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La ingeniería Inca:
En arquitectura, textiles y cerámicas no fueron herederos de las culturas anterior a ellos, en cambio, en
la tecnología se aprovecharon de los conocimientos de sus antecesores.
Algunos pueblos pueden ser calificados como ingenieriles en razón del modo pragmático como
emplearon sus recursos naturales, económicos y sociales para fabricar o construir objetos que sirvieran
para satisfacer necesidades; sin embargo, carecían del conocimiento de lo eficaz.
No existía mano de obra especializada pero sí mano de obra abundante. Utilizaron la plomada para la
construcción de viviendas, santuarios entre otros.
En los Andes se perfeccionó y desarrolló un conjunto tecnológico muy sofisticado de terrazas artificiales.
Preámbulo:
En la colonía para el autor no hubo ingeniería. Ya que solo se limitaban a extraer metales preciosos para
beneficio de España, no la de construir un país. En la minería no era tratado como un problema de
ingenieros y de tecnología, sino solamente de leyes.
El inicio de la ingeniería:
Fue creada en 1875 como la Escuela de Minas para instruir la explotación minera y en la metalurgia. La
Escuela Nacional de Ingeniería fue concebida inicialmente como una escuela de aplicación para los
graduados en ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Habich, quién era un ingeniero
encargado de la organización de la escuela no admitió que los estudios de ciencias fueran la base
requerida para la formación de ingenieros; así que en 1878 logró que el ingreso a la Escuela se
consiguiera aprobando un examen de conocimientos en matemáticas, física y química.
Luego de la guerra con Chile, Perú firma un contrato con la Peruvian Corporation para recuperarse de la
derrota. Se finaliza el ferrocarril a La Oroya que es probablemente la obra de ingeniería más importante
construida en el Perú en el XIX.
Hacia finales del siglo se crearen grandes industrias como la fábrica de tejidos San Jacinto, Pedro
D’Onofrio industrailizó la leche e inició la fabricación de helados. Aún así, Lima era al terminar el siglo
XIX era una ciudad empobrecida y decadente.
LA INGENIERÍA EN LA REPÚBLICA:
El siglo XX (118)
La revolución indutrial demostró la diferencia entre los países desarrollados, que transformaban los
recursos naturales en energía controlable, infraestructura y productos industriales y los pasises
subdesarrollados. El Perú quería explotar la zona amazónica para el desarrollo del país esto era muestra
de un país con pensamiento subdesarrollado.
La propuesta capaz de que un país subdesarrollado se convierta en uno desarrollado, debe apoyarse en
una determinación nacional para lograr objetivos integrales mediante tareas graduales, coherentes y
sistemáticas de largo plazo y, por ello, debidamente planificadas.
Leguía dio importancia a los ingenieros, prefirió a los que hacían sobre los que sólo hablaban (los
abogados).
Ningún esfuerzo era probable de mantenerse este tradicional encadenamiento, el desarrollo peruano el
bienestar creciente para todos es improbable. La aún alta presión demográfica, el subempleo, la
abundancia de mano de obra no calificada, la dependencia de la economía de los mercados externos, el
ruinoso estado de la salud y la educación, el abandono de la agricultura (sobre todo de la serrana), la
ausencia de instituciones poderosas e independientes del gobierno de turno, y el abandono de la
planificación estatal, magnifican dicha improbabilidad.
La formación de ingenieros civiles con una sólida base científica y especializados, principalmente, en
el diseño estructural, dio un paso importante con la creación, en 1933, de la carrera de Ingeniería Civil
en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Santiago Antúnez de Mayolo, ingeniero electricis- ta, en el estudio de recursos hídricos para su apro-
vechamiento en la producción de energía. Precursor de las centrales hidroeléctricas en el Perú,
planificó la del Cañón del Pato y estudió las ubicaciones más eficientes para las del Mantaro y Machu
Picchu.
En el gobierno de Odría impulsó la ingeniería Peruana.
En 1908 el ingeniero Alberto Grieve instaló su taller de mecánica e ideó y registró la patente de un
modelo de automóvil al que se conoció como Grieve. Todo, inclusive el motor, fue hecho con
tecnología peruana.