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Expo Said: Introducción a Orientalismo

(por Natali Stein y Federico Sainz)

1. Posición del enunciador

Edward W. Said nació en la Jerusalén palestina en 1935. Su formación se


desplegó entre las colonias Palestina y Egipto y los Estados Unidos.
Posición híbrida que habilita una perspectiva privilegiada para lo que se
propone abordar.

2. Un par de observaciones

Orientalismo fue originalmente publicado en 1978; no hay marcas que


indiquen que su Introducción haya sido posterior, lo que torna admirable su
percepción del posicionamiento norteamericano respecto de la amenaza
oriental, tendencia cuyo clímax inaugura el 9·11 (atentado y consecuencias a
los que sí hace referencia en el Prólogo a la edición española de 2002).

El status de introducción de lo que comentaremos habilita el abordaje de


precisiones metodológicas respecto de lo que la sucede. Quizá parezca
difícil a priori percibir qué utilidad podrían tener disquisiciones sobre cómo fue
construido un texto que no necesariamente se va a leer inmediatamente;
nosotros consideramos que las premisas y preguntas que Said plantea a ese
respecto podrían proyectarse como herramientas para pensar al menos parte
de los textos de la presente cursada.

3. ORIENTALISMO: algunas definiciones

A lo largo del texto el autor brinda diferentes definiciones; las más completas
son las siguientes:

I. Discurso y valor negativo para definir la propia Europa: Oriente ha


servido para que Europa (u Occidente) se defina en contraposición a su
imagen, su idea, su personalidad y su experiencia. Sin embargo, Oriente no es
puramente imaginario. Oriente es una parte integrante de la civilización y de la
cultura material europea. El orientalismo expresa y representa, desde un
punto de vista cultural e incluso ideológico, esa parte como un modo de
discurso que se apoya en unas instituciones, un vocabulario, unas
enseñanzas, unas imágenes, unas doctrinas e incluso unas burocracias y
estilos coloniales. (p. 20)
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II. Pero Said, en la página 20, dice que al hablar de orientalismo remite a varias
cosas interdependientes y diferencia, a continuación, tres grandes
acepciones:

a) Tradición académica: En general, la acepción de orientalismo más


admitida es la académica, y esta etiqueta sirve para designar un gran
número de instituciones de este tipo. Alguien que enseñe, escriba o
investigue sobre Oriente –y esto es válido para un antropólogo, un
sociólogo, un historiador o un filólogo– tanto en sus aspectos específicos
como generales, es un orientalista, y lo que él o ella hace es
orientalismo.

b) Distinción Oriente/Occidente (“un sentido más general del


término): Es un estilo de pensamiento que se basa en la distinción
ontológica y epistemológica que se establece entre Oriente y
Occidente. Así pues, una gran cantidad de escritores han aceptado esta
diferencia básica entre Oriente y Occidente como punto de partida para
elaborar su obra.

c) Dominación sobre Oriente (definición más histórica y


material”): Si tomamos como punto de partida aproximado el final del
siglo XVIII, el orientalismo se puede describir y analizar como una
institución colectiva que se relaciona con Oriente, relación que
consiste en hacer declaraciones sobre él, adoptar posturas con respecto
a él, describirlo, enseñarlo, colonizarlo y decidir sobre él; en resumen, el
orientalismo es un estilo occidental que pretende dominar,
reestructurar y tener autoridad sobre Oriente.

III. …es la distribución de una cierta conciencia geopolítica en unos


textos estéticos, eruditos, económicos, sociológicos, históricos y filológicos; es
la elaboración de una distinción geográfica básica (el mundo está
formado por dos mitades diferentes, Oriente y Occidente) y también, de una
serie completa de «intereses» que no solo crea el propio orientalismo, sino
que también mantiene a través de sus descubrimientos eruditos, sus
reconstrucciones filológicas, sus análisis psicológicos y sus descripciones
geográficas y sociológicas; es una cierta voluntad o intención de
comprender –y en algunos casos, de controlar, manipular e incluso
incorporar– lo que manifiestamente es un mundo diferente (alternativo
o nuevo); es, sobre todo, un discurso que de ningún modo se puede hacer
corresponder directamente con el poder político, pero que se produce y
existe en virtud de un intercambio desigual con varios tipos de poder:
poder intelectual, poder cultural, poder moral. (p. 34)

IV. (de algún modo ya sugerida, pero expresada más concisamente): …el
orientalismo ha llegado a ser un sistema para conocer Oriente, un filtro

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aceptado que Oriente atraviesa para penetrar en la conciencia occidental…
(p. 26)

4. Tesis principal

…el orientalismo es –y no solo representa– una dimensión considerable de la


cultura, política e intelectual moderna, y, como tal, tiene menos que ver con
Oriente que con «nuestro» mundo. (p. 35)

5. Mapa del texto

APARTADO I: definiciones de Orientalismo

APARTADO II: puntualizaciones para el abordaje de la materia.

a. Oriente y Occidente como creaciones del hombre: …en la misma


medida en que lo es el propio Occidente, Oriente es una idea que tiene una
historia, una tradición de pensamiento, unas imágenes y un vocabulario que le
han dado una realidad y una presencia en y para Occidente. Las dos entidades
geográficas, pues, se apoyan, y hasta cierto punto se reflejan la una en la
otra. (p. 24)

 Sería un error concluir que Oriente fue esencialmente una idea o una
creación sin su realidad correspondiente. Coherencia interna del
orientalismo y sus ideas sobre Oriente.

 Las ideas no se pueden entender sin estudiar al mismo tiempo sus


configuraciones de poder. Hegemonía sobre Oriente, relación de
dominación, Oriente que fue orientalizado.

