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TEXTO DE REFERENCIA: "Corazón que ríe, coranzón que llora (Maryse Conde)
INTRODUCCION
DESARROLLO
En Paris no era como en La Pointe, donde nos tenían atados, encadenados en casa. En
Paris nuestros padres nos daban permiso para salir cuando queríamos e incluso para
frecuentar a otros niños. Por aquel entonces, me sorprendía tanta libertad. Mis tarde
comprendí que, en Francia, nuestros padres no tenían miedo de que nos pusiéramos a
hablar criollo o empezara a gustarnos el gwo4¢,2 lo mismo que los negritos de las calles
de La Pointe. Recuerdo que aquel día habíamos estado jugando ala tula con los rubiales
del primero y que habíamos compartido con ellos una merienda a base de frutos secos,
pues todavía se pasaban penurias en Paris.
Como no, también el era comunista. Una foto del bigotazo de 16sif Stalin decoraba su
cuarto. Asistió incluso a un Festival Mundial de las Juventudes Comunistas en Moscd y
volvió loco de admiraci6n por las cdpulas del Kremlin, la Plaza Roja y el mausoleo de Lenin.
Igual que de niños, no me dejaba leer sus novelas y yo me esforzaba sin éxito `por
descifrar algún título al dorso de las carpetillas arrugadas donde las guardaba. En mi
honor, el intentaba a pesar de todo volver a esbozar aquella luminosa sonrisa suya y
adoptaba de nuevo una tranquilizadora actitud de hermano mayor. Todavía busco
consuelo. Aquella sorprendente indiferencia probablemente fuera de naturaleza
patológica. Debía de ser el primer signo de la misteriosa enfermedad que en un abrir y
cerrar de ojos la postro en la cama una mañana y se la llev6 un par de días después
mientras dormía.
Como me sentía la chica más fea de la tierra, evitaba compararme con nadie. Sin embargo,
una incongruencia me trata de cabeza. Por más que mi color me hermanase con los
vulgares negritos, trabajadores de la caña, esclavas de las plantaciones, pescadores,
vendedoras ambulantes, obreros de los muelles y Dios sabe que mas, me encontraba mas
lejos de ellos que las doncellas de piel clara que me rodeaban. Al menos ellas hablaban
constantemente en criollo, se reían a carcajada limpia y, sin vergüenza, meneaban sus
encantos al ritmo de las buguines.
Keats, dice Me apasionaban tambi6n las crueles historias de Sus vidas y empezaba a
comprender que solo del sufrimiento alimenta la creatividad. Gracias a esa nueva
Libertad, me reencontré con antiguas compañeras de La Pointe, con mi hermana de la
primera comunión Mis compañeras del Fenelon, que seguían su camino, no me dejaron de
lado. Françoise, que presuma de roja, como su padre, profesor en La Sorbona, había
aprendido de él a disertar sobre el anticolonialismo. Por mi cumpleañitos, me regal6 un
ejemplar de Cuaderno de un retorno al país natal. La poesía de Caseire no me revolucion6
como la prosa transparente de Zobel lo hiciera un par de años antes.
CONCLUCION
En este sentido cabe resaltar y concluir la importancia de la actividad económica que se ejercía en
el Caribe colombiano, en ese tiempo pero que también a subes mostraba ese contraste de
globalización y un proceso continuo pero para construir la participación de las categorías de
análisis de raza, alineación, clase, damos cuenta que La excepción a una raza que los Blancos se
empecinaban en considerar repulsiva y barbará no obstante estaba convencido de que solo la
cultura occidental valga la pena y le agradecerle a Francia el haberle permitido acceder a
ella. Al mismo tiempo, ninguno albergaba el menor sentimiento de inferioridad a causa de
su color. Se consideraban los más brillantes, los más inteligentes, la prueba viviente y
multiplicada por cien de los progresos de la Raza de los Súper negros.