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De la castración al deseo de completud en la posición femenina

Por: Alba Lucero García F.

Cuando lo elijo a él estoy eligiéndome y


no me doy cuenta. El cree ilusamente
que es él pero realmente soy yo.
Alejandra Piza

Es muy grato compartir mis reflexiones, sobre unos temas que he estado trabajando a lo
largo de 20 años: lo feminino asociado al deseo de completud con base en el personaje
trágico Medea. Es un estudio que está en proceso de elaboración, y sobre el cual estoy
revisando documentos tanto a nivel de la psicología, como de la literatura y la historia, ya
que lo humano en cuanto al deseo de completud y lo femenino, son temas altamente
complejos, a pesar de que muchos piensan que son temas agotados, sin embargo
considero que pueden ser abordados ampliamente desde dichas disciplinas y aportar
nuevas claves de comprensión de lo humano.

Cuando empecé a hacer esta investigación me di cuenta que muchas cosas que nosotros
sabíamos o creíamos saber sobre la tragedia griega Medea, simplemente estaban
equivocadas o eran falsas. Descubrí que todo esto había sido fruto de una serie de
procesos que tienen que ver con los abordajes simplificadores y unilaterales, lo que ha
causado que los malos entendidos, las malas interpretaciones y errores de los estudiosos
de las tragedias se perpetuaran hasta el día de hoy. Entonces emprendí una especie de
labor de desmitificación y deconstrucción de dichos argumentos que nos habían
enseñado tanto en los colegios como en los libros especializados sobre la tragedia griega
Medea. Y todavía estoy en ese proceso, ya que es una labor larga y ardua de la cual creo
tener algunas ideas más o menos elaboradas pero que por supuesto todavía están en
construcción. Lo que quiero compartir, es una reflexión acerca del deseo de completud
con base en el personaje femenino Medea. Mi hipótesis de trabajo es que Medea asesino
a sus hijos no por venganza ante la infidelidad y abandono de su esposo Jasón. Los
asesina porque Jasón hace evidente doblemente la falta en Medea.

El deseo de completud, no es más que la falta estructural en ser. A lo largo de la vida


buscamos tapar la falta, ese vacío ante el cual nos rebelamos. La vida se convierte en el
medio que utilizamos para lograr sentirnos completos. Más específicamente no la
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pasamos creando fantasías para tapar la falta. Estas últimas son representaciones que
determinan la existencia y que nos conducen por la vida atorados, insatisfechos,
enredados. Son representaciones que de modo ilusorio cubren nuestra existencia, son
falsas soluciones que dan cuenta de la subjetividad, de los modos infinitos que los seres
humanos inventamos inconscientemente y que muchas veces nos perpetúan en el
sufrimiento.

Lo trágico de la existencia humana radica en lo imposible de satisfacer el deseo de


completud. Y la femeneidad es la evidencia de la falta, de la castración y por ende del
deseo de completud. Para la humanidad la mujer es un ser funesto en la cual se
materializa la incompletud, la mujer es igual a la falta, es un ser incompleto que causa
horror. Desde el siglo V a.C. para los hombres griegos era un ser peligroso.

Cabe señalar que el deseo de completud, se evidencia de diversas maneras en los seres
humanos y una de esas maneras es el deseo de completud o de la maternidad, es el
deseo que se basa en la identidad de la madre como dadora y quitadora de vida, en la
fantasía que hace de la madre un ser poderoso que da la vida, y que también la puede
quitar. La madre entonces es bienhechora y bruja a la vez, y en este último rol, se erige
cuando ejecuta la castración.

El deseo de completud se basa en la omnipotencia del pensamiento, en asumir que se es


todo poderoso, en buscar el poder, en ostentar el poder. Y puesto que el personaje
euripideo Medea es el eje de esta reflexión, hay que señalar que el mismo muestra el
rechazo a la castración mediante la maternidad, ella tiene el poder de dar la vida, de “la
luz” pero también puede quitar la vida. Es un ser pleno, equiparada a los dioses y cuando
el esposo perjuro la abandona ello es la constatación de su ser humano, es decir un ser
en falta, el cual sin embargo ejecuta la castración matando a los hijos y con ello
eliminando la posibilidad de la continuidad del “seudo héroe” Jasón en la memoria de la
sociedad griega.

A modo de conclusión, para el ser humano, además del deseo de completud o de la


maternidad, existen otras vías para rechazar la falta, entre ellas la omnipotencia del
pensamiento, el amor, la belleza, las drogas, el consumismo, el paso al acto (matar) y el
humor. Esta última es la vía mediante la cual de un modo socialmente aceptado el ser

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humano logra satisfacer ese deseo más allá de lo individual, pues es una satisfacción de
carácter colectivo. Aunque mediante el humor emerge lo real de modo momentáneo, sus
efectos son trascendentales y a largo plazo para el sujeto. También en el personaje de
Medea se aprecia esta forma socialmente aceptada de eludir la castración.

Bibliografía.
• EURIPIDES. Tragedias I. Madrid: Editorial Gredos, 1983. (Traductores: Alberto
Medina González y Juan Antonio López Férez).
• FREUD, Sigmund. Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1899.
• GARCÍA F., Alba Lucero. Maternidad y pulsión de muerte en la tragedia griega
Medea. Una exploración de lo humano desde la posición femenina. Santiago de
Cali: UNIAJC, 2011.

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