terminada su formación, se han
incorporado definitivamente.
La comunicación
7 4
IGNACIO IPARRAGUIRRE, S.J., Introducción a las Constituciones, en BAC, Obras
de S. Ignacio de Loyola, sexta edición, p. 449.
7
& Pol. Compl, 1 1 , 760 y 762.
7 8
Const. 673.
378 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 7
Las Normas Complementarias de las Constituciones actualizadas por la
Congregación General 34 modificaron lo referente a las determinaciones particula-
res de las Declaraciones (674 a 676). «Corresponde al Prepósito General determi-
nar, según las circunstancias, las normas que deben observarse sobre las cartas de
oficio, las cartas o noticias edificantes y los Catálogos que se hayan de confeccio-
nar» NC. 359.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 379
ella; que cuanto cada cosa es más unida, es más fuerte»; 3) «el
amor mutuo, el cual naturalmente con la ausencia y olvido se res-
fría, y al contrario se conserva y aviva con la memoria, que suple
la presencia. Pues entre los que por el ordinario andan ausentes
uno de otro, como los nuestros, puédese ver cuánto es menester
que se refresque la memoria... para entretener el amor»; 4) «ani-
marse unos a otros y excitarse a santa emulación de las virtudes
y santos trabajos, porque mucho ayudan los ejemplos para esto,
especialmente domésticos y recientes de los hermanos»; 5)
«para confirmarse más contra el espíritu de la inconstancia en su
vocación o desplacer de ella en los que se hallan conturbados...
porque reconocen cuánta merced Dios les hace en tenerlos en tal
Compañía»; 6) «para crecer en esperanza y amor de Dios, con
experimentar tan particularmente su providencia y amor para la
Compañía y los que de ella son»; 7) «para humillarse; que los
que se persuadían hacer mucho, visto lo que otros trabajan y lo
que Dios de ellos se sirve, tienen ocasión para humillarse y reco-
nocer su tibieza»; 8) «se acrecienta el buen odor de la Compañía,
que, para nuestros fines, de más servir al autor de todo bien y
ayudar a las ánimas de los prójimos, es muy necesario, como
todos saben»; 9) «crece con lo mismo el número de los de la
Compañía; lo cual muestra la experiencia de muchos, que, con la
noticia que de semejantes letras y nuevas tomaban, se han afec-
cionado a ser de la Compañía»; 10) «muchos, por ser solos y
muy ocupados en varios ejercicios, y tener varias ocasiones de
turbarse, tienen necesidad de consejo en sí y en su modo de pro-
ceder»; 11) «es gran consuelo y alegría la que se da y recibe con
las letras a los de la Compañía»; 12) «acrecentar la diligencia en
la obra de Dios; que habiendo de dar aviso de lo que se va
haciendo de día en día, será éste un estímulo más para desper-
tarse y hacer algo que se pueda escribir»; 13) «con las buenas
nuevas se animan los amigos que ayudan las cosas de la
Compañía»; 14) «para que se vea si se empieza bien el trabajo
en una cosa, o si se emplearía mejor en otra; si harían más pro-
vecho en el lugar donde están, o transferidos en otro»; 15) «para
el bien de los otros próximos; que con oír las nuevas de lo que
Dios hace por los medios que es servido, se edifican y animan a
bien hacer»; 16) «[los próximos] serán mejor servidos y ayuda-
dos, cuanto con más consejo se atendiere a su bien y mejores
medios para ello se buscaren»; 17) «se extiende aun más al bien
universal de la Iglesia, que, viendo continuamente lo que pasa en
diversas partes, puédese mejor socorrer a las mayores necesida-
des, y acudir a los mejores lances»; 18) «tener ocasión de rogarle
[Dios] ayude a las empresas que nos avisan ser encomendadas
en varias partes»; 19) «se da materia y ocasión de dar gracias en
más partes y por más personas a la divina bondad por las merce-
des que hace, así a los de la Compañía, como a otros por su
380 AMIGOS EN EL SEÑOR
medio»; 20) «crece con esto la gloria y alabanza de Dios [la cual
78
es fin de todo el universo]...» .
7 8
MI, Epp., 1,536-541.
7 9
Citado por el mismo Ignacio en respuesta a Bobadilla, MI, Epp., 1,280.
8 0
Fabro 179.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 381
sí Fabro 87.
8 2
Epist. Mixtae, 1,76.
8 3
Epjst Mixtae. 1 , 3 9 - 4 1 .
8 4
Ver Xavier, I, 78.
8 5
Xavier, 1 8 1 .
8 6
Xavier, II, 375, ver 1, 89, II, 66, 3 5 1 .
8 7
Xavier, 1,89.
8 8
Ver Xavier, II, 16; 1,330,172.
382 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 9
Xavier, I, 175.
9 0
Xavier, 1,395.
