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Miguel Ángel Cortés Muñoz

Reseña crítica de sesión #13 – Geografías posmodernas

El tercer espacio: síntesis posmoderna

Soja, E. (2010). Tercer espacio: extendiendo el alcance de la imaginación geográfica. En N.


Benach, & A. Albet, Edward W. Soja. La perspectiva postmoderna de un geógrafo radical. (págs.
181-209). Barcelona: Icaria.

Recapitulando la tendencia posmoderna que la geografía y las ciencias sociales en


general venían elaborando en la segunda parte del siglo XX, vemos como un versátil
Harvey, o incluso un nómada latinoamericano Santos -influencia radical y crítica
respectivamente-, disponían un terreno propicio para los autores convergentes en el giro
ontológico, en tanto espacial y cultural, de la existencial condición de lo social. Suena
confuso, y en realidad lo es, ya que la misma corriente eventual y estructurada con mayor
fuerza en la década de 1990, se identifica a través de Soja, gran exponente de la
geografía posmoderna, como contradictoria, a la vez integradora y deconstructora de la
concepción dicotómica de la epistemología tradicional o moderna.

Con este preámbulo, se puede establecer un par de puntos clave en la síntesis de la


propuesta teórica que este amplio movimiento con sus diversas variantes hace del
espacio revigorizado en el pensamiento del célebre geógrafo norteamericano, Edward
Soja. Pasaremos a explicarlos en detalle más adelante; mientras tanto, cabe mencionar la
profundidad de la antología recogida por los autores en una retroalimentación con los
planteamientos principales de la obra de Soja. En cuanto concierne a la propuesta, la
colección traducida por los autores Abel Albet y Núria Benach, geógrafos españoles
contemporáneos presenta una linealidad revolucionaria respecto a la emancipación y el
empoderamiento que se vale la nueva conceptualización espacial (2010, pág. 205).

De acuerdo a lo anterior, en el diálogo con Soja, éste introduce en definitiva una ontología
del espacio a partir de la anticuada definición que se traía desde la modernidad científica
con su dialéctica y empirismo. Para ello, los dos puntos claves que se deducen de este
análisis los cuales recaen en el propósito del giro posmoderno son: el eclecticismo de la
dialéctica moderna y la contradicción posterior a la dicotómica filosofía contemporánea.
Por lo tanto, Soja rememora cinco tesis fundamentales desde su obra Thirdspace (1996)
que servirán de base para las próximas generaciones que desarrollen el espacio y la
espacialidad humana de una forma íntegra e inherente a los retos del campo a intervenir
(2010, pág. 181), la urbanización capitalista (Soja, 1989).

Precisamente, para el giro trascendental que abarca la conceptualización de Soja del


espacio procedemos a sintetizar las tesis que de alguna forma conectan un pensamiento
progresivo. En primera instancia, como se venía prediciendo, el tinte ecléctico de Soja se
ve expresado en su intención de no derrumbar las metodologías epistemológicas de hace
un par de siglos, caracterizadas por los enfoques historicista y sociológico, sino que funda
en ellos una nueva incursión natural basada en el componente espacial y que se
complementa a esta relación conformando una trialéctica del ser (pág. 183). En otras
palabras, el autor parte de sus inspiraciones filosóficas de Lefebvre y Foucault de un
pensamiento hegeliano y marxista a la creación de una tríada ontológica compuesta por la
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Reseña crítica de sesión #13 – Geografías posmodernas

sociedad, la historia y el espacio. Desde aquí, puede esclarecer el estudio existencialista


de lo social hacia una proposición crítica propia de las ciencias sociales y que los autores
contemporáneos ya advierten en sus respectivos estudios. Con esta razón, le da el valor
necesario a la geografía en proceso reivindicatorio de sumar la interseccionalidad que le
otorga su campo de estudio como fortín de la lucha social en el contexto desigual político.

Seguida a esta trialéctica del ser, se prosigue a especializar una trialéctica de la


espacialidad, recalcando que esta es equivalente en la formación de las geografías como
las análogas historicistas o sociólogicas. Así como la trifurcación ontológica podía darse,
en el mismo tercer componente se descomponen tres elementos relevantes en la
propuesta posmoderna. Esta trialéctica espacial se identificará con los tres espacios,
donde los dos primeros prácticamente se devolverán a la dicotomía filosófica de lo
percibido contra lo concebido -prácticas experimentales versus interpretaciones
imaginadas- y el tercero será el objeto de estudio en el planteamiento posmoderno (págs.
188-190). Con esta línea conceptual se da paso a la definición del tercer espacio.

En resumen, el tercer espacio contempla mayormente la idea neokantiana de Lefebvre en


cuanto a la opción del ‘otro’ como tercer método (pág. 192). Adaptado en el modelo
espacial el tercer espacio rescata lo vivido, en estrecha comunión del primer espacio con
el segundo pero a su vez dispuesto a debatir sus conformistas sistemas que se estancan
en momentos dados de la eterna continuidad. Es esta la tesis central donde se propiciará
una teoría práctica crítica-radical que identificará a la geografía y su respectiva
espacialidad en el llamado a cuestionar y replantear lo impuesto. Justamente, con los
demás enfoques suscitados de los estudios culturales y que serán herramientas para la
construcción de la imaginación geográfica, el tercer espacio se moldea con los intersticios
más los margenes que generalmente los modelos duales se implantan en lo social. Es
como una alternativa a dos fuerzas estructuradas que acaparan la realidad marginando la
otredad que es lo suficientemente mayor para estructurar una nueva forma de vivir.

Con respecto a los estudios culturales, se rescata principalmente el de la margen


propuesta por bell hooks como forma de instaurar la resistencia crucial en ese tercer
espacio que apuntaría hacia una apertura radical (pág. 199). Gracias a hooks y otros
posmodernistas emancipatorios, como Bhabha que promueve una hibridación cultural –
proceso acumulativo abierto a introducir nuevos conocimientos (pág. 194)- en vez de una
diversificación de culturas (pág. 205); el imaginario espacial y geográfico proliferó en
visiones que alimentarían el empoderamiento de las diferencias, las identidades, el
género, y otros campos propios de la posmodernidad académica.

Finalmente, para pulir la línea progresiva del tercer espacio, a manera teleológica, la
última tesis recoge el propósito y el avance de esta intención crítica de cuestionar el
sistema implantado. Como hemos visto en el pensamiento de Santos1, la década que Soja
destaca como revolucionaria (1990) está a la vez marcada paradójicamente por la
politización de la apropiación del espacio, lo que incentiva a la revolución geográfica que

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Véase reseña 12
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alguna vez sirvió al poderío estructural del poder a derrocar esta homogeneización que el
neoliberalismo poco a poco desarrolla (pág. 206). Asimismo, concluye Soja la
readaptación hegeliana del tercer espacio como el ‘otro’ espacio marginado pero a la vez
fervoroso, la opción donde resistir las posturas dialécticas, y la oportunidad de involucrar
las subjetividades empáticamente para convivir en una trialéctica existencial. Es un
contradictorio y confuso campo pero es el adecuado en la contemporaneidad:
posmodernidad.

Bibliografía
Soja, E. (1989). La dialéctica socio-espacial. Postmodern geographies. En N. Benach, & A. Albet
(2010), Edward W. Soja. La perspectiva postmoderna de un geógrafo radical. (págs. 181-
209). Barcelona: Icaria.

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