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INTRODUCCION
Cada vez resulta más evidente que la degradación del medio ambiente pone en riesgo décadas de
esfuerzos realizados en pro del desarrollo: las actividades humanas de los últimos ciento cincuenta
años han alterado los ecosistemas y su capacidad para dar soporte a la vida, al bienestar y al
desarrollo humano. En consecuencia, cuando las funciones ecosistémicas (provisión de recursos
naturales, saneamiento natural, regulación atmosférica, protección contra las enfermedades, etc.)
se degradan, se observa inevitablemente una reducción de las opciones de vida disponibles y un
aumento de la vulnerabilidad de las poblaciones afectadas.
Resulta evidente asimismo que las poblaciones desfavorecidas son las más afectadas por la
calidad del medio natural en el que viven, ya que, para su subsistencia, con frecuencia dependen
directamente de los bienes (recursos naturales) y servicios que brindan los ecosistemas.
Adicionalmente, suelen encontrarse más expuestas a amenazas ambientales (agua contaminada,
productos químicos nocivos, etc.), viven con mayor asiduidad en tierras marginales e infértiles, y,
sobre todo, son particularmente vulnerables a los desastres naturales (inundaciones, sequías,
huracanes, etc.), cuya frecuencia e intensidad están en aumento a causa del fenómeno del cambio
climático.
Mención aparte merece el impacto diferencial que la degradación del medio ambiente tiene sobre
niñas, niños y adolescentes, al ser un grupo en situación de especial vulnerabilidad y que llega a
representar cerca de la mitad de la población en algunos de los países. Así, se calcula que
alrededor de 640 millones de niñas, niños y adolescentes crecen en condiciones
medioambientalmente insanas (sin acceso a agua potable o a alimentación segura, con alta
exposición a contaminantes nocivos para la salud, etc.), y que 3 millones fallecen cada año a causa
de enfermedades relacionadas directamente con dichas condiciones.
Por otro lado, las niñas, niños y adolescentes son, podríamos decir, doblemente penalizados por la
contaminación ambiental y la explotación insostenible de los recursos naturales, ya que ellas y
ellos, como herederos de la responsabilidad de cuidar el planeta, tendrán que vivir con las
consecuencias, no solo en el momento presente, sino también en el futuro. Es por ello que los
derechos, intereses y necesidades de las generaciones futuras deben ser indefectiblemente
tenidos siempre en consideración en los procesos actuales de toma de decisiones.
CONCEPTOS DE POLITICA AMBIENTAL
1- La política ambiental se refiere a las acciones que los gobiernos toman para cuidar
o proteger el medio ambiente, como resultado de la interacción de los intereses políticos
económicos y sociales, para conservar las bases naturales de la vida humana y
conseguir un desarrollo sostenible.
Desde los años 70, con la conciencia ambiental creciente, se ha convertido en un sector
político autónomo cada vez más importante tanto a nivel regional, nacional o internacional. En
los gobiernos de muchos países hay un ministerio encargado de temas ambientales y se han
creado partidos verdes. La definición de una política ambiental a nivel de empresa es un
requisito de los sistemas de gestión medioambiental certificados como ISO 14001 o EMAS.
Las políticas pueden tener como objetivo la protección de un determinado ecosistema (ej.
un sistema de arrecifes, los bosques naturales andinos), el fortalecimiento de la capacidad
de los actores que la proponen, o a compensar su débil posición frente a otros actores (ej.
en relación con algunos de los oponentes de una determinada acción). También pueden
estar dirigidas a incidir en factores del contexto como: el mejoramiento de las condiciones
para la generación y apropiación social de la información (ej. el fortalecimiento de la
educación ambiental en determinados niveles o de la investigación básica sobre un
determinado campo del medio ambiente), la transformación de ciertas condiciones
político-institucionales (ej. alcanzar una mayor coordinación e integración transectorial, o
una mayor descentralización de la gestión a nivel local, o incrementar la participación
ciudadana en las decisiones que afectan el ambiente), las condiciones socioeconómicas
(ej. la transformación de los patrones de uso de los recursos naturales, o los patrones de
consumo, o la tenencia de la tierra) y las condiciones tecnológicas (ej. desarrollo de nuevas
tecnologías limpias, e innovaciones de tecnologías de final del tubo).
