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La Ley 20744 y La Relación de Subordinacion
La Ley 20744 y La Relación de Subordinacion
Título: La ley 20.744 y la relación de subordinación como presunción hominis. Desde el Dr.
Centeno hasta la casuística
Fecha: 26-jun-2019
Producto: LJ
Sumario: I. Introducción. Visiones sobre la ley 20.744. II. Contrato de trabajo y relación de
trabajo. III. La cuestión de la exclusividad en el trabajo. IV. Contrato de trabajo sin relación
de trabajo. V. La presunción de la relación de dependencia. V.1. La Presunción «juris
tantum» inicial. V.2. Casuística en relación al artículo 23 L.C.T. V.2.1. El caso de los
Fleteros. V.2.2. Caso de los Monotributistas, que emiten facturas o recibos periódicamente
en favor de quien se sirve de su labor. V.2.3. Caso de docentes. V.2.4. Caso de abogados.
V.2.5. Casos de profesionales en el área de salud. VI. Los nuevos fallos de la C.S.J.N. VII.
Conclusión.
La ley 20744 es, para nuestro país, a la vez un monumento histórico y un campo de batalla.
«La primera legislación laboral de Argentina fue adoptada por primera vez en los primeros
decenios del siglo XX. Como muchos otros países de América Latina, las primeras cuestiones
que se reglamentaron, incluso antes de 1910, fueron el descanso semanal y el trabajo de las
mujeres y los menores de edad. En 1915 se adoptó una ley sobre accidentes laborales y
enfermedades en el trabajo. Después, otras leyes trataron cuestiones como las horas de
trabajo (1929), y la terminación del empleo (1934). Las bajas remuneradas y la organización
de sindicatos fueron reglamentaron en los años cuarenta, por el entonces secretario de
Trabajo, el entonces Coronel Perón, y la negociación colectiva fue reglamentada en los años
cincuenta.» (1)
Luego de esos primeros momentos de desarrollo laboral, como decimos, se dio la actuación
prolífica del Dr. Norberto Centeno, quien «mucho antes de recibirse de abogado, formó parte
de la recién creada Secretaría de Trabajo y Previsión (antes de 1955) cumpliendo funciones de
Inspector de Salubridad e Higiene, con lo cual tuvo oportunidad de constatar en forma personal
las condiciones infrahumanas en las que laboraban los trabajadores rurales en el litoral del
país.» (2)
Esta ley puede compararse también a un «campo de batalla, donde pugnan dos grandes
corrientes de pensamiento»:
Una corriente que entiende al trabajo como producto de un ser espiritual (en sentido amplio),
un ser «humano», un ser que crea realidades a su alrededor, y que trasciende lo meramente
económico (como lo menciona el texto del artículo 4 L.C.T.).
De la definición de contrato de trabajo se pueden extraer los elementos del contrato de trabajo,
los cuales son:
- Es un acuerdo que crea una relación de dependencia: la cual es la esencia del contrato está
en la subordinación. Esta relación se desenvuelve en un contrato de ejecución continuada, ya
que no se extingue con el cumplimiento de una sola prestación.
- No resulta importante la denominación que las partes den a este acuerdo, o las formas que
se pretendan adoptar. Se aplica el art. 14 LCT sobre «primacía de la realidad por encima de las
formas» y los «hechos» son los que van a ser determinantes.Por otro lado, no se debe
confundir la informalidad que rige en el contrato de trabajo, con determinados actos dentro de
la ejecución del contrato, que exige la ley que se cumplan con una determinada formalidad. Ej.
comunicación entre partes que debe ser escrita por carácter recepticio, etc.
- Es un contrato oneroso, y ello es una característica esencial del contrato de trabajo ya que
rige la presunción de onerosidad del art. 115 LCT. «El trabajo se presume oneroso.» Nadie
puede ni debe trabajar sin un pago, pues en caso contrario nos encontramos con una situación
de esclavitud, prohibida por nuestra Constitución Nacional.
- Es un contrato que implica realizar una labor por cuenta ajena. El empresario organiza el
trabajo y asume los riesgos del negocio, dirigiendo al trabajador, pudiendo darle órdenes, y
beneficiándose con el resultado de su labor. El trabajador es una persona física y por lo tanto
en principio el contrato es «in tuitu persona» para él.
