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Christian Francisco Gutiérrez Manzano

Licenciatura en Derecho
1°A

EL OGRO FILANTRÓPICO

Con la llegada del neoliberalismo en la década de 1970, la figura intelectual del


literato mexicano Octavio Paz se da a la tarea de relatar en una suerte de ensayo una breve
historiografía del estado mexicano desde la época novohispana hasta aquel tiempo,
añadiendo más allá de su opinión, una propuesta de solución que debe llevar a cabo también
el lector de dicho trabajo.

Si algo resalta el autor en la historia de las figuras de estado en México es su carácter


de patrimonialistas <<Si el estado es el patrimonio del Rey, ¿cómo no va a serlo también de
sus parientes, sus amigos, sus servidores y sus favoritos>>. Los estados con esa ideología
patrimonialista eventualmente son los denominados gobiernos nepotistas, administraciones
donde se ocupan los lugares que pertenecen a los profesionistas competentes, y que son
ocupados por los amigos, por los familiares, y así ha ocurrido desde unos cuantos siglos atrás.
Paz atribuye la incidencia de estas prácticas en el siglo XX al partido hegemónico, el PRI,
que desde su fundación se perpetuó en el poder, y que había mantenido una legitimidad
consolidada por ser la facción heredera de los valores logrados con el movimiento
revolucionario a principios de siglo.

Un aspecto de vital importancia en la visión crítica del autor es el punto de quiebre de la


legitimidad del gobierno. Se trata de los disturbios de 1968 que terminaron en la represión y
el asesinato de cientos de estudiantes por parte de las fuerzas armadas del gobierno. Desde
entonces se dejó de lado esa fe y la confianza a ciegas en los representantes del Estado. Y se
gestó entre los sectores ilustrados de la población una suerte de pensamiento disidente de las
políticas de aquellos años.

Paz critica por igual en este trabajo a los partidos políticos, tanto a los de derecha como a los
de izquierda. Condenando de execrables los actos de la derecha y haciendo evidente la falta
de identidad de algunos partidos; así como lamentando la desventaja en la que está la
izquierda por su falta de compromiso y también por el miedo y la poca cabida que han
preferido tener los intelectuales con el movimiento. Inclusive tiene considerada a una parte
de miembros del PRI como un ala de izquierda que si se organizara promovería una
competencia pertinente para restaurar el espíritu democrático del sufragio. Algún compañero
comentaría que eso actualmente está manifestado en el partido que a la fecha de este reporte
ostenta el poder: Morena, que efectivamente, está compuesto por algunas figuras del antiguo
PRI, pero que comulgaron más con los supuestos de la izquierda.

De esta manera, después de haber expuesto los errores o fallos del pasado a los ciudadanos
de su tiempo, Paz busca aperturar un diálogo con los sectores ilustrados de la población, y
los que tienen el potencial de transformar su realidad para bien, los primeros son los
estudiantes universitarios, comprometidos con una labor social estrechísima, identificados y
unidos por los movimientos estudiantiles desde 1968, y privilegiados con el acceso a una
educación de calidad; y los intelectuales, los literatos, las figuras influyentes en la sociedad
y que además también fueron beneficiadas con la educación.

A estas alturas nos preguntaremos quién es el ogro filantrópico. Y mi interpretación de ese


elemento retórico es la siguiente: El Ogro es El Estado, lo de filantrópico viene por ser un
término que habla de su modo de ser, o concisamente hablando nos expresa su “deber ser”,
es un idealismo irónico, más que ser un apoyo humanista es un organismo que nos devora
alegando que nos conviene que así lo haga. Cerrando con mis disertaciones concluyo que
Octavio Paz nos remite a la tarea de fomentar un pensamiento crítico para desintoxicarnos
de ideologías simplistas y corregir al ogro, encaminándolo a cumplir ahora sí con su función,
con su “deber ser”.

12 de Agosto del 2019

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