Las políticas con sus objetivos, principios, criterios y orientaciones generales impulsan
nuevos procesos y tecnologías más beneficiosas con el ambiente y desarrollan nuevas
formas de relación con la naturaleza. Las políticas deben reflejar las prioridades
ambientales, y al ser expresadas mediante los instrumentos y planes se constituyen en
verdaderas agendas de trabajo.
Las políticas ambientales pueden ser explícitas o implícitas. Se consideran como políticas
explícitas aquellas que están formuladas y publicadas en documentos oficiales aprobados
o expedidas formalmente por algún organismo estatal y que tienen como objetivo la
protección ambiental. Son las denominadas políticas nacionales y subnacionales sobre
medio ambiente o las políticas que se refieren a recursos particulares como el agua, los
bosques o el aire. Algunos elementos de la política ambiental explícita se encuentran
consagrados en la Constitución y la ley, o en los decretos y resoluciones normativas y
administrativas emanados del poder ejecutivo, para desarrollarlas o reglamentarlas, y con
frecuencia se reiteran en los documentos bautizados como política. Estas se denominan
como políticas explícitas no sólo por el hecho de encontrarse formuladas formalmente en
documentos, sino en particular porque son concebidas con el propósito de proteger al
medio ambiente. En este último sentido también hacen parte de las políticas explícitas
aquellas decisiones o medidas que se toman día a día como respuesta a problemas
ambientales urgentes, o en virtud de otras motivaciones, sin que hubiesen estado
previstas en las formulaciones formales. Entre estas se cuentan, por ejemplo, algunas de
las respuestas dirigidas a atender emergencias o desastres ambientales imprevistos; o
también se cuentan algunas medidas para la protección ambiental surgidas para satisfacer
intereses políticos de los gobernantes sin que ellas hagan parte de alguna de las políticas
existentes.
Las políticas implícitas son aquellas decisiones que se toman en otros ámbitos de la
política pública o en los sectores productivos y que influyen en la transformación del
medio ambiente. Ellas pueden hacer parte de acuerdos multilaterales o de políticas y
legislaciones económicas y sociales de carácter general o sectorial sin que sus impactos
ambientales hubiesen sido previstos o debidamente tomados en cuenta. Son políticas que
pueden tener tanto consecuencias negativas como positivas para la protección ambiental,
siendo el primero de los casos el más común.
Aunque no existe un acuerdo general sobre los principios de la política ambiental, hay algunas
bases generalmente aceptadas.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) es el portavoz del medio
ambiente dentro del sistema de las Naciones Unidas. El PNUMA actúa como catalizador,
promotor, educador y facilitador para promover el uso racional y el desarrollo sostenible del
medio ambiente mundial.
La labor del PNUMA abarca evaluar las condiciones y las tendencias ambientales a nivel mundial,
regional y nacional; elaborar instrumentos ambientales internacionales y nacionales; y fortalecer
las instituciones para la gestión racional del medio ambiente. El PNUMA tiene una larga historia de
contribuir al desarrollo y la aplicación del derecho del medio ambiente a través de su labor
normativa o mediante la facilitación de plataformas intergubernamentales para la elaboración de
acuerdos principios y directrices multilaterales sobre el medio ambiente, que tienen por objeto
hacer frente a los problemas ambientales mundiales.