Las empresas y aún personas físicas empleadoras tienden a pensar que el trabajador «no
puede desempeñarse en otro trabajo». Pero ello no es necesariamente así. La exclusividad no
es una nota característica de la relación laboral. En realidad, lo que no puede hacer el
trabajador es «competir» con el empleador o realizar trabajos o tareas que mermen la ganancia
del empleador; ello surge de la norma del artículo 88 LCT y artículo 85 LCT.
El trabajador debe abstenerse de ejecutar negociaciones por cuenta propia o ajena, que
pudieran afectar los intereses del empleador, salvo autorización de éste.
El trabajador debe observar todos aquellos deberes de fidelidad que deriven de la índole de las
tareas que tenga asignadas, guardando reserva o secreto de las informaciones a que tenga
acceso y que exijan tal comportamiento de su parte.
Conforme el artículo 88, entonces, el trabajador no podría laborar para un empleador y en sus
horas libres de esa relación laboral, para otro empleador que compite con el primero. Tampoco
puede el empleado obtener información sensible de los negocios del empleador y darla a
conocer en el negocio de otro empleador.
Pero nada obsta a que el trabajador se desempeñe en otro rubro en sus horas libres.
En autos «Ledesma Marta Estela c/ Nuestra Señora de Guadalupe S.A. y otro s/ despido» de
la C.N.A.T. sala V (5) en reciente fallo del 5-2-2019 se estableció el criterio de que «La
exclusividad no constituye una nota esencial del contrato de trabajo»
En este fallo con voto en primer término del Dr. Enrique Arias Guibert, se dijo que «La
exclusividad no constituye una nota esencial del contrato de trabajo, y prima facie no existe
prohibición alguna para que el trabajador pueda desempeñarse de manera independiente fuera
de su horario de trabajo, incluso en forma dependiente a órdenes de un tercero.» Este fallo
afirma también que «no existe prohibición alguna para que la trabajadora se desempeñe de
manera independiente o incluso en forma dependiente a órdenes de un tercero, fuera del
horario cumplido para la aquí demandada.»
Por ello, entonces, la circunstancia de que el trabajador se desempeñe en sus horas libres
para otro empleador (o para sí mismo) no obsta a la continuidad de la relación laboral, a menos
que se violen las normas de los arts. 85 y 88 LCT antes citadas.
En este caso hay «contrato de trabajo sin relación de trabajo», y se juzgará por la acción de
daños y perjuicios del derecho civil. Esto, en razón de que existe una responsabilidad
precontractual ante la frustración del contrato, y de que una Parte que perjudica a la otra, debe
reparar los daños ocasionados. Esta reparación no es una indemnización tarifada pero sí tiene
un piso mínimo porque como mínimo debe pagársele al trabajador perjudicado, un mes del
sueldo convenido.
Dicho incumplimiento dará lugar a una indemnización que no podrá ser inferi or al importe de
un mes de la remuneración que se hubiere convenido, o la que resulte de la aplicación de la
convención colectiva de trabajo correspondiente.
Esta norma del Art. 24 L.C.T., no rige en el caso del examen preocupacional que frustra el
contrato y que considera no apto al trabajador para la tarea. Es decir que, si el examen
preocupacional consideró no apto al trabajador, y eso frustró el ingreso, no aplicaría el art. 24
LCT.Sin embargo en el caso de que por el examen preocupacional se conoce que el trabajador
es portador de HIV, el no ingreso sería discriminatorio y por ende podría requerir un
resarcimiento por frustración.
Existe un caso especial: las personas que «hacen "un cursillo previo" a la entrada» al trabajo.
En un caso determinado, a la empleada se la tuvo quince días obligatoriamente yendo a
capacitarse, (con horario de entrada y salida). Se resolvió que ese período era «para conocer
el "know how"», y que no constituía relación laboral. Así, en el caso «Aquila María Florencia c/
Teletech Argentina S.A. s/ despido» (año 2011) (6) se dijo: «No constituye contrato en período
de prueba el lapso de tiempo durante el cual la trabajadora concurrió a la sede de la
demandada para que se le enseñara el "know how" de las tareas que realizaría, pues superar
la evaluación de idoneidad condicionaba su contratación».
Como hemos dicho antes, una circunstancia central en la detección de la relación laboral es la
existencia de una «relación de dependencia».
Esta es una presunción «iuris tantum» o sea que admite prueba en contrario.
Quien pretenda «lo contrario» tiene que probarlo.La Ley de Contrato de Trabajo también
dispone que esa presunción va a operar igualmente aún en los supuestos en los que se
utilicen figuras no laborales para calificar al contrato y siempre y cuando no se califique de
empresario a quien presta el servicio.
