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Hoy en día uno de los principales problemas nutricionales, más allá de la desnutrición,
es la obesidad. Uno de los principales culpables de la obesidad creciente que se está
viendo en todos los países, incluso entre la gente de bajos recursos, es la comida
chatarra, el aumento de las porciones, y la falta de actividad física.
La comida chatarra, barata y de fácil acceso, no solo perjudica la salud, sino que
también tiene un alto impacto sobre el medio ambiente.
Lo que resulta peor para el medio ambiente es todo lo que lo rodea, ya que ese análisis
fue si la hamburguesa la comemos en casa. Si la pedimos afuera, o si la vamos a comer
a un local, ya cambia el tema, entra en juego todo el derroche de comida, envoltorios,
condimentos, etc. Por ejemplo, en Estados Unidos, la capital de la comida chatarra, el
19 por ciento de la energía total consumida es utilizada para producir comida y
transportarla. Actualmente el alimento más demandado es la carne. No se usan ni
energías renovables, ni transportes eficientes, si así fuese se podría reducir en más del
50 por ciento la huella de carbono de la comida chatarra.
Otro gran derroche relacionado con la comida chatarra, o mejor dicho con los locales
que la venden, es el desperdicio de comida. Son muy pocos los locales que donan la
comida sobrante, y no por mala predisposición, sino porque así se evitan los problemas
legales que les podrían surgir si alguien cae enfermo luego de comer los alimentos
donados por ellos. Una buena salida sería la que se realiza en algunas ciudades de
Estados Unidos, donde hay programas para recoger la comida desechada para fabricar
compost.
Por último un detalle importante que tal vez nadie nota por no poder verlo: los
compuestos orgánicos volátiles, o VOC por sus siglas en inglés, que son sustancias
químicas que contienen carbono y se encuentran en todos los elementos orgánicos.
Cuando un local de comida rápida cocina apenas cuatro hamburguesas, libera a la
atmósfera tantos VOC como un coche viajando un kilómetro y medio. Según un estudio
de la ciudad de Neva Jersey, Estados Unidos, los 16 mil locales de comida rápida que
hay en el estado liberan 2226 toneladas de VOC a la atmósfera, que es más que lo que
liberan todos los coches con motor diesel de ese estado.