9 1
Xavier, I, 272. En otra carta, Javier hace los cálculos de la distancia que los
separa: «Y para que sepáis cuan apartados corporalmente estamos unos de otros,
es que... cuando de Roma nos escribís a la India, antes que recibamos vuestras
cartas en la India se pasan ocho meses; y después que recibimos vuestras cartas,
antes que de la India partan los navios para Maluco, se pasan ocho meses esperan-
do tiempo; y la nao que parte de la India para Maluco, en ir y tornar a la India, pone
XX y un mes, y esto con muy buenos tiempos; y de la India antes que vaya la res-
puesta a Roma se pasan ocho meses...», Xavier, I, 395-396.
9 2
Const., 659.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 383
9 3
Const., 6 5 9 y 6 6 1 (Declaración D).
9 4
A . M . DE ALDAMA, S . J . , Unirá los repartidos, p. 2 9 . En una nota (p. 4 3 , 1 )
añade que, dado que se advierte en este párrafo al colateral que de tal manera se
haya con su superior y el superior con él «que no se debilite la obediencia», parece
que en el oficio del colateral se ve más bien un peligro para esta unión.
384 AMIGOS EN EL SEÑOR
95«De Praeposito et Collaterall (Lo que debe observar el prepósito con su cola-
teral; De lo que toca al colateral de cualquiera prepósito de la Compañía]», docu-
mento 44 en MI, Const., I, 387-389 firmado por Ignacio con la letra Y griega, inicial
de su nombre; ver Const. II, prolegomena, CCLIII.
9 6
MI Epp., III, 487.
9 7
MI, Epp., IV, 99.
9 8
MI, Epp, V, 164-165.
9 9
MI, Epp., V, 182.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 385
1 0 0
MI, Epp.,1 X, 129; X, 129.
1 0 1
MI, Epp., VI, 280.
1 0 2
Ver MI, Epp., XI, 527-528.
1 0 3
Const., 6 6 1 .
386 AMIGOS ENEL SEÑOR
1 0 4
ANTONIO M . DE ALDAMA, S.J., Unirá los repartidos... p. 3 2
1 0 5
F . ROUSTANG, S.J., Constitutions... II, 99.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 387
1 0 6
Const. 6 6 1 .
388 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 7
MI, Epp., X, 508-510.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 389
1 0 8
Scholia in Const., p. 448 (a la Declaración n. 661).
1 0 9 a
Ver Acta Romana S.J., ms. Congr. 2 0 .
1 1 0
Ver A . M. DE ALDAMA, S.J., Unirá los repartidos, p. 42.
390 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1 1
MI, Const., 1,pp. 27-28.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 391
1 1 2
MI, Const , 1 , pp. 376-377.
1 1 3
Ver MI. Const. 1, pp. 34-48.
392 AMIGOS EN EL SEÑOR
Tiempos de congregarse
1 1 4
MI, Epp., 1,620.
1 1 5
Ver Pol. compl.. II, 758.
1 1 6
MI, Epp., XII, 3 3 1 .
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 393
Composición de la Congregación
a
« 1 Cuando se dice que toda la Compañía se ha de congregar,
cierto que no se entienden todos los subiectos que están a obe-
diencia de ella, ni aun los que son estudiantes y coadjutores for-
mados, sino solamente los profesos.
1 1 7
Const., 677.
1 1 8
Const., 679. Lo que las Constituciones determinan a lo largo de estos ca-
pítulos acerca de las Congregaciones Generales ha sido declarado, modificado o
derogado en muchas partes por las distintas Fórmulas de las Congregaciones
Generales. Ver Normas Complementarias, 331-332.
1 1 9
Const., 677, 680.
394 AMIGOS )EN EL SEÑOR
1 2
° MI, Const., II, p. 230.
1 2 1
Const.,682-686.
1 2 2
Const, 510-511. Ver Normas Complementarias, 6: De las personas de que
consta la Compañía.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 395
1 2 3
Const., 692.
1 2 4
F. J . EGAÑA, S . J . , Orígenes de la Congregación General en la Compañía de
Jesús. Estudio histórico-jurídico de la Octava Parte de las Constituciones, Roma,
I H S I , 1972. Ver pp. 58, 60-61, 105-111, 133-137; Apéndice 2, pp. 294-298 (francis-
canos), 299-305 (Dominicos).
1 2 5
M I Epp 1,621; X I I , 337.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 397
1 2 6
CG.33, d.1, 68.
398 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 2 7
Const., 694-710.
1 2 8
Ver MI, Const., II, pp. 235-236.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 399
1 2 9
Const., 715.
130 Deliberación de 1539.
1 3 1
Const, 582.
400 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 3 2
Instit. S.I., 1,147: «Quod dicitur VII cap. Const. VIII P. si rebus agitatis nihil
tere omnium consensu constitueretur, exponendum esse 'to omnium consensu' inte-
lligi de maiori parte suffragiorum, cui standum est, ut etiam alus in rebus».