Existe consenso entre las organizaciones y resto de actores del ámbito de la cooperación
internacional en cuanto a que una gestión eficiente y equitativa del medio ambiente es crucial
para lograr una mejora sostenible de las condiciones de vida de las poblaciones en situación de
vulnerabilidad. Ello queda patente, además de a través de las múltiples convenciones
internacionales existentes al efecto (acuerdos alcanzados en las Cumbres de la Tierra de 1992,
2002 y 2012; Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992, etc.), por
el hecho de que diez de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible que conformarán la
agenda de desarrollo post-2015 están directamente ligados a aspectos medioambientales:
OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE (POST 2015)
CONVENCIONES:
Se trata de acuerdos entre varios países que se desarrollan a nivel internacional o regional, y
conciernen los más diversos temas ambientales en torno a la atmósfera, la materia viva, la vida
marina, la desertificación, la protección de ecosistemas, el vertido de sustancias peligrosas, la
contaminación marina y otros. La mayoría de reconocer que la mejor vía para lograr la regulación
ambiental es a través de acuerdos multilaterales más que a través de muchos acuerdos bilaterales.
Para ese fin, en 1992 en la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (WCDE), los
participantes de la conferencia avalaron lo que en la actualidad se conoce como Acuerdos
Ambientales Multilaterales (AAM). Esos acuerdos son compromisos asumidos entre varias o
muchas naciones soberanas que buscan hacer frente a los efectos y consecuencias de la
degradación ambiental mundial y regional. Los AAM abordan problemas ambientales con efectos
transfronterizos, cuestiones ambientales tradicionalmente nacionales que provocan preocupación
extrajurisdiccionales y riesgos ambientales para los habitantes de la comunidad global. En los
acuerdos internacionales para proteger la salud de los seres humanos y el medio ambiente se ha
aplicado mediad comerciales de diversas formas desde la década de 1870.
Según la OMC, de un total de más de 22 AAM existentes, solo veintidós se refieren al comercio. De
los AAM relacionados con comercio, 13 son acuerdos mundiales y 9 regionales. Es necesario
resaltar que algunos AAM incluyen más partes contratantes que las incluidas en la OMC. Por
ejemplo, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora
Silvestres (CITES por sus siglas en inglés) tiene 152 partes contratantes, el Protocolo de Montreal,
175, el Convenio de Brasilia o Basilea, 147, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), 168, y
la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), 176, en
comparación con las 141 naciones que son partes contratantes de la OMC. Además, se han
negociado otros cuantos AAM que repercuten en el comercio. Cada acuerdo tiene una misión y
unos objetivos específicos que un número variable de estados ratifican. Los AAM representan el
derecho internacional ambiental.
Dado que los AAM y los acuerdos comerciales de la OMC abordan muchos temas y
preocupaciones similares desde perspectivas diferentes, es necesario buscar alguna forma de
mitigar las ocasionales diferencias entre ellos para futuras regulaciones ambientales, se ha citado
el problema de los puntos de contacto entre los AAM y la OMC como una cuestión clave de
negociación. Ningún miembro de la OMC ha impugnado las medidas adoptadas por ningún otro
miembro de la organización en cumplimiento de un AAM pero está claro que existen conflictos
potenciales.
"El PNUMA, los AAM y las organizaciones de desarrollo siguen adoptando la estructura definida
por las Cumbres de Río y Johannesburgo para la gobernaza ambiental, que consiste en la
elaboración de evaluaciones y políticas y en la ejecución de proyectos a nivel nacional.
Sin situarse en el origen de la historia de la preocupación ecológica, la experiencia traumatizante
del peligro de la tecnología nuclear y de su capacidad de destrucción, generó, desde los primeros
años de utilización de esta energía, una toma de consciencia global. Una nube radioactiva, así
como una marea negra, no conocen fronteras territoriales. El Tratado de prohibición de
experimentos nucleares en la atmósfera, de 1963, puede considerarse así el inicio de la
mundialización de la problemática ambiental, si bien no es hasta la Conferencia de Estocolmo
(1972) que se inicia la modernidad del derecho ambiental y de su coordinación, apoyado en 1980
por la convención de Viena sobre los tratados.