En ese sentido la Cámara Nacional de apelaciones del Trabajo ha dicho que «La presunción
del Art. 23 L.C.T. parte de . que, verificada la prestación de servicios personales en una
estructura empresaria ajena, la ley ordena presumir que esa conducta constituye el
cumplimiento de la prestación laboral, derivada de un contrato de trabajo (se propone,
paralelamente, prevenir la evasión de las normas protectoras del trabajador, englobadas en lo
que se suele denominar como "orden público laboral"). El elemento "conocido", también
denominado "estático", describe, en síntesis, comportamientos típicos. Esto delimita el campo
de la presunción y genera la exclusión del supuesto en examen. .siendo dicha presunción "iuris
tantum", esto es que puede ser desvirtuada por prueba en contrario.» (CNTrab. - Sala VIII -
20/07/2001) (7)
V.2. Casuística en relación al artículo 23 L.C.T. :
V.2.1. El caso de los Fleteros: Hay un caso que provoca la existencia de dos posiciones
distintas, para el análisis de si es o no relación laboral. En definitiva este caso se resuelve en
base a la filosofía que sostenga el tribunal en cuestión, y en base a las probanzas que se
aporten. Es el caso de los Fleteros.
A) Posición acerca de que los fleteros son trabajadores autónomos:Aquí nos encontramos con
un antiguo fallo de la C.S.J.N.: «Gimenez Carlos c/ Seven Up concesiones SAIC y ot.» (8) que
dispuso que para establecer la naturaleza de la relación entre el fletero y la empresa tiene
especial relevancia considerar «si media aporte del vehículo por parte del fletero, si éste asume
los gastos de mantenimiento, así como los riesgos del transporte y de las mercaderías, y si el
fletero tenía posibilidades o no de hacerse sustituir por otro chofer. No basta con que el fletero
obedeciera órdenes o directivas para que se debe considerar relación laboral». En estos casos,
entonces se ha considerado «desvirtuada la presunción del art. 23 LCT».
En cambio, en el caso «Gonzalez Alejandro David c General Mills Arg. SA desp» la C.N.A.T.
sala IX en el año 2015 estableció que «La titularidad del camión que un trabajador utiliza para
laborar y la falta de exclusividad de zonas, no desvirtúan la presunción del art. 23 LCT, máxime
cuando el vehículo llevaba el logo de la empresa, se asignaban recorridos y horarios». El
fletero en ese caso realizaba el trabajo con uniforme de la empresa; el camión era de él pero
tenía el logo de la empresa; y la empresa le asignaba recorridos y horarios de trabajo.
V.2.2. Caso de los Monotributistas, que emiten facturas o recibos periódicamente en favor de
quien se sirve de su labor:
La casuística nos exhibe supuestos en que la parte patronal lleva al empleado a inscribirse
como monotributista y le exige emitir facturas a su nombre por los montos abonados,
conceptuándolos como honorarios (v. gr.remiseros o choferes de taxis, empleados de
videoclubs, fleteros, repositores, empleados administrativos).
Ante tales situaciones, la jurisprudencia aplica rápidamente y sin mayor hesitación los
siguientes principios generales:
- Que la emisión de facturas por «honorarios» así como la inscripción del actor en carácter de
trabajador autónomo son datos que pueden obedecer a exigencias del empleador, que abusa
de su posición dominante para imponer al subordinado determinadas condiciones para
ingresar o permanecer en la empresa.
- No es necesario que la emisión de facturas sea correlativa o que en el facturero no obren otro
tipo de facturas por servicio, ya que la exclusividad -salvo pacto expreso- no es una
característica determinante en el contrato de trabajo.
- La misión del juez, y de manera más intensa del juez del trabajo, consiste en la búsqueda de
la verdad sustancial más allá de las formas que las partes dieran a «contratos» destinados a
cubrir el fraude y contrariar el principio de primacía de la realidad, tan imperativo en nuestra
disciplina. El juez del trabajo es parte activa en el proceso, no un mero espectador pasivo
frente a los hechos y actos jurídicos enderezados por las partes. En cuanto a los contratos que
pueden pretender avalar una relación no laboral, se han presentado en la práctica algunos
titulados «contrato de prestación de servicios» o más aún, «contrato de prestación de obra» o
de «locación de obra».