1 3 3
MI, Const., I, 27; Ver Nadal, Scholia in Const., p. 237 (al n. 715 de las Cons-
tituciones): comentario del decreto de la Primera Congregación General y de lar. cuatro
sentencias que se propusieron para interpretar el consentimiento de todos o casi tc'Jos.
1 3 4
Const., 7 1 1 .
1 3 5
Const., 716.
1 3 6
MI, Const., I, p. 13.
UNIÓN DE LA COMPAÑÍA DISPERSA 401
1 3 7
Const., 677.
402 AMIGOS EN EL SEÑOR
«Así ceso rogando a Dios nuestro Señor, que, pues nos juntó en
su santa Compañía en esta tan trabajosa vida por su santa mise-
ricordia, nos junte en la gloriosa compañía suya del cielo, pues en
140
esta vida tan apartados unos de otros andamos por su a m o r » .
1 3 8
Ver MI, Epp., VI, 78.
1 3 9
MI, Epp., VI, 447-450.
1 4 0
Xavier, 1,395.
9
Introducción
1
Const, 789; ver Const, 719.
2
Const, 666.
404 AMIGOS EN EL SEÑOR
3
C G . 3 2 , d. 2, 16.
4
MI, Epp., I, 449-450.
5
MI, Epp., XI, 517.
6
MI, Epp., XII, 283.
7
MI, Epp., 111,541.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 405
8
MI, Const., II, 236.
9
Const., 719.
406 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0
Hoy, aunque el General es elegido para toda su vida, puede renunciar a su
cargo por una causa grave, sea por iniciativa suya o impuesta por la Compañía. Ver
Normas Complementarias, 362. La duración del cargo es, pues, indefinida, pero
condicionada a su capacidad de gobierno. Se dice que la duración, más bien que ad
vitam es ad vitalitatem: ver CG 3 1 , d. 41,2, y nota introductoria al decreto.
1 1
Const., 677.
1 2 8
Ver Carta a Francisco de Borja, MI, Epp., 1, 339-342, en BAC, Obras, 6 edi-
ción, p. 780.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 407
1. Ante todo, debe ser «muy unido con Dios nuestro Señor y
familiar en la oración y todas sus operaciones, para que, como
fuente de todo bien, impetre a todo el cuerpo de la Compañía
mucha participación de sus dones y gracias, y mucho valor y efica-
cia a todos los medios que se usaren para la ayuda de las áni-
17
m a s » . El gobierno de toda la Compañía es un gobierno orante,
intercesor. C o n la «oración asidua y d e s e o s a y sacrificios»
-medios eficacísismos para impetrar la conservación y aumento de
la Compañía, especialmente «en las necesidades ocurrentes»- ha
de sostener la universal Compañía que trabaja dispersa por el
mundo.
2. Persona cuyo ejemplo de virtud y testimonio de vida ayude a
los demás de la Compañía. En especial debe resplandecer en él la
caridad para con todos prójimos, y señaladamente para con la
1 3
MI, Epp., III, 303-304.
1 4
Fórmula del Instituto, III.
1 5
Const., 726.
1 6
Const., 724.
1 7
Const., 723-735: las cualidades del General descritas en los párrafos
siguientes.
408 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 8
Const., 101.
1 9
EE., 23.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 409
2 0
Const., 735.
2 1
Ver DOMINIKE BERTRAND, S.J., Un corps pour l'Esprit, Collection Christus,
Desclée de Brouwer, p.204. Concluye el autor de «un cuerpo para el espíritu», que
así el alma, abriéndose camino progresivamente, toma figura concreta en las cuali-
dades de orden físico y en los dones exteriores; se incorpora.
2 2
Ver CLODOVIS BOFF, El evangelio del poder-servicio. La autoridad en la vida
religiosa. Sal Terrae, Breve, pp. 55-73, especialmente pp. 66ss.
410 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 3
Alocución a los superiores, Galloro, 30 de enero de 1985. En Información
S.J., pp. 52-53.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 411
los que están en probación, estará a su juicio que las hagan todas,
agregar otras y quitar algunas (Parte Tercera y Cuarta).
- Mirará que las Constituciones se observen en todas partes y
dispensará en los casos particulares, teniendo en cuenta las perso-
nas, lugares, tiempos y otras circunstancias, con la discreción que
la luz eterna le diere. Los criterios de este discernimiento serán: el
fin de las Constituciones, que es el mayor servicio divino y el bien
de los que viven en el Instituto, y la intención de los que las ordena-
ron (Parte Sexta).
- Tendrá entera autoridad en las misiones, sin contravenir en
ningún caso a las de la Sede Apostólica. Podrá enviar entre fieles e
infieles, por el espacio de tiempo que le pareciere, y revocar a los
que ha enviado. Conociendo el talento de los que están a su obe-
diencia, distribuirá también los oficios de predicadores, lectores,
confesores y demás ministerios que usa la Compañía, poniendo a
cada uno en aquello que juzgue más conveniente para el servicio
divino y bien de las ánimas (Parte Séptima).