Una nueva dinámica de leyes ambientales se desarrolla en los años 1970-80, con el
descubrimiento del agujero en la capa de ozono causado por la contaminación atmosférica de
compuestos clorofluorocarbonados (CFC) como del desinfectante de almácigos bromuro de
metilo. En 1985 se firma y ratifica la Convención de Viena para la protección de la capa de ozono.
En 1987, 24 países firman el Protocolo de Montréal que impone la supresión progresiva de los
CFC..
El informe Burndtland publicado en 1987 por la Comisión sobre el Ambiente y Desarrollo de la
ONU, pide un desarrollo económico que "responda a las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras de responder a los suyos". Se introducen
así dos conceptos nuevos, el de las necesidades (especialmente las necesidades de los más
desfavorecidos) a las que se debe dar prioridad, y el de las limitaciones técnicas en respeto del
desarrollo de las generaciones futuras. Pero más allá de las declaraciones la contradicción
permanece sobre el modelo de desarrollo propuesto, que consiste todavía en más tecnología para
solucionar los problemas creados por el exceso de tecnología. Así, si el desarrollo se financia
mediante la deuda, y por inversores extranjeros que amenazan con deslocalizar, ¿cómo puede ser
sostenible? En efecto, cabe preguntarse si la creación de fondos globales como el FMAM puede
servir de apoyo al desarrollo sostenible solamente porque implica una transferencia de riquezas
del Norte hacia el Sur.
CONVENIO MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE CAMBIO CLIMATICO (KYOTO, JAPON, DICIEMBRE 1997).
El Acuerdo de París es un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones
de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los
ecosistemas a efectos del Calentamiento Global, su aplicabilidad sería para el año 2020, cuando
finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto.
El acuerdo fue negociado durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) por los 195
países miembros, adoptado el 12 de diciembre de 2015 y abierto para firma el 22 de abril de 2016
para celebrar el Día de la Tierra.
CONVENCION DE LAS NACIONES UNIDAS DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACION EN LOS PAISES AFECTADOS POR LA
SEQUIA GRAVE O DESERTIFICACION, EN PARTICULAR EN AFRICA.
FUE FIRMADO EN PARIS EN 1994 POR 130 PAISES Y ENTRO EN VIGENCIA EL 26/12/1996.
FUE FIRMADO EL 5 DE JUNIO DE 1992 EN EL MARCO DE LA CUMBRE DE RIO POR 153 PAISES.
CONVENIO SOBRE EL COMERCIO INTERNACIONAL DE ESPECIES AMENAZADAS DE FLORA Y FAUNA SILVESTRE (CITES).
FIRMADO POR 169 MIEMBROS EN 1973, FUE RATIFICADO POR LA REPUBLICA DOMINICANA
MEDIANTE LA RESOLUCION NO. 550 DEL AÑO 1982 DEL CONGRESO NACIONAL.
LAS ESPECIES PROTEGIDAS ESTAN LISTADAS EN TRES APENDICES, EN LOS CUALES SE EXPLICAN LAS
ESPECIES QUE NO PUEDEN SER AUTORIZADAS SU COMERCIO DEPENDIENDO DEL GRADO DE
AMENAZA DE DICHA ESPECIE.
producir un consenso social ampliar en torno a una visión a largo plazo para el PNUMA
producir análisis sobre la situación presente y los escenarios futuros del PNUMA
una planificación integrada que incluya todas las dimensiones del desarrollo sustentable
construir a partir de las estrategias y procesos existentes
aumentar los enlaces entre las estrategias a escala nacional y local
integración de todo ello en la planificación financiera y presupuestaria
monitoreo rápido para orientar mejor los procesos e identificar los progresos llevados a
cabo.
Mecanismos de participación efectivos.
