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Muchas veces tenemos tantas distracciones a nuestro alrededor que nos cuesta escuchar la voz
Dios en nuestra vida. Sin embargo, ¡Dios quiere hablarnos y revelarse más a nosotros! Te
propongo este plan de lectura de 7 días, en el cual compartiré contigo claves que te ayudarán a
llenarte de Su Presencia y a tener tu oído atento a Sus instrucciones. ¿Estás preparado(a)? Tu
vida va a cambiar.
EDITOR
Nos gustaría agradecer a Jesus.net por proporcionar este plan. Para obtener más información,
visite: https://mailchi.mp/jesus/escuchavoz-al-unmilagrocadadia#Partner
A Dios le gusta comunicarse contigo. ¿Lo sabías? A lo largo de los 7 días que conforman este plan
de lectura me gustaría compartir contigo la importancia de estar atento a la voz de Dios, para
conocerle más y recibir más de Su amor.
Con motivo del evento “Bouge ta France”, Nick Vujicic compartió esto en su mensaje: “Si piensas
que Dios es la causa del sufrimiento del mundo, mira entonces a Adán y Eva: no había sufrimiento,
ni enfermedad en el jardín del Edén. Pero todo cambió cuando Satanás, en forma de serpiente,
llegó. Él cambió todo”.
Quizá te preguntes: “Pero si Dios es realmente bueno, ¿por qué dejó que Satanás se saliese con la
suya?”
Pues bien, mi querido(a) amigo(a), Dios nos creó con libre albedrío. Tú y yo podemos elegir qué
hacer. Como dice Nick, Adán y Eva oyeron hablar a Dios, oyeron hablar a la serpiente, y
escogieron a qué voz hacerle caso.
Tú también, oyes la Palabra de Dios (en diferentes momentos de tu vida, como por ejemplo cuando
lees Un Milagro Cada Día), pero oyes igualmente otras voces (la de la sociedad, la de los medios
de comunicación, y a veces la pequeña voz silbante de la serpiente). Depende de ti escoger qué
voz (y qué camino) quieres seguir.
Te invito a orar conmigo: “Señor, en esta nueva semana que da comienzo, me gustaría empezar a
tomar buenas decisiones. Es por eso que elijo aprender a estar atento a Tu voz. Ayúdame a
ignorar las voces que no provienen de ti, a fin de estar atento(a) a cada una de Tus palabras. En el
Nombre de Jesús. Amén”
Lo mismo que tu cuerpo, tu alma necesita también comida consistente. Sin esto, no harás más que
sobrevivir a duras penas hasta la próxima “comida”. Leemos en Deuteronomio 8:3, “no sólo de pan
vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová”.
Sí, tú y yo necesitamos escuchar a Dios hablarnos para poder vivir. Sus Palabras dan vida a
nuestras almas, nos dan ímpetu cuando estamos cansados, y nos animan cuando nos sentimos
abatidos. ¡Aleluya!
¿Cuándo fue la última vez que oíste a Dios hablarte, que recibiste Sus palabras de vida en tu
corazón?
No dejes que tu alma pase hambre, ¡nútrela diariamente con la Palabra de Dios! Que tu alma esté
bien alimentada, fortalecida y restaurada por la Palabra Santa.
Te invito a orar conmigo en este momento: “Señor, no quiero vivir solo de pan, ni quiero tampoco
contentarme con las migajas de Tu Palabra y de Tu Presencia. Quiero más de ti. ¡Háblame cuando
estudio la Biblia, cuando sumerjo mi mirada en tu Palabra! Gracias, porque tengo la seguridad de
que seré saciado(a) con ella. En el Nombre de Jesús. Amén”.
Jesús es el buen pastor que te acompaña cada día. Leemos en Juan 10:27-28, “Mis ovejas oyen
mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano”.
El Señor desea hablarte cada día, para alumbrar tu camino y poder así guiarte en tu día a día. Él
promete que nunca estarás perdido(a). ¿Por qué? Porque oyes Su voz que te dirige. Sigue
buscando tener un tiempo aparte cada día para escuchar todo lo que Jesús desea comunicarte.
¡Sé bendecido(a), querido(a) amigo(a)! Que tu día sea lleno con Su amor y gracia.
La Presencia de Dios nos hace bien. Nos reconforta, y mucho más aún, ¡nos da un anticipo del
Cielo! La Presencia de Dios es el “pre-paraíso”. La Presencia de Dios es el Edén reencontrado, es
el jardín rebosante de vida en el que nuestra alma puede descansar y deleitarse libremente.