Al conferir al General este cuidado directo en la repartición de
todos los miembros para el trabajo apostólico, se apunta una vez
más al cuerpo universal dirigido por una cabeza y a la concepción
de una obra común en la que cada uno colabora según el grado de
su vocación, como había indicado la Fórmula del Instituto. Con la
expansión de la Compañía, como acabamos de advertir, este cono-
cimiento personal del General sobre los particulares que tenía en
los comienzos Ignacio, se fue haciendo cada vez más difícil; la agi-
lidad del cuerpo apostólico aconsejó muy pronto la modificación del
texto constitucional en el sentido de que esta distribución la puede
hacer el General por medio de sus ministros.
- Llamará la Compañía a Congregación General cuando no se
trata de la elección de un nuevo Prepósito, para deliberar sobre
asuntos importantes. Y ordenará también que se junte la Provincial
cuando juzgue conveniente (Parte Novena).
- Pondrá de su mano rectores de colegios y universidades, pre-
pósitos locales de las casas y provinciales, acortando y prorrogan-
do su término como juzgare ser mayor gloria de Dios; les comuni-
cará la potestad que le pareciere y les pedirá cuenta de su adminis-
tración.
De todo lo anterior queda muy clara la intención de los que
ordenaron las Constituciones: conferir plenamente a una autoridad
central la tarea de la edificación del cuerpo universal, comenzando
por la admisión hasta la final integración y conservación de toda la
Compañía al servicio de la misión. Con el correr del tiempo se fue-
ron haciendo necesarias las modificaciones; hoy tenemos que acu-
dir a las Constituciones anotadas por la CG 34, con sus normas
412 AMIGOS EN EL SEÑOR
2 4
Const., 765.
2 5
MI, Const., I, pp. 6-7.
2 6
Const., 148.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN... 413
2 7
Ver la introducción del P. Urbano Valero, S.J., a la Parte Novena, en Cons-
tituciones de la Compañía de Jesús, colección MANRESA, 12, pp. 310-311.
2 8
Const., 728.
2 9
MI, Const., II, p. 244.
414 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 0
Const., 736.
3 1
Const., 820.
3 2
Const., 771-772.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 415
3 3
Const., 789.
416 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 4
MI, Epp., IV, 558-559.
3 5
Const., 797.
3 6
Const., 800.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 417
juicio, con presencia y modo de tratar por palabra y por cartas con
toda suerte de personas, y sobre todo ser digno de confianza y
amante de la Compañía. Para la diligencia en ejecutar lo ordenado
y universalmente para todos los negocios, un procurador.
Nos interesa particularmente la «ayuda de aviso», como la lla-
man las Constituciones, los consejeros para pensar y ordenar las
cosas de importancia. «Personas de lustre en letras y todas bue-
nas partes», que lo asistan y tengan cargo de mirar con especial
cuidado las cosas universales que el General les encargue. Estos,
prosigue el texto, podrían repartirse el cuidado para poder penetrar
mejor en todo. Son los Asistentes de las regiones donde entonces
estaba la Compañía y de las futuras «según que la Compañía fuere
esparcida en más partes». Corresponde a este consejo considerar
entre sí los asuntos difíciles y llevarlos más tratados al General,
con su opinión y consejo, para que él determine lo que ha de
hacerse. A estos Asistentes se les deja la posibilidad de atender a
37
predicar, leer y confesar y a «otras buenas y pías o b r a s » .
Teniendo el General tales ayudas, concluye la Parte Novena,
«parece debería dispensar el tiempo que le permite su salud y fuer-
zas, parte con Dios, parte con los oficiales y ministros dichos, tra-
tando con los unos y los otros, parte consigo en pensar por sí y
resolver y determinar lo que se ha de hacer, con el ayuda y favor
38
de Dios nuestro S e ñ o r » .
3 7
Const., 803.Todo lo referente al Consejo y otras ayudas del P. General fue
modificado o declarado en las Normas Complementarias. El Consejo del General se
compone de unos doce miembros: Asistentes ad providentiam, Asistentes Re-
gionales y otros Consejeros Generales a los que el Prepósito encomiende un sector
o aspecto de la vida de la Compañía universal. Ver Normas Complementarias, 380-
385.
3 8
Const, 809.
418 AMIGOS EN EL SEÑOR
3 9
Carta a toda la Compañía sobre el discernimiento apostólico en común,
noviembre 5 de 1986, nn. 12 y 25, en Acta Romana Societatis lesu, Volumen XIX,
Fasciculus III, anno 1986, versión hispánica, pp. 703, 707.