"Durante el proceso de refuerzo del PNUMA se deben considerar las necesidades específicas de
los países en vías de desarrollo y respetar el principio fundamental de "responsabilidades comunes
pero diferenciadas". Los países desarrollados deben promover la transferencia de tecnologías,
recursos financieros nuevos y adicionales, y capacitación para una participación significativa de los
países en vías de desarrollo en la gobernanza medioambiental internacional." El mismo trabajo
apunta la necesidad de involucrar a la sociedad civil como "un importante actor y agente de
transformación".
LAS SECRETARÍAS
El carácter fundamental de las diferentes convenciones y acuerdos multilaterales como pilares de
la normativa medioambiental mundial emergente, convierte a las secretarías de cada uno de ellos,
según afirman Bauer, Busch y Siebenhüner en actores con una influencia mayor de la atención que
se les suele prestar, más allá de cierta investigación especializada. Esta influencia es sin embargo
variable según de la secretaría que se trate, en función de factores como una mayor o menor
eficiencia burocrática y de liderato, así como de su postura, que puede ser más "tecnocrática" o
cercana a un cumplimiento estricto de las demandas de todos los países o más "implicada"
(advocacy approach) en favor de determinados países afectados, aunque eso implique ir en contra
de países desarrollados más poderosos. Es el caso, concretamente, de la Secretaría de la
Convención para el Combate de la Desertificación (UNCCD).
Por otro lado, uno de los aspectos organizativos más criticados, especialmente desde el interior
del propio sistema de Naciones Unidas, por la descoordinación y cacofonía que genera es la
multiplicación de secretarías, una por cada AMUMA, si se tiene en cuenta la proliferación
creciente de estos acuerdos (45 de alcance mundial y más de 500 en general).
DEFINICIONES:
Impacto ambiental: efecto que produce la actividad humana sobre el medio ambiente.
Resiliencia (en ecología): capacidad de las comunidades, personas y ecosistemas de asumir con
flexibilidad situaciones adversas y sobreponerse a ellas.
Efecto invernadero: fenómeno causado por determinados gases presentes en la atmósfera, los
cuales absorben y reemiten parte de la radiación solar, impidiendo que esta parte escape de la
Tierra y contribuyendo así a que la temperatura media del planeta sea apta para la vida. Dentro de
un determinado margen, el efecto invernadero es, por lo tanto, un fenómeno natural y necesario.
Gases de efecto invernadero: gases presentes en la atmósfera que absorben y reemiten parte de
la radiación solar (efecto invernadero). A niveles normales, estos gases son pues necesarios para
mantener una temperatura adecuada para la vida. Pero su concentración está creciendo debido a
las emisiones generadas por diversas actividades humanas, como, por ejemplo, la quema de
combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). Los gases de efecto invernadero regulados
actualmente a nivel internacional por el Protocolo de Kioto son seis: dióxido de carbono (CO2),
metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y
hexafluoruro de azufre (SF6).
Emisiones directas: emisiones de gases de efecto invernadero que proceden de fuentes que posee
o controla una entidad determinada, por ejemplo, fuentes de este tipo serían los vehículos propios
o los dispositivos de aire acondicionado.
Emisiones indirectas: emisiones de gases de efecto invernadero que son consecuencia de las
actividades de una entidad determinada, pero que provienen de fuentes que no son propiedad o
no están controladas por la propia entidad, por ejemplo, serían indirectas las emisiones derivadas
del consumo eléctrico, de los viajes de trabajo, etc.
Eficiencia energética: conjunto de prácticas que tienen como objeto reducir el consumo de
energía, protegiendo así el medio ambiente y fomentando la sostenibilidad, al tiempo que se
asegura el abastecimiento y se mantienen los mismos servicios energéticos, sin disminuir el
confort ni la calidad de vida. Abarca tanto aspectos de utilización de las mejores tecnologías
disponibles, como de implantación de procesos y hábitos responsables de consumo.