Hemos tenido oportunidad de defender la postura de un trabajador cuya tarea era preparar
planillas y otras sencillas tareas administrativas en una empresa de transporte automotor
interurbano. Se le había hecho suscribir un contrato de «prestación de obra», contrato cuya
validez jurídica era defendida celosamente por la patronal en los estrados judiciales.
Sin embargo, desde ya hace un tiempo, avalado por el principio de primacía de la realidad, el
Poder Judicial ha declarado monocordemente que:
«La presunción del art.23 LCT no puede considerarse desvirtuada por los contenidos de los
contratos de locación de servicios suscriptos entre las partes, ni por el hecho de que el actor
estuviera inscripto en la AFIP como autónomo y que se le hiciera facturar por el cobro de sus
retribuciones.» (CNAT, Sala VI, «Flory Rodolfo c/ Ideas del Sur y otros», 29/12/2009.)
- Otro dispositivo aplicable al caso es evaluar si la ausencia de reclamos del trabajador, vigente
la relación laboral, afecta al reclamante o no a la luz de lo normado en los arts. 58 y 260 LCT.
Así, la Cámara 4ª del Trabajo de Mendoza intervino en un fallo de 1998, en una causa iniciada
por un médico que realizaba determinada cantidad de horas diarias de control de ausentismo
para una fábrica. Este tribunal entonces decía:«Tratándose de un profesional universitario, el
actor pudo desempeñarse en forma dependiente o en forma autónoma; configurándose en el
primer caso una situación alcanzada por el derecho laboral y en el segundo caso puede darse
una locación de obra, de servicio o un simple contrato».
»Debe atenderse a las particulares características del caso en examen, las que pueden
autorizar a inferir que el accionar del empleador careció de mala fe, y que dichas
características pudieron haberle generado una duda razonable respecto de la naturaleza
jurídica de la relación que lo uniera con el empleado». (14)
Fallos como el reseñado llegaron a afirmar que la presunción del art. 23 LCT no era operativa
cuando quien alegaba la condición de trabajador era un profesional universitario,
sosteniéndose que no concurrían las razones de ajuste y regularidad de lo que implica ser un
trabajador industrial o de comercio. Se consideraba que no era un «modelo normal de
contratación».
Esta primera posición partía de dudar de la relación con la subordinación de ese trabajador
profesional, y por tanto, de sostener la virtual abrogación para su caso del art. 23 LCT. Para
esta postura, el trabajador profesional liberal, pero en relación en dependencia, se debía
abocar a «probar no solamente las prestaciones realizadas sino también indicios y hechos que
demostraran una relación de subordinación». Se consideraban datos tipificantes de una
posible relación laboral:
- Que existiera «cierto grado de sometimiento jerárquico, sometimiento que podrá variar en
intensidad, pero nunca desaparecer» (fallo citado).
Luego hubo un giro de la jurisprudencia hacia la aplicación plena del artículo 23 LCT (ya
veremos cómo ha sido afectado por un reciente fallo de la C.S.J.N. en el tema):
Como hemos dicho, un sector de la doctrina -en las décadas del ochenta y noventa, liderado
por los Profesores Justo LÓPEZ y Antonio VÁZQUEZ VIALARD- había sostenido que junto
con las prestaciones realizadas el reclamante laboral profesional debía acreditar la relación de
dependencia. (15)
Sin embargo, una interpretación amplia del art. 23 LCT se fue imponiendo en la jurisprudencia,
para la cual resulta evidente que con dicho artículo el legislador quiso quitar al trabajador la
difícil carga de probar los datos fácticos de la dependencia -además de la prestación de
trabajo- y por eso la consideró presumida, dejando en manos del demandado la posibilidad de
demostrar que el contrato no fue laboral, es decir, que no hubo dependencia.
Se observó que ese trabajador, aún con un título habilitante, se comprometía a trabajar
determinada cantidad de horas, recibiendo un emolumento que denomina «honorario», a pesar
de que su sujeción es muy parecida al del operario.
En las escuelas privadas, veremos relaciones laborales «a plazo fijo por el año académico» y
contratos que retribuyen al docente solamente en el tiempo en que brinde clases, excluyendo
toda posibilidad de vacaciones pagas; en los institutos de idioma se hace creer al profesor de
lengua extranjera que es una especie de consultor privado, que brinda su conocimiento a la
academia, y que por tanto debe traer su factura como monotributista cada mes.