420 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 0
Ver Chron., I, 85.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 421
41
Compañía en F l a n d e s . Todavía los esperaba una segunda dis-
persión: recrudecida la guerra, D' Achule consideró prudente salir
de París y refugiarse con los suyos en Lyón. Sólo en 1544, cuando
se firmó la paz, podrían volver a continuar sus estudios en la
Sorbona.
El grupo, aunque dividido por el lugar de residencia, se fue
modelando con una triple ayuda: un reglamento o «constituciones»
que habían llevado de Roma, la frecuente comunicación con Ig-
nacio y con algunos de los compañeros, y la dirección y compañía
de hombres de confianza especialmente elegidos.
El reglamento, al que ellos llamaban «constituciones», tiene
todas las trazas de haber sido redactado por ellos mismos, obvia-
mente con la aprobación de Ignacio antes de que partieran. Su
gran valor radica en que son las reglas más antiguas de los escola-
res, expresión espontánea de su compromiso y núcleo de las
reglas posteriores. Sobre todo, muestran el fuerte espíritu de comu-
nidad con que emprendieron su nueva vida, inspirado en lo que
habían experimentado al contacto con la comunidad fundadora. Lo
presentamos a continuación:
4 1
Ver Chron., I, 1 0 2 . La prisa con que debieron salir de Francia les Impidió
conocer que el rey eximía de la proscripción a los estudiantes.
422 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 2
MI, Reg. Soc. lesu, Antiquissimae scholasticorum regulae, 1540, 2 - 1 1 .
424 AMIGOS EN EL SEÑOR
4 3
Ver Epist. Mixtae, I, 63.
4 4
Ver Epist. Mixtae, I, Cartas 12 a 26, pp. 50-91.
4 5
Epist. Mixtae, I, 63.
4 6
Ver Epist. Mixtae, I, 59, 7 1 .
4 7
Ver Epist. Mixtae, I, 54.
426 AMIGOS EN EL SEÑOR
La comunidad de Lovaina
4 8
Ribadeneira, Confesiones, I, 24.
4 9
Chron., I, 244-246.
5 0
Ver MI, Epp., I, 367-370.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.., 427
Con las presentes letras os enviamos tales reglas, para que V.R.
conozca el espíritu de los hermanos e insinúe qué hay que adver-
tir o corregir en ellas. Nos hallará a todos muy dispuestos a acep-
tar cualquier cosa... el Señor admirablemente opera en ellos y
modela en estas tierras nuestra Compañía. Todo sigue un orde-
nadísimo progreso, porque no hay ninguno que confíe en su pro-
pio juicio, sino que cada uno sigue en todo lo que hace el consejo
51
de los hermanos» .
5 1
Litt. Quadr., I, 28-30.
52 Ver Mon. Paed.,78-84.
5 3
MI, Epp., 1,533-535.
428 AMIGOS EN EL SEÑOR
54
acrecentado la alegría» . En cuanto a las reglas que le envió, a
las que Ignacio llama «constituciones», le dice:
a 3
«Entre tanto no callaré dos advertencias: 1 Lo que decís en la 4
constitución: a esta congregación no se admitan ningunos o nin-
gunas, que, etc. donde parece que tomáis también cuenta del
sexo femenino, aunque más adelante declaráis justamente que
no se pueden recibir mujeres bajo voto de obediencia, quisiera
avisaros que nuestra Compañía no admite, ni puede admitir mu-
jeres para tener cuidado de ellas... 2-, que expresáis el voto de
pobreza y castidad, pero sobre el entrar en Compañía solamente
mencionáis un propósito y no un voto... os aviso que es costum-
bre nuestra, que no queramos regir, como confiados a nuestro
cuidado, aquellos que no hayan confirmado su propósito de
56
entrar a la Compañía con un v o t o » .
5 4
MI, Const., II, p. 133.
5 5
MI, Epp., 1,661.
5 6
MI, Epp., I, 661-662.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN... 429
de Coimbra van tanto adelante, que por más que yo os las escriba,
no las creeréis. El tiempo que allá estuve, saqué en escrito toda la
orden de la casa y regimiento y reglas para todos los oficiales que
se pueden tener, y acabé un gran cuidado por gracia de Dios.
Holgara de podéroslo mandar, para [que] lo concertaredes y apro-
baredes para más mi contentamiento; y creo que para cualquiera
57
colegio de España puede éste servir» . En Alcalá usaron los pri-
58
meros años los Avisos de N.Bto.P. Ignacio . Para Padua, donde
habían comenzado a vivir unos escolares en 1542, se dio una ins-
trucción en 1546, con normas de vida religiosa y comunitaria; pare-
ce ser la primera ordenación escrita para colegios d a d a por
Ignacio, si no es que los Avisos de Alcalá son anteriores. En
Bolonia había otros estatutos que datan de 1547-48, corregidos por
la mano de Ignacio. Conocemos también sus comunicaciones con
los escolares de Gandía. Del cuidado con que se preparó y dirigió
el comienzo del colegio de Mesina dan testimonio un gran número
de cartas que salían de Roma para Doménech y Nadal.