 El orientalismo no es una estructura de mitos, es un cuerpo de teoría y


práctica. Sistema para conocer Oriente.

b. La hegemonía cultural de Europa (su autoconciencia de


superioridad) ha dado fuerza y durabilidad al discurso orientalista.

c. Problema planteado por el autor: ¿perspectiva general o particular?

Debemos preguntamos si lo que importa en materia de orientalismo es un


conjunto de ideas generales al que se supedita el resto del material o el trabajo
mucho más variado realizado por un número casi incontable de autores a los
que podríamos elegir como ejemplos concretos de escritores que se han
ocupado de Oriente. (p. 28)

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Procurando evadir la distorsión e inexactitud, Said da paso a la
consideración de algunos aspectos de la realidad contemporánea que ofrecen
la solución a las dificultades metodológicas y de perspectiva.

APARTADO III: aspectos de la realidad contemporánea.

a. (Presunta) distinción entre conocimiento puro y conocimiento político

No puede existir separación. Las fuerzas políticas, institucionales, ideológicas


actúan también en el autor como individuo. (Ej: todo el conocimiento
académico sobre la India y Egipto está condicionado por la densa realidad
política.)

Si bien el conocimiento es ligeramente menos parcial que quien lo produce,


no puede ser no político. (paráfrasis p. 31)

Influencia mutua, relación entre imperio y cultura, lo general y lo


particular: intercambio dinámico entre los autores individuales y las grandes
iniciativas políticas que generaron los tres grandes imperios en cuyo territorio
intelectual e imaginario se produjeron los escritos. (p. 37)

Importancia del detalle.

Toda investigación humanística debe establecer la naturaleza de esta


relación en el contexto específico de su estudio, de su tema y de sus
circunstancias históricas.

b. La cuestión metodológica

Delimitación del objeto de estudio. (Advierte su recorte, no se puede


discutir. Conciencia de lo que deja afuera y del lugar desde donde es leído.)

Said: Mi punto de partida, por tanto, ha sido la experiencia británica,


francesa y estadounidense en Oriente, en un sentido global, las bases
históricas e intelectuales que la hicieron posible y sus cualidades y
características. (p. 39)

Gran Bretaña y Francia no sólo fueron las naciones pioneras en Oriente y


en los estudios orientales, también mantuvieron estas posiciones de
vanguardia gracias a los dos entramados coloniales más grandes que la
historia anterior al siglo xx ha conocido. En lo que se refiere a Oriente, Estados
Unidos, desde la Segunda Guerra Mundial, ha seguido, creo que bastante
conscientemente, las sendas trazadas por las dos potencias europeas. (pp. 40-
41)

Autoridad intelectual sobre Oriente (no exclusiva de GB, Francia y USA). Se


analiza por medio de la localización estratégica (posición del autor

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respecto del material) y la formación estratégica (interacción de los
textos entre sí y con la totalidad de la cultura).

El orientalismo se fundamenta en la exterioridad: lo que se dice/escribe


pretende indicar que el orientalista está fuera de Oriente existencial y
moralmente (pp. 44-45)

Es DISCURSO, no es realidad, por lo que se mide en elementos del discurso


y no del orden de la verdad (tono narrativo, estructura, géneros, temas,
motivos.) Son representaciones y no retratos “naturales” de Oriente.

Marx: “No pueden representarse a sí mismos, deben ser


representados” [“PEROGRULLADA”]

Los escritores individuales influyen de manera determinante en ese cuerpo de


textos colectivo y anónimo que constituye una formación discursiva
como la orientalista. […] el orientalismo es […] un sistema constituido por
citas de obras y autores (p. 48)

Fuerte cuestionamiento a la visión etnocentrista: ¿cómo se pueden


estudiar otras culturas y pueblos desde una perspectiva libertaria, y no
represiva o manipulativa? (p. 49)

c. La dimensión personal

Si Said reclamaba como indispensable la explicitación del lugar desde el cual el


orientalista habla, si reconoce al autor como una entidad en relación variable
(pero inevitable) con las condiciones materiales e históricas de su existencia,
es lógico que haga fuerte hincapié en su condición de oriental exiliado en
occidente. Es en este marco que manifiesta su preocupación por el
creciente reforzamiento de los estereotipos respecto del mundo
árabe/islámico, proceso que ve acelerado por el accionar de los medios
masivos de comunicación (y eso que en 1978 aún no había llegado la era de la
interné).

6. A modo de cierre…

Si bien acordamos con la idea de que el disenso produce conocimiento, la


propuesta de Edward Said (al menos en esta Introducción) no deja, desde
nuestro contexto de lectura, demasiado lugar a la polémica. Las principales
objeciones que se le podrían hacer (básicamente en torno de lo que queda
afuera, tanto del lado del Oriente que se recorta como de las potencias en que
se focaliza) fueron, como hemos visto, previstas por el autor y
abundantemente justificadas en su recorte metodológico que –si bien por
momentos parece adoptar los tonos de captatio benevolentiae o mea culpa
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(sobre todo en el posterior prólogo español)– constituye una instancia
ineludible de todo trabajo crítico (como bien podemos los estudiantes
constatar, por ejemplo, cada vez que debemos abordar la confección de una
monografía).

Quedará pendiente, al menos hasta que hayamos tenido ocasión de evaluar


una porción más considerable de su obra, el siguiente interrogante respecto de
su posición como enunciador: ¿Se sostiene esa privilegiada posición híbrida a la
que hacíamos referencia? ¿Persiste, en términos discusivos, su condición de
“oriental” de nacimiento frente a lo occidental de su formación? Si bien sus
intenciones son bastante claras, no está en nosotros, por el momento, la
posibilidad de dar respuesta a este interrogante.

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