En el año 2006, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Sala III, con voto del Dr. Arias
Guibourg tuvo oportunidad de fallar en un caso semejante, estableciendo los siguientes
parámetros: (17)
* Corresponde responsabilizar en los términos del art. 54 Ley 19.550 a los socios gerentes de
la sociedad codemandada -propietaria del instituto de inglés- por la falta de registración del
vínculo laboral del trabajador, puesto que si bien el pago en negro no encubre en sí la
consecución de fines extrasocietarios -ya que el principal fin comercial de una sociedad es el
lucro-, sí constituye un recurso para violar la ley, el orden público, la buena fe y para frustrar
los derechos de terceros. Esta condena solidaria a los gerentes no incluirá a la entrega de los
certificados previstos en el art. 80 LCT, ya que la solidaridad existente entre los codemandados
no constituye a los empleados de la empresa en dependientes directos de las personas físicas
codemandadas.
* En cuanto al art. 23 LCT, se dijo que una interpretación estrecha que requiriera la
demostración de la subordinación esterilizaría el propósito de la norma.
«La relación de dependencia es, precisamente, la piedra de toque de ese concepto, por
momentos inasible, que es el contrato de trabajo. Si existe relación de dependencia existe
seguramente contrato laboral, hasta tal punto que ambas expresiones suelen usarse como
sinónimas en el ámbito de las relaciones jurídicas.Y, en estas condiciones, afirmar que "la
prestación de servicios hace presumir la existencia de un contrato de trabajo" tan sólo cuando
estamos seguros de que tal prestación se ha cumplido en relación de dependencia equivaldría,
en la práctica, a sostener que la presunción del contrato de trabajo requiere la previa prueba
del mismo contrato.»
Ello así, cuando trató de cobrarle costas al Banco que había representado. Se dijo:
Fallo «M. R C/ Estudio jurídico B. despido» (fallo de 2017 con nota a fallo)
En este caso, una persona realiza un reclamo contra un estudio jurídico por haberse
desempeñado como empleado en él. En este caso, las partes no pusieron en discusión la
relación laboral que unía al actor y demandado (abogados titulares de ese estudio jurídico); al
punto tal que el trabajador estaba registrado, tenía clara una fecha de ingreso (8/3/2004) y una
fecha de egreso por despido directo e incausado (27/6/2013).
Sin embargo, los accionados entendieron que el actor no estaba encuadrado en el CCT 130/75
genéricamente llamado «empleados de Comercio», sino «fuera de convenio». Por ello, es que
cuando se produce el despido, la accionada le abona al actor una liquidación final, con los
conceptos de antigüedad, preaviso y demás rubros, basada en esa remuneración «fuera de
convenio». Al poco tiempo, el actor le hace saber su disconformidad, ya que los montos
abonados no se ajustaban a las remuneraciones de la escala salarial del CCT 130/75, más sus
adicionales (v. gr., por antigüedad). El fallo resolvió que la parte actora debió probar que en la
celebración del CCT 130/75 el estudio jurídico demandado «había intervenido (o bien) había
estado representada en la celebración de dicho convenio, por lo que, caso contrario, no le sería
aplicable». Se dijo que los estudios jurídicos no habían estado representados entre quienes
participaron por la parte patronal en el CCT 130/75.
- Caso Kiefer Juan c Lab. Bacon SA: (20) Se trataba de un profesional universitario altamente
calificado que actuaba como consultor en un laboratorio. Se dijo que era sólo un «empresario
asociado» al laboratorio demandado. Era un ingeniero especializado en el desarrollo de
procesos de fabricación de elementos. Se rechazó el planteo de un vínculo laboral.
- Caso de un médico de un sanatorio de obra social: (21) En un caso que data del año 2003,
se hizo lugar a la demanda a favor de un médico que prestaba tareas en el sanatorio de una
obra social sindical. Se dijo que:
* Era aplicable a este médico el tope indemnizatorio del CCT 206/75 de la Industria
Metalúrgica, por tratarse de la obra social de la UOM y por considerarse que el facultativo
debía encuadrarse dentro del convenio de la actividad del sindicato.
* En cuanto a la indemnización del art. 1 Ley 25.323, se hizo lugar a la misma en cámara
revocando la decisión de primera instancia, porque «durante varios meses la vinculación
laboral no estuvo debidamente registrada, pues el actor percibió sus haberes mediante una
factura que se le requirió y sin que se consignara en los registros laborales ese importante
período».