Gracias a estas experiencias pudo Polanco redactar hacia 1548
las «constituciones que se guardan en los colegios de la Com-
59
p a ñ í a » . Son una colección de las normas de vida que se obser-
vaban en los diversos colegios y que recogían las experiencias de
las primeras comunidades. De suerte que la autodeterminación se
hizo innecesaria y fue sustituida por una legislación enviada desde
Roma, mientras se preparaba la redacción de las Constituciones.
Pero a pesar del carácter provisional de aquellas y de que se trata-
ba de un procedimiento propio de los comienzos, una cosa queda
clara: que cuando se trató de reproducir en las comunidades prime-
ras el espíritu de los fundadores y de tomar decisiones para la vida
grupal de aquellos nuevos compañeros, se apeló al discernimiento
en común, que había sido la forma de buscar y hallar la voluntad
de Dios que engendró a la Compañía de Jesús y que echaba sus
raíces en la más genuina experiencia de los Ejercicios ignacianos.
5 7
Broet, 539; ver las reglas en MI, Reg.Soc.lesu, Regulae Conimbricenses, 15-
134.
5 8
Ver MI, Reg.Soc.lesu, 141-143.
59 Ver Mon. Paed., 78-84.
430 AMIGOS EN EL SEÑOR
Sr. Don Diego y Mr. Rojas juntos». La regla no es tan sencilla como
para sacar rápidamente conclusiones. ¿Cómo no pensar que fue el
mismo Ignacio quien al enviar a Diego de Eguía como acompañan-
te de los jóvenes, le había conferido alguna autoridad sobre ellos?
Entonces ¿cómo así que escriben entre sus decisiones la de elegir
quien los rija y lo escogen ellos mismos? Es probable que Ignacio
hubiera señalado a Diego como una especie de «hermano mayor».
Así lo consideraban también a él los demás, pues la Compañía
había apenas recibido la aprobación oral de Paulo III y por lo tanto
no tenía superior. Ahora bien, los cinco, reunidos para trazarse una
norma de vida, pondrían obviamente sus ojos en el sacerdote de-
signado por Ignacio y lo habrían «elegido».
1. Es Ignacio personalmente quien, a finales de julio de 1547,
encomienda por primera vez a una comunidad la elección de su
superior. Una carta a los padres y escolares de Gandía, luego de
exponerles la conveniencia y la necesidad de que haya una cabeza
«dondequiera que algún número de los de la Compañía vivan jun-
tos por algún tiempo», pasa a indicarles el modo como deben ele-
girse un superior:
6 0
MI, Epp., XII, 337.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 431
6 1
Cartas de San Ignacio de Loyola, Madrid, 1875, vol. 2, Apéndice II, pp. 473-
475.
432 AMIGOS EN EL SEÑOR
6 2
MI, Epp., I, 620-621.
6 3
MI, Epp., 1,621.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.., 433
«Si dudásedes quién sería más apto para tal cargo, podréis pri-
mero demandar los pareceres de cada uno de los que están en
cada lugar, los cuales ellos darán con toda puridad, escribiendo
lo que sienten sería mayor servicio de Dios N.S., y esto después
de haberse 3 días recogido para encomendar a Dios tal elección,
y celebrar los que son sacerdotes sobre ello, y pensar quién de
todos ellos sería más conveniente; y estos pareceres suyos no
los comuniquen entre sí, ni sepa uno de lo que siente otro, ni me-
nos lo mueva a una parte o a otra. Después, cerrando sus escri-
tos, os los darán o enviarán; y vos «o quien tuviere vuestro car-
go), asimismo encomendando la cosa a Dios N.S., y celebrando
sobre tal intención, nombraréis el que juzgáredes, vistos sus
pareceres, hará este oficio mejor a honor y gloria divina; y aquel
desde ahora, con la autoridad que la sede apostólica me conce-
64
de, tengo por superior, y ellos le tengan por t a l » .
6 4
MI, Epp., 1,621.
6 5
Ver Chron., I, 244-246.
6 6
Ver MI, Epp., I, 534.
434 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 1
MI, Epp., I, 597.
7 2
MI, Epp., 11,51.
436 AMIGOS EN EL SEÑOR
7 3
Ver Const., 740, 7 4 1 , 757, 758.
7 4
Ver MI, Epp., VIII, 42.
7 5
Const., 786-787. Modificado por las Normas Complementarias 366 &2-4.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 437
7 6
Const., 787.
7 7
MI, Epp., VIII, 42.
7 8
MI, Epp., VIII, 42.
7 9
MI, Epp., VIII, 43.
8 0
MI, Epp., VIII, 43.
8 1
Nadal, 11,31-32.