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a
aguas de reposo me pastoreará” (Salmo 23:1-2).
Tomo regularmente tiempos aparte de ayuno y oración para buscar el rostro de Dios, para
contemplar Su Presencia y escuchar Su voz. ¡Me gusta tanto la Presencia de Dios! Me gusta pasar
tiempo con Él porque es mi Padre, porque me conoce mejor que nadie, aun mejor que yo mismo.
Te lo aseguro: ¡Sí, un día en Su Presencia vale más que mil en cualquier otra parte! Haz de Su
Presencia tu prioridad, deléitate en estar con Él, en hablarle y escucharle. Búscalo con todo tu
corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Persigue Su Presencia, llénate de Él: no te
arrepentirás de hacerlo.
A veces sentimos como que nuestra vida se encuentra en una encrucijada. ¡No sabemos si hay
que esperar, ir a la derecha, a la izquierda o incluso dar la vuelta! Esto genera inquietud, miedo,
malestar… Un poco como cuando el GPS del automóvil no logra conectarse o está desconfigurado.
Recibe esta palabra como un aliento, como una clave y un fundamento hoy para tu vida: “Señor, Tú
eres mi refugio, Tú me libras de la angustia. Me rodeas de alegría y cantos de liberación. Me has
dicho: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”
(Salmo 32:8).
Querido(a) amigo(a):
Dios es tu refugio
Él te guardará de la angustia
Él te enseñará el camino por el que debes andar
Su mirada está en ti
Y ¡Él nunca está perdido! Él conoce tu destino y cuál es el camino por el que debes ir para
llegar a Él.
En todo tiempo comparte con Dios cuáles son tus preguntas, y luego tómate tiempo para escuchar
Su voz, para escuchar lo que Su corazón desea comunicarle al tuyo. No tengas miedo, Dios te
promete que te indicará el camino que debes seguir.
Él es el mejor GPS para tu vida. De hecho, para mí, GPS significa: “Guiado Por el Señor” =)
Gracias por existir,
Eric Célérier
Salmos 119:105 RVR1960
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.
Salmos 32:8 RVR1960
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.
“Clama a mí, y yo te responderé”. El punto importante es este: clama a mí, llámame, háblame. La
continuación es, por tanto, escúchame.
Quizá al leer este texto te estés diciendo: “Dios no me habla, nunca lo hace. ¿Por qué ahora sería
diferente?”
Esto va a cambiar cuando dispongas tu espíritu para escuchar Su voz. Acalla todo lo que genera
“ruido” y distrae tu corazón, y concéntrate solo en Jesús, en quién es Él y en lo que ha hecho por ti.
Empieza simplemente a darle las gracias, a abrirle tu corazón y a compartir con Él lo que te pasa.
Por último, en un cuaderno anota todo lo que te viene a la mente :un versículo, un cántico, una
oración, un pensamiento… Solamente escríbelo.
No te prives de todo lo que Dios quiere decirte. Él tiene grandes cosas que revelarte, secretos que
quiere confiarte. ¿Tendrás tu oído atento en este día? ¿Le permitirás a Jesús hacer un milagro
hoy?
No sé tú, pero hay personas que desde por la mañana cuando se despiertan se sienten
descorazonadas, sin valor, como si no merecieran ser amadas. Si ese es tu caso, te animo a que
eches fuera de tu mente todos esos pensamientos destructivos, y que vuelvas tu mirada hacia
Jesús.
Yo cada mañana abro mis oídos espirituales para escucharle hablarme, y en cada ocasión, Él me
recuerda nuevamente cuánto me ama.
¿Alguna vez has experimentado dudas desde el momento mismo en el que te despiertas? Quizá a
veces te preguntas : “¿Señor, me amas todavía?” Si ese es tu caso, ten por seguro que Él aún te
ama, y te amará por siempre.
Te ama tanto que Su amor le impulsó a dar Su vida por ti en la cruz. Jesús murió por amor a ti, y lo
mejor es que, si tuviera que volver a dar su vida por ti, lo haría, porque te ama apasionadamente.
Jesús murió por todos, pero lo hizo personalmente por ti. Él te dice hoy: “He dado mi vida por ti”.
Su amor por ti es más fuerte que todo lo que te quiera separar de Él. Él es más fuerte:
Como dice Romanos 8:38-39, “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles,
ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.