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ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Muchos docentes manifiestan una queja constante respecto a las posibles causas de los
bajos promedios de los estudiantes. Según estos docentes, los vacíos en el aprendizaje de
los estudiantes se dan debido a la falta de expectativas y propósitos en la vida, a la
haraganería y a la falta de interés por aprender e, incluso, a la falta de inteligencia en
muchos de ellos. Es decir, pasan la responsabilidad a los estudiantes sin reparar en un
cambio de perspectiva en la ejecución de sus clases. Sin embargo, el cambio está en el
docente. Gardner (1983), (citado en Leiva, 2004) señala que “un maestro o profesor hábil
es una persona que puede abrir una diversidad de ventanas al mismo concepto” (p.6). En
este sentido, la mayor parte de responsabilidad está en el docente.
La mayoría de docentes imparten sus clases bajo la asunción que sus estudiantes son
personas maduras y conscientes de que las enseñanzas del docente les convienen en la vida.
El docente se posiciona frente a un auditorio de personitas diversas con un discurso sin
relevancia para ellos, ya que su discurso ha sido basado en lineamientos protocolarios
dictados por el currículo de educación y no en los intereses de su audiencia. El error radica
en pretender que todos los estudiantes son iguales. Gardner (2001) sostiene que:
El estilo de la clase debería ser tan variado como la variedad de estudiantes que hay
en la clase. Cada estudiante es único; cada uno de ellos tiene sus propios intereses. Según la
edad y su entorno, cada uno ha ido desarrollando diferentes ambientes; cada uno tiene su
propia tendencia (utilizar otra palabra) genética. Debido a ello, cada estudiante tiene su
propio estilo de aprendizaje. Ese es un motivo suficiente para entender que no van mostrar
sus dotes de inteligencia desarrollando las mismas actividades. Gardner (citado en
Armstrong, 2006) define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas y
proponer soluciones ante situaciones del entorno. El rendimiento del individuo depende del
tipo de tarea asignado en tanto que tenga conocimiento previo y contextual al respecto. Las
inteligencias múltiples juegan un papel importante en el rendimiento académico del
estudiante.
El primer paso para afianzar buenos promedios (si lo que importan son las cifras) es
cambiar el paradigma en donde por el que se cree que solo los inteligentes sacan buenas
calificaciones. El segundo paso sería un estudio minucioso sobre las múltiples inteligencias
como lo plantea Armstrong (2006) en su guía práctica para educadores donde desglosa los
ocho tipos de inteligencia sugeridos por Howard Gardner: lingüística, lógico-matemática,
espacial, cinético-corporal, musical, interpersonal, intrapersonal y naturalista. De este
modo, el docente podría identificar los tipos de inteligencia que poseen los estudiantes en
determinado grupo.
REFERENCIAS
content/uploads/2015/05/Armstrong-2.pdf