438 AMIGOS EN EL SEÑOR
8 2
Ver Memorial, nn. 67, 127-129, 142, 163, 169, 185, 224, 232, 237, 239, 249,
273, 282-283, 297, 309-310, 317, 331-335, 366, 368, 380-382, 397, 402-403.
8 3
Memorial, n. 282.
8 4
Memorial, n. 282.
8 5
Ver Memorial, nn. 127,129, 224, 278, 402.
8 6
Memorial, n.185.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 439
8 7
Memorial, n.169.
8 8
Memorial, n. 224.
8 9
Memorial, n.142.
440 AMIGOS EN EL SEÑOR
brir lo que andaba mal en casa), dice Nadal que usó gran modera-
ción y «quiso hacer congregación (para lo proponer) de todos los
de casa, y todos una voce lo quisieron, excepto un buen viejo que
90
no miraba bien la c o s a » .
Un caso singular de discernimiento comunitario fue una consul-
ta a los novicios por el ministro de la casa en 1551:
9 0
Pláticas espirituales en Coimbra, 204.
9 1
MI, Epp., XII, 686-688.
9 2
Ver MI, Const., I, pp. 186-219.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 441
9 3
MI, Const., I, pp. 218-219.
442 AMIGOS EN EL SEÑOR
9 4
MI, Const., I, p. 218.
9 5
MI, Epp., XII, 241-242.
9 6
MI, Epp., VIII, 92.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 443
9 7
MI, Epp., V, 138.
9 8
MI, Epp., V, 267.
9 9
MI, Epp., V, 165.
444 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 0 0
MI, Epp., V, 182-183.
1 0 1
Ver Pol. Compl., 1,100-105.
1 0 2
Pol. Compl., I, 83.
1 0 3
MI, Epp., XI, 178.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN... 445
1 0 4
Const., 1 3 5 , 1 3 7 .
105 ver la introducción de Elias Royón, S.J., a la Parte décima en Cons-
tituciones de la Compañía de Jesús, colección MANRESA, n° 12, pp. 335-344.
1 0 6
EE., 62, 118.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 447
1 0 7
Const, 812.
1 0 8
Const, 134.
1 0 9
Const, 812.
1 1 0
MI, Const, II, 252.
1 1 1
Const, 813.
448 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 1 2
Const., 814.
1 1 3
MI, Const, II, p. 253; Const, 815.
1 1 4
EE., 142.
1 1 5
EE., 139.
1 1 6
Const, 816.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN. 449
1 1 7
Const, 817.
1 1 8
Const, 818.
1 1 9
V e r F N , 11,371.
450 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 2 0
Textos tomados de las cartas a Fernando, rey de Romanos, y a Miguel de
Torres, cuando se quiso hacer a Claudio Jayo obispo de Trieste. Ver MI, Epp., I,
450-453 y 462-470.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 451
1 2 1
Const, 819.
1 2 2
Const, 820.
1 2 3
Const, 8 2 1 .
1 2 4
Ver Const, 822.
452 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 2 5
MI, Const.p. I, 20.
1 2 6
Ver Const., 823-824.
1 2 7
Const., 101.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 453
1 2 8
Const., 824.
1 2 9
Const., 823.
1 3 0
Ver Const, 824.
1 3 1
Ver Const, 825.
1 3 2
MI, Const, I, pp. 256-257.
454 AMIGOS EN EL SEÑOR
El texto que pone punto final a las Constituciones, hace una lla-
mada a todos para que «se den a guardarlas». Y dirige su pensa-
miento a los jóvenes, remitiendo a la Tercera Parte, «Del conservar
y aprovechar los que quedan en formación»: que se tenga atención
a la conservación de la salud de los miembros particulares. Lo cual
repercute en la buena salud del cuerpo total. Para esto conviene
que las casas y colegios estén «en lugares sanos y de buen aire, y
133
no en los que tienen la contraria p r o p i e d a d » . A.M.D.G.
La Parte Décima, al recoger y compendiar lo que los compañe-
ros juzgaron más relevante de las diversas Partes de las Consti-
tuciones para la conservación, aumento y progreso del cuerpo uni-
versal, proyecta una visión de conjunto de la Compañía como co-
munidad apoyada en la mano misericordiosa de Jesús, su cabeza
y su modelo; íntimamente unida a él para seguirlo y servirle en
pobreza, humildad y sencillez. Un cuerpo que quiere crecer, con-
servando el mismo espíritu con que se comenzó, para lo cual pone
especial cuidado en la selección de sus nuevos miembros y en el
«buen ser de los colegios». Cuerpo cuya comunión no se apoya en
la convivencia: está esparcido por el mundo en servicio de Dios y
aprovechamiento de los prójimos, pero conglutinado con los fuertes
vínculos del amor, la obediencia, la comunicación, la unanimidad
de sentimientos y modo de proceder. Alimentado con una vida es-
piritual dirigida por la discreta caridad, para evitar «extremos de
rigor o soltura demasiada». Un cuerpo, en fin, que encuentra en su
armónica relación con la cabeza, la garantía de su conservación y
eficacia apostólica. Son éstas, precisamente, las líneas esenciales
del sentido de comunidad que hemos buscado y desentrañado a lo
largo de este trabajo.