Esta concepción sobre el médico que trabaja en un sanatorio o empresa privada de salud, se
ha visto afectada por recientes fallos:
a) Autos Cairone Mirta Griselda y otros c/ Sociedad Italiana de Beneficencia en Buenos Aires -
Hospital Italiano s/ despido
En este fallo la Corte Suprema de Justicia de la Nación juzgó arbitraria la sentencia que tuvo
por probada la relación laboral entre el médico reclamante y el hospital demandado, pues
«coordinar horarios no implica necesariamente subordinación».
Se dijo:
- «En el caso de los profesionales de la salud, la coordinación de horarios puede ser necesaria
para hacer una intervención quirúrgica a la que concurren un médico cirujano y un
anestesiólogo, pero ello no es por sí mismo el ejercicio del poder de subordinación, pues si se
entiende que la sola verificación y control suponen un trabajo dirigido podría llegarse a la
inexacta conclusión de que la mayoría de las prestaciones médicas son dependientes, puesto
que normalmente interviene una entidad -obra social, seguro de salud, medicina prepaga,
clínica, hospital público, colegios profesionales- que ejerce un control sobre la prestación».
- En este fallo se dijo también que no era decisivo, para aplicar el art.23 L.C.T.:
b) El caso Rica:
Luego del caso Cairone, tres años después, la C.SJN dicta sentencia en el caso «Rica Carlos
Martín c/ Hospital Alemán y otros s/ despido» 24-abr-2018 (27) y determinó que entre el
médico neurocirujano monotributista y el hospital demandado «no existió una relación laboral».
Allí, afirmó la Corte que «la figura jurídica-contractual de la locación de servicios del derecho
civil se encuentra indiscutiblemente vigente al estar contemplada en los arts. 1251 y ss del
C.C.C. de la Nación y la normativa laboral -art. 23 LCT- admite que la prestación de servicios
se cumpla bajo una forma jurídica ajena a la legislación del trabajo, siendo un contrato civil
típico y habitual en el ámbito de los servicios profesionales.»
- El actor era uno de los socios de la asociación civil constituida por los profesionales médicos
que se desempeñan en dicho hospital.
- Y los socios conforme la normativa que regía las relaciones entre éstos, tenían una injerencia
directa en la organización de los medios personales con los que prestaban los servicios
- Los socios tenían también una participación significativa en la determinación de las pautas
que establecían cómo debían efectuarse las prestaciones,
- Los socios asumen conjuntamente con el Hospital el riesgo de que el fin económico que
buscaban a través de la oferta de servicios de prestación médica no se lograse
VII. CONCLUSIÓN
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(1) Bronstein, Arturo, colaboración en la página de O.I.T., «Perfil del Derecho laboral nacional.
República Argentina». Disponible en la página de O.I.T. https://www.ilo.org/ifpdial/information-
resources/national- abour-law-profiles/WCMS_159145/lang--es/index.htm
(4) Una de nuestras fuentes, en la parte de fallos relativos a profesionales médicos, es una de
las importantes compilaciones realizadas por el Dr. Alberto Chartzman Birenbaum como parte
de la materia Relaciones Individuales de Trabajo, en la Maestría de Derecho del Trabajo y
relaciones internacionales de la universidad UNTREF.
(6) Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo- sala I. 14-sep-2011- Microjuris Cita: MJ-JU-
M-69789-AR | MJJ6978 9 | MJJ69789
(7) CNTRAB - Sala VIII - 20/07/2001, S. 29936 - «Brancaforte, Adriana Cecilia c/ Obra Social
Empleados Textiles y Afines s/Despido». elDial - AA9C5.
(8) DT 1989-B 2189. DJ 1990 . 1, 634. Cita online La ley: AR JUR/ 1946/1989 fallo de la
CSJN
(9) Y coincide con: «Coria Jorge A. c / Andreani Logistica s/ despido» de la C.N.A.T. sala IX
(año 2013) Coria Jorge A. c / Andreani Logistica s/ despido» de la C.N.A.T. sala IX (año 2013)
CNAT sala IX 25-9-13 Microjuris MJ JUM 82670 AR; y conf. «Canosa Miguel Ángel c/
Transporte Spacapan S. A. C. I. F. I. A. y otros s/ despido»-. Microjuris: MJ-JU-M-111045-AR |
MJJ111045 | MJJ111045
(10) Autos «Gonzalez Alejandro David c General Mills Arg. SA desp» la C.N.A.T. sala IX» 18-
5-15. Microjuris. MJ JUM 93240 AR
(12) A los fines de reseñar cuatro principios fundamentales en la materia, los extraemos del
fallo CNAT, Sala VII, «Castaing Gustavo c/ Prime Ediciones S.A.», 30/4/2010, en La Ley. A su
vez dicho fallo cita íd., «Prats Alejandro Guillermo c/ HSBC New York Kife Seguros de Vida
Argentina S.A. s/ despido», 22/9/2006, SD 39.556.
