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Es un libro
de historias para unos es un libro de cuentos. Pero hoy vamos a hablar sobre algunos beneficios del estudio
diario de la biblia según uno de sus escritores. Salmos 119:9-16
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
Los que emplean eficazmente la "espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efe. 6: 17), vencerán las
tentaciones. El Maestro hizo frente a las tentaciones más sutiles de Satanás con un "escrito está" (Mat. 4: 4, 7,
10). Hoy debemos utilizar las mismas armas espirituales. La mente siempre debe nutrirse con la Palabra; de Io
contrario se debilitarán las defensas del alma y Satanás saldrá victorioso. El descuido del estudio de la Palabra y
de la meditación en ella, aun por un día, resulta en una grave pérdida.
desviarme.
Aunque debemos ejercitar todas las facultades del alma en el conflicto contra el pecado, continuamos
necesitando la ayuda del Señor. Sólo se puede resistir y vencer el pecado mediante la poderosa ayuda de la
tercera persona de la Divinidad (DTG 625); pero Dios no hace nada a favor de nosotros sin nuestro
consentimiento y cooperación (DTG 621). Somos muy propensos a desviarnos. Cuán a menudo nos
descarriamos como ovejas en las laderas de un monte (ver Isa. 53: 6).
Este versículo encierra el secreto de la verdadera vida cristiana. El solo conocimiento de la Palabra no nos
preservará del pecado; pero cuando se atesora la Palabra de Dios en el corazón, se tienen las armas para hacer
frente y derrotar al astuto enemigo (ver Job 23: 12; Prov. 2: 1, 9; Jer. 31: 33).
12
Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos.
Todos necesitamos ser alumnos de la escuela de Dios. Gran privilegio es poder solicitar que se nos envíe el
divino Instructor, y luego recibirlo (ver Juan 14: 26; 16: 13).
13
Con mis labios he contado Todos los juicios de tu boca.
Todo discípulo fiel contará a otros el gran gozo que siente en la Palabra de Dios y los invitará a compartir con él
esa bendita experiencia (ver Deut. 6: 7; cf. Mat. 12: 35).
14
Me he gozado en el camino de tus testimonios Más que de toda riqueza.
El que cree en la Palabra, aunque sea rey como David, halla mayor satisfacción en sus tesoros que en las
riquezas terrenales. Los tesoros de la Palabra de Dios son de mucho más valor que el oro o las piedras preciosas.
Las riquezas desaparecen, pero los tesoros celestiales perduran eternamente (ver Mat. 6: 19-21).
Cuando el alma medita en las verdades de la Palabra de Dios, ellas llegan a ser parte de la vida. La lectura
rápida, sin reflexión, aprovecha poco. La meditación tranquila permite que el Espíritu Santo aplique
debidamente los principios generales a la experiencia individual. "Una razón por la cual no hay más piedad
sincera y fervor religioso, es porque la mente está ocupada con cosas sin importancia y no hay tiempo para
meditar, escudriñar las Escrituras u orar" (CW 125).
Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.
16
Es natural que el regocijo siga a la meditación, pues es el fruto de ella. La ley deja de ser una carga y se
transforma en la fuente del mayor gozo y deleite. Los que viven en armonía con Dios hallan gran placer en leer
su Palabra. La verdadera religión no inhibe nuestras facultades, sino que las desarrolla mucho más.
Texto clave: En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti. (Salmo 119:11)
¿Qué guardas dentro de tu corazón? Lo que hay en tu corazón es lo que dicta tus actitudes, tus pensamientos y
tus palabras. Al guardar la Palabra del Señor dentro de tu ser y hacerla parte de ti, actuarás, hablarás, sentirás lo
que agrada a Dios y experimentarás su voluntad para tu vida.
Examina los libros que lees, las películas que ves, las conversaciones con tus amistades y los pensamientos que
llenan tu mente. Pídele al Espíritu Santo que te guíe, que te ayude y te dé sabiduría para elegir siempre lo que
fortalece tu relación con Dios.
¿Quieres vencer al pecado en tu vida? ¿Quieres vivir una vida recta delante de Dios para glorificarlo en todo
momento? ¡Atesora su Palabra en tu corazón! Lee la Biblia, medita en ella, memorízala y verás cómo tu vida
empieza a parecerse más y más a la de Jesús.
Quiero subir la cuesta del calvario, subir por ella como tu subiste, con valor silencioso y temerario; Señor yo
quiero ser como tu fuiste. Braulio Pérez Marcio
Oración: Gracias padre por tu santa palabra, La biblia, tú mismo nos dijiste em Juan 5:39: Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de
mí.