1 3 3
Const., 826-827.
EPILOGO
1 3 4
P. Hans-Peter Kolvenbach, General de la Compañía, Conferencia a los su-
periores franceses en Chantilly, 30 de noviembre de 1996.
1 3 5
Ver C G 32, d. 2 , 1 .
456 AMIGOS EN EL SEÑOR
136
z a r l a . Jerónimo Nadal decía que Ignacio era conducido suave-
mente por el Espíritu hacia donde no sabía y que iba recorriendo el
camino sabiamente ignorante, con su corazón confiadamente
1 3 7
puesto en Cristo . En verdad, el humilde peregrino, con «crecida
fiducia» en nuestra Señora del Camino cuya intercesión no cesaba
de invocar para que los pusiese con su Hijo, se dejaba conducir
dócilmente por el Espíritu. Así nació la Compañía y así seguirá cre-
ciendo: con el aliento vivificante del Espíritu Consolador, compañe-
ro de todos los momentos, maestro de la verdad, intérprete de lo
que va sucediendo. En este sentido pensaba el P. Arrupe cuando
decía que hay que «reengendrar cada día la Compañía»: «La
Compañía no es un objeto inerte, sino una vida que se transmite y
que se abre por sí misma camino. Algo que hay que ir haciendo
todos los días y que se va entendiendo en la medida en que se va
haciendo. San Ignacio murió haciendo y entendiendo cada vez más
la Compañía. Es una historia, en fin, dentro de la historia del hacer
138
de Dios con los hombres, una parte de ese h a c e r » .
La Compañía ha cambiado muy notablemente a lo largo de
más de cuatrocientos cincuenta años de existencia, bajo el impulso
del Espíritu. Los desafíos de la misión, la transformación de las
épocas y las culturas, las circunstancias adversas o favorables,
han renovado muchos aspectos de su vida y de su misión. Pen-
sada en el siglo XVI principalmente para «discurrir» en misiones
confiadas por el Papa, comprendió muy pronto que también la
«residencia permanente» era un servicio eximio al Evangelio en la
Iglesia. Ya no tiene la movilidad apostólica de los comienzos. Vive
más residiendo que discurriendo, aunque permanentemente dispo-
nible a lo que es su principio y fundamento: las misiones del Pon-
tífice. Y está también dispersa por el mundo sirviendo a esa única
misión. Dispersión no sólo geográfica: también a veces ideológica y
afectiva, como resultado de las divergencias de lenguas, de cultu-
ras, de profesionalización, de compromisos apostólicos, aun de
escuelas teológicas. Sin embargo, como sucedió en los comienzos,
cuanto más frágil experimenta su comunión más debe empeñarse
en fortalecer la «unión y congregación que Dios ha hecho», la
amistad con el Señor Jesús y entre todos los compañeros, en El.
Para eso apela incesantertiente al carisma originante y lo lee a la
luz de los desafíos actuales y futuros.
1 3 9
Peter-Hans Kolvenbach, S.J., Conferencia a los superiores franceses..
458 AMIGOS EN EL SEÑOR
1 4 0
Conferencia a los superiores franceses, introducción.
1 4 1
Alocución durante el triduo inicial de oración y reflexión de la CG 34, 7 de
enero de 1995. En Documentos de la CG 34, pp. 487-488.
CONFIRMAR Y ESTABLECER MÁS LA UNIÓN.. 459
FUENTES
Institutum Societatis lesu, 3 vols. Roma, 1869, 1870, 1886. Editio no-
vlssima, 2 vols. Roma, Typis Civitatis Catholicae, 1869-1870.
BERTRAND, Dominique, S.J., Un corps pour l'Esprit. Essai sur /' expé-
rience communautaire selon les Constitutions de la Compagnie de
Jésus. Collection Christus, n. 38 , Desclée de Brouwer, 1974.
FARREL, Alian, S.J., «Colleges for extern Students opened in the Ufe
time of St. Ignatius», AHSI, 6 (1937) 287-291.
Me NALLY, Robert, S.J., «St.. Ignatius, Prayer and the Early Society of
Jesús», en Jesuit Spirit in a Time ofChange, Newman Press, 196.
O' GORMAN, Thomas H., S.J., The Development of the Ignatian Idea
of Obedience in the Constitutions of the Society of Jesús (1539-1556),
Disertación doctoral en la Universidad Gregoriana, Roma, 1967.
a
O'MALLEY, John W., Los primeros Jesuitas. Colección Manresa, n
16. Ediciones Mensajero - Sal Terrae, 1995.
VICAIRE, M.H., O.P., L' Imitation des Apotres. Editions du Cerf, París,
1963.