(13) CAT, Sala IV, 14/2/1992, en DT 1992-A-903. Citado en T. Trabajo Trenque Lauquen,
«Pellegrino Gustavo R. c/ Borgoglio Francisco A.», 9/5/2001, en La Ley. Esta es también la
doctrina de la Excma. Cámara C.C.M.y L. Nº 1 San Luis.
(14) Cámara 4ª del Trabajo Mendoza, «Alico Juan C. c/ Fábrica Silvia S.A.», 29/9/1998, en La
Ley. Este fallo a su vez citaba uno de 1977 que establecía lo siguiente: «Numerosos fallos dan
cuenta de la existencia de una zona dudosa, dentro de la cual, una misma actividad suele
configurar algunas veces una locación de servicios y otras un contrato de trabajo. Tal es el
caso, entre muchos, de los médicos cuya actuación profesional no descarta, por sí, la posible
subordinación o dependencia laboral» (C. III Córdoba, «Dolz C. A.c/ Clínica Chacabuco
S.R.L.», 12/8/1977, concordante con sentencia 30/8/77, JA 1978, Jurisprudencia Laboral de la
Suprema Corte de Buenos Aires, Nº 27).
(15) Así, en el fallo CNAT, Sala II, «Ziegler Carlos Horacio c/ Giro Construcciones S.A. y otro»,
5/6/2009. Citado en Osvaldo A. Maddaloni: DT, abril de 2010, 845, La Ley,
AR/JUR/26133/2009.
(16) Leoz, Gladys: «Cien años de normalismo en el imaginario social argentino», Hermes, Nº
2. A su vez cita a BUNGE, Carlos O.: La educación, t. II, p. 18
(17) CNAT, Sala III, 28/2/2006 «Álvarez Rivera J. c/ El Lab Taller de Idiomas S.R.L. y otros»,
en La Ley.
(19) «El trato debido a los abogados dependientes. Comentario al fallo «M. R. c/ Estudio B. V.
s/ despido» Es un Fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, sala V, fallo del
8/3/2017, con votos de Dres. Graciela E. Marino y Enrique Néstor Arias Gibert- artículo del 30-
may-2017- microjuris Cita: MJ-DOC-10738-AR
(20) Kiefer Juan C c/ Laboratorios Bacon. Despido. C.N. TRAB sala I 20-5-10
(21) CNAT, Sala X, «Sa Edgardo Jesús Gonzalo c/ Obra Social de la UOM», 12/3/2003, en La
Ley.
(22) CNAT, Sala II, in re «Chamorro Argüello Celso A. c/ Emergencias S.A.», 6/11/1997 y
otros
(23) CNAT, Sala II, in re «Chamorro Argüello Celso A. c/ Emergencias S.A.», 6/11/1997. Sala
X, in re «Porcelli Mariela R. c/ Inder», 26/3/2001. Citado en Alberto A. Calandrino y Pablo D.
Kleima n, DT, agosto de 2006, 1136.
(25) Íd. cita otros precedentes: CNAT, Sala X, «López Gay Cristina Dora c/ Congregación de la
Santa Unión de los Sagrados Corazones y otro s/ despido», 16/9/1996, SD 213. «Gammel
Elsa H. c/ Gas del Estado - Sociedad del Estado s/ despido», 25/8/1997, SD 2111.
(26) Corte Suprema de Justicia de la Nación- 19-feb-2015- Cita: MJ-JU-M-91947-AR |
MJJ91947 | MJJ91947- microjuris
(*) Adela Pérez del Viso. Abogada y notaria (UNL 1986-1988). Profesora de Inglés IFDC San
Luis 2014. Diplomada en Derecho de las Familias bajo el nuevo Código Civil. (U.C.C. 2017).
Especialista en Educación y TIC. Especialista en Educación y Derechos Humanos. Profesora
en la Universidad Católica de Cuyo sede San Luis.